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Baroni_La multidimensionalidad de los problemas sociales

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La multidimensionalidad
 
de los problemas sociales y humanos
Ariane Baroni B.*
E l tiempo y el espacio constituyen dos dimensiones esenciales en las cuales 
se desarrollan todas las sociedades: lo 
que vivimos ahora deriva del pasado y to -
das las sociedades existen en un espacio 
geográfico.
Tradicionalmente, se estimó que el 
historiador estudia la dimensión tem-
poral de las sociedades, mientras que el 
geógrafo se dedica al conocimiento del 
espacio donde se desenvuelven. Todos 
sabemos que no se puede entender real-
mente nuestra sociedad sin conocer su 
historia, y por supuesto no una historia 
de fechas y héroes que no ilustra nada, 
sino una que explique los procesos de 
continuidad y cambios por los cuales 
atravesó, que engendraron los proble-
mas actuales, forjaron las mentalidades, 
las costumbres.
Desde finales del siglo XIX y hasta los 
años sesenta y setenta del XX, se consi-
deraba a la geografía como la ciencia que 
estudiaba las relaciones entre el medio 
ambiente natural y el humano. Sin em-
bargo, a medida que avanzaba el siglo 
XX, que aumentaban las poblaciones, se 
desarrollaban metrópolis, la industria, las 
comunicaciones, y que el planeta estaba 
más afectado por la acción del hombre, 
la geografía amplió mucho su campo de 
estudio. El espacio geográfico o el terri-
* Profesora-investigadora del Departamento de Historia y Antropología de la Universidad de Sonora. Doctora en Ciencias Económicas y Sociales, mención 
Geografía, por la Universidad de Ginebra, Suiza. abaroni@sociales.uson.mx
torio que ocupa una sociedad se volvió 
una construcción humana. Las socieda-
des crean espacios, construyen ciudades, 
caminos, campos agrícolas, transforman 
los espacios terrestres, de tal forma que 
en la actualidad el medio ambiente “ori-
ginal” o “natural” ya no existe como tal 
sobre el planeta (aun el Antártico des-
habitado está afectado por la actividad 
humana).
Los espacios son construcciones hu-
manas que, según el momento y el lugar, 
se forjan en función de la sociedad que 
los utiliza, según su cultura, su sistema 
económico, político, social, su nivel tec-
nológico, su ideología. El espacio es re-
flejo y parte integral de la sociedad que 
lo habita, una “instancia, una dimensión 
de la totalidad social”1; es dinámico, man-
tiene elementos del pasado mientras se 
transfigura a medida que la sociedad 
cambia. 
En el espacio ocurren una serie de 
fenómenos sociales, políticos, económi-
cos, entre otros, que no son construc-
ciones “materiales”, que el observador 
no iniciado no puede ver directamente, 
como las relaciones sociales, la circula-
ción de ideas, las migraciones, etcétera. 
Para apreciarlos, durante mucho tiempo 
“se han fragmentado los campos de com-
petencia en función de sus disciplinas y 
modos de pensar compartimentados”2, 
lo que produce un rompecabezas ininte-
ligible. Edgar Morin plantea la necesidad 
de incluir en los estudios de las socieda-
des las dimensiones histórica, económi-
ca, sociológica, religiosa, política, cultu-
ral, espacial; el conocimiento pertinente 
debe reconocer esta multidimensionali-
dad e insertar estos componentes3. 
Las “falsas” racionalidades progresis-
tas de las políticas actuales, se basan casi 
exclusivamente en modelos económicos 
que favorecen no a las naciones en su 
conjunto, sino los intereses del grupo 
dominante, el que tiene el poder de de-
cisión; para que el progreso fuera real, la 
calidad de vida debería mejorar para el 
conjunto de la población y no sólo para 
unos cuantos. Pero lo que se nota en el 
mundo actual es una agravación de los 
desequilibrios, un aumento de la mise-
ria, del éxodo rural, del desempleo; se 
Los espacios son construcciones 
humanas que se forjan en función 
de la sociedad que los utiliza, 
según su cultura, su sistema 
económico, político, social, su 
nivel tecnológico, su ideología.
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multiplican los suburbios insalubres donde se desarrolla la de-
lincuencia, sólo por mencionar algunos de los problemas que 
ha engendrado el famoso “progreso” basado en la economía 
liberal y neoliberal4. 
Abordando otra vertiente del tema, “la geografía está en to-
das partes inscrita en la vida cotidiana”5; igualmente, la historia 
y el tiempo forman parte de la vivencia de todos: diariamente 
recorremos una distancia en un cierto tiempo para ir de nues-
tra casa al trabajo, a la escuela, al supermercado o a lugares de 
descanso y distracción. Lo hacemos a través de diversos me
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dios de transporte, que toman tiempos distintos. Habitamos 
una cierta colonia, un barrio, antiguo o nuevo, céntrico o en las 
afueras de una ciudad; vivimos un espacio aun sin darnos cuen-
ta, nos identificamos con él o no, sentimos sus olores, oímos 
sus ruidos, respiramos su polvo o aprovechamos sus parques 
(¡cuando hay!); tenemos que cruzar charcos cuando llueve, te-
memos que pasar por lugares inseguros. Todo esto es vivir un 
determinado espacio en un momento dado. 
En las últimas décadas del siglo pasado, la geografía dio 
cuenta de la necesidad de acercarse al hombre “habitante”, de-
sarrollando lo que se llamó “geografía de la percepción”: ¿cómo 
el individuo o una colectividad percibe el espacio? ¿Cómo lo 
percibe un habitante de una colonia de clase alta? ¿Cómo lo 
perciben los que viven en casas de cartón de las afueras de una 
ciudad, que ni siquiera acceden a medios de transporte opor-
tunos? En este sentido, el espacio es “patrimonio territorial”, 
que tiene una historia, la del hombre-habitante que le asigna 
un valor.
El tema es amplio y se podría escribir mucho más sobre 
él. Por ahora sólo quisiera añadir que la amplitud de los co-
nocimientos necesarios para abarcar todas las disciplinas (un 
investigador no puede ser sociólogo, economista, psicólogo, 
En las últimas décadas del siglo pasado, la 
geografía dio cuenta de la necesidad de acer-
carse al hombre “habitante”, desarrollando lo 
que se llamó “geografía de la percepción”.
geógrafo, historiador, arquitecto, ingeniero, etcétera, al mis-
mo tiempo) obliga a encontrar nuevas metodologías tomadas 
también de diversas disciplinas, así como nuevas modalidades 
de investigación para abarcar las distintas dimensiones de la 
sociedad. Se pueden formar equipos con miembros de varias 
disciplinas, lo que se ha intentado pero no siempre con éxito, 
quizás por la carencia de un enfoque común de sus integrantes 
o por las barreras entre las diversas especialidades. Para que un 
investigador pueda tomar en cuenta esta multidimensionalidad 
de la sociedad, es necesario abordar un estudio a partir de un 
problema concreto y considerarlo en sus diversas dimensiones, 
en particular histórica, (¿cuándo y cuál fue el proceso que ge-
neró el problema?) y geográfica (¿cuáles son las características 
del espacio donde se estudia el problema?), sin descuidar los 
factores económicos, tecnológicos, políticos. Desde hace tiem-
po las especialidades de las ciencias sociales evolucionaron in-
cluyendo metodologías y enfoques de otras disciplinas, y hay 
que seguir en esa dirección. 
Para terminar propongo reflexionar sobre los problemas 
engendrados por el crecimiento de la ciudad de Hermosillo, 
el espacio que podemos observar diariamente; su desarrollo 
que refleja la política de los empresarios con la construcción 
de grandes centros comerciales y de negocios, la creación de 
colonias “cerradas” para protegerlas de la delincuencia, la am-
plificación de la superficie construida, el aumento del tráfico 
y la contaminación, el famoso fracaso de las nuevas rutas de 
los camiones urbanos, la falta de áreas verdes, la destrucción 
o abandono de parques, la escasez de agua, sin contar las dis-
paridades de la calidad de vida de una colonia a otra. Esto sólo 
para dar algunos ejemplos; seguramente el lector de estas lí-
neas encontrará otros problemas que se podrían estudiar con 
un enfoque que abarcaría el tiempo y el espacio.
1 Hiernaux, Daniel y Lindón, Alicia, “El 
concepto de espacio y elanálisis regio-
nal”, Secuencia, México, núm. 25, ene-
ro-abril de 1993, pp. 89-103.
2 Morin, Edgar y Brigitte Kern, Tierra 
patria, trad. de Manuel Serrat, Barcelo-
na, Kairós, 1993, p. 171.
3 Morin, Edgar, Les sept savoirs nécess-
aires à l’éducation du future, Paris, Édi-
tion du Seuil, 2000, p. 38.
4 Véase Morin, Edgar, obras citadas.
5 Bally, Antoine y Scariati, Renato, Vo-
yage en géographie, Paris, Anthropos, 
1999 (citado por Ferrier, Jean-Paul, “Et 
si nous disions ‘territoriel’”, Le Globe, 
revue genevoise de géographie; Habiter, 
Genève, 1999, tome 139, pp. 19-28).
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Foto: Ivette Valenzuela

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