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AUNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
COLEGIO DE LETRAS HISPÁNICAS 
 
 
 
LAURA MÉNDEZ DE CUENCA 
CRÓNICAS DE VIAJE 1896-1910 
ANDANZAS POR ESTADOS UNIDOS Y EUROPA 
 
 
 
 
 
 
 
TESIS 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURA HISPÁNICAS 
 
PRESENTA: 
ROBERTO SÁNCHEZ SÁNCHEZ 
 
 
ASESOR: DR. PABLO MORA 
 
México, D. F. Ciudad Universitaria 2006 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
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¡Historia!... ¿Qué poema, qué drama, 
qué canción verdaderamente poética no la tiene? 
Los ingenios directísimos que producen obras 
destinadas a vivir en el corazón de los lectores, 
se inspiran siempre en la verdad, 
y la verdad no es sino belleza y dolor. 
 
Laura Méndez de Cuenca, 1907. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Agradecimientos 
 
Creo que siempre anhelé este momento. Hoy, no tengo más que gratitud para la Universidad 
Nacional Autónoma de México. El compromiso social he tratado de mantenerlo en la 
marginalidad y en los varios oficios que realicé. Una y otra vez he regresado a la literatura para 
seguir viviendo de sus bondades. 
Estoy en deuda con los profesores de la FFyL UNAM. Agradezco a la Mtra. Blanca Estela 
Treviño, a los Drs. María Teresa Miaja, José Ma. Villarías y María Eugenia Negrín, sus 
observaciones puntuales. El Dr. Pablo Mora, además de sus múltiples lecciones, ha sido un 
genuino tutor, por favorecer la admiración y el respeto por Laura Méndez. Vaya para él mi 
gratitud imperecedera. 
Dejo constancia del favor que me concedieron el AGN, AHDF, AHNT, AHSEP, AHSRE, las 
Bibliotecas Nacional y “Lerdo de Tejada”, para la consulta de los periódicos, revistas y 
manuscritos que guardan los textos literarios y expedientes de Laura Méndez de Cuenca. 
Sin reclamo, mi familia esperó la conclusión de un viaje interminable; quiero decirle que hoy 
toca puerto, al fin. A ella le entrego este ofrecimiento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Índice 
 
 
 Introducción ------------------------------------------------------------------------------- --- 5 
1. Semblanza biográfica de Laura Méndez de Cuenca -------------------------------------- 8 
2. Laura Méndez asoma al balcón, mira al través del cristal, 
 y luego camina por la calle ----------------------------------------------------------------- 17 
3. Cartografía y estudio de las ‘Crónicas de Viaje’ 1896-1910 ----------------------------- 24 
 3.1. Crónicas descriptivas ---------------------------------------------------------------------- 30 
 3.2. Crónicas sobre aspectos educativos -------------------------------------------------------- 43 
 3.3. Crónicas en torno al ejercicio del poder ----------------------------------------------- 49 
 3.4. Crónicas que tratan cuestiones de higiene y salud -------------------------------------- 53 
 3.5. Crónicas acerca de la condición de la mujer ----------------------------------------------- 56 
 3.6. Crónicas ensayo-literarias ----------------------------------------------------------------- 60 
 
4. ‘El dietario de Karlsbad’ ------------------------------------------------------------------------ 66 
 Conclusiones ------------------------------------------------------------------------------------- 79 
 Colección mínima de ‘Crónicas de Viaje’ ----------------------------------------------- 83 
 Apéndice iconográfico ------------------------------------------------------------------------- 100 
 Aparato crítico ---------------------------------------------------------------------------------- 102 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Introducción 
 
La presente tesis pretende acercarse a la obra literaria de una escritora mexicana que desplegó su 
vida creativa y personal en un periodo clave para el México moderno. Desde aquellas luchas 
intestinas entre liberales y conservadores, la república restaurada, el porfiriato, la Revolución 
Mexicana y la institucionalización del país, la presencia de Laura Méndez de Cuenca en el 
ámbito cultural y educativo es significativa. Puede decirse, sin desmesura, que la vida creativa de 
la autora abrevó en las corrientes literarias decimonónicas más reveladoras: el romanticismo, el 
realismo y el modernismo, aparte de la literatura mexicana de la posrevolución; para verter, 
asimismo, un caudal de prestigio entre sus contemporáneos. 
Se trata de las ‘Crónicas de Viaje’ escritas por Laura Méndez en un lapso de dos décadas, la 
última del siglo XIX y la primera del XX. Casualidad, azar, no lo creo, la viajera, ajena a las 
veleidades del destino prefiere delimitar su viaje. El inicio lo decide a conciencia, su retorno lo 
reclama la realidad social de México. Justo equilibrio, correspondencia obligada. 
El periplo da comienzo en 1891 y culmina en 1910, hay breves intervalos que sirven a la viajera 
para enderezar el rumbo, para apuntar con más precisión los objetivos. Los primeros años son de 
ilustración, para que los textos literarios resplandezcan en los años subsecuentes. En suma, la 
década postrera del siglo XIX es el comienzo del viaje personal, y la inicial del siglo XX es la 
culminación de un viaje social. Esta tesis traza el itinerario de un fragmento de su vida, y la 
cartografía de sus viajes a los Estados Unidos y a Europa. 
He dividido el trabajo en cuatro capítulos. El primero esboza una biografía de la escritora, con 
datos inéditos que he hallado en la consulta de archivos y hemerotecas. El segundo sitúa a la 
viajera en tres actitudes: atisbando desde el balcón, mirando a través del cristal, que suele alterar 
la realidad, y por último, en un andar incesante, sin más protección ante los embates del clima, 
 
 
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que la exaltación por el conocimiento. Colocada en estas posturas la autora aprecia y concibe un 
entorno que, como veremos más adelante, le permitirá forjar una visión humanista de la vida. 
Es de presumir que el tercer capítulo constituya la parte sustancial del estudio. Guiado por la 
obra de Ottmar Ette: Literatura de viaje, de Humboldt a Baudrillard,1 me acerco a una propuesta 
singular de la teoría del viaje. Desde la perspectiva del autor: percibir al interior del género un 
universo de ficción, más allá de su carácter testimonial, mediante la interpretación y la 
complicidad que el lector realiza. Leer es también una forma de viajar. 
Las impresiones de viaje de Laura Méndez de Cuenca son un muestra fehaciente de las 
propuestas de Ette. De este modo logra convertir sus experiencias individuales: cursos, 
conferencias, caminatas y consternaciones, vía la observación penetrante, en claves para 
acercarse a dos aspectos, que en el caso que me ocupa, resultan medulares: el espacio y el 
movimiento generado por la viajera, que en su andar incesante va delineando figuras que se 
desplazan de manera estética, conformando un conjunto de saberes afines a las imágenes que Ette 
traza en su estudio: el círculo, el péndulo, la línea, la estrella y el salto -referencias discursivas 
que vinculan el proceso de análisis de las impresiones de viaje de la autora-siempre en 
comunión con el cuerpo que la alienta y la va trasladando de un sitio a otro. 
El cuarto capítulo aborda un grupo de seis crónicas escritas desde Karlsbad, Austria-Hungría; 
como su título lo indica es un dietario, el diario puntual y sugerente de una peregrina que ha 
acudido al balneario afamado para sanar de las malquerencias en que el cuerpo nos entrevera. 
En aquel lugar quiere reencontrarse con la salud disminuida, pero también logra confundirse y 
fundirse con la historia de la cultura y del arte. 
Tal vez en esta incursión se manifiesta con mayor claridad la cercanía entre el testimonio 
netamente histórico de la crónica y un universo de ficción literaria. La prosa de Laura Méndez 
 
1 Ottmar Ette, Literatura de viaje, de Humboldt a Baudrillard. FFyL-UNAM: México, 2001. 
 
 
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alcanza características discursivas dentro de una estructura que toma como centro la creación y 
recreación de un entorno poético. 
 La mirada viaja en vehículos, a pie, en la imaginación y la fantasía, puesta la visión en un 
punto definido, o bien en una perspectiva ilimitada. Y es que la viajera parte desde su propio 
movimiento hermenéutico en búsqueda de la otredad personal y social. 
La importancia y vigencia de la obra literaria de Laura Méndez de Cuenca queda expuesta de 
manera más profusa, plena de diversidad y de riqueza temática, al abordarla desde la creación de 
la crónica de viaje, género en el que destacó sobremanera, en un momento en que los traslados se 
habían convertido en cosa común y corriente. El halago no es gratuito, responde a un modelo en 
el cual la mujer, desde su feminidad, puede asumirse con otra condición, una respuesta obligada a 
la transformación social de la modernidad en ciernes. 
Debo advertir que no recurro a la comparación con textos de igual índole, escritos por 
nacionales y extranjeros, abundantes en las páginas de los diarios, particularmente los publicados 
por El Imparcial en la primera década del siglo XX, considerando que las impresiones de viaje 
de Laura Méndez se bastan por sí mismas para sustentar los propósitos de esta tesis.2 
Como remate se incluye una muestra de las ‘Crónicas de Viaje’ y un apéndice iconográfico. 
 
 
 
 
 
 
2 Queda pendiente una revisión comparativa entre las crónicas de viaje de la autora y otras semejantes escritas por 
J.J. Tablada, Amado Nervo, Blasco Ibáñez y Gómez Carrillo, por mencionar a los más conocidos. En esta primera 
década del siglo XX su abundancia y calidad es indiscutible. 
 
 
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1. Semblanza biográfica de Laura Méndez de Cuenca 
 
En el paraje de Mosimahuican, un amplio valle rodeado de cerros revestidos de coniferales, entre 
los caudales de los ríos Santiago y el Salto, se fundó, en el año de 1616, la hacienda de Tamariz.3 
A su alrededor crecieron los pueblos de Centlalpan, Poxtla y Ayapango. Cerca se levantan 
inmemoriales y majestuosos el Popocatepetl y el Iztaccíhuatl. 
Vengo yo del país de las flores, 
 las áureas montañas; 
del país de las tardes azules 
 y noches de plata, 
del país de los héroes sin nombre, 
 la tierra sagrada.4 
 
Laura Méndez nació en la hacienda de Tamariz, de la jurisdicción de Amecameca, el 18 de 
agosto de 1853. Fue bautizada en la parroquia de Santiago Ayapango, tres días después, con el 
nombre de Laura María Luisa Elena. Sus padres: don Ramón Méndez y doña Clara Lefort 5 la 
presentaron ante el cura interino José Ma. García y Orihuela. Asistió como madrina doña María 
de Jesús Chávez.6 
Transcurrió parte de su infancia en el pueblo de Tlalmanalco, en una casa a la orilla del río por 
donde descendían las aguas de los deshielos del Iztaccíhuatl. 
Para mí Tlalmanalco era bien poca cosa entonces, y como desde esa época no lo he 
vuelto a ver, lo recuerdo tal cual vive en mis recuerdos: un pedazo de río corriendo, al 
sesgo por una plazuela cerrada por casas de aspecto bien menguado, unos cuantos 
árboles de follaje obscuro y triste, y, como única alegría la luna retratándose en la 
corriente límpida. El río se colaba por debajo de un paredón sombrío, al ancho patio 
de mi casa, una gran fábrica de aguardiente y molino de trigo. Tenía yo cuatro años 
cumplidos; y como mi muñeca de hule tenía también colorado el vestido, la similitud 
del color con el de la rueda, fue lo único que me hizo fijar en ella la atención. Para 
completar el concepto que de Tlalmanalco me había formado, más que el cementerio, 
 
3 En 1713 era propiedad de Antonio Tamariz; en el siglo XIX pertenecía a Juan Bautista Arroyabe. La familia 
Ramos era su tenedora antes del reparto agrario, entonces incluía 260 hectáreas (Rodríguez, 1982:82). 
4 “Tristezas”, Segundo Almanaque de Arte y Letras, febrero de 1896:51. 
5 La familia Lefort, de origen francés, había llegado a la Nueva España al iniciar el siglo XIX. 
6 AGN Genealogías Bautismos, parroquia de Santiago Ayapango, año 1853, vol. 13, partida 6. 
 
 
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cuya memoria me hacía temblar, no porque fuera más pavoroso y triste que otros 
camposantos, sino por las narraciones que oía a las niñas de la escuela en que siempre 
eran los muertos protagonistas.7 
 
Al trasladarse con su familia a la ciudad de México, alrededor de 1860, habitó en un “enorme 
caserón que había sido antes el convento de Santa Clara”, edificio adjunto a Bethlemitas, en la 
hoy calle de Tacuba, en el corazón de la metrópoli. En otro párrafo de la crónica citada, Laura 
Méndez describe el clima social y político de su infancia: 
Era el tiempo en que nos hacíamos pedazos con tranchete en las guerras civiles, nos 
llamaban bárbaros otros bárbaros que inventaban y perfeccionaban aparatos de guerra 
y los ponían a prueba inmediatamente, entre naciones vecinas, para que la experiencia 
señalara sus defectos o sus excelencias. Por nuestras costas desamparadas 
desembarcaban los rufianes que estaban de más en su propia tierra, y buscaban en la 
rica comarca americana, pie para sus aventuras, olvido de sus fechorías, y elementos 
de lisonjero porvenir.8 
 
En torno a su hogar transitan los estudiantes del Colegio de San Ildefonso, que se transforma 
en la Escuela Nacional Preparatoria en 1867, de la Escuela de Medicina, de Jurisprudencia. 
Altamirano, El Nigromante y Prieto, convocan a una renovación de la cultura nacional. Se 
amplían las sociedades y las revistas literarias; entre ellas la Sociedad Netzahualcoyotl, fundada 
en 1868, que tuvo por miembros a Agustín F. Cuenca, Manuel Acuña, Gerardo Morales, Agapito 
y Gerardo Silva. 
La Sociedad Netzahualcoyotl se reunía con frecuencia en el jardín del ex convento de San 
Jerónimo,9 en las diversas casas de sus mecenas, e incluso se dice que en la misma casa de Laura 
se efectuaban las tertulias literarias.10 No eran difíciles esos encuentros en una ciudad en 
crecimiento, y en un medio cultural reducido. En uno de tantos, Laura Méndez y Manuel Acuña 
 
7 “Quién era don Gumersindo Morlote-Cuando México era un caos, recuerdos de antaño”. Crónica publicada en el 
diario El Imparcial, 16 de marzo de 1908:10. La casa que evoca Laura estaba ubicada en la hacienda de Santa Cruz, 
propiedad también de Arroyabe. Hace 20 años se construyó allí una unidad del Infonavit. 
8 Ibid. 
9 Pedro Caffarel, 1999:12. 
10 Revista de Revistas, 9 de diciembre de 1923:23. La residencia de Laura se hallaba, entonces, cerca de la plazuela 
de las Vizcaínas. Su presencia en las reuniones del grupo va a suscitar el encanto, el amor y la pasión de sus 
miembros. Varios de ellos le dedican sendos poemas a la núbil musa. 
 
 
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se conocieron en 1871. Ambos compartieron los sueños, el amor y la pasión: la del cuerpo y la 
del alma. 
En la reinstalación del Liceo Hidalgo, el 29 de abril de 1872, Acuña lee el poema “A Laura”, 
26 tercetos endecasílabosque alientan a la joven de 18 años a revelar su canto para que no 
“permanezca silencioso y mudo”. Acuña había empezado a publicar cuatro años antes. En 
palabras del poeta, los amantes deberían levantar el vuelo en la creación poética: Laura 
transformada en paloma y Manuel en ruiseñor.11 
Queda claro que su relación era recíproca, tanto en la pasión como en la creación literaria. Los 
versos dejan ver los postulados románticos: el individualismo exacerbado visto como un sino 
ineludible, la atmósfera de la Naturaleza irrefrenable que los envuelve, y una buena dosis de 
nacionalismo. 
En octubre de 1873 Manuel Acuña publica “La gloria”, un denso poema en dos cantos. El 
contenido es deliberadamente autobiográfico, está dedicado a Laura Méndez y a Rosario de la 
Peña. En el texto aparece un personaje llamado Elena, en torno al cual fluyen los versos. Ya se ha 
dicho que otro de los nombres de pila de Laura Méndez era Elena, detalle que no debió ignorar 
el poeta. El 6 de diciembre de este año se suicida Acuña y un mes más tarde fallece el hijo, con 
tres meses de edad, de ambos. 
Laura Méndez sobrevivirá a tan dolorosos momentos, iniciando con la publicación de sus 
primeros poemas en el diario El Siglo XIX: “Cineraria” apareció el 1º de marzo de 1874, “A 
*****” el domingo 29 del mismo mes, y “Esperanza” el 26 de abril del mismo año. Los versos 
hondos, de tono romántico, dejan ver a una poeta que domina su oficio. Dos de los poemas hasta 
ahora no se han vuelto a publicar. Por lo que merecen ser citados, así sea un fragmento: 
 
 
11 Las imágenes de estos símbolos poéticos se mantienen en varios poemas de Manuel Acuña, lo que permite seguir 
paso a paso el encuentro amoroso. Sobre este episodio romántico ver Cáceres Carenzo, 2003; Castillo Nájera, 1950; 
Pérez Gómez, 1977. 
 
 
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Así también en el erial del mundo, 
 Sin fe y sin ilusión, 
Con la mirada siempre en el abismo 
 Y el alma en el dolor, 
Perdida entre las zarzas que a mi paso 
 El destino arrojó, 
Vago al azar con la esperanza muerta 
 Y muerto el corazón.12 
 
La relación amorosa entre Laura Méndez y Agustín F. Cuenca -a la luz de los manuscritos 
del Archivo General de la Nación y del Archivo Histórico del Distrito Federal- resulta crucial en 
la vida de la poeta. Cuenca fue para Laura un sustento en los momentos más embarazosos de su 
vida. Sin embargo, el temperamento exacerbado de la poeta no se dejaba domeñar con facilidad. 
Ya antes de su matrimonio, en octubre de 1877, ambos mantuvieron una relación afectiva 
bastante complicada. Considerables versos del poeta manifiestan el dolor que le ocasionaba su 
actitud rebelde, y la comprensión indefectible por mantenerla a su lado. El poema “La vuelta al 
hogar” nos habla de esta circunstancia: 
Sentiste, erraste, ¡oh lirio lastimado 
cuya húmeda corola amor trasciende! 
álzate ya que los espacios hiende 
quien tanto llora como tú has llorado. 
La madre a la mujer ha redimido; 
pulse tu arpa otra vez el sentimiento, 
y caiga en el olvido tu tormento 
y sálvese tu gloria del olvido.13 
 
 
12 “Cineraria”, El Siglo XIX, 1º. de marzo de 1874:3. Juan de Dios Peza, El Anuario Mexicano 1877:123, ha 
comentado al respecto: “Laura Méndez de Cuenca, instruida, elocuente y con una inteligencia nada vulgar, ha 
escudado con el anónimo sus más bellas producciones. Muchos de sus versos, publicados en el Siglo XIX el año de 
1874, llamaron notablemente la atención. Sus poesías son filosóficas y de escuela netamente moderna. Es, si no la 
mejor, una de las mejores poetisas de México.” El poema “A *****” fue reimpreso tiempo después con el título de 
“Adiós”. 
13 “La vuelta al hogar”, El Siglo XIX, 13 de noviembre de 1875:2. El poema es más largo que la versión que recoge 
Toussaint, 1920:196. En la carta 13, año de 1896, de la correspondencia Laura Méndez-Olavarría, publicada por 
Pablo Mora para la revista de Literatura Mexicana, IIFL-UNAM, 2003:264, la poeta le comenta a Olavarría: “No sé 
cómo no le he dicho a usted que tengo dos hijos vivos, resto de ocho que Dios me dio. Alicia de 18 años y Horacio 
de 16.” La totalidad de las cartas se consultan en www.coleccionesmexicanas.unam.mx. 
 
 
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Sentimientos contradictorios calan en el ánimo de Laura Méndez, quizá a ello se deba que 
durante más de diez años no aparezca publicado ningún texto suyo. Ambos solían pasar breves 
temporadas en Orizaba, lugar al que el poeta, en 1880, se había retirado, y en donde continuó 
favoreciendo la causa de Porfirio Díaz. Varios poemas nos hablan de esos momentos en las 
tierras cálidas y protectoras del suelo veracruzano. Insólitos resultan en el caso de Laura Méndez, 
ya que en la obra de Cuenca se encuentran entre lo mejor de su producción. El viento lleva una 
confesión tardía de la poeta: 
Y te quise, mi bien, porque callaste, 
y te quise, tal vez porque guardaste 
para ti solo el peso del dolor; 
y la piedad que tu silencio invoca 
es hoy fuego voraz que me sofoca, 
besos que se atropellan en mi boca, 
deleites, sufrimientos: es amor.14 
 
Un año después de fallecido Agustín F. Cuenca, el Ayuntamiento Constitucional de la ciudad 
de México le concede a Laura Méndez el título de profesora de Instrucción Primaria, con los 
cuatro votos de los respectivos sinodales. El expediente del 18 de noviembre de 1885 contiene 
datos interesantes que confirman su visión cosmopolita. Un brevísimo cuadernillo, que hace las 
veces de muestrario caligráfico, deja entrever una declaración de principios: 
América Cádiz Holanda Europa Dinamarca 
Sembremos fe, y brotarán a raudales la esperanza 
y la caridad 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 
Un joven que oculta sus faltas a su director 
es imprudente se priva de los sabios consejos 
que le darían para su enmienda. 
Es un enfermo que no quiere sanar.15 
 
A partir de esta fecha, Laura Méndez de Cuenca diseminará sus labores como profesora, su 
oficio poético y narrativo, y su trabajo como periodista en diarios y revistas como El Mundo, El 
 
14 “Ayer”, La Juventud Literaria, 27 de mayo de 1888:175. 
15 AHDF Instrucción Pública, Exámenes Profesionales, año 1885, vol. 2630, legajo 21, exp. 1613. 
 
 
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Universal, El Correo Español, Revista Hispano-Americana, El Renacimiento 2ª. época, Revista 
Azul, El Mundo Ilustrado y otras publicaciones nacionales. 
Lo que parece un anhelo en el cuaderno examinado, se convierte en una necesidad vital para 
Laura: el viaje al extranjero. Es hasta 1891 cuando decide realizarlo, pero el azar enredará de 
diferente manera su existencia: en lugar de marchar a Europa, el hado la llevará a San Francisco 
California, en los Estados Unidos, lugar en el que permanece hasta 1898. 
En octubre de 1902, Laura Méndez, en representación del Ministerio de Instrucción Pública y 
Bellas Artes, se traslada a la ciudad de San Luis Missouri. Lleva por encargo visitar, observar y 
asimilar las experiencias de los kindergarten norteamericanos. En julio de 1906, comisionada por 
el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, viaja a Europa, en donde permanece cinco 
años. Los reportes de sus respectivas visitas pueden ser consultados en el Boletín de Instrucción 
Pública, correspondientes al lapso 1902-1910. 
Además de estos informes, valiosos para la transformación educativa que llevaba a cabo don 
Justo Sierra, Laura Méndez escribió para El Imparcial ochenta crónicas de viaje, en una columna 
que se intituló Desde Europa.16 A su regreso de la encomienda europea, y como resultado de sus 
vivencias, vio reimpreso un manual: El hogar mexicano, nociones de economía doméstica para 
uso de las alumnas de Instrucción Primaria.17 
Entre viajes Laura Méndez ejercía la docencia, escribía las crónicas, y además, una serie de 
cuentos que conformaron la edición europea de Simplezas, publicada en París,en 1910.18 Con la 
renuncia de Justo Sierra al Ministerio de Instrucción Pública, y la efervescencia de la Revolución 
Mexicana, Laura Méndez emprendió con mayor entusiasmo, a la caída del régimen porfirista, la 
 
16 Las crónicas aguardan su reimpresión. Algunos biógrafos han dado la referencia de “dos extensas colecciones de 
impresiones de viaje”, sin dar mayor información. 
17 La obra constaba de dos volúmenes y alcanzó dos ediciones en 1910. Fue impresa como libro de texto por Herrero 
Hermanos Sucesores. 
18 El INBA y la editora Premiá reeditaron el libro en 1983. Sin embargo la edición sólo incluye 17 relatos, de los 
cerca de 40 que he localizado en la consulta hemerográfica. 
 
 
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tarea de la enseñanza en planteles rurales de la capital y la provincia mexicanas: Milpa Alta, 
Xochimilco, Toluca, Jalapa. Aquí, en esta ciudad, apoyó al gobierno constitucionalista de 
Venustiano Carranza. Desde las páginas de El Pueblo, en sus editoriales, arengaba a las fuerzas 
vivas, buscando su adhesión. Entonces retornó a la creación poética, con textos combativos que 
nos hablan de su activismo social. Una loa recibe a Carranza, y a su ejército, de vuelta a la 
metrópoli, después de su éxodo porteño: 
Bienvenido, bienvenido de la trágica tarea; 
hoy cantamos tu llegada, hoy cantamos tu odisea; 
más si se abre sobre tu planta, nuevos campos, 
donde atisbe la ignorancia, donde aceche la perfidia 
a tu lado lucharemos, en la lid, en la palestra, 
animados por tu gesto, o empujados por tu diestra.19 
 
Participa en 1919 en la huelga de profesores normalistas, agrupados en el Congreso Local 
Estudiantil del Distrito Federal, que tiene como móvil cuestionar los cambios en los programas y 
en los horarios de enseñanza.. El Ayuntamiento de la ciudad de México acordó, en sesión de 
Cabildo Extraordinario, congelar los sueldos y suprimir a los profesores paristas. Laura Méndez, 
entonces, fue cesada de su cargo como docente el día 13 de mayo de 1919.20 
En la bibliografía de la autora hay una obra que merece leerse con atención. Se trata de una 
biografía de Álvaro Obregón, probablemente escrita en los últimos meses de 1918, y publicada 
hacia el mes de julio de 1919.21 No olvidemos que meses más tarde Obregón se postularía como 
candidato independiente a la presidencia de la República. Todavía transcurriría un año de luchas 
intestinas, para que, tras el crimen de Carranza, Obregón asumiera el poder. 
 
19 “Bienvenida”, El Pueblo, 19 de abril de 1916:2. 
20 AHSEP, Fondo Secretaría de Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción Pública, col. Personal Sobresaliente, 
exp. M 3/9 legajo 3 ( algunos expedientes de este Archivo no se encuentran indicados con el número de foja). 
21 El AGN Propiedad Artística y Literaria, num. 3972, posee un ejemplar entregado por la autora, con fecha 18 de 
agosto de 1919. 
 
 
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Por aquellos días, Laura Méndez ha ingresado como alumna a la Escuela de Altos Estudios de 
la Universidad Nacional. Un profesor suyo, Francisco Monterde, nos ha dejado su imagen: 
Era una señora de cabello cano que ocultaba casi bajo el sombrero de moda entonces, 
pues vestía, de acuerdo con las primeras modas del feminismo, una chaqueta casi 
masculina, y se tocaba, por lo menos en los meses en que fue mi alumna, con un 
sombrero de carrete. Así se llamaban los sombreros de paja que se usaban al iniciarse 
el verano y se llevaba hasta que principiaban las lluvias, de modo que ese sombrero se 
adornaba con alguna pluma, alguna flor, para darle cierto sello femenino. La 
apariencia de Laura Méndez era la de una mujer ya emancipada desde aquellos años 
de los veintes de que hablo a ustedes ahora.22 
 
Laura Méndez de Cuenca estaba por cumplir con su ciclo de vida. En los últimos años, 
desdeñada por las autoridades educativas, y por sus propios compañeros, vagaba de una escuela a 
otra. En los últimos meses de su existencia se dedicó a la desagradable labor de tramitar su 
jubilación. Acudió ante las autoridades respectivas, que en una actitud penosamente burocrática, 
le andaban a las vueltas. Tuvo que recopilar sus documentos personales en diferentes 
dependencias, ahora multiplicadas, ya que en un viaje a Jalapa había extraviado, “en el camino 
de México a Veracruz los nombramientos de los cargos que la Secretaria de Instrucción Pública y 
Bellas Artes me confirió entre los años de 1902 a 1916.”23 Finalmente, el 16 de octubre de 1926 
renuncia a su cargo de profesora de primaria y se le concede la jubilación. 
La hora del ocaso llama a muerte. Salvador Díaz Mirón, compañero de andanzas, fallece en 
junio de 1928. Vive los mismos años que Laura: 75. Suyos son unos versos postreros, los 
primeros después de ocho años de silencio, que le cantan al poeta veracruzano, y bellamente nos 
recuerdan a la poeta malograda: 
Ya no manan dulce licor tus sentidos 
ya no hay esplendores en tu vida alada, 
ya no hay recordanza de arpegios dormidos. 
Alumbra tu vuelo la noche estrellada, 
 
22 Francisco Monterde, 1977:20. El Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU) guarda un expediente 
interesante de aquellos días de la alumna Laura Méndez. 
23 AHSEP, legajo 3, f. 303. 
 
 
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a espacios remotos jamás conocidos. 
 ¡Un poeta pasa! 
Un poeta pasa. Cantos desprendidos 
de tu lira bajan, en áurea cascada. 
Y suenan, y suenan, y suenan diluidos 
en una silente estela borrada 
como la que dejan los barcos hundidos.24 
 
Laura Méndez de Cuenca falleció a las 15:40 horas del jueves 1º de noviembre de 1928. La 
esquela publicada por La Prensa, en su edición del 2 de noviembre, expresa: 
Su inconsolable hija, sobrinos, cuñada y demás parientes, le participan a usted con el 
más profundo dolor y le suplican ruegue a Dios por el descanso de su alma. El duelo 
se recibe hoy a las 16:30 horas y se despide en el Panteón Francés. 
(no se reparten esquelas) 
 
El diario El Universal del 3 de noviembre reseñó el suceso: 
Ayer por la tarde fueron sepultados en el Panteón Francés25 los despojos de la ilustre 
poetisa y escritora mexicana doña Laura Méndez de Cuenca. 
La noticia de su muerte pasó inadvertida ayer para la generalidad, pero sus antiguos 
maestros compañeros de la extinta estuvieron en el que fuera su hogar, rindiendo 
homenaje a su memoria. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
24 “Pasa un poeta”, Revista de Revistas, 24 de junio de 1928:37. 
25 Al visitar la tumba de Laura me percaté de que las molduras que formaban el monumento funerario se hallan en el 
piso, arrumbadas. Al parecer fue dejado en ruinas cuando el gobierno del Estado de México, en 1974, trasladó sus 
restos mortales a la Rotonda de los Hombres Ilustres, en el cementerio municipal de Toluca. 
 
 
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2. Laura Méndez asoma al balcón, mira al través del cristal, y luego camina por 
 la calle. 
 
Ciudad de México, mayo de 1862. 
Laura Méndez se deja ver por uno de los balcones del ex convento de Santa Clara para advertir el 
paso de los contingentes. La curiosidad la anima a mirar la marcha de la tropa republicana. Desde 
ese territorio, de donde es “centinela perpetua”, observa el ir y venir de los andantes y los coches, 
las penurias económicas de sus vecinos -el templo apenas ha sido desamortizado para 
convertirlo en vivienda de personas menesterosas: 
Pero si costaba un triunfo descorrer los picaportes un día ordinario, cuando ocasiones 
solemnes lo pedían, abiertas las puertas cuan anchas eran colgaban banderas tricolores 
del antepecho, y por entre los balaustres, pares de manos que no alcanzaban a mucho, 
soltaban sobre los soldados de la República que venían de los funerales de la 
Intervención y del Imperio, pétalos de amapolas. Si todavía quedan “zacapoaxtlas” de 
huarache y sombrero de palma, de fusil de chispa y machete suriano,han de acordarse 
de haber tenido una porción de gloria, pues no era otra cosa que gloria, gloria y gloria 
lo que queríamos aventarles. 
Y la ventana aquélla, a donde llegaba uno de puntitas, cogiéndose el corazón a dos 
manos para hacerlo callar; la de barrotes pintados de verde, distantes uno de otro un 
ojo o media frente, aquella de la cual era arbitra la cocinera malmodosa, cuya breve 
ausencia a boca de noche, era menester aprovechar para dar una espiada exploradora a 
la acera de enfrente.26 
 
 Ciudad de México, diciembre de 1890. 
El crepúsculo se filtra entre los añejas casonas de las calles de la ciudad. El día ha sido largo y 
cansado. Laura Méndez de Cuenca abandona las oficinas del periódico El Universal, en donde 
ha colaborado de manera incesante y pródiga. Camina por la calle de Plateros, mira, observa los 
objetos que guardan las vitrinas, es la hora del paseo. El año ha sido fructífero para su labor 
creativa, pero... Los mecheros de gas de la Alameda iluminan la noche, y la luz de los faroles de 
los coches forma una hilera incandescente rumbo a la Reforma. Cerca de la Alameda aborda el 
 
26 “El balcón y la ventana”, El Imparcial, 30 de junio de 1907:10. 
 
 
 
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tren a Tacubaya, un suburbio de la capital. Allí desciende la profesora Laura Méndez, para 
descansar, después de una jornada más de trabajo, en su nueva morada. 
Para Laura Méndez el momento de el viaje ha llegado, es el mes de enero de 1891. El rumbo es 
Europa, quizá París, la cuna de su madre. Hay varias rutas: por el golfo de México, vía marítima; 
otra en ferrocarril, por la costa del mismo mar; una más: la que siguió Benito Juárez en su exilio 
republicano por el litoral del océano Pacífico. Hacia allá se embarca la poeta. Hay noticias de que 
estuvo en Guadalajara, en Ciudad Juárez. No sabemos más, el caso es que de repente la 
encontramos radicada en San Francisco California. 
A través de la correspondencia Laura Méndez-Enrique de Olavarría conocemos esos momentos 
de búsqueda, de desafío personal y de innumerables trances por los que atraviesa en su exilio 
voluntario. En ese lapso la escritora funda la Revista Hispano-Americana, señera en 
publicaciones internacionales.27 Además mantiene su colaboración en las revistas mexicanas: 
Azul, El Renacimiento, 2ª. época, y El Mundo Ilustrado. Precisamente de allá nos llegan sus 
primeras impresiones de viaje, poemas, cuentos, la correspondencia epistolar y el anuncio de lo 
que sería su única novela: El espejo de Amarilis.28 En estos textos se hallan en ciernes los temas 
que dominarán las crónicas posteriores. 
 
27 La Revista Hispano-Americana (1895-96), puede consultarse en la Biblioteca Nacional de la UNAM, ha sido 
hallada como parte de los trabajos que realiza el proyecto “Españoles en México en los siglos XIX y XX”, bajo la 
tutela de Pablo Mora. La ya citada edición de la correspondencia Laura Méndez-Olavarría, carta 19, nos deja una 
muestra de la acuciosidad de la autora: “Si a la Naturaleza no tienen mucho que agradecerle los vecinos de este 
lugar [de San Francisco, California], lo que es al esfuerzo de los hombres, sí: luz eléctrica, telégrafo, teléfonos, 
ferrocarril, tranvías eléctricos, caminos vecinales, iglesias de todos los cultos, biblioteca pública, casa de correos en 
toda forma, escuelas primarias y superior y por último la famosa Universidad [Berkeley] con sus magníficos 
edificios diseminados en vastísimo parque, su Jardín Botánico y biblioteca amén de otras cosas útiles y bellas que no 
enumero porque no le ponga á usted miedo leer mis cartas.” 
28 Pablo Mora, Op. cit., carta 21: “Si Dios quiere, en diciembre o en enero [de 1898], escribiré el Espejo de Amarilis 
para publicarlo en un periódico literario que con el nombre de Estrella de Occidente va a comenzar a publicarse en 
pocos días amparado por la hábil dirección de Manuel Caballero.” Es decir que la novela -impresa cuatro años 
después en El Mundo, febrero-marzo de 1902- fue concebida para ser publicada como folletín. Para infortunio, tanto 
La Estrella de Occidente como El Mercurio Occidental, del mismo editor, no han sido localizados todavía. 
 
 
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La estancia de siete años en territorio ajeno no es poca cosa. A su retorno a la ciudad de 
México en 1898, Laura Méndez ocupa la subdirección de la Normal para Profesoras de Toluca.29 
Casi enseguida, en 1900, el viaje se prolonga a San Louis Missouri, al parecer en una visita de 
carácter personal, y permanece, ya como comisionada del gobierno mexicano hasta 1904. 
El Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno de México abunda 
en detalles de su traslado a Norteamérica, viaje efectuado en 1902. La pensión que se le asigna es 
de “$ 50.00 pesos mensuales en oro sin descuento por cambio o situación, cantidad que por ahora 
se pagará en San Louis Missouri, por conducto del cónsul de México en esa ciudad y con cargo a 
la partida 6147 del presupuesto vigente”.30 
Los informes pedagógicos de la profesora Laura Méndez, además de su concepción didáctica, 
se encuentran esparcidos de impresiones interesantes, baste a guisa de ejemplo una cita: 
Es una mañana de invierno muy fría, azul, clara y transparente. El jardín no es tal 
jardín, sino una llanura blanca cubierta por dos pulgadas de nieve endurecida por las 
heladas de varios días consecutivos. Están al caer las nueve, los chicos se apresuran a 
la escuela, haciendo resbaladillas por las aceras, ejercicio en que están muy prácticos; 
y llegan, a todo correr, a incorporarse a la línea, porque no tardarán en oír la campana 
que les indique la hora de entrar.31 
 
La vida en Norteamérica, por segunda ocasión, resulta aleccionadora para la ilustración de la 
escritora y profesora. Los reportes que envía al Ministerio de Instrucción Pública, particularmente 
al subsecretario Justo Sierra, son valiosos y pertinentes. En ellos aborda la enseñanza en los 
jardines de niños del país vecino y los contrasta con la realidad escolar de nuestro país. Las 
reflexiones conciernen a los métodos de enseñanza de Estados Unidos, pero también los 
 
29 AHNT, Nombramientos, vol. 5, exp. 241, 3 fojas. 
30 AHSRE, sección de Cancillería No. 9, exp. 18-23-55, f. 1. 
31 AHSEP, exp. M 3/9, legajo 1, f. 24. Este texto es parte del informe enviado por su autora al Ministerio de 
Instrucción Pública y Bellas Artes el 31 de julio de 1903. Fue publicado en el Boletín de Instrucción Pública enero 
de 1904, t. III, num. 1: 381-405. 
 
 
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confronta con la realidad social y económica de Alemania y Francia, países que son la punta de 
lanza de los avances pedagógicos. 
Así, discerniendo sobre los vicios y virtudes de la sociedad mexicana, nos acerca a los 
problemas que subyacen en la infraestructura de las escuelas nacionales, en la escasa preparación 
de los profesores, en la pobreza de un amplio sector del pueblo mexicano. Sin hacerlo explícito, 
está formulando una crítica al sistema político mexicano: 
Dicen que las comparaciones son odiosas; pero a mí, me es imposible formarme juicio 
de las cosas, sin caer en lo odioso de la comparación; y a este propósito, me viene a la 
memoria, que supliendo una vez al maestro de cuarto año de literatura, en cierta 
escuela normal de profesoras, tuve ocasión de saber que era posible distinguir el estilo 
pindárico del demostino, y escribir tomas, sevoya, y cosinera por Tomás, cebolla y 
cocinera. También me acuerdo de los oficios que de la Secretaría del Gobierno se me 
enviaban como directora de la Escuela, oficios donde la gramática brillaba por su 
ausencia.32 
 
La estadía de Laura Méndez de Cuenca en San Luis Missouri le permitió estar al tanto de 
cursos, conferencias y actividades culturales. El AHSEP abunda en notas con referencias a 
personajes de la vida literaria sobre los quese discurría en los foros de las ciudades 
norteamericanas: Víctor Hugo, Lamartine, Musset, Yeats.33 En el mes de diciembre de 1904 
vuelve a México, traslado para el cual se le entregan $ 200.00 pesos oro americano. 
Al retornar a nuestro país, el Consejo Superior de Educación, del cual formaba parte, convocó 
en julio de 1905 a un Congreso Pedagógico Nacional,34 realizado al año siguiente. Uno de sus 
compromisos fue intensificar los viajes de profesores al extranjero, con el propósito de asimilar 
los programas educativos de vanguardia. 
 
32 Boletín de Instrucción Pública , t. III, num. 1, 30 de enero de 1904:677. 
33 Para más información consultar los ya citados legajos del AHSEP. Aurelio J. Venegas informa que Laura Méndez 
“llegó a dominar este idioma [el alemán] como dominaba, también, el francés, el inglés y el italiano, a cuya ventaja 
escribió sus profundos conocimientos en las literaturas de estos países, pues bebió en sus propias fuentes a Goethe, 
Schiller y Heine, en Alemania; a Byron y Shelley en Inglaterra; a Leopardi, D’Anunzzio y Amicis, en Italia; y a 
Hugo, Musset y Verlaine, en Francia” (El Universal Ilustrado, 29 de noviembre de 1928:10). 
34 Boletín de Instrucción Pública, t. V, num. 1-2, agosto y septiembre de 1905. 
 
 
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De este modo se comisionó, por acuerdo de la Presidencia de la República, a la profesora Laura 
Méndez para que estudiara en Berlín, Alemania, la organización de las escuelas primarias. El 
encargo inició en julio de 1906 con el viaje en ferrocarril a la ciudad de Nueva Orleáns, donde 
transbordó, vía marítima, a Londres. Los gastos para el desplazamiento sumaron la cantidad 
de $ 500.00 plata mexicana. 
 El traslado naval a Europa, en aquel entonces, tenía una duración de más o menos 20 días, si 
las peripecias marítimas y el estado del barco lo permitían. Había buques con primera y segunda 
clases, es obvio que Laura Méndez viajaba en la primera sección. Sin embargo, son escasas las 
menciones de las tribulaciones que todo turista suele tolerar. En un decurso dibuja las peripecias 
de los viajantes bajo una tormenta en el canal de la Mancha: 
Salido el “Paso de Caláis” del área de abrigo del puerto, empezó a cabecear de lo 
lindo, cortaba el oleaje de través, y a cada nuevo golpe del viento, levantábase de popa 
a proa, no con majestad ni elegancia cual suelen creerlo los espectadores que 
enderezan mar adentro su catalejo desde la playa, sino con poquísima gracia y ruda 
grosería. Lo mejor era no ver. Atrás la costa se apartaba de prisa como si quisiera huir 
del pobrecito “Paso de Caláis”, abandonándolo a su suerte, delante nada de horizonte, 
el cielo encapotado y lagrimoso, y la masa gris de agua ondeando por los cuatro 
lados.35 
 
Ya en Berlín tuvo para su manutención el estipendio de 500 marcos al mes, suministrados por 
el agente financiero de México en Londres, y avalados por Francisco Álvarez de Icaza, delegado 
de la embajada de México en Alemania.36 A partir de entonces la ciudad alemana se convertirá en 
la sede de Laura en Europa. 
Pues bien, por encargo del Consejo Superior de Educación, Laura Méndez prolonga su estadía 
en Europa para asistir como delegada al 2º. Congreso de Educación Familiar, a verificarse en 
Milán, Italia, del 2 al 5 de septiembre de 1906,37 y al Congreso Internacional de Mutualismo, del 
 
35 “Pequeña travesía”, El Imparcial, 22 de septiembre de 1907:10. 
36 AHSRE, sección de Cancillería No. 9, exp. 18-23-55, f. 6. 
37 Por lo general una Comisión la integraban dos personas, en este caso Laura Méndez y Gonzalo A. Esteva. 
 
 
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21 al 23 de septiembre, en la misma ciudad italiana. Entre un viaje y otro por varios países de 
Europa, transcurrieron para Laura Méndez cinco años de intenso peregrinaje. 
En enero de 1910 todavía tuvo la oportunidad de asistir al 4º. Congreso de Educación en 
Bruselas, Bélgica. El Imparcial aún publicó una crónica de viaje, un ensayo en torno a 
Shakespeare y un cuento.38 En julio de este año retornó a México, con lo cual cerró su periplo 
europeo. 
Poco tiempo tuvo la autora para conocer las nuevas circunstancias por las que atravesaba el 
país; a cuatro meses de su regreso el disturbio revolucionario ensangrentaría el suelo mexicano. 
Otra vez la violencia intestina, aquella que Laura Méndez había vivido en su niñez, asolaba su 
terruño. 
Ella, una escritora cosmopolita, se encontraba de repente con una realidad violenta. Pudo haber 
retornado de inmediato a Europa, ya sin Justo Sierra al frente del Ministerio de Instrucción 
Pública y Bellas Artes, y fenecido el régimen que había afianzado su formación profesional. 
Quizá un cargo burocrático en el magisterio. La enfermedad y el cansancio no eran impedimento 
para elegir de nueva cuenta el viaje. 
Y sin embargo resolvió quedarse, aceptó entonces la dirección y supervisión de escuelas rurales 
en Xochimilco y Milpa Alta, lugares en que la refriega de balas estaba al por mayor. Ahora el 
viaje tenía que realizarse a los suburbios de la ciudad de México o al interior del país, parte de 
una misión educativa impostergable. 
Hay que destacar, finalmente, que Laura Méndez de Cuenca supo adecuarse a las nuevas 
circunstancias del país posrevolucionario. La exigencia de el viaje, como una necesidad de 
 
38 “La neurastenia”, una crónica, y “Porque era bizca”, un cuento, de una lucidez y una ironía destacables, resumen 
su visión de la existencia. 
 
 
 
 
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conocimiento, como una forma de atenuar la realidad local opresiva, ya no era imperativa, su 
salud disminuida reclamaba ahorro de energía para entregarse con renovado carácter a sus 
nuevas tareas educacionales. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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3. Cartografía y estudio de las ‘Crónicas de Viaje’, 1896-1910 
 
Las crónicas que integran esta tesis fueron divulgadas en publicaciones extranjeras y mexicanas: 
Revista Hispano-Americana (1895), El Mundo (1896), El Mundo Ilustrado (1896) y El Imparcial 
(1907-1910), lapso en la vida de Laura Méndez que incluye diversos viajes al exterior. 
En la evocación post mortem escrita por Aurelio J. Venegas, para el Universal Ilustrado, nos 
señala que Laura Méndez de Cuenca es autora de varios libros, y que “los principales diarios de 
la capital de la República engalanaban a menudo sus columnas con las bien nutridas 
correspondencias que escribía desde Nueva York, Berlín y diversas ciudades de Francia, Italia y 
Suiza, correspondencias en que se hizo ostensible el espíritu sagaz y observador de la culta 
escritora.” 39 
En el esquema siguiente apreciamos la distribución de las ‘Crónicas de Viaje’, por país, por año 
y por mes, considerando la fecha en que fueron publicadas. En pocos casos la viajera anotó al 
inicio de la crónica la fecha de su escritura; no obstante, una revisión y cotejo minuciosos de sus 
viajes, y la permanencia en cada nación, nos permiten situar el momento de su creación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
39 El Universal Ilustrado, 29 de noviembre de 1928:2. El subrayado es mío. 
País 1895-6 1907 1908 1909 1910 Total 
Estados Unidos 5 feb-dic 5 
Alemania 30 ene-dic 12 ene-mayo 6 mzo-sep 1 marzo 49 
Inglaterra 4 sep-oct 2 feb-dic (1) 1 marzo 7 
España 6 agto-sep 6 
Austria-Hungría 6 agosto-sep 6 
Italia 3 febrero 2 noviembre 5 
Francia 1 julio 1 febrero 2 
Total 5 44 22 8 1 80 
 
 
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Observaciones: 
a) Las cinco crónicas escritas en San Francisco, California, son el indicio de un nuevo talante en 
la escritura de la viajera. Ya en pleno viaje empieza a concebir un entorno de aprendizaje 
individual y de maduración creativa. Su situación personal apremiantele conminará a ejercer su 
oficio de escritora al máximo de su capacidad. Así lo expresa en la carta 15, diciembre de 1896: 
“Este año he trabajado como un patán: he escrito más que en ningún otro y sólo he cosechado 
desengaños.” 40 
b) Alemania es el país-sede de Laura Méndez, allí radica durante cinco años, y desde allá envía 
la mayor parte de sus crónicas. Berlín, para mejor precisión, se convierte en su plataforma. Parte 
de esta metrópoli para desplazarse a las ciudades y países cercanos: Austria-Hungría, Bélgica, 
Italia, Francia y España. En cambio, a pesar de que la visita a Inglaterra se realiza en diferentes 
años, los registros no son profusos. 
c) Llama la atención de que a España llegue en una sola ocasión, y en tránsito. Suficiente para 
dejar huella de textos espléndidos. De igual modo, ‘El dietario de Karlsbad’, Austria-Hungría, 
corresponde a una visita breve, pero sugestiva, en donde es posible destacar algunas de las 
singularidades de la cronista de viajes. 
d) Contra lo que pudiera presumirse, las crónicas acerca de París-Francia no abundan. Empero, 
otros documentos (la ya citada remembranza de Venegas nos habla de su encuentro en una 
sinagoga parisiense) dejan constancia de su paso por la ciudad luz. Si bien las impresiones sobre 
Italia no son demasiadas, en sus cuentos del mismo periodo aparecen con profusión sitios y 
personajes locales. 
 
 
 
40 Pablo Mora, Op. cit.: 267. 
 
 
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 El Esquema 2 distribuye las ‘Crónicas de Viaje’ en seis coordenadas: 
 
 
 
 
 
 
 
Observaciones: 
a) En la mayoría de los casos, Laura Méndez da cabal cumplimiento a una de las actitudes 
(estructura) del viajero: el andar incesante. La viajante asiste a las lecciones intramuros 
(conferencias, pláticas, discursos), pero enseguida sale a la calle a observar y constatar lo 
estudiado con el entorno real. Pocos ejemplos, pero de importancia significativa, muestran a la 
viajera sobre un vehículo en movimiento: simón, ferrocarril, buque, tren subterráneo, tranvía. 
Ya que este capítulo busca trazar algunos aspectos de las crónicas de viaje escritas por Laura 
Méndez en el extranjero, conviene tener a la mano cinco figuras, colocadas aquí como puntos 
referenciales de la viajera moderna en ciernes, que vinculan buena parte de las propuestas de 
Ottmar Ette, y que permiten matizar los elementos sustanciales encontrados en el análisis de las 
impresiones de viaje de la autora: 
1. El círculo: Todo viajero prevé un punto de partida y un punto de regreso. En el caso de Laura 
Méndez tiene que ver con el encargo que el gobierno mexicano le ha conferido, esencialmente. 
Pero también se convierte en una interpretación de los sucesos que le acontecen durante su 
trayecto, es una confrontación con su propia naturaleza y con el conocimiento cultural de su 
origen: “El viaje se abre a un proceso de concienciación modelado de manera autobiográfica. Se 
Características Espacios Estructura Total 
1. Crónicas descriptivas interiores-exteriores caminatas 42 
2. Crónicas sobre aspectos 
educativos 
interiores conferencias, caminatas 15 
3. Crónicas en torno 
 al ejercicio del poder 
interiores-exteriores caminatas, reflexiones 9 
4. Crónicas que tratan 
cuestiones de higiene y salud 
interiores-exteriores conferencias, caminatas 5 
5. Crónicas acerca de la 
condición de la mujer 
interiores-exteriores caminatas, conferencias 4 
6.Crónicas ensayo-literarias interiores Reflexiones, caminatas 5 
Total: 80 
 
 
27
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trata de un viaje alrededor del mundo para alcanzar lo propio”.41 Figura circular continua en las 
impresiones de viaje que relatan y describen modos, usos y costumbres de los pueblos y ciudades 
visitadas. 
2. El péndulo. La viajera se mueve sucesivamente entre dos puntos del viaje. Tiene que ver sobre 
todo con el espacio y la rapidez del traslado. En Laura Méndez se resuelven ambas posiciones 
por su larga permanencia en Estados Unidos y Europa. Advierte, Ottmar Ette, que esta figura es 
manifiesta, de manera particular, en la literatura de viaje de mediados del siglo XX; pero, ¿acaso 
no Laura es ya una viajera del mismo siglo? Es ostensible en sus impresiones sobre aspectos de 
higiene y enfermedad. 
3. La línea. “Este viaje lleva a una fusión con la meta anhelada, no está previsto un camino de 
vuelta o éste carece de importancia si se considera la meta que se alcanza. [...] Un movimiento 
que en las diversas religiones cumple la procesión, como comprensión espacio-corporal de un 
proceso anímico-espiritual”.42 Por supuesto, la manifestación de esta figura es perceptible en 
‘El dietario de Karlsbad’. 
4. La estrella. Al abandonar el confort de los lugares cerrados, la guía impresa o la de los 
conductores de tours, el viajero se adentra en zonas ajenas y desconocidas, “se echa a andar” de 
forma aprehensiva. Ejemplos hay suficientes en las crónicas de viaje de Laura Méndez de 
Cuenca. 
5. El salto. De origen difuso, ya que la viajera no sabe a dónde dirigirse, la casualidad obra a 
favor suyo. Resulta difícil encontrar en la obra de Laura un movimiento que no tenga un 
 
41 Ottmar Ette, Op. cit.: 59. 
42 Ibid: 60. 
 
 
28
28
Dimensión 
literaria 
 
Coleccionismo 
propósito preciso. Generalmente sabe a dónde va. No obstante en ciertas crónicas pierde el paso, 
errabundea: “Las tiendas al menudeo”43 o “La resurrección del diablo”,44 son una muestra. 
El Esquema 3 es un modelo que simplifica los movimientos de la viajera en el espacio y en el 
tiempo: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Observaciones: 
El centro del movimiento es el cuerpo de la viajera, ella se desplaza desde su propio 
conocimiento (hermenéutico), para aprehender la totalidad de la realidad social e histórica, no 
sólo la del tiempo lineal (viaje sincrónico), sino por medio de un viaje diacrónico en el estudio 
del “otro”. De este modo, en el primer caso, entra en relación con el modelo de la novela realista 
e histórica, y por otro lado, consigue la analogía con la dimensión en que el relato de viajes 
concreto se vincula “con textos de otros autores (es decir intertextual) o con los propios textos 
(por consiguiente, intratextual)”.45 
 
43 “Las tiendas al menudeo”, El Imparcial, 26 de abril de 1907:9. 
 44 “La resurrección del diablo”, El Imparcial, 20 de octubre de 1907:10. 
45 Ottmar Ette, Literatura de viaje, de Humboldt a Baudrillard, 2001:24. 
Realidad 
social 
e histórica 
Viaje 
sincrónico 
y diacrónico 
Dimensión 
política 
 y sexual 
Autobiografía 
 
 
29
29
No puedo pasar por alto la condición femenina de la autora, ni tampoco el contexto de las 
circunstancias políticas que la escudaron. Si los viajes de entre siglos XIX y XX resultaban 
escasos e impredecibles, lo eran más para una viajera solitaria. Una mujer en tal entorno era presa 
de los seductores, andaba en búsqueda de aventuras fáciles o formaba parte de una compañía 
artística. Laura Méndez lo ejemplifica en sus crónicas: “Títulos europeos y millones 
americanos”46 o en “Bailarines y bailarinas reales”.47 
Sin el apoyo de Justo Sierra, y del mismo presidente Porfirio Díaz,48 la labor de Laura Méndez 
hubiese estado, tal vez, confinada al ámbito local; luego no hay que olvidar que antes de su 
 
46 “Títulos europeos y millones americanos”, El Imparcial, 10 de febrero de 1907:4. 
47 “Bailarines y bailarinas reales”, El Imparcial, 25 de julio de 1909:10. 
48 Un intercambio de misivas entre el presidente Porfirio Díaz y el aubsecretario Justo Sierra, muestra el talante de 
Laura Méndez de Cuenca: 
 
“Junio 8 de 1904. 
LicenciadoJusto Sierra. Estimado amigo: 
Original envío a usted una carta del Representante de este Gobierno en la exposición de H. Lo mismo para que se 
imponga de su contenido y vea lo que se refiere a la Sección X quien a ser exacto el informe del señor Nuncio como 
yo lo creo pues es persona seria y verídica, parece indecorosa, indebida e inexplicable la conducta de dicha sección. 
Quedo de usted, afectísimo, servidor y amigo. 
Señor General Don Porfirio Díaz 
Presidente de la República 
Señor General Don Porfirio Díaz 
Presidente de la República 
Presente. 
Muy distinguido amigo: 
Devuelvo a usted la carta del señor Nuncio que se sirvió usted mandarme incluida en su carta del 8 del corriente. 
Deploro el incidente y me lo explico, tanto porque la señora Méndez de Cuenca se había dado por ofendida a causa 
de que el señor Coronel Nuncio se resistió a reconocerle su carácter de representante nuestra en el departamento de 
educación, por motivos reglamentarios que aquí no tuvimos presentes, cuanto porque tiene un carácter levantado y 
es un poco mordaz e intolerante. 
La señora de Cuenca, sin embargo, nos presenta muy buenos servicios y nos manda excelentes informes sobre la 
organización y funciones de las escuelas americanas; sentiría yo que usted creyese necesario retirarle el auxilio que 
por estos trabajos le mandamos, pero usted ordenará lo que crea conveniente. 
Voy a enviarle una amonestación muy seria y, si usted no lo cree impertinente, la autorizaré con el nombre de usted. 
La había propuesto y, según me dijo el señor Ministro usted la había aceptado como nuestra representante en el 
Congreso de Educación; no sé si después de la carta del señor Nuncio usted creerá indebido darle ese encargo. De 
todos modos espero las instrucciones que usted se sirva dar sobre este asunto a su siempre adicto y respetuoso amigo 
y seguro servidor. 
Justo Sierra. 
 
Junio de 1904. 
Licenciado Justo Sierra. Estimado amigo: 
 
 
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traslado a Europa había ya emprendido una audaz viaje a los Estado Unidos. De tal manera, como 
sucedió en momentos significativos de su vida, los sucesos importantes iban aparejados con su 
obstinación, valentía y talento, con la amistad sincera de amigos y colaboradores. 
 Su perspectiva de género le permite estudiar los fenómenos sociales con mayor perspicacia y 
singularidad. Quizá más manifiesta en la década de 1890, cuando el viaje lo lleva a cabo de forma 
solitaria, configurando su propio espacio, pero también en un segundo momento, en el viaje a 
Europa, ya al amparo de las instituciones, en donde espacio y tiempo se funden en una búsqueda 
por el conocimiento de otros contextos sociales, en los cuales la participación de la mujer era 
medular en la transformación de las instituciones. 
La viajera al final de su marcha regresa al punto de partida. Ette llama a esta figura del 
movimiento literario-viajero como el círculo hermenéutico: “Viajar se convierte en puro 
coleccionismo; el coleccionismo, en ‘pura’ literatura”.49 Y ya que este estudio trata precisamente 
de literatura, paso al análisis de sus impresiones de viaje. 
 
3.1. Crónicas descriptivas 
Las crónicas publicadas por Laura Méndez de Cuenca en la Revista Hispano-Americana, en 
1895, son una primera mirada al entorno de su reciente hogar, y a la vida que le depara su nueva 
realidad: la ubicación geográfica de San Francisco, el ámbito natural y los personajes con los 
 
Me refiero a la atenta carta de usted de 10 del actual manifestándole que una vez hecha una seria amonestación a la 
persona de quien se quejó Nuncio creo que no se dará un nuevo caso análogo y que por lo mismo bien podrá 
desempeñar su cargo en el Congreso de Educación. 
De usted, afectísimo, servidor y amigo. 
Señor General Don Porfirio Díaz” 
 (Justo Sierra, Obras Completas. t. XV, UNAM: México, 1993:146). 
 
* Como nota suplementaria agrego que el coronel José Nuncio era un militar destacado, provenía de las milicias 
republicanas, amigo personal de Porfirio Díaz, desde aquellas batallas decisivas. 
49 Ottmar Ette, Op. cit.: 56. 
 
 
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cuales emprendió una tenaz labor de difusión y enlace entre los comercios de las naciones de 
Hispanoamérica. 
De inmediato, en su segunda crónica, supo apreciar la importancia y la presencia de un 
personaje privilegiado en la mercadotecnia norteamericana, y en el inconsciente colectivo de la 
infancia: Santa Claus. Y es que para su sagacidad no escapa la flamante inclinación que adquiere 
el viejo de las barbas blancas, cargado de regalos para los pequeños. Estamos ante la presencia de 
una revaloración del mito que la viajera percibe con precisión: del ancestral ritual de fecundidad 
de las fiestas navideñas europeas: con su árbol, sus frutos colgantes y otros adornos, hasta su 
función utilitaria en las sociedades modernas.50 
Las tres crónicas remitidas desde San Francisco California en 1896 a El Mundo y El Mundo 
Ilustrado,51 contienen temas de interés notable. Nada más y nada menos que la víspera de la 
elección presidencial en Estados Unidos, referencias al Día de Gracias en dicha nación, y la ya 
anunciada de Santa Claus. 
El oficio de periodista se deja sentir en la escritura de la viajera. Desde temprano, avizorando la 
atmósfera nublada de la bahía de San Francisco, vislumbra la Gran Parada en honor de Mc 
Kinley52 y la parafernalia en torno suyo: los vistosos trajes de los activistas, los llamativos 
cuanto desechables objetos que portan los marchistas, las consignas de palabra y las que llevan 
 
50 La crónica apareció en la Revista Hispano-Americana en el número mensual de febrero de 1895:5-6, con el título 
de “Navidad”, también fue publicada en El Mundo Ilustrado del día 20 de diciembre de 1896:4, ya con el de “Santa 
Claus”, ambas incluyen sendos dibujos del personaje. Viene a ser como si de repente se pudiera ver la figura de un 
icono, que hasta entonces apenas se había entrevisto en la bruma y el hielo invernal. 
51 El periódico El Mundo tuvo su primera época de 1888 a 1890, bajo la dirección de Vicente Sotres, la misma Laura 
Méndez se encargaba de la sección literaria. Su segunda época, ya con la tutela de Rafael Reyes Spíndola inició en 
octubre de 1896. En cambio, la revista El Mundo Ilustrado, del mismo sello, fue dada a conocer en noviembre de 
1894. Para más detalles consúltese la correspondencia Méndez de Cuenca-Olavarría. 
52 Mc Kinley, William (1843-1901): las elecciones celebradas en 1896 constituyeron un punto de ruptura en la 
política estadounidense. El gobierno de Mc Kinley promulgó la tarifa proteccionista en 1897, impuso el patrón oro 
en 1900. En política exterior logró la independencia de Cuba, la anexión de las islas Guam, Puerto Rico y Filipinas. 
Fue ultimado por el anarquista León Czolgosz el 6 de septiembre de 1901. 
 
 
 
 
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por escrito los gremios de trabajadores. Allí, desfilando la corporación de zapateros de México, 
emigrantes que han abandonado su patria para ir a ganar el dinero que no obtienen en la suya, 
presagio funesto de lo porvenir. En fin, los gold men avanzando por las céntricas calles. Los gold 
men y el poder del dinero, los gold men y la virtud de la familia, los gold men y Dios con ellos. 
A trechos pasaban los carros que representaban la industria local, algunos de ellos 
muy artísticamente dispuestos, y también carros alegóricos no muy pintorescos. Uno 
de estos fue dispuesto por el grupo de mujeres que quieren votar, las cuales sea dicho 
de paso, lo que es en esta ocasión, no obstante la ruda tarea que en los últimos años se 
echaron a cuestas, la reverenda Ana Schow y miss Sussie Anthony, sufrieron una 
nueva derrota en las urnas electorales.53 
 
En todos los países las elecciones son un teatro y un circo, parece decirnosla viajera. En 
cambio, los distingue la celebración de sus fiestas más íntimas, las familiares o las de la 
comunidad que las acoge. Lejos de su patria, en donde las fiestas son una profusión de 
religiosidad y fanatismo, Laura Méndez puntualiza uno de los días más especiales en la vida de 
los norteamericanos: el Thanksgiving day.54 
Aunque el festejo es nacional, cada ciudad lo celebra a su modo. En San Francisco, la viajera 
atenta a las fruslerías del día, apunta el itinerario siguiente: 
 7:00 hrs. Paseo con la familia: 40 millas en bicicleta o 12 millas corriendo. 
12:00 hrs. Partido de Futbol. 
14:00 hrs. Comida: sopa de pasta, calabaza y guajolote en salsa de crawnberries. 
16:00 hrs. Retorno a la ciudad. 
18:00 hrs. Obras de caridad: donaciones, visitas a los enfermos y menesterosos. 
20:00 hrs. Reunión en familia. 
 
53 “La Gran Parada en honor de Mc Kinley. El gran día. Triunfo de los republicanos”, El Mundo, 21 de noviembre 
de 1896:2. 
54 “Thanksgiving day. Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos”, El Mundo, 16 de diciembre de 1896:2. 
Fiesta nacional por acuerdo del presidente George Washington y el Congreso en 1789. Se celebra el 26 de noviembre 
de cada año. 
 
 
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Las cuatro crónicas anteriores son sólo un ejemplo de la creación literaria de Laura Méndez 
durante su primera estancia en el extranjero, por lo menos en lo que respecta al género estudiado. 
Los viajes se sucedieron, pasarían diez años para que nuevamente la autora recuperara esta 
forma de expresión. 
Y la nave va 
Laura Méndez zarpa rumbo a Europa en julio de 1906. Sin duda la viajera llevaba consigo el 
imprescindible Diario de viaje. El vapor cruza el océano Atlántico rumbo al canal de la Mancha. 
En Inglaterra se entrevista con el secretario de la Legación, quien le entrega viáticos para su 
estancia. Ya en tierra francesa, a bordo del tren, se dirige a Berlín, Alemania, y de allí a Italia. 
Hasta aquí el viaje corresponde a la dimensión lineal en el espacio y en el tiempo. La viajera 
cumple a cabalidad con el encargo del gobierno mexicano: estudiar los métodos de enseñanza de 
la educación elemental en Europa. Por tanto, dichos informes aparecerán publicados en el Boletín 
de Instrucción Pública correspondiente. 
Después de concluido el Congreso de Mutualismo en Milán, Italia, en octubre, Laura Méndez 
consideró prudente la publicación de esos apuntes, por lo cual se comunicó con los directivos de 
El Imparcial, que advirtieron con beneplácito la iniciativa. Había secciones del diario en que 
aparecían impresiones de igual índole, suscritas por Tablada, Nervo, Gómez Carrillo o Blasco 
Ibáñez, a veces en la misma página.“Príncipes y reyes. Su vida expuesta a la censura”, la primera 
crónica, se publicó el 3 de enero de 1907, lleva una nota: Correspondencia de Berlín para El 
Imparcial. 
La viajante ya se ha puesto en secuencia, pero, ¿a dónde, y de qué manera? 
Cuando no se trata de ruinas de ciudades históricas, en cuyas piedras los arqueólogos 
leen de corrido sucesos maravillosos, las casas viejas de las ciudades vivas, que 
muchas veces nos enseñan tanto de la historia y de la civilización de los pueblos como 
aquéllas, no llaman la atención del turista. Claman en nombre de la salubridad 
 
 
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pública, asegurando que los callejones de las grandes capitales son lo mismo: focos de 
inmundicia, hacinamiento de gente desarrapada, sucia y de la más baja ralea. Bien 
puede ser. El medio ambiente contribuye en gran parte a imprimir carácter al 
individuo, que mucho que en tales centros oscuros e infectos y despojados de aliciente 
de cualquier clase, la fría y triste miseria engendra todos los vicios. Con todo, de esa 
baja capa social, suele periódicamente formarse el abono entre las clases más altas, 
renovando los elementos desgastados por la anemia que, en éstos, ha producido el 
examen de refinamientos a que se entrega el hombre que disfruta de la comodidad.55 
 
A primera vista hay una actitud distinta en la manera de asumir el viaje. No se trata de una 
simple turista que se deja guiar por los cicerones. La lección es importante: para conocer una 
ciudad, y lo que en ella hay, es necesario caminarla, recorrerla. Es lo que Ette llama “movimiento 
hermeneútico”, o sea la posibilidad de generar conocimiento a partir de una realidad propia. El 
deseo y la necesidad de la viajera es configurar su propia estructura espacial y temporal, que en 
este caso florece por el vasto conocimiento de la viajera. 
Hay otro elemento que inserta a la viajera en la modernidad: la certeza de que el cambio social 
y político emerge de las clases menesterosas. Por eso no bastaba con la erudición, era 
imprescindible un enfoque humanista para ir en pos de los reacomodos sociales en los regímenes 
gubernativos avanzados. No le faltaban ejemplos para sostener su dicho: el mismo presidente 
Benito Juárez había emergido de esa capa social de pobreza.56 
Un tercer aspecto de relevancia concierne a la obsesión por la indagación de las actitudes 
humanas, condición que ha acompañado a Laura Méndez desde la niñez. De la infantil centinela 
perpetua, a la profesora que cruza el océano en una misión educativa, hay la constante de 
percibirlo todo a través de la mirada del otro. 
Al revisar textos paralelos de viajeras mexicanas contemporáneas a Laura Méndez, no me 
encuentro con algo semejante. Generalmente se trata de mujeres acompañantes de algún 
funcionario, familiar o amigo, y en consecuencia, provistas de la sobreprotección que su 
 
55 “Richard Bukowky”, El Imparcial, 7 de mayo de 1908:2. 
56 Por lo menos en un ensayo se ocupa del personaje: “Juárez”, La Mujer Mexicana, 21 de marzo de 1906:1-3. 
 
 
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condición les otorga.57 La viajera solitaria aprovecha esta situación para moverse con plena 
libertad en las diferentes capas sociales. De esta manera convive con una familia alemana en la 
noche de San Silvestre o de Año Nuevo; documenta las tradiciones y costumbres de los pueblos. 
Sale a caminar por las amplias avenidas europeas. A pleno sol, bajo la lluvia, entre la nieve, visita 
los sitios turísticos más anunciados, pero también se interna por los recovecos de la ciudad. 
Incluso en aquellas crónicas plenas de descripciones y de abundancia de imágenes visuales, los 
textos se hallan impregnados de sutileza envolvente. Aromas, perfumes y olores se perciben con 
generosidad: 
Y si abundan los jardines, las florerías no los van en zaga. No se pasan dos calles sin 
tropezar con la vidriera, detrás de la cual asoma más la tentación, que otra cosa no 
puede llamarse al conjunto vistoso de canastas, ramos, macetas, coronas y guirnaldas, 
todo de lo más vistoso y raro, todo del gusto más exquisito. 
¿Lo creerán ustedes? Pues les diré, la corona más delicada y luminosa que he visto en 
un escaparate estaba arreglada con un golpe de lirios verdes, frescos y tiernos.58 
 
O bien cuando nos acerca a las tiendas de Alemania, París o Italia, en donde es posible apreciar 
las diferencias de cómo se vende y cómo se compra. De particular interés son sus comentarios 
acerca de la distribución de los bienes y las mercancías dentro de los complejos comerciales. Que 
no cause extrañeza que una profesora se ocupe de semejantes nimiedades. La vida cotidiana 
adquiere, como es previsible, una relevancia determinante en la vida social. Lo mismo sucede 
cuando nos introduce al modo de alimentarse de los pueblos del mundo. Expuestas las 
diferencias, la viajera no puede más que lamentar las inequidades. 
 
57 Es el caso de las hermanas Larrainzar, quienes viajaron a Europa en 1866 al lado de su padre Manuel Larrainzar, 
ministro comisionado por el emperador Maximiliano. Algo parecido sucede con Isabel Pesado, hija del poeta José 
Joaquín Pesado, acompañante de su acaudalado maridoen viaje de cura con médicos europeos (Teixidor, 1982:41-
47). Lo mismo acontece con la escritora María Enriqueta Camarillo, esposa del embajador Carlos Pereyra, visitantes 
de Cuba, Bélgica y París (1910-1913). 
58 “Las flores en Alemania”, El Imparcial (S), 10 de marzo de 1907:2. 
 
 
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El Archivo Histórico de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México guarda un documento 
en el cual Laura Méndez, por intercesión de Francisco Álvarez de Icaza, ministro del gobierno 
mexicano en Alemania, solicita la ampliación de su estancia en Europa: 
Berlín 6 de junio de1907 
Quería [Laura Méndez] si la ocasión se presentaba, y por la relación posible con los 
trabajos que lleva a cabo, poder hacer extensivos esos estudios a las escuelas 
elemental, media y superior, para hombres, mujeres y mixtas, y a las escuelas de 
trabajos manuales en toda la provincia de Brandenburgo, así como al gimnasio y real 
gimnasio para señoritas en Berlín, Charlottenburgo y Schönenberg.59 
 
No se trata sólo de perfeccionarse en el conocimiento de un sector específico: la educación de 
las sociedades europeas, el propósito es más ambicioso: evidenciar el presente y el “pretérito 
futuro” -en la terminología de Ette- a través del estudio del otro. La viajera sale del confort del 
espacio cerrado rumbo a la calle; este cambio de perspectiva visual y corporal le va a permitir 
documentarse con mayor profundidad. El logro es completo: al convivir con los habitantes de las 
diversas capas sociales, favorecida por la observación minuciosa y el aprendizaje de la lengua 
local, puede desentrañar sus vivencias. En lo sucesivo la viajera habitará un doble lenguaje: el 
tiempo y el espacio del habla local. 
Por esta tentativa, afortunada para el estudio de la historia de la crónica mexicana, y para la 
creación literaria de la escritora, la permanencia en Europa se prolonga. Los viajes se suceden, ya 
sin la carga opresiva de un tiempo acotado, por varios países del continente. 
La prosa de Laura Méndez se enriquece sensiblemente, los textos son más vastos y precisos. Si 
los primeras crónicas son de una agradable dosis de coleccionismo, miscelánea entretenida de 
modos, usos y costumbres, las que las suceden ganan en rigor y hondura, con una buena carga de 
ironía. Y es que la autora acentúa el cuestionamiento sobre los grandes conceptos: ciencia, 
civilización, Dios, el poder: civil y religioso. Muestra del nuevo talante es lo siguiente: 
 
59 AHSRE, sección de Cancillería, Mexicanos en el exterior, exp. 6-784, f. 34. 
 
 
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Para los soñadores, la civilización del mundo es un ideal que nunca esperan ver 
realizado; para unas cuantas almas escogidas ha sido un hecho, pero para la mayor 
parte de los vivientes no ha pasado de manía que nos sacan a bailar de palabra o por 
escrito siempre que se presenta la ocasión.60 
 
Resulta por lo menos inusual que de un espíritu positivista como el de la autora, brote el 
desencanto. Pero es que se trata de condiciones complementarias, en ella subyace una 
sensibilidad romántica de la cual no podrá desprenderse. Si algo distingue a Laura Méndez es la 
rebeldía y la melancolía, dos móviles netamente románticos, que le confieren vida e 
individualidad. Su obra literaria fue posible por estos rasgos. La labor pedagógica le proporcionó 
rigor y disciplina, pero la severidad de su práctica educativa no hubiera sido posible sin la pasión 
necesaria para empeñarse en una labor social que implicaba constancia y determinación.61 
Pese a los avances de la civilización y a los favores de la ciencia, el hombre se ve postrado ante 
los embates de la Naturaleza cruel, que de vez en vez se ceba sobre la condición humana, pero 
sobre todo con los más desposeídos, cuando les toca ser las víctimas: 
¿No es esto consolador? Ya podemos respirar felices los que sabemos por los 
periódicos, la magnitud del azote caído sobre la patria ausente. Que los aplastados se 
llamen Sánchez o Pérez, que sean el boticario o el sacristán, ¿qué importa? Si los 
intereses extranjeros están incólumes, si no han sucumbido americanos, ni europeos, 
ni personas prominentes, alcemos las manos al cielo. ¡Loados sean los dioses!62 
 
En su marcha, Laura Méndez salta por diferentes tiempos históricos y culturales. Queda de 
manifiesto en las inspecciones que efectúa a los centros educativos europeos, donde su erudición 
es ostensible. Sin embargo, la narración literaria alcanza su esplendor en las crónicas que 
describen el entorno histórico de las sociedades europeas; en este ámbito, la viajera despliega a 
plenitud sus conocimientos intelectuales. No bastan las guías ilustradas de los museos, de las 
 
60 “La civilización en las grandes ciudades”, El Imparcial, 9 de junio de 1907:9. 
61 Sobre este asunto, ver las consideraciones de Domenella y Pasternac, México, 1997:117 y ss. 
62 “La civilización en las grandes ciudades”, El Imparcial, 9 de junio de 1907:9. La autora lamenta los estragos que 
produjo un devastador terremoto en las costas de Guerrero y Oaxaca, de manera particular el sismo perjudicó a sus 
familiares, quienes perdieron sus bienes en esa desgracia. 
 
 
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plazas, de los puntos turísticos reconocidos; tampoco alcanza la retahíla de los guías, que se 
afanan en su labor disuasiva. Es la acuciosa observación de la autora la que permite situar al texto 
escrito en una dimensión atemporal. 
Hay bastantes ejemplos al respecto, “Un día en Lübeck” nos atrapa por lo atinado de la prosa: 
Lübeck en el periodo de la Edad Media, fue grande en el comercio, formó en el siglo 
XIV, en compañía de otras ciudades, la unión pacífica y mercantil que tanto poder y 
auge dio al litoral, hasta que el engrandecimiento de Rusia, por una parte, y el 
descubrimiento de América, por la otra, sintieron su vigor comercial. Hoy vive 
calladamente sin perder su espíritu austero de ayer. Los edificios nuevos que 
construye conservan el mismo estilo arquitectónico que tenían cuando eran godos los 
albañiles que los levantaban, tejados que se elevan en ángulos agudos, fachadas 
sencillas sin parte saliente ni follaje, capiteles en forma de trapecio, bóvedas 
espaciosas y elevadas.63 
 
La revisión cultural no concluye en los interiores de los edificios legendarios. La viajera sale a 
la calle, aborda el tranvía eléctrico para transitar por la prolongación de la ciudad: quintas, patios, 
huertas y viñedos. 
Por la noche, desde su atalaya berlinesa, amplia e iluminada, evoca la disposición 
arquitectónica de los balcones y ventanas de su patria. Entonces traza un ensayo enciclopédico 
que resulta inusitado. La autora recorre en diacronía hechos históricos que se desarrollan desde 
ese espacio mitad interior, mitad exterior. Pero si el balcón, particularmente el que se ha 
construido en las ciudades alemanas, permite mostrarse sin tapujos, convertido en sitio para leer, 
conversar, apurar los alimentos y beber cerveza, el balcón de otros países latinos es un lugar 
meramente romántico, al uso de la alcahuetería y de las complacencias amorosas. A ellos se 
asoma Laura Méndez para rememorar, que no añorar, “su” balcón personal, que no es otro sino el 
de la melancolía poética. 
Al París de los sueños, la ciudad que fascinaba a los escritores decimonónicos, la meca de los 
poetas mexicanos que anhelaban abrevar en las fuentes de las musas. Allá llega Laura Méndez, 
 
63 ”Un día en Lübeck”, El Imparcial, 23 de junio de 1907: 10. 
 
 
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una madrugada del mes de junio. En la estación del norte aborda un simón rumbo al Sena, a 
Montparnasse, la Sorbona. Cruza por Montmartre y la Torre Eiffel; sus ojos y su olfato perciben 
el tufo de una noche de placer en los bulevares parisienses. París, como las grandes ciudades, 
abre sus brazos a los ciudadanos de todo el mundo. En esa ciudad cosmopolita

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