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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ARQUITECTURA La Unión de Arquitectos Socialistas Sus precedentes y su Doctrina Socialista de la Arquitectura TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE DOCTOR EN ARQUITECTURA PRESENTA JESÚS NAZARET MÁRQUEZ SORIANO TUTOR DR. RAMÓN VARGAS SALGUERO COORDINACIÓN DE INVESTIGACIONES EN ARQUITECTURA, URBANISMO Y PAISAJE, CIAUP FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM SINODALES DR. RAÚL SALAS ESPÍNDOLA CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ESTUIDOS DE POSGRADO, FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM DRA. LOURDES DÍAZ HERNÁNDEZ COORDINACIÓN DE INVESTIGACIONES EN ARQUITECTURA, URBANISMO Y PAISAJE, CIAUP FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM DR. GUILLERMO BOILS MORALES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES DR. MIGUEL ÁNGEL RAMÍREZ ZARAGOZA INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES CIUDAD DE MÉXICO, ENERO DE 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 3 DEDICATORIA A mi madre Celia Soriano Valladares ✞ 4 AGRADECIMIENTOS A la Universidad Nacional Autónoma de México, por brindarme una educación profesional e integral desde 1997, año en el cual me abrió por primera vez sus puertas para estudiar el bachillerato. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por el apoyo brindado para desarrollar esta investigación. Agradezco infinitamente al Dr. Ramón Vargas Salguero, por su apoyo e interés que tuvo para orientarme de la mejor manera en los estudios sobre la historia de la arquitectura mexicana del siglo XX. A la Dra. Lourdes Díaz Hernández, le reitero mi agradecimiento por sus oportunas observaciones que han tenido el propósito de perfeccionar mi trabajo de investigación. Le agradezco al Dr. Raúl Salas Espíndola, por sus recomendaciones e infinito apoyo académico. Gracias por acercarme a otros estudios referentes a la arquitectura y al urbanismo. Al arquitecto Víctor Arias Montes, por brindarme su apoyo y poner a mi alcance documentos y fuentes indispensables para elaborar este trabajo. Agradezco al Dr. Guillermo Boils Morales, por aceptar formar parte del sínodo y por sus recomendaciones para mejorar el trabajo de investigación. Deseo agradecer al Dr. Miguel Ángel Ramírez Zaragoza, por su apoyo y sus recomendaciones sobre el tema referente a los movimientos sociales. A mi familia, quiero agradecer por su apoyo y comprensión durante estos años. A mis compañeros del Programa de Doctorado en Arquitectura: Pablo Gómez Porter y Jesús Vázquez Morales, por brindarme su apoyo y recomendaciones para el estudio de la arquitectura mexicana. Deseo agradecer el gran apoyo que he recibido durante estos años por parte de grandes amigos que he tenido la fortuna de conocer y que han hecho una gran diferencia en mi vida académica y personal. De esta manera reitero mi agradecimiento a: Israel Chávez Reséndiz, Jacqueline Bautista Segura, Carlos Martínez Ruiz, Carlos Contreras, Teresa Navarro, Joaquín Munguía, Elizabeth Álvarez Olivas, Héctor Perea, Irene Luviano, Freddy Islas, Iván Martínez, Israel de la Cruz, Alberto Armijo, Miguel Lazcano, Ana Daría Torres, Marisela Aguilar, Diana Nava, Naydé Tepox, entre muchas personas más. 5 La Unión de Arquitectos Socialistas Sus precedentes y su Doctrina Socialista de la Arquitectura 7. Introducción 10. Balance bibliográfico Capitulo 1 Los Precedentes 23. Genealogía y desarrollo del socialismo en México: la vivienda, un derecho de los trabajares 48. El problema internacional sobre la planificación y la habitación: la situación en la Ciudad de México 70. Los primeros años del funcionalismo de fuerte carácter social en México: una herramienta para afrontar el problema de la vivienda para los trabajadores 110. El Funcionalismo de fuerte carácter social y los experimentos para la vivienda de los trabajadores 1932-1936. 132. Balance crítico de los primeros años de la arquitectura funcionalista en México Capitulo 2 Orígenes de la Unión de Arquitectos Socialistas y su Doctrina Socialista de la Arquitectura 137. La técnica como elemento estructurador de la arquitectura socialista: Alberto T. Arai y su obra “La Nueva Arquitectura y la Técnica” 141. El XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación (1938) y su importancia en la consolidación de proyectos urbanos y arquitectónicos de carácter social 154. La fundación de La Unión de Arquitectos Socialistas 170. La Doctrina Socialista de la Arquitectura: fundamentación de la arquitectura funcionalista de fuerte carácter social 3 La arquitectura de la Unión de Arquitectos Socialistas: Proyectos de vivienda y edificios sindicales 177. ¿Cuáles son las características que definen a estas obras como socialistas? 6 193. La Estética, las necesidades espirituales y la forma de vida de los habitantes en los proyectos de la arquitectura socialista 204. El programa: Ciudad obrera, vivienda y edificios para sindicatos 221. La distribución de los espacios habitables. 228. La solución urbanística 4. El ocaso la política socialista del Cardenismo y la desintegración de la Unión de Arquitectos Socialistas. 240. Panorama político del Cardenismo en vísperas de las elecciones de 1940 244. Desintegración de la Unión de Arquitectos Socialistas y sus proyectos posteriores 249. La contribución de la Unión de Arquitectos Socialistas en la arquitectura mexicana 262. Consideraciones finales 267. Bibliografía 275. Anexos 7 Introducción ¿Por qué estudiar a la Unión de Arquitectos Socialistas? El periodo histórico conocido como el Cardenismo, ha sido objeto de numerosos estudios de carácter histórico, político, económico, social y cultural, que han justificado la importancia que tuvo este sexenio en la conformación del Estado mexicano contemporáneo, el cual centró su discurso en el cumplimiento de los artículos emanados de la Constitución de 1917, donde la clase trabajadora1 y campesina, tuvieron una mayor participación a través de sus líderes en la negociación de sus demandas para el mejoramiento de su calidad de vida. En este proceso de reconstrucción nacional, el Estado no escatimó la ayuda de otros agentes sociales como lo fueron la iniciativa privada y la de los profesionistas, entre los que se encontraban arquitectos e ingenieros, quienes fueron sustanciales para la edificación de la obra que se necesitaba en el país. Si bien, el desarrollo de las actividades de la Unión de Arquitectos Socialistas se inscribe dentro de los dos últimos años del Cardenismo, su conformación fue el resultado de múltiples acontecimientos sociales, entre los que se encuentra el arribo al país de las ideas del socialismo utópico y del materialismo histórico, que además de formar parte de la orientación política del Estado cardenista, desarrolló un campo fértil para la creación de organizaciones de carácter socialista. Por otra parte, las circunstancias económicas que afrontaba el país posterior al levantamiento armado de 1910, condujeron a la experimentación de nuevas propuestas arquitectónicasque trataron de ofrecer respuestas a las necesidades más apremiantes del país, por lo que la labor de la Unión fue uno de los esfuerzos para la conformación de una arquitectura moderna, dentro de la denominada Arquitectura de la Revolución2. 1 La clase trabajadora (durante este periodo de transformaciones en los métodos de producción) se refiera al conjunto de trabajadores que proveen el factor de trabajo, sin ser propietarios de los medios de producción a cambio de una retribución económica. Como se verá más adelante, los manifiestos expuestos durante estos años, hacen énfasis en este concepto para referirse a los trabajadores, especialmente aquellos que realizan sus actividades en los principales centros económicos del país. 2 La Arquitectura de la Revolución fue una de las consecuencias del movimiento social conocido como la Revolución Mexicana, que vino a revolucionar la labor arquitectónica posterior al movimiento armado. Para mayores detalles sobre este concepto teórico y 8 ¿Por qué estudiarlos? Porque los proyectos arquitectónicos de esta Unión formó parte de uno de los procesos históricos más importantes del siglo XX en México: el Cardenismo. Sin embargo, los estudios existentes no han expuesto con detalle las causas históricas que propiciaron la creación de la Unión, sus actividades y las causas de su disolución. De igual manera, tampoco se ha estudiado en conjunto su obra teórica y arquitectónica. Por estas razones, continúan existiendo vacíos sobre el tema, que de llenarse, podrían enriquecer el panorama histórico y arquitectónico sobre este periodo. Esta investigación tiene el compromiso de rescatar la obra de esta Unión, con el fin de darle su merecido lugar en la historia de la arquitectura mexicana. Limitaciones del estudio Este estudio tuvo una especial consideración el periodo que comprende la segunda mitad del siglo XIX en el que fueron conociéndose las primeras noticias y textos del socialismo utópico, así como los manifiestos obreros europeos que en conjunto, ayudaron a estructurar con mejores argumentos las demandas de los trabajadores para el mejoramiento de las condiciones de sus espacios laborales. Sin embargo, el trabajo se concentró especialmente durante el Cardenismo, ya que durante estos años continuaron realizándose importantes proyectos sobre planificación y vivienda popular3, entre los que destacan aquellos propuestos por la Unión de Arquitectos Socialistas. Por último, se analizó el periodo de transición política que tuvo lugar a partir de 1940, cuando Manuel Ávila Camacho tomó el poder, trayendo consigo diferentes orientaciones políticas que pronto se alejaron del socialismo promovido en años anteriores, lo cual repercutió para que proyectos como el de la Unión se disolvieran. arquitectónico, consultar: Vargas Salguero Ramón (coord). Arquitectura de la Revolución y revolución de la arquitectura. México: UNAM-FCE. 2009. 3 La vivienda popular en este contexto histórico, puede entenderse como la habitación producida masivamente con la intención de reducir el tiempo de construcción y costos. Uno de sus objetivos principales se concentró en dar respuestas a los problemas urbanos de gran prioridad. Para profundizar sobre este tema ver: Andrade Narváez Jorge y Everardo Carvallo Cruz. La vivienda popular en México: Retos para el siglo XXI. México: UAM. 2011, pp. 121-147. 9 Por otra parte, esta investigación tiene presente la importancia que tuvieron las organizaciones de carácter socialista en otros Estados de la República, no obstante, fue en el centro del país donde se concentraron las mayores actividades de estas organizaciones, como lo fueron los círculos de obreros creados a partir de 1871 y aquellas otras organizaciones creadas durante las primeras décadas del siglo XX, entre las que se encuentra La Unión quienes desarrollaron sus actividades en esta ciudad. Por estas razones, la limitación geográfica de esta investigación concentró su estudio en esta área geográfica. Los Capítulos A través de los cuatro capítulos que conforman este trabajo, se exponen los precedentes históricos, arquitectónicos y urbanos que influyeron en la creación de la Unión de Arquitectos Socialistas; los elementos de su Doctrina Socialista de la Arquitectura; las características de su arquitectura; las cusas que contribuyeron a su disolución y por último, los proyectos que realizaron posteriormente a estos acontecimientos. El primer capítulo, corresponde al estudio de los orígenes del las ideas del socialismo utópico y mutualista que llegaron a México durante la segunda mitad del siglo XIX, las cuales ayudaron a los principales líderes y a los trabajadores a justificar sus demandas y derechos laborales. Más adelante, se exponen las actividades de las organizaciones políticas y de los trabajadores, que en las primeras décadas del siglo XX, contribuyeron con manifiestos para exigir el cumplimiento sus peticiones entre las que se encontraba el derecho a la vivienda “cómoda e higiénica”. En este mismo apartado, se da cuenta de los problemas urbanos derivados de las constantes migraciones a la ciudad, alentados en gran medida por las escasas oportunidades laborales en otras entidades como consecuencia de los daños provocados por la Revolución Mexicana. Para comprender estos problemas, se analizaron una serie de estudios sobre planificación, entre los que se encuentran aquellos expuestos en los congresos internacionales de vivienda y de planificación, los cuales orientaron la labor de los urbanistas mexicanos para encausarlos a los problemas específicos de la ciudad. De igual manera, se describen las características de la primera fase del funcionalismo 10 socialista que desarrollaron arquitectos como Juan´ O Gorman, y Juan Legarreta, la cual fue aplicada en la arquitectura escolar y de vivienda. Cabe señalar que estos primeros experimentos se materializaron en gran medida, gracias al apoyo de importantes promotores políticos, así como de la iniciativa privada. En el último apartado de este capítulo, se hace un balance crítico sobre los aciertos y errores que tuvieron estos proyectos. El segundo capítulo de la tesis, tiene como objetivo señalar cómo la acumulación de problemas sociales y urbanos que se presentaban en la Ciudad de México, repercutió en un grupo de jóvenes arquitectos quienes fundaron la Unión de Arquitectos Socialistas, que a través de su Doctrina Socialista de la Arquitectura, consolidaron una segunda fase del funcionalismo socialista, la cual contenía una fuerte carga teórica que buscó influir en otros arquitectos para enfrentar los problemas sociales derivados de la falta de habitaciones adecuadas, así como de los espacios para la reunión de las organizaciones de trabajadores. En el tercero, se comentan los proyectos arquitectónicos realizados por esta organización y se examina la relación teoría- arquitectura, con la finalidad de enumerar las características de su obra con las cuales definieron su arquitectura como socialista. Para tal propósito, se analizaron los proyectos destinados para la vivienda como: la Zona de Habitación Para la Familia del Soldado, La Ciudad Obrera y la Unidad Habitacional Lomas de Becerra, así como los edificios para el Sindicato Mexicano de Electricistas y el de la Confederación de Trabajadores de México. Por último, en el cuarto capítulo se analizan las circunstancias que repercutieron en la disolución de la Unión. De igual manera, se comentarán las actividades que realizaron sus miembros en los años posteriores, así como la influencia que tuvieron sus propuestas en la arquitectura de la década de 1940. Balance bibliográfico Es necesarioseñalar que el primer conocimiento que se tuvo sobre las actividades de esta Unión, fue gracias a la obra coordinada por el Dr. Ramón Vargas Salguero: Historia de la arquitectura y el urbanismo mexicanos: Arquitectura de la 11 Revolución y revolución de la arquitectura, la cual generó un gran interés por investigar el tema y a su vez indagar en documentos y estudios que se han realizado sobre la Unión de Arquitectos Socialistas. Lo anterior hizo evidente que no existe una investigación que haya analizado en conjunto las circunstancias históricas que promovieron su conformación, así como tampoco la obra teórica y arquitectónica de esta organización. Para comprender mejor este apartado a continuación se expondrá el contenido de estos estudios. Entre las referencias que se tienen sobre la actividad de Unión de Arquitectos Socialistas se encuentra aquella elaborada por Enrique Yáñez: El ejercicio de la Crítica. Notas autobiográficas y escritos4, el cual contiene un texto publicado en 1962 llamado “Notas autobiográficas del arquitecto Enrique Yáñez de la Fuente”. En éste apartado, el autor describió que la intención que tuvo desde un principio la Unión, fue la de realizar una arquitectura funcional, útil y económica; basada en una doctrina arquitectónica que ellos denominaron socialista. Décadas más adelante, el mismo Yáñez escribiría: Del funcionalismo al post- racionalismo: Ensayo sobre la arquitectura contemporánea en México, publicado en 19905, donde enlistó según su criterio, las características propias de la arquitectura racionalista, funcionalista e internacional. Enseguida indica cuál fue la influencia que tuvo la arquitectura europea en su generación y cómo aplicaron sus principios en México. De igual manera, describe las actividades de un grupo de arquitectos jóvenes, quienes asimilaron los principios básicos de la teoría del funcionalismo europeo, aunque posteriormente radicalizaron su postura, dando como resultado proyectos de carácter fuertemente social, donde la técnica y la economía tendrían un lugar predominante. Entre estos jóvenes se encontraban Juan O ´Gorman y Juan Legarreta (considerados hermanos mayores por Yáñez) quienes desarrollaron un funcionalismo denominado “funcionalismo mexicano”, del cual la Unión de Arquitectos Socialistas retomará algunas de sus propuestas años más adelante. 4 Yáñez, Enrique. El ejercicio de la Crítica. Notas autobiográficas y escritos periodísticos. Selección de textos por José Víctor Arias Montes y Carlos Ríos Garza. México: UNAM-Facultad de Arquitectura. 2009, pp. 13-24. 5 Yáñez Enrique. Del funcionalismo al post-racionalismo: Ensayo sobre la arquitectura contemporánea en México. México: UAM. 1990. 12 Décadas después de la publicación de los textos de Enrique Yáñez, Ramón Vargas Salguero interesado en difusión de este tema, rescató en el libro Ideario de los arquitectos mexicanos. Tomo III: Las nuevas propuestas6, uno de los documentos más valiosos para el análisis del pensamiento de la Unión de Arquitectos Socialistas: “la Doctrina Socialista de la Arquitectura”, (además de un cartel y una fotografía de sus integrantes), la cual presentaron en el XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación, en el mes de agosto de 1938. Este documento que fue presentado por Alberto T. Arai, Raúl Cacho, Enrique Guerrero y Balbino Hernández, reflejó su admiración por la Unión Soviética, así como la preocupación que tenían por el tema de la vivienda obrera en México. En cuanto a su Doctrina, mencionan que es un programa ideológico de acción cuyos componentes son: “los principios revolucionarios del socialismo y los sistemas arquitectónicos necesarios para realizar en el mundo particular de la arquitectura los ideales de la doctrina fundamental”7. Más adelante enfatizan que “La arquitectura podrá llegar a ser revolucionaria cuando satisfaga globalmente la necesidad colectiva de habitar. De manera que la demanda de viviendas quede en perfecto equilibrio con la distribución popular de ellas” […]8 . Gracias a este valioso documento, pueden analizarse los elementos teóricos y arquitectónicos que justifican la labor de esta Unión. En lo que respecta a otros textos realizados por los integrantes de la Unión de Arquitectos Socialistas, se encuentra la tesis de Enrique Yáñez: El Edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas, que fue publicado recientemente por Víctor Arias Montes y Carlos Ríos Garza9, la cual contiene interesantes estudios de los mismos editores, a los que se le suman aquellos realizados por Alberto Híjar Serrano y Ramón Vargas Salguero, que permiten recrear el ambiente histórico en el cual se desarrollaron estos proyectos destinados para los edificios 6 “Doctrina socialista de la arquitectura: Unión de Arquitectos Socialistas (1938)”. En Ideario de los arquitectos mexicanos. Tomo III: Las nuevas propuestas. Vargas Salguero, Ramón y Víctor Arias Montes, Compiladores. México: UNAM-Facultad de Arquitectura, 2010, pp. 226-231. 7 ídem 8 Ídem. 9 Arias Montes Víctor y Carlos Ríos Garza. Enrique Yáñez y el Edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas. México: UNAM-Facultad de Arquitectura. 2011. La Tesis data del año de 1938, aunque gracias al esfuerzo de ambos investigadores se logró editar recientemente tal documento. 13 sindicales que fueron en su momento el reflejo de la fuerza obrera en la Ciudad de México. Otras tesis halladas durante el proceso de recopilación de información, corresponden a los de integrantes de la Unión: Raúl Cacho, Ricardo Rivas y Alberto T. Arai. En lo que respecta a éste último, además de su tesis se encontró un texto llamado La nueva arquitectura y la técnica10, que fue publicado en 1937 y reeditado en un pequeño facsímil por el Instituto Nacional de Bellas Artes en el año de 2006. Por la importancia de su contenido, se describirá primeramente ya que fue anterior a La Doctrina Socialista de la Arquitectura de 1938. En este texto, Alberto T. Arai, establece los criterios que debe contener la “nueva arquitectura” y enumera los procedimientos teóricos que implica la mejora de una técnica. Más adelante hace notar que dentro de la nueva “arquitectura técnica nacional”, debe de considerarse la realidad social, la economía del país y el desarrollo de una doctrina; con la intención de construir una arquitectura de Estado, que a su vez sea un eje vertebral de los arquitectos jóvenes de México. En lo que respecta a su tesis: Edificios para la CTM11, hace referencia sobre cuáles fueron los requisitos de la convocatoria; cómo se desarrolló el concurso y cuáles fueron los criterios para proyectar el edificio del sindicato. Menciona más adelante la importancia de la “Doctrina socialista de la arquitectura” que tiene como fin: “el mejoramiento de la casa del obrero, del campesino, del soldado; para lo cual es necesaria la construcción de locales que presten servicios centralizados, de organización, de coordinación y especialmente los que sirvan para la lucha proletaria, como son los sindicales”12. Como se logra apreciar, el discurso manejado en su texto, enfatiza en gran medida los proyectos de una arquitectura para la clase trabajadora a partir de los elementos propios de su Doctrina. Por su parte, Enrique Yáñez destacó en su tesis que en la construcción del edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas que: “[…] es absurda la actitud de pretender producir arquitectura sin darle color político, en nuestros días de transición, entre dos regímenes harán arquitectura tradicionalista, es decir artística, los 10 Arai, Alberto T. La nueva arquitectura y la técnica. México: INBA. 2001 11 Arai, Alberto T. Edificios C.T.M. Tesis de Arquitectura. México: UNAM- Facultad de Arquitectura. 1941. 12 Ibídem.14 que pretendan la conservación de un sistema de privilegio o estén aún en posibilidad de gozar de él y harán arquitectura funcional, es decir, útil y científica los trabajadores, el estado socialista o los simpatizadores del régimen futuro”13. De esta forma, establece los criterios funcionalistas para proyectar el edificio, así como su programa arquitectónico. Es importante señalar en este punto que la postura de Yáñez, en cuanto a la definición de funcionalismo y arquitectura socialista, cambiará con la autocrítica que hizo a su obra con el paso del tiempo. Dos años después del proyecto del SME y en vísperas de las elecciones presidenciales, Ricardo Rivas describió en su tesis fechada en 1941, su Proyecto de células de habitación para edificios tipo que se construirán en la colonia Lomas de Becerra14, en la cual trató de reunir las propuestas urbanas derivadas de los esquemas de organización del urbanismo soviético. Por estos años, la presencia de Hannes Meyer fue fundamental para Rivas, ya que colaboraron en conjunto para presentar un proyecto para una colonia modelo en Las Lomas de Becerra, Tacubaya, con una capacidad aproximada de dos mil viviendas. Todo el proyecto estuvo controlado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Si bien, este texto carece en gran parte de una justificación teórica sobre la arquitectura, es de gran importancia para analizar el proyecto arquitectónico y la influencia que podría tener de parte de uno de los grandes arquitectos que laboraron en la URSS. Durante este mismo año, Raúl Cacho dio a conocer su Proyecto de la zona de habitación para la familia del soldado en la Ciudad Militar Núm. Uno de México, DF para obtener su título como arquitecto15. En este documento definió su postura de La Doctrina Funcionalista que: “por las características de las obras que produce, está de acuerdo con la Doctrina General del Socialismo. Éste exige que la producción tenga fines de uso; sólo una producción económica de la Arquitectura, es decir, una solución funcionalista, puede considerarse en el momento actual, y 13 Yáñez Enrique. Edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas. Tesis. En Arias Montes Víctor y Carlos Ríos Garza. Op., Cit., anexo. 14 Proyecto de células de habitación para edificios tipo que se construirán en la colonia Lomas de Becerra. Tesis de licenciatura.. México: UNAM- Facultad de Arquitectura. 1941. 15 Cacho, Raúl. Proyecto de la zona de habitación para la familia del soldado en la Ciudad Militar Núm. Uno de México, D.F. Tesis de licenciatura. México: UNAM-Facultad de Arquitectura. 1941. 15 principalmente en México, estando al alcance de todos”16. Más adelante enfatiza que tal doctrina no demerita el valor de la estética, ni de la belleza en la arquitectura, aunque sí enumera las contradicciones al pretender realizar una arquitectura bella y ostentosa en un país lleno de carencias como México. Con respecto a este documento, es interesante señalar que a pesar de un año del cambio del régimen con Ávila Camacho, así como la instauración de una nueva estructura ideológica, se mantuvo por algún tiempo la inercia de estos arquitectos que se manifestaron abiertamente socialistas. Dentro de los documentos más importantes que existen para analizar el pensamiento de este grupo, se encuentra la ponencia presentada en 1938 en el XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación (celebrado en el Palacio de Bellas Artes), en donde se dio a conocer El Proyecto para la Ciudad Obrera presentada por la Unión de Arquitectos Socialistas17, el cual tuvo un asesoramiento en cuestiones de planificación de parte del arquitecto Carlos Contreras. El grupo se dio a conocer formalmente en ese mismo evento con su “Manifiesto a la Clase Trabajadora: Doctrina Socialista de la Arquitectura”, redactado por Alberto T. Arai, Raúl Cacho, Enrique Guerrero y Balbino Hernández. En este documento presentaron las ideas fundamentales de su doctrina la cual: “es un programa ideológico de acción cuyos componentes son dos: los principios revolucionarios del socialismo y los sistemas arquitectónicos necesarios para realizar en el mundo particular de la arquitectura los ideales de la doctrina fundamental”18. Más adelante, desarrollan a detalle otros elementos que caracterizan a su doctrina y la forma que debería de adquirir su arquitectura mediante un proyecto de Ciudad Obrera, donde describen a través de planos: el emplazamiento urbano, el número de edificios, el tipo de viviendas, así como su organización interna. Es necesario señalar que de este trabajo, Raúl Cacho, extrajo el material y conceptos para el diseño de su tesis profesional. Cabe mencionar que el material gráfico que complementa este proyecto, fue publicado por la revista Arquitectura y Decoración, 16 Ibídem. 17 Unión de Arquitectos Socialistas. “Proyecto de la ciudad obrera en el D.F. Doctrina socialista de la arquitectura”. Arquitectura y Decoración. Núm. 11 Septiembre de 1938. 18 Ibídem. 16 en el mes de noviembre de 1939, lo cual muestra la actividad de sus integrantes durante este periodo. Los primeros estudios sobre esta Unión y los cuales han aportados las mayores referencias hasta la fecha, son aquellos realizados por el Dr. Ramón Vargas Salguero, entre los más valiosos se encuentra un artículo publicado en Cuadernos de Arquitectura en 1977 con el nombre “El funcionalismo socialista de México: una corriente silenciada”19. En este artículo enumera las actividades de este grupo a partir de su fundación en 1938. Pone especial atención a su participación en el XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación de1938, donde la unión presentó su “Proyecto de Ciudad Obrera” y su “Doctrina Socialista de la Arquitectura”. Más adelante, señala las actividades de sus miembros una vez disuelto el grupo, entre las que destaca la participación en el Congreso de Habitación e Ingeniería Rural de 1939. Del mismo modo, hace un balance histórico sobre las circunstancias políticas y sociales en el país durante la década de 1930, en plena efervescencia de una política de Estado pro-socialista, las cuales repercutieron en la fundación de la Unión. Por último, adelanta las posibles causas de su disolución, entre la que destaca el cambio de sexenio, que trajo como consecuencia el enjuiciamiento de la política socialista y la de sus simpatizantes. En la obra: Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos: Arquitectura de la Revolución y Revolución de la Arquitectura20, Vargas Salguero da cuenta sobre la existencia de la Unión, ubicando su presencia en un “momento” de la historiografía de la arquitectura de la Revolución denominado “La consolidación”. Durante estos años presentaron los proyectos para los edificios que formarían parte del Sindicato Mexicano de Electricistas y del Edificio de la Confederación de Trabajadores de México, así como alternativas de planeación urbana y de vivienda, las cuales se incluyeron en la propuesta de la Ciudad Obrera dada a conocer en el XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación de 1938. Del mismo modo, Vargas Salguero describe 19 Vargas Salguero Ramón. “El funcionalismo socialista de México: una corriente silenciada”. En Arquitectura latinoamericana. México. 1977, pp. 39-46. 20 Vargas Salguero Ramón. Coord. Historia de la arquitectura y el urbanismo mexicanos: Arquitectura de la Revolución y Revolución de la arquitectura. México: UNAM-FCE, 2009. 17 que el tipo de funcionalismo que desarrolló este grupo, fue un funcionalismo que ellos interpretaron como mexicano y socialista. En este punto habría que señalar que los fines del trabajo de Ramón Vargas Salguero, no tuvieron como prioridad el estudio extenso sobre la Unión,así como tampoco de sus proyectos arquitectónicos. Habría que señalar que el Dr. Vargas Salguero, también realizó artículos más detallados sobre el funcionalismo socialista, en particular en los textos “Las condiciones propiciatorias del funcionalismo socialista21” y “El funcionalismo socialista, su promotor y su realizador”22, en los cuales establece que la Revolución fue el gran motor y estimulante de las ideas socialistas, que a través de los políticos comprometidos con las circunstancias sociales, fueron llevadas a la práctica. Como ejemplo señala a Narciso Bassols, quien impulsó la educación de carácter técnico, así como la construcción de escuelas primarias de bajo costo. Con base en estas premisas, promovió junto a Juan O´ Gorman, una arquitectura puramente funcionalista que atendiera a las demandas inmediatas de educación. Del mismo modo, enumera las condiciones que permitieron que las ideas socialistas permearan en: la política, la educación y que a su vez dieran forma a una arquitectura de la Revolución que tendría entre sus prioridades atender los problemas de las masas. Habría que señalar que Vargas Salguero, dejó una brecha para el estudio de la Unión de Arquitectos Socialistas, en cuanto al análisis histórico sobre la genealogía del socialismo, misma que le proporciona parte de su significado a la Unión. Del mismo modo, falta un estudio teórico sobre los elementos que componen la “Doctrina Socialista de la Arquitectura”, además de la obra arquitectónica que realizaron en conjunto. Con respecto a los estudios que se han realizado por parte de investigadores dedicados al análisis e historia de la arquitectura del siglo XX, se encuentra el trabajo de Rafael López Rangel, quien hizo referencias sobre este grupo, en gran medida por el contacto directo que tuvo con algunos de sus miembros más representativos como es el caso de Enrique Yáñez. En Orígenes 21 Ramón Vargas Salguero, “Las condiciones propiciatorias del funcionalismo socialista en: de Arquitectura…, México, núm. 6/7, 2005, pp. 4-10. 22 Vargas Salguero Ramón. “El funcionalismo socialista, su promotor y su realizador”. Ponencia presentada en: VII Seminario Nacional de Teoría de la Arquitectura. México: UNAM-Facultad de Arquitectura. 18 Y 19 de agosto de 2005. 18 de la arquitectura técnica en México: 1920-193323, López Rangel dedicó un pequeño apartado donde comentó la actividad de este grupo; quiénes fueron sus integrantes, así como los proyectos arquitectónicos que presentaron al final de la década de 1940. Por desgracia, es un texto breve y no aporta una información extensa que permita un análisis de la obra de la Unión. Hay que señalar que a partir de los estudios hechos por Vargas Salguero, otros investigadores, que a continuación se presentan, han tomado en consideración el tema de la Unión para incluirlo dentro de los estudios de la arquitectura del siglo XX. Sin embargo, la información sólo aparece como un complemento, tal como lo hizo Raquel Franklin Unkind, quien en la introducción a Cuadernos de Arquitectura dedicado a Hannes Meyer24, elaboró un breve, pero critico comentario sobre la Unión de Arquitectos Socialistas, a quienes consideró “atrasados” en sus conceptos al compararlos con aquellos que desarrollaban en esos mismos años los arquitectos soviéticos. De igual modo, explica las diferencias y problemas que se suscitaron en la práctica profesional, entre los arquitectos Juan´ O Gorman y Hannes Meyer. Por su parte, Louise Noelle en la introducción realizada en Cuadernos de Arquitectura25 dedicado a Alberto T. Arai, menciona brevemente las noticias que se tienen a partir de los estudios de Ramón Vargas Salguero, sobre la colaboración de Arai en la Unión de Arquitectos Socialistas, así como de su relación con el proyecto para el edificio de la CTM, que desarrolló en colaboración de Raúl Cacho y Enrique Guerrero. El estudio sólo precisa datos de la obra en general de Arai y no ofrece mayor información sobre el tema. Gerardo Sánchez Ruiz, en el capitulo “El contexto que rodeó a las propuestas del planificación del arquitecto Carlos Contreras”, que aparece en Planificación y urbanismo visionarios de Carlos Contreras: Escritos de 1925 a 193826, hace una breve mención 23 López Rangel, Rafael. Orígenes de la arquitectura técnica en México: 1920-1933. México: UAM-Xochimilco, 1984. 24 Franklin Unkind Raquel. “Introducción”. En Hannes Meyer: Pensamiento. Cuadernos de arquitectura. Vol. 5. México: CONACULTA-INBA, 2002. 25 Noelle, Louise. “Introducción”. En Alberto T Arai. Caminos para una nueva arquitectura. Cuadernos de arquitectura. Vol. 3. México: CONACULTA-INBA, 2001. 26 Sánchez Ruiz Gerardo. “Planificación y urbanismo visionarios de Carlos Contreras”. En Escritos de 1925 a 1938. Col. Raíces 2. México: UNAM-UAM-UASLP. 2003. 19 de la propuesta hecha por la Unión de Arquitectos Socialistas con respecto a la planificación y el urbanismo en la Ciudad de México. Más adelante muestra la influencia que tuvo el maestro Carlos Contreras en la Unión, que sin duda, se reflejó en su proyecto de la Ciudad Obrera. Lo anterior, confirma que uno de los principales problemas que buscaron atacar estos jóvenes arquitectos, fue la falta de vivienda para las clases más vulnerables. Existe un texto realizado por Xavier Guzmán Urbiola llamado: Carlos Leduc: Vida y obra, en donde hace una oportuna descripción de la vida de este arquitecto, quien tuvo un gran contacto con Juan O´ Gorman, Enrique Yáñez, Raúl Cacho y Ricardo Rivas. El autor menciona que Leduc simpatizaba con el ideal de ofrecer una arquitectura que solucionara los problemas sociales de las clases bajas; tenía a su vez una gran admiración por los proyectos de la arquitectura soviética y en algún momento se declaró admirador de la política estalinista. Es importante hacer mención de este estudio, ya que Guzmán Urbiola no cita a la Unión de Arquitectos Socialistas, tampoco la relación que tuvo Leduc con dicha organización en sus comienzos, aunque sí recrea un breve panorama del ambiente socialista y comunista que influyó de igual manera en la obra de Leduc, al grado de incluir en su proyecto arquitectónico de tesis, una bandera comunista en la plaza de la escuela que había proyectado. Como se mencionó en anteriores líneas, uno de los estudios que ha ofrecido un mayor análisis sobre el tema, es aquel realizado por Víctor Arias Montes y Carlos Ríos Garza en su “Estudio Introductorio” al libro Enrique Yáñez y el Edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas, donde desarrollaron un valioso panorama social y político del cardenismo, así como de las propuestas de los arquitectos: Juan O´ Gorman, Juan Legarreta y de la Unión de Arquitectos Socialistas, que realizaron para afrontar el problema de la habitación obrera. Más adelante enfatizan la importancia del XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación, donde la Unión presentó su Proyecto de Ciudad Obrera. Es importante este estudio, ya que contiene material gráfico como fotografías e imágenes, que se han reproducido pocas veces en los estudios sobre la historia de la arquitectura del siglo XX. 20 El “prólogo” realizado por Alberto Hijar Serrano al libro Enrique Yáñez y el Edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas27, si bien no enumera con detalle las actividades de la Unión de Arquitectos Socialistas, sí hace un interesante análisis sobre las circunstancias políticas nacionales e internacionales que afectaron al país a partir de la década de 1920. Pone énfasis en los movimientos sindicales, así como en política cardenista en la cual se ampararon partidos de carácter comunista y socialista. Alberto Hijar, centra su estudio en describir el trabajo de Enrique Yáñez, quien junto con Ricardo Rivas, proyectó el edificio del SME; respetandoun estricto programa que ellos consideraron funcionalista, con el objetivo de cubrir las necesidades de los espacios para la reunión de los trabajadores. Hacia 1990, Pablo Quintero recogió una serie de entrevistas en el libro Modernidad en la arquitectura mexicana28, en donde aparece aquella realizada por Carlos González Lobo a Carlos Leduc. Las preguntas giran en torno a su labor profesional durante la década de 1930; sobre su participación en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, así como en su relación e influencia que tuvo de arquitectos como Juan O´ Gorman. En el mismo libro se encuentran un par de entrevistas (moderadas por Rafael López Rangel) a Enrique Yáñez, donde se le pregunta sobre su actividad dentro la Unión de Arquitectos Socialistas, así como de sus conceptos de arquitectura funcional y socialista. Al respecto contesta que: “Llamémosle arquitectura social, no socialista. Cuando nosotros fundamos esa agrupación de Arquitectos Socialistas, expresaba la tendencia, nuestro pensamiento, nuestra simpatía por el Socialismo, nuestra simpatía por la Unión Soviética”. De esta forma, el autor ofrece una valiosa información que nos ayudará a comprender el desarrollo del pensamiento de Enrique Yáñez, dentro del grupo. Del mismo modo, señala la importancia de la integración plástica dentro de sus proyectos, y a su vez, crítica su propia obra desarrollada durante la década de 1930. Sin duda, es un texto de gran ayuda, que aporta y aclara varios conceptos sobre el pensamiento arquitectónico de estos dos personajes. 27 Hijar Serrano, Alberto. “Prólogo”. En Enrique Yáñez y el Edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas. México: UNAM-Facultad de Arquitectura. 2011. 28 Quintero, Pablo. La modernidad en la arquitectura mexicana: 18 protagonistas. México: UAM. 1990. 21 Existe un trabajo poco conocido por parte de Graciela de Garay, quien en su tesis La arquitectura funcionalista en México (1932- 1934): Juan Legarreta y Juan O´ Gorman29, recopila una información inapreciable de datos históricos sobre la construcción y análisis espacial de las casas realizadas por Juan Legarreta en la colonia Balbuena. De igual forma, remarca la importancia que tuvo el Estado y en particular la iniciativa privada, en la construcción de estos proyectos sociales, ya que las empresas privadas junto con el gobierno, impulsaron programas para el financiamiento de casas para trabajadores, aprovechando a su vez, la oportunidad para crear un mercado para la venta de materiales de construcción. Más adelante, intenta explicar teóricamente el funcionalismo realizado en México por Juan Legarreta y Juan O´ Gorman. Al final de su investigación, recopila entrevistas de arquitectos como Álvaro Aburto, Raúl Cacho y Enrique Yáñez, donde expresan sus inquietudes (a lo largo de la década de 1930), por hacer una arquitectura que ellos consideraron funcionalista. Sin embargo, el estudio en muchos puntos cae comentarios cuestionables, ya que la autora interpreta que los textos de arquitectos como Le Corbusier y Walter Gropius, entre otros tantos, tuvieron una repercusión inmediata en la arquitectura mexicana. No obstante, es un trabajo que merece un gran reconocimiento por los valiosos datos sobre la arquitectura desarrollada por Legarreta y O´ Gorman. Como se ha podido observar, a pesar de las valiosas referencias que existen sobre el tema, no se ha realizado un estudio con profundidad que exponga como las diferentes orientaciones del socialismo influyeron en la políticas de vivienda de las primeras décadas del siglo XX, y especialmente, en la creación y en las iniciativas de los jóvenes arquitectos que fundaron la Unión de Arquitectos Socialistas. De igual manera, no existe un análisis de la Doctrina Socialista de la arquitectura y de los proyectos arquitectónicos que realizaron sus miembros. Queda pendiente también un análisis concreto que enumere las características de la arquitectura que dicho grupo definió como socialista, de tal forma que ayude a identificar con mayor detalle el pensamiento y características de esta organización. 29 Garay Graciela. La arquitectura funcionalista en México (1932-19341): Juan Legarreta y Juan O ‘Gorman. Tesis de licenciatura en historia. México: UNAM, 1978. En contenido en cuento a información que aporta esta tesis, hace evidente la necesidad de consultar este tipo de fuentes documentales y a su vez, invitar a su revisión por parte de aquellos interesados en el tema. 22 Por último, es necesario enfatizar que el estudio sobre la actividad desarrollada por la Unión de Arquitectos Socialistas durante el periodo del Cardenismo, no sólo aportará nuevos elementos a la historia de este periodo, también enriquecerá en gran medida a la historia de la arquitectura del siglo XX en México. 23 CAPITULO I 1.1 Genealogía y desarrollo del socialismo en México: la vivienda, un derecho de los trabajares El objetivo que tiene este apartado, es describir cómo las ideas del socialismo, con sus particulares orientaciones, llegaron a México y fueron asimiladas por diferentes actores sociales a partir de la segunda mitad del siglo XIX. De igual manera, se muestra la influencia que tuvieron los manifiestos de los círculos de obreros en la elaboración de las demandas de los trabajadores durante el siglo XX, donde se consideró especialmente la arquitectura destinada para la vivienda. Por último, se definirá qué tipo de socialismo fue el que la clase política y las principales organizaciones de trabajadores de la década de 1930, adoptaron para darle forma a su discurso ideológico. Durante los años posteriores a la Independencia de México, los penosos periodos de inestabilidad producto de las constantes disputas entre las principales facciones políticas, sumadas a las intervenciones extranjeras, fueron la constante a lo largo de esta primera mitad del siglo XIX. El pronunciamiento que derivó en el Plan de Ayutla (1854), fue uno de los procesos más importantes llevados a cabo para transitar a un nuevo gobierno de carácter liberal que consolidó su pensamiento en la Constitución de 1857, la cual definiría el programa político del Estado mexicano de las siguientes décadas. Aunque la respuesta política de los grupos conservadores derivó en la Guerra de Reforma y en la implantación del Segundo Imperio, los liberales pudieron sobreponerse para dar paso a la restauración de la República y con ello procurar el desenvolvimiento de sus planes gubernamentales. Este fue el escenario histórico en donde se discutieron diferentes ideas y formas de gobierno, que fueron desde las más conservadoras hasta aquellas emanadas de la ilustración y del liberalismo, las cuales configuraron los preceptos de las repúblicas modernas a lo largo del siglo XIX. Durante estos años, también creció el interés por otras corrientes del pensamiento político, entre los que se encontraban los textos del socialismo europeo, de los cuales Melchor Ocampo tradujo en 1851 la obra llamada Sistema de contradicciones económicas o 24 Filosofía de la Miseria de Joseph Proudhon (publicada en 1846) a la cual se le sumarían otros títulos con el paso del tiempo, en gran medida debido a su aceptación entre los círculos de trabajadores e intelectuales que simpatizaban con sus propuestas laborales. Otras noticias que llegaron al país sobre el tema, no tuvieron el mismo recibimiento positivo, en especial aquellas que daban cuenta sobre la insurrección popular en Paris en 1848. De este acontecimiento el secretario de Relaciones Exteriores, Luis de la Rosa, envió correspondencia a México manifestando que lo ocurrido, era producto de agitadores socialistas y comunistas que deseaban alterar el orden y la paz social30.Por otra parte, fue común que durante estos años los conservadores trataran de generar temor entre la sociedad y con ello golpear políticamente a los liberales, al señalar que éstos deseaban ejecutar las ideas del socialismo que se inclinaba por abolir la propiedad privada31. Lo anterior llegó a generar mayor inquietud entre los grandes acaudalados y políticos, ya que este derecho formaba una de las piedras angulares del incipiente capitalismo y a su vez, fundamentaba la política del Estado liberal mexicano. Durante el periodo del gobierno porfirista, las ideas del socialismo utópico y fraternalista32 continuaron divulgándose dentro de los centros fabriles (especialmente en los urbanos) donde usualmente prevalecían condiciones de explotación y nulas garantías para que los trabajadores desarrollaran adecuadamente sus actividades. Por lo que las referencias sobre mejores condiciones de trabajo despertaron cierto interés entre la clase trabajadora letrada, principalmente en aquellas ciudades fabriles y mineras como: la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala y Veracruz, a las que se le fueron sumando otras ubicadas en la 30 García Cantú, Gastón. El socialismo en México: siglo XIX. México: Ediciones Era, 1984, p. 150 31 Ídem. 32 Algunos Socialistas utópicos como Saint Simon, proponían una sociedad donde la administración y la economía pasaran a mano de los productores, es decir, a los obreros y trabajadores. De esta manera, se lograría un mejoramiento en sus condiciones laborales y de vida. Así mismo, propusieron la sustitución del gobierno, por uno basado en una organización tecnológica y científica de la sociedad. Es importante mencionar que Saint Simon, así como otros utopistas como J. Proudhon, rechazarían la idea de una revolución social que cortara tajantemente con el gobierno en turno, proponiendo por el contrario, su progresiva desaparición. Sumado a lo anterior, enfatizarían que la dirección de gobierno se pondría en manos de los más capacitados y sabios, lo cual fue fuertemente criticado por pensadores anarquistas como Bakunin. Para una mayor referencia consultar el texto de: Cappelletti, Ángel J. La ideología anarquista. Barcelona: Espíritu libertario. 2010. 25 zonas centro, norte y en el Pacífico Norte”33. En estas entidades, se presentaron con el paso del tiempo, un cumulo de demandas laborales que maduraron en sus conceptos cuando los líderes de los trabajadores tuvieron la orientación de organizaciones como el Gran Círculo de Obreros (fundado en 1871), que venía realizando una gran tarea de propaganda sobre la necesidad de establecer acuerdos que los beneficiaran. Tal fue el poder de convocatoria que adquirió esta organización, que en los siguientes años tuvo representación en más de cuarenta fábricas del país; los problemas que fueron discutidos en sus reuniones se concentraban en: el exceso de las horas de trabajo, las precarias condiciones de higiene de los espacios laborales, los bajos salarios, la falta de educación y en la necesidad de proporcionar viviendas para los trabajadores34. Aunque el interés por estas ideas de bienestar fueron bien recibidas, no habrían tenido un mayor impacto sin el papel que tuvo la prensa para su difusión, ya que gracias a la ayuda de este medio, se conocieron una serie de manifiestos de los círculos de trabajadores europeos que se editaban en periódicos nacionales como: La Comuna (1871), El hijo del trabajo (1874), La Internacional y especialmente en aquel que tuvo mayor difusión: El Socialista (1871), los cuales utilizaron frecuentemente en sus artículos conceptos como: lucha de clases, capitalismo y proletariado. Es importante mencionar que a finales del siglo XIX, la actividad de estas publicaciones independientes, que se concentraban principalmente en los sectores urbanos con actividad fabril, tuvieron el apoyo de un sector de intelectuales simpatizantes con las demandas de los trabajadores35. 33 Nava Oteo, Guadalupe. “La Minería”. En Historia Moderna de México. El Porfiriato vida económica. Daniel Cossío Villegas, Coord. México: Hermes 1965, p. 265. 34 García Cantú, Gastón. Op., Cit., p. 150 35 Menciona Arnaldo Córdova en su artículo “México: Revolución y política de masas”. Cuadernos Políticos. Núm. 13. México: editorial Era, julio-septiembre de 1977, pp. 85- 101, la importancia que tuvieron los núcleos de trabajadores industriales, los cuales se convirtieron en la clase más importante del país por su papel estratégico durante las primeras décadas del siglo XX. 26 El Socialista. 23 de julio de 1871. Hemeroteca Nacional. UNAM. A pesar del creciente número de conflictos suscitados en los principales centros laborales a finales del siglo XIX, el país continuaba su transición hacia la modernización de la infraestructura necesaria para sus operaciones económicas. Para tal propósito los medios de comunicación fueron vitales, por ello se acondicionaron y construyeron nuevos caminos, puentes, instalaciones portuarias y especialmente se puso atención a la ampliación de las vías férreas, que a partir de 1884, fueron creciendo en promedio 700 kilómetros por año36. Para llevar a cabo estas obras se recurrió a la ayuda de arquitectos, ingenieros y profesionistas, quienes ofrecieron soluciones a los problemas prioritarios del país y de la Ciudad de México. En esta última entidad se realizaron obras que procuraron: el saneamiento de la ciudad y la edificación de la arquitectura que necesitaba el Estado y la iniciativa privada. Esta bonanza económica que propició el porfirismo, quedó registrada en revistas como El Mundo Ilustrado y especialmente en El Arte y la Ciencia, que dirigió el talentoso Nicolás Mariscal, donde a través de notables artículos, describió el desarrollo en el país en materia de arte, ciencia, arquitectura e ingeniería. Para tal labor, procuró mantener un estrecho contacto con especialistas nacionales e internacionales, que marcaban para entonces las directrices de la construcción moderna. 36 González Luis. “El liberalismo triunfante”. En Historia General de México. México: El Colegio de México. 1976, p, 665. 27 La dinámica económica que alcanzó el país durante estos años, estimuló el crecimiento de las clases media y alta en las principales entidades del país, especialmente en la Ciudad de México, en donde se consolidaron nuevas colonias como La Tabacalera, San Rafael, Santa María la Ribera y la Americana (Juárez), donde se implementaron mejoras urbanas, nuevos programas arquitectónicos y conductas de vida que procuraban, en especial, la comodidad y la higiene. Para la construcción de las casas de estas colonias, se le encomendó a la generación de arquitectos e ingenieros porfiristas, la elaboración de bellos diseños que la academia mexicana de arquitectura estaba acostumbrada a enseñar. Sin embargo, no todas estas acciones beneficiaron a la mayoría de la sociedad de forma homogénea, ya que difícilmente los trabajadores rurales y de la ciudad que percibían bajos salarios, tenían acceso a los beneficios de esta modernidad constructiva. Desde finales del siglo XIX, la diferencia entre las clases sociales fue creciendo desproporcionadamente entre los acaudalados y la clase trabajadora, ya que fue el periodo en el cual muchos terratenientes se enriquecieron mediante el acaparamiento de grandes extensiones de tierra, como consecuencia de la desamortización de bienes de la iglesia37. La situación se agravó cuando Porfirio Díaz les otorgó las facilidades, permitiendo con ello el despojo de las propiedades de muchos campesinos, quienes al quedar en total vulnerabilidad se emplearon como jornaleros, los cuales usualmente quedaron expuestos a una dinámica de explotación. Por su parte, el Gran Círculo de Obreros (fundadoen 1871) mantuvo una activa presencia en varias entidades con actividad industrial, organizando a obreros y divulgando ideas sobre: el socialismo mutualista y el anarquismo europeo, a través de El Socialista, que desde 1884, realizaba venta de libros entre los que se encontraban ejemplares en francés como El Manifiesto del Partido Comunista y El Capital38, que si bien no fueron estudiadas con detalle, sino hasta la década de 1930, ya formaban parte de la literatura que se podía encontrar en el país. 37 La situación social que se vivía en el campo como producto del despojo de la tierra a los campesinos, derivó en levantamientos armados como el de Julio López “el comunista asesino” (discípulo de Plotino C. Rhodakanaty) quien se sublevó en las inmediaciones de Chalco en 1868, exigiendo la restitución de las tierras despojadas a los campesinos a través de su manifiesto dirigido a “todos los oprimidos y pobres de México y del Universo”. 38 García Cantú, Gastón. Op., Cit., p. 116. 28 Durante los primeros años del siglo XX, las exigencia de los trabajadores continuaron manifestándose a través de portavoces como los hermanos Flores Magón, quienes asimilaron las reivindicaciones de los trabajadores y campesinos, logrando programas políticos que presentaron en el periódico Regeneración (que editaban desde 1900) la realidad y desigualdad del gobierno porfirista. En 1906 el Manifiesto del Partido Liberal Mexicano, concentró una serie de peticiones para el mejoramiento de las condiciones laborales. En este documento, se consideró particularmente el tema de la vivienda; por ello, en la fracción 26 del manifiesto se proponía “Obligar á los patronos ó propietarios rurales á dar alojamiento higiénico a los trabajadores, cuando la naturaleza del trabajo de éstos exija que reciban albergue de dichos patronos o propietarios”. En los años siguientes, esta petición la retomarían otros personajes como Pascual Orozco, quien en el Pacto de la Empacadora (1912), introdujo la idea de que “los propietarios de las fábricas brindaran alojamiento a sus obreros, en condiciones higiénicas, con la intención de preservar su salud y enaltecer su condición” 39. Es importante señalar, que estos manifiestos exhibieron que el tema de la vivienda obrera, era un tema de gran relevancia que en años posteriores trascendería al formar parte del Artículo 123 de la Constitución de 1917. A pesar del fortalecimiento que tuvieron las organizaciones de trabajadores durante estos años, el cual se reflejó principalmente en su poder de convocatoria y sobre todo por su papel como motor estratégico40, los patrones no cedieron a sus demandas, lo que a la brevedad provocó que las negociaciones se volvieran más ríspidas. Estas circunstancias se reflejaron en altercados como el de 1906, cuando el Gran Círculo de Obreros Libres, que mantenía actividades en los principales centros fabriles y mineros del país como Cananea y Rio Blanco, fomentó la organizaran importantes huelgas entre 1906 y 1907, que condujeron a enfrentamientos con las autoridades con dramáticos resultados. Las frecuentes hostilidades a las que fue sometidos los opositores al régimen, acrecentaron el interés de nuevas facciones políticas por la transición a un nuevo gobierno. Este tema despertó mayor interés a partir de la famosa entrevista Díaz-Creelman (realizada en marzo de 1908) donde el reportero 39 Ruiz Massieu, José Francisco. Op., cit., p. 7. 40 Córdova Arnaldo. “México: Revolución burguesa y política de masas”. Op., Cit., p. 94. 29 de la Pearson's Magazine recogería el discurso del presidente, que enfatizaba la necesidad de crear una mayor apertura democrática. Lo anterior, propició la formación del movimiento antirreleccionista encabezado por Francisco I. Madero, que a través del Plan de San Luis convocaría al movimiento revolucionario en noviembre de 1910. Contrario al contexto de inconformidad social que se vivía durante esta década, el régimen porfirista no escatimó recursos para la preparación de las fiestas del centenario de la Independencia de México, que contó con los representantes políticos de países como Estados unidos, España, Alemania, Francia y China, quienes pudieron admirar el desarrollo del país a través de la inauguración de importantes obras como: el Hospital de la Castañeda, el Monumento a la Independencia, el Monumento a Juárez, las obras para desagüe de la cuenca de México, mejoras para el lago de Chapultepec y la inauguración de monumentos que fueron parte de obsequios de distintos países, así como otras actividades realizadas en el centro y diferentes entidades del país. Sin bien, los festejos de estos años continuaron mostrando un clima de estabilidad política y social, por otra parte continuaban las acciones para controlar a grupos de rebeldes que se presentaron como respuesta al Plan de San Luis, aunque sus esfuerzos fueron rebasados por los levantamientos armados en Estados como Chihuahua, San Luis Potosí, Coahuila, Guerrero, Morelos y Veracruz, a los que se fueron sumando otros subsecuentemente, propiciando el inminente exilio del General Díaz. Las elecciones presidenciales de octubre de 1911 le darían la victoria a Madero. No obstante, su administración sería duramente criticada por los caudillos revolucionarios quienes percibirían en los siguientes meses cierta preocupación como resultado de los acuerdos con la vieja clase política porfirista. Posterior al golpe de Estado efectuado por Victoriano Huerta, la inestabilidad política que se vivía promovió la creación de otras organizaciones de fuerte tendencia anarquista y socialista como La Casa del Obrero Mundial, la cual fue utilizada por las fuerzas constitucionalistas de Venustiano Carranza para reclutar a los denominados “Batallones Rojos” con los cuales combatirían a Huerta y al ejército de la División del Norte. Una vez en el poder, la estrategia que utilizarían los gobernantes como Venustiano Carranza (para mantener la estabilidad social durante sus mandatos) fue negociar y ofrecer a la clase trabajadora mejores 30 garantías laborales, tomando como estandarte la Constitución de 1917; documento representante del cúmulo de reivindicaciones laborales, agrarias, de educación y de salud, que se habían planteado décadas atrás por las organizaciones y círculos de trabajadores. De esta manera, El Estado crearía un “sistema jurídico-político de conciliación entre las distintas clases sociales”41 que incluiría reivindicaciones como aquella que intercedía por la cuestión de vivienda. Así, la Constitución de 1917 el artículo 123, fracción XII, recogería la misma solicitud hecha por el Manifiesto del PLM y el Pacto de la Empacadora, ya que señalaba que: “En toda negociación agrícola, industrial, minera o cualquier otra clase de trabajo, los patronos estarán obligados a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas, por la que podrán cobrar rentas que no excedan del medio por ciento mensual del valor catastral de las fincas. Igualmente deberán establecer escuelas, enfermerías y demás servicios necesarios a la comunidad”42. Con lo anterior, se dejaría claro que las reformas sociales se fueron integrando poco a poco a un programa político dirigido por las esferas del poder para tener un mayor control sobre los trabajadores, para que éstos evitaran cualquier tipo de sublevación. Durante la década de 1920, la presencia del socialismo en México se había fortalecido con el aumento de organizaciones de trabajadores y de partidos políticos que se autodenominaban socialistas y comunistas entre los que destacaron: el Partido Comunista Mexicano, el Partido Socialista Obrero (Yucatán) o el Partido Socialista Radical de Tabasco, donde participaban intelectuales de la clase media y grupos anarquistas, quienes en un principiose mostraron reacios a la lucha institucional, aunque posteriormente terminarían negociando con los grupos de poder43. Durante estos años de intensa actividad política, se tuvo el interés por lograr una mayor unificación entre estas organizaciones, lo que hizo posible que en 1919 se presentara la convocatoria para el Primer Congreso Nacional de Partidos Socialistas, que en poco tiempo logró congregar a cerca de 200 delegados de todas partes del país, reflejando con ello la 41 Córdova Arnaldo en su artículo “México: Revolución y política de masas”. Op. Cit., p. 97. 42 Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. Art. 123; Fracción XII. 43 González Casanova, Pablo. La clase obrera en la historia de México en el primer gobierno constitucional (1917-1920). México: UNAM-Siglo XXI. 1980. p. 13. 31 importancia de este evento, al cual se sumaron representaciones de Estados del norte del país, así como de aquellos provenientes del sur, donde políticos socialistas como Francisco Mújica, Carlos Castro Morales y Felipe Carrillo Puerto, desarrollaban una gran actividad política y social. En este congreso se discutieron las demandas que habían sido constantes por años, entre ellas: la construcción de casas baratas para obreros; reformas a las leyes de inquilinato y desahucio; lavaderos y baños públicos gratuitos (en los principales centros obreros); el establecimiento del seguro obligatorio contra los accidentes de trabajo, enfermedades, invalidez, vejez y paro forzoso; proporcionar trajes y alimentos a los niños que asistan a las escuelas municipales por cuenta del Estado; en la creación de parques escolares; otorgar asistencia médica y servicio farmacéutico gratuitos; proporcionar albergue para obreros inválidos y casas de maternidad para los hijos de las mujeres obreras. Desde el punto de vista educativo y cultural se propuso el establecimiento de la escuela racionalista y la construcción de bibliotecas y ateneos obreros44. El Estado durante estos años, lejos de ignorar a estas organizaciones, ofreció su apoyo a través de una burocracia sindical que tomó como estandarte el nombre de la revolución45. De esta manera, se fortalecieron organizaciones como la CROM, que desde 1918 había desarrollado una política de organización sindical y agraria que trato de anteponerse al avance de otras que le representaran competencia alguna, todo con la finalidad de crear masas al servicio del Estado46. Aunque en los siguientes años continuaron las estrategias para controlar a diferentes grupos y movimientos sociales, a los cuales se le sumaron otros (no necesariamente de carácter socialista) en las principales ciudades; como ejemplo se encuentra el “Movimiento inquilinario” de 1925, el cual fue reflejo de las condiciones de habitabilidad que se vivía en la Ciudad de México; este movimiento llegó a congregar en su mejor momento a cerca de 35 mil inquilinos. Sus esfuerzos se concentraron en presionar a las autoridades para que los arrendatarios acondicionaran las habitaciones que ocupaban, especialmente aquellas ubicadas en las viejas vecindades, que se distinguían 44 Ruiz Massieu, José Francisco. Op., cit., p. 173. 45 Gilly, Adolfo. La revolución interrumpida. México: Ediciones Era. 1994. P. 351. 46 González Casanova, Pablo. Op. Cit., p. 173. 32 por su avanzado deterioro, innegables problemas de higiene y por sus elevadas rentas que resultaban difíciles de pagar. Por su parte, el Estado a través de la CROM y de su propio sindicato inquilinario, logró neutralizar a este movimiento provocando con ello su pronta disolución47. Hasta este punto, habría que hace una síntesis que nos permita comprender cuales fueron las ideas que predominaban en la ideología de las organizaciones autodenominadas socialistas durante las dos primeras décadas del siglo XX, para determinar el contraste y orientación de aquellas desarrolladas durante la década de 1930. Lo que se ha podido observar, es que gran parte de las demandas realizadas por las organizaciones de trabajadores así como de los partidos políticos socialistas, se concentraron en exponer las condiciones de los trabajadores que garantizaban mejores condiciones laborales y de vida. Sí bien, en estas ideas predominaba un lenguaje que correspondía más a un socialismo utópico, fraternalista y de ayuda mutua, que a pesar de sus carencias ideológicas y programas políticos y económicos, fue suficiente para que estas organizaciones captaran simpatizantes, lo que les permitió tener una gran actividad en la escena política y social. El Estado por su parte, no sólo supo negociar y conducir a las masas de trabajadores, quienes además de ayudar a disolver la sociedad del viejo régimen, también se convirtieron en un factor de poder y fuerza propulsora para la consolidación de las instituciones modernas del país48. Durante la década de 1920, se presentaron nuevos sucesos que nutrieron el ambiente socialista en México. Particularmente, fueron llegando mayores noticias sobre la Revolución Rusa, lo cual interesó a los grupos simpatizantes del socialismo y del comunismo; entre los anarquistas y en la pequeña burguesía intelectual, quienes en conjunto trataron de estar al tanto de este proceso histórico. Sin embargo, la información que usualmente recibían no siempre fue la más precisa, como aquel informe que catalogaba a Lenin como un espía alemán, que ayudado por un judío llamado Trotsky, habían dado un golpe de Estado para 47 Taibo, Paco Ignacio. Los Bolshevikis: Historia narrativa de los orígenes del comunismo en México (1919-1925). México: Joaquín Mortiz. 1986. pp. 162-181. 48 Córdova Arnaldo. “México: Revolución y política de masas”. Op. Cit., pp. 85-86. 33 conquistar Moscú. A la par de esta información, fue sumándose al lenguaje de estas organizaciones las palabras bolsheviki y soviet, que fueron utilizadas constantemente con sus diferentes significados49. Aunque continuaron llegando noticias sobre los acontecimientos de la Revolución Rusa durante los años siguientes, no se aportaron suficientes elementos teóricos para que se conformara un movimiento estrictamente socialista o marxista en el país. Los textos de Karl Marx, aún no contaban con traducciones adecuadas y continuaban sin causar gran interés; el PCM sólo se concentraba en el estudio del socialismo utópico y en los textos de Friederich Engels. En contraparte, los manifiestos de los revolucionarios soviéticos de Trotsky y de Lenin, comenzaban a popularizarse entre los intelectuales afines a estas organizaciones. A pesar de todas estas limitaciones, los principales partidos socialistas ya habían monopolizado las interpretaciones relacionadas con la Revolución Rusa. En julio de 1920 un acontecimiento mostró el interés de la clase política socialista mexicana por mantener contacto con los dirigentes rusos a través de uno de los eventos más relevantes: el II Congreso de la Internacional Comunista celebrado en Petrogrado, al cual el PCM enviaría a Richard Francis Phillips, uno de sus principales dirigentes que logró establecer un breve contacto con Lenin en el Kremlin, lo cual ayudó a acrecentar el mito soviético en México50. Sindicato de Pintores y Escultores. Marcha del 1 de Mayo de 1929. Foto: Tina Modotti. 49 Ibídem, p. 30. 50 Ibídem., pp. 37-48. 34 Diego Rivera. El obrero, el campesino y el soldado trabajando. Edificio de la Secretaría de Educación Pública. En los siguientes años, diferentes sectores continuaron sumándose a grupos socialistas, entre ellos los artistas, quienes definieron su postura política y su compromiso con el país; trataron de anteponerse a los postulados conservadores de la academia y procuraron desarrollar unarte producto de la Revolución Mexicana, donde el pueblo sería un elemento dentro de sus propuestas estéticas. Entre noviembre y diciembre de 1922, un grupo de pintores entre los que se encontraban: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Fermín Revueltas, José Clemente Orozco, Carlos Mérida, Jean Charlot y Ramón Alba Guadarrama, crearon el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores. En la reunión constitutiva que realizaron, Rivera afirmó que los pintores eran “obreros manuales simple y sencillamente. En última instancia, somos obreros técnicos y nada más. Tenemos que defender nuestros jornales en particular y los intereses de nuestro gremio en general”51. Si bien, el sindicato no logró realizar manifestaciones formales sino hasta los años de 1929 y 1932, si consideraron los siguientes puntos que ya dejaban ver su simpatía por el socialismo ruso y adhesión sindical a la Tercera Internacional. Así mismo buscaron el desarrollo de una línea estética antiimperialista, anticapitalista, popular, nacionalista y la vinculación con la sociedad. Años más tarde, algunos miembros de este sindicato como Diego Rivera y David A. Siqueiros, 51 Ibídem. pp. 201-204. 35 tomarían diferentes posturas políticas y estéticas que se verían reflejadas en su obra mural, la cual buscaría contraponerse a la pintura academicista de “caballete”. De igual manera, su actividad política les permitió mantenerse activos en partidos como PCM, durante largos periodos. Esta década no sólo representó un momento clave para la consolidación de los gobiernos revolucionarios, también manifestó la necesidad por afirmar un ideal de nación. Para tal propósito, el Estado enfatizó (particularmente durante la administración de José Vasconcelos) la necesidad por la revaloración del pasado prehispánico y virreinal, negando a su vez los modelos estéticos del porfirismo, los cuales se abandonarían con el paso del tiempo. La arquitectura desarrollada durante estos años, materializó estas intenciones con la construcción de obras como: la Escuela Benito Juárez, la ampliación del Palacio Nacional y el Pabellón para la Exposición Internacional en Rio de Janeiro de 1922. La iniciativa privada, otro de los grandes promotores de este estos estilos, realizó notables ejemplos como fueron el Edificio de Departamentos Gaona en la avenida Bucareli, los Talleres Tostado y el Edificio Sortres, los cuales enfatizaban no sólo la búsqueda de la nacionalidad mexicana a través del pasado virreinal, también una arquitectura moderna en la cual se emplearon nuevos materiales constructivos como el concreto armado. En cuanto a las formas más apegadas al neo pre hispanismo (que buscaron ser parte de la representación del país en el extranjero) se encuentra el Pabellón realizado para la Exposición Internacional de Sevilla de 1929. Todo lo anterior, reflejó la necesidad por experimentar con estilos que cubrieran las necesidades estéticas y arquitectónicas del país, por lo que la Revolución vino a ser el conducto por la cual se materializaron todas estas propuestas. A la par de estos sucesos culturales, los gobiernos revolucionarios trataban de mantener la estabilidad política en el país, ya que continuaron suscitándose a lo largo de la década una serie de conflictos entre los principales jefes militares que dieron como resultado la muerte de personajes como Emiliano Zapata, Felipe Ángeles (1919), Venustiano Carranza (1920), Francisco Villa (1923) y Álvaro Obregón (1928). Durante estos 36 años, Plutarco Elías Calles que venía en ascenso político, buscaría las estrategias adecuadas para negociar con las más importantes facciones políticas y con las organizaciones de trabajadores, entre ellas la Confederación Regional Obrera (CROM), que sumadas a otras ya dejaban ver que su presencia había sustituido al ejército como factor predomínate para el mantenimiento del poder52. De esta forma, la política mexicana tuvo un importante reacomodo a partir de 1924, lo cual ayudó a fortalecer en gran medida las instituciones gubernamentales. De igual manera, el gobierno de Calles buscaría un mayor acercamiento con los partidos políticos de carácter socialista como el PCM, con quien tempranamente tuvo importantes acuerdos que le beneficiaron para su campaña presidencial. Este tipo de pactos favorecieron las actividades de grupos socialistas y comunistas radicales, entre los que se encontraba el gobernador de Tabasco Tomás Garrido Canabal, quien desde 1923 había emprendido una campaña antirreligiosa (precedida por aquella realizada por José Francisco Múgica) ayudado por sus “Camisas Rojas”, quienes pretendieron desfanatizar al pueblo a través de: la clausura de iglesias, la destrucción de imágenes, el adoctrinamiento en un socialismo de corte estalinista, así como en la implementación de escuelas racionalistas en espacios religiosos que previamente habrían sido desalojados53. Este tipo de enfrentamientos con la iglesia, derivaría en el movimiento armado cristero de 1926, que polarizarían a la sociedad y que a su vez, derivaría en una fuerte crítica de parte la sociedad y de los políticos opositores al desarrollo de ideas del socialismo en el país. Durante la década de 1930, ocurrieron los mayores sucesos que repercutieron en el fomento del socialismo en México, entre los que destacaron los proyectos para la implementación de la educación técnica y socialista (que buscaba principalmente la educación para que el trabajador pudiera ganarse su sustento), así como el fortalecimiento de importantes organizaciones como lo fueron: la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la Confederación General de Trabajadores (CGT), Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el Sindicato 52 Benítez, Fernando. Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana. I, El Porfirismo. México: FCE. 1978, pp. 8-24. 53 Ídem. 37 Mexicano de Electricistas (SME) y el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP), entre otras, que continuaron promoviendo en sus discursos la unidad entre la clase trabajadora a través de un lenguaje de carácter socialista fraternalista. En lo que respecta a los dos periodos políticos que representaron a esta década como lo fueron el Maximato y el Cardenismo, estos tuvieron un papel preponderante en el desarrollo económico del país y en el fortalecimiento de una ideología de Estado en donde el trabajador sumaria fuerzas para la reconstrucción económica de la nación. Para tal propósito, se apostó por diferentes estrategias, entre ellas la reforma a la educación. Es por ello que gobiernos como el de Pascual Ortiz Rubio, tuvieron especial atención al fomento de la industrialización y la educación técnica e industrial. Por ello, a la brevedad se trató de organizar un verdadero sistema de enseñanza “[…] que significara una aportación considerable para el aprovechamiento de los recursos naturales del país y el mejoramiento del nivel de vida del pueblo mexicano”54. Los proyectos para implementar una educación técnica (que décadas antes habían anticipado a la socialista) coincidían en la necesidad de preparar a los hijos de los trabajadores. Uno de los grandes promotores fue Narciso Bassols, quien desde la Secretaría de Educación Pública impulsó en 1931 un sistema de enseñanza que comenzaría con la Escuela Primaria Superior y culminaría con la Escuela Politécnica. En 1932, este tipo de iniciativas tuvo un gran logró al reunir a las escuelas técnicas dedicadas a la enseñanza de la edificación, para que en conjunto constituyeran a la Escuela Superior de Construcción, a la cual la SEP le propuso “Hacer surgir una cultura profesional, basada muy especialmente sobre las posibilidades populares, y la cual se opondría a la cultura actual universitaria”55, de igual
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