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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO SECRETARÍA DE SALUD DE LA CIUDAD DE MÉXICO DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN E INVESTIGACIÓN SUBDIRECCIÓN DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN CURSO UNIVERSITARIO DE ESPECIALIZACIÓN EN CIRUGÍA PLÁSTICA Y RECONSTRUCTIVA “FRACTURAS DE COMPLEJO MALAR, EXPERIENCIA DE 5 AÑOS EN EL HOSPITAL GENERAL DR. RUBÉN LEÑERO” TRABAJO DE INVESTIGACIÓN CLÍNICA PRESENTADO POR: DR. ALEJANDRO PALAFOX HERNÁNDEZ PARA OBTENER EL GRADO DE ESPECIALISTA EN: CIRUGÍA PLÁSTICA Y RECONSTRUCTIVA DIRECTORES DE TESIS: DR. RUBEN HERNANDEZ ORDOÑEZ DR RICARDO CESAR PACHECO LOPEZ - 2017 - Margarita Texto escrito a máquina CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX. Margarita Texto escrito a máquina Margarita Texto escrito a máquina Margarita Texto escrito a máquina UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ÍNDICE • Introducción………………………………………………………….……7 • Planteamiento del Problema…………..……………………………..... 7 • Antecedentes…………………………………………….………….…… 8 • Justificación……………..………………………………….…………….. 8 • Objetivos…........................................................................................ 9 • Marco Teórico....................................................................................9 • Criterios de Inclusión, Exclusión y Eliminación ……………..............26 • Diseño del Estudio ………………………………………………….......27 • Variables ………………………................................................………27 • Material y Métodos ………………………..………………………….… 28 • Resultados …………………………………………………………….....30 • Discusión ………………………………………………………………....37 • Conclusiones ……………………………………………………..………38 • Bibliografía ………………………………………………………………..40 • Anexos …………………………………......................................……..42 7 INTRODUCCIÓN La fractura del complejo cigomático se caracteriza por la desarticulación traumática del hueso malar del esqueleto facial a lo largo de cuatro suturas más importantes, incluyendo frontocigomático, esfenocigomatico, cigomaticomaxilar y cigomaticotemporal. Es generalmente causada por un golpe contundente de baja energía en el reborde orbitario y la eminencia malar. Son la segunda a tercera fractura facial más común y ocurren con más frecuencia en los hombres de 20-40 años de edad. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Existe un gran número de literatura reportada sobre las fracturas de complejo malar, que describen su etiología, incidencia, prevalencia, clasificaciones, etcétera; sin embargo todos estos reportes se basan en datos recabados países desarrollados, donde las condiciones sociales y demográficas entregan resultados poco congruentes con los datos encontrados en la práctica diaria en nuestro país; de la misma manera existe un nulo reporte sobre los manejos realizados en nuestro medio y como estos se adaptan a los más nuevos métodos de tratamiento existentes en el mundo 8 ANTECEDENTES La cara es de vital importancia para la apariencia humana y su función. A pesar de que las fracturas malares raramente ponen en peligro la vida, pueden estar asociadas a lesiones intracraneales y oculares que requieran un tratamiento de emergencia. Las lesiones faciales desfigurantes, además de alterar funciones como el habla, la masticación, la visión y otras, pueden ocasionar consecuencias sociales y psicológicas severas. Su tratamiento debe centrarse primero en salvar la vida, pero secundariamente en restablecer la función y la estética. JUSTIFICACIÓN El Hospital General Dr. Rubén Leñero es ampliamente conocido por ser un centro de concentración en trauma, donde se reciben gran diversidad de pacientes sin seguridad social tanto de la Ciudad de México como del Estado de México y resto de zona conurbada de la Megalópolis; siendo una referencia para el trauma maxilofacial, se hace necesario conocer las diversas lesiones atendidas a lo largo de los últimos años y analizar las variaciones en cuanto a etiología, incidencia, frecuencia, tipo de lesiones, comorbilidades directamente asociadas, manejo y complicaciones; así mismo las variaciones de los mismos parámetros respecto a la literatura mundial reportada, ya que al conocer con exactitud la patología a que nos enfrentamos en nuestro medio nos será posible el planeamiento institucional y educativo directamente dirigido a dicha enfermedad y su tratamiento. 9 OBJETIVOS General • Conocer la incidencia de fracturas del complejo malar atendidas en el Hospital General Dr. Rubén Leñero durante los últimos 8 años, periodo comprendido entre el 01 de Enero del 2008 y el 31 de Diciembre del 2015 Específicos, determinar: • Los principales tipo de lesión que se presentan • Edad a que ocurren • Etiología • Clasificación de las lesiones • Manejo otorgado a los pacientes • Complicaciones que presentaron • Procedencia de los pacientes MARCO TEÓRICO El cigoma o malar, forma uno de los principales contrafuertes medio faciales, dando forma a la mejilla y contribuyendo a formar el piso y pared lateral orbitaria, contribuyendo significativamente a la fuerza y estabilidad de la cara. Se 10 trata de un hueso que por su localización y proyección es frecuentemente lesionado en traumatismos faciales. La anatomía quirúrgica lo describe como un hueso medio facial, par, situado lateralmente a las orbitas formando parte integral de las mismas, con forma cuadrangular y cuatro articulaciones: cigomaticomaxilar, cigomaticofrontal, cigomaticoesfenoidal y cigomaticotemporal. Sobre su superficie anterior se encuentra la inserción de los músculos cigomático mayor y elevador del labio superior, el musculo masetero tiene su inserción superior sobre la pared lateral del cuerpo malar y el arco cigomático. La fascia temporal tiene inserciones sobre el proceso frontal y temporal del malar lo que le confiere cierta resistencia al desplazamiento inferior que provoca el masetero en caso de fracturas en este sitio. En la cara medial del proceso frontal se encuentra en tubérculo de Whitnall, aproximadamente a un centímetro por debajo de la unión frontomalar, en este sitio tienen su inserción en tendón cantal lateral y el ligamento suspensorio de Lockwood, que mantienen en su sitio a la fisura palpebral y globo ocular respectivamente; por lo que las fracturas que provoquen desplazamiento lateral inferior del complejo malar clínicamente se presentan con fisura palpebral antimongoloide. De manera medial, la articulación cigomaticomaxilar forma el reborde orbitario inferior así como parte del piso de la cavidad orbitaria en conjunto con la apófisis orbitaria del palatino, por lo que la mayor parte de las fracturas orbitomalares conllevan fractura del reborde y/o piso orbitario. La etiología de las fracturas del complejo malar varían ampliamente de país a país y en cada reporte realizado previamente; estudios realizados en Estados Unidos ubican a los accidentes automovilísticos como causa principal, 11mientras que en Escocia las accidentes deportivos y asaltos ocupan los primeros lugares. En 2011 Calderoni y colaboradores reportan accidentes en motocicleta como primera causa, seguida de violencia interpersonal y accidentes deportivos, en un estudio interinstitucional en Brasil. Existe en la gran mayoría de las afecciones al complejo cigomático lesiones asociadas, tales como traumatismos craneoencefaicos, fracturas nasoetomidales, lesiones oculares, fracturas mandibulares, dependientes de la etiología y energía del trauma. La presentación clínica de estas fracturas es muy variada, la historia y cinemática del trauma es de primordial importancia, así, un traumatismo directo lateral puede provocar fractura aislada de arco con o sin desplazamiento inferomedial, mientras que una fuerza anterior directa provoca desplazamiento posterior y lateral. El complejo malar presenta el mayor y más resistente contrafuerte vertical entre la maxila y el cráneo por lo que la aplicación de mayor energía en cualquier trauma puede provocar la fractura de las cuatro articulaciones e incluso la conminución del cuerpo. Cuando la fractura incluye el reborde suele presentarse edema, hematoma y equimosis, subconjuntivales y periorbitales, usualmente contenidos por el septo orbitario; pudiendo presentarse enoftalmos o distopia al incluir afección al piso de la órbita. El daño al nervio infraorbitario se encuentra entre el 18% promedio de las fracturas de reborde orbitario inferior, sin embargo existen series con reporte de hasta el 80%. Las fracturas aisladas o que incluyan el arco cigomático pueden presentarse con restricción a la movilidad mandibular, bien por impactación sobre la apófisis corónides o por inflamación de articulación temporomandibular que puede llevar a 12 la anquilosis de la misma, la palpación suele revelar hundimiento anterior al trago. El reborde lateral orbitario formado por la articulación frontomalar suele estar afectado en más de la mitad de los casos, lo que clínicamente se traduce en alteraciones en el canto externo, generalmente deformidad palpebral antimongoloide como ya se mencionó previamente, fácilmente palpable la deformidad y escalón óseo producido. El principal pilar del contrafuerte maxilomalar y la articulación cigomaticoesfenoidea son igualmente afectadas en traumatismos de alta energía provocando dolor a la oclusión con desnivel palpable intraoralmente así como equimosis en la fosa canina y signo de Guerin. El diagnostico generalmente es establecido clínicamente, corroborado mediante estudios de gabinete, siendo de utilidad las radiografías simples en proyecciones Waters permitiendo la evaluación de rebordes orbitarios lateral e inferior así como el grado de rotación o desplazamiento del cuerpo, la Caldwell evalúa rotación axial y la proyección en Mentovertex nos permite visualizar aisladamente la integridad o alteración del arco cigomático. Sin embargo en la mayoría de las instituciones de salud se cuenta con la tomografía computada, la cual hasta el momento permanece como “gold standard” para la evaluación de fracturas del complejo cigomático; los cortes coronales y axiales nos permiten adecuadamente distinguir los patrones de fractura, el grado y dirección de desplazamiento, la conminución y evaluación de estructuras adyacentes, principalmente oculares, mientras que la ventana para tejido blando permite evaluar músculos oculares extrínsecos y la presencia de atrapamiento. En el año de 1961 Knight y Nort diseñaron una clasificación (Tabla 1) de las fracturas malares basados en el sitio de fractura y grado de desplazamiento 13 y rotación del fragmento principal según se observaba en la radiografía con proyección Waters. Tabla 1 Clasificacion de Knight y Nort Grupo I Sin desplazamiento significativo, fractura visible en radiografia con fragmentos alineados Grupo II Fracturas aisladas de arco, desplazamiento interno del mismo sin involucro anterior Grupo III Fracturas del cuerpo no rotadas, desplzamiento interno e inferior sin rotación Grupo IV Fracturas del cuerpo rotadas medialmente, desplazamiento interno, inferior y posterior con rotación medial Grupo V Fracturas de cuerpo rotadas lateralmente, desplzamiento inferior y posterior con rotación lateral Grupo VI Todos los casos de fracturas multifragmento que cruzan el trazo principal Manson y colaboradores diseñaron una clasificación en 1990 (Tabla 2) que agrupa las fracturas en tres grupos de distinta energía basada en el patrón de segmentación y desplazamiento. 14 Tabla 2 Clasificación de Manson Baja energía Nulo o mínimo desplazamiento, incluye fracturas completas e incompletas de una o más articulaciones Mediana energía Desplazamiento moderado, con fractura de todas las articulaciones Alta energía Conminución del reborde orbitario con desplazamiento importante y segmentación del arco cigomático En uno de los estudios más amplios realizados a pacientes con fractura de complejo malar en 1992, Markus Zingg realiza una clasificación dependiendo del sitio de fractura observado en tomografías computadas, siendo actualmente la de mejor aplicación clínica con correlación quirúrgica (Tabla 3). Tabla 3 Clasificacion de Zingg A Fracturas de un solo pilar A1 Arco cigomático A2 Reborde lateral orbitario A3 Reborde inferior orbitario B Fracturas en monofragmento o tetrapode C Fracturas conminutas o multifragmentarias del cuerpo . 15 Tratamiento Una vez establecido el diagnostico de fractura cigomática, se debe valorar la necesidad de tratamiento quirúrgico y el tipo de tratamiento que se va a realizar. El manejo de fracturas del complejo cigomático y del arco cigomático depende del grado de desplazamiento y de los déficits funcionales y estéticos. El tratamiento puede variar desde la simple observación hasta la reducción abierta y la fijación interna. El momento de realizar la cirugía depende de varios factores como son la gravedad del paciente y la necesidad de disponer de un equipo quirúrgico preparado. Si la estabilidad del paciente lo permite, la cirugía facial puede realizarse pronto junto con otros procedimientos quirúrgicos. Los resultados estéticos y funcionales son mejores con la cirugía precoz. La consolidación de las fracturas comienza la primera semana y es avanzada hacia la tercera semana, aunque varía según la edad del paciente. En referencia a la profilaxis antibiótica, no existen estudios que confirmen o desmientan la necesidad de esta medida; sin embargo, se recomienda en fracturas orbitarias que involucren al seno (grado de evidencia 2C). Los antibióticos de elección incluyen tanto amoxicilina‑clavulanico como azitromicina. También se recomienda que la mayoría de pacientes con fracturas orbitarias y limitación transconjuntival los movimientos extraoculares reciban corticoesteroides para reducir la inflamación (grado de evidencia 2B). 16 Fracturas aisladas de arco cigomático. Las fracturas no desplazadas o con mínimo desplazamiento, que no producen déficits funcionales, pueden no requerir corrección quirúrgica y la simple observación sería suficiente. La reducción cerrada es necesaria cuando el hundimiento del arco cigomático interfiere con la apófisis corónoides y limita los movimientos mandibulares. La reducción abierta y fijación interna rara vez son necesarias para fracturas aisladas de arco cigomático. Generalmente suelen requerirse como parte del tratamiento en fracturas conminutas de alta energía o cuando las fracturas persisten inestables a pesar de la reducción cerrada. Abordaje de Gillies Descrito en 1927 por Gillies, Kilner y Stonen, es la técnica estándar para el tratamiento de fracturas de arco cigomático, y también se empleapara reducir fracturas de complejo cigomático. Se realiza una incisión temporal de 2 cm de longitud posterior a la línea del cuero cabelludo, se diseca atravesando el tejido subcutáneo y la fascia temporal superficial hasta llegar a la fascia temporal profunda, justo encima del musculo temporal. Se realiza una incisión horizontal sobre la fascia para exponer el musculo temporal y se introduce un elevador de Rowe o Gillies por debajo de la fascia profunda y por encima del musculo temporal, hasta llegar a la superficie temporal del arco. El arco se reduce elevándolo hacia fuera y hacia delante sin sobrecargar la fuerza en el hueso temporal, y al mismo tiempo se palpa el arco para guiar la reducción. Se cierra por planos. El paciente tomara una dieta blanda durante 3 o 4 semanas. Reducción cerrada mediante gancho de Ginestet. Se puede realizar una reducción cerrada alternativa mediante un gancho curvo de Ginestet. La punta del gancho se inserta justo debajo del arco cigomático, anterior a la eminencia articular, y se reduce la fractura mediante una tracción lateral controlada. 17 Reducciones por vía intraoral. Puede accederse al arco y cuerpo cigomático por vía intraoral mediante el abordaje de Keen. Esta vía es menos empleada que las anteriores para reducciones de arco, aunque si se utiliza asociada a otros accesos para proporcionar un área adicional para reducción y fijación. Se realiza una incisión en vestíbulo intraoral y se accede mediante disección subperiostica hasta el arco. Con un objeto romo que se introduce por la incisión, paralelo a los alveolos posteriores maxilares hasta la fosa infratemporal, se eleva el cigoma y se controla la reducción por palpación. Fracturas de baja energía. Cuando la fractura no está desplazada, puede no requerir tratamiento quirúrgico. En este caso se debe realizar un seguimiento del paciente para controlar disfunciones de músculos extraoculares y enoftalmos tras la resolución de la inflamación. En fracturas poco desplazadas o en tallo verde puede estar indicada la reducción cerrada mediante técnica de Gillies o gancho de Ginestet, e incluso reducción abierta si esta no quedara estable. Fracturas de media energía Las fracturas desplazadas del complejo cigomático requieren reducción y fijación interna. Algunos autores recomiendan abordar los focos de fractura exponiendo dos o tres arbotantes: cigomaticomaxilar a través de la incisión de vestíbulo superior, cigomaticofrontal a través de la cola de ceja, y el reborde infraorbitario exponiéndolo por vía subtarsal o transconjuntival con o sin cantotomia externa. De esta forma quedan expuestos múltiples arbotantes a la vez y la reducción tridimensional será más precisa. Fracturas de alta energía. Las fracturas de alta energía requieren un abordaje más amplio y agresivo. Generalmente existe gran conminución de los arbotantes anteriores y segmentación del arco cigomático, y suelen requerir 18 frecuentemente reconstrucción orbitaria. Para la restauración de la proyección, anchura facial y volumen orbitario, los abordajes deben ser amplios, anteriores y posteriores (Manson, 1999). Los abordajes para exposición anterior, para orbita, maxilar y acceso a la sutura esfenocigomatica durante la reducción, son: vestíbulo superior, subciliar, subtarsal, transconjuntival, cola de ceja, incisión de blefaroplastia superior y transcaruncular para fracturas aisladas de pared medial de la órbita. El abordaje para exposición posterior y acceso al arco cigomático es fundamentalmente el coronal. Abordaje a la unión cigomaticomaxilar. Se realiza una incisión en la mucosa vestibular del maxilar superior, de 3 a 5 mm sobre la unión mucogingival, que se extiende desde el canino hasta el primer o segundo molar. Se eleva el colgajo mucoperiostico hasta exponer la sutura cigomaticomaxilar así como el nervio infraorbitario y seno piriforme. Abordaje a la unión cigomaticofrontal. La sutura frontocigomatica es el lugar más frecuente de fractura y al que primero se accede para reducir y fijar la fractura de arco cigomático. El acceso se puede realizar a través de la cola de ceja, a través de incisión de blefaroplastia superior o incluso a través de heridas faciales asociadas al traumatismo. La incisión de blefaroplastia superior permite un acceso más amplio a la pared lateral de la órbita. Se realiza una incisión en un pliegue palpebral superior paralelo al surco palpebral superior que se puede extender hasta la comisura externa. Mediante disección roma se separan las fibras musculares del orbicularis oculi y se accede al reborde orbitario lateral, se continúa con la disección sobre el reborde lateral hasta exponer la fractura bajo el periostio. Esta incisión permite la visualización de la sutura frontocigomatica con una cicatriz poco llamativa. El acceso por la 19 cola de ceja se realiza a través de una incisión de 2 cm en el extremo distal de la ceja y continuando a través del orbicularis oculi y del periostio hasta la fractura. Abordaje al reborde infraorbitario Este abordaje permite el acceso tanto al reborde infraorbitario como al suelo de la órbita. Se puede acceder vía subtarsal, subciliar o transconjuntival. Existe controversia sobre las ventajas o inconvenientes de realizar incisión transconjuntival frente a incisión subciliar. A pesar de la técnica, los abordajes transcutaneos se asocian a mayor incidencia de ectropión, exposición escleral y cicatriz cutánea. El abordaje subtarsal se realiza a través de una incisión a 5 o 7 mm del borde libre del parpado inferior, se atraviesa el musculo orbicular en la dirección de las fibras, pocos milímetros por debajo de la incisión cutánea para evitar inversión de la cicatriz, y se alcanza el RIO en un plano preseptal. Se incide el periostio en la superficie anterior del RIO, alejado del tabique orbitario (unos milímetros por debajo del RIO) para prevenir acortamiento del parpado inferior. Por último, se expone la fractura. Esta vía proporciona acceso al suelo y paredes medial y lateral de la órbita. Como ventajas, el abordaje subtarsal presenta menor riesgo de acortamiento palpebral, de exposición escleral y de ectropión que el subciliar, y proporciona una mayor exposición. Sin embargo, la cicatriz es menos estética y la incidencia de edema postoperatorio es mayor que en el subciliar. El abordaje subciliar se describe clásicamente como una incisión cutánea en el parpado inferior, a 2 mm del borde libre y paralela a este, desde el punto medio hasta llegar a 15 mm más allá del canto lateral. Se diseca el musculo orbicular hasta el RIO a través del tejido subcutáneo, preseptal o a través de disección mixta (subcutáneo hasta el borde inferior del tarso y bajo el musculo el resto). Se incide el periostio y se accede a la fractura. La disección preseptal del suelo de la órbita previene la herniación de 20 las bolsas adiposas. La disección mixta previene la inversión de los bordes de la herida, el ectropión y la exposición escleral. Durante la disección al RIO se debe tener especial cuidado en realizar la incisión del periostio en la cara anterior del maxilar. La incisión posterior o superior al RIO viola el tabique orbitario y puede crear una contractura del tabique que derive en ectropión o exposición escleral. Algunos autores recomiendan la resuspensión del periostio, del musculo y del tejido subcutáneo al RIO para minimizar la tracción de los tejidos infraorbitarios y evitar el ectropión. La vía transconjuntival, descrita por Bourquet en 1924 para blefaroplastia inferior, fue extrapolada para su uso en disostosis craneofaciales y traumatismos faciales por Tessier en 1973. Previa protección ocular, se accede a través de una incisión bajo el borde inferior del tarso. La disección se extiende inferiormente y superficial al tabique orbitario (preseptal) o retroseptal hastaexponer el RIO. Permite el acceso también al suelo de orbita, dos tercios inferiores de la pared medial y parte de la pared lateral. Para fracturas que incluyen complejo cigomático y suelo de orbita y que requieren una exposición más amplia, se combina con una cantotomia lateral. Este abordaje tiene la ventaja de que la cicatriz queda oculta y presenta menor tasa de ectropión y exposición escleral que los abordajes cutáneos. Sin embargo, no está exenta de complicaciones como laceración del saco lagrimal, dehiscencia cantal, avulsión del parpado inferior, retracción palpebral o entropión cicatricial, que puede generar abrasiones corneales con queratitis o conjuntivitis secundarias. El abordaje transcaruncular facilita la visualización de fracturas con componente de pared medial y la reparación del ligamento cantal interno y la vía lagrimal. Ofrece exposición hasta el ápex orbitario y el seno esfenoidal, aunque no permite acceder más allá de la pared medial. Sin embargo, se puede asociar a un 21 abordaje transconjuntival para ampliar el campo. Es una alternativa al abordaje coronal, no deja cicatrices externas y tiene pocas complicaciones. En fracturas de alta energía, el acceso queda limitado mediante incisiones convencionales. El abordaje coronal proporciona una exposición amplia de la raíz nasal, techo orbitario, pared medial de la órbita, pared lateral, reborde orbitario externo, cuerpo del malar y arco cigomático. Se realiza una incisión en el cuero cabelludo a través de la piel, el tejido subcutáneo y la gálea, y se eleva el colgajo coronal por un plano subgaleal, superficial al pericráneo. A nivel temporal y preauricular, se diseca sobre la fascia temporal, blanca y brillante. La incisión del periostio se realiza a 2‑3 cm sobre el reborde supraorbitario y se prosigue en un plano subperiostico para acceder a la órbita lateral y superior. Desde el borde posterior del arco cigomático hasta la región supraorbitaria ya expuesta se realiza una incisión sobre la capa superficial de la fascia temporal. Tras identificar el paquete graso temporal, se diseca inferiormente hasta el arco cigomático y anteriormente hasta el borde lateral de la órbita. Se debe tener especial cuidado con el nervio facial a este nivel. Tras una correcta reducción, se debe realizar una osteosíntesis con placas y tornillos de los focos de fractura para evitar desplazamientos y proporcionar suficiente estabilidad para contrarrestar las fuerzas ejercidas por los músculos masetero y temporal y la contractura de los tejidos blandos y fascias. Se debe valorar el tipo y número de placas de osteosíntesis, la localización de las mismas y la secuencia de fijación. Hoy en día se emplean mini o microplacas de titanio de 1,5 o 1 mm de perfil. En general, en fracturas de baja o media energía se logra estabilidad abordando uno o más de los arbotantes anteriores. Las de alta 22 energía, típicamente conminutas, suelen requerir exposición, reducción y fijación de cuatro puntos. En cuanto a la secuencia de fijación, un abordaje sistemático sirve de ayuda para asegurar que la anchura, altura y proyección facial quedaran restauradas. En el caso de que se asocie fractura de suelo de orbita, la reducción debe hacerse una vez estabilizados el resto de los focos de fractura, ya que se trata de una zona de encrucijada anatómica. En las fracturas de alta energía, el arco cigomático, que proporciona anchura y proyección facial, debería estabilizarse primero. La reducción y fijación del arco cigomaticomaxilar facilita la restauración de la proyección malar y estabiliza la altura del complejo cigomático; sin embargo, la capa de tejido blando que lo protege suele ser muy fina y se debe fijar con una placa de menor perfil. Por último, la reducción y fijación del RIO define el volumen orbitario y la anchura facial. El RIO no aporta buena calidad ósea para fijar una placa de osteosíntesis y la piel adyacente también es lo suficientemente fina como para que se palpe una placa gruesa, por lo que al igual que en la unión cigomaticofrontal, aquí también se emplean placas de perfil mas bajo. En fracturas conminutas pueden existir pérdidas importantes de huesos que deben ser reconstruidos. Los arbotantes deben ser reconstruidos con injertos en caso de pérdida ósea, con el objeto de mantener la dimensión vertical y transversal del tercio medio. La reconstrucción se lleva a cabo en primer lugar con injertos de hueso autologo de calota craneal (el más empleado) o de cartilago costal. En suelo y paredes orbitarias, los defectos han de reconstruirse dependiendo del grado de conminución y perdida osea para recuperar el volumen orbitario y evitar el enoftalmos y la distopia ocular. Se pueden emplear materiales autólogos, homólogos, heterólogos, biosinteticos y aloplasticos. En caso de 23 pérdida de suelo orbitario > 50 % se recomienda emplear hueso autologo de calota craneal o materiales sintéticos para su reconstrucción. Los injertos autologos incluyen además, cresta iliaca, cartílago costal o cartílago del tabique nasal. Defectos más pequeños permiten utilizar materiales homólogos aloplasticos que impidan la herniación del tejido orbitario. Si la pérdida no permite sostener el material se pueden emplear mallas de titanio ancladas al RIO. Las fracturas del complejo cigomático siempre incluyen los rebordes orbitarios inferior y lateral. El suelo de orbita es una parte significativa del complejo cigomático que requiere especial atención y con frecuencia tratamiento quirúrgico. El manejo conservador frente a quirúrgico del suelo de la órbita sigue siendo tema de controversia. En general, se puede decir que las indicaciones para la exploración ante fracturas de suelo orbita incluyen: evidencia de herniación de tejido orbitario por TC, enoftalmos, distopia, diplopía incapacitante que no mejora tras 1 o 2 semanas y un test de ducción forzada positivo. La exploración orbitaria es generalmente segura siempre que la disección se realice entre el hueso y el periostio. Complicaciones Las complicaciones asociadas al tratamiento de fracturas del complejo cigomático o aisladas de arco cigomático, a pesar de ser poco frecuentes deben ser reconocidas por el cirujano. Parestesia infraorbitaria. La hipostesia tras traumatismo suele recuperarse tras 3‑6 meses. La incidencia de alteraciones sensoriales del nervio infraorbitario 24 varía según estudios del 18 al 83 % tanto tras reducción cerrada como tras reducción abierta y fijación. Diplopía y enoftalmos. La visión doble, sobre todo en la mirada superoexterna, es debida principalmente a una situación posterior del globo ocular. Es una de las complicaciones oftalmológicas más frecuentes y tiene su mayor incidencia en casos de fracturas tipo blow‑out. Las causas principales de diplopía incluyen edema, hematoma, lesión de nervios craneales III, IV o VI, y atrapamiento de músculos extraoculares y tejido orbitario. Las tres primeras pueden resolverse sin intervención, pero el atrapamiento muscular o de tejidos requiere exploración y reducción del tejido herniado. El enoftalmos es una de las complicaciones más problemáticas y se debe generalmente al aumento del volumen orbitario. Asimetría y falta de unión. Indica reducción o estabilización inadecuada. La falta de proyección del cuerpo cigomático fracturado se debe a una reposición inadecuada en sentido anteroposterior, y la anchura inadecuada a una reducción incorrecta del arco cigomático. La falta de unión que se diagnostique tras 6 semanas de haberse producido la lesión debe corregirse con el empleo de materiales aloplasticos, injertos o nuevas osteotomías si es necesario. Trismo. La causa más frecuente es el pinzamiento del cuerpo cigomático con la apófisis corónoides, aunque también puede deberse a anquilosis fibrosa o fibroosea.Esta complicación se diagnostica mediante TC. El tratamiento más común es la coronoidectomia. Si existe falta de reducción del arco cigomático, puede ser necesaria nueva osteotomía y reducción. 25 Mal posición del párpado inferior y ptosis de tejidos blandos. Son complicaciones debidas a la técnica quirúrgica, por lo que se deben conocer y prevenir en la medida de lo posible. Otras complicaciones menos frecuentes incluyen el hifema traumático, neuropatía óptica traumática, el síndrome de fisura orbitaria superior y la hemorragia retrobulbar. Se trata de complicaciones menos frecuentes pero que pueden poner en riesgo la visión. La exploración y el tratamiento deben incluir siempre a un oftalmólogo y puede quedar en un segundo plano el tratamiento de las fracturas. 26 CRITERIOS DE INCLUSIÓN • Pacientes del Hospital General Dr. Rubén Leñero. • Atendidos entre el 1 de enero del 2009 y el 31 de diciembre del 2014. • Cualquier edad y sexo. • Presentaron traumatismo y fractura facial. • Recibieron su atención medico quirúrgica en esta institución. CRITERIOS DE EXCLUSIÓN • Pacientes con atención previa en otra institución. • Pacientes que abandonaron o no completaron adecuadamente su tratamiento. • Pacientes que se encuentren actualmente en estudio o seguimiento. • Pacientes que aún no reciben su alta medica CRITERIOS DE ELIMINACIÓN • Expedientes incompletos o no encontrados en el archivo del Hospital General Dr. Rubén Leñero. 27 DISEÑO DE ESTUDIO Estudio retrospectivo, descriptivo, analítico, observacional, transversal en pacientes con manejo médico quirúrgico para fracturas de complejo malar en cirugía plástica y reconstructiva del Hospital general Dr. Rubén Leñero. VARIABLES VARIABLE TIPO DEFINICIÓN OPERACIONAL Edad Independiente Años de vida del paciente al momento de la atención Sexo Independiente Género al que pertenece el paciente Procedencia Independiente Sitio en el que radica el paciente por entidad federativa. Etiología Independiente Causa principal que ocasiona la fractura de complejo malar Lesión principal Dependiente Tipo de fractura que presenta el paciente en el complejo malar. Sitio Independiente Lado facial en que ocurrió la fractura Lesiones asociadas Independiente Afecciones a otros órganos o sistemas ocurridas concomitante a lesión principal Manejo Independiente Tipo de manejo recibido por el paciente conservador o quirúrgico 28 MATERIAL Y MÉTODOS • Departamento de estadística del Hospital General Dr. Rubén Leñero. • Registro del Catálogo Internacional de Enfermedades CIE-10. • S02 FRACTURAS DE HUESOS DEL CRÁNEO Y DE LA CARA • S02.3 FRACTURA DEL SUELO DE LA ORBITA • S02.4 FRACTURA DEL MALAR Y MAXILAR SUPERIOR • S02.7 FRACTURAS MÚLTIPLES DE HUESOS DE LA CARA • S02.8 FRACTURAS DE OTROS HUESOS DE LA CARA • Archivo clínico del Hospital General Dr. Rubén Leñero. • Expedientes de todos los casos registrados en el departamento de estadística. Estancia hospitalaria Independiente Días que trascurre en hospitalización el paciente desde su llegada hasta su egreso 29 • Hoja de Recolección de datos (Anexo 1) para obtención de datos de cada expediente. • Captura de datos en equipo de cómputo genérico • Análisis de datos mediante estadística descriptiva • Presentación de estadística por variable en tabla y grafica • Análisis de los resultados CONSIDERACIONES ÉTICAS Este estudio no presenta problemática ética, estudio retrospectivo basado en datos de expediente clínico. 30 RESULTADOS Se incluyeron los datos registrados en el s istema de estadíst ica del hospital, tal y como fue descrito previamente según el catalogo internacional de enfermedades, incluyendo todo t ipo de fracturas faciales, teniendo un total de 19 en 2009, 9 en 2010, 32 en 2011, 21 para 2012 y 26 para 2013, siendo un total de 107 lesiones fracturas faciales durante el periodo de 5 años (Tabla 4). Tab la 4 2009 2010 2011 2012 2013 TOTAL S02.3 7 1 4 6 3 21 S02.4 7 4 10 4 10 35 S02.7 0 0 0 0 0 0 S02.8 5 4 18 11 13 51 TOTAL 19 9 32 21 26 107 De este total, se examinaron los expedientes para extraer únicamente las correspondientes a fracturas de complejo orbito malar o las clasif icadas como fracturas de reborde y piso de orbita ya que se incluyen en las nuevas clasif icaciones antes mencionadas como fracturas de complejo malar (Tabla 5). 31 Tab la 5 En este últ imo total se excluyeron igualmente los expedientes incompletos, no encontrados o con datos no legibles en los cuales no fue posible obtener los datos necesarios, el total por año fue de 9 para 2009, 4 para 2010, 11 para 2012, en 2013 7 casos y 11 en 2014. El total de casos en estudio fue de 42 expedientes c línicos de pacientes con fracturas de complejo malar. La distribución por sexo fue de la siguiente manera (Graf ico 1), 38 pacientes masculinos y 4 pacientes femeninos. Graf ico 1 90.40% 9.60% Sexo Masculino 38 casos Femenino 4 casos 2009 2010 2011 2012 2013 TOTAL S02.3 4 1 3 3 2 13 S02.4 5 3 8 4 9 29 S02.7 0 0 0 0 0 0 S02.8 0 0 0 0 0 0 TOTAL 9 4 11 7 11 42 32 El estudio de la procedencia de los pacientes atendidos en nuestra unidad hospitalaria muestra la dicotomía entre originarios de la Ciudad de México y del Estado de México con un 50% por lado (Graf ico 2). Gra f ico 2 La distribución por grupo etario, mostro una clara tendencia a la distribución sobre la tercera década de la v ida con su máxima incidencia y un segundo pico sobre los 40 años de edad, se muestran en la siguiente grafico 3. Gra f ico 3 50% 50% Origen Distrito Federal 21 casos Estado de México 21 casos 0 2 4 6 8 10 12 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 Edad Edad 33 La etiología encontrada con mayor frecuencia en nuestro medio fueron las agresiones directas con 27 casos, seguida de accidente automovilístico en 8 pacientes, 5 caídas de propia altura, una lesión de arma de fuego y una lesión deportiva (Grafico 4). Grafico 4 El tipo de lesión correspondió en mayor medida a fracturas en el reborde orbitario inferior y piso de la órbita correspondientes a la clase A3 (14 casos, 7 por lado) de la clasificación de Marcus Zingg utilizada preferentemente en este estudio por ser la de mayor aceptación actual y correspondiente con los hallazgos quirúrgico tomográficos; en segundo lugar 10 casos de fractura A1 (arco cigomático), 7 izquierdos y 3 derechos; 9 casos de fractura mulifragmento (tipo C) 8 izquierdos y 1 derecho; seis casos en monofragmento o tetrápode (clase B) con 4 izquierdos y dos derechos; finalmente se presentaron 3 casos derechos del tipo A2 correspondiente a reborde orbitario lateral (Grafico 5). 0 5 10 15 20 25 30 Ac ci de nt e Au to m ov ili st ic o Ag re sio n Di re ct a Pr oy ec til d e Ar m a de F ue go Le sio n De po rt iv a Ca id a 8 27 1 1 5 Etiología Etiología 34 Grafico 5 Las lesiones asociadas encontradas a este tipo de traumatismos faciales con fractura fueron 6 traumatismos craneoencefálicos de los cuales solamente dos recibieron la valoración correspondiente por el servicio de neurocirugía; 5 casos de lesión ocular asociada con dos pacientes que recibieron valoración oftalmológica; un caso de fractura de mandíbula valorada por el mismo servicio de cirugía plástica y una fractura de radio valorada por el servicio de ortopedia (Grafico 6). 0 2 4 6 8 10 12 14 A1 A2 A3 B C 3 0 7 2 1 7 3 7 4 8 Izquierdo Derecho 35 Grafico 6 Del total de pacientes-expedientes analizados, se encontró al 92.8% (39 casos) con manejo quirúrgico de algún tipo, mientrasque solo el 7.2% de los casos (3) recibieron manejo conservador en que no se emplearon técnicas reconstructivas (Grafico 7). Grafico 7 El tipo de manejo quirúrgico predominante fue la reducción abierta de las fracturas con fijación interna mediante miniplacas de titanio en prácticamente la totalidad de los casos, 38; mientras que la reducción abierta sin fijación se realizó en un caso, representando 2.6% del total. (Grafico 8). Casos Valorados0 2 4 6 Le sió n O cu la r Tr au m at ism o Cr an eo en ce fa lic o Fr ac tu ra M an di bu la Fr ac tu ra Ra di o 5 6 1 1 2 2 1 1 92.80% 7.20% Manejo Quirurgico 39 casos Conservador 3 casos 36 Grafico 8 La estancia hospitalaria presento variaciones entre uno y veintiséis días, con una distribución máxima entre uno y 15 días y el pico máximo hacia los 9 días con 10 casos, se representa en la siguiente grafica 9. Grafico 9 Solo se presentó complicación en dos de los pacientes-expedientes estudiados; un caso de anisocoria manejado durante 6 meses por oftalmología hasta su resolución y un caso de infección de sitio quirúrgico manejado y resuelto durante el mismo internamiento. 97.40% 2.60% Manejo Quirurgico Reduccion Abierta Fijación Interna Miniplacas 38 casos Reducción Abierta Sin Fijación 1 caso 0 2 4 6 8 10 12 1 3 6 9 12 15 18 21 23 26 Estancia Hospitalaria Estancia Hospitalaria 37 DISCUSIÓN De acuerdo a los datos obtenidos en nuestro medio encontramos que este tipo de lesiones se presentan con mayor frecuencia en la tercera década de la vida y con una clara predominancia en varones, tal y como lo describe la literatura mundial. Se atiende por igual pacientes del Estado de México y la Ciudad de México. A diferencia de los datos reportados en la literatura mundial, en nuestro hospital se atienden más del 50% de fracturas faciales como consecuencia de agresiones por otras personas, dejando los accidentes automovilísticos y lesiones deportivas en segundo plano, mientras que en países desarrollados estas dos entidades son responsables de la mayoría de las lesiones de este tipo. En los últimos 5 años el servicio utilizo la clasificación de Knight y Nort en 14 de 42 casos y la de Marcus Zingg en 10, el resto no recibió clasificación y se realizó la misma en base a las imágenes o hallazgos quirúrgicos reportados. El tipo de fractura más frecuente es de piso y reborde orbitario inferior, relacionado directamente con la etiología de las lesiones por traumatismo directo. 38 El 31% de estas lesiones tiene además lesiones asociadas debido a la alta energía necesaria para las mismas; la más frecuente es traumatismo craneoencefálico seguido de trauma ocular. Sin embargo menos del 50% de las lesiones asociadas reciben valoración por Neurocirugía u Oftalmología. El tratamiento conservador se aplica en menos del 10% de lesiones, ya que prácticamente la totalidad recibió manejo quirúrgico, y de este todas excepto una se realizó con reducción abierta más fijación interna con miniplacas de titanio. El promedio de estancia hospitalaria es de 8 días con mínimo de 1 y máximo de 26 días, presentando menos de 5% de complicaciones, todo esto corresponde a los datos reportados en general en la literatura, tomando en cuenta que en nuestro medio, el paciente es generalmente quien corre con el gasto del material de osteosíntesis y ello puede retrasar el procedimiento quirúrgico y por consiguiente los días de hospitalización. CONCLUSIONES Nuestro hospital, como centro de referencia en la Ciudad de México para padecimientos que requieren valoración y manejo por el servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva, incluido el trauma maxilofacial, recibe gran cantidad de fracturas faciales, con la desafortunada etiología principal de agresión por terceras personas, algo visto día a día en la consulta de urgencias. 39 En este estudio se demostró las diferencias que existen entre la literatura mundial reportada y la local, principalmente por la causa de estas lesiones, lejanas de las etiologías de países desarrollados; de la misma manera se observa la alta incidencia en habitantes en edad productiva y la amplia distribución de los días hospital consumidos por esta patología, la adquisición por parte del paciente del material necesario para la fijación y estabilización de las fracturas aunado al bajo nivel socioeconómico de nuestra población hospitalaria retardan la pronta intervención quirúrgica y prolongan la estancia y por lo tanto la recuperación y retorno a actividades productivas. Se observó una mejoría año con año en cuanto a los datos completos encontrados en los expedientes clínicos así como un aumento en la clasificación de lesiones orbitomalares, tratándose de los últimos dos años del estudio donde se obtuvo mayores datos y con mejor claridad en la revisión del expediente clínico, continuando el exhorto en el servicio a continuar con la mejora. La alta incidencia encontrada de manejo de fracturas faciales en general y de alteraciones orbitomalares presentan un escenario favorable para el medico en formación en la especialidad de Cirugía Plástica y Reconstructiva en nuestra institución, ya que al tratarse de Hospital escuela se accede con frecuencia a valoraciones clínicas y radiológicas complementadas con el manejo quirúrgico de estas patologías, lo que resuelta en una formación académica de calidad en el ámbito maxilofacial al igual que con la mayoría de los programas de estudio de la especialidad. 40 BIBLIOGRAFÍA 1. Chen CT, Lai JP, Chen YR, Tung TC, Chen ZC, Rohrich RJ. Application of endoscope in zygomatic fracture repair. Br J Plast Surg 2000: 53: 100–105. 2. Czerwinski M, Lee C. The rationale and technique of endoscopic approach to the zygomatic arch in facial trauma. Facial Plast Surg Clin North Am 2006: 14: 37–43. 3. Gosain AK, Sewall SR, Yousif NJ. The temporal branch of the facial nerve: how reliably can we predict its path? Plast Reconstr Surg 1997: 99: 1224– 1233. 4. Guven O. Self-curing acrylic in treatment of unstable zygomatic arch fracture. J Nihon Univ Sch Dent 1988: 30: 141–144. 5. Kobayashi S, Sakai Y, Yamada A, Ohmori K. Approaching the zygoma with an endoscope. J Craniofac Surg 1995: 6: 519–524. 6. Lee CH, Lee C, Trabulsy PP, Alexander JT, Lee K. A cadaveric and clinical evaluation of endoscopically assisted zygomatic fracture repair. Plast Reconstr Surg 1998: 101: 333–345. 7. Ozyazgan I, Gu¨nay GK, Eskitascioglu T, Ozko¨se M, Coruh A. A new proposal of classification of zygomatic arch fractures. J Oral Maxillofac Surg 2007: 65: 462–469. 8. Turan A, Kul Z, Haspolat Y, Isler C, Ozsoy Z. Use of tracheal tube in isolated fractures of the zygomatic arch. Plast Reconstr Surg 2004: 114: 1005–1006. 9. Werner JA, Frenkler JE, Lippert BM, Folz BJ. Isolated zygomatic arch fracture: report on a modified surgical technique. Plast Reconstr Surg 2002: 109:1085– 1089. 41 10. Yamamoto K, Murakami K, Sugiura T, Fujimoto M, Inoue M, Kawakami M, Ohgi K, Kirita T. Clinical analysis of isolated zygomatic arch fractures. J Oral Maxillofac Surg 2007: 65: 42 ANEXO 1 HOJA DE RECOLECCION DE DATOS FRACTURAS DEL COMPLEJO MALAR 1. NOMBRE 2. EXPEDIENTE 3. EDAD 4. SEXO a. MASCULINO b. FEMENINO 5. PROCEDENCIA a. DISTRITO FEDERAL b. ESTADO DE MEXICO c. OTRO________________ 6. ETIOLOGIA a. ACCIDENTE AUTOMOVILISTICO b. AGRESION DIRECTA c. PROYECTIL DE ARMA DE FUEGO d. LESION DEPORTIVA e. OTRA ___________ 43 7. MARCUS ZINGG a. A – UN PILAR i. ARCO ii. REBORDE PARED LATERAL ORBITA iii. REBORDE PISO DE ORBITA b. B – MONOFRAGMENTO, TETRAPODE c. C – MULTIFRAGMENTO8. LESIONES ASOCIADAS a. ORBITA b. TRAUMATISMO CRANEOENCEFALICO c. OTRAS______________ 9. VALORACION a. OFTALMOLOGIA b. NEUROCIRUGIA c. OTROS_______________ 10. DIAGNOSTICO DE VALORACION 11. MANEJO a. QUIRUGICO b. CONSERVADOR 12. TRANSOPERATORIO a. MINIPLACAS b. CERCLAJE c. AMBOS d. OTRO 13. DIAS DE ESTANCIA HOSPITALARIA 44 14. COMPLICACIONES a. SI b. NO 15. TIPO DE COMPLICACION Portada Índice Introducción Planteamiento del Problema Antecedentes Justificación Objetivos Marco Teórico Criterios de Inclusión, Exclusión y Eliminación Diseño del Estudio Variables Material y Métodos Resultados Discusión Conclusiones Bibliografía Anexos
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