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Santiago Cantoñi Chara Ingeniería Ambiental Codigo:517502 LOS AFROCOLOMBIANOS FRENTE A LOS OBJETIVOS DEL MILENIO 1.1. OBJETIVO GENERAL Presentar el avance mostrado por los afrocolombianos frente a los objetivos del milenio pactados en el año 200 en la cumbre del milenio, mediante el análisis datos estadísticos. 1.1.1. Objetivos Específicos • Explorar la brecha de desigualdad existente entre la población afrocolombiana y el resto del país. • Exhibir indicadores socioeconómicos pre-ocupantes distanciados de los que ostenta el pro-medio de la población nacional. • Dar a conocer la importancia del PNUD en el posicionamiento de los ODM como guía para el desarrollo regional y local. 1.2. INTRODUCCIÓN El mundo globalizado de hoy se caracteriza por un crecimiento económico sin precedentes, pero también por la persistencia de la pobreza. La integración de mercados y los avances tecnológicos han acercado e interconectado a los pueblos y naciones del planeta, sin lograr clausurar las brechas profundas que separan las naciones ricas de las pobres y, dentro de las naciones mismas a unos contingentes de seres humanos empobrecidos de otros con mejores opciones para disfrutar de los beneficios del progreso económico y social. La erradicación de la pobreza fue una gestión fallida en el siglo XX, llegando incluso a incrementarse en algunas regiones del mundo, entreverada con las fases de auge y recesión de la economía mundial. Durante la Cumbre Mundial de Desarrollo Social, realizada Copenhague en 1995, los jefes de Esta-do y de gobierno se comprometieron a erradicar la pobreza en el mundo, en el entendimiento de que es posible lograrlo con los recursos, el conocimiento y las tecnologías disponibles. Allí se puso en evidencia que para superar la pobreza es preciso adquirir compromisos, establecer metas concretas, responsabilidades claras, y aplicar estrategias innovadoras para alcanzarlas. Posteriormente, en septiembre de 2000, 189 jefes de Esta-do y de gobierno resaltaron la urgencia de superar sus “condiciones abyectas y deshumanizadoras” y firmaron la Declaración del Milenio, una apuesta para “liberar -antes de 2015- a todos los hombres, mujeres y niños de las lamentables e inhumanas condiciones de extrema pobreza”. Este es un imperativo ético, pero también político pues un mundo que proclama la universalidad de los derechos humanos no se puede sustentar sobre la base de desigualdades extremas. La Secretaría de las Naciones Unidas elaboró ulteriormente una lista de ocho objetivos conocidos como Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En el presente trabajo se analiza la situación de la población afrocolombiana con relación a los ODM. Como ha sido suficientemente demostrado en documentos académicos y del Departamento Nacional de Planeación (DNP), esta población, que representa alrededor del 15% del total del país, exhibe indicadores socioeconómicos pre-ocupantes distanciados de los que ostenta el pro-medio de la población nacional, al tiempo que enfrenta una mayor afectación por la presencia de grupos armados ilegales, por desplazamiento y por el deterioro ambiental de sus territorios. La identificación de la brecha que enfrentan es-tas comunidades en términos de los ODM es, por tanto, un requisito indispensable para guiar la acción del Estado a la atención de sus necesidades básicas y contribuir al goce efectivo de los derechos que les garantiza la Constitución. 1.3. JUSTIFICACIÓN El presente trabajo muestra un sesgo social, político y económico de la población afrocolombiana frente a los objetivos del milenio. Mediante el análisis de datos estadísticos se establecen indicadores de origen estadístico, en los cuales se perciben las brechas de desigualdad de la población en estudio en comparación con el resto de la población colombiana. En ese contexto el Programa de País para Colombia 2008-2011 del PNUD privilegia el apoyo a poblaciones vulnerables entre ellas la población afrocolombiana, aplicando metodologías con enfoques territorial y de derechos humanos en la perspectiva de contribuir al desarrollo de capacidades institucionales, empoderar actores públicos y de la sociedad civil, y facilitar la apropiación de políticas públicas con énfasis especial en los ODM. Como ha sido suficientemente demostrado en documentos académicos y del Departamento Nacional de Planeación (DNP), esta población, que representa alrededor del 15% del total del país, exhibe indicadores socioeconómicos pre- ocupantes distanciados de los que ostenta el pro-medio de la población nacional, al tiempo que enfrenta una mayor afectación por la presencia de grupos armados ilegales, por desplazamiento y por el deterioro ambiental de sus territorios. La identificación de la brecha que enfrentan es-tas comunidades en términos de los ODM es, por tanto, un requisito indispensable para guiar la acción del Estado a la atención de sus necesidades básicas y contribuir al goce efectivo de los derechos que les garantiza la Constitución. 1.4. DESARROLLO DEL TEMA¨: El estudio se divide en cinco secciones. La primera se centra en la exploración de la brecha existente entre la población afro y el resto del país: sus orígenes, magnitud y persistencia; la segunda se refiere a la distribución de los afro-colombianos en el territorio nacional. La tercera analiza las brechas que enfrenta la población afro en cada uno de los ODM; en la cuarta se destacan los esfuerzos constitucionales y post constitucionales que se han hecho para reducirla. Por último, se incluye una sección de recomendaciones que recoge los resultados de los diversos talleres de discusión que se llevaron a cabo en distintos lugares del país y que, se espera contribuyan para que la población afrocolombiana avance a la par del resto del país hacia el logro de los ODM. • Deshumanización del afrodescendiente: Los afrodescendientes iniciaron su historia en la tradición colombiana con la negación. Negación de su humanidad plena, de su dignidad, de su libertad, de sus oportunidades y de sus derechos mínimos. La brecha que los separa hoy del resto de la población nacional con respecto al logro de los ODM tuvo su origen en la enorme desventaja con que iniciaron su presencia en la vida de la nación. La historia de los afrodescendientes en todos los lugares donde se llevaron esclavos africanos estuvo marcada por el recorte de su humanidad, su cosificación y su transmutación en herramientas productivas y mercancías realizables en el mercado. Durante el llamado tráfico negrero se los catalogó como “piezas” que se marcaban una vez llegaban a los puertos coloniales en “cargazones” cuando eran muchos, o en “lotes” cuando eran pocos. La esclavitud menoscabó profundamente su dimensión humana y redujo a la categoría de semovientes a seres arrancados violentamente de sus naciones, sus entornos y sus familias. • La brecha en derechos de ciudadanía: En los primeros años del siglo XIX la posibilidad de libertar a los esclavos debido a las presiones de Inglaterra agitó en España y en sus colonias de América, en círculos políticos e intelectuales, el tema del derecho a la ciudadanía. En los debates de las Cortes de Cádiz, comenzando la década de 1810, la propuesta de otorgar derechos de ciudadanía a las castas de las colonias encontró fuerte oposición porque, como lo expresara Agustín Argüelles “sin luces, sin cultivo alguno de sus facultades intelectuales y sin costumbres...se hallan en un estado de incivilización [que las hace] incapaces por ahora de poder hacer un buen uso del derecho que se les concediese de ciudadanos (citado por González, 1974). Sin embargo, con la independencia cobró fuerza en la Nueva Granada el concepto de ciudada-nía7 nutrido con sentimientos patrióticos y como sustento de la afirmación de los derechos de los neogranadinos frente al poder colonial.El posicionamiento de esta noción en el ideario liberta-rio venía ganando espacio desde la difusión de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano cuyo primer artículo promulgaba que “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. La acogida de este principio por las élites criollas contribuyó al surgimiento de un sentimiento de igualdad frente a los europeos y al convencimiento de que la soberanía nacional debería reposar exclusivamente en la voluntad de sus propios ciudadanos. Sin embargo, la adopción de este precepto no estaba pensada para convertir a la totalidad de los habitantes de la nueva nación en ciudadanos a quienes el Estado estaría obliga-do a garantizarles la igualdad civil, las libertades (individuales, de religión, pensamiento, opinión y elección), la propiedad y la justicia. La ciudadanía implica formar parte de una comunidad política con igualdad de derechos y con sentido de identidad y pertenencia. Sin embargo, para la clase dirigente neogranadina que reclamaba igualdad frente a los europeos era impensable aceptar que con la independencia de España los afrodescendientes asumieran la ciudadanía plena con paridad de derechos y por eso, en un lapso muy breve enmudecieron los cánticos que pregonaban igualdad y libertad. La esclavitud se mantuvo vigente hasta 1851 y las constituciones promulgadas hasta entonces habían estipulado como requisitos para ser ciudadano el ser varón (lo que excluía a todas las mujeres) y ‘libre’ (lo que exceptuaba a todos los esclavos). • Distribución de los afrocolombianos en el territorio nacional: De acuerdo con el censo general de población de-Colombia (DANE, 2005) 4.316.592 de sus habitantes se reconocen como afrocolombianos que corresponde al 10,6% de la población del país. Esta cifra, sin embargo, ha sido objeto de cuestionamientos por cuanto en una sociedad donde la discriminación y el racismo han estado significativamente imbricados con su historia, el término “negro” suele tener una connotación peyorativa. En consecuencia, muchos afrodescendientes pudieron haberse sentido inclinados a no autorreconocerse como tales, produciendo subregistro en los datos censales. Esta circunstancia lleva a suponer que los afrocolombianos10 corresponden a una proporción no inferior al 15%, lo que representa una porción muy significativa de la población nacional. Dentro de la población afrocolombiana el DANE (2007) distingue cuatro grupos importantes. El primero corresponde a los ubicados en la región del Pacífico, donde se encuentran principalmente los territorios colectivos de comunidades negras, titulados en virtud de la Ley 70 de 1993 con una superficie de 4.717.269 hectáreas; el segundo corresponde a comunidades raizales de San Andrés y Providencia de fuentes culturales afroantillanas, cuyos integrantes tienen una fuerte identidad caribeña con rasgos culturales y lingüísticos propios; el tercero está representado en la comunidad de San Basilio de Palenque, municipio de Mahates, departamento de Bolívar, conocido por su historia de resistencia en la época colonial y por haber creado una lengua afrocolombiana, el palenquero; y el cuarto corresponde a la población que reside en cabeceras municipales o en grandes ciudades. De hecho, los afrocolombianos están concentra-dos en unos pocos departamentos como el Valle del Cauca, donde habita la cuarta parte de ellos (1.100.000). Cali es la ciudad con la mayor concentración de población afrodescendiente, 542.936 que representan el 26,2% de su población. Le sigue en importancia Buenaventura con cerca de 300.000 habitantes, 88,5% de los cuales son afrodescendientes constituyéndose en la ciudad de mayor tamaño del país con predominio de población afro. OBJETIVOS DEL MILENIO 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre El primer ODM se evalúa a través de la pobreza medida por ingresos, sin embargo, una mirada a otros indicadores, y en este caso al Índice de Condiciones de Vida (ICV), permite forjar un panorama más claro frente a la magnitud de la brecha. En este sentido, si se toma la pregunta de autorreconocimiento étnico en la ECV- 2003 se observa que mientras el ICV promedio para los afrodescendientes en ese año era de 64,7, el promedio nacional alcanzó un valor de 73,4. El valor medio del ICV para las personas que en la ECV-2003 indicaron no pertenecer a ninguna etnia era de 74,6 14. La ECV-2008 ya no incluye la pregunta de auto-reconocimiento. Todo lo que se puede anotar sobre la base de esa encuesta es la variación en el ICV que se registra en las regiones a las cuales pertenecen los departamentos con mayor peso de población afrocolombiana. Así, mientras que la región pacífica avanza hacia el promedio nacional de ICV la atlántica se separa de éste 15. La información más actualizada en la que se incluye la pregunta de autorreconocimiento es la GEIH de 2007, conforme a la cual el ICV promedio para los afrodescendientes en ese año era de 67,8 por debajo de la media nacional (76,6) 16. El ICV para los grupos no étnicos en esta GEIH de 2007 fue de 77,3. Al no disponer de una fuente de información reciente, que detalle la calidad de vida de los afro-descendientes y permita establecer diferencias frente a los otros grupos, se procede a aproximar la brecha comparando los indicadores que presentan las zonas donde los afrodescendientes constituyen una proporción importante con los indicadores nacionales promedio. 2. Lograr la educación básica universal: La tasa de analfabetismo (entendida como el porcentaje de población que no sabe leer ni escribir un texto de poca dificultad) para jóvenes entre 15 y 24 años de edad fue de 2,01% en 2008 (DNP, 2010: 69), lo que muestra una disminución significativa desde 2005 (3,1 %) a la par que constituye una señal optimista de que la meta al 2015 de 1% es factible y alcanzable en el país. Sin embargo, la evolución de este indicador difiere considerablemente entre regiones y poblaciones. En el área rural el 4,72% de la población entre 15 y 24 años es analfabeta frente al 1,14% de las cabeceras municipales. Por género, los hombres exhiben una tasa de analfabetismo apreciable-mente más alta que la de las mujeres (2,5% y 1,6% respectivamente). De modo consistente los hombres entre 15 y 24 años del área rural tienen una tasa de 5,5% de analfabetismo, versus una tasa de 1,4% de sus pares en el área urbana. Para las mujeres las tasas son 3,9% y 0,9%, respectivamente. Así, en estos términos el reto de equidad para esta meta está en el área rural y en los hombres. Respecto de la población afrocolombiana no es posible hacerle seguimiento al indicador de analfabetismo a través de la GEIH ya que esta sólo ha utilizado el módulo de autorreconocimiento étnico- racial en dos trimestres (de 2007), y su di-seño muestral no permite resultados representativos para la población afrocolombiana (Viáfara, 2010:2) 3. Promover la equidad de género y la autonomía de la mujer: La igualdad de género supone que los diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de las mujeres y los hombres se consideren, valoren y promuevan de igual manera (PGN: 2007), esto implica, entonces, que sus derechos, responsabilidades y oportunidades no deben depender de su sexo o condición física, por lo tanto este debe ser el punto de partida a la hora de considerar las medidas que los Estados deben adoptar a fin de superar condiciones de desigualdad. Al incluir la igualdad de géneros en los ODM el conjunto de Estados miembros de las Naciones Unidas reconoce un elemento trascendental para la identificación de las distintas manifestaciones del fenómeno de la pobreza. La perspectiva de género se constituye, por consiguiente, en una herramienta útil para el establecimiento de capacidades y oportunidades que garanticen el desarrollo de los países en condiciones de equidadentre hombres y mujeres. Al respecto, la Declaración del Milenio también insta a los Estados a aplicar las convenciones orientadas a la protección y garantía de los derechos de las mujeres42, y en ese sentido, a tener en cuenta los objetivos estratégicos establecidos en la Plataforma de Acción de Beijing43. A partir de un nuevo enfoque de género y desarrollo, dicha plataforma centra la atención de los Estados en las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, así como en las estructuras sociales, económicas y culturales que las soportan, conminando el establecimiento de medidas para eliminar o mitigar la violencia contra la mujer. 4. Reducir la mortalidad infantil: La inclusión de la mortalidad infantil dentro de los ODM reafirma la importancia de la salud de la niñez como factor de bienestar social. La mortalidad infantil está en buena medida asociada con la pobreza puesto que los pobres padecen mayores contingencias de enfermar o morir por falta de alimentos, están más expuestos al riesgo ambiental por habitar en viviendas precarias, barrios insalubres y entornos violentos. Así mismo, suelen tener menor protección por su acceso limitado a una oferta amplia de servicios de salud de calidad. La pobreza fragua necesidades de atención en salud más elevadas, pero los pobres ven más limitado su acceso a los servicios de salud por sus restricciones económicas, educativas, geográficas y culturales. 5. Mejorar la salud sexual y reproductiva: La mortalidad materna está determinada por factores diversos relacionados con condiciones socioeconómicas, educativas y culturales, pero también con las posibilidades de acceso a sistemas de salud que prevengan daños y enfermedades, pro- muevan la salud y la atiendan con oportunidad y calidad. La mayoría de las muertes maternas ocurren por causas prevenibles, principalmente por-que las mujeres llegan a las instituciones de salud con complicaciones que hubieran podido evitarse con programas adecuados de control prenatal, servicios oportunos y calificados de atención al parto y con seguimiento posparto. La razón de mortalidad materna (RMM), indica el riesgo de morir que corren las mujeres duran-te el embarazo y hasta 42 días después del parto. En Colombia la RMM ha tenido una tendencia a la baja desde 1998 al pasar de 100 muertes por 100.000 nacidos vivos a 62,7 en 2008 EV. Esta cifra que representa el promedio nacional está aún distante de la meta ODM (45,0) y oculta diferencias profundas. La mortalidad materna constituye un indicador de las desigualdades sociales existentes entre regiones y entre poblaciones y tiene consecuencias graves para la familia porque la desestabiliza y disgrega. Las diferencias regionales para este indicador en Colombia son profundas. 6. Combatir el VIH/SIDA, la malaria y el dengue: El número de casos de VIH en Colombia viene registrando un aumento significativo en años recientes, pasando de ser un problema epidemiológico pequeño en la década de los 80 a convertirse en uno preocupante que afecta principalmente a la población joven, con repercusiones severas sobre sus vidas. La mortalidad en 2009 por VIH/ SIDA fue de 8.094 casos, cifra que sufrió un leve descenso a 7.510 en 2010 de casos reportados, con un acumulado para esos dos años de 15.604 (tabla 16). Además, se viene experimentado un crecimiento desmedido de la proporción de mujeres con VIH, habiendo pasado la razón hombre-mujer de 20:1 en 1988 a 1,8:1 en 2007. De alguna manera se puede decir que la epidemia se ha ido feminizando paulatinamente, entre otras razones por falta de autonomía relativa de las mujeres para asegurar su protección. Según informe del Ministerio de la Protección Social, “la meta planteada en los objetivos del milenio para el 2015 es haber mantenido la pre-valencia de la epidemia por debajo de 1,2% en población entre 15 y 49 años. Esta meta se encuentra aún cumplida considerando los resultados del VII estudio nacional centinela, que reportó 0,22%”. El principal factor determinante de la malaria es el ambiental. Se trata de una enfermedad común en las tierras bajas, cálidas y húmedas. Cinco de los 32 departamentos concentran alrededor del 70% de los casos de malaria: Chocó, Córdoba, Antioquia, Valle y Cauca. El departamento del Chocó con 90 casos de mortalidad por malaria y el departamento del Valle con 40 casos representaron el 61,2% del total para 1998; en 2007 Chocó (14 casos) y Córdoba (10) tuvieron el mayor número de muertes por malaria, seguidos por Valle (DNP, 2009:139). Con excepción de la Orinoquia y la Amazonia, el mapa de la malaria coincide con el mapa de asentamientos afrocolombianos en tierras bajas y cálidas del andén del Pacífico y de valles interandinos, y coincide con el mapa de pobreza signado por precariedad de condiciones de vida. Este último factor el de la pobreza puede ser el más determinante para establecer una causalidad en la incidencia de la enfermedad sobre poblaciones afro; es decir, es más probable que la malaria afecte a la población afrocolombiana porque el impacto de la pobreza los ha llevado a ubicarse en zonas de influencia de la enfermedad que dicha afectación se dé por la mera condición étnica de este grupo poblacional. El dengue, por su parte, es una enfermedad endémica que presenta brotes epidémicos cíclicos entre las poblaciones que habitan en territorios situados por debajo de los 1.800 metros sobre el nivel del mar, que corresponden a las tres quintas partes del territorio nacional. Sin embargo, el 95% de los casos de dengue se presenta en poblaciones ubicadas por debajo de los 1.000 metros de altitud, principalmente de los departamentos de Norte de Santander, Valle, Córdoba, Santander, Tolima y Atlántico. La evolución de casos totales de dengue (incluyendo los de dengue grave) y de muertes ocasionadas por la enfermedad no sigue patrones regulares. En 1999, por ejemplo, se presentaron 61 casos de mortalidad por dengue que ascendieron a 155 en 2001 y a 157 en 2002 coincidiendo con el fenómeno climático conocido como “El Niño”. En 2004 los casos de mortalidad disminuyeron a 70, volvieron a subir hasta 116 en 2006 y disminuyeron a 101 en 2007. En este último año Norte de Santander con 12 y el Valle con 10 casos fueron los departamentos que más aportaron a la mortalidad por dengue (22%) (DNP, 2009: 140). 7. Garantizar la sostenibilidad ambiental: Los ecosistemas boscosos tienen una importancia estratégica no solamente por los recursos que contienen, sino también por la biodiversidad que albergan y por los beneficios que prestan, particularmente la regulación hídrica de las cuencas y la captura de dióxido de carbono. Cerca de 55% de la superficie del país está ocupada por bosques de las cuales el 88% corresponde a bosque natural, 11,7% a vegetación secundaria y tan sólo el 0,23% a bosque plantado, equivalente a 161 mil hectáreas (DNP, 2010: 149). De acuerdo con un reciente in-forme de la FAO en Colombia el área total de bosque se ha reducido de 62.5 millones de hectáreas en 1990 a 60.5 millones en 2010, lo cual equivale a una pérdida de 100.000 has por año, mientras que anualmente se reforestan menos de 25 mil. (FAO: The Global Forest Resource Assestment 2010). En otras palabras, las pérdidas de cobertura boscosa por deforestación son por lo menos cuatro veces mayores que las ganancias que se logran con reforestaciones. Estudios del IDEAM (2004) calculan la pérdida de bosques en 77.000 has por año, estas pérdidas se concentran en la región amazónica, seguida por la región andina. En términos relativos la región Caribe perdió una mayor proporción del área de bosque en el periodo señalado. Para mantener la cobertura boscosa habría que disminuir la dependencia de productos maderables provenientes de bosques natura-les que en 2005 satisfacían aproximadamente la mitad de la demanda total,y fortalecer la oferta de madera dependiente de reforestaciones. 1.5. Conclusión • La población afrocolombiana evidencia un atraso notable en cada uno de los ODS, principalmente en materia de educación, saneamiento e igualdad y equidad de género, por tal motivo es necesario reestructurar los próximos planes de desarrollo, de igual manera se recomienda ejecutar las siguientes medidas, todo ello con el principal objetivo de reducir la brecha que existe entre la población afrocolombiana y el resto del país, en materia política, económica y social. -Formular y ejecutar un plan nacional de lucha contra el racismo y la discriminación racial. -Fortalecer la capacidad de acción política de la población afrocolombiana para exigir derechos y concertar opciones para avanzar en desarrollo humano y hacia el logro de los ODM. -Diseñar y ejecutar planes y programas diferenciales con enfoque territorial en regiones y concentraciones urbanas de población afrocolombiana. 1.6. BIBLIOGRAFIA • Bruno M. (2011). PNUD. Recuperado el 26 de mayo de 2020, de https://www.undp.org/content/dam/colombia/docs/ODM/undp- coodmafrocolombianos-2012.pdf • Almario, O. y Castillo, R. 1996. “Territorio, poblamiento y sociedades negras en el Pacífico sur colombiano”. En Renacientes del Guandal. Medellín: Universidad Nacional • AMUNAFRO. 2006. IV Conferencia de Fortalecimiento Institucional Afrocolombiano (conclusiones). Medellín. • AFRODES (Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados). 2010. “Adopción enfoque diferencial • étnico-afrocolombiano en las políticas públicas de desplazamiento forzado y/o confinamiento”. Documento de análisis político. Bogotá: AFRODES/Embajada Británica
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