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Aprendizaje y Nuevas Tecnologías 
 
Seis pasos para resolver un problema 
¿Qué es un problema? 
Ya vimos que los problemas están presentes en todos los ámbitos de nuestras vidas: el 
familiar, escolar, laboral, etc. Para saber cómo resolverlos, es importante definir de 
manera clara qué es un problema. 
Un ​problema​ es una situación en la que se intenta alcanzar un objetivo y se 
hace necesario encontrar un medio para conseguirlo. 
 
A partir de esta definición, podemos decir que en toda situación problemática existe: 
● Un ​estado inicial​ determinado por la situación en la que nos encontramos en 
el momento de enfrentar el problema: conocimientos sobre el problema, 
actitudes, motivaciones, habilidades, etc. 
● Un ​estado final​, caracterizado por el objetivo o la meta que se precisa 
alcanzar. 
● Un ​espacio del problema​, formado por todas las posibles operaciones que 
podemos realizar para alcanzar el estado final (solución). 
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 ​Entonces, para resolver un problema es importante que el problema esté ​bien 
definido​, es decir: que esté correctamente identificado el estado inicial con todas sus 
facetas y características, y que se tenga claro cuál es el estado final deseado. 
 ​Los seis pasos para resolver un problema 
Veamos cuáles son los pasos que debemos dar para poder solucionar un problema. 
1. Identifica el problema 
Como ya lo señalamos, para poder resolver un problema, primero debemos 
identificarlo. Esta identificación del problema implica definir la situación inicial, es 
decir, las dificultades a las que te estás enfrentando. También requiere de la 
determinación de un estado final: ¿qué es lo que quiero mejorar, cambiar, lograr? 
Es muy importante esta primera etapa, ya que muchas veces un problema 
crece, por pasar desapercibido, hasta que nos sorprende. 
 
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2. Analiza el problema 
En esta etapa, es necesario recabar información para poder describir el problema de 
la manera más correcta y veraz. Busca, en primer lugar, la o las causas del problema e 
identifica las fuerzas que están contribuyendo a que éste empeore. Puedes clasificar 
las posibles causas. 
Para realizar este análisis, puedes usar técnicas como análisis de datos, intercambio 
de ideas y registro de palabras clave. 
 
3. Plantea soluciones posibles 
A continuación, enumera y examina todas las diferentes formas que se te ocurren para 
dar solución al problema. Analiza también el impacto, tanto positivo como negativo, 
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de cada solución. Haz una lista de alternativas concebibles, buscando estrategias que 
atienda, principalmente, la causa original. 
 
4. Toma una decisión 
Considera eliminar las peores alternativas y comparar las restantes entre sí. El 
objetivo es encontrar una solución correcta utilizando un proceso práctico. Tal vez 
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exista una decisión adecuada que, sin embargo, no funcionará a menos que tengas que 
hacer adaptaciones. Selecciona la mejor, o las mejores soluciones alternativas, del 
grupo de respuestas posibles que has encontrado. La alternativa ideal puede no ser la 
mejor en ese momento. La elección más indicada se determina con base no solo en su 
eficiencia, porque es la solución más rápida, sino que deben tomarse en consideración, 
además, factores como el presupuesto y tiempo disponibles y la situación económica, 
entre otros. 
 
5. Pon en marcha un plan de acción 
Define una meta, delinea los objetivos y tareas específicas, el programa y presupuesto, 
las responsabilidades, etcétera. La mejor solución concebible no resolverá ningún 
problema si no se pone en acción. En el plan se detalla cómo y quién hará qué 
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actividad y cuándo. Organiza las tareas a través de las cuales se implementará la 
decisión. 
6. Implementa y evalúa la solución 
Este último paso implica poner la solución escogida en ejecución y supervisar su 
progreso, así como el seguimiento correcto del plan del proyecto. 
Evalúa cómo has alcanzado el objetivo, al determinar los efectos o ramificaciones de la 
solución y las implicaciones positivas y negativas del proceso y fases del proyecto 
respecto a la idea y objetivos iniciales. 
 
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