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ÍNDICE 
 
 
UNIDAD I: INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO CRIMINOLÓGICO .................................................... 5 
Presentación ............................................................................................................................................ 5 
Criminología ............................................................................................................................................. 5 
 
UNIDAD II: EL FENÓMENO SOCIOLÓGICO ....................................................................................... 12 
2.1.- La teoría del estructural funcionalismo - Tesis de Durkheim .......................................................... 12 
2.2.- Sutherland. Teoría de asociación diferencial.................................................................................. 15 
2.3.- Las subculturas .............................................................................................................................. 17 
2.4.- La tipología de Merton ................................................................................................................... 18 
2.5.- La escuela de Chicago y la “ecológica”, interaccionismo simbólico ................................................ 21 
2.6.- Teorías de la ocasión e identificación diferencial ........................................................................... 22 
2.7.- Las corrientes interaccionistas ....................................................................................................... 24 
2.8.- Los movimientos radicales o críticos .............................................................................................. 29 
2.9.- Delitos de cuello blanco o de los poderosos .................................................................................. 33 
 
UNIDAD III: LA CRIMINOLOGÍA ARGENTINA..................................................................................... 38 
3.1.- Introduccion - El positivismo como punto de partida de la Criminología Argentina ......................... 38 
3.2.- Ingenieros y su legado científico (la criminologia clínica) ............................................................... 43 
3.3.- Condiciones sociopolíticas que consolidaron la criminología clínica .............................................. 47 
3.4.- Penas y sistemas penales ............................................................................................................. 49 
 
 
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REFERENCIAS 
 
 
Actividad en el Foro. 
 
Actividad de Reflexión no obligatoria. 
 
Actividad Grupal. 
 
Actividad Individual. 
 
Actividad Obligatoria. Debe ser enviada para su eva-
luación. 
 
Atención. 
 
Audio. 
 
Bibliografía. 
 
Glosario. 
 
Página web - Internet. 
 
Sugerencia. 
 
Video. 
 
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BIENVENIDA 
 
 
Sean Ustedes bienvenidos a esta materia, que pretende ser unos de los pilares de 
su formación académica y que pretende, dotarlos de los contenidos que les permi-
tan tener las herramientas para reflexionar sobre la complejidad de la problemática 
criminológica y adoptar una postura fundada sobre el tratamiento y abordaje para 
definir políticas públicas de resolución de conflictos en ese sentido. 
 
En módulo pretende ser el puntapié para la formación de profesionales en el campo 
de Criminología y para ello se planificaron tres ejes para su desarrollo a partir de la 
propuesta de actividades que complementada con las lecturas del material biblio-
gráfico aportado, permita reconocer enfoques criminológicos que se utilizan y desde 
allí descubrir la pertinencia de las mismas o los fundamentos en los que se basa. 
 
La propuesta se presenta como un espacio de reflexión, donde la participación y las 
sugerencias, críticas, o aportes que surjan, propicien la asimilación de la materia y 
la construcción de conocimiento. 
 
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UNIDAD I: 
INTRODUCCIÓN 
AL PENSAMIENTO CRIMINOLÓGICO 
 
 
PRESENTACIÓN 
 
En esta primera unidad se realizará una presentación de la materia -realizando una 
breve introducción a los conceptos básicos de la materia, abordando conceptos 
claves para diferenciarla claramente de las ciencias Criminalísticas, muchas veces 
confundida. 
 
También se presentará un recorrido histórico de los precursores y pensamiento 
criminológico hasta llegar hasta nuestros días. 
 
CRIMINOLOGÍA 
 
Queremos iniciar este recorrido partiendo dela etimología del término, su concep-
tualización, fines y posturas a través del tiempo de este saber. 
 
Etimología de la palabra Criminología. La palabra Criminología deriva del latín “cri-
minis” y del griego “logos”, que significa el tratado o estudio del crimen y el delito-
delincuente. 
 
La primera exposición sistemática de aquello que hoy con su actual estadio científi-
co conocemos como criminología, corresponde a César Lombroso (1835-1909), 
quien la efectúa en su Tratado antropológico-experimental del hombre delincuente 
(Milán, 1876). La voz criminología, sin embargo, fue empleada en 1879 por el an-
tropólogo francés Pablo Topinard (1830-1911) y universalizada, años después, por 
Rafael Garófalo (1851-1934) con su obra Criminología, por ello en diversas biblio-
grafías consultadas suelen detectarse a estos dos autores como los primeros en 
haber utilizado el término. 
 
Diferencia entre criminología y criminalística 
 
Normalmente suelen confundirse estos términos para designar a profesionales o 
especialistas que desarrollan alguna actividad, vinculada a la investigación criminal, 
por lo que se menciona al Criminalística que realiza tareas de campo en búsqueda 
de evidencias o indicios para el esclarecimiento de un hecho criminoso como “Cri-
minólogo” y viceversa, pero la realidad es que ambas poseen objetos estudios to-
talmente distintos, pero que mantienen en común, el ser auxiliares en hechos vincu-
lados a sucesos considerados contrario a derecho. 
 
La Criminalística, se ocupa del “qué”, “cuándo”, “cómo”, “quién o quiénes” y “dónde” 
del hecho delictivo y la Criminología del “por qué” de la conducta humana peligrosa. 
 
CONCEPTO: La Criminología es la Ciencia que tiene por objeto de estudio, la con-
ducta humana peligrosa, la víctima y el control social, valiéndose de otras ciencias 
como la sociología, la penología, la psicología entre otras, para explicar que lleva a 
una persona a dar el paso a la conducta contraria a Derecho. 
 
FINES: La Criminología, tiene un fin inmediato, que es dar respuesta al “Porqué” de 
la conducta humana peligrosa en la comisión de un hecho contrario al Derecho y el 
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fin mediato, es conocimiento el porqué de diversas conductas consideradas peligro-
sas, poder contribuir con la política Criminal de un Estado. 
 
¿Para qué sirve la criminología? 
 
La criminología tiene múltiples aplicaciones que han ido variando con el tiempo. En 
principio es para estudiar y solucionar el problema de la criminalidad y de los delin-
cuentes. En sus orígenes A fines del siglo pasado y comienzos del presente, era la 
criminalidad de los pobres y marginados de los que están sancionados en los códi-
gos penales y estigmatizados por una sociedad dirigida por los detentadores del 
poder. En las últimas décadas es también la criminalidad los ricos, de los podero-
sos, los que agreden a la sociedad desde el poder no sólo político sino fundamen-
talmente económico. 
 
¿Por qué se es delincuente? Al principio se dijo que eran una raza inferior y que se 
debía a factores como enfermedades (epilepsia y alcoholismo). Hoy se sabe que 
eso no es cierto, que cualquier individuo puede llegar a ser delincuente y que los 
más grandes se ocultan detrás de las siglas anónimas de las empresas o de las 
grandes corporaciones financieras y económicas. También las explicaciones de los 
factores han perdido vigencia y se han ensayado otras de tipo culturalista, socioló-
gico y políticoque veremos al analizar las teorías más modernas del estructural 
funcionalismo, del interaccionismo y la criminología crítica o radical. 
 
Una vez delineados estos previos podemos afirmar que nuestra disciplina tiene un 
campo teórico y uno práctico de investigación. Que también se la han utilizado las 
instituciones de control social como la policía como los tribunales las cárceles con 
los institutos de menores, los patronatos y demás engranajes de lo que se llama 
administración de Justicia. En el campo de la investigación se han realizado nume-
rosos trabajos sobre la situación de las prisiones, donde se advierten fallas conside-
rables y lo mismo sucede con los institutos de menores. Existen pocos estudios 
sobre el funcionamiento y el rol cumplido por la policía. 
 
La criminología ha prestado Servicios al plantear la humanización del sistema de 
Justicia penal a través del tratamiento que no ha mostrado su eficacia, donde se 
advierte falta de personal y de medios. Lo más importante es la sugerencia de susti-
tuir a la prisión por otras medidas alternativas donde se opere la participación de la 
comunidad. 
 
La criminología es un poderoso instrumento para la prevención de los delitos y con-
ductas desviadas dentro de un adecuado marco político criminal. Por desgracia es 
un campo muy descuidado por falta de apoyo humano y económico. La prevención 
no se puede planificar sin tener en cuenta datos de nuestra realidad que sólo pue-
den ser aportados por una constante y actualizada investigación. La prevención 
Debe llegar a todos los institutos de la sociedad como las escuelas como a la uni-
versidad como a la familia como la salud pública, fuentes de trabajo, de control so-
cial y las instituciones políticas la economía planificada como las diversas clases 
sociales como la distribución de la riqueza como las diferentes oportunidades como 
los medios masivos de comunicación social como la defensa de los Derechos Hu-
manos como los problemas migratorios internos e internacionales, la defensa del 
patrimonio cultural. 
 
Los trabajadores sociales deben conocer la criminología porque tienen un amplio 
campo en las medidas sociales de la prevención. Lo mismo sucede con los medios 
de prensa, que sirven de orientadores de la opinión pública. La criminología tiene 
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íntima vinculación con el quehacer tribunalicio en la aplicación de las sanciones en 
la medición de su eficacia. 
 
La moderna criminología al desmitificar los postulados teóricos de las corrientes 
tradicionales de humanización, ha mostrado Cómo han servido estos a una mayor 
represión de los sectores marginados y cómo es necesario garantizar efectivamente 
las garantías de los ciudadanos y limitar El Poder arbitrario y desproporcionado de 
los detentadores del poder. En este sentido es claro su aporte a una política crimi-
nal alternativa nueva que tenga en cuenta las realidades sociales y abra un proceso 
real de democratización basada en principios de igualdad y Justicia efectivos. 
 
Precedentes de la criminología en américa latina 
 
La criminología se introdujo en nuestro continente por obra de los juristas y de los 
médicos. Los primeros se mostraron sorprendidos y entusiasmados con la tesis de 
los positivistas italianos como Lombroso, Ferri y Garófalo, entre fines de siglo pasa-
do y comienzos del presente. Existía una preocupación legítima en explicar por qué 
se cometían delitos y que se debía hacer con el delincuente. Entonces encajaron 
perfectamente los estudios del médico de origen judío nacido en Verona (Italia), 
César Lombroso, que analizaba cráneos y la morfología y el carácter de los delin-
cuentes y los enfermos mentales, para concluir que existían “tipos” delincuenciales 
con rasgos que los diferenciaban de los “no” delincuentes, es decir, de nosotros 
como los que no estamos en la cárcel o en el manicomio. La exageración los llevó a 
decir que había un tipo delincuente al que llamó “ nato “ que forzosamente comete-
ría delitos. Esta tesis y otras motivaron críticas y apoyos acalorados, hasta que hoy 
en día nadie la sustenta seriamente por lo menos en forma explícita. Lo importante 
de Lombroso fue llamar la atención sobre el hombre delincuente lo que hasta en-
tonces la escuela penal (llamada clásica) no tenía en cuenta. Luego apareció su 
discípulo, que aventaja al maestro como el célebre abogado socialista Enrico Ferri 
quién perfecciona la teoría y estudia los factores como causas de la delincuencia y 
propone una serie de medidas alternativas a la pena de prisión, entendiendo que 
los problemas eran de orden social económico y político fundamentalmente. Por 
último, un jurista que era juez y aristócrata reaccionario, Rafael Garófalo, les da 
forma jurídica a Estas ideas, sosteniendo que en el delito se ofendía a determina-
dos sentimientos y propone medidas radicales y eliminativas contra delincuentes 
“incorregibles”. 
 
Estas tesis fueron acogidas rápidamente en América Latina. 
 
En Buenos Aires Luis María Drago, que fue un famoso político y diplomático argen-
tino como dicta conferencias y con otros profesores de derecho penal de la Univer-
sidad de Buenos Aires, Como Norberto Piñero, el médico José María Ramos Mejía 
y su hermano Francisco cómo forman la sociedad de antropología jurídica (1888) 
que es una de las primeras en receptar las ideas positivistas italianas. Es decir que 
se comienza a enseñar criminología en las cátedras de derecho penal de la facultad 
de derecho de la universidad mencionada. A los pocos años ahora lo mismo el juez 
y profesor Cornelio Moyano Gacitúa en la universidad colonial de Córdoba. Lo mis-
mo había sucedido unos años antes con el libro los hombres de presa, que publica 
drago y se traduce al italiano como agotándose la edición argentina en poco tiempo. 
Otros juristas que eran profesores como Rodolfo Rivarola también de derecho pe-
nal, Nicolás Matienzo, Carlos Octavio Bunge (sociólogo) y Osvaldo Magnasco co-
mienzan a publicar sus tesis en base al positivismo en auge y a enseñanzas en las 
cátedras porteñas. Al mismo tiempo los médicos, Como Francisco de Veyga, quien 
equipara a la delincuencia con la degeneración introducen la enseñanza de la cri-
minología. 
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Junto a él y a Ramos Mejía asoma la figura de José Ingenieros. Un célebre científi-
co argentino que fue médico de profesión y que escribe la primera obra que abre 
surcos titulada criminología dando nacimiento a la criminología clínica, es decir a la 
que se basa en el estudio del delincuente como si fuera un enfermo, al que se le 
debe hacer un diagnóstico y un tratamiento para (curarlo). Luego otros abogados 
como Eusebio Gómez y José Peco como que eran también profesores derecho 
penal adhieren total o parcialmente a las tesis positivistas. Lo mismo sucederá con 
médicos como Osvaldo Loudet y Gregorio Bermann. Los abogados mencionados 
en a su vez políticos relevantes consultados para la elaboración de leyes penales 
donde trataban de hacer triunfar a la tesis del momento. Sin embargo, algunos opu-
sieron como Manuel Obarrio y el autodidacta Julio Herrera, que impide la penetra-
ción de las ideas positivistas. De todos modos, estás se filtran en los nuevos códi-
gos penales, pero sin la fuerza y pujanza de países como México Colombia y Cuba. 
Es decir que la criminología positivista cala hondamente en la intelectualidad argen-
tina. Algunos inmigrantes por causas políticas como el anarquista Pietro Gori tam-
bién influyen en la siembra las nuevas ideas al fundar la primera revista en América 
Latina, que se llamó “criminología moderna” (1898). 
 
Casi al mismo tiempo surgen en Perú los escritos criminológicos de Oscar miro Que-
sada como creador de la pionera cátedra de criminología en la universidad de San 
Marcos (1919). La enseñanza de cuño positivista ha seguido teniendo vigencia du-
rante décadas y la clínica de Ingenieros perdura con gran fuerza hasta nuestros días. 
 
Los médicos en Brasil realizan unatarea similar, y lo mismo sucede en Chile con 
Israel Drapkin que funda un instituto de criminología como el creado por José inge-
nieros en la penitenciaría de Buenos Aires, que fue el primero en América Latina. 
 
En la pequeña isla de Cuba con el positivismo penetra profundamente y los profeso-
res de derecho penal logran introducirlo No sólo en las cátedras sino también en el 
código penal de defensa social, donde se acepta que la sociedad debe protegerse de 
los individuos calificados de “peligrosos” como decían Lombroso Ferri y Garófalo. 
 
En Costa Rica se advierten brotes positivistas fuertes en su legislación perdón de la 
nueva escuela despierta más adeptos es en México en época del Porfiriato y a sus 
profesores e intelectuales aceptan incondicionalmente al positivismo. 
 
Su introductor es Gabino Barreda y los funcionarios del General Porfirio Díaz como 
como Miguel Macedo que fue profesor de la Universidad Nacional Autónoma de 
México y primer director de la famosa cárcel de Lecumberru (1900), Quién hace 
estudios de la delincuencia desde una óptica racista: “los delincuentes eran los in-
dígenas y los mestizos y las clases altas no cometen delitos”. Después Julio Gue-
rrero realiza una investigación de la criminalidad en base al clima y a otros elemen-
tos topográficos que tenía en cuenta el positivismo. En 1917 se crea la especialidad 
en criminología en la carrera de leyes de la UNAM, pero no sabemos si se concretó. 
Lo cierto es que la primera escuela de criminología se debe a José Almaraz, un 
ingeniero culto que conoce derecho y criminología, que adhiere los postulados del 
positivismo y es autor del Código Penal de 1929 donde trata de introducir esas 
ideas sin lograrlo totalmente. 
 
En 1944 quería una carrera de criminología para médicos y abogados y presenta un 
plan para investigadores criminólogos y otro para funcionarios de cárceles y em-
pleados de las mismas. En la universidad de Veracruz se forma una maestría en 
ciencias penales donde enseña la criminología el exiliado español Mariano Ruiz 
Funes que seguía los lineamientos de la orientación clínica. 
 
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Estado actual de la enseñanza de la criminología en América Latina 
 
En la actualidad los países que cuentan con más cátedras de criminología son los 
de México como Venezuela, Guatemala, Colombia, Ecuador, Cuba, Panamá, Perú 
y, en menor medida, Brasil, Bolivia y Costa Rica. 
 
En el resto la enseñanza es prácticamente desconocida. En México existen varias 
maestrías dedicadas a la criminología como son las que se imparten en el Instituto 
Nacional de ciencias penales (creado en 1976), que tiene una duración de 5 semes-
tres (con un propedéutico) y que al parecer es donde se imparte en forma más 
completa e intensa. Se ha previsto a partir de 1985 instituir El Dorado. Lo mismo 
sucede en la Universidad Nacional Autónoma de México. Algún tiempo atrás existía 
una maestría en el instituto técnico de la procuraduría del D.F, que dejó de funcio-
nar. En los últimos años han germinado algunos proyectos para crear maestrías en 
universidades del interior del país con resultados poco efectivos. 
 
En la universidad de Nuevo León se fundó una licenciatura en criminología, que es 
la única en el país y tal vez en toda América Latina, donde los alumnos pueden op-
tar por ingresar al estudio de la carrera de criminólogos. Su plan de estudios deja 
mucho que desear, Porque existe una confusión entre la criminología que se estu-
dia en forma tradicional y positivista y la criminalística que es algo totalmente dife-
rente ya que se ocupa de la investigación policial en la averiguación de los delitos. 
 
A nivel de licenciaturas enseña como materia obligatoria en derecho de la Universi-
dad Autónoma metropolitana, en forma optativa en la Universidad Nacional Autó-
noma de México y en algunas de sus escuelas como también en otras universida-
des privadas de la ciudad capital. Lo mismo en universidades del interior del país. 
Se imparte en casi todo el territorio mexicano. 
 
En la escuela de trabajo social de la UNAM se ha incorporado como materia optati-
va en forma conjunta con ciencia penitenciaria. Llama la atención que no se estudia 
criminología en ninguna de las licenciaturas de sociología y psicología de las más 
importantes universidades del país (como UNAM y UAM), ni en comunicación o 
periodismo. 
 
Es decir que la enseñanza de la criminología ha quedado prácticamente como un 
patrimonio los abogados y ello se debe a que han sido estos los que se han preo-
cupado por las investigaciones, junto a los médicos en menos medida. También se 
debe a la fuerte de formación biológica que han tenido los estudios de campo y a la 
ausencia manifiesta de un tratamiento u orientación sociológica como suceden los 
Estados Unidos y en gran parte de Europa. La psicología ha penetrado en algunas 
investigaciones y especialmente en los centros penitenciarios, pero no se la con-
templa en los planes de estudios de esa carrera. 
 
El otro país donde es la enseñanza de la criminología ha tenido un gran auge es 
Venezuela con la particularidad que ha incorporado la de tipo crítico o radical. Exis-
te un instituto de criminología en la universidad de Zulia dirigido por Lola Aniyar que 
describe una obra con la orientación señalada y que titula: criminología de la reac-
ción social. En el mismo sentido se encuentran las cátedras e investigaciones y la 
universidad central de Venezuela Caracas a cargo de Rosa del Olmo, Tosca Her-
nández, Myrla Linares Alemán y Juan Manuel Mayorca. Se imparte con orientación 
clínica por los profesores Elio Gómez grillo en el instituto de la universidad Simón 
Bolívar, y por Rafael Moreno Betancourt, Orlando Contreras Pulido y otros, en el 
instituto de estudios penales y criminológicos y la universidad de Carabobo. Se en-
seña en la universidad de los Andes, que tiene un Nobel Instituto de Ciencias penal 
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y criminológico dirigido por José Francisco Martínez Rincones y la dicta Christopher 
Birkbech. 
 
En Perú con Ecuador y Bolivia la enseñanza de la criminología tiene un marcado 
carácter clínico, Brasil se caracteriza por estudios positivistas médicos y últimamen-
te algunos de la criminología radical o cuestionadora de carácter marxista como 
Cirino Juárez. 
 
Argentina, que fue cuna de la investigación y de las publicaciones criminológicas, ha 
retomado en este momento la enseñanza y los estudios porque fueron prácticamente 
devastados durante la época de la dictadura militar. Se imparte actualmente un curso 
de especialización en la facultad de derecho y ciencias sociales y en la Facultad de 
Psicología de la Universidad de Buenos Aires. También por Hilda Marchiori un curso 
optativo en la Universidad Nacional de Córdoba (derecho y psicología). 
 
Hace algunas décadas se crearon institutos de criminología o de derecho penal y 
criminología en las principales universidades (Buenos Aires, la plata, nordeste y lito-
ral) y también algunos entes oficiales o privados sin mayor continuidad en su labor. 
 
En Colombia se enseña la criminología En diversas universidades y se advierten 
algunos cambios significativos por la influencia la criminología crítica. 
 
Panamá cuenta con un pequeño pero Dinámico instituto de criminología dirigido por 
Marcela Márquez y Carmen Antony modernizado en su plan de enseñanza e inves-
tigación hacia los delitos de cuello blanco. En Costa Rica se enseña en pocos cen-
tros, en Cuba se imparte con un carácter marxista, Aunque sin llegar a la criminolo-
gía crítica, en Guatemala en forma tradicional y a la vez moderna, en Uruguay en la 
escuela de policía y en Chile en forma opcional. 
 
Por último, podríamos decir que se han multiplicado las cátedras y los institutos de 
criminología y se operan cambios significativos en el contenido de sus programas 
de estudio, pero América Latina ha sufrido un impacto tan fuerte y la criminología 
positivista y clínica que es difícil cambiar. 
 
No podemosomitir la acción devastadora de las dictaduras militares que, en Chile, 
Argentina con Uruguay y otros países destruyeron los institutos de investigación 
social y llevaron a la prisión a los criminólogos más lúcidos y obligaron a otros a 
emigrar para evitarla. Esas dictaduras quemaron libros, bibliotecas enteras y consi-
deraron a los investigadores y a los profesores universitarios como delincuentes. En 
esos años casi desaparecieron las publicaciones, salvo algunos casos que podría-
mos calificar casi Heroico, hubo sin embargo investigadores que siguieron escri-
biendo fuera de las universidades donde se suprimió la libertad académica. 
 
De todos modos, la criminología latinoamericana, que todavía tiene un gran camino 
por recorrer, ha mejorado sustancialmente en el campo de la investigación y la do-
cencia y es respetada y tenida en cuenta por el concierto de Naciones. 
 
Invitamos aquí a reflexionar sobre cuáles fueron las oportunidades en las que 
tuvo la posibilidad de interiorizarse sobre esta Ciencia Criminológica, cues-
tionada por muchos sobre su carácter científico que sin lugar a dudas, de-
seosa de desarrollarse con fuerza en beneficio de la humanidad, requiere de 
profesionales, que desde el amplio campo de acción, puedan realizar sus 
aportes e investigaciones. 
 
 
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A partir de la lectura realiza hasta aquí, buscar por lo menos 5 definiciones de 
Criminología de diversos autores y exponga las semejanzas que posean las 
mismas para luego en el foro, opinar en base a ellas sobre alguna de las futu-
ras actividades que como profesionales en la materia, podrían realizar. 
 
 
 
 
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UNIDAD II: 
EL FENÓMENO SOCIOLÓGICO 
 
 
2.1.- LA TEORÍA DEL ESTRUCTURAL FUNCIONALISMO - 
TESIS DE DURKHEIM 
 
Antes del abordaje de la temática se sugiere ver el siguiente link: 
 
https://www.youtube.com/watch?v=i9BAr_YS64A 
 
 
 
La tesis de Durkheim 
 
Emilio Durkheim nació en Francia A mediados del siglo pasado (1858), fue profesor 
de la Universidad de burdeos (1887) y ha ejercido una notable influencia en los es-
tudios sociológicos a través de tres libros fundamentales: de la división del trabajo 
social, las reglas del método sociológico y el suicidio que analizaremos para la 
exposición de su tesis y particularmente la de la anomia. 
 
En la nueva criminología se tienen en cuenta sus puntos de vista en relación al pro-
ceso de creación de las normas penales y a su concepción de la desviación social, 
ya que el delito es comprendido no en relación a factores biológicos y psicológicos, 
Como la escuela positivista, sino vinculado a la estructura social. 
 
Por otro lado, Durkheim rechazo las tesis individualistas, muy en boga en su época 
y el positivismo de Augusto Comte y trata de comprender a la sociedad tal como es 
y no como debe ser. En relación a nuestro trabajo nos interesa señalar que se ocu-
pó del delito en relación a la sociedad y en este sentido sus estudios toman vigen-
cia. La criminología deja de tener como objeto de estudio las personas que cometen 
delitos, es decir el “homo delincuente” y mira a la estructura social y la presión que 
la misma hace o a la “ruptura del mundo cultural”. 
 
1.- La tesis de Durkheim de que el delito es inherente a la sociedad como a qué es 
algo natural e intrínseco a la misma, provocó numerosas críticas y se acusó al 
autor de la tesis de estar haciendo la apología del mismo. Pero no es así, sino 
que Durkheim observó que el delito “ no aparece sólo en la mayoría de las so-
ciedades de tal o cual especie, sino en todas las sociedades de todos los tipos 
“ y que no existe sociedad donde no haya delincuencia. Cambian sus formas 
como los actos calificados no son siempre los mismos, pero siempre hubo 
hombres cuyas conductas fueron reprimidas con sanciones. Por otro lado, ob-
servó que la cifra de la criminalidad aumenta y que en su país (Francia) el as-
censo fue de casi el 300%. 
 En definitiva, partió de una observación cierta y comprobable y el hecho de 
considerar al delito “ normal “ a pesar de ser un hecho detectado y detestable, 
hace creer que su desaparición es un hecho “ positivo” pero eso no es cierto, 
Ya que Durkheim Observa el delito como un ingrediente necesario de una so-
ciedad sana. Para que no hubiera delito debe existir una nivelación de las con-
ciencias individuales. 
 De acuerdo al pensamiento de Durkheim en consecuencia, el delincuente ya no 
es un ser radicalmente asocial como una suerte de elemento parasitario, un 
cuerpo extraño in a similar, introducido en el seno de la sociedad, sino que es 
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https://www.youtube.com/watch?v=i9BAr_YS64A
 
 
 
 
 
 
un agente regular de la vida social. Eso no significa, en su opinión, que no de-
bamos odiar al delito (a pesar de ser un hecho de sociología normal) al igual 
que el dolor no es algo deseable, pero en forma parte de la fisiología normal. 
 De todos modos, Hay que agregar que para Durkheim el delito es “ normal “ 
siempre dentro de determinados límites que no sean exagerados. 
2.- Su tesis de que el delito es un hecho social normal Aunque en cierto tipo de 
sociedad no lo era, significa una ruptura con la concepción positivista de obser-
var al delito en relación predominante con el autor del mismo. 
 Durkheim no comparte la tesis de Lombroso de la herencia. Señala que muchos 
de los rasgos del criminal aparecen en otras personas. Si bien hay muchos de-
generados y neurasténicos, ello no significa que la neurastenia llevé siempre e 
inevitablemente al crimen. Lo mismo sucede en los suicidios. No hay relación 
con el estado psicopático. Aunque la degeneración es propicia para que actúen 
las causas que llevan al suicidio, no constituye en Sí una causa en igualdad de 
condiciones el degenerado tendrá más probabilidades de suicidarse, pero no lo 
hará por eso sino por otros factores sociales que se deben investigar. 
3.- En tercer lugar, consideró al delito como un factor de salud pública y no como 
un fenómeno Inevitable. Consideró que el delito es “normal”, lo toma como una 
parte integrante de la sociedad sana ya que una sociedad sin delitos sería im-
posible, porque sería necesario que los sentimientos que se lesionan fueron los 
mismos e iguales en todas las conciencias individuales. Señala que “convertir 
al delito en enfermedad social equivaldría a reconocer que la enfermedad no es 
algo accidental y qué, por el contrario, en ciertos casos deriva de la Constitu-
ción fundamental de ser vivo” y que para pensar en que desaparezca “sería 
necesario que los sentimientos que esos actos hieren apareciesen en todas las 
conciencias, sin excepción, y que lo hicieran con el grado de fuerza necesario 
para oponerse a los sentimientos contrarios” y que incluso en caso de lograrse 
esa condición, no desaparecería el delito, sino que sólo cambiaría su forma. 
4.- En cuarto lugar, los delitos son hechos que hieren estados fuertes y precisos 
de la conciencia colectiva. Es decir, que parte del principio o presunción de un 
consenso general de la colectividad en cuanto a lo que debe y no debe repri-
mirse. 
5.- En quinto lugar, considera que la conciencia colectiva es la que determinar las 
conductas delictivas. La conciencia colectiva es el conjunto de creencias y sen-
timientos comunes de los miembros de una misma sociedad. Hay sentimientos 
comunes de los miembros de una misma sociedad. Hay sentimientos más gra-
vemente ofendidos, como por ejemplo en los casos de robo y la falta de escrú-
pulos, donde se lastima el mismo sentimiento de respeto a lo ajeno, pero son 
embargo el segundo no tiene la misma intensidad para reaccionar, y eso expli-
caría que al ladrón se le castiga y al inescrupuloso solo se le censura. 
6.- La existencia de los delitos depende del “grado de la herida” y el derecho penal 
tarda en evolucionar precisamente porque se pasa en sentimientos bien enrai-
zados, de una fuerte intensidad, que por otro lado deben ser precisoscomo los 
de la vida y de los de la propiedad y por ello para Durkheim “el delito es malo 
porque lo reprobamos, no lo reprobamos porque es malo en sí”. 
7.- La tesis de Durkheim también renueva la teoría de las sanciones, por cuanto el 
razona lógicamente que “si el crimen es una enfermedad social, entonces el 
castigo es el remedio… pero si los delitos no tienen en si nada enfermizo, en-
tonces el castigo tampoco puede aspirar a la cura, sino que su función tiene 
que ser buscada en otra parte”. Como sabemos, para Durkheim el delito no es 
considerado como enfermedad y, en consecuencia, hay que buscar otro tipo de 
alternativas a las sanciones. Como el delito “es una herida que se causa a sen-
timientos, la pena debe ser de una reacción pasional, aunque de intensidad 
graduada. No basta el mero restablecimiento del equilibrio, sino que se requie-
re una satisfacción más violenta, ya que cuando solicitamos la represión del 
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crimen, no es a nosotros mismos, sino a algo más sagrado, que sentimos con-
fusamente por encima de nosotros; la moral, la divinidad, los ancestros y el de-
ber”. En consecuencia, la pena consiste en imponer un dolor, pero su fin es el 
de mantener la cohesión social, para sostener en vigencia la conciencia común. 
8.- La tesis de la Anomia. 
 Una de las tesis más novedosas para explicar la conducta desviada proviene 
de Durkheim quien plantea la “anomia” que significa falta de normas en su con-
cepción original y en otras más recientes es la incapacidad de la estructura so-
cial de proveer a ciertos individuos lo que se le será necesario para lograr las 
metas de la sociedad. 
 Según Durkheim, en las sociedades industriales modernas donde hay una gran 
división del trabajo existe un mayor debilitamiento de la conciencia colectiva 
porque hay una acentuación de las diferencias individuales. En consecuencia, 
la anomia en esta concepción es el “estado de desintegración social” originado 
por el hecho de que la creciente división del trabajo obstaculiza cada vez más 
un contacto, lo suficientemente eficaz entre los obreros y por lo tanto una rela-
ción social satisfactoria. De este modo el concepto de “anomia” es presentado 
como el polo contrario de la solidaridad orgánica. 
 En otras palabras, la Anomia surge debido a que la división del trabajo no produ-
ce contactos suficientemente eficaces ni entre sus miembros ni en las relaciones 
sociales (esto ocurre en las sociedades complejas, pero no en las sencillas). 
 El concepto de la Anomia de Durkheim fue ampliado en su libro El Suicidio, 
donde descubre que este último se presenta tanto en periodos de depresión 
económica como de gran prosperidad, en que aumentan las tasas de suicidios. 
 En el primer caso (depresión económica) el suicidio se produce porque las ne-
cesidades pueden ser satisfechas; y en el segundo (prosperidad) porque se 
vuelven ilimitadas sus necesidades y no pueden tampoco ser satisfechas. En 
ambos casos existe una ruptura con el modo habitual en que estaban acos-
tumbrados a vivir y esto produce una inadaptación y sentimientos de confusión. 
En esta situación de inestabilidad se produce un derrumbe de las normas y 
aparece la anomia, que causa un debilitamiento de la conciencia colectiva y 
hay poca claridad en los fines. En conclusión, la anomia es el “fracaso o la falta 
de un sistema de convicciones morales arraigadas colectivamente”. 
 
Críticas a la tesis de Durkheim 
 
Se ha observado que los puntos débiles de Durkheim son: 
 
1.- Partir de un supuesto falso e indemostrable de que existe un consenso colecti-
vo originario; que solo podría supuestamente hacerse en las pequeñas socie-
dades primitivas, donde todos se conocía, pero no en nuestra sociedad actual 
de difícil manejo y de variados núcleos culturales, donde “el consenso colectivo 
no puede significar sino un criterio impuesto por los grupos que tiene el poder y 
que simplifican así las divergencias en beneficio de sus intereses”. 
2.- La “conciencia es un producto cultural, y en consecuencia es algo que se 
aprende y se impone, y basar el derecho penal en una conciencia colectiva que 
no es originaria, sino impuesta es como construir un edificio sobre el primer pi-
so sin tener en cuenta los fundamentos subterráneos”. Algunos sentimientos 
derivados de la ignorancia en forma primitiva posiblemente han sido auténticos, 
pero después son manipulados por los líderes y se transforman en un poder 
manejable. 
3.- Otra crítica es la de Pinatel, que se invoca; aunque no se indica la fuente y que 
confundió el sentido de la constancia estadística, con el aspecto de normalidad 
y en consecuencia sería normal una conducta si fuera la más frecuente en la 
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sociedad Durkheim, haría reconocido que algunos índices muy altos de delitos 
pueden ser considerados patológicos y en consecuencia ser anormales. 
4.- Consideramos erróneo que hay que distinguir lo normal de lo normal y que a lo 
primero haya que fortalecerlo y el segundo compartirlo o eliminarlo y en conse-
cuencia, conforme a la tesis de Durkheim como el crimen Es lo normal, habría 
que crear el crimen para que la sociedad fuera sana. Esa supuesta crítica no 
resiste el menor análisis. En primer lugar para Durkheim, como el crimen no es 
una enfermedad social, el castigo no puede ser el remedio ni la cura y, en con-
secuencia, la función de la pena debe buscarse en otra parte. 
5.- Durkheim planteó que el crimen es algo inherente a la sociedad Y entonces es 
absurdo tratar de imaginar cosas que el autor no ha planteado. Por otro lado lo 
normal no significa que haya Que fortalecerlo porque el propio Durkheim ha 
planteado la existencia y la necesidad de sanciones o penas. 
 
2.2.- SUTHERLAND. TEORÍA DE ASOCIACIÓN DIFERENCIAL 
 
La teoría de la “Asociación diferencial” de E. Sutherland. 
 
Para esta teoría la sociedad no se funda en un consejo sino en una pluralidad de 
normas y sostiene que la conducta criminal se aprehende, es decir no es una con-
ducta heredada y el individuo que no haya sido educado en el crimen no inventa la 
conducta criminal. Además, sostiene que la conducta criminal se aprehende en la 
interacción con otras personas en un proceso de comunicación. Todo dependerá de 
la frecuencia e intimidad de esos contactos, y eso determinará en gran medida si 
una persona se convierte o no en criminal. 
 
El proceso de aprendizaje se desarrolla en la asociación con otras personas y su 
parte principal se hace en grupos personales íntimos. A la inversa, esto significa 
que las agencias impersonales de comunicación, como el cine y los periódicos 
desempeñan un papel relativamente poco importante en la Génesis del comporta-
miento delictivo (107). 
 
“No es que las personas se vuelvan delincuentes por estar asociadas con pautas de 
comportamiento delictivo, sino a causa de una sobreabundancia de esas asociacio-
nes, en comparación con las asociaciones con pautas de comportamiento antidelic-
tivo. Por eso es erróneo decir que la teoría carece de validez porque una categoría 
de personas -como los policías, el personal penitenciario o los criminólogos- han 
tenido una asociación prolongada con pautas de comportamiento delictivo, pero no 
son delincuentes” (108). La teoría otorga importancia a las construcciones lingüísti-
cas en la explicación de la motivación. Cuando la conducta criminal es aprehendida, 
dicha aprehensión incluye: técnicas del crimen, la específica canalización de moti-
vaciones, impulsos, racionalizaciones, y actitudes. 
 
Cuando un individuo se convierte en criminal, lo hace en razón de contactos con mo-
delos criminales o en razón del aislamiento respecto de los modelos anticriminales. 
 
Las asociaciones diferenciadas pueden variar, en frecuencia, duración, intensidad. 
Sutherland identifica esta conducta dentro de ciertas zonas de la ciudad. La delin-
cuencia es una conducta subcultural que se aprehende en los grupos que viven en 
zonas de transición,en donde el valor de la renta es bajo. 
 
Por eso para Sutherland los contactos y la intensidad de los mismos dependerán de 
la organización diferencial de los grupos dentro de una sociedad. Ejemplifica seña-
lando que un niño es normalmente educado en su familia, y que el lugar de la fami-
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lia está determinado en buena medida por el nivel de ingresos, y en consecuencia 
la cuota de delincuencia depende en muchos aspectos del precio de arrendamiento 
de las casas. Esto, sin perjuicio de muchos otros factores que inciden en la trama 
social (109). 
 
Los aportes de Sutherland son destacables, por cuanto significaron una crítica im-
portantísima a la criminología general o tradicional basada en factores o condicio-
nes económicas, psicopatológicas, o socio patológicas. Sutherland plantea dos ra-
zones: 
 
A.- Se basan en un falso ejemplo o muestra de la criminalidad, es decir la crimina-
lidad “ oficial “ en donde la criminalidad de cuello blanco era casi enteramente 
descuidada, abandonada u olvidada (mientras Sutherland demuestra por medio 
de datos empíricos la enorme proporción de este fenómeno en la sociedad 
americana). 
B.- En segundo lugar, la Teoría General del Comportamiento Criminal, no explica 
correctamente la criminalidad de cuello blanco, los cuales, salvo pocas excep-
ciones, no son pobres, ni han crecido en el “slum”, ni provienen de familias 
desunidas, y no son débiles de mente o psicópatas. En definitiva, no ofrece una 
explicación ni aun de las clases inferiores. En efecto, los factores sociológicos y 
psicopatológicos a los que recurre aquella por lo general, aunque indudable-
mente tienen que ver con el surgimiento de la criminalidad, sólo pueden expli-
car las características de la perteneciente a clases inferiores (por ejemplo estas 
se dedican al robo con fractura o de tipo violento, más que a delitos cometidos 
con falsas declaraciones) pero estos factores específicos no son encuadrados 
en una teoría general que esté en condiciones de explicar tanto la criminalidad 
de las clases inferiores como la de los cuellos blancos. Ellos no pueden, en 
consecuencia, ser considerados como elementos sobre los cuales reposa una 
explicación unitaria de la criminalidad. Una teoría general debe tener en cuenta 
un elemento presente en todas las formas de criminalidad (110). 
 
La obra de Sutherland (que comienza en 1921) ha dado impulso a numerosas in-
vestigaciones sobre la criminalidad sobre la delincuencia juvenil de bandas, que son 
tratadas en términos no biológicos -degenerativos o psicológicos-, pero siempre 
totalmente sociales. En esta línea se encuentran los estudios de Shaw y Mckay, de 
W. Whyte, Miller, Short. El campo de investigación es la banda, el “Slum”. Se hace 
más hincapié en el grupo y en su organización que en los móviles de quienes lo 
constituyen. 
 
Criticas 
 
La teoría de Sutherland explica el gangsterismo norteamericano de los años 20 y 
30, rígidamente organizado, con un sistema propio de valores. No sirve para com-
prender a todos los delitos individuales, pero si a los grupos delincuenciales. Por 
ello se sostiene que la teoría es válida para muchos casos individuales pero no para 
todos y se indican delitos cometidos a través de procesos de imitación (111), pero 
algunos cometen delito sin haber tenido contacto con otros criminales. 
 
Cressey trata de defender la teoría en un caso extremo, el de la cleptomanía, seña-
lando que en algunas situaciones “una persona podría identificarse como cleptó-
mano, dado que ese concepto es ahora popular en nuestra cultura” (112), indica 
que lo que no se explica es porque el individuo adopta ese rol de cleptómano. Tam-
poco la delincuencia “gratuita y maligna” de la banda de adolescentes; ni por qué 
dentro de una misma zona, individuos que tienen el mismo origen social y los mis-
mos contactos no se atienen a los códigos delincuenciales. 
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Es muy difícil poder verificar las cinco variables implicadas en el un proceso de 
aprehensión: intimidad, frecuencia, duración, prioridad e intensidad. 
 
La crítica de la Nueva Criminología es que en las teorías antes expuestas hay una 
visión muy simple de las relaciones del hombre con la sociedad, en donde aparen-
temente los individuos pueden hacerse delincuentes o no, y por medio del libre al-
bedrío se puede llevar a la gente a las zonas donde viven los delincuentes. No figu-
ran hombres que luchen contra los ordenamientos sociales ni se planteen que la 
estructura social está fragmentada por desigualdades y contradicciones y tampoco 
hay imágenes de hombres que tratan de modificar las opciones (113). 
 
2.3.- LAS SUBCULTURAS 
 
Cohen y las teorías de la subcultura 
 
Albert Cohen en su libro clásico sobre delincuencia juvenil: Delinquent Boy: the cul-
tura Of The Gang (1955) (104) plantea el problema de la subcultura en relación al 
conflicto cultural entre la clase media y obrera. El punto saliente es la toma de con-
ciencia en los jóvenes, de la existencia y de la fuerza de la diferencia de clases 
(115). Los obreros asisten a la escuela y son juzgados conforme a las normas de 
las clases medias (ambición, éxito, buenos modales, respeto a lo ajeno, confianza 
en sí mismo, etc). Sus valores de clase obrera no los preparan para competir en 
esa situación y entonces se produce una “frustración de status” y los adolescentes 
reaccionan contra las normas que no logran respetar. Luego, en un proceso de 
“formación reactiva” invierten los valores de clase media y crean “una cultura malig-
na, hedonística a corto plazo, no utilitaria y negativista” (116). En definitiva plantea 
una suerte de subcultura (una cultura dentro de otra) y los modelos de conducta de 
los jóvenes delincuentes que estudió son: “no utilitaristas, mal intencionados y ne-
gadores “y en algunos grupos, como el de los ladrones, encontró en las motivacio-
nes, razones vinculadas con el valor del hecho realizado, la fama, que produce pro-
funda satisfacción más que razones económicas o de lucro o provecho (117). 
 
A menudo, se roba por el “gusto de robar” (118), independientemente de considera-
ciones de ganancia, y a la actividad se le atribuye valor, jactancia y profunda satis-
facción. En “el esfuerzo realizado en el riesgo que se corre por robar cosas que a 
menudo son tiradas a la calle, destruidas o regaladas, no existe un cálculo en tér-
minos sociales inspirado en criterios de utilidad”. Roban cosas que no le serán úti-
les. ¿Se puede explicar esta actividad como una forma de recreación, juego o de-
porte? Se trata de esto, pero ¿Por qué este tipo de juego es atrayente para unos y 
no para otros que lo consideran repugnante? También otros juegos son típicos para 
recreación (el alpinismo, billar, ajedrez, etc). 
 
¿Por qué, en un grupo, el robar es la búsqueda de una condición social de respeto 
y, en otros, es una maniobra Infamante? La banda demuestra hostilidad hacia sus 
coetáneos y los adultos próximos (119). 
 
Las observaciones a la teoría de Cohen son que sólo se limita a la explicación del 
fenómeno delincuencial de los jóvenes (no abarca los adultos o mayores) y tampo-
co logra explicar todas las conductas cometidas por estos. Es decir, que a la teoría 
falta universalidad, y el propio Cohen reconoció la restricción de su teoría. 
 
También se objeta que su obra se basa más en las impresiones que tuvo como 
director en un instituto para delincuentes juveniles que en el resultado de una inves-
tigación precisa. Cohen es consciente de sus limitaciones y plantea la necesidad de 
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profundizar sobre algunos puntos de su tesis como la de los jóvenes trabajadores 
sean ambivalentes en sus actitudes hacia las normas y valores de las clases me-
dias. Asimismo, se critica su tesis de la naturaleza irracional, negativa y no utilitaria 
de las bandas juveniles (120). De todos modos se reconoce que su gran mérito ha 
sido el de llamar la atención y de ofrecerexplicaciones plausibles al gran significado 
de las clases sociales (121). 
 
Las impugnaciones a la tesis de que han sido numerosas y podemos sistematizar-
las en las siguientes: 1) se limita sólo al fenómeno delincuencial de los jóvenes, no 
abarca adultos y mayores, lo que le resta universalidad a su teoría; 2) no logra ex-
plicar todas las conductas cometidas incluso por los jóvenes; 3) se duda de la su-
puesta cohesión y consenso normativo que Cohen le atribuye a las bandas juveni-
les; 4) se ha sostenido que hay gran variación entre los sectores pobres de las 
grandes ciudades norteamericanas y que “una subcultura no es apta para crear 
cuando el ámbito está dominado por adultos empeñados en empresas ilícitas” 
(122); 5) las subculturas juveniles no funcionarían como un sistema separado sino 
vinculado al sistema cultural de la misma comunidad; 6) dudas sobre la correlación 
entre delincuencia y clase social (Reiss y Rodhes); 7) críticas al método y a la lógi-
ca del comportamiento criminal de la tesis de Cohen (Kitsuse y Die-trick). 
 
A pesar de todas las observaciones, muchas de ellas aceptadas por el propio autor, 
se reconocen los aportes de Cohen porque ha contribuido a comprender ciertos 
comportamientos delincuenciales y porque ha tenido en cuenta una sociedad dividi-
da en clases sociales, que pretende satisfacer no sólo necesidades culturales sino 
una mayor acumulación de riquezas (123). 
 
Sin embargo, el “subculturalismo” ha servido para estigmatizar a sectores margina-
dos de la sociedad (homosexuales, feministas, hippies, chicanos negros o disiden-
tes políticos). 
 
2.4.- LA TIPOLOGÍA DE MERTON 
 
Merton y el estructural funcionalismo 
 
Robert King Merton es un sociólogo norteamericano con una extensa producción 
bibliográfica que comiencen los años 30, donde se destaca su libro teoría y estruc-
tura social (traducido al español, francés, italiano, portugués, japonés, hebreo, ale-
mán, Ruso, checoslovaco) y que nosotros Seguiremos para la exposición de su 
pensamiento. 
 
Nos detendremos en el capítulo o artículo sobre “estructura social y anomia” que ha 
sido reeditado 27 veces y donde plantea una tipología de personas que interesa 
hasta trabajo. 
 
La influencia de Merton en la investigación criminológica ha sido fundamentalmente 
porque el método funcionalista domina las indagaciones o estudios realizados en 
los Estados Unidos y en gran parte de Europa y tiene una gran influencia en los 
planes de enseñanza de sociología de los países latinoamericanos. Casi no hay 
texto donde no sé si te su pensamiento, Incluso en algunas disciplinas afines como 
la psicología criminal. 
 
Por otra parte, como las teorías sociológicas y psicológicas señalaban que el fun-
cionamiento defectuoso de las estructuras sociales debía atribuirse a fallas de con-
trol social sobre los impulsos biológicos del hombre y ese concepto ha sido discuti-
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do por Merton, quien trata de descubrir Cómo algunas estructuras sociales ejercen 
una presión definida sobre ciertas personas de la sociedad para que sigan una 
conducta inconformista y no una conducta conformista. Nuevo texto. 
 
Robert Merton plantea el problema de la desviación en relación con la estructura 
cultural señalando que el ciudadano norteamericano está presionado por alcanzar 
metas o propósitos que sirven como objetivos legítimos para todos los miembros de 
la sociedad. Es decir, que el individuo se mueve por objetivos y metas que la propia 
sociedad le impulsa a conseguir, y que en el caso de la sociedad norteamericana es 
la mayor riqueza económica como el bienestar, la prosperidad como el éxito. Por 
otro lado, un segundo elemento a considerar es el medio de que se vale el individuo 
O mejor dicho los medios que puede proporcionar la propia sociedad. En definitiva, 
la tesis de Merton se mueve entre objetivos o fines y medios para lograr aquellos 
fines. 
 
La sociedad norteamericana “bombardea” permanentemente a sus ciudadanos por 
medio de la publicidad para alcanzar aquellos fines u objetivos, pero no brinda 
siempre los medios necesarios para alcanzarlos en el caso de que no exista un 
equilibrio entre los objetivos y los medios se producen la desviación. De estructura 
social “ entra en tensión con los valores culturales (puesto que posibilita sin más un 
proceso adecuado a las normas y los valores a los titulares de determinadas posi-
ciones en la sociedad, mientras que otros se les dificulta o incluso se les imposibili-
ta. De estructura social actúa ya sea obstaculizando o fomentando la satisfacción 
de las expectativas culturales. Cuando las estructuras culturales y sociales están 
mal integradas, cuando la primera exige comportamiento y actitudes que la segun-
da obstaculiza, entonces de ella resurge una tendencia al derrumbe de las normas, 
a la falta de normas”. Es decir que de este pensamiento de Merton donde caracteri-
za la anomia se deduce Cómo está gravitando poderosamente la estructura social. 
 
La tipología de Merton 
 
Merton establece distintas categorías o tipologías, conforme al papel social o con-
ducta de los individuos en situaciones específicas y no a la organización de su per-
sonalidad. 
 
Tipos de adaptación individual: 
 
(+) Aceptación 
(-) Rechazo 
(+-) Rechazo a los valores y sustitución por valores nuevos 
 
Formas de adaptación Metas culturales Medios institucionales 
Conformidad + + 
Innovación + - 
Ritualismo - + 
Retraimiento - - 
Rebelión +- +- 
 
a.- Conformidad: El primer grupo que llama “conformidad” corresponde a indivi-
duos que están “conformes” con las metas culturales y los medios instituciona-
lizados. Esta conducta es la más difundida, porque si no fuera así “no existiría 
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estabilidad en la sociedad”. En estas conductas no existe desviación y Merton 
realiza su apología. 
b.- Innovación. Los individuos se encuentran presionados por la meta éxito, de ob-
tener riquezas y poder, pero utilizan medios ilícitos. Eso sucedería, según Mer-
ton, más en las clases desposeídas o pobres, cuando tienen que competir para 
alcanzar valores culturales de éxito económico, y están limitadas a “hacer dinero” 
por medios legítimos, pero la sociedad está presionando para alcanzar el “éxito 
económico”. Ya veremos que en esto hay una crisis de tipo social importante. No 
se es delincuente por ser pobre, ya el sociólogo Sorokin había demostrado que 
“no en todas partes ni siempre muestran los pobres una mayor proporción de de-
lincuencia” (88) y que muchos países pobres han tenido menos delincuencia que 
los países ricos. Ni el mejoramiento de las economías a fines del siglo pasado y 
comienzos del presente fue acompañado de una diminución de la delincuencia. 
Solo que para Merton la variable “pobreza” debe ser analizada en el contexto an-
tes señalado de oportunidades limitadas y de fuertes metas culturales. Claro es-
tá, que destaca también la delincuencia de cuello blanco, que corresponde a los 
sectores altos o poderosos de la sociedad y señala cómo los mismos no son es-
tigmatizados, sino que gozan de respetabilidad (como diría Sutherland) y solo 
son criticados en “privado” pero no en público. Se reconoce que hay personas 
que adquieren riquezas por medios ilícitos (delincuentes de cuello blanco) pero 
se los justifica porque son “listos” (89). En consecuencia, el norteamericano me-
dio es duro con la delincuencia, pero no con este tipo de delincuente. El utilita-
rismo en EE. UU ha llevado a considerar que la cuestión de los medios es relati-
vamente intrascendente y el sueño norteamericano exhorta a triunfar, pero distri-
buye las oportunidades en forma desigual. 
c.- Ritualismo. Las personas de este grupo “abandonan o reducen los altos objeti-
vos culturales del gran éxito pecuniario a medida que puede uno satisfacer sus 
aspiraciones, pero sigue respetando de manera casi compulsiva las normas 
institucionales” (90). En este grupo sus integrantes se alejan de las metas cul-
turales de éxito,ya que no quieren competir, porque esto produce ansiedad y 
para reducir esta se rebaja el nivel de aspiraciones. 
d.- La filosofía de estos individuos se sintetiza en frases como “estoy contento con 
lo que tengo”, “no aspires a demasiado y no tendrás desengaños”, “juego sobre 
seguro”, etc. Corresponden a las clases medias-bajas donde los padres ejercen 
una presión constante sobre los hijos para respetar los mandatos morales de la 
sociedad (91). 
e.- Retraimiento. Los individuos de este grupo no tienen metas culturales (en los 
términos de Merton), “están en la sociedad, pero no son de ella” y en esta ca-
tegoría incluye a los psicóticos, egoístas, parias, proscriptos, vagos, borrachos 
crónicos y drogadictos. Es decir que no tienen metas culturales institucionales y 
su conducta no se ajusta a las normas institucionales (92). 
f.- Rebelión. Las personas de esta tipología están fuera de la estructura social y 
tratan de poner en existencia una estructura social nueva o modificada. Supo-
ne, además, en opinión de Merton, el “extrañamiento de las metas y las normas 
existentes, que son consideradas como puramente arbitrarias” (93), es decir 
que se condena tanto las metas o fines como los medios. Todo ello supone que 
los movimientos organizados de rebelión “tratan de introducir una estructura 
social en la que las normas culturales de éxito serían radicalmente modificadas 
y se adoptarían provisiones para una correspondencia más estrecha entre el 
mérito, el esfuerzo y la recompensa” (93). 
g.- Hay que distinguir entre el “rebelde” y el “resentido”, ya que en este último no 
existe un verdadero cambio de valores, mientras que en la rebelión hay una 
verdadera transvaloración. 
 
 
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Aportes y críticas a la teoría de Merton 
 
A partir de los trabajos de Merton se produce un cambio radical en el estudio de la 
desviación social. Tiene un cuadro teórico y conceptual más amplio y cuestionado 
las explicaciones biológicas según las cuales se cometen delitos o conductas des-
viadas (95). Sus investigaciones no responden a nuestras realidades sociales lati-
noamericanas y asume el papel de un Rebelde cauteloso, porque hace críticas que 
“llevadas a su conclusión lógica exigirían cambios sociales radicales, pero nunca lo 
lleva a esos extremos” (96). También el modelo de Merton explica al delito profe-
sional de los adultos y algunas conductas de menores y adolescentes, pero es insu-
ficiente para la interpretación de la delincuencia juvenil en banda, al no poder expli-
car algunos caracteres específicos y de delitos no utilitarios como la gratitud, malig-
nidad, destructividad, ya que el robar por el placer de robar es una actividad que, 
además de consideraciones de ganancia y provecho se atribuye al valor, audacia, 
prestigio y a una gran satisfacción, y no hay cálculo racional ni utilitario. Asimismo, 
Cohen señala que el individuo de Merton está como “encerrado en una caja” y la 
teoría de la anomia no tiene en cuenta los procesos de interacción y comunicación 
en que está implicado el actor (98). Por otra parte se sostiene que la teoría analiza-
da es “ahistórica” y sus conceptos se limitan a describir una realidad y hacer propa-
ganda del conformismo (99). 
 
Laurie Taylor señaló, que su tesis es como “si los miembros de la sociedad jugaran 
en una gigantesca máquina tragamonedas, pero alguien modificó deliberadamente 
su mecanismo y siempre ganan los mismos jugadores. Los que pierden recurren 
entonces a usar monedas extranjeras o imanes para aumentar su probabilidad de 
ganar (Innovación) o juegan irreflexivamente (ritualismo), dejan de jugar (retraimien-
to) o proponen jugar a algo completamente distinto (rebelión). Pero no hay nadie 
que pregunte quién puso la máquina así en primer lugar y quién se lleva a las ga-
nancias. La crítica del juego se limita a modificar la secuencia de ganadores para 
que algunos puedan sacar mayor partido. Lo que aparece como una crítica la so-
ciedad termina tomando a la sociedad actual como algo inalterable” (100). 
 
2.5.- LA ESCUELA DE CHICAGO Y 
LA “ECOLÓGICA”, INTERACCIONISMO SIMBÓLICO 
 
La escuela de Chicago 
 
Un grupo de sociólogos de la Universidad de Chicago o vinculados a ella, habían 
“comenzado a elaborar una crítica específicamente sociológica de las condiciones 
sociales prevalecientes y habían asumido ya el papel de asesorar a quienes formu-
lan políticas y agitar la conciencia pública” (101). 
 
Robert Ezra Park ejerció el periodismo durante 25 años antes de ser nombrado 
profesor en el Departamento de sociología en el año 1914. Había empleado el mé-
todo de los reporteros para obtener información sobre las condiciones de vida de la 
ciudad, para organizar campañas publicitarias sobre temas de vivienda en especial 
y urbanos en general. 
 
Los colegas y alumnos de Park efectuaron un cúmulo de investigaciones sobre lo 
que dieron en llamar la “ ecología social “ de la ciudad, estudiando zonas de trabajo 
y residencia, enfermedades y salud y conductas desviadas, Clifford Shaw y Henry 
Mckay (1931) con los autores más prolíferos de la escuela sobre el tema del delito y 
la conducta desviada (102). 
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Los investigadores determinaron que los problemas sociales de la ciudad de Chica-
go eran consecuencia de pautas incontroladas de migración y de la creación de 
zonas naturales en las que sus habitantes estaban aislados de la cultura general de 
la sociedad (103). Compararon a grupos condenados por las cortes juveniles en 
distintos periodos históricos. 
 
La escuela “ecológica” 
 
El núcleo de la teoría ecológica está centrado en la lucha por el espacio, se distin-
guen algunas cuestiones de crecimiento urbano, ciertos tipos de vecindarios y se 
establece la ley “del más fuerte” (104). 
 
Existen diversas áreas o zonas en la ciudad de Chicago sobre los que se encuentra 
la gran ciudad (105). 
 
En la cima de la jerarquía aparece el distrito comercial central, que incluye bancos, 
oficinas públicas, comercios de lujo, y rodeado en un primer momento de las zonas 
residenciales en las que vivían los ciudadanos “respetables”, o de la alta burguesía. 
Luego el distrito comercial se comienza a expandir y pone sus ojos sobre esas pro-
piedades. 
 
Sus ocupantes se alejaron y abandonaron las casas a un grupo que no podía mu-
darse a ningún otro lado, los nuevos inmigrantes. Entonces la composición era la de 
un centro comercial rodeado de viviendas en mal estado, seguidas por las casas de 
obreros y una zona en que se encuentran departamentos y hoteles. En esa zona de 
“transición” o “intermedia” estaría la mayor concentración de desviados. 
 
La teoría ecológica es uno de los primeros intentos de explicar sociológicamente la 
delincuencia y se encuentra en la obra de Trasher: The Gang (las bandas) escrita 
en 1927. Trasher examinó 1.313 bandas de la ciudad de Chicago sobre un total de 
25.000 miembros y encontró una zona de bandas. 
 
La tesis ecológica (Shaw-Mckay), a pesar de que ha sido confirmada en varias in-
vestigaciones se ha criticado por ser un planteamiento muy simplista de la delin-
cuencia (106). No se puede explicar a muchos jóvenes no delincuentes dentro de 
estas áreas, ni la delincuencia fuera de esos terrenos. También la cuestión de que 
los terrenos de delincuencia “producen” delincuencia, o si “atraen” a personas in-
teresadas en la delincuencia. 
 
 
2.6.- TEORÍAS DE LA OCASIÓN E IDENTIFICACIÓN DIFERENCIAL 
 
La teoría de la Ocasión Diferencial (Cloward y Ohlin) 
 
Las teorías de Durkheim, Merton, Sutherland y Cohen ya expuestas, son continua-
das por Cloward y Ohlin, en una obra sobre Las bandas delincuenciales en América 
(124) y cuyo eje gira sobre las diferencias de oportunidad de las clases sociales. 
Los autores no realizaron una investigación de campo, pero son importantes los 
aportes llevados a cabo al criticar las teorías anteriores y las tesis nuevas. 
 
Cloward retoma la tesis de Durkheim y de Merton, completando lade este último 
señalando el acceso a los medios ilegítimos conforme a una distribución sociocultu-
ral desigual. Las capas sociales inferiores serían criminales con más frecuencia 
porque no disponen de medios legítimos (125). 
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El problema reside en las posibilidades de acceso y no estrictamente en un proble-
ma de culturas y subculturas. Las diferencias de oportunidades las advierten en los 
barrios pobres donde las posibilidades de aprender y perfeccionar conductas no 
legales son particularmente grandes y eso explicaría el por qué están más expues-
tas a ser criminalizadas. Es decir que son los niveles sociales (pertenecer una clase 
social) los que determinan el acceso a los medios ilegítimos. Si los miembros de las 
clases medias y altas, sostienen, quisieran cometer los delitos de las clases socia-
les bajas, tendrían dificultades por una falta de preparación y no podrían abandonar 
su cultura de clase. Por el contrario, lo mismo sucede con los sectores bajos que no 
podrían tomar el rol criminal de los delincuentes de cuello blanco. Es decir que re-
toman las tesis de Sutherland, de ver a la delincuencia como un problema cultural, y 
la de Merton en cuanto a los medios que la sociedad brinda, pero profundizan en 
las posibilidades. Piensan, por ejemplo, en los inmigrantes que están aislados tanto 
en relación a las ocasiones criminales como a las legales (126). Un hombre de ne-
gocios tiene más “posibilidades” u “oportunidades” de cometer delitos de cuello 
blanco que delitos propios de las clases bajas. 
 
En definitiva han conjugado las diversas teorías anteriores: de la anomia, la de los 
contactos diferenciales y la de las subculturas. 
 
La teoría de la identificación diferencial (Glaser) 
 
Esta teoría corresponde a Daniel Glaser, quien discrepa con Sutherland en cuanto 
a que la criminalidad tiene que producirse por la interacción o contactos sociales. 
Por el contrario, con el término “identificación”, Glasear quiere indicar “la elección 
de otra persona, desde cuya perspectiva observamos nuestra propia conducta”. El 
individuo elige a determinadas personas o grupos con los que se identifica y que le 
proporcionan el modelo para sus propias conductas. Glaser dice: “Una persona 
sigue el camino del crimen en la medida en que se identifica con personas reales o 
ficticias, desde cuya perspectiva su conducta criminal parece aceptable” (127). 
 
Por ejemplo, la identificación con criminales en los medios de comunicación de ma-
sas como como reacción negativa ante las fuerzas que se enfrentan a la criminali-
dad. 
 
Hay una cierta racionalización cuando se produce un conflicto de roles, e identifica 
el grupo de referencia y a los mecanismos de racionalización, en el momento de 
elegir su comportamiento (128). Es decir que el sujeto estaría eligiendo “modelos” 
con los que se “identifica” pero al mismo tiempo se produce un proceso de interac-
ción al interior del propio individuo cuando racionaliza su conducta. En consecuen-
cia, si el individuo racionaliza (puede elegir) entonces el delito, no se puede ver co-
mo patológico o como enfermedad. 
 
Crítica: consiste en que se concibe la conducta criminal de “antemano” elegida 
intelectualmente en forma anticipada y no como un suceder que ha surgido de una 
determinada situación (129). Puede ser así, pero no en todos los casos, ni siquiera 
en la mayoría. Por otro lado, se dice que es una posición especulativa (especula en 
que aparecen esos modelos de identificación). 
 
 
 
 
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ACTIVIDAD INDIVIDUAL OBLIGATORIA 
 
TRABAJO PRÁCTICO Nº 1 
 
Responda el siguiente cuestionario: 
 
1.- ¿Con qué publicaciones Emilio Durkheim influyó de manera notable en los es-
tudios Sociológicos? Explique brevemente sobre que versa alguno de ellos. 
2.- ¿Qué es la conciencia colectiva para Durkheim? 
3.- ¿Cómo conceptualiza Durkheim la “Anomia”? Explique lo que entendió al res-
pecto. 
4.- Tome una de las Críticas que se le formulan a la Tesis de Durkheim y explique 
con sus palabras lo que entendió de la misma. 
 
 
 
 
2.7.- LAS CORRIENTES INTERACCIONISTAS 
 
Hasta ahora hemos observado diversas corrientes sociológicas que tratan de expli-
car el fenómeno de la desviación, conforme a distintos mecanismos funcio-
estructurales, culturales o subculturales. A partir de la corriente llamada “interaccio-
nistas “ se produce un cambio radical en este tipo de explicaciones. El problema de 
la desviación es visto en relación a las “ respuestas de los otros” y existe un cues-
tionamiento del pensamiento funcionalista. Por ejemplo H. Becker plantea cuál es el 
propósito o meta, es decir, la función que tendría un grupo en la sociedad y saber 
qué cosas ayudarían a que se logre en esas metas “a menudo de naturaleza políti-
ca “ (130), y en consecuencia la función del grupo se resuelve en la contienda polí-
tica y no está en la naturaleza misma de la organización. Al mismo tiempo las nor-
mas o reglas que daban imponerse al considerar qué conductas se estima desviada 
o cuál no, también son cuestiones políticas, que fueron descuidadas por el funcio-
nalismo que de esta forma se encontró limitado (131). 
 
Ahora pasaremos ocuparnos del proceso de elaboración de las normas que se de-
ben a determinados grupos sociales y de aplicación de las mismas a ciertas perso-
nas a las que se califica de marginales. De esta forma la desviación no es una “ 
cualidad “del acto cometido por una persona sino una consecuencia de la aplicación 
que los otros hacen de las reglas y las sanciones; el desviado “es una persona a la 
que se ha podido aplicar con éxito dicha calificación, la conducta desviada es la 
conducta así llamada por la gente “ (132). 
 
El proceso de elaboración y ejecución de las normas 
 
Los criminólogos no se habían ocupado de los procesos de elaboración y aplicación 
de las normas, solamente las aceptaban como válidas y como representativas de 
los intereses de la comunidad. Es decir, que el mito que se viene a destruir es pre-
cisamente el de considerar que las leyes son elaboradas por todos, o por lo menos 
por la mayoría, para ser aplicables también a “todos” o a la mayoría de la población. 
 
Ello no es cierto, por cuanto las normas son elaboradas por unos pocos, que son 
los detentadores del poder económico y político, para ser aplicadas también a unos 
pocos que son precisamente los que no tienen el poder, es decir los pobres o mar-
ginados de la sociedad, o como diría Becker (133), las leyes las hacen los viejos 
para los jóvenes, los hombres para las mujeres, los blancos para los negros, los 
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nacionales para los extranjeros, las clases medias para las clases bajas, los ricos 
para los pobres. Es precisamente Howard Becker, quien realizó un importante apor-
te a la elaboración de una nueva criminología al señalar los mecanismos de elabo-
ración de las normas. 
 
Para Becker, que publicó su libro Los extraños, la imposición de las normas o re-
glas tiene dos características: 
 
1.- Es un acto de empresa donde cuenta tanto el interés personal y la actividad 
empresarial como la publicidad 
2.- La imposición sólo ocurre cuando la conducta desaprobada se hace pública. 
¿Por qué es un acto de empresa? Porque se pone en funcionamiento todo un 
aparato, similar al de una empresa, donde una persona a la que él llama “cru-
zado” porque cree que su misión es algo “sagrado”, por su honestidad, fervor y 
rectitud, consigue la adhesión de otras, que no tienen intereses tan transparen-
tes como los suyos (134), para iniciar una “campaña” que terminara en la ela-
boración de una norma o ley. 
 
En segundo lugar se aprovechó una situación de pánico colectivo, como ser en 
momentos en que se cometieron varios crímenes sexuales, y esto es utilizado para 
realizar una fuerte campaña en la sociedad. Luego se nombra una “comisión” que 
hará perdurar el interés por el asunto o tema, hasta que se logra la formulación de 
la ley.Este proceso explica sólo una parte del cambio recorrido. El otro ingrediente indis-
pensable es el de la publicidad. Howard Becker señala la ley anécdota contada por 
el antropólogo Branislaw Malinowski de lo que sucedió en una isla (Trobrland), don-
de un Joven se suicida a raíz de que habría mantenido relaciones con una joven 
pariente, violando las leyes de la exogamia. Sin embargo, el hecho era conocido 
desde bastante tiempo atrás y nadie había protestado hasta que otro muchacho 
interesado en la misma joven y perteneciente a una aldea diferentes entero e hizo 
público el acto mediante escándalos y ofensas que terminaron provocando repro-
bación y altercados entre ambas aldeas y con el suicidio del joven “desviado”. 
 
A la conducta antes señalada, Becker la llama “pegar el grito”, o dar la voz de alar-
ma. 
 
Es decir que existen innumerables hechos en nuestra sociedad que están reproba-
dos o son dañinos a la comunidad pero todo lo consienten, nadie se queja, nadie 
los reprueba exteriormente, como por ejemplo los pequeños robos en supermerca-
dos o en empresas en donde la víctima no hace ninguna denuncia porque incluso lo 
ha previsto en los costos. 
 
En definitiva la “desviación” no es una cualidad del “desviados” sino que los grupos 
sociales producen la desviación al crear las normas y aplicar dichas reglas a otras 
personas a las que se clasifica de extraños (135). Es más, el desviado es alguien al 
que se aplica ese rótulo con éxito, es decir que, “conducta desviada” (concepto más 
amplio que el de delito) es lo que la gente cataloga de ese modo. 
 
La tesis de Howard Becker se ubica dentro del interaccionismo, porque tiene en 
cuenta las respuestas de los otros. Pero no todos los calificados como desviados lo 
son porque los procesos de clasificación pueden no ser infalibles y mucha gente 
catalogada de esa forma no lo es, o puede ser que muchos transgresores no sean 
detectados y no sean incluidos dentro de los “desviados”, ¿Pero qué tienen de co-
mún las personas que han sido clasificadas como desviadas?, Se pregunta Becker 
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y él mismo se responde que por lo menos comparten el rótulo y la experiencia de 
ser clasificados como extraños. Por otro lado el grado en el que el acto será consi-
derado “ desviado “ depende también de quienes lo cometan y quienes sientan que 
han sido perjudicados por este. Las reglas tienden a ser aplicadas en mayor grado 
a algunas personas que a otras, y Becker señala los ejemplos de la delincuencia 
juvenil donde los jóvenes de barrios de clase media no son llevados “tan lejos “ en 
el proceso penal como los muchachos de Barrio bajo cuando son detenidos. Es 
menos probable que el muchacho de clase media se ha llevado a la comisaría o 
delegación si es interrogado por la policía, menos probable que se lo registre si es 
detenido y es extremadamente improbable que sea condenado y sentenciado (136). 
También es sabido en los Estados Unidos que un negro al que se cree culpable de 
haber atacado una mujer blanca será castigado con mucha más probabilidad que a 
un hombre blanco que comete el mismo delito. 
 
Esta forma diferencial de aplicar el castigo lo hemos percibido en los delitos de cue-
llo blanco, donde las sanciones son de tipo administrativo. Así, por ejemplo ahora 
estamos estudiando los delitos ecológicos o la protección del medio ambiente y 
advertimos en primer lugar que no se encuentran tipificados en los códigos penales 
(con la única excepción en México del código penal de Estado de Veracruz en el 
que participamos). Por el contrario suelen establecerse leyes especiales, Como la 
Ley Federal de protección al medio ambiente de México y de otros países como las 
de Estados Unidos, URSS, Venezuela, etcétera. Por otro lado, también advertimos 
que existe una multitud de leyes muy dispersas ya que se encuentran normas en el 
código sanitario, en las leyes de Asentamientos Humanos, en los reglamentos res-
pectivos y en numerosos ordenamientos legales. 
 
También el tipo de sanciones es del orden administrativo, como multas, suspensión 
o clausura temporal o definitiva (en Casos extremos), pero sólo excepcionalmente 
se establece la pena de prisión, que es la sanción preferida en los códigos penales. 
Por otro lado algunas reglas se impone cuando acarrean ciertas consecuencias, 
como en el caso de las madres solteras, donde muy pocas veces (por decir casi 
ninguna) las relaciones sexuales ilícitas determinan castigos o censura sociales 
para las transgresoras. Sin embargo, si esa mujer queda embarazada la reacción 
de “los otros” será posiblemente muy rigurosa, estigmatizada y en algunos grupos 
censurada. 
 
Es de destacar que la censura es a la madre y no al padre. Lo mismo sucede en los 
delitos ecológicos, y hemos comprobado la aplicación de sanciones más enérgicas 
(cierre de fábrica) cuando se ha producido la muerte de obreros por la contamina-
ción y la prensa ha puesto el “grito”. 
 
Todos los ejemplos expuestos por Becker son para reforzar su tesis de que la des-
viación no es una cualidad presente en cada conducta y ausente en otras, sino que 
es un proceso que determina relaciones con otras personas que aprueban o 
desaprueban esa conducta. Esta puede ser una infracción de la regla en un mo-
mento dado y desaparecer en otro, puede hacerlo cuando lo comete una persona 
pero no cuando lo hace otra. Y por último algunas pueden quebrantarse impune-
mente y otras no. En definitiva la desviación (o el considerar a un acto como des-
viado) en parte depende de la violación de las normas y en otra parte de lo que los 
demás hacen al respecto. 
 
Criticas 
 
Se sostiene que en el análisis de Becker falta la relación entre los aplicadores de la 
regla las reglas y una situación históricamente determinada de poder. No ahonda 
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en la noción de desviación social en su significado global del fenómeno social, ni en 
el propio mecanismo de control o en sus funciones para el mantenimiento de ciertas 
relaciones sociales. Se le critica haber tenido en cuenta sólo los procesos de eti-
quetamiento (desviación secundaria) y no una motivación inicial. En consecuencia 
no todas las conductas se pueden explicar por la reacción social. También se objeta 
su tipología del desviado “secreto” ya que no se podría analizar si parte de los fe-
nómenos “visualizados” en relación a otros grupos sociales. De todos modos obser-
vó lo que sucedía en numerosos sectores de la sociedad y en la criminalización, 
cosa que la criminología no había realizado desde esa perspectiva. 
 
La teoría del estereotipo del delincuente. Tesis de Chapman 
 
Dennis Chapman que proviene del campo de la sociología estudió los delincuentes 
por la riqueza de datos disponibles y porque tenía acceso a una “información privi-
legiada, a la conducta de los directores en la sala de conferencias y al proceso la-
tente de tres fuerzas policiales, así como por el conocimiento personal y amistades 
con jueces y magistrados”. Es decir que comienza estudiando el problema del este-
reotipo dentro de la teoría de la comunicación y las posibilidades y experiencias 
personales enriquecieron su tesis ya que “de no haber tenido sus conocimientos y 
vivencias sólo hubiera visto estructuras y funciones de los aparatos de la ley y la 
justicia”. 
 
Su tesis es un intento de desmitificación de las categorías de delincuentes y, asi-
mismo, un análisis crítico a las instituciones cerradas (cárceles, manicomios, hospi-
tales, asilos) donde se ejerce la misma violencia que en el exterior, por medios más 
sutiles de arbitrariedad, crueldad, poder y explotación. El tema de estas institucio-
nes, llamadas totales, había sido ya estudiado por Erving Goffman quién encontró 
las siguientes analogías: 
 
a.- Superposición de conceptos tales como cárceles - manicomios, enfermero - 
vigilante; 
b.- el mismo proceso de degradación y despersonalización del individuo a través 
de un mismo ritual; 
c.- la similitud de los especialistas