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Características fisiológicas del lactante El lactante se caracteriza por contar con un área de superficie corporal grande en relación al peso, lo que ocasiona que sean susceptibles de presentar hipotermia cuando exponen la piel. En relación a la cabeza, esta es proporcionalmente más grande, recalcando la presencia de la fontanela anterior y las suturas abiertas, que se palpan hasta los 18 meses; junto con la fontanela posterior, que se cierra entre el segundo y el tercer mes. De igual forma, en su desarrollo, presentan una tasa de crecimiento alta y rápida, ya que suelen doblar su peso de nacimiento a los 4-6 meses, y al año lo triplican, y en relación con su longitud, suele aumentarse un 50% en el primer año de vida y duplicarse a los 4 años. Igualmente, en los primeros meses, se produce un aumento de masa grasa (a los 6 meses supone aproximadamente el 25% del peso corporal), mientras que en los restantes 6 meses se produce un mayor incremento de la masa magra corporal. Por otra parte, en lo que refiere a el sistema músculo- esquelético, el porcentaje de cartílago en las costillas es más alto, hasta la pubertad, lo que las hace más flexibles y distensibles. Igualmente, los huesos son blandos y se doblan y fracturan fácilmente. Es importante recalcar que los músculos de los lactantes no tienen tono, fuerza ni coordinación, estos constituyen el 25% de su peso, frente al 40% de los adultos. Otro aspecto a mencionar es que el abdomen protege poco al hígado y al bazo, lo que los vuelve indefensos ante traumatismos. Posteriormente, conforme se van desarrollando, se produce la aparición del reflejo de deglución y coordinación con la succión (en prematuros, en función de la edad, estos reflejos pueden no estar aún coordinados, no permitiendo la alimentación vía oral), desaparición del reflejo de extrusión (reflejo que provoca que movamos la lengua para evitar que un objeto sólido pase a través de la garganta),aparición del sostén cefálico, junto con la sedestación y movimientos de masticación. En lo que se refiere a líquidos, la proporción de agua en el peso corporal es más alta, con una mayor cantidad de agua en el espacio extracelular. La tasa diaria de intercambio de agua es mayor a comparación de los adultos; y el volumen sanguíneo depende del peso: 80 ml/kg. Ya mencionados los líquidos, se aborda a los riñones, los cuales aún no concentran orina de forma efectiva y no ejercen un control óptimo en la secreción y absorción de electrólitos, hasta los 12 a 18 meses de edad, conforme va aumentando el grado de maduración, el sistema renal va adquiriendo mayor capacidad de filtración y madurez, y de esta manera soporta mayor carga de solutos. En relación al sistema respiratorio, el diafragma es el principal músculo de la respiración, hasta los 4 o 5 años. Se destaca que la frecuencia respiratoria es mayor, hay menos alvéolos, siendo más pequeños y contando con menos volumen pulmonar; el volumen corriente (es el volumen de gas que entra y sale de los pulmones en una respiración basal), es proporcional al peso (7 a 10 ml/kg). Por otro lado, la tráquea es corta y estrecha, mientras que la lengua es grande en relación con la pequeña vía respiratoria nasal y bucal. En cuanto al gasto cardíaco, depende de la frecuencia, no del volumen, lo que hace que la frecuencia cardíaca sea más alta que en un individuo adulto. Mientras tanto, se identifica que todas las células cerebrales están presentes al nacer, sin embargo, las fibras nerviosas se mielinizan y se desarrollan más durante el primer año. Ahora, uno de los aspectos importantes del lactante es la inmadurez del aparato digestivo, el cual está adaptado a la lactancia y según van madurando los distintos sistemas, habilidades motoras y los procesos fisiológicos, permite la introducción de alimentos más complejos. Destacándose que aumenta la capacidad del estómago, desde unos 10-20 mL al nacimiento, a 200 mL al año de vida, lo que permite introducir el consumo de alimentos; y se produce el desarrollo de los diferentes sistemas enzimáticos para permitir una digestión completa de alimentos más complejos. De este modo, enzimas implicadas en los procesos de digestión como la pepsina, factor intrínseco, amilasa, tripsina o quimotripsina no alcanzan niveles de adulto hasta que no han pasado varios meses de vida. Hay que recalcar que la lactancia materna exclusiva es el alimento de elección los primeros 6 meses de vida. A partir de entonces se recomienda el inicio de la alimentación complementaria, junto con el mantenimiento de la lactancia; recordando también que la alimentación en el primer año de vida condiciona el desarrollo de enfermedades futuras (alergia, asma, enfermedades cardiovasculares), y que las enzimas digestivas en la leche (amilasa y lipasa) actúan en el recién nacido para compensar la función pancreática inmadura. En conclusión, el bebé lactante presenta inmadurez de diversos órganos y sistemas, destacando aquellos que intervienen en el metabolismo endógeno (hígado y riñón) y en otros procesos de la alimentación (sistema nervioso y digestivo), contando con un metabolismo endógeno incrementado, junto con una velocidad de crecimiento rápida, teniendo una tasa metabólica más alta, por lo tanto mayor necesidad de oxígeno y mayores necesidades metabólicas. Referencias 1. Angulo Castellanos, E., García Morales, E. (2016). PAC Neonatología 4 Programa de actualización continua en neonatología. Intersistemas.} 2. FISIOLÓGICAS, C. A. Y., & DE LOS LACTANTES, Y. N. CRECIMIENTO DE LOS NIÑOS. 3. Jiménez Ortega, A. I., Martínez García, R. M., Velasco Rodríguez-Belvis, M., & Ruiz Herrero, J. (2017). De lactante a niño: alimentación en diferentes etapas. Nutrición Hospitalaria, 34, 3-7.
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