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PERIÓDICO CATÓLICO SEMANAL
i T
E L C Η E 26 de Septiembre de 1907 ||
ABO 1
i SUSCRIPCIÓN VOLUNTARIA | Reiacclón y Administración: Corredera, 9
t Xiim. í>
liemos visto el precepto de que venimos 
hablando impreso en el fondo del ser hu­
mano, reflejado, al través del tiempo, en las 
costumbres sociales, traducido en leyes por 
los pueblos cultos y observado, en fin, por 
toda la redondez de la tierra.
Su origen, que, remontándose á la crea­
ción del hombro, descansa en el mismo Dios, 
su objeto tan conforme con la naturaleza 
humana bajo su aspecto espiritual y corpo­
ral, y en fin, tan útil en el orden económico, 
tan conveniente en el orden moral y tan ne­
cesario en el orden religioso, no podían me­
nos do ser reconocidos por la sociedad.
En vano alegarse puede la necesidad do 
producir mucho en una época en que se ha 
adquirido el convencimiento de quo hay so­
bra de brazos para obtener una cantidad do 
productos naturales y artificiales, científicos 
y artísticos, mayor que la que puede consu­
mir el género humano.
En la certidumbre de esto hecho incontes­
table descansan las justificadas razones que 
niega el mundo obrero al pedir la jornada 
de ocho horas. Do modo que, oyendo á la 
clase trabajadora, examinando las teorías y 
cálculos de los grandes economistas, y escu­
chando desapasionadamente el dictado do . 
nuestra propia razón, bieu pudiéramos decir 
que la producción universal podría ser hi 
misma, y aun verso notablemente aumenta­
da, sin perjuicio do reducir la diaria jorna­
da de trabajo y observar perfectamente el 
descanso dominical.
Todo, pues, dependería, del buen orden 
que pudiera y debiera establecer la Admi­
nistración del Estado, y de la armonía que 
reinara en las diferentes capas sociales, dis­
puestos siempre á ¡espetar, sin coacciones de 
ningún género y sin egoísmos de ninguna 
especie, el libro ejercicio do la oferta y la 
demanda, conformo lo exigieran las circuns­
tancias locales ó regionales en ol presento y 
porvenir, y lo permitieran las fuerzas eco-' 
nómicas de agricultores, industriales, co­
merciantes y consumidores.
Solo así so ovitarían las grandes acumu­
laciones de trabajo ante la demanda cuan­
tiosa, necesaria y urgente realizada en ple­
na época de consumo, dejaría de existir con­
siderablemente el paro absoluto, forzoso y 
prolongado, que, por desgracia, tan fre­
cuentemente, vemos inundar de miseria los 
hogares.
No necesitamos salir do nuestro pueblo 
para ver confirmada tan espantosa realidad. 
Todos sabemos que durante el verano, pre­
cisamente cuando la producción es mayor 
por ser mayor la duración del día, son más 
grandes las exigencias del patrono por ser 
más apremiantes los pedidos del comercio.
Podrá justificarse, en parte, lo que ocu­
rre, si fuera motivado por la escasez de fon­
dos del industrial y comerciante, ó si el he­
cho obedeciera á la natural impresión que 
durante la primera anualidad llevara consi­
go todo nuevo negocio. Pero aquí se da el 
caso de que la acumulación bu observa en 
casa de los grandes fabricantes, y los pedi­
dos que la originan los llevan á cabo loe co­
merciantes más poderosos. Y lo peor es que 
no sucede esto en una sola temporada, siuo 
que pasando la cuestión á la categoría del 
hecho repetido, se observa desgraciadamen­
te durante todos los altos.
Si el Estado impusiera el orden, como an­
tes dijimos, y la sociedad estableciera la ar­
monía consecuente, veríamos á los comer­
cios de importancia prepararseïcou liempd,’ 
y á las grandes fábricas proporcionando una 
labor casi continua á los obreros, que, mer­
ced á la más ordenada distribución del sa­
lario, podrían, aunque modestamente, res- ¡ 
ponder á sus múltiples necesidades.
Y esa armonía y eso orden que pudiera 
voDir desde lo alto, ascenderá do las clases 
inferiores el día en que su organización les 
permita resistir á las injustas imposiciones 
de las clases directoras, que, atontas unas 
veces al espíritu do bandería, desoyen la voz 
sagrada del deber que las obliga ó requerir 
el exacto cumplimiento de las leyos, mien­
tras otras veces eólo se escucha el sórdido 
rumor del egoísmo que las arrastra á que­
brantar innecesariamente lopreceptuado por 
Dios y por los hombres.
Terminemos, pues, protestando una vez 
más, como católicos, como ciudadanos y co­
mo trabajadores, del bastardo proceder de
: los que han borrado del libro de las cristia- 
1 nae costumbres la siempre feliz y hermosa 
festividad del domiugo, y protestamos tam­
bién con noble firmeza contra las autorida­
des que consienten el público atropello de la 
ley, contemplando impasibles como abren 
sus puertas los comercios y las fábricas, 
! mientras las calles se inundan vergonzosa- 
¡ mente do trabajadores que sufren más quo 
celebran las desmedidas exigencias de sus 
patronos.
Ulíoco
MB ï
Existe una palabra que, en nuestra época, es ju­
guete do los oradores y de la política, encarnada en 
el parlamentarismo.Esta palabra es la «Democraoia».
Unas veces so pronuncia por los paladines del ra­
dicalismo como el gérmon sano de los partidos avan­
zados. Otras por autócratas, quo se llaman liberales 
y quo la consideran como el verbo da ni programa 
anticlerical. Y los mas, embelesados y trastornados 
por ella, buscanen las doctrinas que encierra, la pie­
dra do loque de la perfección y del vordadero pro­
greso, que a) chocar en el brillnnte acero que blinda 
la verdad do nuestra religión, lia de hacer saltar la 
chispa que ilumino sus intollgofiófas en el camino do 
la persecución do hi dooirina infle sonta quo 'hoy en 
el mundo, quo csjia do Cristo.
Y creen todos, on en insana pretensión, quo osa de 
mocrncla es ol avance d> l modernismo, el diaprltur 
del progreso, quo destruye In historia do mil gonc- 
1 raciones y convierta en cenizas luiste los cimientos 
I del cristianismo, y croa sobro sus ruinas la nueva 
erado! bienestar social.
¡Insensatos! Ignoran quo la religión <*'4όϋ<η os la 
verdadora antorcha que ihimhin, y In v. rd' dora d· o· 
trina quo redima id hombre, pues filé la |llfio‘ra:que 
elevó flésto do la oondicióu de vil 0‘cluvo ft la altí­
sima dignidad do hijo de Dios.
Sí, el catolicismo es la democracia, y en él so en­
cuentra en todos sus aspectos. Y sin embargo, vemos 
en estos tiem¡>OB, no sin profunda pona, que enten­
dimientos asalariado^ conducen al pueblo por la sen­
da do la maldad hasta el punto que obreros antes 
honrados y piadosos sientan ahora, sin sabor porqué, 
y solo por lo que aquellos predican, infundada aver­
sion y aún odio satánico á está Santa religión cató­
lica quo cuanto orea, ouanto hace, cuanto funda, lo 
hace en provooho do la humanidad entera, y de un 
modo especial, en favor do los humildes hijos del 
trabajo, que suelen sor la clase mée necesitada.
Penetrad, si queréis, en aquellos asilos donde solo
LA A C CI 0 N
nnldan la santidad y la ciencia; fijaos en tin instituto 
religioso. Ix» Individuos que lo componen, todos son 
pobres, para imitar al Dios humanado, que con la 
pobreza ensenó el camino do la gloria. Allí ningún 
Individuo propietario. Allí no hay privilegio do 
raza ni de eangre. Solo la virtud y el talento son loe 
méritos que recomiendan y los tinioos que so recono­
cen. Y solo estos títulos se consideran cuando algu­
no ha do elegirse ά la representación do los asociados 
por sufragio libre y Λ conciencia que torpemente 
quiere imitar la política de los pueblos. Allí todos 
son hermanos y todos iguales, y do esta igualdad y 
fraternidad cristiana han surgido osos grandes hom­
bres, que han esmaltado las páginas do la historia 
del saber humano y la historia de los santos.
¿Hay alguna institución en la tierra que pueda 
ofrecer el ejemplo de la Iglesia Católica? Meta Iglesia 
cuya primera autoridad, que es también la primora 
del mundo, representada hoy en el l’ont, l’ío X.lújo 
del humilde obrero Sarto, es la única quo puede otro- 
oer, enverdad,ejemplos do democracia,y buena prue­
ba de ello tenemos en que rítmfrt fueron reconocidos 
por ellay colmados de honoresloshouibrosinósliumil 
dosquo brillaron por su clónela y su virtud, sin quo 
pueda citarse un caso, en que aquellos hayan sido 
despreciados, y, en cambio, son muchos los que po­
dríamos recordar on que ha obatido, con sus anate­
mas, A Royen soberbios, que pretendieron abusar do 
su poder y grandeza.
Todo esto mo autoiiza pora pensar que solo en lo 
Religión Católica se encuentra In verdadera demo­
cracia.
peroto
DE ASTRONOMÍA
La gente que madruga ó que trasnocha y aparto 
un momento la vista del suelo para fijar su mirada 
en el espacio, le habrá llamado seguramente la aten­
ción la magnificencia y esplendidez del cielo estre­
llado. En las primeras horas de la maúana están en 
nuestro firmamento las constelaciones más brillantes 
que lucen como diminutos soles; Orlón con Rógoly 
Betelgosa; el Uoyeso, con la Cabrilla; el Can menor, 
con Sirio; Tauro, con Aldebarán, y Géminle, con 
Cástor y Pólux. Y si el observador, aun suponién­
dole Indiferente ά las maravillas celestes, haya dote 
nido au mirada en esta última constelación, habrá 
observado cerca de Cástor ó alpha de Gémlnis una 
estrella ootno de segunda magnitud formando el nú­
cleo de una nebulosidad (osforecente quo so prolonga 
difumlnándose y desvaneciéndose de oriente ά ooci- 
dento. Es el cometa Daniel.
Este cometa descubierto ά mediados de Junio por 
el astrónomo norte americano M. Daniel, apocar de 
su vertiginoso movimiento parabólioo, no había lle­
gado todavía ά ser accesible ά nuestra vista. La visi­
ta de estos cuerpos oelestes se haoe de tarde en tarde 
y no M porque sean en contado número los que exis­
tan, pues según expresión de Kepler abundan en el 
cielo como loe peces en el mar, sino porque su In­
mensa mayoría son teleeoópioos ó ultra-teleooóploos 
y se cscapau ó tu Investigación do nuestra mirada. 
El cometa Daniel quo todavía los astrónomos no han 
podido dotermlnar si pertenece ά nuestro sistema 
planetario, porque todavía la observación y el cálcu­
lo no son bastantes para determinarlo, sigulondo 
perpetuamente las leves inquebrantables de la gra­
vitación universal pasará al otro lado de nuestro 
Sol y á mediados do Octubre podremos observarlo 
ά hora menos intempestiva, pues lucirá por poniente 
en las primeras horas de la noche. Y después, si­
guiendo su marcha por el espacio, después de sufrir 
algunas perturbaciones en bu movimiento por la 
proximidad del soi y do nuestros grandes planetas, 
se alejará do nosotros siguiendo riempre en órbita 
parabólica.
Newton demostró que la ley do la gravedad per­
mitiría ά un cuerpo moverse en una elipse. Si un ob- 
jeto gira en una órbita parabólica oorca dol Sol en el 1 
foco, se moverá gradualmente en dirección al astro 
luminoso, dará la vuelta por este último y comen­
zará Λ retirarse ; pero hay una considerable diferen­
cia entro el movimiento parabólioo y el elíptico. En 
este último caso, el cuerpo, después de retirarse ά 
clorta distancia, girará alrededor dol Sol, avanzando 
después hácla él ó en una palabra, volverá periódi­
camente, según se observó en el caso de loa plane­
tas. Sin ombargo, tratándose de |a verdadera pará­
bola el cuerpo no puedo volver nunca; para esto de­
bería doblar el foco distanto y como este re halla ά 
una distancia infinita, no podía ser alcanzado sitió 
en el trascurso de un tiempo indefinido.
Ya que el espectáculo os bello y gratuito, delie 
aprovecharse el tiempo que sen nuestro huésped en 
nuestro firmnnto visible, y al alejnrso siguiendo su 
ruta por el espacio, saludémosle como navegante 
cósmico que obedeciendo A leyes de lo Divinidad, 
cumplo bu fiu misterioso, paro que lleno su oxisten- 
oia la utilidad precisa y necesaria para la armonía do 
todo lo creado.
De todas las magnificencias de la Creación, nada 
hay que iguale ά la contemplación del firmamon 
to. Dirigir la mirada ó un solo punto del capa- 
I cio y contemplar, por ejemplo, un pequeúo y co 
i nocido gru|>o do estrellas, las Pléyades ó Cabrillas y 
ά simple vista so contarán doto luceritos; mirar erto 
' miento punto con unos gemelos do teatro y observa­
reis muchos más y h¡ mirais luego con un tvlescopio 
ó buon anteojo, quedareis nsombrados ¡sirque toda 
aquolln pequeña constelación lucirá oomo polvo ti- 
' nísimo que son otros tnntos soles, muchísimos do 
ellos de más importancia que el nuestro. Elguraos, 
puos, la grandiosidad dol firmamento en su inconta­
ble númoro do estrellan que brillan con luz propia y 
■ matizadas do todos los coloras. Solas, dohlos y tri- 
I pies muohas con sus planetas y satélites y todos con 
; sus órbitas, esto ee, con un camino trazado y reco­
rrido con matemática exactitud poblando la infini­
tud etérea dol espado.
Ante tanta lidleza el hombro sensato en doecubre 
I y admira y adora al Omnipotente Autor que mée se 
i le oonoco, ouanto más se estudian sus obras, por oso 
¡ la Ciencia, en todas bus manifestaciones, es un canto 
armónioo que entona con notas eublimos los mlsterio- 
¡ eos secretos que la inteligencia y el ostudio dol hom­
bro descubra de oontfnuo en las maravillas de In 
Creación.
Santiago peinarte
Elche 21 Septiembre.
Santo leúo, dulco emb'ema 
de un eacrifldo inmortal: 
Astro que brilla en Judea 
con esplendor celestial.
Tú eellastoe el martirio 
De un Dios, por el pecador, 
y hílete mudo testigo 
dd gran drama del amor.
Tú escuchaste estremecida 
la agonfa del Redentor, 
y entre injurias do cobardes 
visto espirar al Criador.
Y tú triunfante y llorosa 
cambiaste nuestra suerte, 
descubriendo un paraíso 
que nos libra de la muerte.
Tú eres la enseña que guía 
nuestra Santa Religión; 
símbolo del Cristianismo 
y do nuestra Redención.
Por tí el cristiano atraviesa 
los desiertos en Misión; 
tú fortaleces el alma 
y das vida al corazón.
Entre mis brazos soy héroe, 
con ella, al combato voy; 
sin ella, todos me vencen, 
con ella, vencedor soy.
¡Dulce emblema del cristiano, 
donde murió el Hombro Dios! 
si ά Jesús amamos tanto, 
¿oómo no amaroB ά Vos?
Sed faro de nuestra vidu, 
abrázame con pasión, 
y llévame entro tus brazos 
ά la Celestial Sión.
f. Stmptrt
18 Septiembre 1907.
Sección de Noticias
El domingo último, y en el tren que pro­
cedente de Murcia, pasa por esta á las siete 
y media de la tarde, tuvo un joven la des­
gracia de arrojarse de aquól que marchaba 
á gran velocidad.
Según se dice, lo hizo por espontáneo mo­
vimiento, al pretender cojer eljsombrero quo 
el aire le arrancó.
El infeliz vino á dar con la cabeza en una 
piedra,sufriendo tan fuerte golpe,que al ins­
tante quedó sin sentido, y en este estado 
fué conducido al Hospital de esta Ciudad.
W
El día 1.* de Octubre tendrá lugar la 
apertura oficial del Colegio de Ntra. Sra. de 
la Asunción, que dit ije nuestro amigo don 
José Pascual.
Este Colegio cuenta con un número sufi­
ciente de profesores, cuya ilustración, de 
todos conocida, es garantía para los padres 
y para los alumnos que podrán alcanzar en 
él una instrucción solida y sana.
Una observación importante hay que ha­
cer y es; que este atlo estará la vigilancia 
do los niHos, duranto la permanencia en los 
salones de estudio, á cargo del mismo Direc­
tor D. José Pascual.
El sábado por la tarde circuló por esta 
Ciudad la triste noticia de que en las obras 
que se están llevando á efecto, para la des­
viación délas aguas del Pantano, había ocu­
rrido una sensible desgracia.
Procuramos entelarnos del hecho, resul­
tando ser cierto lo que de público se decía. 
De este accidente han sido víctimas dos obre­
ros: uno que resultó muerto llamado Caye­
tano López Sevilla, y con la fractura do un 
brazo José Brú Alonso.
El entierro del desgraciado obrero se lle­
vó á efecto en la tarde del domingo.
Nuestro más sentido pésame á su descon­
solada esposa y demás familia.
Con objeto de continuar sus estudios han 
marchado á Madrid, nuestros queridos ami­
gos D. Cristobal Parreflo Pomares y don 
José M.‘ Pomares Martínez.
El día primero de Octubre so abrirán las 
escuelas parroquiales establecidas en Santa 
María y San Juan.
El pasado viernes marcharon á Orihuela 
á continuar sus estudiosloe aventajados se-
/ LA ACCIÓN
ιι,ίψ) ¡ i vïPhj
.i imI [Q 1Κ*Κ*· í f -I i* * 1 11 I ΠηΒΜΒ
Nobrc Crédito populnr
EnelCong- eco do las obras sociales recientemente 
edítalo en Soiguies (Bélgica-), so hnn tomado 
nenlos muy interesantes para el fomento del eré 
tío popular, principalmente en favor de la elnso me- 
á.Conviene sabor qu ■ los católicos belgas son los 
pieros quo han estudiado la llaman cuestión social 
en sus relaciones con la clase m.dia, sacándola de loa 
limites un tanto estrechos del obrtritmo.
Para reducir al crédito burgués en su aspecto no­
ti vo á un mlnimun razonable, entiende el Congreso 
de Soiguies que deben fundarse Ligas que se propo­
nen fomentar el pago al oontado.
A este fin se ha de recomendar á los industriales 
el pago do los salarlos cada ocho días y tn día dt tra­
bajo, para evitar que so puedan dilapidar. Conviene 
pedir el establecimiento de un interés legal, á cargo 
del comprador, treinta días dospués de la presenta­
ción do la factura, y también obligar á los que no 
son comerciantes, y bajo pena do protesto á aceptar 
las letras que contra ellos giren los vendedores en 
pago do las mercancía < quo los primeros hubiesen 
comprado.
El crédito pasivo so puedo favorecer fundando 
instituciones locales de crédito relncionadsB con oirá 
central independíenlo del Estado y do los organis­
mos oficíalos. Estas instituciones han do consorvar 
siempre su carácter comorclal. Por medio de ollas y 
siguiendo análogos procedimientos á los do las Ca­
jas Rnlffe¡6on, so extondorá ol crédito entro sus aso­
ciados. Aconseja también ol Congreso que para favo­
recer en la pequefla burguesía el estudio do la conta­
bilidad, se subordino á osta condición la concesión 
del crédito.
SECCIÓN RELIGIOSA
Viernes *9.—Santos Cosme y Damián, márti­
res.- La Misa y oficio divino de estos Santos.
Núliatlo *N. —El Reato Simón de Rojas.—La 
Misa y oficio divino de este beato.
Cultos.—Santa Marta·. A las ocho y tres cuartos 
Misa do ronovacl in. Por la tarde Rosario, Sabatina 
y Salve.— Salvai or: Por la maflana Misa á la S. V., y 
por la tarde pri icipia el solemne novenario á la tan-
tisima Virgen del Rosarlo, con sermones, predicando 
este primer dfa D. José M.‘ Moscardó, coadjutor de 
dicha parroquia, sobre el misterio de la Encamación 
Γ Domingo 9B.—"XIX después de Pentecostés, 
oficio divino do eea festividad.
este primer dfa D. José M.“ Moscardó, coadjutor de 
dicha parroquia, sobre el misterio de la Encarnación 
del Verbo.
Domingo 90.—"XIX después de Pentecostés. 
La Dodicadón de San Miguel Arcángel. La Misa y
Cultos.—En las Parroquias la conventual á las 
ocho y tres cuartos. —Salvador: Por la tarde segundo 
dfa de novenario, predicando D. Ramón Campello, 
coadjutor de dicha parroquia, sobre el misterio do 
la Visitación de la Virgen á su prima Sta. Isabel.
lame» 30.—San Jerónimo Doctor do la Igle­
sia. La Misa y oficios del Santo Doctor.
Cultos.—Santa Mariai Por la mañana, á las ocho 
y tres cuartos, solemne Misa con sermón dedicado á 
San Jerónimo, por el Dr. D. Joaquín Torres, Cura 
do dicha Parroquia.— Salvada : Tercer día dol No­
venario; el antedicho Sr. Moscardó: Tomo, «El Na­
cimiento de N. S. G».
¡VInrtrN l.° <lc Octubre.-Principia el mes 
dedicado al Santmo. Horario.—San Remigio, Arzo­
bispo do Rolms. La Misa y oficio del Santo Angel 
Custodio dol Rolno.
Cultos.—Santa María; Alas oraciones el Rosario 
con expoeiclón do S. D. M.—Salvador: Cuarto dfa do 
Novona; orador, D. Gaspar Sumporo Pbro.: Tema, 
«La Purificación do María*.
.VIIércoleH 9.-El Santo Angel de la Guarda. 
La Misa y oficio divinos son de este Santo.
Cultos.—Santa Marla; Por la tardo, á las tres y 
cuarto, solemnes Vísperas á la Consagración de dicha 
Iglesia.—Salvador; Quinto diado Novena; orador, 
el Sr. Campello. Tema: «El hallazgo de Jesús en 
el Templo do JoruBalem*.
Jiicvcm 3.—San Gerardo Abad de Broña. Iat 
Míb.i y oficio en Santa María do la Dedicación do di­
cha Iglesia, en las demás Iglesias de San Wenceslao 
Mártir.
Cultos.— Santa Marta: A las ocho y tres cuartos 
Misa solemne con sermón á cargo do I). Rafael Ja- 
valoyes, Pbro.—Salvador: Sexto día de Novena;ora- 
dor, D. Manuel López. Tema. ·Los cinco Misterios 
dolorosos*.
.Æ. ZÈÆ. ID. Q-.
TIT.J. AOÜLLÓ.— BI.CHB.
I
S Folletín dk LA ACCIÓN PAN Y QUESO 17
losó el billete, hizo una profunda roverencia, y con voz lo más 
nnisa posible, dijo:—Será S. E. obedecido, y encaminóse volando 
i casa de Liofredo.
En cuanto hubo salido el ordenanza, el general estiró las pier- 
au, apoyó su oreja en su mano izquierda, y con la derecha cerra­
da pegó un puúotazo sobre el escritorio, diciendo:
0 Liofredo se justifica de tanta infamia, ó yo haré conocer á eso 
tolerable lo quo os tener vergüenza y pundonor. Pues si un noble, 
un oficial del ejército, roba á su general en su misma casa, en su 
propia mesa, ¿qué más ;>odrán hacer los quo salen á robar en 
despoblado?
¡Y mi hija! ¡enamorarse locamente de un malvado! ¡Y su misma 
nadre haber caído también en la red! ¡Y yo mismo... haber apro­
bado semejante bodorrio! No, lo que ea en lo auoeeivo prometo no 
ser tan necio.
i Ah! pero yo mataré dentro de poco y de una vez para siempre 
en el corazón de mi hija, eso gusano que la roe.
Diciendo estas palabras enderezó sus pasos hácia el salón. Al 
«ríe entrar Inés con el entrecejo fruncido, las manos cruzadae á 
hespalda y sin decir una palabra, le dió un vuelco el oorazón. 
Como ei una nogra nubo pendiese sobre su cabeza, tembló y es­
peró la tormenta.
El general con voz sorda y entrecortada, por el grande esfuer- 
» que hacía para contenerse, se increpó primero á sí mismo por 
haber accedido tan fácilmente á las pretensiones de su mujer. Lue- 
to dirigiéndose á olla, la recordó que tratándose de matrimonios, 
«prendiese para lo sucesivo á ser más cauta y nunca lo propusiese 
sin haberse antes informado concienzudamente,J ningún partido
mo un ángel, elegante, é hija do un general, puede aspirar á las 
más elevadas posiciones.
Pero Liofredo tenía cierto no se qué, quo había despertado las 
más vivas simpatías por parte del genoral, el cual terminó condes­
cendiendo, diciendo á su mujer.
—Sea. Ináe hará lo que tú, y Liofredo lo quo yó; es jóvon y tie­
ne por delante un brillante porvenir. En cuanto á su empleo de 
capitán, sé que está á la firma sobre la mesa del ministro. Poco ó 
nada tardará en serlo, y on cato do necesidad podremos ayudarles.
CAPÍTULO CUARTO
Cuatro borrasca· en una hora
En este estado estaban las cosas cuando llegó el dfa do la revis­
ta en la plaza de armas.
En la comida, el general había querido tenerlo á su lado, con el 
objeto de poder apreciar mejor al se dejaba llevar do la alegría que 
suele oomunicar el oontenido de un vaso. Ya en oí fondo de tu 
oorazón le consideraba oomo á su yerno, sin embargo, habla dicho
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Permanencia, 2 idom. $ ó mis, 20 id.—Permanencia, 5 id.
18 Folletín de LA ACCIÓN PAN Y QUESO 19
A Inóa quo tuviese mucho cuidado en no dejar traslucir, lo que ya 
estaba convenido.
Ella lo ooultó en cuanto pudo, pero la pobrecilia, cuando vid 
que al vaciar todo o) mundo los bolsillos, so demudó el semblante 
de Liofredo,en medio de aquol silencio de muerto, fuA presa de 
tan Impetuosa opresión de corazón, que estuvo A punto do caer 
desvanecida. Dios la dió fuerzas para sostenerse el tiempo quo 
transcurrió desde esto lieoho hasta interminación de la comida; 
pero apenas pudo levantarso de la mesa, corrió A su cuarto, y en­
cerrándose en él, rompió en abundante y amargo llanto.
Presa de un convulsivo temblor, las piernas le flaqueaban, y 
tuvo que dejarse caer en un sillón, en ol cual se hundió inundada 
de lágrimas y destrozada por desmesurado y acerbo dolor.
Cerca dol sillón habla una pequoña mesa sobre la cual estaba 
colocada una Virgen del Consuelo (l)de porcelana dorada, divina 
en su expresión, y piadosa en su tierna actitud. Inés la habla ob­
tenido en el colegio como un premio A su aplicación, de manos de 
sus maestras.
Bien fueso por el recuerdo de éstas, ó bien por su propia piedad, 
Inés le tenia una gran devoción. Todas las primaveras ponfa A sus 
piés preoiosoB ramos de (roscas y brillantes floree. Las primeras 
violetas, las primeras anémonas, las primeras rosas, ios primores 
claveles, siempre los buscaba para ofrecerlos A la imAgen.
Postrada A sus piés por la mañana y por la noche, recitaba 
largas oraciones; y siempre, on todas sus necesidades, tenía por 
costumbre correr A ella, y rezar el rosario de rodillas.
(1) lisio sata titulo «evenera i la HutlxilDa Virgen on un célebre nan* 
tuario de Turin.
Ol',: K;dsif . !.·<u , m- '· í» u ■ umr.-: ndi,i .vn cl nòï·:-'
Estando, pues, abismada en su suprema angustia, dejó vagar 
bub ojos errantes, y vinieron A posarse sobro la pura y tranquila 
imAgen.
Un rayo do esperanza la iluminó súbitamente, y cayendo de ro­
dillas}-extendiendo ambas manos A la Virgen:—¡Olí dulce ma­
dre mía (dijo), nún cuando nunca más mo socorras, rocórreme 
ahora! ¡Te lo suplico! ¡Te lo imploro! ¡Liofredo es ¡nocente, y ya 
lo amo cou puro y entrañable amor! ¡SAivale y sólvame, Virgen 
Santísima!—Y apoyando su rubia cabeza en los piés do la irrágen, 
oró silenciosamente con su corazón.
Medio cuarto de hora trancurrió, é Inés, sintiondo fortalecido 
su Animo por la oración, se levantó, lavó sus enrojecidos ojos, se 
arregló sus desordenados cabellos, recogió y guardó las labores 
en que so había ocupado por la mañana, y se filó A un salón, donde 
después de comer solía entretenerse con su mndrobordandoalguna 
cosa, ó bien leyendo A su padre algún periódico.
El general, por su parte, en cuanto so levantó do la mesa, se 
metió en su despacito sin hablar palabra con nadie, tomó un pliego 
de papel, y escribió lo que sigue:
«Señor teniente.
Espero A V. en mi despacho A las ocho en punto 
de esta noche.
Queda de V.
El general Bbunl»
Sonó la campanilla, y entregó ol billete A un ordenanza, pero 
con un onlrocejo y nn gesto, que ol ordenanza comprendió que es­
taba cargado ol tiempo, y ora inminente una borrasca: así es que

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