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MEDICINA INTERNA EN LA MUJER Editores Manuel Ramiro H. Ricardo Juárez Ocaña Consejo editorial José Luis Akaki Blancas C. Raúl Ariza Andraca Alberto C. Frati Munari José Halabe Cherem Francisco J. Higuera Ramírez Ricardo Juárez Ocaña David Kersenobich Alberto Lifshitz G. Joaquín López Barcena Francisco Moreno Rodríguez Guillermo J. Ruiz Arguelles Asisclo de Jesús Villagómez O. Jesús Zacarías Villarreal McGraw-Hill Interamericana Editores Una división de The McGraw-Hill Companies Inc. MEDICINA INTERNA EN LA MUJER MÉXICO • BOGOTÁ • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • LISBOA • MADRID • NUEVA YORK • SAN JUAN • SANTIAGO • SAO PABLO AUCKLAND • LONDRES • MILÁN • MONTREAL • NUEVA DELHI • SAN FRANCISCO SINGAPUR • ST. LOUIS • SIDNE Y • TORONTO Gerente de División: José Ashuh Monayer Editor: Alejandro Bravo Valdez Supervisora de edición: Rocío Flores Castelán Supervisora de producción: Olga Adriana Sánchez Navarrete NOTA La medicina es una ciencia en constante desarrollo. Conforme surjan nuevos conocimientos, se requerirán cambios de la terapéutica. El(los) autor(es) y los editores se han esforzado para que los cuadros de dosificación medicamentosa sean precisos y acordes con lo establecido en la fecha de pu- blicación. Sin embargo, ante los posibles errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores ni cualquier otra persona que haya participado en la preparación de la obra garantizan que la infor- mación contenida en ella sea precisa o completa, tampoco son responsables de errores u omisiones, ni de los resultados que con dicha información se obtengan. Convendría recurrir a otras fuentes de datos, por ejemplo, y de manera particular, habrá que consultar la hoja informativa que se adjunta con cada medicamento, para tener certeza de que la información de esta obra es precisa y no se han introducido cambios en la dosis recomendada o en las contraindicaciones para su administración. Esto es de particular importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso no frecuente. También deberá consultarse a los laboratorios para recabar información sobre los valores normales. MEDICINA INTERNA EN LA MUJER Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin autorización escrita del editor. McGraw-Hill Interamericana DERECHOS RESERVADOS © 2004, respecto a la primera edición por, McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S.A. de C.V. A subsidiary of the McGraw-Hill Companies, Inc. Cedro No. 512, Col. Atlampa, Delegación Cuauhtémoc C.P. 06450, México, D.F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Reg.No. 736 ISBN 970-10-4681-1 1234567890 Impreso en México 09876532104 Printed in México Esta obra se terminó de Imprimir en Junio del 2004 en EDAMSA Impresiones.SA. De C.V. Av. Hidalgo No.111 Col. Fracc. San Nicolás Tolentino C.P.09850 Iztapalapa, México D.F. Colaboradores Director huésped C. Raúl Ariza Andraca Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Mujeres y enfermedad Dislipemia Hipertensión arterial Diabetes mellitus tipo 2 Enfermedad isquémica del corazón en las mujeres Osteoporosis Lupus eritematoso sistémico Síndrome antifosfolípido Colaboradores Carolina Aguilar Martínez Departamento de Nefrología Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Infección de las vías urinarias Eréndira Altamirano Bustamante Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Osteoporosis vi • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R Nelly Altamirano Bustamante Departamento de Endocrinología Instituto Nacional de Pediatría Secretaría de Salud Osteoporosis C. Raúl Ariza Andraca Director huésped Leonor Adriana Barile Fabris Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI Instituto Mexicano del Seguro Social Lupus eritematoso sistémico Susana Castañón Robles Departamento de Medicina Interna Hospital General de Zona "Los Venados" Instituto Mexicano del Seguro Social Género femenino y salud mental Guadalupe Castro Martínez Departamento de Medicina Interna Hospital Regional "Gabriel Mancera" Instituto Mexicano del Seguro Social Obesidad Rosa María Cortés González Departamento de Geriatría y Medicina Interna Hospital General de Zona Núm. 27 Instituto Mexicano del Seguro Social Adherencia terapéutica Juana Cuevas Velasco Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Hipertensión arterial Alejandra Florenzano García Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Diabetes mellitus tipo 2 • C O L A B O R A D O R E S vii Beatriz Franco Vergara Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Enfermedad isquémica del corazón en las mujeres María Teresa García Flores Departamento de Admisión Continua Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Enfermedad de Alzheimer Edith A. Huerta Romero Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Síndrome antifosfolípido Jazmy Laborie Nassar Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Dislipemia Pilar Lavielle Sotomayor Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI Instituto Mexicano del Seguro Social Violencia doméstica Gabriela Medina García Departamento de Urgencias Hospital General de Zona Núm. 76 Instituto Mexicano del Seguro Social Anorexia nerviosa y bulimia Mará Silva Estrada Departamento de Medicina Interna Hospital Regional "Gabriel Mancera" Instituto Mexicano del Seguro Social Infección por VIH y SIDA Olga lidia Vera Lastra Departamento de Medicina Interna Hospital de Especialidades Centro Médico "La Raza" Instituto Mexicano del Seguro Social Enfermedades tiroideas Contenido 1. Mujeres y enfermedad ........................................... 1 C. Raúl Atiza Andraca 2. Obesidad ................................................................... 3 Guadalupe Castro Martínez 3. Dislipemia ................................................................ 21 Jazmy Laborte Nassar, C. Raúl Ariza Andraca 4. Hipertensión arterial ............................................. 37 Juana Cuevas Velasco, C. Raúl Ariza Andraca 5. Diabetes mellitus tipo 2 ....................................... 47 Alejandra Florenzano García, C Raúl Ariza Andraca 6. Enfermedad isquémica del corazón en las mujeres.......................................................... 59 Beatriz Franco Vergara, C. Raúl Ariza Andraca 7. Osteoporosis ............................................................ 73 Eréndira Altamirano Bustamante, Nelly Altamirano Bustamante, C. Raúl Ariza Andraca8. Enfermedades tiroideas ....................................... 89 Olga Lidia Vera Lastra 9. Lupus eritematoso sistémico ............................... 109 Leonor Barile Fabris, C. Raúl Ariza Andraca http://booksmedicos.org X • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R 10. Síndrome antifosfolípidos ........................................ 125 Edith A. Huerta Romero, C. Raúl Atiza Andraca. 11. Infección por VIH y SIDA ............................................ 145 Mará Silva Estrada 12. Infección de las vías urinarias ..................................... 163 Carolina Aguilar Martínez 13. Anorexia nerviosa y bulimia .................................... 181 Gabriela Medina García 14. Enfermedad de Alzheimer ........................................... 193 María Teresa García Flores 15. Género femenino y salud mental................................ 207 Susana Castañón Robles 16. Violencia doméstica ...................................................... 225 Pilar Lavielle Sotomayor 17. Adherencia terapéutica ................................................ 233 Rosa María Cortés González Índice alfabético ........................................................... 245 Mujeres y enfermedad C. Raúl Ariza Andraca "Diego, ya no estoy sola." Frida Kahlo Las enfermedades en los seres humanos no ocurren al azar, sino que son la consecuencia de una complejísima relación entre factores genéticos, ambien- tales, psicológicos, socioeconómicos, culturales y conductuales y, aunque esta red multicausal es la que va determinando el estado de salud-enfermedad, el peso de los factores no se distribuye de manera uniforme en todos los indi- viduos; así, las mujeres son proclives a ciertas enfermedades o bien, el com- portamiento de estas enfermedades en ellas es diferente. No en todos los casos existe una explicación clara para tales tendencias puesto que, exceptuando las características morfológicas propias del sexo y las que van determinando las hor- monas sexuales, desde un punto de vista biológico las diferencias entre hombres y mujeres son escasas. La diferenciación del género-sexo parece ser una característica de los seres que se encuentran en las altas escalas biológicas; en animales de experimen- tación se ha demostrado que la expresión del cromosoma "Y" activa diversos genes que provocan la liberación o inhibición de las hormonas sexuales y que es lo que ulteriormente determina las características fenotípicas propias de ca- da sexo. Por estudios de neuroimagen se ha observado que existen ciertas di- ferencias en algunas áreas del funcionamiento y de la organización cerebral, así después de diversos estímulos fonéticos las mujeres activan intensamente redes neuronales que involucran el girus frontal inferior derecho e izquier- do, al contrario de los hombres que sólo activan una parte del girus izquierdo. Por otro lado, se ha encontrado que las mujeres son mejores que los hombres para resolver problemas de percepción (p. ej. relacionar o diferenciar objetos y también los superan en pruebas de precisión manual y en operaciones ma- temáticas). Otras divergencias encontradas son en la expresión de ciertos re- ceptores celulares, en algunas formas de comunicación celular y en ciertas 1 2 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R funciones de los linfocitos, osteoclastos y osteoblastos, aunque esto último parece depender también de la influencia de las hormonas sexuales.1,2 Desde un punto de vista sociocultural existen discrepancias muy claras en relación con el papel que las diferentes sociedades le han asignado a las mu- jeres, aquí surgen posiciones desventajosas para el género femenino que se hacen más evidentes en los estratos sociales de mayor pobreza y de menor desarrollo sociocultural como son el menor acceso a la educación, a la ali- mentación, a los servicios de salud, etcétera. Hay otras diferencias entre los hombres y las mujeres, algunas de ellas se comentan en el texto, pero aún existen muchos aspectos desconocidos y un largo camino por recorrer, para conocer mejor el fascinante universo de las mujeres y el diverso comportamiento de las enfermedades entre los géneros. El interés por la salud de la mujer es relativamente reciente y por fortuna ha tenido una gran aceptación ya que en la actualidad existen numerosos or- ganismos nacionales e internacionales que protegen a la mujer y que se dedican a su cuidado, sin embargo la mayoría de ellos tiene un enfoque predominan- temente sociológico y el aspecto médico lo tratan de forma marginal, por eso se decidió realizar este libro en donde se abordan los principales problemas médicos que enfrentan las mujeres. El texto no es exhaustivo y no pretende abarcar todas las enfermedades, sino que se seleccionaron aquéllas que tienen alguna característica distintiva (poco analizadas, prevalentes, emergentes, ac- tuales, etc.). Por último, hay que hacer una aclaración; el término sexo alude a las características fenotípicas del individuo que están determinadas por los órganos reproductores, el término género es más incluyente y además de las características fenotípicas ubica al ser humano en su contexto social y con- ductual; en este escrito se utilizan los dos términos y en ocasiones se emplean como sinónimos.3-6 Bibliografía 1. Kimura D. Sex differences in the brain. Scientific American 1992; september:81-87. 2. Shaywitzz JA, Shaywitz SE, Pugh JR, Constable RT et al. Sex differences in the functio- nal organization of the brain for language. Nature 1995;373:607-609. 3. Gur RC, Mozley LH, Mozley PD, Resnick SM et al. Sex differences in regional glucose metabolism during a resting state. Science 1995;267:528-531. 4. Figueroa JG. La condición de la mujer en el espacio de la salud. El Colegio de México. México, 1998. 5. Katzz EG y Correia MC. La economía de género en México. Nacional Financiera S.N.C. México, 2002. 6. Lockshin MD (ed). Gender, biology and human disease. Lupus 1999;8:338-415. Obesidad Guadalupe Castro Martínez INTRODUCCIÓN La obesidad es el desorden nutricional número uno en los países del primer mundo y los problemas asociados con ella no son privativos de los países de- sarrollados o sólo de personas de edad adulta. El problema no respeta género, raza o grupo etario; las mujeres, sin embargo, se consideran un grupo particu- larmente vulnerable a las ramificaciones de la excesiva ganancia de peso y la obesidad.1 En 1996 el informe de la tercera encuesta sobre Nutrición y Salud en Esta- dos Unidos (NHANES III por sus siglas en inglés), dependiente de los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC), reveló que existía un 36% de mu- jeres obesas en la población general (definida como un índice de masa cor- poral [IMC] igual o mayor de 27.3 kg/m2), mientras que esto sólo se encontró en 33% de los hombres.2 En 1998 los Institutos Nacionales de Salud (NHI) de Estados Unidos publi- caron las nuevas Guías de Diagnóstico y Manejo para la Obesidad, redefiniendo el sobrepeso como aquel que se encuentra con IMC entre 25 a 30 kg/m2 y la obesidad aquella que se encuentra con IMC por arriba de 30 kg/m2 (cuadro 2-1), identificando alrededor de 97 millones de adultos con sobrepeso u obe- sidad en Norteamérica.3 3 4 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R Cuadro 2-1 Clasificación del sobrepeso y la obesidad Descripción IMC (kg/m2) Desnutrición <18.5 Normal 18.5 a 24.9 Sobrepeso Leve 25.0 a 26.9 Moderado 27.0 a 29.9 Obesidad Grado I moderada 30.0 a 34.9 Grado II grave 35.0 a 39.9 Grado III muy grave > 40 Bajo este nuevo enfoque los resultados del NHANES III revelan tendencias alarmantes. Reclasificando los datos se encontró que hubo una más alta pro- porción de hombres que quedaron dentro del intervalo de sobrepeso mientras que las mujeresfueron calificadas principalmente como obesas: 24.7% de todas las mujeres calificaron como portadoras de sobrepeso en oposición a 39.4% de los hombres, pero hubo un porcentaje similar de mujeres que cali- ficaron como obesas (24.7%) contra sólo 19% de los hombres. Lo realmente preocupante es que esta tendencia de predominio de la obesidad en la mu- jer se ha incrementado progresivamente desde 1960 a la fecha. En México la prevalencia de obesidad para mujeres entre 12 a 49 años se encontró de 14.6% y de 4.4% para la edad preescolar, sin embargo en este es- tudio no se incluyeron mujeres mayores de 50 años en quienes es mayor la presencia de obesidad. En otro estudio en el que se incluyeron adultos de 20 a 69 años de uno y otro sexo se encontró una prevalencia de 21.4% para pobla- ción general, si a este estudio se le aplican los criterios del NHANES III, la pre- valencia para mujeres sería de 41.4% y 28.5% para los hombres, siendo el grupo de edad de mujeres entre 50 a 59 años de edad el mayormente afectado.4-5 Después de analizar la evidencia publicada tanto a nivel nacional como in- ternacional y en función de una uniformidad clínica y epidemiológica el Grupo de Consenso en Obesidad recomienda para la población mexicana conside- rar como obeso a todo sujeto con índice de masa corporal igual o mayor a 27 kg/m2, y para las personas cuya talla se encuentre por debajo de la percenti- la 3 poblacional (< 1. 60 m) se considere obesidad en los individuos con 25 o más de índice de masa corporal. ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS La obesidad es un problema de salud que se relaciona con todas las etapas de la vida de la mujer; se ha postulado que la obesidad y el sobrepeso se co- • O b e s i d a d 5 rrelacionan con las fluctuaciones hormonales que ocurren en la adolescencia, la gestación, la lactancia y la menopausia. Todos los estudios sugieren que las mujeres incrementan su peso confor- me transcurre su vida, por ejemplo mientras que alrededor de los 20 años de edad sólo hay 20% de mujeres con sobrepeso, 50% de las mujeres entre los 50 a 59 años de edad están afectadas.6 La propensión y el riesgo de desarro- llar la obesidad parecen iniciar en la adolescencia donde 12% de las mujeres se encontraron con este problema, siendo más evidente entre las mujeres de raza hispánica con 14.3% y mayor entre las afroamericanas con 16.4%. Cabe señalar que estas tendencias de predominio permanecen durante todas las etapas de la vida de la mujer. Posteriormente existe un nuevo aumento durante la época fértil debido a un incremento ponderal excesivo durante la gestación, después de lo cual no recupera el peso previo a la gestación, esto al parecer se debe a cambios en el estilo de vida relacionados con la crianza de los niños. Existe la idea de que a mayor ganancia de peso durante la gestación hay mayor riesgo de sobrepeso posparto y a mayor paridad más dificultad para volver al peso previo, sin em- bargo esto no ha sido totalmente confirmado.7,8 Las mujeres en edad repro- ductiva son el grupo demográfico aislado que tiene un mayor incremento de la prevalencia de la obesidad ocurrido durante el último decenio.2 La lactancia, al contrario de lo que se piensa, desgraciadamente no ha de- mostrado ayudar a la mujer a volver a su peso en el posparto, a menos que la alimentación al seno materno sea la única forma de alimentación del recién na- cido y se mantenga por más de seis meses.9 La menopausia y la perimenopausia son otras de las etapas importantes en la progresión del incremento ponderal en las mujeres. Existen datos bioquími- cos, genéticos y estudios en animales de experimentación que han demostrado que los estrógenos tienen un papel importante en la regulación de la acumula- ción y distribución de la grasa corporal. La disminución de la secreción de es- trógenos, al menos en algunos estudios, propicia un incremento ponderal con aumento en el depósito de grasa abdominal y visceral en contraposición con la distribución en la región gluteofemoral propia de la distribución ginecoide de la grasa.10 La idea equivocada de que la terapia hormonal de reemplazo (THR) favorece la obesidad ha sido ampliamente difundida, sin embargo los estudios han de- mostrado dos hechos claros: primero influye favorablemente sobre la distribu- ción de la grasa corporal y no influye de modo adverso en la composición corporal o el balance energético, y en segundo lugar se ha demostrado que en la perimenopausia existe una caída del gasto energético basal, por dismi- nución de la masa muscular, combinado con una disminución de la actividad física; así, el aumento de peso en este periodo es más un efecto del enveje- • M e d i c i n a i n t e r n a en Cuadro 2-2 Factores hormonales que influyen en el sobrepeso Estado menstrual Cambios Factores hormonales contribuyentes Fase folicular del ciclo ovárico EE P Aumento de preferencia por sabores dulces. Incremento en la concentración de estrógenos en 24 h. Fase lútea del ciclo EE P Incremento del apetito. ovárico Aumento del gusto por los alimentos grasos. Disminución del nivel de estrógenos en 24 h. Menopausia EE P Incremento del apetito. Testosterona Disminución de masa muscular. Pérdida de la fase lútea con caída de los niveles de estrógenos en 24 h. Disminución de la actividad física. Cambio en la distribu- ción de la grasa corporal. EE, estrógenos; P, progesterona. cimiento que de los cambios hormonales.11,12 Un resumen de los cambios hormonales y su influencia en el sobrepeso se encuentran en el cuadro 2-2. FlSIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD EN LA MUJER Explicar la obesidad como la consecuencia de un solo factor es minimizar la importancia de los hallazgos de los estudios recientes que han demostrado que la obesidad es el resultado de una compleja interacción entre factores gené- ticos, ambientales y metabólicos.12-16 Existe una clara tendencia entre los miembros de una familia a tener un índice de masa corporal similar lo cual sugiere que tanto los genes como el ambiente familiar influyen en la producción de la obesidad, la genética influye modificando los mecanismos reguladores del apetito y la distribución de la grasa. Estudios familiares y de gemelos idénticos han encontrado que la varianza del índice de masa corporal depende en 80% de influencia genética, sin embargo, utilizando modelos estadísticos para ais- lar la varianza transmisible total atribuible sólo al factor genético se encontró que 25% de la causalidad era directamente genética, 30% corresponde a transmisión cultural y un 45% corresponde a otros factores ambientales no transmisibles.17 Los estudios de la herencia genética de la obesidad no están bien defini- dos. Hasta ahora se han identificado más de 20 genes que influyen en la 6 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R • O b e s i d a d 7 génesis de la obesidad. Entre los más ampliamente estudiados se encuentran los llamados genes ob que codifican la síntesis de la leptina (o proteína ob). La leptina es un péptido de 167 aminoácidos cuya síntesis se lleva a cabo prin- cipalmente en el tejido adiposo y en menor cantidad en el estómago y pla- centa. La edad, el sexo, la ingesta calórica y el índice de masa corporal son factores que influyen sobre las concentraciones séricas de leptina. Debido al mayor porcentaje de grasa subcutánea y al papel de los estrógenos que aumen- tan la producción de leptina por el tejido adiposo, las concentraciones séricas son dos a tres veces mayores en mujeres que en hombres para un mismo IMC. Diferentes hormonas regulan su concentración en sangre. La insulina, los glucocorticoides y los estrógenos aumentan la expresión del gen ob y la síntesis de leptina, mientras que la estimulación de los recep- tores adrenérgicos (33 y los andrógenos la disminuyen. En el hipotálamo la leptina genera disminución del apetito y aumento en la termogénesis, sus efectosson mediados a través del propio receptor y por el neuropéptido Y, las orexinas A y B, la melanocortina y la hormona liberadora de la corticotro- pina. También se ha insistido en el gen db el cual codifica la proteína que es el receptor celular para la leptina. Existen otros muchos genes y mecanismos involucrados, algunos encontrados sólo en modelos animales sin lograr ser traducidos al problema humano. Una síntesis de los mejor estudiados se pre- senta en el cuadro 2-3. Es importante mencionar la influencia de factores ambientales. En la lite- ratura se ha documentado una relación inversa entre el exceso de peso corporal y los ingresos monetarios, el grado educacional y el nivel socioeconómico, además de las diferencias encontradas entre las diferentes etnias, por ejemplo en un estudio se encontró prevalencia de obesidad de 33-5% en mujeres Cuadro 2-3 Genes asociados con obesidad Nombre o identificación del gen Características ob localizado en el brazo corto Encargado de la síntesis de leptina. del cromosoma 7 db localizado en el brazo largo Sintetiza el receptor celular para del cromosoma 1 la leptina. IG-HVR Región hipervariable del gen de la Insulina. Na+,K+-ATPasa Bomba de sodio y potasio. GLUT-4 Transportador de glucosa. DNA mitocondrial Síntesis grasa. TGP Aminotransferasas hepáticas. AK-1 Adenilato-cinasa 1. TNF-alfa Factor de necrosis tumoral alfa. 8 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R Cuadro 2-4 Aspectos metabólicos y endocrinos en personas obesas Modificadores del desequilibrio energético Neurotransmisores del apetito Gasto energético reducido. Cociente respiratorio elevado. Sensibilidad a insulina disminuida. Resistencia a la insulina. Hiperinsulinemia compensatoria. Acumulación de grasa visceral. Hipercortisolismo "funcional". Hipogonadismo secundario. Hiperactividad del sistema nervioso simpático. Hiperleptinemia. Hiperestimulación del eje hipotálamo- hipó-fisis-suprarrenal. Actividad neurofisiológica aumentada del neuropéptido Y. Noradrenalina Acido gamma-aminobutírico (GABA) Péptidos de proteína Agouti Factor liberador de hormona del Crecimiento Neuropéptidos opioides Neuropéptido Y y YY Galanina Serotonina Dopamina Neurotensina Calcitonina Glucagon Hormona liberadora de corticotropina (CRH) Urocortina Hormona concentradora de melanocitos (MCH) Orexina/hipocretina Propiomelanocortina (POMC) blancas, 50.1% en méxico-americanas y 52.3% en afroamericanas.13 En resumen, la herencia genética junto con la herencia cultural son los elementos primor- diales que llevan al exceso de adiposidad. En el cuadro 2-4 se enumeran algu- nos de los factores mejor estudiados sobre la fisiopatología de la obesidad. CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD EN LA SALUD Existe poca controversia acerca de que el sobrepeso y la obesidad imponen ries- gos adicionales a la salud,2 y que estos riesgos son progresivos en relación con el incremento del grado de obesidad y proporcionalmente mayores con el en- vejecimiento de las personas o la presencia de comorbilidad (cuadro 2-5). 18-20 Es necesario que tanto los médicos como los pacientes identifiquen a la obesidad como un problema de salud y no sólo bajo aspectos de la estética corporal. La influencia del sobrepeso no es sólo sobre enfermedades especí- • O b e s i d a d 9 Cuadro 2-5 Riesgo de enfermedad en mujeres obesas Anormalidades Diabetes mellitus fetales tipo 2 Apnea del sueño Dislipemia Cáncer colorrectal Enfermedad Cáncer vascular cerebra de endometrio Esteatosis Cáncer de mama hepática Cáncer esofágico Función Cáncer renal respiratoria alterada Cardiopatía Gota isquémica Complicaciones Hemorragia uterina anormal quirúrgicas Hipertensión arterial Incontinencia urinaria Infertilidad Insuficiencia venosa Insuficiencia cardiaca Intolerancia a la glucosa Litiasis vesicular Lumbalgia Nefropatía Osteoartritis Reflujo gastroesofágico Resistencia a la insulina Respuesta inmune anormal Retardo en la cicatrización Síndrome de ovarios poliquísticos Síndrome del túnel del carpo Trastornos del sueño Tromboembolia pulmonar Trombosis venosa profunda ficas sino también sobre la mortalidad.21 Todo exceso de peso incrementa el riesgo de muerte por cualquier causa y el incremento del riesgo relativo se in- crementa a mayores niveles de obesidad y si ésta ha aparecido en etapas más tempranas de la vida (cuadro 2-6). Cuadro 2-6 Mortalidad vinculada con sobrepeso y obesidad IhAC Riesgo de enfermedad Descripción (kg/m2) Cintura* Cintura* Riesgo con < 88 cm > 88 cm comorbilidad Desnutrición <18.5 Normal 18.5 a 24.9 Puede Bajo incrementarse Sobrepeso Leve 25.0 a 26.9 Incrementada Alta Moderado Moderado 27.0 a 29.9 Incrementada Alta Alto Obesidad Grado 1 moderada 30.0 a 34.9 Alta Muy alta Muy alto Grado II grave 35.0 a 39.9 Muy alta Muy alta Extremo Grado III muy grave > 40 Extrema Extrema Extremo * Circunferencia de la cintura 10 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R Cuadro 2-7 índices de morbilidad de enfermedades específicas relacionados con obesidad Categoría según el índice de masa corporal (IMC) Comorbilidad 18.5 a 24.9 25.0 a 29.9 30.0 a 34.9 35.0 a 39.9 > 40 Diabetes mellitus tipo 2 2.38 7.12 7.24 13.16 19.89 Litiasis vesicular 6.29 11.84 15.99 19.15 23.45 Cardiopatía isquémica 6.87 11.13 12.56 12.31 19.22 Hipercolesteremia 26.89 45.59 40.37 40.96 36.39 Hipertensión arterial 23.26 38.77 47.95 54.51 63.16 Osteoartritis 5.22 8.51 9.94 10.39 17.19 La comorbilidad asociada puede variar con la edad pero es más evidente en la etapa de la posmenopausia. En un estudio realizado recientemente se com- paran los índices de prevalencia de seis enfermedades en mujeres con aumento de peso y mujeres con peso normal y los resultados demuestran una clara ventaja con significación estadística a favor de las mujeres con peso elevado (cuadro 2-7).22 En otro aspecto del mismo problema, durante la gestación de 6 a 10% de las mujeres cursan con sobrepeso. Estas pacientes tienden a tener complica- ciones durante la gestación, el parto y el posparto (cuadro 2-8).23-25 EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DE LA PACIENTE OBESA La obesidad es definida como un aumento del depósito de grasa corporal. En este sentido el diagnóstico clínico se establece de manera indirecta ya que no siempre se dispone de métodos directos para evaluar el contenido de grasa Cuadro 2-8 Complicaciones obstétricas en mujeres obesas Anteparto Hipertensión arterial crónica Diabetes gestaclonal Preeclampsla/eclampsla Apnea obstructiva del sueño Infecciones urinarias Intraparto Posparto Problemas con Hipertensión crónica anestésicos Trombosis venosa ncremento en el índice profunda de cesáreas Tromboembolla pulmonar vlacrosomia Eclampsia Eclampsia Diabetes mellitus tipo 2 Distocia de hombros • O b e s i d a d 11 corporal. Por eso la definición clínica toma en cuenta información antropo- métrica como peso, estatura, circunferencias corporales y grosor de los plie- gues cutáneos. Un elemento de diagnóstico sencillo y ampliamente aceptado es el índice de masa corporal, sin embargo, para establecer la distribución de la grasa corporal es necesario relacionarlo con otras medidas como la circun- ferencia de la cintura, y la relación de circunferencia cintura-cadera (RCC). Se ha demostrado que tanto en hombres como mujeres el perímetro abdominal aumentado (RCC > 0.84 y circunferencia de la cintura > 88 cm en mujeres) se asocia con mayor riesgo de muerte, en particular por enfermedad cerebrovas- cular y cardiopatía isquémica. La acumulación de grasa predominantemente abdominal se acompaña también de mayor frecuencia deresistencia a la in- sulina, hipertensión arterial, intolerancia a carbohidratos, diabetes mellitus y dislipemia (o dislipidemia). La evaluación inicial de la paciente obesa según los lincamientos propues- tos por los Institutos Nacionales de Salud (NHI) de Estados Unidos consta de varias partes pero siempre sustentadas en la obtención de una historia clínica completa y una revisión exhaustiva de los indicadores antropomórficos auxi- liares en el diagnóstico (cuadro 2-9).14 Como una forma de determinar la comorbilidad o el riesgo de ella, se su- gieren los siguientes puntos iniciales: • Obtener la historia clínica completa, evolución ponderal con la edad y hacer hincapié en la historia de los hábitos alimentarios e información sobre intentos previos por bajar de peso y sus resultados. • Calcular el índice de masa corporal y medir circunferencias de cadera y cintura. • Si el índice de masa corporal es mayor de 25 o la circunferencia de cin- tura es mayor a 88 cm, investigar otros factores de riesgo. Cuadro 2-9 Datos de la historia clínica indispensables en el estudio de pacientes obesas • ANTECEDENTES FAMILIARES O PERSONALES DE: obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, otras endocrinopatías, enfermedad vascular cerebral, osteoartropatías, dislipemia, colelitiasis, cardiopatía isquémica, cáncer, hábitos alimentarios, uso de fármacos, hábitos alcohólicos y tabáquicos. • BUSCAR INTENCIONADAMENTE: complicaciones pulmonares de la obesidad, hipertensión arterial, alteraciones del ritmo cardiaco, hipoventilación, problemas vasculares, problemas musculoesqueléticos. • DETERMINAR: peso, talla, índice de masa corporal, circunferencia de cintura-cadera, índice cintura-cadera, pliegues cutáneos: bicipital, tricipital, subescapular, suprailiaco. • SOLICITAR: química sanguínea, perfil de lípidos, función tiroidea (en casos seleccionados), radiografía del tórax y electrocardiograma. 12 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R • Si el índice de masa corporal es mayor de 25 con tres o más factores de riesgo o si tiene índice de masa corporal mayor de 30 con circunfe- rencia de cintura mayor de 88 cm, la paciente debe ser incluida inme- diatamente en un programa de manejo intensivo. En el caso contrario la investigación de los factores de riesgo adopta un carácter preponderante para encontrar aquellas pacientes que tienen mayor riesgo de morbimortalidad. Se reconoce que existen comorbilidades de ries- go "mayor" y la sola presencia de una de ellas justifica el manejo intensivo de la obesidad. Estas comorbilidades de riesgo alto incluyen: cardiopatía isqué- mica y otras manifestaciones de enfermedad aterosclerosa, diabetes mellitus tipo 2 y apnea del sueño. Otros factores de riesgo, sobre todo si están asocia- dos con un índice de masa corporal mayor de 25 y hay tres o más presentes son: edad superior a 55 años, estado posmenopáusico, historia familiar de car- diopatía isquémica a temprana edad, intolerancia a la glucosa, lipoproteínas de alta densidad menores de 40, otras dislipemias, hipertensión arterial y há- bito tabáquico. INTERVENCIONES TERAPÉUTICAS En la actualidad se considera que el tratamiento de la obesidad debe estar ba- sado en aquellos aspectos que tiendan a disminuir el aporte energético.por medio de dietas y a incrementar el equilibrio energético negativo a través de programas de ejercicio cotidiano. Todo esto podrá lograrse si se consigue un verdadero cambio en los estilos de vida por lo que las intervenciones de mo- dificación de la conducta juegan un papel muy importante en cualquier pro- grama de disminución del peso. La clave para cualquier programa de baja de peso es la motivación del pa- ciente, dependiendo de la adhesión del paciente para ceñirse a los múltiples cambios en el estilo de vida que incluyen los diferentes protocolos para bajar de peso. Se recomienda que en la evaluación inicial se investigue lo siguiente: • Si el paciente no quiere bajar de peso se debe advertir de los riesgos solamente. • Si el paciente desea bajar de peso deberá establecerse un programa de intervención dietoterapéutica trazando metas que sean adecuadas a las condiciones del paciente, mantener una vigilancia frecuente para con- servar el ánimo del paciente y evaluar los progresos y replantear las metas. • Identifique los pacientes que requieren otras modalidades de interven- ción como las farmacológicas, quirúrgicas y tratamiento conductual. Cada paciente debe ser individualizado y de preferencia seguido por un grupo multidisciplinario con intervenciones terapéuticas progresivas (cuadro 2-10).26 • O b e s i d a d 13 CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA Muchas mujeres tratan de perder peso periódicamente pero lo hacen bajo es- trategias no recomendadas, hay que hacer énfasis en que el cambio en el estilo de vida no implica sólo una disminución parcial o periódica de la ingestión de alimentos sino un cambio completo en los estilos de comer. Existen múltiples variantes de intervención dietéticas, sin embargo, al paso de los años se ha concluido que lo mejor es mantener aquella que obtenga un equilibrio ener- gético negativo moderado. Por ello se recomiendan las dietas bajas en calo- rías/bajas en grasa, iniciando con una prescripción que permita una reducción de 500 a 1000 calorías en la ingesta habitual con lo que se espera una pérdi- da ponderal de 0.5 a 1 kg por semana. Es conveniente que estas dietas sigan las reglas de los requerimientos nutricionales mínimos para adultos según la pi- rámide nutricional aceptada por la Organización Mundial de la Salud.14-27,28 Para pacientes obesas de clases II y III, bien motivadas, y que han fraca- sado previamente con otras dietas convencionales, principalmente si se aso- cian con algunas patologías como apnea obstructiva del sueño, diabetes tipo 2, o si requiere una rápida pérdida de peso para una cirugía electiva, se pueden usar bajo estrecha vigilancia dietas muy bajas en calorías (400 a 800 cal/día) con énfasis en la ingestión de proteínas de origen animal y baja en grasas, recor- dando que si bien se obtiene una mayor pérdida de peso, también tiene una mayor incidencia de recaídas al recuperar rápidamente el peso perdido. Otras Cuadro 2-10 Modalidades de intervención terapéutica en pacientes obesas según el riesgo clínico 14 • M E D I C I N A I N T E R N A E N L A M U J E R dietas como las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos para pacien- tes con hiperinsulinemia no han demostrado una respuesta mejor que la sim- ple dieta hipocalórica bien llevada. Existe un claro beneficio en recomendar el ejercicio para lograr un equili- brio energético negativo, aunque hay informes de que no existe una mayor pérdida de peso entre los pacientes que hacen ejercicio y dieta y aquellos que hacen trabajos en casa como la jardinería, etc., y dieta solamente; sin embar- go, hay que destacar que el ejercicio es una actividad que mantiene la buena salud y muy probablemente también influya en impedir la recuperación del peso perdido.29,31 El nivel y tipo de ejercicio debe ser adecuado a cada persona después de una evaluación médica con especial énfasis en los aspectos cardiovasculares y ortopédicos, la recomendación es que se realice una actividad física mode- rada durante 30 min la mayor parte de los días de la semana, sin olvidar que en pacientes con limitaciones físicas se puede sugerir la realización de activi- dades cotidianas que pueden ejercer efectos semejantes. Un tercer punto importante son las intervenciones en el comportamiento o terapia del comportamiento. Es un punto de apoyo para lograr la pérdida pon- deral e incluyen las pautas de refuerzo que impidan recaer en malos hábitos de alimentación. Es parte intrínseca de los programas comerciales para bajar de peso: "TOPS", "weight-watchers", etc. El médico debe permitir su uso siempre y cuandopermanezca como parte activa, individualizando y manteniendo la guía terapéutica a través del reforzamiento, la recompensa y el compañerismo.32 INTERVENCIONES FARMACOLÓGICAS La intervención dietoterapéutica y de cambio de vida puede ser la única in- tervención necesaria para los pacientes con sobrepeso e IMC entre 25 y 30 sin comorbilidad; para cualquier otro grupo de pacientes además de éstos es reco- mendable el uso de farmacoterapia. Los principales aspectos de intervención farmacológica por un lado están relacionados con la disminución del apetito o anorexígenos y por otro lado con los promotores del gasto energético Hasta hace poco tiempo las drogas anorexígenas eran muy populares en el ambiente médico y aun cuando han sido cubiertas de una imagen negativa estos medicamentos pueden usarse con prudencia. El motivo de la imagen ne- gativa proviene del uso indiscriminado de las anfetaminas que en el pasado se acompañó de un alto porcentaje de abuso en su consumo por parte de los pacientes con sobrepeso. En 1970 el Departamento Federal de Sustancias Controladas Estadounidense clasificó a los anorexígenos en cinco categorías: las categorías I y II son sustancias con muy alto índice de posibilidad de causar • O b e s i d a d 15 abuso o dependencia, la categoría III engloba sustancias con muy baja posibili- dad de causar dependencia y las IV y V son consideradas con riesgo mínimo o nulo de causar abuso o dependencia. Estas últimas han sido medicamentos muy populares hasta 1997 pero los informes de hipertensión pulmonar vincu- lada con el uso de fenfluramina y dexfenfluramina han replanteado su uso. Estas drogas fueron retiradas del mercado en septiembre de 1997. La fenilpropanolamina se utilizó con muy buenos resultados hasta el año 2000 en que se asoció con hemorragias cerebrales en pacientes que las esta- ban utilizando y fue retirada del mercado La fentermina y el mazindol son drogas que aumentan la liberación de no- repinefrina y se han autorizado como tratamiento de uso corto. La sibutramina fue aprobada en 1997 para uso prolongado. Es un inhibi- dor de la recaptación de serotonina/norepinefrina. Se recomienda iniciar con una dosis de 10 mg al día aumentando 5 mg cada vez hasta obtener un efec- to con la dosis mínima posible. Sus efectos colaterales incluyen taquicardia e hipertensión arterial. Hay que recordar que el efecto máximo de los anorexí- genos se obtiene dentro de los primeros seis meses de uso y si no ha habido respuesta no la habrá ni aun aumentando la dosis por lo que no se recomien- da su administración por más tiempo.33,34 El orlistat no es un anorexígeno, inhibe la acción de la lipasa gástrica y pancreática, bloquea la absorción intestinal de grasa hasta en un 33%. La do- sis recomendada es de 120 mg tres veces al día antes de las comidas, puede tener efectos colaterales como disminución de la absorción de vitaminas lipo- solubles, evacuaciones disminuidas de consistencia con pérdidas anales. Es- tos medicamentos han demostrado seguir siendo útiles en estudios a más de dos años y además ayudan a disminuir la recaída y recuperación del peso per- dido por lo que está autorizado su uso por periodos de tiempo más prolon- gados.35"37 Ninguno de estos medicamentos está indicado durante la gestación y la lactancia. En la actualidad se están efectuando estudios con un grupo de medicamen- tos que son inhibidores de la síntesis de ácidos grasos pero sus resultados aún requieren de comprobaciones clínicas.38 La clasificación de los medicamentos en uso y algunos con posibilidades a futuro se encuentran en el cuadro 2-11. OPCIONES QUIRÚRGICAS Las intervenciones quirúrgicas deben ser procedimientos indicados exclusiva- mente en aquellos pacientes en los que ha fallado cualquier otro programa para disminuir de peso y tienen grandes riesgos o muchas comorbilidades, o para aquellos pacientes con un índice de masa corporal mayor de 35.21 Los proce- dimientos más comúnmente usados son la gastroplastia vertical (banda gástrica) 16 • MEDICINA INTERNA EN LA MUJER Cuadro 2-11 Clasificación de fármacos para tratar la obesidad 4 Estimuladores de la movilización de la grasa. • Agonistas de la hormona del crecimiento • Agonistas de leptina • Estimuladores de la cinasa de proteína Adaptado de: Fundación Mexicana para ¡a Salud. Consenso en obesidad. México: McGraw-Hill Interamericana, 2000. y la derivación esofagogástrica con un procedimiento Y-en-Roux. La morbili- dad perioperatoria depende de las condiciones coexistentes y del índice de masa corporal. La cirugía ha demostrado ser efectiva para obtener una disminu- ción importante y sostenida del peso corporal. Las complicaciones a largo plazo suelen ser: el síndrome de vaciamiento rápido, las deficiencias vitamínicas y de hierro, la litiasis biliar, la gastritis y la dilatación gástrica posquirúrgica.39 • O b e s i d a d 17 Es importante mencionar que el procedimiento quirúrgico es hoy considerado el más efectivo y de mejor costo-beneficio para el tratamiento de la obesidad si son bien seleccionados los pacientes y es realizado por médicos experimentados. CONCLUSIONES A pesar del reconocimiento generalizado de que la obesidad es en sí misma una enfermedad, algunos artículos cuestionan el beneficio en la salud de la reducción de peso. La mayoría de los expertos sugieren que la prevención es la mejor política de salud pública,41 sin embargo esto no es una opción realista para 55% de la población que tiene sobrepeso. Las Guías Diagnósti- cas y de Tratamiento de la Obesidad publicadas por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han realizado una evaluación de la evidencia y propuesto las condiciones en las cuáles existe suficiente evidencia clínica para indicar a los pacientes la conveniencia de la disminución del peso.3 Es responsabilidad de los médicos implementar medidas de vigilancia y va- loración del peso en todos y cada uno de los pacientes en que se identifique un problema de obesidad tanto por el cuadro mismo como por el desarrollo de complicaciones y comorbilidad; es más recomendable establecer rutinariamente todas aquellas medidas tendientes a promover la prevención en la obesidad.41 46 Bibliografía 1. WHO. Obesity: preventing and managing the global epidemia Report of a WHO con- sultation. World Health Organ Tech Rep Ser 2000;894:¡-xi¡, 1-253. 2. National Center for Health Statistics. NHANES III Reference Manuals and Reports. 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Raúl Ariza Andraca Los trastornos de los lípidos representan un grave problema de salud pública en México y en los países de alto desarrollo económico, puesto que además de ser una condición común, su elevación o desequilibrio ocasionan daño en- dotelial, lo que eventualmente culmina en enfermedades cardiovasculares que son la principal causa de muerte en dichos países. Los términos de dislipemia e hiperlipemia frecuentemente se utilizan de manera indistinta, sin embargo, implican conceptos diferentes puesto que el primero alude al desequilibrio entre los diferentes componentes del metabolismo lipídico y el segundo se re- fiere exclusivamente a la elevación de las concentraciones séricas de los lípi- dos. Las mujeres tienen características epidemiológicas, fisiopatológicas, de expresión clínica y de tratamiento que las diferencian de los hombres; en este capítulo se analizan dichos aspectos. En la encuesta nacional de enfermedades crónicas efectuada en México y publicada en 1993,1 en la cual se evaluaron a 15474 individuos, se encontró que 8.8% de los encuestados tuvo niveles séricos de colesterol superiores a 240 mg/dl, teniendo una prevalencia semejante a la informada en otros paí- ses, 10% para hombres y 8% para mujeres. Por otro lado, 5.4% de la población estudiada presentó niveles de triglicéridos superiores a 500 mg/dl y 11.7% tu- vieron niveles de lipoproteínas de baja densidad superiores a 159.9 mg/dl; de estos últimos, los varones tuvieron una mayor prevalencia, 13-3% frente a 10.5% en mujeres. El problema de esta encuesta es que no se efectuó un aná- lisis adecuado de acuerdo con el género y que se tomaron en cuenta como punto de corte, cifras de lípidos que en los últimos años se han modificado. 21 22 • M e d i c i n a i n t e r n a en la m u j e r FISIOLOGÍA Los triglicéridos y el colesterol son partículas insolubles en agua y por lo tanto son transportadas en la circulación como lipoproteínas, éstas a su vez están constituidas por un centro hidrofóbico donde se encuentran los lípidos y por una capa externa de apolipoproteínas, fosfolípidos y de colesterol libre. Las lipoproteínas se clasifican en quilomicrones, lipoproteínas de muy baja den- sidad, lipoproteínas de baja densidad, lipoproteínas de densidad intermedia y lipoproteínas de alta densidad (cuadro 3-1). En el metabolismo de las lipoproteínas existen tres vías metabólicas prin- cipales2 que a continuación se comentan de una manera simplificada: a) Vía exógena. Los triglicéridos y el colesterol procedentes de la dieta se ab sorben en el yeyuno, transformándose en quilomicronespor los enteroci- tos. Posteriormente, los triglicéridos de los quilomicrones se hidrolizan en los tejidos periféricos por medio de la lipasa de lipoproteína, liberándose ácidos grasos, los cuales son captados por las células; actuando como cofac- tor la apolipoproteína C-II. Finalmente, los remanentes de los quilomicrones son degradados en el hígado con la participación de la apolipoproteína E y de un receptor relacionado con las lipoproteínas de baja densidad. b) Vía endógena. Las lipoproteínas de muy baja densidad se sintetizan en el hepatocito y posteriormente se transportan a la circulación donde siguen el mismo metabolismo de los quilomicrones. En el hígado los remanentes de las lipoproteínas de muy baja densidad pueden seguir tres caminos: 1) ser convertidos en lipoproteínas de alta densidad, 2) transformarse en lipopro teínas de densidad intermedia y 3) depurarse. Las lipoproteínas de baja densidad producidas en este proceso son captadas por el hígado y los te jidos periféricos mediante la unión de la apolipoproteína B-100 al receptor de lipoproteínas de baja densidad. Cuadro 3-1 Composición de lipoproteínas Lipoproteína Lípidos Apolipoproteínas QUILOMICRONES Triglicéridos (80 a 95%) apo A-I, apo A-IV, Ester de colesterol (2 a 4%) apo E, apo B-48 Lipoproteínas de muy Triglicéridos (55 a 65%) apo B-100 baja densidad Ester de colesterol (5%) apo E apo C Lipoproteínas de baja Ester de colesterol (37%) Apo B-100 densidad Lipoproteínas de alta Ester de colesterol (15%) apo A-l, apo A-ll, apo C densidad • D i s I i p e m i a 23 c) Transporte inverso del colesterol. Se refiere al transporte del colesterol de los tejidos periféricos al hígado. El colesterol libre procedente de los te- jidos periféricos es aceptado por las lipoproteínas de alta densidad y des- pués de ser esterificado puede ser transferido a la apoliproteína B-100. El éster de colesterol puede ser transportado al hígado por las propias lipoproteí- nas de alta densidad, para que eventualmente se elimine de la circulación. EFECTOS DE LOS ESTRÓGENOS EN EL METABOLISMO DE LAS LIPOPROTEÍNAS Los efectos conocidos de los estrógenos sobre el metabolismo de las lipopro- teínas son múltiples e incluyen: incremento de las lipoproteínas de muy baja densidad plasmáticas (por aumento de síntesis hepática de apo B-100), reducción de los niveles séricos de lipoproteínas de baja densidad (a través de favore- cer la expresión del receptor de lipoproteínas de baja densidad), incremento de lipoproteínas de alta densidad (por inhibición de la lipasa hepática e in- cremento de apo A-I), y disminución de los niveles de lipoproteína Lp(a)2 (mecanismo aún no muy bien conocido). Los progestágenos tienen efectos opuestos, excepto que también disminuyen los niveles de Lp(a) (cuadro 3-2). ENTIDADES CLÍNICAS ANTICONCEPTIVOS POR VÍA BUCAL Los anticonceptivos por vía bucal tienen efectos diversos en el perfil de lípi- dos que van a depender de sus componentes (estrógenos y progestágenos). Los estrógenos favorecen la trombogénesis y este efecto depende de la dosis y del tiempo de administración. Por otra parte, los progestágenos disminuyen las lipoproteínas de muy baja densidad, aumentan las lipoproteínas de baja densidad y disminuyen las lipoproteínas de alta densidad, sobre todo aque- llos que tienen efecto androgénico importante, como el norgestrel, que es un Cuadro 3-2 Efectos fisiológicos de los estrógenos sobre las lipoproteínas Efecto Mecanismo Incremento de VLDL sérica Aumento en síntesis de apo B-100 Reducción de LDL sérica Favorece la expresión del receptor de LDL Incremento de HDL sérica Inhibición de lipasa hepática Incremento de apo A-l Disminución de lipoproteína a Desconocido 24 • M e d i c i n a i n t e r n a en la m u j e r potente estimulador de la actividad de la lipasa hepática.3 Actualmente los an- ticonceptivos por vía bucal de nuevas generaciones están compuestos por dosis bajas de estrógenos y progestágenos con menos efectos androgénicos (p. ej. gestodene, desogestrel, norgestimato).4 Debido a que el efecto benéfico de los estrógenos se contrarresta por los progestágenos, se han realizado combi- naciones de anticonceptivos que provoquen el menor daño vascular posible, sin embargo, aún no se ha encontrado un resultado clínico con estos medicamen- tos ya que en estudios clínicos no se ha demostrado disminución significativa de los eventos cardiovasculares. Los niveles de triglicéridos se incrementan en un 19 a 24% en las mujeres que consumen anticonceptivos por vía bucal y se han informado casos de pancreatitis aguda en pacientes con diagnóstico de hipertrigliceridemia que recibieron anticonceptivos hormonales, por lo cual no se recomiendan en mu- jeres que cursen con niveles séricos de triglicéridos > 300 mg/dl. En aquellas pacientes con niveles de triglicéridos entre 150 y 300 mg/dl, se sugiere trata- miento de la hipertrigliceridemia y posteriormente iniciar con los anticoncepti- vos hormonales. Por otro lado, en mujeres con hipercolesteremia se ha descrito mayor riesgo de eventos tromboembólicos cuando reciben estrógenos. En ge- neral no se recomienda el empleo de anticonceptivos hormonales en mujeres con niveles séricos de colesterol mayores a 190 mg/dl en ausencia de otros factores de riesgo vascular ni en las que cursan con niveles séricos mayores a l60 mg/dl cuando presentan otros factores de riesgo vascular reconocido. En toda mujer que curse o haya cursado con diagnóstico de dislipemia debe valorarse cuidadosamente el empleo de anticonceptivos hormonales y, si se decide su uso, deben efectuarse evaluaciones frecuentes de los lípidos séricos y considerar en su prescripción el riesgo-beneficio.2 MODIFICACIONES EN EL EMBARAZO Los cambios en el estado hormonal durante el embarazo son los responsables del incremento en el colesterol total, fosfolípidos, triglicéridos, lipoproteínas de baja densidad y lipoproteínas de alta densidad. Durante este periodo se ha demostrado un incremento en la actividad de la lipasa hepática y una disminu- ción en la actividad de la lipasa de lipoproteínas, siendo la primera condición responsable del incremento en la síntesis hepática de triglicéridos y la segunda, del descenso del catabolismo de triglicéridos en el tejido adiposo. La lipasa hepática conduce a la aparición de partículas de lipoproteínas de baja densi- dad pequeñas y densas, las cuales se han relacionado con mayor riesgo fetal de enfermedades cardiacas congénitas y con una mayor probabilidad de que la madre tenga un patrón anómalo de respuesta aterogénica. En una cohorte prospectiva, Brizzi y colaboradores5 estudiaron los efectos fisiológicos del embarazo sobre los lípidos en 22 mujeres, encontrando que el • D i s I i p e m i a 25 colesterol total se incrementó en promedio 58%, siendo esta elevación más in- tensa durante el segundo trimestre de gestación y los triglicéridos se elevaron en promedio 145%; este incremento fue constante a partir del segundo trimes- tre de gestación. La mitad del grupo presentó elevación de lipoproteínas de baja densidad después del primer trimestre, principalmente a expensas de la variedad de moléculas pequeñas y densas. También se encontró elevación de los niveles de lipoproteínas de alta densidad, principalmente entre las mujeres primi- gestas. Aunque se desconocen las implicaciones clínicas que puedan tener los cambios fisiológicos mencionados, la elevación de los lípidos durante el em- barazo es una condición que pudiera contribuir a daño endotelial. MODIFICACIONES EN EL CLIMATERIO Durante la menopausia se presenta aumento en el colesterol total, en las li- poproteínas de baja densidad y en los triglicéridos, pero las concentraciones de lipoproteínas de alta densidad por lo general no se modifican. Los niveles de Lp(a) también tienden a aumentarse.6 Estos cambios pueden mejorar o re- vertirse con la terapia hormonal de reemplazo.FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR EN MUJERES Los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular (ECV) son esencial- mente los mismos en los hombres y en las mujeres, sin embargo, la ponderación de algunos de estos factores varía en relación con el género. Los principales factores de riesgo para ECV son: a) Tabaquismo. b) Dislipemia (o dislipidemia). c) Diabetes mellitus. d) Hipertensión. e) Género: hombres y mujeres posmenopáusicas. f ) Historia familiar de enfermedad cardiovascular (en mujeres < 65 años y en varones de < 55). DIABETES MELLITUS El perfil de lípidos en este grupo de pacientes muestra diferencias significativas de acuerdo con el género del que se trate. Se ha demostrado que los varones con diabetes mellitus y triglicéridos elevados tienen ui riesgo tres veces ma- yor de eventos cardiovasculares que aquellos con niveles bajos o normales de triglicéridos, sin embargo, esta diferencia en las mujeres es hasta 200 veces mayor (mujeres con diabetes e hipertrigliceridemia frente a mujeres con dia- 26 • M e d i c i n a i n t e r n a en la m u j e r betes y triglicéridos normales). Por otro lado, las pac entes con diabetes me- llitus y niveles bajos de lipoproteínas de alta densidad tienen un riesgo ocho veces mayor de padecer enfermedades cardiovasculares.7 DlSLIPEMIA El Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol (NCEP) de Estados Unidos, a través del Panel de Tratamiento en Adultos (ATPIII)8 (cuadro 3-3) estableció que el principal factor de riesgo cardiovascular tanto para los hom- bres como para las mujeres es el nivel sérico de lipoproteínas de baja densi- dad; esta lipoproteína parece ser mejor predictor de enfermedad cardiovascular en hombres, sin embargo, en las mujeres la relación de riesgo cardiovascular de las lipoproteínas de baja densidad es menor lo cual al parecer obedece al factor protector que ofrecen los estrógenos, puesto que estas hormonas interfieren con la captación de lipoproteínas de baja densidad en la pared arterial. Por otro lado, el ATPIII también considera al colesterol total como factor de riesgo. En contraste, las HDL han demostrado ser el predictor de riesgo más fuerte de enfermedad cardiovascular en mujeres, como se observó en el estudio Fra- mingham,9 en el Lipid Research Clinics Prevalence Study,10 y en el Donolo-Tel Aviv Study.11 Un incremento de 1 mg/dl de HDL se asocia con una disminución de 3 a 5% en el riesgo de eventos cardiovasculares. El estudio Framingham identificó que el riesgo de enfermedad cardiaca a ocho años fue de 7% para mu- jeres que tenían un índice de colesterol total/lipoproteínas de alta densidad me- nor de 5, de 12% para un índice de 5 a 7 y 20% para los índices mayores a 7. Cuadro 3-3 Cifras de colesterol y metas de tratamiento según el ATPIII (mg/dl) COLESTEROL TOTAL < 200 200 a 239 >240 LDL COLESTEROL < 100 100 a 129 130 a 159 160 a 189 > 190 HDL COLESTEROL < 40 >60 Deseable Límite alto Alto Óptimo Arriba del óptimo Límite alto Alto Muy alto Bajo Alto • D i s l i p e m i a 27 Triglicéridos Los triglicéridos son el factor de riesgo cardiovascular más importante en mu- jeres. En el estudio Framingham,9 se encontró que tener triglicéridos elevados es un factor de riesgo independiente para las mujeres, al margen de los nive- les de HDL. En el Lipid Research Clinics Prevalence Study,10 el riesgo relativo de muerte fue de 1.65 para las pacientes con niveles de triglicéridos entre 200 y 399 mg/dl y de 3-44 para niveles de triglicéridos mayores a 399 mg/dl. La hipertrigliceridemia se vincula con niveles elevados de factores de la coagula- ción (I, VII, VIII y X), así como con el inhibidor del activador del plasminógeno, lo que puede explicar su capacidad aterogénica.12 Subpartículas de lipoproteínas de baja densidad Se han descrito dos subclases de lipoproteínas de baja densidad (A y B), la subclase A es más larga y densa y la B es más pequeña y menos densa. El ta- maño de lipoproteínas de baja densidad se relaciona con el contenido de tri- glicéridos. El predominio del tipo B se asocia con un mayor riesgo de presentar eventos cardiovasculares y diabetes mellitus y se hace más aparente con la edad (menopausia) y la obesidad.2 Lipoproteína a La Lp(a) es un compuesto semejante a las lipoproteínas de baja densidad que se encuentra unido a la apoproteína a, que es una glucoproteína hidrofílica de la misma familia del plasminógeno; por lo tanto, la Lp(a) tiene efectos tanto aterogénicos como trombogénicos. Los niveles de Lp(a) mayores de 30 mg/dl se han asociado con riesgo coronario en mujeres de cualquier edad, conside- rándose como un factor independiente en el estudio Framingham.2,9 TRATAMIENTO Los niveles recomendados de los lípidos sanguíneos dependen de las característi- cas individuales de cada paciente (cuadro 3-4). En todos los casos el tratamiento comprende medidas generales y eventualmente tratamiento farmacológico. MEDIDAS GENERALES El ATPIII recomienda como primera medida cambios en el estilo de vida como son: a) la ingesta diaria de grasas saturadas debe ser < 7% de las kilocalorías totales y hasta 200 mg/dl de colesterol, b) alta de ingesta de fibra dietaria (10 a 25 g/día), c) baja de peso en personas con sobrepeso u obesidad y d) au- mento de actividad física. Se recomiendan evaluaciones cada seis semanas y en caso de no obtenerse los niveles deseados de los lípidos séricos se deberá evaluar a las 12 semanas el tratamiento farmacológico.8,13 En la práctica clínica 28 • M e d i c i n a i n t e r n a en la m u j e r Cuadro 3-4 Tratamiento según factores de riesgo cardiovascular y meta de lipoproteínas de baja densidad (mg/dl) de acuerdo con el ATP 111 Riesgo Nivel al cual Nivel al Categoría Meta de eventos iniciar cambios cual iniciar de riesgo deLDL coronarios en hábitos tratamiento de vida farmacológico Enfermedad < 100 >20% a 10 >100 >130 coronaria o años equivalente* 2 factores < 130 10 a 20% a 10 > 130 > 160 de riesgo** años 0 a 1 factor < 160 < 10% a 10 >160 >190 de riesgo años * Equivalente de enfermedad coronaria: enfermedad aterosclerosa (enfermedad arterial periférica, aneurisma aórtico, enfermedad carotídea), diabetes mellitus, tener más de dos factores de riesgo. ** Factores de riesgo: tabaquismo, hipertensión (TA > 140/90 mm Hg), HDL < 40 mg/dl, historia familiar de ECV, edad (hombres > 45 años, mujeres > 55 años). es difícil la aplicación y vigilancia de estas medidas y un alto porcentaje de pacientes requerirán de tratamiento farmacológico. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO En las mujeres los aspectos con más importancia son: la terapia hormonal de reemplazo y los medicamentos hipolipemiantes; estos últimos desde un punto de vista reduccionista se pueden clasificar en 1) inhibidores de la hidroxime- til-glutaril coenzima A reductasa (HMG-CoA), 2) secuestradores intestinales de ácidos grasos, 3) fibratos y 4) ácido nicotínico. Debe señalarse que existen po- cos estudios en donde se analiza la respuesta farmacológica en las mujeres.14 Terapia hormonal de reemplazo El mecanismo mediante el cual la terapia hormonal de reemplazo (THR) in- crementa los niveles de lipoproteínas de alta densidad, es fundamentalmente por inhibición de la lipasa hepática e incremento de apo A-I. Por decenios se consideró a esta hormonoterapia de reposición como una medida efectiva para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares basándose en los resultados de múltiples estudios retrospectivos y observacionales pero principalmente en el Nurses' Health Study,15 que es una cohorte de más de 70000 enfermeras, y en el Iowa Women's Health Study;16 ambos estudios demostraron disminución entre 40 y 50% de los eventos cardiovasculares, lo que se atribuyó a los efec- tos benéficos sobre el perfil lipídico, sin embargo los estudios tienen problemas metodológicos, porejemplo en el Nurses' Health Study no se especifican los • D i s l i p e m i a 29 cambios puntuales en el perfil de lípidos. Por otra parte, los ensayos clínicos controlados realizados hasta la fecha, muestran resultados contradictorios. El estudio PEPI,17 un ensayo clínico controlado que fue diseñado para eva- luar los efectos de tres regímenes distintos de terapia hormonal de reemplazo sobre el perfil de lípidos, demostró que cada tratamiento se asoció con un in- cremento significativo de los niveles séricos de lipoproteínas de alta densidad (p < 0.001), siendo éste de 5.6 mg/dl en comparación con el placebo, lo cual ocurrió durante los primeros 12 meses; los niveles de lipoproteínas de baja densidad disminuyeron significativamente en promedio de 15.9 mg/dl (p < 0.001), también durante los primeros 12 meses de recibir la terapéutica; ade- más, los triglicéridos se incrementaron en los tres grupos de estudio. El estudio HERS de prevención cardiovascular secundaria y su rama de se- guimiento a los 6.8 años (el HERS II),18 no demostró disminución de los even- tos cardiovasculares entre las mujeres que recibieron terapia hormonal de reemplazo combinada, por el contrario, se observó un aumento de estos eventos al final del primer año de tratamiento a pesar de que los niveles de lipoproteínas de baja densidad disminuyeron en un 14% en el grupo que recibió tratamiento (p < 0.001) y de que los niveles de lipoproteínas de alta densidad aumentaron en un 8%; asimismo, los triglicéridos se elevaron un 10% (p < 0.001) y en este mismo grupo un mayor número de mujeres inicia- ron con medicamentos hipolipemiantes (22% vs 18%, p = 0.004). Por último, el ensayo clínico controlado sobre prevención primaria y tera- pia hormonal de reemplazo, el Women's Health Initiative,19 ha informado sus resultados antes del tiempo planeado debido a un aumento en los efectos ad- versos de la terapia combinada (principalmente aumento en la incidencia de cáncer de mama); en este estudio tampoco se encontró un beneficio en cuanto a la reducción de enfermedad vascular cerebral en las mujeres que recibieron tratamiento, por el contrario, se observó un aumento de 29% de eventos car- diovasculares y nuevamente no se analizan las repercusiones de la terapéutica sobre el perfil de lípidos. De manera que la verdadera repercusión de la tera- pia hormonal de reemplazo sobre el perfil de lípidos y sobre la enfermedad vascular cerebral aún se desconoce.14 El término moduladores selectivos del receptor de estrógenos fue descrito recientemente para referirse a los compuestos que se unen con los receptores celulares de estrógenos y que culminan con acciones específicas dependiendo del tejido al que se unen (efecto agonista o antagonista); de este grupo de medicamentos el mejor representante es el raloxifeno. Se ha observado que el raloxifeno reduce los niveles de colesterol total en menor grado que los es- trógenos, sin embargo mantiene por más tiempo la reducción.20 El raloxifeno, aparte de sus efectos hipocolesterémicos tiene efectos antioxidantes al inhibir la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad en especies murinas. De 3 0 • M e d i c i n a i n t e r n a en la m u j e r Leo21 efectuó un estudio clínico controlado para evaluar los efectos del ralo- xifeno en los lipidos plasmáticos en mujeres posmenopáusicas y se encontró que las cifras de lipoproteínas de baja densidad disminuyeron en un 15%, los niveles de colesterol total descendieron un 8.5% y no hubo diferencias en los ni- veles de lipoproteínas de alta densidad o triglicéridos. El MORE22 es un estudio clínico controlado con placebo, que informó sus resultados de cuatro años de seguimiento en las variables cardiovasculares de 7 705 mujeres que se dividieron aleatoriamente para recibir 60 mg o 120 mg de raloxifeno al día; a pesar de que en este estudio se observaron reduccio- nes en las cifras del colesterol total y en los niveles de lipoproteínas de baja densidad, no se encontraron diferencias significativas en el total de eventos coronarios ni cerebrovasculares: 3.7% con placebo, 3-2% con 60 mg/día de ra- loxifeno y 3-7% con 120 mg/día de raloxifeno. Tratamiento hipolipemiante Los medicamentos que inhiben la hidroximetil-glutaril coenzima A reductasa (HMG-CoA), también conocidos como estatinas, son los fármacos más útiles y por lo mismo más utilizados para reducir los niveles de colesterol total y de las lipoproteínas de baja densidad, también producen un discreto a moderado incremento de las lipoproteínas de alta densidad. Los inhibidores de la HMG- CoA que se encuentran disponibles para su uso en México son la atorvastatina, la fluvastatina, la lovastatina, la pravastatina y la simvastatina; la cerivastatina fue retirada del mercado por efectos secundarios graves que se presentaron cuando se administró en dosis altas y combinada con fibratos. La reductasa de HMG-CoA es una enzima involucrada en la síntesis de colesterol, inhibiendo la producción de ácido mevalónico que es su precursor.23 Otras acciones de las estatinas son estimular los receptores celulares para las lipoproteínas de baja densidad, lo que se traduce en un aumento de la re- moción plasmática de las lipoproteínas de baja densidad, lipoproteínas de densidad intermedia y lipoproteínas de muy baja densidad; también reducen la producción hepática de la apolipoproteína B y aumentan los receptores hepá- ticos para apo B/E. Existe una gran cantidad de estudios en donde se ha demos- trado el efecto benéfico de las estatinas sobre el perfil de lipidos, en algunos de ellos además se ha observado disminución en los eventos cardiovascula- res, sin embargo, son pocos los estudios en donde se analiza su efecto en las mujeres. El Canadian Coronary Atherosclerosis Intervention Trial (CCAIT)24 fue un estudio clínico controlado llevado a cabo en 331 participantes de los cuales 62 eran mujeres (18.73%). Todos los participantes eran portadores de ateros- clerosis coronaria y tenían un nivel sérico basal de colesterol de entre 220 y 300 mg/dl. Se les administró placebo o bien de 20 a 80 mg diarios de lovas- • D i s l i p e m i a 31 tatina para lograr la meta de niveles séricos de lipoproteínas de baja densidad menores o iguales a 130 mg/dl. Después de 24 meses de tratamiento el grupo de mujeres presentó disminución del colesterol total en un 24% y de las lipo- proteínas de baja densidad en 32%; tanto los varones como las mujeres desa- rrollaron menos lesiones coronarias nuevas y no tuvieron empeoramiento de las lesiones preexistentes. En lo que se refiere a prevención secundaria de enfermedad coronaria, el estudio más importante es el Scandinavian Simvastatin Survival Study (4S).25 Este es un ensayo clínico controlado, doble ciego, donde se incluyeron 4 444 participantes (827 de ellos mujeres, 18.6%) con enfermedad coronaria, los cua- les se estudiaron en un periodo promedio de 5.4 años. Se analizaron los efec- tos de 20 y 40 mg de simvastatina comparándola con placebo en pacientes con hipercolesteremia e historia de infarto del miocardio o angina de pecho. El estudio demostró que al disminuir los niveles séricos de colesterol, el riesgo de eventos coronarios mayores disminuye 34% en las mujeres. El estudio CARE (The Cholesterol and Recurrent Events)26 también tuvo como objetivo la prevención secundaria, sólo que se realizó en pacientes con niveles normales de colesterol sérico. De 4159 pacientes incluidos, 576 fue- ron mujeres (13.8%) con historia de infarto agudo del miocardio y niveles sé- ricos de colesterol de 240 mg/dl o menos y de lipoproteínas de baja densidad de entre 115 mg/dl y 174 mg/dl. Los participantes recibieron placebo o 40 mg de pra- vastatina, la cual disminuyó el colesterol total en 20%, las lipoproteínas de baja densidad en 28% y los triglicéridos en 14%; las lipoproteínas de alta densidad aumentaron 5%. Para las mujeres, los eventos coronarios disminuyeron 46% en contraste con una disminución
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