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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA PSICOLOGÍA DEL TRABAJO “EL DESGASTE OCUPACIONAL Y SU RELACIÓN CON LA SATISFACCIÓN MARITAL EN UNA MUESTRA DE TRABAJADORES MEXICANOS” TESIS PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGÍA PRESENTA: ANGÉLICA GONZÁLEZ CEJA DIRECTORA: LIC. ALEJANDRA GARCÍA SAISÓ REVISORA: MTRA. LAURA ÁNGELA SOMARRIBA ROCHA SINODALES: DRA. SOFÍA RIVERA ARAGÓN LIC. RICARDO ALBERTO LOZADA VÁZQUEZ DRA. JUANA PATLÁN PÉREZ MÉXICO, D.F. NOVIEMBRE 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Después de finalizar el trabajo de tesis que implicó una pauta tan importante en mi vida personal y profesional, quiero agradecer a todos lo que fueron de gran apoyo y ejemplo para llegar a esta meta. Primeramente gracias a Dios por su amor, paciencia y gracia, a él sea toda la gloria Gracias a la UNAM que me recibió en sus aulas y me formó como universitaria orgullosamente azul y oro. Al CINVESTAV que abrió sus puertas laborales y que me ha apoyado en gran manera para concluir este proceso. A todos los participantes que dispusieron de tiempo y compartieron información confidencial que sin todos ellos, esta investigación no se hubiese logrado… muchas gracias. Gracias papi y mami por ser el ejemplo de vida, superación, esfuerzo y empuje para que llegara hasta este punto y sigua adelante. A mi amado Kike por ser mi ayuda idónea, mi compañero y amigo, somos un equipo!! Gracias Bere por tu amor y compañerismo, te quiero hermana. Pris, gracias por tu paciencia y compañía en las visitas a CU, hiciste un verdadero esfuerzo por varias horas y días continuos, te quiero hermana. Gracias a mi Abi, Abue y tía Lulú por alegrarse conmigo por este proyecto, la quiero mucho. Chicas gracias por ser mis compañeras y amigas, por aguantarme en este proceso de lejanía en que me mantuve los últimos meses de la tesis, gracias por las aventuras de facultad y por mantener vivo el grupo de las Perversas. A ti Ale García Saisó, gracias por animarme y compartir tus conocimientos, por dejarme ser y plasmar mis inquietudes en esta investigación. A mi revisora Mtra. Laura A. Somarriba, gracias por creer en mí y prepararme para este proyecto. Gracias a la Dra. Juanita Patlán y Lic. Ricardo Lozada por su disposición y correcciones. A usted Dra. Sofía Rivera, un especial agradecimiento por su apoyo incondicional para la realización del procedimiento estadístico, por las asesorías semanales en las que me enseñó a detalle cómo hacer estadística. A todos los que no mencioné por nombre, mil gracias también son parte de este proyecto. ÍNDICE Resumen i Introducción ii 1. Estrés y Desgaste Ocupacional 1 1.1. Estrés 1 1.1.1 Estrés laboral 6 1.1.2 Estresores en el trabajo 7 1.1.3 Consecuencias, prevención y tratamiento del estrés laboral 10 1.2. Desgaste Ocupacional 11 1.2.1. Modelos conceptuales del Desgaste ocupacional 15 1.2.2. Fases del Desgaste ocupacional 22 1.2.3. Profesiones con mayor incidencia de Desgaste ocupacional 25 1.2.4. Medición del Desgaste ocupacional 30 1.2.5. Síntomas, consecuencias y afrontamiento del Desgaste Ocupacional 31 2. Relación marital 41 2.1. Definición de la relación marital 41 2.2. Formación y desarrollo de la pareja 44 2.3. Modelos conceptuales de la relación marital 52 2.4. Satisfacción en la relación de pareja 59 2.5. Modelos conceptuales para la satisfacción marital 66 2.6. Medición de la satisfacción marital 73 3. Desgaste Ocupacional y Satisfacción Marital 77 3.1. El trabajo y la relación marital 77 3.2. Conflicto trabajo-familia 81 3.3. Efectos del Desgaste Ocupacional en la relación marital 87 4. Método 97 4.1. Planteamiento del Problema y Justificación 97 4.2. Preguntas de Investigación 98 4.3. Objetivos de Investigación 99 4.4. Hipótesis 99 4.5. Variables 100 4.5.1. Definición Conceptual 101 4.5.2. Definición Operacional 101 4.6. Tipo de Investigación 101 4.7. Participantes 102 4.8. Muestreo 102 4.9. Instrumento 102 4.10. Procedimiento 105 4.11. Análisis Estadístico de Datos 106 5. Resultados 107 6. Discusión y Conclusiones 125 7. Limitaciones y Sugerencias 132 8. Referencias 134 9. Anexos A y B 145 i RESUMEN El desgaste ocupacional o burnout es un problema psicosocial, laboral y de salud en aumento los últimos años. Este padecimiento se caracteriza por tres elementos distintivo ‘despersonalización, agotamiento emocional e insatisfacción personal’, que pueden provocar alteraciones psicofisiológicas así como la incapacidad para entablar relaciones interpersonales exitosas. Estudios recientes demuestran que los empleados satisfechos con su relación marital presentan mejor desempeño laboral y los trabajadores con burnout manejan relaciones maritales deficientes. Con la investigación realizada se buscó demostrar que el Desgaste ocupacional (Burnout) y la Satisfacción marital son variables relacionadas; asimismo se pretendió conocer las áreas involucradas y bajo qué condiciones sociodemográficas ocurría esta interacción; para ello se aplicó la Escala Mexicana de Desgaste Ocupacional (EMEDO) y el Inventario Multifacético de Satisfacción Marital (IMSM), a 102 empleados de iniciativa privada y pública con estabilidad laboral y marital mínimo de un año en ambos contextos. Por medio de análisis estadístico se confirmó la relación entre ambas variables, también se encontró que los trabajadores con alto índice de desgaste ocupacional presentaron menor satisfacción marital. Las características del puesto de acuerdo al tipo de empleador influyeron en el índice de burnout, es decir que los trabajadores de iniciativa privada resultaron más desgastados en comparación con los burócratas. En cuestiones de género, los hombres resisten menos al burnout, se sienten satisfechos maritalmente pero provocan insatisfacción a su pareja. Dado los resultados obtenidos se puede observar la inminente interacción trabajo- familia y la necesidad de conciliarlos para brindar a los trabajadores salud emocional, física y pareja, a fin de mejorar la productividad en las compañías empleadoras. Palabras clave: Desgaste ocupacional (Burnout), Satisfacción marital, Iniciativa pública y privada, EMEDO, IMSM. ii INTRODUCCION Dada la importancia que tiene el trabajo y la pareja en el desarrollo integral del ser humano se incluyeron ambas variables en la presente investigación con la finalidad de mostrar que la deficiente adaptación al puesto puede perjudicar las relaciones interpersonales de quien padece desgaste ocupacional o burnout. El marco teórico fue dividido en tres capítulos, en el primero se plantean conceptos e investigaciones que rodean el desgaste ocupacional, así como las concepciones que lo diferencian con el estrés. Se encontrarán modelos conceptuales, fases, síntomas, consecuencias, afrontamiento y medición del desgaste ocupacional. Por su parte en el capítulo dos se expone la formación y desarrollo de la pareja, así como la conceptualización de la relación marital y lo que se conoce como satisfacción en la relación, los modelos conceptualesy los métodos de medición también fueron discutidos. El capítulo tres se escribió con la intención de integrar los primeros dos capítulos y explicar cómo los ambientes laboral y familiar están íntimamente ligados al grado de influenciare uno a otro. También se puede observar el conflicto trabajo-familia y la inminente afectación de la relación marital por la presencia del desgaste ocupacional. En general dentro del marco teórico se pueden encontrar cuadros comparativos entre algunos grupos poblacionales como son género, presencia de hijos, edad, escolaridad, estado civil, entre otros., con la finalidad de enriquecer la información sobre el trabajador mexicano. Investigaciones previas han demostrado que el desgaste ocupacional y la satisfacción marital son variables relacionadas sin embargo se han desarrollado en poblaciones extranjeras, es por ello el interés en conocer aspectos de la relación conyugal y experiencia laboral en el trabajador mexicano. 1 “EL DESGASTE OCUPACIONAL Y SU RELACIÓN CON LA SATISFACCIÓN MARITAL EN UNA MUESTRA DE TRABAJADORES MEXICANOS” 1. ESTRÉS Y DESGASTE OCUPACIONAL Dentro de la investigación del comportamiento humano en el ambiente profesional o del trabajo, los términos “desgaste ocupacional”, “burnout” “quemazón en el trabajo”, entre otros, son utilizados de manera indistinta para explicar el padecimiento sufrido a causa de la exigencia laboral y la inadaptación del trabajador para enfrentar los altos niveles de estrés laboral. El estrés laboral y el desgaste ocupacional son términos polémicos ya que existen opiniones indistintas para definirlos. Algunos autores consideran que el estrés laboral y el desgaste ocupacional (burnout) son constructos relacionados, al señalar a este último como posible respuesta crónica ante el impacto acumulado de estrés que aparece en las relaciones sociales que se establecen entre los profesionales y los usuarios. El desgaste ocupacional es un tipo particular de mecanismo de afrontamiento y autoprotección frente al estrés generado en la relación profesional-cliente y profesional-organización. Sin embargo otros autores (Gil-Monte & Peiró, 1997; Manassero, Vázquez, Ferrer, Fornés & Fernández, 2003; Martínez, 2004) argumentan que estrés laboral y el burnout son términos claramente distintos pero relacionados, donde el elemento distintivo es la despersonalización, agotamiento emocional y falta de realización personal, síntomas visibles en profesionales diagnosticados con desgaste ocupacional, burnout o quemados por el trabajo. 1.1. Estrés Según la etimología griega el vocablo estrés viene de la palabra strango que significa “sofocar, agotar, apretar”, por otro lado el latín stringer lo describe como “un esfuerzo vigoroso” y de acuerdo con la literatura inglesa stress significa “fatiga” (Fernández, 2010). 2 Si bien el concepto de estrés fue ya reconocido por Hipócrates, el término comienza a emplearse a partir del siglo XIV, para referirse a las experiencias negativas, adversidades, dificultades, sufrimiento y aflicción, que padece el individuo. En el s. XVII el biólogo y físico R. Hooke lo asocia a fenómenos físicos como presión, fuerza y distorsión, definiéndolo como la fuerza interna presente en un área sobre la que actúa una fuerza externa, cuando una estructura sólida es distorsionada (Guillén, 2000). Más tarde en 1911 el médico fisiólogo Walter Bradford Cannon encontró que en condiciones de estrés por excitación, dolor, hipoglucemia o asfixia, la sangre transporta una mayor cantidad de adrenalina que promueve cambios útiles en el organismo a lo cual le llamó “reacciones de lucha-huída”. Además determinó que el sistema nervioso simpático y la médula suprarrenal participaban en el proceso de estrés (Cannon, 2012). Para los años 50’s Hans Selye (1956) se refiere al estrés como una respuesta fisiológica cuyas características son: respiración rápida, aceleración del ritmo cardiaco, mayor tensión muscular, sudoración, entre otros síntomas, pero si la activación fisiológica sobrepasa la resistencia del organismo por intensidad o duración, puede producir agotamiento o favorecer la presencia de enfermedades (Alonso, Alonso, Balmori & Grupo GAPPA, 2002). Thomas Holmes y Richard Rahe en 1957, conciben el estrés como un estímulo o acontecimiento vital que exige al individuo cambiar su modo de vida y realizar conductas de ajuste para afrontar la situación (en Alonso, et al., 2002). Ya para 1966, Lazarus configura un modelo en el cual el estrés está definido por su carácter de amenaza al individuo e introduce una perspectiva cognitivo-conductual, pues distingue tres procesos: evaluación primaria (proceso de percibir una situación o un acontecimiento como amenaza potencial), evaluación secundaria (proceso de elaborar en la mente una respuesta a la amenaza potencial) y el afrontamiento (proceso de ejecutar una respuesta) (en Guillén, 2000). 3 Bernard en 1967, argumentaba que el estrés se consigue evitar cuando el medio interno (fisiología) se estabiliza frente a los cambios externos o estímulos de estrés, a este proceso lo llamó adaptación (en Palma & Delgado, 2011). En los años 70’s, McGrath definió el estrés como la amenaza percibida por el desequilibrio entre la demanda y la capacidad de respuesta, bajo condiciones en las que el fracaso posee importantes consecuencias (en Palma & Delgado, 2011). Lazarus y Folkman en 1986 consideraron al estrés como la relación existente entre los procesos cognitivos, los sucesos ambientales y las respuestas fisiológicas que producen, es decir, el sujeto evalúa que su entorno es amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar, por lo que responde para librarse de las consecuencias negativas o cambia la situación estresante a otra más cómoda (en Alonso, et al., 2002; Guillén, 2000) La palabra estrés se utiliza en forma ambigua y con alcances múltiples. Suele llamarse estrés al estímulo o estresor, al proceso que provoca síntomas fisiológicos y psicológicos, a la respuesta biológica, psicológica y/o conductual. También a las enfermedades psíquicas o corporales provocadas por el factor estrés y en un sentido más amplio, se incluye al estado de ánimo negativo e inadecuado (García, 2008). Para Randall y Bodenmann (2009), es muy común no delimitar el concepto estrés, por lo que proponen tres maneras: (1) estrés como un estímulo que dispara reacciones de estrés psicológicas o físicas, como ansiedad y problemas cardiovasculares, (2) estrés como una reacción psicológica y física para actuar o cumplir con demandas específicas, y (3) estrés como un proceso entre una persona y su ambiente hasta llegar al estado de estrés. Wheaton (1996) propone que el estrés es una cadena de comportamiento donde el estímulo inicial se llama estresor quien inicia un proceso (estrés) y culmina con una reacción (distrés). 4 El estrés es descrito como la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves (Estrés, 2012). Williams y Cooper (2004) lo definen como el proceso durante el cual las personas están sometidas a un rango de problemas, demandas o desafíos, mediadas por las características individuales de personalidad y conducta, haciendo que las reacciones sean diferentes en cada persona, ya sean positivas o devastadoras. El estrés también puede ser definido en relación a demandas-recursos, al carecer de recursos internos (habilidades de afrontamiento, percepción de control, expectativas, conocimientos, actitudes y valores del individuo) o externos (familia, amigos, compañeros, actividades relajantes), el individuo queda a merced de la demanda y es entonces cuando experimenta estrés (Guillén, 2000). Sin importar cuál sea la fuente o el motivo de estar bajoestrés, el cuerpo reaccionará fisiológicamente para afrontar estos contextos de amenaza, algunos autores lo llaman mecanismo de supervivencia (Ocampo & Zamora, 2008), ya que al percibir peligro se desatan cambios en la química y funcionamiento de los sistemas corporales, de modo que la persona puede defenderse y aumenta la posibilidad de sobrevivencia a corto plazo. Una vez superada la amenaza, el organismo regresa a su funcionamiento normal (homeóstasis) por medio del sistema nervioso (García, 2005). En esta reacción de “ataque-huida” participan diversas estructuras: hipotálamo, hipófisis, corteza adrenal (produce corticoesteroides), medula adrenal (libera adrenalina y noradrenalina), hipocampo y sistema nervioso autónomo en su división simpática; las cuales en conjunto producen varios efectos en el cuerpo (Rosenzwig & Leiman, 2001; Tsigos & Chrousos, 2002; Salín, 2003), como por ejemplo: Incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria Elevación en el suministro de sangre al cerebro Contracción de los vasos sanguíneos de la piel Dilatación de las pupilas Sequedad en la boca 5 Sudoración Contracción muscular Aumento de acidez estomacal Inactividad intestinal Disminución de la efectividad del sistema inmunológico Sensación de miedo y ansiedad No obstante en la vida moderna con la sobrecarga de trabajo, las presiones económicas, las relaciones interpersonales en crisis, entre otros, el individuo tiene que pelear o huir ante estas intimidaciones, las cuales al ser intensas y persistentes disminuyen la capacidad adaptativa interna, provocando desequilibrio físico y emocional, lo cual produce los padecimientos llamados síntomas psicosomáticos por estrés. Diversos autores (Palma & Delgado, 2011; De Martini & Ortega, 2008ª; Salín, 2003; Alonso & cols., 2002; Leka, Griffiths & Cox, 2004), los enlistan de acuerdo al sistema biológico donde se manifiestan (Ver Tabla 1). Tabla 1 Manifestaciones psicofisiológicas por estrés FISIOLÓGICOS PSICOLÓGICOS/EMOCIONALES Sistema respiratorio. Hiperventilación, asma, tos y gripe. Sistema cardiovascular. Infarto, hipertensión, taquicardia y arteriosclerosis Sistema endócrino. Hipertiroidismo e hipotiroidismo Sistema digestivo. Úlceras gástricas, gastritis, diarrea, estreñimiento, vómito y colitis Sensoriales. Disminución de la agudeza visual y auditiva. Sistema inmunitario. Reducción de la capacidad para luchar contra las infecciones Dermatológicos. Dermatitis, caída del cabello, urticaria y rubor facial Musculares. Contracturas, calambres y dolores principalmente de espalda y cuello. Neurológicos. Cefalea, tic nervioso, migraña, jaqueca, alteración del ciclo de sueño, trombosis y muerte neuronal. Sexuales. Impotencia, eyaculación precoz y alteración de la libido Energéticos. Síndrome de agotamiento vital (fatiga), aumento del colesterol y glucemia (diabetes), obesidad, pérdida del apetito Sistema motor. Temblores, hablar rápido, tartamudeo, voz entrecortada y risa nerviosa. Sistema cognitivo. Fatiga mental, insomnio, preocupación, indecisión, desorientación, olvidos, incertidumbre, desconcentración, deficiencia en la toma de decisiones, dificultad de afrontamiento y pensamientos fuera de la realidad. Ansiedad, miedo, hostilidad, desánimo, impaciencia, conductas impulsivas, aislamiento, tristeza, irritabilidad, depresión, variaciones del estado de ánimo, frustración y trastornos de la personalidad. Hábitos poco saludables. Consumo de alcohol, tabaco y drogas. Nota: Adaptado de “Alonso & cols., 2002; Martini De & Ortega, 2008ª; Leka, Griffiths & Cox, 2004; Palma & Delgado, 2011; Salín, 2003”. 6 Por lo anterior se concluye que los estresores aversivos tienen efectos a corto, mediano y largo plazo en la salud de todos los sistemas del cuerpo, tanto que pueden producir cambios permanentes degenerativos (Guillén, 2000). 1.1.1 Estrés laboral Barajas (2010), menciona que el estrés laboral es una forma específica de estrés que ocurre en el contexto del trabajo, donde se pueden presentar una serie de situaciones o factores generales o específicos, que actúan aislados o en conjunto como fuentes de estrés. Existen ciertos niveles de estrés que son psicológicamente benéficos pues agregan interés a la vida, nos ponen alertas, agilizan nuestro pensar, trabajamos con más intensidad y nos alienta para sentirnos útiles, todo con el fin de obtener objetivos y valores en la vida (Lozano, 2008), sin embargo es necesario mantener a niveles óptimos esta percepción y así evitar alteraciones en el desempeño y en la integridad individual, razones por las cuales son de interés para el estudio en psicología (Muchinsky, 2002). El estrés laboral es el resultado del desequilibrio que sufre el individuo entre dos factores, por un lado están los requerimientos y presiones a las que se enfrenta y por el otro sus herramientas intelectuales y físicas (Leka, Griffiths & Cox, 2004), es decir no puede empatar ambos elementos, por lo tanto las tareas del puesto sobrepasan sus habilidades y surgen los síntomas de estrés. Para Sherman, Bohlander y Snell (1999), al llegar a este punto de no tener el control de la situación, el trabajador comienza a sentir inseguridad, desamparo, desesperación y desilusión dando paso a la angustia laboral. De acuerdo con Guillén (2000), el estrés laboral es el resultado de la inadaptación al estresor por no contar con las herramientas físicas, emocionales y/o sociales. Sus consecuencias reflejarán una salud afectada, alteraciones psicosomáticas, disminución del rendimiento, deterioro en la productividad y dificultad en sus relaciones laborales, familiares y de amistad. 7 Leka, Griffiths & Cox (2004), mencionan que el empleado al estar sometido a estrés laboral puede presentar ciertas manifestaciones: Estar cada vez más angustiado e irritable Ser incapaz de relajarse o concentrarse Tener dificultades para pensar con lógica y tomar decisiones Disfrutar cada vez menos el trabajo y sentirse menos comprometido con este Sentirse cansado, deprimido e intranquilo Tener dificultades para dormir Sufrir de problemas físicos graves: cardiopatías, trastornos digestivos, aumento de la tensión arterial, dolor de cabeza, trastornos músculo-esqueléticos como lumbagos y trastornos de los miembros superiores. El trabajo es la principal causa de estrés a nivel mundial, esto se observó en el estudio realizado por la Revista sudafricana de negocios HRFocus 72 (1995), participaron 5,300 empleados en 17 países y se encontró que la principal fuente de estrés es el trabajo con el 54%, los problemas monetarios ocuparon el segundo lugar con 29%, le siguieron los problemas familiares, las enfermedades y aflicciones (20%). Los trabajadores españoles reflejaron menos estrés laboral (38%), le siguieron los estadounidenses con el 52% y la población con mayor índice fue la de Hong Kong registrando el 67% (HR Focus, 1995). 1.1.2 Estresores en el trabajo Los estresores son definidos comúnmente como disparadores psicológicos o físicos que se manifiestan en situaciones problemáticas o demandantes, dañinas o perjudiciales, como por ejemplo enfermedades crónicas, pérdida de algún familiar, desempleo, separación o divorcio, entre otras (Randall & Bodenmann, 2009). García (2008) considera que los estresores se clasifican en físicos, biológicos y psicológicos. Dentro de los físicos se encuentran el ruido intenso, las temperaturas extremas, los cambios bruscos en el medio; los biológicos abarcan los provenientes de condiciones del organismo como las enfermedades, intervenciones quirúrgicas, envejecimiento o cualquier otra limitación de las capacidades individuales; y los 8 Fuentes de estrés laboral Ambiente Físico en el trabajo Ruido, Iluminación, Temperatura, Seguridade Higiene, Horarios (nocturno/mixto) Desempeño de roles Ambigüedad, Falta de informacion o herramientas, Dificultad para relacionarse, Bajas posibilidades de ascenso, Falta de capacitación Nuevas tecnologías Sustitución de equipos obsoletos: actualizar conocimientos Extra- organizacionales Interacción Trabajo-Familia psicológicos son dificultades emocionales como pérdidas, problemas en sus relaciones. Alonso y colaboradores (2002), mencionan que es muy difícil definir las situaciones que causaran estrés pues no toda la población reaccionará de la misma manera ante un estímulo y en algunos casos no tendrán efecto, por lo que estos autores proponen enumerar las características que describen un escenario estresante: Incertidumbre. Desconoce lo que pasará en el futuro y sospecha peligro. Cambio. Adaptarse a una nueva situación. Falta de información. Sentirse indefenso por no saber qué hacer. Sobrecarga de los canales de procesamiento. Demasiada información y poca capacidad de realización de tareas. Incapacidad de afrontamiento. Habilidades o conductas inadecuadas para manejar una situación imprevista. Por su parte Peiró (1992) establece que el ambiente físico, el desempeño de roles, las nuevas tecnologías y los aspectos fuera del trabajo, son importantes fuentes de estrés (Ver figura 1). Figura 1. Cuatro fuentes de estrés en el lugar de trabajo Figura 1. Diagrama de flujo para explicar las fuentes principales de estrés. Adaptado de “Peiró, 1992”. 9 Mientras que para Guillén (2000), los diversos estresores que padecen los trabajadores incluyen: Ejecución de tareas de forma repetitiva, Toma de decisiones, Rol ambiguo y conflictivo, Malas relaciones con los jefes, supervisores y compañeros, Expectativas no satisfechas, Sentimientos experimentados en cuanto a la competencia personal, Autonomía e identidad profesional. La Organización Mundial de la Salud (OMS), llama a los estresores como “los peligros relacionados con el estrés” y los enumera en 9 categorías divididas en características del trabajo y contexto laboral (Ver Tabla 2). Tabla 2. Los principales estresores laborales vinculados al puesto y al ambiente laboral Características del Trabajo Contexto Laboral o Características del puesto Tareas monótonas, aburridas y triviales Falta de variedad Tareas desagradables Tareas que producen aversión o Volumen y ritmo de trabajo Exceso o escasez de trabajo Trabajos con plazos muy estrictos o Horario de trabajo Horarios de trabajo estrictos e inflexibles Jornadas de trabajo muy largas o fuera del horario normal Horarios de trabajo imprevisibles Sistemas de turnos mal concebidos o Participación y control Falta de participación en la toma de decisiones Falta de control (sobre los métodos de trabajo, el ritmo de trabajo, el horario laboral y el entorno laboral. o Perspectivas profesionales, estatus y salario Inseguridad laboral Falta de perspectivas de promoción profesional Promoción excesiva o insuficiente Actividad poco valorada socialmente Remuneración por trabajo o destajo Sistemas de evaluación del rendimiento injustos o poco claros Exceso o carencia de capacidades para el puesto o Papel en la entidad Papel indefinido Funciones contrapuestas dentro del mismo puesto Tener a cargo a otras personas Atender constantemente a otras personas y ocuparse de sus problemas o Relaciones interpersonales Supervisión inadecuada, desconsiderada o que no proporciona apoyo Malas relaciones con los compañero Intimidación, acoso y violencia Trabajo aislado o en solitario Ausencia de procedimientos establecidos para resolver problemas y quejas o Cultura institucional Mala comunicación Liderazgo inadecuado Falta de claridad en los objetivos y en la estructura de la entidad o Relación entre la vida familiar y la vida laboral Exigencias contrapuestas entre la vida laboral y familiar Falta de apoyo en el trabajo con respecto a los problemas familiares Falta de apoyo en la familia con respecto a los problemas laborales Nota: Adaptado de “Leka, Griffiths & Cox, 2004. 10 1.1.3 Consecuencias y prevención del estrés laboral El estrés laboral desata comportamientos disfuncionales y no habituales en el trabajo, contribuye a la mala salud física y mental, aumenta la rotación del personal, reduce el rendimiento y la productividad, incrementan las prácticas laborales inseguras (accidentes), aumentan las quejas de usuarios y clientes, crece el número de demandas legales por empleados con padecimientos de estrés y se deteriora la imagen institucional ante sus propios empleados y el público exterior, de modo que el daño recae también en el funcionamiento y prosperidad de la compañía (Leka, Griffiths & Cox, 2004). Prevención del estrés laboral Las investigaciones sobre la eficiencia de los programas para afrontar el estrés tienen éxito y muestran reducciones significativas en el estrés laboral subjetivo y en los indicadores psicofisiológicos (Muchinski, 2002). De acuerdo con la OMS el uso y diseño de planes preventivos son necesarios y eficaces que al estructurarlos en tres niveles, el resultado es mayor. Para el caso del estrés laboral se recomienda que el empleador defina el trabajo, instruir a sus trabajadores y ofrecer servicio de salud eficiente y eficaz (Ver Figura 2). Figura 2. Prevención del estrés laboral en 3 niveles Figura 2. Diagrama de flujo para explicar la prevención del estrés laboral en tres niveles. Adaptado de “Leka, Griffiths & Cox, 2004”. Prevención del estres laboral Prevención Primaria Ergonomía. Definición del puesto de trabajo Diseño ambiental. Perfeccionar la organización y la gestión Prevención Secundaria Educación y Capacitación de los trabajadores Prevención Terciaria Desarrollo de programas y Mejoramientos de los servicios de salud 11 Un programa típico de control y reducción de estrés laboral podría incluir capacitación en técnicas de relajación, habilidades para manejo de situaciones, habilidades para escuchar, métodos para aprender a tratar personas difíciles, administración del tiempo y asertividad (Sherman, Bohlander & Snell, 1999). Para Leka, Griffiths y Cox (2004), la detección temprana de estrés laboral puede evitar problemas graves en el futuro por lo que es necesario: o Vigilar con regularidad el grado de satisfacción y la salud del personal o Asegurarse de que los empleados saben a quién dirigirse para hablar de sus problemas o Saber administrar a los empleados para que reciban ayuda profesional cuando parezca que están atravesando dificultades serias. Por ejemplo canalizarlos con el médico familiar, psicólogo y/o terapeuta. Es importante considerar que el manejo adecuado del estrés en el trabajo es responsabilidad conjunta, las compañías podrían ofrecer a sus empleados condiciones laborales seguras, darles el equipo necesario para prevenir accidentes, capacitarlos oportunamente, utilizar incentivos como el reconocimiento público y remuneración económica por el alcance de objetivos (Sherman, Bohlander & Snell, 1999), por su parte los empleados debiesen cumplir con las normas marcadas por la institución, desarrollar su trabajo con calidad y compromiso, esforzarse por ser responsables con sus tareas y no fallar en la ética profesional, y por último las instituciones gubernamentales vigilar el desempeño adecuado de compañías y empleados a través de leyes y normas vigentes que eviten abusos en los lugares de trabajo. 1.2 Desgaste ocupacional El desgaste ocupacional también conocido como Burnout, al traducirse literalmente al castellano, significa “quemarse”. En este contexto se intenta describir una situación que está en contra de las expectativas de la persona quien por más esfuerzo querealiza, no alcanza los resultados esperados (Guillén, 2000). El término burnout fue utilizado por primera vez en 1974 por Herbert Freudenberg, para referirse a los problemas en los servicios sociales, pero fue Maslach (1977) quien lo 12 difundió en el Congreso Anual de la Asociación de Psicología Americana (A.P.A.), a celebrarse en noviembre de 1981 en Filadelfia Estados Unidos, esta fue la Primer Conferencia Nacional sobre el burnout y se presentaron los factores fundamentales del desgaste laboral: (1) Servicios humanos, (2) Mayor exigencia de los usuarios hacia los servicios sociales, educativos y sanitarios, y (3) el estrés causa efectos perjudiciales a la salud de las personas y de los ambientes (Guillén, 2000). A partir de ese evento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó el Síndrome de Burnout como enfermedad de riesgo laboral (García & González, 2011). Por la relevancia del trabajo realizado por Maslach, es elemental mencionar que durante varios años (1977, 1978 y 1982) la autora logró estructurar y definir el burnout, lo concibió como la combinación de las siguientes circunstancias: 1. Agotamiento emocional (Sensación de no poder dar más de sí). 2. Despersonalización (Actitud impersonal y negativa hacia los usuarios). 3. Falta de realización personal (Insatisfacción con los logros personales). Guillén (2000), menciona que las tres etapas de burnout van surgiendo paulatinamente en un proceso continuo acompañado por una serie de síntomas asociados que son Físicos (fatiga crónica, cefaleas, insomnio, trastornos gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares), Conductuales (ausentismo laboral, abuso de drogas, conductas violentas, comportamientos de alto riesgo) y Síntomas cognoscitivo-afectivo (distanciamiento afectivo irritabilidad, recelo, incapacidad para concentrarse, baja autoestima, pesimismo, indecisión, inatención). Ya manifiesto el desgaste ocupacional en el ambiente laboral los signos son Falta de energía y entusiasmo, Descenso del interés por los usuarios, Los usuarios perciben a los empleados como frustrantes, crónicos y desmotivados y por último el Ausentismo aumenta así como los deseos de abandonar el trabajo y cambiar de ocupación (Guillén, 2000). Existen numerosas definiciones del desgaste ocupacional, en la mayoría se incluyen aspectos como: padecimientos de salud, conjunto de síntomas, manifestaciones de pérdida de energía, agotamiento emocional, inadaptación al estrés laboral, 13 desmotivación, abandono de intereses, despersonalización, insatisfacción, todo esto originado en el ambiente laboral por exceso de trabajo y una constante interacción con personas (García & González, 2011). Freudenberger (1974) denominó al burnout como el conjunto de síntomas que se evidencian con ansiedad y depresión, pérdida progresiva de la energía, desmotivación por el trabajo, tendencia de culparse por los problemas y agobiarse en exceso, cambios en el comportamiento, menor sensibilidad y compresión hacia los clientes ofreciéndoles un trato distanciado (García & González, 2011). Golembiewski, Munzenrider y Carter (1983) mencionan que el burnout aparece como respuesta al estrés laboral y a la tensión que les genera, proceso en el cual los trabajadores pierden el compromiso que tenían inicialmente en el trabajo afectando a todo tipo de profesiones no solo aquellos que trabajan en contacto directo con clientes. Para Winnubst (1993) el desgaste ocupacional es un sentimiento de agotamiento físico, emocional y mental debido a la tensión emocional crónica derivada del estrés laboral que se da en todos los trabajadores sin importar su profesión por lo que no es exclusivo de los prestadores de servicios (Gil-Monte & Peiró, 1997). Gil-Monte y Peiró (1997), lo definen como la respuesta al estrés laboral que aparece cuando fallan las estrategias funcionales de afrontamiento que suele emplear el sujeto (p.e. afrontamiento activo o evitación), y se comporta como variable mediadora entre el estrés percibido y sus consecuencias. Si el estrés laboral permanece a lo largo del tiempo, éste tendrá nocividad en el individuo en forma de enfermedad o falta de salud con alteraciones psicosomáticas (alteraciones cardiorespiratorias, jaquecas, gastritis, úlcera, dificultad para dormir, mareos, vértigo), y también afectará negativamente la organización (deterioro del rendimiento, en la calidad del servicio, ausentismo, rotación no deseada, abandono, principalmente). Por su parte Guillén (2000), conceptualiza el desgaste ocupacional como una reacción al estrés laboral que se observa tras una reevaluación de tipo cognitiva, cuando los recursos de afrontamiento resultan ser inoperantes e ineficaces para controlar y 14 eliminar el estrés detectado, haciendo que esta respuesta se convierta en variable moduladora entre el estrés percibido y las consecuencias que depara. El Síndrome de quemarse por el trabajo Gil-Monte (2005), lo define como una respuesta al estrés laboral crónico caracterizada por la tendencia de los profesionales a evaluar negativamente su habilidad para realizar el trabajo y para relacionarse con las personas a las que atienden, por la sensación de estar agotados a nivel emocional, por el desarrollo de sentimientos negativos y de actitudes y conductas de cinismo hacia las personas destinatarias del trabajo, que son vistas de manera deshumanizada debido al endurecimiento afectivo del profesional (Ovejero, 2006). Para Manassero y colaboradores (2003), el burnout es considerado como una respuesta al estrés crónico, compuesta por un conjunto de expresiones emocionales, síntomas físicos y comportamiento específico, desatados por las condiciones poco favorables en los trabajos de servicios o asistencia a otras personas (clientes o pacientes). Gil-Monte (2005) considera que el desgaste ocupacional es la respuesta al estrés laboral crónico y tiene gran incidencia en los profesionales del sector que se centran en la prestación de servicios. Se puede identificar por el deterioro cognitivo, la sensación de desgaste psicológico, la aparición de actitudes y conductas negativas hacia los clientes y la organización (García & González, 2011). Gil-Monte (2005), añade que el desgaste laboral es definido como una patología y una forma de acoso psicosocial en el trabajo, pues el empleado se ve desbordado y se percibe impotente para hacer frente a los problemas que le genera su entorno laboral en especial su contexto social, por lo tanto el origen de esta problemática se localiza en el trabajo y no en el trabajador. Pichardo y Retiz (2007) mencionan que el desgaste ocupacional es un tipo específico de estrés laboral, padecido por profesionales prestadores de servicios, los cuales en su capacidad para adaptarse y responder eficazmente al exceso de las demandas y presiones laborales, se esfuerzan de modo intenso y sostenido. 15 Por su parte Lozano (2008), menciona que desde los años 70’s a la fecha en general se menciona que el desgaste ocupacional ha quedado establecido como una consecuencia del estrés laboral crónico, integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que trabaja y el propio rol profesional, así como la experiencia de encontrarse agotado. 1.2.1 Modelos conceptuales del Desgaste Ocupacional A lo largo de los últimos años se han propuesto diversos modelos para describir el burnout, los cuales sirven para explicar la etiología (como respuesta al estrés laboral crónico), antecedentes y consecuentes (Lozano, 2008), algunos de los más relevantes se describen a continuación. Modelos elaborados desde la teoría sociocognitiva del yo (Gil-Monte & Peiró, 1997) Son modelos desarrollados en el marco de los trabajos de Albert Bandura, donde se estudian los mecanismos psicológicos que intervienen en la conductay la importancia de las cogniciones en el funcionamiento humano. Las ideas principales en las que se basan los modelos son: Las cogniciones condicionan lo que perciben y hacen los sujetos, a su vez los procesos cognitivos se alteran por los efectos de sus acciones y por la acumulación de las consecuencias observadas en los demás. El valor que la persona da a sus propias potencialidades, determina el empeño que el sujeto pondrá para conseguir sus objetivos y la facilidad o dificultad en conseguirlos, también establecerá ciertas reacciones emocionales, como la depresión y el estrés que acompaña la acción. En esta sección Gil-Monte y Peiró (1997) así como Guillén (2000), ubican el modelo de competencia social de Harrison (1983), el modelo de Cherniss (1993) y el modelo de Thompson, Page y Cooper (1993). 16 Modelo de Competencia social de Harrison (1983) Señala que los principales factores asociados al Burnout son la competencia y la eficacia percibida. En el entorno laboral se encuentran factores de ayuda que facilitan la actividad del sujeto o la dificultan (factores barrera). Entre estos dos factores están los objetivos laborales realistas, el nivel de ajuste entre los valores del sujeto y la institución, la capacitación profesional, la toma de decisiones, ambigüedad de rol, disponibilidad/disposición de los recursos, retroalimentación recibida y sobrecarga laboral. En un principio la motivación para ayudar va a predeterminar la eficacia del sujeto en la consecución de los objetivos laborales de forma que a mayor motivación mayor eficacia laboral. Además si existen factores de ayuda, esta efectividad crecerá y redundará en un aumento de los sentimientos de competencia social del sujeto. Dado que estos sentimientos son altamente reforzantes para estos profesionales, pueden ser considerados como un gran factor de ayuda, de manera que aumentarán y mantendrán los sentimientos de eficacia e influirán de forma positiva en la motivación para ayudar. Lo contrario ocurrirá si existen factores barrera pues la eficacia percibida será baja porque el sujeto no consiguió sus objetivos y con el tiempo experimentará el quemarse por el trabajo que por retroalimentación facilita el desarrollo de los factores barrera, disminuye los sentimientos de eficacia y la motivación para ayudar (Gil-Monte & Peiró, 1997). Modelo de Cherniss (1993) Toma las ideas de Bandura sobre autoeficacia (creencias que las personas tienen sobre sus capacidades para ejercer un control sobre las situaciones que les afectan), para explicar la etiología del desgaste ocupacional, lo que permite explicar porque ciertas características del entorno laboral conducen especialmente al burnout. Este modelo considera que la motivación y la satisfacción laboral aumentan cuando la persona experimenta sentimientos subjetivos de éxito en la realización de una tarea aunque no esté bien realizada. El éxito percibido lo lleva a que se implique más en el trabajo, que alcance objetivos más retadores y sienta más autoestima. Por el contrario, si un empleado no experimenta éxito tiende a desconectarse y a huir, se retira emocionalmente de la situación, disminuye su ejecución, aumenta su apatía y 17 desinterés, se vuelve materialista y desprecia el valor de las recompensas intrínsecas del puesto, se enfrenta a la organización y al final termina abandonándola. Existe relación entre sentimientos de autoeficacia, compromiso, motivación y el estrés, porque los sujetos con fuerte autoeficacia percibida, experimentan menos estrés en las situaciones de amenaza y son menos estresantes cuando los sujetos creen que pueden afrontarlas de manera exitosa; el síntoma de burnout más evidente en este modelo es la Falta de realización personal (Gil-Monte & Peiró, 1997). Modelo de Thompson, Page y Cooper (1993) Este modelo plantea que la autoconciencia como rasgo de personalidad ocupa un papel importante en la aparición del desgaste ocupacional y ciertas variables son moduladoras (demandas de la tarea, recursos del sujeto, nivel de autoconciencia, expectativas de éxito y sentimientos de autoconfianza). La autoconciencia la definieron como la capacidad del sujeto para regular sus niveles de estrés percibido durante el desarrollo de una tarea para lograr un objetivo. Por lo tanto aquellos trabajadores con puntaje alto en autoconciencia y pesimismo, tienden a experimentan desilusión, frustración o pérdida, pues se retiran mental y conductualmente de la situación problemática dando pie a la despersonalización (patrón conductual de abandono). Al no lograr conductas de huida, experimenta sentimientos de desamparo profesional y agotamiento emocional. Por otra parte, la predisposición a adoptar expectativas optimistas de éxito en la resolución de las discrepancias o demandas, puede reforzar la confianza del sujeto en su habilidad para enfrentarlas y así promover su perseverancia (Gil-Monte & Peiró, 1997). Modelos elaborados desde las teorías del intercambio social Están basados en los principios teóricos de la teoría de la equidad o de la teoría de la conservación de recursos. Proponen que la etiología del desgaste ocupacional está centrada en las percepciones de falta de ganancia, que desarrollan los sujetos como resultado del proceso de comparación social cuando se establecen las relaciones interpersonales (Guillén, 2000). Cuando de manera continua los sujetos perciben que aportan más de lo que reciben a cambio de su implicación personal y de su esfuerzo 18 sin ser capaces de resolver adecuadamente esa situación, desarrollan sentimientos de quemarse por el trabajo (Gil-Monte & Peiró, 1997). De acuerdo con Guillén (2000) y Gil-Monte & Peiró (1997), los modelos que sobresalen en esta sección son: el modelo de comparación social de Buunk y Schaufeli (1993) y el modelo de conservación de recursos de Hobfoll y Fredy (1993). Modelo de comparación social de Buunk y Schaufeli (1993) Fue desarrollado para explicar la etiología del burnout en profesionales de enfermería. Consideraron que las variables de personalidad son moduladoras entre la aparición de la enfermedad y los estresores en el trabajo o la etiología. Estas variables son la autoestima, reactividad (la intensidad de la respuesta del sujeto ante estímulos internos y externos) y orientación en intercambio (predisposición de los individuos hacia la reciprocidad, hacia la recompensa inmediata y equivalente o hacia no aceptar favores que no puedan ser devueltos en un plazo breve). Buun y Schaufeli (1993), señalan que dentro de los profesionales de enfermería hay doble etiología, por un lado está el (1) Intercambio social con los pacientes, y (2) Afiliación y comparación social con los compañeros. En relación al contacto con los pacientes, existen tres variables estresoras relevantes para el desarrollo del burnout y son: la incertidumbre (falta de claridad sobre lo que uno siente y piensa sobre cómo debe actuar), percepción de equidad (equilibrio percibido entre lo que los sujetos dan y lo que reciben en el transcurso de sus relaciones) y falta de control (posibilidad del sujeto de controla los resultados de sus acciones laborales). En relación de los procesos de afiliación social y comparación con los compañeros, los profesionales de enfermería no buscan apoyo social en situaciones de estrés, por el contrario, evitan la presencia de los compañeros y rehúyen al apoyo social por miedo a ser criticados o considerados incompetentes. Por lo que el apoyo social será negativo llevando a la baja autoestima, desatando el desgaste ocupacional y por ende a su contagio. En relación a las dimensiones o síntomas del burnout que se manifiestan según este modelo, primero es la parición del agotamiento emocional, posteriormente la despersonalización y por último la baja realización personal en el trabajo(Gil- Monte & Peiró, 1997). 19 Modelo de conservación de recursos de Hobfoll y Fredy (1993) De acuerdo con este modelo, las relaciones interpersonales, las estrategias de afrontamiento y la ganancia de recursos son factores determinantes en la prevención del burnout (García & González, 2011), al mantener estos recursos aumenta la autoestima, la autoeficacia y los niveles de estrés percibido. Los autores mencionan que la percepción del estrés ocurre cuando los trabajadores perciben que sus recursos son amenazados y sus habilidades insuficientes. Este es un modelo de corte motivacional por lo que considera más importante la ganancia de recursos y su mantenimiento, que cambiar las percepciones y cogniciones de los sujetos, porque si el individuo mantiene sus recursos y obtiene más, cambiará positivamente su forma de pensar y por lo tanto disminuirán los niveles de estrés sin llegar al desgaste ocupacional (Gil-Monte & Peiró, 1997). Modelos desde la teoría organizacional (Gil-Monte & Peiró, 1997) Su enfoque está en la relevancia de los estresores del contexto de la organización y de los recursos para hacer frente a las vivencias y experiencias de desgaste o quemazón. Establecen al burnout como una respuesta específica al estrés laboral y consideran de suma importancia el orden de los síntomas y el carácter cognitivo que emplea el sujeto en el proceso de quemarse. Los modelos representativos de acuerdo con Guillén (2000) son el de Golembiewski, Munzenrider & Carter (1983), el de Cox, Kuk & Leiter (1993) y el de Winnubst (1993), los cuales serán revisados a continuación. Modelo de Golembiewski, Munzenrider y Carter (1983) Los autores hablan del desgaste ocupacional como no exclusivo de las profesiones de servicio sino de todo tipo de empleo, además argumenta que este padecimiento manifiesta sus tres síntomas en el orden de aparición siguiente: despersonalización (1ª fase), baja realización personal (2ª fase) y agotamiento emocional (3ª fase o quemado). Los sujetos que lo padecen experimentarán en la primera fase pérdida de autonomía, descontrol, baja autoestima, irritabilidad y fatiga. En la segunda etapa la persona muestra distanciamiento profesional como estrategia de afrontamiento, ya sea que el 20 empleado no se involucre en el problema o que muestre indiferencia emocional. Y a más largo plazo el empleado desgatado presentará agotamiento emocional. En este modelo, los autores denominaron ocho fases de intensidad tomando como base el MBI de Maslach, sin embargo tiene defectos en la forma de clasificar a los sujetos así como la jerarquización de los síntomas ya que consideran más el agotamiento emocional y la realización personal, mientras que la despersonalización lo señalan con un factor menos determinante en el desarrollo de burnout (Gil-Monte y Peiró, 1997). Modelo de Cox, Kuk y Leiter (1993) Aquí se presenta el síndrome de burnout como una respuesta al estrés laboral que se desarrolla cuando las estrategias de afrontamiento empleadas por el trabajador no resultan eficaces para manejar la dificultad y sus efectos. En este modelo se incluyen como variables “sentirse gastado” (sentimientos de cansancio, confusión y debilidad emocional) y “sentirse presionado y tenso” (sentimientos de amenaza, tensión y ansiedad). Estas variables son parte de la respuesta al estrés laboral y están en relación directa con los procesos de evaluación de los estresores, con la respuesta emocional que desarrolla el trabajador, con las respuestas de afrontamiento, con los efectos sobre la situación y sobre el trabajador (García & González, 2011). La despersonalización es vista como estrategia de afrontamiento que surge frente a los sentimientos de agotamiento emocional, mientras que los sentimientos de baja realización personal en el trabajo son un resultado de la evaluación cognitiva del sujeto sobre su experiencia de estrés y tienen que ver con el significado del trabajo con las expectativas profesionales frustradas. Presentan que la salud de la organización es una variable moduladora de la relación estrés-burnout y está determinada por la coherencia e integración de los sistemas psicosociales, sus políticas y procedimientos (Gil-Monte & Peiró, 1997). Modelo de Winnubst (1993) Apoya el argumento que el desgaste ocupacional afecta a todo tipo de profesionales y no solo a los de organizaciones de servicios de ayuda. Este 21 modelo considera como variable central y antecedente del burnout “el apoyo social” así como su relación con la estructura, cultura y clima organizacional, por lo que dan lugar a culturas organizacionales distintas. Winnubst (1983) menciona que existen dos tipos de burocracia la mecánica y la profesionalizada; la primera consiste en la estandarización y formalización del trabajo, refuerza el perfeccionismo y la conformidad a las normas, el apoyo social es vertical y con jerarquía, mientras que la profesionalizada se caracteriza por la estandarización de habilidades y baja formalización, refuerza la creatividad y la autonomía, el apoyo social es de tipo emocional e informal y está basado en el trabajo en equipo, su comunicación es principalmente horizontal. En las burocracias mecánicas el burnout es causado por el agotamiento emocional diario debido a la rutina, la monotonía y falta de control. En las profesionalizadas, el burnout está causado por la relativa debilidad de esa estructura, originando disfunciones en el rol y conflictos interpersonales (Gil-Monte & Peiró, 1997). Modelo estructural e integrador sobre el burnout Es de entenderse que una sola perspectiva no puede ofrecer explicación completa sobre la etiología del desgaste ocupacional, por ende se dice que en este modelo estructural e integrador se analizan tres líneas de investigación. La primera da importancia a las variables personales y enfatiza los sentimientos de competencia, el sentido existencial que se alcanza a través del trabajo y los niveles de autoconciencia del sujeto. La segunda línea de investigación hace hincapié en los procesos de interacción social, resalta la importancia de las relaciones equitativas y exentas de amenaza o pérdida. La tercera destaca el valor de las variables del entorno laboral, en especial la disfunción del rol, los problemas derivados del tipo de estructura organizacional y el clima organizacional (García & González, 2011). El modelo integrador destacado según Guillén (2000), es el de Gil-Monte, Peiró y Valcárcel (1995) que en seguida se explica. Modelo de Gil-Monte, Peiró y Valcárcel (1995) Este modelo habla de la etiología, el proceso y las consecuencias del desgaste ocupacional. Para estos autores el proceso de desarrollo del burnout, se inicia 22 al evidenciar bajos sentimientos de realización personal en el trabajo y paralelamente altos sentimientos de agotamiento emocional. Las actitudes de despersonalización que siguen a esos sentimientos se consideran una estrategia de afrontamiento. El desgaste ocupacional es conceptualizado como una respuesta al estrés laboral percibido (conflicto y ambigüedad de rol), que surge tras un proceso de reevaluación cognitiva cuando las estrategias de afrontamiento empleadas por los profesionales (afrontamiento activo o de evitación), no son eficaces para reducir ese estrés laboral percibido, por lo que vendrán sus consecuencias como son la falta de salud, baja satisfacción laboral, intención de abandonar la organización, entre otras. (Gil-Monte & Peiró, 1997). 1.2.2 Fases del Desgaste Ocupacional Las personas sometidas a una demanda laboral intensa que cuentan con poca o nula retroalimentación, que valoran altamente su trabajo y a la vez muestran decepción por él, están propensas a padecer desgaste ocupacional. La aparición del burnout está en función de las características personales del empleado, dela intensidad del agente desencadenante y de la constante exposición a este. Durante su desarrollo pueden aparecer manifestaciones agudas o leves pero los tres principales síntomas para considerarse “trabajadores quemados” son: 1. Pérdida de expectativas laborales (falta de realización personal en el trabajo). 2. Despersonalización. 3. Agotamiento emocional. El orden de aparición de estos tres síntomas no está determinado, lo que indica que no existe regla en la aparición de síntomas por lo cual es necesario brindar ayuda al empleado ante el primer indicio de afectación en su salud, desempeño laboral y calidad en sus relaciones interpersonales. De acuerdo con García y De Juan (2006), los empleados con desgaste ocupacional en cualquiera de las fases tienen esperanzas de estabilizarse o hasta desaparecer estos síntomas, dependiendo de las medidas preventivas y de intervención que se utilicen. 23 Con base en todos los trabajos de investigación realizados por Maslach, Guillén (2000) plantea las ocho características que evidencian la presencia de Desgaste ocupacional: o Agotamiento emocional. Ansiedad, tensión, flojera, irritabilidad y abatimiento. o Despersonalización. Actitud deshumanizada, poca empatía y cinismo hacia los clientes y usuarios. o Falta de realización personal. Tendencia de evaluar negativamente el trabajo; estas creencias son de objetivos no alcanzados, los cuales son acompañados de sentimientos de insuficiencia. o Sentimientos de inadecuación profesional. Menciona problemas para afrontar y responder a las diversas demandas del puesto de trabajo, generando una autoimagen de limitación de competencia y con deseo de abandonar su puesto. o Pérdida de autoestima profesional. Provoca inhibición aislamiento y frialdad en el contacto con sus compañeros y usuarios. o Percepción de insatisfacción laboral. Debido a la sobrecarga y tipos de trabajo, condiciones inadecuadas y diversas quejas, que se traduce en una reducción de la eficacia y calidad del desarrollo profesional. o Conflictos interpersonales. Expresada a través de la insensibilidad y la agresividad en los diversos ámbitos del individuo tanto dentro como fuera del contexto laboral. o Diversas alteraciones somáticas y del comportamiento. Golembiewski, Muzenrider y Carter (1983), desarrollaron conjuntamente con su modelo explicativo una clasificación de fases o estados del desgaste ocupacional. Tomaron como referencia las puntuaciones en las tres escalas de “Maslach Burnout Inventory” (MBI) y tras dicotomizarlas en función de la media, los sujetos son asignados a un grupo en cada escala (alto vs. bajo), según la puntuación obtenida sea superior o inferior a la media. La combinación de la puntuación en las tres escalas determina la fase en la que es asignado el sujeto. Por lo que si una persona que en las tres escalas puntúa por debajo de la media se considera que está en la primera fase del proceso de quemarse, si puntúa superior a la media en despersonalización pero inferior en falta de realización personal en el trabajo y agotamiento emocional, se considera en la segunda 24 fase y así sucesivamente hasta llegar a la fase 8 en la que el sujeto puntúa por encima de la media en las tres escalas del MBI (en Gil-Monte & Peiró, 1997) (Ver Tabla 3) Tabla 3. Fases del Síndrome de Burnout por Golembiewski, Muzenrider y Carter (1983) SÍNTOMAS FASES O ESTADOS DEL DESGASTE OCUPACIONAL 1 2 3 4 5 6 7 8 Despersonalización ↓ ↑ ↓ ↑ ↓ ↑ ↓ ↑ Realización personal en el trabajo ↓ ↓ ↑ ↑ ↓ ↓ ↑ ↑ Agotamiento personal ↓ ↓ ↓ ↓ ↑ ↑ ↑ ↑ Nota: ↓ Puntuación de burnout por debajo de la media; ↑ Puntuación de burnout por encima de la media. Adaptado de “Gil-Monte & Peiró, 1997” Leiter y Maslach (1988), consideran que el burnout o desgaste ocupacional se desarrolla en cuatro fases, la primera señala un puntuación baja lo que indica un sujeto sano; en la Fase 2 con puntuación regular muestra normalidad de acuerdo a la media poblacional; en la Fase 3 con puntuación alta denota una persona en peligro de presentar burnout y la Fase 4 con puntaje muy alto nos indica estado “quemado” o con desgaste ocupacional (Ver Tabla 4). Tabla 4. Fases del Síndrome de desgaste ocupacional según Leiter y Maslach (1988). SINTOMAS ETAPA FASE 1 BAJO: SANO FASE 2 REGULAR: NORMAL FASE 3 ALTO: EN PELIGRO FASE 4 MUY ALTO: QUEMADO Cansancio Emocional ↓ ↓ ↑ ↑ Despersonalización ↓ ↑ ↓ ↑ Realización Personal ↓ ↓ ↓ ↑ Nota: ↓ Puntuación de burnout por debajo de la media; ↑ Puntuación de burnout por encima de la media. Adaptado de “García y González, 2011” Edelwich y Brodsky, en su obra Burnout: Stages of disillusionment in the helping, distinguen cuatro fases en el desarrollo del burnout (en García & González, 2011): 25 1. Fase de entusiasmo o luna de miel. Es el período del inicial apasionamiento, el trabajador sano quiere dar cada día más de sí mismo. Todo parece estupendo y la persona se encuentra saturada de energía para afrontarlo, de manera que todo parece posible. 2. Estancamiento o El Despertar. El trabajador comienza a darse cuenta que lo previamente planteado no responde con exactitud a la realidad. Surge una percepción de que las recompensas personales, profesionales y materiales no son las que se esperaban. Es una fase positiva en el sentido de que es mucho más realista y objetiva que la anterior, en ese sentido hay que llegar a ella en algún momento de la vida laboral, pero puede ser negativa cuando sin percatarse, comienza a deslizarse a la siguiente fase, empezando el desgaste ocupacional. 3. Fase de frustración o El Tostamiento. El entusiasmo y energía así como la motivación que justificaba la dedicación y el esfuerzo se han truncado en una fatiga crónica e irritabilidad. Empiezan a surgir repercusiones a nivel psicofisiológico como es la modificación de los patrones de sueño y de la alimentación, al igual que la aparición de conductas adictivas por alcohol, drogas, sexo, compras, principalmente. En el desempeño laboral, el individuo se vuelve indeciso y baja su productividad tanto en cantidad como en calidad. 4. Apatía, El Burnout ya instalado. Llegar a esta etapa oscila en el tiempo para cada persona dependiendo de la duración en la fase anterior, pudiendo ir desde meses hasta años, siendo lo más común de dos a cuatro años. En esta fase el profesional experimenta un abrumador sentimiento de fracaso y una devastadora pérdida de autoestima y autoconfianza. El desgaste laboral en sus casos más graves llega a ser un proceso irreversible y la única solución es el abandono de la profesión. 1.2.3 Profesiones con mayor incidencia de Desgaste ocupacional De acuerdo con Leka, Griffiths y Cox (2004), el tipo de trabajo que produce más estrés es aquel en donde las exigencias y presiones superan los conocimientos y capacidades del trabajador, hay pocas oportunidades de tomar decisiones o ejercer control y el apoyo que se recibe de los demás es escaso; por lo tanto cualquier 26 persona que trabaja es susceptible a padecer estrés independientemente de su labor. Sin embargo al hablar de desgaste ocupacional se tiene claramente referenciado que los puestos con mayor propensión a sufrirlo son aquellos que tienen un contacto directo con personas (Gil-Monte, 2005; García 2008; Ramos, 1999), aunque algunos otros autores mencionan que afecta a todo tipo de profesionales aunque no estén en contacto directo con personas (Golembiewski, et al., 1983; Winnubst, 1993; Ovejero, 2006). Además debe considerarse que existen variables facilitadoras que contribuyen a generar desgaste ocupacional o burnout, como son las variables individuales (rasgos de personalidad y autoestima), las sociales (apoyo social, trato con los compañeros y supervisores), las organizacionales (tareas exclusivas del puesto, administraciónde la compañía) y las sociodemográficas (Ovejero, 2006). Variables Individuales Las características o variables individuales como los rasgos de personalidad y autoestima, son determinantes para la intensidad y frecuencia de los sentimientos de quemarse. Principalmente los sujetos más afectados son aquellos con perfil altruista, empático, sensible, idealista, obsesivo, entusiasta y con dedicación profesional, puesto que se implican excesivamente en los problemas de los usuarios y convierten en un reto personal la solución de problemas, pero ante los fallos propios y ajenos se sentirán culpables y provocará los sentimientos de baja realización personal en el trabajo (Gil- Monte & Peiró, 1997). Con respecto a la importancia de la autoestima, cuando sus niveles son elevados se asocia con mayor confianza del individuo para manejar satisfactoriamente toda clase de situaciones. A la inversa ante bajos niveles pueden facilitar el estrés negativo y desgaste ocupacional (García & González, 2011). De igual manera deben considerarse dos tipos de personalidad como tendencia a padecer o no desgaste laboral. Los individuos con personalidad Tipo A son descritos como impacientes, apresurados, con baja tolerancia a los errores y perfeccionistas. Tienden a trabajar largas horas, la velocidad rige su forma de vida, se mueve rápido, 27 come apresuradamente, habla con rapidez, se mantiene en un estado de alarma e impaciencia (García & González, 2011). Para este tipo de personalidad los riesgos son mayores pues generan sentimientos de frustración y tendencia de culpar al usuario por el fracaso personal porque su locus de control es externo (Lozano, 2008). Por su parte la personalidad Tipo B, describe a personas pacientes, relajadas y fáciles de llevar, por lo general no destacan en los negocios y tienden a postergar metas, se caracterizan por ser apáticas y no buscan metas difíciles, prefieren llevar las cosas con calma para no experimentar estrés (García & González, 2011). Variables Sociales Las relaciones sociales o interpersonales destacan en gran manera por ser variables facilitadoras de desgaste ocupacional, pues son éstas las que brindan el apoyo social que disminuye el riesgo de enfermar. Al sostener relaciones tensas, conflictivas y prolongadas con los usuarios, compañeros y/o supervisores, los sentimientos de quemarse van a aumentar. Asimismo la falta de apoyo en el trabajo por parte de compañeros, supervisores o de la dirección de la compañía, así como también la excesiva identificación o involucramiento del profesional con el usuario y los conflictos familiares son fenómenos característicos de quemarse por el trabajo (Ovejero, 2006). Variables Organizacionales Las variables organizacionales incluyen principalmente aspectos relacionados a las tareas exclusivas del puesto, la forma de administrar de la compañía y las características del puesto, por ello el trabajo es considerado como factor central que desarrolla el burnout (Ovejero, 2006). En el estudio realizado por Boada i Grau, Vallejo y Agulló, (2004), encontraron que las características del puesto son predictoras de burnout y manifestaciones psicosomáticas; además, Ramos (1999), argumenta que algunos puestos puntúan mayor presencia de desgaste ocupacional que otros debido al contenido de las tareas. Por su parte Gil-Monte y Peiró (1997), mencionan que ciertas particularidades del puesto, estresores laborares y las tareas a desarrollar, han sido identificadas en la literatura como principales antecedentes para desarrollar desgaste ocupacional, estos 28 son: la escasez de personal que provoca sobrecarga laboral, trabajos en turnos, trato con usuarios problemáticos, contacto directo con el peligro (como el riesgo a contagiarse de alguna enfermedad, sufrir accidentes, contacto directo con la muerte), falta de especificidad de funciones y tareas (provoca conflicto y ambigüedad de rol), falta de autonomía y autoridad en el trabajo para tomar decisiones, así como afrontar cambios tecnológicos rápidamente. De igual manera los niveles jerárquicos como parte de la estructura organizacional, representan diferencias en las tareas y responsabilidades, por lo que algunos estudios como el realizado por Barajas (2010), encontró que los puestos operativos tienen menos riesgo de desgaste ocupacional, en comparación de los mandos medios. Por otro lado García (2008), encontró que los empleados con tareas más especializadas, presentan mayor incidencia de burnout que aquellos quienes realizan actividades más sencillas. Mientras que en Estados Unidos el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) realizó durante 2004 una investigación para conocer los puestos con mayor incidencia de estrés, ansiedad y desórdenes neuróticos que provocaron ausentismo en los empleados de la industria privada durante el 2001. En él encontraron que los puestos con mayor incidencia de estos padecimientos fueron el de tecnología o sistemas, ventas, soporte administrativo, gerencias y profesionales especializados, constituyendo el 63.5% de la muestra; en tanto que los de menor incidencia fueron los prestadores de servicios, obreros, operadores y fabricantes con 36.5% de la muestra total. Con base en las investigaciones anteriormente mencionadas, se confirma que las características del puesto, las tareas especializadas, tipo de puesto y el contenido de las labores, aumentan las posibilidades de sufrir desgaste ocupacional. 29 Variables Sociodemográficas Al hablar de las variables sociodemográficas nos referimos a las características generales de la población que las hacen similares, entre las cuales se encuentra la edad, sexo, estado civil y escolaridad. En cuanto a la edad, existe una relación negativa con el desgaste ocupacional. Parece que a mayor edad es menos probable la aparición de burnout, (Gil-Monte & Peiró, 1997). Sin embargo en el estudio realizado por García y González (2011), los sujetos de mayor edad presentaban mayores índices de desgaste ocupacional que los más jóvenes. Para la variable “sexo”, existen diferencias significativas entre hombres y mujeres. Las mujeres puntúan más elevado en cansancio emocional y bajo en realización personal, mientras que los hombres registran niveles altos en despersonalización (Gil-Monte & Peiró, 1997). Resultados similares encontraron García y González (2011), las mujeres puntuaron significativamente en Trastornos Psicosomáticos (gastrointestinal, psicosexual y depresión), en la Escala Mexicana de Desgaste Ocupacional (EMEDO) mientras que los hombres no presentaron alteraciones. Por su parte Barajas (2010) observó en su investigación que las mujeres presentaron mayores niveles de desgaste laboral. Existen diferencias entre los profesionistas que tiene una relación de pareja y los que no la tienen. García y González (2011), encontraron que los profesionistas con pareja presentaban desórdenes en la escala Psicosomática de la EMEDO (gastrointestinal y psicosexual), mientras que el grupo sin pareja no presentó alteraciones. Apiquian, (2007), argumenta que personas con mayor nivel académico reportan mayores niveles de burnout en comparación con empleados de menos educación escolar. 30 1.2.4 Medición del Desgaste Ocupacional Diversos instrumentos de medida se han venido desarrollando para evaluar el desgaste ocupacional en personas que trabajan en distintas ramas industriales, países, poblaciones y con características específicas. García y González (2011) mencionan que en los primeros años de exploración métrica del burnout, ésta se obtenía por medio de técnicas proyectivas, entrevistas, observaciones clínicas, auto-informes y cuestionarios pero recientemente estos métodos han sido sustituidos por instrumentos de escala que miden principalmentelos tres factores de burnout: Agotamiento emocional, Despersonalización y Baja realización personal en el trabajo. Algunos de estos instrumentos métricos más utilizados son: o Maslach Burnout Inventory (MBI) (Maslach, 1981). Es el instrumento más utilizado y adaptado a diversas poblaciones, fue el pionero en el estudio estandarizado del desgaste laboral (García & González, 2011). El MBI, determina la frecuencia e intensidad de los tres aspectos del síndrome (agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal), está compuesto por 22 preguntas distribuidas en las tres subescalas de síntomas (Guillén, 2000). o Inventario de Burnout en Psicólogos (IBP) (Benavides, Moreno- Jiménez, Garrosa & González, 2002). Considera los tres aspectos del desgaste ocupacional (cansancio emocional, despersonalización y realización personal), está compuesto por 30 preguntas y está diseñado para ser aplicado en las diferentes áreas de trabajo del psicólogo (García & González, 2011). o Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Burnout (CESQT) (Gil-Monte, 2005). Está diseñado para evaluar profesionales de la salud y aquellos que trabajan en contacto con personas discapacitadas. El instrumento está formado por 21 ítems con escala tipo Likert y evalúa la frecuencia con que se experimenta cada una de las situaciones descritas en los elementos de la escala. Está conformado por cuatro rubros: Ilusión por el trabajo, Desgaste psíquico, Indolencia y Culpa (Gil-Monte, 2005). 31 o Escala Mexicana de Desgaste Ocupacional (EMEDO) (Uribe-Prado, García, Leos, Archundia, Pizano & Lozano, 2008). Fue el primer instrumento de medición para población mexicana y que cumplía los requisitos de validez y confiabilidad. Compuesto por 105 reactivos y basado en los conceptos desarrollados por Maslach y Jackson (1981 y 1982) y por Schaufelli, Leiter, Maslach y Jackson (1996) para definir las tres dimensiones o factores del síndrome de desgaste ocupacional o de burnout (agotamiento emocional, despersonalización e insatisfacción de logro). También fue utilizado el DSM-IV-TR de López-Ibor y Valdés (2002) para definir un cuarto factor llamado psicosomático, el cual dio lugar a la medición de algunos trastornos somatomorfos (sueño, psicosexuales, gastrointestinales, psiconeurótico, dolor, indicador de ansiedad e indicador de depresión) (García & González, 2011). 1.2.5 Síntomas, Consecuencias y Afrontamiento del Desgaste Ocupacional Entre los síntomas derivados del desgaste ocupacional, se describen alteraciones emocionales, conductuales, psicosomáticas y sociales, pérdida de eficiencia laboral y alteraciones leves de la vida familiar (García & De Juan, 2006) (Ver Tabla 5) Tabla 5. Sintomatología asociada al desgaste ocupacional Manifestaciones Psíquicas Comportamiento agresivo y/o paranoico hacia compañeros y familia Sentimientos de vacío, agotamiento, fracaso e impotencia Baja tolerancia a la frustración Dificultades de concentración Baja autoestima, pobre realización laboral Nerviosismo e inquietud Manifestaciones Físicas Alteraciones gastrointestinales Dolores musculo-esqueléticos Fatiga crónica Taquicardias Insomnio Cefaleas Manifestaciones Emocionales Distanciamiento afectivo, como forma de protegerse Aburrimiento y actitud cínica Sentimiento de desorientación Sentimientos depresivos Impaciencia e irritabilidad Manifestaciones Conductuales Adictivas (café, tabaco, alcohol y fármacos) Evitación (ausentismo laboral, abandono de la profesión, bajo rendimiento personal) Comportamientos de alto riesgo Aumento de la irritabilidad Incapacidad para vivir de forma relajada Manifestaciones en el ambiente laboral Disminuye la capacidad de trabajar Decremento de la calidad de los servicios Aumento de las interacciones hostiles Frecuentes conflictos interpersonales en el ámbito del trabajo Comunicaciones deficientes Nota: Adaptado de “García & De Juan, 2006” 32 Para Gil-Monte (2001), los principales síntomas psicológicos del desgaste laboral obtenidos en su investigación con profesionales de enfermería son divididos en cognitivos, afectivo-emocionales, actitudinales y conductuales-físicos (Ver Tabla 6). Síntomas del desgaste ocupacional por Gil-Monte, (2001). Tabla 6. Síntomas del desgaste ocupacional manifestado en cuatro ámbitos psicológicos Síntomas Cognitivos Síntomas Afectivo- emocionales Síntomas Actitudinales Otros Síntomas Sentirse contrariado Sentir que otros no valoran su trabajo Percibirse incapaz para realizar las tareas El trabajo es absorbente Considerar que trabajas mal Falta de control Verlo todo mal Todo se hace una montaña Sensación de no mejorar Inseguridad Pensar que el trabajo no vale la pena Nerviosismo Irritabilidad y mal humor Disgusto y enfado Frustración Agresividad Desencanto Aburrimiento y agobio Tristeza y depresión Desgaste emocional Angustia Sentimientos de culpa Pérdida de la autoestima Falta de ganas de seguir trabajando Irresponsabilidad Estar harto y mostrar apatía Quejarse por todo Evaluar negativamente a compañeros Romper con el entorno laboral Frialdad, intolerancia, impaciencia e indiferencia hacia los usuarios Culpar a otros de su situación Conductuales Aislamiento No colaborar Contestar mal Enfrentamientos Físicos Cansancio Nota: Adaptado de “Gil-Monte, 2001” De acuerdo con diversos investigadores (De Martiní & Ortega, 2008; Arreola, 2008), el 20% de la población mexicana que cuenta con Seguridad Social padece desgaste ocupacional, que de acuerdo con Arreola (2008), la Ciudad de México la entidad con más número de casos (25% de su población). En cuanto a los padecimientos relacionados con el burnout los principalmente relacionados son los cardiovasculares (Ortega, 2009). Por otro lado el INEGI registró durante el 2008 la mortalidad de la población mexicana y las tres causas principales fueron los problemas con el corazón (92,679), diabetes mellitus (75,637) y tumores malignos con 67,048 fallecimientos (INEGI, 2009). De acuerdo con Aguilar Madrid de la Unidad de investigación de Salud en el Trabajo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el estrés laboral y el desgaste 33 ocupacional pueden considerarse como desencadenantes de enfermedades que llevan a la muerte o como agentes que aceleran la gravedad de los padecimientos de salud preexistentes (Gutiérrez, 2006). A lo cual es necesario establecer métodos de prevención y tratamiento para la “quemazón laboral”. Dado que los síntomas del desgaste ocupacional son dimensiones independientes, la prevención y el tratamiento van a ser diferentes dependiendo de si los individuos tienen deterioro en el plano cognoscitivo o el emocional. De acuerdo con Guillén (2000) el abordaje de los síntomas del burnout puede realizarse con base en dos perspectivas: una de carácter clínico y otra de carácter psicosocial. La primera está orientada al diagnóstico sobre la línea del modelo salud-enfermedad pero no se enfoca a la comprensión del fenómeno, a la evaluación del empleado ni al tratamiento o prevención. La segunda perspectiva que es la psicosocial atiende a la etiología y el desarrollo del desgaste ocupacional, el cual lo observa como un proceso de interacción entre las características del entorno laboral y las características personales. Se enfoca en la forma de cómo inicia y progresa la enfermedad, al igual que sus síntomas, considerados en secuencia de etapas o fases diferentes con sintomatología diferenciada. Al mismo tiempo este enfoque considera que los efectos pueden ser reversibles si el individuo emplea estrategias de afrontamiento adecuadas para gestionar las situaciones de estrés laboral crónico.
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