Logo Studenta

Evolución del pensamoiento y el análisis económico

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
Tabla de contenidos 
 
PRÓLOGO ......................................................................................................... 2 
INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 3 
LAS IDEAS ECONOMICAS EN LA ANTIGÜEDAD ............................................ 6 
EL PENSAMIENTO ECONOMICO EN LA EDAD MEDIA ................................ 18 
EL MERCANTILISMO ...................................................................................... 25 
PRECURSORES DE LA ECONOMIA CLÁSICA .............................................. 37 
EL NACIMIENTO DE LA ECONOMIA COMO DISCIPLINA AUTONOMA ....... 42 
LA FISIOCRACIA ............................................................................................. 42 
LA ESCUELA CLÁSICA ................................................................................... 53 
LAS CRÍTICAS A LA ESCUELA CLASICA ...................................................... 93 
LA REVOLUCION NEOCLASICA .................................................................. 114 
LA ECONOMÍA DEL SIGLO XX ..................................................................... 143 
LA REVOLUCIÓN KEYNESIANA .................................................................. 147 
LAS IDEAS ECONÓMICAS DE FINES DEL SIGLO XX ................................ 157 
BIBLIOGRAFIA CITADA ................................................................................ 177 
 
 2 
PRÓLOGO 
 
 
 
 
 3 
INTRODUCCIÓN 
 
La Historia del Pensamiento Económico es un aspecto muy importante 
de la Economía, y es a través de ella que se estudian los esfuerzos de muchos 
pensadores e intelectuales tendientes a comprender los fenómenos de 
naturaleza económica. 
El afianzamiento, en la corriente principal de la economía moderna, de 
aproximaciones teóricas que tienden a dejar de lado la historia de la disciplina1 
hace imprescindible formular alguna consideración sobre la importancia de 
conocer la evolución de las ideas económicas a lo largo del tiempo. 
Schumpeter, en su magistral Historia2 planteó con claridad la 
importancia del estudio de la Historia del Pensamiento Económico pudiendo 
resumirse su argumentación en cuatro aspectos centrales. En primer lugar 
porque como en cualquier disciplina no es posible “captar la importancia y 
validez de problemas y métodos sin conocer los anteriores métodos y 
problemas a los que intentan dar respuesta.” 3 En segundo término porque “el 
espíritu humano es capaz de obtener nueva inspiración del estudio de la 
historia de la ciencia.” 4 La tercera razón se refiere al hecho que su estudio 
“…nos enseña mucho acerca de los modos de proceder del espíritu humano.” 5 
Y por último, “…el tema mismo de la economía es un proceso histórico 
continuado… y la economía científica no carece de continuidad histórica.” 6 
Observada retrospectivamente, la sucesión de desarrollos teóricos en 
economía muestra, además de la incidencia del contexto histórico en la 
definición del método y objeto de estudio, un sendero en que no se verifica un 
 
1 La creciente formalización matemática de los modelos económicos ha significado en muchos 
casos no solamente una pérdida de perspectiva histórica del análisis económico, sino que se 
ha tendido a “naturalizar” las relaciones sociales que caracterizan al sistema económico. La 
búsqueda de una pretendida neutralidad científica, libre de sesgos ideológicos, ha llevado a 
muchos teóricos a mutilar a la economía de su dimensión social. 
2 Schumpeter, J. A. (1954), [1971]. 
3 Schumpeter, J. A. (1954), [1971], página 38. 
4 Schumpeter, J. A. (1954), [1971], página 39. 
5 Schumpeter, J. A. (1954), [1971], página 39. 
6 Schumpeter, J. A. (1954), [1971], página 40. 
 4 
“progreso” lineal del conocimiento. Dicho recorrido indica más bien la aparición 
de crisis teóricas y el abandono de ciertas explicaciones que son sustituidas 
por otras que parecen responder mejor a las preguntas que se han formulado. 
En el sentido definido por Kuhn7, hay periodos de “revoluciones 
científicas” en los cuales un paradigma8 dominante es sustituido por otro al que 
se percibe como más completo o con mayor capacidad para explicar los 
fenómenos bajo estudio. 
Obviamente un “progreso” científico no lineal ni acumulativo, sino 
zigzagueante y de “saltos” bruscos hace más importante aún el estudio de las 
formas en que han evolucionado las ideas económicas. Como lo ha expresado 
Schumpeter: “El análisis científico es más bien una pugna constante con 
producciones nuestras y de nuestros predecesores, y solo ‘progresa’, si es que 
lo hace9, en zigzag, no según los dictados de la lógica, sino bajo el imperio de 
nuevas ideas, o nuevas necesidades, o nuevas observaciones, e incluso a 
tenor de las inclinaciones y los temperamentos de nuevos hombres.” 10 
Estos permanentes cambios, que significan a veces el abandono de 
ideas establecidas, o la reivindicación de otras ya olvidadas hacen más 
apasionante aún el análisis histórico. Ferguson, en la introducción a la edición 
norteamericana de su libro, destaca ese carácter dinámico cuando afirma que 
sus páginas “…están animadas por los errores y engaños de famosos 
economistas,…y por el resurgimiento atrevido de temas que no mueren, sino 
que se modifican y bullen al amparo de credos políticos.”11 
Finalmente resulta pertinente citar el trabajo de Blaug en el que con 
singular precisión brinda su propio argumento a favor del estudio de la historia: 
“Ninguna idea o teoría en la economía, física, química, biología, filosofía e 
incluso matemáticas es bien entendida, salvo como el producto final de un 
 
7 Kuhn, T.S. (1962) [2004] 
8 Kuhn define paradigmas científicos como construcciones “…universalmente reconocidas que, 
durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad 
científica.” Kuhn, T.S. (1962) [2004], página 12. 
9 El interrogante sobre si ha habido “progreso” en la economía no es trivial y lleva a una 
discusión de carácter epistemológico que excede el objetivo de este trabajo. Una respuesta 
afirmativa a dicha pregunta es la proporcionada por Blaug, M (1968) páginas 13 a 22. 
10 Schumpeter, J. (1954), [1971], pagina 38. 
11 Ferguson, J.M. (1992), página 8. 
 5 
trozo de la historia, el resultado de un desarrollo intelectual anterior.” 12 Para 
rematar más adelante expresando que “La Historia del Pensamiento 
Económico no es una especialización dentro de la economía. Ella es la 
economía – seccionada en porciones verticales contra el eje horizontal de 
tiempo.” 13 
 
12 Blaug, M. (2001), pagina 156. (la traducción es propia) 
13 Blaug, M. (2001), pagina 157. (la traducción es propia). 
 6 
LAS IDEAS ECONOMICAS EN LA ANTIGÜEDAD 
 
Desde el momento que los hombres superaron la fase en que 
dificultosamente satisfacían sus necesidades orgánicas elementales, aparecen 
los primeros vestigios de ideas económicas; sin embargo, si nos remontamos a 
las civilizaciones más antiguas no encontraremos conjuntos de principios 
económicos estructurados, aunque sí emergen en el horizonte algunos 
elementos de organización rudimentaria. En algún sentido puede aseverarse 
que el estudio de la economía es un imperativo que surge definitivamente con 
el desarrollo y consolidación del capitalismo moderno. Puede afirmarse que “La 
economía antigua era, por lo general, una economía de marco restringido 
(principalmente familiar y local),14 mientras que la complejidad de los procesos 
de producción y cambio, característica de las formas capitalistas, plantean los 
interrogantes sobre los cuales se va a desarrollar la teoría económica para 
intentar explicarlos. 
Al interiorizarnos un poco más sobre la forma en que se vivía y 
comerciaba en la antigüedad, resulta claro que aquellas formas de 
organización social y económica no imponían la necesidad de realizar estudios 
muy complejos delsubsistema económico. 15 
 
 
El código de Hammurabi y otros antecedentes en la Antigüedad 
 
Una de las primeras expresiones en las que se puede encontrar 
referencias a cuestiones vinculadas al comercio y la economía se remonta al 
siglo XVIII a.C. en la región de la antigua mesopotamia. De esa época data el 
conjunto de leyes más antiguo conocido que, por referencia al rey de Babilonia 
 
14 Villey, D. (1960), pagina 57 
15 Esta afirmación no supone ignorar o subestimar la importancia que las ideas de la 
antigüedad han tenido en el desarrollo del pensamiento en siglos posteriores. Un análisis 
específico de la evolución de las ideas económicas desde la Antigüedad hasta el siglo XVI 
puede consultarse en Silva Herzog, J.(1961) 
 7 
bajo cuyo reinado vio la luz, es llamado Código de Hammurabi.16 Su texto, en 
escritura cuneiforme17 e idioma acadio18, se divide en tres partes: a) un prólogo 
histórico sobre la investidura del rey como "protector de los débiles y los 
oprimidos" y la formación de su imperio, b) un resumen de su trabajo legal y la 
preparación su perpetuación y c) casi 300 leyes y decisiones legales que 
regían la vida en Babilonia. 
La economía de Babilonia se asentaba básicamente en el sector 
agrícola que se desarrolló en los valles lindantes con el Eufrates y el Tigris. Los 
sistemas de riego y de drenaje se desarrollan como una necesidad de esa 
estructura económica y permitieron un gradual incremento de la productividad 
del sector. 
Estas formas de organización económica, basadas en los sistemas de 
riego, fueron asociadas por Federico Engels a lo que Carlos Marx denominó 
“modo de producción asiático”.19 
El progresivo desarrollo del comercio entre las principales ciudades, fue 
acompañado también por la evolución de instituciones económicas como 
prestamos con interés, letras de cambio, entre otras. Por tal razón el código de 
Hammurabi, regula actividades tales como: intercambio comercial, riego, el 
monto de arrendamientos, alquileres, salarios, intereses y otros precios. Se ha 
 
16 El Código de Hammurabi, tallado en un trozo de roca (basalto) de más de dos metros de alto, 
está actualmente en el Museo del Louvre, en París. 
17 Inicialmente se usaban para escribir tablillas de arcilla cortadas en columnas verticales. Allí 
se grababan pictogramas con un punzón afilado que se fabricaba con cáñamo. Lentamente ese 
sistema se fue perfeccionando, y se empezó a escribir de una manera ordenada, de izquierda a 
derecha y en filas horizontales, tal como en la actualidad. Las formas pictóricas también se 
fueron haciéndose más simples, abstractas y fáciles de realizar. De este modo se podía escribir 
más rápido. El punzón se sustituyó por otro en forma de cuña, que permitía utilizar un mismo 
instrumento para escribir una enorme variedad de caracteres. Ese punzón es el que pasó a la 
historia, y por su forma de cuña, a esta escritura se la llama cuneiforme 
18 Lengua semítica usada en la antigua Mesopotamia, usada en Asiria y Babilonia. Actualmente 
extinta. 
19 Marx definió este modo de producción como una forma diferente del comunismo de las 
sociedades tribales y también distinto del feudalismo. La fuerte dependencia que tenía la 
producción de estas sociedades del sistema de riego, determinaba la necesidad de una 
regulación centralizada sobre el recurso agua y contribuía a generar sistemas políticos 
centralizados y despóticos. 
 8 
sugerido que algunos párrafos del Código podrían ser vistos como 
antecedentes de los debates medievales sobre el justo precio y el préstamo 
con interés.20 En las cuestiones de justicia y compensaciones por daños el 
código recurre a la aplicación de la ley del talión.21 
Dentro de esta simplicidad de la problemática económica de la 
antigüedad, también se puede citar a Egipto, del cual sólo diremos que se 
caracterizó también por la explotación intensiva de la tierra en el marco de un 
sistema político centralizado. 
Hacia el siglo XII a.C. algunos grupos de etnia semita se establecieron 
en zonas cercanas al mar Mediterráneo, entre estos se destacan los fenicios. 
Las condiciones medioambientales22 los indujeron a desarrollarse como 
pueblos de comerciantes marítimos y su desarrollo incluyó la producción y 
venta de artículos de lujo como joyas, perfumes y cosméticos, productos que 
implicaban un grado de elaboración que permite advertir su preocupación por lo 
que modernamente denominamos “valor agregado”. 
El gradual avance del comercio generó la necesidad de una unidad de 
medida, medio de cambio y representación y depósito de valor: EL DINERO. 
El nacimiento de la moneda acuñada a su vez contribuiría a la 
generación de relaciones comerciales y económicas cada vez más sofisticadas 
que con el tiempo demandarían actitudes intelectuales de mayor contenido 
analítico frente a los problemas que se iban presentando. 
 
20 Fernández López, M. (1998), Pagina 25. En las paginas 26/28 del mismo libro se puede 
consultar una trascripción de algunos párrafos del código. 
21 En rigor, el Código de Hammurabi constituye el primer registro histórico de este principio 
jurídico que, ante un crimen, propone una pena que se iguala con el crimen cometido. La 
expresión más conocida es aquella de “ojo por ojo y diente por diente”. La ley del talión figura 
también en el Antiguo Testamento (en el Éxodo, el Levítico y el Deuteronomio). En la 
actualidad aún está presente en las normas de algunas sociedades musulmanas. 
22 Fenicia no constituyó un estado en sentido estricto, sino un conjunto de ciudades-estado. Se 
extendía a lo largo de una franja (al norte de Palestina y al oeste de Siria), de no más de 200 
kilómetros de largo y 40 kilómetros de ancho, entre el mar Mediterráneo y las montañas del 
Líbano. Esta barrera natural condicionó el desarrollo hacia el mar de los fenicios. 
 9 
En el siglo VI a.C., en Lidia (hoy territorio de Turquía) bajo el reinado de 
Creso 23 se acuñó el “Stratero”, que es la primera moneda con un sello real y 
que estaba acuñada en oro. El ulterior desarrollo comercial llevó a la rápida 
adopción de diversas monedas en las ciudades de la Antigüedad. 
 
Ideas económicas en las Sagradas Escrituras 
Cuando se observan los antecedentes de Israel en la antigüedad se 
percibe con claridad que por las propias características materiales de su 
historia, y por el carácter esencialmente religioso de esa civilización, la cuestión 
económica no constituía su ámbito de interés primordial. 
En lo material, se ha señalado que “En un país de modesta 
agricultura…sin otros recursos materiales de importancia con excepción de los 
bosques…, no era posible que se realizara un progreso económico 
significante.” 24 Además el carácter religioso de esa sociedad se traduce en una 
particular mirada hacia la riqueza y la acumulación. El estereotipo de hombre 
que se enaltece es el de aquel que ordena su vida de cara a Jehová y mira lo 
material solamente como recompensa de su obediencia a Él y a sus leyes. 
A pesar de esto, y no es paradojal, en la Biblia se encuentran numerosas 
referencias que tienen un sentido económico. La acumulación de bienes es 
solamente una manifestación de voluntad divina y no el resultado de cálculo 
económico racional. 
Sin embargo estas referencias han influido sobre el pensamiento 
económico posterior de manera para nada desdeñable. A manera de ejemplo 
pueden citarse, entre otras, a las siguientes cuestiones presentes en las 
sagradas escrituras: 
El trabajo: 
Si bien la esclavitud era admitida sin mayores consideraciones 
éticas, existen numerosas prescripciones que acotan esa institución. Entre 
ellas: liberación de los esclavos judíos al séptimo año de su pérdida de 
libertad, la indicación que el esclavo que fugaba no debía ser reintegrado 
 
23 Creso fue el último monarca de Lidia, y sus riquezas, obtenidas de ciudades que invadió, 
dieron origen a la expresión “Rico como un Creso”.24 Silva Herzog, J. (1961), página 15. 
 10 
a su amo25, y la liberación de los esclavos de guerra en el año Sabático. 
Asimismo, y en el caso del trabajo asalariado se destaca la indicación 
sobre una jornada laboral que no debía ser excesiva y el descanso del 
día sábado. 
El préstamo con interés: 
“No cobrarás interés a tu hermano: interés sobre dinero, 
alimento, o cualquier cosa que pueda ser prestado a interés.”, y “No 
tomes interés y usura de él, pero teme a tu Dios, para que tu hermano 
viva contigo.” 26 sintetizan la prohibición del préstamo con intereses que 
durante la edad media será uno de los temas más debatidos por la 
Escolástica. 
La propiedad: 
La propiedad está instituida, se condena no solamente el robo sino 
también la codicia, pero no es una propiedad absoluta ni perpetua27; en el 
año Sabático debían cancelarse todas las deudas y los pobres podían 
comer de los frutos de la tierra ajena. Además cada cincuenta años, el 
año jubilar, la tierra volvía a sus anteriores dueños. Debe resultar claro 
que, a pesar del carácter básicamente religioso de de los años Sabático y 
Jubilar, son instituciones que tienden a morigerar las desigualdades y a 
reducir las tensiones que provocaban las mismas. 
 
Grecia: 
Una manera sintética de expresar la deuda intelectual de Occidente con 
Grecia es recordar el párrafo de Sir Henry Sumner Maine que dice: “A un 
pueblo pequeño, que cubre en su asiento original no más de un palmo de 
territorio, se le dio crear el principio del progreso, del movimiento hacia 
adelante y no hacia atrás o hacia abajo… Ese pueblo era el griego. Excepto las 
 
25 Esta prescripción, presente en el Levítico y el Deuteronomio, ha sido considerada como un 
precedente de la abolición y condena de la esclavitud. 
26 Deuteronomio 23:19, y Levítico, 25:36, respectivamente. 
27 Será Roma la que, aunque admitiendo algunas restricciones, consagrará la propiedad 
absoluta. El derecho al uso, usufructo y abuso del propietario sobre la cosa poseída ( “Ius 
utendi, et fruendi, et abutendi res sua”). 
 11 
fuerzas ciegas de la naturaleza, nada se mueve en este mundo que no es 
griego en su origen”.28 
Sin embargo, la economía griega, cuyo territorio político eran las 
ciudades-estado (polis), era relativamente primitiva, con preeminencia de 
productos agrícolas y artesanales. En sus orígenes no existía mucha 
desigualdad social entre lo ciudadanos; en palabras de Aristóteles: “nadie en 
Grecia era miserable”. 
Entre los comentarios económicos de la época, aparecen, en primer 
lugar, los de Platón (427 a.C.- 347 a.C.)29, que en su obra “La República” 
describe una ciudad ideal conducida por una monarquía teocrática, en la cual la 
gran austeridad que debían tener los filósofos no les permitía acceder a la 
propiedad, pero tenían asegurada la subsistencia a través de los aportes de 
otros sectores, como los artesanos y comerciantes30. Para los gobernantes 
recomienda que ninguno tenga nada que les pertenezca, excepto los objetos 
de primera necesidad; “tampoco tendrán casa donde no puedan entrar todos 
que quieran hacerlo. Y en cuanto a la alimentación recibirán de los demás 
ciudadanos aquellos que puedan necesitar como recompensa de la defensa 
que les prestan, sin que nada les sobre, ni les falte. Harán vida en común y sus 
comidas serán colectivas, como soldados en campaña”.31 
En el esquema platónico, la situación ideal sería una ciudad estado con 
un número reducido de habitantes, en la que toda la actividad, económica o no, 
esté regulada. Las diferentes castas, como los agricultores, guerreros y 
artesanos, se organizarían de manera permanente para evitar los cambios 
caóticos de la época, lo que puede ser entendido como una referencia implícita 
a la necesaria división del trabajo, y tanto varones como mujeres serían 
tratados de manera similar. 
 
28 Sumner Maine, H. (1889), página 238. (la traducción y el subrayado son propios). 
29 En realidad, su nombre era Arístocles de Atenas, y su apodo Platón provenía del significado 
de ese término en griego:”el de anchas espaldas”. Discípulo de Sócrates, maestro de 
Aristóteles y fundador de la Academia de Atenas, escribió en su juventud, entre otros diálogos, 
la Apología de Sócrates. Ya en su madurez (a los 40 años) escribió La República; y en su vejez 
(a los 80 años) escribió Las Leyes. 
30 Aparecía como una incipiente expresión de un Estado que solventaba a una clase social a 
través del aporte de toda la comunidad. 
31 CONSIGNAR CITA 
 12 
 
La sociedad ideal de Platón 
 
Rasgos salientes de la Ciudad Ideal: 
• Población reducida y constante. 
• Organización social por castas. 
• Igualdad sexual. 
 
 
 
 Guardianes (Reyes Filósofos) 
 
 GOBERNANTES 
 Auxiliares (Guerreros) 
 
 
 
 Artesanos 
 
 GOBERNADOS y 
 
 Labradores 
 
 
 
Se pregunta Platón “¿trabajaría mejor una sola persona dedicada a 
muchos oficios o a uno solamente?”, a lo que responde con solvencia que 
“serán necesarios más de cuatro ciudadanos para la provisión de los 
artículos…….. Porque es de suponer que el labriego no se fabricará por sí 
mismo el arado, si quiere que éste sea bueno, ni el bidente ni los demás aperos 
que requiere la labranza. Ni tampoco el albañil, que también necesita muchas 
herramientas. Y lo mismo sucederá con el tejedor y el zapatero”.32 
Desde un punto de vista ideológico, algunos sintetizan el pensamiento 
de Platón con las expresiones “comunista” o “socialista”, por el estilo de ciudad 
que pregonaba, mientras que otros lo responsabilizan de ser un precursor del 
 
32 (Consignar cita) 
 13 
“fascismo”, básicamente por sus planteos dirigidos a regular estrictamente la 
vida de las personas, a restringir la libertad de expresión y a limitar la riqueza 
individual. 
Cualquiera de estos modos de interpretar sus ideas, supone ponerle una 
camisa de fuerza a un pensamiento muy rico y poco común para la época. 
Simplemente diremos que su ideal de ciudad -la polis perfecta- fue una sublime 
utopía, pero a pesar de ello, tiene el valor de haber puesto en la agenda de las 
discusiones futuras una temática compleja y amplia, que muy pocos se 
animaban a abordar en esos momentos. 
Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.), nacido en Estagira (hoy Stavró), 
Macedonia, muestra una visión más realista y objetiva33 que su maestro Platón, 
y lleva a cabo un estudio pormenorizado del Estado, ubicándose por encima de 
las cuestiones domésticas y con un notable acento en lo ético. Sus principales 
escritos con referencias a cuestiones económicas son la “Ética a Nicómaco” y 
“La Política”34 en los cuales se encuentra lo que Schumpeter ha denominado la 
“embrional economía pura” del filosofo.35 
Aristóteles usaba la palabra Economía para referirse a la administración 
del hogar, y estaba convencido que la adquisición de riquezas debía ser 
limitada porque el mercado “se encuentra sin abundancia”, y la mesura y la 
sobriedad eran lo único permitido para el hombre libre, ya que la filosofía moral 
obligaba a los seres humanos a contentarse con los bienes para su uso 
personal. 
Este discurso de fuerte contenido ético partía de la diferenciación entre 
la necesidad y el deseo de las personas; como se entendía que las 
necesidades eran moderadas, pero no así los deseos que por su propia 
naturaleza eran ilimitados, lo natural era producir bienes para cubrir las 
necesidades, no los deseos. 
Asimismo consideraba que el nacimiento del Estado estaba asociado y 
era consecuencia de las ventajas y necesidades de la vida social. Por ese 
 
33 Aristóteles, que perdió sus padres siendo aún muy niño y quedó a cargo de su tutor Próxeno 
de Atarneo, no acepta que lasideas sean entidades subsistentes en un mundo separado de la 
realidad sensible; para él las ideas no son sino la esencia de las cosas. 
34 Las obras de Aristóteles están disponibles en: http://www.laeditorialvirtual.com.ar/ 
35 Cfr. Schumpeter, (1954), [1971].página 96. 
 14 
carácter social del hombre Aristóteles va a afirmar que “…aquel que no puede 
vivir en sociedad y que en medio de su independencia no tiene necesidades, 
no puede ser nunca miembro del Estado; es un bruto o un dios...”36 
El estagirita rechazaba la crematística, es decir el arte de la acumulación 
de riqueza, y si el hombre se ocupaba del comercio era indigno. A pesar de que 
el capital acumulado por la economía griega era pequeño, Aristóteles 
condenaba el cobro de intereses ya que, a su juicio, la moneda se había 
creado para facilitar el cambio y no para acumular a través de su préstamo. La 
condena aristotélica del préstamo a interés, si bien basada en la esterilidad del 
dinero, es de orden ético por lo cual no se planteó nunca las razones por las 
cuales era una práctica corriente. 
En el caso de la propiedad, incorpora al elemento normativo un criterio 
ético, distinguiendo el “hecho como tal” del “uso” que se haga de la misma. A 
diferencia de Platón, entiende que el concepto de propiedad privada es 
superior al de propiedad comunitaria, porque los bienes cuando son comunes 
reciben menor cuidado que sin son propios. Distingue entre “valor de uso” y 
“valor de cambio” de los bienes, del mismo modo en que lo hicieron los 
pensadores posteriores, pero llega sólo hasta allí; su preocupación por el 
problema ético del “precio justo”, que podría definirse como la equivalencia 
entre lo que se da y lo que se recibe, limita su penetración analítica en la 
categoría de “precio de mercado”. 
Con relación al dinero, Aristóteles lo considera como simple medio de 
cambio derivado de una convención de la sociedad y condena el préstamo con 
interés porque la moneda “es estéril”, es decir no se reproduce a si misma. El 
filósofo afirmará entonces que “El interés es dinero producido por el dinero 
mismo; y de todas las adquisiciones es esta la más contraria a la naturaleza.” 37 
En cuanto a organización económica, aportó muy poco, atribuyéndole a 
la economía agraria una superioridad moral. Acusado de ateísmo, Aristóteles 
tuvo que exilarse y se refugió en Calcis, donde moriría en el año 322 a.C., a los 
62 años de edad. 
 
36 Aristóteles (330 a.C) Capitulo I. 
37 Aristóteles (330 a.C) Capitulo III in fine. 
 15 
Otro autor griego que formuló en sus escritos algunas interesantes ideas 
económicas es Jenofonte (430 a.C. - 354 a.C.), discípulo de Sócrates e 
historiador, militar y político de Atenas. A nuestros fines, deben citarse su 
“Oeconomicus” y “Las formas de aumentar los ingresos de Atenas”38. 
Jenofonte hace un análisis sobre los bienes que pueden ser 
considerados como “riquezas”, y plantea algunas normas de administración. 
También realiza referencias importantes a la agricultura, sosteniendo que la 
prosperidad depende de la excelencia del entorno agrícola39, junto a valiosos 
aportes al sistema tributario, a la división del trabajo, a las formas de aumentar 
el bienestar de los atenienses y a la conveniencia de otorgar ventajas a los 
mercaderes y marinos extranjeros que llegaran a la polis40. Una mención 
especial merece la consideración que Jenofonte le dio a la explotación de las 
minas de plata, que consideraba debía realizar el Estado con mano de obra 
esclava. Al analizar la forma en que el Estado debía comprar los esclavos 
formuló rudimentariamente la idea de la oferta y la demanda. 
Según Jenofonte, la prosperidad está estrechamente vinculada a la paz, 
ya que de la guerra permanente sólo hay que esperar una catástrofe y 
desabastecimiento. “Pues sin duda los más prósperos son aquellos estados 
que permanecen en paz desde hace más tiempo, y de todos, Atenas es el 
mejor dotado por la naturaleza para florecer durante la paz”41 
Finalmente cabe citar a Aristófanes, poeta y comediógrafo, cuyas obras 
pueden ser consideradas básicamente como escritos de crítica social con 
algunas consideraciones de naturaleza económica. 
“Con frecuencia nos parece que a la ciudad le pasa con nuestros 
mejores ciudadanos lo mismo que con la moneda antigua y el oro nuevo. En 
 
38 Ambos escritos en “Tratado sobre las rentas: orientación para la organización de la hacienda 
pública en Atenas”. (consignar cita). El segundo trabajo es el que tiene mayor relevancia desde 
el punto de vista de la economía. “Oeconomicus” (deriva. de “casa” y “norma”) refería a las 
reglas para el buen gobierno de la economía doméstica. 
39 “La agricultura es una ocupación que deleita al mismo tiempo que enriquece.” Jenofonte 
[1786]. Página 53 (Elogio de la Agricultura) 
40 “Los extranjeros se mantienen por si mismos, pueblan y aprovechan infinito a las Ciudades, 
no sirven de carga al Estado, antes bien aumentan nuestro Erario”. Jenofonte [1786]. Página 
235 (Primer medio de enriquecer un Estado) 
41 Citado en Galbraith (1990). Página 26. 
 16 
efecto, de estas monedas, que no son falsas sino las más bellas de todas las 
monedas según parece, y las únicas que están bien acuñadas y son de mejor 
sonido…, de esas no hacemos uso alguno, pero si de estas detestables piezas 
de cobre, acuñadas ayer o anteayer con pésimo cuño.”42 Este párrafo sugiere 
una primitiva e intuitiva presentación de la Ley de Gresham;43 esta “ley” puede 
resumirse afirmando que, cuando en una economía circulan simultáneamente 
dos monedas, y una de ellas es considerada por el público como "buena" y la 
otra como "mala" (o menos confiable), esta última siempre expulsa de la 
circulación a la buena, porque los agentes económicos utilizan como medio de 
pago la “moneda mala” y atesoran la buena. 
 
Roma: 
Roma tuvo características particulares, ya que constituyó una 
yuxtaposición entre las fuerzas económicas de la tierra y el mar. Su espíritu 
expansionista y el conflicto permanente entre plebeyos y patricios en pro de la 
igualdad de derechos civiles, políticos y económicos, caracterizaron la época. 
Las relaciones entre Roma y Cartago eran inicialmente amistosas, pero 
cuando se puso en juego la hegemonía comercial marítima, que no era otra 
cosa que la lucha por el dominio económico, los romanos tomaron la decisión 
de destruir el poderío naval cartaginés y se desato el conflicto bélico que 
concluiría con el triunfo de Roma.44 
En cuanto a la contribución a las ideas económicas por parte de los 
romanos, hay consenso en los historiadores que la misma fue menor. Los 
pocos elementos que se rescatan son la sacralización de la agricultura y alguna 
 
42 Aristófanes [1993] Página 249. 
43 Este principio lleva el nombre del mercantilista inglés Sir Thomas Gresham (1519 –1579), 
comerciante y financista que advirtió que las personas preferían desprenderse de la moneda 
más débil y guardar la más sólida. Si bien este principio se visualizó claramente en periodos de 
sistemas monetarios bimetálicos, puede hacerse una extensión a situaciones de dinero 
fiduciario cuando existe más confianza en una moneda que en otra (piénsese por ejemplo en la 
relación peso-dólar durante muchos periodos de la economía argentina). 
44 Cartago fue fundada por los fenicios en norte de África (en el territorio que actualmente 
pertenece a Túnez), y disputó con Roma la hegemonía económica, militar y política hasta su 
derrota final en la Tercera Guerra Púnica (149 a.C. al 146 a.C.), luego de lo cual pasó a 
integrar el Imperio Romano. 
 17 
que otra sugerencia sobre métodos de administración agrícola, aunque 
referidos a las explotaciones autosuficientes y no a las empresas comerciales. 
Estos escritores suelen ser referidos como “economistas agrarios” (también 
como autores de la “re rústica”), siendo los más conocidos Catón, Varrón y 
Columela. 
Varrón escribió “De re rustica”,compuesta por tres libros que se 
refieren, respectivamente a temas de a) Agricultura b) Ganadería y Avicultura 
c) apicultura y pesca. 
Columela por su parte, escribió “De re rustica” y “De arboribus” y es el 
principal autor de los economistas agrarios y abunda en consideraciones sobre 
técnicas, rendimientos y utilización de la mano de obra en las explotaciones45. 
Sin embargo, lo más importante del pensamiento romano trasciende el 
campo de la economía y se refiere al derecho, especialmente a la propiedad 
privada; de ahí en más, la polémica sobre su límite y apropiación fue el motivo 
principal de una serie de teorías económicas, y en algunos casos se convirtió 
en la piedra basal de alguna ideología. 
Otro elemento sustancial que dejó el período romano fue la aparición del 
Cristianismo, entendiendo a este fenómeno no sólo como una nueva creencia 
basada en el ejemplo que inculcó Jesús, sino porque por primera vez, los más 
humildes rechazaban la riqueza de la monarquía de Herodes, que en definitiva 
significaba cuestionar la pésima distribución del ingreso de la época. 
Por entonces el Cristianismo se convirtió en el espejo en el que se 
miraban los que rechazaban la opresión y la injusticia. Aparecen conceptos 
claves como la virtud del trabajo y el repudio al cobro de intereses, que 
constituía una extorsión de los más ricos a los más pobres; el usurero 
convencional debía mantenerse al margen del respeto de sus conciudadanos y 
merecía el oprobio moral. 
Todos estos conceptos de índole moral, si bien no estaban relacionados 
directamente con la economía, comenzaron a hacer sentir sus efectos en las 
relaciones entre las personas. 
 
45 Toda referencia a escritores latinos no puede dejar de mencionar a aquellos que escribieron 
sobre la “Re Pública”, pero en el presente solo se refieren aquellos que formularon 
consideraciones económicas (agrícolas en ese caso). De los escritores de la “Re pública” se 
destacan Marco Tulio Cicerón (106 a.C.- 43 a.C.) 
 18 
 
 
EL PENSAMIENTO ECONOMICO EN LA EDAD MEDIA 
 
Podría pensarse que la caída de Roma en el año 476 y el comienzo de 
la Edad Media, aparecerían avances sustanciales e inmediatos en el campo de 
la economía; pero no fue así, y los mil años que siguieron a la disolución del 
Imperio romano de occidente no aportaron grandes acontecimientos que hayan 
permitido una transformación del precario sistema que estaba vigente desde la 
antigüedad. En sentido más estricto la caída del imperio romano significó una 
reducción de las actividades comerciales muy importante, la conquista 
musulmana (en el siglo VII) de las costas occidentales, orientales y 
meridionales del Mediterráneo cortaron las rutas comerciales y las economías 
del imperio fragmentado pasaron a ser economías cerradas46. 
Es en este contexto que surge y se consolida una forma de organización 
social y económica que se conoce como feudalismo. 
El feudalismo se estructura a partir del proceso de partición del poder 
político que sobrevino a la caída del Imperio y estaba conformado por un 
conjunto de instituciones en las que aparecía una relación entre un hombre 
libre llamado vasallo y otro hombre libre, llamado señor, dentro de un territorio 
llamado feudo. 
Este fenómeno generó una estructura social diferente y de carácter 
piramidal, en cuyo ápice se encontraba el rey y a partir de él se iba 
ensanchando hacia abajo. El vasallo trabaja la tierra del señor feudal, y estaba 
obligado a entregarle buena parte de la producción, y recibía a cambio 
protección para su vida y la de su familia. Desde la perspectiva marxista el 
feudalismo no fue otra cosa que un modo de producción que se situaba en el 
medio del esclavismo de la antigüedad y el capitalismo moderno. 
La relación entre el vasallo y el señor feudal fue un vínculo bilateral, que 
comprometía a quienes lo contraían pero no a sus herederos. Con el paso del 
tiempo, esta situación fue evolucionando -o involucionando, según sea la 
 
46 Cfr. Pirenne (1963), paginas 9 a 18. 
 19 
óptica-, ya que era común que los descendientes de los vasallos y de los 
señores renovaran el vínculo que habían hecho sus ascendientes. 
La vida económica no era muy distinta a la de la antigüedad. Como ha 
señalado Pirenne, “…los reinos bárbaros fundados en el siglo V en el suelo de 
Europa occidental habían conservado el carácter más patente y esencial de la 
civilización antigua: su carácter mediterráneo”47 
Conceptualmente y a pesar de su crecimiento, el mercado era 
secundario, y la mayoría de los artesanos y pequeños agricultores vivían de lo 
que producían, entregando una parte a los señores como contraprestación por 
su protección. Quienes trabajaban las tierras, estaban obligados a atender no 
sólo a su propio sustento, sino también al de su Señor, prestando su esfuerzo 
de manera gratuita en las épocas de labranzas, de siembra, de siega y de 
vendimia. Como contrapartida, también quedaban exentos de pagar sus 
tributos al monarca. 
Las reflexiones medievales fueron siempre sobre temas vinculados a los 
polémicos conceptos de ética, justicia y equidad. Los mercados eran muy 
pequeños, las ciudades también, y no existía la necesidad de una teoría 
económica integral como la que surgiría como un imperativo teórico con el 
advenimiento de la sociedad capitalista. 
 
Los primeros padres de la Iglesia 
 
En el periodo que transcurre entre el Siglo II d.C. y el siglo IV d.C., y con 
una marcada influencia de la filosofía griega, los primeros padres de la iglesia 
elaboraron las bases de la “teología cristiana”, y en esa tarea no podían obviar 
consideraciones que se vinculan con la realidad económica. Del latín Pater 
(Padre) deriva el nombre Patrística con el que se denomina a estos esfuerzos 
por consolidar el cristianismo en la sociedad. En ese proceso, también se 
encuentran severas críticas tanto a la acumulación de riquezas como al 
concepto mismo de propiedad. 
Entre los principales padres de la Iglesia, están Juan Crisóstomo (S. IV 
d.C.), obispo de Constantinopla que cuestionó a la propiedad privada 
 
47 Pirenne (1963), página 9 
 20 
considerándola una desviación de la economía de Dios, Tertuliano (150 - 222), 
Clemente de Alejandría (150 - 215), y San Agustín (354 - 430). 
De ellos el mas importante fue San Agustín (Agustín de Hipona, doctor 
“in gratia” para la Iglesia), con quien se robustece la idea de que la doctrina 
cristiana no debe ocuparse de temas terrenales. Entre sus obras merecen 
citarse el relato autobiográfico Confesiones compuesto por trece libros en los 
que destaca como fue su juventud y su conversión al cristianismo y La Ciudad 
de Dios, su obra más importante en la cual desarrolla sus ideas filosóficas y 
teológicas. 
Con el correr de los siglos, la Edad Media verá surgir a dos grandes 
filósofos en las dos comunidades religiosas más importantes en Europa, la 
judía y la católica. El teólogo judío Maimónides (1135- 1204) y el santo católico 
Tomás de Aquino (1225-1274), a la sazón el primero del grupo de filósofos 
religiosos conocidos como los escolásticos48, expresión que proviene del latín 
Scholasticus, por la cual se referencia a todos aquellos que pertenecen a la 
escuela. 49 
Tomás de Aquino (Doctor Angélico, o Doctor Communis para la Iglesia) 
nació en el castillo de Rocca Secca, Reino de Nápoles, hijo de Landolfo, Conde 
de Aquino, y Teodora, Condesa de Teano. A los cinco años, según era 
costumbre en la época, fue enviado a recibir su primera formación con los 
monjes Benedictinos de Monte Casino. Diligente en sus estudios, desde muy 
pequeño se observó su buena disposición para la meditación y la oración, y en 
1236 ingresó a la Universidad de Nápoles. Estudió en París y en Colonia, 
donde fue discípulo de Alberto Magno, quien era el superior de la orden de los 
dominicos en Alemania. Entre 1240 y 1243 recibió el hábito de la Orden de 
Santo Domingo, atraídoy dirigido por Juan de San Julián, un conocido 
 
48 La enseñanza escolástica se realizaba a través de la disputa o el dialogo entre discípulo y 
maestro, con la técnica del pro, el contra y la solución final. Si se quiere, una especie de 
proceso dialéctico (en el sentido de diálogo). 
49 Debe señalarse la enorme influencia que tuvo el “redescubrimiento” de Aristóteles, de la 
mano de la labor los comentaristas y filósofos árabes. Entre ellos Avicena (980 – 1037), médico 
y filósofo presentó y discutió el pensamiento aristotélico ante los autores de Occidente; 
Averroes (1126 – 1198) de origen cordobés (Andalucía) comentó también detalladamente la 
obra aristotélica. 
 21 
predicador de la época. Descubre los trabajos de Aristóteles, que habían sido 
conservados por los árabes, y sobre ellos asienta su pensamiento. 
Sus obras más conocidas, “Summa Theológica” (1266) y “Summa 
Contra Gentiles” (1273) aborda el tema de la equidad de los precios y, en la 
misma tónica de Aristóteles, catalogó como pecaminoso vender un bien por 
encima de su precio justo. Vender más caro o comprar más barato era un acto 
injusto e ilícito, pues el comerciante debe buscar su utilidad no como un fin en 
sí mismo sino como una remuneración por su trabajo: “comerciar por simple 
amor al comercio es vergonzoso porque acrecienta el apego al lucro sin 
límites”. El problema era determinar cuál era el justo precio, cosa que Santo 
Tomás no pudo, no supo o no quiso explicar en términos seculares útiles, ya 
que según él dependía de una estimación común, lo que complica el análisis en 
virtud de tan vaga expresión (¿cuál es la relación razonable entre el “precio 
justo” y el costo de producción?, por ejemplo). En lo que es bastante taxativo, 
es en referencia a la posibilidad de que algún vendedor comercialice, a 
sabiendas, un producto defectuoso o en mal estado, caso en el cual exige una 
indemnización al comprador de buena fe. 
Santo Tomás, en un mismo tenor que Aristóteles, condenaba el cobro de 
intereses, por ser contrario a la justicia conmutativa, es decir a la equivalencia 
mediante la cual el que recibe siente la misma satisfacción que el que da; dice 
que hay “dos clases de intercambios. Una puede denominarse universal y 
necesaria, y por medio de ella se cambia una cosa por otra, o cosas por dinero, 
para satisfacer las necesidades de la vida. La otra clase de intercambio es 
dinero por dinero o cosas por dinero, no para satisfacer las necesidades de la 
vida sino para obtener un beneficio. La primera clase de intercambios es loable, 
por servir a las necesidades naturales, mientras la segunda es justamente 
condenada”. 
Para él, la propiedad no es contraria al derecho natural y, si bien 
constituye un invento del hombre, es justificable porque las personas cuidarán 
con más esmero aquello que poseen para sí mismos que aquello que 
pertenece a muchos o a todos, que es lo mismo que a nadie. Además, los 
hombres se esforzarán más si el beneficio es individual, y se evitarán las 
querellas sobre el uso de las cosas poseídas en común: “La propiedad privada 
 22 
es la mejor garantía para una sociedad pacífica y ordenada debido a que 
provee los máximos incentivos para un uso responsable de ella”. 
Estima que el hombre debe estar dispuesto a compartir sus bienes con 
los más necesitados, y si bien valora la actividad privada, para Santo Tomás el 
hombre no debe valorar las riquezas más de lo que se valora a Dios, y por 
ende propuso que desde un punto de vista moral, los cristianos no deben 
preocuparse en demasía por la existencia o inexistencia de bienes propios, 
sino más bien de cómo usarlos adecuadamente. 
También considera, curiosamente -viniendo de uno de los padres de la 
iglesia-, que “servirse de un bien hurtado a otro en caso de extrema necesidad, 
no es un robo propiamente dicho”. 
Mientras se dirigía a participar invitado por el Papa Gregorio X como 
teólogo en el Concilio de Lyon, Santo Tomás murió en el monasterio de Fossa 
Nova. Fue canonizado por Juan XXII el 18 de julio de 1323, y declarado Doctor 
de la Iglesia en 1567 por el Papa Pío V. 
Otro autor escolástico que se preocupó por el concepto de “precio” fue 
San Alberto Magno (1196 - 1280) quien, al igual que Santo Tomás, 
condenaba el cobro de intereses. 
Para San Alberto Magno el “precio justo” no era otra cosa que el vigente 
en el mercado, por lo cual se ha sugerido que comprendía mejor que Santo 
Tomás los conceptos de oferta y demanda. Justamente, y de manera más 
precisa que su discípulo, sostenía con criterio que para hacer un análisis serio 
sobre los precios era necesario tener en cuenta el costo de producción. 
Por su parte, San Bernardino de Siena (1380 – 1444), predicador italiano 
y misionero franciscano, fue mucho más allá en el análisis de los precios, 
sosteniendo que era incuestionable el derecho, y aun la obligación, de regular 
los precios en caso de emergencia, y reconoce tres fuentes de valor: dos 
objetivas, como la escasez y la utilidad, y una subjetiva, como la estimabilidad. 
Su obra más importante en el campo económico, es Sobre los contratos y la 
usura (1433), donde demuestra que comprende muy bien la realidad comercial 
que lo rodeaba, y en base a ella afirma que el comercio es lícito, honesto, y 
muy útil para la comunidad en general, tanto para quien compra los bienes 
como para el comerciante, que por su oficio obtiene un beneficio justo gracias a 
su industria, esfuerzo, diligencia y ingenio; es decir, a su capacidad, 
 23 
perspicacia y creatividad. En definitiva, Bernardino no cree que el comercio sea 
intrínsecamente pecaminoso, y advierte que en todas las profesiones hay 
posibilidad de cometer pecados y delitos; además, considera valiosa y 
respetable la actividad de transportar bienes desde sitios donde son producidos 
a lugares donde hay escasez y necesidad de los mismos, o al simple hecho de 
conservarlos y guardarlos para momentos futuros en los que disminuya la 
oferta.50 
Una adecuada lectura del pensamiento de Santo Tomás, San Alberto 
Magno y San Bernardino de Siena, permite advertir su alto grado de 
subjetividad. Aunque parezca contradictorio por su extenso tratamiento la 
problemática del precio justo fue uno de sus puntos más débiles, lo que les 
impidió construir un sistema integral de análisis, pues, salvo algunas 
apreciaciones de San Alberto Magno, nunca se preguntaron cómo funcionaba 
en realidad el mecanismo de mercado, y sus preocupaciones centrales giraban 
alrededor de si las operaciones eran lícitas o ilícitas, justas o injustas. 
La concepción sobre si el precio es justo o injusto depende de 
apreciaciones subjetivas de quien plantee el tema. Es obvio también que 
muchos precios de mercado no están al alcance de gran parte de la población, 
y es justamente allí donde aparece el Estado, garantizando el acceso de toda 
la población a los bienes esenciales, incluso utilizando la herramienta del 
subsidio, y acentuado su rol indelegable de redistribuidor de la renta nacional. 
El debate sobre el préstamo a interés (usura) también estuvo teñido de 
cuestiones de naturaleza ética. En los primeros escritores escolásticos se 
mantuvo la condena a dicha práctica (como lo habían planteado los primeros 
padres de la iglesia) apelando a la opinión de Aristóteles; pero con el correr de 
los años y el grado creciente de complejidad de las actividades económicas 
hicieron necesaria la aceptación de distintas formas de compensación51. Esto 
 
50 Según el economista y político norteamericano Murray Newton Rothbard (1926 – 1995), 
hombre que adhería a la escuela austríaca, San Bernardino debe ser considerado como el 
“gran sistematizador de la economía escolástica”. 
51 Es importante tener presente que la condena a la usura se presentaba mucho mas 
fundamentada cuando se trataba de prestamos para consumo; cuando el desarrollo comercial 
comenzó a requerir de prestamos para financiarsus actividades, apareció como más natural (y 
 24 
se hizo recurriendo al concepto de “titulo extrínseco”. Sucesivamente se fueron 
aceptando como legítimos los resarcimientos por “pagos tardíos” (mora), “daño 
emergente” y finalmente por “lucro cesante”.52 
Con relación a la cuestión de la propiedad privada, Santo Tomás va 
armonizar el pensamiento crítico hacia esa institución que habían formulado los 
primeros Padres de la Iglesia con la defensa de esa institución que formuló 
Aristóteles al criticar el comunismo platónico. 
Este rápido repaso de las ideas de la escolástica puede cerrarse con 
una breve referencia Nicolás de Oresme (1320 – 1382) quien escribió un 
tratado sobre la moneda53 en cual planteó la necesidad de que exista 
monopolio de la acuñación, se pronunció por un sistema monetario bimetálico, 
anticipa la idea de la Ley de Gresham y condena severamente la adulteración 
de la moneda. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
necesario) reconocer como legítimo el interés que estaba dispuesto a pagar el tomador para 
obtener un lucro de su actividad. 
52 Por supuesto que la aceptación de préstamo con intereses no fue generalizada ni absoluta 
por parte de todos los doctores escolásticos. Vale la pena señalar que San Cayetano de 
Thienne (1480 – 1547) fundó dos bancos (montes de piedad – montepío) para préstamos a 
sectores humildes que no podían pagar intereses. 
53 “Tratado sobre el Origen, Naturaleza, Ley y Alteración de las Monedas” 
 25 
 
EL MERCANTILISMO 
Hacia el final de la Edad Media los cambios se aceleraron, y surgen 
indicios de un mayor nivel de comprensión de los problemas económicos, 
reflejado en cierta capacidad analítica e interés por la recolección de datos. 
Así, lentamente el comercio y el lucro, que los escolásticos criticaban, 
comenzaron a reconocerse como hechos positivos, dando lugar a la aparición 
de una nueva práctica económica conocida como mercantilismo. 
Uno de los primeros autores que deben citarse es el Conde de 
Maddaloni y administrador del Reino de Nápoles, Diomede Carafa (1406-
1487), autor de los libros “El perfecto Cortesano” y “El oficio de un buen 
príncipe”. 
Carafa aconsejaba en ellos que había que tener un presupuesto estatal 
equilibrado, sin empréstitos forzosos, tan habituales entre los reyes y grandes 
señores en esa época, y a los que llamaba banditismo y los comparaba 
claramente con un robo. Va a plantear la necesidad de “dejar en paz los 
negocios” y establecer impuestos claros y equitativos que no alejen el capital 
del país ni opriman a los trabajadores; también sugería créditos de fomento al 
comercio, la industria y la agricultura. 
A su juicio, y a diferencia de los mercantilistas posteriores, los 
comerciantes extranjeros debían ser bienvenidos, ya que sus actividades son 
muy útiles para un Estado. 
Por último hay que decir que no hay ningún indicio en Carafa de 
cualquier deseo de entender o analizar los procesos del mercado; la única 
cuestión importante para él era cómo podía el gobernante manipularlos. 
Los mercantilistas desarrollaron sus ideas entre finales del siglo XV y 
mediados del siglo XVIII. Su final coincide con la Revolución Industrial, la 
independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776) y la publicación por 
parte de Adam Smith de su famosa obra “Investigación sobre la naturaleza y 
causas de la riqueza de las naciones”. 
Por la propia naturaleza de las condiciones históricas que dieron lugar a 
su surgimiento (la descomposición del orden feudal, la gradual decadencia del 
escolasticismo, el descubrimiento del nuevo mundo y la expansión comercial 
 26 
asociada a ese hecho), el mercantilismo es la doctrina de los Estados-Nación 
que emergen y tiene características nacionales muy específicas, aunque 
objetivos que son comunes a todos sus matices. 
En realidad, el Mercantilismo no puede ser considerado como un 
sistema económico, sino como un conjunto de prácticas que se expresaban en 
medidas de política económica y no en el pensamiento de filósofos o 
economistas. Si bien le correspondió a un mercantilista utilizar por primera vez 
el término economía política, que será el nombre más difundido de nuestra 
disciplina hasta finales del siglo XIX, su trabajo no se refería específicamente a 
la misma. Efectivamente, en 1613, bajo el título Economía Política vio la luz el 
trabajo de André de Montcretien; pero la expresión Política……??????? 
Si bien los mercantilistas no formaron una escuela homogénea, 
combinaron sus observaciones empíricas con algunas reflexiones teóricas que 
pueden considerarse como pioneras para la época. 
Los principales objetivos del mercantilismo pueden sintetizarse en el 
siguiente esquema presentado por Fernández López (1973)54, a partir del 
modelo del historicista alemán W. Roscher55. 
 
 
54 Fernández López, (1973), página 70. 
55 WG Roscher (1817-1894), Bruno Hildebrand (1813-1878) y Karl Knies (1821-1898), integran 
el “triunvirato” que fundó la “Vieja Escuela Histórica Alemana” que se verá más adelante. 
 27 
ESQUEMA DEL PROGRAMA MERCANTILISTA 
 
 
I. POBLACION (N) + ΔN 
 
 
II. CANT DE METALICO (D) + ΔD 
 
 
III. COMERCIO EXTERIOR 
 
III.1. Balanza comercial (B) B = (X – M ) > 0 
 
III.2. Composición del comercio: 
 
 Exportación (X) X = manufacturas y servicios 
 Importación (M) M = materias en bruto 
 
 
IV. SECTORES ECONOMICOS 
 
 IV.1. Manufacturas (YM ) + ΔYM 
 
 IV.2. Comercio y Transportes (YCT) + Δ YCT 
 
 
 
Siendo el objetivo principal del mercantilismo enriquecer y fortalecer al 
Estado-Nación, se establece que es necesario: 
• Alentar una población numerosa (con elevada tasa de natalidad). 
• Garantizar un flujo neto de dinero (oro y plata) hacia el interior del 
país. 
• Mantener siempre un saldo de balance comercial favorable a partir 
de exportaciones con alto valor agregado (manufacturas y servicios) 
e importaciones de materias sin elaborar. 
 28 
• Dar prioridad a las manufacturas y en segundo lugar al comercio y el 
transporte.56 
 
Una cuestión importante de destacar es que, siendo el mercantilismo 
una doctrina fuertemente ligada a los intereses de los estados-nación, su 
lectura de la realidad estaba nítidamente condicionada por las condiciones 
históricas y materiales de cada uno de ellos. 
Así por ejemplo en España, potencia colonial que disponía de metales 
precios en sus dominios de ultramar, las discusiones abordaron los temas 
monetarios y las opiniones apuntaban a evitar que el reino perdiera en el 
comercio exterior, los metales que traía de América. En este sentido el carácter 
“bullionista”57 del mercantilismo español es más marcado.58 
Francia, en cambio, careciendo de metales preciosos en sus colonias, 
desarrollo un mercantilismo “industrialista” que intentaba obtener esos recursos 
con un balance de comercio siempre favorable. Esta perspectiva, como se verá 
más adelante, está indisolublemente ligada al nombre de Colbert. 
Inglaterra por su parte, intentaba potenciar las ventajas de su flota 
mercante desarrollando un mercantilismo “comercial”. 59 
En general los autores mercantilistas tenían una concepción 
crisohedónica, es decir que sentían complacencia por la acumulación de 
metales preciosos, y suponían que una nación era más o menos rica según la 
cantidad de oro y plata que tuviera acumulada; esta noción rompe con la 
 
56 Por las especificidades “nacionales” que caracterizan al mercantilismo, existen excepciones 
a este orden de prioridades. Ejemplo de ello fue Maximilien de Béthune, Duque de Sully, (1560 
– 1641) ) referido siempre como “mercantilista agrario”, fue exitoso superintendente de finanzas 
del rey Enrique IV de Francia y promovió fuertemente a la agricultura,57 De inglés “bullion” = lingote. 
58 Para ser rigurosos debe señalarse que el grado de adhesión a la idea de que la riqueza era 
exclusivamente la cantidad de metales preciosos acumulados fue muy variable. Por otra parte 
en los trabajos sobre el mercantilismo español, se suele utilizar el término “metalistas” para 
referirse a aquellos autores que en el siglo XVI proponían retornar a las restricciones a la 
exportación de oro y plata del siglo XV. 
59 Las Actas de Navegación (1651), limitaron el uso de barcos de otra bandera en el comercio 
exterior de Inglaterra y prohibía toda actividad económica en sus colonias que fueran 
competitivas con las de Inglaterra; 
 29 
tradición aristotélica-tomista, ya que buscaban de manera abierta la riqueza de 
la sociedad, hecho que como se relató anteriormente fue perdiendo su 
connotación negativa. 
Progresivamente las reservas que tenían los escolásticos con respecto 
al comercio y al lucro fueron desapareciendo, y los comerciantes se hicieron 
dignos del reconocimiento, tanto de la sociedad como del Estado. 
En líneas generales, significaba la implementación por parte de los 
Estados de una serie de medidas tendientes a lograr superávit en la balanza de 
pagos, para lo cual había que trabajar fundamentalmente en la promoción del 
comercio exterior, exportando mucho e importando poco. En base a ello 
aparece el concepto de “nacionalismo económico”, que se acercaba bastante a 
una xenofobia provocadora que subyacía en el talante belicista de la época. 
Se ha señalado con acierto que “La alta estimación del dinero fue común 
a todos los mercantilistas. Miraban el proceso económico desde el punto de 
vista de la etapa primitiva a que había llegado el capitalismo – su etapa 
comercial – y esto les llevaba a identificar dinero y capital”60 
El mercantilista y físico alemán Johann Becher (1635-1682), consejero 
de Leopoldo I de Austria y director de varias empresas del Estado, sostenía 
“que siempre es mejor vender mercancías a los demás que comprarlas, pues lo 
primero otorga ciertas ventajas y lo segundo acarrea inevitables perjuicios”.61 A 
través de de esta expresión tan simple se puede vislumbrar el espíritu 
mercantilista que ha sido sintetizado, en la importante obra de Heckscher, 
como el “horror a los bienes”.62 
En esta época, la idea del mercader era aparecer con un perfil bien 
definido, y cuando alguno de ellos prosperaba económicamente era respetado 
y hasta prestigiado por la sociedad. En las grandes ciudades mercantiles como 
Ámsterdam, Londres, Venecia, Brujas o Florencia, los mercaderes fueron 
adquiriendo poder e influencia a través de la exposición de sus ideas, lo que les 
permitía manejar la opinión pública y, por ende, influir sobre las decisiones 
oficiales. 
 
60 Cfr. Roll (1958), página 59. 
61 Citado por Roll (1958) página 60. 
62 Heckscher (1943) 
 30 
En España, el abundante ingreso de metales preciosos generó un agudo 
proceso inflacionario, que es conocido como la Revolución de los Precios63. En 
lugares como Andalucía, los precios se quintuplicaron, y estos aumentos se 
fueron generalizando posteriormente en toda Europa. 
El intelectual y jurista francés Jean Bodin (1530-1596), funcionario de 
Enrique III, es autor de varias obras de carácter político; pero en lo referido a 
sus ideas económicas se destaca la réplica a Jehan Cherruyt, más conocido 
como el Señor de Malestroit64. 
El señor de Malestroit se empeñaba en negar la constante suba de 
precios, sosteniendo que los aumentos que se registraban en Francia eran 
debido a la degradación de las monedas locales, y por lo tanto si se 
expresaban en una moneda fuerte no rebajada, la suba no era tal. En una 
palabra, para él, aunque los precios nominales aumentaran, la relación de 
intercambio entre cada uno de los bienes en relación al oro y a la plata 
permanecía estable. De este modo la "carestía" sería sólo una ilusión, porque 
si bien los que compran dan más escudos, soles o libras a cambio de los 
mismos bienes, no da más oro o plata; por ende Malestroit concluye en que, 
para evitar esta inflación de unidades de cuenta, lo único que hace falta es 
aplicar una ortodoxia monetaria manteniendo constante el contenido metálico 
de las monedas. Malestroit subrayaba también en una segunda paradoja, que 
aferrarse sólo a los valores nominales sin tener en cuenta el contenido metálico 
que contienen las monedas es arriesgarse a sufrir pérdidas de capital; por eso, 
que el rey al percibir sus ingresos en monedas depreciadas no recibe la misma 
cantidad de oro y de plata que obtenían por ejemplo sus predecesores. 
Al responderle, Bodin analiza detalladamente la situación y llega a la 
conclusión de que el aumento constante de los precios tenía varias razones: en 
primer lugar, y como causa principal, la interminable entrada de metales 
preciosos, lo que lleva a que la inflación sea más alta que la depreciación de la 
moneda, es decir que a diferencia de Malestroit estima que la inflación no es 
 
63 El término revolución de los precios, para referirse al proceso inflacionario en España (y 
luego en toda Europa) surgió del trabajo de un historiador estadounidense, Hamilton (1934) 
64 "Réponse aux paradoxes de M. De Malestroit touchant le fait des monnaies et le 
enchérissement de toutes choses", de 1568. 
 31 
solamente "nominal" (en unidades de cuenta), sino también real (en términos 
de oro y plata). 
 
Una vez que demuestra que la inflación era una realidad y un problema 
económico, Bodin pasa a discutir sus causas que, en su análisis, son: 
• Abundancia de oro y de plata. Es la principal causa. El mayor 
crecimiento de la cantidad de metales preciosos en relación con los 
demás bienes, disminuye los precios relativos del oro y la plata con 
respecto a los demás bienes, o en otros términos, aumenta los 
precios de los bienes en términos de oro y plata. 
• La existencia de algunos monopolios, 
• Escasez de bienes producida por su exportación 
• Gastos y derroche de los reyes y la nobleza. 
• Adulteración de la moneda. 
 
Como anécdota que guardaba un fuerte contenido irónico, comenta que 
dado el exceso de metales preciosos, las personas estaban usando cubiertos 
de plata y no de hierro, y cucharas de plata y no de madera. Este análisis de 
Bodin se encuentra en sus “Six livres de la Republiqué”65, y si bien el valor del 
mismo no se encuentra por encima de otras obras de la época, significó una 
primera exposición sobre lo que se llamaría en el futuro “teoría cuantitativa del 
dinero”66. 
Otro importante aporte del francés estaría referido a un tema 
relativamente novedoso y que él llamaba “principios de la fiscalidad”, y que 
hacia referencia a los pilares sobre los que debía basarse un sistema 
impositivo justo. 
Un aspecto que no se puede olvidar de los mercantilistas, es que sentían 
verdadero desprecio por la competencia, insistían sobre el acuerdo entre 
 
65 “Les six livres de la République”, 1576 
66 La ecuación cuantitativa del dinero muestra que cuando la demanda agregada aumenta más 
rápido que la oferta agregada debido a un exceso en la cantidad de moneda circulante, suben 
los precios. Este reconocimiento lo comparte con Martín de Azpilicueta (1492 – 1586), de la 
Escuela de Salamanca, que también es considerado un precursor de la idea de que existe una 
relación entre el aumento de los medios de pago y el aumento de los precios. 
 32 
vendedores para fijar los precios del mercado, lo que hoy llamamos “colusión 
monopólica”67, y defendían el otorgamiento privilegios de monopolio y de 
patentes por parte de la Corona, como así también la prohibición de importar 
cualquier bien competitivo que los afectara. 
En España, uno de los más importantes mercantilistas fue el Duque 
Damián de Olivares (1587-1645), que puso en marcha una reorganización de 
los recursos, de tal manera que los gastos derivados de la acción política 
fueransufragados igualmente por todos los territorios vinculados a la Corona, y 
no sólo por Castilla. Para superar esta situación, propuso la uniformidad legal 
en los diversos reinos, y para alcanzarla planteó un plan de reformas 
encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que 
dominaba con vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de 
la política exterior. 
Miguel Caxa de Leruela, mercantilista español del siglo XVII, merece 
ser citado por haber sido quizás el primero en formular la ley de los 
rendimientos decrecientes que, mucho tiempo después, enunciará Turgot.68 
 Aunque algunos historiadores no lo consideran como mercantilista, 
también debe mencionarse al cura Juan de Mariana (1535 – 1624); teólogo e 
historiador que analizó y critico la práctica de adulterar la moneda por parte de 
los monarcas.69 
En Francia, además del ya citado Jean Bodin, se destacó Jean Baptiste 
Colbert (1619-1683), quien con toda justicia puede ser considerado el político 
mercantilista más destacado de aquel país. 
Colbert comenzó su carrera como administrador privado de la fortuna del 
Cardenal Mazarino y su eficacia le llevó a ser recomendado a Luis XIV. En 
1661 entró a formar parte del Consejo de Finanzas, cargo desde donde acusó 
de malversación de fondos al superintendente financiero Nicolás Fouquet quien 
fue destituido y arrestado por orden de Luis XIV. Lo sucedió Colbert, logrando 
 
67 Acuerdo tácito entre vendedores de un producto homogéneo para fijar su precio, y 
determinar la cantidad que se enviará al mercado. 
68 Otros mercantilistas españoles relevantes que merecen citarse son: Luis Ortiz (S. XVI), 
Sancho de Moncada (S. XVII) y Jerónimo de Urtariz (S. XVII). 
69 Quizás por la severidad de sus críticas Mariana terminó siendo juzgado (aunque finalmente 
absuelto) por un tribunal de la Inquisición. 
 33 
en poco tiempo aumentar significativamente la recaudación de impuestos y 
reducir significativamente la deuda del Estado. 
El “colbertismo” significó la consolidación de la doctrina mercantilista en 
poder de Francia; organizó la economía gala fomentando la autosuficiencia y el 
autoabastecimiento. Fueron esos los rasgos salientes de un mercantilismo 
industrial que le permitió a Francia hacerse de metales a través de la 
exportación de manufacturas. De esta manera lograba una balanza de pagos 
superavitaria, lo que le permitía a su país la independencia económica tan 
anhelada. 
Como ya se señaló, en Inglaterra debido a sus características 
económicas y a su situación geográfica, se estableció un mercantilismo 
comercial que aprovechó las ventajas de la flota. 
Uno de los principales defensores de estas ideas fue el mercader y 
consejero de “Isabel I”, Gerald de Malynes70 (1586 – 1641), quien realizó 
estudios que le permitieron distinguir entre interés y usura, y planteaba como 
receta mágica para lograr la riqueza el aumento de los derechos de 
importación71 y la prohibición de la exportación de oro y plata en barras. A su 
juicio, Inglaterra debía mantener un tipo de cambio estricto para las monedas, y 
el mismo debía estar directamente relacionado con la cantidad de metal 
precioso de los mismos. 
Un gran mérito de Malynes es haber explicado el mecanismo de 
equilibrio automático del mercado internacional de los metales preciosos: si la 
moneda de un país cae por debajo de la paridad metálica, aquélla irá saliendo 
de esa nación para pagar importaciones, por lo cual, al existir menos circulante 
en el mercado local, caerán sus precios internos; a raíz de ello, mejorarán su 
competitividad y sus exportaciones, las cuales pasarán a ser más baratas en 
comparación con aquellas ofrecidas por los países que aumentaron sus 
tenencias en oro y plata, ya que en ellos se han incrementado los precios 
internos por la mayor abundancia de dichas tenencias. En definitiva, la cantidad 
de metales preciosos que inicialmente salen de un país por un aumento de las 
 
70 “A Treatise of the Canker of England’s Commonwealth” (1601) o “Un Tratado sobre el 
desequilibrio del Commonwealth” 
71 Lo que hoy se conocen más comúnmente como aranceles o impuestos a la importación 
 34 
importaciones, termina regresando posteriormente por el crecimiento de las 
exportaciones. 
Otro aporte importante de la teoría de Malynes es el “sofisma de la 
baratura”, que planteaba que una competencia excesiva podía hacer que la 
relación de intercambio se volviera en contra de un país. Para evitar esto, 
Malynes aconseja “no competir con otros malbaratando para daño de la 
república, con el pretexto de aumentar el comercio; porque el comercio no 
aumenta cuando los bienes son muy baratos, porque la baratura procede de la 
corta demanda y la escasez de dinero, que hace las cosas baratas; de tal 
manera que lo contrario aumenta el comercio, cuando hay abundancia de 
dinero y los bienes se vuelven más caros al ser demandados”72. 
También se destacaron el economista inglés Charles Davenant (1656 – 
1714), para quien el comercio interior no enriquecía a la nación en general, 
puesto que sólo tenía lugar una transferencia en la riqueza relativa de los 
individuos, mientras que el comercio exterior aumentaba sin lugar a dudas la 
riqueza de un país; las exportaciones eran la mejor manera de soportar los 
costos de las guerras, y era mucho mejor ese camino que el de tomar deuda a 
largo plazo o cobrar más impuestos a los terratenientes. Sostenía que no 
debían restringirse las importaciones provenientes de la India, ya que Inglaterra 
las requería como insumos indispensables para sus exportaciones. 
También hay que mencionar al mercader y economista londinense 
Thomas Mun (1571 – 1641), quien escribió que “el camino normal para 
aumentar la riqueza y el poder nacional es a través del comercio exterior y con 
la observancia de la siguiente regla: vender a los extranjeros más de lo que se 
les compra”73, para lo cual había que desestimular la importación a través de 
una pesada carga tributaria. De ese modo Inglaterra sería rica, aunque había 
que establecer algunas medidas adicionales, como el transporte de la 
mercadería en barcos ingleses, construidos por ingleses, y asegurados por 
compañías inglesas. 
 
72 Citado por Heckscher (1943) pág. 671. 
73 “England’s Treasure by Foreign Trade" o “La Riqueza de Inglaterra por el Comercio Exterior“. 
Obra escrita presumiblemente en 1630, pero publicada póstumamente por su hijo John en 
1664. 
 35 
Mun ubicó al comercio en el plano más alto de las actividades 
económicas, y sugirió que el número de la población debía ser lo más grande 
posible, aunque los salarios tendrían que ser de subsistencia para que los 
trabajadores sean laboriosos y no se dejen tentar por los vicios. En el análisis 
de algunas de sus propuestas no pueden soslayarle las críticas que recibió 
porque siendo un importante directivo de la East India Company, se lo acusaba 
de querer favorecer los intereses de su empresa. 
En Italia, el economista napolitano Antonio Serra (1580 – 1650) 
expresaba lo que para él eran las claves de la riqueza de un país: muchas 
industrias, buena calidad de la población, operaciones comerciales exitosas y 
reglamentación de las políticas por parte del soberano. Serra, que escribió su 
obra más importante74 en una cárcel debido a que se vio involucrado en una 
conjura para liberar Calabria del dominio español, explica que la abundancia de 
bienes depende precisamente de los recursos naturales, de la calidad y 
capacitación de los recursos humanos, y del desarrollo de la industria y el 
comercio. 
Al explicar la salida del oro y la plata de Nápoles, planteó la posibilidad 
de un equilibrio automática de la balanza comercial. Asimismo, Serra intenta 
demostrar que la única manera de poseer dinero en abundancia, cuando no se 
dispone de minas de oro y plata, es haciendo que la balanza de pagos sea 
favorable, estimulando lasexportaciones directas y las prestaciones de 
servicios y transportes hacia el exterior. 
Alemania75 tuvo entre sus exponentes mercantilistas a Ludwig von 
Seckendorff (1626-1692), quien pensaba que las prácticas mercantilistas eran 
una buena forma para superar la descomposición económica y social germana 
posterior a la guerra de los treinta años76. 
 
74 Breve trattato delle cause che possono far abbondare li regni d’oro e d’argento dove non 
sono miniere o "Breve tratado de las causas que pueden hacer abundar el oro y la plata en los 
reinos que no tienen minas", del año 1613. 
75 El mercantilismo alemán es habitualmente mencionado con el nombre de Cameralismo. El 
vocablo deriva del alemán “kammer” (cámara), que se refería al lugar en que se guardaba el 
tesoro y expresa la idea de administración de la Hacienda Pública. 
76 Inicialmente la guerra de los 30 años tuvo como causa visible el conflicto religioso entre 
Estados que eran partidarios de la reforma y de la contrarreforma dentro del Sacro Imperio 
http://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_protestante
http://es.wikipedia.org/wiki/Contrarreforma
http://es.wikipedia.org/wiki/Sacro_Imperio_Romano_Germ%C3%A1nico
 36 
Uno de los cameralistas más destacados fue Johann Heinrich Gottlob 
von Justi (1705 – 1771)77. La preocupación por la Hacienda pública de los 
cameralistas les llevo a afirmar que la riqueza de un país dependía de la 
cantidad de impuestos que se podía recaudar a favor del monarca. 
Así es como desarrollaron estudios sobre sistemas de tributación y 
control para la percepción de impuestos y por ello los cameralistas han sido 
considerados entre los primeros que profundizaron en materia de organización 
del Estado y sobre lo que hoy se denomina teoría de las Finanzas Públicas. 
En síntesis, este conjunto de autores, que además de económico fue 
político e intelectual, buscó fortalecer al Estado Absolutista Germano, y se 
conformó en base al poder de la administración pública en la dirección y el 
control de los territorios que estaban bajo el poder de los príncipes. 
De Austria debe citarse a Philipp Wilhelm von Hörnigk (1638 – 1712), 
quien llegó a justificar que se pagara en el país hasta el doble por un producto 
manufacturado internamente, antes de adquirirlo en el exterior a mitad de su 
precio local. 
Además, von Hörnigk planteó las que a su juicio eran las nueve reglas 
básicas para engrandecer a su país78 y que constituye un excelente ejemplo de 
la doctrina mercantilista, particularmente de los “industrialistas79: 
 
1. Inspeccionar los suelos del país con el mayor cuidado, y no dejar las 
posibilidades agrícolas de una sola esquina o terrón de tierra sin 
considerar. 
2. Todos los productos del país, que no pueden ser utilizados en su estado 
natural, se deben manufacturar dentro del país. 
 
Romano Germánico, pero la intervención paulatina de las distintas potencias europeas convirtió 
el conflicto en una guerra general por toda Europa. 
77 Sus obras son “Tratado sistemático de las ciencias económicas y comerciales” (1755) y 
“Hacienda pública” (1766). 
78 Von Hörnigk denominó a estas indicaciones como las Nueve Reglas Principales de la 
Economía Nacional. [Cfr. von Hörnigk (1924), página 223]. 
79 El sugerente título del trabajo de von Hörnigk es “Österreich uber alles wann es nur will", que 
puede ser traducido, según Fernández López (1973). pagina 61, como “Austria, la primera, con 
solo proponérselo; o alternativamente: “Austria sobre todo, si ella solo lo quiere”, traducción 
propia a partir de la publicación en ingles. [von Hörnigk (1924)]. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Sacro_Imperio_Romano_Germ%C3%A1nico
 37 
3. Fomentar el crecimiento de la población, que puede ser tan grande 
como el país pueda soportar. 
4. Deben prohibirse todas las exportaciones de oro y plata, y todo el dinero 
nacional se debe mantener en circulación 
5. Obstaculizar tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes 
extranjeros. 
6. Los productos extranjeros no deben ser obtenidos a cambio de oro o 
plata, sino a cambio de otros artículos domésticos 
7. En la medida que sea posible las importaciones deben limitarse a 
materias primas que puedan elaborarse en el país. 
8. Buscar, noche y día, las oportunidades para vender a los extranjeros los 
bienes superfluos del país en forma manufacturada. 
9. No permitir ninguna importación de bienes que existan en el país, de 
modo suficiente y adecuado. 
 
 
PRECURSORES DE LA ECONOMIA CLÁSICA 
 
El surgimiento de la economía como disciplina autónoma, con objeto 
propio y sus correspondientes debates metodológicos, se ubica en la segunda 
mitad del siglo XVIII cuando la complejidad del sistema económico plantea los 
primeros interrogantes específicos que van a caracterizar el desarrollo de las 
ideas en el capitalismo moderno. 
Sin embargo ese camino tuvo muchas estaciones intermedias y antes de 
surgir la que sería la primera escuela de economía, la fisiocracia, numerosos 
autores precedieron al nacimiento de la “nueva ciencia”. Entre esos autores hay 
tres que no pueden dejar de ser citados.80 
 
80 Si bien mencionaremos solamente a Petty, Cantillon y Boisguillebert, podrían incluirse 
también, con diferentes grados de matices mercantilistas, a Gregory King (1648 – 1712), 
Dudley North (1641 – 1691), y a David Hume (1771 – 1776). 
 38 
Sir William Petty 1623 – 1687) fue sin dudas el más importante de los 
precursores ingleses de la escuela clásica y en su Political Arithmetick (escrita 
en 1672 y publicada en 1690) formula el primer alegato contundente en favor 
de la investigación empírica de los temas económicos. En ese trabajo puede 
leerse “En lugar de emplear solo palabras comparativas y superlativas,…, he 
tomado el camino…de expresarme en términos de Número, Peso y Medida;”.81 
 
Los temas más importantes de economía en los cuales Petty incursionó 
fueron básicamente los siguientes: 
• Valor de los bienes y riqueza: diferenciándose de la tradición 
mercantilista, va a sostener que “el trabajo es el padre y la tierra 
es la madre de la riqueza”82. Aunque puede percibirse como una 
teoría del valor basada en el costo de producción, como va a 
considerar que lo más importante es el trabajo, se constituye en 
un precedente importante de la teoría del valor-cantidad de 
trabajo de la economía clásica. 
• División del trabajo: desarrolló un análisis de las ventajas de la 
división del trabajo, con un ejemplo que es la fabricación de 
relojes.83 
• Teoría de la renta de la tierra: enunció una teoría de la renta 
diferencial como excedente, básicamente igual a la de Malthus-
Ricardo, aunque no basada en las diferentes calidades de tierra 
sino en las distintas distancias entre el lugar de producción y el 
mercado. 
• En lo referido a dinero y precios, no solamente adhirió a la idea de 
su vinculación, sino que definió la velocidad de circulación de la 
moneda y planteo la equivalencia existente entre un aumento en 
la misma y un aumento en la cantidad de dinero. 
 
81 Citado por Roll (1958) página 92. 
82 Citado por Roll (1958) página 95. 
83 En este tema se acerca a lo que será el análisis del tema de Adam Smith y su ejemplo de la 
fabricación de alfileres. 
 39 
• Teoría de la distribución: consideró que la riqueza se distribuía 
entre renta, salarios e interés del capital (al que definía como 
trabajo acumulado). Sobre el salario sostenía que había una ley 
natural que lo fijaba al nivel de subsistencia; sobre el interés se 
expedía en contra de los límites legales por considerar que la ley 
positiva era estéril si se oponía a la ley natural. 
 
Además del ya citado Political Arithmetick, los aportes de Petty a la 
economía se encuentran en su Tratado de Impuestos y Contribuciones (1662), 
en Verbum Sapienti (1664) y en la Anatomía Política de Irlanda (1691). 
A manera de consideración final sobre la relevancia de Petty en la 
historia de

Continuar navegando