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ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN Y PROMOCIÓN DE LA SALUD ENFOQUE INDIVIDUAL - Corina Acosta

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ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN Y PROMOCIÓN DE LA SALUD ENFOQUE INDIVIDUAL
FOMENTO DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL DEPORTE EN NIÑOS Y ADOLESCENTES.
Tal y como afirman Gonzales de la Torre y Lozano (2002), la actividad físico-deportiva adquiere una importancia fundamental en las edades tempranas, ya que influye en la integración y formación personal; Sin embargo, los deportes infantiles no atrajeron el interés de los psicólogos hasta finales de la década de 1970 y principios de la de 1980. Como comentan Weinberg y Gould, este cambio de perspectiva se debió a una serie de factores:
· El gran aumento de la participación de los jóvenes en el deporte.
· Una intensa implicación de los niños en el deporte.
· La participación deportiva alcanza su nivel más alto en un momento decisivo en la vida del niño.
La práctica deportiva puede ofrecer grandes ventajas si se adapta a las necesidades educativas y de desarrollo integral del niño. En los últimos 20 años, la participación de jóvenes en competencias deportivas se ha incrementado en todos los países, independientemente de su desarrollo social y económico. Aumento que autores como Smoll y Smith sitúan en cuatro factores:
· La gran importancia social del deporte en todas las culturas y el reconocimiento de su papel en la formación de los niños.
· El interés de clubes y patrocinadores en promover deportistas prometedores.
· La promoción de programas deportivos para poblaciones especiales: antecesores, marginados sociales, etc.
· La apreciación del deporte, por parte de la mayoría de los niños, como una actividad amena y divertida.
Muchos autores consideran la participación deportiva como una parte importante del proceso de socialización. En este proceso, los autores consideran que intervendrán procesos de maduración emocional y de integración psicosocial para adaptar adecuadamente al niño al mundo que le rodea.
El hecho de que los niños practiquen deporte no significa que haya efectos positivos inmediatos. Esto dependerá más de cómo se oriente la actividad deportiva e, incluso en ocasiones, los efectos negativos pueden llevar al abandono prematuro de una actividad, aparentemente beneficiosa. Hay que tener en cuenta que cuando los equipos deportivos y las competiciones se constituyen en base al modelo adulto de deporte, el deporte infantil responde mucho más a los intereses de estos adultos que a las necesidades del joven. Sin duda, es tarea de los responsables y agentes de la educación deportiva promover un deporte sano capaz de dotar a los niños de capacidades y habilidades que les permitan obtener mayores beneficios en su desarrollo natural, en un ámbito que se convierte con el paso de los años en el lugar. donde puedan satisfacer su necesidad de una vida sana.
Este interés debemos aprovecharlo para utilizar la práctica del deporte como estrategia educativa y así obtener beneficios como los siguientes:
· Se puede optimizar el desarrollo físico del niño que lo practica, favoreciendo que sean personas sanas ahora y en el futuro.
· Se puede fomentar que los niños adquieran el hábito saludable de hacer ejercicio físico, previniendo las consecuencias negativas del sedentarismo.
· Se puede incentivar a los jóvenes a desarrollar otros hábitos saludables, como alimentación, higiene y cuidado personal, no ingerir sustancias tóxicas, entre otros.
· Puede conceptualizarse como una buena manera de ocupar el tiempo libre e interactuar con otros niños que también están interesados en los deportes.
Desde la perspectiva psicológica, la práctica deportiva bien planificada permite potenciar una serie de aspectos que influirán en un mejor desarrollo deportivo, pero también del comportamiento en general:
· Asumir responsabilidades.
· Aceptar y cumplir los compromisos con los demás y consigo mismo.
· Sé exigente contigo mismo, pero aceptando tus propias limitaciones.
· Sea persistente haciendo el máximo esfuerzo posible.
· Ser capaz de trabajar en equipo.
· Aceptar y respetar las reglas, compitiendo honestamente, sin hacer trampas.
· Aceptar victorias y derrotas, éxitos y fracasos.
· Ser capaz de sacar el máximo partido a la experiencia de la competición.
· Respetar a los demás.
· Ser tolerante y solidario con otras personas.
· Otros factores: capacidad de atención, concentración, autocontrol, autoestima, etc.
FACTORES MOTIVACIONALES Y EMOCIONALES QUE AFECTAN LA PRÁCTICA DEPORTIVA DE LOS JÓVENES.
Una de las mayores preocupaciones a las que nos enfrentamos en los adultos cuando un niño empieza a practicar deporte es si este niño está realizando una actividad que le resulte gratificante y, en consecuencia, si seguirá practicando deporte (adherencia) o, por el contrario. , abandonará.
Una vez que el niño ha tenido su primera experiencia deportiva, normalmente en el ámbito escolar, el niño puede dar un paso más e iniciarse de forma más técnica en la práctica deportiva específica (esto es lo que llamamos el periodo de iniciación). En esta fase, las figuras adultas adquieren una importancia decisiva en lo que se puede esperar de él más adelante.
De nuevo, como ocurría en la fase de iniciación, existen una serie de factores que pueden llevar al joven deportista a continuar en el deporte concreto o, por el contrario, influir en la decisión de abandonarlo. Si queremos facilitar que los jóvenes no se encuentren en una situación de estrés permanente en el deporte y que sigan viviendo la experiencia deportiva como algo agradable que les permita adquirir la madurez necesaria para afrontar las diferentes situaciones que demanda el deporte de ellos, debemos atender a una serie de factores para intentar potenciar lo positivo y reducir el efecto de lo negativo; En definitiva, debemos proponer una serie de medidas que eviten la posibilidad de un abandono prematuro del deporte no deseado por el niño, y que siga apostando por una actividad saludable.
Querrán continuar aquellos niños que hayan recibido una formación deportiva según los planteamientos que estamos describiendo o que tengan características de personalidad lo suficientemente maduras para enfrentarse a las diferentes fuentes estresantes del contexto deportivo. Es entonces cuando aparece la siguiente fase: la mejora. Estamos ante jóvenes deportistas que ya han desarrollado las cualidades técnicas, físicas y psicológicas suficientes para poder iniciar un entrenamiento global sostenido, donde la competición adquiere un protagonismo mucho más relevante y donde las expectativas de profesionalización pueden empezar a ser una realidad. Durante esta fase suelen aparecer una serie de aspectos psicológicos positivos y negativos, que tendremos que atender, ya que nos permiten aventurar si el joven puede continuar (adherencia) o abandonar (abandono) en su práctica deportiva. Cuidar estos factores significa, entre otras cosas, dar al joven las respuestas que nos está demandando en el contexto específico del deporte.
La fase de superación es el momento fundamental en el que los jóvenes deportistas van a apostar por una actitud deportiva profesional o desistirán en el intento de llegar más lejos. Evidentemente, no todos los jóvenes tienen las características necesarias para desarrollar una estrategia deportiva profesional, pero deberían tener todas las mismas posibilidades de desarrollo en cualquiera de estos aspectos.
FACTORES MOTIVACIONALES Y EMOCIONALES BÁSICOS QUE AFECTAN LA ADHERENCIA DEL NIÑO A LA PRÁCTICA DEPORTIVA
Estar con amigos
Uno de los aspectos que inciden definitivamente en la decisión del niño a la hora de optar por desarrollar un deporte es el hecho de estar con personas de su grupo de referencia; En este sentido, un aspecto motivador de primer orden es que la práctica deportiva le permite estar con los amigos significativos del niño.
Que te diviertas
Uno de los aspectos esenciales para garantizar la adherencia al deporte es que se lo pasen bien con el deporte que desarrollan. Es un componente crucial.
Aprende habilidades físicas y técnicas.
El objetivo primordial cuando un niño se inicia en la práctica deportiva es la adquisición de lashabilidades físicas y técnicas necesarias para que el desempeño de la práctica deportiva sea cada vez más sólido. Es un elemento motivador básico debido a que la adquisición de las habilidades necesarias es continua en el tiempo, y por tanto motiva a medida que avanza su desarrollo.
Competir
Un adecuado aprendizaje competitivo, caracterizado por la existencia de una clara retroalimentación sobre el nivel de aprendizaje adquirido, suele ser un motivador temporal amplio; la única dificultad que puede acarrear es entender la competencia como sinónimo de victoria, no pudiendo comprender los componentes de adquisición de habilidades que implica la competencia, independientemente del resultado.
Mejora tu propia salud
En las primeras edades del desarrollo deportivo, otro motivador importante es encontrar una relación directa entre practicar deporte y mantener una mejor salud física y psicológica. En este sentido, podemos llegar a encontrar niños para los que el hecho de ser cada vez mejores es mucho más motivador que el desarrollo de posteriores entrenamientos y competiciones.
Encuentra alternativas de ocio
Entre las diferentes opciones de ocio que encuentran los niños, el deporte puede aparecer como una de las más relevantes; el simple hecho de que se presente como una alternativa interesante, que además puede tener otros beneficios, ayuda al niño a mantener su adherencia a la práctica deportiva.
Tocar
El deporte es un juego y muchos niños se motivan con su práctica deportiva porque pueden jugar; con su práctica deportiva porque pueden jugar; Jugar es competir, divertirse, divertirse, de ahí que uno de los objetivos de estos niños sea no perder nunca esta visión del deporte. Mientras se mantenga este enfoque, la motivación y la adherencia en el deporte están aseguradas.
Sentirse bien
La percepción de sentirse bien con lo que hace el niño es fundamental para conseguir la estabilidad emocional necesaria en la práctica deportiva. Sentirse bien es obviamente subjetivo y las razones para sentirme así varían: porque me atiende el técnico, porque estoy con amigos, porque mis padres están contentos, porque estoy progresando, etc.
Estar motivado
La consecución de los objetivos y la satisfacción asociada, que implica “ perseguir ” , por parte de todos los implicados, aquello que motiva a cada niño, significa que estarán más cerca de satisfacer dicha motivación. Para alcanzar este estado psicológico, el pequeño deportista necesita comprobar no sólo que está consiguiendo lo que quiere, sino también que sus referentes le apoyan en esta búsqueda de realización.
Estás satisfecho
Esto no es suficiente si al menos algunos de los objetivos establecidos no se logran; Esto significa lograr la satisfacción con la tarea realizada (práctica deportiva) que finalmente le permite al niño encontrar sentido a lo que está haciendo y, en un progreso circular, volver a motivarse por otros aspectos relacionados con el deporte.
Sentirse feliz
Mantener el nivel motivacional adecuado y conseguir cumplir algunas de las metas planteadas supone que el niño está contento con lo que está haciendo. Este sentimiento es al que se refiere el niño cuando dice estar contento con el deporte que practica.
Hacer amigos
Sin duda uno de los aspectos emocionales más potentes que existen en el contexto deportivo es la posibilidad de que el niño haga amigos en él. Recordemos que un factor motivacional básico era precisamente el de estar con amigos; la posibilidad de encontrar nuevas personas de su grupo de referencia, con las que interactuar, hace que las emociones que pone en juego el niño cuando practica deporte sean positivas.
Controla las emociones negativas:
La práctica deportiva es un canal perfecto para las emociones, tanto positivas como negativas, por lo que uno de los aspectos a tener en cuenta es el hecho de que los niños que practican deporte puedan aprender estrategias que les permitan no solo controlar las emociones negativas, sino además controlarlas en los momentos necesarios de la propia práctica deportiva.
FACTORES PSICOLÓGICOS IMPLÍCITOS EN EL DESARROLLO DEPORTIVO DEL JOVEN.
Es evidente que no sólo los factores emocionales y motivacionales que cada niño pone en juego a la hora de practicar un deporte son suficientes para explicar la adherencia al deporte y, lo que es más importante, para favorecer la realización de actividades físico-deportivas.
FACTORES POSITIVOS (los que facilitan la práctica deportiva)
Percepción de apoyo de los educadores:
El joven necesita ser apoyado por sus educadores en todo lo relacionado con el deporte. No solo percibe que una figura relevante le apoya en las ilusiones que le genera el deporte, sino que le ve integrado en su formación personal global.
Percepción de apoyo a los padres:
Al igual que los educadores, los padres son figuras clave en el desarrollo de la práctica deportiva; en ellos, el joven espera ser comprendido y apoyado en sus decisiones deportivas; Es necesario pensar que una decisión en cuanto a su evolución profesional puede estar próxima y, en consecuencia, las decisiones a tomar (continuar o abandonar) son importantes si se analizan junto con los padres.
Percepción del apoyo de los técnicos:
Respecto al apoyo esperado, el técnico es la última figura básica en la percepción del apoyo recibido; En este caso, desde una perspectiva técnica: un evidente apoyo del entrenador en el deporte concreto, mientras que una percepción de falta de apoyo hace pensar al deportista en abandonarlo.
Este entrenador es la última pieza del triángulo que se forma junto a padres y educadores como referentes influyentes para el desarrollo deportivo posterior.
Personalidad "positiva":
Existen ciertos patrones de personalidad que favorecen la práctica deportiva (llamados personalidad dura, resistente) y también ayudan a desarrollar estrategias adaptativas ante las diferentes fuentes de estrés que puedan aparecer. Básicamente es un patrón caracterizado por la estabilidad emocional, alta capacidad de racionalización de problemas, habilidad para interpretar los aspectos deportivos como retos, capacidad de compromiso con la actividad que desarrolla, entre otros aspectos.
Mantenimiento de la motivación:
Si el joven deportista comprueba que se mantienen las razones intrínsecas por las que practica deporte (original o adaptado), la motivación para continuar en el deporte seguirá siendo la fuerza que le lleve a seguir desarrollando la actividad física específica; sí, pues por el contrario, las razones que hacen vivir al joven no son las mismas que espera de su actividad deportiva, las posibilidades de que aparezcan desengaños aumentan considerablemente.
Adherencia por satisfacción:
Conseguir los diferentes objetivos que el joven se propone como consecuencia de su actividad deportiva, supone promover altos niveles de satisfacción. Como esta satisfacción es en última instancia la base del deporte, conseguir que el joven deportista esté satisfecho es garantizar su adherencia al deporte.
Consecución de los objetivos:
La base de la motivación y posterior satisfacción está en que el deportista consiga los objetivos que se ha fijado. Estos objetivos, si se han enseñado adecuadamente, deben ser de diversa índole: rendimiento, resultados, aspectos personales, etc.
Adherencia por satisfacción en el desempeño:
La clave para un adecuado nivel de motivación es la que determina si el atleta continúa o no en el deporte; en este caso, el joven se adherirá cada vez más a su práctica deportiva si su satisfacción con el rendimiento que va adquiriendo es adecuada. A mayor rendimiento, mayor satisfacción.
Percepción de alternativas a las situaciones encontradas:
También aumenta el nivel de estrés causado por diversas presiones, por lo que el atleta necesita percibir que tiene alternativas a las situaciones estresantes que encuentra en el deporte, con las que puede superarlas; el objetivo ahora es evitar la sensación de impotencia que puede llevar a la frustración y, necesariamente, al abandono prematuro del deporte.
FACTORES NEGATIVOS (dificultanla adherencia al deporte)
Falta de apoyo social:
Dada la importancia que tiene para un deportista sentirse respaldado por sus figuras de referencia, es evidente que uno de los factores psicológicos que pueden afectar negativamente a su desarrollo deportivo es el hecho de sentirse falto de apoyo (de los padres, de los educadores y/o entrenadores). Hay que tener en cuenta que este sentimiento puede ser real o no, pero basta con que se sienta así para que su efecto sea inmediato.
Fade de motivos originales:
En el momento en que el deportista percibe que los motivos que le llevaron a practicar deporte han desaparecido y/o han sido sustituidos por otros, aparece una clara decepción que le puede llevar al abandono prematuro de la práctica deportiva. Este desvanecimiento no tiene efectos negativos si los motivos originales han sido cambiados por otros que el propio atleta ha decidido, nunca por imposición de técnicos, educadores o padres.
Percepción de ausencia de progreso técnico y/o físico:
El desarrollo físico y técnico es lo que nos permite observar la evolución en cuanto al rendimiento del deportista. Además, progresar en estos aspectos significa poder aspirar a mejorar en términos de resultados, objetivo que en esta fase del desarrollo del joven adquiere gran importancia. Tanto si la ausencia de progreso es real como si proviene de unas exigencias demasiado elevadas al propio deportista, una de las consecuencias negativas es la decepción y la falta de motivación para seguir practicando deporte.
Dificultad para establecer metas de logro:
Al inicio de la práctica deportiva es difícil establecer metas de logro, ya que el aprendizaje de habilidades técnicas y físicas prima sobre este aspecto. El hecho de asociar el logro con los resultados, aspecto muy frecuente en nuestra sociedad, hace que puedan aparecer conductas desmotivadoras como consecuencia de la falta de resultados.
Falta de comunicación adecuada:
La comunicación es el elemento básico de las relaciones humanas, y muy especial en el inicio y desarrollo de la práctica deportiva, ya que el niño quiere aprender rápido y bien; Una de las funciones del entrenador, padres y educadores es transmitir un ajuste de expectativas acorde a su realidad deportiva, y para ello es necesario contar con un sistema de comunicación fluido y motivador.
Incluir demasiada tensión en la práctica deportiva:
En la etapa inicial y posterior de desarrollo del deporte, como ya hemos dicho en otro momento, los objetivos de aprendizaje deben primar sobre los resultados; Si conseguimos adaptar bien las expectativas del niño en este sentido, conseguiremos reducir la tensión inherente a la competición y la necesidad de obtener resultados inmediatos.
Personalidad "negativa":
Un patrón de personalidad caracterizado por una excesiva tensión, poca socialización, poca capacidad para establecer relaciones, entre otros aspectos, condicionará negativamente la práctica deportiva del niño y los objetivos que quiere alcanzar en ella.
PAPEL DE LOS PRINCIPALES AGENTES SOCIALIZADORES EN LA PROMOCIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA
Padres:
Son los que suelen introducir a los niños en el deporte. Ejercen una gran influencia en la participación deportiva de sus hijos durante todo el proceso de socialización y especialmente en la etapa de iniciación. La influencia de los padres es decisiva en el período hasta aproximadamente los 8 años, ya que pasan más tiempo con la familia, aún no han establecido una red de relaciones sociales y se apoyan en la retroalimentación de los adultos para evaluar su competencia personal.
Debemos tener presente respecto al papel socializador del deporte, que lo que para sus padres simboliza el triunfo o la diversión en el juego, el respeto a las reglas o la victoria a cualquier precio, serán aspectos decisivos que determinarán la forma de entender y vivir el deporte. de tus hijos Por lo tanto, los padres deben asegurarse de que los niños tengan un motivo para participar en el deporte, que incluye la opción de optar por no hacerlo. Deben fomentar la participación, pero sin presionar a sus hijos; Asimismo, deberá asesorarlos, ofrecerles opiniones sobre el deporte elegido y sobre el nivel de competencia que el niño quiere asumir, entre otros aspectos. Sin embargo, los padres en ocasiones se convierten en fuentes de estrés, se identifican en exceso con sus hijos como una especie de prolongación de sí mismos; Cuando esto sucede, los padres comienzan a definir su propio valor en términos de cuán exitoso puede ser su hijo. Algunos padres se convierten en ganadores o perdedores a través de sus hijos, y la presión que se ejerce sobre ellos puede volverse intolerable.
Educadores y Técnicos
A medida que los niños crecen, la influencia de los padres en las actividades deportivas se comparte con otros adultos importantes, como los educadores deportivos o los entrenadores. Su tarea principal es diseñar un entorno tanto de entrenamiento como de competición, donde lo más importante sea el aprendizaje y la mejora del rendimiento y desarrollo del niño, y no los resultados. Sin embargo, el trabajo de investigación realizado en el deporte de base demuestra que los técnicos y educadores presentan estilos que pueden ser perjudiciales psicológicamente para los jóvenes deportistas, convirtiendo su experiencia deportiva en una situación generadora de tensión y conflictos. Una de las líneas de trabajo actuales se dirige precisamente al análisis del comportamiento del entrenador y del educador, para definir su perfil conductual, con el fin de desarrollar programas de entrenamiento específicos que les ayuden a relacionarse mejor con los niños deportistas.
Pares o grupos de pares
Como entrenadores y educadores, los padres deben compartir su influencia con la de sus compañeros.
Es evidente que esta relación con su grupo de pares tiene un impacto significativo en la autoestima y la autoestima del niño. El grupo de iguales se convierte en agente de socialización en los años intermedios de este proceso de socialización, y cobra especial importancia en la adolescencia, cuando este grupo se opone o apoya los valores, normas y modos de comportamiento que los jóvenes aprenden en la escuela y con sus padres, y donde también se evaluará la actividad deportiva. A través de la relación con los compañeros se adquiere la capacidad de ver las cosas desde el punto de vista de los demás y se desarrollan habilidades sociales que reducen el aislamiento.
Organizadores
El deber esencial de los organizadores es, ante todo, planificar competiciones para niños en ambientes saludables y definir comportamientos deportivos a través de la elaboración de reglas, velando por su respeto. Deben trabajar para que las competiciones deportivas organizadas para los jóvenes sean una escuela de juego limpio. Incluso, en caso de ser necesario, deberán modificar las normas y reglamentos en función del nivel de destreza deportiva y desarrollo psicológico del niño. Por otro lado, deben garantizar una mejor formación de los dirigentes, árbitros y técnicos relacionados con el deporte infantil, lo que repercutirá en una mejor socialización del niño que practica deporte.
Jueves y árbitros:
La función del árbitro o juez en el desarrollo de una competencia es hacer cumplir las reglas del juego y certificar la victoria y la derrota. Su decisión es final y su autoridad es indiscutible. Dado el importante papel del árbitro, una de las tareas que debería adoptar en el desarrollo del deporte infantil sería ayudar a educar en los niños conductas de juego limpio y no quedarse simplemente en el desempeño punitivo de su trabajo. El juez deportivo debe ser un modelo de deportividad, explicando las reglas a los niños que están aprendiendo mientras compiten a una edad temprana.
Deportistas profesionales y medios de comunicación:
Independientemente del nivel profesional del atleta que se desempeñe en el deporte, debe asumir su rol como modelo de comportamiento positivo y ejemplar para los niños que lo admiran. Los atletas no deben violar los estándares mínimosde juego limpio, especialmente en áreas donde su ejemplo pueda tener una gran influencia, o sus acciones puedan desacreditar los valores básicos de las tácticas deportivas.
Por su parte, los medios de comunicación deben tratar de ofrecer información deportiva imparcial, veraz y competente, sin caer en manipulaciones que afectarán también a la forma en que los jóvenes conceptualizan el deporte. Deben partir de la idea de que en función de la calidad de la información que reciban sobre el ámbito deportivo, también estarán formando jóvenes deportistas de calidad en cuanto a su desarrollo.
UNA PROPUESTA DE LÍNEAS ESTRATÉGICAS PARA LOS PROGRAMAS DE ADHERENCIA A LA PRÁCTICA DEPORTIVA.
A continuación, se propone un esquema de las líneas básicas que debe tener todo programa de mejora de la adherencia deportiva.
Establecer objetivos realistas y alcanzables:
Se debe velar en todo momento por que las metas que el niño se proponga en el ámbito deportivo sean realistas y alcanzables en función de sus cualidades físicas, técnicas y psíquicas; Cualquier “engaño” en este sentido no deja de ser un anticipo de la decepción que logrará cuando tome conciencia de las limitaciones, que tal vez deberíamos haberle transmitido antes.
Establecimiento de canales de comunicación adecuados:
La comunicación se convierte en un elemento básico del desarrollo del deportista, sobre todo cuando pensamos en los adultos, en este sentido, ser modelo de comunicación fluida y adaptativa es fundamental para que el niño también la reproduzca.
Promover la competencia y la cooperación:
Si bien la práctica deportiva no puede entenderse sin el componente competitivo, el adulto se refiere a él, debe mostrar al niño un modelo de deporte donde quepa tanto la competencia como la cooperación con sus pares; el error está en intentar transmitir al niño el modelo extremadamente competitivo de los adultos.
Ayuda a reajustar los motivos de práctica deportiva:
Si los adultos ven que es necesaria una readaptación de los motivos para hacer deporte, se trata de poder transmitir los motivos de este cambio, no simplemente imponerlo, “ porque el adulto sabe lo que necesita el pequeño deportista ” .
Genera expectativas reales:
De acuerdo a las evaluaciones periódicas que se le hacen al niño en cuanto al rendimiento deportivo que logra, en los aspectos técnico, físico y psicológico, los adultos deben demostrarle al niño cuáles son las expectativas que debe poseer en base a criterios realistas, y modificar todas aquellas que se aparten de los datos objetivos de dichas evaluaciones.
Evitar la relación éxito deportivo-éxito personal:
Como medida más importante y tratando de alejarnos del modelo ultracompetitivo de los adultos, debemos tratar de romper cualquier relación que pueda establecerse entre el éxito deportivo y el éxito personal; Evidentemente cada uno sigue un camino diferente y esto siempre debe tenerlo presente el niño.
Fomentar la socialización solidaria y deportiva:
A pesar de que venimos hablando de un deportista cada vez más “ profesionalizado ” , no debemos olvidar que estamos ante un joven que se está formando y, por ello, es fundamental que siga entendiendo el deporte como un lugar donde puede desarrollar aspectos solidarios y socializadores que, más adelante, le permitirán afrontar cualquiera de las situaciones que le depare su propio desarrollo deportivo.
Preparación psicodeportiva:
El niño desde pequeño debe tener una preparación psicológica en el contexto del deporte; Si no entendemos que este pequeño deportista está formado por facultades físicas, técnicas y psicológicas que hay que entrenar en su conjunto, estamos lejos de entender el deporte en su máxima dimensión. El no hacerlo implica explicar conductas disruptivas en el deporte que quizás podrían ser manejadas adecuadamente si hubieran recibido dicha formación.
Una de las estrategias que debe adquirir el deportista es el autocontrol, como técnica psicológica que permite luchar contra situaciones deportivas que desestabilizan emocionalmente al joven. Controlar sus propias reacciones porque controla sus emociones es la base de la frialdad necesaria en cualquier deportista. Por otro lado, otro de los aspectos psicológicos a entrenar se refiere a que casi siempre las reacciones psicológicas negativas de los deportistas se basan en los procesos mentales que se elaboran previamente; en este caso, los pensamientos que genera el deportista a raíz de las interpretaciones que hace de cada situación deportiva juegan un papel fundamental. Ante esto, el manejo de los pensamientos aparece como una herramienta básica del trabajo psicológico. Un elemento muy necesario para el deportista es la relajación; La tensión que genera la propia actividad deportiva, así como la canalización de la energía que realiza cada deportista, nos obliga a enseñarles estrategias de relajación adecuadas, propicias o relajantes o activadoras según los propios intereses del joven. Toda competición implica, además de la preparación técnica, física y psicológica, el establecimiento de la estrategia a desarrollar; Las técnicas de visualización permiten al deportista ver cómo quiere actuar en cada momento de la competición, pudiendo anticipar situaciones negativas de las que tendrá que salir positivamente. Así, otro de los componentes psicológicos que el deportista deberá manejar bien estará relacionado con la atención; Su capacidad para filtrar los estímulos que encuentra durante la competición y la necesidad de atender aquellos aspectos clave de la misma, es un componente que habrá que entrenar adecuadamente para que pueda utilizarlo cuando lo estime más conveniente. Finalmente, el deportista debe aprender a establecer objetivos deportivos de forma integral, resultados y aprendizajes y, por supuesto, realistas y alcanzables, que conduzcan al objetivo general que quiere alcanzar en un plazo de tiempo razonable.
Un programa de formación psicológica para una adecuada promoción y adherencia al deporte debe abordar:
Planificación de las actividades a desarrollar para la consecución de los objetivos:
Los objetivos estarán asociados a determinadas tareas y actividades que persigan la consecución de dichos objetivos; Esta es la única forma en que podemos hacer que la capacitación tenga sentido.
Planificación de las fases operativas:
La planificación de actividades siempre asociada a objetivos debe tener un carácter operativo que suponga, entre otros aspectos, mantener un nivel evaluativo muy alto, de forma que sepamos corregir en todo momento las posibles desviaciones en la consecución de los objetivos.
Calendario de cada fase de trabajo:
Los objetivos y sus actividades asociadas tienen sentido si efectivamente cada uno de ellos ha establecido un tiempo concreto de consecución, ya que nos permitirá saber si el deportista está realmente consiguiendo lo previsto en el tiempo que entendemos como razonable; este aspecto también permite evaluar y modificar aspectos de la programación global.
Trabajo específico de los técnicos:
Los técnicos tendrán una doble misión en su trabajo; por un lado, entrenar los aspectos técnicos del deportista; y, por otro lado, coordinar esta área con las relacionadas con los componentes físico y psicológico.
Trabajo específico de los preparadores físicos:
Los preparadores físicos deberán proporcionar al deportista los aspectos físicos necesarios para el correcto desarrollo de la actividad deportiva concreta y, además, comprobar que estos aspectos engarzan perfectamente con las exigencias técnicas del aprendizaje.
Trabajo específico de los psicólogos deportivos:
Los psicólogos serán los encargados del entrenamiento mental del deportista, buscando optimizar el rendimiento y, sobre todo, coordinar exactamente los avances psicológicos con las exigencias técnicas que se detecten.
Coordinación del trabajo conjunto de los profesionales del deporte:
Al analizar el trabajo de los preparadores técnicos, éstos, o un director técnico de los mismos, serán los encargados de asegurar que el trabajo en las tres áreas de actuaciónse corresponda con los objetivos globales y específicos de la formación integral del deportista.
Evaluación del trabajo realizado:
La única manera de saber si el desarrollo de la formación está siendo adecuado es mediante el establecimiento de mecanismos de evaluación exigentes; En este sentido, es necesario pensar en un sistema de evaluación continua de cada una de las áreas de trabajo, así como de la formación global que se está realizando.
Escucha activa del deportista:
Finalmente, cualquier programa integral de formación psicológica debe considerar como herramienta básica sobre la que trabajar todos los aspectos antes mencionados, la necesidad de utilizar la escucha activa como elemento imprescindible para el correcto desarrollo del deportista, en relación con sus diferentes técnicas deportivas.

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