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DESARROLLO HUMANO-CONTENIDOS

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Desarrollo Humano 
Unidades 1, 2 y 3 
Programa desarrollado 
 
 
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Primer cuatrimestre 
 
 
 
 
 
 
Desarrollo humano 
 
 
 
 
 
 
Programa desarrollado 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Desarrollo Humano 
Unidades 1, 2 y 3 
Programa desarrollado 
 
 
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Contenido 
 
I. INFORMACIÓN GENERAL DE LA ASIGNATURA 
a. Ficha de identificación 
b. Descripción 
c. Propósito 
II. COMPETENCIAS A DESARROLLAR 
III. TEMARIO 
IV. METODOLOGÍA DE TRABAJO 
V. EVALUACIÓN 
VI. MATERIAL DE APOYO 
VII. DESARROLLO DE CONTENIDOS POR UNIDAD 
a. UNIDAD 1 
b. UNIDAD 2 
c. UNIDAD 3 
Desarrollo Humano 
Unidades 1, 2 y 3 
Programa desarrollado 
 
 
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I. Información general de la asignatura 
 
a. Ficha de identificación 
 
Nombre de la Licenciatura o 
Ingeniería: 
Tronco Básico 
Nombre del curso o asignatura Desarrollo Humano 
Clave de asignatura: 
Seriación: Sin seriación 
Cuatrimestre: Uno 
Horas contempladas: 90 
 
 
b. Descripción 
 
El Tronco Común de la oferta educativa de la ESAD está conformado por cuatro asignaturas que te 
serán útiles a lo largo de tu preparación académica, independientemente de tu elección 
vocacional. Poseen un enfoque común y se complementan con el propósito de que domines 
adecuadamente los fundamentos metodológicos de las ciencias y de la investigación; adquieras 
un lenguaje común que favorezca la comunicación con tus compañeros(as) y facilitadores(as); 
vincules de forma apropiada la teoría con la práctica, y enfrentes los problemas que caracterizan 
nuestro tiempo desde un enfoque ético y humanista. 
 
De manera particular, la asignatura Desarrollo humano busca dotarte de aquellas competencias 
que te permitan desempeñar tu profesión en el marco de la alteridad y el respeto, desarrollando 
en ti la conciencia de ser un ser social éticamente responsable. 
 
Todo(a) egresado(a) de la Educación Superior debe regir su conducta y sus actos bajo una serie de 
normas y valores, teniendo siempre presente que su responsabilidad en la consecución del bien 
común es mucho mayor que la del ciudadano(a) común y corriente. Así, la sociedad en general, y 
en específico la institución en la que te formes, esperarán de ti no sólo la aplicación de las 
competencias propias de tu profesión, sino que te conviertas en la vanguardia de la cultura. 
 
Por lo anterior, es muy importante que se te proporcionen todas las herramientas y 
conocimientos que te permitan desempeñar tu profesión en el marco de la responsabilidad social 
y profesional, así como interactuar con profesionales de campos diferentes al tuyo, siempre 
respetando las diferencias existentes, propiciando un ambiente de empatía y consideración al 
trabajo de los demás. 
 
 
Concretamente, Desarrollo Humano posee la siguiente estructura temática: 
Desarrollo Humano 
Unidades 1, 2 y 3 
Programa desarrollado 
 
 
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La unidad 1 busca que identifiques la libertad como una facultad inherente al ser humano y 
reconozcas el peso de tus decisiones individuales, así como el impacto de éstas en el medio que te 
rodea. Además de lo anterior, se pretende que reflexiones en torno a las variables que 
intervienen en la voluntad humana. 
 
En la unidad 2 se pretende que examines la condición social del ser humano para evaluar la 
importancia de actuar responsablemente en el marco de tu profesión, partiendo de los conceptos 
“alteridad” y “dignidad humana”. En suma, se espera que consideres las ventajas de establecer 
una comunicación efectiva basada en la asertividad y la inteligencia emocional. 
 
Con base en lo anterior, en la unidad 3 determinarás la importancia de los valores para establecer 
y justificar responsablemente los criterios que guían tus actos con vistas en tu propia 
autorrealización. Finalmente, conocerás los elementos que intervienen en la elaboración de un 
proyecto de vida. 
 
 
c. Propósito 
 
La asignatura Desarrollo Humano pretende que integres y sistematices tus valores, a través de 
una reflexión crítica y metódica que te permitan actuar y tomar decisiones éticas en el ámbito de 
tu desempeño profesional, con la finalidad de que contribuyas en la construcción de una sociedad 
sustentable donde se privilegie la dignidad humana, teniendo en cuenta la condición dinámica y 
compleja de la realidad, así como tu experiencia individual. 
 
 
II. Competencias a desarrollar 
 
Competencia general: 
 
 Integra valores y criterios, por medio de la reflexión crítica y metódica, para actuar y 
tomar decisiones éticas en el ámbito de su desempeño profesional, con el fin de 
contribuir en la construcción de una sociedad sustentable donde se privilegie la dignidad 
humana, teniendo en cuenta la condición dinámica y compleja de la realidad, así como su 
experiencia individual. 
 
 
 Competencias específicas 
 
 Identifica la libertad, como una facultad inherente al ser humano para estimar la 
relevancia de las decisiones individuales y el impacto de éstas en el mundo que le rodea, a 
través del examen de situaciones en las cuales hay un margen de acción. 
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Unidades 1, 2 y 3 
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 Analiza los elementos que intervienen en la voluntad humana para reconocer la 
justificación que subyace a todo acto moral, por medio del estudio de diversos contextos 
y sus consideraciones particulares. 
 Examina la condición social del ser humano para reconocer la importancia de actuar 
responsablemente, partiendo de los conceptos “alteridad” y “dignidad humana”, 
considerando el alcance de sus decisiones y cómo afectan el núcleo social en el que vive. 
 
 Determina la importancia de los valores para definir responsablemente los criterios que 
guían sus actos, por medio de la reflexión en torno a sus principios vitales y cómo éstos 
influyen en la toma de decisiones. 
 
 
3. Temario 
 
1. La libertad: facultad inherente a todo ser humano 
1.1. Los alcances de la libertad: intención, consejo y elección 
1.2. La voluntad 
1.3. Ética y moral 
1.4. El juicio ético 
1.4.1. Objeto, fin y circunstancias 
 
2. El hombre como ente social 
 
2.1. Las dimensiones del ser humano 
2.2. La dignidad humana y el concepto de alteridad 
2.3. Inteligencia emocional 
2.3.1. Competencia comunicativa y asertividad 
2.3.2. Autonconocimiento 
2.3.3. Autocontrol y autoestima 
2.4. Ética profesional 
2.4.1. Consideraciones éticas en torno a la tecnología y sus aplicaciones 
 
3. Valores y proyecto de vida 
3.1. ¿Qué son los valores? 
3.1.1. Clasificación y jerarquización de los valores 
3.1.2. Valores universales 
3.1.3. Valores sustentables 
3.2. Criterios para la toma de decisiones 
3.2.1. Prioridades y objetivos existenciales 
3.3. Proyecto de vida 
3.3.1. Estrategias de planeación 
3.4. Autorrealización 
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IV. Metodología de trabajo 
 
El modelo educativo de la ESAD está diseñado conforme a las características y necesidades de su 
población objetivo. Por ello, retoma los principios de la educación andragógica y el 
constructivismo social: el estudiante es el centro de los procesos educativos, se busca su 
involucramiento en éstos haciéndolos relevantes a su contexto inmediato (tanto personal como 
profesional) y retomando su experiencia por medio del planteamiento de problemas, casos y 
proyectos concretos (en contraste con la educación convencional, que comúnmente se centra en 
la exposición de contenidos “en abstracto”). 
 
La asignatura Desarrollo Humano posee un enfoque práctico, a través de la resolución de 
problemas basados en situaciones cotidianas, se busca el desarrollo y aplicación de la reflexión 
ética en contextos que requieren consideraciones particulares. Conforme a lo anterior, el 
aprendizaje que se propiciará será de corte significativo, activo y colaborativo, promoverán en el 
estudiante la autorregulación, la autovaloración, la reflexión personal y la articulación de ideas 
propias, favoreciendo la retroalimentación sincrónica y asincrónicacon sus compañeros por 
medio de una estrategia de interacción efectiva y el apoyo de personal académico dispuesto a 
facilitar el aprendizaje y orientar su trabajo. 
 
 
V. Evaluación 
 
En el marco del Programa de la ESAD, la evaluación se conceptualiza como un proceso 
participativo, sistemático y ordenado que inicia desde el momento en que el estudiante ingresa al 
aula virtual. Por lo que se le considera desde un enfoque integral y continuo. 
 
Por lo anterior, para aprobar la asignatura, se espera la participación responsable y activa del 
estudiante así como una comunicación estrecha con su facilitador para que pueda evaluar 
objetivamente su desempeño. Para lo cual es necesaria la recolección de evidencias que permitan 
apreciar el proceso de aprendizaje de contenidos: declarativos, procedimentales y actitudinales. 
 
En este contexto la evaluación es parte del proceso de aprendizaje, en el que la retroalimentación 
permanente es fundamental para promover el aprendizaje significativo y reconocer el esfuerzo. Es 
requisito indispensable la entrega oportuna de cada una de las tareas, actividades y evidencias así 
como la participación en foros y demás actividades programadas en cada una de las unidades, y 
conforme a las indicaciones dadas. La calificación se asignará de acuerdo con la rúbrica 
establecida para cada actividad, por lo que es importante que el estudiante la revise antes 
realizarla. 
 
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A lo largo de la asignatura encontrarás autoevaluaciones, que te servirán de ejercitación y 
práctica, su realización te preparará para resolver el examen final de la asignatura. Dicho examen 
se presenta al concluir el estudio de todas las unidades temáticas que integran la asignatura. 
 
A continuación presentamos el esquema general de evaluación. 
 
ESQUEMA DE EVALUACIÓN 
Foros y base de datos 10% 
Taller y tareas 30% 
E-portafolio. 50% 
Evidencias 40% 
Autorreflexiones 10% 
Examen final 10% 
CALIFICACIÓN FINAL 100% 
 
Cabe señalar que para aprobar la asignatura, se debe de obtener la calificación mínima indicada 
por la ESAD. 
 
 
VI. Materiales de apoyo 
 
Unidad 1: la libertad: facultad inherente a todo ser humano 
Bibliografía básica 
 Aristóteles (2009). Ética a Nicómaco, España: Tecnos. 
 Aquino, Tomás de (2009). Suma teológica, Argentina: Distal. 
 Fromm, Erich (2006). El miedo a la libertad (traducción de Gino Germani). Barcelona: 
Paidós. 
 García Alonso, Luz (2006). Ética o Filosofía Moral, México: Trillas. 
 Hernández, Baqueiro, Alberto. “Elementos Formales para el análisis ético”, Lecturas en 
humanidades #7, ITESM-Campus Ciudad de México, 1997. 
 Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética. Crítica, Barcelona. 
 
Bibliografía secundaria 
 Beuchot, Mauricio (2002). Los principios de la Filosofía Social de Santo Tomás. Líneas 
generales del pensamiento socio-político de Sto. Tomás de Aquino. México: IMDOSOC. 
 García Alonso, Luz (2000). El hombre: su conocimiento y libertad. México: Universidad 
Anáhuac del Sur. 
 Gardeil, H.D. (1974). Iniciación a la filosofía de Santo Tomas de Aquino (cuatro volúmenes; 
traducción de Salvador Abascal Carranza). México: Tradición. 
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 Arendt, Hannah. “ ¿Qué es la libertad?" (Traducción de Mara Kolesas). Artículo publicado 
en la revista Zona Erógena #8. 1991. 
 Jolivet, Régis (1984). Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Club de lectores. 
 Llano Cifuentes, Carlos (1989). “Las caras de la dignidad”. Artículo publicado en la revista 
ISTMO #181, marzo – abril, 1989. 
 Ocampo Ponce, Manuel (2002), La importancia de la fundamentación metafísica para la 
comprensión de las dimensiones de la persona humana. México: Estudios ocasionales, 
Universidad Anáhuac del Sur. 
 Platts, Mark (1999). Sobre usos y abusos de la moral. México: Paidós. 
 Royo Marín, Antonio (2002). Teología moral para seglares I. Moral fundamental y 
especial. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. 
 
Unidad 2: el hombre como ente social y responsable 
 
Bibliografía básica 
 
 Whittaker, J.O. (2005). Psicología. México: Edit. Interamericana. 
 Alonso Tapia, Jesús. (2005). Orientación educativa. Teoría, evaluación e intervención. 
“Capítulo IV: Problemas de aprendizaje (II): Evaluación y mejora de la motivación hacia el 
aprendizaje”. Madrid: Síntesis. 
 Castro, S. Alejandro (2005). Analfabetismo emocional. Buenos Aires: Editorial Bonum. 
 Gardner, H. (2005). Inteligencias Múltiples; la teoría en la práctica. Barcelona: Edit. 
Paidós. 
 Gaxiola, Patricia (2005). La inteligencia emocional en el aula. México: Ed. Aula nueva SM. 
 Goleman, D. (2009). La Inteligencia Emocional. Madrid: Zeta. 
 Kant, Immanuel (2005). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Madrid: 
Alianza. 
Bibliografía secundaria 
 Gerrig, Richard J. y Philip G. Zimbardo (2005), tr. José Francisco Dávila Martínez y Leticia 
Esther Pineda Ayala. Psicología y vida. México: Pearson educación. 
 Lucas, Ramón (2003). Bioética para todos. México: Trillas. p. 25-27. 
 Morales, J.F. (1994). Psicología Social, España: McGraw-Hill. 
 Payá, Montserrat (1992). “El autoconocimiento como condición para construir una 
personalidad moral y autónoma”. En Comunicación, lenguaje y educación, 69-76. 
 Sartre, J.P. (2004). El ser y la nada. Buenos Aires: Losada. 
 Universidad Autónoma del Estado de México (2000). Diccionario de Filosofía 
Latinoamericana. Toluca: UAEM. 
 
 
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Unidad 3: valores y proyecto de vida 
Bibliografía básica 
 Blindé, Júreme (2006). ¿Hacia dónde se dirigen los valores? Coloquios del siglo XXI. 
México: FCE. 
 Casullo, María Martina (2008).Proyecto de vida y decisión vocacional. Buenos Aires: 
editorial Paidós. 
 Ivancevich, John M., Robert Konopaske y Michael T. Matteson (2006) Comportamiento 
organizacional. México: Mc Graw-Hill. 
 Kras, Eva (2009). Desarrollo de una conciencia sustentable. México: Grupo Editores, S.A. 
de C.V. 
 Loza Ramos, Ismael (2005). Ética y valores 2. México: ST editorial. 
 Martínez Clares, Pilar (2009). La Importancia de la toma de decisiones. Barcelona: 
Universidad de Murcia. 
 Robbins, Sthephen P., y Timothy A. Judge (2009). Comportamiento organizacional. 
México: Pearson – Prentice Hall. 
 Pantoja Ospina, Martín Alonso. Estilos Cognitivos. Revista Creando: Universidad nacional 
de Manizales. Año 2, Número 3. 
 Vargas Trepaud, Ricardo (2005), Proyecto de vida y planeamiento estratégico personal. 
Perú: Seguridad & Gestión Edit. 
 
Bibliografía secundaria 
 
 Abad Pascual, Juan J. (1995). La vida moral y la reflexión ética. Madrid: Mc Graw Hill. 
 Angulo Parra (2004). Ética y valores I. México: Ed. Santillana. 
 Castañeda Martínez, Luis (2002), Un plan de vida para jóvenes. México: Ediciones Poder. 
 D’Angelo Hernández, Ovidio (1994). Proyecto de Vida como categoría básica de 
interpretación de la identidad individual y social. Buenos Aires: Biblioteca Virtual CLACSO. 
 Dawn-Marie Driscoll y W. Michael Hoffman. Ethics Matters: How ti Implement Values-
Driven Managemente. Walthman. M.A.: Bentley College Press, 2000. 
 Frankl, Viktor (1991). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder. 
 Maslow, Abraham (2003). El hombre autorrealizado. Hacia una psicología del ser. 
Barcelona: Ediciones Kairós. 
 Herbert A., Simon (1960). The new Science of Management Decision. New York: Harper & 
Row. 
 Rodríguez Estrada, Mauro, Georgina Pellicer y Magdalena Eyssautier (1998). Planeación 
de vida y trabajo. México: Editorial El Manual Moderno. 
 Russek, Silvia. Cómo establecer prioridades. Crecimiento y bienestar emocional. 
http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com/prioridades.html. Consultado el 22 
de febrero de 2010. 
 
http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com/prioridades.html
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VII. Desarrollo de contenidos por unidad 
 
Unidad 1. La libertad: facultad inherente a todo ser 
humano 
Presentación 
 
Imagina que los seres vivos se clasificaran según sus capacidades 
cognitivas. En el nivel inferior, estarían sin duda las plantas, 
desprovistas de todo razonamiento. Enseguida se encontrarían los 
animales, que actúan guiados por sus instintos, como el pájaro que 
levanta inmediatamente el vuelo al ver un gato, reaccionando según 
su instinto natural que no incluye la posibilidad de actuar de otra 
manera ante la advertencia de peligro. 
 
El ser humano se hallaría en la cúspide de la clasificación, puesto que 
posee la facultad de reflexionar y actuar en función de sus gustos o 
necesidades. A esto se le llama libre albedrío o facultad de elección. 
 
 
Propósitos de la unidad 
 
En esta unidad reflexionarás acerca de la libertad e identificarás 
algunos de los elementos que influyen en tu voluntad como sujeto 
racional, con el objeto de que valores el alcance de tus decisiones y su 
impacto en tu contexto inmediato. Para ello, examinarás algunas 
situaciones de la vida cotidiana que seguramente te serán familiares. 
 
¡A empezar! 
 
Competencia específica 
 
Identifica la libertad como una facultad inherente al ser humano, para estimar la relevancia de las 
decisiones individuales y el impacto de éstas en el mundo que le rodea, a través del examen de 
situaciones en las cuales hay un margen de acción. 
 
CASPER, David Friedrich 
(1774- 1840). El caminante 
sobre el mar de nubes. 
Óleo sobre lienzo, 1818. 
Kunsthalle de Hamburgo, 
Alemania. 
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Analiza los elementos que intervienen en la justificación de todo acto, así como sus posibles 
valoraciones, por medio del estudio de distintos contextos y sus consideraciones particulares. 
 
 
 
1. La libertad: facultad inherente a todo ser humano 
 
Muchas veces, durante la niñez, el ser humano acepta en forma pasiva las normas y reglas que 
recibe de los mayores (padres, maestros, ministros de la iglesia, autoridades gubernamentales, 
etc.), ya sea por imposición o por convicción, pero al crecer, poco a poco la razón busca los 
fundamentos de dichas reglas. Quizá durante tu adolescencia pusiste en duda algunos de los 
principios que aprendiste en el seno de tu familia, motivado por tus propias reflexiones y en un 
afán de formar tu propia identidad. Pues bien, al ser adulto, te encuentras en el mejor momento 
para seguir cuestionando lo que sucede a tu alrededor e incluso ir más allá, transformando tu 
realidad para mejorarla o adaptarla a tus necesidades. 
 
Todo ello es posible gracias a la razón, que es aquella característica fundamental que nos hace 
ser humanos, y que nos permite, entre otras cosas: 
 
 reflexionar antes de actuar 
 postergar 
 planificar 
 
En la película 2001: Odisea del espacio hay una escena en la que el protohumano se da cuenta de 
que puede utilizar un hueso como una herramienta para modificar activamente su entorno; esta 
imagen poética representa el momento en el que el humano se separa del resto del reino animal: 
descubre, analiza, repite, concluye, planea, explica y consigue. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Contrario a lo que pueda suponerse, la razón no es una facultad que nos brinde la solución a 
nuestros problemas automáticamente, como si se tratara de una computadora. La razón, ante 
todo, es flexible, y tiene la capacidad de adaptarse a las múltiples situaciones que se nos 
presentan cotidianamente. 
Cabe señalar que, para que la razón sea plena, es necesaria la presencia de la libertad: para poder 
actuar de acuerdo a lo que cree conveniente, el ser humano tiene que ser libre. Sin embargo la 
Video alojado en la siguiente dirección: 
http://www.google.com.mx/search?q=2001+the+dawn+of+man
&hl=es&tbs=vid:1&tbo=u&ei=K9SjS7aeC8qutgeHk5WNCg&sa=X
&oi=video_result_group&ct=title&resnum=1&ved=0CBAQqwQw
AA 
 
 
http://www.google.com.mx/search?q=2001+the+dawn+of+man&hl=es&tbs=vid:1&tbo=u&ei=K9SjS7aeC8qutgeHk5WNCg&sa=X&oi=video_result_group&ct=title&resnum=1&ved=0CBAQqwQwAA
http://www.google.com.mx/search?q=2001+the+dawn+of+man&hl=es&tbs=vid:1&tbo=u&ei=K9SjS7aeC8qutgeHk5WNCg&sa=X&oi=video_result_group&ct=title&resnum=1&ved=0CBAQqwQwAA
http://www.google.com.mx/search?q=2001+the+dawn+of+man&hl=es&tbs=vid:1&tbo=u&ei=K9SjS7aeC8qutgeHk5WNCg&sa=X&oi=video_result_group&ct=title&resnum=1&ved=0CBAQqwQwAA
http://www.google.com.mx/search?q=2001+the+dawn+of+man&hl=es&tbs=vid:1&tbo=u&ei=K9SjS7aeC8qutgeHk5WNCg&sa=X&oi=video_result_group&ct=title&resnum=1&ved=0CBAQqwQwAA
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libertad también requiere de la razón, ya que sólo por medio de ella hombres y mujeres podemos 
decidir qué hacer ante un mar de posibilidades. 
 
 
 
Gracias a la razón el ser humano decide qué hacer; gracias a la libertad, se mueve a sí mismo para 
alcanzar sus propósitos. 
 
¡Razón y libertad! maravillosos dones que permiten a mujeres y hombres ser dueños de sus 
acciones, escoger entre alternativas, hacer o dejar de hacer y ser responsables de ello, elegir una 
cosa sobre otra y disfrutar el fruto de su cosecha. 
 
A continuación profundizarás en el tema de la relación que existe entre la razón y la libertad. Pero 
antes, lee el texto ¿Qué es la libertad?, de Hannah Arendt y reflexiona sobre el tema. 
 
 
¿QUÉ ES LA LIBERTAD? (FRAGMENTO)1 
Hannah Arendt2 
 
*…+ No hay duda de que la vida humana, situada en la Tierra, está rodeada de procesos 
automáticos por los procesos naturales de la Tierra, que a su vez, están rodeados de 
procesos cósmicos, y hasta nosotros mismos somos conducidos por fuerzas similares en 
tanto somos también parte de la naturaleza orgánica. Más aún, nuestra vida política, a 
pesar de ser el reino de la acción, también se ubica en el seno de procesos que llamamos 
históricos y que tienden a convertirse en procesos tan automáticos o naturales como los 
procesos cósmicos, a pesar de haber sido iniciados por los hombres. 
 
La verdad es que el automatismo es inherente a todos los procesos, más allá de su origen; 
ésta es la razón por la cual ningún acto singular, ningún evento singular, puede en algún 
momento y de una vez para siempre, liberar y salvar al hombre, o a una nación, o a la 
humanidad. Está en la naturaleza de los procesos automáticos a los que está sujeto el 
hombre, pero en y contra los cuales puede afirmarse a través de la acción, el que estos 
procesos sólo pueden significar la ruina para la vida humana. Una vez que los procesos 
producidos por el hombre, los procesos históricos, se han tornado automáticos, se 
vuelven no menos fatales que el proceso de la vida natural que conduce a nuestro 
organismo y que, en sus propios términos, esto es, biológicamente, va del ser al no- ser, 
desde el nacimiento a la muerte. Las ciencias históricas conocen muy bien esos casos de 
 
1 Publicado en Zona Erógena. Nº 8. 1991. 
2 Hannah Arendt (Hanóver, 1906-1975) filósofa alemana, autora de “Los orígenes del totalitarismo". 
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civilizaciones petrificadas y desesperanzadamente en declinación, donde la perdición 
parece predestinada como una necesidad biológica; y puesto que tales procesos históricos 
de estancamiento pueden perdurar y arrastrarse por siglos, éstos llegan incluso a ocupar 
lejos el espacio más amplio en la historia documentada; los períodos de libertad han sido 
siempre relativamente cortos en la historia de la humanidad. 
 
Lo que usualmente permanece intacto en las épocas de petrificación y ruina predestinada 
es la facultad de la libertad en sí misma, la pura capacidad de comenzar, que anima a 
inspira todas las actividades humanas y constituye la fuente oculta de la producción de 
todas las cosas grandes y bellas. 
 
Pero mientras este origen, permanece oculto, la libertadno es una realidad terrenalmente 
tangible, esto es, no es política. Es porque el origen de la libertad permanece presente aun 
cuando la vida política se ha petrificado y la acción política se ha hecho impotente para 
interrumpir estos procesos automáticos, que la libertad puede ser tan fácilmente 
confundida con un fenómeno 
esencialmente no político; en dichas circunstancias, la libertad no es experimentada como 
un modo de ser con su propia virtud y virtuosidad, sino como un don supremo que sólo el 
hombre, entre todas las criaturas de la Tierra, parece haber recibido, del cual podemos 
encontrar rastros y señales en casi todas sus actividades, pero que, sin embargo, se 
desarrolla plenamente sólo cuando la acción ha creado su propio espacio mundano, 
donde puede por así decir, salir de su escondite y hacer su aparición. 
 
Cada acto, visto no desde la perspectiva del agente sino del proceso en cuyo entramado 
ocurre y cuyo automatismo interrumpe, es un "milagro", esto es, algo inesperado. Si es 
verdad que la acción y el comenzar son esencialmente lo mismo, se sigue que una 
capacidad para realizar milagros debe estar asimismo dentro del rango de las facultades 
humanas. Esto suena más extraño de lo que en realidad es. Está en la naturaleza de cada 
nuevo comienzo el irrumpir en el mundo como una "infinita improbabilidad", pero es 
precisamente esto "infinitamente improbable" lo que en realidad constituye el tejido de 
todo lo que llamamos real. Después de todo, nuestra existencia descansa, por así decir, en 
una cadena de milagros, el llegar a existir de la Tierra, el desarrollo de la vida orgánica en 
ella, la evolución de la humanidad a partir de las especies animales. 
 
Desde el punto de vista de los procesos en el Universo y en la Naturaleza, y sus 
probabilidades estadísticamente abrumadoras, la aparición de la existencia de la Tierra a 
partir de los procesos cósmicos, la formación de la vida orgánica a partir de los procesos 
inorgánicos, la evolución del hombre, finalmente, a partir de los procesos de la vida 
orgánica, son todas "infinitas improbabilidades", son "milagros" en el lenguaje cotidiano. 
Es debido a este componente milagroso presente en la realidad que los eventos, sin 
importar cuán anticipados estén en el miedo o la esperanza, nos impactan con un shock 
de sorpresa una vez que han sucedido. 
 
El impacto de un acontecimiento no es nunca completamente explicable, su facultad 
trasciende en principio toda anticipación. La experiencia que nos dice que los 
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acontecimientos son milagros no es ni arbitraria ni sofisticada es, por el contrario, de lo 
más natural, en realidad, en la vida cotidiana, es casi un lugar común. Sin esta experiencia 
corriente, la parte asignada por la religión a los milagros sobrenaturales sería poco menos 
que incomprensible. 
 
He elegido el ejemplo de los procesos naturales que son interrumpidos por el 
advenimiento de una "infinita improbabilidad" con el propósito de ilustrar que lo que 
llamamos real en la experiencia ordinaria ha en general adquirido su existencia a través de 
coincidencias más extrañas que la ficción. Por supuesto que este ejemplo tiene sus 
limitaciones y no puede ser aplicado sin más al dominio de los asuntos humanos. Sería 
pura superstición esperar milagros, "infinitas improbabilidades", en el contexto de 
procesos automáticos ya sean históricos o políticos, aunque tampoco esto puede ser 
nunca completamente excluido. La historia, en oposición a la naturaleza, está llena de 
acontecimientos; aquí el milagro del accidente y de la "infinita improbabilidad" ocurre tan 
frecuentemente que incluso parece completamente extraño el hecho de hablar de 
milagros. Pero la razón de esta frecuencia es meramente que los procesos históricos son 
creados y constantemente interrumpidos por la iniciativa humana, por el initium que el 
hombre es, en tanto es un ser que actúa. De aquí que no sea en lo más mínimo 
supersticioso, es más bien un precepto del realismo buscar lo imprevisible y lo 
impredecible, el estar preparado para el esperar "milagros" en la esfera política. Y cuanto 
más esté desequilibrada la balanza en favor del desastre, tanto más milagroso aparecerá 
el acto realizado en libertad; porque es el desastre y no su salvación, lo que siempre 
ocurre automáticamente y que por lo tanto siempre debe aparecer como irresistible. 
 
Objetivamente, esto es, visto desde afuera y sin tener en cuenta que el hombre es un 
inicio y un iniciador, la posibilidad de que el futuro sea igual al pasado es siempre 
abrumadora. No tan abrumadora, por cierto, pero casi, como lo era la posibilidad de que 
ninguna tierra surgiera nunca de los sucesos cósmicos, de que ninguna vida se desarrollara 
a partir de los procesos inorgánicos y de que ningún hombre emergiera a partir de la 
evolución de la vida animal. La diferencia decisiva entre las "infinitas improbabilidades", 
sobre la cual descansa la realidad de nuestra vida en la Tierra, y el carácter milagroso 
inherente a esos eventos que establece la realidad histórica es que, en el dominio de los 
asuntos humanos, conocemos al autor de los "milagros". Son los hombres quienes los 
protagonizan, los hombres quienes por haber recibido el doble don de la libertad y la 
acción pueden establecer una realidad propia. 
 
Traducción: Mara Kolesas 
Revisión: Claudia Hilb 
 
Razón y libertad 
 
En ocasiones, los seres humanos tomamos decisiones de las que nos arrepentimos más tarde. 
Para ejemplificar, imagina que un compañero de tu grupo tiene un mal día y decide desquitarse al 
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15 
 
 
entrar al aula virtual. Durante el tiempo que esté conectado será descortés y escribirá lo que se le 
venga en gana sin seguir las reglas de convivencia. Como consecuencia de sus actos, 
probablemente obtendrá una amonestación de su Facilitador(a), perderá la confianza de los 
demás y obtendrá un bajo aprovechamiento. Posteriormente desilusionará a quienes creían en él, 
y con ello disminuirá su autoestima, perdiendo finalmente el interés por concluir sus estudios y 
abandonando su carrera. 
 
Se trata de un ejemplo un tanto extremo, aunque nos ayuda a mostrar hasta qué punto razón y 
libertad se relacionan. ¿Puedes deducir por qué?” 
 
Actuar al margen de la razón o ignorar que los actos tienen 
consecuencias y que de uno mismo dependen los resultados, 
puede ser desfavorable; sin embargo, algunos lo hacen de vez 
en cuando, por ejemplo: el alumno que debe estudiar para un 
examen al día siguiente y decide ir a una fiesta; el diabético 
que elige comer una rebanada de pastel a pesar de saber el 
daño que le produce ingerir alimentos con azúcar; el joven que 
empieza a fumar a pesar de comprender que la nicotina es 
altamente dañina. 
 
Todos ellos tienen algo en común: ignoran el sentido común y dan prioridad a la satisfacción de 
sus impulsos inmediatos, mismos que le ocasionan sólo un bien momentáneo. 
 
Actuar a partir de impulsos inmediatos, sin razonar, trae consecuencias no deseables. En este 
sentido, la libertad, orientada por la razón, permite lograr los mejores resultados en todo aquello 
que se emprende. 
 
Aunque a veces hay excepciones. En ocasiones se actúa con base en aquello que se considera 
acertado y aún así se obtienen malos resultados. Una madre de familia, por ejemplo, golpea a su 
hijo en afán de inculcar en él la disciplina y el orden. ¿Puede eso llamarse auténticamente 
“razonable”? Tal vez esta persona así lo cree. Sin embargo pasa por alto que la violencia dejará 
heridas en la psique de su hijo, que posiblemente serán difíciles de sanar. 
 
En este caso se trata de un bien aparente, que se basa sólo en la apreciación subjetiva, en 
aquello que se piensa o se siente que puede ser correcto, pero no lo es si reflexionamos a 
profundidad sobre ello. 
 
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16Actividad 1: Los reflejos de la libertad 
 
Análisis del video Reflejos de la libertad y participación en foro: 
 
1. Definición personal de libertad 
2. ¿Qué relación guarda la libertad con la razón? 
 
 
1.1. Los alcances de la libertad: intención, consejo y 
elecciones 
 
Hasta este punto se puede concluir que para ser realmente libres, los seres humanos debemos 
emplear objetivamente la razón. Sin embargo la fórmula no es tan sencilla, ya que lo que 
consideramos razonable depende de muchos factores. Por otro lado, es necesario señalar que la 
libertad se ve restringida por las situaciones que nos determinan, es decir, que nos limitan al 
decidir entre una acción u otra. 
 
 Una de las preguntas que ha acompañado al hombre a lo largo de la historia es si realmente 
existe la libertad. ¿Cuántas veces tenemos que hacer cosas que no deseamos, o dejar de hacer 
aquello que queremos? ¿Podemos decir, en tal caso, que somos libres? Sin duda, hombres y 
mujeres estamos determinados por las condiciones en las que vivimos, así como por nuestras 
propias necesidades orgánicas; sin embargo ello no quiere decir que no exista la libertad. 
 
Ser libre no significa hacer todo lo que se quiera: una persona es plenamente libre cuando es 
capaz de elegir, después analizar detenidamente, lo que más le conviene, tomando en cuenta las 
limitaciones que tiene, así como las consecuencias (tanto buenas como malas) que acarrearán sus 
acciones. Los actos del ser humano, al ser libres, implican el tener que asumir la responsabilidad 
de los resultados que conllevan. 
 
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17 
 
Para profundizar en el punto anterior, realiza la lectura del texto Antropología de la libertad, de 
Edgar Morín, en el cual encontrarás algunas consideraciones en torno a los alcances de la libertad 
desde la perspectiva antropológica. 
 
ANTROPOLOGÍA DE LA LIBERTAD3 
Edgar Morín4 
 
Resumen 
La libertad es posibilidad de elección. Pero ¿cómo es posible? El autor examina los 
condicionamientos impuestos por el medio ambiente, la influencia de los genes, el marco 
sociológico y cultural y la constricción de las ideas. Entre ellos pasan los caminos de la 
libertad. El nudo gordiano se resuelve al comprender la íntima relación entre autonomía y 
dependencia. Las libertades del espíritu se conquistan, pero es necesario que nuestra 
conciencia esté despierta. 
 
Una libertad es una posibilidad de elección. 
Una posibilidad de elección puede ser interior, es decir, subjetivamente o mentalmente 
posible; es una libertad de espíritu. Puede ser exterior, es decir, objetivamente o 
materialmente posible; es una libertad de acción. 
 
Cuantos más sean los dominios que ofrecen posibilidades de elección, más, en cada 
dominio, las elecciones son numerosas y variadas, mayores son las posibilidades de 
libertades; cuanto más importante para su propia existencia es el tipo de elección posible, 
más elevado es el nivel de libertad (elección de medio de transporte, elección de profesión, 
de residencia, de vida). 
 
A primera vista, nos parece evidente que el ser humano dispone, en condiciones favorables, 
de posibilidades de libertad. Sentimos subjetivamente nuestra libertad cada vez que 
tenemos la ocasión de elegir entre alternativas y tomar una decisión. 
 
A la inversa, toda consideración objetiva de nuestra condición parece reducir la libertad a 
una ilusión subjetiva; sufrimos las coacciones de nuestro medio natural al que debemos 
adaptarnos; estamos sometidos por nuestro patrimonio genético que produce y sustenta 
sin cesar nuestra anatomía, nuestra fisiología, nuestro cerebro y, por tanto, nuestra 
posibilidad de inteligencia y de consciencia; estamos sometidos por nuestra cultura que 
inscribe en nuestro espíritu, desde nuestro nacimiento, sus normas, tabúes, mitos, ideas, 
 
3
 Texto publicado en: GRASCE (Groupe de Recherche sur l'Adaptation, la Systémique et la Complexité 
Économique) (ed.), Entre systémique et complexité, chemin faisant... Mélanges en hommage à Jean-Louis Le 
Moigne, PUF, París, 1999: 157-170. Traducción de José Luis Solana Ruiz, profesor de Antropología Social de 
la Universidad de Jaén. 
4 Edgar Morín. Director honorario de investigaciones del CNRS. París, Francia. 

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creencias, y estamos sujetos a nuestra sociedad que nos impone sus leyes, reglas y 
prohibiciones; estamos incluso poseídos por nuestras ideas que se adueñan de nosotros 
cuando creemos disponer de ellas. De este modo, somos ecológicamente dependientes y 
estamos genética, social, cultural e intelectualmente sometidos. ¿Cómo podríamos 
disponer de libertades cuando estamos tan sometidos por todas partes? 
 
El imperio del medio 
Como frecuentemente hemos dicho (cf. El método 1 y 2), nos hace falta sustituir la 
concepción de que el medio exterior impone sus fatalidades a los seres vivientes por una 
concepción de la autonomía dependiente. 
 
La autonomía viviente es inseparable de la autoorganización; ésta produce sus propias 
reglas y el ser vivo efectúa su propio comportamiento en el seno de su ambiente. 
Ciertamente, una organización así depende de determinaciones físico-químicas, pero éstas 
son integradas, trascendidas y utilizadas en y por la autoorganización viviente (cf. El método 
1: 108-110). 
 
Como lo hemos expuesto igualmente en otra parte, la autonomía viviente depende de su 
medio exterior, de donde extrae energía y organización. Así, no hay autonomía viviente que 
no sea dependiente5. Lo que produce la autonomía produce la dependencia que produce la 
autonomía. 
 
La existencia social ha dado al ser humano una autonomía considerable; los desarrollos 
técnicos de la agricultura, los transportes, la industria, han constituido conquistas de 
autonomía mediante sojuzgamiento de energías materiales y explotación de producciones 
naturales, conduciendo a una efectiva dominación de la naturaleza, a través evidentemente 
de una multiplicación de dependencias y una dependencia global con respecto a la biosfera 
de la que formamos parte. 
 
Al desarrollar su autonomía domesticando la naturaleza, la sociedad histórica desarrolla e 
impone sus coacciones sobre los individuos (frecuentemente hasta someter al mayor 
número), lo que nos conduce a preguntarnos: ¿la autonomía ganada con respecto a la 
naturaleza estaría perdida, por los individuos, con respecto a la cultura y la sociedad? 
 
La influencia de los genes 
Antes de pasar a esta interrogación, es necesario examinar si la autonomía viviente con 
respecto al mundo exterior no comporta en sí misma una dependencia interior ineluctable. 
 
Desde luego la dependencia de una organización autónoma con respecto a sí misma es la 
condición evidente de toda autonomía. Pero el problema se profundiza cuando se considera 
que la autoorganización viviente -y desde luego la humana- es genéticamente dependiente. 
 

 Su dependencia con respecto al ecosistema es en bucle. La biocenosis (parte viviente del ecosistema) está 
constituida por las interacciones entre seres vivos, y por tanto depende de los seres vivos que dependen de 
ella.
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19 
 
Se trata de una dependencia de origen anterior puesto que es hereditaria. Como los 
genetistas especifican el papel de los genes mediante la palabra programa, entonces la 
autonomía viviente, incluida en ella la humana, estaría programada como la de un 
autómata. Así genos (la organización genética) da a anthropos la autonomía con respecto a 
oikos (el ambiente natural), pero poniéndolo bajo su dependencia. Según esta concepción, 
el gen, unidad a la vez química e informacional, detenta la verdadera soberanía sobre 
nuestros seres. 
 
Hemos examinado en otra parte (El método 2) las formas fetichistas, racionalizadoras 
(delirantes) del pangenetismo que ha sustituidoel imperio del medio por el imperio de los 
genes. Recordemos brevemente los argumentos que se oponen a esa concepción 
imperialista. 
 
1. Si es verdad que la autonomía del individuo en el mundo exterior procede de una 
autonomía genética, esta autonomía genética depende ella misma de la autonomía 
individual que ella produce. Como vimos (El método 2: 115 ss., y más ampliamente 101-
300), la autoorganización viviente asocia en el individuo, de manera indisociable y 
complementaria, el genos (la especie, el patrimonio hereditario, el proceso de 
reproducción) y el phenon (el individuo vivo hic et nunc en un mundo de fenómenos). Su 
relación es en bucle recursivo, es decir, constituye un circuito generador/ regenerador 
donde la producción produce un producto que la produce y reproduce, donde cada término 
es a la vez producto y productor del otro, donde la especie produce al individuo que 
produce la especie: el individuo es producido por un ciclo de reproducción, el cual tiene 
necesidad del individuo para perpetuarse: el genos produce el phenon que produce el 
genos. El ADN tiene necesidad de las proteínas que él especifica y que lo especifican como 
especificador; la invariancia genética tiene necesidad de una actividad fenoménica siempre 
recomenzada. Más aún, el aparentemente todopoderoso ADN está sometido a fisuras, 
roturas, brechas, y es la unidad global de la organización geno-fenoménica la que permite a 
las proteínas con dedicación ancilar reparar, reajustar, recomponer, remendar los trozos 
inválidos. Y, en lo que concierne a las mutaciones del ADN en curso de reproducción, es, en 
el caso feliz en que la mutación provoque una cualidad nueva, la misma unidad global quien 
restaura su propia organización transformándola. 
 
Los engramas genéticos se transforman en programas según las necesidades y actividades. 
Lo que está inscrito en esos engramas es en primer lugar la formidable experiencia de 
nuestro linaje, de nuestra especie, de nuestro orden (primate), de nuestra clase (mamífera), 
de nuestro filo (vertebrado), de nuestro reino (animal), de nuestra organización (viviente). 
Este capital genético nos da nuestra autonomía. 
La unidad global se encuentra en los individuos, los cuales se encuentran recíprocamente en 
esta unidad global que atraviesa las generaciones. El individuo está en un todo que está en 
los individuos. 
 
Así los genes no son los Señores de lo viviente: son un momento en la autoorganización: en 
ellos están concentradas en forma de engrama la memoria y la experiencia hereditaria. Es la 
actividad computante propia de la autoorganización la que los transforma en programa. La 
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20 
 
auto(geno-feno)-eco-organización es señora- dependiente y produce la 
autonomía/dependencia del individuo que la produce. 
 
El cerebro humano es un aparato epigenético que depende del bucle geno-fenoménico (el 
cual, como veremos más adelante, se integra en un gran bucle ego-sociocultural donde el 
espíritu se forma como emergencia, sin cesar de depender del cerebro, e integra en ella 
este bucle). El más mínimo de nuestros pensamientos es inseparable de síntesis y 
transformaciones moleculares, ellas mismas inseparables de la acción de los genes 
presentes en las neuronas. Y es en estas múltiples dependencias como emerge la 
autonomía mental del ser humano, capaz de efectuar elecciones y elaborar estrategias. 
 
En lo que a la actividad cerebral del hombre concierne, lo innato y lo adquirido no se 
oponen absolutamente. Son también complementarios. Sólo podemos adquirir de modo 
autónomo porque nuestro cerebro dispone de la aptitud innata para adquirir aptitudes no 
innatas. Cuanto más rico en competencias es el dispositivo cerebral innato, más rica es la 
disponibilidad para el aprendizaje y para la realización de cualidades autónomas. 
 
Más aún: el espíritu humano ha podido, en las condiciones históricas de este fin de siglo, 
tomar conocimiento, control y posesión de los genes de los que depende, y ha comenzado a 
manipularlos para sus propios fines. Un moderno Saulo de Tarso podría exclamar: «Oh gen, 
¿dónde está tu victoria?». 
Detengamos este lirismo. Retengamos que sólo podemos escribir nuestros destinos 
obedeciendo a la inscripción genética incluida en cada una de nuestras células. Es en esta 
servidumbre como se forja nuestra autonomía. El individuo sufre un destino que le permite 
devenir autónomo. 
 
Así pues, el gen significa a la vez herencia y heredad, carga y regalo, determinación y 
autonomía, limitación y posibilidad, necesidad y libertad. 
 
No estamos destinados únicamente a la reproducción, estamos igualmente destinados a 
gozar la vida, y la reproducción misma está también destinada a producir individuos que 
puedan gozar de la vida. El amor y la voluptuosidad utilizan el acto reproductor para 
realizarse y pueden eliminar sus consecuencias reproductoras mediante coito interrumpido, 
preservativos, píldoras. Estamos invadidos por la sexualidad, pero la sexualidad está 
invadida por el goce y el amor. 
 
Cuando consideramos nuestra doble dependencia, con respecto a genos (el gen) y con 
respecto a oikos (el medio), podemos ver que la dependencia con respecto a genos 
proporciona autonomía individual con respecto a oikos, y que la dependencia con respecto 
a oikos alimenta esa autonomía. El cierre genético del individuo le impide ser destruido por 
la invasión de determinismos exteriores, y su apertura fenoménica le permite constituir y 
desarrollar sus prácticas autónomas. 
 
Más ampliamente, nuestra dependencia genética nos permite no sufrir totalmente los 
determinismos ecológicos y los determinismos culturales. Nuestra dependencia ecológica 
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21 
 
nos permite alimentar y desarrollar nuestra autonomía. La autonomía individual se forma y 
se mantiene a partir de estas dos dependencias que se oponen y se unen en ella. 
 
Más profunda y fundamentalmente, la autonomía del individuo vivo, y singularmente el 
humano, se afirma en su cualidad de sujeto. Recordemos que ser sujeto es ocupar el centro 
del propio mundo, es decir, el lugar egocéntrico del «para sí». La constitución misma del 
sujeto es dialógica, puesto que comporta al mismo tiempo un principio de exclusión (nadie 
puede ocupar su lugar) y un principio de inclusión (en un «nosotros» -la familia, la especie, 
la sociedad- y de inclusión de este «nosotros» en sí mismo), que incluye las actividades 
reproductoras, la inscripción hereditaria, la inserción comunitaria en el interior del sujeto. 
Además la autoafirmación del sujeto efectúa la apropiación egocéntrica de su inscripción 
hereditaria, la apropiación egocéntrica de su legado, no sólo familiar, sino, como hemos 
visto, antropológico, primático, mamífero, etc. Así el fatum genético se transforma en 
destino personal en el acto de autoafirmación del sujeto. El individuo sujeto se apropia de 
su genos, pero sin dejar de depender de él, pues el ocupante egocéntrico está él mismo 
dialógicamente ocupado por el genos. El individuo se autonomiza al apropiarse del genos al 
que obedece. Su dependencia hereditaria singular, sin dejar de ser dependencia, deviene 
fundamento de la identidad personal: nuestra herencia plural hace de nosotros individuos 
singulares. Nuestras vidas las vivimos resucitando los ingredientes de las vidas de nuestros 
antecesores. De modo que poseemos los genes que nos poseen. 
 
De ahí la paradoja: toda existencia humana es a la vez jugadora y jugada; todo individuo es 
una marioneta manipulada desde el interior y desde el exterior y al mismo tiempo un ser 
que se autoafirma en su misma calidad de sujeto. 
 
Es evidentemente mediante la consciencia como, diferenciándose de todo animal, el ser 
humano puede, en determinadas condiciones y ocasiones a veces decisivas, manifestar su 
libertad. 
 
El individuo humano, no puede ciertamente escapar a su suerte paradójica: es una pequeñapartícula de vida, un momento efímero, una insignificancia, pero al mismo tiempo despliega 
en sí la plenitud de la realidad viviente: la existencia, el ser, las actividades, y así contiene en 
sí el todo de la vida sin dejar de ser una unidad elemental de la vida. Al mismo tiempo, 
despliega en sí la plenitud de la realidad humana, con la consciencia, el pensamiento, el 
amor, la amistad. Contiene en sí el todo de la humanidad, sin dejar de ser la unidad 
elemental de la humanidad. 
 
Y, como vamos a ver ahora, su inscripción en una cultura y una sociedad le hace sufrir una 
nueva dependencia, que le ofrece a la vez la posibilidad de una nueva autonomía, a veces el 
acceso a la libertad. 
 
El imperio sociológico y la influencia cultural 
 
Existe en primer lugar la influencia sociocultural. 
 
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22 
 
La cultura de las sociedades arcaicas permitió la realización de individuos que desarrollaron 
una extrema agudeza de sentidos, que les permite captar como signos y mensajes los 
múltiples indicios y acontecimientos de su ambiente natural; individuos con aptitudes 
manuales politécnicas, maestros en el arte de manejar sus armas para la caza, de fabricar 
sus útiles y edificar su casa. 
 
Los arcaicos son seres «libres», sin Estado, pero no ciudadanos; libres pero sometidos a 
tabúes; libres en su medio ambiente, pero limitados a ese ambiente; adquirieron una 
autonomía técnica, pero no pueden desarrollar el mundo de ideas que les permita 
desarrollar su autonomía mental. 
 
Las sociedades históricas dotadas de Estado sojuzgan, dominan, no dan libertades a las 
élites sino privando de ellas a los inferiores, condenándolos a la obediencia y a la 
ignorancia. El Estado se inscribe como superyó en el espíritu de los individuos e instala en 
ellos una cámara sagrada dedicada a su devoción. 
 
Y, en todas las sociedades, la cultura se impone a los individuos. El feto sufre influencias 
culturales en su vida intrauterina (alimentos, sonidos, músicas) y desde su nacimiento el 
individuo comienza a recibir el legado cultural que asegura su formación, su orientación, su 
desarrollo como ser social; sufre tabúes, imperativos, normas (que se inscriben 
cerebralmente por estabilización selectiva de sinapsis), y en él se fijan los automatismos 
sociales. 
 
En todo individuo, el legado cultural se combina con su herencia biológica, determinando 
estimulaciones o inhibiciones que modulan la expresión de esta herencia. Así cada cultura, 
mediante su sistema de educación, su régimen alimentario, sus modelos de 
comportamiento, reprime, inhibe, favorece, estimula, sobredetermina la expresión de tal 
aptitud, ejerce sus efectos sobre el funcionamiento cerebral y sobre la formación del 
espíritu, y así interviene para co-organizar y controlar el conjunto de la personalidad. 
 
La cultura llega a inscribir en el individuo su imprinting, impronta matricial frecuentemente 
sin retorno que marca a los individuos en su modo de conocer y de comportarse desde la 
tierna infancia y que se profundiza con la educación familiar y luego escolar. El imprinting 
fija lo prescrito y lo prohibido, lo santificado y lo maldito, implanta las creencias, ideas, 
doctrinas, que disponen de la fuerza imperativa de la verdad o de la evidencia. Arraiga en el 
interior de los espíritus sus paradigmas, principios iniciales que comandan los esquemas y 
modelos explicativos, la utilización de la lógica, las teorías, pensamientos, discursos. El 
imprinting se acompaña de una normalización que acalla toda duda o impugnación de sus 
normas, verdades y tabúes. De ahí el carácter aparentemente implacable de los 
determinismos interiores al espíritu. 
 
Imprinting y normalización se reproducen de generación en generación: «una cultura 
produce modos de conocimiento entre los humanos sometidos a esa cultura, quienes, por 
su modo de conocimiento, reproducen la cultura que produce esos modos de 
conocimiento» (Las ideas: 27-28). 
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23 
 
 
Así se efectúa la domesticación de los espíritus. 
 
Como, en el seno de una misma sociedad, los individuos son extremadamente diversos, 
genética y psicológicamente, algunos individuos llegan a mostrarse resistentes al imprinting 
justamente porque su individualidad se manifiesta mediante una fuerte autonomía 
cerebral, y serán reacios con respecto a lo que la mayor parte acepta como evidencia. 
 
El juego entre los caracteres individuales producidos por la herencia biológica y la formación 
de la personalidad, mediante las normas culturales, diversifica los individuos, y permite la 
aparición de no conformistas, incluso desviantes, que podrán escapar al imprinting y serán 
mentalmente autónomos. 
La vitalidad de la autonomía cerebral/mental es una condición de la libertad del espíritu. 
Son espíritus libres los que se atreven a la insumisión o la resistencia. Algunos, desde 
Antígona a Soljenitsin, afrontan incluso el suplicio y la muerte en su rebelión contra un 
Orden implacable. Pero muchos reacios secretos o potenciales desviantes no podrán 
manifestarse más que en condiciones de debilitamiento del imprinting y la normalización. 
 
Por lo tanto podemos concebir las condiciones socioculturales de la autonomía cognitiva y 
de la libertad. Son las de la alta complejidad social: las que limitan la explotación, restringen 
el sometimiento, permiten la autonomía física, mental y espiritual, y, cuando hay 
democracia, la libertad política. 
 
Esta alta complejidad está ligada a la importancia de la componente autoorganizadora 
espontánea de la sociedad, ella misma ligada al desarrollo de las comunicaciones, de los 
intercambios económicos que llevan consigo los de las ideas, al juego de los antagonismos 
entre intereses, pasiones y opiniones. Por lo tanto el campo de las libertades humanas 
crece con el crecimiento de las elecciones individuales (de mercancías, parejas, amistades, 
ocios, opiniones, etc.). 
 
Los desarrollos de las pluralidades, comunicaciones, intercambios, antagonismos en los 
campo económico, en el campo político (democracia), en el campo de las ideas constituyen 
así los caldos de cultura de las libertades individuales. 
 
En estas condiciones, el sometimiento de los individuos se vuelve moderado e intermitente, 
las dos cámaras del espíritu se comunican, el superyó no sofoca al yo, las brechas se 
multiplican en el imprinting cultural y la normalización. La desviación no es ya eliminada 
siempre de raíz y puede desempeñar su papel innovador. Pueden propagarse ideas 
desconocidas, llegadas de otros lugares o de los mismos subsuelos de la sociedad. 
 
La democracia y la laicidad otorgan al ciudadano el derecho de fiscalizar sobre la ciudad y 
sobre el mundo. El examen y la opinión le son permitidos, y hasta demandados, sobre lo 
que ha dejado de ser sagrado: la conducción de los asuntos públicos y la reflexión sobre su 
destino. A partir de entonces, la parte autónoma del espíritu se introduce en la cámara que 
había sido subyugada, y, al mismo tiempo, emerge una libertad que otorga raíces mentales 
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a las libres elecciones del ciudadano; una libertad del espíritu individual. Esta libertad es 
dependiente y relativa; en los espíritus sigue habiendo santuarios de lo sagrado, imprintings 
profundos, múltiples prejuicios, conformismos, y la normalización no cesa de rechazar las 
desviaciones extremas. Al menos las libertades tienen un dominio más amplio que el 
pequeño círculo de las decisiones de la vida privada. 
 
La vida cotidiana, al tornarse relativamente autónoma, permite expansiones personales 
especialmente en el amor. La adoración y el culto dedicado a las divinidades se extienden 
en la vida privada y se encarnan en la persona amada. Así se democratiza el complejo de 
amor que comporta su parte de mitología y de religión, y que poetiza las existencias 
individuales.Entonces, existe una vida cultural, intelectual y a veces política de carácter dialógico, 
fundada sobre los conflictos de ideas, el intercambio de argumentos, que comporta sus 
reglas de juego, que prohíben agresiones y liquidaciones físicas, y esta vida cultural nutre la 
autonomía del espíritu. Cuando las reglas dialógicas están inscritas en la cultura y en la 
política (democracia), entonces el imprinting cambia de naturaleza y prescribe la libertad. 
Se arraiga una tradición de espíritu escéptico y crítico. 
 
Se constituye una intelectualidad socialmente medio desarraigada y parcialmente 
cosmopolita, que llega a constituir el caldo de cultivo de las ideas universalistas. 
 
Y en ciertos lugares, en ciertos momentos privilegiados, hay brotes de libertad creadora en 
el pensamiento. Algunos individuos despliegan entonces sus aptitudes para imaginar y 
concebir, y, transgrediendo los imprintings, se manifiestan como descubridores, teóricos, 
pensadores, creadores. 
 
Ocurre incluso, en determinadas condiciones que hemos examinado (El método 4: 45 ss.), 
que hay quienes efectúan inmersiones radicales en los problemas impensados de las 
estructuras del pensamiento o de la organización de la sociedad. 
 
En fin, en las democracias, los individuos se convierten en ciudadanos relativamente libres. 
Están sometidos a sus deberes para poder disfrutar de sus derechos. De ahí la importancia 
antropológica de la democracia en el sentido de instituir posibilidades de libertad humana. 
 
Los derechos permanecen desigualmente repartidos, incluso en las sociedades 
democráticas de alta complejidad, y las posibilidades de libertad de movimiento, de acción, 
de gozos, de espíritu, están muy desigualmente repartidas... 
 
También, en las sociedades muy complejas que comportan no obstante sojuzgamientos y 
sujeciones, algunos pasan a través de las mallas de la sociedad, anómicos, locos, 
vagabundos, hippies, buscan en el subsuelo refugio para su libertad personal, pero pierden 
sus libertades civiles en la exclusión. Otros, situados en la mega-máquina, practican en ella 
una resistencia colaboracionista, es decir, se las arreglan para que las cosas funcionen sin 
por ello conformarse a las instrucciones: son las astucias sociales de la libertad. 
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25 
 
 
Hay, pues, repitámoslo aquí, ambivalencia a la vez en la relación entre la relación 
sociocultural y el individuo. La cultura impone su imprinting y al mismo tiempo aporta sus 
habilidades, saberes y conocimientos que desarrollan la individualidad, constituye en las 
sociedades pluralistas un caldo de cultivo para la autonomía de las ideas y la expresión de 
las creencias o dudas personales. De aquí su ambivalencia radical: la cultura permite la 
autonomía, pero sometiéndose a sus normas. Toda cultura subyuga y emancipa, aprisiona y 
libera. Las culturas de las sociedades cerradas y autoritarias contribuyen fuertemente a la 
subyugación, las culturas de las sociedades abiertas y democráticas favorecen una 
pluralidad de libertades. 
 
Así la complejidad del ser social es el caldo de cultivo de la complejidad individual. 
 
La influencia de las ideas 
 
Los individuos no se encuentran sometidos sólo por su sociedad y su cultura, están también 
sometidos por sus dioses y sus ideas. 
 
Como vimos (El método 4, Las ideas: 105-157) los dioses y las ideas, han surgido como 
ectoplasmas colectivos a partir de los espíritus humanos, han llegado a ser entidades 
dotadas de vida y de individualidad, son alimentados por la comunidad de sus fieles y, 
retroactuando sobre nuestros espíritus sin los cuales nada serían, nos someten, reinan, 
ordenan. Hemos secretado estos seres espirituales, pero tienen una autonomía relativa y 
una existencia real tanto en nuestros espíritus como en nuestras sociedades. 
 
Estamos poseídos por los dioses y las ideas en el sentido vudú y en el sentido 
dostoievskiano del término. 
Las ideas que nos poseen son ideas-fuerzas, Ideas-Mitos, es decir, de sustancia 
sobrehumana, cargadas de providencialismo. Véase el ímpetu de las ideas que se sirven de 
los humanos, los encadenan, se desencadenan y los arrastran: «Las ideas han quebrantado 
al siglo XX, incendiado el planeta, hecho fluir un Danubio de sangre, deportado a millones 
de hombres» (Tchossitch, Le temps du pouvoir, L'âge d'homme: 235). 
 
Cuántos millones de individuos no han sido víctimas de la ilusión ideológica, creyendo obrar 
por la emancipación humana y obrando de hecho por su sojuzgamiento. 
 
Pero, del mismo modo que hay rupturas del imprinting, hay, y frecuentemente bajo los 
efectos de la experiencia vivida, fracturas de ideas, desinflamientos de ideologías. Y hemos 
podido ver espíritus que se liberaban, antes de recaer en otras ilusiones. 
 
No podemos prescindir de ideas maestras, de ideas-fuerzas. Pero entre estas ideas 
maestras e ideas-fuerzas se encuentra la idea de libertad. Y cuando estamos poseídos por 
ella, nos permite adquirir libertades. 
 
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La libertad está en una relación dialógica con nuestras ideas, de las que somos posesos y 
poseedores. 
En fin, a tantas influencias resultantes de la sociedad y la cultura, es preciso añadir la 
influencia de la historia: los individuos son llevados, bamboleados en una historia que 
aporta sometimientos y liberaciones, que no solamente opone sino también asocia 
civilización y barbarie, y cuyo juego, cuya continuación... no conocen. 
 
Los caminos de la libertad 
 
Si nos atenemos a una concepción determinista del ser humano, no hay posibilidad de 
libertad y ésta aparece como una pura ilusión. Si nos atenemos a una concepción 
espiritualista de la libertad, ella sería independiente de las condiciones físicas, biológicas, 
sociológicas. Nosotros hemos intentado concebir las posibilidades de libertades humanas 
en y por sus dependencias ecológicas, biológicas, sociales, culturales, históricas. Hemos 
intentado ir más allá del genetismo, del culturalismo, del sociologismo, pero integrando el 
gen, la cultura, la sociedad. 
 
Lo que significa en primer lugar que es necesario concebir el carácter incierto y complejo de 
la relación entre autonomía y dependencia. La autonomía necesita dependencias, pero las 
dependencias comportan servidumbres y pueden determinar sometimientos que aniquilen 
la autonomía. 
 
No podemos ignorar el peso trágico de las dependencias, las determinaciones, los 
sometimientos, las sujeciones, las posesiones. 
 
Un ser humano puede estar totalmente sometido a la necesidad de vivir para sobrevivir, es 
decir, trabajar sin tener asegurado el gozo de vivir, si no es por flashes, momentos 
privilegiados de poesía... Vivir para sobrevivir mata de raíz la libertad, y son una aplastante 
mayoría de los humanos los que, en la historia y hoy por doquier en el mundo, sólo han 
podido vivir para sobrevivir, y, en las sociedades de baja complejidad, en las peores 
condiciones. 
 
El nudo gordiano 
 
Y sin embargo la autonomía humana y las posibilidades de libertad se producen, no ex 
nihilo, sino por y en la dependencia anterior (patrimonio hereditario), la dependencia 
exterior (ecológica), la dependencia superior (la cultura), que la coproducen, la permiten, la 
alimentan, a la vez que la limitan, la subordinan, y corren permanentemente el riesgo de 
someterla y destruirla. 
 
Recordemos que el individuo es un sujeto cuya sede egocéntrica incluye la inscripción 
genocéntrica (de la especie) y la inscripción sociocéntrica. Todo ocurre como si su 
cómputo/cógito obedeciese a tres soportes lógicos en uno, el del mí-yo, el de la especie, el 
de la sociedad. Este programa triúnico es dialógico, es decir, que sus instancias antagonistas 
son al mismo tiempo complementarias al permitir la autoafirmación del sujeto. 
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Las poli-dependencias son factores de autonomía en su complementariedady su oposición: 
la autonomía biológica se debe a la relación dialógica entre el individuo y su medio, la 
autonomía cerebral se debe a la dependencia genética, la autonomía mental se alimenta de 
la dependencia cultural, la autonomía del comportamiento es nutrida por la cultura que 
suministra las técnicas y los conocimientos que permiten actuar de modo eficaz. 
 
La mayor parte del tiempo somos máquinas aparentemente triviales, pues obedecemos 
simultáneamente a nuestras determinaciones ecológicas, biológicas, sociales y culturales. 
Pero somos de hecho máquinas no triviales, porque disponemos de un soporte polilógico, 
genético, cultural y egocéntrico, necesario para nuestra autoafirmación como sujetos. 
 
Las dependencias genéticas tienden a reprimir las dependencias culturales, y las 
dependencias culturales tienden a rechazar las dependencias genéticas; en este juego el 
espíritu humano formado por la cultura puede disponer de bastante autonomía cerebral 
para resistir a los imprintings de esa cultura. 
 
Nuestra autonomía se sitúa en un bucle y una dialógica entre los genes, el medio, el 
cerebro, el espíritu, la cultura, la sociedad. Estamos en relaciones antagonistas con cada una 
de las instancias de este bucle que tiende a destruir nuestra autonomía, pero esta relación 
es complementaria para instaurar esta autonomía. Estamos poseídos por y en este bucle, 
pero en nuestros momentos de autonomía, cuando dejamos de vivir únicamente para 
sobrevivir, poseemos este bucle que nos posee. 
 
E incluso en los raros momentos creadores que sobrevienen en el mundo humano, la 
posesión permanece en la creación aunque esta transcienda la posesión. El acto creador es 
a la vez autónomo y poseído. 
Vivimos por ello efectivamente casi como posesos. Cumplimos de manera alucinada 
nuestro oficio de vivir, como si efectivamente fuéramos máquinas triviales programadas 
desde siempre, con nuestro corazón que late automáticamente, nuestro organismo que 
trabaja hiper-cibernéticamente con sus miríadas de células y sus centenares de órganos, 
nuestro enorme ordenador viviente, cuyas operaciones inconscientes tienen nuestra 
consciencia a su merced. ¿En qué juego estamos? Estamos en varios juegos, jugados, 
juguetes, pero también somos al mismo tiempo jugadores. 
 
Y, en todo esto, interviene el azar que, incluso antes del nacimiento, repartió los genes 
parentales; que a partir del nacimiento interviene en forma de accidentes, muertes, 
experiencias singulares, encuentros; que en el interior de cada uno surge de manera 
inesperada en sus actos o decisiones de máquina no trivial, sobre todo en la conversión a 
una fe o la desconversión, con sus efectos asimismo inesperados. 
 
Así nuestras libertades dependen también del azar: pueden realizarse cogiendo el azar al 
vuelo, pero pueden ser abolidas por el azar. Como nuestras vidas, son tributarias de la 
buena y de la mala suerte. 
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Si la libertad es elección y toda elección es aleatoria, entonces tomamos nuestras libres 
decisiones en la incertidumbre y el riesgo. 
 
Y he aquí la paradoja: estando insertos en procesos transindividuales, genéticos, familiares, 
sociales, culturales, noológicos, estando sometidos a áleas de toda clase, somos individuos 
relativamente autónomos, relativamente capaces de perseguir nuestros fines individuales y 
que disponemos eventualmente de libertades. 
 
El destino humano se conduce en zigzag, en una dialógica de azar, necesidad y autonomía. 
Tantos azares, tantas necesidades en una vida humana, y sin embargo hay posibilidades de 
autoconstrucción de su autonomía: 
 
- a través de la integración y las lecciones de las experiencias de la vida; 
- a través de la capacidad de adquirir, capitalizar, explotar la experiencia personal 
(ciertamente también con la posibilidad de enormes errores e ilusiones); 
- a través de la capacidad de elaborar estrategias de conocimiento y de comportamiento (es 
decir, de plantar cara a la incertidumbre y utilizar el álea); 
- a través de la capacidad de elección y de modificar la elección; 
- a través de la capacidad de consciencia. 
 
La verdadera consciencia de la libertad se funda en la consciencia de la relación 
autonomía/dependencia, posesión/poseedor, en la consciencia de la ecología de la acción, 
en la voluntad de pensar de modo autónomo a pesar de puestas en el índice, anatemas y 
peligros. 
 
 
Las libertades del espíritu 
 
El espíritu (mind) de un individuo/sujeto es la sede de la sujeción y la sede de la libertad. 
Cuando algunos individuos dejan de estar sujetos a las órdenes, mitos y creencias que 
emanan del Gran Ordenador y llegan a ser al fin sujetos de conocimiento y de reflexión, 
entonces comienza la libertad del espíritu. 
 
Pero el problema noológico permanece: el sometimiento por las ideas, incluidas las 
emancipadoras: la libertad de espíritu debe llevarse a efecto en dialógica con el mundo 
noológico. 
 
La libertad del espíritu es mantenida, fortalecida por: 
 
- las curiosidades y las aperturas hacia los más allá (de lo ya dicho, conocido, enseñado, 
recibido); 
- la capacidad de aprender pos sí mismo (autodidactismo); 
- la aptitud problematizadora; 
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- la práctica de estrategias cognitivas (las estrategias comportan siempre un juego entre las 
decisiones y acciones autónomas, por un lado, y, por otro, las condiciones exteriores 
inciertas); 
- la invención y la creación, que revelan el carácter no trivial del espíritu humano; 
- la posibilidad de verificar y de eliminar el error; 
- la consciencia reflexiva: la capacidad cerebral se autocomputarse es integrada, prolongada 
y superada por la capacidad del espíritu para autoexaminarse, y del individuo para 
autoconocerse, autopensarse, autojuzgarse; 
- la consciencia moral. 
 
En toda sociedad, hay una minoría de espíritus reacios al imprinting y a la normalización, 
son desviantes potenciales y son (a veces con la suerte de un soberano también desviante) 
los precursores de las libertades del prójimo. 
 
Despiertos y sonámbulos 
 
Somos autómatas, sonámbulos, posesos, pero podemos ser conscientes de nuestro 
sonambulismo, de nuestros automatismos, de nuestras posesiones. Somos máquinas la 
mayoría de la veces triviales, pero somos también sujetos conscientes capaces de 
autoafirmarnos y, por ello, somos también máquinas no triviales. En cierto modo, podemos 
tomar posesión de lo que nos posee. El bucle de doble posesión prolonga y transforma el 
bucle de autonomía/dependencia. La autoafirmación del sujeto se apropia de lo que lo 
posee sin dejar de ser poseído. 
 
Lo mismo que podemos poseer el amor que nos posee, el sujeto consciente puede poseer 
lo que lo posee. 
La consciencia, emergencia de tantas posesiones poseídas, de tantas dependencias 
productoras de autonomía, metapunto de vista reflexivo de sí sobre sí, metapunto de vista 
del conocimiento del conocimiento, es la condición de la libertad humana. 
 
La autoafirmación del sujeto (subjetiva) es el acto en el cual toma posesión de sus 
posesiones, el acto de apropiación de su destino. En la consciencia, se da el acto de 
autoafirmación del sujeto, y en el acto de autoafirmación del sujeto humano, se da el acto 
de autoafirmación de la consciencia. 
 
Está claro que las concepciones dominantes que ignoran al sujeto, la consciencia, la 
creatividad son incapaces de percibir autonomía y libertad. El sujeto está en el corazón de la 
autonomía humana: en él, la consciencia, la reflexividad, la existencialidad. 
 
La complejidad bio-ántropo-social es la condición de la libertad. Cuanto más grandes son las 
complejidades biológica, social, cultural, ideológica, tanto más grande es la parte de 
autonomía individual, más grandes son las posibilidades de libertad. 
 
La libertad tiene necesidad de reglas y coacciones exteriores (las leyes de la sociedad) e 
interiores (los imperativos morales). La libertadque se quiere suprema transgrede la ley, 
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puede convertirse en crimen y en el límite se autodestruye como en el suicidio de Kirilov, 
donde la posesión total de sí se convierte en la destrucción total de sí. 
 
La libertad sin freno va hacia el crimen y, al afirmarse contra el sometimiento y la sujeción, 
corre riesgo de muerte. La libertad o mata, o está condenada a muerte. 
 
En democracia el pensamiento libre es una desviación frecuentemente tolerada, pero sin 
más, y debe con frecuencia aceptar la incomprensión y la soledad. 
 
Asumir conscientemente las tres finalidades, la del individuo/sujeto, la de la especie 
humana, la de la sociedad humana, es elegir el destino humano con sus antinomias y su 
plenitud, y es por ello afirmar al más alto nivel la libertad que es, así, puesta al servicio, no 
sólo de sí misma, sino también de la especie y de la sociedad. 
 
La libertad alcanza su mayor fuerza cuando está poseída por el espíritu de libertad. Su mayor 
capacidad para afrontar lo sagrado sólo la logra cuando ella misma es sacralizada. 
 
 
 
Intención, consejo y elección 
 
Examinemos ahora la forma en la cual se toman las decisiones en la práctica, teniendo en 
cuenta nuestros deseos y aquello que nos determina. 
 
Alberto Hernández Baqueiro6 (1997) dice que este proceso consta de varias etapas: 
 
 Intención - Voluntad o deseo de hacer algo 
 Consejo – Intervención del juicio ¿es posible y viable lo que queremos hacer? 
 Elección – Decisión final 
 
Cuando una persona toma una decisión, en su interior se origina un proceso gradual en el que 
intervienen varias de sus facultades: a la inteligencia le corresponde reconocer y poner el orden 
de la actuación, mientras que a la voluntad corresponde mover o empujar al sujeto, por fuerza 
de su deseo, hacia el objeto elegido. 
 
Al respecto del proceso de toma de decisiones, Alberto Hernández Baqueiro señala lo siguiente: 
 
 
6
 Alberto Hernández Baqueiro es doctor en filosofía por la Universidad de Navarra, España. Actualmente es 
profesor a nivel maestría y doctorado en estudios humanísticos, derecho internacional y estudios 
internacionales en el ITESM. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SIN). 

http://aulavirtual.abiertayadistancia.sep.gob.mx/av003/file.php/5/moddata/scorm/136/03_DH_U1_1_1/DH_U1_1.1_3.htm
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Más adelante, en la unidad 3 de nuestro curso, estudiaremos con más detalle el proceso de la 
toma de decisiones. 
 
 
1.2. La voluntad 
Tenemos, pues, que uno de los elementos que intervienen en la toma de decisiones es la 
voluntad, entendida como el deseo de hacer algo. 
¿Pero cómo se expresa la voluntad en la práctica? 
Las acciones que realizamos pueden ser clasificadas en tres formas: 
 
 voluntarias 
 contravoluntarias 
 no voluntarias 
 
Clasificación de las acciones 
 
 
 “El proceso por el que se llega a formar una decisión consiste 
en una alternancia de intervenciones tanto del conocimiento 
como del deseo. En ese proceso, un avance en el 
conocimiento es el que se desencadena un movimiento 
progresivo en el que las dos facultades, inteligencia y 
voluntad, se retroalimentan, impulsándose mutuamente a ir 
adelante hasta llegar a un punto en el que se da la elección, y 
por consiguiente el acto libre completo”. 
 
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Imagina que un amigo te cuenta que una madre abandonó a sus hijos. Te preguntarás entonces: 
¿se fue para iniciar “una nueva vida” con otra pareja y con otros hijos?, ¿la situación económica 
tan precaria la obligó a buscar trabajo en un lugar distante?, ¿sufrió una enfermedad que la llevó 
a la muerte? 
 
Si quiso separarse de sus hijos para tener una nueva vida, lo hizo voluntariamente. Si las 
circunstancias la forzaron a irse, entonces fue contravoluntario. Si murió, su partida y el 
abandono de sus hijos fue no voluntario. 
 
 
Los obstáculos de la libertad 
 
 
 
 
Hasta ahora podemos concluir que la libertad, en una 
dimensión plena, implica la intervención de la voluntad o 
deseo y la inteligencia. Por ello, cuando llevamos a cabo 
ciertas acciones sin dimensionar las posibles 
consecuencias, somos libres únicamente en apariencia. La 
inteligencia nos permite tomar en cuenta las 
determinaciones que nos rodean y ser conscientes de las 
consecuencias que acarrearán nuestros actos, para así 
tomar las mejores decisiones para nosotros y para 
quienes nos rodean. 
 
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Cabe resaltar que el grado de libertad no nos exime de la responsabilidad. El estado de ignorancia 
en el que nos encontremos puede llevarnos a actuar ciegamente, pero es nuestra obligación 
hacernos cargo de las consecuencias. Piensa en una persona que, en estado de ebriedad, 
atropella a alguien más. Si bien puede alegar que no era consciente de sus actos, sí es responsable 
de haber ingerido el alcohol que lo llevó a provocar dicho accidente. 
 
Así como la ignorancia, hay muchos factores que obstaculizan el uso pleno de la libertad. Te 
invitamos a leer el documento Los obstáculos de la libertad, para conocer algunos más. 
 
 
LOS OBSTÁCULOS DE LA LIBERTAD 
 
Carmen Godínez Flores7 
 
Existen diversos factores que pueden obstaculizar el ejercicio de nuestra libertad. A 
continuación enunciaremos algunos de ellos. 
 
La ignorancia 
 
La ignorancia puede explicarse como la carencia de determinado conocimiento que se 
podría tener. Imposibilita el uso pleno de la libertad porque implica la privación de 
información, elemento que nos impide advertir las posibilidades de elección que tenemos, 
así como las posibles consecuencias que nuestros actos acarrearán. 
 
Piensa, por ejemplo, en aquellas personas que inician una carrera sin saber exactamente a 
qué se enfrentan. Al darse cuenta de que no era lo que deseaban, la abandonan, 
lamentando el tiempo, dinero y esfuerzo que perdieron, tanto suyo como de sus padres. 
Otro ejemplo podría ser el del comerciante que abre un negocio sin conocer plenamente las 
características del producto que ofrecerá, ni su demanda, ni el nivel de competencia en la 
zona donde se establece. Probablemente se irá a la quiebra. 
 
Como puedes ver, la ignorancia quita el carácter voluntario al acto. 
 
El miedo 
 
El termino miedo8 proviene del latin Metus, y es el recelo o aprensión que padece quien 
teme que le suceda algo contrario a lo que desea. El miedo provoca una perturbación 
angustiosa del ánimo por el riesgo o daño. Puede no ser real, sino sólo imaginario. 
 
Aristóteles9 explica que existen males que naturalmente provocan nuestro miedo, tales 
como la pobreza, la enfermedad, la falta de amigos y la muerte; de alguna manera, 
 
7
 La maestra Carmen Godínez es profesora de humanidades de la Universidad Politécnica de Pachuca. 
8
 Diccionario de la lengua española, Vigésima segunda edición, http://www.rae.es/ 
9
 Cfr. Aristóteles, Ética Nicomáquea, Libro II, 1107 a y b. 
http://www.rae.es/
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temerlos es normal para cualquier hombre en su sano juicio. Está en el justo medio el 
valiente quien reconoce lo que es peligroso, mas tiene confianza en sí mismo y en el manejo 
de las situaciones. Aun en la tribulación, soporta y realiza acciones dictadas por la razón. 
 
Sin duda, el miedo afectara al razonamiento, al turbar a la inteligencia y limitar a la 
voluntad. 
 
Las pasiones 
 
También como impedimentos del acto racional (informado, voluntario y libre) están las 
pasiones, que son definidas por Tomas de Aquino como: “todo movimiento del apetito 
sensitivo que pertenece al género moral en la medida que es voluntario”10 que provoca 
ciertas alteraciones más o menos intensas en el organismo

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