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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS MAESTRÍA EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL EL RITUAL DE ORACIÓN: Una estrategia de las Iglesias cristianas para enfrentar la violencia e inseguridad en Minatitlán, Veracruz. TESIS PARA OBTENER EL TITULO DE MAESTRIA EN ANTROPOLOGIA SOCIAL PRESENTA DANNA RUTH EUNICE RIVAS MARTÍNEZ. COMITÉ TUTORIAL DIRECTOR: Dr. LUIS ARTURO JIMÉNEZ MEDINA Dr. LUIS JESÚS MARTÍNEZ GÓMEZ Dr. ERNESTO LICONA VALENCIA Octubre, 2020. CONTENIDO INTRODUCCIÓN. 5 Capítulo 1. RUTA ANTROPOLÓGICA PARA EL ESTUDIO Y ANÁLISIS DEL RITUAL DE ORACIÓN EN LA CIUDAD DE MINATITLÁN. 15 1.1. Acercamientos al tema de estudio. 15 1.2. El marco conceptual del ritual de oración. 23 1.2.1. La oración como fenómeno esencial de la vida religiosa. 28 1.2.2. El ritual. 34 1.2.3. El modelo de análisis. 39 1.3. Implicación etnográfica. 56 Capítulo 2. CONTEXTO HISTORICO Y SOCIAL: MINATITLÁN ENCLAVADO EN EL SUR DE VERACRUZ. 65 2.1. Un territorio de paso. 68 2.2. Del auge al declive. 82 2.3. Campo de tensión. 86 Capítulo 3. HACIA UNA ETNOGRAFÍA SOCIORELIGIOSA: EL CONSEJO MINISTERIAL VERACRUZ SUR. 91 3.1. El Concejo Ministerial Veracruz Sur un movimiento religioso. 93 3.2. La oración como recurso cohesionador y de cooperación en las fases de Concejo Ministerial Veracruz Sur como drama social. 98 3.3. Estructura y jerarquía del Conejo Ministerial Veracruz Sur. 113 3.4. La escenificación del drama socioreligiosa. 118 Capítulo 4. ACERCAMIENTO ETNOGRAFICO A LAS ORACIONES COLECTIVAS: EL RITUAL DE LA ORACIÓN. 135 4.1. Performance una secuencia compleja de los actos simbólicos: “Marcha de oración por la paz de Minatitlán”. 137 4.1.1. La marcha de oración un campo discursivo y performativo 145 4.1.2. La marcha de oración como una protesta pacífica. 168 4.1.3. Communitas religiosa de la oración. 177 4.2. El ritual de oración un organismo multidimensional. 183 4.2.1 El ciclo de las oraciones como el núcleo del ritual. 185 4.2.2 La asamblea general como un órgano regulador del ritual de oración. 191 4.2.3. Festividades y eventos anuales que marcan los tiempos del ritual. 196 CONSIDERACIONES FINALES 202 BIBLIOGRAFÍA. 209 Referencias electrónicas. 217 Anexo 1: MINATITLÁN. 219 Mapa 1. Localización de Minatitlán en México. 220 Mapa 2. Localización de Minatitlán, en el Estado de Veracruz. 220 Mapa 3. Territorio de Minatitlán ubicado en la región olmeca. 221 Mapa 4. Huella urbana del municipio de Minatitlán. 222 Escudo de Minatitlán: significado y descripción. 223 Anexo 2: CONCEJO MINISTERIAL VERACRUZ SUR. 224 Figura 1. Estructura del Concejo Ministerial Veracruz Sur. 224 Figura 2. Crecimiento y consolidación del Concejo Ministerial Veracruz Sur. 225 Figura 3. Posicionamiento del otro en la estructura del Concejo Ministerial Veracruz Sur. 226 Anexo 3: RITUAL DE ORACIÓN 228 Figura 4. La atmosfera liminal. 228 Figura 5. Ubicación del actor social en su sistema de creencias. 229 Figura 6. Temporalidad del communitas religioso. 230 Figura 7. Inicio del trimestre y ciclo de oración. 231 Figura 8. Cierre de oración. 232 Figura 9. Ciclo de oraciones: el trimestre. 232 Figura 10. Plan anual, vigente hasta junio del año 2019. 233 Figura 11. Ajustes al ciclo de oración. 234 Figura 12. Cierre ayuno y oración. 234 Figura 13. Actividades de la asamblea general. 235 Anexo 4: LOS DISCURSOS DE ORACIÓN 236 Oración por las autoridades. 236 Oración por las familias. 237 Oración por la educación. 238 Oración por la economía. 239 Oración por las iglesias 240 Oración por los medios de comunicación. 243 Oración área de arte y entretenimiento 244 Anexo 5: RUTAS DE LAS MARCHAS DE ORACIÓN. 246 Ruta de la marcha de oración del año 1993 y 1994 246 Ruta de la marcha de oración del año 2012 y 2014 247 Ruta de la marcha de oración Minatitlán comprando por la sangre de Cristo, 2013 248 Ruta de la marcha de oración por la ciudad del CMVS 2017 y 2018 249 Anexo 6: GALERÍA. 250 Foto 1. Marcha de iglesias 1993. 250 Foto 2. Marcha de la comunidad evangélica, 2012 251 Minatitlán comprado por la sangre de Cristo, 2013 252 Foto 3. Mural: México eres libre. 252 Foto 4. Lona: Unidos por la sangre de Cristo. 253 Foto 5. Desfile de carros. 254 Foto 6. Organizadores de la marcha. 255 Foto 7. Evento de la marcha de oración. 255 Foto 8. Pastores 256 Foto 9. Pastores orando por el representante del municipal 256 Marcha de las iglesias de Minatitlán, 2014 257 Foto 10. Publicidad. 257 Foto 11. Marcha del 2014, caminata sobre la avenida justo sierra 258 Foto 12. Cierre de la marcha del 2014. 258 Marcha por la vida y la familia Ciudad de México, 2016. 259 Foto 13. Transporte. 259 Foto 14. El presidente de los concejales con pastores de otras ciudades. 259 Foto 15. Pastoras concejales. 260 Marchas del Concejo Ministerial Veracruz Sur. 261 Foto 16. Megamarcha religiosa. 261 Foto 17. Salen a orar a las calles. 262 Marcha de oración por la ciudad 28 de julio 2018. 263 Foto 18. Marcha sobre calle Hidalgo. 263 Foto 19. Minatitlán sin violencia. 263 Foto 20. El Shofar. 264 Foto 21. Oración por las autoridades. 265 Foto 22. Pastores orando frente palacio de gobierno municipal. 265 Foto 23. Programa de oración en el parque Independencia. 266 Foto 24. Oraciones en el parque Independencia. 266 Foto 25. Mujer orando. 267 Foto 26. Momentos de oración. 267 Foto 27. Municipios participantes. 268 Foto 28. Participación de las iglesias del municipio de Zaragoza. 268 Foto 29. Participación de las iglesias del municipio 269 Foto 30. Participación de las iglesias del municipio de Chinameca. 269 Anexo 7: CRONOLOGÍA Y CONTEXTO DE LAS MARCHAS DE CORTE EVANGÉLICO EN LA CIUDAD DE MINATITLÁN. 270 5 INTRODUCCIÓN. Por el año 2014, en las redes sociales circulaba una nota de noviembre 2013 del portal de internet de BBC mundo, el título, una interrogante con letras grandes, ¿Pudo una oración masiva hacer caer el Muro de Berlín?; movida por la curiosidad me detuve a leer. Aquella nota en su contenido describe los eventos que se desencadenaron a un mes, previo a la caída del muro de Berlín. Un pastor comenzó a organizar oraciones por la paz cada lunes por la tarde en la iglesia de San Nicolás en la ciudad de Leipzig, Alemania Oriental, para rezar por la paz. En muchas ocasiones acudieron docenas de personas a pesar de que, el gobierno incitaba al desánimo. La influencia de dicha actividad fue tan fuerte que siguieron las oraciones en comunidad sin alguna interrupción. El escritor de la nota periodística describió que “la influencia de las oraciones comunitarias había logrado la unificación de toda una nación1” debido a las múltiples diferencias ideológicas. Principalmente, porque la sociedad alemana se ha había caracterizado en las últimas generaciones de ser una sociedad atea. Mientras leí la nota, no pude dejar de pensar en un grupo de iglesias que a pesar de sus diferentes conflictos ideológicos y doctrinales se reunieron a orar como consecuencia de la fuerte ola de violencia que se había originado desde el año 2009. 1 La nota no sugiere que la oración fue la causante de la caída del muro de Berlín, sino enfatiza que estas oraciones lograron la cohesión social a pesar de las múltiples diferencias. 6 Mi curiosidad por dicho fenómeno había despertado, comprendía la relación del contexto de violencia y la necesidad de rodearse de personas que comprendieran y empatizaran con la misma situación2. Cabe señalar que profeso las creencias entorno a la divinidad de Jesús como Dios, creo en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, tal y como menciona Carlos Garma (2008) al describir al cristianismo. Creo en la autoridad y la revelación de las escrituras por medio de la Biblia, por lo tanto, no estoy afiliada a una religióncomo tal. Sin embargo, soy asistente o participante activa en una Iglesia en la ciudad de Minatitlán. También el hecho de tener una formación en Trabajo Social, al ver la realidad y las cifras de delincuencia me provocaban inquietud. Estas cifras desde el año 2011 siendo Javier Duarte gobernador del Estado de Veracruz eran críticas. Entre la población ya se escuchaba hablar acerca de los carteles y la injerencia en el comercio al pedir la famosa cuota de protección a los negocios de las medianas y pequeñas empresas. En aquel año los índices de delincuencia, extorsión y secuestro se vieron y se sintieron. Los periódicos de la región tenían grandes titulares con notas de desaparición de mujeres, niños y muertes de los taxistas. Para el año 2014, la situación de violencia ya era preocupante y alarmante. Por cuestiones laborales, me encontraba casi siempre fuera de la ciudad. Sin embargo, el proyecto social en el que me encontraba ejerciendo trabajo 2 He de aclarar que mi comprensión respecto a la función de la oración desde una mirada bíblica y teológica es someter la voluntad humana a la soberanía de Dios. Como cristiana comprendo que la oración es un acto de dependencia. Mientras fui formada como antropóloga he comprendido que la oración es un fenómeno esencial en la vida religiosa que ayuda a interpretar dicha realidad en circunstancias que salen de nuestro control, tal y como lo menciona Marcel Mauss (…). 7 social, me ayudó a conocer el contexto de alrededor de cuarenta municipios del centro y sureste del estado de Veracruz. Por lo tanto, conocí el nivel socioeconómico y de decadencia de los municipios, así como los porcentajes de migración de la población a otros sectores en busca de una mejor calidad de vida; el porcentaje de deserción escolar de alumnos por buscar una oportunidad de trabajo; el abandono del padre de familia para ir a trabajar a otros sectores; entre otros tipos de problemas socioeconómicos. En este contexto, comprendiendo la situación delicada de la región acepté la invitación de familia y amigos para asistir a las primeras reuniones de oración en la ciudad de Minatitlán. Debo reconocer que en esta atmosfera de conflictos sociales al igual que otros, me sentía víctima de la violencia, por lo que participar en los grupos de oración me ayudaba a canalizar de entre todos los sentimientos, la frustración e impotencia de querer hacer algo por la ciudad y no poder. Quizás no lograba donde ubicar la preocupación y curiosidad. Sin embargo, comencé a escribir mis pequeñas experiencias personales y hacer registros generales de mi asistencia a las reuniones de oración, vivencias y experiencias en el contexto de violencia. Incluyendo el asalto que sufrí en el año 2016 en el puerto de Veracruz, principalmente ese fue el detonante. Llegué a la conclusión que hacer investigación de un lugar caótico y hablar de ello es hacer protesta. Y para esto, necesitaba la mirada microscópica de la antropología social, y de sus herramientas para analizar el contexto social de la ciudad y del fenómeno religioso entorno a la oración. Al navegar con la brújula de la antropología social hubo un proceso de transformación en cuanto a mi forma de ver el fenómeno social con sus 8 contrastes religiosos, políticos y económicos. Y por supuesto la forma en cómo me veo yo – como profesional en Trabajo Social y como teólogo en el proceso del quehacer antropológico – y cómo veo y me ven los otros, un juego de miradas entre lo emic y etic, perfilando una postura de absoluto compromiso al desarrollo del quehacer científico dentro de la antropología de la religión. Indudablemente, cada hallazgo de la investigación me ha ayudado a tener una mirada más profunda y critica tanto de la religión como de la forma de proceder de la sociedad minatitleca. Cabe mencionar, que quizás algunas personas dentro del ámbito académico y religioso llegaron a sugerir la posibilidad de un debate ético entre mis creencias entorno a la divinidad de Jesús y la ciencia antropológica, como si tuviese que elegir a una y dejar la otra. Tal y como lo aprendí del tío John Stott3, creer es también pensar, razonar y cuestionar mis propias creencias y el entorno en el que me encuentro. La razón y el conocimiento se relaciona y tiene que ver con aspectos de mi fe en Dios y de cómo desarrollo mis relaciones académicas con los demás permitiéndome estar en constante proceso de usar el pensamiento crítico. La antropología ha dado evidencia que el hombre es un ser integral, impregnado por el ambiente en el que se encuentra, asimila su realidad y la transforma, es un ser pensante y sociable. Indudablemente existieron retos, desafíos y dificultades al momento de ser formado como un investigador etnográfico y del proceso intelectual de articular 3El tío John Stott conocido de esta forma dentro de la comunidad evangélica de estudiantes universitarios IFES (International Fellowship of Evangelical Studentsifes), es un teólogo reconocido ha escrito 40 libros y cientos de artículos que enriquecen la literatura cristiana contemporánea y goza de gran reputación entre teólogos y eruditos cristianos de todo sabor denominacional. 9 todos los elementos. Lo propio de toda investigación, que incluye ubicar el objeto de estudio. Sin embargo, gracias a la orientación de la antropología y de los estudios entorno a la religión y ritual, la investigación emprendió el camino para dar cuenta del fenómeno a estudiar. De tal manera que esta investigación tiene como interés principal dar cuenta de un fenómeno religioso que se está produciendo en la ciudad de Minatitlán, en el contexto del ámbito cristiano. El propósito es abonar estudios antropológicos y científicos, que otorguen un marco de referencia ante este tipo de comportamiento religioso en contraste con la crisis y problema social que vive el Estado de Veracruz. A fin de ser un aporte a la antropología de la religión en México como precedente de los cambios religiosos, y el impacto que estos tienen en la sociedad. Por lo tanto, el objeto de estudio son las funciones y significados, que produce el ritual de oración organizado por las Iglesias cristianas interdenominacionales de Minatitlán. Dicho ritual de oración ha surgido como una respuesta a las necesidades sociales, y por lo tanto busca cumplir funciones sociales y culturales que ayude hacer frente, interpretar la realidad o dar un sentido a la vida ante el caos, donde el gobierno de Veracruz y las autoridades municipales de Minatitlán han tenido dificultades para lograr una estabilidad social. Este fenómeno al ser colectivo, amplia los estados anímicos y motivaciones, y por otro lado expresa las concepciones y significados culturales, en representaciones emotivos de la vida religiosa para el creyente. Por consiguiente, se presentan un análisis en respuesta a la pregunta de 10 investigación ¿Qué funciones y significados produce el ritual de la oración organizado por diversas asociaciones religiosas de enfoque cristiano en Minatitlán, Veracruz? El objetivo que acompaña la presente investigación es proponer un análisis de estudio sobre el ritual de oración, desde una dimensión interna y externa. Interna en cuanto al sistema de creencias, funciones, significados. Externa, en lo que concierne a su estructura organizativa y su impacto social. A partir del este objetivo general, lo objetivos específicos que ayudaron fijar el rumbo de la investigación. Primero, proponer desde la perspectiva antropológica, el estudio y análisis del Ritual de Oración. Segundo, describir los elementos históricos, sociales y culturales en el cual se realiza el ritual de oración, en Minatitlán, Veracruz. Tercero, Describir las funciones y significados que se producen de forma eficaz en el ritual de oración, así como mostrar la descripción de la estructura organizativade las Iglesias, que participan en dicho ritual. Por último, identificar el impacto social que tiene el Ritual de Oración en los demás campos de la vida social. La hipótesis que se planteó es el siguiente: el ritual de oración, fomentado por los líderes religiosos de las Iglesias cristianas en Minatitlán, tiene como función ayudar al sujeto a enfrentar y resolver en términos simbólicos, los conflictos sociales y el clima de violencia, pero también, produciendo significados que interpretan su realidad mediado por la vida comunitaria religiosa, en donde el ritual tiene un impacto social, cultural y político. 11 Por tal razón en esta investigación el ritual de oración se explica desde las teorías tradicionales y clásicas del ritual antropológico, las cuales brindan las herramientas para conocer los ritos que van surgiendo en la vida religiosa del hombre y que le dan un significado y función. Esto ha dado como resultado que puede ser visto desde una visión moderna, añadiendo conocimiento de nuevos rituales del aporte teórico de la antropología de la religión mexicana. Este estudio se abordó al fenómeno mencionado, por medio de dos rutas teóricas. La primera con una visión desde fuera al observarse como hecho social con base a la definición de Durkheim (1982); y la segunda vía de investigación con el enfoque desde dentro, como lo menciona Geertz (2005). Por lo que el ritual de oración se comprende como una dimensión religiosa que interpreta la vida. En esta primera ruta de investigación el fenómeno religioso se ha ubicado en el contexto conceptual de religión cristiana y comunidad evangélica. Aquellas asociaciones religiosas y denominaciones que no son católicas. De acuerdo, a la Enciclopedia de las Religiones en México (2014), tienen en común la declaración de fe y la autoridad normativa la Biblia, de la cual se desprenden la mayoría de sus prácticas rituales. Aunque cabe aclarar, que cada asociación religiosa ejerce de forma peculiar sus propias doctrinas rituales. Es en este contexto religioso, se encuentra la práctica del ritual de oración. El cual expresa ideas y sentimientos, puesto que están impregnados por la vida social diaria del individuo dentro de la colectividad. Así también, establece una estrategia para hacerle frente a esta realidad violenta desde un enfoque religioso cristiano, donde los integrantes se identifican por este sentimiento de miedo y desesperanza ante su panorama social. 12 Los miembros, creyentes o feligreses, sienten el apego de unirse al ritual que les promete seguridad y confianza como una respuesta a la situación problemática de inseguridad y violencia que viven puesto que se identifican con el contexto y con las creencias para efectuar el ritual de oración. Como una forma de ver la realidad o darle sentido a la vida, donde el ritual cumple un papel funcional a satisfacer necesidades culturales y sociológicas. La segunda ruta de investigación es el análisis de la oración como ritual. Porque con los rituales se puede conocer la actividad, creencias, el comportamiento y el impacto que tiene un ritual en la vida social del hombre moderno, ante un contexto de abusos, violencia y ultrajes de la inseguridad. En un acto ritual, se logra conocer los escenarios imaginarios y el mundo real de las personas a partir de los símbolos que van surgiendo en el ritual, puesto que abarca esta fusión simbólica de ethos y cosmovisión (Geertz 2005: 107), lo que modela la conciencia espiritual de un pueblo. Este camino de investigación ha dado como resultado conocer e interpretar el ritual de oración primero, dentro del contexto religioso y social, principalmente la influencia de los elementos históricos sociales y culturales en el cual se realiza el ritual. Segundo, en su dimensión interna y externa. La interna en cuanto al sistema de creencias, funciones, significados que produce de forma eficaz y la externa, en lo que concierne a su estructura organizativa y su impacto social. Siguiendo el curso de la investigación el contenido está configurado de la siguiente manera. En el primer capítulo se presenta la ruta teórica y metodológica que ayuda a la comprensión e interpretación del ritual de oración desde el 13 enfoque de la antropología social. Se exponen las teorías y estudios antropológicos que de forma directa o indirecta han estudiado y conceptualizado aspectos referentes a la oración, y que permite el análisis e interpretación de la oración como ritual. Además, se establece el marco conceptual religioso del ritual de oración recurriendo a Durkheim (1982), Geertz (2005) y Marzal (2002). La importancia de la oración como fenómeno religioso con las aportaciones de autores, como Marcel Mauss (1970), Xosé Chao Rego (1993) y a Alessandro Lupo (1995). Y también se propone el modelo de análisis siguiendo la ruta de Max Gluckman (2003) y Víctor Turner (1999), con las aportaciones y comentarios de Rodrigo Díaz Cruz (1998, 2008). El segundo capítulo expone la importancia contextual de la ciudad de Minatitlán como un territorio campo de tensión por tener una importancia desde tiempos antiguos por su riqueza natural y su ubicación estratégica por el fácil acceso. Se explica los factores que ayudaron al crecimiento económico de la ciudad, así como las situaciones que se desencadenaron para el declive económico, político y social de la ciudad. El tercer capítulo, presenta la etnografía del movimiento religioso del ritual de oración. Dar cuenta de los aspectos que describen, ubican y conciernen a la creación, consolidación y estructura del movimiento religioso como un drama social. Una representación que puede ser observable ubicada en el tiempo la cual puede ser analizado desde las fases del drama social. El cuarto capítulo es un acercamiento etnográfico al ritual de oración como un conjunto de actos religiosos, que por medio de mecanismo y elementos 14 construyen la realidad del actor ritual no tan sola religiosa sino de la vida diaria, hasta cierto punto profanas. Esta serie de acciones religiosas les ayuda a confirmar sus creencias y también adquirir otras. Transformados por el momento ritual y la interacción social, los actores sociales logran interpretar al mundo, interpretan su propia realidad frente a otros. Este capítulo se exponen aquellos componentes del ritual que les ayuda a crear vínculo de confianza y de solidaridad. 15 Capítulo 1. RUTA ANTROPOLÓGICA PARA EL ESTUDIO Y ANÁLISIS DEL RITUAL DE ORACIÓN EN LA CIUDAD DE MINATITLÁN. En este apartado se exponen las teorías y estudios antropológicos que de forma directa o indirecta han estudiado y conceptualizado aspectos referentes a la oración y que permite el análisis e interpretación de la oración como ritual. Este recuento teórico amplía el panorama de ver el ritual en otras formas de expresión y contextos en contraste con el fenómeno religioso que se realiza en la ciudad de Minatitlán. 1.1. Acercamientos al tema de estudio. La oración, ha sido objeto de estudio en otras disciplinas y campos de estudio, como, por ejemplo, la sociolingüística, la lingüística, la filosofía, y la teología, que son estudios diferentes a la antropología de la religión. Sin embargo, el interés que se presenta es mencionar trabajos antropológicos que han estudiado a la oración en otros aspectos. Desde la perspectiva antropológica, la oración, está considerado como un fenómeno religioso, el cual tiene una importancia dentro de la actividad y creencias religiosas al expresarse dentro de los rituales. Es necesario insistir, que las investigaciones que se mencionan, es porque sin duda, ayudan a comprender y ampliar la visión de las múltiples formas en que se puede analizar, interpretar y abordar un fenómeno como el ritual de la oración. Dichas investigacionestienen el objeto de mostrar los diferentes contextos y características, que pueden tener los rituales semejantes a la de oración. Y, por 16 si fuera poco, abonan al análisis teórico. Por lo tanto, para nutrir y abonar a la comprensión de la oración como fenómeno religioso y social, se ha recurrido a la búsqueda de trabajos antropológicos, en otros contextos para el enriquecimiento al aporte teórico. El profesor de los Departamento de Antropología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Gilberto Sánchez (2002), presenta un trabajo de investigación, Oraciones Rituales en Pewenche Chileno Ritos Ngillatun y Püntev, expresa que la oración no solo constituye un testimonio de las creencias de los miembros de la comunidad, sino también un rescate de una parte importante de la cultura. Por lo tanto, las oraciones más que ser un discurso dirigido a la deidad, expresa el sistema cultural de las personas (2002: 131), exhiben formas o aspectos del pasado de la comunidad, y por consiguiente las oraciones hablan de las inquietudes de su presente. Esto que plantea Sánchez (2002), son aspectos que se pueden encontrar de igual forma, en el ritual de oración de la ciudad de Minatitlán. Principalmente hablan de las inquietudes de un presente en sociedad en conflictos. Los discursos exponen claramente y de manera escenificada y performativa, los sufrimientos de las personas debido a la problemática de la ciudad, y las escasas soluciones de las instituciones gubernamentales para tomar acciones en contra de lo delictivo. En Buenos Aires, Argentina, la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara” Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano Universidad CAECE, en una recopilación Mosaico Trabajos en Antropología Social y Arqueología (2004), se encuentra el trabajo e investigación de Paula G. 17 Cabrera, titulado Ideario Religioso y Ritual: en los Grupos de Oración de la Renovación Carismática Católica, quien menciona que los grupos de oración se pueden considerar como un conjunto de cosmovisión en práctica. Enseña cognitiva y emocionalmente, con el fin de transmitir una determinada visión y experiencia del mundo (2004: 51-64). De dicha investigación se recupera el carácter distintivo de la oración considerada como ritual, y el grado de importancia que tiene para el actor ritual, o en este caso para el creyente. Cabrera (2004), menciona que orar para los nativos, actores rituales o creyentes es: una experiencia profunda y personal del hombre con Dios, orar es dialogar con la deidad, es “estar ante su presencia”, en contacto con ella. Los fieles creen que la práctica oratoria es un medio por excelencia de comunicación con la divinidad, una instancia por medio de la cual pedirle y recibir respuesta por parte de ella, así como también un medio de conversión y crecimiento espiritual. Esta práctica es realizada en voz alta y conducida por los servidores. Durante esta etapa muchos fieles reciben algún mensaje de Dios que transmiten al resto del grupo repitiéndolo en voz alta (…) (2004: 53) Indudablemente el creyente al momento de orar fortalece sus creencias, lo que le permite seguir la práctica de la oración. Aun cuando - como en el caso del ritual de oración en Minatitlán- significa estar en medio de conflictos e inseguridad. Por tal razón, para el creyente, orar pase lo que pase, es tener la completa certeza de ser escuchado. Y posiblemente, dicho sentimiento esperanzador es lo que mueve a los participantes de las Iglesias a fomentar la práctica de oración colectiva. Otras investigaciones, que se puede considerar como un estudio que se acerca al ritual de oración, es el trabajo con enfoque en la antropología simbólica del Doctor en Filosofía y letras Gustavo Ludueña (2011). 18 En Discurso, performance e imaginación política en un ritual católico, el autor explora y analiza la discursividad, y la acción ritual en un vía crucis viviente celebrado durante Semana Santa en la localidad de Victoria, Entre Ríos, Argentina. De dicha investigación, se recupera la explicación de la función del discurso y el impacto en el actor ritual. Ludueña (2011), explica que el discurso, emitido por los actores rituales y por los líderes eclesiásticos, no se limita a lo verbal, sino que manifiesta una importante relación con la performance (2011: 93). Esta al ser una experiencia social, los sujetos se encuentran en una atmósfera sensible causado por la crisis social de gobernabilidad que ha marcado Argentina, y otros sucesos como, la devaluación del peso, ajuste económico y desempleo. Él concluye que: (…) los distintos sectores de la iglesia engendran discursos diferentes en torno a los mismos problemas, dicho de otra forma, el vía crucis –con sus valores concomitantes de dolor, Pasión, crucifixión y esperanza– proveyó la matriz ritual con la que contar una realidad desde la experiencia social, permitiendo la articulación entre las sensibilidades despertadas por el discurso y la performance, por un lado, y la reflexividad ligada a la percepción de una crisis existencial de raíces políticas y económicas (2011: 89-115). Desde esta óptica, nos permite ver al ritual de oración en Minatitlán, como un lugar donde se puede expresar aquellos sentimientos de frustración, dolor ante el panorama desolador de la ciudad. Indudablemente, la oración cumple una función resolutiva, en términos simbólicos, pues otorga un sentido de vida al creyente, y una satisfacción psicológica ante su contexto social. Estos trabajos descritos, muestran la importancia de la práctica de oración y sugieren lo enriquecedor que es poner el foco de atención a estos fenómenos colectivos. También son una pequeña muestra que ayudan a ver las formas y los diversos enfoques en que se ha podido estudiar la oración en la antropología 19 social en otros países de América latina. Desde un ritual simbólico hasta como un discurso ritual performativo. Indudablemente estos estudios sugieren ver al ritual de oración como un generador de elementos de normatividad, teatralidad, procesos o fases, símbolos representativos, imaginarios e instrumentales, que brindan un significado a la vida y que proporcionan una confianza y seguridad a la persona dentro de la colectividad. En este sentido la colectividad es un abrigo para las personas, comparten no tan solo las creencias sino también sus problemas. Y desde un enfoque simbólico logran resolver sus problemas. En México, también se ha estudiado la oración desde diferentes ópticas, como oraciones, plegarias o rezos en distintos contextos. Los trabajos que a continuación se mencionarán son investigaciones y aportaciones teóricas efectuados en el campo de la antropología mexicana. Esto permite comprender - en esta investigación- cómo ha sido abordado el tema de la oración, y la funciones que cumple en dicho contexto religioso y social. Satisfaciendo las necesidades de los mexicanos en términos simbólicos. El primer aporte que se expone es el del investigador Jesús Jáuregui, en su publicación El concepto de plegaria musical y dancística (1997), en el cual, retoma el aporte de Mauss, enfatizando que la oración es una institución tanto religiosa como social, tiene una gran riqueza y complejidad que se encuentra en todas las esferas de la vida social. Él agrega que la oración tiene una dimensión del lenguaje, puesto que induce a la normatividad en la ética y moral del hombre que se identifica de cualquier otro uso del lenguaje en el discurso y que también se distingue y se 20 logra observar en la postura corporal, es decir un lenguaje no verbal, en lo performativo. Tal y como se muestra en el ritual de oración en Minatitlán durante los momentos liminales de las alabanzas, y aquellos espontáneos de adoración, las personas adoptan posturas diferentes de un momento a otro (segúnsea el matiz de la oración o discurso ritual que se esté dando). Esto ilustra que la postura definitivamente indica la importancia o el mensaje significativo para el actor o sujetos rituales. De dicha investigación se retoma la categoría de considerar la postura y la comunicación no verbal, es decir lo performativo dentro del ritual de oración. Como, por ejemplo, si las personas oran hincadas o de pie, si alzan las manos para orar, si lloran en silencio, si abrazan a otras personas. Cada posición corporal indica en el ritual de oración, la efectividad con la cual se está involucrando el actor ritual o creyente en el ritual. Otro punto que se considera es el concepto de plegaria musical. Es preciso mencionar que las alabanzas que se entonan entorno al ritual de oración tienen la importancia en la letra, puesto que la elección de qué cantos deben pronunciarse en el ritual y cuáles no, consiste en que deben estar acorde en lo que se expresa en el discurso ritual. En palabras de Jáuregui (1997: 79), “Esto no implica la afirmación de que cualquier práctica musical y dancística constituya una oración: el que lo sea o no, depende absolutamente del contexto”. Por lo tanto, una alabanza si puede ser considerada dentro del ritual de oración, como oración y plegaria, poseyendo los elementos de la letra acorde al contexto, del momento de súplica ligada a la necesidad del propósito principal del 21 ritual de oración. Como, por ejemplo, cuando se canta la alabanza “Sana nuestra tierra” tiene la misma importancia que la oración del ritual, puesto que la letra de dicha canción refleja la situación del contexto social. En ese momento ninguna otra canción cristiana sería posible de incluirla para los creyentes, sino únicamente aquella que refleje el propósito del ritual de la oración. Ksenia Sidorova, alumna de posgrado en ciencias antropológicas de la autónoma de Yucatán (2000), en su publicación Lenguaje ritual. Los usos de la comunicación verbal en los contextos rituales y ceremoniales (Sidorova, 2000), sugiere que “(…) el lenguaje ritual empleado para la comunicación con lo invisible y lo inhumano no sólo es peculiar en su forma y significado, sino que también tiene reglas de uso diferentes a las de los lenguajes comunes (profanos)”, siendo así que, tanto lo que se expresa en el discurso ritual de la oración, como la letra de las alabanzas, las frases ritualizadas, los espontaneas de la oración que se encuentra en los cantos de adoración, es parte del lenguaje. Principalmente, que la importancia radica en la función que cumple; y si cada uno de los elementos cumple una función es porque lo rige una norma, una regla de inclusión. La autora menciona: (…) al tratar sobre la significación de las palabras pronunciadas en los contextos rituales y ceremoniales, debe recordarse que la palabra puede no solamente ser hablada sino también cantada. Desde esta perspectiva, debe comprobarse que el hecho de que sea cantada, no la priva de su capacidad de ser un medio de transmisión de mensajes significativos y, por lo tanto, el estudio de las canciones rituales puede proporcionar datos valiosos para la comprensión de los rituales y su significación en una sociedad dada (2000: 100). Con esta sugerencia de Sidorova (2000), se afirma y concluye que el ritual de oración este compuesto por el discurso ritual. Aquellas palabras o mensajes 22 expresados que son dirigidos a Dios y por los momentos de alabanzas por el contenido de la letra, los cantos de adoración, los espontáneos y por los silencios. Cada uno de los elementos mencionados son un eslabón que están encadenados al mismo propósito: reflejar la necesidad, frustración del contexto social e inseguridad y la función simbólica que cumple el ritual al satisfacer a la necesidad de confianza, cohesión social y seguridad de los creyentes. La investigación antropológica de Daniel Ramos García (2015), en su tesis La incorporación religiosa de jóvenes a través de la alabanza en una Iglesia Evangélica de la ciudad de Puebla, menciona que otro elemento que está incorporado con el ritual de alabanza y adoración, es la oración. La cual surge dentro de este clima musical de forma espontánea. Desde este enfoque se considera que la adoración espontanea es también una forma de discurso ritual de la oración, y que se observa claramente en los discursos del ritual de oración Minatitlán. Estos espontáneos, dejan ver claramente los sentimientos de los actores sociales, y en muchas ocasiones, a pesar de no ser la oración o discurso principal, es el que arroja más información de los actores rituales o creyentes. Por lo tanto, para esta investigación, es necesario mencionar que cuando se habla de ‘espontáneo’ son aquellas oraciones que surgen entre las alabanzas, los cantos de adoración, la predicación. Son en sí oraciones espontaneas que no se sabe en qué momento pueden ocurrir, que no es la oración central e intencional que dirige el pastor en el ritual de oración, pero que el hecho de ser espontanea tiene el mismo valor puesto que refuerza el carácter del ritual de oración y su propósito. 23 El profesor e investigador, Rodrigo Diaz Cruz (2000), en una publicación La trama del silencio y la experiencia ritual menciona que lo “indecible constituye un silencio pleno de significado, y como tal participa del lenguaje, conforma uno de sus elementos, como un lenguaje desenrollado entre nosotros y lo desconocido”. Y la forma de interpretar dichos silencios, es por los otros elementos que lo rodean. Por ejemplo, “las canciones rituales, los rezos y meditaciones proporcionan el contexto en el que los hombres articulan, dicen o callan lo que están reflexionando” (Sidorova 2000: 102). En el ritual de oración en ocasiones dichos silencios son anunciados. Por ejemplo, cuando el director de las alabanzas menciona después de lo cantos de adoración, que los músicos dejen de tocar los instrumentos y que las personas reflexionen en la letra de alabanza. En otros momentos dichos silencios no son anunciados, pero es justo el momento donde las personas, o sea los actores rituales, comprenden que la adoración debe ser en absoluto silencio. Estos análisis, estudios e investigaciones expuestas, que se han hecho desde el campo de la antropología mexicana, ayudan a comprender cómo se ha venido desarrollando la oración como un fenómeno religioso imprescindible en la vida del actor o creyente rituales cristianos dentro del contexto mexicano. 1.2. El marco conceptual del ritual de oración. La oración al ser un fenómeno religioso se estudia dentro del marco conceptual del ritual en el ámbito religioso como un elemento o dimensión. Por lo tanto, para comprender la ubicación conceptual se mencionan los diversos trabajos que tratan directa o indirectamente el tema de esta investigación. 24 Siguiendo la clásica sugerencia de Radcliffe-Brown (1986), de que todo fenómeno religioso está ligado a las esferas de la vida social, y que cualquier expresión religiosa impacta los aspectos sociales, este argumento es una premisa al permitir visualizar al ritual de oración como una expresión de la religión que están impregnada y entrelazadas de otros aspectos de la vida social. Cabe señalar que es extensa la bibliografía que comprueba este hecho, y se puede observar, cuando menos, en los manuales de antropología de la religión que están publicados en el idioma español, la mayor parte de ellos traducidos. Éstos son los casos de Manuela Cantón (2001), Luis Duch (2001), Bryan Morris (1995), Manuel Marzal (2002), entre otros. Igualmente están los monumentales trabajos desde una perspectiva más sociológica como el de Roberto Cipriani (2004), y la clásica compilación de Roland Robertson (1980). Así también se encuentra el breve trabajo de Evans- Pritchard (1991), en donde expone algunos antecedentessobre la reflexión del tema religioso. Todos estos trabajos son una evidencia contundente de la diversidad y cantidad significativa de estudios y reflexiones sobre el fenómeno religioso, sin embargo, el punto de partida para ubicar el ritual de la oración en el contexto de lo religioso, parte de la definición de Émile Durkheim (1982), articulándola en términos heurísticos con Clifford Geertz (2005). Durkheim (1982), tiene una vigencia indudable para comprender el fenómeno religioso, de él se rescata la visión de ver a la religión como un hecho social. Él la define como: 25 …un sistema solidario de creencias y de prácticas relativas a las cosas sagradas, es decir, separadas, interdictas, creencias todos aquellos que une en una misma comunidad moral, llamada Iglesia, a todos aquellos que adhieren a ellas” (1982: 42). Este argumento, ayuda a comprender que el ritual de la oración es una acción o una práctica social, que alude a una diversidad de creencias que provienen de individuos y grupos sociales concretos. Por lo tanto, la oración es en sí una práctica religiosa que apunta a un conjunto de creencias, y es coherente con la definición durkheniana ya apuntada. Principalmente por los criterios de clasificación del mundo real, e ideal, a partir de dos ámbitos, uno sagrado y el otro profano. Señalando que este fenómeno trata de un evento que puede ser caracterizado como sagrado. Es necesario señalar que el propio Radcliffe-Brown (1986: 201-202) indica de manera puntual que el antropólogo, debe estudiar a la religión en sus acciones religiosas específicas, como son las ceremonias y los ritos colectivos o individuales, puesto que el contexto religioso otorga una explicación del mundo y le da un sentido a la vida social, ayuda a la supervivencia y bienestar de la comunidad. Encuentra en la religión un protector del beneficio de la colectividad. Por lo tanto, ayuda a comprender que la religión es observable a partir de dichas prácticas y del impacto que la religión tiene en la estructura, la organización social, y las funciones que cumple con la colectividad. Tal es el caso de la oración que ayuda a las iglesias a mantener el orden de un mundo ideal (Durkheim, 1982). 26 En cuanto a Geertz (2005: 87-117), se enfatiza la concepción de mostrar a la religión como un estilo de vida, que ha estado adherida al pensamiento de las personas, él afirma que la religión es: Un sistema de símbolos que obra para establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres formulando concepciones de un orden general de existencia y revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único. Dicho autor define, en términos sintéticos a la religión como un sistema de símbolos. Por lo tanto, es un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medio de los cuales los hombres se comunica, perpetúan y desarrollan sus conocimientos y sus actitudes frente a la vida. Si los símbolos de la religión tienen la función de expresar con una congruencia entre un estilo de vida y lo que piensan o en lo que creen, el ritual de oración evidentemente es un ejemplo de lo que plantea Geertz. Es un sistema en el que se encuentra símbolos con funciones y significados específicos que construyen una realidad para ayudar al hombre adaptarse a todo, y darle una respuesta frente al caos, donde lo misterioso tiene que ser explicado o mantener la ficción de que es explicable. En este contexto religioso de sistema de símbolos, la importancia de la religión está en su capacidad de servir al individuo o al grupo como fuente de concepciones generales, aunque distintivas del mundo, del yo y de las relaciones entre sí. Los símbolos dan rasgos mentales, o fuerzas culturales y psicológicas que ayudan al hombre al disponer y experimentar ciertas sensaciones ante 27 determinados actos, para reaccionar, comportarse y sentirse de determinadas maneras. Ambos planteamientos, tienen como interés básico el hecho de que la religión tiene una función social y cultural en las sociedades colectivas concretas, y que no pretenden calificar a las religiones, sino ayudar a analizar los mecanismos y elementos que ayudan al fenómeno religioso a ser eficaz a los sujetos y proporcionarles el tan anhelado sentido de la vida. Cabe señalar que la orientación del antropólogo Manual Marzal (2002), recurre a dicho ejercicio intelectual de articular a los dos anteriores autores “Ésta es un sistema de creencias, de ritos, de formas de organización, de normas éticas y de sentimientos, por cuyo medio los seres humanos se relacionan con lo divino y encuentran un sentido trascendente de la vida” (2002: 27). Este concepto permite ubicar al ritual de oración dentro del contexto religioso y otorga un conjunto de elementos analíticos para identificar la ubicación social y cultural de la vida del hombre social, así como las formas y conductas para vivir el mundo. Dentro de este marco conceptual ayuda a reflexionar en el sistema de creencias y aquellas actividades que permiten al creyente interpretar su realidad. Por lo tanto, el ritual de oración es el tiempo de la expresión social del creyente. El cual, impregnado por el sistema cultural, la experiencia social y las creencias brinda al actor ritual una forma de concebir la vida y construir los significados de su realidad a través de los símbolos religiosos (Marzal, 2012: 23). Así el ritual de oración se convierte en un elemento, dimensión o mecanismo del sistema religiosos que construida por aquellos que expresan la 28 experiencia religiosa, se sirven del sistema religioso para comprender la realidad en la que viven. Por consiguiente, es también un ámbito real que tiene la facultad de generar prácticas reales, que lo ayuden a clasificar, ordenar el mundo, y así también darles un sentido apropiado a sus necesidades, recurriendo a los rituales. Finalmente, el ritual de oración de las iglesias de Minatitlán son manifestaciones religiosas de un creyente que responde, hasta cierto modo, a un conjunto de personas organizadas, con quienes comparte varios elementos de dichas creencias, y prácticas culturales, con el distintivo básico de ser colectivas y teniendo la virtud de concebirse como un conjunto de normativas que moldean la conducta. Y es bajo este contexto conceptual –Durkheim, Geertz y Marzal- que se ubica el ritual de oración. 1.2.1. La oración como fenómeno esencial de la vida religiosa. Puestas las bases del marco conceptual del estudio del ritual de oración, es fundamental enfatizar el carácter religioso de la oración. Por lo tanto, para sostener esta postura, las aportaciones de autores, como Marcel Mauss (1970), Xosé Chao Rego (1993) y a Alessandro Lupo (1995). Dichos autores sugieren con argumentos, que indudablemente, por las características, dimensiones y elementos, la oración, representa una pieza clave para comprender e interpretar las creencias y el performance del creyente. Por supuesto la oración puede ser una vía clara, para interpretar o sacar a la superficie la estructura social y actividad religiosa del hombre. 29 Antes de introducir los aspectos teóricos de la oración como un fenómeno esencial de la vida religiosa es importante hacer la siguiente aclaración citando a Lupo (1995b: 51): …sólo en castellano existen varios vocablos, como “oración”, “plegaria”, “rezo”. Prefiero adoptar el primero por ser el más usado, si bien posee más significados que los otros dos (ya que puede indicar tanto un discurso general como una proposición cualquiera). De todos modos, las tres poseen una etimología que las liga al campo de lo oral: la boca (“os, oris” en latín)por lo que se refiere a “oración”; “plegaria” deriva de la raíz indoeuropea *prek- <petición oral dirigida a una autoridad superior> (…); “rezo”, por su parte deriva del latín “recitare”, que indica la acción de enunciar en voz alta. Tal y como sugiere el autor, oración posee más significados esto ayuda a comprender e interpretar el uso de la palabra oración entre los actores sociales del ritual, ya que ellos afirman en sus oraciones que orar es un diálogo entre Dios y el hombre. Por lo tanto, en esta investigación se usa la palabra oración. Las primeras reflexiones que se hace de la oración dentro del campo antropológico, es el aporte del etnólogo y sociólogo, considerado como uno de los padres de la etnología francesa, Marcel Mauss (1970). El cual tiene vigencia en nuestra actualidad, debido a que el fenómeno es esencial en la vida religiosa del hombre desde siempre. Según este autor a través de la oración, se pueden observar una diversidad de mecanismos religiosos. Uno de esos mecanismos que interesa enfatizar es el de rito “…puesto que es una actitud adoptada, un acto realizado cara a las cosas sagradas” (Mauss, 1970: 96). Por esa razón, este mecanismo de la oración, el rito, expresa ideas y sentimientos religiosos. Así también, permite conocer y brinda información desde el estado de desarrollo de la religión, de las creencias y de la actividad religiosa, hasta el 30 estado de ánimo del individuo dentro de la colectividad. Por lo tanto, implica a la vez una dimensión simbólica y representativa de la religión (Mauss, 1970: 95- 103). Mauss (1970: 96) menciona que la oración, “es el punto de convergencia de numerosos fenómenos religiosos”, porque posee la flexibilidad de que en ella misma se puedan encontrar simultáneamente varios aspectos y que se expresa de distintas formas. Por ejemplo, y siguiendo al autor mencionado, argumenta que en la oración se puede observar una exigencia, una orden, un acto de fe, una cuestión emotiva, una súplica, una confesión, una alabanza y una postura corporal, que van dirigidas a una divinidad. Esto es lo que permite expresar el carácter religioso de la oración. El segundo aporte que ayuda a comprender la función de la oración son las reflexiones que sugiere Lupo (1995b: 49): “…la oración posee una dimensión esencialmente oral; es fundamentalmente un acto de comunicación y nace para ser enunciada.” Dicha comunicación es “…lingüística entre un locutor humano y un receptor extrahumano” y la define como “…un enunciado lingüístico estructurado, dirigido a entidades extrahumanas en el ámbito de su culto, generalmente destinadas a conseguir protección o ayuda” (Lupo, 1995b: 51). Añadiendo la sugerencia de Velasco Toro (1997) en su estudio sobre los peregrinos que van al santuario de Otatitlán a venerar a un Cristo Negro, quien destaca la relación de la oración con los ritos; el afirma que “Los actos del lenguaje, [como la oración], son inseparables de los rituales” (Velasco Toro, 1997: 28). 31 Los aportes señalados sugieren que indudablemente por las características, dimensiones y elementos, la oración, es una pieza clave para interpretar aspectos de la vida del hombre en sociedad. Desde luego, la oración puede es la vía clara para interpretar o sacar a la superficie la estructura social y actividad religiosa del hombre. Por medio de la oración se logran conocer aspectos de la vida religiosa cotidiana. Con esta premisa, se logra observar que la oración de Minatitlán no tan solo radica en las expresiones orales o comunicación verbal, sino en todos aquellos elementos en los cuales esta enfatizado el carácter y muestra simbólica de lo religioso dirigido a la divinidad. Por ejemplo, las alabanzas, las danzas, el discurso ritual, el performance, los silencios y la música. Tal y como una cadena con sus eslabones, dan a demostrar que cada parte construye el todo de la oración, y que por ende es el todo del ritual. También las oraciones que se practican en Minatitlán poseen en sí su carácter religioso y que puede encontrarse en la oración en cada uno de los aspectos que lo estructura. Indudablemente las oraciones en la ciudad de Minatitlán proporcionan datos de la sociedad. Permite conocer los aspectos religiosos, incluso hasta el cambio religioso que se vive al sureste veracruzano. La oración, como explica Mauss (1970: 98), brinda información de la religión, sus cambios y las creencias. En esto radica la importancia de estudiar la oración, al expresarse en distintas formas, de igual manera se puede considerar doblemente en función de ser un fenómeno social y religioso con la misma importancia (1970: 95). Por lo tanto, si bien la oración es un fenómeno religioso, por su carácter colectivo, es 32 de igual forma un fenómeno social, tal y como se podrá observar en el ritual de oración de los concejales. Del escritor y teólogo español Xosé Chao Rego (1993: 232/20), podemos destacar la dimensión simbólica de la oración ya que es importante para este trabajo, al respecto señala lo siguiente: Si el ser humano en trance de angustia suplica desde el inconsciente -desde el abismo- el pasaje antropológico de la oración consiste en pasar del fantasma al símbolo. Porque el padre tiene una doble imagen u objeto de ambivalencia afectivo: amenazante y protector; también desde la madre: protectora pero también devoradora. Esto ayuda a comprender que en la oración es ahí donde surge la parte simbólica, la imagen parental del Padre o del Creador hacía quien va dirigidas las oraciones, y por quien los actores rituales, creyentes rituales o feligreses se sienten protegidos. Dicha imagen simbólica, indiscutiblemente, es lo que otorga seguridad tanto al individuo como a la colectividad, la certeza o seguridad de ser escuchados. Este autor, centran, en alguna parte de sus textos, la atención a la imagen a quien va dirigidas las oraciones, porque desde el punto de vista de él, la imagen divina es lo que marca la parte religiosa del hombre. Hasta cierto punto, es lo que activa e inspira al hombre en dar muestras en expresiones y actos religiosos, -a la imagen divina-, puesto que es la forma en que les ayuda a interpretar la realidad caótica, que lejos de sus limitaciones, existe una fuerza extrahumana que les puede ayudar. Probablemente esta es una de las razones o quizás la principal, por la cual el ritual de oración en Minatitlán se sigue fomentando entre los actores sociales, ya que el vínculo con la imagen divina parental es en sí significativa para ellos, 33 porque es nutrida por el sistema de creencias cristianas. No habría oraciones sino hay a quien dirigirlas, dedicárselas, o suplicarle. Desde la perspectiva de Alessandro Lupo (1995a y 1995b), también se confirma la importancia de dirigir las oraciones y súplicas a la imagen simbólica ya mencionada por los anteriores autores. Por ejemplo, en el estudio sobre las nahuas de la Sierra Norte de Puebla, Lupo (1995a: 79) afirma que: …la pronunciación de las súplicas [-las oraciones-] coinciden siempre, en efecto, con acontecimientos, situaciones o estados físicos en que los hombres sienten la necesidad de asegurar la intervención taumatúrgica de la divinidad para restablecer, mantener o salvaguardar el desarrollo positivo y ordenado de los hechos. Este aspecto se asemeja al ritual de oración en Minatitlán, donde las iglesias interpretan la situación socioeconómica como un caos que está bañada de inseguridad y violencia, ante tal panorama de tensión y con base a las creencias cristianas, elevar las oraciones es un acto para pedir que el Padre y Creador, intervenga ante la desolación que se vive en el municipio. De acuerdo con lo mencionado, se puede observar que el ritual de oración en Minatitlán se ha originado por causa del hombre recurriendo a la religión para interpretar su realidad caótica, pero laforma de expresarse indudablemente es por el camino seguro de elevar una plagaría, súplica o sencillamente una oración a la imagen paterna parental simbólica de Dios. Y esto último, es la razón y condición de fe que los cristianos expresan en el ritual de oración. Como se ha mostrado, los autores mencionados, permiten observar que la oración es un fenómeno de carácter religioso y este por consiguiente social, el cual tiene varios aspectos que la construyen. Impregnado de la realidad del hombre y de las interpretaciones que éste hace por medio de la religión, expresa 34 indudablemente las necesidades, pero a la vez revela información de las creencias y del contexto social. Desde este enfoque para el análisis de la oración, se requiere los estudios sobre el ritual que permiten afinar la mirada y adentrarse a observar los elementos externos e internos que estructuran la oración como ritual, dando cuenta de los elementos que se asocian a los ámbitos de la religión, la política, y la economía, y con diversos tipos de expresiones culturales del mundo moderno (Augé, 1995). Finalmente, la oración que se realiza en Minatitlán al ser una expresión social que ha surgido de nuevas tribus en la sociedad de masas (Maffesoli, 1990), se conciben como una manifestación social, que constituye, ante todo, una práctica, un mecanismo simbólico de la vida social, que, a escala general o parcial, contribuye a la regeneración permanente o periódica de la vida comunitaria (Marzal, 2002: 138). Siendo así que su aspecto colectivo y estructurado brindan la pautas para ser analizado mediante las teorías clásicas y las reflexiones modernas del ritual. 1.2.2. El ritual. El estudio del ritual ha sido ligado al ámbito de la religión por las teorías que han estudiado las culturas primitivas desde el enfoque tradicional. También se ha afirmado que el ritual es un tipo de drama social (Turner, 2002), donde cada uno de sus componentes, muestra la realidad como una imagen simbólica, que revitaliza la identidad de las personas a partir de una escenificación. 35 En este contexto conceptual, los rituales, por un lado, se convirtieron en un mecanismo reproductor del orden establecido, y una forma social modificada de la realidad, que ayudan precisamente a interpretar la vida diaria (Geertz, 2005). Desde lo clásico hasta lo contemporáneo, se ha comprobado la función sociológica del rito, concebido como un recurso cohesionador y transmisor de valores sociales a través de un estado de efervescencia colectiva (Durkheim, 1982). Y también, la satisfacción psicológica (Malinowski, 1986), que proporciona ante crisis y panoramas desolador de la vida diaria, puesto que reduce el estrés, incertidumbre, miedos y situaciones adversas del hombre o actor ritual. Para esto, es necesario citar a la escena autores clásicos como Edmund Leach (1977), Max Gluckman (1978) y Víctor Turner (1988), quienes conciben el ritual a manera de recurso expresivo que revela los matices, inclusiones e intercambios, en la interpretación de la cultura y de la religión en el carácter simbólico, que comunica los fundamentos, creencias y ethos de los actores rituales (Geertz, 2005). Con los aportes de Edmund Leach al estudio del ritual planteados en su obra Sistemas políticos de la alta Birmania (1977), se recupera como punto de partida la búsqueda de poder como motivación fundamental del comportamiento humano. El autor propone una definición de estructura social como “un conjunto de ideas sobre la distribución de los poderes entre las personas y los grupos de personas” (Leach, 1977: 26). El individuo tiene un posicionamiento frente a las demás personas, permitiendo que de forma ordenada exista un intercambio 36 comunicativo al momento de ejercer relaciones mutuas a pesar de las diferencias culturales. Por lo tanto, en los términos de Leach, un ritual, “sirve para expresar el estatus del individuo, en tanto persona social dentro del sistema estructural al que pertenece en ese momento” (1977: 33). En el cual se pueden encontrar aspectos profanos y sagrados. Dejando atrás la dicotomía de Durkheim, de considerar únicamente al ritual dentro de lo religioso sagrado, enfatizando su función sociológica como un sistema socialmente aprobado de relaciones adecuadas entre los individuos y los grupos, en el cual emergen símbolos, y exhibe la estructura y orden social. Desde la perspectiva de Leach el propósito de la antropología social es intentar la interpretación de los símbolos dentro del contexto ritual (1977: 36), en momentos específicos donde el ritual recuerda a los miembros el orden y las normas que rigen sus actividades. Al igual que Leach (1977), Max Gluckman (1978), considera a la sociedad como un conjunto de relaciones sociales “dominada por la posición” (1978: 7), en su estudio acerca de los grupos y pueblos de África del Sur, registrado en su obra Política, derecho y ritual en la sociedad tribal (1978), estudia lo que él llama rituales de rebelión, donde explica, que los rituales expresan y simbolizan los conflictos entre principios de una de organización social, “se afirma que, por muy divididos que estemos, de hecho, estamos unidos” y que así también al momento del ritual, pese a los conflictos que puedan existir en una estructura u organización social “la gente se siente unida y unánime” (1978: 308). 37 Tanto Leach (1977), como Gluckman (1978), ubican al ritual dentro del orden social, como institución específica de la sociedad o también de la cultura, donde se puede reflejar y contener de alguna manera en sí misma la totalidad en la que se inserta y se sustenta inevitablemente sobre la noción de integración o de cohesión social. Puesto que es necesario que la sociedad y la cultura aparezcan como un todo orgánico, holístico, de partes interrelacionadas funcionalmente que en su conjunción producen algo distinto de sí mismas expresadas en el momento ritual. Con Víctor Turner (1988), se complementa el estudio del ritual, como una manifestación explícita de la estructura social. La importancia del simbolismo y el actor ritual juega un papel importante como instrumento que media entre los conflictos inherentes a la oposición de principios sociales. Lo cual puede ser estudiado como un proceso de tres tiempos o pasos, que sigue al individuo en cada etapa de la vida social, y que se escenifican: la separación del sujeto de su grupo anterior de pertenencia, el tránsito de la persona a través de un umbral o limen y, por último, su integración de un nuevo grupo. En este contexto la liminaridad, al estar en medio o entre, es lo esencial en los ritos de paso, refleja el momento en que el individuo ha perdido su estatus anterior y que aún no ha adquirido el siguiente, es ambigua e indeterminada, se compara con la muerte (Turner 1988: 102). Esta fase liminal se refleja y encuentra en las oraciones donde los participantes se separan momentáneamente de su vida cotidiana, conformando un nuevo grupo en donde las identidades religiosas específicas de las que provienen los participantes quedan suspendidas. Permitiendo que el ritual de 38 oración tenga un momento liminal, “fuera de tiempo, dentro y fuera de la estructura social secular, que evidencia, aunque sea fugazmente un cierto reconocimiento, en forma de símbolo” (Turner 1988: 137-139). En esta atmosfera liminal, el concepto de estructura trata de los modelos en formas de interacción humana, un communitas, donde se observa de lo humilde a lo sagrado, de la homogeneidad y el compañerismo, como si existieran dos modelos principales de interacción humana yuxtapuestos y a la vez alternativos, donde el primero es el que presenta a la sociedad como un sistema estructurado, y el segundo, es el de la sociedad en cuanto a “comitatus” comunidad o comunión (Turner 1988: 103), que se convierte enla antiestructura de la estructura. En este proceso dialéctico es que se comprende la vivencia sucedida de lo alto y lo bajo de la communitas y la estructura, de la homogeneidad y la diferenciación, de la igualdad y la desigualdad. Los communitas es parte de la vida social, ya que la gente tiene la necesidad de quitarse las máscaras, que en ocasiones fungen a manera de insignias de estatus, incluso cuando se trata de portar mascaras liberadoras de la máscara liminar (Turner 1983: 525). Por otro lado, la communitas, frecuentemente se asemeja a aun estado utópico o fantasioso en términos culturales. Cabe señalar que es difícil que perdure por mucho tiempo, lo espontáneo e inmediato que caracteriza a la communitas, en cuya cavidad surge rápidamente una estructura que previene, que se maneja las relaciones libres entre los individuos, de manera que se conviertan en relaciones normadas es decir la antiestructura debe retomar a la estructura (Turner 1988: 138). 39 En las sociedades modernas, y principalmente en el ritual de oración en Minatitlán, vienen recreándose las condiciones rituales de la communitas, que se separa de los obstáculos de la vida cotidiana (como la violencia e inseguridad en el sureste veracruzano) en un entorno mágico, que construyen los individuos al congregarse, practicar y lograr resolver en términos simbólicos, los conflictos dentro del ritual de oración. Probablemente las dimensiones y los componentes de dicho ritual es lo que permite entrar al actor y creyente ritual en esta fase o entorno mágico, donde la oración es la atmosfera liminal que le da sentido a los demás componentes que lo construyen. Finalmente, con los aportes de Leach (1977), y Gluckman (1978), resaltan y expresan su idea de que los rituales son importantes por la función sociológica que revela la estructura y las prácticas. Esto permite ubicar al ritual de oración como la expresión de la colectividad, mientras que Turner (1998) añade al análisis el camino de la interpretación de las acciones rituales y los símbolos, un enfoque procesual y de drama social donde se integran todos los elementos que escenifican al ritual. No tan solo la estructura sino dando evidencia de las normas, creencias y los valores que asignan los sujetos. Desde esta construcción teórica es que se aborda el fenómeno religioso del ritual de oración. 1.2.3. El modelo de análisis. El posicionamiento teórico de la presente investigación se ubica en el marco conceptual religioso de la oración recurriendo a Durkheim (1982), Geertz (2005) y Marzal (2002). Así también, recuperando los autores que señalan la importancia de la oración como fenómeno religioso, como Marcel Mauss (1970), Xosé Chao 40 Rego (1993) y a Alessandro Lupo (1995). Éste es el posicionamiento teórico que asume la presente investigación. Y con base a lo expuesto, se propone un modelo de análisis para abordar este estudio. El modelo de análisis para el ritual de oración sigue el camino del modelo de interpretación de Víctor Turner (1988, 1999, 2002) de rituales, dramas sociales y performance. Porque fundamenta el principio de considerar a las personas, el carácter humano. Los “sujetos que tienen intenciones, creencias, deseos, intereses y emociones que 'están ahí' desempeñando algún 'papel' en las interacciones sociales” (Diaz, 1998: 320) no están esclavizadas a la tradición, sino que se ven afectadas al cambio social de su entorno. Son ellos, los actores sociales, los que se expresan y comunican con el ritual su forma de ver la vida. Por lo tanto, siguiendo la orientación de Diaz (1998) del modelo de hermenéutico con base a un contexto teórico antropológico procesual, encaminan a una interpretación del ritual desde la multiplicidad de horizontes de los participantes. En un contexto actual y con necesidades diferentes a las sociedades estudiadas por los clásicos. Comprendiendo que el ritual lo viven los actores sociales, considerando la parte verbal de la oración, así como el performance y los símbolos que emergen. Es por eso, que la sugerencia de Diaz bajo lo explicativo hermenéutico, indudablemente, conduce a Víctor Turner (1999). Con su aporte para interpretar el ritual, los símbolos y la estructura que se hallan en el ritual de oración (Diaz 1998: 293). Turner (1999), considera que los símbolos forman parte del proceso social y, por tal razón, deben ser analizados en una secuencia temporal y en relación 41 con otros acontecimientos de la vida social. Por lo tanto, propone analizar los símbolos rituales atendiendo a tres clases de datos como fuentes de información para el análisis interpretativo. Primero su forma y características observables. Segundo, la interpretación que dan de los mismos los nativos, incluidos los expertos. Tercero, los contextos que dotan de distintos significados a los símbolos, al alcance de la observación y el análisis del antropólogo. Siguiendo la sugerencia de Turner (1999), para la interpretación del ritual de oración se considera aquellos aspectos de la vida social, como la economía, política y el contexto de violencia e inseguridad en el que se encuentra la ciudad de Minatitlán. Esto, a su vez permite ubicar al ritual, para ser observado en una secuencia temporal y en relación con otros acontecimientos de la vida social de los actores rituales. La importancia de observar todos los elementos que están involucrados ya sea de forma directa o indirecta en el ritual de oración, es porque brindan información para el análisis interpretativo de los símbolos rituales. Considerando y tomando en cuenta lo que dicen los actores y creyentes rituales ante la práctica de la oración. Ya que ellos, son los primeros en detectar aquellos símbolos que rigen el carácter del ritual y quienes le dan el sentido al significado, y por supuesto a la interpretación de los datos empíricos. En cuanto a los datos empíricos sobre los símbolos rituales, Turner (1999), enfatiza que es necesario clasificarlos, para conocer los tipos de propiedades que poseen. Así él, logra distinguir tres tipos de propiedades. La primera propiedad es el significado disipar mediante analogías o asociaciones mentales, una segunda propiedad, que poseen dos polos de sentido: uno ideológico, el cual 42 está relacionado con el orden social y moral, las normas y los valores de la sociedad, por último, otro sensorial relacionado con procesos y fenómenos naturales y fisiológicos; provocan deseos y sentimientos. Según Turner, la yuxtaposición de los dos polos del símbolo en el ritual el sensorial y físico con el normativo estructural, pone en contacto las normas éticas y jurídicas de la sociedad con las emociones de sus miembros transformando la obligación en deseo: En el ritual en acción, con la excitación social y los estímulos directamente fisiológicos —música, canto, danza, alcohol, drogas, incienso—, el símbolo ritual efectúa, podríamos decir, un intercambio de cualidades entre sus dos polos de sentido: las normas y los valores se cargan de emoción, mientras que las emociones básicas y groseras se ennoblecen a través de su contacto con los valores sociales (Turner 1999: 33). Esto se observa en el ritual de oración. Las personas posiblemente son normativizadas mediante un mensaje moral y religioso para practicar la oración en los lugares públicos. Sin embargo, a esto se le añade las sensaciones y sentimientos que desarrollan en la práctica del ritual. Les produce el deseo de permanecer. Quizás estos sentimientos afectivos y aprobación a la práctica ritual, es motivada por la cohesión social y la satisfacción psicológica que provee el ritual, en la reinterpretación de una realidad violenta e inseguridad al provocar un sentimiento de esperanza. Otros sentimientos como el cuidado entre los mismos actores, es decir sentimientos de solidaridad, de seguridad y deempatía del grupo al sufrir los mismos problemas. Po otra parte los datos empíricos, según Turner (1999), proporcionan la información con respecto a las propiedades del ritual, por lo que ayuda a distinguir 43 cuales son los símbolos que están inmersos en el ritual, a los cuales denomina "dominantes" e "instrumentales". Los símbolos dominantes poseen un significado constante y consistente dentro del sistema simbólico. Tienen autonomía respecto a los fines rituales y no cambian con el tiempo. Estos sirven de unión entre la estructura social y la cultural, constituyen fines en sí mismos. Es decir, son valores axiomáticos por lo tantos estos símbolos están ligados normalmente a entidades espirituales o fuerzas. Desde este enfoque en el ritual de oración, Dios es un símbolo dominante de cohesión social, o bien como anteriormente se expuso es la imagen simbólica parental a diferencia de otros elementos que pierden el carácter simbólico. En ciertos momentos son símbolos instrumentales y se les considera un medio para la consecución de fines en cada tipo de ritual. Por ejemplo, La Biblia, cuyo contenido señala a Dios como el Padre amoroso a quien deben ser dirigidas las oraciones. Otro aspecto que señala Turner (1999), es que partir de la identificación de los símbolos dominantes e instrumentales, sugiere que, para descubrir el sentido de un símbolo, es necesario situarlo dentro de un contexto más amplio o campo de acción, en el cual el ritual sólo es una fase, una escena del drama social. Es esa la razón que, en este análisis procesual, se estudia todos aquellos mecanismos antes y después entorno al ritual de oración. Por lo tanto, en este modelo de análisis según Turner compete al antropólogo hacer este proceso de interpretación considerando en las fuentes de información la opinión de los actores rituales, puesto que ellos ofrecen una 44 descripción del sistema de significados de cada ritual, pero a la vez no son capaces de explicitar los significados y propósitos inmersos en el ritual ya que estos, encierran significados y propósitos que los actores sociales no son capaces de explicitar en muchas ocasiones. Por lo tanto, es al antropólogo que debe interpretar y averiguar. Por eso, lo primero que hay que tener en cuenta, según Turner, es que las celebraciones rituales forman parte de procesos sociales más amplios “Cada tipo de ritual es un proceso pautado en el tiempo, cuyas unidades son objetos simbólicos y aspectos serializados de la conducta simbólica” (Turner, 1999: 50). Esto permite comprender que en el análisis es necesario ubicar la dinámica del ritual en la sociedad y el papel que juegan dentro de ella. A este mecanismo de ubicar al ritual dentro de la dinámica social, comprender e interpretar los símbolos, es el modelo interpretativo y hermenéutico, al que Diaz (1998), considera como vía fundamental para entender al ritual con base a un contexto teórico antropológico, considerando la parte verbal de la oración. Lo que expresan y dicen los actores sociales, así como las acciones, la práctica, lo performativo y los elementos simbólicos. Por tal razón, lo que dicen los informantes, los actores y creyentes rituales, permiten interpretar bajo el modelo hermenéutico los mecanismos y los símbolos que están inmersos en el ritual. Estos mecanismos son la actividad social del hombre, las expresiones, las creencias de las personas, las formas en cómo se relacionan en la vida diaria. Esto incluye los valores y las normas que permiten y que obligan a los miembros de la sociedad unirse en momentos de crisis dejando fuera los conflictos. 45 Turner (1999), menciona que los rituales ayudan, a "reafirmar la validez de ciertas normas fundamentales, aislándolas de las otras y separándolas de los contextos en que se producen pugnas y conflictos en conexión con ellas" (Turner, 1999: 44). Esto se observa claramente en el ritual de oración en Minatitlán, une a las Iglesias a pesar de las diferencias doctrinales, litúrgicas, económicas. Encuentra una conexión por tener en común el mismo contexto de violencia e inseguridad, buscando un contexto neutral de conexión. Cabe mencionar que esta conexión los lleva a desarrollar el ritual de oración como una versión de protesta pacífica. En este ambiente el atrevimiento es señalar por medio de la oración las fallas del gobierno. Más que convertirse en una protesta violenta se convierte en una protesta pacífica y armoniosa. Así los pastores señalan sin ocasionar una protesta violenta o algún tipo de huelga. Pronuncian por medio de la oración los errores de los gobernantes y las instituciones del país por los escasos resultados en las intervenciones de programas sociales ante la situación crítica de la ciudad de Minatitlán. La oración exhibe una problemática y lo hace de forma pública y pacífica. Por lo tanto, el ritual de oración es una protesta pacífica4, que se desarrolla en un contexto neutral de conexión para la comunidad evangélica. Estos son los parques, las Iglesias, y las calles, cuyos espacios es lo que permite la unidad. Ya sea en términos simbólicos sociales, les permite crear un clima de cohesión a pesar de los conflictos que pueden existir entre miembros de iglesias, pastores y 4 El ritual de oración es una protesta pacífica porque en las marchas de oración, los actores rituales exhiben las problemáticas sociales ante las autoridades gubernamentales en un acto simbólico al pararse frente al palacio municipal de Minatitlán. 46 líderes. Y también les permite crear vínculos con la ciudadanía en general, o bien entre las instituciones sociales de la ciudad. Otro punto para considerar, son las funciones de poder que normativizan la conducta en el ritual a partir de las decisiones colectivas. Probablemente, en el ritual de oración se logré observar formas de poder que causen conflicto y rebelión, principalmente aquellas que crean una antiestructura y comunidad liminal a partir del sufrimiento (Turner, 1988: 25). Dicha antiestructura, logra ser una estructura al crear roles de líderes religiosos que determinan el curso de la oración. Administran la legitimación del poder por una última instancia simbolizada, mediante el logro de la adhesión colectiva ritual, a un sistema de ideas y valores compartido con base al sistema de creencias. Por lo tanto, en cualquier estructura social, hasta cierto punto, los participantes andan siempre negociando con el poder, sea para servirse de él o para servirlo, y frecuentemente de manera ambigua (Swartz, Turner y Tuden, 1966: 102-126). Por eso es necesario rescatar la sugerencia de Turner (1999), que, si bien el ritual retrata la vida social del hombre, se comprende que también existen conflictos y diferencias que son retratadas al momento de tener objetivos comunes como el hecho de practicar el ritual. Por supuesto, no significa que en la interpretación del ritual sea fácil detectar los conflictos y las rivalidades entre las iglesias, pastores, líderes y miembros. Unas veces el propio ritual les confiere alguna forma velada de representación simbólica y otras emergen y se expresan abiertamente en el ritual de oración. En este caso los rituales, según Turner (1999), sirven para reconducir 47 periódicamente a los individuos a los principios estructurales y los valores que rigen el funcionamiento y la organización de la sociedad. Tal es el caso del ritual de oración, donde se puede observar las diferencias religiosas y de poder que pueden existir entre ellas mismas. Sin embargo, también el ritual es una forma de preservación de la sociedad ante la situación de muertes, secuestros e inseguridad que se vive. Probablemente, el ritual de oración, aparte de ser religioso, cumpla una función moral de preservación social ante el panorama de declive social que existe en la región veracruzana
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