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Diversas visiones de la habitabilidad
Reyna Valladares Anguiano
(Coordinadora)
Red Nacional de Habitabilidad Urbana
Diversas visiones de la habitabilidad
 
 
Reyna Valladares Anguiano 
(coordinadora)
Formación: Nereo Francisco Zamítiz Pineda
Corrección de estilo: Elsa Patiño Tovar
El presente texto ha sido evaluado por 3 pares investigadores
Primera edición 2015
d.r. © Pro gra ma Edi to rial de la Red de In ves ti ga ción Ur ba na, a.c., se de: diau-uap, 
Juan de Pa la fox y Men do za 208, Se gun do Pa tio, Ter cer Pi so, Cen tro, 72000 Pue bla, 
Pue., México. Tel.: (222) 2462832. Co rreo elec tró ni co: rniu @rniu.buap.mx. Página: 
www.rniu.buap.mx
isbn: 978-968-6934-36-6
Hecho en México
Este libro se editó con recursos del profocie
Índice
Introducción .......................................................................................7
Reyna Valladares Anguiano
Presentación ...................................................................................... 11
Elvira Maycotte Pansza
Indicadores urbanos de habitabilidad: 
¿qué medir y por qué? ....................................................................15
Reyna Valladares Anguiano, Martha E. Chávez González 
y María López de Asiain Alberich
Sostenibilidad y habitabilidad: ¿condiciones en pugna? .............39
Gabriel Gómez-Azpeitia y Adolfo Gómez Amador
Habitabilidad y calidad de vida como indicadores 
de la función adaptativa del habitar en el entorno urbano .........71
María López de Asiain Alberich, Reyna Valladares 
Anguiano y Martha E. Chávez González
Un acercamiento al estudio de habitabilidad 
en la vivienda de interés social .......................................................91
Jorge Gonzalo Luna Montes y Adolfo Gómez Amador
Mecanismos de control bioclimáticos habilitados 
por los individuos en viviendas de climas cálidos ....................... 113
Adolfo Gómez Amador, Ana Elena Espinoza López, 
Gonzalo Bojórquez Morales y María Guadalupe 
Alpuche Cruz
Empleo, desempleo y habitabilidad de la población en 
los municipios de Colima, Manzanillo y Villa de Álvarez .........135
María Antonieta Barrón
Determinantes del crecimiento en el sector vivienda en la 
zona conurbada Colima y Villa de Álvarez (2000-2010) ............163
Dora Argentina Cabezas Elizondo
Habitabilidad urbana: consideraciones desde la vivienda ........185
María Elena Torres Pérez
Las familias y su vivienda. Estudio descriptivo en familias 
colimenses en las colonias Buenavista (Villa de Álvarez, 
Col.) y El Moralete (Colima, Col.) ...............................................213
Susana Aurelia Preciado Jiménez, Selene Libier 
Rodríguez Moreno y Martha Elizabeth Martínez Albañil
Condiciones y percepción social de la habitabilidad 
en contextos urbanos de pobreza en Colima ...............................241
Virginia Romero Plana
[ 15 ]
Indicadores urbanos de habitabilidad: 
¿qué medir y por qué? 
Reyna Valladares Anguiano1
Martha E. Chávez González2
María López de Asiain Alberich3
En México, los análisis sobre habitabilidad que se han hecho en los 
años recientes se han abocado a analizarla, prácticamente, desde un 
enfoque relacionado con la vivienda y cómo el habitante percibe su 
situación en ella.
Entre los autores más reconocidos que han trabajado la habitabili-
dad están Bentley y coautores, quienes únicamente buscaron explicar 
el fenómeno desde el punto de vista de la configuración del espacio y 
la percepción del mismo, dejando de lado aspectos como lo social.
El planteamiento de este trabajo pretende aportar elementos para 
analizar la habitabilidaddesde el punto de vista del espacio urbano en 
un contexto más amplio.
Los antecedentes
En un texto publicado en 20104 mencionábamos que, partiendo de 
que la habitabilidad es la interfase entre el sujeto y el objeto y la sus-
tentabilidad es la interfase entre el objeto y el contexto, entonces la 
habitabilidad y la sustentabilidad se ubican en el mismo nivel, pero en 
diferente escala, en donde la sustentabilidad abarca aspectos globales 
y la habitabilidad aspectos particulares. Entonces, para que un espacio 
sea habitable necesita reunir las condiciones que permitan habitarlo, 
las cuales se establecen en función del factor social y del momento 
1 Profesora de la Universidad de Colima, correo electrónico: reyna_valladares@ucol.mx.
2 Profesora de la Universidad de Colima, correo electrónico: mchavezg@ucol.mx.
3 Profesora de la Universidad de Sevilla, correo electrónico: mlasiain@yahoo.com.
4 El texto apareció en el libro Definiendo la vivienda sustentable, y se retoma con el 
fin de introducir al término.
16 Diversas visiones de la habitabilidad
histórico correspondiente; es, en este contexto,en donde el concepto 
sustentable se presenta como parte de una de estas condiciones, con el 
fin de promover el uso eficiente de los recursos y poder disfrutar de un 
medio ambiente y un microclima que tengan la capacidad de satisfacer 
las necesidades humanas en cualquier escala territorial.
Por lo tanto, para que un entorno a cualquier escala posea habita-
bilidad, tendrá que ser sustentable y, por lo tanto, la sustentabilidad es 
un factor condicionante de la habitabilidad. Ahora bien, si se analiza 
la relación que existe entre la habitabilidad y la calidad de vida, en 
cuanto a que si la primera es una condicionante de la calidad de vida o 
si ésta última es una característica de la primera, se puede mencionar 
que la calidad de vida es un concepto con múltiples significados que 
generalmente se relacionan con el bienestar del ser humano en cual-
quier ámbito de la vida, ya sea social, económico, ambiental, político, 
etcétera, y en la habitabilidad el bienestar que obtiene el ser humano 
es solamente el que le brinda el espacio o contexto en cualquier escala 
territorial.
Finalmente, existe la creencia de que el espacio urbano no se con-
sidera como un espacio que pueda ser habitado, sino más bien es un 
espacio de “tránsito” y, por lo tanto, aparentemente no hay permanen-
cia en el mismo; sin embargo, la diferencia entre ser usuario y habi-
tante es el punto clave para entender que cualquier espacio utilizado 
por el ser humano, sea de manera permanente o transitoria, debe ser 
totalmente cómodo y en ello radica la habitabilidad del mismo.
La habitabilidad se ha medido a través de un conjunto de indica-
dores; de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española (rae), 
un indicador es algo “que indica o sirve para indicar” (Real Academia 
Española, 2015), pero de acuerdo a Agustín Hernández Ajá (2009: 
89) un indicador “(…) viene a representar de manera simplificada una 
situación compleja, permitiendo valorar su evolución a lo largo del 
tiempo o su comparación entre espacios o estructuras diferentes. Un 
indicador es una variable que supera su valor neto para representar una 
realidad más compleja pero que debe de ser fácilmente comprensible y 
evaluable por la totalidad de los ciudadanos”; pero veamos cuáles han 
sido los antecedentes del concepto analizado.
Hasta finales de los años de la década de 1970, el modelo de bienes-
tar seguido por los gobiernos mexicanos, concebía que el Estado era el 
responsable de crear las condiciones para resolver las necesidades bási-
cas de la sociedad. De ese modo, se establecieron principios,aceptados 
socialmente,que había que cumplir para señalar la transición de una 
condición a otra; por ejemplo, para el caso de la vivienda, ésta debía 
17Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
“proveer suficiente protección, higiene, privacidad y comodidad a sus 
ocupantes. Debía estar adecuadamente localizada y encontrarse en una 
situación de tenencia saneada” (coplamar, 1982: 8); en esta concep-
ción estaban inmersos los aspectos de seguridad, sanidad e intimidad; 
la cuestión de la tenencia se relacionaba con el aspecto jurídico, al 
mismo tiempo con el económico y social por la idea de hacerse de un 
patrimonio familiar.De esta manera, los indicadores se relacionaban 
conla “suficiencia”, que no la calidad de los servicios o de los elemen-
tos que podrían mejorar las condiciones de vida de los habitantes.
Posteriormente, ya en la década de los años 1980, el modelo econó-
mico empezó a cambiar y dio paso a un Estado que, de ser responsable 
del bienestar, se convirtió en un facilitador para que los diferentes 
actores, en función del mercado, cumplieran sus distintos objetivos 
con el fin de lograr una mejor calidad de vida.
De acuerdo a Vernis y Mendoza (2009: 1), el Estado pasó de ser el 
benefactor a ser un “Estado relacional”; para estos autores, “El Estado 
relacional viene emergiendo desde mitad de los años 1980, a partir de 
la llamada crisis del Estado del bienestar, y se caracteriza por articular 
la interrelación social y por los aspectos intangibles que ello comporta 
(producción y difusión de información, concienciar a la sociedad de 
sus responsabilidades, fomento de la autorregulación social, interme-
diación entre diferentes actores sociales, etcétera). De ahí que convier-
ta a la naturaleza relacional de su actividad en su principal atributo de 
identidad”.
Bajo el enfoque del Estado relacional, lo que se busca es el equi-
librio de fuerzas entre el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad, 
buscando la manera en que el Estado no sea sustituido por completo 
o buscar la “colaboración a toda costa”; como lo mencionan Vernis 
y Mendoza (2009: 2): “El Estado relacional presupone una sociedad 
civil fuerte y autónoma, madura y responsable. Asimismo, presupone 
una clase política con una significativa capacidad de liderazgo social y 
una administración pública con una fuerte capacidad de gestión estra-
tégica y de operar sistemas descentralizados y pluralistas”; así pues, 
se espera una madurez de todos los actores sociales en la búsqueda del 
bien común. 
Uno de los elementos urbanos,en donde la habitabilidad puede ser 
analizada de manera más precisa, son las viviendas y los desarrollos 
habitacionales que las contienen; diversos estudios (Lándazuri y Mer-
cado, 2004; Peña Barrera, 2007;Eibenschutz Hartman y Goya Esco-
bedo, 2009 y Moreno Olmos, 2011)demuestran que los procesos de 
urbanización recientes van afectando la calidad de vida de los futuros 
18 Diversas visiones de la habitabilidad
habitantes, ya sea por la distancia, la alta densidad o las propuestas de 
diseño urbano o por la falta de infraestructura, servicios y/o equipa-
mientos.
Ésto ha sido propiciado, principalmente, por las políticas habitacio-
nales del Estado Mexicano, que ha incentivado, fundamentalmente en 
los tres últimos sexenios, la construcción masiva de vivienda,aunada 
ala oportunidad de obtener un crédito, convirtiéndose en el elemento 
que facilita el cambio de residencia. Este fenómeno está incidiendo 
en el cambio de la morfología urbana de las ciudades, en donde la 
dinámica de la oferta y demanda de vivienda es favorecida por la 
oportunidad de obtener subsidios.
En la República Mexicana, los organismos de vivienda y los inte-
reses económicos del mercado inmobiliario, a través de los desarrolla-
dores habitacionales, han sido los encargados de configurar el hábitat 
urbano desde finales del siglo xx hasta nuestros días, ofreciendo a sus 
habitantes los estándares de calidad de vida que permiten el mayor 
margen de ganancia para los desarrolladores inmobiliarios, pero no 
una mejor calidad de vida para los habitantes.
Dicha situación quedó reconocida en el Plan Nacional de Desarro-
llo 2013-2018, en el cual,se reconoce que “Los desarrollos habitacio-
nales se ubicaron en zonas alejadas de los centros de trabajo y de ser-
vicios, sin una densidad habitacional adecuada que permitiera costear 
servicios, vías de comunicación y alternativas de transporte eficientes. 
Ésto ha generado comunidades dispersas, un debilitamiento del tejido 
social y un uso poco eficiente de los recursos de la economía a través 
de altos costos de transporte para los trabajadores y las empresas” 
(Gobierno de la República, 2013: 51).
Pero esas condiciones ya se habían observado,en otros países con 
rasgos parecidos, en donde se han venido acentuando la pobreza de 
los entornos urbanos: por ello,la onu(onu-habitat, 2010) elaboró los 
objetivos del milenio como una forma de reducir las diferencias entre 
las naciones derivadas de esas situaciones, y se han hecho estudios que 
buscan medir la calidad de vida de los habitantes. Así, encontramos 
que, en Europa, especialmente en España, se han publicado varios 
trabajos(Gabinete de Estudios y Estadísticas, sd; Fundació Fòrum 
Ambiental, 1999; López García, Chasco Yrigoyen, y Navarrete Álva-
rez, 2009; ministerio de medio ambiente y medio rural y marino-bcn 
ecología-al21, 2010).
En dichos trabajos se han propuesto una serie de parámetros, pero 
se puede observar que el número de indicadores varía; sin embargo, 
19Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
aunque pueden recibir distintos nombres, las dimensiones en común 
son las económicas, las medioambientales, las sociales y las urbanas.
En Sudamérica son tres los países que encabezan los estudios 
publicados sobre indicadores de calidad de vida y/o habitabilidad: 
Colombia (Tarchópulos Sierra y Ceballos, 2003; y Ceballos Ramos, 
2006); Argentina (Leva, 2005; More, 2009;Zulaica y Celemín, 2008); 
y Chile (Orellana, Bannen, Fuentes, Gilaberty Pape, 2011;y Estudios 
Urbanos de la Universidad Católica de Chile, 2013).
En México esa temática se ha estudiado bajo vertientes multidis-
ciplinarias aplicadas a 100 ciudades (Eibenschutz Hartman y Goya 
Escobedo, 2009),una a Monterrey(Gutiérrez Garza, 2011), y otra a 
77 zonas metropolitanas(Instituto Mexicano para la Competitividad, 
2012). En la primera, aunque no se habla propiamente de indicado-
res, se dan lineamientos para el estudio de indicadores urbanos; en 
el segundo y tercero se retoman varios de los aspectos analizados en 
Europa.Pero como se mencionó, los textos hasta aquí citados muestran 
diferentes formas de medición de la calidad de vida y aunque son refe-
rentes, lo más relevante es que han sido aplicados, principalmente, a 
grandes zonas metropolitanas, o bien, a grandes ciudades.
Existen pocos casos en México, en donde la temática se ha plan-
teado, o bien,a partir de los autores que han teorizado sobre el tema 
(Valladares Anguiano, Chávez González y Moreno Olmos, 2010), 
o bien, a partir de casos de estudio y posterior definición de índices 
(Peña Barrera, 2007), o bien, a partir de la aplicación de indicadoresya 
dados a casos de estudio (Moreno Olmos, 2011).
Lo que se ha medido
Uno de los pocos autores quehan abordado el fenómeno desde el 
aspecto urbano, es Rueda (1996), quien menciona que, lo que se 
pretende es “mantener la calidad de vida en los sistemas urbanos” (p. 
1). Sin embargo, los elementos que considera son de orden general: 
bienestar general de la persona (interno y externo), bienestar ambien-
tal (relación equilibrada con el medio ambiente), bienestar psicosocial 
(individual) y bienestar sociopolítico (participación social, seguridad 
personal y jurídica); es decir, los sistemas urbanos quedan inmersos en 
los conceptos anteriormente descritos, y cuando ésto se logra, es por-
que cada una de las variables está en equilibrio y entonces se alcanza 
la calidad de vida.
En ese sentido, de acuerdo al planteamiento de Rueda, la 
habitabilidad, en principio, es una adaptación entre las características 
20 Diversas visiones de la habitabilidad
de la situación real y las expectativas, capacidades y necesidades del 
individuo tal y como las percibe él y su grupo social; ésto obedece a 
que las necesidades son históricas, lo que significa que cambian a lo 
largo del tiempo.
Por otro lado, para Castro (1999,citado por Lándazuri y Mercado, 
2004: 90), la habitabilidad es un concepto referido a la satisfacción 
que uno obtiene en un determinado escenario o grupo de escenarios; 
es el atributo de los espacios construidos de satisfacer las necesidades 
objetivas y subjetivasde los individuos y grupos que las ocupan.
Entonces, si la habitabilidad se refiere a un conjunto de condiciones 
que producen una capacidad o una posibilidad, la habitabilidad no es 
dada sino creada y es cambiante, pero no es necesariamente igual para 
todos; así, tanto en el espacio territorial como urbano, deben tener 
características que la sociedad considera adecuadas para la vida de 
quienes habitan esas escalas ambientales. La habitabilidad, como es 
creada, significa que debe cumplir con ciertos estándares que se rela-
cionan con las condiciones acústicas, térmicas y de salubridad que en 
un momento histórico los grupos sociales determinaron.
La temática desde el enfoque urbano se denominaría habitabilidad 
urbana; lo que abarca, entre otros aspectos, el estudio de las cualidades 
que se desarrollan en el medio ambiente urbano al exterior de los espa-
cios arquitectónicos. Bentley et al.(1999), en un trabajo realizado en 
Inglaterra, pero aplicable a otras partes del mundo,propone cualidades 
referidas a la calidad del diseño que permite lograr entornos exitosos 
y aceptados por el público;es lo que él llama responsive environments, 
interpretando una serie de cualidades integradas por permeabilidad, 
variedad, legibilidad, versatilidad, imagen apropiada, riqueza percep-
tiva y personalización, que responden satisfactoriamente a la gente y 
al lugar y, por lo tanto, son “exitosos” por ser usados, apropiados e 
intensamente vividos por el público.
La permeabilidad del espacio público es comprendida como las 
alternativas visibles (tanto para los residentes locales, como para los 
que no los son) que permiten ir de un punto a otro dentro de la estruc-
tura urbana; la variedad es entendida como la diversificación de usos 
urbanos que, a la par, atraen a diferentes gentes en diferentes horarios 
y por diferentes razones; la legibilidad es la posibilidad de que un 
lugar sea comprendido, ya sea tanto su distribución como lo que suce-
de en él; la versatilidad, por su parte, implica que un espacio pueda 
tener múltiples propósitos y, por lo tanto, igual número de actividades 
(Bentley, Alcock, Murrain, McGlynn y Smith, 1999: 12, 27, 42, 56).
21Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
La imagen apropiada integra elementos de la percepción del usua-
rio respecto a un sitio, pero, también, involucra la variedad y la legi-
bilidad; a mayor riqueza visual mejor aceptación del sitio y, por tanto, 
se entiende que el sitio es más vital. La riqueza perceptiva es mucho 
más compleja, ya que involucra los distintos sentidos del usuario en el 
espacio a partir de sus experiencias previas; finalmente la personaliza-
ción es la generación de un carácter específico de la imagen urbana a 
partir de los cambios que los habitantes generan de manera individual 
en sus edificaciones (Bentley, Alcock, Murrain, McGlynn y Smith, 
1999: 76, 89, 99).
Sin embargo, Bentley y coautores, únicamente buscaban explicar el 
fenómeno de la habitabilidad desde el punto de vista de la configura-
ción del espacio y la percepción del mismo, dejando de lado aspectos 
como lo social o lo económico. Lo anterior se debe a que, el espacio 
urbano, no se considera como un lugar que pueda ser habitado, sino, 
más bien, se le supone como un espacio de “tránsito” y, por lo tanto, 
aparentemente, no existe permanencia en él; sin embargo, la diferencia 
entre ser usuario y habitante es el punto clave para entender que cual-
quier espacio utilizado por el ser humano, sea de manera permanente 
o transitoria, debe cubrir todas las características de comodidad y en 
ello radica la habitabilidad del mismo.
En el caso de Europa y,en particular, España, se han hecho varios 
manuales que plantean la aplicación de diversos indicadores de 
habitabilidad y/o sustentabilidad del espacio urbano. En el texto dela 
Fundació Fòrum Ambiental (1999) se analizaron los descriptores, 
indicadores e índices urbanos. El sistema para crearlos fue a través del 
modelo de presión-estado-respuesta;5bajo dicho modelo se crearon 
una serie de indicadores que posteriormente fueron debatidos en un 
taller con diversos personajes relacionados con el medio ambiente y 
el urbanismo.
Entre los indicadores, previos al debate del taller, se tenía que, 
para la creación de una ciudad compacta (paradigma para el cual se 
estaban creando los indicadores), los índices e indicadores eran: la 
5 De acuerdo a la ocde, dicho modelo se explica de la siguiente manera: “las activi-
dades humanas ejercen presiones sobre el medio y cambian su calidad y la cantidad 
de los recursos naturales. La sociedad responde a esos cambios a través de políticas 
ambientales, sectoriales y económicas. Esto último crea un bucle hacia las activida-
des humanas de presión. En términos generales, estos pasos forman parte de un ciclo 
de política ambiental que incluye la percepción del problema, la formulación de 
políticas, y el seguimiento y evaluación de las mismas” (Organisation for Economic 
Co-operation and Development-oecd, 1993: 5).
22 Diversas visiones de la habitabilidad
complejidad del sistema urbano, la compacidad urbana, la compacidad 
corregida, el consumo de energía, la eficiencia del sistema urbano, la 
influencia potencial del sistema y la huella ecológica del sistema urba-
no (Fundació Fòrum Ambiental, 1999: 19).
Otros indicadores complementarios fueron:superficie urbana, 
superficie urbana+superficie periurbana; superficie urbana+superficie 
periurbana+ superficie usos indirectos; superficie urbanizable; dado 
edificado y dado urbanizado,6 saturación urbana municipal y consumo 
potencial de suelo urbano (Fundació Fòrum Ambiental, 1999: 20).
Finalmente, los resultados del taller llevaron a generar más pre-
guntas, aunque en el texto de referencia no se hace mención a que los 
índices e indicadores,ahí expuestos, sirvieron de referencia para los 
futuros trabajos que diferentes municipalidades españolas usaron para 
su Agenda 21 o indicadores de medición urbano-ambiental.
En el Plan especial de indicadores de sostenibilidad ambiental de 
la actividad urbanística de Sevilla (2007) coordinado por Rueda, se 
observa precisamente lo mencionado en el párrafo precedente, la base 
de los indicadores de Sevilla retomó varios de los elementos previstos 
en el documento de 1999.
En el plan de Sevilla hay seis tipos de indicadores: 1) Relaciona-
dos con la morfología −densidad edificatoria, compacidad absoluta y 
corregida; 2) Relacionados con el espacio público y la movilidad que, 
a su vez, se divide en dos: uno que se relaciona con las proporciones en 
el reparto del espacio público y el otro con la movilidad y accesibili-
dad; 3)Relacionados con la organización urbana también denominado 
complejidad:complejidad urbana, reparto entre actividades y residen-
cia, superficie mínima de locales, proporción de actividades de proxi-
midad, diversidad de actividades o índice de especialización y acti-
vidades; 4) Relacionados con el metabolismo urbano:autogeneración 
energética en la vivienda, autosuficiencia hídrica de la demanda 
urbana, residuos sólidos, uso de materiales reutilizados, reciclados y 
renovables, reserva de espacios de autocompostaje y huertos urbanos, 
ubicación de puntos limpios y nivel sonoro; 5) Relacionados con el 
aumento de biodiversidad: acceso de los ciudadanos a espacios verdes, 
índice de permeabilidad, dotación de árboles en el espacio público, 
corredores verdes, cubiertas verdes, enverdecimiento de fachadas, 
espacio libre en interiores de manzanas, compacidad corregida pon-
6 El término, de acuerdo a como lo comprendemos se refiere al coeficiente de ocupa-
ción del suelo (dado edificado), que puede, además, tomar parte del subsuelo; y el 
dado urbanizado se refiere al coeficiente de utilización, es decir, tomando únicamen-
te la superficie que se observa sobre el predio (Nota de las autoras).
23Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
derada y espacios de estancia; y 6) Relacionados con la cohesión 
social(acceso a los equipamientos y servicios básicos y viviendas de 
protección pública).
Como se puede ver, este caso presenta indicadores más precisos que 
el resto de los que hasta el momento se han revisado, llegando incluso 
a agregar un componente que varios de los anteriores habían omitido 
y es el que se refiere a las personas o componente social, además de 
traer un apartado denominado función guía de la sostenibilidad, es 
decir, el indicador de eficiencia urbana (Agència d’Ecologia Urbana 
de Barcelona-Ayuntamiento de Sevilla, 2007: 1-11).
Para Hernández Ajá (2009: 89) los indicadores deben de cumplir 
con una serie de requisitos, entre ellos, ser exactos, específicos del 
tema a tratar, ser fácilmente comprensibles, accesibles, con datos 
periódicos homogéneos, además de cumplir tres condiciones: comu-
nicabilidad (que sea útil para comprender los cambios y evaluar las 
políticas), accesibilidad (que no superen los costos y esté disponible) 
y publicidad (que sea accesible a todos y que lo difunda una entidad 
diferente a la que lo está creando).
En el texto de Hernández Ajá (2009: 91, 97), se hace referencia 
al estudio realizado en 2002 por la sección de urbanismo del Insti-
tuto Juan Herrera,que analizó los indicadores de las Agendas 21 de 
treinta ayuntamientos que habían firmado la Carta de Aalborg. Tras el 
análisis, encontraron un total de mil 273 indicadores que, para fines 
prácticos, fueron acomodados en cuatro áreas temáticas: económicos, 
medioambientales, sociales y urbanísticos, teniendo un peso mayor los 
indicadores relacionados con el medio ambiente, aunque todos inclu-
yen elementos de las otras tres áreas temáticas. Por lo que Hernández 
Ajá (2009: 98) comenta que “(…) Nos encontramos frente a unos 
documentos dirigidos básicamente a resolver o evaluar los problemas 
medioambientales, pero que no eluden el resto de las dimensiones de 
la sostenibilidad”.
López García, Chasco Yrigoyen y Navarrete Álvarez (2009: 177) 
presentaron los resultados de la auditoría urbana de ciudades europeas 
de 1998 a 2007; las autoras mostraron las diferencias existentes entre 
cada uno de los periodos analizados: de 1998 a 2000, las variables 
analizadas fueron 500 con 100 indicadores, se revisaron 58 grandes 
ciudades europeas; para la auditoría de 2003-2004 se analizaron 321 
variables con 283 indicadores, revisándose 258 grandes ciudades; 
finalmente, en el período 2006-2007, las variables fueron 337 con 358 
indicadores, basándose en un análisis de 321 grandes ciudades.
24 Diversas visiones de la habitabilidad
Sobre los dominios o dimensiones analizadas, las autoras sola-
mente describen las de la segunda auditoría que fueron nueve: 1) 
Demografía, 2) Aspectos sociales, 3) Aspectos económicos, 4) Parti-
cipación ciudadana, 5) Formación y educación, 6) Medio ambiente, 
7) Viajes y transporte, 8) Sociedad de la información, 9) Cultura y 
recreación. Los indicadores revisados fueron: 1) población por edad, 
sexo, nacionalidad y estructura de los hogares; 2) la vivienda, la salud 
y la delincuencia; 3) ingresos, actividad económica, mercado laboral; 
4) elecciones y administración local; 5) nivel educativo por sexo y 
alumnos matriculados; 6) clima, calidad del aire, ruido, agua y ges-
tión de residuos; 7) viaje al trabajo, transporte público, accidentes; 8) 
utilización de las tic, administración electrónica local y sector de las 
tic; y 9) actividades culturales y el sector del turismo (López García, 
Chasco Yrigoyen y Navarrete Álvarez, 2009: 175-176).
Por último, la autoras mencionan que: “Finalmente, resulta eviden-
te que la comparación entre ciudades es, sin duda, una tarea compleja. 
En primer lugar, porque es difícil precisar con exactitud un término 
tan amplio y ambiguo a la vez, como es la calidad. En segundo lugar, 
porque la calidad de una ciudad en particular depende en relación a 
qué quiere establecerse” (López García, Chasco Yrigoyen y Navarrete 
Álvarez, 2009: 188).
En 2010 se publicaron dos documentos de consulta7 en España: 
el Sistema Municipal de Indicadores de Sostenibilidad y el Sistema 
de Indicadores y Condicionantes para ciudades grandes y medianas; 
el primero pretendía medir el grado de sostenibilidad de cualquier 
municipio de España bajo los mismos criterios. Lo que facilitaría, la 
comparación de datos entre diferentes municipios y permitiría, en un 
momento dado, hacer el diagnóstico sobre el grado de sostenibilidad 
de un municipio y tomar decisiones.
Los ámbitos de análisis fueron cuatro: 1) Ocupación del suelo, 
que comprende suelo y usos e intensidad edificatoria; 2) Complejidad 
urbana del que se derivadiversidad de usos y funciones; 3) Movilidad 
sostenible que incluye configuración de la red y funcionalidad; 4) 
Metabolismo urbano,en donde se integran agua, energía, residuos, 
contaminación atmosférica y acústica; 5) Cohesión social que con-
tiene mezcla de población, mercado de trabajo, servicios básicos y 
participación ciudadana; y 6) Aumento de la diversidad. Cada uno de 
estos ámbitos e indicadores incluye la definición, relevancia, fórmula 
7 No sabemos si posteriormente esos documentos se publicaron tal cual o sufrieron 
modificaciones 
25Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
de cálculo, subindicadores, fuentes de información y observaciones 
(ministerio de medio ambiente y medio rural y marino-bcn ecología-
al21, 2010).
El documento para ciudades grandes y medianas estaba especí-
ficamente dirigido a aquellas ciudades con una población de más de 
50 mil habitantes. El sistema tenía ciertos indicadores que variaban al 
aplicarlos a menor o mayor escala, como sucede, por ejemplo, con el 
indicador de acceso a superficies verdes, que presenta valores mucho 
mayores en pueblos o ciudades pequeñas.
El sistema de indicadores y condicionantes se articula en siete gru-
pos o ámbitos: 1. Ocupación del suelo, 2. Espacio público y Habita-
bilidad, 3. Movilidad y Servicios, 4. Complejidad urbana, 5. Espacios 
verdes y Biodiversidad, 6. Metabolismo urbano y 7. Cohesión social; 
que, a su vez, se agrupa en cuatro ejes que son los definidores del 
modelo de ciudad: compacidad (1, 2 y 3); complejidad (4 y 5); efi-
ciencia (6), y cohesión social (7). Por último, la eficiencia del sistema 
urbano sintetiza la función guía de la sostenibilidad, caso similar al 
documento que ya se planteaba en 1999, aunque con algunos agrega-
dos (al21-bcn ecología-gobierno de españa, 2010).
Cada elemento se integraba con una ficha en la que se incluye 
la sigla con la cual se iba a describir, por ejemplo: densidad de 
viviendas=Dvivienda, además el objetivo, la definición del indicador, 
el parámetro de cálculo y el parámetro de evaluación.
Finalmente, en 2013, con la coordinación de Edaimon DeJuan se 
publicó El Libro Verde de Sostenibilidad Urbana y Local en la Era 
de la Información, texto que no necesariamente plantea indicadores, 
pero sí directrices. A lo largo de 14 capítulos, en cada uno de ellos se 
plantea la problemática del tema, el análisis del fenómeno; en algunos, 
los objetivos; en otros, las perspectivas o formas de reducir la proble-
mática, y en cada uno de ellos, las directrices para implantar el modelo 
(DeJuan, 2013).
Como se puede ver en la Tabla 1, los indicadores españoles 
empiezan a tener una homogeneización a partir de los planteamientos 
realizados en 1999 que guiaban hacia la creación de ciudades más 
compactas y, en consecuencia, más sostenibles. Sin embargo, parte 
del modelo de ciudad compacta planteado en el texto de modelos e 
indicadores para ciudades más sostenibles, sobre todo, lo relacionado 
con la creación de grandes manzanas urbanas es lo que se critica en 
el libro de entornos vitalesde Bentley y coautores(1999),que plantean, 
por el contrario, manzanas que permitan una mayor integración social 
y mayor apropiación del espacio público.
[ 26 ]
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28 Diversas visiones de la habitabilidad
También encontramos que el componente social comienza a ser 
tomado en cuenta a partir de 2007 y solamente en el artículo de audito-
ría urbana (2009) se mencionan indicadores relacionados con la salud 
o la delincuencia (ver Tabla 1).
En el caso del continente americano, encontramos varios trabajos 
que analizan la situación de la habitabilidad urbana, varios de ellos 
no plantean en sí indicadores, tal cual se analizó en el caso europeo, 
sin embargo, en los textos se observa el énfasis que se hace sobre ele-
mentos que pueden conformar, en un momento dado, indicadores que 
permitan mejorar las condiciones de los habitantes de la región.
Germán Leva (2005: 68) construyó una serie de indicadores para 
la ciudad de Quilmes, Argentina, la gran mayoría relacionados con 
aspectos subjetivos de percepción como se puede ver a continuación: 
1) Indicador de hábitat: porcentaje de cobertura de cloacas, agua, 
electricidad, gas, obstáculos al peatón, privación material de hogares; 
2) Indicadores sociales: población con cobertura social, población en 
nivel superior de educación, tasa de analfabetismo, tasa de mortalidad 
infantil, porcentaje dehogares deficitarios, porcentaje de población 
victimizada, porcentaje de crímenes; 3) Indicadores económicos: 
pib regional bienes y servicios, tasa de variación del metro cuadrado 
construido, importancia de la industria manufacturera, porcentaje de 
transferencia de provincia, cantidad de locales productores de bienes 
y servicios; 4) Indicadores subjetivos: percepción sobre el medio 
ambiente, participación ciudadana, estado de los espacios públicos, 
asistencia social, transporte público, soluciones al barrio, política cul-
tural, salud pública, obra pública, movilidad y seguridad urbana).
El trabajo de Lucy Winchester (2006: 11-20) es uno de los casos 
en donde no se plantean indicadores, pero sí se hace un recuento de 
lo que,en diferentes países de la región, están haciendo respecto a la 
mejora de la sostenibilidad; en ese sentido, los aspectos que ya se están 
considerando en las políticas públicas son: 1) Hábitat: vivienda, suelo 
urbano y segregación, asentamientos precarios; 2) Planificación y ges-
tión urbana; 3) Infraestructura ambiental urbana: agua y saneamiento, 
manejo de desechos sólidos, energía y transporte público; 4) Vulnera-
bilidad urbana y desastres; 5) Acceso a oportunidades económicas y 
al empleo.
Finalmente,Winchester (2006: 25) concluye que: “Se necesitan 
políticas integradas de desarrollo urbano y vivienda que conduzcan 
al manejo adecuado del territorio y que se vinculen a las políticas de 
desarrollo económico y social. Su abordaje requiere especialmente la 
convergencia en el espacio urbano de la necesidad de: internalizar los 
29Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
costos ambientales (vía mejoras en la gestión y gobernabilidad de los 
sistemas asociados); asumir y resolver las inequidades sociales (vía 
mejoras en la habitabilidad urbana y la inversión en capitales); y reco-
nocer y abordar restricciones económicas relacionadas a la eficiencia 
de la política (mejorar la oferta de financiamiento y la coordinación 
de políticas).
Para Doris Tarchópulos Sierra y Olga Lucía Ceballos Ramos (2003: 
10), la habitabilidad es el conjunto de condiciones físicas y no físicas 
que garantizan la vida humana en condiciones de dignidad. Estas auto-
rasplantearon un modelo de evaluaciónde la calidad de la vivienda en 
Bogotá, Colombia, entre los años 1991 a 1996, diferenciando la vivien-
da que recibió subsidio de mejoramiento, de la vivienda nueva con sub-
sidio, en tres localidades periféricas: Suba, Bosa y Ciudad Bolívar.
Este modelo se desarrolló contemplando prioritariamente el tema de la 
habitabilidad, para lo cual, se definieron los aspectos básicos con los 
que debe contar una vivienda. Así, se partió del reconocimiento de dos 
dimensiones fundamentales como son la física y la social. En la primera, 
se tienen el factor urbanístico, con su atributo localización, y el factor 
arquitectónico, con sus atributos higiene, privacidad, comodidad y protec-
ción. En la segunda, la dimensión social, se analizaron las condiciones de 
adecuación social y de seguridad en la tenencia. Se contempló entonces un 
tema fundamental, el análisis de factores, tanto objetivos como subjetivos, 
relacionados con la calidad de la vivienda, dado que se estableció que los 
estudios relacionados con el análisis de calidad de la vivienda, o bien, 
apuntaban a factores objetivos, o bien, a los factores subjetivos, sin revisar-
los ambos de manera simultánea (Ceballos Ramos, 2006: 149).
En el texto de Laura Zulaica y Juan Pablo Celemín (2008: 35-36), 
los autores analizan los indicadores para una zona periurbana llegando 
a la construcción de los siguientes indicadores: 1) Nivel de instruc-
ción, 2) Calidad sanitaria, 3) Calidad del hábitat, 4) Necesidades 
básicas insatisfechas, 5) Movilidad urbana, 6) Higiene urbana, y 7) 
Exposición a impactos ambientales de actividades industriales, mine-
ras y de disposición de residuos.Los autores concluyen que, analizar 
la zona periurbana desligada de la ciudad como unidad, les permitió 
establecer las diferencias específicas de dicha zona.
En 2011, el Núcleo de Estudios Metropolitanos de Chile, generó 
una serie de índices de calidad de vida,8los cuales abarcaban a la 
8 El instrumento sigue aplicándose con los mismos indicadores.
30 Diversas visiones de la habitabilidad
población urbana de dicho país a partir de la selección de 120 indi-
cadores, y después de su procesamiento crearon un conjunto de seis 
indicadores de la calidad de vida urbana: 1) Condición laboral: faci-
lidad de acceso al mercado laboral, ingreso, capacitación, desarrollo 
profesional y protección social; 2) Ambiente de negocios: capacidad 
de una comuna o ciudad de generar un ambiente favorable para el 
emprendimiento propio o las inversiones privadas; 3) Condiciones 
socioculturales: nivel de participación de la población en organiza-
ciones sociales, niveles de seguridad y educación; 4) Conectividad 
y movilidad: infraestructura de conectividad, movilidad y seguridad 
vial; 5) Salud y medio ambiente: enfermedades correlacionadas con 
las condiciones ambientales y el medio antrópico; 6) Vivienda y entor-
no: nivel de hacinamiento e inversión en el espacio público cercano a 
las viviendas (Orellana, Bannen, Fuentes, Gilabert y Pape, 2011).
En México, los análisis que sobre habitabilidad se han hecho a lo 
largo de estos años, se han abocado a analizar la temática de la habi-
tabilidad prácticamente desde un enfoque relacionado con la vivienda 
y la forma como el habitante percibe su situación en ella. Mercado y 
González (1991) analizaron algunas transacciones psicológicas de los 
sujetos con su entorno habitacional en ámbitos más específicos y que 
incidían sobre la habitabilidad de la vivienda.
PosteriormenteMercado, Ortega, Estrada y Luna (1994), desarro-
llaron una medida general de habitabilidad, definida como el gusto 
o agrado que sienten los habitantes por su vivienda en función de sus 
necesidades y expectativas. Con los datos obtenidos, se encontró que 
la habitabilidad (medida general) quedaba explicada por las varia-
bles de placer, control y activación, lográndose explicar 50.8% de la 
varianza; sin embargo, desde nuestra perspectiva, estos valores son 
solo subjetivos.
Siguiendo este proceso, Mercado et al. (1995) llevaron a cabo otra 
investigación con el propósito de conocer qué otras variables podrían 
estar involucradas en la explicación de la habitabilidad; para ello, 
emplearon la técnica de rejilla desarrollada por Kelly (1955), con base 
en su Teoría de los Constructos Personales, para conocer los conceptos 
que los habitantes atribuyen a su casa.
De los resultados de ese estudio se encontraron seis nuevas 
variables que incidieron sobre la habitabilidad de forma significativa: 
seguridad, operatividad, privacidad, funcionalidad, significatividad y 
valores cumplidos por la vivienda. El modelo generado explicó 73% 
de la varianza de habitabilidad, lo cual aumentó en 23% el porcentaje 
de varianza explicada respecto a la investigación anterior. En el mismo 
31Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
estudio, los autores citados analizaron algunos factores físicos de la 
vivienda como ruido, temperatura, humedad, que afectaban la habita-
bilidad. Se encontró que estos factores se organizaban en tres segmen-
tos: uno emocional, otro simbólico y el último conductual (Mercado, 
Ortega, Estrada y Luna, 1995).
Posteriormente, tomando como base los estudios de Mercado 
(1991, 1994 y 1995), Lándazuri y Mercado (2004)elaboraron un 
instrumento en donde midieron básicamente tres factores: los rela-
cionados con el diseño arquitectónico, las transacciones psicológicas y 
la habitabilidad interna de la vivienda; para ello, analizaron una serie 
de variables conectadas con la dimensión de la casa, la conectivi-
dad o circulaciones, la socioperatividad, la vigilibilidad, la seguridad, 
el placer, la activación, el control, la significatividad, la operatividad 
y la privacidad.
Recientemente,la habitabilidad urbana ha empezado a ser analiza-
da desde otras perspectivas; se encontróun trabajo práctico que medía 
las condiciones urbanas de barrios con pobreza, dos trabajos producto 
de trabajos académicos de posgrado y otro que analiza la competitivi-
dad de las ciudades.
Respecto al trabajo práctico, en 2005, el Programa Universitario 
de Estudios Metropolitanos realizó un trabajo coordinado por Roberto 
Eibenschutz Hartman denominado Metodología para la evaluación 
de impactos urbanísticos y ambientales del programa Hábitat;9para 
dicha investigación se generó el perfil de habitabilidad que era un 
instrumento, diseñado por la uam, que sintetizaba la calificación del 
sector Hábitat.
Éste se utilizaba en dos momentos: para la situación de referencia 
(antes de la implementación de acciones Hábitat) y en la situación 
presente, es decir, con el programa implementado. También se calificó 
desde dos perspectivas: la del equipo técnico que conoce mejor la 
problemática en la zona y la de los vecinos del sector.
El perfil se integraba por elementos de infraestructura (agua, 
drenaje, electrificación, alumbrado y telefonía); vialidad (transporte, 
arroyo, banquetas, guarniciones y acceso); edificación (vivienda, cons-
trucción); equipamiento (salud, educación, abasto, cultura, recreación 
y deporte y de espacios públicos); medio ambiente (basura, conta-
minación de agua, drenaje y aire y vulnerabilidad); e imagen urbana 
(mobiliario, arbolado, imagen y tenencia).
9 En dicho proyecto participaron dos de las autoras del capítulo llevando a cabo 
levantamiento de información de campo y análisis de información de nueve barrios 
ubicados en Colima, Michoacán y Nayarit.
32 Diversas visiones de la habitabilidad
El primero de los trabajos académicos es el de Leticia Peña Barrera 
(2007), quien a partir de casos de estudio de viviendas económicas, 
generó cinco índices de habitabilidad de lo que ella denominó el 
espacio semipúblico:10 1) Diseño de urbanización, 2) Zonificación y 
equipamiento urbano en donde además incluye la oferta de vivienda; 
3) Movilidad urbana;y 4) Impactos al medio ambiente.
El otro estudio fue el realizado por Silvia Moreno Olmos (2011) 
que generó indicadores urbanos para 12 variables: 1) Movilidad: loca-
lización e integración urbana, continuidad del tejido urbano, disponi-
bilidad real de transporte público, tiempo de traslado a la parada de 
transporte público, a la tienda más cercana, al centro comercial, a los 
centros de trabajo, a servicios de salud, a centros de estudio, a espacios 
recreativos, culturales o deportivos, traslado con familiares y/o amigos 
zonas de administración pública; 2) Facilidad de acceso: para personas 
con discapacidad, vivienda accesible, obstrucciones al peatón, arroyo 
vehicular, banquetas; 3) Condiciones climáticas: orientación óptima 
de la vivienda, temperatura, viento y humedad del ambiente, sombrea-
do urbano, temperatura radiante de las superficies urbanas, confort al 
interior de las viviendas; 4) Condiciones acústicas; ruido; 5) Condi-
ciones de salubridad: recolección de basura, alcantarillado sanitario y 
pluvial, agua potable, calles limpias, malos olores.
Además de los anteriores, agregó los aspectos de:6) Equipamiento 
urbano; 7) Usos de suelo: diversidad de usos; 8) Imagen urbana: bor-
des, nodos, hitos de identidad, mobiliario urbano, fachadas, vegeta-
ción; 9) Adaptabilidad habitacional: empleo de los espacios para usos 
distintos y viviendas modificadas; 10) Adaptabilidad urbana: modifi-
cación de uso de suelo; 11) Seguridad personal y jurídica: alumbrado 
público, electrificación, teléfonos públicos y/o línea telefónica, seguri-
dad pública, propiedad de la vivienda; y 12) Vulnerabilidad y riesgos: 
restricciones o afectaciones del sitio (Moreno Olmos, 2011).
En el caso del Índice de Competitividad Urbana 2012,éste midió la 
capacidad de las ciudades mexicanas para atraer y retener inversiones 
y talento. Parten de que “Una ciudad competitiva −que consisten-
temente resulta atractiva para la inversión y para el talento− es una 
ciudad que maximiza la productividad y el bienestar de sus habitantes” 
(Instituto Mexicano para la Competitividad, 2012: 18). En el docu-
mento se habla de que analizaron 60 indicadores11 y 10 subíndices: 
1. Sistema de derecho confiable y objetivo, 2.Manejo sustentable del 
10 También consideró otros para el espacio privado cuyos índices fueron: espacialidad 
interior, espacialidad exterior privada y territorialidad.
11 Sin embargo no encontramos cuál era el listado de los mismos.
33Indicadores urbanos de habitabilidad:¿qué medir y por qué? 
medio ambiente, 3.Sociedad incluyente preparada y sana, 4. Economía 
estable, 5. Sistema político estable y funcional, 6. Mercado laboral, 
7. Sectores precursores de clase mundial, 8. Gobiernos eficientes y 
eficaces, 9. Aprovechamiento de las relaciones internacionales, y 10. 
Innovación y sofisticación en los sectores económicos (Instituto Mexi-
cano para la Competitividad, 2012: 164-166).
Como podemos observar, a diferencia del caso español, en donde 
ya existe una definición clara de indicadores e índices de habitabili-
dad, en el caso de América Latina es distinto;incluso, de acuerdo a la 
bibliografía revisada, podemos afirmar que por país tampoco existe 
una definición precisa de indicadores.
Quizá el caso que pretende hacer una integración de indicadores 
más ampliosea el del Instituto Mexicano para la Competitividad, con-
figurado por empresas privadas con apoyo del British Council, el cual, 
durante 2011 y 2012, analizó un grupo de datos de 77 zonas urbanas 
del país; sin embargo, la intención del documento no es prever condi-
ciones de habitabilidad de las mismas, sino de mostrar ciudades que 
tienen condiciones generales de inversión.
Igualmente,se puede observar que, en los textos analizados, los 
indicadores muestran las carencias de nuestra región, mientras que en 
España ya se habla de una planificación que permita la mayor densi-
ficación de las ciudades; en los casos analizados, todavía buscamos 
datos que nos permitan observar las condiciones de déficit de los 
hogares, la segregación o la legalidad de las zonas urbanas.
Por otra parte, también observamos que, mientras en España se 
mide el grado de participación social, en nuestra región, en la dimen-
sión social, aún se busca cubrir necesidades básicas de la población, 
como por ejemplo, educación y seguridad.
Igualmente, el medio ambiente es un tema que no es tan relevante 
como en el caso español, en algunos casos solamente se refiere a la 
percepción que la población tiene respecto al tema, en otros se integra 
a la cobertura de infraestructura urbana,y en otros son más específicos, 
como la relación de la minería y el medio ambiente o bien la relación 
entre los elementos antrópicos, la salud y el medio ambiente, y sola-
mente en dos casos, el medio ambiente se relaciona con la situación de 
la vulnerabilidad urbana (ver Tabla 2).
Reflexiones finales
Como hemos observado en esta breve revisión bibliográfica, hay una 
variedad de aspectos que, en los distintos trabajos, se consideran para 
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36 Diversas visiones de la habitabilidad
medir la habitabilidad; es evidente que los indicadores de habitabilidad 
deben de adecuarse a las condiciones específicas de cada sitio, no pue-
den ser simplemente retomados y aplicados, ya que las especificidades 
de cada territorio y sociedad implica pensar qué elementos deben de 
ser aplicados porque, mientras en los países europeos, en general, se 
tienen mejores condiciones de vida, en los países de América Latina 
existen problemas que, en algunos casos, empiezan con la carencia de 
vivienda y, en otros, con la falta de otros componentes urbanos aso-
ciados al entorno urbano.
Por otra parte, el análisis de los distintos documentos muestra 
que, para el caso latinoamericano, debemos de repensar la planeación 
territorial,en la que no sólo se incluyan las políticas y acciones, respec-
to a las condiciones que permitan mejorar la habitabilidad de los resi-
dentes, sino diseñar instrumentos de seguimiento que permitan medir 
el grado de avance o retroceso que se tenga en dicha habitabilidad y 
un área que realice las mediciones. En el caso español se observa que, 
desde 1999, existe una instancia que ha estado haciendo seguimiento 
de los indicadores que permiten ir valorando las condiciones urbanas.
Tener una política sobre la habitabilidad permitiría, para el caso 
mexicano, evitar las situaciones que se tienen actualmente en muchos 
estados y ciudades del país, en donde se ha dejado a la iniciativa 
privada la libertad para ir realizando desarrollos habitacionales, que 
a la larga, van reconfigurando el territorio y que da como resultado 
lo que ellos denominan “ciudad”, que no están integrados a la ciudad 
existente ni a la ciudad del futuro,tampoco están pensados para que la 
población pueda tener las mínimas condiciones de bienestar (ver los 
trabajos de Eibenschutz y Goya, Liliana Peña o Silvia Moreno).
Por otra parte, tener indicadores urbanos de habitabilidad permitiría 
evaluar los espacios de integración social e, incluso, dar respuestas 
a preguntas tales como: ¿por qué son más utilizados unos espacios 
y no otros? ¿qué es lo que permite la apropiación permanente de 
algunas zonas y otras llegan a un rápido declive? ¿qué elementos 
medioambientales generan la vitalidad de esos espacios públicos y en 
consecuencia la gente se apropia de ellos? ¿cuáles son los elementos 
básicos de habitabilidad que deben de existir en los espacios abiertos 
o semiabiertos?
Creemos que identificando los elementos que caracterizan la habi-
tabilidad en la ciudad, se podría propiciar la identidad con el ámbito 
urbano y, una vez lograda la habitabilidad de un medio ambiente 
urbano, éste mejorará la calidad de vida de las ciudades y les dará 
seguridad a sus habitantes.
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