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Tesis La innovación en un Departamento de Servicios Internos de una Institución de Educación Pública en la ciudad de Mérida, Yucatán Que para obtener el grado de: Maestro en: Administración Presenta: Gregorio Chan Rodríguez T u t o r (Director de la tesis): H é c t o r H o r t o n M u ñ o z México, D.F. 2008 Universidad Nacional Autónoma de México Programa de Posgrado en Ciencias de la Administración UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. T e s i s La innovación en un Departamento de Servicios Internos de una Institución de Educación Pública en la ciudad de Mérida, Yucatán Que para obtener el grado de: Maestro en: Administración Presenta: Gregorio Chan Rodríguez T u t o r (Director de la tesis): H é c t o r H o r t o n M u ñ o z México, D.F. 2008 Universidad Nacional Autónoma de México Programa de Posgrado en Ciencias de la Administración F a c u l t a d d e C o n t a d u r í a y A d m i n i s t r a c i ó n F a c u l t a d d e Q u í m i c a I n s t i t u t o d e I n v e s t i g a c i o n e s S o c i a l e s I n s t i t u t o d e I n v e s t i g a c i o n e s J u r í d i c a s A mi esposa A mis hijos Ì N D I C E I. INTRODUCCIÒN 4 I.1 Justificación del trabajo 4 I.2 Objetivo del trabajo 6 II. ANTECEDENTES 7 III. MARCO TEÓRICO 8 III.1 El concepto de innovación 8 III.1.1 Evolución del concepto de innovación y principales aportes teóricos 9 III.1.2 Modelos que explican el proceso de innovación 12 III.1.3 El sistema de innovación 14 III.1.4 El Manual de Oslo 15 III.2 La innovación en las organizaciones mexicanas 16 III.2.1 Encuestas nacionales sobre innovación 17 III.2.2 La capacidad de innovación en México 21 III.3 La calidad del servicio 23 III.3.1 La noción de calidad 23 III.3.2 La noción de servicio 25 III.3.3 El concepto de calidad del servicio 26 III.3.4 Modelos de medición de la calidad del servicio 28 III.4 El sector servicios en México 32 IV. MARCO DE REFERENCIA 36 V. DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÒN 39 V.1 Hipótesis 39 V.2 Identificación de variables 39 V.3 Instrumento propuesto de medición 39 V.4 Aplicación del cuestionario 40 V.5 Interpretación de resultados 41 VI. CONCLUSIONES 46 VII. RECOMENDACIONES 47 ANEXOS 48 BIBLIOGRAFÌA CONSULTADA 60 GLOSARIO DE TÉRMINOS 66 I. INTRODUCCIÒN ¿Cómo influye la innovación en la calidad del servicio que presta un Departamento de Servicios Generales?; la búsqueda de la respuesta a esta pregunta constituye, fundamentalmente, el desarrollo del presente trabajo. Se estudia cómo se adaptan los conceptos y definiciones clásicas de innovación a las peculiaridades de los servicios internos y cómo ésta influye en la calidad de los mismos, para ello se parte del marco teórico que sustenta a la innovación así como de la literatura que trata del papel de la innovación en las organizaciones mexicanas, la que trata de la evaluación de la calidad del servicio y se conjuga con la investigación de campo realizada en el Departamento de Servicios Generales del Instituto Tecnológico de Mérida. El trabajo está delimitado por las características propias de una región específica de nuestro país como lo es el Estado de Yucatán pero sin perder de vista que las organizaciones de Yucatán comparten un buen número de problemas y realidades con sus similares del resto de la República Mexicana. I.1 Justificación del trabajo Actualmente, se observa que ninguna organización, independientemente de su tamaño o de su tipo de actividad, permanece inmune a los cambios. El ritmo y el alcance de los cambios que se están produciendo en las organizaciones y en las actividades que desarrollan no tienen precedentes históricos. La globalización e intensificación de la competencia, el avance tecnológico, el aumento de las exigencias de los consumidores y usuarios así como los cambios en los modelos de legislación son algunos de los factores que están haciendo del cambio un imperativo del actual nivel de competitividad. La asimilación y generación de innovaciones es uno de los factores que más significativamente ha contribuido a la introducción del cambio en las organizaciones y al mantenimiento de su competitividad. De acuerdo a las anotaciones de Ackoff (1961, citado por Bèjar 1968: 18-26; en Abruch 1986: 48) que describen la importancia de un problema, se enumeran a continuación algunos criterios útiles en la reflexión sobre las condiciones esenciales de un plan general de investigación; así, uno debe cuestionar si éste: a) Es oportuno. b) Está relacionado con un problema práctico. c) Se refiere a una amplia población. d) Se refiere a una población real que es factor de poder o que se encuentra en una situación critica. e) Llena una laguna de investigación. f) Permite generalizaciones aplicables a amplios principios de interacción social o teoría general. g) Afina la definición deun concepto importante. h) Tiene muchas implicaciones para un amplio rango de problemas prácticos. i) Puede crear o mejorar un instrumento para la observación y el análisis de datos. j) Proporciona posibilidades para la exploración fructífera con técnicas conocidas Partiendo de lo anterior, se procede a explorar las razones por las que este trabajo de investigación se considera justificado: a) El tema de la innovación en las organizaciones del sector servicios en nuestro país es un tema nuevo, por lo que, en este sentido, este trabajo resulta oportuno. b) El trabajo tiene relación directa con un problema práctico y real tratado en los capítulos IV y V. c) Aunque el trabajo se refiere a una organización, esta organización pertenece al sector mayoritario de las organizaciones mexicanas. d) La población de las organizaciones del sector servicios en México es real y representa un factor de poder. e) En nuestro país existe carencia de investigaciones respecto a la innovación en las organizaciones del sector servicios, por lo que este trabajo contribuye a llenar estos espacios. f) El método elaborado para la obtención de la información concierne a un buen número de organizaciones del sector servicios interesadas en la innovación. g) La introducción del término innovación en las organizaciones del sector servicios se considera importante debido a la necesidad de éstas de incrementar la calidad de los servicios que prestan; en este sentido se pretende afinar la definición de un concepto importante. h) Una vez afinada la concepción de la innovación en la organización del presente trabajo, los resultados podrían aprovecharse en otras organizaciones del sector servicios dando lugar a una serie de implicaciones para un amplio rango de problemas prácticos. i) Se creó un método para la obtención de la información que es el instrumento para el análisis de la calidad del servicio en la organización del presente trabajo. j) Los resultados obtenidos proporcionan posibilidades de futuras exploraciones fructíferas. I.2 Objetivo del trabajo El objetivo general del presente trabajo es determinar cómo influye la innovación en la calidad del servicio que prestan los Departamentos de Servicios Internos de las Instituciones mexicanas de Educación Pública con base en el material que se ha publicado sobre ella así como en los testimonios que ofrece el estudio de campo realizado en el Departamento de Servicios Generales del Instituto Tecnológico de Mérida. I. ANTECEDENTES Aunque es reconocida la importancia del sector servicios en los países industrializados, es en los últimos veinte años que despierta interés el estudio de la innovación en este sector porque anteriormente prevalecía la creencia de que era un sector poco innovador. Estudios recientes indican que el sector servicios es cada vez más innovador pero, a diferencia de otros sectores de la economía, la innovación no tecnológica juega un papel importante en este sector y presenta unas características propias. Lo anterior ha conducido a adaptar los conceptos y definiciones clásicas de innovación desarrollados inicialmente en el sector manufacturero a las peculiaridades del sector servicios. La mayoría de los estudios existentes sobre innovación en servicios se centran en el análisis de los servicios intensivos en escala o servicios dependientes de las redes de información (servicios financieros, servicios inmobiliarios o servicios de seguros) y de los llamados “servicios de negocios intensivos en conocimiento” (servicios de consultoría y diseño; servicios de software). Prácticamente, en nuestro país, no se cuenta con estudios sobre innovación en los servicios de carácter interno; es decir, los que se prestan dentro de la misma organización. En este tipo de servicios el capital humano es de gran importancia sobre todo en los casos en que la innovación no depende de la tecnología y son las personas y sus habilidades las que ayudan a conducir la innovación. Con respecto a la calidad del servicio, tanto en los países industrializados como en el caso de nuestro país, si existen diversos estudios y tesis que abordan el tema. En el caso específico del Instituto Tecnológico de Mérida, algunos egresados de la maestría en ciencias han presentado tesis sobre la calidad del servicio pero hasta ahora no se han realizado investigaciones sobre la innovación en los servicios. I. MARCO TEÓRICO III.1 El concepto de innovación A lo largo de la historia se ha analizado el concepto de innovación. Desde la época de los economistas clásicos este concepto ha estado presente, y continúa estándolo en la actualidad. El Diccionario de la Real Academia Española (22ª edición, 2001) define innovación como “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”. El mismo Diccionario señala que el término innovar etimológicamente proviene del latín innovare que significa “mudar o alterar algo, introduciendo novedades”. Existen numerosas definiciones acerca del término innovación, algunas de ellas son las siguientes: “La innovación es la herramienta específica de los empresarios innovadores; el medio por el cual explotar el cambio como una oportunidad para un negocio diferente (…) Es la acción de dotar a los recursos con una nueva capacidad de producir riqueza. La innovación crea un `recurso`. No existe tal cosa hasta que el hombre encuentra la aplicación de algo natural y entonces lo dota de valor económico” (Drucker, 1985). “La innovación es el proceso de integración de la tecnología existente y los inventos para crear o mejorar un producto, un proceso o un sistema. Innovación en un sentido económico consiste en la consolidación de un nuevo producto, proceso o sistema mejorado” (Freeman, 1982). “Una innovación es la introducción de un nuevo, o significativamente mejorado, producto (bien o servicio), de un proceso, de un nuevo método de comercialización o de un nuevo método organizativo, en las prácticas internas de la empresa, la organización del lugar de trabajo o las relaciones exteriores” (3ª Edición del Manual de Oslo, 2005). “La innovación no es el fruto de una idea genial surgida de una mente privilegiada, sino una disciplina que requiere esfuerzo, pasión y perseverancia. Pero lograr un proceso exitoso de innovación exige además, una cultura corporativa compatible con el cambio, una cultura que fomente el compromiso, una cultura donde los trabajadores se sientan y sean escuchados” (Senge, 1998). “La innovación es el complejo proceso que lleva las ideas al mercado en forma de nuevos o mejorados productos o servicios. Este proceso está compuesto por dos partes no necesariamente secuenciales y con frecuentes caminos de ida y vuelta entre ellas. Una está especializada en el conocimiento y la otra se dedica fundamentalmente a su aplicación para convertirlo en un proceso, un producto o un servicio que incorpore nuevas ventajas para el mercado” (Cotec, 1998). “Innovación es la secuencia de actividades por las cuales un nuevo elemento es introducido en una unidad social con la intención de beneficiar la unidad, una parte de ella o a la sociedad en conjunto. El elemento no necesita ser enteramente nuevo o desconocido a los miembros de la unidad, pero debe implicar algún cambio discernible o reto en el status quo” (West y Farr, 1990). Se observa que, en estas definiciones, la coincidencia está en la idea de algo nuevo, en el cambio; y que la innovación es tal cuando se introduce con éxito en el mercado. III.1.1 Evolución del concepto de innovación y principales aportes teóricos El concepto de innovación comienza a vislumbrarse en las obras de los economistas clásicos. En su obra “Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776), Adam Smith menciona que la divisióndel trabajo aumenta las facultades productivas del mismo y que el trabajador abocado a una determinada tarea intentará mejorar la forma de llevarla a cabo y tendrá incentivo a inventar nuevas herramientas y maquinas para ello. También hace referencia a que es el poder permutativo, o la facultad de cambiar una cosa por otra, lo que motiva la división del trabajo. David Ricardo, en su obra “Principios de economía, política y tributación” (1817), escribe acerca de cómo las mejores técnicas y los descubrimientos científicos podrían permitir producir lo mismo utilizando una menor cantidad de mano de obra. A su vez, en “El Capital” (1867), Karl Marx asegura que el cambio tecnológico es sumamente importante para comprender la dinámica económica y el desarrollo de las fuerzas productivas, también menciona que la invención es parte del mundo de los negocios y establece que la burguesía no puede existir sin revolucionar constantemente los medios de producción. A fines del siglo XIX y principios del XX se desarrolla la escuela denominada neoclásica a la que pertenecen destacados autores de la ciencia económica como Jevons, Marshall, Pareto y Walras, entre otros. La escuela neoclásica expone que las empresas poseen una función de producción común y que toman sus decisiones en relación a la tecnología en condiciones de perfecta certidumbre, buscando obtener los mayores beneficios. La teoría neoclásica considera que existe información perfecta y que puede aplicarse de manera generalizada siguiendo un conjunto de instrucciones. Por lo tanto, el conocimiento tecnológico es analizado como explícito, imitable y posible de ser transmitido perfectamente. Existe un inventario global de conocimiento científico y tecnológico y cualquier empresa puede producir o captar innovaciones a partir de éste. Se considera que la tecnología se desarrolla fuera del ámbito productivo, se crea antes de que ésta llegue a esa esfera, y no es tenido en cuenta ningún tipo de retroalimentación desde el escenario productivo, es más, se ignora cualquier clase de innovación informal. La ciencia es vista como un ámbito externo al proceso económico. Por ello, las innovaciones siguen una secuencia temporal, que se inicia siempre en las actividades de investigación y desarrollo, para después arribar al ámbito de producción y comercialización (1ª Edición del Manual de Oslo, 1992) El economista austriaco Joseph Alois Schumpeter es el primero en desarrollar el concepto de innovación. Schumpeter (1939) establece la diferencia entre invención, innovación y difusión. Define invención como aquel producto o proceso que ocurre en el ámbito científico-técnico y perdura en el mismo, y a la innovación la relaciona con un cambio de índole económica; por último, considera que la difusión, es decir, la transmisión de la innovación, es la que permite que un invento se convierta en un fenómeno económico-social. Schumpeter utiliza el término empresario innovador para referirse a aquellos individuos que con sus acciones causan inestabilidades en los mercados. Define al empresario innovador como una persona dinámica y fuera de lo común, que promueve nuevas combinaciones o innovaciones. En su libro “Capitalismo, socialismo y democracia” (1939) plantea que el equilibrio clásico es obstaculizado por las acciones de los empresarios innovadores, en pos de obtener un lugar monopólico en el mercado, por medio de la introducción de alguna innovación. Ellos están incentivados a arriesgarse a causa de las ganancias que podrían obtener. Y estas ganancias monopólicas permiten la creación de otras innovaciones, ya que las anteriores habrán sido difundidas, y de esta manera se genera un proceso de retroalimentación que propicia al crecimiento y al desarrollo. A toda esta evolución de actividades del empresario innovador Schumpeter la llama “destrucción creadora” y tuvo en cuenta diferentes casos de cambio para ser considerados como una innovación: a) la introducción de un nuevo producto o de una nueva calidad de un producto ya existente; b) la introducción de un nuevo proceso de producción; c) la apertura de un nuevo mercado; d) el desarrollo de una nueva fuente de insumo y e) los cambios en la organización industrial. Peter F. Drucker, en su libro “El empresario de la nueva era” (1977), escribe que se necesita comprender que innovación no es un término técnico sino económico. Que el que una cosa sea innovación o no, se determina por sus efectos en el mercado, por sus beneficios para el consumidor, por las posibilidades de crear nuevas riquezas con los recursos disponibles. Tal vez requiera una gran dosis de tecnología avanzada, o quizá ninguna. Dice Drucker que pocas innovaciones han causado tan fuerte impacto como la venta a plazos, que nada tiene de tecnológica. La prueba de la innovación está en los resultados del mercado y no en las patentes. Con respecto a que la innovación es tal cuando se introduce con éxito en el mercado, cabe enfatizar la diferencia entre invención e innovación. La invención no conduce necesariamente a la innovación; muchos inventos no se comercializan y permanecen desconocidos, por lo tanto, no se consideran innovación. El invento debe socializarse para ser considerado como una innovación. Durante las décadas de los ’70 y ’80 surge el pensamiento evolucionista o neoschumpeteriano que incluye a un conjunto de diversos autores que realizan importantes aportes acerca del fenómeno de la innovación. La idea que une a estos autores es la concepción del desarrollo tecnológico como un proceso evolutivo, dinámico, acumulativo y sistémico. Al igual que Schumpeter, le asignan a la innovación el principal papel dinamizador de la economía capitalista. Nelson y Winter (1974), autores evolucionistas, afirman que la capacidad de innovar de una empresa está influenciada por el medio que la rodea. A diferencia de la escuela neoclásica, que considera que no existen diferencias entre las empresas, el evolucionismo plantea que esas diferencias están presentes y que, además, son importantes. Los evolucionistas establecen que las capacidades propias de cada empresa afectan las competencias que éstas tienen para innovar y para adaptar nuevas tecnologías. Los autores evolucionistas establecen la importancia del ambiente en las actividades de innovación, ya que éstas dependen de las herramientas que el medio les brinda para tomar decisiones bajo incertidumbre, tales como avances científicos disponibles, soluciones aplicadas en otras empresas y redes de cooperación, entre otras. A pesar de que se cree que el mecanismo básico de selección en el capitalismo es el mercado, existe una gran diversidad de ambientes de selección que dependen del sistema de instituciones a nivel nacional, regional o sectorial. Esta variedad hace que las empresas tomen diferente rumbo en función de los ambientes en que evolucionan. Los evolucionistas afirman que la empresa se relaciona con diversas instituciones a través de diferentes canales formales e informales, y que dichas relaciones dan forma a sus actividades. Los actores del entorno (universidades, bancos, el estado) y sus conexiones son influyentes y se relacionan con la innovación y su difusión. Howard Stevenson, profesor de la Universidad de Harvard, en la década de los ’80 realiza un análisis acerca de la mentalidad emprendedora y el concepto de innovación. Según Stevenson, innovar no solo implica crear un nuevo producto, puede innovarse al crear una nueva organización o una nueva forma de producción o una forma diferente de llevar adelante una determinada tarea. De esta manera agrega al análisis del concepto un nuevo elemento que es la innovación en la organización. Stevenson expone el caso de McDonald Hamburguer como un ejemplo de innovación en la organización, dice que el producto no fue novedoso, que éste ya se encontraba en todo el mundo pero lo innovador estuvo en la gestión (Castillo,1999). Así, el cambio que representa una innovación puede ocurrir tanto en la estructura social, como en la gestión pública, en la elaboración de un producto, en la modificación de un método de producción o de un mercado, o en la organización de una empresa, entre otros. La innovación es un camino mediante el cuál el conocimiento se traslada y se convierte en un proceso, un producto o un servicio que incorpora nuevas ventajas para el mercado o para la sociedad. La innovación es un concepto más amplio que únicamente crear un nuevo producto o una nueva tecnología. III.1.2 Modelos que explican el proceso de innovación El modelo lineal o secuencial, que data de fines de la segunda guerra mundial y es de los más difundidos, considera que el origen de toda innovación está en las actividades de I + D (Investigación y Desarrollo) y que desde el descubrimiento científico, siguiendo un orden lógico, se llega necesariamente a la incorporación al mercado de nuevos productos o procesos. Este modelo se basa en el “empujón de la ciencia” o “science-push” (Anexo 1). A mediados de la década de los ’60 comienza a prestarse mayor atención al papel del mercado en el proceso innovador, lo que conduce a otro modelo lineal o secuencial cuya principal característica radica en considerar que las innovaciones se derivan, básicamente, del análisis de las necesidades de los consumidores. En este caso, la demanda es vista como la principal fuente de ideas para desencadenar el proceso de innovación; los empresarios acuden después al inventario o stock de conocimientos científicos para tratar de satisfacer las necesidades del consumidor. Este modelo se basa en el “tirón de la demanda” o “demand-pull” (Anexo 1). Entre mediados de la década de los ‘70 y principios de los ’80, los estudios de diversos analistas muestran que los modelos lineales para el proceso de innovación tecnológica son excesivamente simplificados ya que el proceso es en realidad más complejo. Rothwell y Zegveld (1985) plantean un modelo que representa una serie compleja de canales de comunicación internos y externos organizativos, que unen las diferentes fases del proceso entre sí con el mercado y el conjunto de la comunidad científica. Aunque este modelo “mixto” incorpora procesos retroactivos de comunicación, es esencialmente un modelo secuencial (Anexo 2) En la segunda mitad de la década de los ’80 se comienza a proponer que las fases del proceso de innovación tecnológica se consideren mediante procesos concurrentes o simultáneos debido a la necesidad de acortar el tiempo de desarrollo del producto para ser introducido más rápido al mercado. La finalidad es una mayor integración de las fases del proceso de innovación, lo que implica un elevado nivel de coordinación y control a lo largo de todo el proceso. Este modelo “integrado” no es un proceso secuencial (Anexo 3) Actualmente, se tiene la evidencia de que la innovación tecnológica es un proceso “en red”; es decir, algo más que un proceso secuencial o integrado. Esto se demuestra con el número de alianzas estratégicas de carácter horizontal basadas en la colaboración ínter empresarial para el desarrollo de la innovación (Hagedoorn, 1990; Dodgson, 1994). Así, las relaciones de carácter vertical con los proveedores alcanzan un aspecto estratégico al hacer que las pequeñas y medianas empresas establezcan una amplia variedad de relaciones con las grandes empresas en los procesos de innovación (Rothwell, 1994). Recientemente, la red se amplía al tratar de involucrar a los clientes especializados en los procesos de innovación conforme a este modelo “en red” (Anexo 4) Es pertinente mencionar que el concepto de investigación y desarrollo (I+D) incluye tres actividades: investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental. a) la investigación básica comprende los trabajos experimentales o teóricos que se emprenden para obtener nuevos conocimientos acerca de fenómenos y hechos observables sin pensar en darles alguna aplicación o utilización determinada; b) la investigación aplicada se refiere a los trabajos originales que se realizan para adquirir nuevos conocimientos y que se dirigen hacia un objetivo práctico específico; y c) el desarrollo experimental abarca los trabajos sistemáticos basados en los conocimientos existentes, derivados de la investigación y/o la experiencia práctica, que se dirigen a la producción de nuevos materiales, productos o dispositivos, al establecimiento de nuevos procesos, sistemas y servicios o a la mejora sustancial de los existentes. III.1.3 El sistema de innovación La noción de sistema de innovación (SI) empieza a desarrollarse a fines de los años ’70 y se termina de estructurar a fines de los ’90. El SI no es una institución o actividad en particular sino una manera de articular diversas instituciones y actividades. Es una red de instituciones de los sectores públicos y privados cuyas actividades e interacciones inician, importan, modifican y difunden nuevas tecnologías (Freeman, 1987). Este conjunto de empresas e instituciones, al interactuar, comparten conocimientos y habilidades que contribuyen al desarrollo y a la difusión de nuevas tecnologías creando un ambiente de innovación. La interdependencia entre empresas e instituciones facilita que se formen redes de cooperación y competencia y que por medio de ellas se generen procesos de transferencia tecnológica que hagan posible que se produzcan cambios o mejoras técnicas organizacionales y/o institucionales. Se considera que los siguientes elementos conforman un SI: a) los centros de investigación y desarrollo públicos, las universidades, y las entidades con capacidad tecnológica sin ánimo de lucro; b) los recursos de innovación de las empresas, incluyendo sus laboratorios y centros de I + D pero no solo ellos puesto que el concepto de innovación es más amplio que el de tecnología; c) los establecimientos de formación y enseñanza; d) los organismos gubernamentales encargados de la promoción y control de actividades científicas y tecnológicas y de su coordinación con las empresas; y e) los mecanismos de financiación. El concepto de SI se puede aplicar en el análisis de una localidad determinada como en el de una región o de un país. De aquí surgen las ideas de sistema local, regional y nacional de innovación. La idea de sistema nacional de innovación (SIN) es propuesta por el economista sueco Bengt Lunnvall (1992), quien se basa en el concepto de sistema nacional de producción que se centra en las relaciones entre usuarios y productores dentro de la economía de una nación. También se puede aplicar el concepto de sistema a un determinado sector y por ello surge la denominación sistema sectorial de innovación (SSI) que se define como un conjunto de empresas pertenecientes a un sector productivo que participan en la creación y uso de tecnologías dominantes y se relacionan por medio de procesos de cooperación en el desarrollo tecnológico. Otra aplicación es el concepto de sistema supranacional de innovación (SSNI) como es el caso de la Unión Europea. En los SI están incluidos el entorno científico, el entorno educacional, el entorno financiero, el entorno productivo, el entorno tecnológico y de equipos avanzados; todos ellos relacionados entre sí. III.1.4 El manual de Oslo La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es un organismo internacional que se crea tras la Segunda Guerra Mundial y actualmente está formada por los 30 países más desarrollados del mundo, se constituye así como uno de los foros mundiales más influyentes en el que se analizan y se establecen orientaciones sobre temas de relevancia internacional como economía, educación y medio ambiente. Su sede central se encuentra en París y sus principales objetivos son la promoción del empleo, crecimiento económico yla mejora de los niveles de vida de los países miembros y mantener así su estabilidad; ayudar a la expansión económica en el proceso de desarrollo tanto de los países miembros como de los ajenos a la Organización; y ampliar el comercio mundial multilateral, sin criterios discriminatorios, de acuerdo con los compromisos internacionales. Durante los años 80 y 90 se consagra un considerable volumen de trabajo al desarrollo de modelos y marcos analíticos para el estudio de la innovación. Su aplicación en las primeras encuestas experimentales y los resultados en ellas obtenidos y la necesidad de un conjunto coherente de conceptos y herramientas conduce en 1992 a la primera edición del Manual de Oslo, que trata esencialmente de la innovación tecnológica de producto y de proceso (TPP) en el sector manufacturero. Esta obra se convierte en un referente para las encuestas a gran escala orientadas a examinar la naturaleza y las incidencias de la innovación en el sector empresarial. Los resultados de estas encuestas conducen a precisar aún más el marco del Manual de Oslo en cuanto a los conceptos, las definiciones y la metodología, de ahí que en 1997 se publique la segunda edición de esta obra que, entre otras cosas, amplía su ámbito de aplicación. El análisis de los resultados de las encuestas hace que cada vez más se tome conciencia de que el concepto de innovación TPP no refleja de una forma adecuada gran parte de la innovación en el sector servicios por lo que se plantea una nueva revisión que da lugar, en 2005, a la tercera edición del Manual de Oslo en la que se trata la cuestión de la innovación no tecnológica; así se amplía el campo de lo que se considera como innovación y se incluyen dos nuevos tipos: la innovación en mercadotecnia y la innovación organizativa. Esta tercera edición es publicada por acuerdo suscrito entre la OCDE y la Oficina de Estadística de las Comunidades Europeas (EUROSTAT). El Manual de Oslo distingue la innovación en cuatro ámbitos: producto, proceso, mercadotecnia y organización. Considera que para que haya innovación, hace falta como mínimo que el producto, el proceso, el método de comercialización o el método de organización sean nuevos (o significativamente mejorados) para la empresa. Este concepto engloba los productos, los procesos y los métodos que las empresas son las primeras en desarrollar y aquellos que han adoptado de otras empresas u organizaciones. El Manual de Oslo también considera que la naturaleza de las actividades innovadoras varía considerablemente de una empresa a otra. Algunas empresas emprenden proyectos de innovación bien definidos, como el desarrollo y el lanzamiento de un nuevo producto, mientras que otras mejoran permanentemente sus productos, procesos y operaciones. Estos dos tipos de empresas pueden ser innovadoras: una innovación puede consistir en la introducción de un solo y único cambio importante o de una serie de pequeños cambios progresivos que juntos constituyen un cambio significativo. III.2 La innovación en las organizaciones mexicanas El flujo constante de innovación tecnológica es visto, en la tradición del pensamiento económico de distintas escuelas, como un factor que se encuentra en el centro del desarrollo de las naciones. La innovación tecnológica constituye una de las principales fuerzas motrices del crecimiento económico y del bienestar material de las sociedades modernas. La actividad innovadora se considera un fenómeno económico complejo que requiere de especial atención para su adecuada comprensión y fomento. Por lo tanto, es de gran relevancia conocer la situación de la actividad innovadora en las organizaciones mexicanas. III.2.1 Encuestas nacionales sobre innovación El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) lleva a cabo, en 1997, la “Primera Encuesta Nacional sobre Innovación en los sectores Manufacturero y de Servicios” con el fin de presentar la situación que guarda la actividad innovadora en las empresas industriales y de servicios. La encuesta se basa en la metodología descrita en el Manual de Oslo. Se pueden seguir dos caminos para estudiar la innovación. Uno, muy detallado, es el estudio de casos para recabar información de cómo se lleva a cabo la innovación en cada una de las empresas consideradas; este enfoque proporciona un conocimiento específico y detallado de la actividad pero tiene como inconvenientes la multiplicidad de datos que se generan, la problemática para compararlos y la gran cantidad de recursos requeridos para realizarlo. El otro camino consiste en considerar el proceso innovador como una caja negra a la cual se le suministran determinados recursos claves y de la que se obtienen ciertos productos esperados, con un registro genérico de las condiciones empresariales y económicas bajo las cuales ocurre; la ventaja de este enfoque es que necesita menos recursos para llevarlo a cabo pero tiene la desventaja de no proporcionar una especificación completa de cómo se realiza la innovación. La “Primera Encuesta Nacional sobre Innovación en los sectores Manufacturero y de Servicios” se realiza mediante el segundo enfoque mencionado y se dirige a empresas con una mayor propensión a ser innovadoras: se incluyen a aquellas con 50 o más empleados; se consideran a 300 de las 500 empresas más importantes del país y se favorecen las clases de actividad que se consideran más innovadoras, de acuerdo al criterio de mayor gasto en I + D en combinación con el criterio de la importancia del valor de su producción en el total. Por lo tanto, las conclusiones que arroja esta encuesta no se deben interpretar como una conducta generalizada de la industria manufacturera del país ya que únicamente atañen a las empresas participantes en la muestra que, intencionalmente, busca contener a las más innovadoras. El análisis de los cuestionarios de esta encuesta se divide en cuatro secciones: naturaleza innovadora de las empresas; insumos de la actividad innovadora; productos de la innovación tecnológica y factores que incentivan o desalientan a la innovación. Se muestran a continuación algunos de los principales resultados de la “Primera Encuesta Nacional sobre Innovación en los sectores Manufacturero y de Servicios”: Cuadro 1. DISTRIBUCIÒN DE LAS EMPRESAS RELATIVA A CADA ESTRATO, SEGÚN LA NATURALEZA INNOVADORA (PORCENTAJE) Naturaleza Innovadora Pequeña Mediana Grande Todos los estratos Empresas innovadoras 56.83 60.80 76.55 63.39 Empresas solo con innovaciones de producto Empresas solo con innovaciones de proceso Empresas con ambos tipos de innovaciones 12.73 12.73 31.37 10.80 12.21 37.79 8.47 11.02 57.06 10.97 12.10 40.32 Empresas no innovadoras 43.17 39.20 23.45 36.61 Suma 100.00 100.00 100.00 100.00 Respecto al cuadro anterior, se denominan empresas innovadoras a aquellas que instrumentan (comercializan o adoptan) al menos una innovación durante el periodo 1994-1996. Se puede observar una tendencia creciente en la actividad innovadora conforme aumenta el tamaño de la empresa. También se puede notar que, dentro de las empresas innovadoras, las empresas que realizan tanto innovaciones de producto como de proceso constituyen una mayoría. Cuadro 2. PARTICIPACIÒN EN LOS INSUMOS DE LA ACTIVIDAD INNOVADORA, SEGÚN DIMENSIÒN DE LA EMPRESA (PORCENTAJE) Dimensión de la empresa Gastos en innovación Pequeña 18.40 Mediana 24.80 Grande 56.80 Suma 100.00 Los gastos en innovación corresponden a las siguientes actividades: adquisición de maquinaria y equipo relacionados con la innovación (58% del total de gastos); I + D intramuros (12%); diseño industrial o actividades de arranque de la producción de productos tecnológicamente nuevos o mejorados (9%); I + D extramuros (6%); adquisición de otra tecnología externa ligada a la innovación, mediante patentes o licencias(6%); lanzamiento de innovaciones al mercado (5%) y capacitación vinculada a la innovación (4%). En el cuadro anterior se aprecia la preponderancia de la empresa grande en el total de los gastos de innovación del sector manufacturero. Cuadro 3. PRODUCTOS DE LA ACTIVIDAD INNOVADORA, SEGÚN DIMENSIÓN DE LA EMPRESA Dimensión de la empresa Promedio de productos innovados Pequeña 5.5 Mediana 6.5 Grande 8.4 Los promedios de productos innovados se refieren al periodo 1994-1996 que es el considerado para el estudio en esta encuesta. Se observa que a mayor tamaño de la empresa corresponde un mayor promedio de productos innovados. Cuadro 4. FACTORES QUE FAVORECEN O QUE OBSTACULIZAN LA ACTIVIDAD INNOVADORA Factores a favor Factores en contra Mantener la participación en el mercado Costos elevados de innovación Incrementar la participación en el mercado Riesgo económicos excesivo Mejorar la calidad de los productos Legislación vigente restrictiva Reducir costos Falta de financiamiento adecuado Las empresas innovadoras perciben que los factores anteriores son los que más influyen a favor y en contra de la innovación, en el cuadro están ordenados de mayor a menor grado de influencia en la actividad innovadora; existen otros factores pero aquí solo se señalan los más significativos. La “Primera Encuesta Nacional sobre Innovación en los sectores Manufacturero y de Servicios” reporta principalmente los resultados correspondientes a las empresas del sector manufacturero. En el año 2001, el CONACYT a través del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) realiza la “Segunda Encuesta Nacional de Innovación en los sectores Manufacturero y de Servicios”. Al igual que la Primera, esta encuesta tiene el objetivo de presentar la situación que guarda la actividad innovadora en las empresas industriales y de servicios; también se basa en la metodología descrita en el Manual de Oslo. En esta Segunda encuesta el periodo de estudio es 1999-200; algunos de sus principales resultados se muestran a continuación: Cuadro 5. DISTRIBUCIÒN DE EMPRESAS MANUFACTURERAS QUE TRABAJARON EN AL MENOS UN PROYECTO DE INNOVACIÓN, SEGÚN DIMENSIÓN DE LA EMPRESA (PORCENTAJE) Dimensión de la empresa Empresas innovadoras De 50 a 100 empleados 29 De 101 a 250 empleados 26 De 251 a 500 empleados 38 De 501 a 750 empleados 42 De 751 o más empleados 44 Se puede apreciar que a mayor tamaño de empresa mayor es la proporción de empresas involucradas en la realización de proyectos de innovación. Cuadro 6. PARTICIPACION EN LOS INSUMOS DE LA ACTIVIDAD INNOVADORA, SEGÚN DIMENSIÓN DE LA EMPRESA (PORCENTAJE) Dimensión de la empresa Gastos en innovación De 50 a 100 empleados 16 De 101 a 250 empleados 13 De 251 a 500 empleados 20 De 501 a 750 empleados 14 De 751 o más empleados 37 Suma 100 En el cuadro anterior se observa que la mayor proporción respecto al total de los gastos de innovación del sector manufacturero corresponde al grupo de las empresas de mayor tamaño. Cuadro 7. EMPRESAS MANUFACTURERAS QUE INTRODUJERON PRODUCTOS Y/O PROCESOS TECNOLÒGICAMENTE NUEVOS O MEJORADOS, SEGÚN DIMENSIÓN DE LA EMPRESA (PORCENTAJE) Dimensión de la empresa Productos Procesos De 50 a 100 empleados 19 16 De 101 a 250 empleados 19 17 De 251 a 500 empleados 29 23 De 501 a 750 empleados 38 28 De 751 o más empleados 38 35 A mayor tamaño de empresa corresponde, tanto en el caso de productos como de procesos, una mayor proporción de empresas en actividad innovadora. Cuadro 8. FACTORES QUE FAVORECEN O QUE OBSTACULIZAN LA ACTIVIDAD INNOVADORA Factores a favor Factores en contra Mantener la participación en el mercado Riesgo económico excesivo Incrementar la participación en el mercado Costos elevados de innovación Mejorar la calidad de los productos Rigidez de la organización de la empresa Reducir costos Falta de información sobre tecnología Los factores indicados son los más significativos según las empresas innovadoras; existen más factores pero únicamente se presentan en el cuadro, en orden descendente, los de mayor relevancia. También la Segunda encuesta reporta primordialmente los resultados que conciernen al sector manufacturero. Dados los resultados de las dos encuestas, y tomando en consideración que el gran número de las empresas en México son pequeñas y medianas, se puede inferir que la mayoría de las organizaciones mexicanas no participa en la actividad innovadora. III.2.2 La capacidad de innovación en México En Noviembre de 2006, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A. C. da a conocer su trabajo denominado “Conocimiento e Innovación en México: Hacia una Política de Estado (Elementos para el Plan Nacional de Desarrollo y el Programa de Gobierno 2006-2012)”. En este trabajo; el Foro Consultivo dice que es reconocido que la capacidad innovadora de una sociedad, entendida en un sentido amplio, que comprende la innovación productiva, organizacional e institucional, es un factor clave en la determinación de la productividad y competitividad relativas a la economía. Pero, en el caso mexicano, el estancamiento de la productividad, así como la pérdida de competitividad sustentada sobre bases robustas, son indicativos de dificultades en relación con su capacidad tecnológica e innovadora. El Foro Consultivo menciona que varios autores ya han avanzado en el análisis del actual Sistema Nacional de Innovación en México y coinciden en las deficiencias que lo caracterizan: los esfuerzos de los actores involucrados se encuentran aislados y no han articulado una verdadera red de apoyo al desarrollo tecnológico; existen débiles eslabonamientos y flujos de conocimiento; falta entendimiento de las necesidades del sector productivo; hay una muy escasa colaboración entre empresas y falta de cooperación interinstitucional; la estructura está fragmentada; persisten el aislamiento, la falta de información y la duplicidad de esfuerzos. El Foro Consultivo añade que parte del tejido productivo en México está orientado a realizar actividades en las que los esfuerzos de innovación internos, en las empresas, no constituyen un elemento importante de su estrategia competitiva. Lo anterior es consecuencia del poco monto de recursos destinados a las actividades de I + D, la escasa infraestructura con que cuentan para dichas actividades y el reducido número de recursos humanos dedicados a dichas actividades. Además, indica el Foro Consultivo, las características productivas que predominan en México, se basan mayormente en el uso intensivo de mano de obra con poca preparación científica y tecnológica, lo que en parte se explica por el reducido número de investigadores integrantes de la fuerza de trabajo. En México, las limitaciones del Sistema Nacional de Investigación e Innovación obedecen en gran medida a la escasa demanda industrial de Ciencia y Tecnología. En efecto, la economía mexicana descansa, en muchos casos, en empresas con componentes tecnológicos marginales que se limitan, en general, a desarrollar productos y servicios concebidos en el extranjero, lo cual genera muy poco valor agregado en términos de innovación. Según el Foro Consultivo, el Sistema Nacional de Innovación debe considerar no únicamente a las empresas privadas sino también, y de manera compartida, a las empresas públicas, donde se hace indispensable impulsar los procesos de innovación que permitan mayor competitividad en el mercado interno e internacional. Con frecuencia las empresas proveedoras del sector público, cuando disponen de planes de desarrollo competitivo de mediano plazo, se convierten en fuertes competidores de clase mundial, circunstancia que protege la ley de Ciencia y Tecnología vigente. Uno de los indicadores internacionales para medir la capacidad innovadora de unpaís son las patentes. En México las patentes otorgadas reflejan un bajo rendimiento innovador, de forma tal que entre los años 2000 y 2004, solamente en 2002 se rebasó el tope de las seis mil y, a partir de esta fecha, se registra una tendencia decreciente. Es pertinente indicar que menos del 4% de esas patentes son de mexicanos. También es importante hacer notar la drástica caída de México en las posiciones de competitividad mundial (entre 60 países evaluados por la OCDE): en 2000, lugar 33; en 2001, lugar 36; en 2002, lugar 43; en 2003, lugar 53; en 2004 y 2005, lugar 56; y en 2006, lugar 58. Todo lo anterior lleva al Foro Consultivo a afirmar que en México se carece de políticas para el desarrollo de la productividad, para impulsar un esfuerzo coordinado y sostenido mediante políticas públicas de largo plazo consistentes y con recursos adecuados. Aunque la mayoría de los países miembros de la OCDE privilegian el fomento a la innovación; en México parece existir, todavía, desinterés y desconocimiento, tanto en el sector público como en el sector privado, de los beneficios que para una economía en desarrollo puede significar el contar con una política de Estado en la materia. Se puede observar que, fuera de unas pocas organizaciones vinculadas con el área de la ciencia y la tecnología como son el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCYT), la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (ADIAT), y la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (FUMEC), que trabajan activamente programas y agendas orientadas a impulsar la innovación como un componente inseparable de las políticas económica, educativa y de ciencia y tecnología, los organismos empresariales, en realidad, aún no consideran importante presionar al Gobierno para que defina y diseñe mecanismos y estrategias que propicien el tránsito de las empresas a esquemas de innovación que les permitan recuperar, mantener o incrementar competitividad. La razón de esa indiferencia parece obedecer a que la inmensa mayoría de las empresas de nuestro país son en realidad microempresas familiares que generan apenas lo suficiente para mantener la operación del siguiente día lo que las obliga a pensar solo en su subsistencia, y no están afiliadas a algún organismo empresarial. Las pequeñas y medianas empresas, que si tienen filiación con Cámaras y Asociaciones, están ocupadas en temas que consideran de mayor urgencia como el fiscal, los créditos o la capacitación. III.3 La calidad del servicio Desde hace ya algunos años, tanto investigadores en el área académica como empresarios en la práctica de los negocios sugieren que un elevado nivel de la calidad del servicio proporciona a las empresas beneficios importantes. La búsqueda de la calidad del servicio representa una de las principales tendencias en las organizaciones y es precisamente esta calidad lo que distingue a las empresas con éxito. III.3.1 La noción de Calidad Es muy difícil llegar a una definición de lo que es calidad que sea convincente para todos debido a los diferentes matices que intervienen en el concepto y a los diversos enfoques con los que se analiza. En el sentido etimológico, la palabra calidad, del latín qualìtas, se refiere a las características o cualidades de una persona o cosa. Al parecer, tal concepto se ha dejado de lado, pues lo que concebimos hoy por calidad está muy ligado a la satisfacción del cliente. La relación existente entre estos dos enfoques podría darse en el siguiente sentido: en la medida que el cliente encuentra en un sujeto u objeto las características que lo satisfacen, en esa medida le otorga el calificativo de una mejor calidad. Adicionalmente, se encuentran las siguientes definiciones: “Calidad es traducir las necesidades futuras de los usuarios en características medibles; solo así un producto puede ser diseñado y fabricado para dar satisfacción a un precio que el cliente pagará; la calidad puede estar definida solamente en términos de la gente” (Deming, 1989). “La palabra calidad tiene múltiples significados. Dos de ellos son los más representativos: 1) la calidad consiste en aquellas características del producto que se basan en las necesidades del cliente y que por eso brindan satisfacción; 2) calidad consiste en libertad después de las deficiencias” (Juran, 1990). “De manera sintética, calidad significa calidad del producto. Más específicamente, calidad es calidad del trabajo, calidad del servicio, calidad de la información, calidad del proceso, calidad de la gente, calidad del sistema, calidad de la compañía, calidad de objetivos, etc.” (Ishikawa, 1986) “Calidad es conformidad con los requerimientos. Los requerimientos tienen que estar claramente establecidos para que no haya malentendidos; las mediciones deben ser tomadas continuamente para determinar conformidad con esos requerimientos; la no conformidad detectada es una ausencia de calidad” (Crosby, 1988). “La calidad se refiere no solo a productos o servicios terminados, sino también a la calidad de los procesos que se relacionan con dichos productos o servicios. La calidad pasa por todas las fases de la actividad de la empresa, es decir, por todos los procesos de desarrollo, diseño, producción, venta y mantenimiento de los productos o servicios” (Imai, 1998). “La calidad no es lo que se pone dentro de un servicio, es lo que el cliente obtiene de él y por lo que está dispuesto a pagar” (Drucker, 1985). Según Ghobadian, Speller y Jones (1994), el concepto de calidad se encuentra clasificado en cinco categorías genéricas: a) “Trascendente”. La calidad es totalmente personal y puede escapar de la definición, incluso por uno mismo. Se entiende que la calidad es un concepto no analizable que aprendemos a reconocer con el paso del tiempo. Un individuo proyectará un enfoque personal y subjetivo sobre un producto o servicio. La importancia de este enfoque solo se entiende parcialmente porque, hasta ahora, se ha investigado poco en esta área; b) “Basado en el producto”. Para cambiar las necesidades del cliente en términos de generar nuevos requerimientos del cliente (cliente = diseño) y posteriormente nuevas especificaciones, el marketing usa generalmente una estrategia basada en el producto/usuario. Los productos ofrecen las bases para este enfoque de la calidad, como una función de las características reales del producto, considerando que la calidad solamente se sostiene con el producto y no con el individuo; c) “Procesos”. Para cambiar las especificaciones de diseño a parámetros del producto, los fabricantes utilizan generalmente una estrategia de fabricación. Es aquí donde los procesos son específicamente considerados. El enfoque es interno a las especificaciones de diseño. Una recompensa en el desarrollo de la estrategia de fabricación es que las mejoras en la calidad han llevado, con el tiempo, a la reducción de costos globales del producto; d) “Clientes”. Las definiciones se basan en la premisa de que la calidad solamente la determina el usuario. Se considera que los consumidores individuales tienen diferentes gustos y necesidades, y los artículos o servicios que mejor satisfacen sus preferencias son considerados como los que poseen una mayor calidad percibida; e) “Valor”. Este es un enfoque inspirado en la fabricación, desde los días en que los productos se compraban por categorías, más que por otros motivos. En consecuencia, los consumidores han estado condicionando a aceptar que la calidad de un producto está basada en el precio. III.3.2 La noción de servicio El Diccionario de la Real Academia Española define servicio, del latín servitium, como acción y efecto de servir, como servicio doméstico e incluso como conjunto de criados o sirvientes. Los servicios pueden ser de diferentes envergaduras, desde muy sencillos como atender una simple llamada telefónica hastamuy complejos como el caso de una auditoria o de una consultoría. Existen algunas definiciones sobre el servicio: “Un tipo de bien económico, constituye lo que se denomina el sector terciario, todo el que trabaja y no produce bienes se supone que produce servicios” (Fisher y Navarro, 1994). “Es el trabajo realizado para otras personas” (Colunga, 1995). “Es el conjunto de actividades, beneficios o satisfactores que se ofrecen para su venta o que se suministran en relación con las ventas” (Fisher y Navarro, 1994). “Es cualquier actividad o beneficio que una parte ofrece a otra; son esencialmente intangibles y no dan lugar a la propiedad de ninguna cosa. Su producción puede estar vinculada o no con un producto físico” (Kotler, 1997). “El servicio es un acto social que ocurre en contacto directo entre el cliente y los representantes de la empresa de servicio” (Norman, 1984). De lo anterior se deduce que puede entenderse como servicio el trabajo, la actividad y/o los beneficios que producen satisfacción a un consumidor o usuario. También queda claro que el servicio siempre es realizado a favor de otra persona (física o moral). Los servicios tienden a ser intangibles, inseparables del proveedor y heterogéneos en su entrega. Estas características hacen que los servicios sean más altos en cuanto a experiencia y cualidades de credibilidad, así los consumidores tienen más dificultad al evaluar los servicios que los productos (Darby y Karni, 1973; Zeithaml, 1981). La mayoría de los servicios son intangibles (Lovelock, 1983). No son objetos, más bien son resultados. Esto significa que muchos servicios no pueden ser verificados por el consumidor antes de su compra para asegurarse de su calidad, ni tampoco se pueden dar las especificaciones uniformes de calidad propias de los bienes. Por tanto, debido a su carácter intangible, una empresa de servicios suele tener dificultades para comprender cómo perciben sus clientes la calidad de los servicios que presta (Zeithaml, 1981). En muchos servicios la producción y el consumo son inseparables (Grönroos, 1978). En servicios intensivos en capital humano, a menudo tiene lugar una interacción entre el cliente y la persona de contacto de la empresa de servicios. Esto afecta considerablemente la calidad y su evaluación. Los servicios (especialmente los de alto contenido de trabajo) son heterogéneos en el sentido de que los resultados de su prestación pueden ser muy variables de productor a productor, de cliente a cliente, de día a día. Por tanto, es difícil asegurar una calidad uniforme porque lo que la empresa cree prestar puede ser muy diferente de lo que el cliente percibe que recibe de ella. Según Parasuraman, Zeithaml y Berry (1985), estas características de los servicios implican cuatro consecuencias importantes en el estudio de la calidad del servicio: a) La calidad de los servicios es más difícil de evaluar que la de los bienes; b) La propia naturaleza de los servicios conduce a una mayor variabilidad de su calidad y, consecuentemente, a un riesgo percibido del cliente más alto que en el caso de la mayoría de los bienes; c) La valoración, por parte del cliente, de la calidad del servicio tiene lugar mediante una comparación entre expectativas y resultados; d) Las evaluaciones de la calidad hacen referencia tanto a los resultados como a los procesos de prestación de los servicios. III.3.3 El concepto de calidad del servicio La mayoría de los investigadores coinciden en afirmar que el concepto de calidad del servicio es de naturaleza compleja. La definición más aceptada de calidad del servicio se basa en el concepto de calidad percibida; Zeithaml, Parasuraman y Berry, en su obra “Calidad Total en la Gestión de Servicios (1993)”, definen la calidad del servicio, desde la óptica de las percepciones de los clientes, como la amplitud de la discrepancia o diferencia que exista entre las percepciones de los clientes y sus expectativas o deseos. La satisfacción del cliente se logra cuando las expectativas que se generan antes de recibir un servicio son superadas por el valor que percibe una vez que lo recibe. En la literatura sobre la calidad del servicio, el concepto de calidad se refiere a la calidad percibida, es decir, “al juicio del consumidor sobre la excelencia y superioridad de un producto” (Zeithaml, 1988). En términos de servicio significa “un juicio global, o actitud, relacionada con la superioridad del servicio” (Parasuraman, Zeithaml y Berry, 1988). En este sentido la calidad percibida es subjetiva, supone un nivel de abstracción más alto que cualquiera de los atributos específicos del producto y tiene una característica multidimensional. Finalmente, la calidad percibida se valora (alta o baja) en el marco de una comparación, respecto de la excelencia o superioridad relativas de los bienes y/o servicios que el consumidor ve como sustitutos. Estos son los argumentos de los principales exponentes del concepto de calidad percibida del servicio, para señalar que, en un contexto de mercado de servicios, la calidad merece un tratamiento y una conceptualizaciòn distinta a la asignada a la calidad de los bienes tangibles. A diferencia de la calidad en los productos que puede ser medida objetivamente a través de indicadores tales como duración o número de defectos, la calidad en los servicios es algo fugaz que puede ser difícil de medir (Parasuraman et al., 1988). La propia intangibilidad de los servicios origina que éstos sean percibidos en gran medida en una forma subjetiva (Grönroos, 1994). Dada esta diferenciación, Lewis y Booms (1983) fueron quizá los primeros en plantear el concepto de calidad del servicio como el ajuste del servicio entregado a los consumidores con sus expectativas. Grönroos (1984) y Parasuraman et al (1985) toman este planteamiento basado en lo que se denomina el paradigma de la desconfirmaciòn. Parasuraman et al (1985) anotan el problema de la no existencia de medidas objetivas, por lo cual la percepción es la medida que más se ajusta al análisis. Las percepciones son las creencias que tienen los consumidores sobre el servicio recibido. Otro planteamiento en la misma dirección es que la calidad del servicio percibida depende de la comparación del servicio esperado con el servicio percibido (Grönroos, 1994). Según Rust y Oliver (1994), los juicios de satisfacción son el resultado de la diferencia percibida por el consumidor entre sus expectativas y la percepción del resultado. Así, cuando se pretende medir la calidad en los servicios es necesario utilizar instrumentos de análisis que permitan evaluar un concepto teórico, con un claro componente subjetivo, la calidad percibida por el cliente. Actualmente, los productos y servicios no solo tienen que ser adecuados para el uso que se les asigna sino que, además, tienen que igualar e incluso superar las expectativas que los clientes han depositado en ellos. Cada vez más, las organizaciones tratan de satisfacer a los clientes de principio a fin. III.3.4 Modelos de medición de la calidad del servicio La naturaleza subjetiva de los servicios se combina con un mercado cada vez más exigente y desarrolla la necesidad de concentrar esfuerzos en el estudio de la calidad de los mismos así como en su medición y aseguramiento. El modelo de la Escuela Nórdica, también conocido como “modelo de la imagen”, se formula por Grönroos (1984, 1994) y relaciona la calidad con la imagen corporativa. Como se observa en el Anexo 5, plantea que la calidad percibida por los clientes es la integración de la calidad técnica (qué se da) y la calidad funcional (cómo se da), y éstas se relacionan con la imagen corporativa. La imagen es un elemento básico para medir la calidad percibida. En resumen, el cliente está influido por el resultado del servicio, pero también por la forma en que lo recibe y la imagen corporativa. Todo ello estudia transversalmentelas diferencias entre servicio esperado y percepción del servicio. El modelo que plantea Grönroos toma elementos de un trabajo previo no publicado de Eiglier y Langeard en 1976. Define y explica la calidad del servicio percibida a través de las experiencias evaluadas a través de las dimensiones de la calidad. Paralelamente conecta las experiencias con las actividades del marketing tradicional esbozando la calidad (Grönroos, 1984). Una buena evaluación de la calidad percibida se obtiene cuando la calidad experimentada cumple con las expectativas del cliente; es decir, lo satisface. De igual forma, describe cómo el exceso de expectativas genera problemas en la evaluación de la calidad. Expectativas poco realistas contrastadas con calidad experimentada buena pueden desembocar en una calidad total percibida baja. Las expectativas o calidad esperada, según Grönroos, son función de factores como la comunicación de marketing, recomendaciones, imagen corporativa/local y las necesidades del cliente. De acuerdo a Grönroos (1994), la experiencia de calidad es influida por la imagen corporativa/local y ésta, a su vez, por otros dos componentes distintos: la calidad técnica y la calidad funcional. La calidad técnica se enfoca en un servicio técnicamente correcto y que conduzca a un resultado aceptable. Se preocupa de todo lo concerniente al soporte físico, los medios materiales, la organización interna. Es lo que Grönroos denomina la dimensión del “qué”. Lo que el consumidor recibe. La calidad funcional se encarga de la manera en que el consumidor es tratado en el desarrollo del proceso de producción del servicio. En palabras de Grönroos, es la dimensión del “cómo”. Cómo el consumidor recibe el servicio. La forma en que los consumidores perciben la empresa es la imagen corporativa de la empresa. Es percepción de la calidad técnica y funcional de los servicios que presta una organización y, por ende, tiene efecto sobre la percepción global del servicio. Grönroos afirma que el nivel de calidad total percibida no está determinado realmente por el nivel objetivo de las dimensiones de la calidad técnica y funcional sino que está dado por las diferencias que existen entre la calidad esperada y la experimentada, paradigma de la desconfirmaciòn. El modelo de la Escuela Estadounidense de Parasuraman, Zeithaml y Berry se denomina SERVQUAL. Es, sin lugar a dudas, el planteamiento más utilizado por los académicos hasta el momento, dada la proliferación de artículos en el área que usan su escala. Parasuraman, Zeithaml y Berry (1985, 1988) parten del paradigma de la desconfirmaciòn, al igual que Grönroos, para desarrollar un instrumento que permitiera la medición de la calidad del servicio percibida. Luego de algunas investigaciones y evaluaciones, tomando como base el concepto de calidad del servicio percibida, desarrollan un instrumento que permita cuantificar la calidad del servicio y lo llaman SERVQUAL. Este instrumento les permite aproximarse a la medición mediante la evaluación por separado de las expectativas y percepciones de un cliente, apoyándose en los comentarios hechos por los consumidores en la investigación. Estos comentarios apuntan hacia diez dimensiones que establecen los autores y con una importancia relativa que, afirman, depende del tipo de servicio y/o cliente: 1. Elementos tangibles: apariencia de las instalaciones físicas, equipos, personal y materiales. 2. Fiabilidad: habilidad para ejecutar el servicio prometido de forma fiable y cuidadosa. 3. Capacidad de respuesta: disposición para ayudar a los clientes y para proveerlos de un servicio rápido. 4. Profesionalidad: posesión de las destrezas requeridas y conocimiento del proceso de prestación del servicio. 5. Cortesía: atención, respeto y amabilidad del personal de contacto. 6. Credibilidad: veracidad, creencia y honestidad en el servicio que se provee. 7. Seguridad: inexistencia de peligros, riesgos o dudas. 8. Accesibilidad: lo accesible y fácil de contactar. 9. Comunicación: mantener a los clientes informados, utilizando un lenguaje que puedan entender, así como escucharlos. 10. Comprensión del cliente: hacer el esfuerzo de conocer al cliente y sus necesidades. Los autores reciben una serie de críticas con respecto a estas dimensiones y, así, Parasuraman, Zeithaml y Berry (1988) manifiestan que estas diez dimensiones no son necesariamente independientes unas de otras y realizan estudios estadísticos, encontrando correlaciones entre las dimensiones iniciales que permiten reducirlas a cinco: 1. Confianza o empatìa: muestra de interés y nivel de atención individualizada que ofrecen las empresas a sus clientes (agrupa los anteriores criterios de accesibilidad, comunicación y comprensión del usuario). 2. Fiabilidad: habilidad para ejecutar el servicio prometido de forma fiable y cuidadosa. 3. Responsabilidad: seguridad, conocimiento y atención de los empleados y su habilidad para inspirar credibilidad y confianza (agrupa las anteriores dimensiones de profesionalidad, cortesía, credibilidad y seguridad). 4. Capacidad de respuesta: disposición para ayudar a los clientes y para prestarles un servicio rápido. 5. Tangibilidad: apariencia de las instalaciones físicas, equipos, personal y materiales de comunicación. Los autores, a través de procedimientos estadísticos, agrupan variables y permiten generalizar de mejor forma el modelo, logrando mayor representatividad. Para evaluar la calidad percibida plantean estas dimensiones generales y definen que dicha percepción es consecuencia de la diferencia, para el consumidor, entre lo esperado y lo percibido; como se ilustra en el Anexo 6. Sin embargo, también parten del planteamiento del hallazgo de una serie de vacíos, desajustes o “gaps” en el proceso. Estos influyen en la percepción del cliente y son el objeto de análisis cuando se desea mejorar la calidad percibida. Así, las percepciones generales de la calidad del servicio están influidas por estos “gaps” que tienen lugar en las organizaciones que prestan servicios. Parasuraman, Zeithaml y Berry (1985) definen vacío o “gap” como una serie de discrepancias o deficiencias existentes respecto a las percepciones de la calidad del servicio de los ejecutivos y las tareas asociadas con el servicio que se presta a los consumidores. Estas deficiencias son los factores que afectan a la imposibilidad de ofrecer un servicio que sea percibido por los clientes como de alta calidad. En 1994, Rust y Oliver presentan el llamado modelo de los tres componentes que es una conceptualizaciòn no probada pero que fundamenta lo planteado por Grönroos. Su justificación está en las evidencias encontradas por autores como McDougall y Levesque en 1994 en el sector bancario y por McAlexander y otros en el mismo año en el sector sanitario (Rust y Oliver, 1994). El modelo se compone de tres elementos: el servicio y sus características (service product), el proceso de envío del servicio o entrega (service delivery) y el ambiente que rodea el servicio (enviroment). Su planteamiento inicial se hace para bienes materiales. Al aplicarlo al servicio cambia el centro de atención, pero se hable de empresas de servicio o de bienes materiales, los tres elementos de la calidad del servicio siempre están presentes. Cronin y Taylor (1992) establecen un modelo más conciso que SERVQUAL y lo llaman SERVPERF. Esta nueva escala se basa exclusivamente en la valoración de las percepciones, con una evaluación similar a la escala SERVQUAL, la cual tiene en cuenta tanto las expectativas como las percepciones. Cronin y Taylor se basan en Carman (1990) para afirmar que la escala SERVQUAL no presenta mucho apoyo teórico ni evidencia empírica como punto de partida para medir la calidad del servicio percibida. Estos autores desarrollan su escala tras revisar la literatura existente y, de hecho, ésta ofreceun considerable apoyo teórico (Churchill y Suprenant, 1982; Woodruff, Cadotte y Jenkins, 1983; Bolton y Drew, 1991). Esta escala intenta superar las limitaciones de utilizar las expectativas en la medición de la calidad percibida, sin definir concretamente el tipo y nivel de expectativas a utilizar (expectativas de desempeño, experienciales, predictivas, normativas, etc.). Cronin y Taylor consideran que la literatura generada por los autores arriba mencionados dota de validez de contenido a su escala. En conclusión, la escala es la misma, lo que varía es el enfoque de evaluación y las preguntas en los instrumentos. El modelo de Desempeño Evaluado, PE, por su sigla en inglés, es planteado por Teas (1993). El autor mantiene un discusión académica con los autores de SERVQUAL, Parasuraman, Zeithaml y Berry, centrada en tres puntos: interpretación del concepto “expectativas”; operativizaciòn de dicho concepto; valoración de modelos alternativos al SERVQUAL para la evaluación de la calidad del servicio percibida. El modelo PE sugiere puntuaciones ponderadas de la calidad del servicio. En concreto, el índice de Desempeño Evaluado que propone Teas para medir la calidad del servicio contiene los siguientes elementos: a) Importancia del atributo como determinante de la calidad percibida b) Calidad percibida del atributo. c) Cantidad ideal del atributo como se conceptúa en los modelos de actitud de punto ideal clásico. A pesar de las críticas y cuestionamientos, la herramienta de medición más difundida en las investigaciones sobre evaluación de la calidad del servicio es la escala SERVQUAL. III.4 El sector servicios en México México es catalogado como país en vías de desarrollo o como país emergente. Una característica significativa de nuestro país es un crecimiento demográfico acelerado que ocasiona que se pase de 25.7 millones de habitantes en 1950 a 105 millones de habitantes en 2003; otra característica es una modificación de la distribución geográfica de la población. Ante la presión demográfica sobre las tierras de cultivo (cuya extensión permanece sin grandes cambios a lo largo del siglo XX y que equivale a poco más del 10 % de la superficie total del país) y la consecuente pérdida de capacidad productiva del campo, la expulsión de la población rural da lugar a una creciente urbanización del país, sobre todo a partir de los años sesenta. Pero es una urbanización desequilibrada: unos pocos grandes polos absorben al grueso de los habitantes urbanos y no se forma una estructura jerárquica hasta después de 1980 cuando se desarrollan las ciudades medias y se consolidan las ciudades de la frontera norte (Boletín del Instituto de Geografía, UNAM, 2006). La marcha de la economía también sufre cambios notables; de ser un país productor de materias primas, en particular de minerales y de productos agropecuarios, las políticas oficiales promueven un proceso de industrialización denominado “de sustitución de importaciones” que se centra en tres ciudades: la capital del país, Guadalajara y Monterrey. El espejismo de la riqueza de la ciudad y de la industria atrae a los inmigrantes en la búsqueda de una vida mejor, pero tienen que enfrentarse a una dura realidad: su falta de capacitación les impide entrar de lleno en los nuevos “paraísos” y tienen que conformarse con ingresar en lo que en su momento de denomina el “ejercito de reserva”, esto es, las masas de empleados potenciales. La única salida que encuentran estos inmigrantes es la de las ocupaciones no calificadas del sector servicios. Este fenómeno, en sí, no es conceptualmente diferente del que ocurre en algunos países europeos en vías de desarrollo, como la España de la década de los sesenta, pero lo que es muy diferente en México, como en Latinoamérica, es su magnitud y, sobre todo, la perdurabilidad del proceso. La otra salida es, de modo constante, la migración al exterior, a los Estados Unidos, unas veces bajo programas oficiales signados por ambos países (el Programa de Braceros de los años 1940-1950), la mayoría de las veces de forma ilegal. Estos emigrantes dejan el empleo precario nacional y pasan a conformar una fuerza de trabajo ocupada en muy diversas actividades: la industria, la agricultura y, sobre todo, los servicios. En pocos años, los procesos globales y la aplicación de las medidas exigidas por instituciones como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), agudizan la tendencia y las estadísticas ubican al sector servicios de México al nivel de las del Primer Mundo sin que la composición interna del sector responda a un verdadero desarrollo. El sector servicios mexicano da ocupación, actualmente, a más de la mitad de la población trabajadora del país y genera más del 70% de los ingresos totales; es, por tanto, el sector más dinámico de la economía nacional. De acuerdo al Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN), que se utiliza en México a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, una clasificación por grandes grupos de actividad permite diferenciar: comercio, transportes, correo y almacenamiento, información en medios masivos, servicios financieros y de seguros, servicios inmobiliarios y de alquiler de inmuebles, servicios profesionales, servicios de apoyo a los negocios, servicios educativos, servicios de salud y asistencia social, servicios de esparcimiento y culturales, servicios de hoteles y restaurantes, servicios personales y actividades de gobierno. También, con un criterio esencialmente geográfico, se han clasificado los siguientes grupos: Terciario rector, constituido por las actividades de gobierno y las finanzas; Terciario social, integrado por los servicios educativos y de salud; Terciario económico, en el que se agrupan el comercio, las actividades del ocio, de apoyo a los negocios, los servicios profesionales, industria hotelera, restaurantes, etc.; y Terciario de las comunicaciones, que corresponde al transporte y a las comunicaciones (Boletín del Instituto de Geografía, UNAM, 2006). La estructura interna del sector servicios es bastante esclarecedora de los desequilibrios del sector. Cerca de la tercera parte de los ocupados, 29.46%, corresponden a las actividades comerciales en las lo que predomina es el comercio muy pequeño y en donde se refugia gran parte del sector informal. El segundo grupo de importancia lo constituyen los servicios sociales que, en conjunto, suman 15.11% de la población activa; en un rango similar, 15.54%, se encuentran los denominados “otros servicios”, aquellos que carecen de una clasificación bien diferenciada, es decir, que pueden corresponder al grupo más marginal del sector servicios. Estos tres grupos representan, en números redondos, el 60% de los trabajadores del sector servicios. Otro 30% está conformado por los ocupados en el turismo, por los trasportes y por el terciario rector. El sector servicios en México es un sector profundamente contrastado. Por una parte se encuentran servicios con un alto nivel de profesionalización, propios de un país desarrollado; por la otra, predominan los servicios de escasa calificación, con débiles ingresos, que caracterizan a algunos países denominados emergentes. Llama la atención que ciertos servicios que podría suponerse que corresponderían a una situación privilegiada, como el caso del turismo, tercer generador de ingresos en el país después del petróleo y de las remesas que envían los mexicanos desde el extranjero, esté caracterizado por una pobreza evidente. Se podría diagnosticar que la participación en México en el desarrollo del sector servicios es muy sesgada hacia las actividades menos productivas. I. MARCO DE REFERENCIA El Instituto Tecnológico de Mérida inicia labores el 20 de Septiembre de 1961, en la actualidad imparte cursos a nivel licenciatura y a nivel maestría; el Instituto ofrece las siguientes
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