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Decada Infame

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Eggers-Brass (2016) "El golpe de Estado contra Y rigoyen, en cambio, se da para que vuelva esa antigua clase de "notables" al poder, después de catorce años de elecciones limpias, con voto secreto, universal y obligatorio (gracias al cual las capas medias habían ingresado al gobierno)".
La Década Infame, periodo que comprende desde 1930 hasta 1943, tuvo un impacto significativo en la configuración del país donde se observaron varias tendencias que moldearon el rumbo de la historia argentina. Como lo explica la autora, Teresa Eggers-Brass (2016), el gobierno que ejerció durante la Década Infame fue debido al golpe militar que derrocó la presidencia democrática de Hipólito Yrigoyen en 1930 llevado a cabo por el General José Félix Uriburu. 
Este golpe de Estado, que en consecuencia instauró una dictadura, tenía como objetivo restaurar el antiguo orden conservador y fue el causante de la ruptura del orden democrático. A partir de entonces, el país atravesó una serie de periodos con elecciones irregulares en los que se volvieron a utilizar prácticas fraudulentas para manipular los resultados electorales. Tal como ocurrió en 1931, cuando Uriburu convocó a elecciones libres pero anuló los comicios cuando el radicalismo ganó, ya que no quería admitirlos en el gobierno. Para luego convocar a elecciones presidenciales y asegurar los resultados con fraude, vetando el nombre de Marcelo T. de Alvear. 
Durante este periodo, Eggers-Brass (2016) describe como se produjo un incipiente proceso industrializador que no fue resultado de una política gubernamental, sino de la recesión del modelo agroexportador. Esto sucedió debido a las medidas tomadas por el gobierno de facto para sobrellevar la crisis de 1930, es decir, la Gran Depresión después de la caída de la bolsa de Wall Street. En primer lugar, reabrió la Caja de Conversión, lo que devaluó el peso y empeoró su situación. En segundo lugar, decidió seguir pagando la deuda externa a costa de rebajar los sueldos de los empleados públicos. Y por último, trató de proteger las ganancias de los empresarios y controló la producción y comercialización de ciertos productos, a veces destruyéndolos para evitar excedentes, mediante una la formación de Juntas Reguladoras para llevar a cabo la tarea. Estas medidas generaron pérdidas para muchos y beneficios para pocos. 
En consecuencia a esta política esto llevó a los productores a buscar nuevas opciones para generar ingresos, quienes vieron la industria como una inversión rentable. Lo que dio comienzo a un nuevo modelo económico denominado industrialización por sustitución de importaciones, que causo que ubicaran industrias alrededor de grandes ciudades lo cual generó una profunda transformación demográfica en el país. Muchas personas dejaron sus trabajos en el campo o se trasladaron desde las áreas rurales a las ciudades en busca de nuevas oportunidades laborales, atrayendo consigo un flujo de inmigrantes europeos que se asentaron en el país y contribuyeron al desarrollo urbano e industrial. Eggers-Brass (2016) señala esto como un cambio positivo, debido a que además de transferir la inversión de la agricultura a la industria esto también llamo la atención de inversores extranjeros quienes invirtieron su capital de forma casi monopólica en la industrialización del país. 
Otra tendencia de la Década Infame fue el creciente nivel de corrupción estatal y el uso del aparato del estado para favorecer intereses privados. 
En el transcurso de este período se consolidó una élite política y económica, que en más de una ocasión abusó del poder, utilizando prácticas deshonestas para obtener beneficios personales. Esto se pudo visualizar cuando el gobierno facto fomentó la creación de una fuerza armada privada llamada Legión Cívica, la cual se encargó de reprimir conflictos laborales y manipular las elecciones. De esta fuerza armada también podían formar parte los aquellos dueños o terratenientes que poseían diez mil hectáreas con el beneficio de nombrar a sus propios subalternos, lo que les permitía evitar protestas de sus trabajadores y asegurar los resultados electorales a su favor. Así como también otras sitaciones en las que se dejo en evidencia la desigualdad del gobierno con la clase obrera, como el Pacto Roca-Runciman. Se trataba de un tratado entre Argentina y Reino Unido que beneficiaba a los exportadores ganaderos, pero perjudicaba al resto del país. El tratado entre Argentina y Gran Bretaña incluía atribuciones perjudiciales para Argentina, como la eliminación de los derechos de importación para el carbón inglés, la preferencia en las inversiones británicas y la obtención de préstamos para que las empresas inglesas pudieran enviar sus ganancias a Gran Bretaña. También se incluyeron cláusulas secretas que otorgaban beneficios descarados, como el monopolio (por 56 años) de transporte para la compañía británica del Subte "A", en perjuicio de los propietarios de colectivos argentinos. Aunque, a pesar de las críticas, el acto que permitiría el monopolio no fue implementado. Sin embargo eso no era todo sino que además incluía una cláusula secreta que establecia la creación de un Banco Central Mixto con control financiero otorgado a la banca privada británica predominante. Situación en la cual el Estado tenía obligaciones pero no derechos, sin poder de decisión ni capacidad para tomar préstamos. 
En este contexto, Eggers-Brass (2016) señala que los sectores nacionalistas y liberales mantuvieron una constante contienda por el control del poder en el país. Hasta ese momento, la Alianza Civil (compuesta por los partidos Socialista y Demócrata Progresista) y luego la Unión Cívica Radical fueron los principales bloques de oposición al gobierno argentino. La Alianza Civil fue antiyrigoyenista, pero dependía de los votos del radicalismo, lo que hacía que el partido mantuviera la abstención y tuviera muchos miembros en el Congreso. A pesar de que aceptaron ser la voz de las denuncias de corrupción del gobierno y los negociados en la década del 30, los conservadores les impedían ganar elecciones presidenciales por medio del fraude. En 1935, el senador demócrata progresista, Lisandro de la Torre, fue atacado a puñetazos por el ministro Duhau y luego asesinado dentro del recinto del Senado, junto con su compañero de bancada, Enzo Bordabehere. Más tarde, el socialista Alfredo Palacios, quien también tuvo una participación activa en la política proponiendo leyes que beneficiaban a los más vulnerables, denunciando negocios turbios y, en particular, investigando los beneficios que el gobierno daba a los frigoríficos ingleses. Después de que la UCR regresó a la política, algunos de sus miembros se involucraron en negocios turbios, como el de la CADE (Compañia Argentina de Electricidad), lo que afectó negativamente su reputación. Otra importante cuestión durante la Década Infame vinculada a la contienda con grupos opositores fue la asociación de radicales yrigoyenistas denominada FORJA, que se separó del alvearismo debido a su estrecha relación con la oligarquía. La organización denunciaba actos de corrupción y colonialismo a través de conferencias, cuadernos y gacetillas, y se oponía al imperialismo británico y norteamericano. También defendían la neutralidad en conflicto europeo y relaciones comerciales con la URSS. Aunque apoyaron críticamente el movimiento militar GOU que culminó en el golpe de Estado de 1943, los forjistas acabaron encarcelados por las críticas al nuevo gobierno. Sin embargo, encontraron apoyo en Perón, que nombró al líder del grupo, Arturo Jauretche, como consejero hasta 1944. En noviembre de 1945, FORJA se disolvió tras sentir que había logrado sus objetivos, y algunos miembros se unieron al peronismo y al Movimiento de Intransigencia y Renovación. En conclusión, durante estos años la Argentina se configuró como un país profundamente dividido y polarizado, con tensiones políticas y sociales en todos lados.
En definitiva, la Década Infame produjo un cambio profundo en la configuración de Argentina, con una crisiseconómica y política que afectó a grandes proporciones de la sociedad y causo una profunda inestabilidad política y económica El fracaso del modelo agroexportador y la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos para el país provocó cambios significativos en la estructura económica, social y política del país.

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