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EXANTEMAS DE LA INFANCIA Podemos definir el exantema como una erupción eritematosa difusa, de extensión y distribución variable, habitualmente autolimitada, formada por lesiones de características morfológicas diversas (máculas, pápulas o vesículopústulas). Pueden deberse a la expresión de una serie de procesos variables, como infecciosos (ya sean víricos o bacterianos), inmunológicos (como aparece por ejemplo en la enfermedad del suero) o expresión de reacciones adversas a fármacos (tóxicodermias). Los exantemas virales generalmente suelen ser la manifestación de una primoinfección. Su aparición puede precederse o acompañarse de una serie de síntomas generales (fiebre, artralgias o adenopatías). No es infrecuente que se acompañen de lesiones mucosas. El carácter benigno y autolimitado de la mayoría de las enfermedades virales exantemáticas, hace que habitualmente no sea fundamental conocer de forma precisa el virus responsable de la misma. Sólo en determinadas situaciones concretas, como el embarazo, la inmunosupresión o situaciones de riesgo, puede hacerse totalmente necesario identificar el agente etiológico responsable. FISIOPATOGENIA: Hoy en día se consideran fundamentalmente 3 posibles mecanismos patogénicos diferentes: 1. Invasión directa de la piel por vía hematógena, que puede producir un “rash” incluso en ausencia de respuesta inmune por parte del huésped. En estos casos, las lesiones suelen ser vesiculosas o incluso ulcerosas varicela, viruela y algunas infecciones por enterovirus. 2. Las manifestaciones cutáneas pueden ser el reflejo de la interacción entre el propio virus y la respuesta inmune (celular o humoral) por parte del huésped sarampión, rubéola. En estos casos, puede aislarse el virus a partir de la piel, aunque intervengan factores inmunológicos en la aparición del exantema. 3. En ocasiones, es la presencia de anticuerpos circulantes el determinante, sin que sea precisa la presencia en la piel del virus causante. DIAGNÓSTICO: El diagnóstico de una enfermedad exantemática se realiza mediante la integración de diferentes datos clínicos a modo de “puzzle”. Las características del exantema es la pieza fundamental sobre la que deben acoplarse los antecedentes epidemiológicos, las manifestaciones clínicas acompañantes y los hallazgos exploratorios. En la mayoría de los casos, no es necesario realizar exploraciones complementarias. Conocer la existencia de manifestaciones clínicas durante el periodo prodrómico previo a la aparición del exantema es importante. En los casos en que el periodo prodrómico sea subclínico o asintomático nos debe orientar hacia la rubéola o el eritema infeccioso. En enfermedades exantemáticas que días u horas antes de la aparición del exantema, el niño presenta manifestaciones clínicas como: fiebre, catarro de vías altas, síntomas gripales, digestivos u otros que, incluso, han suscitado consulta previa sarampión, exantema súbito o enfermedad de Kawasaki, entre otras. Definir las características del exantema es un aspecto fundamental. El tipo morfológico de las lesiones cutáneas, su coloración, su distribución, si son o no confluentes, la forma de inicio, la progresión y regresión, son el punto de partida para establecer el diagnóstico diferencial. Máculo-papuloso Caracterizado por máculas planas coloreadas, casi siempre eritematosas, con un diámetro inferior a 1 cm sin cambios de grosor o textura de la piel; pápulas sobreelevadas y circunscritas con un diámetro inferior a 1 cm. Eritrodérmico Caracterizado por un enrojecimiento inflamatorio extenso de la piel. Habonoso Caracterizado por la presencia de lesiones eritematosas habonosas con la parte superior plana y edema que, en ocasiones, se unen formando lesiones anulares o serpiginosas. Vesículo/ampolloso Caracterizado por lesiones elevadas con contenido seroso y de diámetro variable, menor de 2 mm, en el caso de las vesículas, y mayor si son ampollas. Purpúrico/petequial Caracterizado por pequeñas lesiones puntiformes de color rojo, por extravasación de sangre, que no desaparecen con la dígitopresión, denominadas petequias, o de tamaño igual o superior a 3 mm en forma de púrpura. Resumen: proceso diagnóstico. 1. Edad. 2. Datos epidemiológicos: incidencia estacional, epidemiología local. 3. Exposición al sol, picaduras, estancia en áreas rurales, viajes al extranjero, ingesta de fármacos. 4. Antecedentes de enfermedades pasadas. 5. Calendario vacunal. 6. Estado inmunológico del paciente. 7. Prácticas de riesgo en la adolescencia para posibles enfermedades de transmisión sexual. 8. Período de incubación. 9. Características de la fiebre: cronología con el exantema. 10. Características del exantema: progresión, evolución temporal, relación con la administración de vacunas o fármacos, distribución del exantema: centrípeta o centrífuga. 11. Asociación con enantema. 12. Síntomas asociados. EXANTEMAS MÁCULO-PAPULOSOS Constituyen el grupo más amplio entre las enfermedades exantemáticas. En los infecciosos, el exantema se acompaña casi siempre de fiebre y son principalmente de etiología viral específica o inespecífica y, habitualmente, autolimitados en su evolución. También, pueden estar implicadas bacterias o rickettsias. Otras veces, el exantema máculo papuloso está relacionado con tratamientos farmacológicos, enfermedades generales o no se conoce con exactitud la etiología, aunque se sospecha que se trate de exantemas paravirales. SARAMPIÓN El sarampión es un proceso causado por un paramixovirus, siendo el hombre el huésped natural y el único reservorio de la infección. Presenta un ritmo estacional (invierno-primavera), trasmitiéndose por vía respiratoria desde 4 días antes y hasta 5 días después de la desaparición del exantema. Deja inmunidad de por vida. Pico de incidencia: 2-5 años. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Tiene un periodo de incubación de aproximadamente 10 días. El periodo prodrómico es de unos 4 días. Cursa con fiebre alta y cuadro catarral intenso con rinorrea, conjuntivitis con fotofobia y tos seca. Se acompaña de eritema orofaríngeo y enantema patognomónico, en forma de punteado blanquecino sobre la mucosa yugal hiperémica, conocido como manchas de Koplik, que pueden visualizarse en el 50-80% de los casos y persistir hasta dos días después de la aparición del exantema. La erupción exantemática máculopapulosa morbiliforme es de color rojo vinoso y confluente en algunas zonas. Comienza detrás de las orejas y se generaliza con una progresión céfalo-caudal hacia el tronco, palmas y plantas. Va cambiando hacia un color pardo, para desaparecer en 4-7 días, en sentido cronológico al que aparece, mediante una fina descamación furfurácea. Existen una serie de formas clínicas poco frecuentes: a) Sarampión modificado: se observa en sujetos parcialmente inmunizados: niños menores de 9 meses, casos en los que se realizó la vacunación parcial, formas de sarampión recurrente, etc. Los pródromos pueden ser poco evidentes y las manifestaciones clínicas menos intensas. La erupción es menos concluyente y las manchas de Koplik son inconstantes. El aspecto clínico puede ser inespecífico. b) Sarampión “atípico”: constituye una variante poco frecuente observada en individuos vacunados e infectados por el virus natural. La mayoría de los casos han sido descritos en sujetos inmunizados con vacunas de virus vivos atenuados. El período de incubación es similar al de las formas típicas. Se inicia de forma brusca con fiebre, cefalea, mialgias, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Seguido a los 2-4 días por una tos no productiva, con dolor pleurítico, fotofobia y la erupción cutánea, que puede faltar en algunos casos. El exantema del sarampión atípico presenta significativas diferencias con respecto al sarampión clásico: se inicia 48-72 horas enlas zonas distales de las extremidades, se concentra en las muñecas y tobillos (palmas y plantas) y en los pliegues, extendiéndose durante un período variable de 3 a 5 días, siguiendo una evolución centrípeta afectando las extremidades, el tronco y ocasionalmente la cara. Suele asociarse a un edema distal (pretibial y podal). Presenta, por último, un curso más prolongado que el sarampión típico. No se observan manchas de Koplik. c) Exantema de la vacunación del sarampión: se ha observado un discreto exantema máculo- papular a los 7-10 días de la vacunación con virus atenuados. Otras complicaciones excepcionales de la vacunación incluyen casos aislados de necrólisis epidérmica tóxica y púrpura trombocitopénica. d) Sarampión negro: es una forma excepcional que se caracteriza por un síndrome febril persistente de inicio brusco, agitación y múltiples lesiones hemorrágicas confluentes, con un cuadro clínico semejante a una coagulación intravascular diseminada y que muy probablemente debería incluirse dentro de los casos de púrpura fulminante postinfecciosa. COMPLICACIONES: Pueden aparecer complicaciones como consecuencia de la propia infección vírica o por sobreinfección bacteriana, como otitis media, laringotraqueobronquitis o neumonías. En aproximadamente 1/1.000 casos, aparece una encefalitis y puede dejar secuelas neurológicas. En 1/100.000 casos, puede desarrollarse al cabo de unos años una panencefalitis esclerosante subaguda. Los pacientes inmunodeprimidos tienen unas elevadas tasas de mortalidad. En los niños con hipovitaminosis A, el sarampión es también más grave y exacerba su carencia vitamínica, con riesgo de ceguera y mala evolución del proceso. DIAGNÓSTICO Las características del exantema y los antecedentes epidemiológicos y de vacunación, junto con las manifestaciones clínicas del periodo prodrómico y los signos acompañantes, en especial las manchas de Koplik, son suficientes para realizar el diagnóstico sin necesidad de exploraciones complementarias. Fiebre mayor de 38°C y rash generalizado que persiste 3 días o más, que se acompaña de al menos alguno de estos síntomas: tos, coriza o conjuntivitis, o alteraciones de laboratorio como: leucopenia o linfocitosis. En casos excepcionales se puede confirmar mediante aislamiento del virus o serología, con un aumento significativo del nivel de anticuerpos IgM frente al sarampión (ELISA). TRATAMIENTO Suele ser sintomático. El proceso suele resolverse espontáneamente en unos 14 días. La administración de vitamina A (200.000 UI durante dos días consecutivos) reduce las complicaciones y la morbimortalidad del sarampión. Prevención activa: la vacunación con virus vivos es efectiva en un 95% de los casos si se administra a niños mayores de 15 meses, disminuyendo su eficacia en niños menores, debido a la persistencia de anticuerpos maternos adquiridos por vía trasplacentaria. Prevención pasiva: administración de gammaglobulina antisarampión en los primeros 6 días tras la exposición, que se administra únicamente en caso de lactantes menores de 6 meses (que aún no están vacunados), pacientes inmunodeprimidos, con alto riesgo de complicaciones o en los que esté contraindicada la vacunación. RUBÉOLA La rubéola está producida por un togavirus del genero rubivirus. Su distribución es universal con ocasionales brotes epidémicos (habitualmente cada 5-9 años) de predominio primaveral. Afecta por igual a hombres y mujeres, transmitiéndose de individuo a individuo vía respiratoria. Es moderadamente contagiosa desde 7 días antes y hasta 5-7 días después de la desaparición del exantema. Existe riesgo de transmisión placentaria, pudiendo dar lugar a anomalías en el desarrollo del embrión y originar el síndrome de la rubéola congénita. Deja inmunidad de por vida. Pico de incidencia: 3-10 años. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Periodo de incubación: 12-23 días. Periodo prodrómico: es asintomático (50-80%) o presenta síntomas catarrales leves, con buen estado general y, frecuentemente, sin fiebre. El signo acompañante más característico y que puede ayudar en el diagnóstico es la presencia de adenopatías generalizadas, sobre todo suboccipitales, retroauriculares y cervicales posteriores. No suelen ser de gran tamaño, poco dolorosas y pueden persistir durante semanas. Estas adenopatías no tienen reacción inflamatoria (signo de Theodor). En torno a un 20% de los casos, existen lesiones mucosas, con un enantema caracterizado por máculas puntiformes de color rojizo o lesiones petequiales en el paladar blando, lo que se conoce como signo de Forchheimer, apareciendo generalmente en la fase prodrómica o durante los primeros días del exantema. Exantema: la erupción exantemática máculo-papulosa es casi siempre la primera manifestación de la enfermedad. Se inicia con lesiones redondeadas de 1-4 mm, de color rojo en la cara (mejillas y área peribucal) y, posteriormente, se generaliza hacia el tronco y las extremidades con un color rosado y no confluente (excepto en la cara). A medida que progresa tiende a desaparecer de las zonas previamente afectas en 2-3 días. La aparición del exantema suele coincidir con la aparición de anticuerpos específicos, por lo que se supone que es reflejo de una reacción antígeno-anticuerpo. RUBEOLA CONGÉNITA Constituye la principal causa de morbilidad de este proceso. Las malformaciones fetales dependen de la edad gestacional en la que acontece dicha infección. Durante el primer trimestre del embarazo, la transmisión fetal de la enfermedad se produce en un 80% de los casos, ocasionando malformaciones importantes entre el 20-55% de los fetos. El riego de malformaciones persiste hasta la semana 20 del embarazo, aunque la infección durante los 4-6 meses sólo ocasiona un 6% de riego de lesiones fetales. Así mismo, existe un aumento de la frecuencia de abortos espontáneos y de muerte fetal. La triada clásica consiste en: La manifestación más frecuente es la sordera neurosensorial, uni o bilateral, que puede no manifestarse hasta incluso los 2 años de edad. El órgano de Corti fetal es muy sensible a la infección hasta la semana 18 de la gestación. Las lesiones cardíacas se observan en un 50% de los casos durante los 2 primeros meses de la gestación, siendo el ductus arterioso persistente la manifestación más frecuente, junto a los defectos del septo ventricular. Las cataratas son bilaterales y se observan en un 50% de los casos. Otras complicaciones incluyen: retinopatía, micrognatia, microftalmía, meningoencefalitis, retraso psicomotor, calcificaciones cerebrales, neumonías intersticiales, hipoplasia de la arteria pulmonar, coartación de aorta, diabetes mellitus y trastornos tiroideos. Cuando la infección aparece en el embarazo en estadios más tardíos, tras la organogénesis, proporciona una serie de hallazgos clínicos variables que puede incluir: hepatitis, esplenomegalia, neumonitis, miocarditis, encefalitis, osteomielitis, retinopatía y afectación de médula ósea, determinando lo que se conoce como blueberry-muffin baby, con petequias y equimosis. Las lesiones de este síndrome se caracterizan por presentar localizaciones de eritropoyesis dérmica (eritropoyesis extramedular). Ante una mujer embarazada con un exantema sin antecedentes de vacunación específica o de rubéola previa conocida, deberían determinarse los niveles de IgM específica anti-rubéola o bien los títulos de IgG en la fase aguda y en el período de convalecencia, con 2 semanas de intervalo. Si se detecta la presencia de IgM específica o un aumento de 4 diluciones en el título de anticuerpos, debe plantearse el diagnóstico de una infección congénita. COMPLICACIONES Por lo general, es un proceso benigno autolimitado, con escasa afectación del estado general. Cuando aparecen complicaciones, la más frecuente es la artritis. Otras excepcionales son la encefalitis (que presenta una elevada mortalidad, hasta un 20%) y lapúrpura trombocitopénica. DIAGNÓSTICO Las características del exantema y los antecedentes epidemiológicos y de vacunación, junto con la ausencia de periodo prodrómico y las adenopatías, son los hallazgos clínicos más relevantes para el diagnóstico. Laboratorio: leucopenia con linfocitosis y plasmocitosis, incluso linfocitos atípicos. Factor reumatoide positivo. En casos excepcionales, se puede confirmar el diagnóstico mediante aislamiento del virus (a partir de frotis faríngeos, orina u otros fluidos corporales durante la fase de viremia) o serología. La prueba diagnóstica más utilizada es la determinación de los títulos de anticuerpos específicos mediante el test de la inhibición de la hemaglutinación (TIA). La presencia de IgM específica o un aumento de 4 diluciones realizadas con 15 días de intervalo permiten habitualmente establecer el diagnóstico. TRATAMIENTO Habitualmente es sintomático. La artritis suele responder satisfactoriamente a la administración de aspirina. Los niños afectos deben ser excluidos de su actividad docente hasta unos 5 días después del inicio de la erupción. Normalmente, la infección aguda se sigue de inmunización de por vida, siendo rara la reinfección subclínica. Profilaxis pasiva: inmunoglobulina sérica en los 3 días tras la exposición, indicada en gestantes no inmunizadas expuestas durante el primer trimestre de embarazo. Profilaxis activa: se realiza con la vacuna triple vírica. ERITEMA INFECCIOSO / MEGALOERITEMA / QUINTA ENFERMEDAD Causado por el parvovirus humano B19, un virus ADN de cadena única y sin envoltura, que pertenece a la familia Parvoviridae, y con un tropismo por las células progenitoras eritrocitarias, Afecta especialmente a niños en edad escolar (5-14 años), con máxima incidencia a finales del invierno y en primavera-verano. El virus se transmite fundamentalmente por vía respiratoria y es contagioso desde 5 días antes y hasta la aparición del exantema. También puede transmitirse por vía placentaria y se asocia con muerte fetal intrauterina. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Tiene un periodo de incubación entre 4-28 días, y un periodo prodrómico asintomático o con síntomas inespecíficos. El paciente se encuentra afebril. El exantema, de carácter predominantemente eritematoso, por lo que se reconoce también como megaloeritema, es la primera manifestación. Evoluciona en tres fases: 1. La fase inicial, que dura 2-3 días, se caracteriza por rubefacción facial, que afecta a ambas mejillas, respetando la zona perioral, dando un aspecto de “doble bofetada”. 2. En la segunda fase, el exantema aparece también en las zonas de extensión de brazos, muslos y nalgas, respetando palmas y plantas. Es característico el aspecto reticular y festoneado del exantema. Los niños mayores y adultos pueden referir prurito. 3. La tercera fase, que es la más característica, puede durar hasta 1 mes. Se produce un aclaramiento central de las lesione s, dándoles un aspecto de encaje o reticulado sin descamación. El exantema se resuelve de forma espontánea, pero aparece y desaparece, variando de intensidad con los cambios de temperatura, el estrés y el ejercicio físico. Puede aparecer un exantema en lengua y faringe que se vuelven eritematosas con presencia de máculas rojas que se extienden a paladar y mucosa bucal. La afectación del estado general y el prurito son poco frecuente y sólo suelen observarse en adultos. En estas edades, la infección ocasiona usualmente un cuadro articular agudo en forma de poliartritis simétrica que afecta esencialmente las articulaciones de manos, pies, muñecas, tobillos y rodillas, a lo que se añade un síndrome constitucional más intenso que en los niños, con fiebre alta y adenopatías, y en ocasiones, el “rash” característico. COMPLICACIONES La evolución es benigna y la repercusión clínica es mínima. Las raras complicaciones que pueden aparecer son artritis o artralgias, y aplasia en inmunodeprimidos. DIAGNÓSTICO El aspecto eritematoso reticular del exantema en un niño de edad escolar, su distribución peculiar, la variabilidad y su duración, junto con la nula repercusión general, son las claves del diagnóstico. El diagnóstico etiológico puede confirmarse a través de la determinación de anticuerpos específicos frente al parvovirus B-19 o, excepcionalmente, durante la fase prodrómica, a través de la identificación de las partículas víricas en muestras de suero, orina y secreciones respiratorias. Los anticuerpos específicos anti-PVH B-19 IgM pueden detectarse mediante técnicas de radioinmunoanálisis (RIA) y ELISA. Suele detectarse un aumento inicial de las IgM con un pico máximo a los 7-20 días y un descenso en 4-5 semanas. A la semana, se detecta un aumento de las IgG específicas que suelen permanecer elevadas a lo largo de la vida. Se considera diagnóstico de infección activa por PVH B-19 cuando se detectan IgM específicas o se demuestra un aumento superior a cuatro títulos de IgG. TRATAMIENTO Suele ser sintomático, dado que es un proceso generalmente autolimitado y benigno. La infección por parvovirus B 19 puede resultar severa en 3 grupos de pacientes: los inmunocomprometidos, los fetos y los pacientes con hemoglobinopatías. Durante el embarazo, la infección por parvovirus B-19 puede determinar que se produzca la transmisión vertical al feto, originando una infección de los precursores eritrocitarios y hemólisis extensa, determinando una anemia severa, hipoxia tisular, fallo cardiaco y edema generalizado (hydrops fetalis). La mayoría de los abortos debidos a parvovirus B19 se producen en el primer trimestre del embarazo. En el caso de que exista una infección materna, apoyada por la positividad de los niveles de IgM e IgG, se puede realizar una ecografía abdominal para valorar los cambios de hydrops fetalis, e interpretar los hallazgos. Estas pacientes pueden derivarse a un hospital de referencia de tercer nivel para la realización de una cordocentesis y una posible transfusión sanguínea fetal si hay indicación para la misma. EXANTEMA SÚBITO / ROSÉOLA INFANTIL Se trata del exantema más frecuente en los 2 primeros años de vida (6 meses-3 años), causado por los herpes virus humanos (VHS) 6 y 7. El VHS-6, virus linfótropo, es responsable de la mayoría de los casos (66%). Se transmite de forma esporádica, por vía respiratoria durante el periodo febril de la enfermedad. La infección congénita se ha descrito en un 1% de los recién nacidos. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Tiene un periodo de incubación entre 7-15 días. 1. Periodo febril: 3 días. El periodo prodrómico presenta fiebre elevada, superior a 38,5°C, acompañado de anorexia, irritabilidad, síntomas del tracto respiratorio superior, otitis media serosa y, a veces, fontanela a tensión. Pueden aparecer lesiones mucosas (orales, conjuntivales) y, a menudo se palpan poliadenopatías de localización occipital (signo clínico característico de esta enfermedad). 2. Periodo exantémico: exantema máculo-papuloso, constituido por lesiones tenues rosadas de pequeño tamaño y no confluentes que inician en tronco, cuello, región retroauricular y espalda, con una mínima afectación facial y de extremidades (áreas distales). La duración del exantema oscila entre 2 horas y 2 días. Se acompaña con frecuencia de edema palpebral y periorbitario (signo de Berliner o de los párpados pesados). Existen pocas complicaciones, aunque las secuelas neurológicas son las más frecuentes. Se ha descrito irritabilidad, convulsiones febriles y algún caso aislado de encefalitis y meningitis vírica. Excepcionalmente, se ha descrito su asociación con púrpura trombocitopénica. DIAGNÓSTICO La aparición súbita de la erupción cutánea al remitir la fiebre, en un lactante con un cuadro febril de 3-4 días de evolución, es la clave del diagnóstico clínico. Laboratorio: leucocitosis el primer día, luego leucopeniacon linfocitosis. El diagnóstico suele establecerse en base a una sintomatología clínica y evolutiva característica. Aunque no suele realizarse de rutina, el diagnóstico puede confirmarse mediante la determinación de los anticuerpos específicos circulantes anti-HV-6 (ELISA o IFI). Los títulos de los anticuerpos no se detectan durante la fase aguda del proceso, apareciendo habitualmente a los 7 días y siendo evidentes a los 14. El HHV- 6 puede aislarse en la saliva. TRATAMIENTO No existe un tratamiento específico; sólo en los casos asociados a convulsiones puede requerirse el uso de antitérmicos anticonvulsivantes específicos. ENFERMEDAD DE KAWASAKI O SÍNDROME MUCOCUTÁNEO GANGLIONAR Es una vasculitis multisistémica que afecta, principalmente, a las arterias coronarias, y constituye la causa principal de cardiopatía adquirida en los países desarrollados. Etiología: daño endotelial mediado por superantígenos de SGA. Se ha relacionado con infecciones, fármacos, metales pesados o agentes medioambientales diversos unidos a una predisposición genética de carácter étnico, afectando en el 80% de los casos a niños menores de 5 años, de raza asiática, con máxima incidencia entre los 12-24 meses. MANIFESTACIONES CLÍNICAS El exantema afecta a tronco y extremidades, más acentuado en área perineal. Es típico en lactantes menores de 6 meses el eritema intenso en la zona del pañal. Es polimorfo y de morfología variable, excepto vesiculosa o ampollosa. Presenta 3 estadíos: Agudo: 10 a 15 días. Fiebre alta > 5 días. Adenomegalia maxilar mayor 1,5 cm, indolora. Afectación bucal, con labios eritematosos, secos y agrietados, lengua aframbuesada con papilitis y/o faringe hiperémica sin exudados. Conjuntivitis bilateral no purulenta, sin fotofobia asociada. Exantema polimorfo y cambiante (maculopapular, morbiliforme, urticariforme o similar al del eritema multiforme), pero nunca vesiculoso. Subagudo: 15 a 60 días. Trombocitosis. Descamación furfurácea o en colgajos. Crónico: hasta 2 años. COMPLICACIONES: DIAGNÓSTICO El diagnóstico se basa en criterios clínicos establecidos y debe sospecharse ante: un niño menor de 5 años con fiebre persistente de al menos, 5 días, y 4 de las siguientes 5 manifestaciones: Ojos: inyección conjuntival bulbar bilateral no purulenta. Boca: cambios en los labios y la cavidad oral caracterizados por eritema, grietas en los labios y lengua “en fresa”. Distal de extremidades: eritema y edema en las manos y en los pies con descamación periungueal a las 2-3 semanas; exantema polimorfo. Adenopatía: cervical mayor de 1,5 cm, generalmente unilateral. Exantema: polimorfo y cambiante de inicio en el tronco; nunca vesicular. El dato clínico más importante, por su gravedad, es la afectación cardíaca, que ocurre en un 15-25% de los pacientes no tratados. Se produce vasculitis coronaria en las dos primeras semanas, con posterior formación de aneurismas en "cuentas de rosario" (25% de los casos). Otras consecuencias a nivel cardíaco son isquemia miocárdica, infarto miocárdico o rotura de aneurisma, pericarditis, endocarditis, miocarditis, insuficiencia cardíaca y arritmias. Además, la enfermedad no se puede explicar por ninguna otra causa conocida. Existen formas incompletas, más frecuentes en los lactantes, que deben reconocerse para no demorar el tratamiento. En estos pacientes, las alteraciones ecocardiográficas coronarias y la trombocitosis a partir de la segunda semana pueden ayudar en el diagnóstico. Laboratorio: En la primera o segunda semana, es frecuente la leucocitosis con desviación izquierda y la anemia. La VSG y la PCR están muy elevadas. La trombocitosis es característica de la fase subaguda/convalecencia. Puede haber proteinuria leve y piuria sin confirmación bacteriológica en urocultivo (piuria estéril), así como pleocitosis en el LCR. Los niveles de transaminasas y la bilirrubina pueden estar ligeramente e levados. Además, típicamente, presenta un descenso de la albúmina. PRONÓSTICO Es excelente si no existe afectación cardíaca. La mortalidad media oscila entre el 0,5-2,8%, siempre en relación con la afectación coronaria. Pese a constituir una complicación potencialmente grave, el 50% de los aneurismas desaparecen en 1-2 años. TRATAMIENTO Gammaglobulina hiperinmune intravenosa (2g/kg): produce una desaparición rápida de los síntomas y previene la formación de aneurismas, siempre que se administre en los 7-10 primeros días de evolución. Ácido acetilsalicílico: se debe pautar durante la fase febril a dosis antiinflamatorias (100mg/kg/día). Posteriormente, en dosis antiagregantes (5mg/kg/día) hasta la normalización de las plaquetas y hasta tener un control ecográfico normal a las 6-8 semanas. Si el paciente presenta aneurismas, se ha de mantener e l tratamiento hasta la desaparición de los mismos. Corticoides: se recomienda su uso como tratamiento de rescate si el cuadro no responde a la gammaglobulina. Otros tratamientos: anticoagulación con heparina o dicumarínicos (en pacientes con aneurismas grandes), trombólisis con estreptocinasa (durante la fase aguda de trombosis arterial coronaria, de aparecer ésta), bypass aortocoronario (en pacientes sintomáticos con lesiones con más de 75% de oclusión). Síndrome de Kawasaki incompleto: situaciones en las que aparecen fiebre y menos de 4 criterios clínicos, junto con al menos tres criterios analíticos. Este diagnóstico se apoya en encontrar, al menos, tres criterios de laboratorio que lo fundamenten. SÍNDROME DE PIEL ESCALDADA Sinónimo: síndrome de Ritter. El síndrome de la piel escaldada está originado por la toxina exfoliativa de algunas cepas del S.aureus. Afecta sobre todo a niños menores de 5 años. Cursa con fiebre, irritabilidad y exantema eritrodérmico, doloroso, que se inicia en la cara, axilas e ingle y se generaliza. Posteriormente, pueden aparecer lesiones ampollosas y signo de Nikolsky (las capas superficiales de la piel se desprenden de las capas inferiores al friccionarlas con una presión leve, dejando al descubierto áreas húmedas, rojas y dolorosas). Se acompaña de edema facial y costras periorales, respetando las mucosas. Hay que realizar el diagnóstico diferencial con el impétigo bulloso, con lesiones más localizadas y sin fiebre, el eritema multiforme, el síndrome del shock tóxico y la enfermedad de Kawasaki. TRATAMIENTO: Debe derivarse para tratamiento antibiótico y de complicaciones, como alteraciones electrolíticas, celulitis o sepsis. Local: tópico con ácido fusídico o mupirocina. Sistémico: cefalosporinas de 1°G. ESCARLATINA Sinónimo: fiebre escarlata. La escarlatina se produce por la acción de las exotoxinas eritrogénicas A, B o C del estreptococo β hemolítico del grupo A (S. pyogenes) en los sujetos inmunitariamente susceptibles. Se transmite por contacto directo con gotitas de pflugge hasta 24 horas después de iniciado el tratamiento antibiótico. La máxima incidencia se produce en niños de entre 4-5 y 10 años, durante el invierno y la primavera. MANIFESTACIONES CLÍNICAS La infección estreptocócica suele situarse en la faringe y, más raramente, en la piel o heridas quirúrgicas. En su forma más clásica, la escarlatina se presenta: 1. Periodo de incubación: 3-5 días. 2. Periodo prodrómico con fiebre alta y síntomas de faringoamigdalitis aguda. En la exploración orofaríngea, durante los primeros días se observa una lengua recubierta por una capa blanquecina y unas papilas hipertrofiadas (lengua en fresa blanca o saburral). Posteriormente, debido a una descamación, la lengua pasa a estar hiperémica (lengua en fresa roja o aframbuesada). Las amígdalas aparecen edematosas, hiperémicas y cubiertas de un exudado blanco-grisáceo. Se pueden observar linfadenopatías cervicales dolorosas. 3. Pasadas 24-48 horas, semanifiesta el exantema escarlatiniforme eritrodérmico. Se inicia en tronco, abdomen bajo, axilas, región inguinal, y se extiende hacia las extremidades. Es micropapuloso confluente y de tacto rugoso y aspecto eritrodérmico de color rojo escarlata que se blanquea a la presión, más acentuado en pliegues y flexuras (signo de Pastia), respetando el triángulo nasolabial (fascies de Filatov). Desaparece en 7-10 días, mediante descamación furfurácea en tronco y en grandes láminas en las palmas de las manos y las plantas de los pies. En la actualidad, y debido a la efectividad de los tratamientos antibióticos, se manifiesta clínicamente de una forma más atenuada o incompleta y su incidencia ha disminuido. COMPLICACIONES: Locales o inmediatas: OMA, Absceso periamigdalino o retrofaríngeo. A distancia o mediatas: fiebre reumática, glomerulonefritis postestreptocóccica. DIAGNÓSTICO: Se basa en la clínica y en datos de laboratorio obtenidos de la realización de un frotis faríngeo con cultivo y/o pruebas de detección rápida de antígenos de S. pyogenes. Reacción de extinción de schurtz-carlton: el exantema desaparece con la antitoxina. TRATAMIENTO: De elección: penicilina o amoxicilina oral durante 10 días. Alérgicos a la penicilina: macrólidos o clindamicina. Controles postratamiento: orina completa, cultivo de fauces A LOS 15 DÍAS DEL INICIO. EXANTEMAS VESÍCULO-AMPOLLOSOS Y PURPÚRICOS EXANTEMA POR ENTEROVIRUS Enterovirus: son un grupo de virus ARN de pequeño tamaño que pertenecen a la familia de los Picornavirus (Poliovirus, Coxsackie -A y B- y Echo). Se replican a nivel intestinal y se excretan por las heces y la saliva. Incluyen más de 70 serotipos diferentes. Los enterovirus que con mayor frecuencia ocasionan sintomatología cutánea son los virus Coxsackie y los virus Echo, mientras que los poliovirus no suelen dar manifestaciones cutáneas. Afecta a niños de corta edad. En la infección por Enterovirus, el exantema máculo-papuloso, de color rosado y descendente, aparece concomitante con la fiebre. Se acompaña de sintomatología variada dependiendo del tipo de virus, pudiendo aparecer manifestaciones digestivas, respiratorias, herpangina o neurológicas, desde meningitis a encefalitis, que pueden orientar el diagnóstico. Las manifestaciones cutáneas pueden ser muy variables, por lo que podemos dividirlos en: Procesos “específicos”, en los que existe una clara relación entre el agente causal y el proceso clínico: enfermedad mano-pie-boca (Coxsackie A16), exantema de Boston (Echo 16) y las infecciones por el virus Echo 9. Procesos “inespecíficos”, que determinan un amplio espectro de exantemas virales y cuyo diagnóstico se establece a través de identificación del virus responsable. El período de incubación suele ser de unos 12 días, observándose en pequeños brotes epidémicos, habitualmente durante el verano y el otoño. ENFERMEDAD MANO-PIE-BOCA Es el exantema enteroviral más característico. La mayoría de los casos están causados por el Coxsackie virus A16 y el enterovirus 71, aunque también pueden ocasionarla otros serotipos. Suele observarse en niños de 2 a 7 años durante los meses de verano y otoño. Esta entidad es altamente contagiosa, difundiéndose por vía oral-oral u oral-fecal. MANIFESTACIONES CLÍNICAS El período de incubación es de 4 a 6 días. Pueden existir pródromos de fiebre, anorexia, astenia y faringitis, 24-48 horas con anterioridad al inicio del cuadro cutáneo-mucoso. Las lesiones orales son la manifestación más frecuente (90% de los casos). Se inician como pequeñas vesículas en la mucosa bucal, aunque pueden observarse en otras localizaciones (paladar, úvula, pilares anteriores faríngeos, etc). Suelen mostrar una base eritematosa y se rompen dando lugar a lesiones erosivas y ulceradas de bordes bien definidos y tamaño variable (4-6 mm). Pueden ser dolorosas y dificultar la ingesta. De forma simultánea, aparecen otras lesiones vesiculosas (75%) de tamaño variable (2-15 mm) en las zonas laterales y dorsales de manos, pies, dorso de los dedos y talones. Se inician como máculas que evolucionan a pápulas y luego a vesículas. En un 50% de los casos, existe fiebre y en menos de la mitad de los pacientes suelen palparse adenopatías submandibulares. La enfermedad suele resolverse en 5-10 días. Sólo se han descrito complicaciones graves de forma excepcional: Coxsackie A7: neumonitis, miocarditis. Enterovirus 71: meningitis y encefalitis. Coxsackie A16: ocasionalmente, se ha relacionado la infección durante el embarazo (primer trimestre del mismo) con una mayor incidencia de abortos espontáneos o de retraso en el crecimiento intrauterino. DIAGNÓSTICO Las características de las lesiones y su localización, hacen que el diagnóstico sea relativamente sencillo. El estudio histopatológico de las lesiones suele mostrar un intenso edema intra e intercelular con formación de ampollas subepidérmicas, necrosis epidérmica y un infiltrado linfohistiocitario perivascular superficial. TRATAMIENTO Es sintomático, con el objetivo de procurar el alivio de las lesiones orales dolorosas con agentes como la lidocaína, difenhidramina, hidróxido de magnesio o el sucralfato. VARICELA Y HERPES ZÓSTER La varicela y el herpes zoster están producidos por el mismo virus, el virus varicela-zoster (VVZ). El hombre es el único reservorio conocido. La varicela corresponde a la infección por VVZ en un sujeto no inmunizado previamente, siendo una enfermedad típica de la infancia. Tras la primoinfección, el VVZ persiste en un estado de latencia en los ganglios dorsales y su reactivación dará lugar al herpes zoster que es el más frecuente durante la edad adulta. VARICELA Transmisión: La enfermedad puede adquirirse por el contacto cercano con un paciente con varicela o herpes zoster, penetrando por vía respiratoria o conjuntival, contacto directo con gotitas de pflugge o con las secreciones de las vesículas. Los niños con varicela son contagiosos desde 2-4 días antes hasta 5 días después del inicio de la erupción (cuando todas las lesiones alcanzan la fase de costras). Afecta a niños de 2 a 7 años. MANIFESTACIONES CLÍNICAS El período de incubación dura aproximadamente 14-17 días. Pródromo: 1-2 días. Oligosintomático: malestar general, mialgias, síntomas catarrales y fiebre. Exantema: la erupción se inicia en el cuero cabelludo y cara, progresando de forma centrípeta hacia el tronco y la raíz de las extremidades. Las lesiones típicas de la varicela son pequeñas máculas y pápulas eritematosas que rápidamente se transforman en vesículas redondeadas, de 2-3 mm de diámetro, con frecuencia con una umbilicación central. Estas vesículas suelen estar rodeadas de un halo eritematoso dando una imagen que gráficamente se ha descrito como “una gota de rocío sobre un pétalo de rosa”. En pocas horas, vesículas pústulas costras, que suelen desprenderse dejando una hipopigmentación residual y, en algunos casos, cicatrices atróficas. El número de las lesiones es variable y no tienden a confluir. También, puede haber lesiones similares en las mucosas, sobre todo en el paladar duro. La varicela suele ser muy pruriginosa y es característico que se puedan observar a la vez las lesiones en todos los estadios evolutivos, lo que gráficamente se describe como “imagen en cielo estrellado”. La erupción puede acompañarse de fiebre, cefalea, malestar general, artromialgias y adenopatías de predominio laterocervical. La aparición de nuevos elementos es continua durante dos a seis días. OTRAS FORMAS CLÍNICAS Varicela hemorrágica En algunos casos se presenta como una púrpura fulminante: la transformación hemorrágica de las vesículas ocurre en niños con diátesis hemorrágica previa o como complicación hematológica de la varicela (plaquetopenia, deficiencias transitorias de las proteínasC y S y coagulación intravascular diseminada, casi siempre en el niño inmunodeficiente). Varicela confluente Esta forma se acompaña de exantema y enantema intenso y extenso, y de fiebre elevada y mantenida, junto con afectación del estado general y sensación de enfermedad grave. Varicela gangrenosa Las vesículas se hacen primero hemáticas y luego evolucionan a la formación de necrosis, sobre todo en niños con desnutrición. COMPLICACIONES Niño sano: suele cursar sin complicaciones importantes, desapareciendo por completo todas las lesiones al cabo de una a tres semanas, siendo habitualmente la única complicación la sobreinfección bacteriana secundaria al rascado. Niños inmunodeprimidos: las complicaciones graves (neumonía –principalmente por S. pyogenes o S. aureus-, encefalitis, etc) son mucho más frecuentes. *Varicela en el embarazo: Aunque la varicela durante este período suele ser poco frecuente (7/1.000), y a pesar de que la mayoría de los niños de mujeres que contraen la varicela durante la gestación nacen sanos, pueden darse las siguientes situaciones: a) Si aparece en las primeras 20 semanas de gestación, en el 2% de los casos se produce una embriopatía varicelosa, cuyo dato más frecuente es la atrofia de una extremidad o la presencia de lesiones cutáneas cicatriciales en distribución dermatómica. Se ha descrito también: atrofia cerebral, hidrocefalia e hipoplasia del diafragma, entre otras muchas malformaciones. b) Si la madre padece la varicela entre las 20 y las 39 semanas de gestación, puede producirse una varicela intrauterina lo que explica la posibilidad de que el niño tenga luego un herpes zoster sin haber padecido previamente la varicela en la vida extrauterina. c) Si la erupción aparece en la madre entre 5 días antes y 2 días después del parto, o aparece en el niño entre los 5 y 10 días de vida, el resultado es una varicela congénita grave con una mortalidad del 30%. Por el contrario, si la madre padece la erupción al menos 5 días antes del parto, o aparece en los niños en los primeros 5 días de vida, la varicela congénita será leve. Ello es debido a que ha habido tiempo suficiente para la producción de los anticuerpos maternos necesarios para proporcionar protección específica al recién nacido. DIAGNÓSTICO: Clínico. Tinciones de inmunofluorescencia específica del líquido de las vesículas. HERPES ZÓSTER El herpes zoster es un proceso poco frecuente en la infancia, pero puede verse en niños que hayan tenido la varicela muy precozmente o durante la vida intrauterina. Su clínica es similar a la de los adultos, pero mucho más benigna, cursando habitualmente sin complicaciones. Se caracteriza por la aparición sobre una base eritematosa, que se distribuye siguiendo generalmente el área correspondiente a un dermatomo, de múltiples lesiones vesiculosas que se estructuran en pequeños grupitos, dando una imagen “en ramillete”, bastante característica de este proceso. Se afectan sobre todo los dermatomos torácicos. No se ha descrito la neuralgia postherpética en la edad pediátrica. La afectación de la rama oftálmica del nervio trigémino constituye una emergencia oftalmológica, y puede provocar la pérdida de visión en el ojo afectado. El síndrome de Ramsay-Hunt, una infección por herpes zoster que afecta a los nervios facial y auditivo, puede provocar parálisis facial, sordera, vértigo y tinnitus. Los pacientes inmunodeprimidos pueden desarrollar zóster diseminado que es potencialmente mortal. COMPLICACIONES Tanto los sujetos normales como los inmunodeprimidos pueden desarrollar una generalización del herpes zoster. Dicho fenómeno suele observarse durante la primera semana de la erupción y se caracteriza por la aparición generalizada de lesiones vesiculosas por fuera de los dermatomos iniciales. Puede asociarse con afectación pulmonar, hepática y del sistema nervioso central. TRATAMIENTO Ni la varicela ni el herpes zoster requieren tratamiento específico en los niños sanos. Es sintomático con soluciones antipruriginosas. Cobertura antibiótica en caso de sobreinfección bacteriana. EVITAR ASPIRINA posible papel en el desarrollo del Síndrome de Reye. Los niños con varicela pueden volver al colegio a la semana del inicio de las lesiones o bien cuando todas las lesiones se encuentren en la fase de costras. Las indicaciones del tratamiento con aciclovir son: Mayores de 12 años. Varicela neonatal o en lactante pequeño (puede producir afectación visceral grave). Enfermedades crónicas cutáneas o pulmonares. Inmunodeprimidos. Casos que presenten complicaciones asociadas (neumonía, encefalitis, meningitis). En general, se administra por vía oral, salvo en pacientes inmunodeprimidos, en los que es preferible la vía intravenosa. La inmunización pasiva con inmunoglobulina varicela-zoster (VZIG) ha demostrado modificar o prevenir la infección en sujetos de elevado riesgo y debe administrarse en las primeras 72-96 horas tras la exposición al VVZ. Está indicada en los pacientes con hemopatías malignas o inmunodepresión y en los recién nacidos de madres que presentaron el inicio de la varicela entre los 5 días previos al parto y 2 días después.
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