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Heler, Mario (2005) Ciencia-Incierta Cap II (2) (1)

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32 Mario Heler 
— intervenciones, sino también de respetar la igualdad y la libertad de 
todos los involucrados en la decisión, reconociendo a los otros como 
personas con una identidad y una historia? 
Y en este sentido, la ciencia, actividad racional por excelencia, 
modelo de reflexividad: crítica, en su historia oficial, al declararse 
neutrol frente a las cuestiones éticas, está excluyendo la posibilidad 
de la reflexión ética. De esta manera, quedaría inmunizada la tecno- 
ciencia contra la crítica. 
En los próximos capítulos trataremos de abordar los dos aspectos 
ya señalados del problema de la relación entre ética y ciencia. Prime- 
ro revisaremos la garantía de verdad que se atribuye a los productos 
de la tecnociencia (capítulo II), para evaluar el papel suplementario 
que se otorga a su utilidad social (capítulo IL). A partir de allí podre- 
mos pensar en otra historia diferente de la oficial (capítulo IV), y en- 
“tonces sí podremos empezar a explorar el lugar de la ética en la prár: 
tica científica (capítulo V). 
lt. La garantía de verdad 
1.,La obviedad de una pregunta 
_ Nuestras experiencias cotidianas desmienten una vieja creencia 
acerca de un nexo causal entre el castigo y la culpabilidad, entre la 
gratificación y el mérito. Sabemos de la construcción de reputaciones 
y prestigios. Pero confiamos todavía en el tiempo, que dejaría en pie 
sólo lo válido y disolvería los simulacros. 
Preguntarnos por qué triunfó la ciencia parece entonces una ob- 
viedad. El triunfo de la ciencia moderna tiene ya un largo recorrido y 
ha dado muestras cabales de sus méritos. Disfrutamos de su “lado 
luminoso”. Nuestras convicciones parecen entonces confirmarse, al 
menos desde la perspectiva de los beneficios. Pero el “lado oscuro” de 
la ciencia afecta negativamente nuestra certidumbre, Sin embargo, 
como se nos afirma que el balance entre ambos lados hasta ahora 
resulta favorable, no se altera demasiado nuestra confianza. Tal vez 
si el saldo fuera negativo, las cosas serían diferentes, y hasta podría- 
mos considerar culpable a la tecnociencia. En esta alternancia de 
blanco o negro, sin matices, no parece haber ctra opción, aunque la 
vida humana se juegue en la zona de los grises. Pero no es esta cues- 
tión la que ahora interesa. 
Para la versión oficial, como ya sabemos, los méritos que hacen 
superior a la ciencia se atribuyen en primer lugar a sus característi- 
cas internas; al tipo de conocimiento que produce y a la forma en que 
lo hace: a su excelencia epistemológica? En segundo lugar, su valor 
1. “Episteme” significa en griego conocimiento, conocimiento riguroso, fundamentado, 
de ahí, entonces, ciencia (del latín “seientia”, que significa también conocimiento). 
Está en oposición a la “doxa”, el saber vulgar o común, el de la vida cotidiana y del 
“hombre coraún”. “Logos”, también er griego, significa lenguaje, razón, y secundaria- 
[33]
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se reconoce en los usos sociales de la tecnociencia, en las posibilida- — 
des que ofrece para una vida saludable, confortable y duradera. 
La ciencia provee un saber especial que se caracteriza por llegar a 
la formulación de eyes; a la enunciación de las relaciones invarian- 
tes de los fenómenos. Las relaciones invariantes enunciadas valen 
universalmente y una ley es reconocida entonces como tal cuando se 
presenta en todos los fenómenos a los que esa ley hace referencia. 
Trataremos de indagar en este capítulo sobre la forma en que la 
ciencia llega a enunciar esas leyes válidas y objetivas, orientándonos 
a reflexionar sobre la garantía de verdad de los productos tecnocien- 
tíficos pregonada por la historia oficial. 
Aunque no es lo mismo preguntar cómo se producen los conoci- 
mientos científicos que preguntar por qué son aceptables, válidas, las 
leyes que la ciencia formula. Cada una de las preguntas supone una 
perspectiva diferente. La primera interroga sobre las circunstancias. 
y condiciones históricas que hicieron posible que se llegue a aceptar 
mente , estudio, tratado, teoría. “Epistemología” significa “estudio del conocimiento”, 
o “estudio de la ciencia”, y puede entenderse como la rama de la filosofía que estudia 
los problemas del conocimiento. Este término, que empieza a generalizarse a finales 
del siglo XIX, sustituyendo al más antiguo de teoría del conocimiento y, luego, al de 
gnoseología, presenta cierta ambigúedad, por lo que no siempre se usa con idéntico 
sentido, Cuando se le atribuye un significado tradicional y clásico, se refiere al estudio 
crítico de las condiciones de posibilidad del conocimiento en general, que se ocupa de 
responder a preguntas como ¿qué podemos conocer? o ¿Cómo sabemos que lo que cree- 
mos acerca del mundo es verdadero? En este caso, su objeto de estudio coincide con el 
de la teoría del conocimiento. Pero asimismo se le atribuye la función de ocuparse de 
la ciencia y del conocimiento científico; como objeto propio de estudio, por lo que se 
identifica con lo que, sobre todo en países de influencia anglosajona, se llama “filosofía 
de la ciencia” (inicialmente entendida como “metodología de la ciencia” o “lógica de la 
ciencia”), La tradición francesa tiende a diferenciar entre una reflexión genérica sobre 
la ciencia (filosofía de la ciencia) y el estudio histórico y crítico de las ciencias, sus 
principios, sus métodos y sus resultados (epistemología). En tanto que “epistemológi- 
co” o “epistemológica” es lo relativo a los problemas que se plantean en teoría del 
conocimiento aplicada al conocimiento científico. En relación con la epistemología hay 
que tener en cuenta la metodología: en general, la ciencia del método, o el estudio 
teórico de los métodos que se usan en las diversas ciencias. Más propiamente, re- 
flexión de segundo grado (esto es, no sobre el objeto que tratamos, sino sobre el modo 
como tratamos a este objeto) sobre los procedimientos de la investigación científica. Se 
la ha considerado parte de la lógica o de la epistemología; en realidad se aproxima 
mucho a esta última, así como a la filosofía de la ciencia 0 ala teoría de la ciencia, pero 
- puede distinguirse de'ellas por un enfoque más centrado sobre las-iécnicas y los proce- 
dimientos de investigación que sobre los problemas lógicos y epistemológicos. Véase J. 
Cortés Morató y A. Martínez Riu, Diccionario de filosofía en CD-ROM, Barcelona, Her- 
der, 1996, 
i
n
c
i
o
 
La garantía de verdad 35 
la validez de una ley o de una teoría científica,? por ejemplo, de la - 
teoría heliocéntrica, pártiendo de la vigéncia de una concepción 
geocéntrica, y bajo lá amenaza de ser quemádo en la hoguera para * 
quien osara defender algó diferente; hasta convertirse en el modelo 
de todo saber que pretenda ser considerado científico. La segunda. 
pregunta, en cambio, interroga acercá de las razones que acredita un” 
conocimiento para ser aceptado como válido. Desde su perspectiva 
importa cómo se justifica la verdad. Remite” émtonces al problema 
moderno de la fundamentación. 
2.La excelencia epistemológica 
Desde el siglo XVII y. -en particular a partir de la Tlustración, el 
problema del conocimiento consiste én encontrar una forma de salir 
de la dependencia de la razón humana con respecto ala verdad reve- 
lada del medioevo, para lo cual se haría necesario definir criterios y — 
procedimientos que hagan factible distinguir la verdad de la false- 
dad, la validez de la invalidez. . 
Ya Santo Tomás de Aquino, en la alta Edad Media, había plufiten" 
do que si los hombres pueden llegar a conocer el orden de la creación, 
la razón humana, en tanto finita y, por ende, falible (proclive al error, 
a la falla), necesitaba de la tutela de la razón divina. Entonces, si 
hubiese discordancias entre las verdades humanas y la verdad reve- 
lada, el error estaría del lado de la verdad humana, la que debería 
rectificarse y adecuarse a la revelada. 
Dios garantizaba el acceso a una verdad necesaria y universal. 
Pero en la lucha por encontrar un lugar de legitimidad paralas nue- 
vas prácticas sociales, la referencia al-orden divino se convirtió en 
peligrosa, pues podría ser una forma de volver a dar exclusividad a. 
la verdad revelada, con el riesgo de que se revalidara. la interpreta- - 
ción que de ella había instituido la Telesia. 
Sin renunciar a las verdades necesarias y universales, se procla- 
mó entonces el poder de la razón humana para dar cuenta del mun- 
do, y se buscó la manera en que se pudiera dar razón de sus verda- 
des, fundamentarlas. Surge así el problema moderno de la funda- 
mentación: ¿de qué modo encontrar apoyo, soporte, fundamento, ala 
validez de los conocimientos que se obtuvieran con el uso exclusivo 
2. Una teoría científica articula diferentes leyes. Las leyes se integran en téorias.
36 Mario Heler 
de la razón humana? 9, en forma simplificada, ¿cómo se distingue un 
conocimiento verdadero de uno falso? 
Había entonces que encontrar el camino que permitiera que la 
razón humana arribara a conocimientos justificables como válidos, 
que fueran necesarios (que no pudieran ser de otro modo) y universa- 
les (que valieran para todas las situaciones del mismo tipo y para 
todos los hombres). 
“Método” proviene del griego y significa camino (* dia ”) para lle- 
gar ala “meta”. En la ciencia, esta meta u objetivo consiste en lograr 
“conocimientos necesarios y universales, La cuestión del método pasa 
a ser la perspectiva desde la que la epistemología ha tratado de res- 
ponder al moderno problema del conocimiento, esto es, al problema 
de la fundamentación. 
Enel siglo XVII, Descartes (1596-1650) escribió en su Discurso del 
método: 
El buen sentido es la cosa mejor distribuida en el mundo, 
pues cada cual piensa estar tan bien provisto de él que aun 
aquellos que son más difíciles de contentar en cualquier otra 
cosa, no suelen desear más del que tienen. No es verosímil que 
todos se equivoquen en eso, antes bien, eso acredita que la po- 
tencia de juzgar bien y distinguir lo verdadero y lo falso —que 
es propiamente lo que se denomina buen sentido o razón— es 
por naturaleza igual entre todos los hombres, y así la diversi- 
dad de nuestras opiniones no viene de que unos sean más ra- 
zonables que los demás, sino solamente de que conducimos 
nuestros pensamientos por caminos diferentes, y no conside- 
ramos las mismas cosas. En efecto, no basta tener un buen en- 
tendimiento sino que lo principal es aplicarlo bien. Las almas - 
más grandes son capaces de los más grandes vicios, como tam- 
bién de las más grandes virtudes; y los que no caminan sino 
muy lentamente, si siguen siempre el mismo camino recto, 
pueden adelantar mucho más que los que corren y se apartan 
de él.* 
En la modernidad, la igualdad entre los hombres supone también 
igual capacidad de juzgar bien y distinguir lo verdadero y lo falso, 
con la condición de que se haga un buen uso de la razón (que no todos 
3. Claro que, con esta manera de plantear la cuestión, se corre el rieago de atribuir ala 
razón humana características divinas. 
4. Descartes, Discurso del método, en Obras completas, Paris, Garnier, s/f, pp. 1-2 (la 
cursiva me corresponde). 
La garantía de verdad 37 
hacen, aunque en tanto individuos humanos todos cuenten con la 
facultad de la razón). El error y la falsedad surgen de no recorrer el 
camino “recto” donde se aplica adecuadamente nuestra sana y equi- 
tativamente distribuida razón humana. La garantía de que pueda 
dirimirse la discrepancia de opiniones a favor de una única opinión 
verdadera reside en recorrer, paso a paso, sin apresuramientos, el 
camino adecuado, recto, del método racional. 
El método se presenta entonces como la única garantía de la vali- 
dez del conocimiento. Por un lado, indica los pasos que deben seguir- 
se para el logro de la verdad (contexto de descubrimiento). Asimismo, 
alllegar a una verdad, cualquiera puede repetir los pasos del método 
y lograr los mismos resultados, llegando a coincidir (contexto de jus- 
ttficación) > Todos los que sigan el método adecuado llegarán a la mis- 
ma meta: la verdad. Es posible el acuerdo sobre la validez de un co- 
5. La epistemología oficial divide la actividad científica en contextos llamados de jus- 
tificación, de descubrimiento y de aplicación, y privilegia el primero. A su vez, comple- 
mentariamente con esta distinción, se distingue la historia externa de la historia in-. 
terna de la ciencia, y se privilegia la segunda. Se ha escrito en negritas en el siguiente 
cuadro lo considerado importante para la concepción hegemónica, y que resulta im- 
portante en tanto se trata del problema moderno de la fundamentación. En cambio, no 
es considerado relevante el proceso de producción del conocimiento científico, y enton- 
ces el contexto de descubrimiento se considera histórico, subjetivo y azaroso. Tampoco 
son relevantes las condiciones de aplicación, que se entiende como un resultado casi 
mecánico de pasaje de la verdad a la manipulación de los fenómenos. Al desatender a 
estos dos contextos, la epistemología oficial no tematiza la creatividad que se requiere 
en estos dos ámbitos que son auténticamente productivos, separándolos de lo verda- 
deramente importante: la justificación. La separación entre historia interna y externa 
es solidaria del privilegio dado al contexto de justificación, porque la existencia de una 
historia interna independiente de la dimensión histórica de la sociedad (historia in- 
terna) permite suponer que los científicos están dedicados a justificar los resultados 
de sus investigaciones independientemente de las condiciones sociales en que se rea- 
liza de hecho tal justificación. 
CONTEXTO DE HISTORIA 
JUSTIFICACIÓN: las cuestiones referidas a la | INTERNA: desarrollo de los problemas 
aceptabilidad de las teorías científicas. y de las teorías en función de la di- 
námica interna de la ciencia, tenien- 
do en cuenta las razones de su acep- 
tación o rechazo, 
DESCUBRIMIENTO: condiciones y circunstancias | EXTERNA; desarrollo de las circunstancias 
psicológicas, sociales, culturales de la formulación | sociales, culturales y económicas en rela- 
de hipótesis y teorías. ción con el desarrollo de las investigacio- 
mes científicas. 
APLICACIÓN: condiciones y situación particulares 
en las que se aplican los conocimientos cientificos, 
38 Mario Heler 
nocimiento, un acuerdo de todos los hombres (que hagan un uso ade- 
cuado de su razón) cuando las discrepancias acerca de su verdad o 
falsedad se diriman por referencia a la aplicación de un método. La 
verdad obtenida será así objetiva, necesaria y universal, intersubjeti- 
vamente válidas : 
La razón se operativiza en el método, con mayor exactitud, en el 
método científico, garantizando el logro de la objetividad en la bús- 
queda del conocimiento. Más aún, la racionalidad es el resultado de 
aplicar el método científico y a su vez el método es lo decisivo en la 
búsqueda de la verdad. - 
Los distintos positivismos” han defendido una unidad de la ciencia 
6. En la modernidad, el término “objetivo” adquiere el significado de intersubjetividad 
(acuerdo entre —inter- sujetos). Lo “subjetivo” es diferente para cada uno (cada uno de 
los sujetos tiene perspectivas distintas, y también diferentes preferencias, informa- 
ción, etc.), en cambio lo “objetivo” es aquello con lo que todos los sujetos, cualesquiera, 
pueden concordar; por lo tanto, es universal y también necesario. 
7. Positivismo: En general, es aquella actitud teórica que sostiene que el único autén- 
tico conocimiento o saber es el saber cientifico. Adopta una actitud crítica ante la 
filosofía tradicional, en especial la metafísica, y afirma que también la filosofía ha de 
ser científica. Para ello, el “espíritu positivo” es fiel a unos principios orientativos o 
reglas, que se mantienen en todas las filosofías positivas de las diversas époras: la regla 
ontológica del /enomenismo, según el cual la realidad se manifiesta en los fenómenos 
(lo que aparece, lo que se manifiesta,etimológicamente), obliga a rechazar cualquier 
concepción de una esencia oculta más allá de los fenómenos; la regla del nominalismo, 
según la cual el saber abstracto no es saber de cosas en sío universales, sino de meras 
cosas individuales generalizadas; la regla de la neutralidad que obliga a renunciar a” 
juicios de valor y a enunciados normativos (por ejemplo, los éticos), en cuanto care- 
cientes de sentido cognoscitivo y, finalmente, la regla de la znidad del método de la 
ciencia, según la cual cabe pensar en un solo ámbito del saber, reducible a la observa- 
ción y a la experiencia, en definitiva a una única ciencia, preferentemente la física. La 
principal aportación de Auguste Comte al positivismo es la idea de que la realidad 
humana es social y también ella debe poder ser conocida científicamente. A la ciencia 
que estudia esa realidad como síntesis de todos los conocimientos humanos la llamó 
Comte “sociología”. Este positivismo sociológico, junto con el positivismo biológico de 
Claude Bernard, la ética positivista de John Stuart Mill y el positivismo evolucionista 
de Herbert Spencer son los principales representantes del espíritu positivo europeo 
del siglo XIX. En el último cuarto del siglo XIX; el empiriocriticismo de Ernest Mach y 
Richard Avenarius defiende la necesidad de una filosofía científica y, en el período que 
transcurre entre los años 20 y los 30 del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, se 
desarrolla el denominado positivismo lógico, empirismo lógico o neopositivismo. Este 
- neopositivismo, que representa la tradición positivista germánico-austríaca y que se 
cristaliza en torno del llamado Círculo de Viena (M. Schlick, R. Carnap, C. Hempel y 
0. Neurath), además de inspirarse en David Hume, Comte y Mach, se distingue del 
positivismo del siglo XIX por centrar su estudio, no en los hechos, objeto de las ciencias 
naturales, sino en el análisis lógico del lenguaje. Su característica más positivista es, 
La garantía de verdad 39 
sobre la base de una unidad metodológica, Pese al fracaso en los inten- * 
tos de formular un tínico método científico, aún hoy se continúa ac- 
tuando como si lo hubiese. En todo caso, se admite que el método ad- 
quiere formas específicas en cada disciplina. Pero las variaciones en 
cada una de ellas no impiden que todas deban cumplir con ciertos re- 
quisitos uniformes (v.g., con aquellos con los que las instituciones aca- 
démicas y de financiamiento evalúan un proyecto de investigación, y 
que se supone que son los requisitos de Ta” metodología científica ade- 
cuada, aunque se extraiga de un solo tipo de ciencia tomáda como 
modelo, las ciencias de las naturaleza, específicamente la física). 
Se establece de este modo una equivalencia: 
racionalidad = método = ciencia 
La ciencia se distingue por aplicar un método que da garantía de 
verdad, ya que ese método es racional, y por ende el proceder cientí- 
fico y sus productos también lo son. La actividad científica se consti- 
tuye así en el exponente máximo de la racionalidad. Y el desarrollo 
riguroso del método científico define entonces la excelencia epistemo- 
lógica de la tecneciencia. 
La palabra excelencia se vincula con la idea de virtud, palabra” 
derivada del latín y que a su vez remite a la palabra griega areté. 
Precisamente, el significado de areté es excelencia en la realización 
de una tarea, en el desempeño de una actividad. Alude entonces al 
logro en su mayor grado de aquello que es lo propio de una actividad 
(por ejemplo, entre todas las personas que tocan el piano, sólo algu- 
nos son pianistas virtuosos, y lo son porque saben obtener el máximo 
de perfección en la ejecución de la obra, logrando lo propio del pianis- 
ta: expresar en sus ejecuciones los matices y niveles de la partitura 
musical haciendo rendir al máximo el instrumento). La excelencia 
epistemológica refiere entonces a los méritos o virtudes de los resul- 
tados de una actividad, méritos que suponen haber producido tales 
sin embargo, el criterio empirista del significado, o principio de verificación, según el 
cual sólo tienen significado, y producen conocimiento, por tanto, aquellos enunciados 
que son susceptibles de verificación, esto es, aquellos para los cuales existe un método 
empírico de comprobar si son verdaderos o falsos. El Círculo de Viena propugna, ade- 
más, la tesis de la unidad de la ciencia, o de la ciencia unificada y, por lo menos 
algunos de sus miembros sostienen también la afirmación, propia de Comte, de que la 
sociología ha de seguir los mismos métodos que las ciencias de la naturaleza; esta 
afirmación constituye el núcleo del llamado “positivismo sociológico”. Véase J. Cortés 
Morató y A. Martinez Riu, ob. cit. 
40 Mario Heler 
resultados desplegando las virtudes científicas. La puesta en prácti- - 
ca de estas virtudes otorgaría la garantía de verdad de los productos 
científicos. 
La versión hegemónica identifica la excelencia epistemológica con 
las virtudes de un método científico, sintetizado bajo la denomina- 
“ción de método hipotético-deductivo, y la visión popperiana* es una 
de las más difundidas * Los requerimientos para la evaluación de 
resultados de las investigaciones siguen hoy defendiendo esta visión, - 
con modificaciones producto de las objeciones y reformulaciones que 
— han generado su concepción? 
3. El método científico 
El nombre de “método hipotético-deductivo” alude a una peculiar 
- relación entre racionalidad y experiencia (empiria) que es distintiva 
de la ciencia moderna. 
La racionalidad exige que frente a un problema se formulen posi- 
8, Karl Raimund Popper (1902-1994): Filósofo austríaco nacido en Viena y muerto en 
Inglaterra. Las ciencias son sistemas de teorías científicas, y éstas deben concebirse 
como aproximaciones a la realidad, como “redes”, dice metafóricamente, que lanza- 
mos para comprender el mundo, "para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo”, y la 
manera de lograr que la malla de estas redes sea cada vez más fina es procurando 
eliminar todas aquellas teorías e hipótesis que no dicen nada acerca del mundo por- 
que son falsas. Puesto que las teorías e hipótesis son enunciados universales, elimina- 
remos de la ciencia las hipótesis falsas sometiendo sus enunciados universales a refu- 
tación. Lo propio del método científico no es sólo comparar enunciados con sus posi- 
bles refutaciones de los hechos, sino también comparar unas teorías con otras. Ambas 
cosas- suponen concebir las. teorías científicas como una aproximación a la verdad. 
Véanse, por ejemplo, La lógica de la investigación científica, Madrid, Tecnos, 1971; 
Conocimiento objetivo, Madrid, Tecnos, 1972; Conjeturos y refutaciones. El desarrollo 
del conocimiento científico, Barcelona, Paidós, 1983, y La sociedad abierta y sus ene- 
migos, Barcelona, Paidós, 1981. 
9. Véanse G. Klimovsky, Las desventuras del conocimiento científico. Una introduc- 
ción a la epistemología, Buenos Aires, A-Z, 1994; G. Klimovsky y C. Hidalgo, La inez- 
plicable sociedad. Cuestiones emcemolónes de las ciencias sociales, Buenos Aires, 
A-Z, 1998. - 
- 10, Véanse por ejemplo, L. TANIA: Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racio- 
nales, Madrid, Tecnos, 1982; Th. Kuhn, Lao estructura de las revoluciones cientificas, 
México, Siglo Veintiuno, 1985 y Segundos pensamientos sobre paradigmas, Madrid, 
Tecnos, 1978; P. Feyerabend, Tratado contra el método, Madrid Tecnos, 1981, Adiós a 
la razón, Madrid, Tecnos, 1984, y ¿Por qué no Platón?; Madrid, Tecnos, 1985; L. Laú- 
dan, Science and Values. The Aims of Science and their Rale in Scientific Debate, Ber- 
keley, University of California Press, 1984. 
La garantía de verdad 41 
bles soluciones, respuestas, que funcionan sólo como conjeturas, k¿- 
pótesis. Estas suposiciones acerca de posibles soluciones al problema 
* deben ser coherentes o no contradictorias con otros conocimientos ya 
establecidos," y además permitir que se infieran de ellas nuevos co- 
nocimientos.Inferir es obtener conocimientos a partir de otros conocimientos. 
Cuando una inferencia explicita información contenida en los conoci- 
mientos ya dados, entonces se la llama deducción. Y el nuevo cono- 
cimiento inferido (conclusión) queda justificado por los conocimien- 
tos previos (premisas). La lógica determina las formas en que se pue- 
de inferir conocimientos.a partir de otros ya dados, bajo la suposición 
de que lo ya conocido (premisa/s) sea verdadero; o desde la perspecti- 
va inversa pero complementaria: se justifica la verdad de un enun- 
ciado por referencia a las premisas de las que se infiere"? El uso de 
estas formas válidas de inferencia deductiva es racional. 
De esta manera, una hipótesis, que es siempre general, permite 
afirmar (inferencia deductiva, lo que quiere decir: explicitación) al- 
gunas de sus implicancias (lo implícito), '3 acerca de situaciones par- 
11 Pueden formularse hipótesis que posean esta coherencia, o tener una mayor o me- 
nor coherencia con los conocimientos ya aceptados. En tales casos pueden provocar una 
“ruptura epistemológica”, esto es, un cambio cualitativo en las orientaciones que en la 
disciplina en cuestión sigue la comunidad científica hasta ese momento. Según Gastón 
Bachelard (1884-1962), ruptura epistemológica es la discontinuidad en el proceso del 
conocimiento o en el desarrollo histórico de las ciencias, que obliga a concebir el conoci- 
miento mismo no sólo como la historia del progreso científico sino también como una 
sucesión de cortes o “saltos” (epistemológicos), en los que la fase posterior supone 
una negación, crítica o superación de los errores de la fase anterior. En el proceso del 
conocimiento el salto se produce en el paso del conocimiento ingenuo y ordinario 
al conocimiento objetivo y científico que, según Bachelard, hay que entender como una 
construcción racional del objeto. Hay “ruptura epistemológica” entre la ciencia medie- 
val y la moderna, la mecánica clásica (Isaac Newton) y la teoría de la relatividad de 
Albert Einstein. Con este concepto se vincula la concepción de “revalución científica” de 
Kuhn, que luego veremos. Véase J. Cortés Morató y A. Martínez Riu, ob. cit. 
12. Por ejemplo, tomemos el conocido razonamiento deductivo (silogismo) “Todos los 
hombres son mortales; Sócrates es hombre; por lo tanto, Sócrates es mortal”. Si se lee 
desde las premisas para llegar a la conclusión, se muestra la inferencia. En cambio, si 
se lee primero la conclusión y se reemplaza “por lo tanto” por “porque” (0 una expre- 
sión equivalente), y se leen después las premisas, se justifica o argumenta la verdad 
de que “Sócrates es mortal” (la conclusión). 
13. Conviene diferenciar “implicancia” de “consecuencias”. Aquello que se infiere (ex- 
plicita) de una afirmación son sus implicancias (pero aquello que se considera impli- 
cado depende de las premisas que se tomen). Los efectos que produce su afirmación y 
que no están implícitos en su formulación constituyen sus consecuencias. Un ejemplo: 
d42 Mario Heler 
ticulares, donde se presenta en concreto el problema que motiva la * 
hipótesis y tal como la hipótesis lo interpreta. En tanto refieren a 
situaciones particulares, estas deducciones son observables (se las 
suele denominar “consecuencias observacionales”) y por ende hacen 
factible confrontar la hipótesis con los hechos mediante la observa- 
ción y la experimentación .' 
Por consiguiente, la dedi:cción de conclusiones sobre hechos ob- 
servables, a partir de la hipótesis, permitiría contrasta? con la expe- 
riencia y obtener pruebas acerca de si la hipótesis logra dar cuenta 
del problema (verificación o confirmación; aunque como veremos es 
imposible cuando se trata de hipótesis universales).0 no lo logra (re- 
futación o falsación). 
Resulta entonces que en el conocimiento científico, la razón con- 
fronta sus lucubraciones con los hechos que se quieren explicar, me- 
diante deducciones de enunciados observacionales que son contras- 
tables con la experiencia. Las hipótesis se discuten en el nivel lógico 
(si unas afirmaciones son justificación de otras, si se derivan o dedu- 
cen de otras; se prueba así su coherencia) y en el nivel empírico ape- 
lando a las pruebas surgidas de la confrontación con los hechos. 
la pretensión de que el conocimiento científico brinde garantía de verdod implica (se 
infiere) que la ciencia pueda determinar inequívocamente la verdad de los resultados 
de sus investigaciones, y que por tanto pueda “fundamentar” esa verdad. Entre sus 
consecuencias posibles (no están implícitas en la pretensión) se encuentra, por ejem- 
plo, que la verdad se logre, o no, fundamentar en la experiencia (empiria) o en la 
razón, 0 en una combinación de ambas. De cualquier manera, las implicancias depen- 
den de las premisas que se tomen para realizar la inferencia, y esas premisas muchas 
veces no se ponen de manifiesto sino que son presupuestas. En el caso particular de 
las llamadas “consecuencias observacionales”, estás implicancias de la hipótesis se 
particularizan con el agregado de premisas que refieren a “condiciones iniciales” (como 
cuando en les ejercicios escolares de física se nos daban esas condiciones iniciales, 
indicándonos la hora de salida, la velocidad de un móvil y la hora de llegada, para 
calcular los kilómetros recorridos) o bien se recurre a “hipótesis auxiliares”, es decir, a 
conocimientos ya adquiridos (por ejemplo, en el experimento de Iván Pavlov —por el 
cual reiteradamente se hacía sonar una campana al dar de comer a un perro y luego se 
hacía sonar la campana sin darle comida, entonces el perro segregaba también sali- 
va—, la inferencia a partir de la hipótesis sobre la existencia de reflejos condicionados 
requiere de la hipótesis auxiliar acerca de la conexión entre el proceso de alimentación 
y la segregación de saliva en los perros). 
14. La experimentación es una observación de una situación que ha sido provorada 
bajo condiciones controladas (la ingesta por un grupo de voluntarios de una droga 
medicinal para ver sus efectos en el organismo): En cambio, la observación atiende a 
un fenómeno dado —no provocado— (por ejemplo, un eclipse o la observación de un 
pedagogo de una clase de una escuela primaria). 
15. El uso estándar de las nociones “verdad” y “validez” remiten a estos dos niveles. Se 
La garantía de verdad 43 
Puede ocurrir que las deducciones correctas sean 0 no capaces de 
pasar la prueba de la experiencia. Y sobre la base de que lo sean o no, 
se determina la aceptación o el?echúzo de la hipótesis, convirtiénda- 
la o no en un conocimiento científico válido. 
La integración del nivel lógico y el empírico define la racionalidad ; 
del método científico,'s en tanto la conjetura o hipótesis se pone a 
prueva con los hechos, mediante deducciones que permiten la obser-.. 
vación o la experimentación. Sin embargo, tal integración es asimé- 
trica. Popper estructura su epistemología sobre la basede que sólo ¡ 
resultaría correcto para el proceder científico rechazar una hipótesis 
(falsación). 
El método hipotético-deductivo sostiene que las hipótesis deben 
ser contrastadas con los hechos que se infieren de ella. Dado que las 
hipótesis pretenden mostrar las relaciones invariantes de los fenó- 
menos (ley), refieren a todos los casos posibles. Las hipótesis más 
relevantes son universales: la relación que postulan debería valer 
para cualquier caso posible del mismo tipo, y entonces los casos que 
abarcan son innumerabies o infinitos. 
"El problema es que los enunciados universales para ser aceptados 
como válidos deben ser verdaderos en todos y en cada uno de los 
casos que incluyen (para el mismo tipo de hecho en todo tiempo y 
lugar; por ejemplo, la ley de caída de los cuerpos se debe cumplir, ser 
verdadera, para cualquier objeto en caída libre en la superficie de la 
Tierra, ayer, hoy y mañana; o bien la violencia como consecuencia de 
ingerir bebidas alcohólicas en gran cantidad deberíaser el resultado 
en cualquier sujeto que ingiriera tales bebidas en una gran propor- 
ción en cualquier circunstancia). Pero basta que un solo caso no cum- 
habla de “verdad” con respecto a las proposiciones o enunciados que, ál afirmar (o 
negar) un estado de cosas, resultan verdaderas o falsas, en tanto dan cuenta (0.no) de 
la realidad, Suponen una idea de verdad como adecuación o coincidencia entre la pro- 
posición y las hechos. La verdad corresponde entonces al nivel empírico. En cambio, se 
habla de “validez” en relación con el nivel lógico. La validez o la invalidez refieren 
entonces a la corrección o incorrección de las relaciones entre proposiciones, a las 
inferencias que se obtierien al establecer unas como premisas y otras como conclusio- 
nes. Se reserva además este término para las inferencias deductivas. Vénse también 
la nota 27 de este mismo capítulo, con referencia al uso que se hace aquí de ambos 
términos, 
16. Ala matemática y la lógica (ciencias formales) -corresponde sólo el nivel lógico, por 
no tener referencia empírica (aunque puedan ser aplicadas a cosas y sucesos). Ambas 
disciplinas desarrollan otro tipo de metodología y plantean cuestiones epistemológi- 
cas diferentes de las de las ciencias fúcticas (de hechos), que a su vez se dividen en 
ciencias naturales y ciencias sociales, donde se presentan los dos niveles. 
44 Mario Heler 
pla con lo prescripto por la hipótesis para considerar que la hipótesis 
es falsa." 
El hecho de que en la contrastación de la hipótesis no se haya 
registrado ningún caso que la haga falsa no permite considerarla 
verdadera, pues no quiere decir que no los haya o que no puedan 
aparecer en el futuro, en tanto no sea factible realizar una contrasta- 
ción exhaustiva (de todos los casos posibles), En consecuencia, se 
puede falsar una hipótesis encontrando un contraejemplo (esto es, 
un caso en que la hipótesis no se cumpla; en nuestros ejemplos, un 
objeto que en caída libre no se dirija hacia el centro de la Tierra o un 
sujeto que pese a ingerir una gran cantidad de alcohol no reaccione 
viclentamente). Pero es incorrecto afirmar su verdad, no se puede 
considerar que ha sido “confirmada” o “verificada”: no es suficiente 
que no se hayan encontrado contraejemplos, porque siempre cabe la 
posibilidad de que se los encuentre. 
Pero nos hallamos aquí con otro problema. No existen hechos bru- 
tos, esto es, independientes de toda teoría, con los que contrastar 
nuestras elaboraciones teóricas, las hipótesis. Llamamos “hechos” al 
resultado de una interpretación y, por lo tanto, siempre suponen teo- 
ría (y Popper lo reconoce en sus críticas al inductivismo).!8 
. 17. Un ejemplo trivial y acotado: si se afirma que en cierto momento “en el edificio X, 
con treinta y seis departamentos, todos tienen encendido algún artefacto eléctrico”, se 
trata de un enunciado universal, cuyo universo del discurso está conformado por los 
treinta y seis departamentos que forman el edificio. Basta que se pruebe que uno solo 
de los departamentos no tiene encendido ningún aparato eléctrico para considerar 
que la afirmación es falsa. Haber probado que en veinte departamentos tienen encen- 
dido al menos uno de esos aparatos no permite afirmar su verdad. Sólo si constato que 
los treinta y seis departamentos tienen encendido aparatos eléctricos, puedo afirmar 
la verdad de la afirmación universal, pero sólo una vez que se hayan controlado todos 
los departamentos existentes. Claro que en el caso de las hipótesis científicas de las 
ciencias naturales, sus universos del discurso suelen ser innimerables o infinitos. 
13. Véase K. Popper, La lógica de la investigación cientifica, Madrid, Tecnos, 1971, 
Inducción: En un sentido general, ya desde la antigiedad clásica, encierra la idea de 
dirigirse uno mismo o dirigir a los otros hacia un concepto general o hacia una verdad 
universal, a partir de casos menos generales o universales. La forma de razonamiento 
inductiva parte de algunas premisas particulares sobre un tipo de cosas o sucesos, 
para inferir una conclusión universal ("todos”) acerca de los casos posibles a los que 
- refieren las premisas. En la práctica supone creer que del conocimiento de los hechos, 
directamente conocidos, podemos pasar al conccimiento de hipótesis, leyes o teorías 
que abarcan todos los hechos del mismo tipo. En un sentido estricto, como la define la 
lógica, es una forma no-deductiva de razonar o inferir, empleada enla ciencia y en la— 
misma vida cotidiana, que se caracteriza porque la conclusión contiene más informa- 
ción que la que contienen las premisas, por lo que, aun siendo verdaderas sus premi- 
sas, la conclusión puede ser falsa. El interés que ofrece este tipo de argumentación en 
a
 
La garantía de verdad as 
Algunas veces esas teorías presupuestas tienen un bajo nivel de 
abstracción e incluso pueden corresponder a la vida eotidiana y no 
haber sido elaboradas científicamente. Resulta entonces que tanto 
en la falsación o refutación como en la presunta confirmación de una 
hipótesis, su contrastación empírica no nos pone en contacto con la 
realidad tal cual la realidad es, sino que supone elementos teóricos 
desde los cuales se interpreta que tales fenómenos (“lo que aparece”, 
según el significado etimológico de la palabra “fenómeno”) apoyan o 
socavan la hipótesis: No nos encontramos con la realidad desnuda, 
sino que vamos al encuentro de “la realidad” desde nuestras concep- 
ciones, desde nuestros marcos teóricos.!'* _ 
Surgen varias preguntas: ¿por qué se aceptan hipótesis como ver- 
daderas o se las rechaza?, ¿por qué se rechazan hipótesis al falsarlas 
si dependen de la interpretación de los hechos?, ¿por qué se las acepta 
cuando no hay sustento racional para considerarlas válidas? 
4. El poder de la decisión 
La respuesta oficial traslada el punto crucial de la validación de 
hipótesis desde la contrastación con los hechos a la decisión de la 
comunidad científica. 
Si afirmar la verdad de la hipótesis a partir de la verdad de las 
consecuencias observacionales verdaderas constituye una falacia (esto 
la ciencia y en la vida práctica es que, a diferencia del razonamiento deductivo, au- 
menta el conocimiento (ya que no se trata de una explicitación, como en el caso de la 
deducción), 
Método inductivo: El que tiene como características fundamentales del método 
adecuado para la investigación científica la observación, la clasificación, la generali- 
zación y la predicción de hechos. Esencial al método inductivo es la afirmación de que 
las hipótesis científicas son generalizaciones de la experiencia que pueden confirmar- 
se mediante la contrastación. El ¿nductivismo defiende el método inductivo como mé- 
todo científico. Véase J, Cortés Morató y A. Martínez Riu, ob. cit. 
19. Cualquiera que haya observado el resultado de una ecoprafiá. o bien fotos satelita- 
les sabe que su lectura requiere de elementos teóricos de interpretación. Los hechos no 
se revelan alli por sí mismos, sino'a partir de los supuestos conceptuales que permiten 
que se los comprenda como sexo del feto, estrellas fugaces, etc. Además, los enuncia- 
dos científicos incluyen usualmente términos que carecen de referencia empírica; son 
términos teóricos. En consecuencia, no tienen correlato alguno con los hechos. Toda 
abservación, cotidiana o científica, supone necesariamente teorías de distintos grados 
de elaboración y abstracción. Sin ellas no podríamos ver más que manchas informes e 
ininteligibles. Aun en los casos más elementales en que decimos, por ejemplo, “obser- 
var el verde de las hojas de un árbol”, se requiere una teoría mínima del color y de lo 
que es una “hoja de árbol”.
45 Mario Heler 
es, una inferencia deductiva inválida que nada demuestra acerca de 
“la verdad de la hipótesis), la aceptación de una hipótesis depende 
de que la comunidad científica decida que la hipótesis debe ser acep- 
tada como verdadera, pasando así a formar parte provisoriamente 
del cuerpode conocimientos válidos (aceptados) de una ciencia. Pero 
_si no son los hechos derivados de la hipótesis los que dan crédito a su 
validez, ¿cuáles son los parámetros o criterios de la comunidad cien- 
tífica para aceptar una hipótesis? . 
Una comunidad científica acepta 0 rechaza una hipótesis en fun- 
_ción del paradigma que rige a la ciencia en un momento determina- 
do. Un paradigma incluye una teoría, aplicaciones y modelos de la 
teoría, procedimientos de investigación, modos de seleccionar, plan- 
tear y resolver problemas, técnicas instrumentales, además de ideas 
_filosóficas y hasta cierta concepción metafísica?” La concepción aris- 
totélica del movimiento, la astronomía ptolomeica, la mecánica de 
Newton o la teoría de la relatividad de Einstein son ejemplos de pa- 
- Tadigmas; también lo son el psicoanálisis;el marxismo, el funciona- 
*lismo, etc. El paradigma constituye el modo de ver y comprender la 
realidad desde el que se investiga y fundamenta, y desde el que se 
¡ perciben los problemas *' Dada la generalización del uso del térmi- 
no “paradigma” que en su criterio no respetaba el sentido original, 
Eubn lo reemplaza por “matriz disciplinar”.?? . 
20. Una concepción es “metafísica” cuando no remite a hechos observables sino que 
refiere a algo que está más allá (meta-) de la física, de los hechos, de la empiria, y que 
da sentido a los hechos. 
21. Véase T. Kubn, La tensión esencial. Estudios selectos sobre la tradición y el cam- 
bio en el ámbito de la ciencia, México, Fondo de Cultura Econámica, 1996, 
22. Thomas Samuel Kuhn (1922-1996): Filósofo de la ciencia e historiador america- 
no, nacido en Ohio; estudió fisica-en Harvard y fue profesor de filosofia e historia de 
la ciencia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Es conocido sobre todo por 
sus obras La revolución copernicana (1957) y La estructura de las revoluciones cien- 
tíficas (1962), donde en oposición a Popper sostiene que la historia de la ciencia no es 
una historia de un progreso acumulativo de las verdades sino que se da por ruptu- 
; ras, por “revoluciones científicas”. A partir de su obra, también en la epistemología 
se producen cambios; comienzan a tener más importancia los estudios de historia de 
la ciencia y sufren un fuerte impulso los de sociología de la ciencia. A partir de la 
concepción de Kuhn los estudios epistemológicos comienzan a incluir entre otros 
desarrolles los de la sociología de la ciencia. Véase, por ejemplo, P. Kreimer, De pro- 
betas, computadoras y retones. La construcción de una mirada sociológica de la cien- 
cia, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1999; T. Fernández Buey, La - 
ilusión del método. Ideas para un racionalismo bien temperado, Barcelona, Crítica, 
1991, y algunos de los artículos de L. Olivé (ed.), Racionalidad epistémica, Madrid, 
Trotta-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1995. 
cia, de su paradigma. 
La garantía de verdad 47 
Las consecuencias observacionales resultan verdaderas o falsas 
en función de una serie de presupuestos que la comunidad científica 
comparte y que conforman el paradigma. Y estos presupuestos, que 
no siempre están totalmente explícitos, ¿serán verdaderos? La pre- 
gunta no tiene sentido. Puede hablarse de verdad o de falsedad sola- 
mente en relación con ellos, a partir de estar inmersos en la red de 
significaciones de nuestro mundo simbólico, y en el caso de la cien- 
" El concepto de paradigma es básicamente sociológico: es lo que 
comparten los miembros de una comunidad científica y, a la inver- 
sa, una comunidad científica no es sino un grupo humano que com- 
parte un mismo paradigma.” Por ello, el conocimiento de la especi- 
ficidad y de los componentes de un paradigma en particular exige 
el análisis tanto de los textos y las prácticas con que se inician los 
futuros científicos como de las publicaciones, reuniones, congresos 
y actividades a través de las cuales se comunican los miembros de 
la comunidad. : - 
- El telescopio de Galileo dejaba incrédulos y desconfiados a los sa- 
bios de la ciencia medieval, porque no veían, por ejemplo, las man- 
chas del Sol. Su visión estaba determinada por un paradigma dife- 
rente que no podía registrarlas. Cuando Gregory Mendel (1822-1584) 
propuso sus leyes de la herencia, éstas fueron rechazadas por la co- 
23. El concepto de paradigma es básicamente sociológico porque de hecho fue en la 
sociología de las ciencias donde encontró su ámbito más propicio y receptivo. En él 
opera una triple dimensión: en tanto es un concepto, esto es, en tanto hace posible 
pensar la ciencia de una cierta manera (ante todo, como una práctica social), actúa, en 
primer término, en una dimensión filosófica; en segundo lugar, cuando entendemos 
por paradigma aquello que hace posible explicar la relativa continuidad de una deter- 
minada práctica científica en el tiempo, opera en-una dimensión histórica; en último 
término, cuando lo utilizamos como una palabra que permite relevar las condiciones 
que hacen posibles la extensión espacial de una cierta práctica científica y, por tanto, - 
como un término que explica la relativa plenitud de la comunicación profesional entre 
los científicos y la relativa unanimidad de sus juicios profesionales funciona, ahora sí, 
en una dimensión sociológica. : , , 
24. La comunidad científica está constituida por los investigadores formados a cargo 
de la actividad científica. También se incluye a los que están en formación y, por ende 
a los encargados de formarlos, los docentes. Constituyen una comunidad .unida en la 
tarea de desarrollar la ciencia y por las normas que regulan la actividad científica. 
Como en toda comunidad, hay jerarquías, reconocimientos y prestigios; así como des- 
calificaciones, marginaciones y exclusiones. Desde la perspectiva del problema de 
la 
fundamentación son los investigadores formados, y los más destacados entre ellos, los 
que tomarian las decisiones acerca de la aceptabilidad o inaceptabilidad de una hipó- 
tesis, 
48 Mario Heler 
munidad científica de la época. El paradigma vigente era otro, y en él 
no había ningún lugar para tales hipótesis. Hizo falta un cambio de 
paradigma (una “revolución científica”, en la terminología de Kuhn), 
para que su propuesta fuera recuperada y sus ideas tuvieran la im- . 
portancia que hoy detentan en la biología. La desconfianza de Eins- 
tein (1879-1955) hacia la teoría cuántica se basaba en que para él era 
imposible considerar que Dios jugara a los dados en la creación (el 
azar, precisamente, recién se incorpora en un paradigma actual, al 
romperse con la idea determinista de un tiempo reversible) 5 
¿Por qué son aceptadas entonces las hipótesis científicas y admi- 
tidas como verdaderas, al menos provisoriamente? No existe modo 
de abordar los hechos sin presuponer teoría, ni confirmación de las 
hipótesis mediante los hechos así observados. Todo depende enton- 
ces de la decisión de la comunidad científica en el marco del paradig- 
ma vigente. - — 
“Ha resistido la prueba de la experiencia” sería la fórmula que 
utiliza la comunidad científica cuando decide que una hipótesis es 
aceptable. Ello quiere decir que, pese a los intentos de refutarla, la 
hipótesis en cuestión ha quedado en pie (no se ha podido falsar).? 
“Pero ello significa que los hechos no suscitan oposición con los pará- 
metros con que se interpretan, no desentonan con los supuestos y pre- 
supuestos bajo los que se está poniendo a prueba la hipótesis 7 
.25. Véase, por ejemplo, 1. Prigogine e Í. Stengers, La nueva alianza, Madrid, Alianza, 
1983. , 
26. Véase K. Popper, La lógica de la.investigación científica. 
27. Volvamos al significado de las nociones de verdad y validez reseñado en la nota 15 
de este capítulo. Si las consecuencias observacionales suponen teoría, aun cuando 
refieran al nivel empírico de las teorizaciones.científicas, y son inferencias deductivas 
a partir de hipótesis, siempre suponen relaciones entreproposiciones (característica 
de la validez). Las hipótesis están a su vez relacionadas con otras proposiciones (explí- 
citas o implícitas) derivadas del paradigma y pertenecientes a la o las teorías en Jas 
que tienen sentido las hipótesis puestas á prueba, y tales relaciones tienen que satis- 
facer las exigencias lógicas de coherencia, de consistencia, lo que quiere decir que 
, existe algún tipo de inferencia deductiva entre esas proposiciones y la hipótesis. Ila- 
blar.entonces de la verdad o fálsedad de las consecnencias observacionales y de las 
hipótesis supone pensar las consecuencias e hipótesis aislándolas del conjunto de co- 
nocimientos aceptados, supuestos y presupuestos que dan sentido a su formulación y 
con los que mantiene relaciones lógicas (explicitadas o no), así como presupone la 
concepción de verdad como adecuación o coincidencia. Pero esta concepción resulta 
cuestionada si se toma en cuenta la “revolución copernicana” de Kant (capítulo L, apar- 
tado 2). Parece entonces que sería conveniente hablar de validez más que de verdad 
(salvo en casos muy específicos en que se usen ambos términos pará diferenciar Aspec--_. 
tos distintos e interrelacionados que requiereh ser distinguidos). Hecha esta aclara- 
ers
 
m
e
 
e 
La garantía de verdad 497 
Una “ciencia normal” se define por la vigencia de un paradigma 
en sus prácticas. Pero el paradigma puede cambiar, y lo hace me- 
diante una “revolución científica” que instaura un nuevo paradigma 
y una nueva ciencia normal, y por tanto nuevos parámetros para 
decidir cuándo una hipótesis es aceptable o no. Se supone que la ra- 
zón de estas revoluciones se halla en las anomalías (cuestiones para 
las que no se encuentran respuestas o, dicho de otro modo, casos de 
fracaso del paradigma) que se van acumulando en el desarrollo de 
una ciencia normal produciendo una crisis. 
Historia de la ciencia 
Ciencia normal “E———— Paradigma 
y A 
Y inconmensurables 
Revolución científica 
Y 
Ciencia normal “———— Nuevo paradigma 
Á 
anomalías 
Revolución científica 
y y 
ción, se puede entender que use indistintamente ambas expresiones, según el contex- 
to, pero que ep realidad piense más en términos de validez que de verdad. 
50 Mario Heler 
Asimismo, para Kuhn los paradigmas que rigen las sucesivas 
ciencias normales son inconmensurábles, es decir, no existe un pa- 
trón de medida (de mensura) común para comparar los logros y re- 
sultados de unas y de otras, y por tanto la decisión acerca de la 
verdad o falsedad de una hipótesis puede variar de una ciencia nor- 
mal a otra, e incluso no tener sentido en una y sí en otra.* Además, 
señala que la caída del viejo paradigma y la instauración de uno 
nuevo no responde solamente a cuestiones epistemológicas, dando 
a entender que operan factores de distinta índole, por ejemplo, polí- 
ticos y económicos. 
Desde esta perspectiva, no es la verdad ola falsedad de las conse- 
cuencias observacionales lo que determina que sea aceptada o re- 
chazada una hipótesis (incluso hay veces en las que se consideran 
válidas hipótesis que han sido falsadas en la contrastación). En el 
proceso de toma de decisión de la comunidad científica, en tiempos 
de ciencia normal, parecen converger diferentes factores en la deli- 
beración (por ejemplo, la creatividad de sus hipótesis, sus aportes a 
la continuación de las investigaciones y su compatibilidad con las 
hipótesis ya aceptadas, etc.) e incluso con distinto peso relativo enel 
balance de los argumentos a favor o en contra de la aceptabilidad de 
una hipótesis. 
Se plantea entonces la siguiente cuestión: ¿es suficiente la visión 
común que brinda el compartir un paradigma para llegar a ese con- 
senso? 
Puede imaginarse una situación ideal donde en una discusión 
desapasionada e imparcial -desinteresada— los miembros de la co- 
munidad científica superan sus diferencias sopesando los argumen- 
tos propuestos y llegando a consenso sobre la aceptación o el rechazo 
de hipótesis y sólo por el peso racional de esos argumentos. Esta 
imagen apela implícitamente a una metáfora. La mente racional de 
los científicos (y no sólo la de ellos, sino la de los seres racionales) 
operaría como una perfectamente equilibrada balanza con dos plati- 
. a AN ; . 
28. Se suele considerar que en las ciencias sociales los paradigmas no caen sino que 
coexisten en un parcelamiento de una nisma ciencia con diversas orientaciones dadas 
por sus diferentes paradigmas. 
- 29. Kuhn ha matizado sus posiciones al respecto. Véase Th. Kuhn, Segundos pensa- 
mientos sobre paradigmas y La tensión esencial. 
30. Véase J. Habermas, Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987, 2 t. 
Además M. Heler, Jirgen Habermas y el proyecto moderno, Buenas Aires, Biblos, en 
prensa. : 
La garantía de verdad 5i 
llos: en uno de ellos irían los argumentos a favor y en el otro se pesa- 
rían los argumentos en contra, siendo el balance resultante entre los 
dos platillos el que inclinaría la decisión hacia una decisión de acep-. 
tación o de rechazo. 
Aun suponiendo que se puedan clasificar simplemente los argu- 
mentos en razones a favor y en razones en contra! y que los miem- 
bros de la comunidad científica sopesen de idéntica manera los argu- 
mentos (que todas las balanzas marquen la misma inclinación), ¿se 
puede hacer tal estimación de los argumentos con un resultado con- 
clusivo, es decir, que la balanza de la razón presente una inclinación 
definida hacia uno u otro lado en las evaluaciones de al menos la 
mayoría de los miembros de la comunidad científica? 
O bien; ¿habrá que pensar que a lo sumo la inclinación de la 
balanza llevaría a establecer la plausibilidad de la aceptación o 
del rechazo, esto es, que la hipótesis puede ser aceptada o rechaza- 
da? Pero que pueda ser una de las dos cosas —esto es, que sea pláusi- 
ble— no es lo mismo que de hecho sea aceptada o rechazada. Queda- 
ría entonces un espacio entre que se establece la plausibilidad o la 
falta de plausibilidad por un lado y, por otro, la aceptación o el 
rechazo efectivo. ¿Cómo se cubriría ese espacio? 
Pero además, ¿sería la plausibilidad el criterio de decisión de la 
comunidad científica? Y si lo fuera, ¿el conocimiento plausible brin- 
daría garantía de verdad? (quizá el problema moderno de la funda- 
mentación conlleva una idea de verdad que —en su secularización de 
la divina— hace difícil pensar los conocimientos científicos como ver- 
dades sólo plausibles). 
5. La conveniencia 
En este capítulo hemos ido paulatinamente cambiando de pers- 
pectiva de análisis siguiendo hasta cierto punto una lectura del reco- 
rrido argumental en la epistemología anglosajona durante el siglo 
XX. De un lenguaje impersonal en el que la ciencia en abstracto de- 
terminaba la verdad de las hipótesis por su peculiar amalgama entre 
teoría y práctica, entre el pensamiento y los hechos, hemos pasado a 
31. Pensar en más platillos en la balanza no es una mejor solución; no sólo complicaría 
el equilibrio en el funcionamiento de la balanza, sino'que además la diversidad de las 
clases de argumentos clasificados en cada platilio no alteraría la inclinación final de 
la balanza, que en la metáfora es lo importante.
5 Mario Heler 
un lenguaje que habla de una comunidad, de un conjunto de perso- 
nas unidas por un paradigma, que tienen que consensuar la validez 
del conocimiento. Pero es un lenguaje que todavía sigue confinado en 
el ámbito del problema moderno de la fundamentación, y por ende 
preocupado por un criterio racional, objetivo —en el sentido de inter- 
subjetividad— y también conclusivo, para decidir acerca de la verdad 
"de los conocimientos científicos, aun cuando se acepte la falibilidad 
humana y la provisoriedad de los conocimientos, , 
Cambiemos nuevamente de lenguaje, ahora no para reflexionar 
sobre una situación ideal del proceso'de toma de decisión en la comu- 
nidad científica; sino sobre la práctica social real que llamamos cien-— tífica, desde la perspectiva de una sociología de la ciencia. 
La práctica social de la ciencia puede entenderse como un juego, 
el juego científico. Los integrantes de la comunidad científica son sus 
jugadores, por lo tanto, saben jugarlo —tienen el sentido práctico del 
juego imprescindible para ser un jugador y, según la posición que 
ocupan y el estado del juego en cada momento, establecen estrategias 
para ganar. os - . 
Vayamos aclarando por partes esta perspectiva deinterpretación. 
_32. Sociología de la ciencia: Rama de la sociología que estudia la ciencia como fenóme- 
“ho e institución social. Este tipo de estudios se inició en los años 40, con los trábajos de 
Robert E: Merton; sociólogo americano discípulo de Talcott Parsons, perteneciente al 
funcionalismo sociológico. En su tesis doctoral, Ciencia, tecnología y sociedad 
en la 
- Inglaterra del siglo XVII (1938), sestuvo que el gran desarrollo científico del siglo XVII, 
“en Inglaterra, se debía a condicionamientos sociales, entre los cuales destacaba el
 
puritanismo inglés. En publicaciones posteriores trata de los factores que determi
nan 
- el carácter de la ciencia como institución social. En una primera época sostu
vo que 
esos factores eran un conjunto de- valores y normas aceptados entre los científicos: 
comunismo (o colaboración), universalismo, (objetividad y verificación), desinterés (sólo 
satisfacción por el trabajo) y escepticismo organizado (duda metódica ante todo), que 
= 1 recibieron el nombre de CUDEOS; por sús iniciales. En una segunda fase, sostuvo que 
el 
.elemento fundamental de la ciencia comó institución era el intercambio de reconoci- 
. mientos y recompensas por la investigación de primera mano, que se realiza en el 
ámbito científico. A partir de la obra de Kuhn, la sociología de la ciencia se orientó no 
- ya alestudio de la ciencia como institución social, sino a considerar como objeto propio. 
. de estudio los intercambios que se producen entre los factores sociales y los proce- 
- sos-de producción y justificación del conocimiento científico, acercán
dose así a una 
“sociólogia del conocimiento, peró adoptatido el hombre de “programa fuerte”. Tesis 
“sables del desarrollo de la cien 
O. Martin, Sociología de las ct 
Véanse:J. Cortés Morató, ob. cit., y A. Martinez Riu; 
la cienció, Buenos Ajres, Centro Editor de América Latina, 1992. Para ora visión 
“oficial” M. Bunge, Sociologia de la ciencia, Buenos Aires; Siglo Veinte, 1993. 
--. fundamental:de este programa esque los factores sociales son los principales respon- - 
cias, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003 y C.A, Prego, * 
Las bases sociales del conocimiento científico. La revolución cognutiva en sociología de - 
E 
i i 
y 
La garantia de verdad 53 
Cuando hablamos de práctica nos estamos refiriendo a cualquier 
secuencia recurrente de acciones que son reconocidas socialmente 
como tales aun cuando existan variaciones en su ejecución indivi- 
dual. Así decimos que ciertas personas “practican” la medicina, o ha- 
blamos de prácticas de fútbol, de prácticas consumistas, religiosas, 
amorosas, y también de prácticas profesionales y científicas. Existen 
prácticas en todos los niveles de la vida social humana. : 
Las prácticas sociales son, entonces, configuraciones estables de ; 
actividades compartidas. En cada caso, su configuración se define * 
por un cierto “patrón de haz-y-no-hagas”, por reglas. Pero estas re- 
glas en su mayor parte permanecen implícitas, y sólo parcialmente 
se articulan (se explicitan, aunque nunca totalmente). Los practi- 
cantes siguen las reglas porque las han incorporado, son reglas en- 
carnadas (incorporadas: in corpore, en el cuerpo; se han hecho carne 
a través de un proceso de socialización). Las reglas no se aplican; 
hay que aplicarlas. Existe un saber de las reglas implícitas que opera 
de trasfondo en el accionar individual; un accionar individual que al 
mismo tiempo es grupal, porque actúa en diálogo, en relación con 
otros practicantes: es una acción compartida, social. 
En ciencia hablamos de comunidad científica y la pertenencia de - 
sus miembros depende de la acreditación de una formación realizada 
en diálogo (con profesores y compañeros de estudio, con autores de 
libros de la disciplina y también con investigadores) dentro de insti- 
tuciones (la universidad) encargadas de dar la acreditación de la for- 
mación cumplida con mejor o peor desempeño estudiantil; una 
formación en la que se incorporan las reglas de la actividad. El egre- 
sado dela Facultad de Medicina puede entonces practicar la medici- 
na; el de la carrera de contador, la contabilidad, y según las otras 
instituciones formadoras, practicar la antropología, la física, la pe- 
dagogía, y así con cada profesión o especialidad. 
Los practicantes no saben necesariamente formular (explicitar) 
las reglas que rigen su práctica, pero sí saben cómo actuar en cada 
situación particular * Poseen un saber práctico. En el caso del recién 
33, Se trata de una socialización “secundaria”; por ejemplo, en el caso del científico, su 
formación en la universidad, que actúa sobre la base de la socialización “primaria” 
(del niño, primero con su familia) y de otras secundarias (escuela primaria y media). 
34. Los seres humanos sólo pueden individuarse por vía de la socialización. Podemos 
decir que la socialización nos otorga un saber, un saber hacer (know how), que nos 
permite manejarnos socialmente, interaccionar en función de las expectativas socia- 
54 Mario Heler 
egresado, su saber es limitado y se lo evalúa más en función de sus 
posibilidades de seguir aprendiéndolo. Es que por más excelencia que 
tenga una formación de grado, no existe (ni puede existir) una lista 
explícita y completa de reglas para el desempeño futuro que bastaría 
con tenerlas presentes y haber aprendido a aplicarlas para garanti- 
zar su idoneidad profesional. 
La práctica no consiste entonces en aplicar fórmulas invariantes 
de las reglas. Su ejecución por un practicante capacitado no sólo sa- 
tisface la regla, sino que le da una forma concreta en una situación 
particular, Las reglas existen primariamente en la práctica que guía 
y a través de la práctica misma las reglas se transforman, se renue- 
van y se alteran. En cada momento, el modo en que la práctica se 
ejecuta revela sus reglas. En tanto que las reglas expresadas (“arti- 
culadas”: explicitadas) sólo pueden funcionar en compañía de un sen- 
tido no formulado de la práctica, pero que está encarnado en los agen- 
_ tes, en sus practicantes * Es este sentido de la práctica el que debe 
; ser “incorporado (y esta incorporación continúa en la carrera profesio- 
nal; se hace necesaria una “formación continua”). 
La ciencia es una práctica porque es una forma coherente y com- 
pleja de actividad humana cooperativo, establecida socialmente, cu- 
yos practicantes han incorporado un saber que les permite conservar 
y ala vez rehovar el sentido de la práctica científica. Es una práctica 
particular porque sus practicantes han incorporado un saber, en su 
formación y en su experiencia, que los hace capaces de conocer y de 
les que compartimos y que dan contenido al “nosotros” desde esa saber compartido de 
trasfondo. Este modo de saber remite a la internalización de los “patrones de haz-y- 
no-hagas” de las prácticas sociales. A su vez tales patrones son articulados, lo que 
quiere decir que son explicitados en conceptos, en significaciones formuladas en un 
lenguaje que de alguna manera trata de dar cuenta de la práctica, aunque no termine 
de explicitar los patrones implícitos Podemos reservar la expresión “saber” para nom- 
brar el primer tipo de saber, y denominar “conocer” a las articulaciones explícitas del 
saber de trasfondo. En este sentido, la ciencia es un saber cuyos productos son conori- 
mientos, - 
35. Véase Ch. Taylor, “Seguir una regla”, en Argumentos filosóficos, Barcelona, Pai- 
dós, 1997, pp. 221-238; y Fuentes del yo.La construcción de la identidad moderna, 
Barcelona, Paidós, 1996, pp. 220 y ss. 
36. Una formación que no es sólo la educación sistemática sino también la ocasiona- 
da por modos informales de aprendizaje, incluyendo conccimientos, actitudes, mo- 
dos de ser y de comportarse. Es que el llegar a ser un practicante supone incorporar 
una identidad, pero una identidad que no se define solamente en términos de nues- 
tras propiedades individuales sino también por la ubicación en el espacio social de la 
- práctica. . 
La garantía de verdad 85 
conocer científicamente. “Saben entorices que la reflexividad es inhe- 
rente a su propio quehacer: reflexionar sobre la propia práctica, e: ex- 
plicitar lo mejor posible las reglas de su quehacer. 
La práctica científica es una Práctica de producción de' conocimien-. 
tos y son-sus practicantes los que saben hacerlo, los productores" 
Pero además su saber púede mejorar y llegar a logre: los moldes de 
excelencia que le son apropiados á la práctica? incluso innovartales - 
moldes. Pero'no todos los practicantes Togran en el mismo grado y 
con el mismo reconocimiento esas excelencias, diferentes en cada dis-_. 
ciplina y dentro de las distintas tareas que se desarrollan en ella. El 
enrriculum” vitz en tanto reseña de la trayectoria y de los logros de 
un “científico es uña herramienta fundamental para la acreditación 
de la excelencia que él ha logrado, ya qué se formula atendiendo a 
criterios compartidos de valoración en la: comunidad científica (uni- 
dades académicas y de investigación en que se ha desempeñado, con 
quiénes realizó sú formación después de graduado, becas, subsidios 
recibidos, resultados de las investigaciones, etcétera). 
La práctica científica puede también ser asociada con un juego, ya 
que en la actividad científica, como en todo juego, “hay algo en juego 
y gente dispuesta a jugar”, gente que sabe seguir las reglasi mmánen- 
tes del juego, sus reglas, y es capaz de percibir y valorar lo qué está 
en juego. Los juegos como el ajedrez conllevan la posibilidad de ga- 
nar las partidas, pero también de destacarse, mostrando en la mane- 
ra de ganar que se siguen las reglas habiendo adquirido las excelen- 
cias propias del juego: agudeza. analítica, imaginación estratégica, 
intensidad competitiva, etc. Sus, logros son percibidos y evaluados 
por las demás personas interesadas en el juego, que lo practican con 
BT. La idea más difundida jon los Amiudar de conocimiento” sólo con los” 
que'se hacen cargo de la ciencia pura. Sin embargo, todo'el quehacer científico produce: 
conocimientos, “aunque las articulaciónes que realizan: y los resultados tengan carat- - 
terísticas distintas. Producen conocimiento tanto al izorizar: y aplicar como alo operar. e. 
interveñir Otra: cosa es ta valoración que se haga de es esos s distintos productos y quiénes - 
los valoran: 
38. “Por prácticas entenderemos cualquier forma coherente y compleja de actividad ; 
humana cooperativa, establecida socialmente, mediante la cual se realizan los bienes” S 
inherentes a la misma mientras se intentó lograr los medetos de extelencia quee son : 
apropiados 2 esa forma de actividad y la definen parcialmente”; A, MacIntyre, Tras la” 
virtud, Barcelona, Crítica, 1987, p. 233, Véase además. €l apartado 2 de este capítulo. 
- 39. Pierre Bourdieu caracteriza los campos sociales como-Espacios de juego histórica-. 
ménte constituidos con sus instituciones específicas y sus leyes de funcionamiento 
propios” (Cosas dichas, Buenos Ajres, Gedisa, 1986, p. 108). En este sentido la activi- - 
dad científica es una campo social, y podemos hablar entonces del compo científico. 
HE 
h 
“a 
56 Mario Heler 
mayores, menores o similares excelencias. Aun cuando las posibili- 
dades de estrategias en el ajedrez son numerosas, las cuestiones que 
se deben afrontar en-la práctica científica no quedan restringidas a 
un plano formado por sesenta y cuatro cuadrados. 
Los miembros de-la comunidad científica son jugadores del juego 
de la ciencia. Han incerporado el saber necesario, han hecho carne el 
habitus correspondiente al juego: : 
El habitus' como sentido del juego es juego social incorpora- 
do: [...] permite producir la infinidad de los actos de juego que 
“están inscriptos en-el juego en estado de posibilidades y de exi- 
gencias objetivas; las coerciones y las exigencias del juego, por 
más que no están encerradas en un código de reglas, se imponen 
a aquellos —aquellos solamente que, porque tienen el sentido 
del juego, es decir, el sentido de la necesidad inmeanente del jue- 
Eo, -.. preparados para percibirlas y cumplirlas. 1 
Los jugadores están interesados en el juego, en aquello que está 
en juego, por eso están dispuestos a jugar. Cada j juego pone en juego 
. algo diferente, algo específico de ese y no de otros juegos. Para los 
jugadores está en juego algo que se presenta como raro y digno, y que 
merece su interés, su compromiso con el juego. En el caso del juego 
científico se póne en juego la producción del conocimiento y su legiti- 
midad. Se:juega a producir conocimientos científicos y a su vez a 
obtener etreconocimiento-del productor y sus productos, el reconoci- 
miento de la legitimidad de sú producción. Pero ese reconocimiento 
. como enseguida veremos se da en forma de luchas. 
El juego define un espacio de juego donde los jugadores entran en 
> relaciones de intercambio entre sí para obtener lo que está en juego. 
Ese espacio de juego “históricamente constituido con sus institucio- 
nes esperíficas y sus leyes de funcionamiento propios” constituye un 
campo social; Como-en el juego. del ajedrez, el campo tiene una es- 
. tructura formada: por las distintas posiciones de los distintos jugado- 
res (am + las piezas del ajedrez), 11 cada uno de los cuales desde su. 
* 
40. P, Bourdieu, ab. cit. del. sitiado me A partantios: Esai incorporación supone el 
ejercicio deuina violencia. simbólica. “La teoría de la violencia simbólica descansa so- 
” breuna teoríame la creencia 0, mejor, sobre una teoría de la producción de la creencia, 
- del trabajo, dessocialización necesaria para producir agentes dotados de los esquemas 
de percepción y apreciación que les permitirán percibir las exhertaciones inscriptas 
en una situación 0 un-discurso y obedererlas.” 
“al. Obviamente, las piezas de eejédria. no “juegan” sino que son Jugadas por los juga- 
dores. 
La garantía de verdad 57 
posición juega sus posibilidades desiguales, el peón de diferente ma- 
nera que el alfil y el caballo que la torre. Pero al mismo tiempo esas 
posibilidades se definen (aumentan o disminuyen, son más o menos 
cruciales para el juego en su conjunto) según las relaciones con las 
otras posiciones, en un momento determinado del juego. 
Un campo social es un espacio pluridimensiona! de relaciones de 
fuerzas que procuran cbtener aquello que el juego brinda, material y 
simbólicamente, y que conforma el capital específico” que se trata de 
ganar en las jugadas realizadas por los jugadores. Se genera así una 
42. Se denomina “bienes” a las cosas valiosas. Pero las cosas que tienen valor pueden 
ser materiales (terrenos, casas, automóviles) también simbólicas (honor, salvación, 
conocimientos). Para Bourdieu, todos los bienes son simbólicas, en tanto son valiosos 
porque son percibidos y reconocidos socialmente como legítimos. En un juego se acu- 
mula un conjunto de bienes, que son producidos, consumidos, se invierten y se pier- 
den en el juego. Este conjunto de bienes constituye el capital, que en cada juego es 
diferente, y por eso lo denomina “capital específico”. A su vez ese capital específico , 
estará compuesto por diferentes tipos de capital: además del económico, diferencia el 
capital cultural, el social y el simbólico. Capital cultural: está ligado a conocimientos, 
ciencia, arte. Existe bajo tres formas: en estado incorporado (habitus), en estado obje- 
tivedo (bienes culturales, por ejemplo, libras) y en estadoinstitucionalizado (por ejem- 
plo, los títulos escolares). Capital social: "Conjunto de los recursos actuales o poten- 
ciales que están ligados a la posesión de una red durable de relaciones más o menos 
institucionalizadas de interronocimiento y de interreconocimiento; o, en otros térmi- 
nos, a la pertenencia a un grupo, como conjunto de agentes que no sólo están dotados 
de propiedades comunes (susceptibles de ser percibidas por el observador, por los 
otros o por ellos mismos), sino que también están unidos por lazos permanentes y 
útiles”; P. Bourdieu, “Le capital social”, en Actes de la Recherche en Sciences sociales, 
N” 30, París, 1979, p, 2. Capital simbólico: "Forma que revisten las diferentes espe- 
cies de capital cuando son percibidas y reconocidas como legítimas” (Bourdieu, P., 
Cosas dichas, ob. cit., 131). “El capital simbólico es una propiedad cualquiera, fuerza 
física, riqueza, valor guerrero, que percibida por agentes sociales dotados de las cate- 
gorías de percepción que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, deviene efi- 
ciente simbólicamente, semejante a una verdadera fuerza mágica: una propiedad 
que, porque responde a «expectativas colectivas» socialmente constituidas, a creen- 
cias, ejerce una suerte de acción a distancia, sin contacto físico”; P. Bourdieu, Kazo- 
nes prácticas, Barcelona, Anagrama, 1985, pp. 172-173. Con respecto al capital espe- 
cífico, la composición del capital científico se desagrega en dos componentes principa- 
les: por un lado el capital científico puro, esto es, el componente propiamente cultural 
del capital científico (v.g., el resultado de los aportes reconocidos a la empresa cientí- 
fica) y, por otro, el enpital cientifico institucional y, lo que es lo mismo, el componente 
social de ese capital tv.g., el capital científico como autoridad científica, esto es, como 
poder de imponer a otros miembros del campo científico la definición de ciencia más 
conforme a los propios intereses). Entonces el capital científico no es sólo una cierta 
- cantidad y calidad de conocimientos producidos por científicos sino, además, la auto- 
ridad que ese determinado científico detenta sobre otros agentes de la producción 
científica. Véase P, Bourdieu, Los usos sociales de la ciencia, Buenos Aires, Nueva 
Visión, 2003, pp. 18-27 y también pp. 89-96. 
58 Mario Heler . 
red de relaciones que definen, en un momento determinado, diferen- 
tes posiciones, posiciones que son relativas a la distribución entre los 
jugadores del capital en juego. 
El jugador recién iniciado, por ejemplo, ocupa una posición de me- 
nor peso en la distribución del capital específico que quien hace tiem- 
po que está en el juego. Ambos pueden realizar jugadas para mejorar 
su posición, para incrementar su capital. Pero el segundo, por ocupar 
una posición más ventajosa, tiene mayores probabilidades de éxito, al 
menos inmediatas. Es que las diferentes posiciones en el campo refie- 
renala posesión 0 no del capital que está disponible en cada campo, 
así como del poder de administrarlo, la mayor o menor cantidad de la 
posesión y de tal poder, además de su carácter legítimo o ilegítimo, 
que agrega el reconocimiento social de su posesión. 
Los miembros de la comunidad científica ocupan diferentes posi- 
ciones porque, por ejemplo, algunos sí y otros no, se han formado en 
instituciones de gran prestigio, han podido profundizar en sus cono- 
cimientos en determinada área, tienen acceso a una biblioteca actua- 
lizada, pueden apelar a su relación con figuras destacadas del cam- 
po, mantienen intercambio con instituciones extranjeras, los resul- 
tados de sus investigaciones han sido publicados y son citados por 
otras publicaciones de colegas, trabajan para una institución impor- 
tante y ocupan un lugar más o menos destacado en ella, dirigen a 
otros científicos formados o en formación, son invitados a participar 
de comités de expertos para evaluar proyectos, otorgar becas y subsi- 
dios, etc. Además, el peso relativo de este capital se incrementa por 
el hecho de ser acompañado por el reconocimiento de los colegas. En 
un supuesto caso de dos científicos que poseyeran un capital similar, 
las posiciones ocupadas por ambos podrían ser diferentes si alguno 
de los dos no fuera percibido y reconocido como poseedor de ese capi- 
tal, lo cual hace su posesión, o el poder de administrarlo, legítimos. 
Las jerarquías que derivan de estas posiciones desiguales aca- 
rréan relaciones de dominación en las que algunas son dominantes y 
otras dominadas o subordinadas (y ello vale para posiciones indivi- 
duales y grupales, así como para subcampos dentro del campo cientí- 
fico; v.8., la relación entre los medico y las llamadas “profesiones 
paramédicas”). 
—— Quienlogra monopolizar el capital específico en juego ocupa una 
posición dominante, porque el capital específico que logra monopo- 
lizar es el fundamento del poder o de la autoridad que define el 
juego. Un individuo o'un grupo puede llegar.a monupolizar el capi- - 
- tal de su campo o subcampo, v.£. a partir de haber logrado éxitos en 
sus investigaciones, influir en el etergamiento de becas y subsidios 
| 
La garantía de verdad 59 
o en el nombramiento de personal en instituciones prestigiosas, 
participar directamente o a través de conocidos en las instancias de . 
decisión referidas al desarrollo del campo, tener acceso privilegiado 
a información relevante, obstruir las posibilidades de sus competi-- 
dores, etcétera. - 
Pero tel poder noes un atributo o o'una propiedad sino una relación; 
una relación en la que uño intenta dirigir la conducta del otro. El 
— intento puede tener éxito o fracasar y, si se logra,-mantenerse én el 
tiempo o interrumpirse, incluso puede invertirse, y el otro dirigir la 
conducta de uno. Por eso las relaciones de poder son móviles, inesta- 
bles y reversibles. La situación es, en cambio, de dominación cuando 
alguien logra bloquear un campo de relaciones de poder inmovilizan- 
do las relaciones e impidiendo la reversibilidad (al merios mientras 
dure la dominación), tratando de mantenerlas estables. Tal estado 
de dominación requiere orientar las conductas a través de estrate- 
gias, cuyo objetivo es fijar la distribución del capital del campo en 
una dirección que conserve e incremente la monopolización ya logra- - 
da. Pero enfrentan la contrapartida de estrategias contrarias dirigi- 
das a cambiar esas relaciones de poder por parte de los competido- ” 
43. "Cuando hablo de relaciones de poder 1...] me refiero a cualquier tipo de relación en _- 
la que uno intenta dirigir la conducta del otro. Estas-relaciones son por lo tanto rela-. 
ciones que se pueden encontrar en situaciones distintas y bajo diferentes formas; es- 
tas relaciones de poder son rélaciones móviles, es decir, pueden modificarse, nó están 
determinadas de una vez por todas. [...] Y es preciso subrayar que no pueden existir 
relaciones de poder más que en la medida en que los sujetos sean libres. [...] Es nece- 
sario pues, para que se ejerza una relación de poder, que exista ál menos un cierto tipo 
de libertad por parte de las dos partes. [...] Esto quiere decir que en las relaciones de 
poder existen necesariamente posibilidades de resistencia, ya que si no exisliesen po- 
sibilidades de resistencia de resistencia violenta, de húida, de Engaño, de estrategias 
de inversión de la situación—, ño existiría relaciones de poder [...] Las relaciones de - 
poder tienen una extensión xtraordinariámente grande en las relaciones htimanas. 
Ahora bien, esto no quiere decir que el poder político: esté en todas partés, siño que en 
las relaciones humanas se imbrica todo un haz de relaciones 'de poder á que pueden 
ejercerse entre individuos, en el interior de una fariilia,-en una relación pedagógica, 
en el cuerpo político; etc." Estados de dominación: situaciones en las que “las relaciones - 
de poder, en lugar de ser inestables y permitir a los: diferentes

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