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Niebes Blanco

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APRENDER DE SÍ PARA APRENDER EL OFICIO EDUCATIVO
Nieves Blanco, Dolo Molina y Clara Arbiol (2016)
 Prepararse para el oficio educativo es una tarea que nunca puede darse por concluida, y que requiere algo más que saber qué hacer y cómo hacerlo. Por eso no basta con aprender conocimientos, sino que se trata, sobre todo, de aprender sobre sí; aprender a conocer-se para desarrollar saberes propios (Blanco y Sierra, 2013), para saber –para ir sabiendo- qué nos orienta, cuál es el sentido de lo que hacemos y de lo que somos como educadoras, como educadores. 
Porque, como señala José Contreras, “el oficio docente se hace con uno mismo, con lo que uno es y lleva incorporado. Al enseñar, uno se expone, se enseña; no sólo enseña un saber, sino la propia relación con el saber; no sólo está allí, entre estudiantes, sino que es ante todo presencia”. 
Prepararse para el oficio educativo es establecer una relación de apertura, de análisis, de dialogo con una misma, con uno mismo, y también con otros, sobre el sentido de la profesión, sobre las cuestiones fundamentales del oficio, que no están dadas, sino que cada quien ha de formularse, ha de plantearse una y otra vez a lo largo de su profesión (que, en realidad, no concluye nunca).
El oficio educativo solo puede realizarse en presencia, en presencia viva. Podemos decir que el cometido fundamental de la formación no es desarrollar competencias, sino aprender a actuar en primera persona, como quien se es, tomando conciencia de nuestro propio ser pedagógico (Van Manen, 1998). Descubrir, ir descubriendo, el sentido de nuestras acciones, para así asumir la responsabilidad sobre ellas, ya que, como nos recuerda Daniele Novara, “educamos como somos, antes e incluso más que con las especificas competencias teórico - pedagógicas y con las más avanzadas programaciones”.
Aprender de si es necesario para aprender de y sobre nuestro oficio como educadoras/es. Aprender de sí no para ensimismarse, sino para proyectarse, para relanzar nuestras ideas, nuestros deseos hacia adelante. En un movimiento como el que señala María Zambrano en la vocación de “recogerse para luego volcarse”, un movimiento de interioridad para luego exteriorizarse, darse. 
Aprender de sí, cuando lo planteamos en la formación de estudiantes, requiere involucrarse en una conversación con uno mismo, con una misma, pero en el marco de una relación pedagógica y con un propósito educativo. La relación orienta y apoya la reflexión, la indagación; y al mismo tiempo, la comunicación de este dialogo consigo mismo puede convertirse en un hilo fructífero para nutrir las relaciones entre compañeros, para tejer lazos y vínculos con potencialidad educativa. Y es una conversación con un propósito, con una orientación que está vinculada al aprendizaje de elementos claves de nuestra profesión, aquellos que, para cada una, para cada uno, son centrales y que al mismo tiempo iluminan aspectos importantes del oficio. De manera que se trata de una indagación que nos ayuda a conocernos, pero cuya virtualidad no queda reducida a un ejercicio de introspección que se recrea en sí mismo, y que tiene la mirada puesta en el pasado.
No se trata de mirar un álbum de fotos para sorprendernos de lo que vemos. Se trata de apoyarnos en esa mirada para hacer palanca y pensar en lo que ha quedado en nosotras, en nosotros, de aquellas experiencias, de aquellas vivencias y de qué modo nos ayudan a entender qué nos mueve en nuestro ser educadoras o educadores.
La fortaleza de la relación pedagógica y la confianza que las alumnas y los alumnos tengan en quien les propone aprender de sí, es importante para adentrarse en esta tarea. En nuestras prácticas descubrimos que se requiere un clima de confianza y el sostén de quien puede escuchar, sin juzgar, pero con la capacidad de plantear las preguntas adecuadas para profundizar, para mirar con atención y perspicacia. Es preciso cuidar el ambiente, las palabras, los silencios, con la sensibilidad y la apertura necesaria para acoger lo que se genera, que es un “material” tan delicado como rico, y que requiere ser tratado con exquisito cuidado para proteger lo vivo que habita en él y que contiene el germen que puede hacer fructificar la búsqueda de sentido, el deseo de profundizar superando los temores. Una relación pedagógica que se acrecienta y se fortalece desde la mediación que supone el ser un ejemplo vivo de aquello que se les pide a las alumnas, a los alumnos. Porque no se puede enseñar aquello que no se ha vivido, y es una orientación no hablar de aquello que no se ha experimentado mucho. La indagación de sí, como profesoras, puede constituir un modo de favorecer ese movimiento en las alumnas y los alumnos, creando contexto en los que poner en juego cualidades relacionales capaces de sostener este proceso en el alumnado.
Por ello tenemos la preocupación y el compromiso por vincular el trabajo de reflexión sobre si con las propuestas que hacemos a las y los estudiantes, y en las que tengan oportunidad de pensarse, escucharse, conocerse. Propuestas en las que buscamos acompañarles, sabiendo que no siempre encuentran sentido a lo que les planteamos y que, en ocasiones, no desean o no pueden involucrarse en ellas. Y que debemos orientar desde un trabajo propio, que les pueda mostrar nuestro proceso de búsqueda cuidando que eso no suponga diseñar un camino por el que deben transitar las alumnas y los alumnos. Mostrar cómo las preguntas y las tensiones sobre el conocimiento, sobre el saber que buscamos despertar nos lleva a aprender sobre nosotras, a descubrir las trampas en las que caemos, las redes en las que a veces nos encerramos, los hilos que nos enredan, pero también aquellos de los que tiramos para desenredar la madeja en la que se anudan nuestros deseos, nuestros propósitos, nuestras responsabilidades. Porque aprender de sí es mantener abiertas las preguntas por nuestro lugar en la mediación cultural, que se materializa en una preocupación por abrir caminos y hacerlos transitables para los estudiantes, por despertar su deseo de búsqueda y alimentarlo para que se acreciente y ayude a que cada una, cada uno, encuentre su propio lugar.

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