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El conocimiento (Ensayo)_Loaiza López Johana_2-02_LCC

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Loaiza López Johana_2-02_LCC		06/03/2023
EL CONOCIMIENTO CON BASE EN LA COMUNICACIÓN SOCIAL
El conocimiento ha sido uno de los términos más estudiados de nuestra historia desde la antigüedad hasta el presente por grandes filósofos, científicos y pensadores del todo mundo que han realizado su propia comprensión de su significado y su relación intrínseca con los procesos sociales y comunicativos, pero incluso hoy en día vemos al conocimiento como inalcanzable para el ser común, cuando este mismo comienza construirse desde el nacimiento. 
En sí, el conocimiento es descrito como un “conjunto de información almacenada mediante la experiencia o el aprendizaje (a posteriori), o a través de la introspección (a priori)” (Pérez & Gardey, 2008), la gran mayoría de estas experiencias se darán en las relaciones sociales por medio de nuestras sensaciones humanas, permitiéndonos el uso de nuestras habilidades del pensamiento, organizando y clasificando todo lo que se nos comunica del mundo externo al interno, para resguardarlo como conocimiento, ya sea nuevo o una reafirmación de aprendizajes anteriores. 
Debido a ello, podemos entender al conocimiento como una construcción mental que toma como base la comunicación social, por donde se adquiere y su transmite a sí mismo, así como se reafirma o trasforma de acuerdo a la evolución social. 
Pues, de acuerdo a Aguilar y Sánchez (2012), nuestra adquisición de conocimiento comienza con la observación de nuestro mundo físico, o bien, lo que llaman, el momento concreto, y pasar las características observadas a un momento abstracto, o sea, la restructuración de la misma imagen en nuestra mente, de esta manera estamos obteniendo un nuevo conocimiento si aquello que observamos no fue antes visto, lo mismo que hacíamos en una temprana edad al exponernos al mundo material, o simplemente hay una reafirmación o cambio de esto mismo, puesto que nuestro propio conocimiento puede ser variable. 
Esto no solo se limita a la observación de sujetos inanimados, estamos también hablando de personas y aquello que podemos observar de su propia comunicación, tanto oral como gesticular o de movimiento, pues en la observación, aunque se piense que es directamente en el sentido de la vista, también se encuentran involucrados sentidos como el oído. Por ello, su construcción requiere de un pensamiento amplio, así no solamente es una utilización de sentidos, también de un razonamiento analítico y de operaciones de abstracción que permita comprender el desarrollo humano y su desenvolvimiento actual (Vásquez & Orozco, 2015). 
De esta manera nos damos cuenta de la importancia de nuestras experiencias externas, sobre todo desde el ámbito social, puesto que “el conocimiento y el aprendizaje son dos procesos que se vinculan profundamente en el contexto social” (Vásquez & Orozco, 2015), así, el conocimiento se podrá adquirir a través de la interacción con el entorno y el análisis de la información disponible, por tanto, su construcción se verá basada en las normas reguladoras y valores que rijan en grupos sociales a los cuales nos encontramos relacionados. 
Por otro lado, la comunicación no solamente ayuda a obtener, sino también transmitir nuestro conocimiento a los demás. A través de la palabra, podemos compartir nuestras ideas, conocimientos y experiencias con los demás, así como aprender de otros, entender diferentes perspectivas, crear relaciones, y colaborar en resolución de problemas. Es por ello que hay tanta importancia en una comunicación certera, clara y concisa, que no lleve a malentendidos o desinformación, para que el conocimiento pueda ser transmitido efectivamente sin ningún ruido de por medio. 
Agregado a ello, la comunicación al igual que el conocimiento evoluciona, como se ha dicho el conocimiento no queda estático, cambia junto a la propia sociedad, y es que su relación con la comunicación es tan estrecha que cuando esta misma comienza a tratar nuevos medios, como las redes sociales, plataforma en líneas o dispositivos móviles, hace que la información se vuelva casi infinita, y que ya no se ve limitada por los medios de comunicación tradicionales, de esta manera, el conocimiento no solamente se vuelve mayor, sino también comienza a haber una mayor necesidad por su adquisición (Rodríguez, 2017).
Esto no quiere decir que estas nuevas formas de obtención de conocimiento no se vean entorpecida, puesto que con estas posibilidades infinitas también podemos toparnos con desinformación, que no aportaran ningún tipo de conocimiento o razonamiento, siendo solamente hechos como apelación a las emociones humanas y las reacciones impulsivas que ayudan a su despunte, con ello, su construcción deja ser por el avance social y personal, pero recae en la justificación a actos de discriminación o para causar algún tipo de daño, por ello, debemos tener mucho cuidado con estos canales, nosotros seguimos siendo aquellos que tenemos el criterio para discriminar cierta información de acuerdo a su aportación intelectual para nosotros y su utilidad. 
Debido a lo anterior, la aprobación del conocimiento se ha visto segmentado en tres niveles, aquello aceptado por la comunidad científica, la aportación que ese conocimiento puede tener, así como pruebas o refuerzos, y el debate social, dado que cada miembro de una comunidad es parte de tanto su construcción, así como su reafirmación, así mismo, el paso entre niveles se ve confiscado de acuerdo a la sociedad en sí (Rodríguez, 2007), una vez más, nos damos cuenta del peso que tiene las interacciones sociales con el conocimiento que se va trasmitiendo dentro de ella y entre diferentes generaciones, así como su cambio si este ya no se encuentra preciso en el entorno contemporáneo que se esté viviendo en ella. 
Esto no quiere decir que el conocimiento no sigue siendo restringido, incluso a pesar de todos los nuevos medios de comunicación dados a conocer, pues sigue habiendo grupos académicos, cuya responsabilidad es compartir estos nuevos conocimientos de parte de las nuevas tecnologías, que frenan esta evolución y desarrollo (Rodríguez, 2007), así, se divide en aquellos que mantienen su apego constante a los sistemas educativos tradicionales, cuyos conocimientos se han visto hoy en día juzgados, o ayuden a fomentar la curiosidad por ellos para que más puedan conocer estos nuevos formas de aprendizaje. 
En resumen, el conocimiento y la comunicación social son dos procesos que se relacionan intrínsecamente, y por ello dependen del otro, ya que el conocimiento no se puede obtener de debida manera sin que allá una transmisión de información certera y factible, igualmente, no podemos realizar una buena comunicación sin la utilización de nuestra abstracción y conocimiento ya adquirido, puesto que no hacerlo limitaría el conocimiento que construyamos, centralizándolo en el razonamiento y abstracción de otros y no de uno mismo, debido a que su obtención no se trata de lo que otros dicen sino lo que yo puedo comprender y razonar de ello, de esta manera, observar el mundo desde los ojos del otro y de los míos, podré tener una comprensión más amplia, que es entonces cuando realmente consigo conocimiento.
Al mismo tiempo, debemos de dejar de ver al conocimiento como algo estático e inamovible, pues este puede cambiar en tanto la sociedad lo haga, al tener una relación tan estrecha entre los dos, por ello mientras nuevas formas de razonamiento y comunicación aparecen, comienza todo una reformulación de nuestros conocimientos, como lo que antes reconocíamos como dos géneros, hoy en día, debido al flujo de información desde diferentes plataformas, podemos agregar diferentes y que se vuelvan parte de nuestro conocimiento humano, aunque aún se encuentra en un nivel de debate social. 
REFERENCIAS: 
· Aguilar, G. Sánchez, L. (2012). Competencias Para El Desarrollo de Las Habilidades de Pensamiento. España; Editorial Académica Española. 
· Pérez J, Gardey, A. (23 de abril de 2008). Definición de conocimiento. Definicion.de. Recuperado el 3 de marzo de 2023 de https://definicion.de/conocimiento/· Rodríguez, A. (2007). Conocimiento y comunicación. Argumentos de Razón Técnica, (10): 125-137.
· Vazquez, E. y Orozco, M. (2015). Conocimiento y comunicación. El bolígrafo del justo. UNAM, 1.

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