Logo Studenta

Evidencia 1 expresion literaria HASTA QUE EL MAR ME ESCUCHE (1) - Dania Alejandra Sánchez León

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Name:
Dania Alejandra Sanchez Leon
	Enrollment:
AL02960606
	Subject:
Expresion literaria
	Teacher’s name:
 
	Module: 1
 
	Activity:
Evidencia 1
	Date: 21/02/2022
¿Alguna vez has sentido que no hay nada a tu alrededor? ¿Alguna vez has sentido que te ahogas y no hay nada que hacer? Bueno… Eso es lo que siento… Todo el tiempo. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes...
Todavía puedo recordar el día que te conocí, aunque parece muy lejano, ya casi ni puedo tocarlo, se siente como si fuera algo frágil, tan frágil que podría romperse hasta ya no quedar nada de él. Cada vez que duermo trato de repararlo, pero mis manos se cortan y no me dejan dormir.
 Estaba en la playa, los colores del mar y de la arena eran opacos, sin rastro de vida, la arena era dura y gruesa, el mar ni siquiera era azul, apenas tenía olas. Jamás había visto el mar, fue una gran decepción al principio, simplemente yo cerré mis ojos y dejé que las cosas pasaran: sentir el viento en mi cara, mis pies enterrándose en la arena, todo estaba en calma. No sé porque, pero mis ojos empezaron a mojarse. Hace mucho que no sentía esta tranquilidad en mi alma, poco a poco las gotas caían hacía la arena, quería ser invisible para el mundo, que nadie me viera así, pero… apareciste, tocaste mi hombro con tu suave mano, tu dulce voz trataba de preguntar el porqué de mis lágrimas, voltee a verte sin mucho valor para contestarte, quería hablar, pero había un nudo en mi garganta que me lo impedía. Yo solo… la abracé, aunque era una desconocida, sentía que debía confiar ciegamente en ella, estuvimos abrazadas mucho tiempo con un silencio profundo. Decidí romper el hielo que nos invadía con un simple “gracias...” después ella preguntó por mi nombre y con una voz débil le respondí, iniciamos una conversación tan larga como su pelo ondulado con un color que solo el sol puede replicar, una conversación tan bella como sus dos ojos de colores diferentes, uno que representaba el mar limpio del norte y otro que era el bosque del sur entrando a la primavera. Cuando terminamos de hablar, nos habíamos dado cuenta de que ya no éramos un par de desconocidas que se habían visto por casualidad, esto era algo más… Era una amistad.
Ya era de noche, Hablamos tanto que el tiempo pareció ser irreal, quise acompañarla a su casa, pero ella rechazó mi propuesta, le pregunté porque, pero solo bajo la cabeza y me dijo “A veces es bueno dejar las cosas en lo desconocido” después solo dio la vuelta y se retiró. Me quede quieta mientras trataba de procesar lo que me dijo, en ese momento pensé “¿Algo pasara o algo hace que no quiera que sepa?” era una chica misteriosa, y yo tenía esa curiosidad de saber cómo era ella. Por alguna razón el mar nos había unido y al principio no lo entendía, pero si sabía algo… Esa chica no era normal.
Al día siguiente, te encontré en la puerta de mi escuela, estabas recostada en la pared con una mirada perdida en la nada, dije tu nombre en voz alta y volteaste a verme, me sonreíste con tus dientes de perla y caminaste hacia mí, sin pensarlo te abrace con fuerza, y te pregunte el motivo de la visita, con una mirada y voz tierna me dijiste que solo querías ver esos ojos de color miel que tanto amaste conocer, empecé a reírme sin parar, su respuesta fue demasiado linda para mí. No sé cómo lo hacía, pero con ella el tiempo pasaba tan rápido, ese día hablamos por cuatro horas, aunque parecían haber sido diez minutos; cuando mire el reloj de mi celular quede impactada, ya eran las cinco de la tarde, tenía que irme a casa, pero ella me detuvo y dijo “no te vayas por favor… te lo ruego” apretaba mi brazo con fuerza, como si me fuera a ir por siempre, no pudo terminar la frase, porque su cara se había llenado de tristeza, no entendía lo que estaba pasando, a mí siempre me había costado entender los sentimientos ajenos, pero esa vez yo podía entenderlos, acaricie su rostro y con mis dedos limpie su tristeza, después dije “Jamás te dejaré, yo siempre estaré contigo” le sonreí y ella me regresó la sonrisa.
Varios meses después, nuestra amistad se había fortalecido de una manera increíble, ahora nunca nos separábamos, íbamos a todas partes, nos volvimos muy cercanas, pero la gente lo miraba mal, la verdad a mí no me molestaba, de hecho, se me hacía muy gracioso, pero para ella no, cada vez que nos hacían un comentario cuestionando nuestra amistad, siempre se enfurecía, era algo muy raro en ella. Todo el tipo era muy amigable, pero esos comentarios despertaban su peor lado, como si fuera algo tóxico que quería evitar. Era noviembre y yo ya había salido de la escuela, ella me llevaba a la playa todos los días, pero nunca hablábamos, era un momento para disfrutar nuestra presencia, el mar estaba tranquilo, yo solo disfrutaba de la vista mientras ella rodeaba mi cuerpo con sus brazos. Un día decidí preguntarle porque esa tarde de verano se acercó a mí, ella quedó impactada por la pregunta, pensé que no sería capaz de responder, pero su respuesta fue sorprendente, ella me dijo “Porque me refleje en ti… Sin embargo, tú pudiste domar el mar” después de esa respuesta ya no podía dormir, pensaba todo el tiempo en el significado de sus palabras, todo el tiempo me cuestionaba lo que quiso decir, a pesar de la simpleza de las palabras cada vez que las recordaba mi corazón latía con demasiada fuerza, no podía pensar en otra cosa, incluso cuando estaba con ella. Ahí fue donde empezó todo…
Días después, trate de comunicarme con ella, pero nunca contestó mis llamadas, los mensajes jamás los abrió, me preocupé y la busqué por toda la ciudad, miré en cada rincón, en cada calle, en cada cafetería y nada; yo solo me eche para atrás, regrese a mi casa con un dolor en mi pecho, me encerré en el baño y me dejé caer en la regadera, sentía que parte de mí se había perdido, era tanto mi dolor que lloré sin parar durante horas, pero cuando la luna ya había reclamado su lugar en el bosque de la oscuridad, las memorias comenzaron a llegar y recordé un lugar donde no busque, un lugar donde nuestras almas se unieron en una hermosa amistad duradera: el mar donde te conocí, salí de mi casa y corrí hacía el mar, no quería perderla, no como perdí a mi familia, no como perdí a mis amigos, le rogaba una y otra vez a Dios que me diera una segunda oportunidad con ella; después de matar el amor de aquellos que me rodeaban, tenía miedo de que también pasara con ella, por fin sabía lo que significaban las palabras que me dijo, pero yo no vencí a nadie, yo no había domado el mar, el mar me había domado a mí, el mar de la tristeza ganó y yo ni siquiera había quedado en último lugar.
Cuando llegué a la playa, te vi en el mismo lugar donde nos conocimos, te veías tan triste y calmada a la vez, grite tu nombre, pero cuando me escuchaste corriste para escapar de mí, te perseguí hasta la cueva que había al final de la playa, te arroje a la arena y tome con fuerza tus hombros, ella no dejaba de gritar “¡Déjame! ¡No puedo estar contigo! ¡No quiero lastimarte!” no dije ni una sola palabra mientras me gritaba, tan solo la vi fijamente, mi cara mostraba todo el llanto que estaba aguantando, después de un tiempo dejó de moverse muy rápido, ahora solo hacía pequeños movimientos para tratar de alejarme. Lentamente acerqué su cuerpo con el mío y la abracé, su piel estaba fría y no podía sentir su pulso, hubo un silencio enorme en nuestro alrededor; ella decidió romper el silencio con una confesión, primero alejó su cuerpo, tomó mi mano y mi rostro, y dirigió su mirada hacía la mía, sus ojos comenzaron a brillar, ella me estaba mostrando el mar en cada era de la historia, era tan bello ver el mar azul con su arena fina y blanca; sin embargo, también me mostró su peor lado, muerte, barcos con mi vida en ellos hundiéndose, el daño que el humano le hace a todos los mares, tormentas que acaban con ciudades enteras, después ella me regresó al mundo real y me dijo “Yo soy el mar…”, no podía creerlo, mi mente apenas lo procesaba, pero no reaccione mal. Me recargué en la pared junto a ella y juntamos nuestras cabezas,en ese momento ninguna de las dos quería hacer ruido, teníamos miedo incluso de que sonara nuestra respiración, estaba nerviosa, no me podía controlar, cerramos nuestros ojos y me dijo “Te quiero, por eso no quiero dañarte” hace mucho que no escuchaba la frase “te quiero”, mi corazón al escucharla no dejaba de llorar, sentía que al fin estaba completa y aunque el frío de la playa nos acechaba, nuestro cariño nos hacía sentir calor en nuestra piel, después me susurro “Necesito mostrarte algo” levantó su manga del suéter negro que traía y pude ver cortadas en sus venas, la sangre le goteaba y las cortadas se hacían más grande, me sonrió con tristeza y dijo “No soy feliz, necesito morir, así la gente ya no me lastimará” su mirada se fue haciendo más débil y poco a poco perdía la fuerza, su respiración apenas se sentía y yo grité, después de todo lo que pasamos juntas, ahora quería dejarme varada en este mar de soledad donde me estaba ahogando y no tenía salvación, le grité una y otra vez la misma frase “¡Te necesito, por favor no me dejes, no mueras!” la sangre le empezó a escurrir en la boca y ella solo me miraba, como si quisiera pasar sus últimos momentos observando la cara que la acompañó todo este tiempo, me pidió que cerrara los ojos, pero no quería dejar de mirarla, porque sabía que esa iba a ser la última vez que la viera, quería regresar el tiempo para saber en qué me equivoqué, que hice para que me dejara de esta forma. Sus ojos se nublaron y ya no tenían esos colores brillantes que iluminaban mi vida, su piel y sus labios se estaban decolorando, pero ella no dejaba de mirarme y de sonreírme, su mano se levantó con la poca fuerza que le quedaba toco mi pelo lacio de color negro, y me dijo “Confía en mí…” cerró mis ojos con su mano y los sonidos del mar se apagaron, sentía que estaba acostada en algo duro y viejo, en ese momento dije su nombre, pero nadie contestó, me di cuenta que ahora estaba sola con el mar.

Continuar navegando