Vista previa del material en texto
clientecliente Anteriormente la sociedad en su conjunto cumplía plenamente una serie de responsabilidades, sin embargo recientemente el hombre moderno se ha visto expuesto a la heterogeneidad de su sociedad, hecho por el cual el individuo presente una reducida red de apoyo que no basta para que este se encuentre tranquilo dentro de la dinámica social, más todavía se encuentra con conflictos básicos de la vida que giran al rededor de él mismo y que por sí solo debe resolver. La psicoterapia ofrece resolver muchos de estos problemas y brindar la mejor adaptación del sujeto tanto a su medio interno como a su medio externo.. Así, en los últimos años el interés profesional por la psicoterapia ha crecido enormemente. Más aún, sus técnicas y métodos son empleados con distintos fines en una amplia variedad de entornos y contextos. Actualmente existe una fuerte tendencia por el estudio, desarrollo y empleo de todos aquellos procedimientos que contribuyan a la tranquilidad mental de las personas. Con este auge de los procedimientos psicoterapéuticos ha surgido el consejo no-directivo o centrado en el cliente. En su génesis podemos encontrar algunas aportaciones del psicoanálisis y, sobre todo, de la terapia centrada en el cliente de Rank, así como el grupo de Filadelfia que ha integrado sus opiniones con las de Rank.. Además, este tipo de terapia se ha visto muy influenciada por el desarrollo de la psicología estadounidense, la psicología de la Gestalt. Pero la terapia centrada en el cliente está construida sobre una base propia de observaciones de la conducta del hombre y mantiene como objetivo particular encontrar las secuencias conductuales que describan el modo en que opera la naturaleza humana. En la terapia centrada en el cliente se utilizan conceptos dinámicos sometidos en todo momento al avance clínico. Es un cuadro de cambios fluidos en un enfoque general de los problemas de las relaciones humanas. Existen hipótesis centrales, también susceptibles de ser puestas a prueba, que brindan unidad a la búsqueda de nuevos conocimientos. Esta característica de cambio con visión en el progreso es una característica de la psicoterapia centrada en el cliente. De una hipótesis que se puede sostener surgen ramificaciones con hipótesis semejantes y se forma un sistema coherente que se puede poner a prueba a la luz de la experiencia objetiva y, de este modo, alcanzar nuevas áreas del conocimiento. En 1940 se realizó el primer intento de sintetizar algunos de los principios y técnicas de este nuevo enfoque terapéutico y para 1942 se publicó el volumen titulado "Consejo y Psicoterapia: Nuevos conceptos prácticos" donde se presentaba la aplicación de aquellos principios con la finalidad de liberar las capacidades integradoras del individuo en el campo del consejo. A la par que se escribía el volumen recientemente mencionado, en la Universidad del Estado de Ohio se llevaba a cabo una parte del trabajo en la Clínica Psicológica basado en un trabajo anterior realizado por el Rochesteer Guidance Center. También, Roethlisberger, Dickson y sus colegas Psicoterapia Psicoterapia centrada en el Rogers, R. C. (1997). Psicoterapia Centrada en el Cliente. Práctica, implicaciones y teoría. Paidós. en la planta de la Western Electric desarrollaron un punto de vista similar. Por otra parte, el enfoque terapéutico de Otto Rank era muy parecido y solía ser aplicado en el grupo de Filadelfia por trabajadores sociales, psiquiatras y psicólogos. Actualmente muchos consejeros escolares, psicólogos de centros de consejo, instituciones mentales, centros académicos, industrias, centros culturales y más intentan probar la hipótesis del enfoque no-directivo. Es a consecuencia de los múltiples contextos y la variedad de problemas en que se ha aplicado que este pensamiento clínico de terapia centrada en el cliente ha evolucionado. A partir de dicha evolución, los principios básicos de este tratamiento, antes considerados como un proceso de intercambio verbal de utilidad primaria en adolescentes y adultos, se han aplicado a una amplia gama de actividades como son la terapia de juego en niños, la terapia grupal, clases académicas, el manejo de grupos, administración organizacional, entre otras. Así la terapia centrada en el cliente ha evolucionado de un método de consejo a un enfoque de las relaciones humanas. La psicoterapia centrada en el cliente también a tenido su propio auge gracias, principalmente, a la acumulación de material casuístico. Después de la publicación de " Consejo y Psicoterapia" siguió el "Manual del consejo no-directivo" donde se presentaron 5 casos nuevos y posteriormente el Centro de Consejo de la Universidad de Chicago recolectó al rededor de 30 casos. Más tarde muchas universidades implementaron la oferta de formación psicoterapéutica para graduados, con influencias de la orientación centrada en el cliente y aprobación de la American Psychological Association. Gran parte de la construcción teórica de esta terapia gira en torno al concepto de sí mismo, pero además se a intentado formular explicaciones basadas en la teoría del aprendizaje y la dinámica de la relación interpersonal. A través de la observación y del resultado puede formularse una teoría que se proyecta en nuevas experiencias para poner a prueba su adecuación. Así, la teoría está sujeta a eterna revisión y modificación para abarcar todos los fenómenos observados. centrada en la personacentrada en la persona Carl Rogers es un gran influyente dentro del mundo de la psicología. Gracias a él tenemos la terapia centrada en la persona, el movimiento de los grupos de encuentro, la fundación de la psicología humanista y la dirección de los primeros grupos centrados en la persona dedicados a la resolución de conflictos políticos internacionales. Rogers nuca dejó de modificar sus ideas y sus métodos, ni de ampliar sus intereses. Su gran empeño y sus innovadoras ideas siguen, hasta el día de hoy, influyendo en la actividad psicológica mundial. Fadiman, J. y Frager, R. (2002). Carl Rogers y la perspectiva centrada en la persona. En Teorías de la Personalidad (pp.412-435) Carl Rogers Carl Rogers y la perspectiva Carl Rogers Rogers creía que al evitar una identificación demasiado estrecha con una corriente conservaba la objetividad de su propio enfoque. Al inicio sus ideas se vieron influenciadas por Otto Rank y Adler. Sus alumnos de la Universidad de Chicago señalaban que sus ideas tenían un toque de Martin Buber y Kierkegaard. Años después el mismo Rogers detectó paralelismos entre sus ideas y las fuentes orientales. Entre sus obras resalta la idea de que las personas se definen a través de la observación y la evaluación de sus experiencias. Su premisa es que las realidades constituyen asuntos privados a los que solo puede acceder uno mismo. Hay una esfera de la experiencia en cada persona que encierra sucesos, sensaciones y percepciones de los cuales la persona no es consciente pero podría llegar a serlo. Esta esfera es subjetiva, se centra en nuestras necesidades e intereses más inmediatos. y está sujeta a las limitaciones de cada persona. Dentro de la esfera de la experiencia se encuentra el self, una entidad inestable y Nació el 8 de febrero de 1902 en Oak Park, Illinois, en una familia protestante fundamentalista y próspera. Fue un niño introvertido y solitario pero un alumno dotado. Se vio limitado por las ideas y actitudes de sus padres, y durante su bachillerato se mudó junto con su familia a una granja cerca de Glen Ellyn, Illinois. Fue hasta u ingreso en la Universidad de Wisconsin que sus relaciones extrafamiliares se hicieron cercanas. Desde el segundo año en la universidad comenzó sus estudios sacerdotales y un año después, en 1922 viajó a China para la conferencia de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos en Beijing. Poco después realizó una gira por el oeste chino y otros países asiáticos, donde pronunció numerosas alucinaciones y consiguió cierta independencia psicológica. En 1924 se casó con Helen Elliottcon quien se trasladó a Nueva York para inscribirse en el seminario Union Theological y posteriormente terminó sus estudios en Psicología en el Teachers College de la Universidad de Columbia. Consiguió su primer empleo en Rochester, en un centro de orientación infantil. Entre 1928 y 1939 la forma en que entendía la psicoterapia tuvo constantes cambios, como resultado sustituyó el método prescriptivo por lo que más tarde llamó terapia "centrada en la persona". Aún en Rochester escribió The Clinical Treatment of the Problem Child en 1939 lo que le dio lugar para impartir una cátedra de tiempo completo en la Universidad Estatal de Ohio donde grabó las sesiones terapéuticas reales. Los resultados de dichas sesiones, combinados con su labor docente, lo indujeron a escribir un análisis formal de la relación terapéutica titulado "Counseling and Psychotheray" en 1942. Para 1945 la Universidad de Chicago le ofreció fundar un centro de consultas basado en sus ideas y se encargó de su dirección hasta 1945. El creciente énfasis de Rogers en la confianza se rebelaba en las políticas democráticas de toma de decisiones que se adoptaron en el centro. En 1951, Rogers publicó Client-Centered Therapy. Esta obra contenía la primera hipótesis formal de la terapia, la teoría de la personalidad y algunas de las investigaciones que utilizó para formular sus investigaciones; allí Rogers señalaba que la dirección de la relación terapéutica debe delegarse al cliente. La terapia centrada en el cliente cuestionaba uno de los principios básicos de la terapia: que el terapeuta lo sabe todo y el cliente nada. Cuando trabaja con un cliente con graves perturbaciones Roger tuvo serias complicaciones por lo que tuvo que someterse él mismo a terapia, a partir de ahí su relación con sus pacientes mejoró. En 1957 se trasladó a la Universidad de Wisconsin para compartir la dirección con otros departamentos, mismos con los que en poco tiempo presentó conflictos. Rogers plasmó sus disgustos en su ensayo "Current Assumptions in Graduate Education: A Passionate Statement" donde criticó la formación de los psicológos. Par 1963 abadonó su cátedra y se mudó al Instituto de la Ciencia Conductual Occidental en La Jolla, Pocos años después participó en la fundación del Centro de Estudios de la Persona, una agrupación de profesionales a la prestación de ayuda. En 1969 publicó Freedom to Learn y en 1983 Freedom to Learn for the 80's que contiene la explicacón más clara de Rogers sobre la naturaleza humana. En 1970 publicó "Carl Rogers on Encounter Group" donde reúne sus investigaciones con los grupos de encuentro durante su experiencia en California. mutable en la que cualquier modificación altera todo su conjunto. Es un proceso en contante evolución. Es la forma en que las personas se entienden con las vivencias y las experiencias. Por su parte, el self ideal que la persona anhela y le asigna un valor superior. Al igual que el self, el self ideal está en constante cambio y reestructuración. Cuando el self ideal se aleja del self real, la persona se siente insatisfecha e inconforme, a medida en que el self ideal difiere de la conducta, inhibe la capacidad de desarrollo. El self ideal puede ser un obstáculo para la tranquilidad mental. La tendencia a la autoactualización forma parte de la naturaleza de todos los organismos vivos para desarrollarse. En los humanos, es una tendencia a explorar nuestras capacidades y competencias hasta donde lo permita nuestra estructura y en diferentes dimensiones. El poder personal es una dimensión social del método centrado en la persona relacionado con la toma de decisiones. Rogers sostiene que tenemos el poder personal para beneficiarnos y modificarnos, lo que detiene este proceso es el dominio de otros en nuestras decisiones. Rogers se proclamó a favor de una reestructuración gradual de las organizaciones que incorpore el poder personal de sus miembros y no el control de una autoridad sobre estos. Rogers clasifica a los individuos en congruentes o incongruentes de acuerdo a su capacidad para percibir la realidad de sus situaciones. La congruencia es el grado de equilibrio que gobierna entre la experiencia, la comunicación y la conciencia, indicando que estas se encuentran casi en el mismo grado. Por su parte, la incongruencia ocurre cuando hay grandes diferencias entre la experiencia, la conciencia y la comunicación. En 1972 publicó su estudio naturalista "Becoming Partners: Marriage and Its Alternaties donde analiza las ventajaes y desventajas de los diferentes tipos de relaciones. Tras dividir susu intereses por varios años, Rogers combinó su trabajo de grupo con sus estudios sobre innovación educativa y dirigió grupos con actividades intensivas para alumnos universitarios y estudiantes de un colegio jesuita, así como un sistema escolar de filiación católica, además brindó asesorías para el sistema escolar de Louisville. Eventualmente, Rogers se interesó más por las situaciones centradas en la persona que tenían implicaciones en la política y en la sociedad y expuso esta transición en su publicación de 1978 "Carl Rogers on Personal Power". Rogers dirigió el Centro de Estudios de la Persona hasta su muerte en 1987, a sus 85 años. Durante sus últimos años se dedicó a aplicar sus ideas a situaciones políticas y organizó talleres dedicados a la resolución de conflictos y a la diplomacia ciudadana de Sudáfrica, Austria y la ex Unión Soviética. El día de su muerte se le habí enviado una carta con su nominación al Premio Nobel de la Paz. College de la Universidad de Columbia. Consiguió su primer empleo en Rochester, en un centro de orientación infantil. Entre 1928 y 1939 la forma en que entendía la psicoterapia tuvo constantes cambios, como resultado sustituyó el método prescriptivo por lo que más tarde llamó terapia "centrada en la persona". Aún en Rochester escribió The Clinical Treatment of the Problem Child en 1939 lo que le dio lugar para impartir una cátedra de tiempo completo en la Universidad Estatal de Ohio donde grabó las sesiones terapéuticas reales. Los resultados de dichas sesiones, combinados con su labor docente, lo indujeron a escribir un análisis formal de la relación terapéutica titulado "Counseling and Psychotheray" en 1942. Para 1945 la Universidad de Chicago le ofreció fundar un centro de consultas basado en sus ideas y se encargó de su dirección hasta 1945. El creciente énfasis de Rogers en la confianza se rebelaba en las políticas democráticas de toma de decisiones que se adoptaron en el centro. Cuando la incongruencia interviene entre la conciencia y la experiencia se le llama represión, cuando se comporta como una contradicción entre la conciencia y la comunicación, el individuo no es capaz de expresar sus emociones realmente. Las conductas incongruentes son el foco de atención en una terapia de grupo o en las sesiones de encuentro. El terapeuta debe tener claro que las conductas incongruentes revelan únicamente una falta de control y conciencia personal. La incongruencia puede presentarse en malestares como tensión, angustia e incluso desorientación y confusión. La congruencia exige una resolución, los conflictos y padecimientos son solo fenómenos y no síntomas. La incongruencia se manifiesta cuando el individuo no es consciente de estos conflicto y, por tanto, es incapaz de resolverlos. No reconocer, enfrentar o admitir las contradicciones puede conllevar síntomas de incongruencia. La buena noticia es que todos somos capaces de experimentar la incongruencia entre el concepto que tenemos de nosotros mismos y las experiencias reales por las que atravesamos, y, así, experimentar y cobrar conciencia de nuestros desajustes. Además tenemos la capacidad de modificar el autoconcepto y adaptarlo a la realidad. Rogers afirma que la adaptación es un movimiento natural que busca la resolución mediante la asimilación del aprendizaje y la experiencia. Esta tendencia a la salud se ve enormemente favorecida por relaciones personales en las que al menos uno de los involucrados tienetan poco incongruencia como para mantenerse en contacto con su propio centro de corrección. De esta forma, la terapia establece una relación auténtica llena de aceptación a sí mismo y al otro. Finalmente en el acto terapéutico tiene lugar la comprensión empática. Este circulo de corrección y enriquecimiento personal que se efectúa similar a una red de apoyo sirve para favorecer el crecimiento psicológico y superar obstáculos. Los obstáculos para el desarrollo son determinadas pautas restrictivas en el desarrollo del niño. Encontramos pues las condiciones de valor y el crecimiento de la falsa imagen corporal. El primero se refiere a las conductas o condiciones con las que se niegan, durante la infancia, ciertos aspectos del self en función de la aprobación materna e ignorando sus propios intereses, conduciendo al individuo a la incongruencia por una contradicción entre el self y el concepto de sí mismo. Por su parte, el crecimiento de la falsa imagen corporal tiene lugar cuando los problemas anteriormente mencionados persisten al punto en que la persona niega los datos que difieren de un concepto agradable y distorsiona sus experiencias. Para Rogers, las relaciones sociales son necesarias para el self porque permiten descubrir, develar, experimentar o encontrar su self real. Las relaciones presentan oportunidades para relacionarnos plenamente con el self, los demás y el entorno. Las conclusiones de Rogers en torno a las relaciones íntimas de largo plazo, como el matrimonio, se basan en cuatro elementos básicos: compromiso conti- nuo, expresión de las emociones, rechazo de los papeles específicos y capacidad para compartir la propia vida interior. Rogers propone que formulemos este compromiso en los siguientes términos: "Ambos nos compro-metemos a colaborar en el proceso cambiante de nuestra relación actual, pues deseamos que crezca en virtud de que enriquece nuestro amor y nuestras vidas" (1972, p. 201). Toda relación implica trabajo, un trabajo dirigido a conseguir los objetivos tanto personales como de la pareja. La comunicación se compone de dos etapas igualmente importantes: la prime-ra consiste en expresar la emoción; la segunda, en mostrarse sensible y tratar de vivir la respuesta de la otra parte, se trata de que reparemos en los efectos que causa en la otra parte la expresión de nuestras emociones. Rogers explica que muchas parejas enfrentan tensiones intolerables en sus es-fuerzos por vivir de acuerdo con imágenes inapropiadas que los padres y la sociedad intentan imbuirles. Un matrimonio lleno de expectativas e imágenes poco realistas no puede aspirar a la estabilidad ni, mucho menos, a las recom-pensas que aguardan a las parejas que rechazan la incongruencia. Respecto a las emociones, Rogersreconoce como sano al individuo cuando es capaz de conocer sus emociones. Las emociones a las que se les impide la expresión distorcionan la percepción y la reacción a las experiencias que las originaron. La primera causa de las emociones debe ser admitida en la esfera de la conciencia, esto no sucede cuando se ve como una amenaza para la imagen personal activando mecanismos defensivos. Rogers valora el intelecto como una herramienta que puede emplearse con efi-cacia para integrar las experiencias. Además, manifiesta escepticismo hacia los sistemas educativos que sobrevaloran los aspectos intelectuales en detrimento de las dimensiones emocional e intuitiva que forman parte del desempeño humano adecuado. En particular, Rogers observa que la instrucción en numerosas áreas profe-sionales es demasiado exigente, impersonal y desalentadora. La presión que se ejerce en esos niveles educativos para producir trabajo limitado y sin originali-dad, aunada a los papeles pasivos y dependientes que se obliga a desempeñar a los estudiantes de licenciatura, no hacen sino paralizar o retardar las capacidades creativas y productivas. El individuo plena y servible muestra algunas propiedades que la distinguen de los otros, la primera de las cuales es la abertura a la vivencia. Al dirigirse a la vivencia directa, el individuo se aleja cada vez bastante más de los mecanismos defensivos. Rogers explica que los errores que comete el individuo plena y servible son re-sultado de una información errónea, no de un procesamiento inapropiado. A lo largo de su carrera profesional, Rogers continuamente ejerció la terapia. La teoría terapéutica de Rogers atravesó por numerosas fases y cambios de én-fasis, a pesar de lo que persisten unos pocos principios primordiales que articuló por primera ocasión en 1940 y conservó, sin incorporar cambios importantes, 30 años más tarde. Su procedimiento estaba basado en las tendencias del sujeto al aumento, la salud y la habituación. Al final, concebía la interacción inherente a la terapia como una ex- periencia de incremento (1970). Al inicio, Rogers usaba el término comprador y, después, persona, en lugar del clásico término paciente. La terapia sirve a el individuo para solucionar sus dilemas con una mediación mínima. Se denomina a esta terapia centrada en el individuo ya que es esta última quien toma las elecciones que considere correctas. Rogers estaba convencido de que la "mediación de los profesionales", cualquier persona que fuese la manera que adoptara, resultaba nocivo en última instancia para el incremento de el individuo. Aun cuando el comprador tiene la llave de la recuperación, el terapeuta debería juntar ciertas cualidades particulares, además de sus herramientas expertos, que permitan al comprador aprender a usar esa llave. "Estas facultades se vuelven eficaces cuan-do el terapeuta consigue implantar una interacción cálida, abierta y comprehensiva" (Rogers, 1952b, p. Por comprehensiva, Rogers entiende "la disposición y la función de comprender las ideas, los sentimientos y las peleas del comprador a partir de su propio criterio; la función de ver las cosas por medio de los ojos y el marco de alusión del comprador" (1950, p. Esto involucra tomar conciencia de mis propios sentimientos, hasta donde ello sea viable, en lugar de exponer una fachada de reacción que, realmente, no hace sino ocultar otra reacción. 33) En su instrucción profesional, los terapeutas acostumbran proponer la siguiente pregunta: "¿Cómo debo comportarme si el comprador no me agrada o me siento aburrido o malhumorado? ¿No van a ser estas emociones auténticas lo cual suscita el comprador en los individuos a las que ofende con sus actitudes?" La contestación que ofrece la terapia centrada en el individuo a estas cuestiones encierra diversos planos de entendimiento. Esta prueba de la realidad resulta decisiva una vez que el comprador consigue emanciparse de las distorsiones y se experimenta a él mismo de forma directa. En otro plano, dichos terapeutas son útiles en el tamaño en que adoptan una reacción de asentimiento y de persistencia en una importancia positiva incondicional, que Rogers define como "un amor no posesivo y que no exija ni una gratificación personal. Para el terapeuta, esto involucra "adoptar una reacción positiva, independiente de prejuicios e inaugurada" (1986a, p. No es una evaluación positiva, debido a que cualquier evaluación es una manera de juicio moral. La evaluación solamente sirve para restringir el comportamiento al recompensar ciertas cosas y castigar otras; la importancia positiva e incondicional posibilita a el individuo conducirse como realmente es, sin que importe lo cual implique tal veracidad. Lo anterior se acerca a eso que Abraham Maslow nombraba amor taoísta, o sea, un amor que no juzga, ni limita ni define. humanistahumanista Tercera fuerza:Tercera fuerza: La Psicología Tortosa, F y Civera, C. (2006). Tercera fuerza: La Psicología Humanista. En Historia de la Psicología (pp. 419- 429) Durante la primera mitad de los años 50´s y principio de los 60´s, el conductismo del ser humano, así como el psicoanálisis, fueron partes importantes de la psicología a las que resultó una reacción que hacía frente al mecanismo dominante que fungían dentrode la misma. Denotando que el primero de estos conceptos contemplaba al individuo como un "sujeto pasivo", un ser que responde de manera mecanizada a los estímulos y a las provocaciones del medio que lo rodea. Y que, por otro lado, el psicoanálisis define al hombre como un ser indefenso, esclavo de las motivaciones del inconsciente. Tales afirmaciones y el estado en el que se encontraban las coas, conllevó a que surgiesen dos nuevas postulaciones en el campo de la psicología; la "psicología humanista" y la "psicología cognoscitiva" . Si bien, ambas representan al ser humano en aspectos determinantes del mismo; definiendo su actividad como el objeto de su estudio, resaltándolo así, como un sujeto sensible al medio y sometido a ciertos condicionantes pero, sobre todo, como un participe de manera activa en la construcción y adquisición de conocimiento y experiencia. Desde una perspectiva más amplia, Maslow sitúa a representantes de la orientación terapéutica gestáltica, cultivadores de la semántica general y psicólogos relevantes, tanto en la base del movimiento de la psicología humanista, como en el estudio de la personalidad. (G. Allport, G. Murphy, J. Moreno y H. A. Murray por mencionar a algunos). Todo esto con cierta sintonía y a la vez, con corrientes psicológicas y psiquiátricas existenciales, además de otras que pueden considerarse fenomenológicas y humanistas en general. Por su parte, Max Wertheimer solía mencionar que en la práctica, la denominación de la psicología humanista había llegado a ser polisémica, por lo que resulta improbable que una definición explícita de ella satisfaga siquiera a una pequeña fracción de las personas que se llaman a sí mismas “psicólogos humanistas”. La aparición y desarrollo de la Psicología humanista están íntimamente vinculados a la caracterización social y a factores culturales idiosincrásicos de las sociedades occidentales y, más en concreto, a las coordenadas histórico-políticas de la sociedad norteamericana de la década de los 60´s. (Donde los valores que se presentaban, eclosionaban tras haber madurado de forma paulatina en la previedad de los años.) Volviendo a lo que primero se mencionaba; El conductismo explicaba el comportamiento en función de la estimulación y al margen de las experiencias y valores humanos. Es de estos conceptos que los humanistas vieron en su mecanicismo y determinismo, las bases para su plasmación en el campo de la psicología, señalando que la despersonalización propia de una sociedad burocratizada y tecnocrática, era lo que ahogaba la creatividad, así como restaba a los individuos la espontaneidad y los privaba de la libertad. Todo esto nos conlleva a pensar que entonces, la "psicología humanista", surge como una respuesta filosófico-científica ante una sociedad determinada y en una época de crisis social, cultural e ideológica, y que lo hace con un ideario que cuenta con amplios antecedentes en la filosofía y en la historia de la psicología. En 1984, Hillner distinguió que las influencias más inmediatas que operan sobre la psicología humanista, se podían distinguir entre; "unas de signo negativo" y "otras de signo positivo". De las cuales las primeras, son aquellas a las que se reacciona, tales como el conductismo de Skinner y el Psicoanálisis Freudiano. Mientras que las segundas, son aquellas aproximaciones cuyos presupuestos asimila la psicología humanista, tales como la Psicología de la Gestalt, la Fenomenología y la Psicología Existencial (Conviene sin embargo no exagerar, como se hace en ocasiones, la influencia de la fenomenología y el existencialismo europeos sobre la Psicología humanista, pues ésta es en gran parte un fenómeno genuinamente americano). La idea fundacional del humanismo era integrar diferentes aportaciones para construir una Psicología comprensiva y sistemática, de base empírica, que pudiera dar cuenta a la vez de las cimas y las profundidades de la naturaleza humana. La denominación de la Psicología humanista como “tercera fuerza” no pretendía excluir a otras psicologías sino que, al contrario, buscaba estructurarlas en un nivel superior, en una “larger superordinate structure”. (De este modo, Maslow podía afirmar de sí mismo sin ninguna aparente contradicción: "Soy freudiano, soy conductista, soy humanista") El conductismo, según lo describía Maslow, era más una “ciencia mecánica”, la cual más que ser incorrecta, resultaba ser demasiado limitada como filosofía general. La psicología humanista, criticaba su estrechez de estudio, su artificialidad y principalmente su incapacidad para abarcar una comprensión de los aspectos psicológicos y humanos más genuinos, ya que esta a su vez, abogaba por una concepción más activa del ser humano. La crítica principal que hacen al psicoanálisis freudiano es que es irracionalista y determinista, pues infravalora el papel de la conciencia en la comprensión de la conducta y convierte a la persona en un sujeto sometido a oscuras e inevitables motivaciones inconscientes. Este reduccionismo, que se estima tan negativo como el que realiza la psicología conductista, se hacía derivar del hecho de que las observaciones sobre las que se asentaba el edificio teórico del psicoanálisis procedían en su mayor parte del campo de la psicopatología, de personas con problemas neuróticos y psicóticos. Es por esto que rechazaba la imagen de un organismo robotizado que responde de manera mecánica a los estímulos y consideraba deshumanizante, en consecuencia, hacer la comparación de los seres humanos con una rata blanca de gran tamaño o a un computador más lento. Al final, la referencia al humanismo como “tercera fuerza”, si bien fue útil en los momentos iniciales de su desarrollo, pierde su sentido en la Psicología actual por tantos cambios acontecidos. Entre ellos destacan como más significativos el desvanecimiento del conductismo y la consolidación de la Psicología cognitiva. Desde una perspectiva histórica, sin embargo, no hay que olvidar su considerable influencia en el devenir de la Psicología y en la ampliación de su objeto. Realmente la Psicología humanista buscaba una filosofía del mundo y una concepción del ser humano nuevas. Impulsaba de manera vigorosa, en palabras de Maslow, “una imagen inédita de la sociedad y de todas sus instituciones”, lo cual suponía para él, sólo un aspecto de una nueva filosofía de la vida y del hombre. En conclusión, la “Psicología humanista”, ciertamente, encaja mejor en el modelo de las ciencias del espíritu, de un saber comprensivo e interpretativo de la conducta y la condición humanas, que en un modelo naturalista de ciencia, de base empírica y experimental y con pretensiones explicativas. Además de esto, la Psicología humanista tiene un indudable valor formativo y una probada eficacia hermenéutica, como indagación del sentido de la experiencia humana y de los problemas vivenciales propios de la condición de seres conscientes y libres. Tampoco hay que olvidar que sus contribuciones teóricas han sido fuente de inspiración para la intervención en áreas aplicadas, particularmente en la Psicología clínica y en el ámbito de la Psicología de las organizaciones.