Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACION. HOSPITAL GENERAL DE MEXICO Gangrena de Fournier: tratamiento adyuvante con cámara hiperbárica, experiencia inicial en el servicio de Coloproctología en el Hospital General de México TESIS DE POSTGRADO QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE ESPECIALISTA EN: COLOPROCTOLOGíA P R E S E N T A: DR. DANIEL ENCISO PÉREZ ASESOR: DR. LUIS ENRIQUE BOLAÑOS BADILLO México, D.F 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 DR. JORGE FRANCISCO GONZALEZ MARTINEZ JEFE DE LA DIVISION DE ENSEÑANZA E INVESTIGACION HOSPITAL GENERAL DE MEXICO DR. BILLY JIMENEZ BOBADILA PPROFESOR TITULAR DEL CURSO DR. LUIS ENRIQUE BOLAÑOS BADILO ASESOR DE TESIS 3 AGRADECIMIENTOS Agradezco a Dios por permitirme terminar este viaje A mis padres por enseñarme a encarar las adversidades sin perder nunca la dignidad ni desfallecer en el intento; a mi madre que lo ha dado todo. A los dos porque me enseñaron que la mejor herencia no son los bienes materiales si no la educación Agradezco a mis maestros por su ejemplo de trabajo, dedicación y esfuerzo incansable; A mi tutor: me enseño no solo el fino arte de la cirugía colorrectal, a como dirigirme con mis pacientes, por entregarse con pasión y empeño en la enseñanza. A mis compañeros, una disculpa por mis locuras, gracias por su amistad, y por lo que he aprendido de ustedes, GRACIAS. 4 INDICE 1. Introducción. . . . . . . . . 5 2. Marco teórico . . . . . . . . 7 3. Planteamiento del problema . . . . . . 29 4. Justificación . . . . . . . . 30 5. Hipótesis . . . . . . . . 31 6. Objetivos . . . . . . . . 31 a. Objetivo general . . . . . . . 36 b. Objetivos particulares . . . . . . 36 7. Material y métodos . . . . . . . 32 a. Tipo de estudio . . . . . . . 33 b. Universo y muestra del estudio . . . . 33 c. Criterios de inclusión, exclusión y eliminación . . 33 d. Análisis estadístico . . . . . . 34 8. Resultados . . . . . . . . 35 9. Discusión . . . . . . . . 42 10. Conclusiones . . . . . . . . 46 11. Bibliografía . . . . . . . . 47 5 Introducción La gangrena de Fournier es un padecimiento que ha acompañado a la raza humana desde tiempos ancestrales1, también llamada fascitis necrotizante perineal o gangrena gaseosa, es una infección progresiva del periné y genitales que amenaza la vida potencialmente2; Es una entidad patológica que a través del tiempo ha demostrado ser uno de los retos mas importantes y difíciles de resolver para el cirujano en general y particularmente al cirujano colorrectal.3 Caracterizada por ser una infección localizada de los tejidos blandos de la piel, a menudo respetando las estructuras musculares profundas y los órganos internos, que produce una necrosis tisular de progresión muy rápida, 1,5 a 2 cm/hora, y que se propaga a través de las fascias regionales, es resultado de la sinergia en la infección polimicrobiana, y que se acompaña en todos los casos de sepsis.4 Sus focos causales se han descrito clásicamente en tres grupos, tracto genitourinario, región anorrectal y piel genital. Debido a sus diferentes presentaciones clínicas, los pacientes pueden encontrarse dentro de varios escenarios clínicos, desde una mínima manifestación cutánea, a una importante necrosis rápidamente progresiva asociada a sepsis y a complicaciones importantes incluida la muerte.5 El retraso en el diagnóstico y tratamiento puede tener consecuencias letales y es por tanto, muy importante no menospreciar los síntomas aunque estos sean inespecíficos. Su incidencia es de 1 en 7500 casos y ha sido descrita en hombres y mujeres de todas las edades; esta enfermedad infecciosa tiene una alta prevalencia en países en vías de desarrollo.2,5 A pesar del advenimiento de nuevos antibióticos, adelantos en el diagnóstico y manejo de patologías predisponentes y comorbilidades, la tasa de mortalidad de la Gangrena de Fournier permanece en un rango del 20-‐ 67%.5 A través del tiempo se ha postulado la necesidad de realizar un temprano y adecuado manejo con desbridación quirúrgica, la cual ha sido la piedra angular del manejo, con un adecuado soporte multidisciplinario posquirúrgico. La realización de colostomía derivativa con el fin de desviar la materia fecal, manteniendo libre de patógenos al sitio de la lesión y cistotomía derivativa fue el manejo predilecto durante años. Esta 6 medida ha permitido un mejor manejo de la patología y una resolución más rápida del proceso infeccioso, pero con una alta morbimortalidad derivada del intento de reconexión de los estomas.3 Cabe mencionar que durante la era previa a los antibióticos, el manejo de estos pacientes era muy difícil a pesar del adecuado desbridamiento quirúrgico, presentando un elevado índice de mortalidad.3 Con la aparición de nuevos y más potentes antibióticos, la utilización de soluciones oxigenantes, la terapia con oxigeno al 100% en cámara hiperbárica, además de un adecuado apoyo nutricional y el manejo integral y multidisciplinario, seha logrado una mejoría en la sobrevida de estos pacientes. Actualmente la Gangrena de Fournier continua siendo prevalente en países como el nuestro. Es imperativo encontrar herramientas que nos permitan un manejo oportuno y adecuado que incluyan desde medios de prevención y detección de factores de riesgo, hasta alternativas terapéuticas dirigidas a la disminución de la mortalidad y morbilidad.5 7 Marco teórico Historia Es curioso que Jean Alfred Fournier (1832-‐1914) primer sifilologo francés, primer profesor de enfermedades cutáneas y sifilíticas en la Facultad de Medicina de París y el mas prominente venereólogo europeo de la segunda mitad del siglo XIX, paradójicamente se le recuerde por su descripción de la gangrena escrotal, una enfermedad que no tiene relación con la sífilis.4,6,7 La primera descripción de la gangrena escrotal fue atribuida a Avicena en 877 dC, se sospecha que el Rey Herodes el Grande de Judea la padeció.8 Baurienne en 1764, describió una necrosis perineal, al presentar el caso de un niño que había sido cornado por un toro. Cuatro días después, el niño fue admitido en el hospital con un escroto enormemente hinchado, doloroso y necrosis tisular. El paciente ·se recuperó después de realizársele incisiones en el escroto. Leverett Hubdard (1786), Edward Luttrell (1779), y Hebler (1848) describieron observaciones similares en sus pacientes.6 Fournier en 1883 reporto 5 casos, de un tipo de gangrena necrosante, rápidamente progresiva, de inicio repentino, en genitales de pacientes jóvenes del sexo masculino, sanos sin causa aparente, morbilidad excesiva, con 100% de mortalidad, los puntos cardinales de esa descripción incluían: 1. Inicio súbito en un hombre joven previamente sano. 2. Progresión rápida de la enfermedad. 3. Ausencia de una causa definitiva8; Fulminante y abrumadora eran las palabras que Fournier utilizo para referirse a esta enfermedad, causas bien conocidas de la enfermedad en ese momento eran la diabetes, la fiebre tifoidea, la malaria, y diferentes formas de trauma.9,10 Más adelante, los trabajos de Mc Crean en 1945 y de Wilson en 1952, demostraron la presencia de lesión en las fascias aponeuróticas, describiendo la fisiopatología de este padecimiento, designándose entonces como fascitis necrotizante perineal, gangrena estreptocócica, flemón periuretral, gangrena genito-‐perineal, fagedeno y celulitis necrotizante sinergista, pero más a menudo fue llamada gangrena del escroto.3,8 8 Clasificación Se ha buscado abarcar todas las infecciones necrotizantes bajo un mismo rubro y abogar por un enfoque igual sobre todas ellas que utilice los mismos principios para las estrategias de diagnóstico y tratamiento bajo el término "infecciones necrotizantes de tejidos blandos". Las infecciones necrotizantes de tejidos blandos (NSTIs por sus siglas en ingles) son infecciones fulminantes de cualquier capa del compartimiento de los tejidos blandos asociados con necrosis generalizada, toxicidad sistémica y una alta tasa de mortalidad si no se trata a tiempo. Fueron descritos por primera vez por Jones en 1871 y en aquel momento se les denominaba "gangrena hospitalaria". La incidencia de este tipo de infecciones en los Estados Unidos de América se estima en alrededor de 500-‐1500 casos por año. Las tasas de mortalidad se han informado de alrededor de 25%, aunque es más alta en algunos estudios.11 Tabla 1. Clasificación basada en las características microbiológicas Tipo Especificaciones % de presentación Ejemplos comunes I Infecciones poli microbianas 80% Gangrena de Fournier Angina de Ludwig II Usualmente mono microbiana 15% Infecciones por Sreptococcus Grupo A β-hemolítico y S. Aureus III Clostridios formadores de gas y mionecrosis 5% Cl. perfingrens La gangrena de Fournier y la angina de Ludwig son las formas más comunes que representan hasta el 80% o más de todos las NSTIs, son en su mayoría infecciones polimicrobianas que tienen una combinación de aerobios, anaerobios y aerobios facultativos/anaerobios. Definición La avalancha de factores etiológicos desde la descripción original ha llevado a intentos de redefinir la Gangrena de Fournier. En 1955 Campbell y en 1962 Kilby sugirieron que la “verdadera” gangrena de Fournier debería ser reservada para aquellos casos en 9 los que no pudiera establecerse su etiología; Bahl y cols., sostuvieron que el epónimo Fournier debería reservarse para los casos raros fulminantes idiopáticos mientras a los demás se les llamara fascitis necrotizante de los genitales secundaria a la causa subyacente cualquiera que fuese. Esta opinión fue apoyada por Benizri y cols. Algunos autores han tratado de clasificar la condición en primaria y secundaria; primaria indica que no tiene etiología aparente. Con el creciente aumento de causas de sepsis en la gangrena de Fournier, Bajanga sugirió que es poco probable que esta clasificación permita el avance en curso del manejo de la enfermedad. Thadepalli y cols. propusieron el término gangrena genital polimicrobiana. Ciertos grupos han sido excluidos de esta definición por algunos autores; Frydenberg describió un caso de gangrena seca en el pene de un diabético sugiriendo que no se trataba realmente deuna gangrena de Fournier debido a que no se aislaron microorganismos.8 Según Martin y col, la Fascitis necrotizante (NF) es esencialmente una "grave inflamación de la vaina del músculo que lleva a la necrosis del tejido subcutáneo y la fascia adyacente, que es difícil de diagnosticar a tiempo y aún más difícil de gestionar con eficacia.12 Smith y cols. propusieron una definición de compromiso de la gangrena de Fournier (GF) como “una fascitis necrotizante infecciosa de la región perineal, genital o perianal9.” Esta definición incluye a hombres de todas las edades así como a mujeres y niños; dos grupos no incluidos en el reporte de Fournier9. 10 Microbiologia La gangrena de Fournier usualmente es causada por infecciones polimicrobianas de vida saprofita, en la parte distal del recto y el área perineal. Aparentemente, el origen de la infección (recto, urinario o dermatológico) nada tiene que ver con las bacterias que se cultivan. Estos patógenos normalmente poseen una virulencia baja, pero en este tipo de infecciones, la virulencia microbiana sobrepasa el sistema de defensa del huésped. Su acción sinérgica se ve activada, es entonces que estas bacterias pueden adquirir un comportamiento extremadamente destructivo y una conducta altamente virulenta. En la mayoría de los casos, la infección característica es una combinación de aerobios y anaerobios, con un promedio de tres bacterias cultivadas en cada paciente diagnosticado. En algunos pacientes, los anaerobios no siempre son cultivados, pero esto es probablemente secundario a una técnica inadecuada de recolección de las muestras o a un procesamiento inadecuado de las mismas. Existe únicamente un pequeño porcentaje de pacientes en los que no se identifican bacterias dentro de los cultivos de las secreciones de heridas. Debido a que esta infección es causada por bacterias que se consideran flora normal del periné, la mayoría de los cultivos presentan crecimiento de Escherichia coli, estafilococos, estreptococos y Proteus. Las especies aerobias comunes aislados a partir de estas infecciones son los estreptococos, estafilococos, enterococos, y la familia de bacilos Gram-‐negativos. Especies de Bacteroides son los anaerobios más comúnmente implicados. Los hongos proliferan ante la presencia de hierro quelado, raramente, algunas especies de Cándida pueden ser responsables de esta infección.3,11 11 Etiología. La etiología de esta enfermedad no ha sido completamente dilucidada.7 Las causas más comunes de la gangrena de Fournier son infecciones ano rectales, del tracto genitourinario o trauma del mismo, o lesiones de la piel en el área genital o perineal. Las infecciones perineales son la causa única más común (19 a 50% de los casos), aunque puede también estar aunada a infección primaria o secundaria a cirugía perianal.3 La sepsis proveniente de un foco urinario se esparce de la uretra al cuerpo. De aquí una difusión proximal a través del canal inguinal puede involucrar la pared abdominal, mientras un diseminación distal involucra el escroto pero respeta los tejidos perianales. La sepsis proveniente de un foco anorrectal se esparce al periné y después al escroto, antes de involucrar la pared abdominal. Edmondson y cols. sugieren que tanto las infecciones uretrales como perirectales finalmente alcanzan el espacio perineal superficial, produciendo posteriormente el mismo patrón de la enfermedad, independientemente de la causa.8,13 En aquellos casos en los que el origen de la infección no puede ser determinado por examen físico, se debe sospechar una etiología de origen abdominal y requiere de investigación, dado que esto puede cambiar de manera significativa el tipo de manejo clínico requerido. Las posibles fuentes abdominales incluyen apendicitis, diverticulitis, cáncer de colon, enfermedad de Crohn o hernias incarceradas. Se han reportado casos de GF, en situaciones raras tales como ruptura de neo vejiga ileal. Aún en los reportes más recientes se han mencionado un gran número de casos de GF de origen desconocido. En algunos de estos casos, la cantidad de necrosis al momento de la presentación enmascara la causa primaria de infección. En estos casos, una causa cutánea puede ser la responsable.3 12 Factores de riesgo De manera frecuente, e independientemente de la causa primaria, estos pacientes presentan factores comórbidos asociados. La inmunidad del huésped se ve alterada con hipoxia tisular local como en la aterosclerosis, quemaduras, cáncer u otros estados inmunocomprometidos, el alcoholismo crónico, fumar provoca vasoconstricción, inhibiendo el suministro de nutrientes y oxígeno a la regeneración de los tejidos, y es a menudo la principal causa de la arteriosclerosis, el uso de corticosteroides, hipoalbuminemia, uso indebido de drogas, como heroína, por vía intravenosa, la desnutrición, la obesidad, la diverticulitis oculta, enfermedad vascular periférica, infecciones postquirúrgicas, y el trauma local predisponen a NSTIs. Las Infecciones clostridiales pueden ocurrir después de una cirugía intestinal, el abuso de drogas o en las complicaciones obstétricas. En la mayoría de las series la edad promedio de presentación está entrelos 40 a 61 años probablemente debido a los factores de riesgo más prevalentes a esta edad.5,14 Aquellos pacientes inmunosuprimidos crónicamente están en un rango de mayor mortalidad y tienen con frecuencia cultivos monomicrobianos, pacientes post-‐ trasplantados, post-‐quimioterapia, inmunosupresión y terapia con esteroides, insuficiencia renal grave. Los resultados de cultivos son usualmente diferentes en aquellos pacientes inmunosuprimidos con respecto a pacientes con inmunidad conservada. La sepsis perianal se presenta comúnmente en pacientes con síndrome de inmunodeficiencia humana (SIDA), especialmente en hombres homosexuales, la gangrena de Fournier puede ser una complicación severa o la primera manifestación de inmunosupresión en pacientes que previamente desconocían su diagnóstico de SIDA.3,15 La diabetes mellitus es la condición comórbida más comúnmente asociada a este padecimiento en un rango del 20-‐70%.3) Los pacientes diabéticos son portadores de un gran número de bacterias en la piel debido a su situación de inmunocompromiso, lo cual los predispone a infecciones cutáneas. Además, ellos presentan alteraciones en la quimiotaxis, fagocitosis y funciones de células inmunes asesinas-‐naturales (NK). Por si esto fuera poco, la angiopatía diabética puede afectar a la circulación en las áreas 13 afectadas, facilitando así la infección por organismos anaerobios. pero aún existe controversia en cuanto a si o no, la diabetes mellitus se asocia con una mayor mortalidad. En un estudio realizado por Barreda et al y Yanar et al no hubo un aumento en la mortalidad en los pacientes diabéticos.11 En su estudio, Nisbet y Thompson llegaron a la conclusión de que la diabetes es un factor de riesgo para la aparición de GF, pero que no afecta el pronóstico, pero si se asocia con alcoholismo crónico el pronóstico cambia radicalmente 3. Anatomía. La infección resultante de la gangrena de Fournier se origina en las áreas genital o perianal y rápidamente se disemina a través de los planos faciales, habitualmente en cuestión de horas. El plano superficial más importante del periné es la fascia de Colles, la cual se continúa con la fascia del dartos, del escroto y el pene, se fusiona con el diafragma urogenital. La fascia de Colles rodea el pene y continua superiormente para convertirse en la fascia de Scarpa del abdomen. Cualquier infección que se origine en ésta área perineal puede, entonces, involucrar rápidamente la piel del escroto, pene y el plano superficial de la pared abdominal. Lateralmente, la diseminación de la infección se limita por los ligamentos de la fascia de Colles hacia el tubérculo púbico y la fascia lata. La fascia de Buck rodea el aspecto profundo del pene, y la infección que se origine a causa de trauma uretral o a partir de las glándulas peri uretrales, puede permanecer limitada por la porción ventral del pene. Si la fascia de Buck se interrumpe por lesión o infección, la fascitis puede alcanzar el plano del dartos y la fascia de Colles, involucrando la totalidad del periné y la pared abdominal. El aspecto posterior del periné se limita superiormente por los músculos que conforman el elevador del ano, los cuales se fusionan con el esfínter anal externo. Si el aparato esfinteriano se encuentra dañado a causa de una infección primaria o por infección necrotizante, la infección puede diseminarse a lo largo del recto en el espacio pre sacro, recto vesical y en el tejido perirectal. Esto puede involucrar el espacio retroperitoneal hasta el nivel del abdomen superior, y, en raros casos, la región paravertebral, incluso hasta el cuello. Finalmente, la infección puede penetrar 14 en la cavidad peritoneal, causando eventualmente peritonitis difusa. Los testículos rara vez participan ya que se suministran principalmente por ramas directas de la aorta abdominal. 3,4,6 Las ramas de la arteria epigástrica y las arterias ilíacas circunflejas proporcionan el riego vascular inferior de la pared abdominal anterior. Por otra parte, las ramas de las arterias pudendas internas y externas proporcionan la vascularidad de la pared escrotal. Con la excepción de la arteria pudenda interna, cada uno de estos vasos viaja dentro de la fascia de Camper y por tanto, puede trombosarse en la progresión de la enfermedad. 4 Fisiopatología El mecanismo de infección es multifactorial y se explica adecuadamente si diferentes bacterias contribuyen con la infección. Los organismos bacteroides producen colagenasa y heparinasa, mientras que los organismos aeróbicos inducen a la agregación plaquetaria y fijación del complemento, procesos que, en conjunto, pueden llevar a trombosis micro-‐vascular con necrosis dérmica subsecuente. La cápsula estreptocócica y la proteína M, la proteína F, streptolisina O, hialuronidasa, estreptoquinasa y exotoxinas pirogénicas tienen su papel específico en la patogenia de las infecciones estreptocócicas. La leucocidina Panton-‐Valentine del estafilococo, alfa-‐ hemolisina y modulinas solubles en fenol son responsables de la patogénesis de las infecciones por estafilococos. El Clostridium induce sus efectos deletéreos por las toxinas alfa, theta, y kappa.11 La acción delos fagocitos se ve severamente afectada dentro del tejido necrótico e isquémico, diseminando así la infección y la necrosis. Esto puede explicar el porque se observa con frecuencia líquido necrótico en lugar de líquido purulento en las heridas de este tipo de pacientes. 3 La necrosis resultante de la trombosis de la microvasculatura de los tejidos ocasionada por una endarteritis obliterante promovida por las diversas bacterias que encuentran condiciones favorables para reproducirse y causar su acción patógena, la baja concentración de oxígeno en estos tejidos son un excelente medio para la reproducción de los anaeróbios.1 La destrucción de los tejidos y la gangrena generalizada, junto con la liberación sistémica de las toxinas y los efectos adversos de 15 la liberación masiva de citoquinas contribuyen al fallo multiorgánico y una alta tasa de mortalidad.11 Incidencia y prevalencia La gangrena de Fournier (GF) es una enfermedad rara, reportado en la literatura con una incidencia de 1.6 casos por cada 100.000 hombres por año16–18, lo que representa menos del 0,02% de las admisiones a los hospitales.5,8 Su real incidencia es difícil de precisar, desde 1935 hasta 1980 es posible observar una disminución importante en los casos reportados, tal vez por la introducción de los antibióticos, pero desde ese año hasta el año 2010 se aprecia un aumento sostenido en la incidencia de esta patología, explicable tal vez, por el aumento en la expectativa de vida así como por la aparición de resistencia bacteriana natural a los antibióticos utilizados.9 La incidencia de la gangrena escrotal aumentó de manera espectacular en el siglo XX. Desde 1764 hasta 1978, hubo 386 casos reportados; de 1979 a 1988, 449 casos; y desde 1989 a 2000, 1100 casos; en una serie de casos publicada en México por López y col, se presento en 3.3 por cada 100,000.8,11 La relación hombre-‐mujer es 10:1. La edad media de presentación en los pacientes con GF es 50.9 años. Afecta cualquier edad incluso niños y neonatos pero la mayor incidencia ocurre después de la séptima década de la vida; la edad se ha relacionado con una mayor mortalidad, no obstante, en la mayoría de las series la edad no fue estadísticamente significativa entre los sobrevivientes y los no sobrevivientes9; se reconoce otra elevación de la incidencia entre la tercera y cuarta décadas de la vida con un curso más fulminante y agresivo en los pacientes inmunodeprimidos, por ejemplo, después de la quimioterapia antineoplásica o trasplante, y en pacientes con VIH/SIDA.1,5,7 Aparentemente este padecimiento se relaciona a niveles socioeconómicos bajos donde la desnutrición, el alcoholismo y las enfermedades crónicas y degenerativas, como la diabetes mellitus, no controladas son frecuentes y la disponibilidad de servicios médicos es poca; sin embargo, se presentan casos en todos los estratos sociales. Cuando se ha estudiado la distribución geográfica se considera que los países asiáticos y africanos son los que más padecen esta entidad sin embargo, el mayor número de casos reportados en la literatura son en Canadá y Estados Unidos, esto muy 16 probablemente se deba más al acceso a publicaciones internacionales por parte de los médicos que a una verdadera mayor incidencia en esos países del primer mundo.1 Por desgracia, la prevalencia de la enfermedad es tal que los médicos rara vez se convierten en lo suficientemente seguros con la GF como para poder proceder con el diagnóstico y tratamiento rápidos.19 Diagnostico El diagnóstico se basa en la exploración física, durante la cual, el origen de la infección en algunos pacientes puede ser establecida. Tal vez el mayor obstáculo en el diagnóstico precoz y el tratamiento es el cuadro clínico.11 El primer paso hacia el diagnóstico es tener un alto índice de sospecha, diagnósticos erróneos se han originado a menudo por una presentación inicial variable y signos y síntomas poco claros, es bastante difícil poder precisarlo con claridad pues los síntomas iniciales son de baja magnitud y pasan desapercibidos, a lo que se suma una rápida progresión del cuadro tóxico sistémico, por lo que los pacientes no lo refieren o lo hacen de manera poco precisa15. La característica más importante que necesita ser identificada en este tipo de infecciones de tejidos blandos es la presencia del componente necrotizante.11, pero la necrosis raramente es el primer signo, porque este es resultado de la trombosis de los vasos subcutáneos, siendo esta la manifestación más severa de la infección. Los hallazgos físicos iniciales de la GF suelen ser lesiones cutáneas eritematosas y equimóticas, la infección en las capas más profundas, finalmente, asciende, produciendo edema de las capas de la epidermis y la dermis, formando la característica piel de naranja y una firmeza tipo madera de los tejidos, con un pródromo variable de pocas horas a varios días12,20. Éstas lesiones pueden evolucionar rápidamente a bullas hemorrágicas, que indican la oclusión de los vasos sanguíneos profundos en la fascia del músculo o compartimentos, gangrena cutánea, déficit sensorial y motor resultante de la destrucción de la fascia y el nervio.Los pacientes en las últimas etapas de GF parecen apáticos, indiferentes a su entorno.9 El escenario clínico se aclara con el empeoramiento de la inflamación cutánea y subcutánea y con la presencia de la necrosis cutánea típica. Los derrames de gas 17 subcutáneo extensos, detectados como crepitación a la palpación caracterizan las infecciones por clostridios, el gas puede estar presente antes de que se palpe crepitación, se identifica en 19 a 64% de los pacientes, consiste de nitrógeno, hidrógeno y óxido nítrico. Con una descarga seropurulenta de mal olor tipo "agua de drenaje". Si no se tiene la sospecha y no se da manejo intensivo, la enfermedad avanza en sepsis, shock séptico y síndrome de falla multiorgánica.3,11,21 Una vez identificado el problema se debe hacer un diagnóstico presuncional de la causa, esto con el efecto de orientar el tratamiento integral.1 Los síntomas asociados, en más del 70% de los casos, son dolor perineal, sensación de aumento de volumen, fiebre y secreción de mal olor que mancha la ropa interior. Es imprescindible realizar un buen examen físico de la región perineal, con buena luz, para así poder observar la aparición de eritema, flictenas, focos de necrosis y crepitación. De acuerdo a Bocic y col9, 30% de los pacientes que habían consultado en otros centros de atención previamente no habían sido sometidos a un buen examen físico de la región9, en otro estudio incluyendo fascitis necrotizante en pacientes con infección por estreptococo b-‐hemolítico (GAS), el diagnóstico correcto se sospechó inicialmente en sólo el 2% de los ingresos.12 El foco colorrectal resulta ser el más frecuentemente precisado, con cifras que bordean el 50% de los casos, sin embargo, en el único meta-‐análisis publicado sobre esta patología, el dato más constante es que el origen más frecuente es dermatológico.1,12 Pueden existir a menudo anormalidades en las pruebas de laboratorio como consecuencia de la sepsis como leucocitosis mayor de 15,000/ml (80% de los casos). Frecuentemente se presenta anemia secundaria a la disminución de la producción de eritrocitos y por la trombosis. También puede presentarse hiponatremia, hiperglicemia, hipocalcemia, elevación de creatinina, coagulopatía e hipoalbuminemia. Los exámenes están dirigidos a identificar enfermedades concomitantes para poder ofrecer un tratamiento efectivo. Exámenes tales como urianálisis, urocultivo con antibiograma, cistouretroscopia, sigmoidoscopia, enema baritado y biopsia de tejido para identificar o excluir una malignidad pueden estar indicados. La exploración bajo 18 anestesia puede ser requerida. El examen bacteriológico del pus es esencial para identificar los organismos y su sensibilidad antimicrobiana. Si bien el diagnóstico parte de la historia clínica completa, puede ser necesario confirmar con estudios radiológicos. Las placas simples de pelvis o ultrasonido (US) pueden sugerir este diagnóstico. Sin embargo, la tomografía computada (TC) juega un papel fundamental en la evaluación por su mayor especificidad; permite evaluar con más precisión la extensión de la infección a través de las fascias superficiales y profundas, información crucial en la planeación del tratamiento quirúrgico apropiado y su seguimiento.21 La evaluación radiológica puede acelerar el proceso de diagnóstico en aquellos casos en los que el diagnóstico no es claro. Las placas simples de abdomen y pelvis pueden demostrar aire subcutáneo antes de que la crepitación sea palpable; se aprecia aumento de volumen y áreas radiolúcidas en los tejidos blandos asociadas con la presencia de aire. El gas se puede extender lateralmente al canal inguinal y hacia arriba a la pared abdominal anterior. La evidencia de gas entre las fascias se puede observar antes de que la crepitación sea palpable. El aire localizado en las fascias profundas raramente se observa, lo cual representa una desventaja importante de este método de imagen. El ultrasonido escrotal puede excluir otras causas de “escroto agudo”, se observa engrosamiento y edema de la pared del escroto, con focos ecogénicos y sombra sucia posterior debido a la presencia de gas; esto último se puede observar antes de que los datos clínicos lo sugieran. Además, puede existir hidrocele reactivo unilateral o bilateral. Los testículos y epidídimos suelen tener tamaño y aspecto normales debido a su aporte sanguíneo. También pueden ayudar a determinar una causa intraabdominal de la infección. La ausencia de aire subcutáneo en el periné o escroto no debe excluir el diagnóstico. La tomografía computada puede demostrar adelgazamiento de los planos aponeuróticos, con presencia de gas, edema de tejidos blandos, asimetría de las fascias de Colles y dartos, además de enfisema subcutáneo que puede extenderse al escroto, periné, región inguinal, pared anterior del abdomen, muslos y retroperitoneo, infiltración grasa, y eventual progresión de la infección intraabdominal o retroperitoneal. Debido a que una desbridación adecuada y realizada con prontitud 19 impacta positivamente en el pronóstico, una tomografía computada preoperatoria puede demostrar áreas involucradas que no son clínicamente evidentes y puede ser una herramienta diagnóstica muy importante.En casos de perforación colónica la TC no sólo muestra burbujas de aire extraluminales, también se puede observar la extravasación del medio de contraste administrado por vía entérica.21 La resonancia magnética pocas veces es utilizada en el diagnóstico de esta afección siendo más útil en el estudio de masas sólidas extra testiculares. En estos casos las secuencias en T2 permiten una mejor caracterización de la anatomía escrotal observando el testículo hiperintenso y la túnica vaginal hipointensa.21 Al examinar por abscesos intraabdominales, un examen negativo no debe impedir un desbridamiento posterior o laparotomía si están indicadas por otro motivo8. Morbí-‐mortalidad Las causas de muerte relacionadas con estos pacientes incluyen sepsis grave, falla orgánica múltiple, coagulopatía, insuficiencia renal aguda y cetoacidosis diabética. Como complicaciones posoperatorias se ha reportado el síndrome de dificultad respiratoria del adulto y la falla renal aguda, ambas consecuencia del estado séptico del paciente.21 En el pasado, la tasa de mortalidad en NTSIs era alta, tan alta como 46%, aunque se ha reportado la tasa de mortalidad que varía de 0% a 88%. Hace una década, el análisis agrupado determinaba que era casi el 34%, de 7 a 33%.21 Publicaciones más recientes reportan una mortalidad de 15 a 40%. En la actualidad, la morbilidad se sitúa en cifras que bordean el 30% y la tasa de mortalidad registrada en el Programa Nacional de Mejoramiento de la Calidad quirúrgica es sólo el 12%.3,11 Los principales factores pronósticos asociados a la mortalidad serían la edad del paciente, número de patologías concomitantes, la magnitud del compromiso séptico, foco de origen rectoanal y superficie cutánea comprometida.3 El tratamiento agresivo oportuno se asocia a una menor mortalidad. La diabetes mellitus y el SIDA no han sido reportados como un efecto adverso en la supervivencia de la enfermedad. Sin embargo ha habido estudios que asocian a la edad, diabetes mellitus, retraso en el tratamiento, alcoholismo y colostomía con un pronóstico pobre. En el estudio más grande de GF, que comprende 1,726 pacientes, Eke informó una 20 mortalidad global del 16%; y en un estudio de 1680 pacientes, Sorensen y col. reportaron tasas de mortalidad de 7,5% en hombres y 12,8% en mujeres, pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa.16 Algunos autores concluyen que pacientes con involucro de más del 5% del área de superficie corporal son muy susceptibles de morir.8,21 Pronóstico Existen en la actualidad al menos dos índices de gravedad que permiten clasificar la magnitud así como predecir la mortalidad de esta entidad nosológica.9 El índice de severidad de riesgo de mortalidad de ésta patología, conocido actualmente como el Índice de Severidad de Gangrena de Fournier (ISGF), fue descrito inicialmente por Eliahu Laor en 1995 en el Colegio de Medicina “Albert Einstein” de la ciudad de Nueva York. Siguiendo los lineamientos del APACHE (acute physiology and chornic health evaluation) en un esfuerzo por identificar factores pronósticos. Concluyeron, con otros, que la desviación de la homeostasis se asocia con un peor pronóstico.5,20 Tratamiento. El tratamiento implica tratar la sepsis, la estabilización de los parámetros médicos, y el desbridamiento quirúrgico urgente.4 Debe realizarse la corrección inmediata de los desequilibrios hidroelectrolíticos presentes, al tiempo que se administren medicamentos antibióticos de amplio espectro de manera empírica (penicilinas con inhibidores de ßlactamasas, piperacilina-‐tazobactam en 3.375 gm. cada seis horas, carbapenems o combinaciones antibióticas de penicilinas, clindamicina 400-‐600mg cada cuatro a seis horas con ciprofloxacino 400 mg cada doce horas, o metronidazol y aminoglucósidos). El inicio temprano de la terapia antimicrobiana es esencial y complementario al desbridamiento. El tratamiento primario de la gangrena de Fournier, sin embargo, es quirúrgico. El equipo quirúrgico debe estar preparado para no únicamente realizar drenaje de un absceso o desbridación, sino también para la realización de un procedimiento quirúrgico mayor. El examen físico cuidadoso bajo anestesia general, de los pacientes en quienes se sospeche gangrena de Fournier es indispensable para identificar la causa de la misma y también para determinar su 21 extensión. Si no se identifica una causa perineal clara, debe sospecharse una fuente de infección de origen abdominal, y debe entonces, considerarse la exploración abdominal.3 En 1924, Meleney planteó el dilema de los cirujanos de hoy, a saber, la cantidad de tejido a desbridar y cuando realizar el procedimiento: "el cirujano que ve uno de estos casos por primera vez, a menudo pierde el objetivo de qué hacer y, o bien retarda la cirugía o en la premura realiza una amputación”. "Hoy en día los cirujanos deben ser “sanguinarios, audaces y decididos”.3,12 Mientras que algunos cirujanos creen que todo el material infectado debe ser removido en una operación, un procedimiento de "second look" es generalmente recomendable.11,22 La desbridación quirúrgica debe extenderse tanto como sea necesario, y debe preferirse realizarse hasta que se identifiquetejido viable, con adecuada perfusión. Aunque hay algunos autores que mencionan que una desbridación mínima es suficiente, uno debe pensar en remover una cantidad tan grande como sea necesaria de piel perineal, escrotal, peneana, perianal de manera que pueda observarse tejido viable, se sugiere que se realicen incisiones seis centímetros más allá de los márgenes que se aprecian macroscópicamente sanos; esto se explica porque el fenómeno de obstrucción arterial subcutánea se extiende 5 cm más allá de estos límites de sección que presentan bordes con sangrado activo y tejido celular subcutáneo aparentemente sano. Dado que este tipo de infecciones normalmente se diseminan a lo largo de planos aponeuróticos, debe evitarse la perforación innecesaria de estos planos durante la desbridación, uno de los medios para saber hasta donde desbridar es que el tejido pueda ser fácilmente dividido desde el plano aponeurótico de manera que se logre remover completamente sin dificultad, para prevenir la extensión de la infección en áreas no afectadas, esto es especialmente importante si la necrosis permanece en el espacio retroperitoneal y el peritoneo no ha sido afectado. Las exploraciones quirúrgicas de seguimiento, con desbridación adicional en caso necesario, deben realizarse 24 a 48 horas posteriores a la inicial para excluir extensión adicional de la necrosis, deben continuarse hasta que la infección esté controlada. En la mayoría de los casos, tanto los testículos como el recto pueden preservarse. 22 En algunos casos, se requiere de procedimientos mayores tales como resección abdominoperineal si el recto se encuentra involucrado de manera extensa. Si se identifica necrosis en los testículos durante la desbridación, debe sospecharse fuertemente un origen abdominal, debido a que estos órganos tienen su vascularidad intraabdominal y no se ven involucrados cuando la necrosis afecta únicamente al tejido celular subcutáneo.11 En la era de la cirugía de mínima invasión, la laparoscopia, aunque no existen reportes en la literatura, puede ser un arma adyuvante importantísima. Por lo general las malas condiciones del paciente, la inadecuada reanimación con líquidos, la necesidad de un control estricto de las heridas y frecuentes cambios de apósitos y los extensos desbridamientos repetidos son factores que empeoran el pronostico y se requerirá que el paciente sea manejado en la unidad de cuidados intensivos.16 En casos de necrosis extensa de piel escrotal, los testículos pueden ser protegidos mediante colgajos cutáneos o “bolsas” de piel abdominal con lo cual se puede mantener la fertilidad en un futuro.3,23 El uso de colostomía derivativa es un tema muy discutido, mientras algunos autores como Di Falco y Abcarian la rechazan rotundamente, otros como Lambr y Hiatt la consideran como parte imprescindible en el manejo de la enfermedad de Fournier.9 Además se debe recordar que el dejar un estoma derivativo hace necesaria una segunda cirugía para la reconstitución del tránsito intestinal, con morbi-‐mortalidad y nuevos costos asociados, además que la reconstitución del tránsito intestinal no siempre se puede realizar; el simple hecho de portar un estoma es una situación que disminuye la calidad de vida y limita la autosuficiencia y productividad de los pacientes teniendo un impacto socioeconómico negativo, y aún más, se ha observado (sin existir estudios aún al respecto) que la gran mayoría de estos pacientes nunca se someten a la restitución del tránsito colónico1 , Vázquez y col. Demostraron que de 21 pacientes en que se realizo colostomía, se pudo reconectar en el 50% de los casos, en los otros casos los pacientes fallecieron, se negaron a una segunda cirugía o presentaron al examen físico y por estudio manométrico un esfínter de muy mala calidad que aseguraba una incontinencia anal posterior al cierre de su colostomía.3,9 23 El amento en la morbilidad de los estomas, ha llevado a reservarlos sólo en casos seleccionados que involucran el área anorrectal y del esfínter con un alto riesgo de contaminación fecal, proteger heridas de contaminación fecal, pacientes con daño esfintérico extenso o si se planea realizar desbridaciones perineales extensas.3,16 El porcentaje de pacientes que son sometidos a derivación intestinal varía entre diferentes series. Puede requerirse de un catéter suprapúbico (cistostomía) si la etiología es urológica consistente en infección con estenosis uretral y extravasación de orina, aunque el cateterismo urinario generalmente proporciona una derivación satisfactoria.16 La orquiectomía puede ser necesaria hasta en 24% de los casos, así como la amputación del pene. Después de la cirugía, las curaciones y cambio diario de apósitos y vendas que cubran a las heridas son prioritarios, irrigando con solución salina o soluciones yodadas de manera que puedan removerse todo el tejido necrótico y detritus existentes. Se ha utilizado miel natural y colagenasa liofilizada para la curación de heridas; la miel ha probado tener efecto antibacterial, ayuda a la producción de oxígeno, absorbe los fluidos de la herida y puede disminuir la progresión de la necrosis.La colagenasa liofilizada digiere los tejidos necróticos y puede ayudar a la regeneración de la piel, disminuyendo así la necesidad de desbridaciones.3,4,24 En la mayor parte de los casos, la cicatrización ocurre por segunda intención, sin embargo, si el paciente es sometido a desbridaciones extensas, la cobertura con injertos delgados de espesor parcial o colgajos miocutáneos puede ser necesaria para prevenir la formación de retracción de la cicatriz, pero los pacientes con defectos de tejidos grandes son candidatos para la cirugía reconstructiva con colgajos cutáneos locales o injertos de piel. El tratamiento con oxígeno hiperbárico (HBO), concomitante con la cirugía ha demostrado una mejora en la reducción de la mortalidad por GF, en comparación con la aplicación exclusiva de desbridamiento quirúrgico; es una terapia adyuvante efectiva, reconocida y aceptada oficialmente por la Undersea and Hyperbaric Medical Society (UHMS); 24 En 1960, el Dr. Boerema estudió el efecto del oxígeno hiperbárico en la sangre y el tejido cardíaco y encontró que el oxígeno podría ser forzado no sólo en la hemoglobina sino también en el plasma tratando con éxito la gangrena con HBO. En condiciones normobáricas, vivimos a 1 ATA (atmósferas absolutas) de presión medidos a nivel del mar. Es decir que una persona a nivel del mar tiene una presión a la baja ejercida sobre su cuerpo igual al peso de la atmósfera por encima de él. En aplicaciones medicinales, se acostumbra medir la presión atmosférica en milímetros de mercurio (mmHg). Una presión de 760 mm Hg es igual a 1 ATA, 14,7 psi, 760 Torr, o 33 pies de agua de mar. En la profundidad a 33 pies de agua de mar, un buzo se expone a 2 ATA: 1 ATA de la atmósfera por encima del agua y 1 ATA a partir de la presión ejercida por los 33 pies (10 m) de agua de mar. La ley de Henry especifica que la presión parcial de un gas disuelto en un líquido es proporcional a la presión ejercida sobre ese gas. A las 2 ATA el buceador (el mejor ejemplo para comprender esta ley) respira oxígeno del 21% desarrollando una Presión parcial de O2 (PO2 de 320 mm Hg, el doble de la PO2 a 1 ATA. Aunque el porcentaje de oxígeno a 2 ATA es todavía 21%, el buceador está respirando el doble de moléculas de oxígeno por la respiración, que es equivalente a la respiración a 42% de oxígeno a 1 ATA. A la inversa, si ese individuo fuera a viajar a una elevación más alta, tal como 8.000 pies (2.440 m), la presión ejercida por la atmósfera sería igual a 75% de la presión a nivel del mar. La PO2 sería 120 (0,75 x 160) y la fracción efectiva resultante de oxígeno inspirado sería 15,75%. La presión aplicada en la cámara suelen ser de 2 a 3 atmósferas absolutas; la suma de la presión atmosférica (1 ATA), además de la presión hidrostática adicional equivalente al 1 o 2 atmósferas (1 atmósfera = una presión de 14.7 libras por pulgada cuadrada o 101 kPa). El efecto inicial de presurizar el cuerpo humano es: la elevación de la presión hidrostática que eleva la presión parcial de los gases y causa una reducción en el volumen de los espacios llenos de gas de acuerdo con la ley de Boyle, la cual describe el cambio en el volumen de un gas como una función de la presión y de la ley de Henry establece que la concentración de un gas disuelto en un líquido es proporcional a la presión parcial de este gas por encima de la solución. La HBO capitaliza en la ley de Henry, aumentando significativamente la PO2 ambiental 25 causando un aumento dramático en la cantidad de oxígeno disuelto transportado por la sangre. A medida que la presión parcial de oxígeno llega a 100 mm de Hg, la hemoglobina se satura totalmente. En condiciones normobáricas, el oxígeno disuelto es insignificante, lo que representa sólo 0,3 ml de oxígeno por 100 ml de sangre, en comparación con el 20% en volumen transportado por la hemoglobina. En condiciones hiperbáricas, sin embargo, la PaO 2 a 2.5 ATA (una típica presión de tratamiento HBO) se aproxima a 2.000 mm Hg. Esta presión es lo suficientemente alta para generar 5,4% en volumen de oxígeno disuelto (0,3-‐6 ml/dl a 3 ATA), que puede mantener las funciones metabólicas basales en ausencia completa de cualquier hemoglobina. El plasma hiperoxigenado puede transportar oxígeno a las áreas que son inaccesibles a las células rojas, la entrega de oxígeno a los tejidos relativamente hipóxicas en proporción a la tensión de oxígeno del plasma. La aplicación se realiza en cámaras monoplazas o multiplazas (típicamente de dos a 14 pacientes). Los efectos de la HBO son múltiples siendo estos el aumento de la actividad fagocitica de los leucocitos. Los granulocitos fagocitan microorganismos por mecanismos oxígeno-‐independientes y dependientes de oxígeno. El sistema independiente del oxígeno por sí solo es insuficiente para erradicar todos los patógenos de la herida, como se evidencia por una disminución en la muerte de microorganismos en ambientes hipoxicos. El sistema dependiente de oxígeno consume grandes cantidades de oxígeno molecularpara producir una detonación oxidativa después de la fagocitosis de patógenos transgresores. La reacción oxidativa consiste en la liberación de radicales de oxígeno, tales como radicales hidroxilo, peróxidos, y superóxido. La producción de estas sustancias aumenta de forma proporcional a la cantidad de oxígeno disponible. Además, se ha demostrado que este proceso es significativamente retardado en un ambiente hipóxico. La supresión del crecimiento de bacterias en los tejidos hiperóxicos. Las heridas de en pacientes sanos en un estado de normóxia con una perfusión adecuada son altamente resistentes a la infección . En varios modelos animales, se ha demostrado claramente que el crecimiento bacteriano en tejidos hipóxicos, pobremente perfundidos aumenta. En tejidos en los que la tensión de oxígeno cayó por debajo de 30 mm Hg, una infección bacteriana rápidamente destruye el tejido. En un entorno controlado, la 26 elevación de la tensión de oxígeno en el tejido inoculado causó una resistencia a la infección que era ligeramente mejor que en el grupo de comparación que solo recibieron antibióticos. Por otra parte, parece haber un efecto sinérgico entre un ambiente hiperóxico y antibióticos [7]. La HBO mejora los efectos del antibiótico. Ciertos antibióticos muestran mayor eficacia cuando se liberan en un entorno hiperóxico. La actividad de los aminoglucósidos y los agentes antimetabolitos, trimetoprim/sulfametoxazol, y sulfasoxazol muestran un aumento en la eficacia a tensiones altas de oxígeno. Además, los agentes como la vancomicina y las fluoroquinolonas muestran una disminución de su actividad en un ambiente hipóxico. La efectividad de estos agentes vuelve a la normalidad cuando se restablece la normoxia. Mejora en la reparación de los tejidos. El tejido pobremente vascularizado, isquémico muestra una significativa disminución de la respuesta de curación y aumento de la susceptibilidad a la infección. La presencia de tejido necrótico y la infección en la herida abierta prolonga aún más el proceso de curación. Cuando se expone a HBO siguiendo los protocolos estándar de tratamiento, la limpieza de la infección y el cierre de la herida mejoran significativamente. El efecto sobre las bacterias anaerobias se debe a que estas carecen de capacidad de defenderse adecuadamente contra los radicales libres y otras especies de oxígeno tóxicas. La mejoría en la producción de estos agentes antimicrobianos endógenos por los granulocitos es el mecanismo principal por el cual HBO puede ser bactericida para los organismos anaeróbicos. La terapia con HBO provoca vasoconstricción que lleva a la reducción del edema y la cicatrización de los tejidos dañados; también activa los fibroblastos, estimula la angiogénesis. La función de los neutrófilos se ve seriamente afectada por un bajo contenido de oxígeno del tejido dañado, el oxígeno hiperbárico es bactericida sobre especies específicas de las pseudomonas y Escherichia y mejora la defensa mediada por neutrófilos contra la infección bacteriana. Los tratamientos son generalmente alrededor de 1,5 a 2 horas de duración, dependiendo de la indicación, y se pueden realizar una a tres veces al día.25 27 Durante la cicatrización de heridas, una serie de eventos histológicos conducen a 4 etapas que se superponen: hemostasia, inflamación, proliferación y remodelación. Un número de factores están asociados con mala cicatrización de heridas, tales como la diabetes mellitus. El bajo contenido de oxígeno afecta el metabolismo del tejido y reduce el pH, todos los cuales impiden la cicatrización de las heridas. La presión de oxígeno óptima para la proliferación celular normal de las heridas es de 30 mmHg. Durante el tratamiento, la tensión de oxígeno arterial a menudo excede 2.000 mm Hg, y los niveles de 200 a 400 mm Hg se produce en los tejidos. La tensión de oxígeno superior mejora la cicatrización de las heridas mediante la estimulación de los fibroblastos para producir colágeno e iniciar la angiogénesis. 9,25–30. Tabla 2. Indicaciones para la terapia de oxígeno hiperbárico Embolia (Aire o gaseosa) Lesión por radiación retardada (óseo y tejidos blandos) Enfermedad por descompresión Injertos y colgajos de piel Envenenamiento por monóxido de carbono Quemaduras térmicas Lesión por aplastamiento Heridas problemáticas o complejas Síndrome compartamental Infecciones necrotizantes de tejidos blandos Isquemias agudas Miositis y mionecrosis por Clostridios (gangrena gaseosa) Abscesos intracraneales La osteomielitis (refractario) incluye la otitis externa maligna Anemia pérdida de sangre excepcional Se han descrito múltiples camas especiales, así como accesorios para realizar una buena curación, sin embargo, para lograr resultados óptimos, son necesarios aseos por arrastre mecánico, al menos dos veces al día, más las que el paciente defeque, realizando su cobertura con gasas vaselinadas y apósitos. 28 Hasta el 40% de pacientes requiere de ventilación mecánica invasiva, en el 50% se utilizan drogas vasoactivas y el 50% necesita apoyo con nutrición parenteral, enteral o mixta. Por eso es imprescindible