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12 EJEMPLOS DE ECONOMIA SOLIDARIA

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Manual para crear telefonía celular gestionada por el pueblo
LUGAR DE LA NOTICIA
CIUDAD DE MÉXICO
17 Ene 2017
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Información de La Cooperacha
“En Oaxaca la telefonía ha sido un éxito porque las comunidades tienen sus propios procesos autogestivos”.
Hace un par de años la comunidad indígena de Talea de Castro, Oaxaca, estrenó la primera red de Telefonía Celular Comunitaria, instalada y autogestionada por ella misma con asesoría de organizaciones sociales. Su red telefónica de 40 pesos mensuales les ayudó a conectarse entre ellos, con paisanos en Estados Unidos y para hacer radio.
Un año después, la compañía Movistar, que en su momento les había negado el servicio al argumentar nulas utilidades e inversiones costosas, introdujo un paquete de telefonía similar al autogestionado. Demostraba que en un pequeño pueblo era posible invertir en infraestructura de comunicación.
La experiencia de la red comunitaria, que se ha extendido a 18 comunidades, se traduce en un manual que pretende estar libre para replicar el modelo, adaptarlo a las condiciones de los pueblos y conectar al siguiente billón de personas en el mundo que no tienen acceso a las telecomunicaciones, afirman los autores.
El “Manual de Telefonía Celular Comunitaria, conectando al siguiente billón”, ha sido elaborado por las organizaciones Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad (Redes AC) y Rhizomática.
“Desde que se desarrolló la Telefonía Celular Comunitaria nos han llovido muchas preguntas y solicitudes, preguntan cómo se puede instalar, cómo funciona, qué tecnología utiliza, cuánto se necesita invertir”, dice Daniela Parra Hinojosa, responsable de Comunicación de Redes AC. El manual se convierte en una forma de satisfacer esa demanda de información, añade.
Los hackers
Compuesto por 54 páginas más anexos, de lectura sencilla, el manual ha sido estructurado en cinco partes partes: desde la explicación misma del concepto de la telefonía celular comunitaria, conocer sus marcos jurídicos, la base tecnológica, económica y organizativa que conforman la red telefónica.
“Uno de los actores principales en este modelo son los hackers, ellos tienen una ética con principios muy establecidos que empatan con los de las comunidades indígenas como la solidaridad, el conocimiento abierto, la cooperación, así como la información y el espacio como un bien común”, describe Parra Hinojosa. Agrega que con la idea de ser congruente con esa ideología hacker, el manual pretende liberar la información y que se creen más redes de telefonía comunitaria.
La tecnología del modelo de telefonía celular comunitaria “surge de dos proyectos principales de software libre que logran decodificar una tecnología cerrada como el GSM para convertirla en una tecnología abierta de software libre para GSM”, explica el manual.
La comunidad
El otro actor principal es la comunidad donde se va a desarrollar la red celular, en particular las comunidades indígenas, pues en ellas existen principios de autonomía, sistema de cargos como un ejercicio de servicio no remunerado y bienes comunes, donde por ejemplo, no existe la propiedad privada sino comunal, y su sistema de vida está basada en una concepción que han denominado la comunalidad.
“El modelo de telefonía celular comunitaria tiene una lógica de principios y una ética destinados a fortalecer la autonomía de las comunidades y dejar la dependencia de una tecnología, que no venga ni de las empresas ni el gobierno”, señala la comunicadora.
“En Oaxaca la telefonía ha sido un éxito porque las comunidades tienen sus propios procesos autogestivos, de decisión en asamblea, una autonomía construida desde hace muchos años”. Este modelo de telefonía opera bajo el respeto a esas autonomías y las formas de administrarse de las comunidades, explica.
Modelo económico sin lucros
En la base económica el manual plantea que se necesita de un modelo de negocio de empresa social, pues tiene una misión social, económica, ambiental o cultural alineada a un beneficio comunitario.
“Se estructura como una organización que puede ser una cooperativa o sociedad civil, integrada por comunidades que son dueñas de la red y organizaciones de soporte”. Las primeras aportan la inversión y la operación de sus redes locales y las segundas conocimientos técnicos para el mantenimiento, desarrollo tecnológico y asesoría jurídico-administrativa.
“La cooperativa se presenta como la forma más autónoma y directa en la que una comunidad puede participar en la gobernanza de su red y en su administración con el apoyo de otras comunidades y socios, al tiempo que la comunidad continúa siendo la dueña de la red”, explica Parra Hinojosa.
La cooperativa o la asociación civil será la Concesionaria Social de Telecomunicaciones, figura que también fue lograda durante el proceso en que la telefonía pasaba de tener una concesión experimental a una formal, otorgada por Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel).
Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias es el nombre de la concesionaria social que opera en 18 comunidades y ofrece servicio a 3 mil usuarios.
Con el modelo económico planteado, donde la red pertenece a los usuarios y se desarrolla en función de necesidades locales, se reducen los costos hasta en 97% y se asegura que las utilidades se queden en la asociación o se inviertan en innovación y capacitación.
El manual cuenta además con una serie de anexos, que son “herramientas claras y concretas de cómo hacer las actas de asamblea, sus cartas de recepción de equipo, cómo solicitar la concesión, cómo constituirse bajo la figura legal que opera la telefonía”, destaca la también responsable del diseño editorial del documento.
Para conectar al siguiente billón
Al final, el manual arroja una serie de recomendaciones para conectar al siguiente billón, que inicia por hacer las cosas de manera distinta, tanto en materia tecnológica, económica, regulatoria y de políticas públicas.
Entre otras cosas propone ya no subsidiar empresas sino generar fondos para el surgimiento de empresas sociales, permitir el acceso a las infraestructuras bajo un trato que considere su contribución social y la ausencia de lucro, dedicar fondos para la investigación y desarrollo de software, y generar un marco jurídico y de política pública para los pequeños operadores comunitarios.
Cuando Movistar modificó sus esquemas para entrar a Talea de Castro y competir con la telefonía del pueblo se observó “que las comunidades sí les pueden dar rentabilidad pero la lógica de la Telefonía Celular Comunitaria no es la maximización de las ganancias sino la sustentabilidad”, enfatiza Parra.
Luchan en México por ofrecer una alternativa económica y social
LUGAR DE LA NOTICIA
GUADALAJARA - MÉXICO
29 Feb 2016
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Por Andrés Gallegos para El Diario NTR
En un entorno de crisis, consumo a ultranza, casos frecuentes de explotación laboral y desigualdad creciente, los promotores de la economía solidaria mantienen desde hace alrededor de un lustro su lucha por ofrecer una alternativa. 
La economía social no basa sus relaciones comerciales en las tradicionales transacciones financieras (por ejemplo, el pago de una cantidad de dinero por recibir un servicio), sino en métodos como el trueque, las empresas y monedas sociales, los bancos de tiempo y el intercambio de conocimientos.
En Jalisco, especialmente en la Zona Metropolitana de Guadalajara, existen varios ejemplos. Por ejemplo, la Red de Economía Solidaria es un grupo de entusiastas que impulsa proyectos como el tianguis del trueque –en el que participantes intercambian productos acordando el valor de cada uno de ellos en el momento– y el banco del tiempo –un intercambio de servicios del tipo de una clase de guitarra de una hora por el mismo lapso de pasear a un perro–.
Lo mismo Incuba Social, una incubadora de empresas sociales –compañías rentables que generen una contribución a su entorno y no sólo a sus dueños o accionistas– que nació con el apoyo del ayuntamiento de Zapopan y que ahora operan como una fundación. 
O el trueque agroecológico, que serealiza de forma itinerante en parques públicos y en los que se intercambian plantas y semillas, y se enseña a la gente sobre temas como el cultivo de huertos y el uso de plantas medicinales.
Una opción
El concepto de economía solidaria engloba una amplia variedad de experiencias y prácticas, explicó José Guillermo Díaz Muñoz, profesor investigador del Centro de Investigación y Formación Social del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
En un contexto de crisis del capitalismo, provocada por un modelo neoliberal en el que se privilegia al mercado y las ganancias sobre la igualdad social, el académico del ITESO ve en el modelo solidario una alternativa para superar las contradicciones y problemáticas de ese sistema económico.
“Las economías solidarias son realmente una alternativa ante un capitalismo salvaje y sus graves consecuencias (…). Estas economías son emergentes y nos dicen que sí hay una salida y, ante la crisis actual, son realmente alternativas”, dijo.
Pese al respaldo que se le ha dado a esas iniciativas en naciones como Brasil, Argentina y los países miembros de la Unión Europea, el gobierno de México no le ha ofrecido el apoyo suficiente a los modelos de economía solidaria, debido al gran apego que se le tiene al libre mercado y sus políticas públicas que tienden a favorecer a las grandes transnacionales, afirmó.
“Vivimos en un modelo neoliberal, donde se le da una preeminencia absoluta al libre mercado. Los subsidios que puedan tener los sectores populares y los más atrasados de la economía, por ejemplo, los rurales, indígenas e incluso los urbano-populares, son una muleta que debe ser sustraída para los gobiernos”, señaló Díaz Muñoz.
En México, el organismo oficial que apoya a las redes y organismos de economía solidaria es el Instituto Nacional de la Economía Social (Inaes). Sin embargo, a decir de Díaz Muñoz, los recursos con los que trabaja este organismo, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), son “nada significativos”.
“Estamos generando un mal doble discurso: el práctico, generando subsidios muy importantes a las empresas transnacionales y, por otro lado, regateamos los estímulos a las empresas alternativas y sectores solidarios. Hay muy poco apoyo nacional a la economía solidaria, que va a contracorriente de lo que es el modelo dominante”, sentenció el especialista.
Cambiar los fundamentos
Para el coordinador de la Red de Economía Solidaria, Eduardo Enrique Aguilar, este movimiento es una respuesta diferente a una crisis que ha generado, según él, “niveles de desigualdad nunca vistos en la historia”.
Considera que la economía solidaria maneja valores como la cooperación, la solidaridad, la equidad y la reciprocidad, mediante la adopción de sistemas como los bancos de tiempo, cooperativas, y empresas sociales.
“(La economía solidaria) pretende cambiar los fundamentos del sistema capitalista y su vertiente neoliberal, que es la de apropiación y explotación del trabajo. El trabajo y el intercambio se ven de otra manera, bajo el esquema ganar-ganar, a diferencia de la suma cero: yo gano y tú pierdes”, explicó.
Aguilar considera que la economía solidaria es un proyecto sociopolítico enfocado hacia las comunidades y, en el caso específico de Guadalajara, ha tenido un notable crecimiento en el último lustro.
“Está fortaleciéndose. Hace 5 años, era muy poco lo que había, y ahora hay muchas iniciativas de economía solidaria”, aseguró.
Gustavo Acosta, fundador de Incuba Social, explicó que la economía solidaria es una forma de ver la economía no como un modelo para generar ganancias, sino para incrementar la felicidad y el bienestar de los individuos, preservar los bienes materiales o cuidar los usos y costumbres de los pueblos originarios.
“El corazón del planeta está dominado por la economía y las finanzas, y la sociedad y el medio ambiente son cuestiones secundarias o superficiales, cuando nuestro modelo debe enfocarse a lo segundo”, expuso.
“Esto no ha sucedido, en buena medida, por cómo se enseñan los negocios en las propias escuelas, donde se enseña que el éxito va ligado al PIB (producto interno bruto), al crecimiento económico de las empresas”.
La economía solidaria, según Acosta, “no toma decisiones por valor económico, sino a largo plazo, con una economía circular que no genere desechos, que tenga un mejor trato con la ciudadanía, y con un sostenimiento de la empresa a futuro”, dijo.
Las tendencias
Para el investigador Guillermo Díaz Muñoz, la economía solidaria tiene en estos momentos tres tendencias, que dependen de sus objetivos y su grado de oposición al sistema imperante:
a) Las economías sociales, que ven al capitalismo como una posibilidad a mejorar.
“Buscan un capitalismo de rostro humano, que modere sus excesos, que palie las consecuencias y genere una serie de alternativas que dialoguen con el capitalismo, y darle una esencia no tan brutal ni tan salvaje”.
b) La empresa no capitalista, que pretende alternativas de transición hacia otro sistema económico y social, que no es posible construir en este momento.
“Hablan de que es necesario transformar el Estado, la economía y el sistema político, y de generar mejores condiciones sociales para que haya mayor inclusión, equidad, igualdad, etcétera”.
c) Tendencia radical y antisistémica, en la que los grupos no quieren tener nada que ver con el capitalismo, y sus canales de distribución y comercialización se dan por afuera de los intercambios tradicionales.
“Este tipo de iniciativas no quieren nada con el Estado, ya que piensan que está cooptado por las grandes corporaciones, los intereses políticos y los grupos fácticos, por lo que no hay otra opción que construir algo totalmente diferente”
Cinco años de la moneda social Túmin
15 Nov 2015
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Por Édgar Escamilla para el diario de Poza Rica
En noviembre de 2010, el Túmin, un proyecto de economía solidaria que se gestó al interior de las aulas de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI),  atrajo pronto la mirada de propios y extraños.
La difusión de esta estrategia de mercado alternativo en un medio nacional cimbró al Gobierno Federal y al Banco de México, entidad que no tardó en interponer una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR), por la cual se integró la averiguación previa AP/PGR/VER/POZ/II/107/2011, la cual, al no existir delito que perseguir, pronto quedó en el olvido.
A cinco años de distancia, el Túmin se encuentra consolidado en catorce entidades federativas y se anticipa la creación de coordinaciones regionales para su regulación, así como la libertad de que estas puedan imprimir sus propios Túmin.
El vocablo Túmin proviene de la lengua totonaca y está relacionado con el dinero, pero este a su vez, deriva del Tomin, moneda introducida por los españoles durante la conquista y equivalía a un Real, según se plasma en el libro “Aceptamos Túmin”, editado en 2014 por la Junta de Buen Gobierno con el patrocinio del Conacyt.
Surgió en las aulas de la UVI Totonacapan como un proyecto ciudadano, en el que participaron lo mismo,  académicos que estudiantes, egresados y personas de la comunidad. Se les informó de la idea de contar con un medio de intercambio comercial propio que privilegiara valores como la confianza y el respeto, la sana convivencia y la ayuda mutua, que permitiera que los productos que estaban echándose a perder porque no había quien los comprara a falta de dinero, no se perdieran y le sirvieran a alguien más.
Pronto el proyecto reunió a setenta personas, a quienes se les llamó ‘compañeros’ desde ese momento y se les entregaron por única ocasión 500 Túmin, sin distinción alguna, en billetes de uno, cinco, diez y veinte Túmin. A la fecha este modelo de economía solidaria ha sido adoptado por grupos sociales en catorce estados de la república y tal ha sido el éxito, que se establecerán por primera vez, las coordinaciones regionales, lo que permitirá que cada agrupación pueda adaptar las reglas básicas a su comunidad y que puedan emitir sus propios billetes.Juan Castro Soto, promotor comunitario y fundador del proyecto de moneda comunitaria, señala que la economía solidaria se basa en principios como la ayuda mutua convivencia, confianza, autonomía, surgiendo como alternativa a los grandes sistemas económicos implantados en el mundo y que no ha podido satisfacer las necesidades de la población.
De esta forma, el Túmin se inscribe en el movimiento de economía solidaria para implementar un instrumento de intercambio o moneda comunitaria que se utiliza junto con la moneda oficial, como un complemento para la gente, a la que no le alcanza el dinero corriente, y pueda adquirir lo que necesita, pero además permite reactivar la economía local, del pequeño productor o comerciante y evita que el poco circulante se vaya de la comunidad a las empresas transnacionales.
A la par ha representado un movimiento ideológico, cultural y educativo que incentiva valores, lo que causa más impacto aún que lo económico. Se enseña a las personas a que entre todas pueden apoyarse.
Sin embargo, todo cambia en el momento en que los medios de comunicación centran su atención en el movimiento que se estaba gestando en Espinal, un municipio enclavado en la sierra del Totonacapan, históricamente marginado y que, de momento, contaba con una moneda propia, como lo dijo el conductor del noticiario “Primero Noticias”, Carlos Loret de Mola: “Aguas Hacienda, en Espinal tienen su propia moneda”.
 Lo que siguió fue la investigación por parte de la PGR a solicitud del Banco de México, que trataba de criminalizar el movimiento de economía solidaria, integrándose la averiguación previa AP/PGR/VER/POZ/II/107/2011 sin un delito específico que perseguir. Se gestó un acoso en contra de los socios tumistas, interrogatorios por parte de las autoridades  federales, pero la denuncia no prosperó jamás.
A cinco años de distancia, una de las socias fundadoras, la maestra Irene Fidencia Castellanos, propietaria de negocio de renta de computadoras “Ciber Castell”, sigue promoviendo y utilizando el Túmin como moneda de cambio. El porcentaje a intercambiar varía, no siempre aplica el 90/10 (90 por ciento en pesos y 10 por ciento en Túmin).
Mayeli Ochoa Martínez, coordinadora del Túmin en la ciudad de Xalapa, comenta que si bien ha resultado difícil la inclusión de la economía solidaria alternativa en la capital del estado, cada vez son más personas las que se están adhiriendo al movimiento, lo que permite el intercambio de productos.
EL DIOS DINERO
“No cayó del cielo, fue creado por el mismo ser humano, pero hemos llegado a un punto donde nada se mueve si no hay dinero de por medio, inclusive los niños de ahora no pueden hacer un favor sin pedir dinero a cambio, se ha convertido en una situación esclavizante, en la que se pone en juego la supervivencia del ser humano”, sentencia Castro Soto.
La clave de las economías solidarias es precisamente tratar de restarle poder al dinero y que éste sirva para ayudar a la gente, que esté al servicio de las personas y no al revés; el Túmin no sirve para generar riqueza, pero permite que la riqueza se mueva entre la comunidad.
Se pretende que no todo esté centrado en el dinero y darle su justa dimensión. “Vivimos en una sociedad capitalista diseñada para que ninguna economía alternativa funcione, se requiere de crear alianzas entre círculos de amigos, una economía solidaria a pequeña escala”, advierte, por lo que es necesario iniciar una reeducación de la población para tratar de incidir en los hábitos de consumo.
Existe ahora la figura del tumista consumidor, aquella persona que no necesita registrarse como socio, pero puede pedir Túmin como moneda de cambio en los establecimientos afiliados.
A la fecha, son más de 830 personas las que integran el mercado alternativo en toda la república, generando nuevos mecanismos de relación comunitaria que se fundamenta en la solidaridad económica, según lo refiere Óscar Espino, integrante de la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH), desde donde se creó la figura del Túmin

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