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TEJIDO ADIPOSO

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TEJIDO ADIPOSO
DRA MARCIA PITTARY
GENERALIDADES
El tejido adiposo es un tejido conjuntivo especializado que cumple una función importante en la homeostasis energética.
En el tejido conjuntivo laxo se encuentran células adiposas o adipocitos, de manera individual o formando grupos. El tejido en el que los adipocitos son el tipo celular primario se denomina tejido adiposo. Los adipocitos desempeñan un papel fundamental en la homeostasis energética.
GENERALIDADES
Para poder sobrevivir, el cuerpo necesita asegurar la entrega continua de energía a pesar del suministro muy variable de sustancias nutritivas desde el medio externo. Para satisfacer la demanda de energía del cuerpo cuando hay escasez de alimentos, el tejido adiposo almacena con mucha eficiencia el exceso de energía. El organismo posee una capacidad limitada para almacenar hidratos de carbono y proteínas; por lo tanto, las reservas de energía se almacenan dentro de las gotitas de lípidos de los adipocitos en la forma de triglicéridos.
Éstos representan una forma dinámica de almacenamiento de energía, que se incrementa cuando la ingesta de alimentos es mayor que el consumo energético, y se utiliza cuando el consumo energético es mayor que la ingesta de alimentos. La energía depositada en los adipocitos puede liberarse con rapidez para ser usada en otros sitios del organismo.
GENERALIDADES
Los triglicéridos son la forma más concentrada de almacenamiento de energía metabólica disponible para el ser humano.
Dado que carecen de agua, poseen alrededor del doble de la densidad energética de los hidratos de carbono y las proteínas. La densidad energética de los triglicéridos es de aproximadamente 37,7 kJ/g (9 cal/g), en tanto que la de los hidratos de carbono y las proteínas es de 16,8 kJ/g (4 cal/g).
En el caso de la privación de alimentos (inanición), los triglicéridos son una fuente esencial de agua y energía. Algunos animales pueden depender sólo del agua metabólica obtenida a partir de la oxidación de ácidos grasos para mantener su equilibrio hídrico. Por ejemplo, las jorobas del camello están formadas principalmente por tejido adiposo, y a partir de ellas obtiene el agua y la energía necesarias para sobrevivir en el desierto.
Los adipocitos cumplen otras funciones además de su papel como reservorio para el almacenamiento de grasa. También regulan el metabolismo energético mediante la secreción de sustancias paracrinas y endocrinas. El reciente descubrimiento de las funciones secretoras de los adipocitos ha cambiado las perspectivas acerca del tejido adiposo, y en la actualidad se le considera un órgano endocrino importante. Existe evidencia que relaciona el incremento en la actividad endocrina de los adipocitos con las complicaciones metabólicas y cardiovasculares asociadas con la obesidad.
GENERALIDADES
Existen dos tipos de tejido adiposo: blanco (unilocular) y pardo (multilocular).
Los dos tipos de tejido adiposo se denominan tejido adiposo blanco y tejido adiposo pardo debido a su color en estado vivo:
• El tejido adiposo blanco es el tipo predominante en el ser humano adulto.
• El tejido adiposo pardo está presente en el ser humano en grandes cantidades durante la vida fetal. Disminuye a lo largo de la primera década de vida pero continúa presente en cantidades variadas, en especial, alrededor de los órganos internos.
TEJIDO ADIPOSO BLANCO
Función del tejido adiposo blanco Las funciones del tejido adiposo blanco incluyen almacenamiento de energía, aislamiento térmico, amortiguamiento de los órganos vitales y secreción de hormonas. El tejido adiposo blanco (unilocular) representa al menos el 10 % del peso corporal total de un individuo saludable normal. Forma la capa adiposa de la fascia subcutánea (superficial) llamada panículo adiposo (lat. panniculus, tela fina) en el tejido conjuntivo subcutáneo. Dado que la conductividad térmica del tejido adiposo es sólo alrededor de la mitad de la del músculo esquelético, la fascia subcutánea (hipodermis) provee un aislamiento importante contra el frío porque reduce la pérdida de calor. Este tejido adiposo se concentra bajo la piel del abdomen, la región glútea, las axilas y los muslos.
Las diferencias en el espesor de esta capa adiposa según el sexo están dadas, en parte, por las diferencias entre las siluetas masculina y femenina. En ambos sexos, la región mamaria es un sitio preferencial para la acumulación del tejido adiposo; este tejido es el componente principal de la mama no lactante. En la mujer lactante, la almohadilla de grasa mamaria desempeña un papel importante en el sustento de la función de las mamas. Provee lípidos y energía para la producción de leche y también es un sitio de síntesis de diferentes factores de crecimiento que modulan las respuestas a los distintos esteroides, proteínas y hormonas que actúan sobre la función de la glándula mamaria.
TEJIDO ADIPOSO BLANCO
En los órganos internos, el tejido adiposo se localiza de forma preferencial en el omento mayor, el mesenterio y el espacio retroperitoneal, en donde suele ser abundante alrededor de los riñones. También se encuentra en la médula ósea y entre otros tejidos, donde rellena espacios. En la palma de las manos y la planta de los pies, por debajo del pericardio visceral (que tapiza la superficie externa del corazón) y en la órbita del globo ocular, el tejido adiposo funciona como una almohadilla protectora. Mantiene esta función estructural inclusive durante la ingesta calórica reducida; cuando el tejido adiposo de otros sitios agota sus lípidos, el tejido adiposo estructural no disminuye.
TEJIDO ADIPOSO BLANCO
El tejido adiposo blanco secreta una variedad de adipocinas, que incluyen hormonas, factores de crecimiento y citocinas. Los adipocitos sintetizan y secretan adipocinas, un grupo de sustancias biológicamente activas que incluyen hormonas, factores de crecimiento y citocinas (fig. 9-1). Por esta razón, el tejido adiposo es considerado muy importante en la homeostasis energética, la adipogénesis, el metabolismo de esteroides, la angiogénesis y la respuesta inmunitaria. El miembro más importante de las adipocinas es la leptina (gr. leptos, delgado), una hormona peptídica de 17 kDa descubierta en 1994. La leptina interviene en la regulación de la homeostasis energética y es un producto exclusivo de los adipocitos. La leptina inhibe la ingesta de alimentos y estimula la tasa metabólica y la pérdida de peso corporal. De esto modo, la leptina cumple los criterios de un factor de saciedad circulante que controla la ingesta de alimentos cuando el depósito de energía del organismo es suficiente. La leptina también participa en un mecanismo de señalización endocrino que informa sobre el estado energético del tejido adiposo a los centros cerebrales que regulan la ingesta de alimentos.
TEJIDO ADIPOSO BLANCO
Actúa sobre el sistema nervioso central, fijándose a receptores específicos ubicado principalmente en el hipotálamo. Además, la leptina informa sobre el estado de reserva de combustible en los adipocitos de los sitios de almacenamiento de lípidos a otros tejidos metabólicamente activos (es decir, del tejido adiposo a l muscular de un sitio diferente). Además de la leptina, el tejido adiposo secreta una variedad de adipocinas como adiponectina, resistina, proteína de unión a retinol 4 (RBP4), visfatina, apelina, inhibidor del activador de plasminógeno-1 (PAI-1), factor de necrosis tumoral (TNF), interleucina-6 (IL-6), proteína quimiotáctica de monocitos-1 (MCP-1) y angiotensinógeno (AGE). La leptina también produce hormonas esteroides (testosterona, estrógeno y glucocorticoides). Algunas adipocinas también se sintetizan en otros tejidos. Por ejemplo, el AGE se sintetiza en el hígado; el aumento de la producción de este péptido hormonal contribuye a la hipertensión (tensión arterial elevada), que es una complicación frecuente de la obesidad. Las hormonas sexuales y los glucocorticoides no se sintetizan de novo; en cambio, surgen de la conversión de formas inactivas por la acción de enzimas específicas expresadasen los adipocitos. Por consiguiente, estas enzimas pueden influir sobre el perfil de esteroides sexuales de las personas obesas. En la obesidad, el aumento de la secreción de factores de crecimiento factor de necrosis tumoral a [TNF-a], factor de crecimiento transformante b [TGF-b], y factor de crecimiento similar a la insulina I (IGF-I)) y citocinas (IL-6 y prostaglandinas) podría estar relacionado con alteraciones metabólicas y la aparición de diabetes. En la tabla 9-2 se resumen las moléculas más importantes producidas por los adipocitos, y sus funciones.
DIFERENCIACIÓN DE LOS ADIPOCITOS
Diferenciación de adipocitos Los adipocitos blancos se diferencian a partir de las células madre mesenquimatosas bajo el control de los factores de transcripción PPARg/RXR.
Durante el desarrollo embrionario, los adipocitos blancos se forman a partir de las células madre mesenquimatosas perivasculares indiferenciadas que se encuentran en la adven-ticia de las vénulas pequeñas (fig. 9-2). 
La información actual sugiere que un factor de transcripción llamado receptor gamma activado por proliferador peroxisómico (PPARg), en un complejo con el receptor X de retinoides (RXR), desempeña un papel decisivo en la diferenciación de los adipocitos y la iniciación del metabolismo de los lípidos. Este complejo induce la maduración de los lipoblastos (adipoblastos) tempranos o preadipocitos hacia células adiposasdel tejido adiposo blanco. 
DIFERENCIACIÓN DE LOS ADIPOCITOS
La mayoría de los genes diana del PPARg en el tejido adiposo ejerce un efecto sobre los mecanismos lipógenos e inicia el almacenamiento de triglicéridos. En consecuencia, el complejo PPARg/RXR se considera un regulador de tipo “interruptor maestro” en la diferenciación de los adipocitos blancos. 
El tejido adiposo blanco comienza a formarse en la vida fetal. Los lipoblastos, se desarrollan inicialmente en el feto a partir de células del estroma vascular situadas a lo largo de los vasos sanguíneos pequeños, y no poseen lípidos. A pesar de ello, estas células están destinadas a convertirse en adipocitos ya en esta etapa temprana mediante la expresión de los factores de transcripción PPARg/RXR. En ocasiones, la agrupación de estas células se denomina como órganos adiposos primitivos. Se caracterizan por la presencia de lipoblastos tempranos y capilares que proliferan en forma activa. 
DIFERENCIACIÓN DE LOS ADIPOCITOS
La acumulación de lípidos en los lipoblastos produce la morfología típica de los adipocitos.
Los lipoblastos tempranos se parecen a los fibroblastos pero desarrollan inclusiones lipídicas pequeñas y una lámina externa delgada.
Los estudios realizados con el microscopio electrónico de transmisión (MET) revelaron que los lipoblastos tempranos tienen configuración alargada, evaginaciones citoplasmáticas múltiples y gran abundancia de retículo endoplásmico y de aparato de Golgi. A medida que se inicia la diferenciación de los lipoblastos, aumenta la cantidad de vesículas y disminuye el retículo endoplásmico rugoso (RER). En un polo del citoplasma aparecen inclusiones lipídicas pequeñas. También aparecen vesículas pinocíticas y una lámina externa. La presencia de una lámina externa es una característica que distingue aún más a los adipocitos de las células propias del tejido conjuntivo
DIFERENCIACIÓN DE LOS ADIPOCITOS
Los lipoblastos intermedios se tornan ovoides conforme la acumulación de lípidos cambia las dimensiones celulares. Con el desarrollo continuo, los lipoblastos tempranos asumen una configuración oval. La característica más distintiva en esta etapa, es una gran concentración de vesículas y de pequeñas gotitas lipídicas alrededor del núcleo que se extienden hacia ambos polos de la célula. En la periferia de las inclusiones lipídicas se presentan partículas de glucógeno, y se tornan más obvias las vesículas pinocíticas y la lámina basal. Estas células se denominan lipoblastos intermedios.
El adipocito maduro se caracteriza por una sola inclusión lipídica muy grande rodeada por un reborde delgado de citoplasma.
En la etapa final de la diferenciación, las células aumentan de tamaño y se tornan más esféricas. Las pequeñas gotitas de lípido confluyen para formar una sola gota lipídica grande que ocupa la porción central del citoplasma. El retículo endoplásmico liso (REL) es abundante, en tanto que el RER es menos prominente. Estas células se denominan lipoblastos tardíos.
DIFERENCIACIÓN DE LOS ADIPOCITOS
Adipocitos y la iniciación del metabolismo de los lípidos. Este complejo induce la maduración de los lipoblastos (adipoblastos) tempranos o preadipocitos hacia células adiposas del tejido adiposo blanco. La mayoría de los genes diana del PPARg en el tejido adiposo ejerce un efecto sobre los mecanismos lipógenos e inicia el almacenamiento de triglicéridos. En consecuencia, el complejo PPARg/RXR se considera un regulador de tipo “interruptor maestro” en la diferenciación de los adipocitos blancos. El tejido adiposo blanco comienza a formarse en la vida fetal. Los lipoblastos, se desarrollan inicialmente en el feto a partir de células del estroma vascular situadas a lo largo de los vasos sanguíneos pequeños, y no poseen lípidos. A pesar de ello, estas células están destinadas a convertirse en adipocitos ya en esta etapa temprana mediante la expresión de los factores de transcripción PPARg/RXR. En ocasiones, la agrupación de estas células se denomina como órganos adiposos primitivos. Se caracterizan por la presencia de lipoblastos tempranos y capilares que proliferan en forma activa. La acumulación de lípidos en los lipoblastos produce la morfología típica de los adipocitos. 
DIFERENCIACIÓN DE OS ADIPOCITOS
Los lipoblastos tempranos se parecen a los fibroblastos
pero desarrollan inclusiones lipídicas pequeñas y una
lámina externa delgada. Los estudios realizados con el microscopio electrónico de transmisión (MET) revelaron que los lipoblastos tempranos tienen configuración alargada, evaginaciones citoplasmáticas múltiples y gran abundancia de retículo endoplásmico y de aparato de Golgi. A medida que se inicia la diferenciación de los lipoblastos, aumenta la cantidad de vesículas y disminuye el retículo endoplásmico rugoso (RER). En un polo del citoplasma aparecen inclusiones lipídicas pequeñas. También aparecen vesículas pinocíticas y una lámina externa. La presencia de una lámina externa es una característica que distingue aún más a los adipocitos de las células propias del tejido conjuntivo
DIFERENCIACIÓN DE lOS ADIPOCITOS
Los lipoblastos intermedios se tornan ovoides conforme la acumulación de lípidos cambia las dimensiones celulares. Con el desarrollo continuo, los lipoblastos tempranos asumen una configuración oval. La característica más distintiva en esta etapa, es una gran concentración de vesículas y de pequeñas gotitas lipídicas alrededor del núcleo que se extienden hacia ambos polos de la célula. En la periferia de las inclusiones lipídicas se presentan partículas de glucógeno, y se tornan más obvias las vesículas pinocíticas y la lámina basal. Estas células se denominan lipoblastos intermedios. El adipocito maduro se caracteriza por una sola inclusión lipídica muy grande rodeada por un reborde delgado de citoplasma. En la etapa final de la diferenciación, las células aumentan de tamaño y se tornan más esféricas. Las pequeñas gotitas de lípido confluyen para formar una sola gota lipídica grande que ocupa la porción central del citoplasma. El retículo endoplásmico liso (REL) es abundante, en tanto que el RER es menos prominente. Estas células se denominan lipoblastos tardíos.
DIFERENCIACIÓN DE OS ADIPOCITOS
 Después de un tiempo, la masa lipídica comprime el núcleo y lo desplaza hacia una posición excéntrica, lo cual produce el aspecto de un anillo de sello en las preparaciones teñidas con hematoxilina y eosina (H&E). Debido a que estas células poseen una sola inclusión lipídica, reciben el nombre de adipocitos uniloculares (lat. unus, uno; loculus, sitio o lugar pequeño) o lipocitos maduros.
Estructura de los adipocitosy del tejido Adiposo Los adipocitos uniloculares son células grandes, en ocasiones con un diámetro de 100 μm o más.
Cuando se encuentran aislados, los adipocitos uniloculares son esféricos, pero adoptan una forma ovalada o poliédrica al agruparse en el tejido adiposo. El gran tamaño de estas células se debe al lípido acumulado en las mismas. El núcleo se aplana y se desplaza hacia un lado de la masa lipídica; el citoplasma forma un borde delgado alrededor del lípido. En las preparaciones histológicas de rutina, las grasas se disuelven por acción de los solventes orgánicos, como el xileno; por consiguiente, el aspecto del tejido adiposo es el de una delicada malla con diseños poligonales (fig. 9-3). 
DIFERENCIACIÓN DE lOS ADIPOCITOS
La fina hebra de la malla que separa los adipocitos contiguos corresponde al citoplasma de ambas células y a una pequeña cantidad de matriz extracelular. No obstante, esta hebra suele ser tan delgada que sus componentes no se pueden
determinar con el microscopio óptico. El tejido adiposo recibe irrigación abundante a través de los vasos sanguíneos, y los capilares se pueden observar en los ángulos de la malla donde convergen adipocitos contiguos. Las impregnaciones argénticas muestran que los adipocitos están rodeados por fibras reticulares (colágeno tipo III), que son secretadas por ellos mismos. Otros métodos especiales también revelan la presencia de fibras nerviosas amielínicas y gran cantidad de mastocitos. En la tabla 9-2 se resumen las características del tejido adiposo blanco.
La masa lipídica del adipocito no está rodeada por membrana.
El MET demuestra que la interfaz entre la grasa contenida y el citoplasma circundante del adipocito está compuesta por una capa de lípidos condensados de 5 nm de espesor, reforzada por filamentos de vimentina paralelos con un diámetro de 5 nm a 10 nm. Esta capa separa el contenido hidrófobo de la gotita lipídica de la matriz citoplasmática hidrófila. El citoplasma perinuclear del adipocito contiene un aparato de Golgi pequeño, ribosomas libres, perfiles de RER cortos, microfilamentos y filamentos intermedios. 
DIFERENCIACIÓN DE lOS ADIPOCITOS
En el reborde delgado de citoplasma que rodea la gotita lipídica también se encuentran formas filamentosas de mitocondrias y muchos perfiles de REL (fig. 9-4). Regulación del tejido adiposo Es casi imposible separar la regulación del tejido adiposo de los procesos digestivos y de las funciones del sistema nervioso central. Estas señales hormonales y nerviosas interconectadas que surgen del tejido adiposo, del tubo digestivo y del sistema nervioso central forman el eje encefaloenteroadiposo que regula el apetito, el hambre, la saciedad y la homeostasis energética (fig. 9-5).
La cantidad de tejido adiposo en una persona está determinada por dos sistemas fisiológicos: uno asociado con la regulación del peso a corto plazo y el otro asociado con la regulación del peso a largo plazo.
La cantidad de tejido adiposo en una persona es regulada por dos sistemas fisiológicos. El primer sistema, que está asociado con la regulación del peso a corto plazo, controla el apetito y el metabolismo en forma cotidiana. Recientemente, se han vinculado con este sistema dos hormonas peptídicas sintetizadas en el tubo digestivo, conocidas como ghrelina, un estimulante del apetito y el péptido YY (PYY), un supresor del apetito. El segundo sistema, que está asociado con la regulación del peso a largo plazo, controla el apetito y el metabolismo en forma continua (durante meses o años). Dos hormonas principales, la leptina y la insulina, ejercen su efecto sobre este sistema junto con otras hormonas, como
La cantidad de tejido adiposo en una persona está determinada por dos sistemas fisiológicos: uno asociado con la regulación del peso a corto plazo y el otro asociado con la regulación del peso a largo plazo.
las hormonas tiroideas, los glucocorticoides y las hormonas hipofisiarias (v. fig. 9-5). La ghrelina y el péptido YY controlan el apetito como parte del sistema de regulación del peso corporal a corto plazo. El potente estimulante del apetito llamado ghrelina, descubierto hace poco tiempo, es un polipéptido pequeño de 28 aminoácidos producido por las células epiteliales gástricas. Además de su función estimulante del apetito, actúa sobre el lóbulo anterior de la glándula hipófisis para que libere la hormona del crecimiento. En el ser humano, la ghrelina actúa a través de receptores ubicados en el hipotálamo para aumentar la sensación de hambre. Por lo tanto, se considera que es un factor “iniciador de la alimentación”. Una mutación genética en el cromosoma 15 causa el síndrome de Prader-Willi, en el cual una producción excesiva de ghrelina conduce a una obesidad mórbida. En individuos con este síndrome, suele observarse una alimentación compulsiva y una obsesión por los alimentos desde muy jóvenes. El deseo de comer de estas personas es fisiológico y abrumador, y resulta muy difícil de controlar. Si no se tratan, estos pacientes mueren con frecuencia antes de los 30 años por complicaciones atribuibles a la obesidad.
La cantidad de tejido adiposo en una persona está determinada por dos sistemas fisiológicos: uno asociado con la regulación del peso a corto plazo y el otro asociado con la regulación del peso a largo plazo.
La pequeña hormona gastrointestinal de 36 aminoácidos de longitud llamada péptido YY es producida por el intestino delgado y cumple una función importante en la promoción y el mantenimiento de la pérdida de peso, ya que induce una mayor sensación de saciedad poco después de una comida. También actúa a través de receptores en el hipotálamoDos hormonas, la leptina y la insulina, tienen a su cargo la regulación del peso corporal a largo plazo. El descubrimiento del gen de la leptina (ob) que codifica un ARN mensajero (ARNm) adiposo-específico para leptina, ha mejorado los conocimientos sobre el mecanismo de la homeostasis energética. 
La cantidad de tejido adiposo en una persona está determinada por dos sistemas fisiológicos: uno asociado con la regulación del peso a corto plazo y el otro asociado con la regulación del peso a largo plazo
En modelos con animales de experimentación, la adición de leptina recombinante a ratones obesos ob/ob con deficiencia de leptina, hace que reduzcan la ingesta de alimentos y pierdan alrededor del 30 % de su peso corporal total, después de dos semanas de tratamiento. A diferencia de lo que ocurre con los ratones mutantes, en la mayoría de las personas obesas, tanto la concentración del ARNm de leptina en el tejido adiposo, como la concentración de leptina en suero, se encuentran elevadas. Esto se comprobó en todos los tipos de obesidad, sin importar si las causas eran factores genéticos, lesiones hipotalámicas o un aumento en la eficiencia de la utilización de los alimentos. Por causas que aún no se conocen, los adipocitos en estas personas obesas son resistentes a la acción de la leptina, y la administración de esta hormona no reduce la cantidad de tejido adiposo. En cambio, estudios en personas cuyo peso había disminuido y en pacientes con anorexia nerviosa, mostraron una disminución significativa en la concentración del ARNm de leptina en su tejido adiposo y en la concentración de leptina en suero. Recientes hallazgos clínicos indican que es muy probable que la leptina proteja el organismo contra la pérdida de peso en los períodos de privación de alimento. 
La insulina, la hormona pancreática que regula la concentración de glucosa en sangre (glucemia), también participa en la regulación del metabolismo del tejido adiposo. Estimula la conversión de glucosa en los triglicéridos de la gotita lipídica por el adipocito. Al igual que la leptina, la insulina regula el peso porque actúa sobre centros nerviosos superiores en el hipotálamo. A diferencia de la leptina, la insulina es necesaria para la acumulación de tejido adiposo. En la actualidad, el diseño de fármacos contra la obesidad está centrado en sustancias que puedan inhibir los mecanismos de señalizaciónde la insulina y la leptina en el hipotálamo. Factores neurales y hormonales influyen en el depósito y la movilización de los lípidos. Una de las principales funciones metabólicas del tejido adiposo comprende la captación de ácidos grasos de la sangre y su conversión en triglicéridos dentro del adipocito. Después, los triglicéridos se almacenan en la gotita lipídica de la célula. Cuando el tejido adiposo es estimulado por mecanismos neurales u hormonales, los triglicéridos se desdoblan en glicerol y ácidos grasos, un proceso denominado movilización. Los ácidos grasos atraviesan la membrana del adipocito para introducirse en un capilar. Aquí se unen a la proteína transportadora albúmina y son transportados a otras células que utilizan los ácidos grasos como combustible metabólico. La movilización neural es de particular importancia durante los períodos de ayuno y de exposición a frío intenso. Durante las etapas iniciales de la inanición experimental en roedores, las células de una almohadilla adiposa desnervada continúan acumulando grasa. Los adipocitos de la almohadilla contralateral intacta movilizan los lípidos. 
En la actualidad, se sabe que la noradrenalina (liberada por los axones de las neuronas del sistema nervioso simpático) inicia una serie de pasos metabólicos que conducen a la activación de la lipasa. Esta enzima desdobla los triglicéridos, que constituyen más del 90 % de los lípidos almacenados en el adipocito. Esta actividad enzimática es uno de los primeros pasos en la movilización de los lípidos. La movilización hormonal comprende un sistema complejo de hormonas y enzimas que controla la liberación de ácidos grasos desde los adipocitos. Este sistema incluye la insulina, las hormonas tiroideas y los esteroides suprarrenales. La insulina es una hormona importante que promueve la síntesis de lípidos mediante la estimulación de la sínte- acetil- CoA carboxilasa), y suprime la degradación de lípidos debido a que inhibe la acción de la lipasa sensible a hormonas y bloquea así la liberación de ácidos grasos. 
TEJIDO ADIPOSO PARDO
El glucagón, otra hormona pancreática, y la hormona de crecimiento de la glándula hipófisis, aumentan la utilización de los lípidos (lipólisis). Además, las concentraciones elevadas del factor de necrosis tumoral a (TNF-a) se han señalado como un factor causal en el desarrollo de la resistencia a la insulina relacionada con la obesidad y la diabetes.
 
El tejido adiposo pardo, abundante en los neonatos, se encuentra muy reducido en los adultos. El tejido adiposo pardo es un tejido termógeno esencial que se encuentra presente en grandes cantidades en el neonato, lo que ayuda a protegerlo de la gran pérdida de calor que es resultado de la desfavorable relación entre su superficie y su masa, y evita la hipotermia mortal (un importante riesgo de muerte en los lactantes prematuros). En los neonatos, el tejido adiposo pardo representa casi el 5 % de la masa corporal total y se localiza en el dorso, a lo largo de la mitad superior de la columna vertebral, y extendido hacia los hombros. 
TEJIDO ADIPOSO PARDO
La cantidad de tejido adiposo pardo disminuye en forma gradual a medida que el cuerpo crece, pero su distribución es amplia durante la primera década de vida en las regiones cervical, axilar, paravertebral, del mediastino, esternal, y abdominal. Luego desaparece de casi todas partes, excepto alrededor de los riñones, las glándulas suprarrenales y los grandes vasos (p. ej., aorta), y en regiones de cuello (cervical profunda y supraclavicular), del dorso (interescapular y para vertebral) y del tórax (mediastino). La tomografía de emisión de positrones (PET), que se utiliza para detectar células neoplásicas en base a su absorción de grandes cantidades de glucosa marcada radiactivamente (18F-FDG), es capaz de detectar patrones característicos del tejido adiposo pardo dentro de las regiones del organismo adulto que se mencionan arriba (v. cuadro 9-3). Estos hallazgos se confirmaron con la biopsia del tejido.
Los adipocitos del tejido pardo (multilocular) contienen muchas gotitas de lípidos.
Las células del tejido adiposo pardo (multilocular) son más pequeñas que las del tejido adiposo blanco (unilocular). El citoplasma de cada célula contiene muchas gotitas de lípido pequeñas, de allí el nombre de multilocular, en oposición al adipocito blanco unilocular que contiene una sola gota lipídica muy grande. En general, el núcleo del adipocito pardo maduro es excéntrico pero no está aplanado como el núcleo
TEJIDO ADIPOSO PARDO
En los cortes de rutina teñidos co H&E, el citoplasma de los adipocitos pardos está compuesto sobre todo de espacios redondeados vacíos porque los lípido que habitualmente ocupan esos espacios, se pierden durante a preparación (fig. 9-6). El adipocito pardo contiene muchas mitocondrias esféricas grandes con una gran cantidad de crestas un aparato del Golgi pequeño, y sólo pequeñas cantidades de RER y REL. Las mitocondrias contienen abundante cantidad de citocromo oxidasa, la cual le confiere el color pardo a las células El tejido adiposo pardo está subdividido en lobulillos a través de tabiques de tejido conjuntivo, pero el estroma conjuntivo entre las células de un mismo lobulillo es escasa. El tejido posee un extenso suministro de capilares que realzan su color. Entre los adipocitos, se hallan presente abundantes fibras nerviosas amielínicas adrenérgicas del sistema nervioso simpático. Las características del tejido adiposo pardo se enumeran en la tabla 9-2. Los adipocitos pardos se diferencian a partir de las células madre mesenquimatosas bajo el control de los factores de transcripción PRDM16/PGC-1. Los adipocitos pardos también derivan de las células madre mesenquimatosas pero de un linaje distinto del que derivan los adipocitos blancos. Los experimentos de rastreo de linaje demuestran que el tejido adiposo pardo y el músculo esquelético derivan de células progenitoras miogénicas esqueléticas comunes presentes en los dermatomiotomas del embrión en desarrollo. A diferencia de lo que ocurre con los del adipocito blanco. adipocitos blancos, la diferenciación de los adipocitos pardos está bajo el control directo de un par distinto de factores de transcripción. 
TEJIDO ADIPOSO PARDO
Cuando la proteína con dedos de zinc llamada PRDM16 (PR domain containing 16 = proteína 16 con dominio PR) se activa, células progenitoras miogénicas sintetizan varios miembros de la familia PGC-1 (PPARg coactivator-1 = coactivador 1 de PPARg) de factores de transcripción. En consecuencia, PRDM16/PGC-1 se considera un regulador de tipo “interruptor maestro” de la diferenciación de los adipocitos pardos. Estos factores, a su vez regulan la expresión de genes (p. ej., UCP-1) que codifican una proteína mitocondrial específica llamada proteína desacoplante (UCP-1 = uncoupling protein 1) o termogenina (una proteína de 33 kDa de la membrana mitocondrial interna), que es indispensable para el metabolismo de los adipocitos pardos (termogénesis). Las observaciones clínicas confirman que en condiciones normales, el tejido adiposo pardo puede expandirse en respuesta al aumento de la concentración sanguínea de noradrenalina. Esto se torna obvio en los pacientes que tienen un feocromocitoma, un tumor endocrino de la médula suprarrenal que secreta cantidades excesivas de adrenalina y noradrenalina. En estos pacientes, el gen UCP-1 se activa por la estimulación de la noradrenalina, que también protege los adipocitos pardos mediante la inhibición de la apoptosis. Anteriormente, se creía que las proteínas desacoplantes sólo se expresaban en el tejido adiposo pardo. Recientemente, se han descubierto varias proteínas desacoplantes similares en otros tejidos. La UCP-2 está vinculada con la hiperinsulinemia y la obesidad, y podría participar en la regulación del peso corporal. 
TEJIDO ADIPOSO PARDO
La UCP-3 se expresa en el músculo esquelético y podría ser la causa de los efectos termógenos de la hormona tiroidea. Las UCP-4 y -5 son moléculas mitocondriales específicas del encéfalo.El metabolismo de los lípidos en el tejido adiposo pardo genera calor en el proceso conocido como termogénesis.
Los animales que hibernan poseen una gran cantidad de tejido adiposo pardo. Este tejido les sirve como una fuente disponible de lípidos. Al oxidarse, produce calor para aumentar la temperatura de la sangre que circula a través de la grasa parda al momento de despertar de la hibernación, y para mantener la temperatura corporal durante la exposición al frío. Este tipo de generación de calor se conoce como termogénesis sin temblor. El tejido adiposo pardo también está presente en los animales que no hibernan y en los seres humanos, e igualmente sirve como fuente de calor. El sistema nervioso simpático estimula los adipocitos pardos para movilizar los lípidos y generar calor, como ocurre en el tejido adiposo blanco. Por lo tanto, es probable que el tejido adiposo pardo normalmente presente pueda inducirse y funcionar en el contexto de la termogénesis adaptativa humana. Las investigaciones futuras están siendo dirigidas hacia la búsqueda de mecanismos para aumentar la diferenciación del tejido pardo, lo cual puede convertirse potencialmente en un tratamiento atractivo tanto para la obesidad inducida por la dieta como para la adquirida en forma genética. 
TEJIDO ADIPOSO PARDO
La actividad termógena del tejido adiposo pardo es facilitada por la UCP-1 que se encuentra en la membrana mitocondrial interna. Las mitocondrias de las células eucarióticas producen y almacenan energía en la forma de un gradiente electroquímico de protones a través de la membrana mitocondrial interna. Como ya se describió (v. pág. 57-61), esta energía se utiliza para sintetizar adenosina trifosfato (ATP) cuando los protones retornan a la matriz mitocondrial a través de la enzima ATP sintetasa ubicada en la membrana mitocondrial interna. 
Las peculiares mitocondrias grandes, redondas, que se encuentran en el citoplasma de las células del tejido adiposo pardo contienen la proteína desacoplante (UCP-1), que desacopla la oxidación de los ácidos grasos de la producción deATP. De este modo, los protones pueden retornar desde el espacio intermembranal hacia la matriz mitocondrial junto con el gradiente sin pasar a través de la ATP sintetasa y, por ende, sin producir ATP. Esto puede ocurrir porque se encuentra disponible una vía alternativa para el retorno de los protones a través de la UCP-1, que facilita el transporte protónico a través de la membrana mitocondrial interna. La salida de los protones del espacio intermembranal disipa el gradiente protónico mitocondrial, y así desacopla la respiración de la síntesis de ATP. La energía producida por la mitocondria entonces se disipa como calor en un proceso denominado termogénesis.
TEJIDO ADIPOSO PARDO
La actividad metabólica del tejido adiposo pardo es regulada por el sistema nervioso simpático y está relacionada con la temperatura ambiental exterior. La actividad metabólica del tejido adiposo pardo es regulada, en gran medida, por la noradrenalina liberada por las terminaciones nerviosas simpáticas, la cual estimula la lipólisis y la hidrólisis de los triglicéridos, y aumenta la expresión y la actividad de las moléculas de UCP-1 en las mitocondrias. En animales de experimentación, se ha comprobado que la actividad de la UCP-1 aumenta durante la exposición al frío. Además, el frío estimula la utilización de la glucosa en los adipocitos pardos por la expresión excesiva de transportadores de glucosa (GLUT-4). Estudios clínicos recientes que utilizaron tomografía de emisión de positrones (PET) en adultos, han demostrado una relación directa entre la temperatura exterior y la cantidad de grasa parda acumulada en el organismo. Se ha reportado un aumento de la cantidad de tejido adiposo pardo en el cuello en general y en la región supraclavicular durante los meses invernales, en especial en las personas delgadas. Este fenómeno se sustenta también en los hallazgos en autopsias, de una cantidad mayor de grasa parda en quienes trabajan a la intemperie y se exponen al frío. En la actualidad, las técnicas modernas de obtención de imágenes moleculares permiten que los clínicos identifiquen con precisión los sitios de distribución de la grasa parda en el organismo, lo cual es indispensable para el diagnóstico adecuado de las lesiones neoplásicas (TRANSDIFERENCIACIÓN DEL TEJIDO ADIPOSO) 
Los adipocitos pueden sufrir transformaciones de blanco a pardo y de pardo a blanco en respuesta a las necesidades
termógenas de un organismo. La exposición a temperaturas frías crónicas aumenta las necesidades termógenas de un organismo. Algunos estudios han demostrado que en estas condiciones, los adipocitos blancos maduros pueden transformarse en adipocitos pardos para generar calor corporal. De modo inverso, los adipocitos pardos pueden transformarse en adipocitos blancos cuando el equilibrio energético es positivo y el organismo requiere un aumento en la capacidad de almacenamiento de triglicéridos. Este fenómeno, conocido como transdiferenciación, se ha observado en animales de experimentación. Después de 3 a 5 días de exposición al frío, la acumulación de tejido adiposo blanco en los ratones sufre el “fenómeno de pardeamiento” para producir bolsas de adipocitos multiloculares que contengan UCP-1. Este cambio en el fenotipo de los adipocitos ocurre en ausencia de divisiones celulares (no hay aumento en el contenido de ADN) o apoptosis, indicando que los adipocitos blancos se transforman directamente en adipocitos pardos. Estos hallazgos también se sustentan en observaciones de expresión diferencial de genes. Vale la pena mencionar el hecho de que los ratones con abundancia natural o inducida de tejido adiposo pardo son resistentes a la obesidad, mientras que los ratones genéticamente modificados sin adipocitos pardos funcionales son propensos a la obesidad y a la diabetes tipo 2. Si el fenómeno de pardeamiento se produce por un mecanismo de reprogramación genómico, dicho mecanismo podría ser usado para desarrollar métodos terapéuticos futuros destinados a controlar la cantidad de tejido adiposo pardo en el organismo. Este descubrimiento puede conducir al control de la obesidad y la diabetes tipo 2.
La transdiferenciación de blanco a pardo del tejido adiposo es inducida por la exposición al frío y la actividad física 
La exposición al frío y la actividad física inducen la conversión de los adipocitos blancos a pardos, a través de varias vías moleculares. El sistema nervioso central es sensible a las bajas temperaturas, lo que causa un incremento en la estimulación del sistema nervioso simpático noradrenérgico. La estimulación por el ejercicio físico es más complicada e involucra la secreción de los péptidos auricular y ventricular en el miocardio que actúan sobre el riñón, lo que a su vez activa los factores de transcripción esenciales para la diferenciación de los adipocitos pardos. Otros activadores de la transdiferenciación incluyen la reprogramación de los genes del tejido adiposo mediante la activación de factores de transcripción específicos (reguladores maestros), y factores de crecimiento como el factor de crecimiento de fibroblastos 21 (FGF-21). En el futuro, estas moléculas y vías de señalización involucradas en la transdiferenciación de adipocitos pueden abrir nuevos caminos en los tratamientos farmacológicos de la obesidad, diabetes y otras enfermedades metabólicas.
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