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Legalidad, legitimidad y efectividad de los sistemas punitivos: El caso de la comuna 13 de la ciudad de Medellín, 2000 – 2005 Tesis para optar al título de Maestría en Ciencia Política Hernando León Londoño Berrío UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS 2007 II DEDICATORIA A Marco Tulio Ospina y Haider Ramírez, líderes auténticos de la Comuna 13, a quienes sinceramente les pertenece lo relevante que en términos de la política hay en este trabajo. A mis compañeros del grupo de investigación “Conflictos y Violencias” y mis otros amigos. A mis maestros, J. Guillermo, Jesús María, Héctor Abad, Alfredo, Eduardo; y especialmente, a María Teresa Uribe, aunque su sencillez la ruborice y se quede con el interrogante, de por qué. Estas páginas son el producto de una semilla sembrada por ellos. A mis padres, y hermanos, por tener el dominio y la hegemonía en mi corazón. A mi asesor, William Fredy, porque si no fuera por sus luces e inteligencia, me hubiera extraviado; y si no fuera por sus observaciones, este trabajo no sería inteligible. “Un Dios se lo pague”, y él sabe por qué se lo expreso en estos términos. III “Las fábricas de opinión pública echan leña a la hoguera de la histeria colectiva, y mucho contribuyen a convertir la seguridad pública en obsesión pública. Cada vez tienen más eco los gritos de alarma que se pronuncian en nombre de la población indefensa ante el acoso del crimen. Se multiplican los asustados, y los asustados pueden ser más peligrosos que el peligro que los asusta. Para acabar con la falta de garantías de los ciudadanos se exigen leyes que suprimen las garantías que quedan; y para dar más libertad a los policías, se exigen leyes que sacrifican la libertad de todos los demás, incluso en países como el Uruguay, donde las estadísticas confiesan que los policías son en proporción, los ciudadanos que más delitos cometen. No solo los vividores de la abundancia se sienten amenazados. También la clase media, y también numerosos sobrevivientes de la escasez: pobres que sufren el asalto de otros pobres más pobres o más desesperados. En sociedades que prefieren el orden a la justicia hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares del orden: hay cada vez más gente convencida de que no hay ley que valga ante la invasión de los fuera de la ley”. Eduardo Galeano Eduardo Galeano. “El sacrificio de la justicia en los altares del orden”, Conferencia pronunciada en el Auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, el día 21 de junio de 1996. IV INDICES CAPÍTULO PRIMERO: EL LUGAR DE LA INDAGACIÓN: COMUNA 13 (2002-2005). Pág. INTRODUCCIÓN 1. CARACTERÍSTICAS HISTÓRICAS, SOCIO ECONÓMICAS Y POLÍTICAS DE LA COMUNA 13 1.1 ASENTAMIENTO Y FORMACIÓN DE BARRIOS. 1.2 DENSIDAD POBLACIONAL, ESTRATIFICACIÓN Y VIVIENDA. 1.3 EDUCACIÓN, SALUD Y EMPLEO. 2. EL CONFLICTO ARMADO EN LA COMUNA 13 2.1 CONSTRUCCIÓN DE BARRIOS, CONFLICTOS ENTRE VECINOS Y EMERGENCIA DE “BANDAS”: 1978-1986. 2.1.1 Justicia por “mano propia”. 2.1.2 Las Bandas. 2.2 PRESENCIA Y HEGEMONÍA DE MILICIAS: 1986-1996. 2.2.1 Sobre el origen y la conformación de las milicias. 2.2.2 Sobre la Seguridad como eje de posicionamiento de Las Milicias. 2.2.3 Sobre la relación de las Milicias con líderes y organizaciones comunitarias. 2.2.4 Sobre la relación de las Milicias con el Estado. 2.2.5 Sobre las finanzas milicianas. 2.2.5 La hegemonía amenazada. V 2.3 DISPUTA TERRITORIAL ENTRE ACTORES ARMADOS ILEGALES: EL ARRIBO DEL PARAMILITARISMO. 2.3.1 Cercando el territorio de la Comuna 13. 2.3.2 Cooptación de milicianos y bandas. 2.3.3 Sobre el eje de posicionamiento del paramilitarismo. 2.3.4 Sobre la relación del paramilitarismo con la comunidad. 2.3.5 Sobre las relaciones del paramilitarismo con el Estado. 2.4 LOS OPERATIVOS MILITARES EN LA COMUNA 13: EL ARRIBO DEL ESTADO. 2.4.1 Razones de la intervención militar del Estado. 2.4.2 Los operativos militares. 2.4.3 La comunidad: ¿enemiga o el agua en la que nada el pez? 2.5 POST-ORION: 2002-2006. 3. PARAMILITARIZACIÓN DE LA COMUNA 13 3.1 EL RECLUTAMIENTO DE JÓVENES. 3.2 FUENTES DE FINANCIAMIENTO. 3.3 PROYECCIÓN POLÍTICA DEL PARAMILITARISMO. 3.4 PROYECCIÓN SOCIAL DEL PARAMILITARISMO. 4. RENACIMIENTO DE LA ACTIVIDAD POLÍTICA DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES VI CAPÍTULO SEGUNDO: SISTEMAS PUNITIVOS EN LA COMUNA 13 Pág. 1. EL CONCEPTO DE SISTEMA PUNITIVO 1.1 DESDE LA PERSPECTIVA JURÍDICO-DOGMÁTICA. 1.2 DESDE LA PERSPECTIVA SOCIO-JURÍDICA Y CRIMINOLÓGICO- CRÍTICA. 1.2.1 La detención-desaparición como pena. 1.2.2 Los penas y tratos crueles, también son penas. 1.2.3 “La combinación de todas las formas de lucha”: de los sistemas penales subterráneo y paralelo al derecho penal de enemigo. 1.3 DESDE LA PERSPECTIVA DE LA POLÍTICA. 2. SISTEMA PUNITIVO DE LAS MILICIAS 2.1 CONDUCTAS CRIMINALIZADAS Y CASTIGOS. 2.1.1 Violencia intrafamiliar, consumo de estupefacientes, hurto: lo constante. 2.1.2 La corrupción. 2.1.3 La sospecha. 2.1.4 La crítica. VII 2.1.5 La moral y las expresiones estéticas. 2.1.6 Regulación de las relaciones vecindad. 2.1.7 Remisos. 2.2 LOS ENEMIGOS INTERNOS (O UNA PARODIA DEL “DERECHO PENAL DEL ENEMIGO”). 2.2.1 Las bandas. 2.2.2 Los políticos “tradicionales”. 2.2.3 Los disidentes. 2.3 EL PROCESO: PROCEDIMIENTOS PARA LA INVESTIGACIÓN, JUZGAMIENTO E IMPOSICIÓN DE LAS PENAS. 2.3.1 Remedo del proceso moderno. 2.3.2 Los Informantes. 2.3. El primado eficientista. 2.3.4 La publicidad del sistema y las normas en la comunidad. 2.4 CONSIDERACIONES COMPLEMENTARIAS. 3. SISTEMA PUNITIVO PARAMILITAR 3.1 INTERVENCIÓN PUNITIVA MARGINAL O INCONSTANTE. 3.2 INTERVENCIÓN PUNITIVA DECIDIDA Y CONSTANTE. VIII 3.2.1 Sobre “los sospechosos”. 3.2.2 Sobre los contradictores y opositores. 3.2.3 Por medio de la desaparición forzada. 3.2.4 Por medio del desplazamiento forzado. 3.3 PROCEDIMIENTOS DE INVESTIGACIÓN Y FORMAS DE PUBLICITAR PROHIBICIONES. 4. SISTEMA PUNITIVO ESTATAL 4.1 LAS PENAS SIN DELITOS. 4.1.1 Los allanamientos masivos. 4.1.2 Las capturas masivas. 4.2 INFORMANTES Y DELATORES (O LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA INSEGURIDAD Y LA DESCONFIANZA). CAPÍTULO TERCERO: EL IMPACTO DE LAS PRÁCTICAS PUNITIVAS EN LA LEGITIMACIÓN DE LOS ACTORES ARMADOS EN LA COMUNA 13 1. REFERENTES PARA OPERAR CON EL CONCEPTO DE LEGITIMIDAD IX 2. LA LEGITIMIDAD DE LAS MILICIAS 2.1 EL PROCESO DE LEGITIMACIÓN DE LAS MILICIAS 2.1.1 Las políticas públicas estatales 2.1.2 La garantía de “seguridad” 2.1.3 La “administración de justicia” miliciana 2.1.4 El clientelismo armado 2.1.5 Garantes de servicios públicos domiciliarios 2.1.6 Respaldo a los procesos de invasión y administración de los territorios 2.1.7 Nexos familiares y afectivos con la comunidad 2.2 EL PROCESO DE DESLEGITIMACIÓN DE LAS MILICIAS 2.2.1 Cambios en la percepción sobre el sistema punitivo miliciano 2.2.2 Incremento de las exigencias de obediencia y lealtad 2.2.3 Los “excesos” y las intolerancias 2.2.4 ¿Actores políticos o “delincuentes” sin causa? 2.2.5 Interferencia en el empoderamiento de la comunidad 2.2.6 Las consecuencias “colaterales” de la guerra se hicieroninsoportables 3. LA LEGITIMIDAD DEL PARAMILITARISMO 3.1 LA LEGITIMIDAD DEL PARAMILITARISMO 3.1.1 El enemigo de mis enemigos, es un amigo X 3.1.2 Garantes de la seguridad y el orden 3.2 LA ILEGITIMIDAD DEL PARAMILITARISMO 3.2.1 Peor la cura que la enfermedad 3.2.2 “Conejo” al proceso de negociación 3.2.3 La arbitrariedad de la sospecha y el sentimiento de vulnerabilidad 3.2.4 Las “vacunas” 4. LA LEGITIMIDAD DEL ESTADO 4.1 LA LEGITIMACIÓN DEL ESTADO 4.1.1 Durante la configuración de los barrios, la presencia de las bandas y ell dominio de las Milicias 4.1.2 Las prácticas punitivas con motivo de los operativos militares 4.1.3 Las prácticas punitivas postorion 4.2 DESLEGITIMACIÓN DEL ESTADO 4.2.1 Durante la configuración de los barrios y dominio de las Milicias 4.2.2 Las prácticas punitivas con motivo de los operativos militares 4.2.3 Prácticas punitivas post orion A MANERA DE CONCLUSIÓN XI Introducción El interés por el tema, tiene su origen en las preocupaciones sembradas durante mis estudios en la Maestría de Ciencia Política, relacionadas con el conflicto armado, y con los desarrollos teóricos que el mismo ha suscitado, entre ellos los relativos al problema de las “territoriales bélicas” y los “órdenes alternos”, en escenarios de soberanías fragmentadas o en disputa. Esas inquietudes se sumaron a las que siempre he cultivado en razón de mi interés por la criminología, cuyo enfoque crítico ha reclamado como su objeto el control social que se ejerce a través de los sistemas punitivos -que no son solo lo estatales-, esto es, los órdenes normativos, los dispositivos, las tácticas, las estrategias, las instituciones, los agentes, con los cuales el poder político irroga dolor de manera planificada, y los discursos, invenciones para justificarlo, todo ello en función de garantizar un orden por él mismo construido. A partir de dicha simiente, en procura de hallar un nexo entre ambos enfoques teóricos, encontramos que el sistema punitivo, como dispositivo del poder político para garantizar un orden predecible y con vocación de permanencia, es igualmente un elemento de la soberanía, en compañía de otros, por supuesto (la capacidad tanto impositiva, de la configuración de ejércitos capaces de defender fronteras y disputar algunos espacios, del consenso, como de la representación). Y al actor que esté investido de estos poderes, es pertinente atribuirle la condición de soberano, como en el caso del Estado, en la mayoría de las veces. Pero también, en escenarios de soberanía en disputa, en parcelas delimitadas de un territorio, otros actores también pueden hallarse investidos con tales poderes, perfilarse como soberanos, como “poderes alternativos”, con suficiente fuerza para construir un orden, en cuya salvaguarda y perpetuación, definen lo prohibido, lo ilícito, lo contravencional, los enemigos, los disidentes, los molestos, los términos de la lealtad y obediencia, e imponen a éstos, sanciones punitivas, castigos. XII De otro lado, la Comuna 13 era en nuestro criterio, un caso paradigmático de “territorialidad bélica”, con vigencia de “ordenes alternos”, de carácter contraestatal. La investigación, entonces, resultaba ser una oportunidad para leer en detalle, in situ, cómo los poderes insurgentes habían configurado un orden y le habían dado estabilidad, en un territorio urbano, a pocos pasos y a escasos minutos de los centros de poder político, económico y militar de la ciudad. ¿Cómo había sido posible algo de esta naturaleza? Era un interrogante, que incluso ahora, después de investigar el asunto, no ha encontrado respuesta, y que adicionándose a otros de la misma índole, arrojan como resultado que sean más las incógnitas que las certidumbres. Más adelante, con motivo de la “recuperación” de la Comuna 13 por el gobierno de Alvaro Uribe Vélez, todos tuvimos la oportunidad de presenciar el amplio despliegue de fuerza y violencia, y gracias a testimonios directos, e incluso, de los medios de comunicación, pudimos enterarnos que como consecuencia de los operativos militares, se produjeron muertes, heridos por decenas – incluyendo niños-, cientos de capturados, desaparecidos, desplazados, la “siembra” de informantes, y todo ello con el pretexto que tal intervención era la muestra palmaria de las benevolencias de la “Seguridad Democrática”, y que había recibido el beneplácito, entre otros, de los mismos habitantes de la Comuna 13. Todo esto nos indujo a interrogarnos si era o no cierto que prácticas punitivas de esta naturaleza gozaban de aceptación entre los habitantes de la Comuna 13, por lo que nos propusimos indagar la percepción que los mismos tenían sobre la política de guerra implementada por el Estado en su territorio, y cuáles razones o motivos definían sus percepciones y valoraciones sobre la materia. Así mismo, por varios medios nos pudimos enterar que al igual de lo que acontecía en diversos barrios de la ciudad de Medellín – y por qué no, del país entero-, el paramilitarismo también se hacía presente de diversas formas en la Comuna 13, con XIII pretensiones de enquistarse militar, política, económica y socialmente. La inmediatez de los acontecimientos era una circunstancia propicia para conocer cómo este actor construye su dominio en el ámbito urbano y el papel que este juega su sistema punitivo. Y aunque algunos de estos procesos se encuentran documentados de manera más o menos amplia en diversas investigaciones del orden local y nacional, y es posible registrar ciertas regularidades, también es cierto que los mismos tienen sus especificidades, que no se trata de una reproducción automática de unas reglas, formas o prácticas preconcebidas, que siempre hay lugar para la “inventiva”, la “innovación”, aunque lo sea en materia de crueldad y de terror. Llegado a este punto, surge la idea de comprobar si la dimensión alcanzada por el conflicto armado en la Comuna 13, había logrado configurar una “territorialidad bélica”, y en caso positivo, cuáles “ordenes de hecho” lograron expresarse en ella, la naturaleza de las relaciones de éstos con el orden estatal (paralelos, complementarios o superpuestos al del Estado, o excluyentes del mismo), el grado de eficiencia que alcanzó su dominación, y de manera particular, los factores que la hicieron posible y que determinaron luego su erosión. Y en estos términos se planteó el objeto de la investigación. 2. Sobre los aspectos metodológicos, cabe hacer las siguientes precisiones. La primera, que este trabajo se hizo en el marco de la investigación “Dinámicas de guerra y construcción de paz. El caso de la comuna 13 de la ciudad de Medellín, 2000 – 2003”, desarrollado por el "Grupo interdisciplinario e interinstitucional de investigación sobre conflictos y violencias, INER- U. de A", en la cual participé en condición de estudiante de la Maestría en Ciencias Políticas de la U. de A. Dicha circunstancia hizo posible que los protocolos de las entrevistas y los grupos focales, se elaboraran de conformidad a guías y preguntas que requería mi particular objeto investigativo, y también que pudiera hacer uso de toda la información así procurada. XIV En el marco de esta investigación también fue posible aclarar conceptos nucleares, como el de percepciones, materia en la que sigo la definición operativa prohijada por el grupo, que parte de diferenciar, la sensación de la percepción, y relaciona esta última con el lenguaje. La sensación, da cuenta del impacto de la realidad en los sentidos, sin el tamiz del pensamiento, esto es, lo visto, lo escuchado, lo sentido. A diferencia de ésta, la percepción involucra el conocimiento, y éste a su vez supone tanto el pensamiento, que interpreta lo vivido, como el lenguaje, que permite comunicarlo.En conclusión, la percepción más que el impacto de la realidad en los sentidos, tal como en forma reductiva se le ha concebido, es una cuestión de conocimiento. Y a pesar que las percepciones, siempre tienen una dimensión subjetiva - porque cada cual selecciona fragmentos de la realidad y da cuenta de ella de conformidad a como lo afecte-, también portan un componente objetivo por el papel que el lenguaje ocupa en ellas.1 La percepción de los habitantes de la comuna 13 sobre el conflicto armado fue comunicado a los investigadores como narraciones, las cuales no son un reflejo mecánico o a la manera de un espejo de la realidad, sino que estas narraciones están cargadas de interpretaciones en las cuales participan tanto las vivencias y las concepciones previas a él, los acontecimientos vividos en el proceso del conflicto y la manera como circula en la comunidad narraciones sobre el mismo. En dicha percepción se dan elementos particulares, lo propio de cada vivencia y de cada sujeto, o de segmentos de población -según edad, sexo, lugar ocupado en la comunidad- y elementos colectivos en tanto las narrativas sobre los hechos circulan en la comunidad como rumor, o como acontecimiento nombrado por lo institucional: la iglesia, la escuela, los medios de comunicación, con los cuales se identifica un colectivo. La forma como se vive el conflicto incide en la manera de nombrarlo, pero 1 “…el lenguaje es un sistema de ir poniendo señales sobre las cosas del mundo conforme se vayan sucediendo; en efecto, el lenguaje es una creación colectiva que tiene ya descrita la realidad antes de que ésta acontezca, pero que se verifica en la realidad a cada momento, porque todo objeto puede ser puesto dentro de algún nombre que lo iguala a otros objetos y lo diferencie de otros más”. Pablo Fernández Christlieb. La psicología colectiva un fin de siglo más tarde. Serie Psicología Social. Anthropos, Bogotá. 1994, p. 89. XV también se nombra según se haya construido una interpretación de los hechos como producto de la circulación del lenguaje. La segunda, que nuestra investigación se inscribe en un enfoque de carácter cualitativo por diversas razones:2 a) su objetivo era explorar las percepciones de los sectores de los habitantes frente a la dinámica de la guerra, en especial, respecto de expresiones concretas de ella como lo son los sistemas punitivos que tuvieron vigencia y regularon las relaciones sociales de los habitantes de la Comuna 13 durante el período de 2000-2005, y la contribución de dichos sistemas en el orden político instaurado por los diversos actores armados que tuvieron allí presencia; b) porque nos propusimos comprender los motivos, las creencias que se encuentran detrás de las respuestas sociales frente a la guerra de un grupo heterogéneo de personas (jóvenes, mujeres, hombres, desplazados/as y líderes sociales), desde el sentir, el pensar y el actuar, de modo que diera cuenta desde la población, la compleja problemática de la violencia política en nuestro medio. Con respecto a los aspectos técnicos de recolección de la información, cabe señalar, en primer lugar, que se privilegiaron fuentes primarias, y por dicha razón se adelantaron las siguientes actividades: a) Grupos focales con la participación de habitantes de la Comuna 13, que tuvieron residencia en la misma durante el período de la investigación, mayores de edad, y de diverso género; b) entrevistas semiestructuradas a profundidad, con líderes de las diversas organizaciones existentes en la comuna 13; c) entrevistas semiestructuradas a profundidad, con habitantes de la Comuna 13, que tuvieron residencia en la misma durante el período que comprende la investigación, divididos por grupos poblacionales (jóvenes, hombres adultos, mujeres adultas, desplazados); d) el estudio del proceso penal en el que se investigaron las personas aprehendidas en la operación “Orión”; e) un grupo focal, con la participación de los abogados que ejercieron como defensores en 2 Sobre las características del enfoque cualitativo, véase: María Eumelia Galeano M. Diseño de proyectos en la investigación cualitativa, Medellín, Fondo Editorial Universidad de Eafit, 2004, cap. 1, pp. 15-21. XVI el proceso penal iniciado por el Estado con motivo de las capturas realizadas en la operación Orión; f) entrevista a profundidad con un funcionario de la Personería Municipal de Medellín; g) comunicados de Organismos Internacionales de Derechos Humanos, de ONGs del orden nacional e internacional, que hicieron visita in situ, en la comuna 13 y que han adelantado investigaciones sobre lo acontecido en ella, durante la intervención militar y después de la misma. Como fuentes secundarias, se utilizaron las siguientes: a) Investigaciones específicas relativas a los contenidos y prácticas concretas del sistema penal estatal en la Comuna 13, en el período analizado; b) investigaciones específicas relativas a los sistemas punitivos insurgente y paramilitar, realizadas en el orden local y nacional; c) comunicados e informes de organizaciones de Derechos Humanos, relativos a las operaciones militares, la captura y judicialización de habitantes de la comuna 13, al desplazamiento forzado, las desapariciones, los homicidios de habitantes de la misma, durante el período que delimita el objeto de investigación; d) La información de la prensa escrita del orden nacional y local y de revistas de circulación nacional. Para la selección del número de personas a entrevistar, se tuvo en cuenta que, en un estudio cualitativo es difícil determinar de antemano a quién y cuántas personas se debe entrevistar, en tanto en estos estudios más que el número de personas, lo que importa es el potencial que cada una de ellas tiene para ayudar en el desarrollo de comprensiones teóricas. Por lo tanto, la selección y el número de personas a entrevistar fue definido de acuerdo con la estrategia del muestreo teórico, y por ello el número de entrevistas se determinó partiendo de los conceptos que se identificaron como relevantes en el desarrollo de las comprensiones, esto es, cuando aparecieron repetidamente en la información o se encontraron ausentes al comparar las diferentes situaciones que se presentaron y también, cuando a través de la codificación ganaron el status de categoría. Consideraremos que recolectamos el número de personas necesarias, porque una vez descubrierta toda una gama de XVII perspectivas, las entrevistas con personas adicionales no producían nuevas comprensiones, esto es, llegamos a la situación que se denomina saturación teórica.3 El análisis de la información siguió la técnica del análisis cualitativo de contenido, conforme a la cual los textos producto de la trascripción de las entrevistas y los grupos focales, fueron leídos e interpretados de manera tal que permitiera desentrañar el sentido o significado manifiesto, obvio y directo, como también, los contenidos latentes, ocultos e indirectos que las personas pretendían transmitir. Con fundamento en lo anterior, el proceso de análisis partió de una codificación o categorización abierta, provisional, que luego permitió establecer un sistema de códigos y categorías teóricas, las cuales, mediante procedimientos de realimentación, fueron sometidas a una revisión permanente hasta llegar a obtener la categoría o categorías principales. Finalmente, dado que por razones éticas el nombre de los integrantes de los grupos focales y de los entrevistados debe permanecer en reserva, por el compromiso adquirido con ellos en tal sentido, a cada una de las personas entrevistadas y participantes de los grupos focales se le asignó un código. Igualmente, como la investigación partió de la importancia de registrar si habían o no divergenciasen las percepciones entre segmentos poblacionales, o matices relevantes entre ellos, trabajó las entrevistas y los grupos focales en forma independiente con cada uno de dichos segmentos. La identificación de los mismos se hizo de la siguiente manera, que resulta importante porque sirve a lo largo de este texto, para identificar el origen de la información analizada. Grupo focal de líderes (GFL); grupo focal de líderes jóvenes (GFLJ); entrevista a líder (EL); grupo focal de mujeres (GFM); entrevista a mujer adulta (EM); grupo focal de 3 S.J. Taylor y R. Bogdan. R. Introducción a los métodos cualitativos de investigación, Barcelona, Paidós Ibérica S.A., 1992 p.16. XVIII hombres adultos (GFH); entrevista a hombres adultos (EHA); grupo focal de jóvenes hombres (GFJH); grupo focal de jóvenes mujeres (GFJM); grupo focal con desplazados (GFD); entrevista a desplazado (ED). Este trabajo investigativo es apenas una aproximación de lo que pasó en la ciudad de Medellín, y de manera más concreta, en una zona de la misma, durante un período por demás sumamente específico. Una comprensión más integral exige tener presente, entre otras, los siguientes asuntos: cómo se articulan los barrios y otras formas administrativas de organización de la ciudad, con el gobierno local y las políticas públicas que desde allí se gestan y se implementan; cómo las políticas públicas del orden nacional, gestadas desde el Estado y desde otros poderes - entre ellos, v.gr., los actores armados, los grupos económicos -, definen los perfiles concretos del acontecer en territorialidades locales. E igualmente, y tan importante como lo anterior, las variables globales de contenido económico y político, cómo intervienen, interfieren y atraviesan los fenómenos locales. Y en cuanto a las percepciones, una lectura o comprensión a cabalidad también exige contar con las que son propias de los actores armados, esto es, cómo conciben la razón de ser de su poder, qué intereses o motivos definen los contenidos, qué fuentes culturales o políticas informan sus prácticas punitivas, en qué referentes consideran se asienta su legitimidad. Y obviamente, la percepción de otros actores institucionales, cuyo aporte no es desestimable en estos casos, como el de los fiscales, el de la fuerza pública, y de los gobernantes. Tal es el mapa de lo que está por hacerse, y esperamos poder seguir contribuyendo a ello, lo cual exige apuntalar líneas de investigación ya existentes en varios grupos de investigación de nuestra Universidad. 298 BIBLIOGRAFIA AA.VV. Reelección: El embrujo continúa. Bogotá, D.C, Plataforma Colombiana. Derechos Humanos y Desarrollo, 2004. AA.VV. 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La segunda tiene relación con el hecho de que los estudios existentes con respecto a los sistemas punitivos insurgentes o contraestatales se han ocupado principalmente de su vigencia en escenarios rurales.1 En cuanto aún son escasos los estudios de unos tales sistemas en zonas urbanas,2 una observación de la Comuna 13 puede aportar al conocimiento de un fenómeno a partir del cual podría entenderse buena parte de la constitución y funcionamiento de nuestras ciudades en los últimos años. Finalmente, las prácticas concretas del sistema penal estatal en la Comuna 13, en especial a partir del año 2002, son una expresión directamente relacionada con la política de “seguridad democrática” del primer gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez; esto hace que el análisis de aquellas prácticas impliquen una valoración crítica de la política pública en esa materia, cuyas estrategias, dispositivos, 1 V.gr. Mario Aguilera. “Justicia guerrillera y población civil, 1964-1999”. En: Boaventura de Sousa Santos y Mauricio García Villegas (Comps.) El Caleidoscopio de las justicias en Colombia. Tomo II. Bogotá, Siglo del Hombre, 2001, pp. 389-422; Alfredo Molano. “La justicia guerrillera”. En: Ibíd., pp. 331-388. 2 Juan Alexander Herrera. Soberanía, criminalización y control punitivo no institucional en los barrios marginales de Medellín: el caso de la zona centro oriental. Tesis de grado. Medellín, Facultad de Derecho, Universidad de Antioquia, 2002; William Fredy Pérez. “Guerra y delito en Colombia”. En: Estudios Políticos, 16. Medellín, Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, enero-junio de 2000, pp. 11-41; del mismo autor, “Lícito e ilícito en territorios de conflicto armado”. En: Análida Rincón (Comp.). Espacios Urbanos no con-sentidos. Medellín, Universidad Nacional y Otros, 2005, pp. 75-106. 2 instrumentos y discursos bélicos no sólo han sido desplegados en la zona de estudio, sino que tiene la vocación de erigirse en el paradigma de la acción e intervención sobre los fenómenos sobrepuestos de la criminalidad y el conflicto político armado en otros escenarios urbanos del país.3 Pero una lectura de las particularidades de esta zona de la ciudad, que sin duda resultarán bastante familiares en el examen de otros territorios urbanos y aún de otras ciudades, puede dar una mejor idea de las razones por las cuales allí se encuentra una historia y un escenario –dramáticamente- propicio para comprender el sentido que en nuestra realidad adquieren muy diversas representaciones teóricas de la política, del Estado y de esas formas concretas en que se despliegan; en este caso, las formas del ejercicio de la violencia y de la traumática consolidación de su monopolio. A recorrer rápidamente esas particularidades de la Comuna 13 se dedica este primer capítulo. 1. Características históricas, socio económicas y políticas de la Comuna 13 Entre muchos otros efectos, las políticas públicas del Estado y el accionar de otros actores con pretensiones soberanas sobre determinados territorios, buscan constituir un orden predecible con un mediano grado de permanencia. La posibilidad de intervención sobre los conflictos que se presentan entre los habitantes, así como el 3 Esta hipótesis que formulamos al comenzar esta investigación, ha quedado corroborada con motivo de graves hechos acontecidos durante el 2005 en el municipio de Buenaventura. Véase: El Colombiano. “Buenaventura viviría su propia "Operación Orión", Medellín, 10 diciembre de 2005: “El presidente Álvaro Uribe Vélez ordenó la militarización de las comunas 3, 5 y 12 de Buenaventura, Valle, como una medida para frenar la violencia que azota la ciudad, en una operación equivalente a la Orión adelantada en la Comuna 13 de Medellín. El Mandatario le enfatizó a la Fuerza Pública la necesidad urgente de redoblar las labores de inteligencia. "Necesitamos una militarización más efectiva y de verdad, desde ya, con allanamientos constantes para estrujar estos delincuentes y meterlos presos", dijo el Jefe de Estado. Uribe Vélez recalcó que hay que hacer judicialización y captura, pues sin acervo probatorio se cae en la temeridad y el abuso."Este problema de la inseguridad y violencia en Buenaventura hay que arreglarlo, pues si lo hicimos en la comuna 13 de Medellín, ¿porqué no lo podemos hacer aquí?", señaló. ”El Mandatario les pidió a las empresas privadas de vigilancia agilizar el proceso de constitución de las redes de apoyo a las fuerzas de seguridad. Uribe también comprometió a los militares para reanudar lo más rápido posible el programa de 'Lunes de recompensa', que funcionará todas las semanas para motivar a la comunidad a hacer sus denuncias”. 3 control de los que suscita el ejercicio del poder político o de la dominación de que se trate, constituyen un recurso importante en la tarea de consolidación o mantenimiento de aquel orden. Así, el control y “tratamiento” de algunas expresiones concretas de esos conflictos involucran su definición como “delitos”, “desviaciones”, “ilicitudes”, con la consecuente prescripción de aplicación de castigos o, lo que es lo mismo, de la “aplicación de dolor deliberadamente”.4 Ello supone por lo menos las siguientes condiciones: a) una definición –política- de que se trata de un conflicto grave, b) con consecuencias relevantes para las pretensiones soberanas o para el orden y la seguridad configurados y/o conservados por el actor político; c) una interpretación sobre el origen del conflicto o sobre las causas o factores asociados a su surgimiento y permanencia; d) una concepción sobre la imputabilidad subjetiva, esto es, a quién cabe atribuírselo y cuáles son las condiciones para afirmar una responsabilidad; e) una consideración de las alternativas disponibles para tratar o para resolver el conflicto, y una decisión de por qué se privilegian unas sobre otras; f) una respuesta pública que se afirma idónea y eficaz para tratar el conflicto, y además, una justificación para dicha respuesta. La valoración crítica de todos estos factores que definen las maneras de intervenir sobre los problemas así delimitados por parte de los actores soberanos (o con esa pretensión), que en últimas configuran y determinan los perfiles de sus sistemas punitivos, exigen tener presente el contexto en el que emergen y se desarrollan los conflictos a los cuales se dirige la regulación o los mandatos que aquellos sistemas pretenden vinculantes. Para comprender dicho contexto aquí se considera que, sin ser exclusivas, las variables históricas, sociales, económicas y políticas que se presentan ostentan un peso determinante. Además, por tener esta investigación un enfoque teórico localizado entre la política y la criminología, las variables 4 Véase: Nils Christie. Los límites del dolor, Traducción de Mariluz de Martínez Caso. México, Fondo de Cultura Económica, 1984; William F. Pérez. “De qué prescindir y por qué hacerlo. Anotaciones sobre abolicionismo penal”. En: Nuevo Foro Penal, 65. Medellín, Universidad Eafit, 2003, pp. 151-181. 4 seleccionadas son aquellas respecto de las cuales tenemos cierto grado de comprensión y que pueden facilitar el análisis que se propone. En conclusión, tanto para una comprensión de los sistemas punitivos como para la valoración de sus contornos y grados de legitimación, es preciso conocer los conflictos que aborda, la definición de sus contenidos, sus discursos justificadores y sus prácticas concretas; y todo ello por supuesto guarda relación con el contexto histórico, político y socioeconómico en donde emergen y operan dichos sistemas. 1.1 Asentamiento y formación de barrios La Comuna 13, es una de las 16 comunas en las que administrativamente está organizada la ciudad de Medellín. Se encuentra ubicada en la zona urbana, en la zona centro occidental de la ciudad, e integrada por 20 barrios.5 Los barrios que la integran nacieron en diversos momentos y a través de muy diversas formas de asentamientos u ocupación del espacio: desde las que tuvieron origen en la hacienda en el siglo XIX, las que fueron producto del “loteo”, las urbanizaciones privadas, hasta las que se originaron en procesos colectivos de invasión. Todo ello, como advierte Gloria Naranjo,6 confiere unas características culturales e históricas que además de establecer diferencias pronunciadas con las comunas vecinas,7 definen relaciones también diversas con el Estado. - Barrios como El Corazón, Belencito, Betania y El Salado, son asentamientos históricos que datan de finales del siglo XIX e inicios del XX, configurados a través del loteo de haciendas, con carácter inicialmente veredal. 5 El área rural de la ciudad la conforman cinco corregimientos. La población total de Medellín es de 2.030.593 habitantes, el 95% asentado en el perímetro urbano y el 5% en área rural. 6 Gloria Naranjo. Medellín en zonas. Medellín, Corporación Región, 1992, p.188. 7 Comunas 11(Laureles) y 12 (San Cristóbal). 5 - Entre las formas de producción legal del espacio cabe ubicar al barrio San Javier (construido inicialmente por la Cooperativa de Vivienda en lo que antes era la finca de Pepe Ángel), lo mismo que el barrio Belencito,8 también producto de urbanizaciones planificadas de carácter estatal. - Asentamientos originados por “loteos piratas”, hacia las décadas del 50-60, dan lugar a lo que luego serán los barrios Santa Rosa, La Pradera, Antonio Nariño, Belencito Segunda Parte y Veinte de Julio. - Ocupaciones por invasión, entre los años 79 y 81, constituyen el origen de barrios como La Colina, Las Independencias 1, 2,3 y Nuevos Conquistadores 1 y 2.9 Cómo puede observarse en la comuna 13 coexisten formas antiguas de loteo de fincas, formas recientes de loteo legal y pirata, y formas más recientes de invasión, lo cual evidencia una fuerte segregación espacial y social, en contraste con el conjunto de la zona centro occidental. Adicional a lo anterior, las características topográficas de algunas zonas importantes de la Comuna 13 permite definirlas como “de alto riesgo” y no urbanizables.10 Precisamente estos terrenos ubicados en pendientes sumamente pronunciadas y vulnerables son los que han sido objeto de apropiación por grupos poblacionales pobres provenientes de otros sectores urbanos o que arribaron allí en procesos de desplazamiento y migraciones regionales y nacionales. En estas condiciones los habitantes de la Comuna 13 han tenido que luchar para evitar el desalojo, han enfrentado la carencia de servicios públicos y de equipamiento barrial (vías de 8 Gloria Naranjo. Medellín en zonas. Op cit. p. 194. 9 Fundación Social. Conoce tu zona. Piensa en el futuro. Autodiagnóstico de organización y participación. Medellín, Fundación Social, 1996, p.3. 10 “Aproximadamente el 70% de los terrenos en el barrio 20 de Julio y sus alrededores superan pendientes del 50% y apenas el 5% de todo el terreno puede estimarse con pendientes menores al 30%. Se puede concluir que estos asentamientos se consideran dentro de los no urbanizables”. Rocío Atehortúa. La Planeación Participante. Postgrado en Planeación Urbana. Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional, Seccional Medellín, 1985. p. 167. 6 acceso, canchas deportivas, etc.), las amenazas del invierno y eventualmente el rechazo de los vecinos ya establecidos. 1.2 Densidad poblacional, estratificación y vivienda El 52.9 de la población pertenece a los estratos 1 y 2 y el 47% a los estratos 3 y 4.11 La Comuna 13 ocupa el 6.2% del área urbana de Medellín.12 Tiene una población de 130.804 personas, equivalente al 6.44% de la población total de la ciudad de Medellín, y al 39.3% de la población total de la Zona 4, a la cual pertenece. Así, la densidad bruta es de 18.364 habitantes por kilómetro cuadrado. Cada habitante cuenta con 0.38 m2 de espacio público, mientras que el promedio para Medellín es de 2.95 M2/hab.13La población está compuesta por 73.250 mujeres (56% del total) y 57.554 hombres (44% del total).14 El 39% de la población son mujeres cabeza de familia.15 Por edades, la población mayoritaria se encuentra entre 15 y 64 años (88.605 personas, equivalente al 69%); la población infantil de 5 a 14 años es de 1.895 habitantes (14%), y el restante 2.1% lo conforman los mayores de 65 años.16 La comuna 13 cuenta con 27.749 viviendas, que albergan 28.468 hogares (un faltante de por lo menos 719 unidades de vivienda).17 Los mayores problemas de vivienda tienen que ver con las condiciones precarias de las mismas, en especial las ubicadas en los barrios de la parte alta construidos por invasión, muchas de las 11 Banco de Datos de Violencia Política Cinep & Justicia y Paz. “Comuna 13, la otra versión”. Noche y Niebla, Caso Tipo No 2. Bogotá, Cinep, mayo de 2003. 12 IPC. “La comuna 13: entre los sueños y la realidad”. Instituto Popular de Capacitación. En: http://www.ipc.org (7 de septiembre de 2004). 13 Banco de Datos de Violencia Política… Op., cit, 14 IPC. “La comuna…Op., cit. 15 Banco de Datos de Violencia Política… Op., cit. 16 Banco de Datos de violencia política Cinep & Justicia y Paz. Panorama de derechos humanos. Noche y niebla, y violencia política en Colombia. Bogotá, CINEP, 2003. 17 IPC. “La comuna… Op., cit. http://www.ipc.org/ 7 cuales son ranchos sin condiciones higiénicas básicas y con déficit en materia de servicios públicos domiciliarios. A lo anterior cabe agregar que el problema de vivienda se profundizó con motivo de la agudización del conflicto armado, especialmente durante los años 2002-2004, una de cuyas expresiones fueron los desplazamientos forzados (“gota a gota” y colectivos o masivos). A esta situación no han sido ajenos los sectores de clase media, dado que muchas de las unidades y conjuntos residenciales de este grupo social permanecían desabitados para el año 2004.18 1.3 Educación, salud y empleo En el año 98 el déficit en cupos escolares en los barrios que componen la comuna era de un 40%; en el 2002, se calculaba en 27.4%. Se estima que un 30% de los escolares se desplaza a otros lugares en busca de alternativas de educación.19 El déficit por cupos escolares es del 13.5%.20 En salud, la opción principal de la población perteneciente a estratos 1 y 2 es el SISBEN. Con el carné SISBEN se registra una aparente cobertura total en salud, pero con la reclasificación realizada en el año 2002, numerosas familias quedaron por fuera de la posibilidad de acceder al servicio y/o con pagos excesivamente altos para la atención.21 Esta situación se agravó con la intensificación del conflicto armado en la zona: “hoy los especialistas dan cuenta de un incremento importante en traumas psicológicos y psicosociales definidos como «Síndrome de desesperanza 18 En el Bario San Javier, según La Lonja de Propiedad Raíz, de 1.722 inmuebles existentes se encontró que 404 casas y apartamentos estaban deshabitados. Así mismo, en las etapas 1 y 2 de San Michel, ubicada también en la comuna 13, de 238 apartamentos estaban vacíos 106. Véase: Germán Jiménez M. “En la comuna 13 está crudo el apoyo para la clase media”. En: http://www.elcolombiano.com (13 de septiembre de 2004). 19 Instituto Popular de Capacitación, IPC. En: http//: www.ipc.org (septiembre 14 de 2004). 20 Banco de Datos Cinep & Justicia y Paz. “Comuna 13… Op., cit. 21 Instituto Popular de Capacitación… Op., cit. http://www.elcolombiano.com/ http://www.ipc.org/ 8 aprendida», «Estado de Paranoia Colectiva»; «Adaptación disfuncional al conflicto»; «Somatización Disfuncional»”.22 Para el año 2002, el 60% de los niños menores de cinco años presentaba desnutrición en algún grado23. El cierre del programa de Restaurantes Comunitarios, definido por la administración de Luis Pérez en 2002, dejó cerca de 1.750 niños y niñas sin su alimentación regular. De otra parte, se estima que el desempleo asciende a un 30%, a lo que se le suma que un 61% de la población se reporta como empleada por cuenta propia. Esta tasa se encuentra muy por encima de la que se presenta en la ciudad de Medellín, que es de 31% según los datos del DANE. Esta situación de precariedad en el empleo explica que los ingresos percibidos por el 66% de la población empleada sean menores a un salario mínimo mensual. De hecho, se calcula que el 76% de las familias sobreviven con un salario mínimo (6 dólares diarios aproximadamente). Para neutralizar el significado de variables como las precedentes suele aludirse al nivel de cobertura y calidad de los servicios públicos de nuestra ciudad, con lo cual probablemente se quiere ocultar el grado de pobreza que muestran las estadísticas en relación con vastos grupos poblacionales, la afrentosa inequidad, y una gestión pública que ha priorizado los intereses de otros grupos sociales: De nada vale consolarse con la cobertura de los servicios públicos. La pobreza de Medellín es distinta. Somos pobres de otras cosas: de ingresos principalmente, de espacio público (y más en los barrios que en el centro) y de vivienda adecuada en los nuevos asentamientos. Muy pobres de cultura ciudadana…. ¿A qué se deben estas duras condiciones? La recesión económica que vive el país y los cambios en la estructura productiva de Medellín explican en parte esta situación. La falta de continuidad en las políticas de las distintas administraciones municipales no permite consolidar los procesos de intervención. Un estudio realizado por el Cide atribuyó a Medellín problemas serios de clientelismo, dificultad de consensos sobre lo fundamental, pobre control de los gastos de funcionamiento e inequidad en la gestión. Por si fuera poco, la extensa presencia de grupos de autodefensa y guerrilla en la ciudad se han constituido en un factor de empobrecimiento por 22 Idem. 23 Banco de datos Cinep & Justicia y Paz… “Comuna 13… Op., cit. 9 la extorsión, la pérdida de oportunidades, la restricción a las libertades y el aumento en los costos de sostenimiento de las familias. 24 Con todo y pese a las condiciones mencionadas, esta comunidad ha construido su territorio, su vecindario, sus tejidos y relaciones de solidaridad, a partir de la constante intervención de sus organizaciones de base y de algunas instituciones externas. Casas, viaductos, senderos, graderías y caminos, han sido el resultado de un esfuerzo permanente por hacer y defender su comunidad. 2. El conflicto armado en la Comuna 13 Desde que iniciaron la conformación de sus barrios -particularmente los más recientes- hasta nuestros días, los habitantes de la Comuna 13 han vivido en medio de conflictos de diverso orden. Difíciles condiciones socioeconómicas, procesos de exclusión social y política, desplazamientos forzados y, en general, un histórico abandono estatal,25 han contribuido a que el territorio de la comuna 13 haya sido un escenario cargado de conflictos y acechado por la violencia; un territorio, además, propicio para la emergencia y consolidación de los diversos actores armados legales26 e ilegales. Los acápites subsiguientes se ocupan de la descripción y análisis de los conflictos violentos más sobresalientes que han estado presentes en la Comuna 13. Sin embargo es necesario advertir que la delimitación temporal que aquí se hace y los conflictos seleccionados de cada período han sido fruto de las versiones de los 24 Jorge Giraldo. “Detrás de la Comuna 13”, Revista Semana, Julio 19 de 2004. 25 “(…) el Estado nunca fijó la mirada en una comuna 13, porque es aquí el estrato que realmente manejamos, eso no se vuelve tan importante ni tan rentable para el Estado, porque antesla comuna 13 generaba una carga para el Estado, porque aquí hay demasiados problemas y verdaderas necesidades, sí, y como nunca fue dirigida la mirada hacia ese trabajo social, hacia ese trabajo de Interés por los estratos más bajos, para ellos, creían que no era interesente que algún día a nosotros nos rigiera la fuerza pública, que algún día nosotros tuviéramos representación en ellos”. EL3 26 Al mencionar estos actores legales nos referimos a aquellos que sin ser fuerzas directamente estatales, sí son reconocidos o autorizados legalmente, como en su momento ocurrió con las Convivir, y otros organismos privados de vigilancia. 10 diversos grupos de entrevistados. Se trata entonces de un registro de tendencias generales con todas las virtudes y limitaciones de su construcción a partir de “la versión del actor”; es decir, tendencias obtenidas de fuentes directas que, sin embargo, no permiten cubrir la totalidad del territorio que integra la comuna o hacer afirmaciones absolutamente comprensivas. De otra parte, lo que se describe para cada período no necesariamente se produjo en todos los barrios que integran la comuna, pues las dinámicas de los procesos fueron diferenciadas. La manera como se configuraron los barrios ha influido bastante los perfiles socioculturales de cada comunidad, y éstos a su vez han sido importantes en las dinámicas que caracterizan los conflictos, incluyendo los que se expresan de manera violenta. En la medida en que lo permita la información obtenida, el texto dará cuenta de las especificidades que sean relevantes para el objeto de estudio. 2.1 Construcción de barrios, conflictos entre vecinos y emergencia de “bandas”: 1978-1986 2.1.1 Justicia por “propia mano” Cuando se formularon las preguntas relativas a los conflictos violentos de mayor importancia en los últimos años, muchos de los entrevistados fueron explícitos en afirmar que la violencia ha estado presente en la Comuna 13 desde el inicio de sus vidas (en el caso de los jóvenes) o desde la fundación de sus barrios, o desde su llegada a la comuna. Esta referencia a épocas anteriores a la que comprendió la delimitación temporal de nuestra investigación nos obliga, de una parte, a la reconstrucción breve de los principales conflictos que mencionan los entrevistados y, de la otra, a establecer su correlación con los conflictos violentos del período que interesa a esta investigación. En los barrios más antiguos de la Comuna 13 fundados generalmente a través del acceso legal a una parcela o a un lote, los habitantes con condiciones 11 socioeconómicas más o menos uniformes construyeron lazos vecinales y familiares fuertes, y lograron apuntalar una identidad. La solidaridad fue constante, predominaron las formas autónomas no punitivas de solución de conflictos y se impusieron liderazgos naturales y organizaciones espontáneas mediante los cuales se logró acceder a servicios públicos (transporte, luz, agua, alcantarillado) y a recursos de equipamiento barrial. La delincuencia inicialmente les fue extraña o no constituyó un problema público o relevante; pero tal circunstancia varió cuando los predios vecinos fueron ocupados por nuevos pobladores de condiciones socioeconómicas diferentes. La situación modificó de manera sustancial aquella cotidianidad inicial, al sentirse vulnerables e impotentes por no tener construidos mecanismos sociales de prevención y protección frente a estas formas de agresión. En estas condiciones, el programa miliciano en contra de la delincuencia común, encuentra respaldo y aquiescencia: (…) este era un barrio muy alejado de la civilización, la gente muy empírica, nunca, aquí no había; las armas de acá era un azadón, un machete para rozar, aquí nada había, nada, aquí nunca se presentaban problemas de ninguna clase. Entonces muchachos de abajo con trayectoria, se venían a atracar las tiendas, se dio de que en una casa violaron varias personas y los hombres viendo amarrados, eso dañó, sentó la gente a llorar. Se dio la transformación años mas tarde, en que ya, no sabemos en qué momento entró un grupo armado, el caso fue que entraron por allá. 27 De otro lado, los procesos de invasión que dan origen a barrios como Las Independencias, Nuevos Conquistadores y El Salado, la heterogeneidad cultural producto de la disimilitud de orígenes (de otros barrios de la ciudad, de diversos municipios del Departamento y del país), las similares condiciones de exclusión social, pobreza y hacinamiento, y una necesaria disputa por la subsistencia, son variables que favorecieron la aparición de conflictos que la comunidad identifica como “delincuencia común”: Bueno, pues yo hace 22 años más o menos que vivo allá, soy enteramente fundador. Esos barrios surgen de un proceso de invasión, para el momento se decide que era la invasión más grande de Latino América (…). Esos barrios surgen a mediados de 1979 y digamos que 27 EL4 12 nacieron ya con factor armado propio, porque entonces como era una invasión tan grande y de mucha diversidad de personas; pero además, llegadas de diferentes partes no solo de la ciudad, sino de otras regiones del departamento y del país, pues inmediatamente se volvió el caldo nutriente para la delincuencia común. 28 A este factor se sumó la disputa territorial librada entre los mismos moradores, particularmente por las pretensiones abusivas de quienes ya poseían terrenos o no los necesitaban, denominados por algunos pobladores como los “aprovechados”, y las disputas inherentes a las relaciones de vecindad. Ambas situaciones acontecen en un escenario caracterizado por una precaria presencia de formas de justicia oficial, lo que constituyó un factor que favoreció el surgimiento de la “justicia por propia mano”: Los campesinos tenían que organizar sus propias discusiones a machete porque no había una ley que dijera: no señor, es que usted tiene la razón, hágame el favor y entréguele el marrano o devuélvale el pedazo de tierra o este pedazo de tierra usted se está apropiando de él, sino que era con el machete y seguido con el revólver, entonces ya como la primera noción de violencia. 29 Era como con la gente que estaba pendiente de sacar a las personas que estaban construyendo ahí, por su seguridad, después fue más que todo por lo que se fue presentando y creo que eso sucede aún y será por mucho tiempo y es como los ladrones, gente que se aprovecha de la situación de uno y uno en ese momento es como muy indefenso y ya, el proceso de conflicto que se va creando en un barrio que es una invasión y que es un barrio popular, que son los conflictos que se presentan por territorio, esos más que todo, porque se van creando como grupos, en ese tiempo de muchachos, hasta donde yo recuerdo primero se creó a una que era el que defendía a las personas de los ladrones que los sacaban o los identificaban y los amenazaban, pues los sacaban del barrio, ya después era como por territorio, como por quién manejaba más poder entre la gente, yo pienso que eso era más poder de convencimiento, de quién tenía como más derecho a más tierras o algo así y además los conflictos que se daban también entre la gente que porque este pedazo es mío, este mío, hasta aquí es mío, hasta aquí lo suyo, entonces siempre fue uno rodeado de personas que querían manipular, adueñarse. 30 También se presentan otras expresiones de “justicia por propia mano”, pero ya ejercidas por actores colectivos, organizados en “brigada de vecinos”, quienes con el pretexto de ser representantes de la comunidad y actuar con la finalidad de su salvaguarda, asumieron la vigilancia de sus barrios e implementaron “sanciones” 28 EL8 29 EJH 30 EJM 13 para quienes se encontraran “delinquiendo” o fueran “sospechosos”. Dichas “sanciones”
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