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Viñeta clínica - psicologia - Adriana Santillán (1)

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Datos de paciente:
Nombre: María Esmeraldas Carrión Bourne
Edad: 81 años
Fecha de nacimiento: 07/01/1939
Formación académica: Profesional – Contadora
Estado civil: Casada
Personas con las que vive: Esposo
Viñeta clínica 1
María Esmeralda tiene 81 años y fue derivada por la Fundación Renal. El primer contacto se estableció por medio del médico encargado del área de hemodiálisis, quien me presentó como doctora y le explicó el motivo de mi presencia. En la primera sesión me volví a presentar, pero esta vez como psicóloga practicante de la UCSG y ofreciendo un espacio de escucha y palabra, del cual estuvo de acuerdo y dio consentimiento para recibir atención psicológica.
Esmeralda, como pidió que la llamara, vive junto a su esposo y no tienen hijos. Desde un primer momento surge el malestar que le ocasiona su soledad; cuando se le pregunta si hay algo que quiera contarme para empezar, me dice: “me preocupa estar sola, mi esposo y yo somos mayores, no tenemos hijos y nos preocupa que no haya alguien que nos ayude”. Su esposo es dos años mayor que ella, perdió la visión hace diez años, lo que ha llevado a Esmeralda a estar al cuidado de él. Me comenta que ambos eran personas muy activas, pero ahora, debido a sus enfermedades, tienen que depender de otras personas. Se le señala sobre el por qué no ha tenido hijos y me comenta que lo intentaron varias veces, pero nunca se pudo y luego dice: “algo hicieron mal y nunca me lo quisieron decir”. Cuando se le pregunta a qué se refiere, me cuenta de un suceso a la edad de 28 años, donde luego de varios tratamientos, logró quedar embarazada, pero luego hubo complicaciones y tuvo que abortar, y resalta que en esa operación hicieron algún corte mal y por ello, no logró concebir más. 
En una sesión, me cuenta sobre el diagnóstico de insuficiencia renal y me dice: “fue el fin del mundo, ahora solo paso aquí”, se le señala: “fin del mundo o ¿fin de riñones?”, reacciona con una leve risa y contesta: “bueno, sí; sólo que jamás imaginé que me pasaría algo así, yo solía ser muy sana”. Se le pregunta cómo ha venido sobrellevando las diálisis y me cuenta que hasta el momento todo bien, solo que a finales del 2019 tuvo una caída fuerte, por la cual tenían que operar, pero debido a la situación del COVID, todo se complicó y quedó así. Se le señala a qué se refiere con “así” y contesta “ahora me duele mucho todo el cuerpo, ya no me puedo movilizar como antes y no puedo cuidar muy bien de mi Alfredo, mi esposo… él ya no recuerda bien las cosas, además que tampoco puede ver, tengo miedo que llegue a tener un accidente… por eso me preocupa estar sola”. Se le pregunta si no tiene más familiares y me cuenta que los sobrinos a veces los vienen a visitar y les hacen favores, como comprar comida o limpiar la casa; además que, siempre está en contacto con su hermana, que conversan mucho. Y se le señala “ah, pero al parecer no está sola” y me dice: “No, no estoy sola” y se queda en silencio, luego me expresa que está cansada y me pregunta si lo podíamos dejar para otro día, de lo cual respondo estando de acuerdo, le doy las gracias y nos despedimos.
En otra sesión, me habla de una tristeza que siente y me dice: “todo ha cambiado ahora, todo es diferente”, me comenta que no hará nada para navidad, que antes decoraba todo, pero que ahora ya no siente motivación para hacerlo y expresa: “además nadie va a venir”. Luego me cuenta que, a raíz del fallecimiento de su hermano, ya no siente ganas de salir, festejar o celebrar, pero que da igual porque el COVID tampoco lo permite; se le pregunta si salía antes de la pandemia y me responde que sí, que solía salir seguido con sus amigas a tomar café o comer algo, pero desde aquello, no las ha visto más. Se le pregunta desde cuándo ha sentido que ha ido disminuyendo su estado de ánimo y me dice: “no sé… pero mi salud cada vez empeora más… ya no siento la misma energía”.
Por lo general, soledad y envejecimiento están asociadas; pero este sentir depende de la experiencia subjetiva particular de cada sujeto. De acuerdo a Weis, existen dos formas de soledad: la primera es por distanciamiento social, cuando ya no siente pertenencia a lo social y la segunda por aislamiento afectivo, la cual es debido a pérdidas de personas significativas (Cornachione, 2016, p.163). Esmeralda es una mujer que a lo largo de su vida ha presenciado muchas pérdidas tanto físicas como materiales y ha pasado por varios duelos y traumas, como aquel embarazo fallido; los cuales han ocasionado un profundo sentir de tristeza, una depresión; diciendo que ya no siente motivación, ya no tiene ganas y ya no siente la misma energía de antes. Además, hay un factor externo que intensifica este malestar; la pandemia ha influido en el entorno social de Esmeralda, puesto que, es considerada una persona vulnerable, por lo cual, se encuentra aislada y con mucha precaución, esto remite a que no pueda tener un mayor contacto con el mundo exterior.
Siguiendo los aportes de Erickson, acerca de los estadios del desarrollo humano; la integridad del anciano de entre 80 a 90 años va en declive, puesto que, hay pérdida de capacidades que hacen que esté sujeto a la dependencia, por lo cual, la preocupación es predominante porque se siente con menor energía para resolver la cotidianidad (Cornachione, 2016, p.147). En Esmeralda se puede dar cuenta de este estadio, para ella está marcado el antes y el ahora; además del malestar que le ocasiona la soledad; va sintiendo el declive de sus capacidades y surge en ella preocupación porque no solo se trata de sí mismo, sino también de su esposo; para ella es una responsabilidad cuidar de él y al sentirse con menos energía, le provoca desesperanza, la cual intensifica su estado de tristeza.
Esmeralda al finalizar cada sesión agradece por ser escuchada. El espacio que se le brinda le permite expresarse espontáneamente y mantener su derecho de ser escuchada, además que se atiende su queja, con el objetivo de preservar al sujeto de deseo y lograr aliviar su malestar. Como lo menciona Velázquez (2017) “todo adulto mayor (…) lo que espera es que haya alguien que esté dispuesto a escucharlo, pero no cualquier escucha, sino aquella que le ayude a apaciguar su malestar y a sostener su posición de un sujeto que desea” (p.39).
Bibliografía
Castro, M. y Rubio, A. (2019). El grupo como una modalidad de abordaje clínico para atender el malestar subjetivo de los adultos mayores en instituciones gerontológicas residenciales y diurnas. (tesis de pregrado). Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Ecuador. 
Cornachione, M. (2016). Psicología del desarrollo. Vejez: Aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Córdoba: Editorial Brujas.
Velázquez, I. (2017). Análisis de las demandas psicoafectivas de los adultos mayores en instituciones gerontológicas de Guayaquil. Diseño de un modelo clínico de intervención psicológica. Alternativas, 18(3), 31-40.

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