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Teoría del Rol profesional, Capítulo I y III

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2.
Teoría del rol.
Rol profesional
81© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
1. Teoría del rol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
1.1. Conflicto de rol y tensión de rol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
1.1.1. Rol prescrito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
1.1.1.1. Rol prescrito y segunda socialización . . . . . 91
1.1.2. Rol subjetivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
1.1.3. Rol actuado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
1.1.3.1. Disonancia cognitiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
1.1.4. Rol social e identidad social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
1.1.5. Conflicto de rol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
1.1.6. Tensión de rol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
2. El rol define una forma de relación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
2.1. La relación se negocia por medio de la comunicación 
no verbal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
3. Rol profesional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
3.1. Rol: ¿qué hacer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
3.2. Rol: ¿cómo hacer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
3.3. Relación médico-enfermo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
3.4. Relación enfermera-enfermo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
3.5. Relación psicólogo-enfermo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
3.6. Rol del enfermo y rol del profesional de la salud . . . . . . . . . 114
4. Profesiones sanitarias y habilidades relacionales . . . . . . . . . . . . . 118
4.1. Aceptación incondicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
4.2. Escucha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
4.3. Empatía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
4.4. Autenticidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
4.5. Comunicación efectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
4.6. Asertividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
5. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Actividades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Ejercicios de autoevaluación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
82© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Introducción
El rol es el papel que se juega. En el teatro, cada personaje juega un rol. En
el teatro de la vida, nosotros también jugamos varios roles. Cada uno
juega los roles que ha aprendido.
Cada rol determina una forma de relación. En ese sentido, puesto que los
p rofesionales de la salud jugamos un rol, en el desempeño de nuestra pro-
fesión se establece un tipo particular de relación con el enfermo. El ro l
determina hasta cierto punto como será la relación. Puesto que a veces el
rol no está clarificado, y otras veces en el seno de una profesión hay
varios puntos de vista, se plantean diferentes tipos de relación con el
enfermo.
Las profesiones de la salud tienen una particularidad: la relación es uno
de los instrumentos terapéuticos más importantes. Por eso, al definir el
rol, se le da mucha importancia a la relación profesional de la
salud/enfermo.
En la medida que el rol está establecido con claridad, se pueden determi-
nar las habilidades y actitudes que tiene que tener el profesional. Entre
otras características, el profesional de la salud tendrá habilidades y actitu-
des relacionales. Si no las tiene, las tendrá que desarrollar.
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Objetivos
– Conocer la teoría del rol.
– Percatarse de la influencia del rol en la relación.
– Conocer el rol de las diferentes profesiones sanitarias.
– Conocer las habilidades y actitudes relacionales necesarias en las profe-
siones sanitarias.
– Evaluar las habilidades relacionales propias.
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1. Teoría del rol
En una función teatral el rol es el papel que desempeña cada actor, el per-
sonaje que re p resenta. En la vida real cada uno de nosotros desempeña
d i f e rentes roles. Uno puede ser médico, padre, hijo, amigo... Desem-
peñamos diferentes roles al mismo tiempo. 
El rol que desempeñamos en cada momento determina un tipo de re l a-
ción. Si soy enfermera y madre e hija, no me relaciono de la misma
manera con los pacientes, con mis hijos o con mis padres. En cada re l a c i ó n
juego un rol. El rol profesional determinará un tipo de relación difere n t e .
En la vida social, los roles van asociados a unos “guiones” que organizan
de alguna manera la vida social. Esos guiones nos dan unas pautas de
actuación como actores y nos permiten saber que se puede esperar de
cada uno como espectadores. Cuando alguna persona se sale de su guión
se produce extrañeza.
Un enfermo acude a su médico de familia con tos y el médico le pide que se desnude
para aoscultarle. No produce extrañeza.
Un enfermo va donde un psicólogo porque padece una depresión. El psicólogo le pide
que se desnude. Eso produciría extrañeza.
Los roles los hemos aprendido. Cuando nos encontramos en situaciones
nuevas, no solemos saber el guión y hasta aprenderlo solemos estar bas-
tante nerviosos.
Imaginemos que vamos a hacer prácticas por primera vez. Lo normal suele ser el no
saber cuál es nuestra función, ni lo que se espera de nosotros. No nos sabemos el guión.
En todo momento tenemos la sensación de no saber qué hacer y de estar molestando. A
medida que vamos aprendiendo como funciona todo y cual es nuestra función, a
medida que vamos entrenando nuestro guión, nos vamos sintiendo más cómodos. 
En unas reuniones hechas con estudiantes de primero de enfermería al comienzo de las
prácticas, se observa claramente este fenómeno de desorientación inicial. En unas sema-
nas, se van tranquilizando a medida que van sabiendo cuál es su rol.
Siempre que nos encontramos en una situación nueva, o en una función
nueva, nos cuesta un tiempo el ir sintiéndonos cómodos. Cuando vamos
a p rendiendo el funcionamiento, y los diferentes guiones, nos vamos
tranquilizando. 
Valencia, J. F. “Gizakiaren
eraikuntza soziala: gizabanakoa
errol-jokalari gisa”. Valencia JF.
Psikologia sozialera hurbiltzeko
zenbait gai. UPV, Bilbo 1993, 4.
Gaia: 70-78.
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No debemos olvidar que cada vez que atendemos a un paciente nuevo, en un centro
nuevo para él se encuentra en esa misma situación: un lugar nuevo para él, con normas
nuevas para él y sin conocimiento del guión. Sin embargo el profesional está en su
rutina diaria. En esa situación no es raro que los enfermos hagan una y otra vez la
misma pregunta. Los profesionales suelen perder los nervios. Tal vez nos vendríabien
entender lo que sucede y cultivar un poco la paciencia.
La mayoría de los roles tienen su compañero de rol. Los profesionales de
la salud el enfermo, el pro f e s o res el alumno, el padre el hijo, etc... Cada
uno juega su rol. No obstante, el rol no es algo estático, sino algo que está
continuamente negociándose. El rol determina un tipo de relación, sin
embargo, y puesto que la relación está viva, el rol se negocia y cambia sin
p a r a r. La negociación del rol no se realiza de forma explícita, sino de
f o rma implícita en la relación. Por lo tanto, y como aparece en el
esquema, el rol influye en la relación y la relación en el rol.
Al aprender un rol, nos adecuamos a lo que esperan de nosotros. A
medida que nuestro rol se vaya adecuando a las expectativas de esos
“ o t ros”, iremos aprendiendo el rol. Por lo tanto, nuestro rol se adecua a
las expectativas de “otros” llamados “miembros rol-set”. Al aprender un
rol es habitual que haya más de un miembro “rol-set”. Si sus expectativas
de nuestro rol son parecidas será fácil aprender nuestro rol. Sin embargo,
si tienen diferentes expectativas, no sabremos qué hacer y nos pro d u c i r á
desasosiego (tensión de rol). No obstante, y puesto que el rol es algo vivo,
al aprender nos adecuaremos a las expectativas de los miembros “rol set”,
pero la adecuación no será completa.
Los roles los aprendemos desde pequeños. Desde pequeños se esperaba algo de cada uno
de nosotros. Los miembros “rol set”, los padres, tenían unas expectativas de nuestra con-
ducta. Nuestra personalidad es un conjunto de roles aprendidos, que se han adecuado
en mayor o menor medida a las expectativas de los padres y educadores. No obstante,
esas expectativas no se han cubierto del todo.
ROL
RELACIÓN
MIEMBROS ROL-SET
EXPECTATIVAS
ROL
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Es muy importante que los padres tengan expectativas parecidas. Si los padres esperan
cosas diferentes el niño puede encontrase sin saber a quien contentar.
Los hijos son diferentes desde el nacimiento. No obstante, los padres ponen en ellos
expectativas diferentes. Por eso observamos en todas las casas que cada hijo juega un ro l
diferente.
En la adolescencia el joven quiere emprender “su camino”. Es posible que no esté con-
f o rme con el rol que le han “asignado”, y que quiera cambiar. El cambio de rol influirá
en todas sus relaciones. A los compañeros de rol es posible que no les guste el nuevo ro l ,
p o rque les obliga a otro tipo de relación. Se resistirán al cambio de rol. No es fácil el
cambio en las relaciones. El que quiere cambiar se encontrará con un montón de re s i s-
tencias en el camino. Cambiar es difícil y duro.
1.1. Conflicto de rol y tensión de rol
El rol por lo tanto no es más que el conjunto de conductas y actitudes que
se espera de un personaje. Sin embargo todos no esperamos lo mismo, ni
hacemos lo mismo. Cada uno tiene su versión particular del rol. No obs-
tante, siempre no actuamos como nos gustaría, y eso genera conflicto en
uno mismo.
Cada uno de nosotros juega muchos roles, y a menudo hay que poner
prioridades. Cuando dos roles rivalizan por la prioridad se produce tam-
bién un conflicto.
Cuando aprendemos un rol, los “rol set” pueden esperar diferentes actua-
ciones de nosotros y eso nos produce tensión (tensión de rol). No se
puede “obedecer a dos jefes al mismo tiempo” ni “actuar a gusto de
todos”.
Por eso se distingue entre:
– Rol prescrito.
– Rol subjetivo.
– Rol actuado.
1.1.1. Rol prescrito
El rol prescrito hace re f e rencia a lo que se espera de un personaje por la
mayoría de la población.
– ¿Qué es lo que la mayoría de la gente espera de un médico?
– ¿Qué es lo que la mayoría de la gente espera de una enferm e r a ?
– ¿Qué es lo que la mayoría de la gente espera de un psicólogo?
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– ¿Qué es lo que la mayoría de la gente espera de un asistente
social?
– ¿Qué es lo que se espera de un enfermo?
– ¿Qué es lo que se espera del familiar de un enfermo?
Es cierto que todo el mundo no espera lo mismo. No obstante, hay una
expectativa generalizada.
¿Qué espera la mayoría de la gente de un padre? Y ¿de un hijo? No es lo
mismo en todas las culturas. Dentro de una cultura, aunque sea parecido,
tampoco será lo mismo.
Es cierto que la expectativa general va cambiando. La mayoría de nuestra
sociedad no espera lo mismo de un hijo, ahora o hace cien años. La
mayoría de la sociedad no espera lo mismo de un padre ahora y hace cien
años. Y sobre todo, la mayoría de la sociedad no espera lo mismo de una
m a d re ahora o hace cien años. Hay cambios sociales, y esos influyen en el
rol prescrito.
En cuanto al rol profesional, sucede lo mismo. Todos los enfermos no
esperan lo mismo del médico. La mayoría de los enfermos no esperan lo
mismo del médico ahora o hace cien años. Ha habido cambios sociales y
los médicos han tenido que cambiar algunas actitudes y conductas.
No obstante, no están al mismo nivel lo que el enfermo espera del
médico, y lo que los mismos médicos creen que es su función. La mayoría
de la población espera unas actitudes y conductas muy generales. No obs-
tante, el rol del médico es bastante más complejo que todo eso. En la for-
mación de los nuevos médicos influye lo que espera la mayoría de la
población, pero lo que más influye es lo que esperan los propios médicos.
Por lo tanto, el rol prescrito de una profesión, es lo que creen la mayoría
de los profesionales. Es cierto que suele haber cambios en el interior de las
p rofesiones. A medida que cambia la concepción del rol entre los pro f e-
sionales, va cambiando también el rol prescrito.
SOCIEDAD
ROL PRESCRITO
PROFESIONALES
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La mayoría de la gente espera unas conductas y actitudes de enferm e r í a .
No obstante, el conocimiento que tienen las enfermeras de su rol es
mayor que el de la mayoría de la gente. En un momento dado, enferm e-
ría puede pensar que su rol tiene que cambiar. Los enfermos esperan de
ellas una actuación, pero ellas pueden pensar que lo adecuado es otra
cosa. Hay diferentes expectativas, y habrá una negociación, que se re a l i-
zará a nivel de las relaciones.
Es curioso contemplar el juego de los niños. En su incipiente conocimiento
social, incorporan los primeros esbozos de los roles sociales. Si juegan a
p a d res y a hijos, los padres cuidan y riñen y castigan, y los hijos se dejan
a t e n d e r. Si juegan a médicos y enfermeras, todo es poner inyecciones,
como si la única función de los profesionales de la salud fuera esa. Si juegan
a bomberos todo es apagar fuegos... El rol observado en las películas, no es
mucho más rico en lo que se re f i e re a las profesiones sanitarias: el medico
hace operaciones, la enfermera ayuda y el psicólogo hace pre g u n t a s .
Más adelante, se va enriqueciendo el conocimiento social y se va acer-
cando a la realidad. La experiencia real con el mundo sanitario va enri-
queciendo la concepción que se tiene de las profesiones sanitarias. No
obstante, hasta que uno no se introduce en una profesión no es cons-
ciente de cual es su verdadero rol.
La mayoría de los estudiantes que acceden a estudiar profesiones sanita-
rias tienen únicamente los conocimientos sobre el rol socialmente com-
p a rtidos y conocidos por todos. Es un conocimiento pobre y
contaminado de estereotipos y fantasías. Durante los estudios irá incor-
porando entre otras cosas una conceptualización del rol profesional des-
conocida hasta entonces. Además se identificará con difere n t e s
profesionales que serán modelos de aprendizaje para él.
Es común en las profesiones sanitarias que el alumno acceda a los estu-
dios impulsado por motivos altruistas. Ello es debido a que el rol pre s c r i t o
socialmente generalizado está muy relacionadocon la aceptación, la
ayuda y la entrega.
Es frecuente que el rol prescrito socialmente generalizado, no se ajuste a
lo que los profesionales creen que es su rol. Esto es frecuente que suceda:
– Cuando se crea una nueva profesión y la población la desconoce.
– Cuando la profesión varía la conceptualización de lo que es su
función. Son momentos de cambio.
– Cuando el rol profesional está muy estereotipado.
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Las profesiones sanitarias están fuertemente estereotipadas y ello ejerc e
una presión muy fuerte sobre los profesionales.
En el caso de los médicos la exigencia es grande. Tienen que saberlo todo
y no pueden fallar. Se oyen mucho frases del tipo de: “Si se confunde una
oficinista no es grave, pero si se confunde un médico sí”, “Juegan con la
vida de la gente”. Los fallos profesionales llevan asociadas indemnizacio-
nes y trabajo para los abogados. Eso supone mayor presión para los médi-
cos. Tal vez por eso gastan tanto dinero en seguros.
En el caso de las enfermeras, no se les “toma muy en serio”, han de ser
abnegadas. Es como si se esperase de ellas el aguantar a todos y ser agra-
dables con todos. Siendo una profesión típicamente femenina, no faltan
los estereotipos sexuales. La imagen sexual estereotipada de las enferm e-
ras es posible verla en muchas películas.
En el caso de psicólogos y psiquiatras, son “loqueros” con toda la estig-
matización que ello conlleva. La gente se acerca con gran temor. Se dice
de ellos que “están todos locos”. Un temor generalizado es que van a adi-
vinar lo que pensamos y sentimos en cada momento. Esa presión no per-
judica únicamente a los profesionales, sino también a los enferm o s ,
incluidos los profesionales de la salud que necesiten ayuda psicológica.
Tal vez por eso es uno de los recursos sanitarios que más necesitan y que
menos utilizan los profesionales de la salud.
En todo lo dicho podemos darnos cuenta de que el rol no es por lo tanto
inmóvil. El rol profesional está en constante cambio gracias a dos fuerzas:
– Los profesionales van redefiniendo su rol.
– A medida que hay cambios sociales, la demanda y la forma de
demandar cambia.
En los últimos años estamos asistiendo a un cambio en el rol del médico.
Los jóvenes van al médico como a donde un técnico que nos va a dar una
visión de lo que nos sucede. La decisión es del paciente que cada vez exige
más información para poder decidir. Aunque los ancianos aún acuden al
médico como antes, a donde el sanador, el que sabe, poniéndose en sus
manos. Incluso en el ámbito asistencial se ha cambiado el nombre de 
paciente por el de cliente.
En enfermería estamos asistiendo a una definición del rol. Ha sido un rol
s u b o rdinado al del médico. En la definición de su identidad propia, enfer-
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mería está haciendo un esfuerzo importante al que se opone las expecta-
tivas socialmente compartidas sobre el rol y todas las dificultades que aca-
rrean querer cambiar con años y años de funcionar de una determ i n a d a
manera.
Los profesionales de la salud mental, sobre todo psicólogos, están inten-
tando hacerse camino dentro de la salud y de la educación, desestigmati-
zando su función. En una sociedad tan medicalizada, no hay lugar para el
psicólogo, si no es en los centros de salud mental, y eso es para trabajar
con “locos”. Psicología está intentando demostrar que hay mucho que
hacer fuera de la “locura”. No obstante, dentro de la misma hay más pun-
tos de vista y escuelas que en otras profesiones. Aunque todos estén de a
c u e rdo con las funciones a re a l i z a r, no están conforme con la forma de
hacerlo.
1.1.1.1. Rol prescrito y segunda socialización
Cuando los alumnos de profesiones sanitarias acuden a la universidad,
traen un rol prescrito sobre su profesión. Entre otras cosas han desarro-
llado un concepto de ese rol a través de su primera socialización. A lo
l a rgo de esa primera socialización incorporan un conocimiento del
mundo social, incluidos los roles y lo que se espera de cada rol. No obs-
tante el conocimiento del rol de las profesiones que han incorporado no
es más que un esbozo muy limitado y estereotipado.
No obstante, desde que empiezan los estudios en la universidad, se les
transmite el conocimiento sobre su rol. Es mucho más complejo que lo
que conocen, y a menudo no coincide con sus expectativas. En esta
segunda socialización incorporará el rol de su profesión, así como las acti-
tudes y habilidades necesarias para el desempeño de la profesión. Lo
a p rendido ahora influirá mucho más que lo que traía en su conceptuali-
zación de la profesión. Los profesionales les enseñaran en que consiste su
rol y los estudiantes les harán más caso que a nadie, por tratarse de
“modelos prestigiosos y competentes”. Los miembros “rol-set” serán sobre
todo:
– Profesores universitarios.
– Profesionales.
92© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
En una investigación, Davis describió las diferentes etapas por las que
pasa un estudiante de enfermería en la socialización secundaria que
supone estudiar la carrera:
– Ingenuidad inicial.
– Disconformidad.
– “Psyching-out”
– Simulación de rol.
– Conciencia enfermera.
En la primera fase de ingenuidad, el estudiante trae la concepción de pro-
fesión compartida socialmente, el rol prescrito generalizado en la socie-
dad. Se trata de una profesión de ayuda. Quiere ponerse en marc h a
cuanto antes. Quiere aprender las técnicas cuanto antes para ponerse a
trabajar. Está dominado por valores altruistas, al igual que el rol prescrito
generalizado. Son valores altruistas del cristianismo y humanismo.
En la segunda fase hay un choque entre las expectativas que trae y lo que
los pro f e s o res esperan de él. En lugar de aprender lo que quería (técnicas
para ayudar) se pone el acento en los principios generales de la enferm e-
ría: cual es el rol de enfermería, como será la relación enferm e r a -
e n f e rmo... Eso puede producir frustración y puede pensar que no está
a p rendiendo enfermería. Por lo menos no está aprendiendo lo que
esperaba.
En la fase de “psyching-out” toma una distancia afectiva, y se pro p o n e
hacer lo que quieren los profesores.
En la fase de simulación de rol empiezan a imitar a los pro f e s o re s ,
siguiendo sus prescripciones. Se puede dar el fenómeno denominado “ro l -
distancing” o distanciamiento del rol. “Lo hago así porque consideran
que lo tengo que hacer así, no por convencimiento, pero como esto no es
toda mi vida, no importa”.
En la última fase, ha incorporado el rol de enfermería. Se ve a sí mismo
como enfermera y responde a las expectativas de los miembros “ro l - s e t ” .
Establece unos criterios compartidos de lo que debe y no debe hacerse y
se juzga y juzga a los demás en base a esos criterios. La segunda sociali-
zación ha terminado, el estudiante ha sido “adoctrinado”.
Abraham, L.; Shanley, E.
“Fitting into the Social World”.
En, Abraham L, Shanley E. Social
psychology for nurses. Edward
Arnold, London 1992. Cap 4:
69-102.
PATCHS ADAMS.
Dir. Tom Shadyac
Robin Williams, Monica Potter,
Daniel London, Philiph Seymour
Hoffman, Bob Gunton, Irma P.
Hall.
Columbia. USA 1998.
93© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Esa segunda socialización no se da igual en todos los estudiantes, al igual
que la primera socialización no se ha dado igual en todos los niños.
Algunos se adoctrinan antes que otros. Algunos evalúan el rol y lo discu-
ten. Gracias a personas como esas hay una garantía de que el rol no se
quedará inmóvil. Es aconsejable ver la película “Patch Adams”.
Enfermería es una carrera de tres años, y el curso básico es el primero. En
medicina sin embargo, hay tres cursos básicos. Hasta tercer curso no seempieza a hacer prácticas con enfermos. En psicología solo se hace prácti-
cas con el enfermo el quinto año.
1.1.2. El rol subjetivo
El rol subjetivo se re f i e re a lo que cada uno cree que son sus funciones y
actitudes. A pesar de que el rol prescrito sea mayoritario, cada sujeto tiene
una concepción particular de lo que es su rol. 
La mayoría de la sociedad tiene una expectativa del rol del médico (ro l
p rescrito generalizado). La mayoría de los médicos cree que su rol tiene
que ser de determinada manera (rol prescrito profesional). Sin embarg o ,
un médico en part i c u l a r, ve su rol de una determinada manera (ro l
subjetivo).
Aunque todos los estudiantes reciban información parecida de cuales son
sus funciones y actitudes como profesionales, cada uno se hará una ima-
gen de cómo tiene que ser. Una imagen que intentará aunar:
– Sus expectativas.
– Su ideología.
– Lo que esperan de él sus profesores.
A veces puede resultar muy difícil.
No obstante hay una realidad clara que no podemos obviar. Es muy raro
que los alumnos reciban de todos sus pro f e s o res una conceptualización
igual. Cada profesor ha desarrollado su rol subjetivo, y por lo tanto no
transmitirá lo mismo a los alumnos ni tendrá la misma expectativa del ro l
del alumno.
Eso puede producir tensión en los alumnos. Y ahora, ¿qué hago yo? (ten-
sión de rol). No obstante, también garantiza la evolución del rol.
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1.1.3. Rol actuado
El rol actuado se re f i e re a lo que realmente hace el sujeto. Uno puede pen-
sar que su rol consiste en una serie de funciones y actitudes (rol subjetivo)
y sin embargo no es capaz de llevarlo a la práctica.
Una enfermera de la nueva escuela, puede pensar que su función de enfer-
mera consiste en ayudar al paciente a satisfacer sus necesidades mientras
no pueda satisfacerlas por sí mismo, pero promoviendo que las vaya re a-
lizando de forma autónoma (rol subjetivo). Sin embargo, a la hora de tra-
b a j a r, fomenta la dependencia del enfermo por incapacidad de tolerar la
frustración que supone para el paciente el que tenga que hacerse cargo de
sí mismo. En este caso el rol subjetivo y el rol actuado no coinciden.
Una enfermera puede pensar que entre sus funciones como enfermera está
la de aceptar incondicionalmente al paciente, escucharle y ponerse en su
lugar para entenderle mejor. Sin embargo se siente tan desdichada y care n-
ciada por motivos personales, que le resulta imposible conectar con el
sufrimiento del paciente y aceptarlo. Sus propias necesidades no han sido
satisfechas y le resulta imposible ponerse en el lugar del otro y aceptarle.
Un médico de la vieja escuela está acostumbrado a tener mucho poder
con los pacientes. El dice y el paciente obedece, poniéndose a sí mismo a
un nivel superior, que satisface sus necesidades narcisistas (de ser admi-
rado por los demás). Por el cambio ideológico puede pensar que es más
a p ropiado informar al paciente de las posibilidades de actuación y que sea
el mismo el que decida. Sin embargo, sin darse cuenta, se pone en el ro l
antiguo por cubrir sus necesidades narcisísticas (ser admirado por el
paciente).
E n f e rmera de nueva escuela que se introduce en un centro que funciona
como antes. Quiere funcionar como ha aprendido pero en el entorno se
espera de ella que funcione como los demás. Siente la presión que le hace
actuar como las demás. Hay una incoherencia entre el rol subjetivo y el
rol actuado.
1.1.3.1. Disonancia cognitiva
Las actitudes tienen tres componentes:
– Cognitivo.
– Afectivo.
– Connativo.
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El componente cognitivo se re f i e re a lo que creo. El afectivo a lo que
siento. El connativo a la tendencia en la conducta.
Una persona puede pensar que no está bien pegar a los niños. Siente desagrado por
pegar a los niños. Tiene tendencia a no pegar a los niños. En este ejemplo los tres com-
ponentes de la actitud son consistentes y se re f u e rzan mutuamente. Se dice que hay con-
sistencia entre los tres componentes de la actitud. Cabe esperar que la conducta esté
acorde con la actitud.
Puedo pensar que es admirable donar sangre y que debería de hacerlo todo el mundo.
No obstante, me desagrada mucho que me saquen sangre. Me dan mucho miedo las
agujas. Mi tendencia es a no donar sangre. Hay una inconsistencia entre los tres compo-
nentes de la actitud. En una situación de urgencia, si me piden sangre, tenderé a no
darla. Si no la doy, me sentiré mal, porque no hay coherencia entre lo que pienso y lo
que hago. Si doy sangre, pasaré un mal momento, pero me sentiré mejor.
El psicólogo Festinger, describió el fenómeno de la disonancia cognitiva.
Contrató estudiantes para una investigación. Estos tenían que infligir cas-
tigos físicos a supuestos participantes en un programa de educación. Lo
p a s a ron mal porque no veían bien infligir castigos físicos, y sin embarg o
acababan castigando por presión de los investigadores. El malestar pro d u-
cido era consecuencia de hacer algo con lo que no estaban de acuerdo y a
eso se le denomino “disonancia cognitiva”. Cuando no hay cohere n c i a
entre lo que pensamos y lo que hacemos, lo pasamos mal.
Festinger comprobó que resulta tan insoportable la disonancia cognitiva,
que somos capaces incluso de cambiar la forma de pensar, con tal de no
tener disonancia. Observó también que a las situaciones de disonancia
damos salida de tres formas diferentes:
– Cambiamos la conducta.
– Cambiamos de forma de pensar.
– Justificamos la conducta atribuyendo la misma a la pre s i ó n
sufrida o recompensa obtenida.
Hay algo que no haríamos. Sin embargo, en determinadas situaciones
podríamos llegar a hacerlo. Bien porque nos dan dinero, bien porque nos
p resionan... En ocasiones así la disonancia cognitiva no nos pro d u c e
tanto malestar, porque tenemos excusas socialmente aceptadas.
En nuestra sociedad, muchos profesionales de la salud piensan que se
debería de trabajar de otra manera. No obstante se sigue trabajando como
siempre. Eso produce situaciones de disonancia cognitiva en los profesio-
nales. “debería de trabajar de esta manera, y sin embargo no lo hago”. La
principal razón aducida suele ser la falta de tiempo.
Festinger, L. Teoría de la
disonancia cognoscitiva. 
Instituto de estudios políticos,
Madrid 1975.
96© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
No es raro observar a profesionales de la salud jóvenes que tienen claro
“como hay que hacerlo”. Al ir a trabajar se encuentran que no se trabaja
“como se debería”. Los profesionales que llevan trabajando años allí le
tratan de “ingenuo”. A menudo tienen que oír frases como “Cuando
n o s o t ros llegamos pensábamos que había que hacerlo de determ i n a d a
manera, pero con el tiempo nos hemos ido convenciendo de que es
imposible”.
En unas reuniones realizadas con estudiantes de primero de enfermería al comienzo de
sus prácticas clínicas se repite a menudo la siguiente queja:
“En la escuela nos dicen que tenemos que tratar al enfermo globalmente. Hablar con él
sin prisas. En las prácticas sin embargo nos percatamos de que no se hace eso. Dicen que
no hay tiempo, pero no es cierto. Prefieren estar en el office tomando café y charlando,
que hablando con el enfermo.”
Al hablar de atribución social decíamos que el error atribucional funda-
mental consiste en atribuir la conducta de los actores a factores disposi-
cionales estables de la persona. Sin embargo, cuando se trata de nuestra
conducta, atribuimos la misma más a factores ambientales. Algunos dicen
que esa diferencia atribucional se explica por el foco de atención:
– Cuando yo me fijo en mi conducta, pongo más atención en los
factores externos.
– Cuando me fijo en la conducta de los demás, pongo más atención
en el actor que en los factores que le rodean.Desde el punto de vista del psicoanálisis a eso se le llama “poner las difi-
cultades fuera”. Si no logramos hacer algo tendemos a atribuirlo a dificul-
tades externas. Es una atribución egodefensiva.
Algunos autores defienden que el fenómeno de la disonancia cognitiva
no es universal. Dicen que se trata de un fenómeno de la sociedad occi-
dental que no admite la incoherencia. Sin embargo, en la sociedad orien-
tal tienen más asumida la incoherencia, porque consideran que somos la
mezcla de lo bueno y lo malo (ying-yang), y por lo tanto la incoherencia
es algo innato al ser humano.
1.1.4. Rol social e identidad social
Todos actuamos una serie de roles en todo momento de nuestra vida. Uno
puede ser médico, estudiante de psicología, profesor de enfermería, hijo,
p a d re, esposo... En un momento actúa una serie de roles. Es como si en
una obra teatral interpretara a varios personajes. 
97© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Los roles actuados por un sujeto no tienen la misma importancia para ese
sujeto. Esos roles están jerarquizados, de tal manera que unos tienen prio-
ridad sobre otros. El rol que ocupa el lugar más alto en esa jerarquía se
llama rol prioritario. El rol prioritario es el que nos da identidad social (ese
es médico, ese es profesor universitario, esa es enfermera...)
El rol social está definido por la profesión. Generalmente, el rol social es
el rol prioritario y da identidad social. 
Hasta hace poco la profesión daba identidad social a los hombre pero no
a las mujeres. Para el hombre, la profesión era el rol prioritario, el ro l
social, el que le daba identidad social. En el caso de las mujeres, el ro l
prioritario era el ser ama de casa y ese era su rol social, el que le daba iden-
tidad social (era la madre o mujer de no sé quién).
Gracias a esta distribución social de roles por el género, los hombres han
tenido la posibilidad de desarrollar brillantes carreras profesionales y desa-
rrollarse como personas (padre, abuelo...) porque la mujer cuidaba del
hogar y de los hijos.
No hace falta decir que el panorama ha cambiado ostensiblemente. Hoy
en día, muchas mujeres están desarrollando carreras profesionales tan bri-
llantes y más que las de los hombres. Sin embargo, y puesto que aún, el
rol de madre sigue siendo prioritario para ellas, esa lucha de dos roles por
el primer puesto en la jerarquía, ese conflicto de rol, es una de las princi-
pales fuentes de estrés profesional en las mujeres.
1.1.5. Conflicto de rol
Por lo que llevamos dicho habría por lo tanto dos fuentes de conflicto de ro l :
– Inadecuaciones entre rol prescrito - rol subjetivo - rol actuado.
– Lucha de varios roles por el rol prioritario.
MÉDICO
CATEDRÁTICO
PADRE MADRE
ESPOSO ESPOSA
AMIGO HIJA
HIJO HERMANA
HERMANO AMIGA
98© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
El conflicto de rol produce malestar. Puesto que estamos tratando de pro-
fesionales de la salud vamos a poner ejemplos del campo.
Imaginemos que un alumno de medicina va a estudiar a una universidad
clásica. Mientras estudia puede pensar que el enfermo está demasiado
lejos. En las prácticas clínicas, considera que la actitud de los médicos es
demasiado fría y distante. En su opinión habría que acercarse más al
e n f e rmo. Ese alumno puede tener un conflicto de rol. Sus ideas no se con-
templarán y si se sale de la norma, la institución se encargará de ponerle
inmediatamente en su sitio. Las instituciones suelen tener grandes re s i s-
tencias para el cambio. No obstante, el alumno puede pensar que su
punto de vista es el correcto. La lucha será dura y el cambio más. Es un
ejemplo de conflicto de rol entre rol prescrito y rol subjetivo.
Imaginemos que surge un nuevo movimiento en el seno de la enferm e r í a .
Piensan que el rol de enfermería debe de independizarse del rol del
médico. No obstante, el rol prescrito sigue siendo el de siempre. Sin
e m b a rgo el rol subjetivo de las personas que impulsan ese movimiento no
está de a cuerdo con el rol prescrito. Hay un conflicto de rol. Estos movi-
mientos pueden acabar por sustituir el rol prescrito previo, garantizando
la evolución del rol profesional.
En otras ocasiones el conflicto de rol se da dentro de la misma persona,
e n t re el rol subjetivo y el rol actuado. Uno puede pensar que la forma ade-
cuada de jugar su rol es una (rol subjetivo) y sin embargo actúa de otra
forma (rol actuado).
Un médico puede pensar que es muy importante dedicar tiempo a hablar
con el enfermo. Sin embargo, en la realidad, debido a la presión asistencial,
sigue dedicándole muy poco tiempo. Eso le genera un conflicto. Como
hemos comentado previamente se trata de una disonancia cognitiva.
También puede haber conflicto de rol cuando dos roles se disputan ser el
rol prioritario. En una obra de teatro un mismo actor no puede represen-
tar a dos personajes al mismo tiempo. Es muy frecuente en enferm e r í a .
ROL PRESCRITO
ROL SUBJETIVO
ROL ACTUADO
DISONANCIA
COGNITIVA
99© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Hay dos roles en disputa: madre y enfermera. La prioridad de ambos produce conflicto a
la enfermera. Si da prioridad a ser madre, deja la profesión en segundo lugar y si da prio-
ridad a la profesión, deja los hijos en segundo lugar.
1.1.6. Tensión de rol
Hemos dicho que aprendemos los roles respondiendo a las expectativas
de los miembros “rol-set”. Al estudiar una profesión se concede legitimi-
dad a los pro f e s o res para que nos digan cual va a ser nuestro rol. Por un
lado nos dicen lo que tenemos que hacer, y por otro tienen una expecta-
tiva de nuestra conducta. Eso hace que el alumno vaya constru y é n d o s e
una representación mental de lo que es la profesión.
Sin embargo, cuando estudiamos, tenemos más de un pro f e s o r. Es más
que posible, que sus concepciones sobre la profesión y las expectativas
que tienen sobre nuestra conducta, no coincidan. Eso es debido a que
cada uno tiene su rol subjetivo. Cuando las expectativas de los “ro l - s e t ”
no coinciden, el alumno se encuentra sin saber qué hacer, en tensión
(tensión de rol). Son momentos de incertidumbre para el alumno.
Cuando los alumnos de enfermería van a prácticas se quejan. Dicen que hay diferencias
e n t re los que se les enseña en la escuela y lo que ven en prácticas. Hay difere n c i a s
incluso a nivel de procedimientos. A menudo en prácticas les dicen: “A vosotros os han
enseñado que hay que hacer de esta manera, pero así es más rápido”.
Ese fenómeno es aún más claro en el caso de psicología. Los alumnos tienen una pers-
pectiva u otra dependiendo de la facultad o de los profesores que han tenido. A un estu-
diante puede sucederle que le guste más el psicoanálisis y que al ir a prácticas le toque
un centro donde domina el conductismo. Son dos puntos de vista diferentes, dos form a s
de trabajar diferentes, dos formas de relacionarse con el enfermo diferentes.
Por un lado no es conveniente. Cuanto más claro tenga el rol el alumno
m e j o r. Cuanto más coincidan las expectativas de los “rol-set” más claro
estará el rol y los alumnos lo aprenderán mejor.
Sin embargo no es posible. El rol está vivo como las relaciones, y detrás de
las diferentes concepciones de la profesión, hay diferencias ideológicas.
Todos no pensamos igual, y no esperamos lo mismo. No deja de ser un
aprendizaje para los alumnos, el comprobar que hay diferentes puntos de
vista. Ellos también tendrán que ir construyendo su rol subjetivo.
Cuanto más definida esté la profesión, el rol estará más claro, pero será
más difícil cambiar. Los médicos tienen más claro que el resto de las pro-
fesiones cual es su rol, pero es más difícil cambiarlo. Enfermería está defi-
niendo su rol al margen del rol del médico. Psicología tiene difere n t e s
puntos de vista, y eso confunde a los alumnos un poco. No obstantese
100© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
van definiendo por una u otra corriente, dependiendo fundamen-
talmente de identificaciones que hacen con los profesores.
El aprendizaje del rol es un aprendizaje social. Los alumnos se irán identi-
ficando con diferentes profesionales, dependiendo de la legitimidad y
competencia que les suponen.
Un fenómeno común entre los estudiantes de profesiones de la salud es la
dificultad para asumir el rol de estudiante. Al hacer las prácticas van hasta
con uniforme. Algunos se confunden y se exigen funcionar como pro f e-
sionales. Ocultan a los enfermos su condición de estudiantes y no se per-
miten responder con “No sé. Soy estudiante”. Son alumnos que lo pasan
muy mal. El alumno está para aprender. El estudiante tiene menos presti-
gio, pero tiene la suerte de no tener aún responsabilidad. Es un tiempo
para observar y aprender.
101© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
2. El rol determina un tipo de relación
Al hablar de identidad social decíamos que cada persona desempeña una
serie de roles diferentes. Cada uno de los roles que jugamos lleva implícita
una forma de relación.
Pongamos por caso una enfermera, madre y esposa, profesora de enfer-
mería y estudiante de antropología social. Los roles jugados pueden ser:
– Hija
– Hermana
– Esposa
– Madre
– Enfermera
– Compañera de trabajo
– Profesora
– Alumna
– Compañera de clase
– Amiga...
Cada uno de los roles que juega es de una manera diferente y la forma de
relacionarse también. No se relaciona de la misma manera con sus padres
que con su esposo, que con sus alumnos, que con sus compañeros de tra-
bajo, que con sus alumnos o compañeros de clase. Es cierto que habrá en
común algo, puesto que esa persona tiene una personalidad y una forma
de ser y todas sus relaciones estarán determinadas por eso. 
Si es dominante, tomará posturas de control y de poder en todas las rela-
ciones. Si tiene iniciativa, dirigirá la relación atendiendo a sus necesida-
des. Si es dependiente, estará esperando a lo que digan los demás.
Además, en el mismo rol, la relación no será igual con dos personas dife-
rentes. La relación no será igual con todos los compañeros. La relación no
será igual con todos los hermanos. La relación no será igual con todos los
102© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
amigos. ¿La relación será igual con todos los hijos? ¿La relación será igual
con todos los enfermos?
Seguramente, la relación no será igual con todos los enfermos. Habrá que
dar la misma oportunidad a todos los enfermos, pero la relación no la
establece uno sólo. Hay dos personas en la relación, y por lo tanto, el rol
de ambos está en continua negociación a través de la relación.
E n t re las relaciones planteadas en esa lista, todas no son al mismo nivel.
Unas son simétricas y otras son asimétricas.
Son en principio simétricas las relaciones entre hermanos, compañeros de
trabajo, amigos...
Son asimétricas las relaciones padre/hijo, profesor/alumno, enferm e r a /
enfermo...
La relación entre el profesional de la salud y el enfermo es asimétrica. El
e n f e rmo va a pedir ayuda sobre algo que no conoce. Es el profesional de
la salud el que sabe y el que va a ayudar. Se da ayuda profesional. Por eso,
desde algunas perspectivas se habla de relación de ayuda (punto de vista
humanista).
En las profesiones de la salud, la relación es más importante que en otras
p rofesiones. La relación misma es un instrumento de trabajo. Por eso,
habrá que aprender a utilizar la herramienta. Como todos los instrumen-
tos utilizados puede resultar beneficiosa (relación terapéutica) o puede
resultar perjudicial (relación iatrogénica).
Balint decía que el médico, él mismo, era una medicación que el pro f e s i o-
nal de la medicina debía de aprender a administrar. Cuánto y cuándo dar.
Ese dicho puede generalizarse al resto de las profesiones sanitarias. El pro-
fesional de la salud es un instrumento de ayuda, y el profesional de la
salud deberá de aprender a administrarse (cuándo y cuánto).
Para utilizar bien un instrumento:
– Hay que conocer bien el instrumento
– Hay que aprender a utilizar bien el instrumento. Atendiendo al
modelo de aprendizaje social, eso requiere:
1. Observar un modelo adecuado.
2. Entrenar.
Balint Micahel. 
El médico, el paciente y la
enfermedad. Libros básicos,
Buenos Aires 1986.
103© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Puesto que en este caso la herramienta es la relación será necesario:
– Conocernos bien.
– Tener claro el rol.
– Desarrollar habilidades relacionales.
2.1. La relación se negocia por medio de la comunicación 
no verbal
Sabemos que el que dos personas se digan cosas agradables no quiere
decir siempre que se aprecien; pueden estar ironizando.
Sabemos que dos personas pueden estar diciendo lo mismo pero discu-
tiendo. ¿Qué discuten si están diciendo lo mismo? Lo que discuten es la
relación. Esas personas que aparentemente dicen lo mismo, atendiendo a
la comunicación no verbal exclusivamente están discutiendo.
Seguramente discuten el status: “Yo tengo razón” “Yo sé más” “Yo soy
más que tú”.
Hay dos formas de relación:
– Comunicación verbal.
– Comunicación no verbal.
La comunicación verbal no se refiere únicamente a hablar. Se le llama así
por ser la forma de comunicación verbal, la más importante del gru p o .
Están en el mismo grupo: escribir, comunicación por signos (Braillie,
Morse, Código de los sordomudos...) Son características de la comunica-
ción verbal:
– Se realiza mediante signos.
– El significado de los signos es convencional. A veces una misma
palabra puede significar dos cosas muy diferentes en dos idiomas
diferentes.
– Es adecuado para transmitir pensamientos e ideas.
En la comunicación no verbal sin embargo, se transmiten significados por
medio de símbolos. El significado es igual en todo el mundo y para todas
las culturas. La cara de enfado, de tristeza, el llanto, la lucha... tiene signi-
ficados parecidos en todo el mundo. En algunas culturas no está bien
vista la expresión de algunas emociones. Aunque tratemos de ocultarlos,
la comunicación verbal nos suele delatar.
104© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Si nos interesa saber como se encuentra el otro, o analizar la re l a c i ó n ,
a t e n d e remos más a la comunicación no verbal que a la comunicación ver-
bal. Si preguntamos a un enfermo que vemos triste, ¿estás triste? y nos
responde que no, ¿con qué información te quedarías? ¿con la verbal o
con la no verbal?
En la comunicación no verbal observamos cosas de las que el sujeto no es
consciente. Si a una persona le sale hostilidad, y él nos dice que no está
enfadado, no es que mienta. Una posibilidad es que mienta. La otra, que
la persona en cuestión no se da cuenta de sus sentimientos.
La comunicación no verbal la realizamos desde pequeños, y de muchos
aspectos no somos conscientes. En la comunicación no verbal salen
muchos aspectos inconscientes de la persona.
Como profesionales de la salud nos conviene:
– Conocer bien nuestros sentimientos.
– Aprender a “escuchar” la comunicación no verbal.
Como profesional de la salud es muy importante comunicar de forma efi-
caz. Si decimos una cosa por canal verbal, y por el no verbal enviamos un
mensaje contrapuesto, la comunicación no es efectiva. Estamos enviando
dos mensajes contrapuestos al enfermo, y él dará prioridad al mensaje no
verbal.
Imaginemos que la enfermera tiene que ir a la habitación de un enfermo que le da asco,
a hacerle una cura. Se acerca al enfermo intentando ser agradable. Trata de comunicarle
respeto, pero sin darse cuenta le salen unos gestos que le delatan.
Una enfermera entra en la habitación del enfermo con una ampliasonrisa. Mientras
hace lo que había ido a hacer, le comunica al enfermo que está disponible para lo que
necesite. No obstante, a medida que va acabando, mira hacia la puerta y se dirige hacia
ella. El enfermo le hace preguntas y ella sin perder la sonrisa, le responde rápido y bre-
vemente. Sigue dirigiéndose hacia la puerta mientras le contesta y de vez en cuando le
dirige una mirada. Ya en la puerta, se coloca al otro lado de la puerta y con la puerta casi
cerrada, sólo con la cabeza dentro, le termina de responder, sin perder la amplia sonrisa
y añade “Estamos aquí para lo que necesite”. Esa enfermera comunica disponibilidad
por el canal verbal, pero en su conducta se puede entender lo contrario. ¿Cómo va a
estar disponible, si para cuando ha entrado ya salía?
Si estamos atentos a los mensajes del enfermo, recabaremos información
muy valiosa. Además, sabremos cómo se siente de verdad, lo que nos ayu-
dará a ponernos en su “pellejo”.
F reud, el inventor del psicoanálisis, defendió que detrás de nuestras
conductas había deseos inconscientes. Los lapsus, los fallos... no serían
más que la expresión de deseos inconscientes. Decía que no hay casuali-
dades, sino causalidades. Ese determinismo psíquico ha sido muy criti-
105© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
cado. Es demasiado pensar que toda nuestra conducta está determ i n a d a
por deseos inconscientes. Sin embargo, hoy en día, mucha gente admite
que detrás de muchas cosas que hacemos sin querer hay deseos incons-
cientes. Conocer nuestros verd a d e ros deseos sería desarrollar nuestro
autoconocimiento
Lo más importante por lo tanto no es aprender a disimular, o a evitar
situaciones. En lugar de eso nos conviene aprender sobre nosotros mis-
mos. Es un trabajo que no acaba nunca. Sin embargo, cuanto más apren-
damos sobre nosotros mismos utilizaremos mejor la herramienta más
importante de las profesiones sanitarias: la relación.
Así como a un mecánico no se le ocurre ser mecánico sin saber de mecá-
nica, o a un cirujano no se le ocurre ser cirujano sin saber anatomía, a un
p rofesional de la salud no se le debería de ocurrir ser profesional de la
salud sin saber un poco de psicología y sin conocerse un poco. Sin
e m b a rgo, a pesar de eso, sigue siendo uno de los aspectos más descuida-
dos de las profesiones sanitarias.
La comunicación no verbal nos dirá por lo tanto mucho más sobre la re l a-
ción. Las negociaciones sobre la relación se dan en el seno de la misma y a
través de mensajes no verbales fundamentalmente.
106© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
3. El rol profesional
Cada profesión tiene definido su rol. Es decir, tiene más o menos defini-
das las funciones y las actitudes.
Es cierto que con el tiempo el rol cambia, que no es estático. No obstante
suele estar bastante definido y regulado. De hecho:
– Las funciones de cada profesión están definidas. Para ejercer en
una profesión hay que tener unos estudios y estar en posesión del
título, sino se comete un delito de intrusismo.
– A pesar de diferentes puntos de vista, es importante la coinciden-
cia de los profesionales en cuanto a sus funciones y actitudes.
El rol define un tipo de relación. Es cierto que cada uno es como es y que
eso influye en todas las relaciones que establece esa persona. Sin embarg o ,
y a pesar de que todos actuamos diferente, el rol está más o menos defi-
nido y ya sabemos como hay que desempeñar el rol.
El rol profesional tiene dos partes, que podemos definirlas como re s p u e s t a
a dos preguntas:
1. ¿Qué hacer?
2. ¿Cómo hacer?
3.1. Rol: ¿qué hacer?
Las diferentes profesiones se definen en función de su quehacer. 
Los médicos se dedican al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.
Las enfermeras se dedican a cuidar de los enfermos, mientras están
enfermos.
107© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Los psicólogos se dedican a hacer evaluaciones psicológicas y hacen psi-
coterapias.
No obstante, hoy en día las funciones de esas profesiones se han
ampliado.
En los tres casos se investiga y se promociona la salud.
Los tres trabajan en común en el mundo sanitario en:
– Investigación.
– Promoción de la salud.
– Proceso de curación de la enfermedad.
Cada uno tiene su campo, su función, su rol.
Las tres profesiones han tenido un desarrollo part i c u l a r. Cada uno el suyo.
Los tres están en torno a la salud y tienen en común:
– Investigar en torno a la salud.
– Trabajar en la promoción de la salud.
– En el proceso de curación de la enfermedad cada uno tiene su
función, pero con el mismo objetivo. Tienen que trabajar en
común y con el enfermo, para favorecer el proceso terapéutico.
Para eso la base es la relación con el enfermo. Esa relación será
similar en las tres profesiones sanitarias y requerirá del pro f e s i o n a l
de la salud unas habilidades y actitudes relacionales similares en
las tres profesiones.
3.2. Rol: ¿cómo hacer?
Esta pregunta también define el rol.
¿Cómo tiene que hacer el médico su trabajo?
¿Cómo tiene que hacer la enfermera su trabajo?
¿Cómo tiene que hacer el psicólogo su trabajo?
Puesto que cada uno tiene un cometido, tendrá que desarrollar unas habi-
lidades. Entre las habilidades están en un extremo las cognitivas y moto-
ras y en el otro las afectivas y relacionales.
108© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
En esta asignatura nos vamos a referir a las habilidades re l a c i o n a l e s .
Siendo básica la relación, los profesionales de la salud tendrán que desa-
rrollar unas habilidades y actitudes relacionales.
A la pregunta ¿cómo hacer?, la respuesta es “como se puede”. Las técnicas
han evolucionado gracias al desarrollo tecnológico.
Sin embargo, no ha cambiado solo la técnica. También ha cambiado la
relación. La relación profesional de la salud/enfermo no ha sido la misma
en las distintas profesiones y a lo largo del tiempo. Para empezar vamos a
conocer el desarrollo de los roles de las profesiones sanitarias a lo largo del
tiempo.
3.3. Relación médico-enfermo
El médico ha sido siempre el sanador. Incluso en las culturas más primiti-
vas, siempre ha habido una figura similar. Siempre ha sido un personaje
de mucho poder. Era el que sabía sobre la salud y la enfermedad. Los
enfermos se ponían en sus manos con el deseo de curarse.
Durante mucho tiempo, la relación médico-enfermo, ha sido similar a la
relación padre-hijo. El médico es el que sabe y él dice lo que hay que
hacer. Al enfermo le toca obedecer.
Los cambios culturales han traído una horizontalización de las re l a c i o n e s ,
incluidas la relación médico-paciente. El enfermo acude donde un téc-
nico. Como técnico le dirá lo que le sucede y que opciones tiene, deci-
diendo uno mismo lo que se va a hacer.
Como dice Barcia, se ha pasado de la “ética de la beneficencia” a la “ética
de la autonomía”. Ahora el médico necesita del “consentimiento infor-
mado” para aplicar una serie de técnicas. El enfermo le dará el consenti-
miento para proceder, después de ser informado.
No obstante, este cambio no acaba de instaurarse:
– Algunos enfermos, sobre todo ancianos, acuden al médico como
antes. No es raro oír: “usted dirá” “lo que usted diga”...
– A menudo el consentimiento informado no suele ser muy infor-
mado. Antes de la operación se le pide al enfermo que firme algo
Laín Entralgo, P. La relación
médico-enfermo. Alianza
Universidad, Madrid 1983.
Barcia, D.; Nieto, J. La relación
médico-paciente. Seva Díaz A.
Psicología médica. INO
reproducciones. Zaragoza 1994;
39: 665-680.
109© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
ilegible, sin dar suficientes explicaciones previamente. Por lo
visto, hay resistencias en la clase médica para cambiar a este
nuevo modelo.
Puede serdebido a diferentes razones:
– La presión que sufren los médicos.
– Escasa formación en psicología y relaciones.
Por lo tanto hoy día vemos dos tipos de relaciones entre médico y
enfermo:
– Modelo clásico: médico paternalista y enfermo dependiente.
– Modelo nuevo: médico igualitario y enfermo (cliente) autónomo.
En el nuevo modelo en lugar de llamarle enfermo o paciente, se llama
cliente.
Los dos modelos tienen sus ventajas y desventajas.
En urgencias y situaciones por el estilo, no es posible a menudo saber lo
que quiere el enfermo y prevalece el criterio del médico basado en el prin-
cipio de beneficencia. El médico tomará las decisiones sin consultar con
el enfermo.
Con el modelo actual, algunos enfermos no están contentos. Pre f i e re n
que el médico ejerza el papel de antes. Le piden que “se moje más”. “¿Qué
haría usted? Algunos enfermos no están contentos porque consideran que
el médico deja toda la responsabilidad sobre el enfermo.
Según Alonso-Fernández, el modelo clásico ha permitido que se dieran
situaciones en que el médico abusando de su poder, ha perjudicado al
enfermo. A menudo ha dado consejos que estaban fuera de su competen-
Modelo Clásico Nuevo
Relación Vertical Horizontal
Médico Poder Técnico
Como el padre
Enfermo Paciente Cliente
Pasivo Activo
Alonso-Fernández, F. La palabra
del médico como fuente
yatrogena. Alonso-Fernández F.
Psicología médica y social.
Salvat. Barcelona 1989; cap 26:
254-268.
110© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
cia. Consejos que han perjudicado al enfermo. Consejos como de cambio
de domicilio, de casamiento, de tener hijos...
En el modelo nuevo, el médico está demasiado lejos del enfermo. A pesar
de tomar conciencia de que hay que tener en cuenta también aspectos
psicológicos y sociales del enfermo, en la práctica se sigue descuidando
esos aspectos. Se mantiene la mala costumbre de ver enfermedades en
lugar de enfermos.
A pesar de que la relación se ha horizontalizado, sigue habiendo una asi-
metría en esta relación, como en el resto de las relaciones entre el
enfermo y los profesionales sanitarios.
3.4. RelaciOn enfermera-enfermo
La enfermería es una profesión que se ha desarrollado al lado de la medi-
cina, y supeditada a esta. Su función a estado bajo la del médico y a sus
ó rdenes. Hoy en día se ha desarrollado como una profesión propia, con su
función, y trabajando en colaboración con los otros profesionales de la
salud.
Se ha definido como profesión del cuidado, con sus diagnósticos propios
y sus planes de cuidados. No obstante sigue la inercia de años pasados, y
está costando el cambio.
La medicina y la enfermería son buenos ejemplos de la distribución social
de las profesiones por el sexo. Los hombres han realizado tareas más ins-
t rumentales, mientras que las mujeres han desarrollado profesiones más
relacionadas con el cuidado y las relaciones. Un exponente claro es que la
medicina ha sido una profesión preferentemente masculina y la enferme-
ría una profesión eminentemente femenina. En el caso de la medicina las
cosas han cambiado: ya salen más médicos mujeres que hombres en nues-
tras universidades. Sin embargo en el caso de la enfermería las cosas han
cambiado poco. La mayoría de los estudiantes de enfermería siguen
siendo mujeres. Por lo visto, parece que últimamente las mujeres van
acercándose más a roles instrumentales, pero los hombres no a roles más
relacionales.
111© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
La enfermería, al igual que la medicina, es una profesión antigua. No obs-
tante no se instituyó como profesión hasta este siglo. El rol de enfermera
es también antiguo, y ha pasado por diferentes etapas:
– La enfermera como madre.
– La enfermera como ayudante técnico del médico.
– La enfermera como profesional del cuidado.
La mujer se ha dedicado al cuidado desde siempre. Ella ha sido la respon-
sable del cuidado de niños, ancianos y enfermos, y aún sigue siendolo.
Como enfermera, sin especial preparación, se han dedicado al cuidado de
los enfermos. Cuidaba como una madre cuida al niño. Esa figura se
observa bien en las películas de guerra.
Como consecuencia de la tecnificación, la enfermera se entrenó en técni-
cas y pasó a ser la ayudante técnico del médico. Es el modelo más exten-
dido en la actualidad. Así como ha sucedido con la medicina, se ha
deshumanizado el trato y en lugar de enfermos se tiene al cuidado enfer-
medades.
Por encima de todo eso, enfermería está intentando hacerse su lugar. Para
eso ha definido su rol y se ha erigido en la profesión del cuidado.
Como sucede cada vez que se produce un cambio, se han planteado dis-
tintos modelos de enfermería, que plantean qué y cómo tiene que ser la
profesión de enfermería.
En palabras de Novel, la enfermería es un proceso interactivo entre la
e n f e rmera y el enfermo y la familia del enfermo, en que el objetivo es el
cuidado del enfermo y la herramienta para realizarlo es la relación. El cui-
dado del enfermo contempla funciones como el consejo y la ayuda.
Hay diferentes modelos. Aquí vamos a plantear el de Peplau porque dio
mucha importancia a la relación enferm e r a - e n f e rmo. Definió el rol de
e n f e rmería, dando unas pautas de cómo tiene que ser la relación con el
enfermo:
1. Trataremos al enfermo como a un desconocido. Cuidado con los
e s t e reotipos y prejuicios. Aunque reconozcamos que es un desco-
nocido, la actitud será de respeto, interés y cortesía. Le aceptare-
mos tal y como es. No olvidaremos que es emocionalmente
capaz (puede estar enfermo, pero no es tonto).
Novel, G. La relación enfermera-
paciente. Novel, G.; Lluch, M.;
Miguel, M.D.; Enfermería
psicosocial II. Salvat, Barcelona
1991; 21: 217-226.
HILDEGARD E. PEPLAU
1-9-1909 Reading
(Pennsylvania, USA)
17-3-1999 Sherman Oaks
(California)
http://www.uwo.ca/nursing/
homepg/peplau.html
PEPLAU, E. H. Relaciones
interpersonales en enfermería: un
marco de referencia conceptual
para la enfermería psicodinámica.
Ediciones científicas y técnicas.
Barcelona 1990.
112© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
2. Una de nuestras funciones será la de informar. Responderemos a
sus preguntas y le explicaremos como hay que hacer las cosas.
3. Otra función será la de educar al enfermo. Daremos información
para educar y además apro v e c h a remos todas las ocasiones para
enseñarle en base a la experiencia.
4. Otra función será la de aconsejar al enfermo. Le ayudaremos a
re c o rdar lo que vive y a integrarlo, a tomar conciencia de las con-
diciones de salud y a identificar factores que amenacen su salud.
5. D i r i g i remos el plan de cuidados. Pro m o v e remos la part i c i p a c i ó n
activa del enfermo, le inform a remos y le ayudaremos a tomar
decisiones.
6. Si el enfermo nos coloca en el lugar de “otro” (transferencia), le
a y u d a remos a aclararlo. No nos pondremos en el papel que nos
ha colocado.
Podréis observar que el resto de las profesiones sanitarias tienen puntos
en común con la forma de proceder aquí propuesta.
3.5. Relación psicólogo-enfermo
La psicología se ha desarrollado al mismo tiempo, dentro y fuera de la
medicina.
De los enfermos mentales se ocupaba la medicina. Freud hizo una apro x i-
mación desde la medicina a la psicología. Cuando el psicoanálisis llegó al
mundo de la psicología, acarreó consigo toda la cultura médica.
Fuera de la medicina, la psicología se desarrolló en los laboratorios. La psi-
cología científica desembocó en el conductismo.
Esos dos fueron las dos principales corrientes de la psicología durante
muchos años:
– El psicoanálisis.
– El conductismo.
Después, en la segunda guerra mundial, surgió el humanismo, la terc e r a
escuela fuerte de la psicología.
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Esos tres concepcionesde la psicología, tienen por objeto lo mismo.
Tienen la misma función, lo que varía es la forma de pro c e d e r. Sin
e m b a rgo, más que en cualquiera de las otras profesiones de la salud, la
relación es el principal instrumento de trabajo. Puesto que la forma de
proceder varía, la relación que se establece también es diferente.
Castanedo defiende que las distintas escuelas psicológicas surg i e ron en
distintos momentos de la historia de la humanidad, para dar respuesta al
principal sufrimiento de la época.
El psicoanálisis surge en una época de gran re p resión sexual para dar
salida a las neurosis de origen sexual.
En la postgerra hay mucha ansiedad, y surge el conductismo para dar res-
puesta a los temores.
Tras la segunda guerra mundial hay una deshumanización import a n t e .
Entonces surge el humanismo.
No ha sucedido como en las otras profesiones sanitarias, que nuevas con-
cepciones tienden a sustituir a las viejas. En psicología en estos momen-
tos las tres escuelas, y muchas más, siguen estando vigentes.
Cada escuela defiende una forma de trabajo y se establece una forma de
relación entre profesional y enfermo.
En el psicoanálisis se establece la relación médico-enfermo tradicional.
En el conductismo el terapeuta adquiere un rol de profesor.
En el humanismo, el papel del terapeuta es el de un ayudante.
En el psicoanálisis, el psicoanalista se mantiene neutro. Gracias a ello el
paciente se muestra como es habitualmente. El psicoanálisis analiza eso.
En su conducta, en sus pensamientos.... se pueden ver sus defensas y re s i s-
tencias. El psicoanalista analiza eso y traduce el inconsciente en cons-
ciente. A medida que el enfermo hace consciente lo inconsciente, se va
curando. Es la típica relación padre-hijo. El psicoanalista es el que sabe lo
que le pasa al enfermo y se lo dice. El enfermo no tiene que hacer nada,
todo está en manos del psicoanalista.
Castanedo, C. Terapia gestalt.
Enfoque centrado en el aquí y
ahora. Hender. Barcelona 1997.
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En el caso del conductismo, enseña al paciente que todas las conductas
son aprendidas. Le dice lo que debe de hacer para cambiar la conducta. Le
da deberes, y de vez en cuando hay que examinarse (evaluación). Le dice
lo que tiene que hacer y el enfermo obedece. Responde al modelo de pro-
fesor.
En el modelo humanista el terapeuta ayuda al enfermo. Está pre s e n t e
como un técnico y ayuda al enfermo a buscar su camino. La responsabili-
dad siempre es del enfermo. El papel del terapeuta es el de ayudante.
Tanto la medicina como la enfermería han cogido el modelo humanista
para definir el rol del profesional.
En psicología sin embargo no ha sucedido eso, y parece que no va a suce-
d e r. Desde algunas ópticas, la enfermedad mental se entiende como una
detención del proceso evolutivo. Habrá que andar el camino que se dejó
sin hacer. Para eso parece muy importante establecer el tipo de re l a c i ó n
del momento evolutivo en que se detuvo el desarrollo (Rowan, 1996). Si
la detención del desarrollo fue muy temprana, interesará abrir una re l a-
ción del tipo madre-hijo. Si es posterior, padre-hijo. Si es posterior, profe-
s o r-alumno. Y por fín, si es posterior, enfermo-ayudante. Si re c u e rdas el
proceso evolutivo de Erikson, las personas iban tomando importancia en
el mundo del niño en ese orden.
3.6. El rol del enfermo y el rol del profesional de la salud
La relación entre el enfermo y el profesional de la salud tiene dos carac-
terísticas:
– Es una relación interpersonal.
– Es una relación institucionalizada.
Puesto que es una relación interpersonal, puede suceder cualquier cosa
que suceda en la relación entre dos personas.
Puesto que está institucionalizada, hay unas normas, que aunque no sean
explícitas, mandan. Salir de esas normas por desviaciones de la re l a c i ó n
personal puede poner en apuros al profesional y en todo caso deterioran
la relación profesional.
Rowan, J. Wilber y las terapias.
Rowan, J. Lo transpersonal. 
Los libros de la liebre de marzo,
Barcelona1996; 6: 171-188.
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Por ser institucionalizada, los dos miembros de la relación tienen bastante
claro su rol.
¿Qué se espera del enfermo?
– No ha buscado la enfermedad deliberadamente.
– Quiere curarse.
– Aceptará los límites de la enfermedad.
– Pedirá ayuda competente.
– Participará activamente en el proceso de curación.
Si cumple las condiciones y se le asigna el rol de enfermo, tendrá además
unos beneficios:
– Tendrá legitimada la situación de enfermedad.
– Tendrá una exención de las obligaciones habituales.
No es raro observar enfermos que no se adecuan bien a ese rol. Algunos
buscan las ventajas sin cumplir con las condiciones:
Un enfermo desea la baja. En su papel de enfermo no hace nada para curarse y no
coopera.
¿Qué se espera del profesional de la salud?
– Que sea competente.
– Que trate a todos por igual.
– Que sea altruista.
– Que sea afectivamente neutro.
Como profesional de la salud tiene una serie de privilegios sobre el
enfermo que no los tienen el resto de las personas:
– Tiene derecho a entrar en la intimidad del enfermo.
– Tiene derecho a legitimar el rol del enfermo.
Lo comentado sirve igual para cualquier profesional de la salud.
Está en manos del profesional el legitimar o no la situación de enferm e-
dad. A menudo, debido a los límites del nuestro conocimiento, no sabe-
mos lo que tiene el enfermo. Eso no le permite acceder al rol de enfermo
por carecer de legitimación. Eso da mucho poder a los profesionales de la
salud.
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Sólo en las profesiones sanitarias entra una persona en la intimidad de
otra persona sin ser conocida. Sin tener una relación íntima se entra en la
intimidad física y psicológica del enfermo. Por supuesto que solo está legi-
timado cuando es necesario.
Como al resto de los profesionales se le pide al profesional de la salud que
sea competente. No obstante, lo que está en juego es tan importante (la
vida, la salud) que somos más exigentes que con otras profesiones.
En lo que se refiere a la relación cabe destacar:
– Altruismo.
– Neutralidad.
– Universalismo.
El altruismo se refiere a ayudar desinteresadamente.
A pesar de que se invade la intimidad, se espera una neutralidad afectiva.
No conviene que el profesional de la salud sea de hierro, pero sí que se
mantenga a una distancia afectiva. Cada profesional tendrá una distancia
de seguridad, la suya, a la que se sienta cómodo.
Este es un tema muy importante. Sólo se puede ayudar desde fuera al que
se está “ahogando”.
Los socorristas acuáticos saben que es arriesgado acercarse demasiado al que se está aho-
gando. En los cursos enseñan que el que se está ahogando se agarra fuertemente al que
va a ayudarle. Que se apoya en él para mantenerse a flote, hundiéndolo. ¡Cuanto buen
nadador se ha ahogado intentando salvar a otros! El que se estaba ahogando se agarr a
muy fuerte y acaban ahogándose los dos. Por eso los socorristas enseñan una técnica:
Si nos ha agarrado, respirar y dejarse hundir. Cuando no le sirve apoyarse en nosotro s
para mantenerse a flote nos suelta. Con impulsarse un poco hacia el fondo, y bucear,
nos alejamos de él.
Si queremos ayudarle a alguien a salir de un laberinto, lo mejor es ayudarle desde arriba.
Si estamos dentro será muy difícil ayudarle.
Tal vez por eso los cirujanos no operan a familiares. Los psicólogos no
pueden hacer psicoterapias a personas cercanas.
Si nos implicamos emocionalmente con el paciente, corremos el riesgo de
p e rder objetividad. Eso será más grave cuanto mayor importancia tenga la
relación en el proceso terapéutico. Será más grave en el caso de un psicó-
logo que en el de un traumatólogo. Sin duda, son la psiquiatría y la psico-logía las profesiones de la salud que más se basan en la relación.
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El universalismo se re f i e re a tratar a todos por igual. Eso es lo que se
espera de los profesionales de la salud. En la realidad es prácticamente
imposible llevarlo a cabo, pero por eso no debemos de dejar de intentarlo.
Esas tres características definen hasta cierto punto como ha de ser la rela-
ción profesional de la salud/enfermo. Para eso vendrán bien una serie de
habilidades relacionales.
En esta asignatura planteamos que las habilidades relacionales a desarro-
llar en las profesiones de la salud son:
– Autenticidad.
– Saber escuchar.
– Empatizar.
– Aceptación incondicional.
– Comunicación eficaz.
– Asertividad.
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4. Profesiones sanitarias y habilidades relacionales
Cada profesión requiere de unas habilidades y actitudes específicas.
Si alguien quiere ser ciclista profesional, tendrá unas características físicas.
D e n t ro de sus posibilidades puede tener esas capacidades más o menos
d e s a rrolladas. Con un buen entrenamiento conseguirá optimizar esas
habilidades. Además de unas habilidades, esa profesión re q u i e re de espí-
ritu de sacrificio.
Si alguien quiere dedicarse a la investigación, tendrá inteligencia y desa-
rrollada al máximo. Además necesitara actitudes como dedicación y
curiosidad.
Cuando se dice que alguien vale o no vale para una profesión lo que se
q u i e re decir es si tiene o no unas habilidades o actitudes o la posibilidad
de desarrollarlas.
Las profesiones de la salud, como todas, re q u i e ren unas habilidades y 
actitudes.
Las distintas profesiones sanitarias re q u i e ren distintas habilidades. Por
ejemplo un cirujano necesita tener destreza manual, pero un psicólogo
no. No obstante, todas las profesiones sanitarias tienen en común que se
establece una relación muy importante y que por lo tanto el pro f e s i o n a l
requiere de unas habilidades y actitudes relacionales.
Rogers se dedicó a investigar durante años las características del psicotera-
peuta que le hacían exitoso en su profesión. Al final redujo a tres las
características que hacían exitoso a un psicoterapeuta:
– Aceptación incondicional.
– Capacidad de empatizar.
– Autenticidad.
CARL ROGERS
8-1-1902 OAK PARK (ILLINOIS)
1987 La jolla (California)
Rogers, C. Terapia, personalidad
y relaciones interpersonales.
Nueva visión, 
Buenos Aires, 1978.
119© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
O b s e rvó esas características en psicoterapeutas de todas las corr i e n t e s .
Concluyó que esas tres características predecían el éxito mejor que la
escuela a la que pertenecían los terapeutas.
En la lista de habilidades relacionales diseñada por nosotros hemos
sumado a las tres características de Rogers, otras tres:
– Capacidad de escucha.
– Comunicación eficaz.
– Asertividad.
4.1. Aceptación incondicional
Para establecer una relación de calidad con el enfermo es fundamental
que este confíe en el profesional de la salud. Eso es difícil si no se siente
aceptado.
A veces no es fácil aceptar a otras personas. ¿Como aceptar a alguien que
me produce asco? ¿Cómo aceptar a alguien que piensa muy diferente a
mí?
Tolerar es no re c h a z a r. Aceptar es algo más. Yo puedo tolerar a alguien y
no aceptarlo.
Aceptar incondicionalmente al otro es aceptarle tal y como es. Si el otro es
como me gusta a mí, es fácil aceptarlo.
Sucede lo mismo con nosotros mismos. Aceptarnos incondicionalmente
es aceptarnos tal y como somos, sin cambiarnos. Si para aceptarnos tene-
mos que cambiar, no nos aceptamos.
Aceptar incondicionalmente a los demás o aceptarme incondicional-
mente a mí mismo es algo muy relacionado. En ambos casos el juez es el
mismo: yo mismo.
No es raro observar conductas estereotipadas en los profesionales de las
salud. Sonrisas y frases hechas...quieren mostrar aceptación. Sin embargo
cuando la aceptación no es sincera, se nota. Hay mensajes no verbales
que acaban delatándonos.
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Por eso es importante que cuando no aceptemos a alguien nos pregunte-
mos el por qué. En la medida que conozcamos el por qué, será más fácil
aceptarlo.
S i e m p re habrá alguien al que no aceptemos: borracho, violador, dro g a-
dicto, enfermo de sida, gitano, psicópata...El asunto es ser consciente de
ello.
Por un lado, detrás de no aceptar a alguien puede haber estere o t i p o s
sociales. No conocemos a alguien, pero es miembro de un grupo social. Lo
despersonalizo y le aplico las características estereotipadas del grupo. De
ese modo acabo rechazándolo. Como profesionales de la salud no pode-
mos hacer eso. El otro es una persona y entablaré con él una relación per-
sonal, no una relación social.
Si nos damos cuenta que el enfermo que tenemos delante se nos hace
difícil de aceptar por características personales, no es debido a los estereo-
tipos sociales. Tendremos que mirar dentro de nosotros mismos qué es lo
que nos desagrada y por qué.
Ha llegado el momento de ir analizando esos aspectos.
Teniendo en cuenta tu ideología, aficiones deportivas, profesión... ¿qué
grupos se te hacen intolerables?
¿Qué características personales se te hacen difíciles de tolerar? ¿Qué carac-
terísticas físicas? ¿Qué características psíquicas? A continuación fíjate si tú
tienes alguna de esas características.
Es habitual no ver en nosotros mismos características personales que
detestamos. Si vemos esas características en otras personas se nos hace
i n s o p o rtable. La sabiduría popular conoce hace tiempo ese fenómeno:
“Ver la paja en el ojo ajeno, y no ver la viga en el propio”
“Zozoak beleari ipurbeltz”.
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4.2. Escuchar
Escuchar es muy importante en las profesiones sanitarias por:
– Recoger información.
– Permitir desahogarse al enfermo.
Escuchar no es lo mismo que hacer que escuchamos. Eso se nota a la
legua. Por medio del canal no verbal podemos estar comunicando que
estamos en otro lugar, que nos estamos aburriendo...
Para escuchar hace falta tiempo. Cuando no hay tiempo no se puede
escuchar y el enfermo se da cuenta.
Puede ser que el enfermo nos resulte especialmente aburrido. Así es difícil
escuchar.
Es posible no escuchar porque tenemos la cabeza llena de otros asuntos.
¿Cómo anda tu capacidad de escucha? ¿Te aburres fácil? Cuando hablan
los demás, ¿tú escuchas? ¿Se te hace difícil escuchar? ¿Por qué?.
4.3. EmpatÍa
La empatía consiste en la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Nos
sirve para hacernos cargo de lo que está sintiendo el otro.
Cogiendo como base la raíz “patía” obtenemos diferentes palabras si aña-
dimos diferentes prefijos:
– Simpatía: sentir como.
– Antipatía: sentir lo contrario.
– Empatía: sentir con.
El que simpatiza siente lo mismo. No conviene que el profesional de la
salud sienta como el enfermo.
A algo parecido se le ha llamado el síndrome de Estocolmo. Una chica alemana fue
secuestrada por una banda terrorista. Cuando le liberaron, la muchacha lejos de criticar
a los secuestradores los alabó. Mostró que pensaba como ellos, que simpatizaba con
ellos.
Strayer, J.; Elisenberg, N. La
empatía y su desarrollo. Desclée
de Brouwer. Bilbo 1992.
122© Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea 2. Teoría del rol. Rol profesional
Empatizar no es sentir lo mismo, sino “ponerse en el pellejo del otro” y
hacerse cargo de lo que siente el otro.
A menudo, saber lo que le pasa al otro no es suficiente para entenderlo.
S o b re todo si nos acercamos desde lo cognitivo. Si me dice por qué sufre
tal vez no le entienda. Si me dice que sufre, sí le entiendo, me doy cuenta
de

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