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1 ENTENDIENDO QUÉ ES COMPRENDER RETROALIMENTACIÓN ENTRE TEORÍA Y PRÁCTICA Introducción Sabemos que todo lo que se presenta en nuestra experiencia cotidiana puede ser estudiado, analizado y conocido con una complejidad que nos resulta incomprensible y, a veces, inadmisible. Por ejemplo, desde la perspectiva del estudio científico, nuestra experiencia cotidiana de que las cosas son tangibles y consistentes, varía a tal punto que termina concibiéndose que todo no es más que partículas de energía vibrando; de este modo, cada objeto, está compuesto por mayor cantidad de “espacio vacío” que lleno. Lo cual contrasta con la percepción que nos ofrecen nuestros sentidos. En este caso en particular, es la física cuántica la que, a través de cálculos de una dificultad extraordinaria y procedimientos experimentales extremadamente complejos, termina arribando a esa conclusión. Lo anterior nos permite observar que, aquello que se nos presenta como algo “natural y evidente”, puede ser analizado con mayor detalle de lo que estamos dispuestos a aceptar en un principio. Así, todo estudio teórico puede alcanzar una profundidad tal, que requiera una complejidad conceptual demasiado elaborada, llegando quizá ha tornarse inaccesible para la gran mayoría. Buscar ahondar en la teoría al punto de extraviarse no tiene mucho sentido, tanto más en una disciplina que involucra una dimensión práctica tan acentuada como lo es el yoga. Pero si lo anterior es evidente, también es cierto que, en la medida en que podamos acceder en el aspecto teórico de algún asunto, tanta mayor claridad y capacidad de reconocimiento tendremos en ese ámbito. Muy a menudo se confunde esta cuestión creyendo que el estudio teórico es una especie de memorizar definiciones tediosas, cuando en realidad no es más que un intento por aclarar y reconocer con mayor precisión el uso que hacemos de los conceptos, y cómo éstos nos abren el camino para captar una realidad específica. Para algunos, esta sugerencia de profundizar en el estudio teórico puede parecer contradictoria respecto de lo que es propio del yoga, siendo como es una disciplina eminentemente práctica. Como parecen evidenciarlo algunos escritos tradicionales: El Yoga ha de ser conocido mediante el Yoga; el Yoga se manifiesta por el Yoga. Para nosotros, como para todas las tradiciones contemplativas o espirituales, es necesario tener en consideración que: Sin la práctica, sin la contemplación, una aproximación meramente intelectual, teórica y filosófica (…) es totalmente inadecuada. Pero se hace necesario estar alertas sobre entender estas frases de un modo demasiado estrecho y parcial. Aquí las palabras “disciplina práctica” hacen referencia a un proceso de entrenamiento constante e ininterrumpido, más que a un accionar ciego carente de esclarecimiento conceptual. Si bien no es el aspecto fundamental, según la finalidad buscada en el yoga, todas las grandes corrientes del mismo han desarrollado necesariamente un complejo cuerpo teórico desde el momento en que se vieron en la situación de transmitir su sabiduría. Además, por poner un ejemplo, la sucesión en la que se sugiere practicar determinadas técnicas, lejos de ser un asunto exclusivamente práctico, implica ya un orden metodológico, que forma parte de lo que habitualmente podría llamarse su aspecto teórico. Es evidente, así, que la experiencia personal es fundamental para cualquiera en tanto practicante de yoga. Pero en la medida en que hemos decido recorrer el camino de formarnos como docentes de esta disciplina, será de gran ayuda reconocer qué importancia tiene el estudio teórico. De alguna manera, todo lo dicho anteriormente nos lleva a plantearnos explícitamente una cuestión: ¿qué nos aporta el hecho de entender la relación que se da entre teoría y práctica? Y tal como hemos visto, siendo que la práctica es fundamental en nuestra formación: ¿qué importancia tiene la teoría para la misma? Analizar estas cuestiones nos permitirá encaminarnos en el entendimiento de un concepto fundamental; el de la comprensión. Muchas veces en la vida cotidiana hemos escuchado la opinión que entre teoría y práctica existe una notable diferencia, cuando no una oposición irresoluble. Si bien por comodidad seguiremos distinguiendo entre “teoría” y “práctica” en el análisis que realicemos, cuando se observa esta cuestión con mayor profundidad, estas dimensiones tienen menos diferencias de lo que se cree. No sólo es 2 posible que exista una interacción dinámica y de retroalimentación entre ellas, sino que, además, toda consideración teórica es una hacer, así como todo hacer implica una estructura conceptual. Pero lo realmente importante es que, en cuanto ambas entran en una particular relación, surge algo nuevo a lo que llamaremos comprensión. Entonces, desde un primer momento nos servirá dejar asentado que “entender” o “tener claro intelectualmente” es diferente de “comprender”, según como estaremos usando los conceptos. De esta manera, queda claro que, lo que haremos a continuación, es una profundización teórica o intelectual de lo que para nosotros significa comprender. Anticipándonos a lo que veremos con mayor detalle a continuación, dejemos establecido que comprender no es meramente tener una serie de registros vivenciales, como tampoco sólo tener claridad conceptual, un simple estar enterado de lo teórico. Comprender hace referencia más a un proceso en donde se van integrando la vivencia y el orden conceptual, teoría y práctica, para poder incorporar y aplicar lo aprendido a la resolución de nuevas situaciones. ¿Qué es comprender? Toda persona que se tome unos instantes para considerarlo, puede comenzar a observar que posee un sobre-entendimiento o una concepción previa sobre muchas cosas o asuntos que en realidad ignora. Aun careciendo de un verdadero conocimiento o una experiencia directa sobre los mismos, puede distinguir que posee una imagen que nace en base a registros que se le asocian a ello. De acuerdo con esto, decimos que existe un sobre-entendimiento o una pre-concepción sobre determinadas realidades, que aun puede tener una base mínima en la experiencia directa, pero que es fundamentalmente una imagen mental muy general que dice muy poco de la realidad a la que pretende referirse. Seguramente a esto lo hemos experimentado todos, tal como lo decimos cotidianamente, al “hacernos una imagen” de una persona o una actividad que, al conocerlas con mayor profundidad, se hace evidente lo poco fiel que era esa imagen. Claramente, cuando hablamos de “comprender” no nos estamos refiriendo a este sobre-entendimiento. A partir de aquí, se si buscara profundizar en una cuestión particular, yendo más allá de esta primera pre-concepción, existen dos posibles caminos a recorrer que pueden tener más o menos vinculación entre sí. Uno de ellos es el camino de la búsqueda de un mayor porcentaje de experiencia directa. El otro, es el del estudio teórico con mayor rigurosidad. Analicemos ahora estas dos posibilidades con cierto nivel de generalidad. El primero de ellos, hace referencia a permitirse participar de situaciones en donde se despliegue un momento de experiencia directa, de experimentar por uno mismo, de manera que esa vivencia vaya actualizando y profundizando los registros previos que ya existen en la memoria. Se hace necesario aclarar, aun cuando no podamos explicarlo en profundidad en este sitio, que este camino está lejos de ser simplemente un hacer sin conciencia. Y no sólo eso. Existe otra confusión que es más dificultosa distinguir respecto de lo que llamamos tener experiencia directa. Esta confusión es creer que porque se esté realmente vivenciando por sí mismo algún proceso o situación, eso ya da un entendimiento definitivo de la cuestión, siendo que todavía no se percibe la enorme cantidad de imágenes previas y pre-concepciones que conviven y moldean esa supuesta“experiencia directa”. Esto no obstante, este camino nos va aportando a lo largo del tiempo un grupo de experiencias que, como dijimos, permiten profundizar y actualizar los registros que se van almacenando en la memoria, a partir de los cuales, en parte, se van remodelando las concepciones que tenemos de determinadas realidades. El otro de los posibles caminos es el del estudio teórico. Al nombrar esto estamos haciendo referencia, de manera muy amplia, a la dedicación puesta en servicio de la tentativa de aclarar y delimitar el uso de los conceptos utilizados y cómo estos se articulan en una especie de teoría general sobre la realidad, o un discurso que pretende hablar de lo que existe o de una porción de ello. Cuanto más práctico es el asunto en cuestión, como por ejemplo lo es el yoga, el estudio teórico también englobará consideraciones respecto de la metodología, o el mapeo general a seguir, además de detalles de aplicación y funciones de los aspectos técnicos. Pero aun todo este estudio teórico, por más profundo y esclarecido que sea, no implica de ningún modo – tanto más cuanto mayor sea la dimensión práctica del asunto en cuestión – una verdadera comprensión. Es sólo un estar enterado intelectualmente. Estos dos caminos que señalamos, son dos posibilidades de la experiencia humana que sería ficticio concebir como plenamente 3 separados entre sí. Lejos de ello, tienen mayor relación entre ellas de lo que llegamos a captar. Como habíamos mencionado anteriormente, gracias a la vinculación entre ambas comienza a surgir algo distinto y más profundo que lo que se deriva de cada de estas posibilidades aisladas. Sólo entonces, comenzamos a introducirnos en el campo de lo que llamamos “comprensión”. En efecto, ante todo la comprensión es un proceso ininterrumpido en el cual se van vinculando experiencias y registros personales con el esclarecimiento y la delimitación teórica. Esta vinculación, lejos de obstruir la relación espontánea con uno mismo y el medio, permite una captación pormenorizada de la realidad y la resolución creativa ante situaciones nuevas. Además, es necesario tener presente que, si estamos hablando de una disciplina práctica que deseamos impartir – como lo es el yoga – la comprensión implica que, dentro de las vivencias a capitalizar, se encuentre el ejercicio de la aplicación técnica y la re-evaluación continua de esa aplicación. En otras palabras, cuanto más práctico sea el asunto, una verdadera comprensión requerirá un entrenamiento concreto en lo aprendido, una puesta en acción de lo que se cree entender. En definitiva, dicho con mayor sencillez, la comprensión nace del matrimonio entre la vivencia y la teoría, lo que nos permite captar la realidad con mayor detalle y encontrar nuevas maneras de vincularnos a lo desconocido. Hasta aquí llega nuestro análisis. Éste nos ha permitido acercarnos a entender teórica, intelectualmente, el concepto de comprensión. Por otro lado, a lo largo de nuestra formación, buscaremos llevar delante de manera concreta el proceso de comprender, vinculando de manera constante los registros vivenciales con el esclarecimiento conceptual. Interacción didáctica: 1. Según la idea general que te quedó del texto; ¿para la disciplina del Yoga crees que es importante el estudio teórico? Coméntalo en unas pocas palabras. 2. ¿Qué significa tener un sobre-entendimiento o una pre- concepción de algo? 3. ¿Cuáles son las dos vías para profundizar ese sobre- entendimiento? Explícalas con palabras sencillas. Primero Segundo: 4. Según lo que sugiere el texto ¿qué es comprender? Bibliografía: Abbagnano, N. Diccionario de filosofía, Editorial Fondo de Cultura Económica. Eliade, M. Técnicas del yoga, Editorial Kairos. Panella, J. Pedagogía y Hermenéutica. Más allá de los datos en educación. Artículo Pdf en la Web. Reale, G. y Antiseri, D. Historia del pensamiento filosófico y científico, III, Editorial Herder. Walsh, R. y Vaughan, F. (comp.), Más allá del ego, Editorial Kairos.
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