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U 4 Necesidades Educactivas para el desarrollo de la actividad física Jorge Gomez - Romina Ippolito

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“Las necesidades educativas para el desarrollo de la actividad física”
Jorge R. Gómez
Licenciado en Actividad Física y Deporte
Especialista en Docencia Universitaria
Universidad de Flores
Abstract
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano se encuentra con varias dificultades para su 
desarrollo.
Muchas de ellas son de orden general, ligadas al sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta 
de tiempo, a las obligaciones laborales, a la escasez de espacios para la práctica o el costo del acceso a las 
mismas, entre otras. Pero es significativa la falta de una educación adecuada desde las primeras edades 
para generar motivación, sensibilidad y conocimientos específicos que les permita a los ciudadanos, 
cualquiera sea su edad y situación social, convencerse del valor de estas actividades y disponerse 
autónomamente para llevarlas a cabo con constancia y continuidad durante toda la vida. 
La Educación Física escolar debería ser, como reconocida asignatura a la que asiste toda la población del 
país, la que brinde esa educación, pero, lamentablemente, la hegemonía del deporte competitivo como 
práctica instaurada, las clases rutinarias con ejercicios preestablecidos, uniformes y tediosos, la 
concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del cuerpo separado de la persona en sí, atentan 
notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos y prácticas corporales.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. Esto implica consideraciones emocionales, cognitivas, sociales y motrices 
en un abordaje sistémico.
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
Palabras Claves: Educación; Educación Física; Actividad Física/Corporeidad; Motivación; Sensibilidad; 
Conocimiento.
 
Desarrollo
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano, se encuentra con varias dificultades para ofrecer 
a la población posibilidades reales de práctica que permitan lograr su objetivo fundamental.
Muchas de ellas son de orden general, entre las que podemos destacar:
a) El sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta de tiempo, ante la constante 
sucesión de obligaciones de diferente tipo, la búsqueda incesante de recursos para responder a la 
necesidad de consumir instaurada por el mercado, la desvalorización de la interioridad y de la 
comunicación social, suplantadas por el individualismo y el encierro en sí mismos de los sujetos, la 
comodidad devenida de la disposición de infinidad de artefactos que suplantan diversas 
actividades cotidianas y laborales, abonando el descanso pasivo, la quietud y el reemplazo del 
esfuerzo corporal, entre otras causas…
b) La escasez de espacios para la práctica corporal, si se considera la totalidad de la población, a lo 
que se agrega el costo del acceso a las mismas, en su mayoría prohibitivos para los sectores 
populares, si bien se observan alentadores cambios en la implementación de espacios públicos en 
todo el país con aparatos y recorridos que propician la actividad física espontánea.
c) La persistencia de la desvalorización del cuerpo y los cuidados que requiere como dimensión que 
integra la realidad y existencia compleja del ser humano, devenida de la sobrevaloración de la 
intelectualidad y su atractiva posibilidad de desarrollo en sí misma.
A estas cuestiones iniciales se liga la significativa falta de una educación adecuada de la población, no sólo 
en cuanto a su concientización respecto a la importancia de la actividad física, sino también en cuanto a 
los conocimientos básicos indispensables para realizar alguna secuencia o plan fundamentado de prácticas 
corporales intencionales que propendan a la autonomía de los sujetos, considerando sus historias de vida, 
sus circunstancias ambientales, económicas y culturales.
Desde este punto de vista, específico y propio del campo, se observan los siguientes problemas:
a) La actividad física se define en forma amplia y general desde la perspectiva biológica, basándose 
su prescripción en investigaciones y datos de laboratorio o de mediciones y testeos del efecto del 
ejercicio sobre el organismo, fragmentando esta dimensión de la totalidad de la corporeidad1. 
Desde esta definición limitada y simplificadora se proponen planes, programas y ejercicios 
genéricos teniendo en cuenta, exclusivamente, normas biológicas.
b) El sujeto en sí, su historia y circunstancia quedan subsumidos en la generalización, la 
sistematización y la evaluación de sus prácticas y rendimientos en base a criterios de las ciencias 
biológicas.
c) Las problemáticas sociales y culturales de cada sector social, los marcos filosóficos e ideológicos 
que signan sus formas de ser, actuar y valorar, sólo son considerados en la situación de aplicación, 
por las necesidades que surgen de los sujetos y se imponen a los planteos exclusivamente 
racionalistas, pero no se consideran a priori en la sistematización de la actividad física.
d) Desconsiderar las dimensiones subjetivas y sociales que subyacen a toda actividad física y le 
otorgan sentido y finalidad para cada sujeto, lo que implica tener en cuenta la diversidad en su 
compleja trama.
Es muy fuerte la hegemonía de las ciencias biológicas y médicas, bajo un paradigma racionalista y 
positivista, en la consideración y tratamiento de la actividad física humana, lo que presenta serias 
dificultades para los profesionales que deben ocuparse de promover prácticas de actividad física con 
sujetos diversos que viven y se desarrollan en contextos ambientales y sociales altamente diferenciados.
La Educación Física escolar debería ser, como asignatura establecida curricularmente que cursa toda la 
población del país, la que brinde esa educación –básica e inicial–, pero, lamentablemente, la hegemonía 
del deporte como práctica instaurada en la que prima el agonismo y la competitividad, las clases rutinarias 
con ejercicios preestablecidos y uniformes, la concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del 
cuerpo separado de la persona en sí, atentan notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos 
y prácticas corporales que le posibiliten a los ciudadanos conocerse corporalmente y ayudarse a lograr la 
plena disposición de sí mismos.
Si se redefine a la actividad física, considerándola desde la acepción compleja de corporeidad, puede 
producirse un cambio trascendente en el enfoque y sentido de la Educación Física que actualmente reciben 
los estudiantes en la escuela, a saber:
La actividad física se puede definir como toda actividad que produce un impacto saludable en el 
desarrollo de la corporeidad de los sujetos, implicando simultáneamente sus dimensiones orgánicas, 
motrices, emocionales, cognitivas y relacionales, considerando su particular historia y contexto de vida. 
Esto lleva a pensar en diversas alternativas de actividad física y sus consecuentes prácticas, que tiendan a 
generar en los sujetos la valorización de realizar alguna práctica corporal desde alguno de los impactos que 
estas tienen sobre el sujeto en sí. Es innumerable la cantidad de casos en que el efecto fundamental no se 
produce sobre la dimensión orgánica –en cuanto a una mejora constante de la aptitud física– sino en la 
sensaciónde equilibrio personal y de autoestima, de disfrute de las prácticas corporales en sí mismas, de 
encuentro placentero con el otro cuando se comparten actividades corporales grupales, entre las más 
significativas. El concepto de rendimiento motor tan caro al paradigma deportivo, se modifica por el de 
logro de estado de óptimo equilibrio; en este confluyen el desarrollo de las diferentes capacidades motoras 
en función de las características, necesidades y deseos personales, el tipo de vida, el proyecto de 
trascendencia del sujeto, etc.
Sin la consideración de estos aspectos por parte de los profesionales que presentan a los ciudadanos 
alternativas variadas de actividad física, no existe la posibilidad de una apropiación del valor de las mismas 
para su propio desarrollo como sujetos, primer logro para decidir, luego, dedicar tiempo a alguna práctica, 
libremente elegida. La actividad corporal es desencadenante de otros procesos subjetivos, en particular 
emocionales y sensibles, de efecto mucho más profundo para el desarrollo del sujeto y su calidad de vida, 
que la limitada preocupación por el desarrollo del tono muscular o el aumento de la flexibilidad; si el 
sujeto se motiva a partir de lo anterior, se preocupará luego de estas cuestiones orgánicas, significándolas 
en lugar de realizarlas mecánicamente “porque el médico me dijo que tengo que hacer actividad física”.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. 
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
En este punto, es oportuno referirnos a la educación física como instancia propedéutica para acercar el 
beneficio de la actividad física sistemática a las personas.
Por un lado, es necesario separar el concepto de educación física –como disciplina pedagógica de 
intervención sistemática sobre la corporeidad– de los ámbitos en que los profesionales formados para 
llevarla a la práctica se desempeñan. 
Un instructor de gimnasia aeróbica está realizando una tarea de educación física, al igual que un 
“preparador físico” de fútbol, al entrenar a un equipo de primera división, del mismo modo que lo hace un 
profesor de educación física titulado como tal, al dar su clase en una escuela.
La diferencia está dada por la distinta intencionalidad de la tarea de cada uno de ellos, según los marcos 
y objetivos de cada institución y sus actores, en particular de los sujetos que requieren de sus servicios 
profesionales: no son iguales los imaginarios de un adolescente que concurre a su clase de educación física 
obligatoria, de una señora que se inscribe en un gimnasio para mejorar su estética corporal o el de un 
integrante de la tercera edad que busca un espacio de comunicación y de hacer corporal placentero en un 
grupo de pares. 
En síntesis, todo profesional que de algún modo incide sobre la constitución y el desarrollo corporal está 
produciendo un acto de enseñanza y, al mismo tiempo, de aprendizaje, con mayor o menor claridad en 
cuanto a la dimensión pedagógica de su tarea.
Hoy definimos a la educación física como disciplina pedagógica, que tiene por objeto intervenir 
intencional y sistemáticamente en la constitución corporal de los sujetos, colaborando en sus procesos 
de formación y desarrollo, a través de prácticas docentes específicas que parten de considerarlos en 
la totalidad de su complejidad humana.
Desde esta situación, y a modo de conclusión, podemos establecer que se producen distintas instancias en 
el proceso de acercar el beneficio de la actividad física a los ciudadanos:
1. En primer lugar, la educación física en el ámbito escolar, único y privilegiado espacio donde todos 
los ciudadanos –obligados por ley a cursar la educación primaria y secundaria– deben acceder a los 
saberes y prácticas necesarias para alcanzar la disposición corporal de sí mismos y sostener una 
actividad física permanente durante toda la vida. La extrema deportivización a la que se ha 
llevado la asignatura ha generado una importante exclusión social, donde una gran masa de niños 
y jóvenes que no disponen de talento o, simplemente, del deseo de desarrollarse como 
deportistas, son privados de los beneficios de conocer otras y diversas prácticas corporales, dentro 
del concepto de actividad física que estamos desarrollando. 
2. El egreso del sistema escolar y su educación física le presenta a los sujetos la toma de decisiones 
sobre qué hacer con su desarrollo corporal o el sostenimiento de una actividad física que le 
permita disponer de una buena calidad de vida, en términos generales. Una gran mayoría no opta 
por ninguna, condicionado por las exigencias de los estudios superiores o del trabajo, de la vida 
cotidiana y la oferta de consumos sedentarios para el tiempo libre de las anteriores ocupaciones. 
A esto se le agrega el no haber alcanzado en su educación física escolar la comprensión del valor 
de la actividad física, los conocimientos y la actitud necesarios para sostenerla en el tiempo.
3. Las acciones estatales y privadas que propugnan el acercamiento a la actividad física como aporte 
para el desarrollo integral de los ciudadanos han sido hasta el momento insuficientes para producir 
un vuelco masivo de estos hacia ella por diversas causas, entre las que pueden señalarse:
- La fragmentación y la multiplicidad de intereses y prácticas que no encuentran un punto de 
referencia institucional para mancomunar esfuerzos.
- La confusión conceptual en el campo de la actividad física que dificulta su tratamiento 
académico desde el pensamiento y el abordaje complejos.
- La formación de profesionales en las instituciones superiores con persistencia de paradigmas y 
prácticas corporales superadas por las necesidades sociales actuales de actividad física.
- La persistencia del deporte competitivo como práctica corporal hegemónica, que transita 
lentamente hacia una práctica ludomotriz concebida como actividad física para la salud.
- La consideración de la actividad física sólo como ejercicio sistemático de las capacidades 
motoras, en respuesta directa a los datos metabólicos y fisiológicos, sin considerar la práctica 
BOLETÍN ELECTRÓNICO REDAF.
AÑO II, Nº 32
 05 de septiembre de 2012 
corporal en toda su compleja dimensión humana.
- La concepción de los sujetos como usuarios de programas preestablecidos –consumidores–, en 
lugar de estudiar sus necesidades y posibilidades reales de práctica en los distintos ámbitos en 
que se desempeñan o viven, para diseñar las prácticas corporales consecuentes.
El desafío del campo de la actividad física sistemática es importante y cuenta actualmente con una mayor 
comprensión social de su valor, pero necesita perentoriamente de nuevas estrategias 
pedagógico-didácticas, con utilización de distintos medios educativos y de difusión para lograr un 
desarrollo sustentable.
 
Bibliografía:
• Bracht, V. (1999). Educaçao Física & Ciencia. Cenas de um casamento (in)feliz. Río Grande: Unjuí. 
• Dri, R. (2007). Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto. Buenos Aires: Biblos.
• Salin Gonçalvez, M.A. (1994). Sentir, pensar, agir. Corporeidade e educaçao. Sao Paulo: Papirus.
• Santin, S. (1995). Educaçao física. Ética. Estética. Saúde. Porto Alegre: Est.
“Las necesidades educativas para el desarrollo de la actividad física”
Jorge R. Gómez
Licenciado en Actividad Física y Deporte
Especialista en Docencia Universitaria
Universidad de Flores
Abstract
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidadcorporal para el desenvolvimiento cotidiano se encuentra con varias dificultades para su 
desarrollo.
Muchas de ellas son de orden general, ligadas al sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta 
de tiempo, a las obligaciones laborales, a la escasez de espacios para la práctica o el costo del acceso a las 
mismas, entre otras. Pero es significativa la falta de una educación adecuada desde las primeras edades 
para generar motivación, sensibilidad y conocimientos específicos que les permita a los ciudadanos, 
cualquiera sea su edad y situación social, convencerse del valor de estas actividades y disponerse 
autónomamente para llevarlas a cabo con constancia y continuidad durante toda la vida. 
La Educación Física escolar debería ser, como reconocida asignatura a la que asiste toda la población del 
país, la que brinde esa educación, pero, lamentablemente, la hegemonía del deporte competitivo como 
práctica instaurada, las clases rutinarias con ejercicios preestablecidos, uniformes y tediosos, la 
concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del cuerpo separado de la persona en sí, atentan 
notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos y prácticas corporales.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. Esto implica consideraciones emocionales, cognitivas, sociales y motrices 
en un abordaje sistémico.
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
Palabras Claves: Educación; Educación Física; Actividad Física/Corporeidad; Motivación; Sensibilidad; 
Conocimiento.
 
Desarrollo
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano, se encuentra con varias dificultades para ofrecer 
a la población posibilidades reales de práctica que permitan lograr su objetivo fundamental.
Muchas de ellas son de orden general, entre las que podemos destacar:
a) El sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta de tiempo, ante la constante 
sucesión de obligaciones de diferente tipo, la búsqueda incesante de recursos para responder a la 
necesidad de consumir instaurada por el mercado, la desvalorización de la interioridad y de la 
comunicación social, suplantadas por el individualismo y el encierro en sí mismos de los sujetos, la 
comodidad devenida de la disposición de infinidad de artefactos que suplantan diversas 
actividades cotidianas y laborales, abonando el descanso pasivo, la quietud y el reemplazo del 
esfuerzo corporal, entre otras causas…
b) La escasez de espacios para la práctica corporal, si se considera la totalidad de la población, a lo 
que se agrega el costo del acceso a las mismas, en su mayoría prohibitivos para los sectores 
populares, si bien se observan alentadores cambios en la implementación de espacios públicos en 
todo el país con aparatos y recorridos que propician la actividad física espontánea.
c) La persistencia de la desvalorización del cuerpo y los cuidados que requiere como dimensión que 
integra la realidad y existencia compleja del ser humano, devenida de la sobrevaloración de la 
intelectualidad y su atractiva posibilidad de desarrollo en sí misma.
A estas cuestiones iniciales se liga la significativa falta de una educación adecuada de la población, no sólo 
en cuanto a su concientización respecto a la importancia de la actividad física, sino también en cuanto a 
los conocimientos básicos indispensables para realizar alguna secuencia o plan fundamentado de prácticas 
corporales intencionales que propendan a la autonomía de los sujetos, considerando sus historias de vida, 
sus circunstancias ambientales, económicas y culturales.
Desde este punto de vista, específico y propio del campo, se observan los siguientes problemas:
a) La actividad física se define en forma amplia y general desde la perspectiva biológica, basándose 
su prescripción en investigaciones y datos de laboratorio o de mediciones y testeos del efecto del 
ejercicio sobre el organismo, fragmentando esta dimensión de la totalidad de la corporeidad1. 
Desde esta definición limitada y simplificadora se proponen planes, programas y ejercicios 
genéricos teniendo en cuenta, exclusivamente, normas biológicas.
b) El sujeto en sí, su historia y circunstancia quedan subsumidos en la generalización, la 
sistematización y la evaluación de sus prácticas y rendimientos en base a criterios de las ciencias 
biológicas.
c) Las problemáticas sociales y culturales de cada sector social, los marcos filosóficos e ideológicos 
que signan sus formas de ser, actuar y valorar, sólo son considerados en la situación de aplicación, 
por las necesidades que surgen de los sujetos y se imponen a los planteos exclusivamente 
racionalistas, pero no se consideran a priori en la sistematización de la actividad física.
d) Desconsiderar las dimensiones subjetivas y sociales que subyacen a toda actividad física y le 
otorgan sentido y finalidad para cada sujeto, lo que implica tener en cuenta la diversidad en su 
compleja trama.
Es muy fuerte la hegemonía de las ciencias biológicas y médicas, bajo un paradigma racionalista y 
positivista, en la consideración y tratamiento de la actividad física humana, lo que presenta serias 
dificultades para los profesionales que deben ocuparse de promover prácticas de actividad física con 
sujetos diversos que viven y se desarrollan en contextos ambientales y sociales altamente diferenciados.
La Educación Física escolar debería ser, como asignatura establecida curricularmente que cursa toda la 
población del país, la que brinde esa educación –básica e inicial–, pero, lamentablemente, la hegemonía 
del deporte como práctica instaurada en la que prima el agonismo y la competitividad, las clases rutinarias 
con ejercicios preestablecidos y uniformes, la concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del 
cuerpo separado de la persona en sí, atentan notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos 
y prácticas corporales que le posibiliten a los ciudadanos conocerse corporalmente y ayudarse a lograr la 
plena disposición de sí mismos.
Si se redefine a la actividad física, considerándola desde la acepción compleja de corporeidad, puede 
producirse un cambio trascendente en el enfoque y sentido de la Educación Física que actualmente reciben 
los estudiantes en la escuela, a saber:
La actividad física se puede definir como toda actividad que produce un impacto saludable en el 
desarrollo de la corporeidad de los sujetos, implicando simultáneamente sus dimensiones orgánicas, 
motrices, emocionales, cognitivas y relacionales, considerando su particular historia y contexto de vida. 
Esto lleva a pensar en diversas alternativas de actividad física y sus consecuentes prácticas, que tiendan a 
generar en los sujetos la valorización de realizar alguna práctica corporal desde alguno de los impactos que 
estas tienen sobre el sujeto en sí. Es innumerable la cantidad de casos en que el efecto fundamental no se 
produce sobre la dimensión orgánica –en cuanto a una mejora constante de la aptitud física– sino en la 
sensación de equilibrio personal y de autoestima, de disfrute de las prácticas corporales en sí mismas, de 
encuentro placentero con el otro cuando se comparten actividades corporales grupales, entre las más 
significativas. El concepto de rendimiento motor tan caro al paradigma deportivo, se modifica por el de 
logro de estado de óptimo equilibrio; en este confluyen el desarrollo de las diferentes capacidades motoras 
en funciónde las características, necesidades y deseos personales, el tipo de vida, el proyecto de 
trascendencia del sujeto, etc.
Sin la consideración de estos aspectos por parte de los profesionales que presentan a los ciudadanos 
alternativas variadas de actividad física, no existe la posibilidad de una apropiación del valor de las mismas 
para su propio desarrollo como sujetos, primer logro para decidir, luego, dedicar tiempo a alguna práctica, 
libremente elegida. La actividad corporal es desencadenante de otros procesos subjetivos, en particular 
emocionales y sensibles, de efecto mucho más profundo para el desarrollo del sujeto y su calidad de vida, 
que la limitada preocupación por el desarrollo del tono muscular o el aumento de la flexibilidad; si el 
sujeto se motiva a partir de lo anterior, se preocupará luego de estas cuestiones orgánicas, significándolas 
en lugar de realizarlas mecánicamente “porque el médico me dijo que tengo que hacer actividad física”.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. 
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
En este punto, es oportuno referirnos a la educación física como instancia propedéutica para acercar el 
beneficio de la actividad física sistemática a las personas.
Por un lado, es necesario separar el concepto de educación física –como disciplina pedagógica de 
intervención sistemática sobre la corporeidad– de los ámbitos en que los profesionales formados para 
llevarla a la práctica se desempeñan. 
Un instructor de gimnasia aeróbica está realizando una tarea de educación física, al igual que un 
“preparador físico” de fútbol, al entrenar a un equipo de primera división, del mismo modo que lo hace un 
profesor de educación física titulado como tal, al dar su clase en una escuela.
La diferencia está dada por la distinta intencionalidad de la tarea de cada uno de ellos, según los marcos 
y objetivos de cada institución y sus actores, en particular de los sujetos que requieren de sus servicios 
profesionales: no son iguales los imaginarios de un adolescente que concurre a su clase de educación física 
obligatoria, de una señora que se inscribe en un gimnasio para mejorar su estética corporal o el de un 
integrante de la tercera edad que busca un espacio de comunicación y de hacer corporal placentero en un 
grupo de pares. 
En síntesis, todo profesional que de algún modo incide sobre la constitución y el desarrollo corporal está 
produciendo un acto de enseñanza y, al mismo tiempo, de aprendizaje, con mayor o menor claridad en 
cuanto a la dimensión pedagógica de su tarea.
Hoy definimos a la educación física como disciplina pedagógica, que tiene por objeto intervenir 
intencional y sistemáticamente en la constitución corporal de los sujetos, colaborando en sus procesos 
de formación y desarrollo, a través de prácticas docentes específicas que parten de considerarlos en 
la totalidad de su complejidad humana.
Desde esta situación, y a modo de conclusión, podemos establecer que se producen distintas instancias en 
el proceso de acercar el beneficio de la actividad física a los ciudadanos:
1. En primer lugar, la educación física en el ámbito escolar, único y privilegiado espacio donde todos 
los ciudadanos –obligados por ley a cursar la educación primaria y secundaria– deben acceder a los 
saberes y prácticas necesarias para alcanzar la disposición corporal de sí mismos y sostener una 
actividad física permanente durante toda la vida. La extrema deportivización a la que se ha 
llevado la asignatura ha generado una importante exclusión social, donde una gran masa de niños 
y jóvenes que no disponen de talento o, simplemente, del deseo de desarrollarse como 
deportistas, son privados de los beneficios de conocer otras y diversas prácticas corporales, dentro 
del concepto de actividad física que estamos desarrollando. 
2. El egreso del sistema escolar y su educación física le presenta a los sujetos la toma de decisiones 
sobre qué hacer con su desarrollo corporal o el sostenimiento de una actividad física que le 
permita disponer de una buena calidad de vida, en términos generales. Una gran mayoría no opta 
por ninguna, condicionado por las exigencias de los estudios superiores o del trabajo, de la vida 
cotidiana y la oferta de consumos sedentarios para el tiempo libre de las anteriores ocupaciones. 
A esto se le agrega el no haber alcanzado en su educación física escolar la comprensión del valor 
de la actividad física, los conocimientos y la actitud necesarios para sostenerla en el tiempo.
3. Las acciones estatales y privadas que propugnan el acercamiento a la actividad física como aporte 
para el desarrollo integral de los ciudadanos han sido hasta el momento insuficientes para producir 
un vuelco masivo de estos hacia ella por diversas causas, entre las que pueden señalarse:
- La fragmentación y la multiplicidad de intereses y prácticas que no encuentran un punto de 
referencia institucional para mancomunar esfuerzos.
- La confusión conceptual en el campo de la actividad física que dificulta su tratamiento 
académico desde el pensamiento y el abordaje complejos.
- La formación de profesionales en las instituciones superiores con persistencia de paradigmas y 
prácticas corporales superadas por las necesidades sociales actuales de actividad física.
- La persistencia del deporte competitivo como práctica corporal hegemónica, que transita 
lentamente hacia una práctica ludomotriz concebida como actividad física para la salud.
- La consideración de la actividad física sólo como ejercicio sistemático de las capacidades 
motoras, en respuesta directa a los datos metabólicos y fisiológicos, sin considerar la práctica 
corporal en toda su compleja dimensión humana.
- La concepción de los sujetos como usuarios de programas preestablecidos –consumidores–, en 
lugar de estudiar sus necesidades y posibilidades reales de práctica en los distintos ámbitos en 
que se desempeñan o viven, para diseñar las prácticas corporales consecuentes.
El desafío del campo de la actividad física sistemática es importante y cuenta actualmente con una mayor 
comprensión social de su valor, pero necesita perentoriamente de nuevas estrategias 
pedagógico-didácticas, con utilización de distintos medios educativos y de difusión para lograr un 
desarrollo sustentable.
 
Bibliografía:
• Bracht, V. (1999). Educaçao Física & Ciencia. Cenas de um casamento (in)feliz. Río Grande: Unjuí. 
• Dri, R. (2007). Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto. Buenos Aires: Biblos.
• Salin Gonçalvez, M.A. (1994). Sentir, pensar, agir. Corporeidade e educaçao. Sao Paulo: Papirus.
• Santin, S. (1995). Educaçao física. Ética. Estética. Saúde. Porto Alegre: Est.
1Manuel Sergio (1996) define la corporeidad como “condición de presencia, participación y significación del Hombre en el 
Mundo”. Este cuerpo, entendido como expresión factual del Ser, toma el estado y el proceso (Sergio, 1996). El “estado”, en 
tanto que es expresión de un código genético, de unas características químicas, físicas, anatómicas y energéticas. El “proceso”, 
en tanto que él se manifiesta en las conductas sociales, afectivas, cognitivas y motrices que posibilitan el aprendizaje, la 
educación y por tanto definen al Ser Humano frente a otros seres.
“Las necesidades educativas para el desarrollo de la actividad física”
Jorge R. Gómez
Licenciado en Actividad Física y Deporte
Especialista en Docencia Universitaria
Universidad de Flores
Abstract
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividadesfísicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano se encuentra con varias dificultades para su 
desarrollo.
Muchas de ellas son de orden general, ligadas al sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta 
de tiempo, a las obligaciones laborales, a la escasez de espacios para la práctica o el costo del acceso a las 
mismas, entre otras. Pero es significativa la falta de una educación adecuada desde las primeras edades 
para generar motivación, sensibilidad y conocimientos específicos que les permita a los ciudadanos, 
cualquiera sea su edad y situación social, convencerse del valor de estas actividades y disponerse 
autónomamente para llevarlas a cabo con constancia y continuidad durante toda la vida. 
La Educación Física escolar debería ser, como reconocida asignatura a la que asiste toda la población del 
país, la que brinde esa educación, pero, lamentablemente, la hegemonía del deporte competitivo como 
práctica instaurada, las clases rutinarias con ejercicios preestablecidos, uniformes y tediosos, la 
concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del cuerpo separado de la persona en sí, atentan 
notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos y prácticas corporales.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. Esto implica consideraciones emocionales, cognitivas, sociales y motrices 
en un abordaje sistémico.
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
Palabras Claves: Educación; Educación Física; Actividad Física/Corporeidad; Motivación; Sensibilidad; 
Conocimiento.
 
Desarrollo
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano, se encuentra con varias dificultades para ofrecer 
a la población posibilidades reales de práctica que permitan lograr su objetivo fundamental.
Muchas de ellas son de orden general, entre las que podemos destacar:
a) El sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta de tiempo, ante la constante 
sucesión de obligaciones de diferente tipo, la búsqueda incesante de recursos para responder a la 
necesidad de consumir instaurada por el mercado, la desvalorización de la interioridad y de la 
comunicación social, suplantadas por el individualismo y el encierro en sí mismos de los sujetos, la 
comodidad devenida de la disposición de infinidad de artefactos que suplantan diversas 
actividades cotidianas y laborales, abonando el descanso pasivo, la quietud y el reemplazo del 
esfuerzo corporal, entre otras causas…
b) La escasez de espacios para la práctica corporal, si se considera la totalidad de la población, a lo 
que se agrega el costo del acceso a las mismas, en su mayoría prohibitivos para los sectores 
populares, si bien se observan alentadores cambios en la implementación de espacios públicos en 
todo el país con aparatos y recorridos que propician la actividad física espontánea.
c) La persistencia de la desvalorización del cuerpo y los cuidados que requiere como dimensión que 
integra la realidad y existencia compleja del ser humano, devenida de la sobrevaloración de la 
intelectualidad y su atractiva posibilidad de desarrollo en sí misma.
A estas cuestiones iniciales se liga la significativa falta de una educación adecuada de la población, no sólo 
en cuanto a su concientización respecto a la importancia de la actividad física, sino también en cuanto a 
los conocimientos básicos indispensables para realizar alguna secuencia o plan fundamentado de prácticas 
corporales intencionales que propendan a la autonomía de los sujetos, considerando sus historias de vida, 
sus circunstancias ambientales, económicas y culturales.
Desde este punto de vista, específico y propio del campo, se observan los siguientes problemas:
a) La actividad física se define en forma amplia y general desde la perspectiva biológica, basándose 
su prescripción en investigaciones y datos de laboratorio o de mediciones y testeos del efecto del 
ejercicio sobre el organismo, fragmentando esta dimensión de la totalidad de la corporeidad1. 
Desde esta definición limitada y simplificadora se proponen planes, programas y ejercicios 
genéricos teniendo en cuenta, exclusivamente, normas biológicas.
b) El sujeto en sí, su historia y circunstancia quedan subsumidos en la generalización, la 
sistematización y la evaluación de sus prácticas y rendimientos en base a criterios de las ciencias 
biológicas.
c) Las problemáticas sociales y culturales de cada sector social, los marcos filosóficos e ideológicos 
que signan sus formas de ser, actuar y valorar, sólo son considerados en la situación de aplicación, 
por las necesidades que surgen de los sujetos y se imponen a los planteos exclusivamente 
racionalistas, pero no se consideran a priori en la sistematización de la actividad física.
d) Desconsiderar las dimensiones subjetivas y sociales que subyacen a toda actividad física y le 
otorgan sentido y finalidad para cada sujeto, lo que implica tener en cuenta la diversidad en su 
compleja trama.
Es muy fuerte la hegemonía de las ciencias biológicas y médicas, bajo un paradigma racionalista y 
positivista, en la consideración y tratamiento de la actividad física humana, lo que presenta serias 
dificultades para los profesionales que deben ocuparse de promover prácticas de actividad física con 
sujetos diversos que viven y se desarrollan en contextos ambientales y sociales altamente diferenciados.
La Educación Física escolar debería ser, como asignatura establecida curricularmente que cursa toda la 
población del país, la que brinde esa educación –básica e inicial–, pero, lamentablemente, la hegemonía 
del deporte como práctica instaurada en la que prima el agonismo y la competitividad, las clases rutinarias 
con ejercicios preestablecidos y uniformes, la concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del 
cuerpo separado de la persona en sí, atentan notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos 
y prácticas corporales que le posibiliten a los ciudadanos conocerse corporalmente y ayudarse a lograr la 
plena disposición de sí mismos.
Si se redefine a la actividad física, considerándola desde la acepción compleja de corporeidad, puede 
producirse un cambio trascendente en el enfoque y sentido de la Educación Física que actualmente reciben 
los estudiantes en la escuela, a saber:
La actividad física se puede definir como toda actividad que produce un impacto saludable en el 
desarrollo de la corporeidad de los sujetos, implicando simultáneamente sus dimensiones orgánicas, 
motrices, emocionales, cognitivas y relacionales, considerando su particular historia y contexto de vida. 
Esto lleva a pensar en diversas alternativas de actividad física y sus consecuentes prácticas, que tiendan a 
generar en los sujetos la valorización de realizar alguna práctica corporal desde alguno de los impactos que 
estas tienen sobre el sujeto en sí. Es innumerable la cantidad de casos en que el efecto fundamental no se 
produce sobre la dimensión orgánica –en cuanto a una mejora constante de la aptitud física– sino en la 
sensación de equilibrio personal y de autoestima, de disfrute de las prácticas corporales en sí mismas, de 
encuentro placentero con el otro cuando se comparten actividades corporales grupales, entre las más 
significativas. El concepto de rendimiento motor tan caro al paradigma deportivo, se modifica por el de 
logro de estado de óptimo equilibrio; en esteconfluyen el desarrollo de las diferentes capacidades motoras 
en función de las características, necesidades y deseos personales, el tipo de vida, el proyecto de 
trascendencia del sujeto, etc.
Sin la consideración de estos aspectos por parte de los profesionales que presentan a los ciudadanos 
alternativas variadas de actividad física, no existe la posibilidad de una apropiación del valor de las mismas 
para su propio desarrollo como sujetos, primer logro para decidir, luego, dedicar tiempo a alguna práctica, 
libremente elegida. La actividad corporal es desencadenante de otros procesos subjetivos, en particular 
emocionales y sensibles, de efecto mucho más profundo para el desarrollo del sujeto y su calidad de vida, 
que la limitada preocupación por el desarrollo del tono muscular o el aumento de la flexibilidad; si el 
sujeto se motiva a partir de lo anterior, se preocupará luego de estas cuestiones orgánicas, significándolas 
en lugar de realizarlas mecánicamente “porque el médico me dijo que tengo que hacer actividad física”.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. 
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
En este punto, es oportuno referirnos a la educación física como instancia propedéutica para acercar el 
beneficio de la actividad física sistemática a las personas.
Por un lado, es necesario separar el concepto de educación física –como disciplina pedagógica de 
intervención sistemática sobre la corporeidad– de los ámbitos en que los profesionales formados para 
llevarla a la práctica se desempeñan. 
Un instructor de gimnasia aeróbica está realizando una tarea de educación física, al igual que un 
“preparador físico” de fútbol, al entrenar a un equipo de primera división, del mismo modo que lo hace un 
profesor de educación física titulado como tal, al dar su clase en una escuela.
La diferencia está dada por la distinta intencionalidad de la tarea de cada uno de ellos, según los marcos 
y objetivos de cada institución y sus actores, en particular de los sujetos que requieren de sus servicios 
profesionales: no son iguales los imaginarios de un adolescente que concurre a su clase de educación física 
obligatoria, de una señora que se inscribe en un gimnasio para mejorar su estética corporal o el de un 
integrante de la tercera edad que busca un espacio de comunicación y de hacer corporal placentero en un 
grupo de pares. 
En síntesis, todo profesional que de algún modo incide sobre la constitución y el desarrollo corporal está 
produciendo un acto de enseñanza y, al mismo tiempo, de aprendizaje, con mayor o menor claridad en 
cuanto a la dimensión pedagógica de su tarea.
Hoy definimos a la educación física como disciplina pedagógica, que tiene por objeto intervenir 
intencional y sistemáticamente en la constitución corporal de los sujetos, colaborando en sus procesos 
de formación y desarrollo, a través de prácticas docentes específicas que parten de considerarlos en 
la totalidad de su complejidad humana.
Desde esta situación, y a modo de conclusión, podemos establecer que se producen distintas instancias en 
el proceso de acercar el beneficio de la actividad física a los ciudadanos:
1. En primer lugar, la educación física en el ámbito escolar, único y privilegiado espacio donde todos 
los ciudadanos –obligados por ley a cursar la educación primaria y secundaria– deben acceder a los 
saberes y prácticas necesarias para alcanzar la disposición corporal de sí mismos y sostener una 
actividad física permanente durante toda la vida. La extrema deportivización a la que se ha 
llevado la asignatura ha generado una importante exclusión social, donde una gran masa de niños 
y jóvenes que no disponen de talento o, simplemente, del deseo de desarrollarse como 
deportistas, son privados de los beneficios de conocer otras y diversas prácticas corporales, dentro 
del concepto de actividad física que estamos desarrollando. 
2. El egreso del sistema escolar y su educación física le presenta a los sujetos la toma de decisiones 
sobre qué hacer con su desarrollo corporal o el sostenimiento de una actividad física que le 
permita disponer de una buena calidad de vida, en términos generales. Una gran mayoría no opta 
por ninguna, condicionado por las exigencias de los estudios superiores o del trabajo, de la vida 
cotidiana y la oferta de consumos sedentarios para el tiempo libre de las anteriores ocupaciones. 
A esto se le agrega el no haber alcanzado en su educación física escolar la comprensión del valor 
de la actividad física, los conocimientos y la actitud necesarios para sostenerla en el tiempo.
3. Las acciones estatales y privadas que propugnan el acercamiento a la actividad física como aporte 
para el desarrollo integral de los ciudadanos han sido hasta el momento insuficientes para producir 
un vuelco masivo de estos hacia ella por diversas causas, entre las que pueden señalarse:
- La fragmentación y la multiplicidad de intereses y prácticas que no encuentran un punto de 
referencia institucional para mancomunar esfuerzos.
- La confusión conceptual en el campo de la actividad física que dificulta su tratamiento 
académico desde el pensamiento y el abordaje complejos.
- La formación de profesionales en las instituciones superiores con persistencia de paradigmas y 
prácticas corporales superadas por las necesidades sociales actuales de actividad física.
- La persistencia del deporte competitivo como práctica corporal hegemónica, que transita 
lentamente hacia una práctica ludomotriz concebida como actividad física para la salud.
- La consideración de la actividad física sólo como ejercicio sistemático de las capacidades 
motoras, en respuesta directa a los datos metabólicos y fisiológicos, sin considerar la práctica 
corporal en toda su compleja dimensión humana.
- La concepción de los sujetos como usuarios de programas preestablecidos –consumidores–, en 
lugar de estudiar sus necesidades y posibilidades reales de práctica en los distintos ámbitos en 
que se desempeñan o viven, para diseñar las prácticas corporales consecuentes.
El desafío del campo de la actividad física sistemática es importante y cuenta actualmente con una mayor 
comprensión social de su valor, pero necesita perentoriamente de nuevas estrategias 
pedagógico-didácticas, con utilización de distintos medios educativos y de difusión para lograr un 
desarrollo sustentable.
 
Bibliografía:
• Bracht, V. (1999). Educaçao Física & Ciencia. Cenas de um casamento (in)feliz. Río Grande: Unjuí. 
• Dri, R. (2007). Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto. Buenos Aires: Biblos.
• Salin Gonçalvez, M.A. (1994). Sentir, pensar, agir. Corporeidade e educaçao. Sao Paulo: Papirus.
• Santin, S. (1995). Educaçao física. Ética. Estética. Saúde. Porto Alegre: Est.
“Las necesidades educativas para el desarrollo de la actividad física”
Jorge R. Gómez
Licenciado en Actividad Física y Deporte
Especialista en Docencia Universitaria
Universidad de Flores
Abstract
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano se encuentra con varias dificultades para su 
desarrollo.
Muchas de ellas son de orden general, ligadas al sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta 
de tiempo, a las obligaciones laborales, a la escasez de espacios para la práctica o el costo del acceso a las 
mismas, entre otras. Pero es significativa la falta de una educación adecuada desde las primerasedades 
para generar motivación, sensibilidad y conocimientos específicos que les permita a los ciudadanos, 
cualquiera sea su edad y situación social, convencerse del valor de estas actividades y disponerse 
autónomamente para llevarlas a cabo con constancia y continuidad durante toda la vida. 
La Educación Física escolar debería ser, como reconocida asignatura a la que asiste toda la población del 
país, la que brinde esa educación, pero, lamentablemente, la hegemonía del deporte competitivo como 
práctica instaurada, las clases rutinarias con ejercicios preestablecidos, uniformes y tediosos, la 
concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del cuerpo separado de la persona en sí, atentan 
notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos y prácticas corporales.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. Esto implica consideraciones emocionales, cognitivas, sociales y motrices 
en un abordaje sistémico.
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
Palabras Claves: Educación; Educación Física; Actividad Física/Corporeidad; Motivación; Sensibilidad; 
Conocimiento.
 
Desarrollo
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano, se encuentra con varias dificultades para ofrecer 
a la población posibilidades reales de práctica que permitan lograr su objetivo fundamental.
Muchas de ellas son de orden general, entre las que podemos destacar:
a) El sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta de tiempo, ante la constante 
sucesión de obligaciones de diferente tipo, la búsqueda incesante de recursos para responder a la 
necesidad de consumir instaurada por el mercado, la desvalorización de la interioridad y de la 
comunicación social, suplantadas por el individualismo y el encierro en sí mismos de los sujetos, la 
comodidad devenida de la disposición de infinidad de artefactos que suplantan diversas 
actividades cotidianas y laborales, abonando el descanso pasivo, la quietud y el reemplazo del 
esfuerzo corporal, entre otras causas…
b) La escasez de espacios para la práctica corporal, si se considera la totalidad de la población, a lo 
que se agrega el costo del acceso a las mismas, en su mayoría prohibitivos para los sectores 
populares, si bien se observan alentadores cambios en la implementación de espacios públicos en 
todo el país con aparatos y recorridos que propician la actividad física espontánea.
c) La persistencia de la desvalorización del cuerpo y los cuidados que requiere como dimensión que 
integra la realidad y existencia compleja del ser humano, devenida de la sobrevaloración de la 
intelectualidad y su atractiva posibilidad de desarrollo en sí misma.
A estas cuestiones iniciales se liga la significativa falta de una educación adecuada de la población, no sólo 
en cuanto a su concientización respecto a la importancia de la actividad física, sino también en cuanto a 
los conocimientos básicos indispensables para realizar alguna secuencia o plan fundamentado de prácticas 
corporales intencionales que propendan a la autonomía de los sujetos, considerando sus historias de vida, 
sus circunstancias ambientales, económicas y culturales.
Desde este punto de vista, específico y propio del campo, se observan los siguientes problemas:
a) La actividad física se define en forma amplia y general desde la perspectiva biológica, basándose 
su prescripción en investigaciones y datos de laboratorio o de mediciones y testeos del efecto del 
ejercicio sobre el organismo, fragmentando esta dimensión de la totalidad de la corporeidad1. 
Desde esta definición limitada y simplificadora se proponen planes, programas y ejercicios 
genéricos teniendo en cuenta, exclusivamente, normas biológicas.
b) El sujeto en sí, su historia y circunstancia quedan subsumidos en la generalización, la 
sistematización y la evaluación de sus prácticas y rendimientos en base a criterios de las ciencias 
biológicas.
c) Las problemáticas sociales y culturales de cada sector social, los marcos filosóficos e ideológicos 
que signan sus formas de ser, actuar y valorar, sólo son considerados en la situación de aplicación, 
por las necesidades que surgen de los sujetos y se imponen a los planteos exclusivamente 
racionalistas, pero no se consideran a priori en la sistematización de la actividad física.
d) Desconsiderar las dimensiones subjetivas y sociales que subyacen a toda actividad física y le 
otorgan sentido y finalidad para cada sujeto, lo que implica tener en cuenta la diversidad en su 
compleja trama.
Es muy fuerte la hegemonía de las ciencias biológicas y médicas, bajo un paradigma racionalista y 
positivista, en la consideración y tratamiento de la actividad física humana, lo que presenta serias 
dificultades para los profesionales que deben ocuparse de promover prácticas de actividad física con 
sujetos diversos que viven y se desarrollan en contextos ambientales y sociales altamente diferenciados.
La Educación Física escolar debería ser, como asignatura establecida curricularmente que cursa toda la 
población del país, la que brinde esa educación –básica e inicial–, pero, lamentablemente, la hegemonía 
del deporte como práctica instaurada en la que prima el agonismo y la competitividad, las clases rutinarias 
con ejercicios preestablecidos y uniformes, la concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del 
cuerpo separado de la persona en sí, atentan notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos 
y prácticas corporales que le posibiliten a los ciudadanos conocerse corporalmente y ayudarse a lograr la 
plena disposición de sí mismos.
Si se redefine a la actividad física, considerándola desde la acepción compleja de corporeidad, puede 
producirse un cambio trascendente en el enfoque y sentido de la Educación Física que actualmente reciben 
los estudiantes en la escuela, a saber:
La actividad física se puede definir como toda actividad que produce un impacto saludable en el 
desarrollo de la corporeidad de los sujetos, implicando simultáneamente sus dimensiones orgánicas, 
motrices, emocionales, cognitivas y relacionales, considerando su particular historia y contexto de vida. 
Esto lleva a pensar en diversas alternativas de actividad física y sus consecuentes prácticas, que tiendan a 
generar en los sujetos la valorización de realizar alguna práctica corporal desde alguno de los impactos que 
estas tienen sobre el sujeto en sí. Es innumerable la cantidad de casos en que el efecto fundamental no se 
produce sobre la dimensión orgánica –en cuanto a una mejora constante de la aptitud física– sino en la 
sensación de equilibrio personal y de autoestima, de disfrute de las prácticas corporales en sí mismas, de 
encuentro placentero con el otro cuando se comparten actividades corporales grupales, entre las más 
significativas. El concepto de rendimiento motor tan caro al paradigma deportivo, se modifica por el de 
logro de estado de óptimo equilibrio; en este confluyen el desarrollo de las diferentes capacidades motoras 
en función de las características, necesidades y deseos personales, el tipo de vida, el proyecto de 
trascendencia del sujeto, etc.
Sin la consideración de estos aspectos por parte de los profesionales que presentan a los ciudadanos 
alternativas variadas de actividad física, no existe la posibilidad de una apropiación del valor de las mismas 
para su propio desarrollo como sujetos, primer logro para decidir, luego, dedicar tiempoa alguna práctica, 
libremente elegida. La actividad corporal es desencadenante de otros procesos subjetivos, en particular 
emocionales y sensibles, de efecto mucho más profundo para el desarrollo del sujeto y su calidad de vida, 
que la limitada preocupación por el desarrollo del tono muscular o el aumento de la flexibilidad; si el 
sujeto se motiva a partir de lo anterior, se preocupará luego de estas cuestiones orgánicas, significándolas 
en lugar de realizarlas mecánicamente “porque el médico me dijo que tengo que hacer actividad física”.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. 
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
En este punto, es oportuno referirnos a la educación física como instancia propedéutica para acercar el 
beneficio de la actividad física sistemática a las personas.
Por un lado, es necesario separar el concepto de educación física –como disciplina pedagógica de 
intervención sistemática sobre la corporeidad– de los ámbitos en que los profesionales formados para 
llevarla a la práctica se desempeñan. 
Un instructor de gimnasia aeróbica está realizando una tarea de educación física, al igual que un 
“preparador físico” de fútbol, al entrenar a un equipo de primera división, del mismo modo que lo hace un 
profesor de educación física titulado como tal, al dar su clase en una escuela.
La diferencia está dada por la distinta intencionalidad de la tarea de cada uno de ellos, según los marcos 
y objetivos de cada institución y sus actores, en particular de los sujetos que requieren de sus servicios 
profesionales: no son iguales los imaginarios de un adolescente que concurre a su clase de educación física 
obligatoria, de una señora que se inscribe en un gimnasio para mejorar su estética corporal o el de un 
integrante de la tercera edad que busca un espacio de comunicación y de hacer corporal placentero en un 
grupo de pares. 
En síntesis, todo profesional que de algún modo incide sobre la constitución y el desarrollo corporal está 
produciendo un acto de enseñanza y, al mismo tiempo, de aprendizaje, con mayor o menor claridad en 
cuanto a la dimensión pedagógica de su tarea.
Hoy definimos a la educación física como disciplina pedagógica, que tiene por objeto intervenir 
intencional y sistemáticamente en la constitución corporal de los sujetos, colaborando en sus procesos 
de formación y desarrollo, a través de prácticas docentes específicas que parten de considerarlos en 
la totalidad de su complejidad humana.
Desde esta situación, y a modo de conclusión, podemos establecer que se producen distintas instancias en 
el proceso de acercar el beneficio de la actividad física a los ciudadanos:
1. En primer lugar, la educación física en el ámbito escolar, único y privilegiado espacio donde todos 
los ciudadanos –obligados por ley a cursar la educación primaria y secundaria– deben acceder a los 
saberes y prácticas necesarias para alcanzar la disposición corporal de sí mismos y sostener una 
actividad física permanente durante toda la vida. La extrema deportivización a la que se ha 
llevado la asignatura ha generado una importante exclusión social, donde una gran masa de niños 
y jóvenes que no disponen de talento o, simplemente, del deseo de desarrollarse como 
deportistas, son privados de los beneficios de conocer otras y diversas prácticas corporales, dentro 
del concepto de actividad física que estamos desarrollando. 
2. El egreso del sistema escolar y su educación física le presenta a los sujetos la toma de decisiones 
sobre qué hacer con su desarrollo corporal o el sostenimiento de una actividad física que le 
permita disponer de una buena calidad de vida, en términos generales. Una gran mayoría no opta 
por ninguna, condicionado por las exigencias de los estudios superiores o del trabajo, de la vida 
cotidiana y la oferta de consumos sedentarios para el tiempo libre de las anteriores ocupaciones. 
A esto se le agrega el no haber alcanzado en su educación física escolar la comprensión del valor 
de la actividad física, los conocimientos y la actitud necesarios para sostenerla en el tiempo.
3. Las acciones estatales y privadas que propugnan el acercamiento a la actividad física como aporte 
para el desarrollo integral de los ciudadanos han sido hasta el momento insuficientes para producir 
un vuelco masivo de estos hacia ella por diversas causas, entre las que pueden señalarse:
- La fragmentación y la multiplicidad de intereses y prácticas que no encuentran un punto de 
referencia institucional para mancomunar esfuerzos.
- La confusión conceptual en el campo de la actividad física que dificulta su tratamiento 
académico desde el pensamiento y el abordaje complejos.
- La formación de profesionales en las instituciones superiores con persistencia de paradigmas y 
prácticas corporales superadas por las necesidades sociales actuales de actividad física.
- La persistencia del deporte competitivo como práctica corporal hegemónica, que transita 
lentamente hacia una práctica ludomotriz concebida como actividad física para la salud.
- La consideración de la actividad física sólo como ejercicio sistemático de las capacidades 
motoras, en respuesta directa a los datos metabólicos y fisiológicos, sin considerar la práctica 
corporal en toda su compleja dimensión humana.
- La concepción de los sujetos como usuarios de programas preestablecidos –consumidores–, en 
lugar de estudiar sus necesidades y posibilidades reales de práctica en los distintos ámbitos en 
que se desempeñan o viven, para diseñar las prácticas corporales consecuentes.
El desafío del campo de la actividad física sistemática es importante y cuenta actualmente con una mayor 
comprensión social de su valor, pero necesita perentoriamente de nuevas estrategias 
pedagógico-didácticas, con utilización de distintos medios educativos y de difusión para lograr un 
desarrollo sustentable.
 
Bibliografía:
• Bracht, V. (1999). Educaçao Física & Ciencia. Cenas de um casamento (in)feliz. Río Grande: Unjuí. 
• Dri, R. (2007). Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto. Buenos Aires: Biblos.
• Salin Gonçalvez, M.A. (1994). Sentir, pensar, agir. Corporeidade e educaçao. Sao Paulo: Papirus.
• Santin, S. (1995). Educaçao física. Ética. Estética. Saúde. Porto Alegre: Est.
“Las necesidades educativas para el desarrollo de la actividad física”
Jorge R. Gómez
Licenciado en Actividad Física y Deporte
Especialista en Docencia Universitaria
Universidad de Flores
Abstract
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano se encuentra con varias dificultades para su 
desarrollo.
Muchas de ellas son de orden general, ligadas al sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta 
de tiempo, a las obligaciones laborales, a la escasez de espacios para la práctica o el costo del acceso a las 
mismas, entre otras. Pero es significativa la falta de una educación adecuada desde las primeras edades 
para generar motivación, sensibilidad y conocimientos específicos que les permita a los ciudadanos, 
cualquiera sea su edad y situación social, convencerse del valor de estas actividades y disponerse 
autónomamente para llevarlas a cabo con constancia y continuidad durante toda la vida. 
La Educación Física escolar debería ser, como reconocida asignatura a la que asiste toda la población del 
país, la que brinde esa educación, pero, lamentablemente, la hegemonía del deporte competitivocomo 
práctica instaurada, las clases rutinarias con ejercicios preestablecidos, uniformes y tediosos, la 
concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del cuerpo separado de la persona en sí, atentan 
notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos y prácticas corporales.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. Esto implica consideraciones emocionales, cognitivas, sociales y motrices 
en un abordaje sistémico.
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
Palabras Claves: Educación; Educación Física; Actividad Física/Corporeidad; Motivación; Sensibilidad; 
Conocimiento.
 
Desarrollo
La intención del campo de la Actividad Física de ampliar constantemente el número de ciudadanos que se 
integran a la práctica permanente de actividades físicas con la finalidad de mejorar o mantener la salud y 
la capacidad corporal para el desenvolvimiento cotidiano, se encuentra con varias dificultades para ofrecer 
a la población posibilidades reales de práctica que permitan lograr su objetivo fundamental.
Muchas de ellas son de orden general, entre las que podemos destacar:
a) El sistema de vida actual donde impera la velocidad y la falta de tiempo, ante la constante 
sucesión de obligaciones de diferente tipo, la búsqueda incesante de recursos para responder a la 
necesidad de consumir instaurada por el mercado, la desvalorización de la interioridad y de la 
comunicación social, suplantadas por el individualismo y el encierro en sí mismos de los sujetos, la 
comodidad devenida de la disposición de infinidad de artefactos que suplantan diversas 
actividades cotidianas y laborales, abonando el descanso pasivo, la quietud y el reemplazo del 
esfuerzo corporal, entre otras causas…
b) La escasez de espacios para la práctica corporal, si se considera la totalidad de la población, a lo 
que se agrega el costo del acceso a las mismas, en su mayoría prohibitivos para los sectores 
populares, si bien se observan alentadores cambios en la implementación de espacios públicos en 
todo el país con aparatos y recorridos que propician la actividad física espontánea.
c) La persistencia de la desvalorización del cuerpo y los cuidados que requiere como dimensión que 
integra la realidad y existencia compleja del ser humano, devenida de la sobrevaloración de la 
intelectualidad y su atractiva posibilidad de desarrollo en sí misma.
A estas cuestiones iniciales se liga la significativa falta de una educación adecuada de la población, no sólo 
en cuanto a su concientización respecto a la importancia de la actividad física, sino también en cuanto a 
los conocimientos básicos indispensables para realizar alguna secuencia o plan fundamentado de prácticas 
corporales intencionales que propendan a la autonomía de los sujetos, considerando sus historias de vida, 
sus circunstancias ambientales, económicas y culturales.
Desde este punto de vista, específico y propio del campo, se observan los siguientes problemas:
a) La actividad física se define en forma amplia y general desde la perspectiva biológica, basándose 
su prescripción en investigaciones y datos de laboratorio o de mediciones y testeos del efecto del 
ejercicio sobre el organismo, fragmentando esta dimensión de la totalidad de la corporeidad1. 
Desde esta definición limitada y simplificadora se proponen planes, programas y ejercicios 
genéricos teniendo en cuenta, exclusivamente, normas biológicas.
b) El sujeto en sí, su historia y circunstancia quedan subsumidos en la generalización, la 
sistematización y la evaluación de sus prácticas y rendimientos en base a criterios de las ciencias 
biológicas.
c) Las problemáticas sociales y culturales de cada sector social, los marcos filosóficos e ideológicos 
que signan sus formas de ser, actuar y valorar, sólo son considerados en la situación de aplicación, 
por las necesidades que surgen de los sujetos y se imponen a los planteos exclusivamente 
racionalistas, pero no se consideran a priori en la sistematización de la actividad física.
d) Desconsiderar las dimensiones subjetivas y sociales que subyacen a toda actividad física y le 
otorgan sentido y finalidad para cada sujeto, lo que implica tener en cuenta la diversidad en su 
compleja trama.
Es muy fuerte la hegemonía de las ciencias biológicas y médicas, bajo un paradigma racionalista y 
positivista, en la consideración y tratamiento de la actividad física humana, lo que presenta serias 
dificultades para los profesionales que deben ocuparse de promover prácticas de actividad física con 
sujetos diversos que viven y se desarrollan en contextos ambientales y sociales altamente diferenciados.
La Educación Física escolar debería ser, como asignatura establecida curricularmente que cursa toda la 
población del país, la que brinde esa educación –básica e inicial–, pero, lamentablemente, la hegemonía 
del deporte como práctica instaurada en la que prima el agonismo y la competitividad, las clases rutinarias 
con ejercicios preestablecidos y uniformes, la concepción racionalista del movimiento y el tratamiento del 
cuerpo separado de la persona en sí, atentan notablemente contra el aprendizaje significativo de métodos 
y prácticas corporales que le posibiliten a los ciudadanos conocerse corporalmente y ayudarse a lograr la 
plena disposición de sí mismos.
Si se redefine a la actividad física, considerándola desde la acepción compleja de corporeidad, puede 
producirse un cambio trascendente en el enfoque y sentido de la Educación Física que actualmente reciben 
los estudiantes en la escuela, a saber:
La actividad física se puede definir como toda actividad que produce un impacto saludable en el 
desarrollo de la corporeidad de los sujetos, implicando simultáneamente sus dimensiones orgánicas, 
motrices, emocionales, cognitivas y relacionales, considerando su particular historia y contexto de vida. 
Esto lleva a pensar en diversas alternativas de actividad física y sus consecuentes prácticas, que tiendan a 
generar en los sujetos la valorización de realizar alguna práctica corporal desde alguno de los impactos que 
estas tienen sobre el sujeto en sí. Es innumerable la cantidad de casos en que el efecto fundamental no se 
produce sobre la dimensión orgánica –en cuanto a una mejora constante de la aptitud física– sino en la 
sensación de equilibrio personal y de autoestima, de disfrute de las prácticas corporales en sí mismas, de 
encuentro placentero con el otro cuando se comparten actividades corporales grupales, entre las más 
significativas. El concepto de rendimiento motor tan caro al paradigma deportivo, se modifica por el de 
logro de estado de óptimo equilibrio; en este confluyen el desarrollo de las diferentes capacidades motoras 
en función de las características, necesidades y deseos personales, el tipo de vida, el proyecto de 
trascendencia del sujeto, etc.
Sin la consideración de estos aspectos por parte de los profesionales que presentan a los ciudadanos 
alternativas variadas de actividad física, no existe la posibilidad de una apropiación del valor de las mismas 
para su propio desarrollo como sujetos, primer logro para decidir, luego, dedicar tiempo a alguna práctica, 
libremente elegida. La actividad corporal es desencadenante de otros procesos subjetivos, en particular 
emocionales y sensibles, de efecto mucho más profundo para el desarrollo del sujeto y su calidad de vida, 
que la limitada preocupación por el desarrollo del tono muscular o el aumento de la flexibilidad; si el 
sujeto se motiva a partir de lo anterior, se preocupará luego de estas cuestiones orgánicas, significándolas 
en lugar de realizarlas mecánicamente “porque elmédico me dijo que tengo que hacer actividad física”.
Debe replantearse, en consecuencia, en todas las instituciones que desarrollan actividades físicas, la 
didáctica especial que estas requieren y el conocimiento de la corporeidad de los sujetos a quienes van 
dirigidas como cuestión básica. 
Las simplificaciones tradicionales, la reproducción de clases o movimientos modelizados, la falta de 
enseñanza profunda y compleja, deben dar paso a una educación física o corporal diferente y genuina, 
centrada en los sujetos y sus necesidades.
En este punto, es oportuno referirnos a la educación física como instancia propedéutica para acercar el 
beneficio de la actividad física sistemática a las personas.
Por un lado, es necesario separar el concepto de educación física –como disciplina pedagógica de 
intervención sistemática sobre la corporeidad– de los ámbitos en que los profesionales formados para 
llevarla a la práctica se desempeñan. 
Un instructor de gimnasia aeróbica está realizando una tarea de educación física, al igual que un 
“preparador físico” de fútbol, al entrenar a un equipo de primera división, del mismo modo que lo hace un 
profesor de educación física titulado como tal, al dar su clase en una escuela.
La diferencia está dada por la distinta intencionalidad de la tarea de cada uno de ellos, según los marcos 
y objetivos de cada institución y sus actores, en particular de los sujetos que requieren de sus servicios 
profesionales: no son iguales los imaginarios de un adolescente que concurre a su clase de educación física 
obligatoria, de una señora que se inscribe en un gimnasio para mejorar su estética corporal o el de un 
integrante de la tercera edad que busca un espacio de comunicación y de hacer corporal placentero en un 
grupo de pares. 
En síntesis, todo profesional que de algún modo incide sobre la constitución y el desarrollo corporal está 
produciendo un acto de enseñanza y, al mismo tiempo, de aprendizaje, con mayor o menor claridad en 
cuanto a la dimensión pedagógica de su tarea.
Hoy definimos a la educación física como disciplina pedagógica, que tiene por objeto intervenir 
intencional y sistemáticamente en la constitución corporal de los sujetos, colaborando en sus procesos 
de formación y desarrollo, a través de prácticas docentes específicas que parten de considerarlos en 
la totalidad de su complejidad humana.
Desde esta situación, y a modo de conclusión, podemos establecer que se producen distintas instancias en 
el proceso de acercar el beneficio de la actividad física a los ciudadanos:
1. En primer lugar, la educación física en el ámbito escolar, único y privilegiado espacio donde todos 
los ciudadanos –obligados por ley a cursar la educación primaria y secundaria– deben acceder a los 
saberes y prácticas necesarias para alcanzar la disposición corporal de sí mismos y sostener una 
actividad física permanente durante toda la vida. La extrema deportivización a la que se ha 
llevado la asignatura ha generado una importante exclusión social, donde una gran masa de niños 
y jóvenes que no disponen de talento o, simplemente, del deseo de desarrollarse como 
deportistas, son privados de los beneficios de conocer otras y diversas prácticas corporales, dentro 
del concepto de actividad física que estamos desarrollando. 
2. El egreso del sistema escolar y su educación física le presenta a los sujetos la toma de decisiones 
sobre qué hacer con su desarrollo corporal o el sostenimiento de una actividad física que le 
permita disponer de una buena calidad de vida, en términos generales. Una gran mayoría no opta 
por ninguna, condicionado por las exigencias de los estudios superiores o del trabajo, de la vida 
cotidiana y la oferta de consumos sedentarios para el tiempo libre de las anteriores ocupaciones. 
A esto se le agrega el no haber alcanzado en su educación física escolar la comprensión del valor 
de la actividad física, los conocimientos y la actitud necesarios para sostenerla en el tiempo.
3. Las acciones estatales y privadas que propugnan el acercamiento a la actividad física como aporte 
para el desarrollo integral de los ciudadanos han sido hasta el momento insuficientes para producir 
un vuelco masivo de estos hacia ella por diversas causas, entre las que pueden señalarse:
- La fragmentación y la multiplicidad de intereses y prácticas que no encuentran un punto de 
referencia institucional para mancomunar esfuerzos.
- La confusión conceptual en el campo de la actividad física que dificulta su tratamiento 
académico desde el pensamiento y el abordaje complejos.
- La formación de profesionales en las instituciones superiores con persistencia de paradigmas y 
prácticas corporales superadas por las necesidades sociales actuales de actividad física.
- La persistencia del deporte competitivo como práctica corporal hegemónica, que transita 
lentamente hacia una práctica ludomotriz concebida como actividad física para la salud.
- La consideración de la actividad física sólo como ejercicio sistemático de las capacidades 
motoras, en respuesta directa a los datos metabólicos y fisiológicos, sin considerar la práctica 
corporal en toda su compleja dimensión humana.
- La concepción de los sujetos como usuarios de programas preestablecidos –consumidores–, en 
lugar de estudiar sus necesidades y posibilidades reales de práctica en los distintos ámbitos en 
que se desempeñan o viven, para diseñar las prácticas corporales consecuentes.
El desafío del campo de la actividad física sistemática es importante y cuenta actualmente con una mayor 
comprensión social de su valor, pero necesita perentoriamente de nuevas estrategias 
pedagógico-didácticas, con utilización de distintos medios educativos y de difusión para lograr un 
desarrollo sustentable.
 
Bibliografía:
• Bracht, V. (1999). Educaçao Física & Ciencia. Cenas de um casamento (in)feliz. Río Grande: Unjuí. 
• Dri, R. (2007). Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto. Buenos Aires: Biblos.
• Salin Gonçalvez, M.A. (1994). Sentir, pensar, agir. Corporeidade e educaçao. Sao Paulo: Papirus.
• Santin, S. (1995). Educaçao física. Ética. Estética. Saúde. Porto Alegre: Est.

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