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Prevenção da Violência Familiar

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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA 
FACULTAD DE ECONOMÍA 
CENTRO DE ESTUDIOS DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL 
MAESTRÍA EN DESARROLLO ECONÓMICO Y COOPERACIÓN 
INTERNACIONAL 
Promoción del desarrollo por medio de la prevención de la violencia familiar. 
Aplicación del enfoque de democratización familiar a la creación de una guía de 
estudio. 
T E S I N A 
QUE PARA LA OBTENCIÓN DEL GRADO DE 
MAESTRA EN DESARROLLO ECONÓMICO 
Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL 
P R E S E N T A 
Y E N N I M O R Á N P É R E Z 
 
COMITÉ TUTORIAL: 
Dra. María Eugenia Martínez de Ita 
Dr. Guillermo Campos Ríos 
Dra. Judith Ann Chaffee Hopper 
 
PUEBLA, PUE. OCTUBRE DE 2012 
 
2 
 
Índice. 
Índice. ...................................................................................................................... 2 
Introducción. ............................................................................................................ 5 
Planteamiento del problema. ................................................................................... 8 
Objetivo general. .................................................................................................. 8 
Objetivos particulares. .......................................................................................... 8 
Preguntas de investigación. ................................................................................. 9 
Justificación. ...................................................................................................... 10 
Estructura de la tesina. ...................................................................................... 11 
Aportaciones y limitaciones. ............................................................................... 13 
Capítulo I. Marco de referencia. ............................................................................ 15 
1.1.- Violencia hacia las mujeres........................................................................ 15 
1.1.1.- Datos internacionales. ......................................................................... 15 
1.1.2.- Datos en México. ................................................................................. 16 
1.2.- Cambios en las familias. ............................................................................ 19 
1.2.1.- Datos de América Latina. .................................................................... 20 
1.2.2.- Las familias en México. ....................................................................... 22 
Capítulo II. La mujer y la violencia familiar en el desarrollo. .................................. 27 
2.1.- La mujer en la temática del desarrollo y las Naciones Unidas. .................. 27 
2.1.1.- El enfoque tradicional. ......................................................................... 27 
2.1.2.- El enfoque Mujer en el Desarrollo. ....................................................... 28 
2.1.3.- El enfoque Género en el Desarrollo. .................................................... 30 
2.2.- Violencia de género. Violencia familiar. ..................................................... 32 
2.2.1.- Factores de riesgo. .............................................................................. 35 
2.2.2.- Modelo ecológico. ................................................................................ 36 
 
3 
 
2.3.- La violencia hacia las mujeres y los niños en la agenda internacional. ..... 38 
2.3.1.- Violencia hacia la mujer. ...................................................................... 38 
2.3.2.- Violencia hacia los niños. .................................................................... 43 
2.4.- Elementos legislativos para prevenir erradicar y eliminar todo tipo de 
violencia de género en México. .......................................................................... 43 
2.5.- El desarrollo y la equidad de género. ......................................................... 47 
2.5.1.- La violencia contra las mujeres: un problema de derechos humanos y 
desarrollo. ....................................................................................................... 49 
Capítulo III. La familia y el enfoque de la democratización familiar para la 
prevención de la violencia familiar. ........................................................................ 52 
3.1.- La familia como unidad cambiante y el nacimiento del patriarcado. .......... 52 
3.2.- Familia actual y el ejercicio del poder. ....................................................... 59 
3.3.- Democratización política y democratización familiar. ................................. 61 
3.3.1.- Conflicto y violencia. ............................................................................ 66 
3.3.2.- Familias democráticas. ........................................................................ 67 
3.4.- La perspectiva de género en el estudio de las familias. ............................. 68 
3.5.- El feminismo en la educación. ................................................................... 70 
Capítulo IV. Guía didáctica de democratización familiar para la prevención de la 
violencia familiar. ................................................................................................... 73 
4.1.- Introducción. .............................................................................................. 73 
4.2.- Fundamentación teórica. ........................................................................... 76 
4.2.1.- La perspectiva de género. ................................................................... 76 
4.2.2.- El desarrollo y la equidad de género. .................................................. 79 
4.2.3.- La violencia contra las mujeres: un problema de derechos humanos y 
desarrollo. ....................................................................................................... 82 
4.2.4.- La democratización familiar. ................................................................ 84 
 
4 
 
4.3.- Ejercicios prácticos. ................................................................................... 86 
4.3.1.- Tema: Introducción al enfoque de democratización familiar. ............... 86 
4.3.2.- Tema: Auto diagnóstico de sentires en nuestra familia. ...................... 91 
4.3.3.- Tema: Transición en las identidades femeninas y masculinas. ........... 95 
4.3.4.- Tema: Cambios sociodemográficos. .................................................. 100 
4.3.5.- Tema: Nuevas configuraciones familiares. ........................................ 106 
Conclusiones. ...................................................................................................... 111 
Bibliografía. ......................................................................................................... 114 
Bibliografía de la guía. ..................................................................................... 117 
 
Índice de mapas y figuras 
Mapa 1…………………………………………………………………………………… 17 
Gráfica 1…………………………………………………………………………………. 24 
Figura 1………………………………………………………………………………….. 37 
 
 
 
5 
 
Introducción. 
La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), dentro de su oferta 
educativa a nivel posgrado, cuenta con la Maestría en Desarrollo Económico y 
Cooperación Internacional. Este programa tiene una orientación profesionalizante, 
como parte de los criterios para la obtención del grado se requiere que las y los 
estudiantes se vinculen con instituciones u organizaciones dedicadas a promover 
el desarrollo y la cooperación desde muy diversos lugares. 
El interés sobre la prevención de la violencia en la familia ha sido una 
constante en mi vida profesional. Desde las primeras prácticas profesionales en el 
Instituto Poblano de la Mujer,el servicio social en el Servicio de Atención y 
Prevención de la Violencia Familiar de la Facultad de Psicología de la BUAP, 
hasta el ejercicio profesional en el área de Atención y Prevención de la Violencia 
del Sistema Municipal DIF de Puebla. 
Mirar de primera mano los estragos que esta problemática deja en las 
mujeres, niñas y niños y jóvenes provocó en mi la preocupación por encontrar 
alternativas para evitar que éste fenómeno afecte a más personas. De esta 
experiencia surge el interés en cursar la Maestría en Desarrollo Económico y 
Cooperación Internacional en la BUAP, con la finalidad de alcanzar intervenciones 
que fueran más allá de que las que se pueden lograr persona a persona. 
Como he mencionado, dentro del programa de maestría, se lleva a cabo un 
“practicum” que permite a las y los alumnos llevar lo aprendido en las aulas a 
instituciones u organizaciones que se encuentran trabajando por la mejora de 
alguna situación social. Así, en la realización de esta actividad tuve la oportunidad 
de conocer el trabajo que la Dra. Beatriz Schmukler y su equipo de colaboradores 
en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luís Mora. Este equipo se ha 
centrado en promover relaciones democráticas en el ámbito familiar. 
El Enfoque de Democratización Familiar surge como un proyecto dirigido 
por la Dra. Schumukler, con el auspicio del Instituto Nacional de las Mujeres y del 
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con sede México. 
 
6 
 
Inicialmente, se llevó a cabo una prueba piloto, como parte de las políticas 
sociales orientado a la prevención de la violencia familiar subsecuentemente 
integrado al Programa “Por una vida sin violencia”. Posterior al cierre de esta 
etapa las investigadoras involucradas en este proyecto formaron Democracia 
Familiar y Social A.C. (DEMYFAS), una organización que pretende darle 
continuidad al enfoque de democratización, que en ese momento se estaba 
utilizando como un eje trasversal en diversos programas e instituciones en 
ciudades como La Paz, Irapuato, Puebla y Sonora. Este esfuerzo se ha traducido 
en diversos talleres y diplomados para la formación y sensibilización en 
democratización familiar. 
Los esfuerzos de este grupo de investigadores y promotores se han 
traducido, también, en la elaboración de materiales didácticos orientados a la 
capacitación de formadores con este enfoque. Dichos materiales están diseñados 
para que los capacitadores en los talleres tengan un respaldo de conocimientos y 
ejercicios para su aplicación en los grupos con los que se encuentren trabajando. 
Actualmente cuentan con la serie de manuales: “Construyendo alternativas de 
convivencia familiar” los cuales tienen la finalidad de proponer temas para 
reflexionar los mandatos de género y las prácticas autoritarias en los grupos 
familiares, integrado por los títulos: “Hacía la democratización familiar en México”; 
“Mujeres participando en la democratización de las familias”; “Hombres 
participando en la democratización de las familias”; “Mujeres y hombres jóvenes 
hacia la democratización familiar en México”; “Madres, padres, hijas e hijos hacia 
la democratización familiar en México”. Editados por el Instituto Mora. 
La Maestría en Desarrollo Económico y Cooperación Internacional cuenta 
dentro de su mapa curricular con materias que permiten mirar el desarrollo como 
una construcción desde la sociedad así como temáticas de género en este 
contexto. El bagaje de conocimientos adquiridos en este programa y el ejercicio 
reflexivo promovido por los docentes de la maestría me permitieron contar con una 
base teórica y conciencia del contexto social para intervenir en la sociedad. 
 
7 
 
A partir de mi integración al proyecto de la Dra. Schmukler –y como parte 
del practicum realizado- surge el interés en realizar un material didáctico con 
enfoque de género desde la democratización familiar, diseñado para los asistentes 
de los talleres, es decir, a aquellos con quienes los capacitadores, al replicar el 
taller, van a intervenir. Un material que permita la reflexión sobre los aspectos del 
género de una manera personal y con repercusiones para el contexto familiar. 
Accediendo a la información de manera sencilla y que por medio de ejercicios auto 
reflexivos se genere un aprendizaje significativo. Se busca que el participante sea 
un productor de conocimiento, actitudes y comportamientos alternativos ante los 
contextos jerárquicos y autoritarios para cambiar las relaciones familiares. 
La presente tesina sustenta teóricamente los aspectos vinculados al 
enfoque de género, la violencia familiar y sus repercusiones en el desarrollo y mira 
la democratización familiar como una de las alternativas para prevenirla la 
violencia familiar. Esta tesina y la guía de estudio son mi forma de poner un 
granito de arena para contribuir a la erradicación del sufrimiento que significa esta 
problemática en la familia. 
 
 
8 
 
Planteamiento del problema. 
Objetivo general. 
Esta tesina tiene como objetivo proponer una guía de estudio, sustentada en una 
reflexión teórica metodológica desde el enfoque de género y la democratización 
familiar, que contribuya a la prevención de la violencia familiar en el marco de la 
promoción del desarrollo para ser usado por adultos. 
Objetivos particulares. 
Para lograr lo anterior nos hemos propuesto los siguientes objetivos particulares: 
1. Conocer los datos referentes a la situación de violencia familiar a nivel 
internacional y en México. 
2. Conocer las transformaciones que las familias experimentan en la 
actualidad en América Latina y México. 
3. Revisar cómo la mujer ha sido considerada en los estudios del desarrollo. 
4. Reconocer la teoría de género como enfoque para el análisis de la violencia 
familiar y sus características. 
5. Reflexionar sobre cómo la violencia en la familia representa un obstáculo al 
desarrollo. 
6. Analizar como la familia ha sido una institución que desde sus orígenes 
está asentada en el poder con características verticales, dominantes y 
violentas. 
7. Analizar cómo la familia ha sido considerada en los estudios del desarrollo. 
8. Conocer cuáles son los conceptos, aspectos teóricos y propuesta que se 
encuentran presentes en el enfoque de democratización familiar para la 
prevención de la violencia familiar. 
9. Conocer la aportación del feminismo a la educación. 
10. Presentar una guía de estudio con enfoque de género y democratización 
familiar que contribuya a prevenir la violencia familiar. 
 
9 
 
Preguntas de investigación. 
Cada objetivo particular nos llevó a plantear una pregunta: 
1. ¿Cuáles es la situación de violencia familiar en la actualidad a nivel 
internacional y específicamente en México? 
2. ¿Cuáles son las principales transformaciones sociodemográficas que están 
experimentando las familias en América Latina y México? 
3. ¿Cuál ha sido el papel de la mujer en la promoción del desarrollo? 
4. ¿Cómo el enfoque de género es una herramienta útil para el análisis de la 
violencia familiar? 
5. ¿Cómo la violencia familiar obstaculiza el desarrollo? 
6. ¿Cuáles son las estructuras subyacentes a la familia que contribuyen a la 
violencia familiar? 
7. ¿Cuál ha sido el papel de la familia en el desarrollo? 
8. ¿Qué es el enfoque de democratización familiar, su teoría y propuestas 
para prevenir la violencia familiar? 
9. ¿Cuáles son las aportaciones del feminismo a la educación? 
10. Las preguntas anteriores están relacionadas con el interés por fundamental 
la guía de estudio y contestar: ¿Cuáles son los elementos para presentar 
una guía de estudio basada en enfoque de género y democratización 
familiar que contribuya a prevenir la violencia familiar? 
 
Tanto los objetivos particulares 1 y 2 como sus respectivas preguntas van 
dirigidas a reconocer el contexto en México y América Latina del problema que 
nos estamos planteando y tiene comoejes dos conceptos: violencia familiar y 
familia. Los objetivos particulares 3, 4, 5, 6 y 7 ponen el acento en la reflexión 
teórica y los conceptos que retomamos para construir la perspectiva sobre la que 
se va a elaborar la propuesta de la guía didáctica son: mujer, violencia familiar y 
desarrollo. Cabe señalar que si bien es cierto la mirada es desde el enfoque de 
género la propuesta de democratización familiar es central en el estudio. 
Finalmente, los objetivos particulares y preguntas 8, 9 y 10 apuntan hacia la 
identificación de conceptos e ideas así como la construcción de una metodología 
 
10 
 
que nos permitan la elaboración de la guía de estudio que contribuya a la 
prevención de la violencia familiar en el marco de la promoción del desarrollo. 
 
Justificación. 
Uno de los temas centrales en nuestras sociedades tiene que ver con el 
desarrollo; este concepto está presente en la elaboración de proyectos que guían 
las políticas del gobierno y las acciones de las y los individuos. Aunque el 
desarrollo se asocia con el bienestar y este con la erradicación de la violencia, lo 
cierto es que nuestras sociedades están permeadas por la violencia en diferentes 
ámbitos. 
Prácticamente en todos los discursos se puede observar un rechazo a la 
violencia, y en particular la violencia familiar; sin embargo, desde nuestro punto de 
vista, poco se hace para erradicarla o lo que se hace no es suficiente. 
¿Cómo hablar de desarrollo? Si la violencia está presente; si en las familias, 
que son el puente de unión entre lo individual y lo comunitario, sus integrantes – 
sobre todo mujeres y niñas y niños- la viven cotidianamente. En la cultura 
patriarcal en que vivimos los aspectos de poder y de jerarquía son elementos 
presentes que en muchas ocasiones son naturalizados e invisibilizados. Estos se 
manifiestan en actitudes, creencias y comportamientos que difícilmente se 
cuestionan, que se promueven en la sociedad, mediante una línea de replicación 
constante en la interacción de los integrantes de la familia. 
Desde nuestro punto de vista, es necesario trabajar en intervenciones que 
logren la erradicación de la violencia desde diferentes lugares ante lo complejo de 
esta manifestación. De acuerdo con lo anterior, esta tesina pretende contribuir a la 
prevención de la violencia en los espacios privados. Toma como referencia el 
enfoque de género y la democratización familiar, que aportan herramientas para 
hacer visible las inequidades entre los sexos y la injusta distribución del poder. 
 
11 
 
Estructura de la tesina. 
El presente trabajo se encuentra dividido en cuatro capítulos. El primer capítulo 
trata los objetivos particulares: conocer los datos referentes a la situación de 
violencia familiar a nivel internacional y en México y conocer las transformaciones 
que las familias experimentan en la actualidad en América Latina y México. 
Responde a las preguntas: ¿Cuál es la situación de la violencia familiar en la 
actualidad a nivel internacional y específicamente en México? Y ¿Cuáles son las 
principales transformaciones sociodemográficas que están experimentando las 
familias en América Latina y México? Hace una exposición de estudios 
internacionales y nacionales que dan cuenta de la situación de violencia hacia las 
mujeres, repercutiendo en el entorno familiar. Y las trasformaciones que las 
familias han venido experimentando en la actualidad por los cambios 
sociodemógraficos, que han puesto en tensión los roles dentro del hogar. 
El capítulo II se encuentra dedicado al tema de la mujer y la violencia 
familiar en el contexto del desarrollo. Se centra en los objetivos particulares: 
revisar cómo la mujer ha sido considerada en los estudios del desarrollo; 
reconocer la teoría de género como enfoque para el análisis de la violencia familiar 
y sus características y reflexionar sobre cómo la violencia en la familia representa 
un obstáculo al desarrollo. Pretende responder las preguntas ¿Cuál ha sido el 
papel de la mujer en la promoción del desarrollo? ¿Cómo el enfoque de género es 
una herramienta útil para el análisis de la violencia familiar? Y ¿Cómo la violencia 
familiar obstaculiza el desarrollo? Para lograr lo anterior, se revisa brevemente los 
enfoques que el desarrollo ha tomado en relación con las mujeres. Revisa la 
temática de violencia de género en la familia y el papel de la violencia hacia las 
mujeres y los niños en la agenda internacional, donde el trabajo de la 
Organización de las Naciones Unidas (ONU) en esta temática es el referente 
medular, así como, los aspectos legislativos para eliminar la violencia en México. 
Concluye con el papel representa la violencia para la promoción del desarrollo y su 
vinculo con los derechos humanos. 
 
12 
 
El tercer capítulo habla sobre la familia y el enfoque de democratización 
familiar. Los objetivos particulares tocados aquí son: analizar como la familia ha 
sido una institución que desde sus orígenes está asentada en el poder con 
características verticales, dominantes y violentas; analizar cómo la familia ha sido 
considerada en los estudios del desarrollo; conocer cuáles son los conceptos, 
aspectos teóricos y propuesta que se encuentran presentes en el enfoque de 
democratización familiar para la prevención de la violencia familiar y; conocer la 
aportación del feminismo a la educación. Se centra en las preguntas ¿Cuáles son 
las estructuras subyacentes a la familia que contribuyen a la violencia familiar? 
¿Cuál ha sido el papel de la familia en el desarrollo? ¿Qué es el enfoque de 
democratización familiar, su teoría y propuestas para prevenir la violencia familiar? 
Así como ¿Cuáles son las aportaciones del feminismo a la educación? En un 
primer momento se describen los orígenes de la familia desde el enfoque 
antropológico para mirar el nacimiento de la familia patriarcal. Se aborda la 
relación de la familia y el poder, asimismo, las aportaciones que el enfoque de 
género al estudio de la familia. Se revisa el enfoque de democratización familiar y 
sus preceptos básicos. Por último el papel del feminismo en la educación y la 
necesidad de intervención en las familias por medio de la educación. Como se 
puede observar, el contenido de este capítulo es teórico-metodológico y es el 
soporte de la guía de estudio que se propone en la tesina. 
En el cuarto capítulo se pretende responder a la pregunta ¿Cuáles son los 
elementos para presentar una guía de estudio basada en enfoque de género y 
democratización familiar que contribuya a prevenir la violencia familiar? Para ello 
se presenta la propuesta de guía de estudio con enfoque de género y 
democratización familiar para prevenir la violencia familiar. En esta guía hemos 
intentado sintetizar los conocimientos adquiridos en la Maestría y en el prácticum y 
plasmarlos en un producto que sea útil a todo aquel que esté interesado en 
prevenir la violencia familiar. Esta guía se encuentra dividida en una parte teórica y 
otra de ejercicios de reflexión. En esta parte, algunos de los temas e información 
que se tocan son retomados de la tesina, aunque se tratan de manera más 
sintetizada, y otros son propios para la misma. La guía de estudio está elaborada 
 
13 
 
para usarse de manera independiente a la tesina dentro o fuera de los talleres de 
democratización familiar, por lo cual se encuentra estructurada bajo esta lógica. 
Por último se presentan las conclusiones y la bibliografía, dividida en 
bibliografía de la tesina y bibliografía de la guía de estudio. 
 
Aportaciones y limitaciones. 
La presente tesina pretende aportar una reflexión en cuanto a la problemática de 
la violencia familiar, que afecta a mujeres, jóvenes, niños y niñas y a la sociedad 
en su totalidad. Así como reconocer que la violencia es una situación que 
obstaculiza la consecución del desarrollo. 
A su vez, busca enfoques que permitan su análisis y visibilicen los 
elementosde inequidad que se encuentran presentes entre los sexos e incorporen 
elementos para su deconstrucción. Tales enfoques son el de género y el de 
democratización familiar. 
Propone, además, una guía de estudio sobre estas temáticas y ejercicios 
prácticos de autoreflexión que permitan que aquello que esta a nivel teórico tenga 
una resonancia en la vida cotidiana de las personas. Si bien originalmente esta 
guía está diseñada para acompañar a los adultos que reciben los talleres de 
democratización familiar, también tiene la posibilidad de que una persona, sin 
estar cursando los talleres, puede leerla y, por sus aspectos teóricos, conocer 
sobre esta temática y realizar los ejercicios. 
Alguna de la información que se incluye en la guía didáctica no se 
encuentra en los primeros capítulos de la tesina porque consideramos que era 
importante no repetir y que era mejor ponerla en la guía como una forma de 
sensibilizar en las temáticas a las personas que tengan un primer contacto con 
este tema y por la necesidad de conmover a las personas sobre la necesidad de 
atender esta situación. 
 
14 
 
Así mismo, este trabajo tiene la limitación de que la guía de estudio aún no 
ha pasado por un proceso de “pilotaje” que permita corroborar que el objetivo de 
los ejercicios se lleve a cabo en la reflexión de las personas, así como de su 
pertinencia y resultados. Un trabajo de esta magnitud está más allá de las 
posibilidades de una tesina y quizá abra el paso para un trabajo a nivel doctorado. 
Si bien esta tesina ha tratado de tocar los tópicos más pertinentes de 
acuerdo al tema central, también es cierto que el enfoque de género es un vasto 
campo de conocimientos y no sería posible esbozar aquí todas las aportaciones 
de este enfoque al tratamiento de la violencia. 
Finalmente quisiera señalar que si bien es cierto, los temas de desarrollo y 
de democratización son polémicos y que en muchos casos han sido incorporados 
en el discurso dominante para justificar y mantener el status quo, consideramos 
que también son, para las personas que viven la violencia familiar, en particular 
para las mujeres, un camino sobre el que se puede transitar. Sería deseable que 
en nuestras sociedades no hubiera violencia, discriminación e inequidad pero lo 
cierto es que el modelo económico-político y social existente se sustenta 
precisamente es estos elementos. ¿Cómo parar la violencia? ¿Cómo transformar 
nuestra realidad? Así como las sufragistas lucharon por el voto de las mujeres, las 
sindicalistas por mejores condiciones de trabajo y las feministas por mejorar las 
condiciones de las mujeres en los diferentes espacios, creo que la 
democratización familiar puede ser un paso hacia la construcción de un desarrollo 
incluyente y equitativo. 
 
 
15 
 
Capítulo I. Marco de referencia. 
La situación de la violencia hacia las mujeres y los cambios que están viviendo las 
familias son espacios que han interesado a instituciones internacionales y 
nacionales. Esto ha permitido la creación de encuestas y estudios que cuentan 
con un panorama amplio de datos y cifras que revelan la magnitud y 
características de dichas realidades en el escenario actual. Esta información 
permite tener un marco de referencia que permita contextualizar las temáticas de 
interés de la presente tesina. 
 
1.1.- Violencia hacia las mujeres. 
En este apartado se observarán los datos relacionados con la violencia hacia las 
mujeres a nivel internacional y nacional obtenidos de instituciones u 
organizaciones que han realizado trabajos extensos en esta problemática. 
 
1.1.1.- Datos internacionales. 
Recientemente la violencia contra la mujer comenzó a considerarse un problema 
social grave. Sin embargo el interés sobre esta temática se ha profundizado 
gracias a los esfuerzos de grupos de mujeres y organismos internacionales 
sensibles a este problema. En estudios internacionales anteriores a 1999 la 
Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que entre el 10% y el 30% de 
mujeres habían tenido una experiencia de violencia física por parte de su cónyuge 
en algún momento de la convivencia. Los porcentajes de mujeres que reportaron 
violencia sexual por la pareja oscilaban entre el 10% y el 30% y entre el 10% y el 
27% reconocieron haber tenido algún tipo de abuso sexual durante su infancia o 
adultez (OMS, 2005). 
En el año 2005 la OMS publicó un estadio multi-país: -Bangladesh, Brasil, 
Perú, Tailandia, la República Unida de Tanzanía Japón, Namibia, Serbia y 
 
16 
 
Montenegro, Samoa y Etiopia- donde 24000 mujeres, entre 15 y 45 años, 
brindaron información sobre violencia en sus hogares. En cuanto a la violencia 
física y sexual se encontró una gran diversidad sobre los datos de prevalencia. 
Los porcentajes de violencia física por parte de la pareja oscilaba entre un 13% en 
Japón y un 61% en Perú; en cuanto a violencia sexual, 6% en Japón y hasta un 
59% en Etiopia. Las mujeres informaron, también, haber experimentado tanto 
violencia física como sexual. Esta superposición de violencia osciló entre el 30% y 
el 56%. 
Las mujeres consideraron la violencia emocional más devastadora que la 
física. Entre el 20% y el 75% de mujeres manifestó que su pareja alguna vez las 
insultó, las hizo sentir mal sobre sí mismas, fueron humilladas enfrente de otra 
personas, les gritaron, tiraron cosas o fueron amenazadas con ser dañadas 
físicamente o a algún ser querido. Entre un 21%, en Japón, y hasta un 90%, en la 
Republica Unida de Tanzania, declararon haber vivido conductas dominantes por 
sus parejas tales como: evitar convivencia con amistades y familia directa, saber 
su ubicación en todo momento, ignorarlas o ser indiferentes con ellas, disgustarse 
si ellas hablaban con otros hombres, recibir acusaciones de infidelidad constantes 
y controlar su acceso a la atención médica. 
 
1.1.2.- Datos en México. 
En México los datos sobre esta problemática se han llevado a cabo por el Instituto 
Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI). En 1999 este organismo 
realizó la primera Encuesta sobre Violencia Intrafamiliar (ENVIF) en el área 
metropolitana de la Ciudad de México. A nivel nacional se realizó la Encuesta 
Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) en dos 
momentos: 2003 y 2006. Recientemente se han agregado datos preliminares para 
2011 pero el Instituto considera que no son estrictamente comparables con 2006. 
De acuerdo con la ENDIREH 2006, en la Republica Mexicana, del total de 
mujeres encuestadas, el 40% manifestó haber tenido algún tipo de incidente de 
 
17 
 
violencia, el 32% reporto violencia emocional, el 22.9% violencia económica, el 
10.2% física y el 6% sexual. Los porcentajes más altos, fueron: el Estado de 
México, 52.6%; seguido de Jalisco, 52.2%; y Colima, 50.0%. El estado Chipas 
tuvo el menor porcentaje: 28.2% (ver mapa 1). Es decir, en los estados de mayor 
porcentaje, más de la mitad de las mujeres ha experimentado algún tipo de 
violencia y, en los de menor porcentaje, casi un tercio de ellas (INEGI, 2007). 
 
Mapa 1 
Distribución porcentual de las mujeres de 15 años y más casadas o unidas con 
algún episodio de violencia por su pareja, México 2006. 
 
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INEGI et al. 2007 
 
18 
 
Dentro de esta encuesta la violencia emocional comprendió ofensas 
psicológicas o emocionales tales como negligencia, abandono, descuido reiterado, 
celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, 
infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la 
autodeterminación y amenazas. Los estados con mayores índices fueron: Jalisco, 
44.2%; el Estado de México, 41.5%; Colima, 41.8% y Durango con 40.6% (INEGI, 
2007). 
La violencia económica se catalogó como: control, chantaje o limitación que 
se hace sobre las mujeres a través del ingreso o percepciones económicas. Los 
Estados conmayores porcentajes fueron Jalisco, 30.8%; el Estado de México, 
30.1%; Colima, 27.8%; Aguascalientes, 27.6%; Durango, 26.3% y Tabasco, 25.9% 
(INEGI, 2007). 
La violencia física abarcó desde jalones y empujones hasta golpes y 
patadas, intentos de asfixia y estrangulamiento, así como lesiones con armas de 
fuego. Los estados que presentaron mayores porcentajes de violencia física 
fueron: Tabasco, 14%; el Estado de México, 12.7%; y Colima, 12.5% (INEGI, 
2007). 
En la categoría de violencia sexual aparecen las conductas que dañan la 
sexualidad de la mujer y que atentan contra su libertad, dignidad e integridad 
física. Los porcentajes más altos fueron: Jalisco, 7.8%; el Estado de México, 7.5%; 
Colima, 7.5%; Guerrero un 7%; Aguascalientes, 6.9%; Durango, 6.9%; Nayarit, 
6.7%; y el Distrito Federal, 6.5% (INEGI, 2007). 
De acuerdo con la frecuencia la violencia de tipo emocional es la que se 
reporta con mayor frecuencia, seguida de la violencia económica. Las violencias 
que se reportan en menor medida son la física y la sexual, aunque cabría la duda 
de la veracidad de estas cifras ya que hablar de violencia genera vergüenza y la 
experiencia de violencia física y sexual en muchas ocasiones es minimizada o 
callada guardando en secreto sobre dicha vejación (INEGI, 2007). 
 
19 
 
El INEGI (2012) menciona que 23% de las mexicanas reportaron que sólo 
habían experimentado violencia de tipo emocional o económica por parte de 
parejas o exparejas, lo que aparentemente indica que este tipo de violencias se 
pueden manifestar de manera solitaria, aunque pueden ser la antesala de la 
violencia física y sexual. Contrariamente, cuando la violencia física o sexual se 
manifiesta ya se encuentran presentes la violencia emocional y económica. No 
todas las manifestaciones de violencia ocurren de manera aislada, de forma tal 
que al menos el 26% de mujeres reportan haber experimentado violencias 
múltiples. 
Así mismo, esta institución refiere que, del total de mujeres que sufrieron 
violencia física por parte de su esposo, un 18% declaro haber soportado maltrato 
físico grave, como golpes e intentos de asfixia; y más de la mitad, 58.6% ataques 
con arma de fuego o armas punzocortantes que ponen en peligro su vida (INEGI, 
2012). 
Es evidente que en México la severidad de la violencia de los hombres 
hacia las mujeres es grave. Aunque estos datos refieren específicamente la 
situación de las mujeres, podemos entender que su experiencia repercute en el 
resto de la familia, afectando a niños, adolescentes y adultos mayores al ser 
testigos de esta violencia o al recibir directa o indirectamente las consecuencias 
de la misma. 
 
1.2.- Cambios en las familias. 
La familia se ha asociado a imágenes tradicionales en las cuales las mujeres han 
estado a cargo del trabajo reproductivo y los varones proveedores exclusivos. Los 
aspectos económicos han obligado a transformaciones sociales que han influido el 
ordenamiento interno de las familias y la distribución de responsabilidades. 
 
 
20 
 
1.2.1.- Datos de América Latina. 
La Organización Internacional del Trabajo, OIT y el Programa de las Naciones 
Unidas para el Desarrollo, PNUD (2009) describen las profundas transformaciones 
sociodemográficas que ha experimentado la familia en América Latina y el Caribe. 
Los principales aspectos están relacionados con el incremento de hogares 
donde la mujer es la jefa de familia. Los datos demuestran que se ha reducido el 
modelo de hogar donde el hombre era proveedor de una familia nuclear. Los 
hogares donde ambos padres trabajan, así como aquellos donde la mujer se hace 
cargo de la familia han aumentado, representando en la actualidad el 30% del total 
de hogares. 
Estos hogares, liderados sólo por mujeres, afrontan el reto de combinar el 
trabajo doméstico y el trabajo remunerado. Los datos son reveladores: entre el 
52% y 77% de estas mujeres se encuentran en el mercado laboral y son más 
propensos a la pobreza. Estas mujeres reciben menor salario explicado en parte 
por los estereotipos asociados al mito de que el trabajo de las mujeres es 
complementario al de un hombre. Las dificultades para conciliar ambas 
responsabilidades sin apoyo de otras personas, la falta de ofertas de empleo y de 
prestaciones, orilla a las mujeres a insertarse en empleos precarios que 
repercuten en su economía y el cuidado de los hijos. 
El número de integrantes promedio en las familias se ha reducido en 
mujeres urbanas comparadas con las rurales, debido principalmente a que las 
parejas han retrasado su unión, segundo, a que se tienen menos hijos y por último 
a que se espacia más el tiempo entre uno y otro. Las mujeres con mayor grado de 
estudios retrasan la concepción de primer hijo y tienen menos comparadas con las 
de menor grado de escolaridad. 
Las mujeres jóvenes, a pesar del descenso de la fecundidad, se embarazan 
a menor edad. Alrededor de un cuarto de esta población han dado a luz antes de 
los veinte años. Esto ha elevando la deserción escolar y la capacitación para el 
trabajo, afectando la esfera laboral al acceder a empleos más precarios o 
 
21 
 
impidiendo su acceso a la esfera productiva al dedicarse al ámbito doméstico, 
intensificando la desigualdad de género. 
Así también, se ha incrementado la demanda de cuidados de adultos 
mayores. La población de América Latina y el Caribe ha bajado sus tasas de 
natalidad y se ha acelerado el proceso de envejecimiento. De acuerdo con estas 
organizaciones en el 2009 ésta población representaba el 9% del total de 
habitantes y para el 2014 será el 13%, inclusive para el 2050 se prevé que 
prácticamente un cuarto de la población sea adulta mayor. Los cuidados de esta 
población, ante la falta de servicios especializados, recaen en las mujeres. 
La entrada de la mujer en el ámbito productivo ha generado 
transformaciones en los roles y tareas. Sin embargo, aunque las mujeres han 
incrementado sus responsabilidades fuera del hogar, los hombres no se han 
incorporado de manera equitativa al trabajo doméstico, y siguen siendo las 
mujeres las que destinan un mayor número de horas a las labores en casa. 
Las tensiones se hacen presentes en un sociedad donde los horarios 
escolares y de servicios no compaginan con las familias actuales, y la 
infraestructura y servicios de apoyo son insuficientes o inexistentes. Esto ha 
provocando que las mujeres lleven a cabo dobles o triples jornadas, movilizando 
sus esfuerzos entre el espacio público y el privado, incluso superponiéndolos. 
Las mujeres se encuentren en el mercado laboral, o no, terminan realizando 
las labores domésticas. Las mujeres de América Latina dedican entre 1.5 y 4 
veces más tiempo a las tareas domésticas y de cuidado familiar, en comparación 
con los hombres. En el cuidado exclusivo de niños los hombres dedican la mitad 
del tiempo que las mujeres a la semana (OIT, PNUD, 2009). 
 
 
 
22 
 
1.2.2.- Las familias en México. 
El Censo de Población y Vivienda 2010, realizado por el INEGI, contabilizó 112 
millones 336 mil 538 personas, de las cuales 57 millones 481 mil 307 son mujeres 
y 54 millones 855 mil 231 son hombres. De acuerdo con sus cifras las 
características demográficas de la población mexicana se han transformado, la 
pirámide poblacional se ensancha en el centro y se reduce en la base debido a 
que la proporción de niños ha disminuido y se ha incrementado la de adultos y 
adultos mayores. En el año 2000 los hogares que contaban con al menos un 
adulto mayor era del 17.6% mientras que en 2010 subió a 19.7% Los servicios del 
Estado para el cuidado de esta población son casi inexistentes, aumentando la 
jornada de trabajo doméstico. 
Al igual que los datos para América Latina, en México el incremento de 
hogares con jefatura por una mujer se han incrementado. En el año 2000 se 
estimaba que un 20.4% del total de hogares contaban con jefa de familia mujer y 
para 2010 el porcentajeaumentó a 24.5%. 
En cuanto a la migración, la población que migró al extranjero en los cinco 
años anteriores al Censo 2010 fue de 1.1 millones de los cuales solamente 351 mil 
habían retornado. El número de migrantes varones es mayor que el de las 
mujeres, aunque la migración de estas ha venido aumentando en los últimos años, 
lo que ha generado que la mujer tome la jefatura de la familia. 
En relación con la educación, el censo muestra que el 94.7% de la 
población de 6 a 14 años asiste a la escuela, aumentó 9% desde 1990. La 
población de 15 a 24 años que asiste a la escuela se incrementó en 10% en los 
últimos 20 años. En 2010, 40.4% asistía a la escuela. Al mismo tiempo se redujo 
la brecha entre hombres y mujeres. Hoy 40.1% de mujeres y el 40.8% de hombres 
van a la escuela. Esto ha abierto nuevos horizontes para las mujeres cambiando la 
dinámica tradicional de esperar que las mujeres permanezcan sólo en el hogar. 
La situación conyugal de los mexicanos en el periodo comprendido entre 
1990 y 2010 registra que la población casada presenta un descenso al pasar de 
 
23 
 
45.8% a 40.5%; el porcentaje de solteros también disminuyó al pasar de 40.6% en 
1990 a 35.2% en 2010. La población en unión libre pasó de 7.4% a 14.4% en el 
mismo periodo, es decir, casi se duplica en esos veinte años. Esto se traduce en 
una pérdida de derechos para ella y sus hijos al no existir un contrato matrimonial. 
Los datos del INEGI exponen que del total de personas laborando, el 40% 
son mujeres y el 60% hombres (INEGI, 2011). El ingreso de la mujer al mundo 
laboral ha venido en aumento transformando la dinámica familiar. 
Pacheco y Blanco (2011) mencionan, que en la década del 2000, algunos 
estudios ya encontraban hombres en actividades domésticas como llevar los hijos 
a la escuela, realizar trámites, y en menor medida, la realización de las compras y 
comida, y el aseo del hogar como barrer y trapear. Sin embargo, las encuestas 
para medir el trabajo total de hombres y mujeres realizadas por organismos 
internacionales dan cuenta del desequilibrio entre el trabajo entre los sexos. Los 
datos muestran que las mujeres dedican 4 veces más tiempo a labores del hogar 
en comparación con los hombres. Mientras que las mujeres aportan el 85% del 
total de las labores domésticas los hombres sólo realizan el 15%. 
Como se puede observar en la Gráfica 1, las mujeres tienen una marcada 
dedicación al trabajo doméstico, en promedio ellas dedican 37.7 horas a la 
semana, en contraste con los varones que sólo aportan 7.8. En el trabajo 
remunerado, por el contrario, los hombres dedican en promedio 48.2 horas y ellas, 
39.5 horas a la semana. Las horas dedicadas al estudio durante la juventud y 
adolescencia muestran también diferencias, los varones dedican 36.4 horas por 
semana y las mujeres 34 horas (INEGI, 2006). 
 
 
 
 
 
24 
 
Gráfica 1 
Promedio de horas que la población de más de 12 años usa para el trabajo 
doméstico, el extra doméstico y el estudio. 
 
Fuente: INMUJERES, INEGI, 2006 pág. 4. 
 
En las familias en las que ambos cónyuges cuentan con trabajo 
remunerado, los hombres dedican más horas al trabajo remunerado, 52 horas 
 
25 
 
semanales, mientras que las mujeres 37. En cuanto a la limpieza del hogar los 
hombres destinan 4 horas, y las mujeres 15. En la tarea de cocinar, los hombres 7, 
mientras que ellas 15 horas y media. Al cuidado de los niños los hombres destinan 
8 horas y las mujeres 12. Al lavado de ropa, ellos 1 hora y las mujeres más de 8 
(OIT, PNUD, 2009). 
Esta información también nos permite mirar el desequilibrio existente entre 
los esfuerzos de hombres y mujeres tanto dentro como fuera del hogar, reforzando 
la desigualdad al impedir que gocen de acceso al trabajo remunerado en igualdad 
de circunstancias que los hombres e impidiendo el desarrollo del ámbito laboral al 
no poder trabajar jornadas completas como los varones o al impedir ascensos 
debido a la carga de responsabilidades domesticas de las que se hacen cargo. 
Los datos para México son concordantes con el resto de a América Latina, tanto 
en la sobrecarga de responsabilidades para las mujeres, como en la falta de 
involucramiento de los hombres a las labores domésticas y cuidado de los hijos. 
Estas nuevas configuraciones generan al interior de la familia nuevas 
formas de relacionarse, si viene el papel tradicional de la mujer aún se mantiene 
en el imaginario social, en la vida cotidiana a éste rol se ha agregado el trabajo 
remunerado. Esto se traduce en formas diferentes relacionarse al interior del 
hogar, como la participación de los hombres y jóvenes en el trabajo doméstico y el 
cuidado de otros miembros de la familia. 
Las nuevas relaciones en la familia no siempre se presentan de manera 
cordial y amistosa, los privilegios que tenían los varones al ser los únicos 
proveedores del hogar ahora se cuestionan. Esta situación puede provocar 
tensiones entre la pareja y de ésta con los hijos, inclusive en algunos casos 
generar violencia hacia la mujer e hijos. Algunas mujeres al contar con mayor 
independencia económica ya no están dispuestas a tolerar la violencia optando 
por la separación. 
Las nuevas interacciones se entienden como un proceso que dista de ser 
una crisis de la familia como institución y viene a ser parte de la flexibilización de 
 
26 
 
la familia tradicional. El abanico de estructuras familiares aún lucha contra el 
imaginario de familia tradicional persistente en la sociedad, obviándolos e incluso 
rechazando formas alternativas de convivencia. Estos nuevos núcleos familiares 
se ven afectados debido que las políticas públicas y la economía no están 
formulados desde marcos familiares en transformación (Ariza, Oliveira, 2001). 
 
27 
 
Capítulo II. La mujer y la violencia familiar en el 
desarrollo. 
La participación de las mujeres en el desarrollo y la violencia de género ha sido 
una problemática que ha recibido un creciente interés por la comunidad 
internacional. Si bien ambos temas tienen aproximaciones teóricas por sí mismos, 
es relevante entender la estrecha trascendencia que la violencia de género 
representa para el desarrollo. 
 
2.1.- La mujer en la temática del desarrollo y las Naciones 
Unidas. 
2.1.1.- El enfoque tradicional. 
A partir de los años cincuentas, los organismos internacionales como la 
Organización de las Naciones Unidas y los gobiernos, en sus primeros esfuerzos 
por promover el desarrollo centraron sus esfuerzos en el enfoque del bienestar. 
Este se encontraba basado en programas sociales que se difundieron 
principalmente en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, dirigido hacia 
los “grupos vulnerables”. En este enfoque las mujeres estaban caracterizadas 
dentro de este grupo necesitado de apoyo, más como beneficiarias del desarrollo 
que como creadoras o participes del mismo. El papel de las mujeres en esta 
perspectiva se entendía a partir de los roles reproductores, de madre y de esposa, 
merecedoras de asistencia alimentaria y de salud materno infantil, encaminado a 
la supervivencia de las familias, mientras ocurrían los “milagros” del desarrollo 
(Rodríguez, 2010). La mujer se entiende como un binomio madre-hijo, como 
productora de mano de obra, no como individuo, el objetivo es enseñarlas a criar 
hijos/trabajadores sanos y productivos. 
 
28 
 
2.1.2.- El enfoque Mujer en el Desarrollo. 
A finales de los años sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, se 
comienza a notar un abandono del enfoque de bienestar y a realizar los primeros 
intentos por “integrar” a la mujer. Surge, así, la aproximación conocida como Mujer 
en el Desarrollo. Este enfoque trata de ir más allá de su predecesor y busca 
abordar el impacto que tienen en las mujeres las políticas del desarrollo, así como, 
eliminar la marginación de las mujeres de los “beneficios” del mismo. A partir de 
estas preocupaciones se comienzaa “visibilizar” a las mujeres como una 
“categoría” dentro de las investigaciones y las políticas de desarrollo, y se afirma 
que la subordinación de la mujer es un impedimento para el desarrollo de todos 
(Parella, 2003). 
El Comité de Mujeres de la Sociedad para el Desarrollo Internacional con 
sede en Washington acuñó el término Mujeres en el Desarrollo. En 1970, la obra 
de Ester Boserup: La mujer y el desarrollo económico promovió su incorporación a 
la práctica de la promoción del desarrollo. Esta autora, inspirada por los 
postulados del feminismo liberal, destaca el papel trascendental que tuvieron las 
mujeres subsaharianas en la economía, quienes utilizando tecnologías 
tradicionales en la producción de alimentos agrícolas, lograban mantener una 
relación más igualitaria con los hombres. Para Boserup, son las políticas 
coloniales y postcoloniales, sobre todo aquellas destinadas al incremento de la 
producción y los estereotipos de los roles “apropiados” para las mujeres, las que 
prepararon el terreno para la desaparición de estos sistemas, socavando el papel 
de las mujeres y facilitando el monopolio de los hombres de las nuevas 
tecnologías y los cultivos rentables (Boserup, 1993). Paulatinamente las mujeres 
fueron confinadas al sector de subsistencia perdiendo visibilidad de sus 
contribuciones a la producción agrícola, mermando su ingreso y el poder en 
relación con los hombres. 
Los defensores de este modelo centraron su atención en la posibilidad de 
modificar las políticas de desarrollo con la finalidad de contribuir a la equidad y la 
eficiencia económica. Distinguieron a las mujeres como un grupo social 
 
29 
 
productivo, resaltando este aspecto se mira a la mujer como un recurso 
económico hasta entonces no valorado. Su escenario más visible fue la 
Conferencia Mundial de la Mujer, en México, en el año 1975. 
El enfoque de Mujer en el Desarrollo se ha ido transformando con el tiempo. 
En su primera etapa, surge como una respuesta al modelo anterior. El énfasis se 
da en abatir las desigualdades entre hombre y mujeres a través de la 
independencia económica de éstas. Se exalto el rol productivo y se obvio tanto el 
papel reproductivo como la interconexión entre ambas esferas. Al referirse 
únicamente al papel productivo de las mujeres, este enfoque, naturaliza los 
aspectos de su rol reproductor y comunitario lo que invisibilizó gran parte del 
trabajo llevado a cabo por estas. En los años ochenta surge el enfoque de la 
eficiencia en el contexto de la crisis económica mundial y las medidas de ajuste 
estructural. Con este aspecto se destaco el trabajo gratuito que ejercen las 
mujeres en su papel reproductivo sostén del modelo capitalista. 
Parella (2003) explica que este modelo ha recibido críticas muy fuertes por 
parte de las feministas marxistas. Entre las observaciones principales se 
encuentran aquellas dirigidas a la autora Boserup, a quien le objetan sólo haber 
considerado las secuelas de la industrialización y la imposición de cultivos en las 
mujeres agricultoras dentro de una sociedad patriarcal, pero excluye el análisis de 
la categoría clase social. Pierde de vista que las mujeres han estado integradas en 
el proceso de producción y que las mujeres jóvenes son utilizadas por el sistema 
al recibir los salarios más bajos y los empleos más inestables y bajos en la 
estructura de empleos. 
El modelo de Mujer en el Desarrollo al considerar las problemáticas de las 
mujeres en relación con las necesidades básicas de las familias, orienta los 
programas hacia la productividad de las mujeres pobres en contextos domésticos 
y en oficios considerados femeninos. Provocando que las actividades productivas 
de las mujeres se sigan percibiendo como secundarias y fortaleciendo el rol 
reproductivo y el trabajo gratuito realizado por éstas. Desfavorece la posibilidad de 
transformar las relaciones de poder entre hombres y mujeres, al no cuestionar al 
 
30 
 
sistema de producción, ya que no se plantean la relación entre la división del 
trabajo entre los sexos y la segregación sexual en el mercado laboral. El tipo de 
trabajo al que tienen acceso las mujeres no las saca de las condiciones de 
pobreza y el poco acceso a las prestaciones de seguridad social, por ejemplo: 
empleos parciales, eventuales, mal remunerados, etc. Donde se pone de 
manifiesto que la desigualdad entre hombres y mujeres permanece y se desplaza 
a nuevos ámbitos. Sus empleos son menos cualificados, con menor paga y 
valoración social y se encuentran ausentes de puestos de mayor responsabilidad 
o en la política. 
Lo que se debe de discutir no es tanto si la mujer participa o no el desarrollo 
sino la forma en que esta participa en el mismo. Sobre una base de desigualdad 
de género el capital coloca a las mujeres en posiciones subordinadas, donde 
interactúan tanto la clase social como el género. De esta forma el estudio de la 
mujer en el desarrollo tiene que explorar las relaciones entre las desigualdades de 
género y las de clase social, por ser las mujeres pobres las más oprimidas del 
sistema capitalista. 
 
2.1.3.- El enfoque Género en el Desarrollo. 
La Conferencia Mundial para el examen y la evaluación de logros del Decenio de 
las Naciones Unidas para la Mujer, celebrada en Nairobi del 15 de abril al 26 de 
julio de 1985, supone ya un adelanto en cuanto al enfoque de Mujer en el 
Desarrollo. Es el parte aguas que abre el camino al enfoque del Género en el 
Desarrollo. 
Hacia finales de la década de los ochenta y derivado de las críticas del 
enfoque Mujer en el Desarrollo surge en enfoque de Género en el Desarrollo. Uno 
de los trabajos más reconocido como referente fundacional es la obra de Carolyn 
Moser (1989) titulada Gender Planning in the Third World: Meeting Practical and 
Strategic Gender Needs. Este texto mira las problemáticas de las mujeres más allá 
del sexo e incorpora la visión de género en la comprensión de las mismas. Los 
 
31 
 
roles y las relaciones de género se entienden como construcciones sociales, es 
decir, que las diferencias entre los sexos nos son naturales sino que son 
productos de componentes históricos, ideológicos, étnicos, religiosos económicos 
y culturales. Teniendo lo anterior en cuenta, se busca llevar a cabo un desarrollo 
que parta de estas premisas y que involucre estrategias que apunten a solucionar 
las desigualdades de poder entre los sexos, a esta orientación se le conoce como 
Género en el Desarrollo. 
Este enfoque utiliza la estrategia de “empoderamiento” (empowerment, 
potenciación, empoderamiento). Se orienta a quebrantar las relaciones 
diferenciadas de poder por medio del fortalecimiento del poder de las mujeres. Se 
entiende empoderamiento como un derecho a elegir, a tomar decisiones y a 
participar en las estrategias de cambio. Es un proceso multidimensional que 
posibilita a las mujeres de forma individual y colectiva a acceder al control de sus 
vidas, de los recursos materiales e intelectuales, y la posibilidad de plantear, por 
ellas mismas, sus necesidades objetivos y estrategias. 
El enfoque Género en el Desarrollo desplaza el tema de la mujer por el 
tema de género y lo relaciona con las categorías de clase social, de etnia y raza. 
Al ser un concepto relacional, ya no es sólo la mujer la que tiene la 
responsabilidad de la transformación de las relaciones, sino que ahora, le 
concierte tanto a hombres como a mujeres. Su objetivo es deconstruir la ideología 
patriarcal, provocando el cambio de las instituciones que componen a la sociedad 
y que fomentan el acceso diferenciado de las mujeres a los recursos y a la 
información (Fassler, 2007). Es durante la década de los noventa cuando la idea 
de empoderamiento logra un fuerte impacto por medio del Programa de las 
Naciones Unidas para el Desarrollo. 
En el marco del enfoque del desarrollo humano, el Programa de las 
Naciones Unidas para el Desarrollo, en 1995,incorpora otros índices de referencia 
para medir el desarrollo humano de las naciones: el Índice de Desarrollo Humano 
Relativo al Género que, basándose en los tres componentes del Índice de 
Desarrollo Humano, busca reflejar diferencias entre hombres y mujeres. Este 
 
32 
 
Índice de Potenciación de Género se refiere ante todo a las oportunidades más 
que las capacidades de las mujeres, rastreando desigualdades de género en tres 
áreas: participación política y poder de decisión: relativos a los porcentajes de 
hombres y mujeres en escaños parlamentarios; la participación política y el poder 
de decisión: relativo a los porcentajes de hombres y mujeres en cargos como 
legisladores, altos funcionario, directivos, puestos profesionales y técnicos; y por 
último, el poder sobre los recursos económicos: estimando los ingresos entre 
hombres y mujeres (Ramírez, 2008). 
Rodríguez (2009) retoma los reportes del Programa de las Naciones Unidas 
para el Desarrollo sobre indicadores de desarrollo humano y de género en México 
para subrayar la importancia de la información como medio para identificar las 
desigualdades entre hombres y mujeres. López y Hernández (Rodríguez, 2009), 
introducen la problemática de la violencia hacia las mujeres al considerarlo no sólo 
una violación a los derechos humanos de las mismas sino un obstáculo para 
ampliar las capacidades y potenciación de las mujeres. Estas autoras proponen 
incluir la variable violencia como un indicador más en la medición del desarrollo de 
las sociedades y representará una mejora en la calidad de la medición del Índice 
de Desarrollo Humano y del Índice de Desarrollo de Género. Las autoras 
construyen el Índice de Desarrollo relativo al género ajustado por la no violencia. 
Aunque aún existen limitaciones de tipo informativo y conceptual para su 
incorporación, sería de importancia relevante la inclusión del mismo en las 
mediciones del desarrollo por sus repercusiones en la ampliación de las 
capacidades de las personas (Rodríguez, 2010). 
 
2.2.- Violencia de género. Violencia familiar. 
La violencia que se lleva a cabo en el ambiente familiar, aunque ha estado 
presente y ha sido tolerada a lo largo del tiempo, se vuelve una problemática 
social recién en la década de los sesentas, cuando algunos autores describen el 
“síndrome del niño maltratado” y en la década de los setentas se comienza a 
hablar sobre “la mujer golpeada por su pareja”. Los movimientos feministas 
 
33 
 
resultaron decisivos para que la sociedad pusiera su atención sobre cómo la 
violencia se presenta en los espacios privados. Como veremos más adelante las 
organizaciones internacionales contribuyeron de manera decisiva con sus debates 
en torno a los derechos humanos. 
La raíz etimológica del término violencia deriva de vis, fuerza (Corripio, 
1984). El término “violencia” ha sido asociado de forma generalizada con el uso 
excesivo de fuerza física. La noción hace referencia a cómo se usa o abusa de la 
fuerza física para conseguir que alguien realice lo que se desea, a pesar de que 
no sea su voluntad, por medio de la coerción. 
El término de violencia de género es el más abarcativo, entiende que la 
violencia dentro del ámbito familiar se puede dar en espacios públicos o privados, 
a diferencia de “violencia doméstica” que remite al espacio privado, o “conyugal” 
que nos habla de la pareja pero no deja claro quién de los dos vive violencia. 
Incluye acoso laboral, trata de personas, violencia hacia minorías étnicas, 
prostitución, pornografía, el tratamiento del tema en los medios de comunicación y 
la ejercida dentro de la familia (Larraín, 2007). A nivel familiar incluye, además de 
las mujeres, a las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores y personas con 
discapacidad. Y de forma reciente se ha comenzado a debatir sobre el feminicidio 
entendido como aquellos asesinatos de mujeres por cuestiones de género. 
Una definición amplia de la violencia hacia las mujeres desde el enfoque de 
género la da Miriam Valdéz: 
“La situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres 
sobre las mujeres o sobre otras personas en situación de vulnerabilidad, que se 
ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de 
quienes estén o hayan estado ligadas a ellas por relaciones de afectividad, aún sin 
convivencia. Es decir toda acción o omisión que trae aparejada una agresión 
física, psicológica o a la libertad sexual, por razones de género, étnicas, raciales, 
edad, preferencia sexual, religiosa, política, de opinión, educativa, discapacidad, 
en un contexto de violencia y discriminación hacia las mujeres por ser 
 
34 
 
consideradas carentes de derechos mínimos, libertad y respeto” (SRE, et al. 
2006:31). 
Es a partir de los estudios de género que se han hecho visibles estas 
formas de violencia, permitiendo identificar el lazo que une las manifestaciones de 
violencia con aspectos sociales y culturales donde la socialización de hombres y 
mujeres se encuentra diferenciada. Poder elaborar conceptos, categorías y darle 
nombre a estos fenómenos es la puerta para llevarlas del plano individual al social. 
Estas violencias se traducen en acciones, actitudes, palabras y omisiones que se 
llevan a cabo en la vida social, económica y política. Por lo extendido de su 
práctica y la ausencia de crítica se han naturalizado, de forma tal, que ya no se 
perciben como actos discriminatorios que perpetuán la desigualdad (Larraín, 
2007). 
Corsi (1994), narra cómo diferentes teorías han sido utilizadas para 
comprender las causas de la violencia en las familias. Comenzando por la 
psicopatología, que entendía al agresor como un familiar con trastorno mental. 
Otra ha sido el del abuso de drogas y alcoholismo. Incluso hubo teorías sobre 
como la “victima” provoca la agresión. Estás explicaciones han resultados 
simplistas y reduccionistas, dejando de lado los aspectos sociales y culturales 
generadores de violencia. Velázquez afirma que estudiar el fenómeno de la 
violencia desligado de los aspectos de género no llega a nada sustancial. Debido 
a que la violencia “es inseparable de la noción de género porque se basa y ejerce 
en y por la diferencia social y subjetiva entre los sexos” (2006: 28). El concepto de 
género, de acuerdo con Lamas (1986), es una construcción simbólica de normas 
culturales que dictan los comportamientos de hombres y mujeres y, que a su vez, 
han estado mediadas por múltiples instituciones económicas, políticas sociales y 
religiosas. Así, los discursos de género crean un imaginario sobre lo que se 
considera “masculino” y “femenino”. Esta autora explica que la concepción de lo 
que significa ser hombres o mujeres no es real sino, más bien, una construcción 
cultural e histórica que relaciona atributos a uno y otra de manera diferenciada. 
 
35 
 
Cuando las personas asumen los roles de género, es decir, las expectativas 
creadas culturalmente sobre cada uno de los sexos, sin ser criticados, se crean 
escenarios para ejercitar y abusar del poder, debido a la distribución desigual del 
poder entre hombres y mujeres provocando violencia. Corsi (1994) menciona que 
se encuentra implícito un “arriba” y un “abajo” dado por la cultura o el contexto y se 
observa en roles “complementarios” como el de padre-hijo, hombre-mujer, joven-
viejo, etc. 
Mary Nash refiere que “el concepto de género va a situar la organización 
sociocultural de la diferencia sexual como el eje central de la organización política 
y económica de la sociedad” (Velázquez, 2006:28). Esta organización no está 
basada en la igualdad, en ésta los hombres se encuentran en una posición de 
superioridad sobre las mujeres. Scott (Velázquez, 2006) afirma que el género está 
presente en las relaciones sociales ya que constituye una forma de percepción 
diferenciada entre las personas basadas en su sexo, es a partir del género que se 
articula y distribuyeel poder ocasionando acceso y control diferenciado a recursos 
materiales y simbólicos, el género está involucrado en la construcción del poder. 
Así, la violencia, el poder y los roles de género, se encuentran íntimamente 
articulados. 
 
2.2.1.- Factores de riesgo. 
Jorge Corsi (2004) divide los factores de riesgo vinculados con la violencia familiar 
en tres aspectos: los que pueden causar violencia de forma primaria, compuestos 
por aspectos culturales y educativos; los que pueden incrementar la probabilidad 
de que aparezca, no son elementos causales pero su presencia incide en que 
aparezca; y los que perpetúan la problemática, provenientes de la organización de 
las instituciones impidiendo una atención temprana y una respuesta eficaz a la 
problemática. 
En el apartado de causales primarios se pueden encontrar factores tales 
como los patrones culturales que mantienen las inequidades entre los sexos; la 
 
36 
 
socialización estereotipada de lo que significa ser un hombre y una mujer; que las 
mujeres aprendan la indefensión y los hombres aprendan a usar la fuerza en la 
resolución de conflictos; haber vivido violencia en la infancia; la naturalización de 
la violencia por parte del entorno. En la violencia dirigida hacia los niños y niñas 
existe la creencia que los menores les pertenecen a los padres; que los padres 
hayan aprendido violencia en su familia de origen; uso del castigo como forma de 
educar o disciplinar a los niños; la falta de armonía en la pareja o separación de la 
misma; aislamiento social; falta de modelos positivos para ejercer la paternidad o 
maternidad, entre otros. Larraín (2007) expone que, en un estudio realizado a 90 
sociedades, se encontró que aquellas que presentan índices más altos de 
violencia hacia las mujeres se encuentran elementos como: hombres dominantes, 
ausencia de equidad entre los sexos, el uso de la violencia física como forma 
habitual de resolver conflictos y la negación del divorcio para la mujer. 
Entre los factores que pueden incrementar la posibilidad de aparición de la 
violencia hacia la mujer se encuentran los factores estresantes como problemas 
laborales, económicos o sociales, así como el uso de alcohol y drogas. 
En cuanto a las causas que contribuyen a la perduración del problema se 
ve la ausencia de legislación conveniente o el problema de la aplicación y eficacia 
de las leyes; ausencia de capacitación apropiada del personal de salud o policial y 
judicial que pudiese identificar y atender convenientemente los casos; y la falta de 
redes comunitarias de apoyo. 
 
2.2.2.- Modelo ecológico. 
Corsi, (1994) propone un modelo ecológico para entender la violencia en su 
verdadera magnitud. Abordando diferentes contextos entendiéndola como 
problema social. Abarcando intervenciones que se dan desde la persona, en la 
estructura familiar y en la comunidad. 
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2007) comparte 
esta visión de la multidimensionalidad de la problemática al asegurar que la 
 
37 
 
violencia hacia las mujeres es de carácter estructural, por ello las medidas para su 
erradicación debe contar con medidas integrales. Este organismo ubica los 
“factores de mayor prevalencia”, en el primero se encuentran los relacionados con 
el individuo, sus particulares y su relato de vida asociado a provocar violencia o a 
vivirla. El siguiente factor está asociado a las relaciones cercanas, es decir, los 
círculos de pareja, familia y amistad que brindan ciertas posibilidades de 
experiencias y comportamientos. A continuación se encuentra la comunidad, el 
contexto donde las relaciones cercanas se enmarcan y proveen información y 
valores en relación la violencia. Y el factor social instituye y legitima un “clima” de 
aceptación o rechazo de la violencia, véase la figura número 1. 
Figura No. 1 
 
Fuente: CEPAL, 2007 pág.101. 
 
Al contar con una visión “ecológica” de la problemática se pueden platear 
diferentes intervenciones que se canalicen a diferentes niveles como a) reconocer 
y transformar los estereotipos presentes en la cultura que fomentan la violencia; b) 
generar conciencia sobre la población para entender la violencia como un 
 
38 
 
problema; c) ofrecer opciones de interacciones familiares basadas en la 
democracia y menos autoritarias; d) la creación de recursos en la comunidad para 
atender a personas en situación de violencia; e) la aplicación de tratamientos que 
ayuden a los sobrevivientes de violencia a superar las secuelas, a los 
perpetradores para evitar estos actos: f) la difusión la problemática en medios 
masivos para desmitificarla; g) crear modificaciones a los planes curriculares en el 
sistema educativo; h) capacitar al personal que pueda estar en contacto con 
personas en situación de violencia apara evitar violentarlas en las instituciones; i) 
realizar programas para diversas edades que permitan reconocer la violencia y 
formas no violentas de la resolución de conflictos (Corsi, 1994). 
 
2.3.- La violencia hacia las mujeres y los niños en la agenda 
internacional. 
2.3.1.- Violencia hacia la mujer. 
En las últimas décadas organismos tales como la Organización de las Naciones 
Unidas y la Organización de Estados Americanos han promovido a nivel 
internacional la “institucionalización” de la promoción de los derechos humanos. 
En relación con la temática de equidad de género se han creado diversas 
Conferencias Internacionales orientadas a la promoción de la igualdad de género, 
comprometiendo a los países miembros a alcanzarla (UNIFEM, 2006). 
El 18 de diciembre de 1979 la Organización de las Naciones Unidas 
promulgó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de 
Discriminación contra la Mujer, CEDAW, por sus siglas en inglés (UNIFEM, 1979), 
el cual es un instrumento internacional “legalmente vinculante” que busca 
garantizar la igualdad de las mujeres, su objetivo es luchar contra la discriminación 
hacia las mujeres. Reconoce, a su vez, que la igualdad jurídica no se traduce en 
igualdad material de derechos sin que antes existan condiciones que promuevan 
el acceso y ejercicio equitativo de estos derechos en mujeres y hombres. 
 
39 
 
México, como Estado perteneciente a las Naciones Unidas, firmó en 1980 su 
adhesión a la CEDAW, comprometiéndose a adoptar políticas públicas y medidas 
legislativas de acuerdo a las necesidades de las mujeres para eliminar la 
discriminación en contra de ellas en las múltiples formas que pudiese presentarse. 
En 1980, en Copenhague, Dinamarca, se celebra la Segunda Conferencia de 
la Mujer, en ella se afirma, por primera vez, que la violencia hacia las mujeres, 
incluso la doméstica, es una violación a los Derechos Humanos, dándole el 
tratamiento de problemática de orden público. 
Ya en 1982, el Comité de Expertas de la CEDAW, tras revisar los informes 
de diferentes Estados alrededor del mundo, divulgó veinticinco recomendaciones 
que daban cuenta de las violaciones a los estatutos contemplados en la 
Convención, conminando a los países a la elaboración de leyes y/o políticas 
públicas. Entre ellas dos son las que retoman los aspectos sobre la “Violencia en 
contra de las mujeres”: la número doce y la diecinueve (SRE, et al., 2006). 
En 1993 se difunde la Declaración y Plataforma de Acción de Viena de la 
Conferencia Sobre Derechos Humanos, ésta incluye ya el concepto de violencia 
de género. Es en esta conferencia donde el reconocimiento de los derechos 
humanos de las mujeres se integra a los mecanismos de los derechos humanos 
de las Naciones Unidas. 
En la asamblea general en diciembre de ese mismo año, se proclama la 
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Ésta define la 
violencia como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino 
que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o 
psicológico para la mujer, inclusive las amenazasde tales actos, la coacción o la 
privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en 
la privada” (ONU, 1994). 
Es hasta 1990 que la problemática de la violencia de género se convirtió en 
una preocupación para el sistema Interamericano. En este año se convocó a la 
Consulta Interamericana sobre la mujer y la violencia y, hacia 1993, se llevó a 
 
40 
 
cabo una reunión intergubernamental de expertas enfocadas a trabajar sobre el 
Proyecto de la Convención Interamericana sobre la Mujer y la Violencia. Así en 
1994, en la Sesión de Asamblea General de la Organización de los Estados 
Americanos número 24, realizada en la ciudad de Belem do Pará en Brasil, se 
adopta la “Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la 
Violencia contra la Mujer”, a este documento se le conoce habitualmente como la 
“Convención Belém Do Pará”. México la ratifica en 1996. En este documento la 
violencia es definida como “cualquier acto o conducta, basada en su género, que 
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, o psicológico a la mujer, tanto en 
el ámbito público como en el privado” (UNIFEM, 1994). Esta Convención es gran 
avance en la promoción y defensa de los derechos de la mujer, en el artículo 8 se 
contemplan aspectos tales como: atender la modificación de patrones 
conductuales de hombres y mujeres de origen sociocultural; la capacitación de 
personal administrativo, policial y judicial en el marco de ésta ley; la 
implementación de servicios especializados en el sector público; dar a conocer, a 
la sociedad en general, esta temática y los recursos disponibles para salir de ella; 
la elaboración de estadísticas y datos relativos a la temática como herramienta 
para prevenir la violencia; entre otros. 
En la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, llevada a cabo en China, en 
1995, la violencia contra la mujer es tratada en una de las doce esferas de la 
Plataforma de Acción de Beijing. Se consideró como menoscabo a las libertades 
fundamentales y los derechos humanos. En esta Conferencia se hacen ajustes a 
la definición: “violencia contra la mujer se refiere a todo acto de violencia basado 
en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o 
psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la 
libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada” (ONU, 1995:61). Es 
en esta Conferencia donde aparecen ya las formas que puede tomar la violencia: 
violencia física, sexual y psicológica en la familia, en la comunidad y la perpetrada 
o tolerada por el Estado. Se entiende la violencia como una expresión de las 
desigualdades de poder entre hombres y mujeres que produce discriminación, 
dominación e impide su desarrollo. Extiende la mirada a mujeres pertenecientes a 
 
41 
 
minorías como ancianas, repatriadas, desplazadas, refugiadas, migrantes, 
indígenas, en zonas rurales y en situación de cárcel. En el objetivo estratégico “La 
violencia contra la mujer” señala que entre las medidas a tomarse en cuenta para 
prevenir y eliminar la violencia hacia las mujeres, es necesario estudiar las causas 
y las consecuencias de ésta problemática, así como, los alcances de las medidas 
de prevención. Incorpora la atención de la trata de mujeres y la atención de 
aquellas que han sufrido consecuencias producto de la prostitución. 
En el año de 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclama el 
25 de noviembre el “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la 
Mujer” (ONU, 2000) donde exhorta a los países miembros a realizar, en ese día, 
actividades dirigidas a concientizar sobre la problemática de la mujer. En esta 
fecha se da inicio a los 16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres, 
llegando hasta el 10 de diciembre Día Internacional de los Derechos Humanos, en 
este lapso se encuentran otras fechas importantes como el 1° de diciembre, día 
Mundial del VIH/SIDA y, el 6 de Diciembre, Aniversario de la Matanza de Montreal, 
evento trágico donde Marc Lepine asesinó a 14 mujeres de las Escuela de 
Ingeniería de la Universidad de Montreal por considerar que a causa del número 
de estudiantes mujeres él no había sido aceptado en la misma. 
En el periodo extraordinario del año 2000, en la Veintitresava Sesiones de la 
Asamblea General de las Naciones Unidas llamado “La mujer en el año 2000: 
Igualdad de Género, Desarrollo y Paz para el Siglo XXI, Beijing + 5”, en él se 
revisaron los logros y obstáculos persistentes tras la Plataforma de Acción de 
Beijing. Concluyen que no se conoce suficientemente las causas de la violencia 
hacia las mujeres, ni existen suficientes datos estadísticos, lo cual obstaculiza las 
estrategias para su eliminación; encuentran una ausencia de programas 
destinados a “castigar” a los perpetradores; así como una falta de respuesta 
coordinada y multidisciplinar de los países miembros (UNIFEM, 2006). 
La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de Naciones 
Unidas, en 2005, condujo la revisión y evaluación de los 10 años de la Plataforma 
de Acción de Beijing (Beijing + 10), celebrada como parte del 49º período de 
 
42 
 
sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, donde se 
aprobó una Declaración Política en que se reafirmaron los compromisos asumidos 
diez años atrás en Beijing y que hizo un llamado a que los gobiernos siguieran 
adoptando medidas. Esta declaración no sólo reafirma los acuerdos de Beijing, 
sino que también sostiene que la plena implementación de los documentos 
producto de Beijing es esencial para alcanzar las metas para el desarrollo 
acordadas en el plano internacional, entre ellas los Objetivos para el Desarrollo del 
Milenio. 
Después de quince años de implementación de la Declaración de Beijing y 
su plataforma de acción, se llevó a cabo la revisión de éstas y de los resultados 
obtenidos del vigésimo tercer periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea 
General en las oficinas de la ONU en Nueva York en 2010, con el objetivo de 
contribuir a la formulación de una perspectiva de género en la realización de los 
Objetivos Desarrollo del Milenio (ONU, 2010), a esta reunión se le conoce como 
Beijing + 15. 
En esta revisión se plantea que un requisito indispensable para la 
consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio es la aplicación real de la 
Declaración y Plataforma de Beijing, es decir el empoderamiento de la mujer y la 
equidad entre los géneros. En cuanto al tema de violencia contra las mujeres 
afirma que ésta es un obstáculo para la aplicación de la Plataforma de Acción y el 
logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Traduciéndose en daño a las 
personas y en costos monetarios. Alentando a los países a que las intervenciones 
para prevenir y eliminar la violencia se manifiesten de forma extensa, se apliquen, 
que sean constantemente supervisadas y sostenibles a lo largo el tiempo y en 
diversos sectores como el de salud, educación y empleo. 
 
 
43 
 
2.3.2.- Violencia hacia los niños. 
La Organización de las Naciones Unidas ha contemplado la situación de los niños 
y llevó a cabo la “Convención de los Derechos de los Niños”, el 20 de noviembre 
de 1989 en Nueva York. México se adhiere a ésta en el año de 1990. 
Este documento plantea que los niños, menores de 18 años, deben de 
recibir resguardo y apoyo para asumirse dentro de la sociedad y que para que se 
dé este desarrollo debe contar con una familia que le brinde un espacio de 
comprensión felicidad y amor , así como, a la protección del Estado encaso de 
estar privados de ese medio. 
En relación con la prevención de la violencia familiar el artículo 19 alienta a 
los Estados a la adopción de medidas en los ámbitos legislativos, administrativos 
educativos y sociales destinadas a “proteger al niño contra toda forma de perjuicio 
o abuso físico o mental, descuido o

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