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Clase 6. Teorías psicológicas. CRISTIÁN ZEGPI, DOCENTE Síntesis clases previas. Prehistoria del psicoanálisis. Primera tópica. Histeria. Sueños. Actos fallidos. Psicosexualidad. Segunda tópica. Grupos trabajo grupal (pendiente) Concepciones acerca del narcisismo. Freud escribe Introducción del Narcisismo en 1914. Hablamos previamente de pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. El narcisismo depende de libido yoica. Para que exista un retraimiento de la libido hacia el yo, debe generarse una regresión a un punto de fijación anterior. Existe un narcisismo primario (anterior a todo vínculo de objeto) y un narcisismo secundario (posterior a la relación de objeto). La Neurosis obsesiva y la histeria son psiconeurosis y, por tanto, hacen circular la libido hacia los objetos, y ésta no queda únicamente en el yo. La histeria y la neurosis obsesiva producen fantasías inconscientes ligadas a objetos fantaseados en la psique. Las neurosis narcisistas, al contrario, presentan dificultades en ese sentido, dado que la libido está en el yo y no volcada sobre los objetos. La psicopatología narcisista. Cuando se habla de que un análisis avanza, se hace referencia a que la transferencia se instala en el proceso analítico. Freud habla de las neurosis de transferencia para referirse a las psiconeurosis. Desde Freud, los cuadros narcisistas, no harían transferencia. Las neurosis narcisistas son cuadros clínicos en el orden de la psicosis, la hipocondría, la melancolía. Diferencias entre neurosis y psicosis En las psiconeurosis (histeria, neurosis obsesiva, fobia), el complejo de Edipo es “sepultado” (el niño deja atrás el deseo por su madre) y se identifica con su padre por miedo a la castración, introyectando la ley paterna (super yo), el mandato parental (“no desearas a tu madre”), reprimiendo las pulsiones provenientes del ello, en este sentido. La libido es objetal. En cambio, en las neurosis narcisistas (melancolía, hipocondría) o cuadros de orden psicótico (delirios, alucinaciones), al regresar la libido de los objetos al yo, producto de frustraciones en la realidad (desamparo, desilusión, abandono, etc.), el complejo de Edipo no se resolvería como en las psiconeurosis, se negaría, desestimaría, rechazaría la castración (en tanto rechazo de la percepción de que algo “falta”, lo cual da lugar a las alucinaciones y delirios), la instalación del super yo en el psiquismo se produce de un modo deficiente, dejando al individuo a merced de una “ley interna” y no a merced de las normas y leyes consensuadas, compartidas con otros; es otra lógica la del psicótico, impidiendo que el sujeto acepte la represión y la castración, desatando la pulsión sexual proveniente del ello y desarrollando un universo paralelo en su psiquismo. La angustia Estado de malestar e inquietud psíquica interna, cuyas exteriorizaciones pueden ser somáticas. Freud, en un primer momento habla de la angustia como el resultado de la represión (es decir primero la represión). La teoría de la libido trasmudada en angustia. Ejemplo: paciente que no mantiene el comercio sexual con su pareja (represión libido sexual). Más tarde, desarrolla angustia. En la obra, Inhibición, síntoma y angustia (1926), Freud propone una segunda teoría de la angustia. La angustia, sería lo que daría resultado a la represión y no al contrario como se pensaba antes. Ejemplo: angustia señal de un conflicto inconsciente entre el ello (transgresiones) y el súper yo (ley). La angustia sería el resultado, por tanto, del conflicto de instancias (ello, yo, súper yo) y sistemas (consciente, preconsciente, inconsciente). La angustia. La angustia como señal de alarma ante el peligro (interno), con representación psíquica o sin representación psíquica asociable (crisis de pánico, por ejemplo). La angustia en la etapa oral (desamparo), anal (castigo) o fálica (falta). La angustia, sería el resultado ante la percepción consciente de una representación prohibida (inconsciente). El resultado de aquello es la angustia. La angustia en lugar del síntoma, el síntoma en lugar de la angustia. La angustia a veces es predominante, en lugar del padecimiento somático y viceversa.
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