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Entendiendo qué es comprender 2019 - Tania Iglesias

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ENTENDIENDO QUÉ ES COMPRENDER 
RETROALIMENTACIÓN ENTRE TEORÍA Y PRÁCTICA 
 
Introducción 
 
Sabemos que todo lo que se presenta en nuestra experiencia 
cotidiana puede ser estudiado, analizado y conocido con una 
complejidad que nos resulta incomprensible y, a veces, inadmisible. Por 
ejemplo, desde la perspectiva del estudio científico, nuestra experiencia 
cotidiana de que las cosas son tangibles y consistentes, varía a tal punto 
que termina concibiéndose que todo no es más que partículas de 
energía vibrando; de este modo, cada objeto, está compuesto por 
mayor cantidad de “espacio vacío” que lleno. Lo cual contrasta con la 
percepción que nos ofrecen nuestros sentidos. En este caso en 
particular, es la física cuántica la que, a través de cálculos de una 
dificultad extraordinaria y procedimientos experimentales 
extremadamente complejos, termina arribando a esa conclusión. 
Lo anterior nos permite observar que, aquello que se nos presenta 
como algo “natural y evidente”, puede ser analizado con mayor detalle 
de lo que estamos dispuestos a aceptar en un principio. Así, todo 
estudio teórico puede alcanzar una profundidad tal, que requiera una 
complejidad conceptual demasiado elaborada, llegando quizá ha 
tornarse inaccesible para la gran mayoría. Buscar ahondar en la teoría 
al punto de extraviarse no tiene mucho sentido, tanto más en una 
disciplina que involucra una dimensión práctica tan acentuada como lo 
es el yoga. 
Pero si lo anterior es evidente, también es cierto que, en la medida 
en que podamos acceder en el aspecto teórico de algún asunto, tanta 
mayor claridad y capacidad de reconocimiento tendremos en ese 
ámbito. Muy a menudo se confunde esta cuestión creyendo que el 
estudio teórico es una especie de memorizar definiciones tediosas, 
cuando en realidad no es más que un intento por aclarar y reconocer 
con mayor precisión el uso que hacemos de los conceptos, y cómo 
éstos nos abren el camino para captar una realidad específica. 
Para algunos, esta sugerencia de profundizar en el estudio teórico 
puede parecer contradictoria respecto de lo que es propio del yoga, 
siendo como es una disciplina eminentemente práctica. Como 
parecen evidenciarlo algunos escritos tradicionales: 
 
El Yoga ha de ser conocido mediante el Yoga; el Yoga se 
manifiesta por el Yoga. 
 
Para nosotros, como para todas las tradiciones contemplativas o 
espirituales, es necesario tener en consideración que: 
 
Sin la práctica, sin la contemplación, una aproximación 
meramente intelectual, teórica y filosófica (…) es totalmente 
inadecuada. 
 
Pero se hace necesario estar alertas sobre entender estas frases de 
un modo demasiado estrecho y parcial. Aquí las palabras “disciplina 
práctica” hacen referencia a un proceso de entrenamiento constante 
e ininterrumpido, más que a un accionar ciego carente de 
esclarecimiento conceptual. 
Si bien no es el aspecto fundamental, según la finalidad buscada en 
el yoga, todas las grandes corrientes del mismo han desarrollado 
necesariamente un complejo cuerpo teórico desde el momento en que 
se vieron en la situación de transmitir su sabiduría. Además, por poner 
un ejemplo, la sucesión en la que se sugiere practicar determinadas 
técnicas, lejos de ser un asunto exclusivamente práctico, implica ya un 
orden metodológico, que forma parte de lo que habitualmente podría 
llamarse su aspecto teórico. 
Es evidente, así, que la experiencia personal es fundamental para 
cualquiera en tanto practicante de yoga. Pero en la medida en que 
hemos decido recorrer el camino de formarnos como docentes de esta 
disciplina, será de gran ayuda reconocer qué importancia tiene el 
estudio teórico. 
De alguna manera, todo lo dicho anteriormente nos lleva a 
plantearnos explícitamente una cuestión: ¿qué nos aporta el hecho de 
entender la relación que se da entre teoría y práctica? Y tal como 
hemos visto, siendo que la práctica es fundamental en nuestra 
formación: ¿qué importancia tiene la teoría para la misma? 
Analizar estas cuestiones nos permitirá encaminarnos en el 
entendimiento de un concepto fundamental; el de la comprensión. 
Muchas veces en la vida cotidiana hemos escuchado la opinión 
que entre teoría y práctica existe una notable diferencia, cuando no 
una oposición irresoluble. Si bien por comodidad seguiremos 
distinguiendo entre “teoría” y “práctica” en el análisis que realicemos, 
cuando se observa esta cuestión con mayor profundidad, estas 
dimensiones tienen menos diferencias de lo que se cree. No sólo es 
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posible que exista una interacción dinámica y de retroalimentación 
entre ellas, sino que, además, toda consideración teórica es una hacer, 
así como todo hacer implica una estructura conceptual. Pero lo 
realmente importante es que, en cuanto ambas entran en una 
particular relación, surge algo nuevo a lo que llamaremos comprensión. 
Entonces, desde un primer momento nos servirá dejar asentado que 
“entender” o “tener claro intelectualmente” es diferente de 
“comprender”, según como estaremos usando los conceptos. De esta 
manera, queda claro que, lo que haremos a continuación, es una 
profundización teórica o intelectual de lo que para nosotros significa 
comprender. 
Anticipándonos a lo que veremos con mayor detalle a 
continuación, dejemos establecido que comprender no es meramente 
tener una serie de registros vivenciales, como tampoco sólo tener 
claridad conceptual, un simple estar enterado de lo teórico. 
Comprender hace referencia más a un proceso en donde se van 
integrando la vivencia y el orden conceptual, teoría y práctica, para 
poder incorporar y aplicar lo aprendido a la resolución de nuevas 
situaciones. 
 
¿Qué es comprender? 
 
Toda persona que se tome unos instantes para considerarlo, puede 
comenzar a observar que posee un sobre-entendimiento o una 
concepción previa sobre muchas cosas o asuntos que en realidad 
ignora. Aun careciendo de un verdadero conocimiento o una 
experiencia directa sobre los mismos, puede distinguir que posee una 
imagen que nace en base a registros que se le asocian a ello. De 
acuerdo con esto, decimos que existe un sobre-entendimiento o una 
pre-concepción sobre determinadas realidades, que aun puede tener 
una base mínima en la experiencia directa, pero que es 
fundamentalmente una imagen mental muy general que dice muy 
poco de la realidad a la que pretende referirse. Seguramente a esto lo 
hemos experimentado todos, tal como lo decimos cotidianamente, al 
“hacernos una imagen” de una persona o una actividad que, al 
conocerlas con mayor profundidad, se hace evidente lo poco fiel que 
era esa imagen. Claramente, cuando hablamos de “comprender” no 
nos estamos refiriendo a este sobre-entendimiento. 
A partir de aquí, se si buscara profundizar en una cuestión particular, 
yendo más allá de esta primera pre-concepción, existen dos posibles 
caminos a recorrer que pueden tener más o menos vinculación entre sí. 
Uno de ellos es el camino de la búsqueda de un mayor porcentaje de 
experiencia directa. El otro, es el del estudio teórico con mayor 
rigurosidad. Analicemos ahora estas dos posibilidades con cierto nivel 
de generalidad. 
El primero de ellos, hace referencia a permitirse participar de 
situaciones en donde se despliegue un momento de experiencia 
directa, de experimentar por uno mismo, de manera que esa vivencia 
vaya actualizando y profundizando los registros previos que ya existen 
en la memoria. Se hace necesario aclarar, aun cuando no podamos 
explicarlo en profundidad en este sitio, que este camino está lejos de ser 
simplemente un hacer sin conciencia. Y no sólo eso. Existe otra confusión 
que es más dificultosa distinguir respecto de lo que llamamos tener 
experiencia directa. Esta confusión es creer que porque se esté 
realmente vivenciando por sí mismo algún proceso o situación, eso ya 
da un entendimiento definitivo de la cuestión, siendo que todavía no se 
percibe la enorme cantidad de imágenes previas y pre-concepciones 
que conviven y moldean esa supuesta“experiencia directa”. Esto no 
obstante, este camino nos va aportando a lo largo del tiempo un grupo 
de experiencias que, como dijimos, permiten profundizar y actualizar los 
registros que se van almacenando en la memoria, a partir de los cuales, 
en parte, se van remodelando las concepciones que tenemos de 
determinadas realidades. 
El otro de los posibles caminos es el del estudio teórico. Al nombrar 
esto estamos haciendo referencia, de manera muy amplia, a la 
dedicación puesta en servicio de la tentativa de aclarar y delimitar el 
uso de los conceptos utilizados y cómo estos se articulan en una especie 
de teoría general sobre la realidad, o un discurso que pretende hablar 
de lo que existe o de una porción de ello. Cuanto más práctico es el 
asunto en cuestión, como por ejemplo lo es el yoga, el estudio teórico 
también englobará consideraciones respecto de la metodología, o el 
mapeo general a seguir, además de detalles de aplicación y funciones 
de los aspectos técnicos. Pero aun todo este estudio teórico, por más 
profundo y esclarecido que sea, no implica de ningún modo – tanto 
más cuanto mayor sea la dimensión práctica del asunto en cuestión – 
una verdadera comprensión. Es sólo un estar enterado 
intelectualmente. 
Estos dos caminos que señalamos, son dos posibilidades de la 
experiencia humana que sería ficticio concebir como plenamente 
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separados entre sí. Lejos de ello, tienen mayor relación entre ellas de lo 
que llegamos a captar. Como habíamos mencionado anteriormente, 
gracias a la vinculación entre ambas comienza a surgir algo distinto y 
más profundo que lo que se deriva de cada de estas posibilidades 
aisladas. Sólo entonces, comenzamos a introducirnos en el campo de lo 
que llamamos “comprensión”. 
En efecto, ante todo la comprensión es un proceso ininterrumpido 
en el cual se van vinculando experiencias y registros personales con el 
esclarecimiento y la delimitación teórica. Esta vinculación, lejos de 
obstruir la relación espontánea con uno mismo y el medio, permite una 
captación pormenorizada de la realidad y la resolución creativa ante 
situaciones nuevas. 
Además, es necesario tener presente que, si estamos hablando de 
una disciplina práctica que deseamos impartir – como lo es el yoga – la 
comprensión implica que, dentro de las vivencias a capitalizar, se 
encuentre el ejercicio de la aplicación técnica y la re-evaluación 
continua de esa aplicación. En otras palabras, cuanto más práctico sea 
el asunto, una verdadera comprensión requerirá un entrenamiento 
concreto en lo aprendido, una puesta en acción de lo que se cree 
entender. En definitiva, dicho con mayor sencillez, la comprensión nace 
del matrimonio entre la vivencia y la teoría, lo que nos permite captar la 
realidad con mayor detalle y encontrar nuevas maneras de vincularnos 
a lo desconocido. 
Hasta aquí llega nuestro análisis. Éste nos ha permitido acercarnos a 
entender teórica, intelectualmente, el concepto de comprensión. Por 
otro lado, a lo largo de nuestra formación, buscaremos llevar delante de 
manera concreta el proceso de comprender, vinculando de manera 
constante los registros vivenciales con el esclarecimiento conceptual. 
 
Interacción didáctica: 
 
1. Según la idea general que te quedó del texto; ¿para la 
disciplina del Yoga crees que es importante el estudio teórico? 
Coméntalo en unas pocas palabras. 
 
 
 
2. ¿Qué significa tener un sobre-entendimiento o una pre-
concepción de algo? 
 
 
 
3. ¿Cuáles son las dos vías para profundizar ese sobre-
entendimiento? Explícalas con palabras sencillas. 
 
Primero 
 
Segundo: 
 
 
4. Según lo que sugiere el texto ¿qué es comprender? 
 
 
 
 
 
Bibliografía: 
 
 Abbagnano, N. Diccionario de filosofía, Editorial Fondo de Cultura 
Económica. 
 Eliade, M. Técnicas del yoga, Editorial Kairos. 
 Panella, J. Pedagogía y Hermenéutica. Más allá de los datos en 
educación. Artículo Pdf en la Web. 
 Reale, G. y Antiseri, D. Historia del pensamiento filosófico y científico, III, 
Editorial Herder. 
 Walsh, R. y Vaughan, F. (comp.), Más allá del ego, Editorial Kairos.

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