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Enfoque neoclásico mercado de trabajo_Resumen

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Enfoque neoclásico del mercado de trabajo.
Desde la perspectiva neoclásica, el análisis del mercado de trabajo se aborda como cualquier otro mercado y a partir de la interacción de la demanda y oferta de los diferentes tipos de trabajo.
Para este enfoque, la demanda de trabajo, como factor de producción, no posee características específicas que la distingan de cualquier otro factor de producción. Por tanto, conforme a los postulados neoclásicos de competencia perfecta, el principio de la maximización de los beneficios por las empresas, conduce a que la demanda sea igual a la productividad marginal del trabajo multiplicada por el precio del producto. Y, a su vez, la productividad marginal del trabajo depende del tipo, calidad y cantidad del capital fijo, así como del tamaño de la empresa. Es decir, depende de la técnica específica de producción que la empresa utilice. Aunque, la tecnología y la técnica de producción son un factor externo al mercado de trabajo propiamente dicho.
Para la teoría económica neoclásica, la oferta de trabajo se ubica en el marco de la teoría de la elección del consumidor. Así, se parte del supuesto de que es el trabajador quien decide si trabaja y cuánto, o si no trabaja. Esta conducta es una elección entre el disfrute de ocio o la renta que consigue al trabajar.
Conforme a la teoría neoclásica, si en el mercado de trabajo aumenta el precio del trabajo, se provoca un efecto de sustitución de ocio por trabajo y un efecto renta de consumo de ocio, porque al elevarse el salario real y mantenerse la misma cantidad de trabajo, se eleva el nivel de renta, haciendo que aumente la preferencia por el disfrute de más ocio.
La curva de oferta de trabajo, que resulta de estos dos efectos, será positiva si el efecto sustitución es más importante que el efecto renta; o, será negativa si se da una situación inversa.
Al amparo de las nociones anteriores, uno de los conceptos para el análisis del mercado de trabajo, surgido desde los pensadores neoclásicos, es el concepto de “capital humano”.
Este concepto está asociado a la idea de que las personas dedican mayor o menor tiempo y recursos para adquirir cualificaciones o educación, de modo que acuden con distintas capacidades al mercado de trabajo. En consecuencia, la situación de pobreza y desempleo es derivada, según esta teoría, del inadecuado nivel de capital humano. Para dar solución a estos dos problemas, la teoría sugiere aumentar el capital humano de los individuos, mejorando los niveles educativos.
De esta manera, uno de los trabajos más relevantes que intentan correlacionar índices de la actividad educativa, con algunos indicadores del nivel de actividad económica, es sin duda el trabajo de T. W. Schultz quien reintroduce el concepto de capital humano en el tratamiento de dos problemas diferentes:
a) el grado de contribución de la educación al crecimiento económico,
 b) el estudio de la relativa autonomía de la escolaridad en el aumento del ingreso real de los trabajadores.
La crítica principal a la teoría neoclásica del capital humano, cuestiona el hecho de partir de supuestos cuyo nivel de realismo no se pone a discusión, tal como el suponer la soberanía del individuo para elegir entre fines y medios.
Dicho supuesto, queda invalidado por el hecho de que las instituciones alteran la conducta de los individuos en el mercado. Pero suponerlo de esta manera sería abandonar el supuesto individualista neoclásico que considera al individuo con soberanía e independencia absoluta para decidir en el mercado. Y el abandono de este supuesto lleva a la necesidad de reformular totalmente el análisis del mercado de trabajo que se ha efectuado con este instrumental neoclásico, independientemente de que los resultados empíricos de los trabajos relacionados con la teoría del capital humano han sido poco satisfactorios con la realidad.
Por otra parte, el economista Michael Piore partiendo de la noción smithiana de división del trabajo como fruto del desarrollo económico, supone la conformación de un mercado segmentado: uno primario (o sector protegido del mercado) y otro secundario (o sector desprotegido del mercado). En el primer grupo Piore ubica a las personas que ocupan puestos de dirección sobre el proceso de trabajo (empresarios, ingenieros, gerentes, etcétera); y en el segundo grupo se ubican los sectores más débiles (trabajadores subordinados, mujeres, minorías étnicas, emigrantes). Esta caracterización de la estructura ocupacional generó la conceptualización de una dualidad de mercados  –uno primario y otro secundario-  cuya estructura y lógica, fueron convirtiéndose, paulatinamente, en un objeto de estudio.
Entre los aspectos que fueron caracterizando a los estudiosos del mercado dual se encuentran:
I. El rechazo al planteamiento de la teoría neoclásica respecto a que el mercado imperfecto conduce al equilibrio y haber subsumido el supuesto del equilibrio oferta-demanda dentro de un modelo explicativo que fusionó el estructural funcionalismo con la teoría de sistemas. Esto quiere decir que a la tesis de un mercado imperfecto, opusieron la idea de estructuras económicas y sociales que, bajo ciertas condiciones, funcionaran coherentemente.
II. La mayoría de los estudiosos del mercado dual, efectúan una descripción de los mecanismos de funcionamiento de dichos mercados.
III. Aunque se caracterizan por asumir la existencia de dos mercados fundamentales de trabajo, no todos enfatizan igualmente sus diversos elementos.
En términos generales, la segmentación de los mercados de trabajo se concibe como un fenómeno endógeno al sistema económico que se caracteriza por una serie de rasgos, entre los que se encuentran:
i. Un mercado de trabajo primario que funciona de acuerdo a los lineamientos del oligopolio; es decir, está constituido por grandes firmas cuya productividad y rendimientos son altos. Su crecimiento es dinámico y está basado en la utilización de tecnología intensiva. Los salarios que se ofrecen en este mercado son altos, existen posibilidades de promoción, estímulos y mejores condiciones de trabajo para un prototipo de trabajador que se encuentra simbióticamente ligado a la firma que los contrata. Por tanto, los trabajadores de estas firmas serán estables, seguros de sí mismos, tendrán expectativas de ascenso, se encontrarán organizados en sindicatos fuertes y sus modelos de comportamiento serán acordes con el ambiente de la firma.
ii. Un mercado de trabajo secundario que conforma características opuestas al anterior. Es decir, opera según los lineamientos de la competencia más pura, entre firmas que son más pobres y con producción basada en el uso intensivo del trabajo y con poca o deficiente tecnología. Son altamente desorganizados con un escaso o nulo crecimiento como resultado de su baja productividad. Una característica de este mercado es la alta movilidad laboral y en consecuencia, con escasas posibilidades de integrar una sólida organización sindical.
Existen, sin embargo, algunos aspectos específicos enfatizados por los defensores de los mercados dualistas. Entre estos se hallan los señalamientos de Vietorisz y Harrison quienes se pronunciaban en contra de las teorías que afirmaban la existencia de un mercado imperfecto tendiente al equilibrio; para ello propusieron un modelo que, basado en la teoría de sistemas, planteaba el desarrollo divergente de los mercados de trabajo concebidos como modos de operación normales característicos de una sociedad como la estadounidense.
Estos autores suponen la interacción simultánea de dos mecanismos. El primer mecanismo (positivo) corresponde a la aceptación de que, en la economía moderna, existen fuerzas económicas que conducen al desarrollo divergente y por tanto, a la segmentación de los mercados laborales dentro del sistema socioeconómico. El segundo mecanismo (negativo) corresponde al reconocimiento de la existencia de fuerzas políticas y sociales que interactuando con el primero conducen, simultáneamente, a acelerar el proceso de acumulación de capital en alguna de las firmas,reduciéndolo o frenándolo en otras.
De esta manera, cuanto más habilidades específicas se requieran en el mercado primario, menos posibilidades tendrán los trabajadores con habilidades generales del mercado secundario de transitar hacia el primario.
Un tercer mecanismo que frenaría la tendencia hacia la unificación de los mercados y que describiría la interrelación entre ellos y la funcionalidad social de la segmentación, es que la reabsorción efectuada por el mercado secundario de los trabajadores sea posible, en la medida en que se presente lo siguiente:
a. Una disminución de la demanda de trabajo del mercado primario como resultado del cambio tecnológico.
b. Un aumento de demanda en el mercado secundario provocada por el predominio de técnicas de producción basadas en el trabajo intensivo.
c. El debilitamiento del regateo salarial y, consecuentemente, la persistencia de bajos salarios en el sector secundario (debida a la carencia de una fuerte organización sindical y a la inestabilidad y/o transferencia de los trabajadores que laboran en este sector).
Conforme a los objetivos de Vietorisz y Harrison surgió un modelo cuya finalidad es explicar la lógica estrictamente económica del funcionamiento de los mercados ocupacionales, en una sociedad altamente industrializada, en contraposición a las teorías que hacían de la discriminación racial el determinante fundamental del acceso al mercado laboral.
La existencia de un mercado (primario) con alta productividad, con trabajadores calificados y organizados, que coexiste con otro (secundario) de baja productividad con trabajadores no calificados y débilmente organizados, son elementos importantes dentro del esquema propuesto por esos autores. Mismo esquema que explica su dinámica al derivar la existencia de estos mercados del grado de acumulación del capital de las firmas, del nivel de habilidades o educación recibida pero sobre todo de la organización sindical de sus trabajadores. Todos estos elementos se conjugan para dar cuenta tanto de la segmentación de los mercados como de su unificación.
Entre las críticas que se pueden hacer a estos enfoques de la teoría de la segmentación de los mercados, se encuentran las siguientes:
La explicación de los mercados de trabajo basada exclusivamente en dos mecanismos retroalimentadores  -uno positivo y otro negativo- parece ser demasiado rígida sin que dé cabida a otros elementos que pudieran explicar los cambios suscitados en la estructura y funcionamiento de dichos mercados.
El entrecruzamiento que se presenta entre la retroalimentación positiva y la negativa para conformar dos mercados divergentes, pero integrados en un solo sistema, resulta aventurado en cuanto a que establece apriorísticamente un conjunto de funciones y características de las instituciones sociales.
En términos rigurosos, las empresas no desarrollan tareas meramente socializadoras o capacitadoras con sus trabajadores, ni las subculturas y códigos que tienen lugar en su interior son acordes con las relaciones de producción existentes.
Podría decirse que, en este enfoque, se subestima la capacidad de los trabajadores para producir un cambio en las relaciones de producción y por tanto en la estructura de los mercados de trabajo.
Se postula que el rendimiento de la educación es funcional solamente para los mercados primarios y que es escaso o nulo para los secundarios.
A pesar de sus limitaciones, es de reconocer que surgieron otras posiciones de autores considerados como radicales, los cuales asumieron expresamente los supuestos de la teoría de la segmentación de los mercados de trabajo pero le introdujeron un conjunto de categorías de naturaleza marxista. Entre estos autores se encuentran: David Gordon, Michael Reich, Martin Carnoy, Samuel Bowles, Herbert Gintis y Richard Edwards quienes, entre muchos otros, adoptan al marxismo como perspectiva de análisis saliéndose completamente del planteamiento neoclásico referido a la segmentación de los mercados de trabajo. Dichos autores explicaron la segmentación laboral como resultado de los esfuerzos conscientes de la clase capitalista por imponer sus intereses y como parte de la reproducción de las relaciones capitalistas de producción. Subrayan la influencia que el desarrollo de las fuerzas productivas, la división social del trabajo y los cambios en la estructura de clases ejercen sobre la estructura laboral en el ámbito del capitalismo en los Estados Unidos de América.
De esta manera, Gordon, Reich y Edwards conciben la segmentación de los mercados ocupacionales como “... el proceso histórico, a través del cual las fuerzas político-económicas estimulan la división del mercado de trabajo y las reglas de comportamiento. Los mercados de trabajo segmentados son por tanto el producto de un proceso de segmentación que ocurre tanto horizontal como verticalmente a lo largo de la jerarquía ocupacional.”
Según estos autores, la segmentación de los mercados ocupacionales es resultado de cuatro procesos: el primero de estos corresponde a la división del mercado ocupacional descrita por los dualistas -uno primario y otro secundario-. Una segunda segmentación se presenta dentro del sector primario y da lugar a dos tipos de trabajos: trabajos subordinados y trabajos independientes. Los subordinados se caracterizan por ser rutinarios y por estimular ciertos rasgos de la personalidad tales como la dependencia, la disciplina, el respeto a las reglas y a la autoridad, así como la aceptación de las metas de la empresa, etcétera. En cambio, el tipo de trabajo independiente requiere de creatividad, de capacidad e iniciativa para resolución de problemas, disposición al cambio y motivación individual. El tercer proceso se refiere a la segmentación provocada por la raza, como es el caso de las minorías étnicas, las cuales se enfrentan a la segmentación impuesta por los empleadores al momento de la contratación. Y el cuarto de esos procesos de segmentación viene dado por el fomento a las diferencias sexuales en el trabajo, lo que refuerza aún más la tendencia de la fragmentación del mercado de trabajo.
Conforme a estos tres autores, las divisiones anteriores tienen sus orígenes en la fase de transición del capitalismo competitivo al monopólico, período en el cual el incipiente desarrollo del mercado ocupacional apunta más hacia la homogeneización de la fuerza laboral que hacia su fragmentación. Tal homogeneización, unida a la creciente proletarización de los trabajadores genera tensiones y conflictos que amenazan el control de los monopolios emergentes. De modo que para enfrentar tal amenaza, los empleadores buscan acelerar, activa y conscientemente, la segmentación de los mercados con el objeto de dividir y someter a la fuerza de trabajo. Para ello aprovechan las destrezas y habilidades de los trabajadores para fomentar la división de la fuerza laboral en segmentos y así minar su fuerza frente a los empleadores.
De esta forma, ha sido la propia división al interior del trabajo, como fuera de propio proceso de trabajo, es decir en los mercados externos, la que ha favorecido esta segmentación.
Una de las objeciones que se le plantean a esta teoría, es haber asumido los supuestos del mercado dual heredando con ello sus limitaciones; pero, a diferencia de la teoría dualista, constituye el intento más acabado por superar el planteamiento neoclásico, al ubicar los procesos económico-educativos en el contexto de los fenómenos socioeconómicos relacionados con la acumulación de capital, los conflictos de clase y las relaciones de poder vigentes.
Bibliografía.
· Gordon, D., Edward, R. y Reich, M. (1973) “A theory of labor market segmentation”, American Economy Review, num. 63.
· Tohaira, Luis (compilador) (1983) El mercado de trabajo: teorías y aplicaciones. Alianza Universidad Textos, España.
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