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1 Violencia y Contraviolencia La Construcción Social del Colonizado y la Violencia Revolucionaria en Frantz Fanon Fabian D. Rojas Pineda Instituto de Filosofía, Universidad de Antioquia Maestría en Filosofía Dr. Andrés E. Saldarriaga Madrigal 2020 2 A mi madre y a mi padre A Geraldine A Laura y Simón A las y los condenados de la tierra del siglo XXI La verdad es que no quería convertirme en un apestado. He creído que la sociedad donde vivía era aquella que se sustentaba sobre la condena a muerte y, que combatiéndola, combatiría el asesinato… He comprendido entonces que yo, al menos, no he cesado de ser un apestado durante todos estos largos años donde sin embargo, con toda mi alma, creía luchar contra la peste. Albert Camus, La peste 3 Agradecimientos A mi madre y a mi padre, Janeth y Domingo, por apoyarme incondicionalmente. Les agradezco por incentivarme a perseguir mis sueños. Por fomentar en mí la lectura y la reflexión incesante de todo lo que nos rodea. Ninguna palabra es suficiente para expresarles lo mucho que les agradezco. A mis hermanas y hermano Gina, Diana y Leonardo por convertir cada momento juntos en un momento inolvidable. Por animarme a seguir adelante en los momentos más difíciles y por estar presentes en cada pensamiento a pesar de la distancia. A mis sobrinos Laura y Simón por ser mi inspiración. A ustedes, las futuras generaciones, les debo cada una de mis acciones al buscar en cada instante un mundo más humano. A Geraldine por permitir que nuestros caminos se entrelazaran. Por todos los días y noches de incesante discusión filosófica y política en la que escamoteamos el conformismo. Por no permitirme renunciar a mis sueños a pesar de las adversidades. Al profesor Andrés Saldarriaga por guiarme en este camino pedregoso de la filosofía y por retarme cada día a mejorar. En el camino académico algunos profesores se convierten en maestros cuyas enseñanzas van más allá del salón de clase. A Leidy por acompañarme desde el inicio de este viaje incluso cuando nuestros caminos han tomado rumbos diferentes. A las y los militantes de la vida con quienes he compartido las tristezas y las alegrías de la lucha política por demostrarme que es más fuerte la esperanza que el miedo. Al Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado en Antioquia, especialmente a Martha por enseñarme a transformar el dolor en alegría, en resiliencia y en razones para luchar por la verdad y la justicia. Por compartir su memoria conmigo y con el mundo. A los profesores Carlos Rendon y David Graff por orientarme en los inicios de mis estudios sobre la Teoría Crítica, el pensamiento hegeliano y la obra de Fanon. 4 Contenido Introducción ............................................................................................................................ 5 Contexto histórico del autor y su obra ................................................................................ 5 Sobre el problema de investigación .................................................................................. 15 La crítica social de Frantz Fanon .......................................................................................... 21 La Teoría Crítica en Fanon ............................................................................................... 21 Sociogénesis ...................................................................................................................... 36 El campo metodológico de Fanon..................................................................................... 47 El Colonizado ....................................................................................................................... 50 Psicología de la violencia colonial .................................................................................... 59 Complejos, taras y trastornos ....................................................................................... 61 Complejo de inferioridad .............................................................................................. 65 La reacción del colonizado ............................................................................................... 71 Catarsis o la liberación de la violencia ........................................................................ 72 Los límites de la catarsis ............................................................................................... 77 La violencia .......................................................................................................................... 83 La violencia revolucionaria............................................................................................... 83 Apología a la violencia ................................................................................................. 95 La nación ..................................................................................................................... 101 La no violencia ................................................................................................................ 105 Ética y política ................................................................................................................ 112 La negación de la violencia ............................................................................................ 115 Conclusiones ....................................................................................................................... 121 Referencias ......................................................................................................................... 129 5 Introducción Contexto histórico del autor y su obra Frantz Omar Fanon nace en el año 1925 en la isla caribeña de Martinica. Esta isla en aquella época era colonia de Francia y, aún en la actualidad, sigue siendo parte de esta nación. Fanon nace en el seno de una familia numerosa, desde muy joven observó las dinámicas sociales y psicológicas de la sociedad colonial, sus desigualdades e injusticias, primero en su familia y luego en su entorno social (Macey, 2012). Él hace sus primeros estudios en la isla antillana, donde se destaca su relación con su amigo y mentor Aimé Césaire, poeta y dirigente comunista a favor de las causas antirracistas en el Caribe. La juventud de Fanon estuvo cruzada por múltiples sucesos sociales y familiares que lo hicieron cuestionar el orden social y su posición en él. Entre los sucesos que impactaron la juventud de Fanon, que fueron determinando su futuro, se puede destacar la llegada de las tropas navales de Francia a Martinica durante el régimen de Vichy (1940-1944). Allí Fanon observaba cómo la relación entre sus coterráneos y los franceses de la región metropolitana era una relación que deshumanizaba a los isleños: expresiones como insultos, abusos, discriminaciones, etc., señalaron a Fanon el peligro del fascismo que llegaba de Europa. Fanon desde joven estuvo comprometido con la lucha contra el fascismo y sus expresiones en la cotidianidad. Tal fue su compromiso con esta lucha que a sus 18 años decidió sumarse a las filas de las Fuerzas de Liberación Francesa y, luego, al ejército francés con el objetivo de oponer resistencia a la invasión alemana en territorio francés. A pesar de haber arriesgado su vida por Francia y aportado a liberarla del fascismo alemán, Fanon se dio cuenta que incluso así el racismo en las instituciones francesas no cesaba. Un ejemplo de esto son los “blanqueamientos” en regimientos militares del ejército francés. En 1945 Fanon vuelve a Martinica y se reencuentra con su amigo Aimé Césaire, quien siempre fue un guía en la lucha política. Con Césaire tenía una relación de gran afecto como lo demuestran las palabras del poeta a propósito de lamuerte del filósofo antillano: “Fanon vivió su destino como paladín de la libertad hasta el final y dominó su propia particularidad universal desde tal altura que murió como soldado de lo universal” (Césaire, 2017, p. 199). En esta estancia en Martinica Fanon apoya a Césaire en su campaña electoral por el Partido 6 Comunista rumbo a la Asamblea Nacional de la recién refundada república francesa. Césaire logra triunfar y permanece en la Asamblea Nacional hasta 1993. Luego, Fanon decide estudiar medicina y psiquiatría en Lyon, Francia, y permanece en la región metropolitana de dicho país hasta 1953, lugar en donde escribe su tesis doctoral y primera gran obra Piel negra, máscaras blancas en el año 1952. En este escrito Fanon busca dar respuestas a diversos interrogantes acerca de la relación entre el negro y el blanco, entre el “hombre y la mujer de color”, “el blanco y la blanca”, acerca también del amor y del reconocimiento moral en el contexto colonial, entre otros aspectos. Esto lo hace desde un análisis psicológico, social y filosófico. Fanon llega a Argelia en 1953 para trabajar como jefe de servicio en el Hospital Psiquiátrico de Blida-Joinville, en la provincia de Blida al norte de Argelia, cerca de la ciudad capital Argel. En este lugar Fanon logra acercarse y prestar atención a las similitudes de lo que observó previamente en las Antillas: la colonización y los problemas sociales tienen una relación directa con los problemas mentales de los pacientes. Gracias a estas observaciones logró contribuir con importantes análisis y tratamientos a los casos que llegaban al Hospital: donde antes solo veían a un hombre con ansiedad, insomnio u otro desorden en su comportamiento cuya solución era un tratamiento con fármacos, Fanon veía en ese mismo caso las consecuencias del colonialismo y de las relaciones de dominación en el cual el tratamiento se acercaba más al ámbito social que al médico. Durante su estadía en el Hospital de Blida-Joinville a Fanon le correspondió vivir el momento de la consolidación del Frente de Liberación Nacional (FLN) y la declaración de guerra al gobierno francés en la lucha por la independencia de Argelia en 1954. Al realizar sus labores como psiquiatra y recorrer gran parte del país, Fanon reafirmaba la estrecha relación que existe entre las relaciones socioculturales y los problemas mentales de la población. Casos como los que reseña en los anexos de su obra Los condenados de la tierra (1963) muestran que Fanon no solo atendía pacientes civiles, sino también a combatientes del FLN y a soldados del ejército francés. La guerra deja tras de sí cuerpos cuya mentalidad se deteriora cada vez más. Debido a la situación en la que se encontraba el país y debido a la labor que le correspondía ejercer a Fanon, en 1956 escribe su célebre Carta pública de renuncia al 7 ministro residente1. En este escrito Fanon realiza una crítica a las bases doctrinales del sistema de salud mental de Argelia que “se oponen cotidianamente a una auténtica perspectiva humana” (1965c, p. 58), además de denunciar el peligro que representa el silencio ante hechos como la represión de los huelguistas del 5 de julio de 1956 que se manifestaban pacíficamente. Ante esta situación Fanon señala: “mi decisión es no asumir una responsabilidad al costo que sea, bajo el engañoso pretexto de que no hay otra cosa que hacer” (p.61). Con tal desprecio a la indiferencia y a la pasividad y, como un elogio a la dificultad de tomar el camino más consecuente, Fanon reafirma su convicción a favor de los enajenados, de los estructuralmente deshumanizados, a favor de la guerra por la independencia. Posteriormente, Fanon decide incorporarse a la guerrilla argelina del Frente de Liberación Nacional (FLN), y luego de ser deportado a Francia, ser parte del Gobierno Provisional de Argelia en el exterior. La situación social en Argelia, incluso antes de la guerra por la independencia, era preocupante. La condición colonial no solo se caracteriza por la constante discriminación racial y religiosa hacia los habitantes locales por parte de los colonos, sino además, por establecer un sistema de desigualdad social en el cual los oprimidos no tengan la posibilidad de aumentar en lo más mínimo su calidad de vida o su bienestar. El analfabetismo, el desempleo, los problemas de salud, desnutrición, en general, la pobreza y las condiciones de vida precarias eran, en ese momento, la descripción de la situación social de Argelia que se agudizaba con la guerra. “Casi el 80% de los niños argelinos africanos no podían estudiar, y el 85% de la población musulmana era analfabeta” (Barral, s. f.). Sumado a esto, de los casi 9 millones de habitantes que tenía Argelia en ese entonces, poco más de 1 millón eran colonizadores europeos (también llamados pieds noirs). Esta minoría numérica controlaba las tierras productivas, el comercio y la industria dejando rezagados a la mayoría de la población (Windrow, 1999, p. 5). La brecha social era también religiosa y racial. La mayoría de la población argelina era negra y musulmana, características que chocaban inmediatamente con los parámetros que tenía esta parte de Francia en África. Fanon entiende que para que exista un quiebre en la 1 Este escrito, junto a múltiples escritos de Fanon, fueron compilados y publicados en el libro Por la revolución africana (1965c). 8 identidad del colonizado/colonizada2, antes tiene que existir un quiebre en el plano material: “el mundo colonizado es un mundo cortado en dos”. Existen dos zonas que se oponen y se excluyen recíprocamente: la ciudad blanca, limpia, iluminada, un lugar en donde no hay hambre, y la ciudad indígena, negra, la del barrio árabe en donde siempre hay hambre y “se muere en cualquier parte, de cualquier cosa” (Fanon, 1963, p. 19). Esta es la configuración de una Argelia que en cualquier momento provocaría un estallido del mundo colonial cansada de la división territorial a la cual había estado obligada a vivir, una Argelia europea. Hubo una serie de sucesos que sirvieron como preámbulo de la Guerra por la Independencia. En 1943 se publica el Manifiesto del Pueblo Argelino. Este texto es un pequeño escrito en donde se condensan las mayores aspiraciones que la población argelina tenía en ese momento. Luego de una breve descripción de las relaciones entre las diferentes facciones de europeos que pretendían el poder en Argelia, el manifiesto señala la necesidad de observar y tener presente que la Francia colonizadora, sin quererlo, ha dejado incrustado en el pueblo argelino la tradición de la libertad que el pueblo francés había conquistado. En nombre de la lucha por la libertad los argelinos deciden actuar para seguir el mismo camino que Francia había atravesado en su revolución. El objetivo del escrito es hacer un llamado a la población colonizada a buscar su libertad, el reconocimiento social y religioso, la igualdad entre etnias y la autodeterminación. La idea de independencia que pervivió en la mente de las y los colonizados de manera pasiva se fue activando, el movimiento político que surgía fue adquiriendo fuerza. Nuevos hechos marcaron el rumbo del movimiento independentista: en 1945 el gobierno francés, en una especie de acto de agradecimiento por la participación de la población argelina en la Segunda Guerra Mundial, decide ofrecer la nacionalidad francesa a una parte de esta población, sin embargo, este intento de inclusión en el Estado francés había llegado tarde y fue rechazado de inmediato. La política de asimilación que, por un tiempo la izquierda europea siendo oposición había impulsado sin éxito, ahora el gobierno francés la promovía 2 Los términos “colonizado” y “colonizada”, así como “colonizador” y “colonizadora”,etc., se señalan en estos momentos con el fin de resaltar lo importante que es en la actualidad una reflexión del problema del género y del reconocimiento de las mujeres en la historia. Aunque en el cuerpo del presente escrito no aparezcan juntos los términos en masculino y femenino se exhorta al lector a que en su lectura e interpretación incluya esta perspectiva de reconocimiento y diferenciación en lo que refiere al género. 9 con el objetivo de evitar la independencia en las colonias. Estas medidas no tuvieron el efecto deseado, por el contrario, enaltecieron el descontento en contra de los franceses. Ese mismo año se llevó a cabo la fundación de la Liga de las Naciones Árabes. Esto ocasionó el aumento en el ánimo de luchar por la autodeterminación de los pueblos y la oficialización del islam en los países con mayorías musulmanas. El lema “El Islam es mi religión. El árabe mi lengua. Argelia es mi país” era expresión de la voluntad de los argelinos por ir en contra de la identidad europea que por años se les había impuesto, además era la expresión de la voluntad por luchar a favor de la identidad subrepticia que se fue formando en las márgenes del sistema colonial. En mayo de 1945 se llevan a cabo dos protestas que ocasionaron dos hechos históricos de suma importancia. La primera protesta se da en la ciudad de Setif en donde, luego de que se enarbolara una bandera de la nación argelina a propósito del día de los trabajadores, los europeos o pieds-noirs provocaron una serie de hechos violentos por varios días que dieron como resultado la muerte de un joven argelino. A la vez, los argelinos, por este hecho atacan a los colonos hasta el punto de asesinar al alcalde de la ciudad (Burleigh, 2015, p. 306). La segunda protesta se conoce como la Insurrección en Constantina: es un alzamiento argelino que se da en contra de los colonos cuando un policía francés asesina a un joven árabe en el marco de una manifestación pacífica (Ybarra Enríquez, 1999, p. 60). Por esta serie de sucesos las hostilidades en Argelia iban en aumento. Cada manifestación de los argelinos, aunque fuese pacífica, era fuertemente reprimida por el gobierno francés. Para entonces el movimiento independentista iba adquiriendo cada vez más fuerza y organización. Lo anterior lo demuestra la fundación de Comité Revolucionario de Unidad y Acción en 1950, organización que agrupó importantes sectores políticos revolucionarios del país como el Partido del Pueblo Argelino, la Estrella Norafricana, entre otros. Las movilizaciones en Argelia no cedían y el ánimo por la independencia no cesaba a pesar de la represión del Estado francés. Uno de los hechos que marcó el pensamiento de los argelinos fue la derrota de Francia en Dien Bien Phú. Esto ocasionó una onda expansiva de entusiasmo por la independencia que retumbó en los procesos de liberación en todo el mundo. La noticia del triunfo del Viet Minh sobre el ejército francés y, de la liberación de Vietnam 10 de la ocupación francesa, impregnó de entusiasmo y esperanza a los argelinos. La visión de la Francia fuerte que hacía poco con sus aliados había derrotado la amenaza fascista y que, figuras como De Gaulle llevaron a lo más alto, se estaba quebrantando. La población que permanecía indecisa ante el dilema de si, por un lado, emprendía una lucha por la independencia o si, por el contrario, no la emprendía, se decidió a favor de una guerra contra Francia a propósito de un ejército derrotado. Las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas generaban una situación revolucionaria en la que, como lo señalaba Vladimir Lenin, “no basta con que los de abajo no quieran seguir viviendo como antes. Hace falta, además, que los de arriba no puedan seguir administrando y gobernando como antes” (1977, p. 463; cursiva en el original), o como en su momento lo señaló Fidel Castro cuando afirmaba que la situación revolucionaria “está determinado por las espantosas condiciones de explotación en que vive el hombre, el desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas, la crisis mundial del imperialismo y el movimiento universal de lucha de los pueblos subyugados” (1962). En este mismo sentido lo percibieron los dirigentes del Comité Revolucionario que decidieron fortalecer el movimiento y llevarlo hasta el nivel de la confrontación armada. En noviembre de 1954 se funda el Frente de Liberación Nacional (FLN) y su brazo armado, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). La emergencia del FLN fue expresión de la unidad de las diferentes vertientes políticas que tenían en común un espíritu anti-francés, el objetivo de la independencia y la lucha armada como vía para conseguir aquel objetivo. La guerra argelina se caracterizó por ser una guerra con un alto nivel de acciones armadas. En el momento en el cual emergía el Derecho Internacional Humanitario los ataques desproporcionados que provenían desde cada actor armado fue evidente. La mayoría de las muertes en este conflicto fueron de la población civil. Personajes como las mujeres y los niños cuya función era trasladar y accionar bombas en territorio enemigo demuestran el nivel de riesgo en el que estaba la población civil. Además, el sistemático uso de la tortura por parte del gobierno francés demuestra la intensión de ganar la guerra “sin importar los medios”, lo que ocasionó aún más la “deshumanización” de la guerra. La Guerra por la Independencia en Argelia fue el momento culmen, en el cual, el movimiento colonizado jugaba la única carta que el oponente le permitía jugar: la violencia. 11 La lucha armada fue la respuesta a la violencia ejercida por Francia en la colonia. Como un primer acercamiento al problema, Fanon señala que la violencia es la intuición que tienen las masas colonizadas de que su liberación debe hacerse, y no puede hacerse más que por la fuerza. (…) ¿Por qué aberración del espíritu esos hombres sin técnica, hambrientos y debilitados, no conocedores de los métodos de organización llegan a convencerse, frente al poderío económico y militar del ocupante, de que sólo la violencia podrá liberarlos? (1963, p. 36). El camino recorrido por el pueblo colonizado es un camino de aprendizaje constante. Las y los colonizados desconfían de los discursos políticos, por su experiencia han aprendido a rechazar cualquier intento de salvación o de mesías dispuesto a dar su vida por los oprimidos. La desconfianza es uno de los bienes más preciados que tiene el colonizado. La experiencia de vida en la colonia ha sido su mentora, y de allí que cuando llega la posibilidad de vincularse a un partido político, este apoyo se dirija hacia aquel partido que reivindique las banderas de la violencia. Fanon insiste en que el principal límite de los partidos nacionalistas es que rechazan la violencia y proponen métodos “no violentos” para conseguir la independencia. Rechazar la violencia es rechazar el tipo de relación más cercano y más conocido por el colonizado. La fortaleza del partido político del FLN, que no tuvieron otros partidos políticos nacionalistas, fue asumir la responsabilidad del uso de la violencia y de sus consecuencias3. El criterio para obtener o perder el apoyo popular en la lucha por la liberación nacional no fue el uso de la violencia per se, sino la coherencia política entre el discurso y la acción. El FLN desde su inicio, en el momento en que le declara la guerra a Francia, no solo tiene en cuenta la fuerza del enemigo, sobre todo tiene en cuenta las acciones y los riesgos que se deben asumir al momento de desarrollar una guerra. La pertinencia del llamado a la violencia del FLN se observa en el momento en que la mayoría de la población rechazaba los discursos pacifistas y denunciaban la hipocresía de Europa: 3 Sobre este problema Slavoj Žižek en El espinoso sujetoseñala que “los izquierdistas liberales rechazan la ‘transacción’ socialdemócrata, quieren una verdadera revolución, pero rehúyen el precio real que hay que pagar por ella, y prefieren entonces adoptar la actitud de un ‘alma bella’ y conservar las manos limpias. (…) el leninista, al igual que el conservador, es auténtico, en el sentido de que asume plenamente las consecuencias de su elección” (Žižek, 2001, pp. 256-257; cursiva en el original). 12 Que el militarismo alemán decida resolver sus problemas de fronteras por la fuerza no nos sorprende, pero que el pueblo angolés, por ejemplo, decida tomar las armas, que el pueblo argelino rechace todo método que no sea violento, prueba que algo ha pasado o está pasando (Fanon, 1963, p. 36). En ultimas, la indignación de Europa no surge por el uso de la violencia, sino por la posibilidad que tiene un pueblo africano de liberarse. Lo sorprendente es que gente “dócil y pasiva” no resuelva sus conflictos pacíficamente y quieran algo más de lo que el orden colonial les ha permitido. El FLN demostró no tener reservas con el uso de la violencia en Argelia. Desde su primera aparición se destacó por ser un actor protagónico en el conflicto armado. Los ataques al ejército francés, tanto a la población de origen europea como de origen argelino, fueron constantes, de una gran magnitud y ocasionaron muchas pérdidas humanas. La guerra que desarrolló el FLN se basó en la idea de la guerra popular prolongada, que a su vez se basa en el planteamiento de mantener el apoyo popular y atraer al enemigo al interior de los espacios conocidos para derrotarlo por medio de una mezcla de una guerra de ejércitos móvil y una guerra de guerrillas. La principal característica de este tipo de conflicto es que pretende ejercer una serie de acciones proyectadas a largo plazo y no un alzamiento armado de un corto periodo de tiempo que resulte en un golpe de Estado. La guerra en Argelia alcanzó un nivel tan alto que afectó directamente a toda la población. Esta guerra ha movilizado a la totalidad del pueblo, y lo ha obligado a invertir masivamente sus reservas y recursos más ocultos. El pueblo argelino no se ha concedido ni un instante de respiro, entre otras razones, porque el colonialismo al que se enfrenta no se lo ha permitido (Fanon, 2012, p. 3). A los argelinos les era imposible mantener una posición neutral frente a la guerra, ya fuesen parte de alguno de los ejércitos enfrentados o población no armada. La situación social que iba empeorando fue obligando a que masivamente se discutiera y actuara a favor de la solución del conflicto. Muchas voces y diversas posturas marcaron un sinnúmero de debates que permitían que el conflicto armado argelino se conociera a nivel mundial y no se ocultara como un “asunto interno de la república francesa”. https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_guerrillas 13 En este sentido, el papel de Fanon, como de muchos otros intelectuales que residían en Europa como Albert Camus o Jean-Paul Sartre, fue fundamental en el desenlace de la guerra. La presión ejercida a través de las publicaciones realizadas hizo que algunos países reconocieran el conflicto y pidieran su terminación, y que otros países reconocieran a Argelia como un país independiente y a Francia como un país invasor. Militarmente Francia siempre estuvo un paso adelante de los revolucionarios. Mientras que el FLN desplegó su fuerza de manera terrestre, el ejército francés lo hizo de manera multimodal, es decir, terrestre y aérea. Aunque el FLN lograba controlar gran parte del territorio rural y tener un flujo importante en las fronteras del país (zona estratégica que les permitió un acceso rápido a suministros y armas que provenían de países como Marruecos y Túnez), el ejército francés desplegaba los famosos paracaidistas, tanto en el campo como en las ciudades, reduciendo con éxito en más de una ocasión la fuerza revolucionaria (Windrow, 1999, p. 9). Durante la guerra de independencia la ciudad de Argel fue uno de los lugares con mayor actividad en el país. El FLN aprovechaba la arquitectura de la Casbah de Argel, es decir, la arquitectura de la ciudad árabe que le permitía a los revolucionarios moverse con mayor libertad por medio de los callejones sin ser detectados. Por otro lado, el ejército francés con sus paracaidistas (muy conocidos por ser una de las fuerzas más efectivas en la lucha contrainsurgente como lo demostraron en la guerra en Indochina) lograban controlar zonas de la ciudad en muy poco tiempo y de manera rápida, y así atacar a los principales dirigentes del FLN. Aunque por mucho tiempo la guerra en la ciudad no lograba ningún vencedor por las acciones y reacciones de cada parte, eso cambió a mediados de 1958 cuando el ejército francés, que no solo usaba medios legales sino también los ilegales4, logró desterrar al FLN 4 Aunque la tortura está prohibida por el Derecho Internacional Humanitario en su artículo 3 de los Convenios de Ginebra, los cuales Francia firmó en 1951, este tipo de agresión fue usado sistemáticamente por el ejército francés en Argelia. Así lo confirmó y sostuvo hasta su muerte el general francés Paul Aussaresses en la medida que afirmaba que “la tortura se convierte en legítima, cuando la urgencia lo impone”. El mismo general posteriormente calculó que aproximadamente 3 mil personas fueron desaparecidas después de haber sido torturadas. El modelo francés fue tan “exitoso” que a partir de la guerra argelina, Francia exportó la doctrina de guerra a otros países de América Latina como Brasil y Colombia (Duarte-Plon, 2016, p. 47). En el mismo sentido lo relató Hobsbawm cuando dice que “la guerra de Argelia fue un conflicto sangriento que contribuyó 14 de la ciudad y reducir su fuerza considerablemente (Barral, s. f.). Sin embargo, esto no fue impedimento suficiente para que el FLN triunfara sobre el ejército francés. El triunfo del FLN sobre Francia en la guerra de Argelia no se resolvió solamente en el plano militar, también se resolvió en el plano diplomático y político. “La batalla de Argel va a demostrar cómo una fuerza militar eficiente en el campo de batalla y victoriosa en el mismo, puede perder una guerra al no aceptar la subordinación de la misma a la política” (Barral, s. f., p. 5). La guerra de Argelia se puede clasificar dentro de las llamadas “guerras irregulares” y “guerras no convencionales”. En las guerras irregulares no se enfrentan dos ejércitos con magnitudes de armas, fuerzas y recursos equiparables, por el contrario, su característica es que sean desproporcionales como en toda guerra de liberación en la cual la población se enfrenta al Estado. En la guerra no convencional no se interviene solo en el plano militar, sino también en el plano político y subjetivo: quien logra ganar las “mentes y corazones de la población, quien ganara a la población para sí, ganaba la guerra” (Trinquier, 1981). Y esto fue justamente lo que hizo el FLN. Sin duda el apoyo popular determinó en gran medida el triunfo del FLN sobre Francia, sin embargo, este tipo de guerras no solo se luchan al interior del país, sino también en el exterior. La presión internacional fue decisiva en todos los años de la lucha hasta que Francia declaró Estado independiente a Argelia. Políticos, intelectuales, exiliados, deportados, migrantes, entre otros, fueron las figuras que conformaron el brazo internacional del FLN consolidado en el Gobierno Provisional de la Republica de Argelia que tenía por objetivo exponer al mundo lo que ocurría en su país, denunciar las graves violaciones a los Derechos Humanos y conseguir recursos a favor de los insurgentes. La labor del Gobierno Provisional logró legitimar aún más la lucha argelina tanto en el interior como en el exterior del país, esto fue perentorio para el triunfode la independencia. Fanon desde su renuncia al hospital de Blida en 1956 hasta su muerte perteneció al Gobierno Provisional. Desde allí él fue colaborador del periódico El Moudjahid en Túnez. En este periódico Fanon se dedicó a criticar el sistema colonial, a escribir sobre la hipocresía a institucionalizar la tortura en el ejército, la policía y las fuerzas de seguridad de unos países que se declaraban civilizados” (Hobsbawm, 1998, p. 221). 15 del humanismo europeo, acerca de la necesidad de la unidad africana en contra del colonialismo, a reseñar los hechos de la revolución en Argelia y a realizar un análisis prospectivo de la liberación de África. También como parte del Gobierno Provisional Fanon fue a múltiples países del subsahara africano con el objetivo de observar y analizar las condiciones para la unidad de los africanos. Hasta el último momento de su vida insistió en el proyecto de la unidad africana. En 1961 Fanon muere por leucemia en Estados Unidos y en 1962 se firman los acuerdos de Evian entre el Gobierno Provisional y el gobierno de Francia. Sobre el problema de investigación En la década de 1960 y 1970 el pensamiento político de Frantz Fanon tiene una gran acogida a nivel mundial, especialmente en los países donde emergieron y se consolidaron grupos guerrilleros. Sin embargo, después de este periodo la obra de Fanon fue cada vez menos leída. Con la ampliación de los círculos académicos acerca de los estudios coloniales, poscoloniales y decoloniales, la obra de Fanon gradualmente vuelve a tener una acogida considerable, pero no es hasta la conmemoración del 50 aniversario de su fallecimiento en el año 2011 que revive con una fuerza considerable en las facultades de filosofía y en los centros de estudios caribeños y africanos. Con el paso del tiempo a nivel mundial Fanon se vuelve nuevamente una referencia obligatoria, sus críticas al colonialismo y neocolonialismo, al racismo, y sus apuestas políticas radicales guardan pertinencia a propósito de los conflictos sociales, políticos y armados del siglo XXI. La principal razón por la cual la presente tesis se basa en la obra de Fanon es por su particular abordaje al problema de la construcción del colonizado y por su defensa a la violencia como forma de lucha política. Este último planteamiento ha sido, y aún en la actualidad sigue siendo, una de las ideas políticas de Fanon más controversiales. Tanto la violencia colonial, cuyo fin es la dominación, como la violencia revolucionaria, cuyo fin es la alteración del orden social, son problemas que en la actualidad subsisten en el pensamiento político y filosófico debido a los múltiples contextos violentos que permanecen en el mundo. El fenómeno de la violencia política en países como Colombia obliga a la academia a pensar 16 nuevamente el problema de la violencia, sus implicaciones, sus condiciones, sus potencialidades y sus límites. En ese sentido, la realización del presente trabajo de investigación busca evitar el reduccionismo al cual ha estado condenado el autor antillano. Nada está más lejos de una investigación rigurosa que señalar que Fanon defiende todo tipo de violencia, incluso la violencia terrorista. Por el contrario, lejos de reducir la obra de Fanon al problema de la violencia, es necesario destacar que su obra es mucho más rica y compleja. Su obra demuestra estar articulada a favor de un análisis integral de la mente y la acción de la población colonizada y de las posibilidades para la constitución de una comunidad poscolonial. El presente trabajo de investigación tiene como objetivo reflexionar alrededor de los principales postulados de la obra de Fanon en lo referente al problema filosófico de la construcción social del colonizado y de la violencia en los procesos descolonizadores. Además, proponer una interpretación desde una perspectiva crítica de la violencia revolucionaria. Debido a la complejidad teórica que contienen las principales conclusiones políticas y filosóficas de Fanon, primero se propone comprender en qué contexto epistemológico se desarrolla el pensamiento del autor antillano. Para esto, el primer capítulo está dedicado a establecer los principales postulados acerca del método de análisis de Fanon, sus fuentes filosóficas y su práctica científico-política. El concepto de sociogénesis es la bisagra que permite unificar el acervo teórico que tiene el autor con los problemas socio-políticos de su contexto. Fanon no solo propone una salida política al colonialismo, también propone una salida epistémica a la dominación colonial. Descolonizar los países conlleva la descolonización del pensamiento y del cuerpo del colonizado. En un diálogo con el filósofo francés Jean Paul Sartre se expondrán los límites que tienen las teorías tradicionales y críticas que provienen de Europa y las potencialidades del pensamiento político de las y los teóricos provenientes de las colonias. El segundo capítulo está dedicado a mostrar cómo se cristaliza la violencia colonial en el comportamiento del colonizado. El concepto “colonizado”, más que un elemento sociológico, en el análisis de Fanon demuestra ser una categoría filosófica central ya que 17 permite explicar a partir de allí las expresiones, el desarrollo y la experiencia que conlleva la violencia en el mundo colonial. Es a través del colonizado que la violencia se hace tangible, tanto la violencia colonial como la violencia revolucionaria. Para el autor antillano la violencia está estrechamente ligada al colonizado, de ahí que la violencia no solo se trate de un fenómeno político, sino también psicológico. El complejo de inferioridad es el punto central de este capítulo. El colonizado es ante todo un ser inferior, inferiorizado por otros e inferiorizado por sí mismo. En la escala social el colonizado se encuentra en lo más bajo; lo han dejado allí, pero también él se ha quedado allí. La mente del colonizado es atravesada con toda la fuerza cultural de la civilización colonizadora; su lenguaje, sus hábitos, sus pensamientos no le pertenecen. Su condición social le impone una gran carga mental con la cual tiene que lidiar en su cotidianidad. El colonizado está condenado a padecer patologías mentales producto del sistema social en el que se encuentra. En este punto se retoma la crítica que Fanon realiza a las contribuciones de Octave Mannoni a propósito de su teoría de la dependencia del colonizado demostrada en el planteamiento del Complejo de Próspero. Este autor es de suma importancia en la obra de Fanon ya que le permite demostrar de manera clara y concisa los límites de la teoría psicológica proveniente de Europa acerca del colonizado. Además de ejemplificar cómo la teoría eurocéntrica reproduce y legitima la construcción social del colonizado como un ser inferiorizado. El arte, la cultura y la religión son demostraciones del pasado del colonizado que le permiten resistir a la opresión colonial. Este encuentra en las márgenes del sistema cultural dominante un refugio en el cual, a partir de ciertas prácticas, impide la reproducción de la mentalidad colonial. Expresiones artísticas y religiosas como la danza o el trance realizan en él un proceso catártico en donde la libertad es, de cierta manera, algo alcanzado y alcanzable. Sin embargo, para el colonizado la frustración llega cuando esos momentos esporádicos de aparente libertad se desvanecen: ni la danza ni el trance cambian el orden social en el que se fundamentan sus problemas mentales. Con esto, la violencia de tipo revolucionaria irrumpe en la mente del colonizado en cuanto se vuelve una opción legítima para alcanzar una transformación de su entorno social y de sí mismo. 18 El último capítulo de la presente investigación realiza una reflexión profunda acerca de las posibilidadesy los límites que la violencia revolucionaria trae en un proceso descolonizador. ¿Qué es la violencia revolucionaria para Fanon? ¿Cómo entender que este tipo de violencia sea la única opción que tiene el colonizado para su liberación? ¿La filosofía de la no violencia o la lucha pacífica puede ser una alternativa en el camino hacia el fin de la dominación colonial? Estas son algunas de las preguntas que guían esta reflexión. El objetivo central de este capítulo es exponer y poner a prueba la propuesta política de Fanon en la cual señala que todo colectivo político que busque una salida a la situación colonial debe hacer uso de la violencia. Para llevar esto a cabo, es necesario realizar un acercamiento a las condiciones y criterios expuestos por el autor antillano que le permiten sostener dicha premisa. Posteriormente, se realiza un contraste entre la violencia revolucionaria y la no violencia como formas de lucha política descolonizadora. Para esto se traerá a colación la propuesta de la no violencia o satyagraha de Mahatma Gandhi debido a la importancia histórica que conlleva este autor. Además, se tendrá en cuenta la interpretación y actualización teórica de la no violencia que realiza Judith Butler. Estos dos autores realizan un gran aporte al problema de la violencia no solo en los procesos descolonizadores del siglo XX, sino también en los procesos políticos contemporáneos. De ahí que estos autores aporten de manera significativa a la crítica de la violencia revolucionaria planteada por Fanon. En la parte final de este capítulo se propone al lector ir más allá del dilema violencia - no violencia. Desde una perspectiva dialéctica se analizarán los alcances que tiene el planteamiento de la negación de la violencia a partir de la interpretación realizada por Hegel de la época de terror en la Revolución Francesa. No se realizará un estudio profundo sobre la obra de Hegel, su interpretación se usará con el fin de ilustrar el planteamiento filosófico propuesto en esta parte de la investigación. Con esto, se da paso a una interpretación propia sobre el problema de la violencia revolucionaria que en su realización se niega a sí misma y niega, a la vez, a la violencia en general. Esto con el fin de mostrar que el objetivo de una sociedad poscolonial guarda en su interior la posibilidad de una sociedad pos-violenta. La división y el orden de los capítulos tiene la intención de acercar al lector a la obra de Frantz Fanon de manera integral, es decir, teniendo en cuenta sus aportes epistemológicos, 19 psicológicos y políticos. A la vez que se problematizan los principales postulados de Fanon acerca de la construcción social del colonizado y la violencia, se reflexiona acerca del autor en tanto científico social colonizado, de los problemas mentales y dilemas del colonizado, y de la acción violenta como medio para la transformación social. ¿En qué momento el colonizado emerge como un actor relevante en las ciencias sociales? ¿Cuáles son las condiciones en las que el colonizado existe en el mundo colonial? ¿Cómo reacciona el colonizado a la dominación colonial? ¿Cuáles son las posibilidades para una transformación social en el mundo colonial y para la construcción de una sociedad no violenta? Estas preguntas son transversales a toda la estructura del presente escrito. Adentrarse en el complejo mundo de los estudios sobre la violencia desde una perspectiva crítica no es un trabajo sencillo; y menos en un país como Colombia que en los últimos años ha hecho grandes esfuerzos por conseguir la paz. Cualquier pronunciamiento que se realice sobre el problema de la violencia conlleva una gran responsabilidad teórica y, sobre todo política. En donde hay una predeterminación de la violencia, en donde la violencia es tan normal y natural como las acciones cotidianas más sencillas, la pregunta por una sociedad no violenta rompe cualquier esquema social conocido tanto en las relaciones sociales como en la lucha política. Esta investigación surge de la urgencia por encontrar no solo explicaciones al por qué de la violencia, sino también por ubicar algunos elementos que permitan repensar la lucha política descolonizadora desde otras perspectivas; además de aportar a la formación política de los condenados de la tierra del siglo XXI. Con el desarrollo del presente trabajo de investigación se pretende aportar a los debates que en los últimos años han surgido en los estudios poscoloniales, decoloniales y del pensamiento crítico del sur global no eurocéntrico. Las limitaciones históricas que separan a Fanon con la actualidad, lejos de ser un obstáculo, proporcionan una oportunidad para comprender el movimiento histórico de la violencia política en los procesos descolonizadores a nivel mundial. Los estudios poscoloniales y decoloniales han avanzado en demostrar la vigencia de la crítica al colonialismo. A nivel mundial la matriz capitalista de acumulación ampliada no se ha detenido, al contrario, se ha profundizado a través del neocolonialismo que ha demostrado en las últimas décadas su potencial explotador. Las condiciones sociales y 20 económicas desiguales se profundizan. Las condiciones de la Argelia de 1954 se encuentran aún en muchos países del sur global: analfabetismo, desempleo, problemas de salud, desnutrición, en general, pobreza y condiciones de vida precarias. En este sentido, los estudios poscoloniales, decoloniales y del pensamiento del sur global han encaminado sus esfuerzos a la descripción-denuncia de esta situación, y asimismo a plantear alternativas al sistema-mundo capitalista mediante una lucha por la descolonización en el siglo XXI. Las reflexiones acerca de la colonialidad, la pos-colonialidad y la decolonización en autores como Edward Said, Gayatri Spivak, Homi Bhabha, entre otros, persisten en hablarle al presente sobre los peligros de lo colonial en el siglo XXI. El tiempo postcolonial es aquel en el que la experiencia colonial parece estar, de manera simultánea, consignada al pasado y, precisamente debido a las modalidades en las que se produce esta ‘superación’, instalada en el centro de la experiencia social contemporánea con toda la carga de dominación, pero también con toda la capacidad de insubordinación, que distingue esta experiencia (Mezzadra & Rahola, 2008, p. 263). La permanencia de la colonialidad después de la descolonización africana hace referencia a un cambio en las formas y prácticas con las que se ejerce el colonialismo, pero no un cambio en el fundamento de la dominación de unos países por otros. La herencia colonial está incrustada en las naciones que sufrieron el colonialismo, y en las que aún en pleno siglo XXI lo sufren de manera directa. Este neocolonialismo se presenta de manera político-económica a través de un poder fáctico (Aníbal Quijano, 2007) y se expresa en todas las esferas simbólicas de la sociedad (Hernández Ramírez, 2007; Vega, 2003), también se presenta a través del pensamiento del norte que se impone en el sur global dando continuidad a los “espitemicidios” (De Sousa Santos, 2009; Young, 2006). Frente a esta nueva oleada de colonialismos, los movimientos sociales se han encargado de establecer nuevas relaciones y paradigmas en las ciencias sociales que permitan afrontar una lucha anticolonial, tal es el caso de la relación entre los espacios del poder colonial (Harvey, 2007), las alternativas al extractivismo como base de la intromisión colonial (Löwy, 2012), las interseccionalidades en la opresión (Davis, 2004; Segato, 2011), entre otros aspectos que hacen de los estudios poscoloniales un movimiento 21 intelectual que se renueva permanentemente. Una relectura de Fanon en el siglo XXI aporta a este tipo de discusiones en la medida en que señala elementos conceptuales, relaciones teóricas y posturas políticas que con el tiempo se han venido olvidandoo menospreciando tanto en el mundo académico como en el mundo político. La crítica social de Frantz Fanon La Teoría Crítica en Fanon Al buscar en las obras de Fanon una explicación ordenada acerca de su método de investigación, el lector se percata que dicha explicación no está presente de manera explícita y organizada. Se puede observar en el transcurso de su escritura que a Fanon no le interesó en ninguno de sus textos sistematizar ni exponer un método de análisis determinado. Su análisis no es el resultado de un método delimitado previamente, sino, por el contrario, es en el transcurso de sus planteamientos que él va construyendo paulatinamente un método de análisis novedoso. Esto lo demuestra la forma de escritura de Fanon en cuanto es fragmentaria, apasionada, con un afán por responder de manera ordenada y clara a sus detractores, y al mismo tiempo, acercar al lector a la comprensión de que sus ideas están articuladas estrechamente con sus emociones y su propia experiencia. Su punto de partida como investigador social es su propia experiencia de vida y su profesión como psiquiatra. Fanon cuestionó desde joven el comportamiento de su entorno social y familiar. Como antillano conocía de primera mano la conducta de su comunidad y la forma en la que se relacionaban entre sí y con la población europea. Ciertos comportamientos que en el contexto colonial eran naturales, el autor antillano los puso en duda. Con esto, dio cuenta de que el comportamiento que comúnmente se conoce como “normal” es en realidad un comportamiento con una gran carga social patógena o dañina. Además, de que la constante fractura en las relaciones entre los antillanos ocasiona un estado permanente de daño psicológico. Fanon, al observar esta serie de comportamientos en su entorno social y familiar, se propuso descubrir los misterios de aquel comportamiento y develar sus causas. La psicología le permitió observar de manera más profunda el comportamiento de los antillanos, y también 22 dar cuenta de las diferencias entre el individuo antillano y el europeo y las implicaciones de la relación entre ambos. Los marcos epistemológicos de la psiquiatría tradicional hablan acerca de un tipo de individuo con el cual Fanon no logró identificarse, observó que personas como él no se encuentran dentro esta caracterización de la psicología tradicional. Fanon mostró en su momento que a la psicología, y en general a las ciencias humanas y sociales, les hacía falta estudios acerca de la población colonizada que partieran del colonizado mismo. La obra de Fanon no solo es una explicación de las condiciones de la población colonizada, ni tan solo es la crítica política al sistema colonial, igualmente, es una estructura conceptual que en lo sucesivo aportará a una de las rupturas más importantes en las ciencias sociales en las últimas décadas: el llamado giro decolonial (Spivak, 2003, 2010). Para Fanon el problema de la sociedad colonial es su no-existencia de manera afirmativa, tal y como sí lo es la sociedad europea. El mundo colonial como alteridad afirma mediante su existencia al mundo europeo (Said, 1990). Y, a la vez, al mundo colonial se le niega su existencia como un mundo independiente, solo existe como parte del mundo europeo. Dice Fanon: “hay una zona de no-ser, una región extraordinariamente estéril y árida, una rampa esencialmente despojada, desde la que puede nacer un auténtico surgimiento.” (2009, p. 42). La zona de no-ser es el lugar en donde habitan las y los colonizados y donde se desarrollan sus relaciones sociales. La zona de no-ser contiene al conjunto de hábitos, actitudes y prácticas sociales que caracterizan al colonizado como lo otro, lo que es totalmente diferente al europeo. El comportamiento del colonizado en esta zona de no-ser adquiere sentido y refuerza su radical oposición al colonizador; esta zona es la condición para la existencia del colonizado y para la reafirmación de la sociedad colonial. La zona de no-ser también refiere a la forma de organización del poder en las colonias. En la geografía colonial las zonas habitadas por los colonizados se distancian de las zonas habitadas por los colonizadores. La zona de no-ser y la zona de ser se excluyen recíprocamente, una tiende a negar la existencia de la otra. La ciudad del colono es una ciudad dura, toda de piedra y hierro. Es una ciudad iluminada, asfaltada, donde los cubos de basura están siempre llenos de restos desconocidos, nunca vistos, ni siquiera soñados. (…) La ciudad del colono es una ciudad de blancos, de extranjeros. La ciudad del colonizado, o al menos la ciudad 23 indígena, la ciudad negra, la "medina" o barrio árabe, la reserva es un lugar de mala fama, poblado por hombres de mala fama, allí se nace en cualquier parte, de cualquier manera. Se muere en cualquier parte, de cualquier cosa. (…) La ciudad del colonizado es una ciudad agachada, una ciudad de rodillas, una ciudad revolcada en el fango. Es una ciudad de negros, una ciudad de boicots (Fanon, 1963, p. 19). El mundo colonial está necesariamente organizado de un modo maniqueo. El apartheid propio del proceso colonial permite al colonizador estar presente en el territorio ocupado sin tener que convivir con el colonizado. De esta forma, dos tipos de espacios se van conformando de acuerdo a la posición social que ostenta el colonizador sobre el colonizado. La zona de no-ser no solo hace referencia a la oposición entre el ser y la existencia del colonizado como negación del ser, sino también hace referencia a la organización social y espacial necesaria para garantizar la dominación del colonizador en territorio colonial. La matriz que divide el Estado occidental y su alteridad cambia en el mundo colonial. Ya no se trata de la división entre lo que se encuentra dentro de territorio europeo y lo que está afuera. En las colonias la frontera entre Europa y su alteridad se encuentra en el mismo territorio ocupado, es decir, en la colonia misma. Los territorios colonizados se dividen y dan paso a la consolidación de un mundo fragmentado en dos: el mundo del colonizado y el mundo del colonizador. Desde la zona de no-ser nacen los pensamientos de Fanon y es hacia donde pretenden llegar dichos pensamientos. El autor señala que un auténtico surgimiento deviene en una auténtica zona de ser, pero esta difiere tanto de la zona de no-ser colonial como de la zona de ser europea. No se trata solo de denunciar la inautenticidad en la zona de no-ser, además se trata de develar aquella inautenticidad en la zona de ser, el hecho de que la alienación se halla en ambos lados de la frontera. Los obstáculos sociales, mentales, políticos que el colonizador le impone al colonizado son también cadenas con las que el colonizador se viste. La imagen (el ideal) que le impone el colonizador al colonizado, la cultura que pretende que el colonizado se apropie significa también la necesidad del colonizador por afirmarse en su permanente comparación con el mundo colonial, sin esta afirmación no podría tener certeza de sí mismo como superior. 24 Fanon teoriza desde la zona de no-ser, desde allí se adentra en los laberintos de la mente y cuerpo del colonizado y marca una diferencia tajante con los estudios sobre el colonizado que se habían producido hasta el momento. En la modernidad todo conocimiento, y en particular, el conocimiento acerca del colonizado ha surgido desde y pertenece al mundo europeo. Mientras que el conocimiento del mundo europeo ha tenido siempre la legitimidad “científica”, el conocimiento (o saberes) que proviene de otros lugares es una amenaza. Este tipo de conocimiento es puesto a prueba muchas veces en el intento por verificar su “estatuto de cientificidad”, es rechazado sistemáticamente ya que no proviene del mismo “lenguaje científico” ni de las mismas categorías del mundo europeo. El conocimientopublicado sobre el colonizado surge desde y a favor de la zona de ser, a favor de la existencia de una realidad social sostenida a partir de y haciendo excepción del colonizado. La estrategia de Fanon se alza sobre aquellos obstáculos: realizar una crítica al colonialismo y a la construcción del colonizado partiendo, en un primer momento, de las categorías europeas, para luego tomar distancia de ellas. Hablar desde la zona de no-ser es lo que separa a Fanon de las tradiciones filosóficas y científicas europeas. Las categorías que han usado los científicos europeos se han trasladado a los territorios y regiones coloniales, pretendiendo explicar la realidad de dichos territorios y regiones con el marco epistemológico europeo. Sin embargo, cada categoría es insuficiente frente a la complejidad de las realidades en las colonias. La crítica a la teoría tradicional (entendida esta como la teoría positivista, es decir, como las teorías que parten del método científico que privilegian los datos obtenidos por medio del método empírico) es parte de la práctica teórica de Fanon. Esta práctica rescata el espíritu de la Teoría Crítica europea que sostiene una perspectiva social, histórica y holística en contravía del análisis naturalista, ahistórico y con pretensiones de generalización. La división entre teoría tradicional y teoría crítica (Horkheimer, 2003) marcó en su momento una ruptura importante en la historia epistemológica de Europa. El pensamiento crítico, que tomó como base planteamientos de Karl Marx y G.W.F. Hegel, se logró consolidar a principios del siglo XX con la fundación de lo que se conoce como la Escuela de Frankfurt. La Teoría Crítica plantea una serie de tesis que permiten un distanciamiento no solo de la teoría tradicional o positivista, sino también, de la sociedad en la cual nace esta 25 teoría: la concepción del ser humano y de la sociedad como resultado del devenir histórico, el análisis de las múltiples relaciones entre la totalidad social con sus partes, la permanente contradicción entre el individuo y la estructura social y sus recíprocas determinaciones. Plantea también la centralidad del trabajo y el análisis materialista de las condiciones de vida del ser humano y el reconocimiento de una sociedad dividida en clases sociales con intereses contradictorios (en donde la posición social de cada individuo determina el desarrollo de este). Las bases de esta escuela además son la crítica a la objetividad de la ciencia en tanto se revela que el conocimiento no puede producirse al margen de las condiciones sociales y que, por lo tanto, siempre es relativo al lugar de producción, la legitimación social y política del conocimiento y el deber de establecer un juicio moral y político sobre el conocimiento debido a la relación que tiene con el poder. El punto nodal de la Teoría Crítica es revelar que el aislamiento (pretendido o no) de las teorías científicas respecto de la sociedad ocasiona la naturalización de estas, ocasiona que se construyan como teorías ahistóricas y se apliquen sin tener en cuenta las variables sociales. Para la Teoría Crítica el elemento ideológico de la teoría tradicional se comprueba en la medida en que el investigador no relaciona el ser humano y su entorno con la teoría ni consigo mismo como un sujeto activo en el proceso de conocer. Estar en contra del momento ideológico del conocimiento no solo es una apuesta investigativa, sino además política. [La Teoría Crítica] elimina el dilema entre cognoscente pasivo-conocido activo y cognoscente activo-conocido pasivo, pues descosifica lo que nunca antes se pensó que fuera un objeto del mundo, la teoría, y dispone a sujeto y objeto como copartícipes de un juego de sojuzgamiento y de posibilidades completas de liberación (Ávila, 2012, p. 84). En esta vía, “la exigencia de positividad y subordinacion, que aún en los grupos avanzados de la sociedad amenaza con privar el sentido de la teoría, no afecta necesariamente solo a esta: afecta tambien a la praxis liberadora” (Horkheimer, 2003, p. 263). Para la Teoría Crítica el conocmiento no se reduce al escenario donde es producido y consumido, trasciende a otros aspectos de la sociedad como la política y las luchas sociales. Esta es una de las tesis que Fanon reproduce en su teoría: los estudios sobre el colonizado no se quedan en los 26 estantes de las bibliotecas, trascienden hacia el plano político y determinan las relaciones de poder en las cuales el colonizado es dominado. A partir de este contenido, la Teoría Crítica rompe con los anteriores paradigmas de análisis social precedentes. De esa misma manera Fanon y la escuela de estudios poscoloniales invitan a fragmetar los paradigmas epistemológicos nacidos en Europa, tanto en la teoría tradicional como en la Teoría Crítica: [Es necesario observar la] Teoría Crítica, no solamente más allá del momento histórico preciso en el cual surgieron sus textos centrales, sino también más allá de las limitaciones geográficas y civilizatorias, en las cuales esta teoría -a pesar de su gran apertura en muchas temáticas- en ocasiones ha sido atrapada (Gandler, 2012, p. 4). Las marcadas limitaciones de la Teoría Crítica comenzaron a ser más relevantes en la medida en que los procesos políticos como las descolonizaciones fueron emergiendo con fuerza en la academia europea. El grito que surgía de las colonias tomó por sorpresa a los teóricos europeos para quienes el problema del ser humano se reducía a la región metropolitana de las potencias colonizadoras. El reconocimiento de la población y de intelectuales provenientes del “tercer mundo” dejaron ver los límites de la teoría tradicional y de la Teoría Crítica europea “atrapada”: sus categorías no funcionan en zonas geográficas ni en momentos históricos diferentes. Este es el inicio de un largo proceso que va en dos vías: por un lado, la asimilación de la teoría europea como herramienta para el análisis social de las colonias, teniendo en cuenta sus límites y, por el otro lado, el surgimiento de las teorías y categorías provenientes de las zonas coloniales desde donde antes no se “pensaba” o, mejor dicho, no se quería reconocer que allí también se produce conocimiento. En efecto, los Estados (monárquicos, ciudades-Estado y Estados-nación seculares) en los cuales se produjeron, publicaron y difundieron los conocimientos que describen, critican y tratan de superar tanto Freud como Foucault y Khun son, básicamente, conocimientos entroncados con un saber cuyas instituciones estaban localizadas en el norte del Mediterráneo. (…) El cambio de terreno implica asumir la distribución geopolítica del conocimiento en la estructura del mundo moderno/colonial (imperial/colonial) en lugar de la distribución crono-política (Mignolo, 2009, pp. 310- 312; cursiva en el original). 27 Esta visión histórica y heterogénea de los lugares de producción del conocimiento, permite observar que la descolonización política es también un intento por la descolonización del saber (De Sousa Santos, 2010), es un cambio de terreno en “la geografía de la razón” (Quijano, 2000). Es momento de que el colonizado pueda hablar, o mejor, de que lo que ha dicho por décadas ahora sea escuchado. Aunque la crítica al eurocentrismo también abarca la crítica a la Teoría Crítica no hay que negar el papel fundamental que desarrolla la Teoría Crítica y el marxismo en las colonias; sobre todo en el momento de las luchas por las independencias. El análisis del capitalismo y su funcionamiento permitió no solo un movimiento intelectual de suma importancia anticolonialista, sino también realizar una serie de lecturas y análisis sociales más cercanas a la realidad de África y de las Antillas con base en la teoría de Marx. Las bases intelectuales de la crítica al colonialismo son las mismas que las bases en la crítica a la economíapolítica capitalista. Al respecto se puede evidenciar en la historia económica del desarrollo capitalista en países como Inglaterra que los cimientos de la revolución industrial (condición del capitalismo industrial) se encuentran en el proceso de colonización y, en especial, en la esclavitud de negros africanos. Eric Williams, historiador antillano, en su obra Capitalismo y esclavitud reseña cómo a partir de lo que él denomina “el tráfico triangular” se enlazaban Europa, África y las Antillas con el objetivo de llevar esclavos africanos a las Antillas para la producción de bienes de consumo que luego eran llevados a los países europeos como Inglaterra. Este triángulo comercial se desarrolló desde el siglo XVI hasta la abolición de la esclavitud a nivel internacional. Las ganancias que generaba tan lucrativa empresa eran acumuladas tanto por la monarquía como por los comerciantes de materias primas, comerciantes de bienes de consumo como el azúcar y empresarios esclavistas. Estas ganancias acumuladas por más de 4 siglos de esclavitud fueron el principal motor financiero de la Revolución Industrial. Se pregunta Williams “¿qué hombre, en las primeras tres cuartas partes del siglo XVII, se hallaba más capacitado para proveer el capital en efectivo que un colono azucarero de las Antillas o un traficante de esclavos de Liverpool?” (2011, p. 153). Esta pregunta muestra cómo el comercio de esclavos que provenía de África 28 es la condición sine qua non de la acumulación ampliada del capital en el marco de los avances tecnológicos de la Revolución Industrial. El comercio triangular requiere de la conquista y la consolidación de territorios coloniales. Esto con el objetivo de usufructuar dichos territorios por parte de las empresas avaladas por los Estados monárquicos para así atraer cada vez más riqueza a las arcas de los empresarios y países europeos. Tanto los bancos que guardaban los minerales preciosos como otras formas del capital financiero, como los créditos y los seguros, estimularon la economía inglesa en el desarrollo de su industria pesada y, con esto, el capitalismo industrial. Sobre esto señala Williams: El capitalismo comercial del siglo XVIII impulsó el desarrollo de la riqueza europea por medio de la esclavitud y el monopolio. Pero al hacerlo, ayudó a crear el capitalismo industrial del siglo XIX, que dio una vuelta completa y destruyó el poder del capitalismo comercial, la esclavitud y todos sus resortes (2011, p. 293). Con la abolición de la esclavitud irónicamente el colonialismo se reforzó y se articuló a las nuevas dinámicas globales que imponía el capitalismo industrial. Muestra de este refuerzo y avance de los nuevos procesos colonizadores fue la repartición de África y Medio Oriente entre las potencias económicas europeas en la Conferencia de Berlín de 1885 y en el Acuerdo Sykes-Picot de 1916. Con las independencias en América nuevos territorios fueron conquistados en África y Medio Oriente, pero esta vez su objetivo no era la esclavitud tal y como funcionó en el tráfico triangular, sino la esclavitud articulada a la extracción de materias primas para el proceso de producción industrial de los países europeos. Esta nueva oleada de colonizaciones en nuevos territorios hace parte de la etapa imperialista de los países europeos como consecuencia del desarrollo capitalista. El avance de los procesos de producción, la división internacional del trabajo y la demanda en crecimiento ocasionaron que las empresas industriales tuvieran que buscar más allá de Europa los recursos necesarios para continuar con el proceso de producción que crecía exponencialmente. Con la escasez de las materias primas necesarias en territorio europeo los proyectos de expansión y colonización territorial se volvieron nuevamente una prioridad para los Estados europeos. En 1913 intelectuales marxistas escribían sobre este proceso y señalaban: 29 Se están estableciendo entre las alianzas políticas, entre los Estados, determinados vínculos basados en el reparto territorial del mundo, en la lucha por las colonias, en la lucha por el territorio económico. (…) La política colonial de los países capitalistas ha terminado ya la conquista de todas las tierras no ocupadas que habían en nuestro planeta (V. I. Lenin, 1973, p. 189; cursiva en el original). La relación entre el colonialismo y el capitalismo comenzó a ser parte fundamental de las lecturas que realizaban los partidos nacionalistas en las colonias. El marxismo y sus diferentes corrientes comenzaron a guiar el accionar de los revolucionarios, el desprecio al mundo colonial los acercaba aún más a la visión revolucionaria que provenía desde China, la Unión Soviética y desde la misma Europa. La posibilidad de redimir al hombre convertido en bestia por el capitalismo y por el colonialismo es la principal tesis de aquellos revolucionarios que vieron en el marxismo la herramienta para su “ascenso” a la humanidad. Los panfletos que escribían a favor de las luchas por la independencia ofrecían muchas veces “el paraíso en la tierra”, el dilema del colonizado era adoptar las ideas del comunismo o las del “libre mercado”. Frente a esto, Fanon señaló que la elección de una u otra corriente era un falso dilema, la tercera opción fue la construcción de teorías revolucionarias propias. Con la llegada del conocimiento extranjero el trabajo del intelectual fue aprender dicho conocimiento para luego ponerlo en duda y luego construir un conocimiento propio. Muestra de este conocimiento construido desde los colonizados fueron las tendencias que reafirmaban con fuerza particularidades del colonizado como el ser negro, el ser africano, el ser musulmán, etcétera, con la pretensión de resistir a la negación que provenía desde la universalidad europea. Desde el momento negativo que manifestaba la négritude (“descenso”), el negro adquiere la posibilidad de “ascender” a una conciencia universal y revolucionaria, que, de acuerdo con Sartre, no es otra cosa que la lucha “universal” del proletariado, en una palabra, el marxismo (Gordon, 2009, p. 246). Los intelectuales provenientes de las colonias estuvieron en permanente acercamiento y alejamiento con el marxismo en todas sus versiones. Para Fanon el problema no se reducía a una apropiación de la teoría revolucionaria, sino que consistía en la posibilidad de partir de la experiencia propia del colonizado como base para una teoría del cambio social. Este tipo 30 de conocimiento difiere tanto de la experiencia del colonizador como de la experiencia del teórico o del revolucionario europeo. El “Orfeo negro” es una obra de Sartre en la que relaciona el movimiento de la nègritude5 con el mito de Orfeo. En el mismo sentido que Orfeo desciende al infierno con el objetivo fallido de volver a ascender con el amor de su vida, para Sartre, el negro que se encuentra en lo más bajo de la escala humana ha “descendido” y, como Orfeo, no tiene la posibilidad de “ascender” a la “universalidad”. Señala el autor que el negro solamente tiene la posibilidad de ascender a través de la lucha proletaria, es decir, de la lucha universal que plantea el marxismo. “En el mismo instante en que los Orfeos negros abrazan estrechamente a esta Eurídice, [la nègritude,] sienten que se desmorona entre sus brazos” (Sartre, 1960, p. 15). ¿Hacia dónde debe ir el negro si cuando se reconoce en el blanco demuestra que no es un ser auténtico y que, cuando se reivindica en su negritud, en su “descenso”, no tiene posibilidad de “ascender”? ¿Por qué Sartre no defiende la nègritude como forma de resistencia o alternativa frente a la existencia blanca que se le impone al negro, sino que, por el contrario, parece atacarla? El movimiento dialéctico que Sartre aplica al problema de la relación entre el negro y el blanco y, en general, de la relación de la colonia conla metrópoli, se desenvuelve a partir del momento de la raza a favor de su devenir en el momento de la clase social: el inevitable movimiento del ser negro hacia el ser proletario. Señala Sartre sobre este movimiento que el negro se construye un racismo antirracista. No se propone la dominación del mundo, sino la abolición de los privilegios étnicos (…) De pronto la noción subjetiva, existencial, étnica, de negritud “pasa”, como dice Hegel, a aquella otra -objetiva, positiva, exacta- del proletariado. “Para Césaire -dice Senghor- el ‘blanco’ simboliza el capital, como el negro el trabajo (...). A través de los hombres de piel negra de su raza, canta la lucha del proletariado mundial”. (…) la negritud se manifiesta como “momento” de una progresión dialéctica: la tesis es la afirmación teórica y práctica de la supremacía del blanco; el momento de la negatividad es la posición de la negritud 5 El movimiento de la nègritude fue un movimiento internacional artístico y político durante la década de 1930, en el cual se relacionaban el movimiento negro estadounidense, antillano y africano que reivindicaban su color de piel frente a los ataques racistas. De este movimiento son grandes figuras reconocidas Langston Hughe, León Damas, Aimé Césaire, Leopoldo Senghor, entre otros personajes (Govera & Silva, 2017). 31 como valor antitético. Pero el momento negativo no basta por sí mismo y los negros que lo emplean lo saben perfectamente (…) La negritud es para destruirse, es tránsito y no punto de llegada, medio y no fin último (Sartre, 1960, pp. 14-15). Frente a estas palabras Fanon queda sorprendido. Había con Sartre una relación de amistad que se ve afectada en ese instante. ¿La posibilidad de emancipación debía pasar únicamente por la clase dejando de lado la raza o el color de piel? En este punto las orientaciones éticas y políticas de Fanon y Sartre muestran lo mucho que están distanciadas. El negro, un “momento” del movimiento dialéctico sartreano, no ha tenido y no tiene la posibilidad de encontrarse con lo universal si no es a través del mundo europeo, el de las grandes industrias y del proletariado. Fanon le responde a Sartre de la siguiente manera e insiste en tomar distancia y denunciar a su amigo: Habíamos recurrido a un amigo de los pueblos de color y a este amigo no se le había ocurrido nada mejor que mostrar la relatividad de sus acciones. Por una vez ese hegeliano nato había olvidado que la conciencia necesita perderse en la noche de lo absoluto, única condición para llegar a la conciencia de sí. Contra el racionalismo, él recordaba el lado negativo, pero olvidando que esa negatividad extrae su valor de una absolutidad casi sustancial. La conciencia comprometida en la experiencia ignora, debe ignorar, las esencias y las determinaciones de su ser (Fanon, 2009, p. 127). Sartre puso al negro como la antítesis del blanco, pero al hacer esto fue en contra del mismo movimiento dialéctico que propone al no plantear una culminación a favor de la libertad del negro, sino un estancamiento en el momento de la dominación. La consecuencia de tal acto fue congelar al blanco en el momento universal y al negro en el momento particular. Racional/irracional, sensato/apasionado, el movimiento dialéctico de Sartre dio como resultado la reproducción del maniqueísmo colonial. Sartre le propone al negro una salida a favor del proletariado, como lo muestra cuando cita al poeta Jacques Roumain, un “comunista negro”, que dice: “África he conservado tu memoria / África / estás en mí / (…) y sin embargo / no quiero ser sino de vuestra raza / obreros campesinos de todos los países”. A estas palabras Sartre las complementa y va aún más lejos cuando afirma que 32 [la negritud] no es estado sino pura separación de sí misma, amor. En el momento en que renuncia, se encuentra; en el momento en que acepta perder, gana; solo al hombre de color, a él, se le puede pedir que renuncie al orgullo de su color. (…) En tanto que el negro encuentra la raza en el fondo de su corazón, y es su propio corazón que debe arrancarse (1960, p. 15). Sartre le hace un llamado al negro para que haga un sacrificio a favor de los explotados, pero ¿cuándo el proletariado ha hecho tal cosa por el negro? Como remolino cuya fuerza atrae de la periferia al centro, la Europa revolucionaria de Sartre atrae a los “otros” explotados en el mundo hacia el camino de la revolución ya probada por el “socialismo real”. Solo hay una condición para la revolución universal: afirmar su inexistencia a favor de la existencia del blanco, del proletariado blanco. Sartre cae en el mito del negro construido por Europa cuando exhorta al negro a realizar la acción del sacrificio trayendo a colación el carácter pasional del negro y no el racional. Como buen europeo Sartre se comunica con Fanon como lo hace el colonizador con el colonizado cuando le dice “sé que tu no entiendes lo que te digo, por eso, te hablaré con tu lenguaje”. Este tipo de expresiones son usadas por el colonizador en cuanto se encuentra con el colonizado, algo así sucede con Sartre cuando justifica que al negro por “amor” y por su exorbitante pasionalidad sea el único al que “se le puede pedir que renuncie al orgullo de su color”. Fanon ve esto como una afrenta y señala: Cuando intentaba, en el plano de la idea y de la actividad intelectual, reivindicar mi negritud, me la arrancaban. Me demostraban que mi trayectoria no era sino un término de la dialéctica (…) Jean-Paul Sartre ha olvidado que el negro sufre en su cuerpo de forma distinta que el blanco (2009, pp. 127-130). Esta distancia que guarda Fanon con Sartre es la distancia que guarda la colonia con los revolucionarios europeos y el marxismo. Hay un límite del cual no se puede pasar: la experiencia del otro. La solidaridad puede llegar a acercar a la comprensión de ciertas condiciones en otras latitudes, pero nunca podrá dar a conocer la experiencia vivida por el otro. Se han equivocado constantemente los intelectuales de izquierda cuando pretenden (aun con las mejores intenciones) copiar y calcar los actos y sujetos revolucionarios de otras latitudes. Aunque fuesen bien recibidas las ideas revolucionarias que provienen de Europa, 33 estas no pueden explicar la realidad colonial, ya que en la colonia las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales son radicalmente diferentes. El proletario no tiene la misma posición estratégica frente al capitalismo en la colonia como sí lo tiene en la metrópoli. Esta equivocación de Sartre es respondida por Fanon con la reivindicación de sí mismo como posibilidad de revolución: (…) lo que es seguro es que, en el momento en el que intento aprehender mi ser, Sartre, que sigue siendo el Otro, al nombrarme me arrebata toda ilusión. Entonces le digo: Mi negritud no es ni una torre ni una catedral / se hunde en la carne ardiente del suelo, / se hunde en la carne ardiente del cielo / agujerea la hartura opaca de su recta paciencia (2009, p. 130; negrilla en el original). La existencia del negro–colonizado es una ruptura con la sociedad europea. La actitud de Sartre revela, no su desconocimiento frente al mundo negro, sino frente a la relación de Europa con las colonias. El movimiento dialéctico en el cual Sartre muestra cómo la antítesis del mundo blanco (el mundo negro) deviene en la revolución proletaria, Fanon lo repite, pero con una conclusión diferente: esta dialéctica no termina con la revolución proletaria, sino, por el contrario, con el reconocimiento de que el negro no es parte del proletario, nunca llegará a ser el blanco europeo, pero tampoco es el negro creado por el mundo blanco, el colonizado está condenado a no ser, a habitar esa zona árida desde la que puede nacer un auténtico surgimiento. En cuanto se despliegan frente
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