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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA, DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO HOSPITAL PSIQUIÁTRICO INFANTIL “DR. JUAN N. NAVARRO” TESIS: Curso de los trastornos depresivos y de ansiedad en niños de 6 a 12 años que acuden a primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México QUE PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESPECIALISTA EN PSIQUIATRÍA INFANTIL Y DE LA ADOLESCENCIA PRESENTA: Rocío Hinojosa Vega TUTORA: Dra. Silvia Ortiz León _______________________________ CIUDAD DE MÉXICO, JUNIO 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 HOJA DE DATOS Nombre del Alumno autor del trabajo de Tesis: Rocío Hinojosa Vega Correo electrónico: ross_hv@hotmail.com Nombre del Tutor (a): Dra. Silvia Ortiz León Correo electrónico: dra_silviaortiz@yahoo.com.mx Institución donde labora: Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, UNAM Nombre de los asesores: Dra. Armida Granados Rojas Correo electrónico: thegardiro@yahoo.com.mx Institución donde labora: Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, Servicios de Atención Psiquiátrica, Secretaria de Salud Mtra. Psic. Aurora Jaimes Medrano Correo electrónico: aurorajaimes@gmail.com Institución donde labora: Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, UNAM Dra. Ana Carolina Rodríguez Machain Correo electrónico: anacaro@outlook.com Institución donde labora: Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, UNAM mailto:thegardiro@yahoo.com.mx 3 RESUMEN Antecedentes: Los trastornos depresivos y de ansiedad son enfermedades mentales comunes en todo el mundo, su presencia durante la infancia incrementa la probabilidad de padecer dificultades similares a través del tiempo. En cuanto a su persistencia los resultados son muy variados, por un lado, se ha observado continuidad desde la infancia a la adolescencia e incluso a la edad adulta y en contraparte también se han observado discontinuidades. Nuestro país dispone de poca información epidemiológica en general de los trastornos psiquiátricos en niños de edad escolar, así como del curso de los trastornos depresivos y de ansiedad, no contando con datos longitudinales claros. Objetivo: Describir la presencia de los trastornos depresivos y de los trastornos de ansiedad en escuelas primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, en los niños de 6 a 12 años de edad, en una primera y segunda aplicación. Material y Métodos: se llevó a cabo un estudio descriptivo, observacional, ambispectivo, en una primera y segunda aplicación por medio de la entrevista diagnóstica estructurada Mini Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional versión para Niños y Adolescentes a menores de 6 a 12 años de edad, de tres escuelas primarias del poniente de la ciudad de México. Resultados: Se observó en 17 niños que acudieron a las dos aplicaciones, una media en el número de trastornos depresivos en la primera aplicación de 0.24 y para la segunda de 0.76 (t = – 2.314, gl = 16, p = 0.034); respecto al número de trastornos de ansiedad la media en la primera medición fue de 0.59 y en la segunda de 1.06 (t = – 1.817, gl = 16, p = 0.088). Conclusiones: Los datos sugieren que existe un incremento en el número de trastornos de depresión y ansiedad en escolares a lo largo de 12 meses. Términos MeSH: Trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, escolares. 4 ÍNDICE Introducción Marco teórico Uso de los servicios de salud mental Brecha de tratamiento Psicopatología del desarrollo y trayectoria de los trastornos mentales Factores asociados con la salud mental de niños y adolescentes Trastornos depresivos Trastornos de ansiedad Curso de los trastornos depresivos y de ansiedad Justificación Planteamiento del problema Hipótesis Objetivos Material y métodos Diseño Población Muestra Variables Procedimiento Cronograma Instrumentos Análisis estadístico Consideraciones éticas Resultados Discusión Conclusiones Limitaciones y recomendaciones Referencias Anexos 5 6 8 9 11 13 16 19 21 27 27 27 28 28 29 29 30 31 32 33 34 34 35 46 51 51 53 58 5 INTRODUCCIÓN Los trastornos depresivos y de ansiedad en la etapa escolar, tienen un gran impacto sobre los individuos, las familias y las comunidades, al verse mermada su capacidad de logro, afectando su identidad y autoestima, ocasionando dificultad para mantener un óptimo funcionamiento, menoscabando la relación entre familiares y compañeros, interfiriendo en su participación social, mostrando una menor productividad y aprendizaje, todo lo anterior repercutiendo a nivel económico. Su inicio en esta etapa se asocia con una serie de dificultades psicosociales, tales como un deterioro en las relaciones personales, bajo rendimiento escolar y menor funcionamiento global. Los estudios de la psicopatología del desarrollo señalan que pueden persistir y asociarse con otros trastornos psiquiátricos, incluso generando un deterioro continuo en la vida adulta. Se ha observado que la disfunción familiar, las carencias afectivas, la falta de redes de soporte social, la proliferación de estilos de vida nocivos y entornos no saludables, asociados a la pobreza y a la exclusión social, resultan en una mayor prevalencia, incidencia y magnitud de problemas de salud mental como trastornos del estado de ánimo, ansiedad, de conducta, uso de sustancias y psicóticos. Se dispone de diversos estudios epidemiológicos que proporcionan información sobre la prevalencia de los trastornos depresivos y de ansiedad, y la utilización de los servicios de salud mental, sin embargo, son pocos los estudios en población mexicana que los investigan longitudinalmente, principalmente en la etapa escolar, siendo de relevancia la recolección de información como primer paso para posteriormente desarrollar políticas de salud mental dirigidas a detectar, prevenir y tratar a los menores en riesgo de desarrollar un trastorno depresivo y de ansiedad. Existe una necesidad de atención en la salud mental, primordialmente en los niños, pero a pesar de esto, esta área sigue siendo la mayor demanda de salud insatisfecha. El propósito de esta investigación es conocer y describir el curso de los trastornos depresivos y de ansiedad en los niños escolares. Lo que puede contribuir a tener datos que permitan en un futuro planificar intervenciones preventivas, principalmente en el primer y segundo nivel, que incluyan la promoción, la detección y el tratamiento oportuno de los menores. 6 MARCO TEÓRICO Castro, Escandell, Escudero, Galbe, Lasa, Mardomingo, Mollejo, Ruiz, Salvador y Sánchez (2008), refieren que durante mucho tiempo se minimizo la importancia de los trastornos mentales en los niños, al considerarlos problemas menores, que podían ser resueltos por personas sin preparación y experiencia. Sin embargo, la realidad es distinta, ya que muchas de las enfermedades mentales de la población surgen en la infancia, en los primeros años de vida, los bebés y niños pequeños pueden desarrollar trastornosde apego; los trastornos generalizados del desarrollo comienzan a manifestarse en los primeros tres años de vida; entre los cuatro y seis años de edad los trastornos más comunes incluyen el trastorno hipercinético y los del comportamiento; los trastornos depresivos y de ansiedad típicamente se desarrollan durante los años escolares; entre los 12 y 18 años, pueden aparecer los trastornos mentales y del comportamiento debido al uso de sustancias psicoactivas y por último, los trastornos psicóticos tienden a hacerse evidentes hacia el final de la adolescencia1. Por lo anterior, la atención a la salud mental y la detección oportuna en los trastornos mentales de los niños y adolescentes son dos de los grandes desafíos para el sistema de salud en este siglo1. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2005), existe una prevalencia del 20% de trastornos mentales en niños y adolescentes alrededor del mundo2. Polanczyk, Salum, Sugaya, Caye y Rohde (2015), llevaron a cabo un meta análisis sobre la prevalencia de los trastornos metales que afectan a niños y adolescentes, que incluyo 41 estudios realizados en 27 países de todas las regiones del mundo, reportando una prevalencia mundial del 13.4% de trastornos mentales, del 6.5% para trastornos de ansiedad y del 2.6% de trastornos depresivos3. La Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2009), comenta que al considerar la prevalencia de los trastornos mentales en jóvenes de América Latina y del Caribe en 20%, por lo menos 53 millones de niños, adolescentes y jóvenes requieren atención en salud mental en los países de la región4. En México, según estimaciones de la Comisión Nacional de Población, en 2009 había 9,838,470 de niños con edades entre 5 y 9 años, cifra que representaba 9% de toda la 7 población; y una población adolescente, de entre 10 y 19 años de edad, superior a los 21 millones, cifra equivalente a más de 20% de la población total5. Caraveo, Colmenares y Martínez (2002) refieren que la prevalencia de los problemas de salud mental de la población infantil urbana que tiene entre 3 y 12 años se ha estimado en 16%, observándose que a mayor edad y para ambos sexos, fue superior el reporte de síntomas6. La Encuesta de Salud Mental en Adolescentes de México, representativa de la población de 12 a 17 años de edad residentes de hogares fijos del área metropolitana de la Ciudad de México, reporto que el 51.3% de los adolescentes cumplieron criterios para algún trastorno mental alguna vez en la vida, en cuanto a las edades de inicio se encontró una mediana de 5 años para fobia específica y trastorno por déficit de atención, 6 años para ansiedad de separación, y 11 años para trastornos afectivos4, 7. Los trastornos depresivos son algunas de las enfermedades mentales más comunes en todo el mundo, con un estimado de 121 millones de enfermos, según la OMS; siendo actualmente la causa más importante de "años perdidos por discapacidad” (APD). Se prevé que, para el año 2020, los trastornos depresivos también se convertirán en la segunda causa más importante de pérdida de "años de vida ajustados por discapacidad" (AVAD)8. La prevalencia de experimentar por lo menos un episodio de depresión mayor antes de la edad adulta se estima en aproximadamente 1 - 2% para los niños (6 - 12 años)9, 10. Los trastornos de ansiedad como grupo son la condición de salud mental más prevalente. En una revisión sistemática de los estudios de prevalencia en 44 países, la prevalencia global de los trastornos de ansiedad se estimó en 7.3% (95% CI 4.8 – 10.9), lo que sugiere que una de cada 14 personas en todo el mundo en un momento dado tiene un trastorno de ansiedad. Por otra parte, más o menos uno de cada nueve (11.6% [95% CI 7.6 – 17.7]) tendrán un trastorno de ansiedad en un año. A nivel mundial, las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a presentar un trastorno de ansiedad. En particular, las estimaciones de prevalencia de los trastornos de ansiedad varían en los diferentes países, con 12 meses la prevalencia oscila entre 2.4% en Italia al 29.8% en México. La aparición de muchos de los trastornos de ansiedad es en la infancia y adolescencia y, predice psicopatología más tarde11. 8 Uso de los servicios de salud mental Es importante atender y mejorar la vida de los niños que presentan trastornos mentales, ya que es evidente el sufrimiento que estos generan en quienes los padecen, dicho cuidado puede realizarse a través de la vigilancia en los servicios de salud, por lo tanto, la disposición de atención y tratamiento apropiado y adecuado, así como la promoción y protección de los menores con dichos trastornos tienen una importancia fundamental. Así mismo, no debemos olvidar que existe estigmatización y discriminación hacia los trastornos mentales, las cuales han persistido a lo largo de la historia, manifestándose en la generación de estereotipos, miedo, vergüenza, enojo y rechazo u omisión12. Desde la perspectiva del acceso a los servicios de salud mental, prevalece aún en muchos países el antiguo paradigma de los grandes hospitales psiquiátricos asilares, que no hace posible la integración de la salud mental como un componente importante en la atención de la salud en general. Por lo que a pesar de la importante carga de sufrimiento que representan los trastornos mentales, los datos de la última Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica señalan que solo una pequeña proporción de las personas que requieren tratamiento acuden a los servicios de atención de salud mental especializados o a los servicios de atención de salud general para abordar el problema satisfactoriamente, además la búsqueda de atención puede postergarse durante años4, 13. La Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, realizada en una muestra nacional de 5,826 personas de 18 a 65 años, reveló que la probabilidad de acudir a los servicios de salud era más alta entre las personas con trastornos afectivos; además, era más probable que buscaran atención las personas que presentaban trastornos comórbidos que aquellas que no los tenían. Del total de pacientes tratados, 57% había recibido un tratamiento que podía considerarse como poco adecuado4. Se dispone de aun menos datos en cuanto a la oportunidad del tratamiento de salud mental en niños y adolescentes. En cuanto a la utilización de los servicios de atención de salud mental dirigidos a niños y adolescente para cualquier trastorno mental, en Chile, Ciudad de México, Puerto Rico y Estados Unidos, no había recibido ningún tipo de tratamiento el 66.7%, 86.3%, 60.2% y 67.5% respectivamente, además se encontró que los principales proveedores eran los servicios escolares14. 9 Kovess, Carta, Pez, Bitfoi, Koç, Goelitz, y Otten (2015), realizaron un proyecto de Salud Mental de Niños en Europa (SCMHE) cuyo objetivo era crear un conjunto de indicadores que permitieran recopilar y monitorear la salud mental de los niños y sus principales factores de riesgo en los países de la Unión Europea. Se llevaron a cabo grandes encuestas en siete países europeos (Italia, Países Bajos, Alemania, Rumania, Bulgaria, Lituania y Turquía), en una población de niños escolares, de 6 a 11 años de edad, obteniendo información de tres fuentes (niños, padres y maestros); 9084 niños completaron el Dominic Interactivo, 6563 maestros y 6031 padres completaron el Cuestionario de Fortalezas y Dificultades (SDQ), y un total de 5574 entrevistas fueron completadas por los 3 informantes. Se encontró que la tasa de participación de los niños con padres fue de alrededor del 66.4%; al combinar la información de los diversos participantes y el nivel de deterioro se reportó que los niños con problemas que requieren algún tipo de atención en salud mental era aproximadamente del 9.9%; el 63.1% de estos niños fueron atendidos por un médico general, el 40% por un pediatra,mientras que el 16.9% de los niños con problemas de salud mental consultó a un psicólogo, psicoanalista o psicoterapeuta, siendo este último él más consultado, el psiquiatra o psiquiatra infantil se consultó en el cuarto lugar con el 13%, además, el 76% no vio ningún profesional de salud mental15. En un estudio realizado en la Ciudad de México, se encontró que 13.7% de los adolescentes (12 a 17 años) del área Metropolitana de la Ciudad de México con cualquier trastorno recibió tratamiento en el periodo de 12 meses, además se observó una clara relación entre la gravedad del trastorno y el tratamiento de tal manera que casi el doble de adolescentes clasificados como portadores de un trastorno grave recibieron manejo en comparación con aquellos clasificados con un trastorno leve (19.2% vs 10.4%). La mayoría de los tratamientos fueron proporcionados por el sector de la salud, casi exclusivamente por proveedores de salud mental, algunos tratamientos también fueron proporcionados por los servicios en el sistema escolar. Por otra parte, se observó que la baja escolaridad de los padres (primaria o menos) estuvo relacionada con una menor probabilidad de recibir tratamiento16. Brecha de tratamiento La brecha de tratamiento representa la diferencia absoluta entre el número de personas que presentan un trastorno y el número de personas que reciben la atención apropiada para esa condición en los servicios de salud. También se puede expresar como el porcentaje de 10 personas que requieren atención y no la reciben. Si lo que se busca es disminuir la discapacidad, es necesario reducir la brecha de tratamiento. La brecha de tratamiento puede servir como un indicador importante de salud pública que pone de manifiesto la necesidad insatisfecha de atención a los problemas de salud mental4, 14. Son escasos los estudios que se han centrado en analizar el acceso a los servicios de salud mental en América Latina y el Caribe, sin embargo, se han manejado numerosos factores, subjetivos y objetivos, para explicar la brecha en la atención y la demora en la búsqueda de los servicios. Entre los primeros figuran la negación del problema, la suposición de que el tratamiento no existe o es poco o nada eficaz, la creencia errónea de que el problema desaparecerá espontáneamente, el deseo de afrontar el problema sin ayuda externa o la simple carencia de conocimientos sobre los trastornos mentales y el estigma. Los factores objetivos se refieren a las barreras para la atención, tales como los aspectos financieros, la escasa o nula disponibilidad de los servicios, los problemas de accesibilidad y la adaptación culturalmente inadecuada de los servicios a los usuarios4. En el Estudio Chileno de Prevalencia Psiquiátrica se preguntó a los entrevistados diagnosticados con un trastorno psiquiátrico acerca de los motivos que habían impedido que acudieran en busca de tratamiento, encontrándose que el 65.7% creía que el problema se resolvería espontáneamente, el 60.1% opinaba que lo podrían solucionar por sí mismos; el 43.6% de los entrevistados atribuyeron el hecho de no acudir en busca de ayuda a razones financieras. Dentro de las razones frecuentemente señaladas se encontró en el 36.7% el miedo ante el diagnóstico, 24.1% la preocupación por lo que pensarían los demás y 22.1% el temor de que alguien lo descubriera. Entre otras barreras, se citaban los factores relacionados con el sistema de atención de salud, como la falta de confianza en los proveedores de los servicios y el no saber dónde obtener ayuda. El bajo nivel educativo, los ingresos escasos y el estado civil constituían variables predictivas de barreras específicas para la atención17. Posteriormente Vicente, Saldivia y Pihán (2010), reportaron la brecha de tratamiento en la población de niños y adolescentes en Chile, encontrando que el 41.4% de los menores con necesidad de servicios busca algún tipo de asistencia, mientras que 17.8% de aquellos que usan servicios no tienen un diagnóstico psiquiátrico en el año anterior. Los servicios más usados por aquellos que cuentan con un diagnóstico son los servicios existentes en contextos escolares con un 21.8% y servicios psiquiátricos ambulatorios con un 19%. El grupo que 11 presenta trastornos de conducta disruptiva buscó ayuda más a menudo. Los autores refieren que, en el caso de niños y adolescentes, las brechas son todavía mayores y consistentes con la escasa oferta de servicios disponibles para la población18. Gibson, Abel, White y Hickling (2008), realizaron una encuesta nacional de salud en Jamaica, en la cual analizaron el estigma con relación a las personas con trastornos mentales. Observaron entre la población en cuya familia no había ningún miembro con una enfermedad mental, que 66.4% tendería a evitar a una persona con enfermedad mental, 44.2% se relacionaría con ella, pero solo 24.3% se sentiría cómodo en su proximidad. Los investigadores interpretaron estos resultados como indicativos de la presencia de fuertes sentimientos negativos hacia las personas con enfermedad mental19. En México, a través de los datos de la Encuesta Nacional de Comorbilidad, se examinó la medida en que las personas con trastornos mentales y de consumo de sustancias demoran y fallan en buscar el tratamiento inicial. Encontrándose que durante el año en que se manifestó la enfermedad solo 19% de las personas que padecían depresión mayor acudía en busca de atención, la fobia social mostraba la tasa más baja de contacto terapéutico durante el primer año con el 1.2%. Entre los que acudieron en busca de tratamiento, la mediana de demora era de 2 a 26 años según el trastorno; 13 años para el trastorno depresivo mayor, 18 años para la distimia; 30 años para cualquier trastorno de ansiedad (2 años para el trastorno de ansiedad generalizada, 16 años para el trastorno de pánico, 22 años para la fobia social y 26 años para la fobia específica)20. La brecha terapéutica mediana calculada en niños y adolescentes en la Región de las Américas era de 65.7%, y la para los casos graves de 60.8%, aunque varía según la categoría diagnóstica, siendo de 82.2% para los trastornos de ansiedad, 73.9% para los trastornos afectivos, 62.7% para los trastornos del control de los impulsos, y 73.1% para los trastornos debidos al consumo de sustancias14. Psicopatología del desarrollo y trayectoria de los trastornos mentales Muchos trastornos psiquiátricos en la infancia, al igual que muchos en la vida adulta, no implican síntomas que son anormales en sí mismos. La patología radica en la gravedad, extensión o persistencia de comportamientos que en menor grado son parte del 12 funcionamiento normal. Así, en algunas circunstancias, todo el mundo experimenta temor y ansiedad; pero lo que hace que se conviertan en trastornos no es tanto la forma de la ansiedad sino su gravedad y el deterioro social al que da lugar. En el caso de los trastornos psiquiátricos que surgen en la infancia, podemos plantearnos la cuestión adicional si algunos de los síntomas serían considerados apropiados para la edad, si su presentación es leve en grado, por ejemplo, el miedo es parte normal del desarrollo sino genera disfunción21. De acuerdo a Rutter (1984, 1988) la psicopatología del desarrollo comprende un conjunto de enfoques de investigación que capitalizan las variaciones del desarrollo y psicopatológicas para hacer preguntas sobre los mecanismos y procesos. Hay un enfoque en continuidades y discontinuidades en lugar de en las tasas de desorden como tal. La perspectiva del desarrollo se refiere a continuidades y discontinuidades a lo largo del tiempo, y la perspectiva psicopatológica con continuidades y discontinuidades sobre el lapso de variación del comportamiento21, 22. La perspectiva de desarrollo toma la edad como una variable clave tanto en las estrategias de investigación como en el análisisde datos. La edad puede considerarse en términos de la extensión y naturaleza de las continuidades en la psicopatología entre la infancia y la vida adulta. Estos varían notablemente según el diagnóstico psiquiátrico; tales variaciones en la continuidad pueden arrojar luz importante sobre la naturaleza de los trastornos y las diferencias entre los grupos de diagnóstico21, 23. Por otra parte, las trayectorias, son los caminos que los individuos siguen en el curso del desarrollo, incluyendo los patrones de conducta adoptados a largo plazo, los desafíos encontrados y la manera de satisfacerlos, y las implicaciones que un curso particular tiene para el ajuste a largo plazo. Las trayectorias toman muchas formas diferentes, ya que se ven afectadas tanto por el hacer de los individuos como por las experiencias vitales; y sirven para llamar la atención sobre la gran variedad de diferencias individuales que se encuentran en el curso del desarrollo, incluso cuando los individuos tienen comienzos similares o encuentran eventos idénticos durante sus años formativos. El concepto de trayectoria llama la atención sobre el hecho de que el desarrollo debe ser pensado como una serie de vínculos en los cuales las características de cada período tienen una probabilidad de vincularse con las de otro período. Una variedad de propósitos subraya la investigación sobre las trayectorias de desarrollo24. 13 El estudio de las trayectorias permite entender la evolución de los trastornos en el tiempo y conocer las causas y las consecuencias de los comportamientos. Estos estudios con diseños longitudinales trazan las distintas evoluciones del problema, permitiendo prever las necesidades terapéuticas y preventivas. Las trayectorias varían dependiendo del trastorno estudiado, aunque suelen identificarse algunas mayormente: a) la trayectoria adaptativa estable, refleja un funcionamiento adaptativo sostenido, no presentando síntomas o haciéndolo a un nivel muy bajo; b) la trayectoria creciente, inicia sin síntomas o con pocos síntomas que van incrementando con el tiempo, y c) la trayectoria decreciente, inicialmente hay un número alto de síntomas que decrecen a lo largo del desarrollo25. Factores asociados con la salud mental de niños y adolescentes Existen pruebas que apoyan que los trastornos mentales tienen una causa multifactorial en los jóvenes; encontrándose la pobreza y la desventaja social fuertemente asociadas con dichos trastornos. Esta asociación es compleja y bidireccional, por ejemplo, crecer en un hogar pobre aumenta el riesgo de exposición a adversidades como escasez de alimentos, mala nutrición, violencia, educación inadecuada, y vivir en un barrio caracterizado por la ausencia de redes sociales, son factores de riesgo para el trastorno mental. Por el contrario, el trastorno mental contribuye a la falta de rendimiento educativo, pérdida de empleo y el aumento de los costos de atención médica. Los jóvenes que viven en familias que cuentan con familiares con alguna enfermedad mental o abuso de sustancias, discordia entre padres, violencia matrimonial y ruptura, corren mayor riesgo de sufrir trastornos mentales. La violencia y el abuso infantil son factores de riesgo importantes; la mayoría de la violencia sexual tiene lugar en el contexto de relaciones de confianza (por ejemplo, compañeros o parientes), mientras que la mayoría de la violencia en general tiene lugar en la escuela o la comunidad. Las presiones educativas, especialmente en el contexto de las limitadas oportunidades de empleo para los jóvenes que no asisten a la escuela, son un factor de riesgo de suicidio y de pobre salud mental26. Se ha encontrado evidencia sólida de la contribución de factores genéticos y biológicos, en particular para la depresión, las psicosis y los trastornos graves del comportamiento; estos factores interactúan con factores ambientales, como el ambiente familiar y la escuela, para modificar el riesgo de los trastornos mentales26. 14 Por otra parte, algunos factores culturales pueden ser protectores, como la participación de los padres en la toma de decisiones de los jóvenes y la tendencia a formar amistades dentro del grupo cultural. Los factores protectores desempeñan un papel poderoso en mitigar el efecto de los factores de riesgo para comportamientos problemáticos, lo que sugiere la importancia de estos factores en la promoción de la salud mental26. Estudios longitudinales han mostrado que factores como bajos niveles de conflicto, y un entorno en el que se estimulaba la expresión de emociones fortalece la protección en contra del desarrollo de trastornos emocionales o conductuales. El apoyo social puede ser un importante factor psicosocial frente a otros factores de riesgo. Estilos parentales consistentes, padres y amigos que modelan una conducta saludable, estar en escuela con política de tolerancia cero hacia el acoso y la promoción de un ambiente de aprendizaje donde las necesidades e intereses individuales son dirigidas, y la participación en actividades comunitarias y observancia religiosa son protectores. Quizás el factor más importante para la construcción de la resiliencia en la juventud es permitir que los padres proporcionen una estimulación psicosocial adecuada durante la primera infancia26. Harpham, Grant, y Rodríguez (2004), realizaron un estudio cuyo el objetivo fue descubrir si existe una asociación independiente entre el capital social y la salud mental, teniendo en cuenta una serie de variables demográficas y de violencia. Se evalúo un total de 1060 jóvenes en una comunidad de bajos ingresos, perteneciente a la ciudad de Cali, Colombia. La salud mental se midió mediante el cuestionario de auto-reporte de 20 ítems (SRQ20); el capital social, definido en el estudio como “el recurso y redes que producen la cohesión social, la confianza y la voluntad de participar en actividades comunitarias", se evaluó con un instrumento desarrollado por el equipo de investigación; la herramienta de medición de la violencia fue adaptada del cuestionario de violencia ACTIVA; también se recogieron datos demográficos básicos como edad, sexo, duración de la residencia en el barrio, religión, ocupación, escolaridad, estructura del hogar, calidad de la vivienda y grado de hacinamiento. Se encontró que el 24% de la muestra eran casos probables de enfermedad mental, las mujeres tenían una tasa de prevalencia tres veces mayor que los hombres, el 13% de los jóvenes admitió haber pensado suicidarse en el último mes. Los principales factores de riesgo significativos que surgieron fueron ser mujer (OR=3.8; IC 2.7-5.4; p<0.000), no tener escolaridad/primaria incompleta en comparación con tener estudios secundaria completa o 15 superior (OR=2.5; IC 1.4-4.2; p<0.001), trabajar en el sector informal en comparación con depender de la familia (OR=1.5; IC 1.2-2.2; p<0.019), tener bajos niveles de confianza en la personas (OR=0.8; IC 0.7-1.0, p<0.044). Las variables clásicas del tipo de pobreza (educación y empleo deficientes) eran más importantes que el capital social, al igual que el factor de riesgo comúnmente dominante para la salud mental: ser mujer. Cuando se añadieron factores de violencia al modelo, el factor de "confianza" desapareció y los factores de riesgo más importantes se convirtieron en orden decreciente de importancia: ser mujer (OR=4.3; IC 2.9- 6.2; p<0.000), no tener escolaridad/primaria incompleta comparado con tener secundaria completa o superior (OR=2.7; IC 1.5-4.7; p<0.000), presencia de la violencia familiar (OR=1.7; IC 1.3-2.3; p<0.000), víctima de violencia (OR=1.6; IC 1.2-1.9; p<0.000), percepción de que la violencia afecta a la comunidad (OR=1.5; IC 1.2-1.9; p<0.000); y ser un perpetrador de violencia (OR=1.4; IC 1.1-1.9; p<0.021)27. En cuanto a las adversidades en los adolescentes, se realizó un estudio cuyo propósito fue estimarla prevalencia de la adversidad (negligencia/abandono, abuso físico, abuso sexual, fallecimiento padre/madre, divorcio o separación parental, otra pérdida parental, trastorno mental parental, problema parental de sustancias, violencia parental, conducta criminal de los padres, adversidad económica y enfermedad física grave), la interrelación de estas adversidades y sus correlatos sociodemográficos. Se llevó a cabo por medio de una encuesta de probabilidad multietapa y estratificada en 3005 jóvenes de 12 – 17 años de edad, residentes de la Ciudad de México y área metropolitana, a quienes se les administró la versión computarizada de la Entrevista Internacional Psiquiátrica Compuesta para adolescentes (WMH-CIDI-A) en sus hogares, las secciones de trastorno de estrés postraumático y de infancia proporcionaron información sobre la adversidad. Se realizaron análisis de regresión descriptiva y logística considerando el diseño de muestra multietapa y ponderada. Los resultados mostraron que 66.7% de los adolescentes han experimentado al menos un tipo de adversidad crónica infantil, siendo la más frecuente la adversidad económica (24.5%) seguida de la violencia parental (19.4%), seguido del abuso físico, divorcio/separación de los padres y otra pérdida parental (13.8%), mientras que 6.8% han experimentado cuatro o más adversidades; aunque, en general, los hombres y las mujeres experimentan el mismo número de adversidades, hay diferencias de género en los tipos de adversidades experimentadas, los niños experimentan más negligencia/abandono que las niñas (7.2% vs 4.3%), mientras que las niñas experimentan más abuso sexual que los niños (3.0 vs 0.4%). Las adversidades de la 16 disfunción familiar tienden a agruparse de tal manera que los jóvenes expuestos al abuso de cualquier forma también informan haber presenciado violencia parental y trastorno mental parental; los jóvenes cuyos padres se han divorciado/separado probablemente experimenten una adversidad económica; el fallecimiento padre/madre es independiente de experimentar otras adversidades infantiles. En cuanto a los correlatos sociodemográficos, se observó que los adolescentes mayores, el abandono escolar, los que tienen madres jóvenes, los que tienen más hermanos y aquellos cuyos padres tienen menos educación son más propensos a experimentar adversidad. Los autores concluyen que comprender la distribución de las adversidades puede ayudarnos a identificar a los jóvenes en riesgo y a interpretar mejor los hallazgos de los estudios sobre el papel de la adversidad en diversos resultados de salud28. Trastornos depresivos La aparición de trastornos depresivos no se limita a un cierto punto de la vida, pueden surgir temprano en la vida. Hay evidencia creciente de la existencia de depresión preescolar, y desde la década de 1980, ha habido evidencia sólida para el inicio de los trastornos depresivos en la infancia29. En los jóvenes a menudo se manifiestan en episodios de duración variable, son a menudo crónicos, se caracteriza por la recurrencia frecuente, y trastornos psiquiátricos comórbidos. Un adolescente que ha tenido un episodio tiene una probabilidad del 50% a 70% de tener un segundo dentro de los siguientes cinco años9, 10. Las consecuencias de un episodio depresivo mayor sin tratamiento en los jóvenes tienden llevar a un deterioro en el funcionamiento social, por ejemplo, bajo rendimiento escolar o problemas de relación con los miembros de la familia y compañeros. Un informe de la Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes (AACAP) sugirió que la depresión es responsable de más de 500 000 intentos de suicidio por parte de niños y adolescentes al año10, 11. Un diagnóstico de depresión se basa en tres componentes esenciales; una cierta cantidad de síntomas depresivos, la persistencia de los síntomas durante un período de tiempo determinado y un deterioro funcional importante29. 17 La depresión se caracteriza principalmente por estado de ánimo triste o irritabilidad persistente y/o una pérdida de interés o placer en actividades que normalmente son disfrutados. En América del Norte, se diagnostica el trastorno depresivo mayor entre los niños y adolescentes en base a los criterios establecidos por la Asociación Americana de Psiquiatría (AAP) y delineados en la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM5). Los criterios para el diagnóstico de trastorno depresivo mayor incluyen tener al menos cinco de los nueve síntomas depresivos durante 2 semanas o más, al menos uno de los cuales debe ser humor deprimido, incluyendo irritabilidad o pérdida de interés en actividades. Los síntomas deben causar malestar o deterioro significativo de la función diaria. El DSM5 también incluye trastorno distímico, que es una más duradera, pero menos severa, manifestación estado de ánimo del trastorno depresivo mayor30. Aunque los criterios diagnósticos para la depresión son los mismos para los niños y adultos, la manera en que se presentan los síntomas puede ser diferentes. Entre los niños y adolescentes, la irritabilidad puede ser más prominente que el estado de ánimo triste, así mismo las rabietas y otras conductas disruptivas pueden ser también marcadores importantes. Los pacientes a menudo tienen una baja autoestima y pobres habilidades sociales30, 31. Los adolescentes con depresión son más propensos a experimentar anhedonia, aburrimiento, desesperanza, hipersomnia, cambio de peso (incluyendo el fracaso en alcanzar los hitos de peso apropiadas), consumo de alcohol o de drogas, e intentos de suicidio. Los niños más pequeños son más propensos a tener síntomas somáticos, inquietud, ansiedad de separación, fobias y alucinaciones30, 31. El nivel cognitivo del niño debe ser considerado; por ejemplo, los niños más pequeños pueden parecer tristes, pero tienen dificultades para verbalizar su estado de ánimo. Los padres son más propensos a indicar síntomas externalizados como la irritabilidad, mientras que los niños son más propensos a reportar síntomas internalizados como el estado de ánimo deprimido30, 31. El trastorno distímico en niños y adolescentes se caracteriza por estado de ánimo deprimido casi todos los días durante un año. Se estima una prevalencia de 1.75%. Los pacientes con distimia reúnen un subconjunto de criterios de depresión mayor, pero el curso de la enfermedad es más largo y los síntomas son menos severos30, 31, 32. 18 La ideación suicida, se define como los pensamientos sobre el deseo de morir, su gravedad varía en función de la especificidad de los planes suicidas y del grado de intento suicida. La palabra suicidio deriva del latín y significa matarse a sí mismo. La ideación suicida se presenta con frecuencia en niños y adolescentes que presentan trastornos severos del estado de ánimo. Se refiere una prevalencia en la población de 9 a 16 años del 0.3 % y los intentos presentan una prevalencia de 0.25 % en Estados Unidos. Específicamente en el grupo de los 14 a los 18 años, se encuentra que la tasa de ideación suicida fue del 2.7 % anual y la incidencia fue del 4.3 % en el mismo país33. A partir de la década de 1970 se comienza a observar en nuestro país suicidios en el grupo de infantes y escolares en un rango de edad de cinco a catorce años. De 1990 a 2001, el mayor incremento de suicidios por grupo de edad se observó en mujeres en edades de once a diecinueve años, triplicándose la tasa por 100 000 habitantes de 0.8 a 2.27 y en los hombres se duplicó de 2.6 a 4.5. A nivel nacional, del año 2000 al 2005 se encontró un crecimiento en la cantidad de suicidios en la población en edades de los cinco a los catorce años34, 35, 36. Una revisión de la literatura de estudios clínicos indica que el inicio de un trastorno depresivo mayor (TDM) en la infancia muestra alta recurrencia. Cuando se compara la evolución de la enfermedad entre lossujetos con TDM de inicio en la infancia y la aparición en el adulto, los primeros tienen episodios depresivos más largo, mayor tendencia al suicidio, y hospitalizaciones más frecuentes. La latencia para el tratamiento es más larga para el TDM de inicio en la infancia que en la edad adulta. Las niñas parecen tener más episodios depresivos recurrentes que los niños, y hay una tendencia en ellos de tener episodios más largos2. Los trastornos psiquiátricos comórbidos son frecuentes en los niños con depresión, siendo más común el trastorno de ansiedad, el trastorno oposicionista desafiante y el trastorno de conducta. El trastorno de ansiedad comórbido aumenta la gravedad de los síntomas en niños y adolescentes deprimidos, y cualquier trastorno comórbido predice recurrencia más temprana. Además, la comorbilidad con el trastorno oposicionista desafiante o trastorno de conducta puede empeorar el resultado o aumentar el deterioro funcional en el niño o adolescente deprimido29. 19 Trastornos de ansiedad Los trastornos de ansiedad, como grupo, son la clase más común de los trastornos mentales, hay evidencia convincente de una gama de estudios que los trastornos de ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes en niños y adolescentes, y por lo tanto parecen ser las primeras de todas las formas de psicopatología. Las personas que presentan dichos trastornos son excesivamente temerosos, ansiosos o evitan amenazas percibidas en el entorno o en el interior de uno mismo. La respuesta está fuera de proporción con el riesgo real o peligro que representa. El miedo se produce como resultado de la inminente amenaza advertida mientras que la ansiedad es un estado de expectación sobre futuras amenazas percibidas11, 37. El miedo y la ansiedad son comunes en la vida cotidiana. Para ser diagnosticado como un trastorno de ansiedad, el miedo y la ansiedad deben ser marcados, excesivos o fuera de proporción con la amenaza real planteada, persistente, y asociadas con el deterioro en las áreas social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento. La mayoría de los miedos durante la infancia y la adolescencia son de desarrollo normativo, sólo alrededor del 23% representan los trastornos de ansiedad11. Aunque los diversos trastornos de ansiedad comparten muchas características clínicas, se pueden distinguir uno de otro por sus características de diagnóstico que definen. Diferentes trastornos de ansiedad pueden tener manifestaciones idénticas o muy similares de comportamiento, por ejemplo, la evitación, pero las preguntas sobre creencias asociadas o sus cogniciones por lo general permiten el discernimiento del diagnóstico prevaleciente11. Los hallazgos sugieren que el inicio del primer o de cualquier trastorno de ansiedad es claramente en la infancia. Hay una notable heterogeneidad entre los trastornos de ansiedad específicos que revela una secuencia temporal de los períodos de riesgo para el primer inicio de trastornos de ansiedad en la infancia y la adolescencia. La edad de aparición más temprana se ha encontrado consistentemente en el trastorno de ansiedad por separación y algunos tipos de fobias específicas (particularmente a animales, inyecciones, y de tipo ambiental), con la mayoría de los casos apareciendo en la infancia antes de los 12 años de edad, seguido por el inicio de la fobia social con incidencias en la última infancia y durante la adolescencia, con muy pocos casos emergentes después de la edad de 25 años. El trastorno de pánico, la agorafobia y el Trastorno de ansiedad generalizada (TAG), por el contrario, tienen sus períodos centrales 20 de inicio en la adolescencia posterior con nuevas primeras incidencias en la edad adulta temprana, a pesar de que algunos casos, puede ocurrir tan pronto como la edad de 12 años o antes37. Los trastornos más frecuentes en niños y adolescentes son el trastorno de ansiedad por separación, con estimaciones del 2.8% y 8%, y las fobia social y específica, con tasas de alrededor de 7% y 10%, respectivamente. La agorafobia y el trastorno de pánico son condiciones de baja prevalencia en la infancia (1% o menos); las prevalencias más altas se encuentran en la adolescencia (2% -3% para el pánico y 3% -4% para la agorafobia)11, 37. En estudios retrospectivos, la ansiedad de separación y las fobias específicas se desarrollan más en la infancia, el trastorno de ansiedad social se desarrolla más en la adolescencia o la adultez temprana. Los estudios prospectivos de niños y adolescentes a menudo muestran edades aún más tempranas en aparición de la enfermedad. Los jóvenes, entre 7 – 17 años de edad, con trastornos de ansiedad presentan frecuentemente deficiencias académicas38. En términos de diferencias de sexo, todos los trastornos de ansiedad ocurren con mayor frecuencia entre las mujeres que entre los hombres. Aunque las diferencias de sexo pueden ocurrir tan pronto como la niñez, aumentan con la edad, alcanzando proporciones de 2:1 a 3:1 en la adolescencia. La curva de incidencia para el trastorno de pánico revela un período muy claro de mayor incidencia en mujeres entre las edades de 13 y 26 años, mientras que los hombres muestran estimaciones más bajas y el período de mayor incidencia es menos pronunciado. La agorafobia reveló un aumento de incidencia fuerte y constante para las mujeres después de los 6 años, mientras que la agorafobia en los varones se observó con menor frecuencia, con alguna indicación de aumento de la incidencia entre los 15 y los 20 años y una estabilización después de los 25 años. Por el contrario, una clara diferencia de sexo en la prevalencia fue observada en la infancia en la fobia especifica tipo animal (relación 3:1 por 10 años de edad)37. Los trastornos de ansiedad parecen tener un curso crónico basado en los hallazgos de las poblaciones clínicas adultas o estudios retrospectivos. Por otra parte, los análisis de seguimiento también revelan que aquellos con trastornos de ansiedad en la edad adulta con frecuencia tenían los mismos problemas antes en la vida. Sin embargo, a pesar de las asociaciones longitudinales significativas, las tasas de estabilidad (en forma de proporciones) 21 de los trastornos de ansiedad entre los jóvenes de la comunidad son en general sólo de baja a moderada. En general, entre los niños y adolescentes con trastorno de ansiedad, hay un grado considerable de fluctuación en el estado de diagnóstico del trastorno de ansiedad específica examinado; los trastornos de ansiedad tienen una fuerte tendencia natural a ir y venir a lo largo del tiempo, especialmente en los grupos de edad jóvenes. Es particularmente notable que incluso en trastornos que se definen como crónicos, como el TAG, las tasas de estabilidad prospectiva son sólo moderadas37. Curso de los trastornos depresivos y de ansiedad Una cuestión importante de estos trastornos es si son transitorios, si desaparecerán a medida que el niño crece o si predicen a otros problemas a lo largo del tiempo. La evidencia sugiere que presentar un trastorno depresivo o de ansiedad durante la infancia incrementa la probabilidad de padecer dificultades similares a través del tiempo, sin embargo, los resultados son muy variados39. Es cierto que se ha observado continuidad en los trastornos depresivos y de ansiedad desde la infancia a la adolescencia e incluso a la edad adulta, en contraparte también se han observado discontinuidades que reflejan la aparición de capacidades o incapacidades nuevas25. En el estudio de los trastornos mentales se cuenta con información epidemiológica en investigaciones de seguimiento, que permiten vislumbrar la dirección de las distintas enfermedades, a continuación, enumeramos algunos estudios que nos proporcionan un panorama del curso que tiende a seguir los trastornos depresivos y de ansiedad. Es importante hacer mención que algunos de estos trabajosofrecen datos analíticos en los que se reportan prevalencias y riesgos relativos que sirven de referente a nuestro trabajo. El estudio comunitario longitudinal realizado por Costello, Mustillo, Erkanli, Keeler y Angold (2003), evaluó la prevalencia y el desarrollo de los trastornos psiquiátricos, en una muestra de 1420 niños, de 11 condados de Carolina del Norte, Estados Unidos, con edades comprendidas entre los 9 a 13 años de edad al inicio del estudio, los cuales fueron evaluados anualmente para los trastornos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) hasta la edad de 16 años, por medio de la Evaluación Psiquiátrica de Niños y Adolescentes 22 (CAPA) entrevista basada en entrevistador. Encontraron durante el período de estudio que el 36.7% de los participantes tuvo al menos un trastorno psiquiátrico; se observó un aumento de la prevalencia en los trastornos de ansiedad social, pánico, y depresión, mientras que en el trastorno de ansiedad por separación la prevalencia disminuyo. Los análisis mostraron que los niños con antecedente de un trastorno psiquiátrico eran 3 veces más propensos para tener un diagnóstico subsecuente. La continuidad de la misma enfermedad fue significativa para todos los trastornos, excepto las fobias específicas, mientras que la continuidad de un diagnóstico a otro fue significativa de la depresión a la ansiedad y de la ansiedad a la depresión y al abuso de sustancias40. En el 2004, se realizó un estudio en población mexicana, con el objetivo de conocer, la prevalencia de la depresión con inicio temprano, y comparar el curso natural, la comorbilidad y la latencia para buscar tratamiento entre los deprimidos con inicio temprano y aquellos con inicio en la edad adulta. A través de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica que se realizó en México, entre 2001 y 2002, empleando el instrumento diagnóstico de la versión computarizada de la Entrevista Internacional Compuesta de Diagnóstico; se realizó un análisis descriptivo y regresiones logísticas, tomando en cuenta el diseño complejo de la muestra multietápica, estratificada y ponderada. Observándose que el 2.0% de la población ha padecido depresión en la infancia o adolescencia con un promedio de siete episodios a lo largo de la vida, el primero persistiendo unos 31 meses, durante los cuales generalmente no reciben tratamiento, por lo cual concluyen que ha mayor duración del primer episodio y el mayor número de episodios en la vida de aquellos con depresión de inicio temprano se debe a la falta de detección y tratamiento oportuno en jóvenes41. En la Universidad de Louisville, Kentucky, Estados Unidos, se realizó un estudio, con el propósito de examinar el curso longitudinal de ansiedad, medido con la Entrevista de Trastornos de Ansiedad para el DSM-IV versión padres (ADIS-P), en 45 niños y adolescentes con síndrome de Williams (SW), con un rango de edad de 4 a 13 años de edad al inicio del estudio. En la primera evaluación, 27 (60%) participantes presentaron al menos un diagnóstico de ansiedad; 37 (82.2%) recibieron algún diagnóstico de ansiedad en algún momento durante el estudio. De los 37 niños diagnosticados con ansiedad en algún momento durante el estudio, el 62.2% (51.1% de la muestra total) mostró ansiedad crónica y persistente. Los diagnósticos más comunes fueron fobias específicas y TAG. De los niños con ansiedad, 26 de 36 (72.2%) 23 desarrollaron trastornos de ansiedad adicionales diagnosticados en evaluaciones posteriores al diagnóstico inicial de ansiedad (un participante fue excluido de este análisis debido a que la ansiedad fue diagnosticada por primera vez en la evaluación más reciente, lo que impidió una prueba del desarrollo posterior de la ansiedad en este caso). Concluyeron que una vez que un niño con SW experimenta una ansiedad clínica, el curso normativo es que la ansiedad y su angustia asociada persistan con el tiempo42. El estudio longitudinal BELLA, módulo de salud mental de la encuesta nacional de entrevista de salud alemán para niños y adolescentes, investigo las trayectorias de desarrollo de los problemas de salud mental desde la infancia hasta la edad adulta, sus determinantes y la utilización de los servicios de salud mental. Examino la salud mental y el bienestar de los niños y adolescentes de 7 a 17 años de edad, con una muestra de 2863 sujetos al inicio del estudio. Para evaluar los problemas de salud mental se administraron tanto el informe de los padres como el auto-informe del Cuestionario de Dificultades y Fortalezas (SDQ), se utilizaron instrumentos estandarizados para evaluar problemas específicos de salud mental, la ansiedad se evaluó con el Cuestionario para Trastornos Emocionales Infantiles Relacionados con la Ansiedad (SCARED), los síntomas depresivos se evaluaron con la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos para Niños (CES- DC), se utilizaron los reportes de los padres para niños menores de 11 años, mientras que los datos auto-reporte de estas medidas fueron analizados en los participantes de más edad. El seguimiento de 6 años incluyó la entrevista de diagnóstico para Trastornos Mentales en Niños y Adolescentes (DIPS), que permite identificar trastornos mentales basados en los criterios DSM-IV y CIE-10. Los resultados reportaron los siguientes datos: de los niños y adolescentes que participaron en todos los puntos de medición (n=1255), durante el período de 6 años, el 10% mostró problemas de salud mental clínicamente significativa, el 74.3% no mostró signos de problemas de salud mental, el 15.5% había remitido, el 2.9% mostró persistencia de problemas y el 7.3% problemas agudos o recurrentes. En general, los problemas de salud mental tenían más probabilidades de ocurrir entre los 7 y 12 años de edad y después de los 19 años de edad. En cuanto al uso de servicios de salud mental, el 33% de los participantes con problemas de salud mental agudo o recurrente y el 63.9% con problemas persistentes utilizaron los servicios medicos43. 24 Un estudio realizado en Munich, Alemania, que se inició en el 1994 y cuyo propósito fue estudiar la prevalencia e incidencia de los trastornos mentales, describir el curso natural e identificar vulnerabilidad y factores de riesgo de inicio y progresión, así como consecuencias psicosociales. Reportó en el 2015 los principales resultados. La muestra de la comunidad al azar estratificada por edad estuvo originalmente integrada por 3021 sujetos en edades comprendidas entre los 14 a 24 años al inicio del estudio, seguidos durante 10 años, y evaluados a través de la entrevista diagnostica internacional compuesta-Munich (DSM-IV/M- CIDI). El estudio reveló que el TDAH, el trastorno de oposición desafiante, los trastornos de ansiedad, sobre todo las fobias específicas, se manifiesta en la primera infancia. En cuanto a la evolución, se observó una persistencia de 70% para los trastornos de ansiedad y solamente el 10% no cumplía los criterios de ningún trastorno del DSM-IV durante el seguimiento. Además, los trastornos mentales se asociaron con discapacidades y deficiencias considerables, así como consecuencias negativas, incluyendo las tendencias suicidas. En cuanto a los factores que intervienen en la etiología o progresión y persistencia de los trastornos se encontró que difieren de forma considerable44. McLaughlin y King (2015), realizaron en la ciudad de Connecticut, Estados Unidos, un estudio con el objetivo de observar el curso en el desarrollo de los síntomas depresivos y de ansiedad (TAG, síntomas físicos, ansiedad de separación y fobia social) a través de la adolescencia temprana, la asociación prospectiva del curso de la depresión y ansiedad, y la variación en la evolución por género. En una muestra de 1065 adolescentes (545 hombres y 520 mujeres) con edades comprendidas entre los 10 a 15 años,los cuales fueron evaluados en tres momentos a través de un periodo de un año. Los síntomas de depresión se evaluaron con el Inventario de Depresión para Niños (CDI) y los de ansiedad con la Escala de Ansiedad Multidimensional para Niños (MASC) y el Inventario de Preocupación de Pensilvania para Niños (PSWQ). Encontraron que todas las clases de síntomas de ansiedad se redujeron y los depresivos se mantuvieron estables en todo el periodo de estudio; no observaron asociaciones consistentes en el curso entre los síntomas de depresión y ansiedad; observando que las mujeres presentaron niveles más altos de síntomas en comparación a los hombres45. En la provincia de Quebec, Canadá se evaluó longitudinalmente el curso del trastorno de ansiedad de separación desde la infancia hasta la entrada de la escuela (entre las edades de 1.5 y 6 años), en una cohorte de 1,933 familias, a través de las puntuaciones parentales de 25 tres ítems adaptados del Inventario de Conducta Infantil (CBCL). Observaron cuatro evoluciones: un grupo persistente no afectado (60.2%), y tres grupos más pequeños de curso del desarrollo distinto: un mayor incremento (6.9%), un mayor decremento (10.8%), y un menor incremento (22.1%). Excepto por el mayor incremento, todas evoluciones mostraron una reducción sustancial en los síntomas a la edad de 6 años. El grupo de mayor incremento se asoció con una mayor depresión materna, tabaquismo materno durante el embarazo, y el desempleo de los padres46. Whalen, Luby, Tilman, Mike, Barch y Belden (2016), realizaron una evaluación en un periodo de 10 años a 348 participantes con edades comprendidas entre los 3 a 6 años de edad al inicio del estudio, a través de la Evaluación Psiquiátrica para Edad Preescolar (PAPA) y la Evaluación Psiquiátrica de Niños y Adolescentes (CAPA), en la ciudad de Washington, Estado Unidos, en la que observaron un aumentó en los síntomas depresivos desde el preescolar hasta la edad escolar en los niños, seguido de una disminución en la severidad de los síntomas durante la etapa escolar tardía; mientras que en las niñas, respecto a la gravedad de la depresión permanecían estables a través del tiempo. Siendo los problemas para socializar, la historia familiar de trastornos afectivos, el pre-inicio de trastornos de conducta, y el deterioro funcional factores que intervinieron en las diferencias de la evolución de los síntomas depresivos entre los niños y las niñas en la edad escolar47. En Pensilvania, Estados Unidos, se llevó a cabo un estudio, en una muestra de jóvenes (n=66, edad media=27.23 años) tratados con terapia cognitivo conductual (TCC) para trastornos de ansiedad en la infancia alrededor de 7-19 años antes; cuyo objetivo era examinar los trastornos depresivos (TDM y distimia) y de ansiedad (fobia social, TAG) que surgen a lo largo del tiempo, a partir de los trastornos de ansiedad en la infancia. No se observó evidencia en el curso de la fobia social, ansiedad de separación, y TAG a trastornos depresivos posteriores. Los respondedores a tratamiento mostraron una menor probabilidad de cumplir con los criterios de TAG (OR=0.04, p<.001) y fobia social (OR=0.27, p=.053) a través del tiempo, aunque se observó que la fobia social tenía un patrón más crónico y duradero en la fobia social (OR=1.02, p=.07)48. Usando un diseño prospectivo-longitudinal de 10 años, Lieb, Miché, Gloster, Beesdo-Baum, Meyer y Wittchen (2016), examinaron la asociación de la fobia en la infancia/adolescencia con los trastornos mentales subsecuentes y la proporción de la incidencia de la enfermedad 26 atribuible a la fobia específica simultáneamente para una amplia gama de trastornos, en una muestra comunitaria de Munich, Alemania, en 2210 jóvenes, de 14 a 24 años de edad, a través de la entrevista diagnostica internacional compuesta-Munich (DIA-X/M-CIDI). Observaron que la fobia específica de la línea de base predijo la aparición subsecuente de los trastornos de ansiedad (trastorno de pánico: RR=4.38, TAG: RR=4.10, TEP: RR=2.15, TOC: RR = 3.79, IC 95%), trastornos afectivos (depresión mayor: RR=1.54, TB: RR=2.20, distimia: RR=2.75), trastorno por dolor: RR=1.52, y trastornos de la alimentación: RR=2.27. Concluyendo, que existe una fuerte evidencia de que la fobia específica es un trastorno de inicio temprano que predice el inicio subsiguiente de una serie de trastornos49. 27 JUSTIFICACIÓN La mayoría de los trabajos epidemiológicos en niños en edad escolar son de tipo descriptivo, principalmente transversales y referidos a la prevalencia de los trastornos mentales. Estudios longitudinales de trastornos mentales han comenzado a llevarse a cabo en países desarrollados, identificándose diferentes cursos y el desarrollo de manifestaciones sintomáticas en trastornos depresivos y de ansiedad, sin embargo, se reconoce una escasez de este tipo de estudios en países en vías de desarrollo, principalmente en América Latina, incluido México. En nuestro país, los datos epidemiológicos sobre la prevalencia de los trastornos psiquiátricos en niños de edad escolar, son escasos en población abierta en estas edades y más aún el conocimiento es poco explorado sobre el curso de los trastornos depresivos y de ansiedad, por lo cual no contamos con datos longitudinales claros. Por lo cual existe una necesidad de describir el curso de estos trastornos en la etapa infantil, ya que un mayor conocimiento al respecto puede proporcionar información útil y crítica para futuras investigaciones, así como permitir crear programas centrados en la detección precoz, prevención y tratamiento de este tipo de trastornos en la infancia. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA La investigación sugerida proporcionara una oportunidad de reconocer el curso de los trastornos depresivos y de ansiedad en las escuelas primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, en una primera y segunda aplicación, por lo cual proponemos la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es el curso de los trastornos depresivos y de los trastornos de ansiedad en las escuelas primarias públicas de la zona poniente de la ciudad de México, a las que acuden niños de 6 a 12 años de edad, en una primera y segunda aplicación? Hipótesis H0: La presencia de trastornos depresivos y/o de ansiedad en las escuelas primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, en niños de 6 a 12 años de edad, es igual entre la primera y segunda aplicación. 28 H1: La presencia de los trastornos depresivos y/o de ansiedad en las escuelas primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, en niños de 6 a 12 años de edad, es diferente entre la primera y segunda aplicación. Objetivos • General Describir la presencia de los trastornos depresivos y de los trastornos de ansiedad en escuelas primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, en los niños de 6 a 12 años de edad, en una primera y segunda aplicación. • Específicos Describir las variables sociodemográficas en cada de una de las escuelas públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, a la acuden niños de 6 a 12 años de edad, en la segunda aplicación. Describir la presencia de los trastornos depresivos y/o de los trastornos de ansiedad en cada una de las escuelas públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, a la que acuden niños de 6 a 12 años de edad, en la primera y segunda aplicación. Comparar la presencia de los trastornos depresivos y/o de los trastornos de ansiedad en cada una de las escuelas públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, a la que acuden niños de 6 a 12 años de edad, en la primera y segunda aplicación. MATERIAL Y MÉTODOS Diseño Es un estudio descriptivo, observacional, ambispectivo, ya que se analizaron los datos de una primera aplicación hace 12 meses y se midieronlos mismos trastornos en una segunda aplicación (momento actual). 29 Población Niños de tres escuelas primarias de la zona 402 del poniente de la ciudad de México en la delegación Álvaro Obregón, evaluados en los ciclos escolares 2015-2016 y 2016-2017. Las tres escuelas primarias evaluadas se encuentran dentro de la delegación Álvaro Obregón, al poniente de la Ciudad de México, siendo la tercera delegación más poblada contando en 2010 con 727,034 habitantes; de los cuales el 22.4% se encuentra en el rango de edad de entre 0 y 14 años de edad. Ocupa el séptimo lugar entre las delegaciones del Distrito Federal que presentan grados más elevados de marginación con 227,299 personas marginadas. Las escuelas en donde se realizó la presente investigación pertenecen a colonias de clase media- baja y baja, con alto índice de delincuencia, además se hallan dentro de la “zona minada de alto riesgo”. Muestra El tipo de muestreo fue por conveniencia ya que sólo se seleccionaron los niños con trastornos depresivos y con trastornos de ansiedad del ciclo escolar 2015-2016 de la primera aplicación. Y de la segunda aplicación se seleccionó a los niños del ciclo escolar 2016-2017 que presentaron los trastornos previamente referidos. Criterios de inclusión • Niños y niñas de 6 a 12 años de edad, que hayan participado en el estudio “Psicopatología y características en escolares de 6 a 13 años en escuelas primarias públicas”. Criterios de exclusión • Que el niño(a) presenten comorbilidad de síntomas psicóticos. Criterios de eliminación • Que no se complete la aplicación de los instrumentos de medición. • Que el participante o padre haya decidido abandonar el estudio. 30 Tabla 1. Variables. Variable Definición conceptual Definición operacional Tipo Nivel de medición Unidad de Medida Edad Tiempo transcurrido a partir del nacimiento Número de años cumplidos que tiene el niñ@ al momento de la aplicación del instrumento Discreta Independiente Años 6 – 12 años Sexo Género al que pertenece el niño Femenino: sujeto que refiere pertenencia a dicho sexo, corroborado por los padres Masculino: sujeto que refiere pertenencia a dicho sexo, corroborado por los padres Nominal Independiente 1. Femenino 2. Masculino Escolaridad del menor Años cursados y aprobados en la primaria Grado que cursa el menor al momento de la aplicación de los instrumentos Ordinal Independiente 1. 1° primaria 2. 2° primaria 3. 3° primaria 4. 4° primaria 5. 5° primaria 6. 6° primaria Atención médica Acciones destinadas a la promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud El sujeto ha recibido atención medica psiquiátrica y psicológica en alguna vez en su vida, corroborado por los padres Nominal Independiente 1 Sí 2 No Trastornos depresivos Conjunto de trastornos cuya característica subyacente es una alteración del estado del ánimo del individuo Cumplió con los criterios de alguno de los trastornos depresivos: Episodio depresivo mayor Riesgo de suicidio pasado y actual Distimia Categórica Nominal Independiente Mini-Kid: Episodio depresivo mayor Riesgo de suicidio pasado y actual Distimia 1 Sí 2 No Trastornos de ansiedad Conjunto de trastornos caracterizados miedo y ansiedad anormal Cumplió con los criterios de alguno de los trastornos de ansiedad: T. angustia Agorafobia TAS Fobia social Fobia especifica TOC TEPT TAG Categórica Nominal Independiente Mini-kid: T. angustia Agorafobia TAS Fobia social Fobia especifica TOC TEPT TAG 1 Sí 2 No 31 Procedimiento • El presente trabajo forma parte del proyecto general denominado “Psicopatología y características sociodemográficas en escolares de 6 a 13 años en escuelas primarias públicas” en el ciclo escolar 2015-2016, a cargo de la Dra. Silvia Ortiz León y que fue dictaminado por el Comité de Investigación y Ética del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, asignado el número de registro II3/01/0915, el día 11 de noviembre de 2015 (Anexo 1 y 2). • Se presentó el protocolo denominado “Curso de los trastornos depresivos y de ansiedad en niños de 6 a 12 años que acuden a primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México” para su evaluación, aprobación y registro por el Comité de Investigación y Ética en Investigación del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, asignando el número de registro II3/02/0915/Te, el día 5 de diciembre de 2016 (Anexo 3 y 4). • Se realizó una plática informativa con padres o tutores y maestros de las escuelas primarias públicas de la zona poniente de la Ciudad de México, con el fin de proporcionar información referente al objetivo del proyecto, así como, los riesgos y los beneficios respecto a su participación. • Los padres que aceptaron participar se les proporcionó el consentimiento informado (Anexo 5) para su firma, así como la Cédula de Datos Sociodemográficos. • Se programó una cita a la cual acudieron el padre o tutor y el niño, al que se le pidió su asentimiento (Anexo 6), se le aplicó la entrevista estructurada MINI-Kid versión electrónica, dentro de las instalaciones del colegio. • Los evaluadores fueron ciegos a los resultados previos de la entrevista estructurada MINI- Kid. • Posterior a la aplicación de los instrumentos de evaluación, se realizó la apertura del cegamiento, seleccionándose los alumnos que hubieran presentado en evaluación previa un trastorno depresivo y/o de ansiedad. • Se capturó y procesó la información obtenida en la base de datos elaborada por la investigadora principal para su posterior análisis estadístico. 32 Figura 1. Flujograma del procedimiento. Tabla 2. Cronograma de actividades. Actividad 2016-2017 Junio Julio Agosto Sept Oct Nov Dic Enero Feb Marzo Abril Mayo Elaboración del protocolo Aprobación por comités Recolección de muestra Análisis resultados Elaboración de informe final Entrega de resultados 33 Instrumentos • Cedula de recolección de datos sociodemográficos Instrumento creado por la investigadora principal para estudios previos, en que los datos que se recaban son edad del paciente, grado escolar, sexo, uso de servicios de salud mental, atención psiquiátrica, tratamiento psiquiátrico, características de la vivienda, integrantes de la familia con los que cohabita, números de hermanos, escolaridad de los padres, ocupación de los padres, uso de servicios y antecedentes heredofamiliares psiquiátricos (Anexo 7). • Mini Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional versión para niños y adolescentes (MINI- Kid) Es una entrevista diagnóstica estructurada corta desarrollada en 1990 por Sheehan y colaboradores con base a los criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico para los trastornos mentales en su cuarta edición (DSM-IV) y la Clasificación Internacional de las Enfermedades en su décima edición (CIE-10), dirigida a niños y adolescentes de 6 a 17 años 11 meses. Puede ser utilizada por clínicos después de una corta formación y se aplica en tan sólo 20 a 25 minutos. Abarca 23 trastornos psiquiátricos: episodio depresivo, riesgo de suicidio, distimia, episodio hipomaniaco, trastorno de angustia, agorafobia, ansiedad de separación, fobia social, fobia específica, trastorno obsesivo compulsivo, estrés postraumático, consumo de alcohol, consumo de drogas, tics, TDAH, trastorno de conducta, trastorno negativista desafiante, trastorno de pánico, anorexia, bulimia, trastorno de ansiedad generalizada y trastornos adaptativos. Es un instrumento altamente estructurado, organizado por secciones sindromáticas y diseñado con preguntas de salto. El puntode salto se integra cuando a una pregunta que abarca los síntomas fundamentales del módulo que se estudia, se responde negativamente; se usa para disminuir los tiempos de aplicación, “saltándose” la exploración de esa área y pasando a la siguiente. Las respuestas en la integración del síntoma son categorías de positiva o negativa. Permite evaluar el inicio, la duración y el deterioro relacionado con los padecimientos50, 51. Los datos de validación del instrumento original señalan que, al comparar con los resultados de una entrevista realizada por un psiquiatra, posee una sensibilidad de 0.86, una especificidad 34 de 0.84, un valor predictivo de casos positivos de 0.75, y un valor predictivo de casos negativos de 0.92. Validada al español por Ferrando y colaboradores, con una confiabilidad interevaluador de 0.9 a 1 y la temporal de 0.6 a 0.75, la validez concurrente con entrevista clínica fue del 0.35 al 0.5 (Anexo 8)50. Análisis estadístico Se capturaron y procesaron los datos con el programa estadístico SPSS (Statistical Package for the Social Sciences) versión 23. Se realizó un análisis descriptivo de las variables sociodemográficas y de los trastornos depresivos y de ansiedad, con frecuencias y porcentajes para variables categóricas y con media y desviación estándar (D. E.) para variables continúas. Se realizaron comparaciones entre la presencia de trastornos depresivos y de ansiedad, a través de la prueba de Chi Cuadrada (X2) y t de student para comparar el número de trastornos depresivos y de ansiedad presentes al inicio del estudio y a los 12 meses. Consideraciones éticas De acuerdo con el Reglamento de la Ley General de Salud en México en materia de investigación para la Salud, Titulo 2, Capitulo 1, artículo 17, Fracción III, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero de 1987, el presente estudio se considera como investigación con riesgo mínimo ya que se emplearon instrumentos que podrían considerarse una prueba psicológica puesto que no se manipula la conducta del sujeto y son realizados con fines exclusivamente descriptivos. Este proyecto se sometió a evaluación por el Comité de Ética en Investigación del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro” (Anexo 4). Así mismo, la autora de este proyecto realizó en curso de capacitación de los Institutos Nacionales de Salud NIH como certifica el anexo 9. 35 RESULTADOS El presente estudio forma parte de un macroproyecto, que incluyó una primera aplicación en tres escuelas públicas en la zona poniente de la Ciudad de México. Se realizó una segunda aplicación que incluyó a los alumnos inscritos al ciclo escolar 2016-2017, de 1° a 6° grado de estas mismas primarias, con un total de 1303 alumnos inscritos en las tres escuelas, sin embargo, de acuerdo al procedimiento del estudio, solo aceptaron participar y firmaron la carta de consentimiento 262 (20.1%) padres de familia. De ellos, asistieron 189 (14.5%) alumnos a la entrevista acompañados de su padre, madre o tutor. Los datos obtenidos en esta entrevista, mostraron una media de edad de 7.88 años (D. E. = 1.83, mínima de 6 y máxima de 12 años); la mayoría de los participantes eran hombres (57.7%); reportaron cursar el 1° grado (38.1%); ser el primogénito (45.5%); vivir en casa de algún pariente (46%); contar con seguro popular (41.8%); y no haber recibido atención medico psiquiátrica o psicológica (83.1%). Respecto a las características sociodemográficas de los progenitores que viven con los niños, se encontró que la mayoría de los padres cuentan con escolaridad secundaria (25.4%), y son empleados (96.7%); por su parte, la mayoría de las madres refieren escolaridad secundaria (45.8%), y laboran fuera del hogar (53.9%). El detalle de los datos sociodemográficos se presenta en la tabla 3. 36 Tabla 3 Descripción de los datos sociodemográficos de la muestra por escuela (aplicación actual). Variables Escuela 1 2 3 Total N % N % N % N % Sexo Mujer Hombre Total 6 26 32 18.8 81.3 100 21 35 56 37.5 62.5 100 53 48 101 52.5 47.5 100 80 109 189 42.3 57.7 100 Grado escolar 1° 2° 3° 4° 5° 6° 11 7 2 1 8 3 34.4 21.9 6.3 3.1 25.0 9.4 33 3 2 7 7 4 58.9 5.4 3.6 12.5 12.5 7.1 28 14 20 18 14 7 27.7 13.9 19.8 17.8 13.9 6.9 72 24 24 26 29 14 38.1 12.7 12.7 13.8 15.3 7.4 Lugar que ocupa 1° 2° 3° 4° 5° 9 15 5 3 0 28.1 46.9 15.6 9.4 0.0 24 23 8 1 0 42.9 41.1 14.3 1.8 0.0 53 28 15 3 2 52.5 27.7 14.9 3.0 2.0 86 66 28 7 2 45.5 34.9 14.8 3.7 1.1 Cuidado por Padre Madre Ambos padres Abuelos Hermanos Tíos 0 18 1 11 0 2 0.0 56.3 3.1 34.4 0.0 6.3 1 34 7 13 0 1 1.8 60.7 12.5 23.2 0 1.8 1 56 13 19 5 7 1.0 55.4 12.9 18.8 5.0 6.9 2 108 21 43 5 10 1.1 57.7 11.1 22.8 2.6 5.3 Servicio medico IMSS ISSSTE Seguro popular Gratuidad GDF SEDENA Seguro privado Ninguno 11 2 15 2 0 0 2 34.4 6.3 46.9 6.3 0.0 0.0 6.3 18 3 26 2 1 1 5 32.1 5.4 46.4 3.6 1.8 1.8 8.9 45 7 38 3 0 1 7 44.6 6.9 37.6 3.0 0.0 1.0 6.9 74 12 79 7 1 2 14 39.2 6.3 41.8 3.7 0.5 1.1 7.4 Ha recibido atención medico psiquiátrica o psicológica Si No 6 26 18.8 81.3 5 51 8.9 91.1 21 80 20.8 79.2 32 157 16.9 83.1 Vive con Padre Escolaridad Sin escolaridad Primaria Secundaria Bachillerato Licenciatura Ocupación Jubilado Empleado Hogar Madre Escolaridad Sin escolaridad Primaria Secundaria Bachillerato Licenciatura Ocupación Empleada Hogar Estudiante 19 1 4 11 4 1 0 21 0 29 1 4 14 10 1 16 13 0 59.4 3.1 12.5 34.4 12.5 3.1 0.0 100.0 0.0 90.6 3.3 13.3 46.7 33.3 3.3 55.2 44.8 0.0 43 0 8 13 18 4 1 41 1 53 0 7 26 17 3 24 28 1 76.8 0 14.3 23.2 32.1 7.1 2.3 95.3 2.3 94.6 0 13.2 49.1 32.1 5.7 45.3 52.8 1.9 56 1 12 24 15 5 2 55 0 95 2 9 42 38 5 56 40 0.0 55.4 1.0 11.9 23.8 14.9 5.0 3.5 96.5 0.0 94.1 2.1 9.4 43.8 39.6 5.2 58.3 41.7 0.0 118 2 24 48 37 10 3 117 1 177 3 20 82 65 9 96 81 1 62.4 1.1 12.7 25.4 19.6 5.3 2.5 96.7 0.8 93.7 1.7 11.2 45.8 36.3 5.0 53.9 45.5 0.6 37 Referente a los datos obtenidos en los trastornos depresivo en la segunda aplicación, el riesgo de suicidio pasado ocupó el primer lugar al encontrarse presente en 37 niños (19.6%), seguido del trastorno depresivo mayor presente en 18 niños (9.5%). En la gráfica 1 se muestran los resultados completos. Gráfica 1. Presencia de trastornos depresivos por escuela en la segunda aplicación. En la gráfica 2 se pueden observar los resultados con respecto a los trastornos de ansiedad en la segunda aplicación, siendo la fobia especifica la que ocupó el primer lugar al presentarse en 50 niños (26.5%), seguida de la agorafobia presente en 46 niños (24.3%), mientras que el trastorno de estrés postraumático solo se encontró en 3 niños (1.6%). Gráfica 2. Presencia de trastornos de ansiedad por escuela en la segunda aplicación. 0 5 10 15 20 25 Escuela 1 Escuela 2 Escuela 3 Episodio Depresivo Mayor Riesgo Suicidio Pasado Riesgo Suicidio Actual Distimia 0 5 10 15 20 25 30 35 Escuela 1 Escuela 2 Escuela 3 T. Angustia Agorafobia TAS Fobia Social Fobia Específica TOC TEPT TAG N ú m er o d e n iñ o s N ú m er o d e n iñ o s 38