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Geometría del Carbono. Hibridización de Orbitales. 1 Geometría del Carbono. Hibridización de Orbitales. Hace siglos que el hombre se define por los materiales que usa. Edades enteras se definieron en función de los materiales dominantes, y así existió la Edad de Piedra, la de Cobre, Bronce, Hierro, con materiales que se alternaban cada vez más rápido, hasta llegar al Acero, el Aluminio, el Plástico y los diferentes polímeros que utilizamos hoy. Los materiales que usamos se superan todos los días, y empezamos a pedirles cada vez más, hasta solo sorprendernos cuando aparece uno realmente disruptivo, y la historia de esta sorpresa empieza con un solo elemento: carbono. El Carbono representa apenas cerca del 1% de la materia conocida en el Universo, y cerca del 0.3% de la corteza terrestre, pero aún así, algo más del 18% de la masa de un organismo vivo, al punto que exista la Química Orgánica, dedicada exclusivamente a aprender las formas en las que se pueden tejer estructuras carbonadas. Pero ¿por qué será tan importante el Carbono? Los gases nobles son llamados así por su reticencia a combinarse con otros elementos, el carbono es exactamente así, pero al revés. El carbono posee 4 electrones en su última órbita (y 2 en una más cercana al núcleo), y eso le permite establecer 4 uniones covalentes con otros átomos, convirtiéndolo en el núcleo de una increíble cantidad de geometrías diferentes que pueden generar desde gases como el metano hasta el corazón de una estructura tan compleja como la de la molécula de ADN en la que guardamos nuestra información genética. Esta plasticidad tiene que ver con la posibilidad que tiene el carbono de generar varios tipos distintos de de orbitales moleculares híbridos, o sea, que pueden adquirir diferentes formas en el espacio. Formas lineales, formas triangulares planas y formas tetrahédricas, y esto se debe a que los 4 electrones de la última capa pueden estar contenidos en orbitales moleculares que tienen diferentes formas, por un lado, un orbital esférico que se denomina ‘s’, y por otro, tres orbitales p que se ordenan como los ejes x, y y z que conocemos para definir las 3 dimensiones del espacio. Lo importante es que estos diferentes orbitales pueden combinarse y formar otros que nacen de la combinación de varios de los anteriores, y eso nos permite conectar átomos de carbonos como jugando con pelotitas de telgopor y palitos para generar estructuras que, si bien están hechas de exactamente los mismo átomos, son ligeramente distintas, y cuando hablamos de ‘ligeras diferencias’, hablamos de la sutil distancia que hay entre el grafito de un lápiz (una unión de átomos de carbono de hibridación sp2, trigonal plana) con un diamante (los mismos átomos de carbono pero en unidos de forma tetrahédica con hibridación sp3. La red tridimensional tetraédrica perfectamente regular que forma el diamante le da su dureza y le permite a la luz atravesarlo con facilidad, pero hay un material aún más sorprendente y es el grafeno. Tan sorprendente que podría definir nuestra era como la Edad del Grafeno. Cuando los átomos de carbono se encuentran con hibridación sp2 (la que tiene a cada átomo adyacente en la punta de un triángulo) podemos conectar 6 átomos en un hexágono perfectamente regular. Si juntamos muchos, se forma una especie de panal de abejas, pero eso incluye solamente 3 enlaces químicos covalentes (o sea 6 electrones), así que existe un par de electrones que queda libre, compartido entre todos los enlaces del hexágono. Si a este hexágono le ponemos otro al lado, y otro, ahora vamos a tener muchos pares de electrones compartidos, flotando deslocalizadamente entre todos los enlaces. Ese compartir electrones le va a dar a este compuesto una dureza extrema, algo así como 200 veces la del acero, pero al mismo tiempo le va a permitir que transmita la electricidad de una manera increíblemente eficiente, gracias a la facilidad con la que fluyen los electrones entre todos esos enlaces compartidos. Figura 1. Adaptado de Books / Cole 2006 Al mismo tiempo, esta lámina que generamos, este panal de abejas o alambre de gallinero, puede enrollarse sobre sí mismo, creando los nanotubos de carbono, o pueden formar esferas parecidas a pelotas de fútbol que se llaman fullerenos. Sea cual se su forma, lo más interesante de estos compuestos es pensar que sus propiedades especiales no vienen de los átomos que las constituyen, sino de las geometrías que ellos dibujan en el espacio, volviendo una y otra vez sobre esa idea de que en la era de la nanotecnología, el tamaño y la forma de las moléculas es lo que determina sus propiedades. Figura 2. Nanotubos de carbono
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