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Una-piedra-en-el-camino--analisis-de-la-deuda-externa-en-Mexico

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Tesina
Propuesta para el grado de Licenciado en Economía de la UNAM
UNA PIEDRA EN EL
CAMINO.
Análisis de la deuda externa
en México.
ALEXIS HERNÁNDEZ MENDOZA
Facultad de Economía
Sistema de Universidad Abierta
Asesor: Dr. Jesús Méndez Reyes
México, D.F. Octubre 2012
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2
Agradecimientos
Agradezco enormemente a mi esposa e hijos quienes me han apoyado en esta aventura tan
linda que ha sido estudiar la Licenciatura en Economía en la Universidad Nacional Autónoma
de México en el Sistema de Universidad Abierta, quienes con su comprensión y cariño me han
catapultado a lograr mis más grandes deseos de estudiar esta tan gratificante carrera.
En forma muy especial dedico este trabajo a mi madre quien me ha alentado a seguir adelante
y a mi padre quien murió hace un poco más de dos años y que tenía mucho entusiasmo e
interés en que terminara mis estudios en Economía.
De igual forma agradezco a mis profesores de la facultad quienes me formaron como
economista y han dado un vuelco definitivo a mi vida académica y profesional.
De manera muy especial agradezco a mi asesor el Dr. Jesús Méndez Reyes por su paciencia y
asesoría tan profesional que me brindo en todo momento para la realización de mi tesina.
Ya por último agradezco de igual forma a las autoridades del SUA y en especial a las
profesoras Mariana Díaz de León Ávila y Laura Casillas Valdivia por su cálido apoyo y asesoría
constante.
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Índice
Introducción……………………………………………………………………..4
Objetivos y Justificación de investigación ……………………................6
Capítulo 1.- ¿Qué se entiende por deuda pública externa? ………. 9
Capítulo 2.- Un repaso histórico económico……….………...…………16
2.0 Los inicios de la Deuda.………………….…………..….…..16
(1821 - 1853)
2.1.- El “sube y baja” de la deuda mexicana …….……...….22
(1854 – 1909)
2.2.- La deuda externa mexicana en el siglo XX…..….….....27
(1910 – 1970)
2.3.- De piedras, piedritas y rocas, la crisis de la deuda…..43
(1971 – 1989)
2.4.- Renegociación de la deuda………….…………..….……56
(1990 – 2011)
Conclusiones…………………………………………………..…………….. 64
Bibliografía ……………………………………………………..……………. 67
4
Introducción:
El camino de México hacia el desarrollo económico, no ha sido fácil. De hecho podemos
afirmar que hasta el momento, distamos mucho de llegar a ese punto, pero como en todo
camino, hay obstáculos que sortear y el camino de México ha estado lleno de piedras de todos
los tamaños.
Un tema que ha tomado una gran relevancia no sólo en México sino en el mundo, es el
de “La deuda pública”, pues constituye un asunto que tiene que ver con las finanzas públicas, y
en la actualidad tiene que ver con mucho más, pues en gran medida puede influir y determinar
el bienestar presente y futuro de un país.
Es muy importante definir la dimensión de la deuda pública, pues en todo empréstito se
deben considerar varios aspectos; uno básico es definir si el dinero solicitado a préstamo se
utilizará de manera productiva, es decir, definir si se empleará en bienes que generarán
beneficios presentes y futuros, como por ejemplo inversiones en infraestructura, en empresas
productoras de bienes y servicios, mejor educación y salud, un gobierno más eficiente, un
mejor sistema tributario, etcétera. A final de cuentas se debe buscar beneficio para el país.
La deuda pública permite que la inversión de un país no dependa exclusivamente del
nivel de ahorro del gobierno o del ahorro interno. La deuda permite aprovechar el ahorro del
sector privado, o el ahorro externo para llevar a cabo proyectos de inversión rentables. La
deuda pública también representa un instrumento útil en el manejo de la política monetaria de
un país, debido a que mediante la política de emisión de deuda pública el gobierno establece el
nivel y la estructura de las tasas de interés, mientras que a través de las operaciones de
mercado abierto, es decir, la compra venta de títulos de deuda pública, interviene variando el
volumen de liquidez existente en la economía.
La deuda pública se considera como un ingreso extraordinario, es decir, es una parte de
aquellos recursos financieros que percibe el sector público de manera irregular o
complementaria, aunque en el caso de México, y de otros países en vías de desarrollo, a partir
de los años setenta se convirtió en un tipo normal de cobertura del gasto público, sobre todo en
los grandes programas de inversión.
A pesar de que la deuda pública puede representar una gran serie de beneficios, de la
misma forma representa un peligro en la estabilidad de un país si no se administra con cuidado,
sirva como ejemplo lo que pasó en la década de los 80’s con un endeudamiento excesivo de
varios países, en especial México. Igualmente podríamos hablar de Grecia en la actualidad.
5
Las consecuencias de la espiral de la deuda donde de lo que se paga, casi la mitad o
más son para el pago de intereses, lo que se genera es un panorama negro pues incluso en
ocasiones se piden nuevos empréstitos para poder pagar los anteriores o sólo los intereses, es
decir, se hacen hoyos, para poder tapar otros hoyos, y así el uso de los recursos de los países
pobres endeudados, ha generado que se incremente su cinturón de miseria y pobreza, lo que
coloca una barrera a la educación, sanidad, agua y servicios.
Con todo esto, un gran tramo de la población que es pobre, se hace más pobre sin que
los recursos del país les beneficien, pues son destinados a pagar el servicio de la deuda,
siendo que casi la totalidad de esta población no es responsable de dicha deuda.
La deuda pública externa ha representado un lastre para la economía mexicana desde
hace ya casi 200 años y si no lo ubicamos más atrás es porque no existía como tal un sistema
financiero en forma en el país, ni registros de empréstitos anteriores.
La deuda pública puede clasificarse por su origen de fondeo como interna o externa. En
México la deuda externa siempre ha sido mucho mayor que la interna, y el constante dolor de
cabeza de los gobiernos mexicanos. El presente trabajo sólo se ocupará de la deuda pública
externa.
De los episodios de mayor estancamiento de la economía en México podemos
mencionar el de la década de 1980, ocasionado por la gran deuda pública, particularmente la
externa que se acumuló en gran medida. Una deuda pública de gran tamaño ocasiona un
efecto restrictivo en el crecimiento económico como resultado de que una gran parte de los
recursos que se generan en la economía se tienen que destinar al pago de la misma. En el
caso de México el monto del servicio de la deuda llegó a ser tan grande que no dejaba espacio
para la importación de los insumos intermedios necesarios para el mantenimiento del nivel de
producción, mucho menos para acumular riqueza y crecer.
Investigar el camino que México ha transitado en materia de deuda pública externa no
es fácil. El esfuerzo que presento en esta tesina puede omitir algunos acontecimientos de
trascendencia histórica para el país, pero la intención del trabajo es mostrar los más
significativos y que se relacionan directamente con la deuda pública externa. Es importante
mencionar que México ha tenido episodios que han marcado la vida política del país, y así
mismo han existido episodios que han demarcado nuestro entornoeconómico actual y que a
pesar de que como país hemos estado en problemas, siempre hubo forma de salir adelante.
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El presente análisis no intenta ser un estudio histórico, sino más bien un recuento
histórico económico y por descontado no busca y no intenta dar una solución al problema, más
bien presenta acontecimientos y datos que permitan un análisis más completo sobre los
orígenes de la deuda pública externa y entender mejor el problema, además de plantear si las
decisiones gubernamentales tomadas en cada tramo de la historia han sido las más adecuadas
para reducir el monto o por el contrario, es una talega que crece con cada administración.
La deuda externa representa un problema para cualquier economía. En diferentes
países y en diferentes épocas de la historia siempre se presentan necesidades de empréstitos
para salir de alguna emergencia o para buscar desarrollo, pero no siempre se maneja en forma
adecuada y lo único que se genera es un problema que puede ser de grandes dimensiones y
gran longevidad, donde una vez inmersos es muy complicado salir, ya que los recursos
nacionales que deberían ser orientados a los gastos sociales como educación, salud, vivienda,
infraestructura y desarrollo social deben ser destinados para el pago de intereses de deuda y
créditos.
Objetivo General.
Conocer el origen y el paso de la deuda externa a través del tiempo por medio de un
análisis histórico económico en México.
Objetivos Específicos.
 Definir que es la deuda externa.
 Analizar el camino de la deuda externa en México desde su origen.
 Explicar el nacimiento del tercer milenio con el control de la deuda.
Justificación e Importancia de la Investigación.
Cada Presidente en México hereda del sexenio anterior su bola de nieve de deuda
externa siendo uno de sus mayores retos. Las administraciones de los últimos años han
permitido el manejo “adecuado” de la deuda, ya que en este momento no representa un gran
riesgo para la nación, pero ¿por cuánto tiempo se podrá mantener esta situación? Si no se
toma conciencia y se elabora un plan a corto plazo la deuda externa podría representar uno de
los mayores dolores de cabeza del país.
La Historia como tal, apoyada con algo de análisis económico puede en el caso de la
deuda externa mexicana ayudarnos a aprender de nuestros propios errores del pasado.
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Es necesario evidenciar y explicar claramente cuáles han sido los tropiezos que han
engrosado la deuda externa, analizando específicamente las “piedras” que en el camino nos
han hecho tambalearnos como país.
Hay países que por desastres naturales han caído en una situación económica grave, y
que han tenido que recurrir a empréstitos que les han permitido ponerse de pie, pero hay otros
que en forma voluntaria e irresponsable han caído en un gran problema de deuda externa
como Grecia que con la celebración de sus olimpiadas, ha generado una merma enorme a su
economía pues después de la crisis del 2008 originada en los Estados Unidos, Grecia podría
ser la punta del Iceberg de una crisis económica mundial con origen en Europa. Esto nos
permite observar que de la noche a la mañana, una mala decisión o una serie de ellas puede
dar al traste con la estabilidad de un país, o incluso con la estabilidad económica regional o
mundial.
Por lo anterior es imperioso evidenciar los errores cometidos y aprender de ellos con la
finalidad de evitarlos en un futuro y tomar un camino libre de “piedras” de deuda.
Consideraciones Generales.
Como en toda investigación, en esta se hace necesario que los hechos estudiados, los
resultados obtenidos y las evidencias significativas encontradas en relación con el problema
investigado, además de los nuevos conocimientos que es posible situar en el tiempo, reúnan
las condiciones de fiabilidad, objetividad y validez interna, a través de los cuales se intenta dar
respuesta a las interrogantes que tenemos sobre la deuda externa pública.
El marco metodológico de la presente tesina-investigación es a través de la historia y el
análisis económico. La investigación y reflexión del tema propone analizar el recorrido de la
deuda externa en el largo plazo en el pasado, apoyado con cuadros y gráficas que faciliten la
comprensión. Por las características propias de la tesina nos enfocaremos en los hechos que
impactaron de manera definitiva la deuda externa mexicana, dejando a un lado hechos
históricos de trascendencia.
Antes del análisis histórico económico se estudiarán aspectos básicos sobre el
concepto de deuda externa así como sus repercusiones.
Se continuará con un análisis histórico desde los orígenes de la deuda externa
mexicana y se irán presentando cuadros y gráficas que nos permitan entender y dimensionar
dicha deuda durante el período de 1821 a 2011.
Terminaremos el trabajo con una serie de conclusiones contundentes que nos permitan
resumir de forma clara el tema.
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La investigación y redacción de este trabajo corresponde al tipo documental descriptiva,
ya que para la realización de la misma se hizo revisión y análisis de una serie de datos e
información extraídos de textos, fuentes bibliográficas y documentales.
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CAPÍTULO 1
¿Qué se entiende por deuda pública externa?
CONCEPTOS UTILIZADOS
DEUDA PÚBLICA
La deuda pública se define como la suma de las obligaciones insolubles a cargo del
sector público, derivadas de la celebración de empréstitos tanto internos como externos sobre
el crédito de la nación. Las principales razones para recurrir a la deuda pública son:
 Situaciones de Emergencia
 Construcción de Obras Públicas
 Hacer frente al déficit presupuestal
 Para pagar deuda.
En general se considera que la deuda pública tiene como función la de compensar la
insuficiencia de ingresos gubernamentales, es decir, solventar las situaciones en que los
ingresos efectivos ordinarios resultan insuficientes para sufragar los gastos a los que se
enfrentan las naciones por lo que éstas se ven obligadas a la práctica del endeudamiento con
particulares o con instituciones públicas o privadas.
Entre otras, de las funciones más importantes de la deuda pública encontramos:
 Canalizar recursos para usos productivos de aquellas áreas que tienen
excedentes hacia aquellas que no los tienen.
 Proporcionar valores libres de riesgo y de gran liquidez, atrayendo así diferentes
tipos de ahorradores por medio de la emisión de instrumentos financieros
gubernamentales diversos.
 Incrementar la utilización de recursos productivos mediante mecanismos
financieros de ahorro e inversión.
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DEUDA INTERNA
La deuda interna es lo que debe un país a sus propios ciudadanos. Muchos
sostienen que esta deuda no impone ninguna carga pues es una deuda que el país se
debe a sí mismo. Aunque esta afirmación es exagerada, es cierta, los individuos del
país se deben simplemente la deuda interna a sí mismos. La deuda interna requiere el
pago de intereses a las personas que poseen los bonos. El gravar los ingresos por
intereses, como pasa actualmente en México, produce efectos distorsionadores en la
eficiencia y el bienestar.
DEUDA EXTERNA
Cuando hablamos de "deuda externa," nos referimos al dinero que un país debe a otros
países o a acreedores extranjeros en una moneda extranjera. Se llama "externa" porque es una
deuda que viene desde fuera, desde el exterior de un país. Los préstamos pueden venir de un
gobierno nacional, una institución financiera internacional como el FMI, o de un banco privado.
Por ejemplo, si México pide un préstamo del gobierno de Chile, entonces eso es una deuda
externa para México. También, si México recibe un préstamo de un banco privado de algún
país en específico, esa deuda también es externa. La deuda externa de un país es la suma de
todo el dinero, más intereses, que ese país debe a acreedores en el extranjero.
La deuda externa se integra por la deuda externa Pública y la deuda externa Privada.
La deuda externa Pública es la manejada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Ladeuda Privada es básicamente la deuda de Bancos y empresas y se incluye la deuda del
Banco de México.
Desde el punto de vista del deudor, la deuda se divide en Gobierno Federal, empresas
estatales, organismos financieros nacionales y otros organismos. Desde el punto de vista de
acreedor o fuente de préstamo, la deuda se divide en organismos internacionales (deuda
multilateral), gobiernos (deuda bilateral), banca privada (intermediarios financieros), bonos
(endeudamiento directo), y proveedores (deuda comercial).
El adeudo frente a los organismos financieros internacionales se refiere, en el caso de
Hacienda al Banco Mundial (BM) y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID); no incluye la
deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que está en la cuenta del Banco de México,
es decir deuda Privada.
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Las relaciones económicas de un país con el exterior se registran en un documento
llamado Balanza de Pagos. Éste se descompone en cuatro elementos: (i) la cuenta corriente,
(ii) la de capitales (iii) los errores y omisiones y (iv) la variación la reservas internacionales.
La cuenta corriente determina la relación entre gastos e ingresos inmediatos o
corrientes. En términos concretos, la podemos a su vez subdividir, principalmente, en varias
balanzas:
 La balanza comercial refiere las exportaciones menos las importaciones de
mercancías (a estas últimas suele agregarse los costos, seguros y fletes,
asociados al comercio internacional).
 La “Balanza turística”, que comprende los gastos que hacen en México los no
residentes en nuestro país, menos los gastos que hacen los residentes
mexicanos fuera de México.
 Los intereses de la deuda que pagan los deudores de México (es decir, cuando
México le presta a otros países) menos los intereses que México tiene que pagar
por los préstamos que recibió.
 Las transferencias unilaterales, que son ingresos y egresos de divisas sin
contraprestación alguna, y que corresponden en México principalmente con las
remesas enviadas por los braceros, auténticos “mete dólares” que impiden que
las crisis sean aún mayores.
La cuenta de capital corresponde al saldo de entradas y salidas de capital e incluye
principalmente:
 El endeudamiento neto generado en ese periodo (solo refiere los pagos de
principal y no los intereses, que se encuentran en la cuenta corriente).
 La inversión extranjera directa (es decir, la de carácter productivo), aunque no
necesariamente incluya nueva planta productiva, (como en el caso de las
privatizaciones).
 La inversión de carácter especulativo, tanto en el mercado accionario como en el
de dinero.
El tercer rubro determina las reservas de un país en monedas extranjeras (divisas). Se
considera que un déficit en cuenta corriente o un excedente de la de capital, traducen un déficit
de ahorro nacional que se compensa precisamente con las entradas de capitales extranjeros o
sea de ahorro externo.
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Así que un déficit en cuenta corriente de un país implica su dependencia del
financiamiento externo. Es decir que la balanza de capital debe ser positiva para contrarrestar
el saldo negativo de la cuenta corriente. Pero esto significa un aumento neto de los pasivos del
país considerado, entre otros aspectos de su deuda externa.
Una cuenta de capital positiva implica salidas de capitales futuras por concepto de
inversiones. Sin embargo, las entradas de capital no son forzosamente negativas. Ellas
permiten la generación de nuevas inversiones y por ende de actividad económica y empleo.
Las entradas de capital, cuando se utilizan en la inversión productiva y en particular en los
sectores exportadores o de sustitución de importaciones, pueden servir para generar entradas
futuras de capitales y entonces presentar un ingreso a mediano o largo plazo.
Cuando no es el caso y que las entradas de capital no se traducen en inversión
productiva, pueden presentarse dificultades para su reembolso (es el caso de la deuda) ya que
además de pagar el principal se incluye el pago de los intereses (servicio de la deuda).
En esta situación, un país puede tener graves problemas cuando no pueda pagar el
principal (la amortización) y frecuentemente ni siquiera los intereses. Entonces, se tiene que
captar capital extranjero de donde se pueda.
SUSPENSIÓN DE PAGOS DE UN PAÍS
Es la situación que se presenta cuando un país con deuda externa no puede pagar la
totalidad o parcialidad de sus adeudos para con sus acreedores, los cuales además de batallar
con el cobro, no saben cuándo podrán recuperar los recursos prestados. Cuando un país
presenta esta situación de suspensión de pagos se enfrenta no sólo a buscar los mecanismos
que le permitan pagar su deuda, sino igual se enfrenta al desprestigio mundial el cual puede
originar la desconfianza de la comunidad financiera internacional y poner en riesgo su futuro
crediticio.
MORATORIA
Es la situación que se presenta cuando un deudor o un país se atrasan en el pago de
un adeudo ya que no podrán pagar en el plazo acordado. Este tipo de situaciones activa la
aplicación de los intereses moratorios los cuales suelen ser mucho mayores que los pactados
para el adeudo y que normalmente se estipulan en el contrato del empréstito.
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PRINCIPALES ACREEDORES DE MÉXICO
Los principales acreedores de México son el FMI (Fondo Monetario Internacional), el
BM (Banco Mundial) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo).
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA DEUDA PÚBLICA.
La presencia de un elevado déficit y de una elevada deuda pública tiene grandes
consecuencias, entre las cuales se encuentran la reducción del ahorro y de la inversión
nacional y la desaceleración del crecimiento económico a largo plazo.
Los gobiernos utilizan presupuestos para planificar y controlar las cuestiones fiscales.
Los presupuestos muestran los gastos planeados de los programas públicos y los ingresos que
se espera que genere en un año dado el sistema de impuestos. Generalmente, contienen una
lista de programas específicos (educación, asistencia social, defensa, etc.), así como las
fuentes de impuestos (el impuesto sobre el ingreso de las personas, las cotizaciones a la
seguridad social, etc.).
Existe un superávit presupuestario cuando todos los impuestos y demás ingresos son
superiores al gasto público durante un año. Existe un déficit presupuestario cuando el gasto es
superior a los ingresos. Cuando los ingresos y los gastos son iguales en un determinado
período el estado se dice que tiene un presupuesto equilibrado.
Cuando el estado incurre en un déficit presupuestario, debe pedir préstamos al público
para poder pagar sus facturas. Para pedir préstamos emite bonos, que son pagarés con los
que prometen pagar dinero en el futuro. La deuda pública son los préstamos totales o
acumulados que ha recibido el estado.
Por lo anterior explicado no se debe confundir la deuda pública y el déficit
presupuestario ya que son completamente distintos.
México, ¿Un país endeudado?
La mayoría de los países industrializados tienen actualmente una deuda pública que
está creciendo rápidamente. Un claro ejemplo es Japón pues su cociente entre deuda pública y
su PIB ha crecido considerablemente en las últimas décadas debido a la agresiva política fiscal
y a una prolongada recesión.
Los países en desarrollo también han mostrado aumentos en la deuda del gobierno
como porcentaje del PIB, sobre todo en períodos en los que la política fiscal ha sido expansiva.
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En México, después de la crisis de 1982 la deuda externa como porcentaje del PIB
creció considerablemente, más sin embargo debe notarse que después de 1987 se llevaron a
cabo procesos de renegociación de la deuda externa, la política fiscal se volvió austera y la
política económica en general se enfocó en la estabilidad macroeconómica trayendo como
consecuencia la reducción de la deuda interna y externa.
México no se considera un país altamente endeudado en la actualidad, ya que en los
últimos años ha manejado un cociente del 20%de deuda con respecto al PIB, pero es muy
importante que se siga disminuyendo la deuda ya que la influencia a largo plazo de una gran
deuda pública en el crecimiento económico, tiende a reducir el crecimiento de la producción
potencial de un país porque desplaza capital privado, aumenta la ineficiencia derivada de los
impuestos y obliga al país a reducir el consumo para pagar su deuda externa, o lo que es peor,
obliga al país a pedir prestado para poder pagar.
Veamos a cuánto asciende la deuda externa total de México en la actualidad.
La deuda externa total del país ascendió a casi $200,000 millones de dólares al mes de
Diciembre 2011. Todo esto como información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP).
Gráfica 1
Fuente: SHCP
$200.0
$116.0
$142.0
0 50 100 150 200 250
Deuda Externa Total
Deuda Externa Pública
Reservas Internacionales
Deuda Externa Total, Pública y Reservas Intls.
en México
(Diciembre 2011 - Miles de Millones de Dólares)
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¿Existe riesgo para México por la deuda externa?
La deuda externa en México no representa ningún riesgo para las finanzas públicas
para los siguientes años, digamos que en un futuro inmediato, pero deben de tomarse las
medidas pertinentes para evitar que se convierta en un problema a largo plazo. Reconocer la
deuda de Pemex por parte del gobierno federal en el año 2009, aunque sea de forma contable,
podría generar presiones en cuentas nacionales en el futuro, pero ha sido una medida
coherente y saludable ya que era una deuda que se encontraba en el limbo, es decir
simplemente se reconocía que existía, pero no como deuda externa.
Ya que hemos definido con claridad que es la deuda externa, es pertinente aclarar que
el presente estudio se hace con base en la Deuda Externa Pública que es la que controla el
gobierno, ya que la deuda externa privada no está del todo en el control gubernamental.
Comencemos entonces con nuestro recorrido histórico y veamos cómo es que la deuda
externa ha crecido y evolucionado desde su origen, y que factores han determinado su vigencia
y no han permitido su eliminación.
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CAPÍTULO 2
UN REPASO HISTÓRICO ECONÓMICO
2.0 LOS INICIOS DE LA DEUDA
(1821- 1853)
Antecedentes.
México, como entidad económica, nace como un país endeudado. Después de la
Guerra de Independencia, y a partir de 1821, el país estaba en bancarrota, principalmente, por
la disminución de la población laboral y la huida del capital extranjero. Entre los desafíos
inmediatos de la nueva nación, estaba el de organizar la administración pública.
El sistema de hacienda se basó en un régimen tributario esencialmente indirecto. El
gobierno dependió, sobre todo, de las aduanas (exportación e importación), sistema de
alcabalas, los peajes, así como del monopolio del tabaco y la minería. México tendría que
acudir a los préstamos extranjeros y a la tributación obligada de todos los estados.
Desde el Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano de 1822, se facultó al
poder legislativo para que, de acuerdo con el ejecutivo, ambos organizaran los gastos
nacionales. En el Plan de la Constitución Política de la Nación Mexicana, en 1823, se
estableció como actividad del legislativo, definir los gastos de la administración nacional, y la
del ejecutivo, decretar la inversión de los fondos nacionales.
El Artículo 120 de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824,
obligó al Ministerio de Hacienda a presentar al Congreso su Memoria y la Cuenta del año
anterior, en el mes de enero, al principio de las sesiones anuales de las cámaras. Los “años
económicos” se ejercían del 1° de julio al 30 de junio del siguiente año. La historia antigua de la
deuda externa en México comienza con el nacimiento de la república en 1824.
Durante la vigencia de la Constitución de 1824, el país enfrentó una serie de
acontecimientos políticos que llevaron a la economía nacional, a la quiebra. Un porcentaje
importante de los ingresos y préstamos se asignaron al Ministerio de Guerra y Marina. Pero un
hecho importante para el país fue la demarcación de un nuevo régimen fiscal y financiero muy
distinto al colonial, pues se pasó de una organización centralista, a una federal, dividiendo las
atribuciones fiscales entre el gobierno federal y los estatales, pues el primero retuvo los
impuestos sobre aduanas, estancos y otros menores, y los gobiernos estatales se quedaron
con las alcabalas, los derechos de amonedación y las viejas rentas eclesiásticas. Pero este
cambio lo que generó inmediatamente fue un gran déficit del gobierno federal por tanto dinero
asignado al ejército y marina.
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En la época de la Colonia, los comerciantes y algunas organizaciones eclesiásticas
desempeñaron cierta actividad crediticia al prestar dinero a plazos y con interés pero la iglesia,
que prestaba al 5% de interés anual, no prestaba dinero ni al gobierno ni a la minería y mucho
menos al comercio, sólo prestaban a los terratenientes, pues ellos eran una gran garantía de
pago.
En ese mismo año la casa Barclay de Londres establece en México una agencia, que
aunque no fue formalmente un banco, alentó a las autoridades hacendarias a acudir a los
mercados financieros, en específico a Londres con la finalidad de solicitar un préstamo por
6,000,000 de libras esterlinas para poder cubrir los déficits antes mencionados.
En 1825; de un empréstito de alrededor de 17 millones de pesos, 15 fueron destinados
a la defensa del país. Ese año los ingresos apenas alcanzaron los 10 millones de pesos. En
realidad nunca se dimensionó el hecho de que estos préstamos fueron poco efectivos y muy
caros. Los empréstitos de 1824 y 1825 representaron casi 30 millones contra los 40 millones de
deuda de los 40 años anteriores. Ver gráfica 2.
Gráfica 2
DEUDA EXTERNA EN MÉXICO de 1780 a 1825 (Cantidades expresadas en Pesos)
Fuente: “Un siglo de deuda pública en México”. (Leonor Ludlow y Carlos Marichal)
0 10000000 20000000 30000000 40000000
Deuda
$30,000,000
$40,000,000
1780-1820
1824-1825
40 AÑOS
2 AÑOS
externa
(Pesos)
18
La crisis mercantil y financiera en Europa que se desató de 1825 a 1826 provocó una
caída del comercio internacional lo que conllevó a que las economías latinoamericanas cayeran
en la suspensión de pagos. En el caso de México esta suspensión se dio hasta 1828.
Pero la suspensión de pagos mexicana, originó que México ya no pudiera pedir más
préstamos provenientes de Europa, lo que hizo que las autoridades hacendaria voltearan a ver
a los préstamos internos en el país, principalmente prestamistas.
Muchos de estos prestamistas se hicieron agiotistas quienes cobraban intereses
altísimos y como lo mencionamos anteriormente, la iglesia no quería prestar dinero al gobierno
lo que generó que el gobierno tuviera una carga de deuda interna muy alta. En realidad había
escasez de capitales pues recordemos que muchos de ellos salieron del país a la lucha de
independencia de unos cuantos años antes.
La Guerra de los Pasteles, Una Rebanada de Deuda.
Las primeras décadas de la historia Independiente de México, fueron de anarquía y
desorden en los aspectos económico, político y demográfico. La inestabilidad del país se
reflejaba en todos los órdenes de la sociedad, y en particular en las fronteras la migración ilegal
y el contrabando eran comunes por la falta de vigilancia. Debido a esto y a muchos problemas,
México estaba en la mira de los países extranjeros, dispuestos a intervenir cuando lo
consideraran oportuno. A partir de la consumación de Independencia en 1821, los franceses,
que profesaban la misma religión, y además pertenecían a una cultura que influía grandemente
en la mexicana, pudieron radicarse en el país, consagrándose al comercio, la pequeña industria
y el artesanado.
En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de "Declaraciones
Provisionales", que sentaban las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos
países. La colonia francesa era próspera y bien vista cuandoFrancia reconoció en 1830 la
Independencia y en el momento en que se firmaron los acuerdos comerciales de 1831 y 1832,
que otorgaron a la nación francesa y sus ciudadanos el tratamiento de nación más favorecida.
Las rebeliones y asonadas ocurridas en las primeras décadas afectaron por igual a los
mexicanos y extranjeros, pero también los préstamos forzosos que el gobierno impuso a la
población para salir de sus apuros económicos. De esos hechos, y a través del barón
Deffaudis, embajador francés, los comerciantes franceses avecinados en México enviaron una
serie de reclamaciones, que fueron recibidas en Paris con alarma. Entre estas reclamaciones,
se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos
oficiales del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la
cuenta, por lo cual exigía ser indemnizado.
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Ese fue el motivo a que el pueblo mexicano identificara a esta guerra con Francia con el
nombre de "Guerra de los Pasteles". Deffaudis, en un comunicado a su gobierno le indicaba
que había que actuar con energía. El Ministro de Relaciones responde a las reclamaciones
francesas y manifiesta no estar de acuerdo. En consecuencia Deffaudis, abandonó México y
regresó a Francia, para volver en marzo acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban
las reclamaciones de su gobierno. Deffaudis redactó el 21 de ese mes un ultimátum al gobierno
exigiéndole el pago de seiscientos mil pesos para cubrir daños ocasionados a los franceses y
doscientos mil pesos para pagar los gastos de la flota francesa. Exigía también, que fueran
retirados varios oficiales del ejército.
Fondearon frente a la Isla Sacrificios, Veracruz, amenazando con invadir el territorio
mexicano si México no cumplía las condiciones de Deffaudis. Como el gobierno de Anastasio
Bustamante se negaba a tratar con Deffaudis mientras hubiera fuerzas navales francesas
frente a Veracruz, el comandante de éstas, almirante Bazoche, declaró bloqueados todos los
puertos del Golfo, incautando naves mexicanas y comenzando un bloqueo que duraría ocho
meses, desde el 16 de abril de 1838 en que se rompieron las relaciones.
Al ver que México no cedía ante la presión, Francia envió en octubre veinte barcos más
bajo el mando del contralmirante Charles Baudin y se reunió en Jalapa con el ministro de
relaciones interiores y exteriores de México Don Luis G. Cuevas, quien se negó a exceptuar a
los franceses de préstamos forzosos y de ventajas comerciales. Aceptó pagar la indemnización
de seiscientos mil pesos en un plazo de seis meses. Inconforme, Baudin amenazó con iniciar
las hostilidades el 27 de noviembre, lo cual realizaron 26 navíos con cuatro mil hombres, que
atacaron San Juan de Ulúa causando graves daños y gran número de muertos.
Retirado desde su regreso de Estados Unidos, Santa Anna observó los movimientos de
la escuadra enemiga y decide actuar. Se entrevistó con Rincón y ante la grave situación aceptó
el consejo de los oficiales de rendir fortaleza. Los franceses obligaron a Rincón a reducir la
guarnición de Veracruz a mil hombres, a recibir a los expedicionarios e indemnizarlos.
El Congreso desautorizó a Rincón y nombró a Santa Anna defensor de Veracruz. Éste
llamó a Mariano Arista, quien fue hecho prisionero al ser sorprendidos por los franceses,
mientras Santa Anna lograba escapar. Las tropas francesas atacaron varios puntos fuertes y
cuando se retiraban, Santa Anna, que había recibido refuerzos, intentó atacar en muelle al
contra-almirante Baudin, pero las tropas francesas contra atacaron utilizando un cañón que
mató al caballo de Santa Anna y destrozándole a él la pierna izquierda, esto forzó al ejército
nacional a abandonar Veracruz, y en la capital del país se culpó al presidente Bustamante de
esos hechos.
20
La intervención de Santa Anna en la defensa de Veracruz le sirvió para recuperar su
prestigio, lo que capitalizó muy bien, habiendo logrado que lo propusieran para ocupar la
presidencia en tanto Bustamante salía a combatir un alzamiento federalista en Tampico. Como
presidente interino, Santa Anna se dio cuenta de que resultaba conveniente llegar a un arreglo
con Francia, ya que Baudin había levantado el bloqueo de los puertos controlados por los
federalistas.
Por otra parte, el ministro inglés Richard Pakenham intervino con el fin de evitar daños
al comercio británico, quien consiguió reunir a los representantes mexicanos con el
contralmirante Baudin.
El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, en el cual México se comprometió a
pagar las indemnizaciones exigidas (seiscientos mil pesos en total), en plazos cómodos y del
modo que menos podía perjudicar el erario nacional. Francia retiró, a cambio, la flota invasora,
desistió de la indemnización a los gastos de guerra y el desconocimiento de las Declaraciones
Provisionales de 1827 devolviendo además las naves incautadas.
Esta guerra no impidió que Francia siguiera ejerciendo gran influencia en el desarrollo
cultural de México.
Un Gobierno Desesperado
Considerando el número y variedad de los títulos de deuda que se emitieron de 1830 a
1860 podemos hablar de que fueron considerables, pero sería un error identificar a tales
transacciones en términos de un mercado estable, sino más bien un mercado desesperado y
forzado. La Tesorería experimentaba un enorme déficit, y tenía grandes dificultades para pagar,
incluso sus deudas de corto plazo. En consecuencia los ministros de finanzas eran forzados a
aceptar tasas de interés extorsionistas por parte del grupo de prestamistas por lo que no se
puede hablar de un mercado estable.
Para poder recuperarse de las grandes deudas internas, el gobierno decide
intercambiar sus créditos por bienes raíces como resultado de la nueva legislación establecida
en 1856-1857 que puso en marcha la desamortización de las propiedades de la iglesia católica.
Todo esto vino a complicar aún más al incipiente mercado de dinero y el crédito.
Pero otra forma de conversión de la deuda pública utilizada por los agiotistas consistió
en la transformación de los adeudos internos del gobierno federal, en deuda externa
garantizada por convenciones diplomáticas firmadas con Inglaterra, Francia y España.
21
De hecho, desde la independencia de México y durante gran parte el siglo XIX, la
historia financiera y política de la república mexicana estuvo marcada por el signo
aparentemente fatal e ineluctable de la imposibilidad de pagar la deuda, lo que provocó la
intervención militar europeo en México y la ocupación del país durante el Imperio de
Maximiliano.
GRÁFICA 3
Fuente: México Maxico (www.mexicomaxico.org)
17
29 28
36
48
55
53 53
56
0
10
20
30
40
50
60
1824 1825 1827 1831 1837 1843 1846 1850 1852
Deuda Externa Pública en México
(Millones de Dólares /1821 - 1852)
22
2.1 EL “SUBE Y BAJA” DE LA DEUDA MEXICANA
1854 – 1909
En el año de 1854 al presentarse varios grupos rebeldes, Comonfort se ve en la
necesidad de ir a Estados Unidos a pedir recursos a nombre del gobierno mexicano para
apaciguar dicha insurgencia. Tuvo éxito dicha campaña, pues no sólo pudo detener a los
grupos rebeldes, sino también afianzó a Juan Álvarez en la presidencia interina en el año de
1855, nombrando en su gabinete al mismo Comonfort como ministro de guerra, a Benito Juárez
como ministro de justicia, a Guillermo Prieto en Hacienda y a Melchor Ocampo como ministro
de relaciones.
A fines de 1855 se crea la ley Juárez dónde se empieza a quitar atributos al clero y
también sirve como base para la creación de la constitución de 1857 la que generó mucho
descontento entre los grupos conservadores quienes comenzaron a crear grupos rebeldes en
toda la república. En 1857 es nombrado Comonfort presidente de la república y Benito Juárez
vicepresidente. Por la situación del país el congreso autoriza un empréstito de 6 millones de
pesos y la contratación de 20,000 hombres para el restablecimiento de la paz.
A partir de la guerra de 3 añosse generan los obvios dos bandos de liberales y
conservadores, por un lado Benito Juárez y por el otro Zuloaga quien entra en conflictos con
ciertos personajes estadounidenses, lo que le valió que en 1859 William Churchwell enviado
especial a México escribía a su gobierno la recomendación de reconocer el gobierno de Juárez.
En 1856 y con el apoyo del gobierno estadounidense se proclaman las leyes de reforma
donde definitivamente se separa la iglesia del estado donde se nacionalizaban los bienes
eclesiásticos y la extinción de las órdenes monásticas. Estos recursos servían de muy poco ya
que esos recursos eran usados para fondear las acciones militares. En 1856 la ley Lerdo de
Tejada o de desamortización de los bienes de la Iglesia afecta los intereses de los clérigos
seculares. La Iglesia pasa de terrateniente a acreedor hipotecario. El Estado se apropia de los
bienes inmuebles de la Iglesia Católica, especialmente los terrenos rústicos y tierras agrícolas,
entre inmuebles de casas conventuales, entre otros.
Las reacciones no se hicieron esperar, pero el problema para los 2 gobiernos era más
que nada el financiero. Miramón contrata un empréstito por 750,000 pesos contra lo que
entregó bonos del estado mexicano por quince millones de pesos con la casa suiza Jecker.
23
Las leyes liberales del periodo juarista no tuvieron relevancia social alguna puesto que
los bienes confiscados fueron enajenados para sostener la guerra de Reforma como enfrentar
la intervención francesa en México. No obstante la desamortización de los bienes eclesiásticos
si trazaron el inicio de la modernización de la economía mexicana, aunque fuese de manera
incipiente, nacen instituciones de corte capitalista y liberal que son el fundamento necesario
para el ascenso del país al desarrollo capitalista e industrial de corte nacionalista.
Se tiene una sociedad en conflicto entre dos clases sociales abanderadas por 2 bandos:
los liberales que representaban abogados, pequeños propietarios, comerciantes de provincia,
clase media urbana; y la clase conservadora liderada por el clero, los terratenientes y grandes
comerciantes. De 1821 a 1857 la contienda entre estos dos frentes políticos explicará la
inestabilidad política que tipificará este periodo.
Ambas corrientes ideológicas, sin embargo, coincidían en el papel que se le debe
conferir al estado como un estado no interventor, regido bajo la norma del laissez faire. Esto es,
los conservadores como los liberales coinciden respecto a su concepción del Estado como
objeto económico, no obstante, las diferencias radicaban entre mantener una sociedad llena de
privilegios para clérigos, ricos comerciantes y hacendados, y una sociedad democrática donde
se extinguiera todo tipo de privilegio.
A su vez, ambos grupos procuraban sostener un gobierno regido por criollos, aunque
después de 1857 los masones liberales incorporarán en la vida política los intereses de
indígenas. La victoria de los liberales en 1857 consolidó la república y sentó las bases de
laicidad y libre acción económica; implantó garantías individuales y expropió los bienes del
clero. Pero los conservadores, con el apoyo de la iglesia, se levantaron en armas y el país se
sumió en la guerra llamada de Reforma. En 1861 Juárez triunfó y restableció la unidad
nacional. Más sin embargo el primer problema con que se enfrenta el gobierno de Juárez es el
financiero. No había dinero. Todo esto llevo al congreso a la emisión de un decreto donde se
suspendía todo pago de deuda en forma indefinida, aunque a final de cuentas fue solamente
por dos años, lo que hizo que gobiernos como el inglés y francés cortaran relaciones con
México.
Los agiotistas actuaron como grupos de presión y apoyaron las intervenciones militares
de Inglaterra, Francia y España que desembarcó en el puerto de Veracruz en 1862 con el
objeto de tomar control de las aduanas para asegurar los pagos de las deudas.
Sin embargo, los franceses decidieron internarse en el territorio mexicano hacía la
capital con tropas sumando hasta 30,000 hombres y el apoyo de Napoleón III, librando feroces
batallas antes de obligar a Juárez a retirarse hacia el norte.
24
Los franceses implantaron una monarquía, en un intento de contrapesar la influencia
norteamericana en la zona. Maximiliano, archiduque de Austria, fue coronado emperador.
Maximiliano de inmediato contrató 2 grandes empréstitos en Europa, la mayor parte de los
bonos fueron colocados en París, pero lo curioso de todo esto es que al consolidarse el triunfo
Juarista en 1867, las autoridades republicanas se negaron a reconocer los espurios
empréstitos del imperio ya que fueron con el propósito de financiar la invasión a México.
Los gobiernos de Juárez y Maximiliano tuvieron que enfrentarse, muy mal armados y
comidos, a los gastos de guerra y al servicio de una aplastante deuda externa, con una
Hacienda Pública en pañales los secretarios de hacienda se hallaron con las manos atadas.
Eso explica porque Benito Juárez tuvo que cambiar 10 veces al titular de Hacienda de enero de
1861 a enero de 1864.
Al júbilo de Juárez y los liberales al regreso triunfal a la capital siguió, casi de inmediato
la debacle, la bancarrota, de un erario exhausto por tres años de guerra que consumió los
recursos fiscales que de por si eran raquíticos, y que todavía tenía que financiar el combate de
la tenaz guerrilla conservadora. Aunado a todo esto, se presentaron conflictos entre el gobierno
federal y los estatales que no querían ceder nada de los recursos que controlaban. Las
frustrantes ventas de los bienes nacionalizados que apenas y alcanzaban para cubrir las
necesidades del gasto público.
Desde 1867 todos los secretarios de Hacienda comenzaron a proponer conversiones de
la deuda pública (interna y externa), pero fue hasta 1880 en que esto comenzó a tomar forma y
considerarse algo realizable, pero por razones políticas y financieras las negociaciones no
avanzaron.
El siguiente intento de renegociar la deuda y obtener el reingreso de México a los
mercados de capitales europeos fue la misión de Noetzlin en 1884 pues de acuerdo con su
plan, el grueso de la deuda que databa de 1824-1825 se convertiría en nuevos bonos
pagaderos en oro, pero dichas negociaciones no fueron vistas con buenos ojos, ya que se
hablaba que la comisión para Noetzlin era exagerada, con lo que la prensa y la agitación de la
población fueron determinantes en evitarlo.
Tras el triunfo de Porfirio Díaz en Diciembre de 1884, se abrió una nueva etapa en la
historia de las negociaciones de la deuda externa, alcanzándose un acuerdo y conversión de la
misma en 1886 catapultada por el secretario de Hacienda, Manuel Dublan.
25
Entonces ya en 1888 se contrata un nuevo empréstito externo, que consolidó todos los
bonos externos anteriores, y que fue colocado entre los inversionistas europeos. Esta
operación marca por fin el regreso del gobierno mexicano a los mercados de capitales
internacionales con varios préstamos mostrados en el siguiente cuadro:
Cuadro 1.
1888.- 10’500,000 libras esterlinas
1889.- 1’500,000 libras esterlinas
1890.- 3’000,000 libras esterlinas para la ciudad de México, para ferrocarriles.
1893.- 3’000,000 libras esterlinas para obra pública, pero usado para pago de deuda
1899.- 22’700,000 libras esterlinas obra pública
1910.- 22’200,000 libras esterlinas obra pública
Fuente: “Un siglo de deuda pública en México”. (Leonor Ludlow y Carlos Marichal)
En la década de 1880 a 1890 siendo ministro de Fomento Carlos Pacheco, la
promoción de los ferrocarriles se convirtió en el eje de las políticas de promoción económica
de la Secretaría. Se adoptó el método sugerido por Vicente Riva Palacio de las subvenciones
del gobierno federal a las empresas privadas y las concesiones ferroviarias por parte de los
gobiernos de los estados. La verdad este período fue de crecimiento rápido y desordenado de
la red ferroviaria por parte de los gobiernos de los estados. A fin de la década se contabaya
con 9,000 kilómetros de vía ferroviaria construida. No se puede negar el crecimiento económico
que esto trajo, pero hubieron demasiadas concesiones a los ferrocarriles. El beneficio fue
enorme, pero el costo igual.
En esta década la Secretaría de Fomento entregó aproximadamente 50’000,000 de
pesos a las diversas empresas ferroviarias privadas en forma de subsidios y quedó
debiéndoles otro tanto. La Secretaría de Hacienda brincó de inmediato exigiendo a la de
Fomento reducir sus subsidios, pues uno de los mayores ingresos para el gobierno era el rubro
de las aduanas. Pero no se redujeron, sólo fueron más selectivos.
Las inversiones del gobierno en las obras ferroviarias y en la construcción del desagüe
de la ciudad de México fueron realizados principalmente con los empréstitos mostrados arriba
en el cuadro 1, pero vale la pena aclarar que mucho de este dinero no era dinero fresco, sino
más bien operaciones de canje de bonos viejos por nuevos.
26
De hecho a partir de 1894 lo que si se logró fue la virtual eliminación del déficit fiscal del
gobierno y en consecuencia, generó confianza en la capacidad de la Tesorería estatal para
cubrir nuevas emisiones de bonos internos y externos, pero además generó la confianza
necesaria para que los nuevos empréstitos se obtuvieran sin el más mínimo problema.
Hablando de los costos y beneficios de la nacionalización de los ferrocarriles entre 1903
y 1909 se mostraba como una medida lógica, pero el costo de esto fue demasiado alto ya que
al nacionalizar a la industria ferroviaria se estaba pagando prácticamente por segunda vez, ya
que la mayoría de las líneas habían sido fuertemente subsidiadas desde 1880 por el gobierno
mexicano. En el decenio de 1900 a 1910 el gobierno mexicano no contrató nuevos empréstitos.
De hecho en 1910 se reinician los empréstitos, pero la nueva modalidad fue de comenzar a
colocar ya algunos empréstitos con Estados Unidos.
El mago de las finanzas del régimen porfirista, José Yves Limantour, les hizo un
enorme favor a los inversionistas extranjeros al pagarles en oro por propiedades que el Estado
mexicano había subsidiado y que por otra parte no resultaban muy rentables. El proceso de
nacionalización culminó con un abultamiento enorme de la deuda externa del país como se
puede observar en la gráfica 4. Los beneficios de modernidad y apertura a las comunicaciones
que se dieron en la época del porfiriato, fueron acompañadas de altos costos y es difícil evaluar
si la relación costo-beneficio resulta positiva en el balance final.
GRÁFICA 4
Fuente: México Maxico (www.mexicomaxico.org)
60 66
84 82
113
71
51
44
95 101
121 124 114 120
225 221 223 219 220 218
0
50
100
150
200
250
1856 1861 1870 1875 1886 1887 1888 1890 1893 1896 1900 1901 1902 1903 1904 1905 1906 1907 1908 1909
Deuda Externa Pública en México
(Millones de Dólares /1856 - 1909)
27
2.2 LA DEUDA EXTERNA MEXICANA
EN EL SIGLO XX
(1910 – 1970)
Después del comienzo de la revolución mexicana, la situación financiera comenzó a
complicarse y en 1914 en medio de las violentas luchas entre fracciones políticas el gobierno
federal suspendió pagos sobre la deuda externa. Para entonces, el valor nominal de la deuda
pública consolidada era menor a los $300 millones de dólares, al que había que agregar otros
300 millones de los bonos externos pagaderos en oro de la empresa paraestatal de
Ferrocarriles Nacionales de México. El gobierno mexicano declaró una moratoria unilateral de
pagos desde 1914 cuando, a raíz de la revolución, las arcas del Tesoro simplemente quedaron
vacías. Durante las décadas siguientes se llevaron a cabo repetidas negociaciones con los
banqueros (que representaban a los acreedores extranjeros) pero el monto de los pagos
concedidos por el gobierno fue siempre insignificante.
En 1921 los banqueros habían ejercido una gran presión sobre el Departamento de
Estado para que se tomasen medidas para el reconocimiento formal del gobierno mexicano
posrevolucionario. A este reconocimiento se opusieron las compañías petroleras
norteamericanas que exigían la intervención política y/o militar de los Estados Unidos para
proteger sus intereses en Veracruz y Tampico. Sin embargo, en última instancia prevalecieron
los argumentos de los banqueros. Por ello, la administración del presidente Álvaro Obregón
recibió con beneplácito a los financieros en la ciudad de México, esperando conseguir una
reducción del servicio de la deuda y confiando en la posibilidad obtener un empréstito para
coadyuvar al establecimiento de un Banco Central.
La primera renegociación importante de la deuda externa después de la revolución tuvo
lugar en 1922. Los principales personajes involucrados fueron el ministro mexicano de
Hacienda, Adolfo de la Huerta, y Thomas Lamont, presidente del Comité Internacional de
Banqueros en México. Este último organismo representaba a los inversores norteamericanos y
europeos que habían adquirido bonos estatales antes de 1914, así como a los accionistas
extranjeros de los Ferrocarriles Nacionales Mexicanos.
No obstante las muestras preliminares de buena voluntad, las negociaciones entre
Lamont y el ministro de finanzas mexicano no resultaron cordiales. De la Huerta insistía en que
su gobierno estaba preparado a reconocer las deudas pre-revolucionarias, pero que no
sacrificaría el bienestar del pueblo mexicano.
28
No obstante, Lamont era inconmovible y finalmente convenció a De la Huerta para que
firmara un acuerdo reconociendo la totalidad del capital original de las viejas deudas, así como
una parte considerable de los intereses atrasados. El gobierno mexicano prometió utilizar los
ingresos del petróleo para establecer un fondo de $30 millones de dólares que estarían
destinados al servicio de la deuda. El acuerdo fue ratificado por el Congreso Nacional y, en
efecto, durante dos años el gobierno mexicano envió pequeñas remesas de pesos plata a
Nueva York.
Para pagar sus deudas, la administración hacendaria mexicana no contaba con otros
recursos que los impuestos petroleros, razón por la cual, al producirse una disminución en la
producción de petróleo hacia 1924, la Secretaría de Hacienda se encontró imposibilitada para
pagar a sus acreedores. El auge petrolero había alcanzado su apogeo en 1921-1922, pero
declinó en los años siguientes. La caída del ingreso del petróleo, junto con una serie de
conflictos internos, obligó al presidente Obregón a anunciar en junio de 1924 que el servicio de
la deuda se suspendía.
La nueva suspensión de pagos motivó al Comité Internacional de Banqueros a entrar
una vez más en acción. En esta ocasión, Lamont tuvo que arreglárselas con el nuevo ministro
de finanzas mexicano, Alberto J. Pani, quien demostró ser más hábil que su predecesor. Pani
argumentaba que las ganancias por exportación eran insuficientes para cubrir el servicio
completo de la deuda, aunque prometía que su gobierno cumpliría esa meta en 1928. A cambio
de una moratoria parcial, Pani accedió a la solicitud del Comité de Banqueros con respecto a
una futura privatización de los Ferrocarriles Nacionales, esperando que esta iniciativa se
adoptara en el lapso de un año.
Entre 1926 y 1927 el gobierno mexicano depositó $27 millones de dólares en Nueva
York, siendo acreditados en la cuenta del Comité de Banqueros. El envío de estos fondos fue
interpretado por los acreedores como un indicio de que por fin México había regresado al redil
de las naciones “dignas de crédito”. Pero pronto se vieron decepcionados, ya que a partir de
1927 no volvieron a recibir más pagos. Por otra parte, en estos años la Compañía de
Ferrocarriles Nacionales comenzó a registrar déficits tan grandes que la administración de la
empresa no pudo distribuir dividendos a los accionistas extranjeros.
Como en ocasiones anteriores, la causa de la nueva suspensión de pagos mexicana
estaba directamente vinculada a la caída del valor de las principales exportaciones mexicanas.
Desde 1926 los precios de la plata habíandeclinado y las compañías mineras redujeron su
producción.
29
Entretanto, los campos petroleros del Golfo habían sido testigos de una fuerte caída de
la producción cuando numerosas firmas norteamericanas y británicas abandonaron el país,
trasladando gran parte de su equipo y maquinaria a Venezuela, donde estaba iniciándose un
gran "boom" petrolero.
GRÁFICA 5
Fuente: México Maxico (www.mexicomaxico.gob.mx)
La depresión mundial, por lo tanto, vino a agravar una situación económica ya bastante
difícil. A pesar de ello, en julio de 1930, el gobierno mexicano firmó un nuevo pacto con el
Comité Internacional de Banqueros, conocido como el acuerdo Montes de Oca-Lamont. Este
acuerdo tuvo muy corta vida y nunca llegó a ser ratificado por el Congreso mexicano. Por
consiguiente, a lo largo de la década de 1930-1940, México continuó en estado de suspensión
de pagos sobre sus obligaciones externas.
Pero la moratoria mexicana no era de ninguna manera singular. De hecho, a partir de
1929 las crisis financieras y bancarias de años subsiguientes condujeron a graves conflictos
entre acreedores y deudores, e inevitablemente sus repercusiones se hicieron sentir en toda
América Latina. Las posiciones proteccionistas que fueron adoptando las grandes potencias
ofrecían un nuevo abanico de posibilidades a los gobiernos deudores para justificar las
suspensiones de pagos.
219 225 223 206
136
42 20
261
285 269 275 280
724 738
773
422 423
453 475
487 489
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1910 1911 1912 1913 1914 1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930
Deuda Externa Pública en México
(Millones de Dólares /1910 - 1930)
30
Los ministros de finanzas de México, Brasil, Perú y Chile instruyeron a sus embajadores
en Washington y Londres para que sondeasen discretamente las posibilidades de obtener un
trato especial para sus deudas, tal como el que se había concedido a Alemania en la
Conferencia de Lausana. Por otra parte, la suspensión generalizada del patrón oro
proporcionaba circunstancias favorables, ya que las autoridades financieras latinoamericanas
ahora argumentaban que se justificaba el pago de sus deudas externas en moneda nacional
en vez de oro, dólares o libras esterlinas.
Las estrategias adoptadas por los gobiernos latinoamericanos para hacer frente a la
crisis de la deuda externa fueron variadas. En todos los casos los programas de recuperación
financiera fueron resultado de complejas y prolongadas negociaciones con banqueros y
políticos de Washington, Londres y París. En varios casos, los deudores lograron importantes
concesiones que les permitieron aliviar los efectos de la Gran Depresión. En otros, las
condiciones obtenidas fueron menos favorables.
En muchos aspectos la reestructuración de la deuda externa mexicana resultó el más
complejo de todos los ajustes financieros de América Latina efectuados en los decenios de
1930 y 1940. La deuda externa mexicana, evaluada en aproximadamente unos $500 millones
de dólares, era la tercera en importancia en la región, por debajo solamente de las de Brasil y
Argentina. La coyuntura decisiva que condujo a la resolución final de la cuestión de la deuda
mexicana fue la Segunda Guerra Mundial.
Como en el caso de Brasil, las autoridades de los Estados Unidos realizaron un
esfuerzo sistemático por establecer una alianza política, económica y militar con México, ya
que a cambio de concesiones financieras, la administración Roosevelt esperaba que el
gobierno del presidente Ávila Camacho prestara su apoyo al esfuerzo bélico de los aliados.
Los dirigentes mexicanos eran conscientes de las intenciones de sus vecinos y estaban
resueltos a realizar una transacción ventajosa. En abril de 1941 el embajador mexicano en
Washington, Francisco Castillo Nájera, informó a sus superiores que en el curso de las
conversaciones con los altos funcionarios del Departamento de Estado se le había hecho
saber que las reclamaciones de las compañías petroleras norteamericanas (que habían sido
nacionalizadas por México en 1938) se subordinarían ahora al objeto de obtener la conformidad
del gobierno mexicano para la firma de una serie de tratados militares y navales. Castillo replicó
al alto funcionario norteamericano, Sumner Welles, que las cuestiones económicas y militares
debían resolverse simultáneamente.
31
El gobierno norteamericano se mostró dispuesto a aceptar estas condiciones porque su
estrategia no se basaba únicamente en objetivos militares. De hecho, como observó
sagazmente Castillo Nájera, México estaba destinado a desempeñar un papel secundario en
los planes militares de los Estados Unidos, pero su contribución política a la causa de los
aliados podría resultar decisiva por su repercusión en el resto de América Latina.
En julio de 1941 comenzaron las negociaciones sobre las indemnizaciones reclamadas
por las compañías petroleras, así como por los inversores norteamericanos que exigían
compensaciones monetarias por las haciendas que habían sido expropiadas durante la
revolución de 1910-1920. Como contrapartida, la Secretaría de Hacienda mexicana solicitó
créditos al Export-Import Bank y al Departamento del Tesoro y exigió un reajuste y reducción
de la deuda externa.
La resolución final de la deuda mexicana dependió, por lo tanto, de un complejo
conjunto de factores militares, políticos y financieros. El hecho de que el gobierno mexicano se
mostrase dispuesto a apoyar el esfuerzo bélico aliado indujo a la Administración Roosevelt a
presionar tanto a las compañías petroleras como al Comité Internacional de Banqueros para
que aceptasen una reducción importante de sus exigencias.
Las compañías petroleras recibieron $23 millones de dólares por las propiedades
nacionalizadas. Los tenedores de bonos tuvieron que aceptar un sacrificio mayor. De acuerdo
con el pacto final firmado en 1942 por Lamont y el secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, los
tenedores de títulos mexicanos debían aceptar la cancelación de aproximadamente un 80% del
valor nominal de los bonos. En consecuencia, el valor de la deuda externa mexicana fue
reducido de manera significativa.
Un acuerdo similar fue firmado con los accionistas de la empresa paraestatal de
Ferrocarriles Mexicanos por medio del cual los inversores extranjeros recibieron un pago en
efectivo de $100 millones de dólares por concepto de propiedades originalmente valuadas en
diez veces esa suma. En otras palabras, se canceló el 80% de la deuda externa mexicana.
Las renegociaciones de 1942 y 1946 de la deuda mexicana fueron las más favorables
realizadas por cualquier país latinoamericano en esa época. Ello se debió a una coyuntura muy
especial. Los acuerdos mexicanos, como los brasileños, fueron en buena medida el resultado
de los profundos cambios en las relaciones internacionales que surgieron a raíz de la guerra
mundial. Dadas estas circunstancias, el gobierno de los Estados Unidos decidió intervenir
directamente en las renegociaciones de las deudas, subordinando los intereses económicos
privados de los acreedores a las exigencias políticas y militares de la “cooperación
hemisférica”.
32
GRÁFICA 6
Fuente: México Maxico (www.mexicomaxico
A partir de la Gráfica 6 señalaremos el presidente en turno de cada sexenio ya que
fueron actores políticos de gran relevancia y en sus mandatos se dieron movimientos muy
significativos para delinear los niveles de la deuda externa pública. De la misma forma
señalaremos a partir de 1933 como se comienza a registrar el fondo de las Reservas en el
Banco de México.
En contraste con el trato de privilegio reservado a México y Brasil, las demás naciones
latinoamericanas obtuvieron concesiones financieras menos significativas. Ello puede atribuirse
al papel más modesto que ocupaban dentro de la estrategia geopolítica de las grandes
potencias durante los años de la guerra. Pero aun así, debe observarse que algunas de estas
repúblicas obtuvieron ciertos beneficios en lasrenegociaciones finales de sus deudas, logrando
una reducción parcial del capital o de los intereses pendientes de pago.
La autonomía financiera de México en la posguerra, 1946-1958
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta el decenio de 1960, el gobierno
mexicano no dependió de manera significativa de préstamos extranjeros. Las razones fueron
diversas pero pueden señalarse dos especialmente importantes. En primer lugar, no se
sufrieron déficits importantes en las finanzas públicas en este período a pesar de un aumento
sustancial de las inversiones públicas en fomento industrial y agrícola y en la modernización de
comunicaciones y transportes.
437
340
315 315 322
329 337
274
244 239
271 276
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1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952
Deuda Externa Pública en México y Reservas
(Millones de Dólares /1910 - 1969)
Reservas BANXICO
Lázaro Cárdenas del Rio Manuel Ávila Camacho Miguel Alemán Valdés
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En segundo lugar, en estos años la economía mexicana logró una expansión notable y
sostenida. Esta es la conclusión de un reciente trabajo panorámico sobre la política económica
en México del economista e historiador económico, Enrique Cárdenas, quien ha calificado los
años de 1946 a 1962 como el período más exitoso de industrialización y crecimiento económico
de México en el siglo XX. Señala que no hubo cuellos de botella financieros ni públicos ni
privados: los déficits públicos, relativamente reducidos hasta 1957, fueron cubiertos con crédito
bancario doméstico y emisión de bonos. La política fiscal fue más bien ortodoxa, en el sentido
de que siempre buscó superávit fiscales o presupuestos balanceado. A partir de los años
cuarenta, al menos 20% del déficit público, cuando lo hubo, fue financiado por bancos
comerciales privados.
A partir de 1955 los déficits públicos fueron financiados enteramente por el sistema
bancario, en la forma de tenencia de bonos gubernamentales, excluyendo al Banco de México,
el cual incluso redujo sus tenencias de valores del gobierno en esos años. Se produjo entonces
una extraordinaria expansión de la economía que permitió rebasar el alto ritmo de crecimiento
de la población: ésta última creció a tasas de 3.1% anuales pero, aun así, el producto per
cápita logró aumentar en un promedio anual de 3.5% anuales reales lo que colocó a México en
aquellos años en uno de los primeros lugares de crecimiento per cápita en el ámbito mundial.
Una de las razones más importantes que originaron el acelerado crecimiento fue el éxito del
“proceso de rápida industrialización, con base a la sustitución de importaciones de bienes de
consumo básicos”, especialmente textiles, bebidas, alimentos y productos metalúrgicos.
Las altas tasas de inversión fueron financiadas primordialmente por la reinversión de
utilidades por parte de la burguesía industrial que estaba obteniendo altas tasas de ganancias
por contar con un mercado interno muy protegido, además de una fuerza laboral maleable que
aceptaba salarios bajos por el incremento sostenido de la oferta de mano de obra proveniente
del sector rural, la cual fue llegando en grandes cantidades a las ciudades.
No obstante, se requirieron fuentes adicionales de capital, sobre todo para la
importación de equipo y para el financiamiento de infraestructura básica. Los fondos para estos
objetivos se obtuvieron en gran parte de la banca oficial de desarrollo y otra parte más
reducida del financiamiento externo.
El gobierno y la banca de fomento, en particular Nacional Financiera, apoyaron
eficazmente una serie de proyectos estratégicos de desarrollo industrial tanto en el ámbito de
siderurgia y metalurgia, como la naciente industria química y el sector de producción de bienes
de consumo durables. Fue en estos rubros que se obtuvo mayor cantidad de préstamos
externos y es menester subrayar que Nacional Financiera sirvió como intermediaria oficial que
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garantizaba un buen número de los créditos otorgados por organismos extranjeros de
financiamiento. Así, por ejemplo, entre 1942 y 1955 ayudó a gestionar unos $300 millones de
dólares en préstamos del Export-Import Bank (EXIM Bank) de los Estados Unidos para facilitar
la importación de bienes de capital y equipo destinados a la empresa de Ferrocarriles
Nacionales de México, a la administración de Caminos, a la Comisión Federal de Electricidad,
Pemex, Altos Hornos, Guanos y Fertilizantes y un buen número de empresas adicionales que
recibieron créditos menores.
Después de 1955 este financiamiento se aceleró, con créditos para importación de
equipo para transportes, energía eléctrica e industria. De nuevo, en el caso de los préstamos
otorgados por el Banco Mundial (conocido entonces como el Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento), la agencia intermediaria fue Nacional Financiera, la cual gestionó
créditos externos por valor de $150 millones de dólares entre 1949 y 1955, siendo destinadas a
la electrificación y al desarrollo del sistema ferroviario, y en una proporción mínima a la
industria de transformación. Luego de 1954 se suspendieron nuevos créditos del Banco
Mundial para México, no siendo hasta 1958 cuando se obtuvieron otros $45 millones de dólares
para completar el programa quinquenal de electrificación. A pesar de los montos relativamente
pequeños de estos créditos, fueron claves para los procesos de industrialización que tuvieron
lugar en el país en los años de 1950.
Por otra parte, debe recordarse que todavía no existía una oferta significativa de
capitales internacionales para inversión en México. En estos años, la banca y los mercados de
capitales en los Estados Unidos estaban absortos en un proceso de expansión muy fuerte
estimulado tanto por la creciente demanda interna como por los requerimientos de la industria
militar durante la guerra de Corea y, luego, por la llamada guerra fría. A su vez, en Europa y
en Japón, el proceso de reconstrucción económica absorbía una enorme cantidad de capitales,
por lo que no sobraban fondos para invertir o prestar en el exterior.
Hay que recordar que estaban en pie en México normas que limitaban severamente a
las inversiones extranjeras, constituyendo una barrera defensiva para los empresarios
industriales domésticos. Un complemento al financiamiento de importación de equipo para los
sectores de la industria, ferrocarriles y energía, fue la gestión de créditos para la agricultura,
tanto en lo que se refiere al financiamiento de grandes obras de irrigación (canales y presas de
grandes dimensiones) como para el desarrollo de guanos y fertilizantes, como para la
importación de maquinaria agrícola. Para estos rubros Nacional Financiera obtuvo más de $50
millones de dólares en créditos del exterior entre 1949 y 1955.
35
Tenemos que hacer hincapié en el papel relativamente limitado del Fondo Monetario
Internacional (FMI) en las finanzas mexicanas durante este período. Como es sabido, dicha
institución (cuya finalidad desde su creación en Bretton Woods en 1944 había sido la de
asegurar los equilibrios en las balanzas de pagos de todos los países miembros) sólo otorgaba
préstamos para problemas coyunturales. En esta época, el FMI otorgó pocos préstamos a
México: un préstamo de $22 millones de dólares en 1947 para solventar el aumento de las
importaciones consecuencia de la demanda diferida de la guerra; y un segundo crédito por
$22.5 millones de dólares para ayudar al gobierno a reequilibrar las finanzas estatales tras la
devaluación de 1954.
En los años de 1950 la situación financiera mexicana no se vio complicada por fuga de
capitales, fenómeno que todavía se daba en escala muy limitada. A la inversa, las finanzas
nacionales fueron fortalecidas por las considerables remesas enviadas por los centenares de
miles de trabajadores mexicanos que laboraban en los campos agrícolas en los Estados
Unidosbajo la cobertura del programa de braceros, entonces vigente. Sin embargo, resulta
difícil encontrar estimaciones confiables de estas transferencias, lo cual no debe sorprender ya
que, aún hoy en día, existe un considerable debate acerca de los montos de las remesas
contemporáneas.
El incremento incontrolable de la deuda externa durante el período de la
historia económica mexicana denominado desarrollo estabilizador
A pesar de las condiciones relativamente favorables para la economía mexicana, desde
fines del decenio de 1950 comenzaron a soplar aires de incertidumbre acerca de su futuro
desempeño, lo cual se reflejó en algunos estudios especializados. En especial resultaba
preocupante el comienzo de problemas en la balanza de pagos, alentando cierta especulación
en contra del peso.
Desde el inicio de la nueva administración presidencial de Adolfo López Mateos en
1958, se acentuó la preocupación por la posibilidad de que se produjera una nueva devaluación
(como la de 1954). Para evitar este desenlace, el nuevo secretario de Hacienda, Antonio Ortiz
Mena preparó un programa que estaba destinado a asegurar la estabilidad financiera que
vendría a denominarse el desarrollo estabilizador.
La preocupación de los altos funcionarios se derivaba del aumento en el déficit público
durante los años de 1957 y 1958, siendo acentuado por el hecho de que simultáneamente
estaban comenzando a recibirse señales rojas por el lado del comercio exterior a raíz del
aumento de las importaciones, especialmente aquellas realizadas por organismos
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paraestatales que habían aumentado sus compras de granos y gasolina, ambos imposibles de
constreñir.
El problema se tornó tan grave que el gobierno se sintió obligado a negociar varios
créditos internacionales para evitar una crisis en la balanza de pagos. En primer lugar, en 1958,
el Fondo Monetario Internacional extendió $22.5 millones de dólares al Banco de México para
ayudar a cubrir el aumento en las importaciones.
En segundo término, el gobierno firmó un acuerdo con la Tesorería de los Estados
Unidos por $75 millones de dólares con vigencia hasta fines de 1959 y con carácter de
renovable. En tercer lugar, el gobierno mexicano comenzó a negociar un préstamo gigante de
$100 millones de dólares con el EXIM Bank del gobierno de los Estados Unidos para mantener
el nivel de importaciones de bienes de capital desde el país del norte.
Todo ello implicó una revisión de las metas presupuestales, un ajuste en materia de
gastos sociales y un acercamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI), concretándose
cuando el secretario Ortiz Mena solicitó un nuevo crédito “stand-by” en 1959 por $90 millones
de dólares para garantizar la estabilidad cambiaria. Se sometió a consideración del organismo
internacional el programa de estabilización económica y fiscal del gobierno mexicano,
prometiendo una serie de reformas fiscales, monetarias y de crédito para obtener la aprobación
del FMI y, por ende, para despertar la confianza de los empresarios nacionales, evitando el
peligro de una fuga de capitales.
Entre las más importantes medidas que prometía cumplir el gobierno en la carta de
solicitud al Fondo se incluyó la reducción del déficit de varias empresas estatales, entre ellas
Pemex, Ferrocarriles Nacionales, Comisión Federal de Electricidad y Compañía Exportadora e
Importadora Mexicana S.A., la entidad oficial encargada de subsidios a la alimentación y la
agricultura (precursora de Conasupo). Ortiz Mena prometió subir los precios de petróleo y el
diesel para equilibrar las cuentas de Pemex, incrementar las tarifas ferroviarias y de electricidad
y reducir los subsidios agrícolas. Estas medidas se llevaron a cabo y el déficit público tendió a
disminuir.
El éxito alcanzado en estos propósitos alentó al presidente López Mateos a proceder en
1959 a un programa ambicioso de estatización de las empresas eléctricas extranjeras, el cual
dicho sea de paso reforzaba su imagen política como nacionalista precisamente en un
momento que estaba sujeto a críticas por las negociaciones financieras entabladas tanto con el
Fondo Monetario Internacional como con el gobierno estadounidense.
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El precio de compra de las dos principales compañías eléctricas, la American and
Foreign Power y la Mexican Light and Power Company Ltd, fue de $200 millones de dólares,
para lo cual se obtuvieron créditos externos.
De nuevo, para contrarrestar las críticas a esta operación, que implicaron un aumento
del endeudamiento, el presidente López Mateos resolvió tomar algunas medidas nacionalistas:
concretamente resolvió reducir la vieja deuda externa titulada por unos $500 millones de pesos
($40 millones de dólares) en el año de 1960. Sin embargo el costo de estas medidas fue alto
ya que el gobierno tuvo que destinar cerca del 30% del presupuesto ordinario a este fin,
reduciendo el gasto social y de fomento industrial de manera bastante radical, aunque fuese
temporal.
Después de dos años de políticas financieras contradictorias, el secretario de Hacienda
Antonio Ortiz Mena resolvió volcar sus principales esfuerzos a controlar los déficits públicos y
bajar la inflación, ambos con el objeto de evitar turbulencias monetarias. En este sentido, siguió
siendo una regla de oro del gobierno mexicano el mantener un apoyo decidido a la estabilidad
en la cotización del peso (respecto al dólar) a pesar de que ello tendía a deprimir las
exportaciones.
Los efectos no se hicieron esperar: en 1961 las importaciones superaron ampliamente
las exportaciones y obligaron al gobierno de nuevo a solicitar un crédito del Fondo Monetario
Internacional. Las características de la carta de intención de 1961 eran muy similares a la de
1959 e implicaban reducir déficits y prometer una reforma fiscal.
El propio subdirector del Banco de México, Ernesto Fernández Hurtado señaló la
urgencia de dicha reforma, notando que los ingresos del gobierno apenas representaban el
10% del PIB: el alto funcionario sugería que existían posibilidades significativas de cambiar
esta situación incrementando la cantidad de impuestos que deberían pagar las clases medias y
de altos ingresos. No obstante, no se llevó a cabo ninguna reforma fiscal.
Dos años más tarde, el gobierno volvió a acudir al gobierno de los Estados Unidos y al
FMI para pedir nuevos apoyos, pero en esta ocasión con el objetivo explícito de apuntalar el
proceso electoral del año en curso ya que el Partido Revolucionario Institucional deseaba que
éste se realizara sin contratiempos para asegurar su permanencia en el poder.
El embajador mexicano en Washington, Carrillo Flores, acudió a las oficinas del Fondo
Monetario Internacional, siendo acompañado por Leopoldo Solís del Banco de México y un
directivo de Nacional Financiera, con el objetivo de explicar la naturaleza del paquete
financiero solicitado.
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El embajador indicó que México estaba pidiendo créditos de las entidades
estadounidenses y del FMI no porque pensara que los próximos meses fueran de
empeoramiento de la situación económica "pero más bien como una medida de precaución en
un año que vería el comienzo de la campaña presidencial."
La cita demuestra de manera fehaciente que resulta equivoco argumentar que los
créditos mencionados se solicitaron simplemente por un apego a la ortodoxia monetaria
(alentada por Ortiz Mena y el director del Banco de México, Rodrigo Gómez) sino que la
política de la deuda estaba ya muy claramente vinculada al ciclo político sexenal.
Pero más allá de los créditos de tipo político, al mismo tiempo el gobierno mexicano
comenzó a negociar una serie de créditos que estaban destinados a impulsar proyectos de
desarrollo económico por la relativa falta de recursos domésticos para estos fines. Este
fenómeno, que fue comentado por los analistas contemporáneos, reflejaba los lazos cada vez
más estrechos que se estaban forjando con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de
Desarrollo.
Es bien sabido, como lo ha referido Rosario

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