Logo Studenta

Final Psico 2 - Andrea Perez

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIDAD 3: PERCEPCIÓN Y MEMORIA
3.1 Percepción, atención y conciencia
Estructuras involucradas en la percepción. Función de la percepción. El proceso perceptual. Estimulo distal y proximal. Sensación y percepción. Procesamiento top down y bottom up. Percepción y psicofísica. El desarrollo de las capacidades perceptivas. La percepción de la forma, del color y del movimiento. Las ilusiones visuales. Percepción y psicofísica. El desarrollo de las capacidades perceptivas. La percepción como proceso cognitiva activo e interactivo. 
· Maiche, A., González, H. y Pires, A. C (2016). Percepción. En A, Vázquez Echeverría (Comp.), Manual de Introducción a la psicología cognitiva (pp. 49-88). 
Percepción
· Resultado de la interacción entre nuestra biología y el mundo en que vivimos
· La función principal es garantizar la supervivencia
· Es un proceso cognitivo activo de búsqueda de información que implica también aspectos del sistema motor
· Hay diferentes estructuras involucradas. Vía visual
· Algunas capacidades perceptivas se construyen durante el primer año de vida y la interacción con el ambiente es un factor crucial
La imagen que llega a mi retina llega invertida. Esto se debe a que el ojo actúa como una cámara oscura y la luz entra por la pupila. Lo que recibo en mis retinas son dos imágenes (una por cada ojo) bidimensionales, es decir sin información sobre profundidad. Además, debido a cómo están distribuidos los fotorreceptores en la retina, sucede que justo donde estoy mirando ahora veo claro y nítido pero esto no es así para el resto de la imagen. No vemos con precisión mucho más de lo que estamos mirando fijamente (área de la retina llamada fóvea). 
Cámara oscura: fenómeno óptico que ocurre cuando es una habitación oscura se proyecta un haz de luz a través de un pequeño orificio sobre la superficie interna opuesta al orificio. El pequeño orificio actúa como una lente convergente y proyecta la imagen del exterior de manera invertida sobre la superficie interior de la cámara. El ojo humano funciona como una cámara oscura. 
Si viéramos directamente la imagen que recibimos en nuestras superficies sensoriales, veríamos un mundo al revés, deformado y la mayor parte de él se vería desenfocado. Percibimos con el cerebro y no solamente con los sensores. Necesitamos los receptores sensoriales y la exploración activa del mundo en que vivimos para percibir, pero es el cerebro el encargado de transformar esa imagen inicial en un percepto coherente que servirá de guía a la hora de interactuar con el mundo. ¿Cómo hacemos para percibir lo que percibimos? Dos grandes teorías diferentes de la psicología cognitiva, que no son contradictorias; pueden complementarse. 
El paradigma cognitivo derivado de la revolución cognitiva plantea que la mente es un procesador de información simbólica que, a partir de una entrada (input), sigue una serie de reglas sintácticas y arroja una salida (output) 
Las ciencias cognitivas corporizadas parten de la idea de que cualquier comportamiento está determinado por la dinámica de la interacción del organismo con el medio ambiente que lo rodea. La percepción implica tanto la actividad de las vías sensoriales como la actividad exploratoria que realiza el sujeto que percibe mediante sus sensores.
Aspectos generales de la percepción humana 
La biología y el mundo 
Nuestra interacción con el mundo parte de ciertos desencajes, es decir, características de nuestra estructura que, a priori, no encajan con las características del mundo físico que habitamos. Este es el mejor punto de partida que tienen los organismos vivos para asegurar su supervivencia, forzando el necesario proceso de adaptación. De este proceso de adaptación surgirán los mecanismos perceptivos que permiten, por ejemplo, la transformación de la imagen retiniana en un percepto coherente que nos habilita interactuar de manera adecuada con el mundo. 
La ambigüedad del mundo físico 
Existen infinitos objetos del mundo a los que les corresponde un mismo patrón de estimulación en la retina. La percepción tendrá por objetivo aportar conocimiento que permita desambiguar estas situaciones a partir de generar hipótesis interpretativas sobre la situación que origina dicha ambigüedad. Esto supone una ventaja adaptativa ya que se agrega la información a la que proviene de la imagen sensorial. 
La difícil tarea de percibir
Percibir es una tarea compleja por diferentes razones:
Es un proceso psicológico que parte de elementos físicos pero cuyos resultados dependen de lo que ocurre en el cerebro. La percepción no está determinada simplemente por los patrones de estimulación que recibimos sino por la exploración y el consecuente procesamiento de información en busca de la mejor interpretación de los datos sensoriales iniciales. También implica la resolución de múltiples problemas. 
Para la percepción lo importante no es la realidad física sino la realidad psicológica que contempla el conocimiento de cómo es el mundo en que vivimos (ejemplo fotografía). La percepción buscará siempre una descripción funcional para sus propósitos que en general no se corresponde con la descripción física de los estímulos. 
Estímulo distal y proximal
Lo que percibimos es el producto de las múltiples transformaciones que ocurren desde el receptor sensorial hasta la corteza cerebral donde podemos asumir que hacemos conciencia de lo que percibimos. El estímulo distal corresponde al objeto físico del mundo y el estímulo proximal corresponde al estímulo que toma contacto con el observador; es una imagen con características distintas a la del estímulo distal que lo origina. Sin embargo, es a partir del estímulo proximal que el sistema reconstruirá lo que conoce del estímulo distal logrando un percepto que representa adecuadamente al estímulo distal. El estímulo distal en sí mismo es incognoscible para el sujeto, ya que sólo podemos conocer sus efectos. 
Procesos cognitivo en dos fases con tres puntos de anclaje bien diferenciados: 
El 1er anclaje del proceso es el estímulo distal que definimos como el objeto físico en sí. El reflejo de la luz en dicho objeto genera una imagen en la superficie sensorial donde el objeto de proyecta (retina en el caso de la visión) que es lo que llamamos estímulo proximal. 
El 2do punto de anclaje del proceso es el estímulo proximal que constituye el punto de partida desde el cual el cerebro intentará formar un percepto que represente adecuadamente al estímulo distal. Llamamos primera fase del proceso perceptivo a las transformaciones físicas que ocurren entre el estímulo distal y el proximal. Por ejemplo, el estímulo distal es tridimensional y el proximal es bidimensional. 
El 3er punto de anclaje es el percepto o experiencia psicológica de percibir, es decir: lo que finalmente percibimos. La transformación que ocurre desde el estímulo proximal al percepto constituye la segunda gran fase de procesamiento donde ocurren las operaciones propiamente perceptivas que concluirán con la experiencia psicológica de percibir. 
Sensación y percepción
Sensación es todo aquello que se puede describir a partir de la actividad de los receptores sensoriales y la vía sensitiva de cada modalidad. Corresponde a la activación de los receptores sensoriales y al proceso de transducción que es la conversión de la energía en que viene la información del mundo en impulsos bioeléctricos
Llamamos percepción a todo el proceso que permite finalmente acceder a un percepto. Para construirlo necesitamos agregar información a la imagen sensorial inicial que aparece como estímulo proximal sobre la superficie sensorial. Lo que agregamos son ideas, conocimiento del mundo que contribuye a desambiguar las imágenes sensoriales y permite construir un percepto nítido y estable (ejemplo dálmata).
Procesamiento de abajo arriba (bottom up) y de arriba abajo (top down)
El procesamiento de abajo arriba parte de los aspectos sensoriales del estímulo para guiar la construcción de perceptos (abajo están las terminales nerviosas y los sensores). El procesamiento de arriba abajo parte delas ideas y la experiencia previa que tenemos con el estímulo, o el contexto en el que aparece, para guiar la construcción del percepto (arriba está el cerebro). Las ideas que estarían arriba (top) influencian, determinan o alteran los datos sensoriales, lo que viene de abajo (bottom).
Cuando el estímulo es muy poco informativo (ejemplo dálmata), los procesos de arriba abajo se vuelven imprescindibles para poder conformar el percepto. Por el contrario, cuando el estímulo es muy rico e informativo, los procesos de abajo hacia arriba contienen información suficiente para desencadenar la percepción. La percepción necesita de amos tipos de procesamiento así como de un intercambio dinámico con el ambiente. 
Las alucinaciones visuales
Alucinar es una experiencia psicológica interna con claras características sensoriales que no corresponden con la estimulación externa. El debate sigue abierto para determinar si alucinar se debe a: a) una reducción del procesamiento de abajo arriba o b) un aumento del procesamiento de arriba abajo. 
Visión: de los fotorreceptores a la percepción visual
Recorrido de la información visual
En la percepción visual, el proceso de inicia con la llegada de la luz al ojo. La luz es una radiación electromagnética que puede ser caracterizada por la amplitud y por la frecuencia de sus ondas o por la longitud de onda. Las reflexiones de la luz, al ser detectadas por los sensores que los organismos poseen (los fotorreceptores) nos informan sobre aquellos objetos. La luz rebota en los objetos y llega a nuestras retinas (recorrido presensorial). 
Estación inicial: el ojo y la retina 
Los ojos funcionan de acuerdo al principio de la cámara oscura: hacen que se forme una primera imagen del mundo sobre la retina. En la retina hay distintos tipos de células: los fotorreceptores, responsables de la transducción, y células cuya función será colaborar con los fotorreceptores en la codificación y organizaciones de la información lumínica que acaba de entrar por la pupila. Las más importantes de estas últimas son las células ganglionares ya que cargarán con la responsabilidad final de la salida de la información de haya resultado del análisis retiniano. Esta salida será transmitida hacia el cerebro mediando en nervio óptico que está constituido por los axones de las células ganglionares. Este conjunto de axones debe abandonar las retinas a través de la papila o disco óptico donde no puede haber fotorreceptores. El correlato perceptivo de esto es la existencia de un sector del campo visual de cada uno de nuestros ojos que no recibe información del mundo externo y se conoce como punto ciego. 
Retina periférica: bastones (fotorreceptores responsables de la visión en condiciones de baja luminosidad)
Retina central (fóvea): conos (fotorreceptores responsables de la visión en color)
La retina puede captar con detalle y mayor resolución espacial solo una parte del campo visual en la fóvea.
¿Estación de paso? Núcleo geniculado lateral 
El NGL es el lugar donde las neuronas ganglionares harán su primer relevo antes de llegar a las áreas visuales de la corteza. Juega un papel importante en la rivalidad binocular: percibimos la imagen que hay en una retina mientras la otra es suprimida. 
Estación central: corteza visual primaria (V1)
Primera área cortical que recibe información directamente del NGL, pero no es la única área involucrada en la visión: lóbulo temporal y parietal. En V1 ocurre un primer procesamiento de los rasgos elementales de la imagen que culminará, más adelante, en la percepción de la forma, del color y del movimiento. 
Percepción de la forma, del color y del movimiento
La forma percibida es una propiedad no intrínseca de los componentes de un objeto. Los humanos somos estructuradores activos del entorno y, por tanto, existen procesos y leyes que median entre los objetos del mundo físico y la percepción que tenemos de ellos. Ejemplo línea horizontal parece más corta que la vertical. Leyes de la Gestalt.
El color es la experiencia perceptual subjetiva vinculada con la composición espectral de la luz que llega a las retinas de nuestros ojos. El color es una propiedad psicofísica, los colores como tales no existen sino que existe un continuo de diferentes frecuencias de radiaciones electromagnéticas. La experiencia compartida que tenemos del color surge de la común organización neurobiológica de la especie. Los seres humanos somos tricrómatas, es decir, tenemos tres fotopigmentos diferentes en nuestros fotorreceptores de color (conos).
A nivel cortical, luego del pasaje por V1, una parte importante del procesamiento del color parece realizarse en la parte de la vía ventral, en el área V4. La percepción del color está fuertemente influida por el contexto. Estímulos que producen la misma distribución de energía luminosa en las distintas longitudes de onda pueden parecer muy diferentes dependiendo de los otros colores de la escena: contraste de color. Inversamente, estímulos que reflejan distintas composiciones espectrales pueden verse como iguales: constancia de color. 
El movimiento es una dimensión visual fundamental, un producto primario. A nivel cortical, la información sobre movimiento global parece comenzar con las neuronas ubicadas en el área medio temporal o V5, que recibe directamente muchas de las salidas de las neuronas de V1. 
Post-efectos: sensaciones de movimiento que quedan después de una estimulación provocada por un objeto en movimiento. Muestran que los seres humanos somos capaces de percibir movimiento incluso con objetos estáticos. 
Ilusiones visuales: ventanas al funcionamiento de la percepción
La mayoría de las ilusiones visuales son el producto de un desfase entre el estímulo proximal y el percepto. También hay un desfase o desencaje entre el estímulo distal y el proximal. 
La percepción no está determinada simplemente por los patrones del estímulo sino que es más bien una búsqueda dinámica de la mejor interpretación de los datos disponibles. Los datos disponibles iniciales son las características del estímulo proximal. A partir de allí, el sistema visual llevará a cabo una serie de operaciones de transformación, de síntesis y activaciones de conocimientos que tienen por objetivo transformar ese estimulo visual en un percepto que represente más fidedignamente al estímulo distal que desencadenó el proceso perceptivo. 
Percepción y psicofísica
El objetivo de la psicofísica es inferir los mecanismos internos que explican el hecho de que las respuestas no sean iguales a los estímulos. Mide las respuestas de los sujetos y, a partir del análisis de las mimas, infieren los mecanismo que podrían haber generado ese patrón de respuestas. 
El concepto de umbral
El umbral será el valor medio de la distribución de las respuestas. El umbral absoluto (UA) corresponde al valor de intensidad mínima necesaria para detectar un estímulo al menos el 50% de las veces que se presenta. La zona donde se ubica refiere a una frontera: cualquier intensidad mayor a las de esa zona generará estímulos detectables y cualquier intensidad menos provocará que no se detecte el estímulo. 
El umbral relativo es la mínima intensidad que podemos discriminar entre dos estímulos. Es decir, la mínima diferencia que somos capaces de percibir entre dos estímulos supraumbrales. 
Una misma persona puede responder de manera diferente a un mismo estimulo, según el momento de la evaluación. Influyen el estado atencional y motivacional, y las expectativas. 
Mediante las técnicas psicofísicas, los psicólogos podemos identificar los mecanismos de la percepción en el cerebro. Las cuatro preguntas básicas sobre la percepción: 
¿Hay algo allí? problema de la detección 
¿Es esto diferente de aquello? problema de la discriminación 
¿Qué es esto? problema del reconocimiento
¿Cuánto de eso hay aquí? problema de la escala
El problema de la discriminación: Ley de Weber y Fechner
Weber y Fechner desarrollaron paradigmas experimentales sencillos para comparar cómo discriminamos dos estímulos de diferente magnitud. En 1843, Weberdemostró que la sensibilidad de los sistemas sensoriales a las diferencias depende de la relación entre los estímulos a comparar. Fácilmente percibimos que 1 kilo es diferente de 2 kilos. Sin embargo, es difícil discriminar 50 kilos de 51 kilos. Ley de Weber: ∆S = K x S diferencia mínima conocida como diferencia apenas perceptible (DAP).
Las constantes de Weber no se mantienen constantes cuando las intensidades que se evalúan están o muy próximas a la zona del UA o son muy altas. Además, esta relación no se cumple para bajas intensidades del estímulo estándar. 
Fechner en 1860 extiende la ley de Weber y describe una relación general que vincula la sensación y la intensidad del estímulo. Su propuesta es que esta relación está dada por una función logarítmica entre la sensación que experimenta el individuo y la intensidad del estímulo que se le presenta. Para experimentar un cambio de sensación debemos aumentar proporcionalmente la intensidad del estímulo estándar. 
Métodos psicofísicos clásicos: permiten identificar el UA y la DAP entre un estímulo estándar y el de comparación: método de los límites, método de ajuste, método de estímulos constantes. 
Una variable reveladora: el tiempo de reacción 
Tiempo que los humanos tardamos en emitir una respuesta desde la presentación de un estímulo. Este contiene información sobre las distintas etapas del procesamiento de la información que realiza nuestro sistema nervioso. La idea de base es que la complejidad del procesamiento aumenta el TR. 
Comenzado a ver (y entender) el mundo
Nuestras interpretaciones del mundo que nos rodea están determinadas por la interacción de dos factores: la estructura biológica y la experiencia que modifica esta estructura. Aunque los bebés presentan unas capacidades perceptivas restringidas, perciben bastante más de lo que se pensaba. 
Principales métodos en el estudio del desarrollo visual
Mirada preferencial: espontánea, los bebés prefieren mirar a ciertos estímulos y no a otros.
Técnica de habituación: con cada repetición el bebé observa cada vez menos tiempo la imagen repetida (proceso de habituación). En ese momento se presenta una nueva imagen (imagen novedosa) y si el bebé puede distinguir las dos imágenes habrá un incremento en el tiempo de observación del estímulo nuevo (deshabituación).
Técnica de succión no nutritiva: los bebés adecuan su ritmo (pausas entre succiones) para poder escuchar la voz de la madre. 
Desarrollo de habilidades visuales básicas
Especialmente en el primer año de vida, la visión sufre un desarrollo importante para permitir adaptarse a las exigencias preceptivas del mundo adulto. Las diferencias entre los sistemas visuales del adulto y del bebé se deben en su mayoría a que la corteza visual no está desarrollada por completo y a la inmadurez de la retina que difiere de la retina adulta en la forma, el tamaño y la distribución de los fotorreceptores. 
A partir de los cuatro meses, los recién nacidos tienen visión del color y lo categorizan de la misma manera que un adulto. Aunque perciban el movimiento desde una edad muy temprana, solo a partir de los dos meses podrán hacer movimientos oculares uniformes que serán, por ejemplo, los que les permitirán poder seguir el objeto móvil tal como lo hace un adulto (movimiento de seguimiento).
Para poder percibir información sobre la profundidad los bebés necesitan poner en funcionamiento dos sistemas de información que aparecen en diferentes momentos del crecimiento: la disparidad binocular (3 meses) y las claves pictóricas de la profundidad (3-6 meses). 
Percepción de rostros en primera infancia
La identidad, la expresión emocional y la dirección de la mirada son elementos del rostro que los bebés parecen percibir tempranamente. El sistema visual del bebé, aún inmaduro: tiene un patrón, son tridimensionales, móviles y de alto contraste. 
Los bebés suelen preferir el rostro de la madre que el de un extraño. Los recién nacidos de dos días de edad ya pueden distinguir a su madre de otros rostros. El alto contraste del borde, entre la línea oscura del pelo y la frente clara, es una información clave para reconocer el rostro. 
 Kuhhl y Meltzoff realizaron un experimento intermodal relacionando visión y oído en bebés de cuatro meses y media de edad: cuando la vocal y los movimientos de la boca correspondían, los bebés las miraban por más tiempo. Estos bebes fueron capaces de relacionar el sonido y los movimientos de la boca. 
3.2 La memoria como proceso constructivo y reconstructivo. Dos tradiciones en el estudio de la memoria: Ebbinghaus y Bartlett
Los sistemas de Memoria: semántica y episódica, declarativa y no declarativa, implícita y explícita. Evidencia neuropsicológica, cognitiva y comparada.
· Téllez, J. A. (2005) Cap. 2: Estructuras de la memoria. En J.A. Téllez (comp.), La comprensión de los textos escritos y la psicología cognitiva (57-82). 
Tenemos una gran de conocimiento previo organizado en nuestra memoria que nos permite dar orden y sentido a la realidad que nos rodea, que nos permite predecir qué es lo que puede suceder. Nuestra memoria participa en cualquier actividad que realicemos. 
Autores como Baddeley, Norman, Rumelhart y grupo LNR, Zaccagnini y Delclaux consideran un modelo general, global y unitario que integra toda la evidencia empírica, compuesto por la memoria sensorial, operativa y a largo plazo. Desde la perspectiva del procesamiento de la información, la mente se compone de distintos sistemas de representación interdependientes y coordinados, y estos se diferencian, en cuanto al tipo de representaciones y a los procesos que se dan en cada uno de ellas. 
1. LA MEMORIA SENSORIAL
Es un tipo de registro que permite mantener la información que proviene del exterior durante un breve periodo de tiempo antes de pasar, después de haber sido atendida de manera selectiva, a la memoria operativa. El registro que se realiza es literal, una copia del mundo, y no simbólico, por lo que se le ha denominado precategórico. Hay relaciones muy estrechas entre memoria sensorial, percepción y atención selectiva. Esta memoria tiene una amplia capacidad y un decaimiento muy rápido.
1.1 La memoria sensorial visual o icónica
Parece tener una capacidad ilimitada de almacenamiento, pero sólo podemos atender selectivamente a una breve cantidad de información. La duración del icón (huella visual que dejan los estímulos en la memoria sensorial visual) es aproximadamente de 250 milisegundos aunque otros consideran que se amplía hasta un segundo. 
La información que llega a los sistemas de memoria sensoriales tiene la labor de dar el tiempo suficiente para poder extraer las características definitorias de los estímulos que permita así el reconocimiento de las formas. Esta capacidad desempeña un papel importante en la lectura ya que nos permite mantener por un breve periodo de tiempo la información visual original hasta que esta se trasvasa a la memoria de corto plazo y el procesamiento sobre la información puede comenzar de manera consciente. Baddeley y Lindsay y Norman hablan de una memoria visual a corto plazo y una memoria visual a largo plazo. 
1.2 La memoria sensorial auditiva o ecoica
Se le supone un comportamiento similar a la memoria visual en cuanto a las características precategóricas de la información y a su capacidad ilimitada de almacenamiento. Hay diferencias significativas en cuanto a la duración de la huella auditiva en la memoria sensorial: desde 205 milisegundos hasta 10 segundos. Igualmente los autores proponen la posibilidad de una memoeria auditiva a corto plazo y una a largo plazo. 
2. LA MEMORIA OPERATIVA
La información que ha sido atendida selectivamente en la memoria sensorial pasa a la memoria operativa donde es procesada, manipulada y elaborada. Esta información externa interactúa con la información recuperada de la memoria a largo plazo en la memoria operativa. Tanto la cantidad de información como el tiempo que podemos mantenerla activada es limitado. 
La participación es la comprensión de la lectura es esencial. La construcción designificado, la elaboración de un modelo mental de la situación se realiza en esta memoria. Se la considera núcleo central del sistema de procesamiento de la información.
2.1 Diferentes términos, diferentes concepciones
La memoria a corto plazo haría referencia principalmente al almacenamiento temporal de la información, mientras que el término memoria operativa enfatizaría los procesos que se desarrollan así como el control de los mismos. 
La memoria a corto plazo sirve para mucho más que para almacenar y repetir la información por medio de procesos de repetición y repaso antes de transferirla a la memoria a largo plazo. En esta se producen una serie de procesos cognitivos que son los que ponemos en funcionamiento de manera consciente al realizar diferentes tareas, incluyendo también los procesos de control y supervisión de los mismos.
El modelo de memoria operativa de Baddeley está compuesto por tres sistemas que interactúan entre sí: un ejecutivo central que es el responsable del procesamiento, de la atención consciente y del control y supervisión de los otros dos componentes; un bucle fonológico responsable de mantenimiento de la información verbal por medio de la repetición; y una agenda visoespacial, encargada de mantener las imágenes visuales. 
Este planteamiento parece integrar las tres funciones principales que se le asignan a la memoria operativa: a) almacenamiento temporal de la información (bucle fonológica y agenda visoespacial); b) procesamiento y operación de la información; y c) control consciente y atención voluntaria, que permita la coordinación de los otros subsistemas (ejecutivo central). 
2.2 Capacidad limitada de almacenamiento y procesamiento 
Según Miller, se establecía en 7 ítems, más o menos dos, el límite de la memoria a corto plazo. Las diferencias con la edad no se deben a la capacidad de la memoria a corto plazo sino a la manera de procesar la información. 
Otra de las limitaciones hace referencia a la cantidad de tiempo con la que puede tratar la información, es decir, a su capacidad de procesamiento. El margen temporal que se le suele asignar es de entre 10 y 15 segundos o algo más, entre 15 y 20 segundos. En este caso si podemos hacer algo, podemos mantener en la memoria o ampliar la cantidad de tiempo de permanencia de información mediante procesos de repetición o repaso (repetición de mantenimiento y repetición integradora). 
La pérdida de la información se debe tanto al desvanecimiento, entendido como perdida de la información producida por el paso del tiempo como a la interferencia por desplazamiento producida por la entrada de nueva información, olvidándose la antigua y manteniendo la nueva. 
2.3 La memoria operativa: el lugar donde se dan los procesos cognitivos, metacognitvos y los productos del procesamiento
Cuando realizamos cualquier tarea ponemos en funcionamiento una serie de procesos cognitivos. Cuando leemos un libro, por ejemplo, vamos extrayendo las ideas más importantes, las vamos reorganizando gradualmente, vamos elaborando un modelo mental que se va construyendo progresivamente. Estos subproductos que se van dando durante el procesamiento se dan en la memoria operativa. En esta, además, se van almacenando los resultados parciales que se producen durante el procesamiento antes de organizarla, si es necesario, para su almacenamiento permanente. 
La memoria operativa sería el lugar donde se da este procesamiento activo, consciente y controlado. Las relaciones entre atención, consciencia y memoria operativa son muy estrechas. La capacidad de procesamiento de la MO está condicionada principalmente por la actividad atencional del sujeto. Sin atención, pierde sus cualidades funcionales y de control. 
3. LA MEMORIA A LARGO PLAZO
Se dice que tiene una capacidad ilimitada así como que la información almacenada no se pierde nunca. S suele considerar que cuando alguna información no se encuentra accesible se debe principalmente a un fallo en la recuperación y no de olvido.
La memoria declarativa frente a la memoria procedimental, la memoria semántica frente a la memoria episódica, y la memoria explícita frente a la memoria implícita son subsistemas de la memoria a largo plazo, los cuales parecen integrarse e interactuar.
3.1 Codificación y almacenamiento de la información 
La estimulación externa debe codificarse, transformarse en representaciones, antes de su almacenamiento en la memoria a largo plazo. 
Se ha pensado que lo que tenemos almacenado en la memoria son copias exactas de la realidad, pero realmente lo que recordamos son reconstrucciones, reelaboraciones, en base a lo que tenemos almacenado y en base a lo que hoy somos. No se trata exclusivamente de almacenar información, sino que esta interacciona con el conocimiento almacenado, modificando las estructuras previas, interviniendo decisivamente en el recuerdo y en la interpretación de la realidad. Apreciamos el carácter cambiante de nuestro conocimiento, este se modifica y adapta, en función de nueva información con objeto de adaptarse a las exigencias del ambiente. 
A la memoria a largo plazo sólo pasa aquella información que previamente se ha estructurado en la memoria operativa, es decir, no podemos almacenar información a no ser que le hayamos prestado atención y hayamos operado con ella previamente en la MO.
La cantidad de información que se supone en la memoria es amplísima. Precisa una muy buena organización que permita localizar de manera rápida y ágil cualquier información que necesitemos. El conocimiento y la forma de organización que le damos a la información es totalmente diferente entre una persona y otra. Las estrategias que mejor garantizan una organización eficaz del conocimiento son aquellas que relacionan la nueva información con las estructuras ya existentes. 
3.2 Recuperación y olvido
A mayor organización, más sencillo y rápido será el recuerdo. Podemos diferenciar dos procesos básicos relacionados con el recuerdo: el reconocimiento y la recuperación. Resulta más sencillo reconocer un estímulo que ya estaba almacenado en la memoria que recuperar uno de manera dirigida y voluntaria. Además, nuestra capacidad para reconocer imágenes es mucho mayor que la que tenemos para reconocer información verbal. 
Los procesos de recuperación, implican procesos dirigidos y selectivos de búsqueda. El principio de familiaridad puede dificultar esta tarea. Uno de los fenómenos más estudiados es el de “la punta de la lengua”, en los que se evidencia cómo somos capaces de saber que sabemos algo y tener a la vez dificultades para recordarlo. 
La comprensión de un texto puede verse relacionada tanto con los procesos de reconocimiento (en el caso que nos encontramos con información que ya sabíamos) y recuperación (en los casos en los que necesitamos recordar alguna idea para comprender el texto). 
La mayoría de los autores no consideran que la información almacenada desaparezca o se pierda, sino que lo que se dan son problemas de búsqueda y de localización de la información. 
El olvido parece que se produce por diferentes mecanismos. Al igual que con la MO, se supone que se producen procesos de interferencia. En el momento en que comenzamos a aprender información nueva vamos olvidando la aprendida. 
El olvido es un proceso adaptativo y necesario. Si no fuéramos capaces de olvidar gradualmente parte de la información a la que vamos atendiendo nos resultaría imposible elaborar el significado de un texto, nos resultaría imposible manejar en nuestra memoria operativa toda la información que veníamos recuperando continuamente de la memoria a largo plazo, sería imposible seguir el hilo del discurso. 
3.3 Memoria semántica y memoria episódica
La diferencia entre estas la introduce Tulving en 1972. La memoria semántica se caracteriza por el tipo de contenido e información que almacena, conceptos y vocabulario. Lo podemos considerar como una especie de diccionario mental sobre el significado de las palabras y las relaciones que se dan entre las mismas. Las representaciones de tipo proposicional (redes semánticaso esquemas) explicarían la forma en cómo almacenamos este tipo de información. 
La memoria episódica se caracteriza principalmente por almacenar información específica sobre los hechos vividos, dónde, cuándo y cómo sucedieron. Es por ello que en ocasiones mucha información semántica la podemos recuperar en función del contexto especifico en la que hemos aprendido o vivenciado. 
3.4 Memoria declarativa y memoria procedimental
La memoria declarativa hace referencia al almacenamiento del denominado conocimiento declarativo. El conocimiento declarativo hace referencia a aquel conocimiento que puede declararse verbalmente: hechos, acontecimientos, conceptos, etc. Puede representarse tanto de forma proposicional como por medio de imágenes; es descriptivo y se refiere a objetos, sucesos o fenómenos. Se tiene o no se tiene, se puede adquirir rápidamente y se puede comunicar verbalmente. 
La memoria procedimental es aquella memoria que se encarga de almacenar el denominado conocimiento procedimental. Este tipo de conocimiento es más difícilmente accesible a la conciencia, y por tanto, presenta mayor dificultad para expresarlo verbalmente. Se refiere a las habilidades para ejecutar acciones, o formas de actuar o de proceder. Se adquiere gradualmente, mediante la práctica y no se puede comunicar verbalmente. 
El modelo ACT de Anderson propone tres componentes de la memoria: una memoria de trabajo con diferente capacidad según la tarea a realizar, una memoria declarativa para proposiciones e imágenes y el orden de los sucesos, y una memoria de producción para las diferentes habilidades y procedimientos. Una de sus propuestas es considerar todo el conocimiento como proposicional pudiendo pasar en ocasiones a convertirse en acciones y habilidades automatizadas. 
Squire piensa que la memoria episódica y la semántica pueden considerarse como subsistemas de la memoria declarativa. Tulving considera la memoria episódica como un subsistema de la semántica, y esta lo sería de la memoria procedimental. 
3.5 Memoria explícita y memoria implícita 
Existen recuerdos que podemos recordar de manera voluntaria y consciente al igual que existen actividades y tareas que precisan del uso de estos conocimientos. La memoria que almacena este tipo de conocimientos es la memoria explícita, por tanto se da en la memoria operativa. La memoria implícita se evidencia cuando una tarea se realiza sin necesidad de un recurso consciente. 
Relación entre memoria semántica, episódica y declarativa con la memoria explícita. La memoria procedimental se relaciona con la memoria implícita. 
La posibilidad de hacer consciente los elementos constitutivos de los procedimientos, justifica la posibilidad de su enseñanza. A pesar de su mayor dificultad o accesibilidad a la consciencia, se pueden gestionar de manera metacognitiva. 
Aplicaciones de la psicología de la memoria. La memoria de testigos. El paradigma de la desinformación. El control de las fuentes. Enfermedades degenerativas: entrenamiento de la memoria. Aprendizaje explícito, inteligencia y memoria.
· Vásquez Echeverría, A. y Martín, A. (2016) Memoria: sistemas y procesos. En A. Vásquez Echeverría (Comp.), Manual de introducción a la psicología cognitiva. Apartados pág. 134-143
Aplicaciones de la psicología de la memoria 
La memoria de testigos 
A lo largo del siglo XX se realizaron importantes contribuciones en el estudio de cuán exacta es la memoria, encontrando que se trataba de un sistema vulnerable, sujeto a errores y omisiones. Esto ocurrió debido a la alarma social que causaron ciertas denuncias basadas en evocaciones. Los recuerdos experimentan procesos constructivos durante la codificación y reconstrucciones durante la recuperación. Estas operaciones hacen que la memoria de determinados hechos se convierta en una producción más o menos subjetiva y genere lo que se denomina distorsiones de la memoria. Se ha constatado que las personas reconocen o recuerdan eventos que nunca sucedieron, es decir, presentas falsas memorias. Estos no son fenómenos raros ni singulares. Se ha han identificado algunos factores responsables de la deformación de los recuerdos, como la información posterior al evento, los interrogatorios sugestivos o la activación emocional del momento. 
Las falsas memorias son recuerdos, por norma general, episódicos, de hechos que nunca sucedieron, o distorsiones de hechos que sí sucedieron pero que poseen un grado de vividez y convencimiento elevado de su existencia por parte del sujeto. Puede tratarse de dos hechos mezclados, algunos imaginados o que provienen de los sueños que a posteriori son tratados de forma real. Otros surgen por sugestión de algún líder o en un proceso terapéutico. Donde mayormente se ve la importancia de las falsas memorias es en el área de la psicología forense: falsas identificaciones y acusaciones de inocentes, falsos recuerdos durante los interrogatorios.
El paradigma de la desinformación
Este procedimiento muestra cómo la información engañosa que se le proporciona a una persona luego de la ocurrencia de un evento altera considerablemente la retención de dicho acontecimiento. Estos falsos detalles se incorporarían al recuerdo del episodio sin afectar el grado de convencimiento que el sujeto tiene sobre la ocurrencia de ese evento. Uno de los argumentos que explican este fenómeno sostiene que la persona no advierte la introducción de la distorsión e incorpora estos datos con grado de certeza incuestionable. Según Ruiz Vargas, las condiciones que aumentan el riego de aparición de falsas memorias son:
a) Cuanto mayor es el lapso temporal entre el acontecimiento y el recuerdo del mismo;
b) En función del grado de autoridad percibido sobre la persona que emite la información tendenciosa;
c) La mera repetición de los argumento de distorsión;
d) La congruencia de argumentos con la información de la que se dispone, cuanto más plausibles mayor es su efecto. 
El control de las fuentes
Marcia Johnson denominó control de las fuentes (o de la realidad) a la operación que discrimina entre los recuerdos que provienen de la experiencia perceptiva del mundo de aquellos generados a partir de la actividad interna del individuo. Ambos tipos de recuerdos poseen atributos diferenciales que pueden facilitar la discriminación: los recuerdos de origen externo tienden a ser vívidos, definiéndose a partir de cualidades más sensoriales y contextuales, mientras que los de origen interno se basan más en operaciones cognitivas. En ocasiones las personas tienen dificultades para identificar la fuente en el nivel deseado de especificidad. La influencia de la activación emocional condiciona la cantidad de eventos recordados, la viveza de estos, el número de detalles recordados y el proceso de enlentecimiento de la tasa de olvido. 
La naturaleza amenazante de los estímulos provoca un sesgo en la información atendida. En los escenarios donde hay armas este fenómeno es conocido como focalización en el arma y hace que las personas dirijan su atención hacia esta teniendo más dificultades a la hora de identificar a la persona con posterioridad. 
Enfermedades degenerativas: entrenamiento de la memoria
Las enfermedades degenerativas se caracterizan por provocar un deterioro neurológico progresivo y constituyen en la actualidad la primera causa de demencia. En la enfermedad de Alzheimer, el subsistema de memoria episódica aparece deteriorado desde los estadios tempranos de la enfermedad, mientras que la semántica o la procedimental permanecen relativamente intactas. Las principales dificultades residen en la incorporación de nueva información y en la formación de nuevos recuerdos. Por otro lado, hay una fuerte conexión del deterioro de la memoria con otros procesos cognitivos como la fluidez verbal y habilidades de razonamiento. El entrenamiento de la memoria unido a la terapia orientada hacia la realidad mejora la cognición y los aspectos conductuales, reduce el avance del declive cognitivo y retrasa la institucionalización. 
Intervención sobre la memoria: los programas cognitivosse basan en el fenómeno de la plasticidad neuronal: el sistema nervioso tiene la capacidad de reestructurase para responder a las demandas del contexto. Estos programas fomentan esta plasticidad mediante tareas de estimulación cognitiva, sensoriales y actividades psicomotoras de manera complementaria. Una técnica empleada frecuentemente en la orientación de realidad. Se caracteriza por presentar la información de tal manera que favorezca su aprendizaje y retención. Otra estrategia utilizada es la terapia de reminiscencia que persigue potenciar la memoria autobiográfica y la memoria semántica a través de la evocación de recuerdos. Los estudios que analizan el efecto de esta terapia encuentran una mejora del estado de ánimo y de algunas habilidades cognitivas. Se incorporó también la participación del sistema motor. Consiste en añadir gestos o movimientos al aprendizaje de nombres o eventos para que se puedan asociar y, así, mejorar la recuperación de información. Este esquema se basa en el supuesto de que la memoria implícita es un sistema que queda intacto durante la progresión de la enfermedad. 
Existen en la actualidad una amplia gama de opciones farmacológicas orientadas a la preservación o mejora de las funciones de la memoria.
Aprendizaje explícito, inteligencia y memoria
Para la evocación de un material la disponibilidad de los contenidos es una condición necesaria pero más han de ser accesibles en el momento deseado. 
Tulving sostenía que la recuperación era una actividad determinada por dos fuentes de información: una relativa al pasado que involucra los conocimientos adquiridos, y otra que refiere al presente, fundamentalmente las claves de recuperación. Las claves de recuperación son cualquier tipo de información que permite acceder rápidamente a la huella de memoria objetivo. Eso sí, las claves que se usan para los procesos de recuperación han de estar presentes en la fase de estudio. Estas se convierten en facilitadores del recuerdo. Tulving y Pearlstone encontraron que las personas recuerdan casi el doble de información cuando disponen de las claves adecuadas. A su vez, las claves pueden tener un origen interno (estado de ánimo, momento de aprendizaje), o externo (circunstancias del entorno). 
Las actividades de aprendizaje más efectivas se producen al realizar un tratamiento reflexivo sobre los conceptos o elementos que se desean incorporar a la memoria. Poder otorgarle significado al material y expresarlo con nuestras propias palabras harán que estos contenidos queden en relación con nuestras ideas previas generando huellas de memoria más distintivas y más disponibles. 
El repaso es un mecanismo que inhibe el decaimiento de la información. Es una forma de propiciar que una memoria inestable se convierta en permanente a través de su tránsito de la memoria de trabajo a la memoria a largo plazo. Esta operación refuerza las redes neuronales y consolida la información susceptible de aprendizaje. Existen algunos recursos que pueden facilitar la evocación del material previamente almacenado, como mantener el orden en el que se aprende la información; adoptar el orden alfabético para evocar algunos sustantivos. El cambio de perspectiva es una técnica que también favorece el acceso a contenidos parcialmente inaccesibles. Se trata de adoptar diferentes visiones sobre un mismo fenómeno de forma que se generan esquemas que orientan una recuperación selectiva de los elementos congruentes o relevantes para ese esquema. 
El acto de memorizar durante el aprendizaje es un ejercicio activo que puede verse potenciado mediante el empleo de estrategias de metamemoria. 
La inteligencia se suele definir como una capacidad mental general, un conglomerado de aptitudes en los que se incluye la memoria. La memoria es la tercera causa que más contribuye a la hora de explicar la variación en el factor g, determinada por la capacidad de almacenamiento de la memoria a corto plazo y la velocidad con la que se procesa la información. 
3.3 El significado social en la memoria 
Memoria episódica y memoria autobiográfica. Conciencia noética y conciencia autonoética. El Yo y la memoria. La organización narrativa del recuerdo. La construcción de recuerdos autobiográficos. 
El papel de los artefactos culturales en la memoria. Los “sistemas humanos de representación”. Estudios transculturales de la memoria. Dificultades metodológicas y epistemológicas. 
· Ruíz-Vargas, J. (2004) Claves de la memoria autobiográfica. En M. Hermosilla Álvarez y C. Fernández Prieto (Dirs.), Autobiografía en España. (pp. 183-220).
La memoria autobiográfica son los recuerdos que una persona tiene de su vida o, más exactamente, de las experiencias de su vida. El atributo esencial de esta es el sentido de “yo” o de “mí” que comporta, porque es a través de los recuerdos autobiográficos como percibimos nuestro “yo”. A diferencia de las demás memorias, constituye el punto crítico en el que convergen los sentimientos, las motivaciones y los deseos, las metas y los logros, los valores, las creencias y los significados de cualquier persona. En cada recuerdo autobiográfico están los elementos esenciales de la emoción, la memoria y la personalidad. Se constituye en el soporte y el organizador de nuestra biografía, de la historia narrada de nuestras experiencias personales. Una historia es el resultado de la interacción del yo con el mundo. Gracias a esta memoria los seres humanos podemos organizar y combinar armónicamente nuestro conocimiento sobre el mundo y sobre nosotros mismos. Y el resultado esencial de todo ello es la conciencia de identidad personal y la capacidad de toda persona para revivir su pasado, interpretar el presente y planificar el futuro. 
Un marco teórico para la investigación de la memoria autobiográfica
Los factores responsables del crecimiento exponencial del conocimiento científico sobre la memoria humana:
1) La convergencia de intereses y de programas de investigación para desentrañar la naturaleza de la memoria de tres grupos de científicos: psicólogos cognitivos, los neuropsicólogos y los neurocientíficos Neurociencia Cognitiva.
2) La memoria no es una entidad unitaria o indiferenciada sino un conjunto de sistemas independientes, aunque interactuantes, que difieren entre sí respecto al tipo de información que representan, las reglas que rigen sus operaciones y las áreas o regiones cerebrales en las que se asientan. 
3) Cambio paradigmático: integración, en el seno de la psicología de la memoria, de dos enfoques o modos de entender y analizar la memoria: el enfoque de laboratorio o cuantitativo (número de elementos almacenados en la memoria) y el enfoque naturalista/ecológico o cualitativo (exactitud o fidelidad de la representación del pasado).
4) La consolidación de un área de investigación que, representa el reconocimiento oficial de la pertinencia, de la legitimidad epistémica y del rigor metodológico de la investigación de un tipo de memoria que abarca un dominio natural y es llama memoria autobiográfica. 
Definición de memoria autobiográfica
La memoria episódica es el sistema encargado de la adquisición, retención y utilización de información relativa a los sucesos personales y a los eventos de nuestro pasado que han ocurrido en un momento y lugar específicos. Las dos características exclusivas de este sistema: 1) es el único orientado hacia el pasado: la recuperación episódica significa viajar mentalmente hacia atrás por el pasado personal a través del tiempo subjetivo (todos los demás sistemas de aprendizaje y memoria están orientados al presente), y 2) la evocación o rememoración episódica va acompañada de “conciencia autonoética”, es decir, la experiencia consciente de sí mismo como una entidad continua a través del tiempo, que permite darse cuenta de que el yo que reexperimenta ahora un episodio del pasado personal es el mismo yo que experimentó ese episodio en un tiempo anterior. Gracias a la conciencia autonoética podemos distinguir entre “estar pensando en algo” y “estas rememorando”. Lo sustancial y único estaríaen esa sensación consciente de pasado, es decir, en el sentimiento subjetivo de que, en la experiencia que se revive en el momento presente, una persona está re-experimentando algo que sucedió anteriormente en su vida. 
Sobre la base de estas dos características (pasado y conciencia autonoética), Tulving considera que la función de la memoria episódica es la recuperación consciente del pasado personal. La memoria episódica es una memoria autobiográfica. 
Características de los recuerdos autobiográficos
1. Relación con el yo
Los recuerdos autobiográficos contienen “información relacionada con el yo”. El contenido de estos recuerdos es una combinación de informaciones relativas a lugares, momentos, personas, objetos, sentimientos, creencias, actitudes, prejuicios, y todo aquello involucrado en la actuación de las personas. 
2. Estructura narrativa
Cuando una persona evoca cualquier experiencia personal de su pasado lo hace contando una historia, no recitando una lista fragmentada de atributos o características. Rememorar es un acto de comunicación. 
El discurso empleado influye en lo que se evoca y cómo se evoca. Las convenciones sociales de la escritura o del habla autobiográfica, el papel de la audiencia, los supuestos sobre el uso del lenguaje en las conversaciones, el ajuste del significado al contexto, y la relación social entre el hablante y su audiencia representan un conjunto de factores que determinan tanto la forma como el contenido de los recuerdos autobiográficos. 
La naturaleza social de los recuerdos autobiográficos suponen que los individuos tenemos que aprender a narrar o a contar las historias que vivimos. Psicólogas evolutivas lideradas por Katherine Nelson aportaron datos muy interesantes sobre el desarrollo de las habilidades narrativas de los niños para hablar a otras personas de sus recuerdos. Minda Tessler distingue entre madres de “estilo paradigmático” y madres de “estilo narrativo”. Los hijos de madres narrativas recuerdan significativamente más que los hijos de madres paradigmáticas. Además, ningún niño de los participantes de uno de sus estudios, recordaba nada de la experiencia del museo si después de la misma no habían hablado de ello con sus madres. Los niños sólo recordaban lo que su madre y cada de uno de ellos habían hablado juntos. Estos hallazgos permiten establecer dos importantes principios: 1) la narración de los episodios experimentados resulta fundamental para que estos se fijen en la memoria y sean memorables, y 2) el contexto social parece esencial tanto para compartir las experiencias como para compartir los recuerdos que guardamos de ellas. Judith Hudson ha propuesto un modelo de interacción social para explicar el desarrollo de la memoria autobiográfica, cuyo postulado esencial es que los niños aprenden de forma gradual cómo hablar con los demás de sus recuerdos a través de las “charlas sobre recuerdos” o conversaciones sobre eventos pasados entre la madre y el niño y, en consecuencia, a organizar sus recuerdos narrativamente.
La experiencia se convierte en narración a través de la recuperación. 
3. El papel de las imágenes mentales
Los recuerdos autobiográficos se caracterizan porque su evocación generalmente incluye imágenes visuales y de otras modalidades sensoriales: “la memoria episódica nos permite visitar mentalmente y “ver” el pasado”.
Cuando alguien rememora un suceso y lo acompaña de comentarios del tipo “es como si lo estuviese viendo”, su relato se hace más creíble y más verídico para sí mismo y para los demás. De hecho, las personas actuamos como si el recuerdo de detalles sensoriales significara que lo que se está evocando es exacto. Este aumento de la credibilidad y de la veracidad de las evocaciones es propiciado por las imágenes. Las personas no se limitan a decir lo que sucedió, sino que en su narración nos dicen que pueden “ver” la situación, “oír” lo que se dijo o “sentir” lo que sintieron, convencidos de que así avalan y aumentan la exactitud de su recuerdo. 
Los “recuerdos fotográficos” son un tipo de recuerdos muy vivos, muy exactos y muy duraderos, cuyo contenido mantiene de forma “casi fotográfica” la mayor parte de los detalles sobre las circunstancias en las que nos enteramos de sucesos emocionalmente impactantes, inesperados y de gran relevancia personal o social. 
La relación entre nivel de imágenes y credibilidad de los recuerdos ha sido demostrada: nivel alto de confianza en los recuerdos autobiográficos recuerdos repletos de imágenes visuales; poca confianza en los recuerdos pocas imágenes visuales en los recuerdos. 
4. El componente emocional 
Las experiencias cargadas de emociones fuertes se recuerdan de un modo distinto a aquellas otras en las que la emoción o los afectos apenas sin visibles. Este convencimiento se torna en problema, las dos cuestiones más espinosas y controvertidas son: 1) el efecto real de las emociones sobre la memoria: aumenta o disminuye la fuerza de los recuerdos personales, y 2) si para explicar esos efectos hay que apelar a mecanismos especiales. La resolución de estas dos cuestiones se ha buscado a través de la investigación en tres ámbitos concretos: la memoria de testigos presenciales, los recuerdos fotográficos y los recuerdos de sucesos traumáticos. 
Las experiencias traumáticas en ocasiones producen recuerdos excelentes o son recuperados excesivamente y, por el contrario, otras veces, no se recuerdan en absoluto (represión/amnesia). Una línea de investigación que está resultando especialmente eficaz en la resolución de este problema es la que está analizando a nivel neurocognitivo los procesos de consolidación de los recuerdos, por un lado, y el papel de las hormonas del estrés en la modulación de los recuerdos, por otro. Las experiencias estresantes liberan en el organismo diversas sustancias, unas con efectos potenciadores sobre la memoria y otras con efectos inhibidores. 
5. Distribución temporal
La disponibilidad del pasado personal no presenta una distribución temporal uniforme; aunque esto no implica necesariamente que todo lo más viejo se recuerde menos. La fiabilidad del fechado no significa que los recuerdos autobiográficos contengan representaciones directas del tiempo. 
Patrón consistente de distribución temporal del pasado personal: el componente de retención es necesario para explicar la función monotónicamente decreciente que todas las personas muestran respecto a los 20 años más recientes de su vida. El componente reminiscencia, que aparecerá si y sólo si los sujetos tienen más de 35 años de edad, representa un incremento muy significativo de recuerdos de cuando los sujetos tenían entre 15 y 25 años. Por último, el componente amnesia infantil representa la gran escasez de recuerdos de los primeros años de vida. 
La reminiscencia: incremento desproporcionado de recuerdos autobiográficos de la adolescencia y la juventud a) aparece en situaciones de recuperación con claves y en narraciones libres de la vida; b) no se limita a la memoria episódica, se produce en todos los ámbitos cognitivos; c) tiende a ser identificado por los adultos como “su época” y en ella colocan su música favorita, libros, películas, etc.; y d) las personas tienden a recordar los sucesos políticos nacionales e internacionales como “especialmente importantes”, influyentes, significativos y formativos, definidores de una “generación”. Este fenómeno se ha intentado explicar desde diferentes presupuestos teóricos: la hipótesis madurativa, la hipótesis de la formación de la identidad y la hipótesis de cambio cognitivo.
Amnesia infantil: los adultos de cualquier edad son incapaces de recordar los acontecimientos vividos durante los primeros años de su vida. Freud fue el primero en identificar este fenómeno y llamarlo así, y lo atribuyó a los efectos de la represión. De todas las propuestas teóricas alternativas, las que reciben apoyo empírico son: a) la amnesia infantil es el resultado de la ausencia en los primeros años de la vida de un esquema del yo, de una falta de autoconciencia o de conciencia autonoética,que se traduce en la incapacidad de los niños pequeños para codificar los acontecimientos que viven como “experiencias personales” y b) la amnesia infantil se explicaría en términos de la incapacidad narrativa de los niños pequeños, como consecuencia de la falta de un desarrollo apropiado del lenguaje, para implicarse en conversaciones sobre el pasado guiados por los padres. 
6. La estructura organizativa del conocimiento autobiográfico
Según Martin Conway, todo recuerdo autobiográfico contiene tres tipos de conocimiento organizados jerárquicamente: periodos de la vida, acontecimientos generales y conocimiento específico de acontecimientos. Los periodos vitales o de la vida representan el conocimiento más general y más abstracto y denotan periodos largos de tiempo que se miden en años o décadas. Los acontecimientos generales representan tipos más específicos y también más heterogéneos de conocimiento autobiográfico que suele medirse en días, semanas o meses. Y los recuerdos de acontecimientos concretos se miden en segundos o minutos y posiblemente en horas. 
Siempre que recordamos el pasado personal intervienen entrelazados o “anidados” los tres tipos de conocimiento. El conocimiento específico de acontecimientos forma parte de acontecimientos generales y estos, a su vez, forman parte de periodos vitales. Los tres tipos forman parte de la misma base de conocimiento autobiográfico, del mismo sistema de memoria episódica. 
La construcción de un recuerdo autobiográfico implica el establecimiento de un patrón estable de activación en la base de conocimiento autobiográfico y la intervención de los procesos centrales de control en la recuperación. El proceso de construcción incluiría una serie de fases con tres momentos críticos: acceso, búsqueda y verificación. Todo siempre comienza con una clave que proporciona el acceso a la base de conocimiento autobiográfico; a continuación, se inicia un proceso de búsqueda que ofrece un resultado y, finalmente, ese resultado es evaluado o verificado a la luz de unos criterios establecidos de antemano. Si el conocimiento recuperado es consistente se da por terminado el proceso, de lo contrario se comienza otra vez, con una clave nueva o modificada. Por tanto, el proceso de construcción es un proceso cíclico que implica la localización y recuperación de los recuerdos por “aproximaciones sucesivas”. El éxito en la recuperación depende de dos factores: 1) contar con claves eficaces o adecuadas y 2) establecer unos criterios validos de verificación. 
Según Conway, los recuerdos autobiográficos son construcciones resultantes de la combinación de trozos de conocimiento de cada uno de los tres tipos descritos. Estos recuerdos son transitorios, es decir, en la memoria no existe una representación ni única ni isomórfica de la experiencia original, sino que cada reconstrucción autobiográfica está determinada tanto por el pasado como por el presente. 
7. La exactitud de los recuerdos autobiográficos
Los puntos de partida básicos para abordar el problema de la fiabilidad de los recuerdos autobiográficos son:
La memoria humana es extraordinariamente poderosa y precisa
No parece que existan límites ni respecto a la cantidad ni respecto al tiempo que la información adquirida puede permanecer en nuestra memoria. 
Se ha destacado el papel crucial que en la obtención y la recuperación de información desempeñan la codificación, la organización y la recuperación. Se ha comprobado que la propia dinámica de estos procesos está influenciada por variables tales como las voliciones del sujeto, la profundidad de los análisis perceptivos, el conocimiento previo, el contexto, las claves de recuperación, los procesos de búsqueda, las imágenes mentales, la toma de decisiones, etc. 
Frente a la espectacular capacidad para almacenar y retener información, los seres humanos no somos nada fiables para recuperarla.
Importancia de las claves de recuperación
Para poder recordar cualquier episodio de nuestro pasado tenemos que partir de una información (claves de recuperación) que forme parte de la experiencia que deseamos recordar. Por ello, conviene insistir en la necesidad ineludible de las claves y, además, en la riqueza informática de las mismas, lo que a nivel práctico las convierte en eficaces e ineficaces. 
El olvido o el recuerdo fragmentado e incompleto de episodios autobiográficos no significa realmente pérdida de información relativa a dicho episodio sino, el no disponer en el momento preciso de las claves adecuadas. 
La naturaleza constructiva de los recuerdos autobiográficos
La memoria es de naturaleza constructiva en el sentido de que sus contenidos no son una copia literal del pasado sino el resultado de una interpretación. Según Semon, en todo acto de codificación, la situación presente activa la recuperación de pensamientos, imágenes y recuerdos previos, razón por la cual el “engrama” recién creado no es una copia literal de la realidad, sino una interpretación en la que están incluidas la información nueva y la información recuperada. Esto significa que si lo que entra en la memoria no es una réplica exacta de la realidad, lo que sale tiene que ser necesariamente también algo distintos de esa realidad. 
Según Barlett, los recuerdos son reconstrucciones de eventos vividos que están fuertemente influenciados por estructuras preexistentes de conocimientos o esquemas. Lo que se tiene en la memoria es una versión esquematizada del material original, que se utilizará, en el momento del recuerdo, para reconstruir la experiencia vivida. Según John Bransford, cuando las personas oyen o leen oraciones, pasajes e historias, construyen significados e inferencias, y son esas construcciones las que almacenan en su memoria a largo plazo, en lugar de lo que realmente oyeron o leyeron. Asimismo, Walter Kintsch, llegaría a una conclusión similar: cuando los sujetos tienen que aprender pasajes o historias, recuerdan lo esencial del texto presentado y reconstruyen los detalles de acuerdo con su conocimiento previo. Una conclusión importante de estos estudios es que los procesos constructivos se llevan a cabo durante la codificación y los reconstructivos durante la recuperación, y que los recuerdos están fuertemente determinados por el conocimiento previo de los sujetos: el papel fundamental de variables tales como los convencionalismos culturales, las expectativas, hábitos, estereotipos, prejuicios y todo lo que implica la experiencia previa del sujeto. 
La exactitud/inexactitud de los recuerdos autobiográficos
Los recuerdos autobiográficos no suelen ser completamente exactos, por la sencilla razón de que nuestra memoria no registra representaciones literales de los sucesos que experimentamos. La propia percepción del mundo es una interpretación, que se realiza en el contexto del conocimiento acumulado en la memoria. La realidad de cada persona es una creación, una construcción mental, donde sólo están representados los aspectos que tienen un significado personal. 
En consecuencia, no tiene sentido algo suponer que los recuerdos son registros pasivos o literales de la realidad. En todo momento seleccionamos, abstraemos, interpretamos, integramos y organizamos la realidad circundante en función de nuestra experiencia pasada. El sistema cognitivo humano no está diseñado para guardar en su memoria copias exactas de la realidad, porque la realidad no existe hasta que una mente la interpreta. Cada uno de los que participamos en la misma situación la experimentamos de una manera singular. 
Esto no significa que los recuerdos autobiográficos sean falsos en su totalidad ni que la “base de conocimiento autobiográfico” sea una fantasía. Katherine Nelson sostiene que una de las funciones básicas de la memoria episódica/autobiográfica es compartir los recuerdos con los demás, lo que convierte a los recuerdos autobiográficos en un elemento de solidaridad social. 
Los recuerdos autobiográficos son inexactos respecto a los detalles pero muy precisos y, por lo tanto, fidedignos en lo que se refiere a la esencia de loocurrido. La función de los detalles extra, irrelevantes, es aumentar la confianza del propio sujeto que recuerda, así como la del interlocutor, en la historia que cuenta; esto es, aumentar la fidelidad de su recuerdo.
Resumiendo, los recuerdos autobiográficos se caracterizan por no ser nunca completamente exactos sino por ser compatibles con el esquema del Yo, es decir, con las creencias y el modelo del mundo del sujeto que recuerda. 
· Santamaría, A. y Montoya, E. (2008) La memoria autobiográfica: el encuentro entre la memoria, el yo y el lenguaje, pp. 333-350.
Nuestro concepto del yo juega un papel crítico en la configuración de nuestros recuerdos autobiográficos, de igual manera que estos últimos permiten configurar nuestro yo. Aquello que somos influye en lo que codificamos, cómo lo codificamos, en lo que almacenamos, etc. De tal manera que el recuerdo de nuestro yo, situado en un pasado determinado, juega un papel crítico en nuestra comprensión y conceptuación de quiénes somos hoy en el presente. La memoria y el yo son sistemas dinámicos, no son entidades que permanezcan estáticas e inamovibles durante el intervalo temporal que va desde la codificación al recuerdo autobiográfico, sino que van cambiando en función de nuevas experiencias, conocimientos, reorganizaciones de lo ya existente, etc. 
La memoria y el yo existen en una relación simbiótica. Y será el lenguaje el que permitirá, y facilitará, dicha relación y, por ende, la génesis y desarrollo de la memoria autobiográfica. Esta supondrá una suerte de encuentro entre la memoria, el yo y el lenguaje. 
La emergencia de los recuerdos personales: de lo episódico a lo autobiográfico
Los seres humanos desarrollamos la capacidad de pensar sobre nuestro pasado y planificar nuestro futuro, de desplazarnos mentalmente en la línea de tiempo, de atrás hacia delante y en el sentido opuesto, modificando nuestros recuerdos, reinterpretando el paso, dando sentido al presente en función de lo que hemos experimentado con anterioridad y construyendo unas expectativas de futuro inevitablemente ligadas a nuestra trayectoria vital, a nuestro yo. Para realizar este viaje en el tiempo es necesario un sentido del yo como individuo diferente a los demás, con un pasado propio y diferenciado del de los otros sujetos. Esta forma de recuerdo que se acompaña de “experiencia recolectiva”, esto es, de la sensación de reexperimentar el pasado concomitante al acto de recuerdo, se caracteriza por un tipo de conocimiento denominado autonoético, o conciencia autonoética, frente al simple conocimiento o pensamiento sobre el hecho a recordar, carente del estado fenomenológico de revivir el evento, de la ciencia noética. Tulving propone tres componentes centrales de lo episódico: 1) sentido subjetivo del tiempo, 2) conciencia autonoética y 3) el yo, siendo este yo el viajero que realiza la travesía mental hacia el pasado y hacia el futuro gracias al sentido subjetivo del tiempo, encontrándose dicha travesía a su vez, acompañada de la experiencia fenomenológica de autonoesis. 
La memoria episódica es siempre específica en términos de localización de un evento en el espacio y el tiempo, así como en una conciencia específica del yo en dicha experiencia. Se trata de una memoria reciente en la evolución, sólo en la especie humana, y que no se encuentra desde el nacimiento, con una orientación hacia el pasado, y gracias a la cual sería posible el viaje mental en el tiempo a través del tiempo subjetivo, y retroceder al pasado para reexperimentar las propias experiencias, pero también anticiparse, reflexionar, preocuparse y hacer planes sobre lo que está por venir.
El recordar episódico versus autobiográfico
Katherine Nelson concibe la memoria autobiográfica como una subclase de memoria episódica, de tal modo que todo lo autobiográfico es episódico, pero subraya: no toda memoria episódica es autobiográfica. La memoria autobiográfica emerge más tardíamente en la ontogénesis para ponerse al servicio de la construcción de una historia de vida, a diferencia de la memoria episódica que es más genérica. 
Existe escasa evidencia a favor de la presencia de conciencia autonoética en niños menos de tres años, lo que conduce a esta autora a la propuesta de que a esta edad resulta más apropiado hablar de memoria para episodios específicos, y no de memoria episódica en sentido estricto. 
Los recuerdos en la primera infancia son fragmentados y débiles. Los niños de un año de edad son capaces de retener el patrón general de la situación, lo que se repite de un mismo modo, lo canónico. En este momento de la ontogénesis, la memoria del niño podría caracterizarse como implícita, mientras que más allá de los doce meses, haría su aparición un sistema de memoria explícita. El niño dispondría del guión de cómo se desarrolla normalmente el desayuno, el baño, o cualquier actividad cotidiana. Es un formato en el que se registra la regularidad y en un primer momento no recoge lo específico de cada situación. Se observa que variaciones en la rutina suscitan protestas en el niño. Estaríamos hablando de la memoria para episodios específicos. 
Ya durante el segundo año de vida, la memoria gana en control direccional y, ya no se ve elicitada automáticamente en exclusiva, sino que también se encuentra sujeta a control cognitivo, pudiendo recordarse algo fuera del contexto específico en que se aprendió. Sólo diferencia entre la actividad presente y todo lo demás. Esta primitiva distinción ahora no-ahora, consiste únicamente en un conjunto de representaciones temporalmente imprecisas y fragmentarias, y no forman parte del conocimiento del mundo al que se puede acceder con facilidad, como ocurre en lo episódico. 
Pero en el ser humano se dan una serie de características que propiciarán la emergencia de una nueva función de la memoria: aprender que uno es diferente de los demás, con un pasado que también es propio, particular y que no siempre otros comparten; esto es, el sentido del yo, uno de los tres elementos constitutivos de lo propiamente episódico. Los recuerdos episódicos que estuvieron seguidos de repeticiones de eventos similares, quedarían absorbidos dentro de un script general, convirtiéndose así en estructuras de conocimiento generales, con una organización temporal. Pero no todos los recuerdos personales son o se convierten en autobiográficos. 
La memoria autobiográfica implica un sentido del yo que experimenta en un punto específico del espacio y el tiempo, que no sólo está referida al yo, sino que también es personalmente significativa. Este significado personal emerge de las emociones, motivaciones y metas construidas en interacción con otros. 
Se trata pues, de narrar la historia de dos encuentros. En un primer momento, la génesis de lo autobiográfico supone, el encuentro entre la memoria y un yo que articule los recuerdos personales, mientras que el posterior desarrollo y consolidación de las destrezas de recuerdo autobiográfico suponen el encuentro entre la memoria y el lenguaje. 
La memoria y el yo se construyen a través de formas específicas de interacción social y/o estructuras culturales que permiten la emergencia de una narrativa autobiográfica. La memoria autobiográfica es una forma específica de memoria que emerge a lo largo de los años preescolares y que, implica varios aspectos o componentes: a) habilidades básicas de memoria, b) una comprensión de las relaciones temporales, c) una habilidad narrativa, d) el desarrollo de una comprensión del yo y los otros, e) el desarrollo de estados mentales, etc. Este proceso de emergencia de la memoria autobiográfica es gradual. El lenguaje será un instrumento cultural y social fundamental. 
La teoría multicomponencial dinámica de la emergencia de la memoria autobiográfica de Katherine Nelson y Roby Fivush: la idea de emergencia como la aparición de un nuevo nivel de complejidad, fruto de la interacción de estructuras preexistentes a niveles de mayor simplicidad. La presencia de un sistema temprano de recuerdos generalizados de eventos, que se vería suplementadocon posterioridad por un sistema explícito para episodios específicos experimentados en el pasado. Este sistema temprano se correspondería con la memoria episódica, que al entrar en contacto con herramientas culturales, como el lenguaje y la narrativa, en el marco de un determinado escenario sociocultural, como son los intercambios conversacionales entre padres e hijos en los que se habla y se aprende a hablar sobre el pasado, propicia la emergencia de un nuevo nivel de complejidad: la memoria autobiográfica. 
El yo y la memoria: los primeros momentos
Nelson describe una serie de momentos evolutivos por los que el niño va pasando a lo largo de su desarrollo y que constituyen una secuencia ontogenética de adquisiciones en la aparición y desarrollo de una noción del yo. Este proceso se basa en la creciente habilidad para diferenciar entre el sí mismo y otros aspectos del mundo de la experiencia. Los estadios serian: nivel 1: el yo físico (postnatal); nivel 2: comprensión del yo social (6-12 meses); nivel 3: comprensión cognitiva del yo (18-24 meses); nivel 4: el yo representacional (2-4 años); nivel 5: comprensión del yo narrativo (3-6 años); nivel 6: el yo cultural (5-7 años). 
Durante el primer año de vida, no existe aún una perspectiva temporal y espacial, ni la conciencia de los estados internos que motivan la acción, y el fondo cultural de las experiencias ajenas se encuentra ausente, ya que para el niño hay una visión del mundo posible, la suya misma. 
Memoria para episodios: niños de dos años pueden recordar que un evento ha sucedido “alguna vez”; sin contextualizarlo específicamente en el tiempo y el espacio, en una especie de memoria semi-episodica. 
Entre los dos y tres años los niños tienen la capacidad para tener en mente una secuencia de eventos, que implican al yo y a otros con un compromiso temporal y causal. Es a partir de los cuatros años, cuando el desarrollo de un yo representacional y narrativo, va permitiendo articular la aparición de lo autobiográfico. 
El encuentro entre el yo y el lenguaje: desarrollo y consolidación de la memoria autobiográfica
La memoria autobiográfica hace su aparición cuando los niños comienzan a compartir lingüísticamente sus experiencias con otros. Los niños aprenden a implicarse en conversaciones sobre eventos pasados guiados inicialmente por sus padres que construyen una narrativa en torno a fragmentos de información suministrados por el niño, sobre acontecimientos del presente, pasado y futuro. Las teorías de la interacción social proponen que los niños aprenden a hablar sobre sus experiencias de un modo específico y durante los años preescolares aprenden a “narrativizar” sus experiencias. 
Pillemer y White, proponen dos momentos en la transición de la amnesia infantil a la memoria autobiográfica:
a) Fase inicial o constituyente: recuerdo de los dos o tres primeros años de vida, se caracterizaría por breves pero vívidas escenas que son evocadoras pero a las que los adultos no pueden asignar un significado claro. Aquí se situaría la memoria episódica. 
Entre los tres y seis años, el lenguaje provee al sujeto de una segunda modalidad para codificar y acceder a la memoria, así como un marco narrativo para organizar la experiencia, haciendo que un acontecimiento pase a formar parte de una historia. Mediante el lenguaje, una historia que caería en el olvido puede ser repasada. Además, el niño comprende que existen distintos puntos de vista sobre la realidad, tantos como sujetos, y que cada uno de ellos posee también sus propios estados mentales teoría de la mente. 
b) Fase de la consolidación: consolidación definitiva de la memoria autobiográfica a los 4-6 años. La memoria personal para acontecimientos tiene a adoptar la forma de una narración completa y con un claro significado personal para el sujeto. 
Compartir el pasado mediante el lenguaje verbal contribuye notablemente al paso de la fase inicial a esta segunda fase en la que la memoria autobiográfica ya está presente. 
Narrativa y memoria autobiográfica: la emergencia del yo histórico y cultural
La narrativa supone una construcción cultural que se aprende en la temprana infancia mediante la interacción lingüística con los adultos; es el medio de compartir los recuerdos personales, y nos permite dar orden y significado a nuestro mundo interno y a nuestras relaciones con los demás. Mediante la narrativa el conocimiento puede compartirse y acumularse, para ser legado simbólicamente a posteriores generaciones. 
Las narrativas comunales consisten no sólo en modelos sobre el mundo, sino también en modelos sobre el yo, y por extensión, sobre cómo debe ser nuestro propio yo. Mientas que las sociedades occidentales promocionan la individualidad, la autoexpresión y la suficiencia personal, propiciando el desarrollo de un yo orientado hacia la independencia, bien diferenciado del resto de los seres humanos y de su contexto social y natural, las culturas orientales, que enfatizan los valores de la jerarquía social, la armonía interpersonal y la humildad, promueven una orientación del yo hacia la interdependencia. 
Una historia de encuentros: hacia un yo narrativo y cultural
Estrecha relación existente entre la memoria, el yo, el lenguaje y la narrativa en la configuración de nuestros recuerdos autobiográficos. La narración puede ser conceptuada como una “invención cultural” que se aprende en la primera infancia, mediante las prácticas en las que niños y adultos hablan conjuntamente sobre los acontecimientos. Esta juega un papel crucial en la configuración de los recuerdos autobiográficos que permiten configuran un yo histórico y cultural. El lenguaje ejerce un papel crucial en esta adquisición, ya que supone el vehículo por el que compartir significados de un modo simbólico, y una vez que aparece, acelera la emergencia de un nuevo nivel de comprensión del yo. 
Construir la propia autobiografía no es algo posible de realizar al margen de la historia y de la cultura a la que uno pertenece. Pese a que consiste en algo personal e idiosincrático, nunca escapa a sus limitaciones culturales. Emerge de la práctica social y cultural de narrar historia. Sin el marco cultural de tiempo, el espacio y la estructura social, las historias del yo carecerían de contexto. 
El significado constituye una instancia fundamental para el estudio de la memoria autobiográfico, Nelson subraya la importancia de aquellos eventos cuyo significado hace que pasen a formar parte de la historia de la vida del sujeto. Los eventos significativos al construir una narrativa de vida, son una de las formas de definir al yo y situarlo cultural e históricamente. 
Las historias de vida no se organizan como una sucesión de eventos aislados, sino que estos adquieren una organización narrativa. Pero todo ello no tiene sentido sino en el marco de la cultura humana que es donde pueden ser explicadas las acciones de los sujetos, entre ellas, recordar. Y es además, donde el recordar autobiográfico da luz a una subjetividad histórica, que articula su narrativa personal con la de otros en una trama de significados. Subjetividad que constituye al “yo histórico y cultural”. 
UNIDAD 4: LENGUAJE Y PENSAMIENTO
4.1 El concepto de lenguaje
a. Lenguaje humano y otros lenguajes: rasgos distintivos. El estudio psicológico del lenguaje. La dicotomía naturaleza-educación. b. El estudio genético del lenguaje: los planos ontogenético y filogenético. c. Filogénesis del lenguaje. Estudios con primates. Conclusiones.
· Karmiloff, K y Karmiloff-Smith, A (2005) Cap. I ¿Qué es la adquisición del lenguaje? Cap. VIII Replanteamiento del debate naturaleza-educación. En Hacia el lenguaje. Del feto al adolescente (pp. 13-24, 310-329)
Capítulo I: ¿Qué es la adquisición del lenguaje?
La adquisición del lenguaje es un largo viaje que empieza en el fluido mundo del útero y continúa a través de la infancia, la adolescencia e,

Continuar navegando