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UNIDAD 5 HISTORIA

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UNIDAD 5 
La política económica en tiempos de crisis (1929 
1940) 
El retorno de la vieja política 
Tras el manso periodo de Alvear bendecido por años de Bonanza económica Yrigoyen vuelve al 
poder con un masivo apoyo en la opinión pública que poco tardaría en menguar. El presidente 
era viejo caudillo de que no podían esperarse las energías que durante décadas había 
mostrado en la lucha por la ampliación de la democracia. El desgaste del gobierno fue 
acentuándose con la impiadosa prédica de socialistas independientes y de demócratas 
progresistas socialistas incluso comunistas. 
El descontento militar hacia Irigoyen por el manejo político de los ascensos en las fuerzas 
armadas se veía agravada por una reticencia desconcertante hacia el gasto en material bélico. 
La sensación de crisis económica reforzado el descontento hacia el gobierno y hacía 
impensable una reacción popular adversa del golpe. Así el 6 de septiembre Uriburu tomó el 
poder sin necesidad de derramar sangre. 
La administración de justo 1932 1938 fue una restauración de las formas y proyectos de los 
gobiernos anteriores al predominio radical 
Los años 30 se cerraron con la débil presencia de Ortiz cucha oscura elección no impidió que 
como primer mandatario intentar un retorno a las prácticas electorales más saludables su 
enfermedad y su renuncia definitiva en 1940 lo impidieron. 
Un diluvio universal la gran depresión 
 Aunque el desempeño económico mundial durante la década del 20 no tuvo la solidez y la 
universalidad características del periodo previo a 1914 varios países retomaron la senda del 
crecimiento que se había interrumpido durante la primer Guerra mundial. El comercio 
internacional recupero algo de su brillo de la belle epoque y Europa occidental pudo 
restablecerse en alguna medida del desastre de la guerra. Inglaterra creció poco sufrió altas 
tasas de desempleo y perdió el liderazgo económico mundial a manos de los Estados Unidos. 
El crecimiento automotor 21 calle del transporte por ferrocarril que también se desarrolló 
como nunca. la bolsa fue el destino de los ahorros de ricos y no tan ricos. El clima de 
optimismo se reflejó en la bolsa como en ningún otro lado. el descontrol ahorro en derrumbe 
de los valores de la bolsa en octubre de 1929 fue el primer signo de Los duros tiempos que 
sobrevendrían la caída de los precios de las acciones fue sólo un síntoma del cataclismo que 
vivió el sector real de la economía. La inversión se desplomó en 1932 y en 1933 no alcanzó a 
ser un 4%. La caída de la demanda y la producción fue acompañada por una deflación 
generalizada. 
Peines enfatizaba del gobierno pecó por omisión debió haber aumentado los gastos públicos 
para fortalecer la demanda y el empleo. Si bien el origen de la crisis está asociado a problemas 
internos en los Estados Unidos pronto se pusieron en marcha mecanismos que transmitieron 
la depresión al resto del mundo. 
 
 
 
 
Repercusiones de la crisis en un país expuesto 
la conexión económica de la Argentina con el resto del mundo era muy estrecha desde hacía 
décadas. El país había asumido el papel de exportador de alimentos de importador de 
manufacturas en el sistema de división Internacional del trabajo que giraba alrededor de Gran 
Bretaña. las exportaciones eran fundamentales para mantener altos niveles de empleo y 
actividad y además para poder importar aquellos bienes que la Argentina no producía. 
el colapso del comercio mundial provocado por la gran depresión afecta las posibilidades de 
importaciones del país. 
Era difícil prever una caída de los precios como la que se sobrevino con la depresión. La 
capacidad para importar se redujo. Aún cuando los precios de las importaciones también 
fueron afectados por la depresión generalizada se calcula que en 1933 Argentina podía 
comprar en el exterior sólo dos tercios de lo que compraba en 1929. 
En el medio del siglo anterior a 1930, el país había tenido que enfrentarse a la interrupción de 
los flujos de capital. En 1914, debió abandonarse la convertibilidad luego de que el drenaje de 
divisas se hiciera insostenible. Después de varios años de inestabilidad cambiaria, en 1927 el 
presidente Alvear había cedido la presión a los exportadores perjudicados con la valorización 
del peso argentino. Hacia 1928 los capitales norteamericanos prefirieron alimentar el auge de 
Wall Street y aprovechar un aumento de la tasa de interés norteamericana antes que buscar 
horizontes más lejanos. Esta salida de capitales contribuyo a que, la argentina perdiera 173 
millones de dólares de reservas, con lo que el gobierno de Irigoyen se vio obligado a inaugurar 
un nuevo periodo de inconvertibilidad. Una vez desatada la crisis, el clima de desconfianza 
generalizado hacia improbable la obtención de nuevos préstamos. 
Las dificultades para obtener financiamiento eran perjudiciales para un país que entraba 
endeudado en la década de la crisis. Para la argentina, la deflación mundial hacia mas pesada 
la carga. 
Si bien en 1929 se pagaron 240 millones y 131 millones en 1933, la cantidad de exportaciones 
necesarias para pagar ese monto era un 72% mayor en el último de esos años. 
Primeras reacciones: el control de cambios y la disciplina presupuestaria 
Las necesidades de divisas y oro para pagos exteriores eran, a principios de los años 30, 
mayores a las disponibilidades obtenidas de las exportaciones y las inversiones extranjeras en 
el país. Argentina era todavía en 1929 uno de los países con más reservas de oro en el mundo. 
Si bien ya en 1929 se había abandonado la convertibilidad, el gobierno podía recurrir a esas 
reservas para evitar la depreciación de la moneda nacional. Esa fue la política seguida hasta 
1931, el gobierno entregaba el oro que demandaban los importadores para sus pagos 
exteriores a cambio de pesos. 
El drenaje de oro creaba problemas que no eran menos graves. Quienes retiraban sus 
depósitos en pesos del sistema bancario estaban generando una delicada situación de liquidez, 
lo que restringía el crédito y normal funcionamiento de la economía. Algunos bancos 
comenzaron a tener problemas y el gobierno se vio obligado a hacer uso de una vieja ley que 
le permitía emitir dinero sin respaldo a través de la Caja de Conversión. Entre abril y diciembre 
de 1931 se emitieron 360 millones de pesos que ayudaron a normalizar la situación crediticia. 
La expansión de la oferta de dinero acentuó la tendencia del peso a la depreciación. 
El control de cambios nació como intento de frenar la depreciación sin tener que achicar el 
crédito ni perder reservas. En noviembre de 1931, la Comisión de Control de Cambios paso a 
centralizar todas las operaciones de divisas. Se fijo una tasa de cambio que regia para todas las 
operaciones del exterior. 
En primer lugar, se aseguraba a los gobiernos municipales, provinciales y nacional la moneda 
extranjera necesaria para sus pagos de deuda externa. La restricción a las importaciones fue 
reforzada además por un aumento general del 10% en los aranceles. 
Si bien el control de cambios logró que se estabilizara el valor del peso y que cesara la perdida 
de oro, los fundamentos del sistema no eran sólidos. En seguida surgió el problema de los 
“fondos bloqueados”: los proveedores del exterior debían esperar a que la Comisión de 
Control de Cambios recibiera pagos. 
En 1929 tres cuartos de los gastos del gobierno central se había cubierto con impuestos, 
aumentando fuertemente la deuda. 
La gran depresión repercute no sólo para el lado de los gastos sino también por la contracción 
de los ingresos. La reducción de las importaciones derrumbó la recaudación obtenida en las 
aduanas. Esa caída era grave ya que el comercio exterior era la fuente principal en los ingresos 
del gobierno. La disminución en la recolección de aranceles aduaneros fue determinante para 
que en 1930 el gobierno se viera obligado a financiar con deuda un 40% de sus gastos.en abril de 1931 se grabaron algunos artículos extranjeros que ingresaron sin pagar impuestos. 
En septiembre fueron aumentados en un 10% de los aranceles de importación.ciclismo 
impuesto a las transacciones de empresas y se estableció un gravamen al combustible. Se 
estableció un impuesto a los ingresos que comenzó a recaudar se en 1932 el cual establecía 
alícuotas mayores para las personas de más ingresos. Por dificultades administrativas se 
obligaron en un principio a que la recaudación se concentrará sobre los empleados de 
comercio y oficinistas. 
Con la posibilidad de financiamiento externo cerrada y la negativa del banco nación adelantar 
créditos al gobierno se decidió la emisión de un empréstito patriótico cuya suscripción pública 
recaudó 150 millones de pesos. Siendo esto insuficiente, se emitió moneda para cubrir 
necesidades fiscales. 
Impacto Social 
la consecuencia mas dramática de la depresión fue la aparición de un desempleo que no tenía 
precedentes en la historia. En la Argentina, un país donde las posibilidades de trabajo había 
generado la inmigración de 1880 – 1914, la necesidad de brazos era ahora reemplazada por 
una desocupación masiva. muchos arrendatarios y pequeños propietarios fundidos por la baja 
de precios agrícolas se trasladaban a las ciudades en busca de oportunidades. Las empresas 
industriales también sintieron el rigor de la crisis, sobre todo aquellas relacionadas con el 
comercio de exportación, y el desempleo urbano se propagó tanto como el rural. 
Las nuevas ideas económicas 
los desvelos del presidente republicano Harry Hoover por alcanzar un presupuesto equilibrado 
no fueron suficientes para evitar que en la campaña presidencial de 1932 Franklin Roosevelt 
acusara a su administración de gastar irresponsablemente. Roosevelt se identifica con una 
nueva forma de tratar la economía asociada a la fundación de organismos reguladores de la 
producción y las relaciones de trabajo. 
La nueva receta keynesiana de compensar la caída del gasto privado con un aumento de las 
compras gubernamentales no tuvo en los años 30 mayor predicamento recién apareció en el 
año 1936. 
Recién a partir de la recesión de 1937 1938 el keynesianismo pasó a ser definitivamente 
reconocido por la administración de Roosevelt como a la mejor manera de entender la 
depresión y responder a ella. 
el sesgo conservador de las políticas británicas había sido blanco de fuertes críticas de parte de 
keynes. 
Churchill sostuvo la necesidad de volver al patrón oro que Inglaterra había sido abandonado 
con la guerra. cuando finalmente se restaura la vieja paridad en 1925, keynes advirtió que la 
revaluación de la libra no ayuda a resolver problemas económicos. 
El recrudecimiento del desempeño y las dificultades que muchas industrias se encontraron 
para seguir exportando mostraron que el apego al patrón oro no fue la mejor política. La crisis 
del 30 dio el golpe final a las ilusiones de volver a la Inglaterra sólida del siglo 19. 
casi todos los países europeos se vieron forzados a pasar a un sistema monetario más flexible y 
menos vulnerables a las fluctuaciones externas en los años 30. 
El intercambio comercial Durante los años treinta entró en un dañino círculo vicioso. En el que 
las caídas de demanda por los productos de un país lo obligaban a restringir sus importaciones 
para evitar el déficit comercial lo que a su vez provocaba una disminución de las exportaciones 
de sus proveedores y una nueva oleada de proteccionismo. 
El intercambio comercial entre naciones pasó a ser cada vez más el fruto de acuerdos 
bilaterales. Keynes propuso establecer un arancel para resguardar de las importaciones a los 
productos británicos y fomentar el empleo. 
EstadosUnidos e Inglaterra los dos principales socios comerciales de Argentina contribuyeron 
al florecimiento del proteccionismo a través de sucesivos aumentos arancelarios. en Estados 
Unidos la protección ya había sido llevada al nivel más alto de su historia en 1922. 
En 1930 la aprobación de la tarifa holy smoke una muestra más del aislacionismo 
norteamericano nubló las esperanzas de un Renacimiento comercial. Desencadenó una serie 
de represalias de las que Gran Bretaña fue protagonista central. entre 1931 y 1933 Inglaterra 
montón sistema de preferencias imperiales que levantaban un considerable muro alrededor 
de las fronteras de sus vastas colonias. 
El abandono del patrón oro por parte de Estados Unidos a pocos meses de la conferencia 
monetaria y económica internacional reunido en Londres en 1933 ensombreció cualquier 
perspectiva de retorno a un sistema multilateral. 
El comercio triangular y el pacto anglo argentino 
las dificultades que los productos argentinos encontraron en sus mercados de exportación, 
generadas por la caída de la demanda mundial, se vieron agravadas por la escalada 
proteccionista en Europa y Estados Unidos. 
Inglaterra era más importante como comprador de productos argentinos que como vendedor 
en la Argentina de manufacturas. en otras palabras la balanza comercial con Inglaterra tenía 
saldo positivo. Con Estados Unidos la situación era la inversa. Resultaba más difícil en la 
colocación de productos primarios argentinos en Estados Unidos. Las importaciones desde los 
Estados Unidos superaban a las exportaciones hacia aquel país. 
Cuando la argentina se vio obligada a contener las importaciones, los exportadores ingleses 
tenían razones para temer que sus ventas en el ya declinante mercado argentino se redujeran 
aún más. 
el conflicto entre los intereses británicos y norteamericanos en la Argentina era patente ,como 
ningún otro lado ,en el área del transporte terrestre. Los capitales ingleses habían tejido la 
densa red ferroviaria. Eran los productores ingleses quienes proveen el material para su 
construcción y reparación. Los norteamericanos, en cambio , estaban más interesados en que 
se expandiera en la Argentina el transporte automotor. 
el interés británico por recuperar sus ventas en Argentina coincidía con las pretensiones de 
algunos sectores locales. Los exportadores de productos primarios se verían beneficiados con 
un acercamiento en la tierra. 
el otorgamiento de privilegios a las importaciones desde Inglaterra era una valiosa prenda de 
cambio que podía convencer a los británicos para que levantaron sus barreras a las carnes. los 
industriales, en cambio ,se encontraban con que las restricciones a las importaciones 
impuestas por la depresión alejaban la competencia extranjera y permitir una mayor 
expansión de sus actividades. 
para los Estados Unidos, un excesivo acercamiento de la Argentina a Gran Bretaña era el peor 
de los mundos posibles: se perjudicarían los exportadores norteamericanos, al achicar su 
cuota en el mercado argentino, y las empresas estadounidenses radicadas en el país, obligadas 
a compartir con productos británicos. 
El deseo de Inglaterra de reforzar sus lazos con la argentina se haya manifestado ya en 1929 
con la misión D' Abernon. El éxito, aquella vez, había sido esquivo. Pero se había sentado un 
precedente para lo que sería uno de los acuerdos internacionales más polémicos de la historia 
Argentina : el pacto Roca- Runciman. 
La inquietud de los ganaderos argentinos por los problemas que encontraban para exportar se 
transformó en pánico después de que la conferencia económica imperial fijara un sistema de 
cuotas decrecientes para las carnes argentinas en el mercado inglés. Los ganaderos argentinos 
que tienen revertir esta situación a toda costa. Su presión a favor de un tratado comercial con 
Inglaterra se resumía en la fórmula: “ comprar a quién nos compra” 
La razón detrás de la presión inglesa por rebajas arancelarias preferenciales era la necesidad 
de defender algunas de sus industrias de exportación. Había una retórica que daba a las 
pretensiones inglesas un aire respetable la censura al excesivo proteccionismo argentino. losbritánicos demandaron también una rápida solución al problema de los fondos bloqueados 
deudas en libras de importadores argentinos de productos británicos. El acuerdo firmado en 
marzo de 1933 abarcó todos estos aspectos. A cambio de que se mantuviera el estatus quo en 
el mercado inglés de carne, la Argentina concedía las rebajas arancelarias requeridas por 
Inglaterra y garantizaba que, era segura la prioridad inglesa para todas las libras obtenidas de 
la venta de productos argentinos en Gran Bretaña. Es indudable que el pacto roca-runciman 
privilegio ante todo el interés ganadero. 
La prioridad para Inglaterra en el mercado de cambios también fue estrictamente respetada 
por las autoridades argentinas. Pero el cumplimiento no fue recíproco. El 1936 el board of 
trade mencionó la posibilidad de grabar las carnes argentinas. no siempre se aceptaron los 
privilegios requeridos por Inglaterra: los productos británicos no fueron exceptuados de la 
sobretasa aduanera establecida en 1931 y las compañías inglesas perdieron algunas 
licitaciones públicas, lo que estaba en contra del espíritu del pacto roca runciman. en otros 
ámbitos hubo concesiones no estipuladas explícitamente por el tratado, como el otorgamiento 
de cambio especial para las importaciones ferroviarias y la discriminación en contra de 
terceros países en la distribución de divisas. 
Había una necesidad a comienzos de los años treinta de revitalizar el comercio argentino. La 
recuperación de las importaciones a partir de 1934 fue en alguna medida consecuencia de las 
mejores posibilidades de exportación que siguieron al pacto anglo argentino. 
el pacto roca-runciman fue un postrero estertor de una organización económica que desde 
hace un tiempo venía mostrando ciertos síntomas de debilidad. Argentina que había sido 
construida para ser granero del mundo poco a poco dejaba paso a un país en el que las 
chimeneas de las fábricas, eran los símbolos de modernidad. 
Un gobierno en acción 
A mediados de 1933, Justo cambió su gabinete. La entrada más significativa de quién sería, 
junto con Raúl prebisch, la figura más activa en la política económica de los años 30: Federico 
Pinedo. 
el nuevo gabinete aprovechó el acuerdo roca runciman para solucionar problemas financieros 
y a partir de allí tomar medidas en respuesta a la crisis. Los importadores argentinos de bien 
alrededor de 10 millones de libras a proveedores en el exterior.el gobierno decidió hacerse 
cargo de esa deuda en tanto los importadores pagarán al gobierno el mismo monto en 
moneda nacional. El estado nacional pagó la deuda con un bono. Este empréstito roca serviría 
también para otras operaciones financieras del gobierno. Las principales modificaciones a 
partir de noviembre de 1933 fueron, según prebisch: el establecimiento de un permiso previo 
para la importación; se abandona el propósito de control absoluto y se controla lo que la 
práctica nos enseña que puede controlarse lo demás se deja fuera, un mercado 
completamente libre; el tercer punto fue el desplazamiento de los tipos de cambio, se 
abandona ese tipo artificialmente bajo y se busca otro nivel más de acuerdo con las 
circunstancias. Simultáneamente con la devaluación, el mercado cambiario se desdobló en un 
oficial y en uno libre. 
Del Mercado Libre participaban, cómo rubros proveedores de divisas las exportaciones no 
tradicionales y a países limítrofes y las inversiones extranjeras en Argentina y como categorías 
demandantes las importaciones sin permisos previos y los pagos de servicios exteriores no 
autorizados en el mercado oficial. La inclusión de exportaciones no tradicionales era una forma 
de incentivar el desarrollo de industrias exportadoras. 
En 1935una ley autoriza al gobierno a grabar a las importaciones sin permisos previos que 
debieron pagar un recargo de 20%. además en el mercado oficial pasaron a cotizarse dos tipos 
de cambio distintos uno comprador y un vendedor. 
Los exportadores se vieron beneficiados por la devaluación con que se inició el régimen 
cambiario de noviembre de 1933. El nuevo precio oficial de la libra, era considerablemente 
mejor para los exportadores que el tipo de cambio anterior a la devaluación. 
La idea original de los diseñadores del régimen cambiario de 1933 era: “ir pasando, poco a 
poco, elementos del mercado oficial al libre hasta poder llegar al mercado libre completo” 
Las conversiones de deuda y manejo fiscal 
Las cuentas del estado de 1932 y 1933 mostraron nuevos desequilibrios. En 1932, un 29% de 
los gastos del gobierno se dedicaba al servicio de la deuda interna y externa. 
Se dio a los tenedores de títulos nacionales la posibilidad de venderlos al gobierno o canjearlos 
por un nuevo papel que pagaba un menor interés anual pero durante un período más largo. Ya 
que las alternativas de inversión no eran buenas, la mayoría se decidió por la conversión, lo 
que en el corto plazo redujo los pagos del gobierno a sus acreedores locales. entre 1934 y 1937 
se convirtieron deudas en libras, francos y dólares alargando los plazos y reduciendo el interés. 
Parte de la deuda fue repartida: títulos nominados en moneda extranjera fueron sustituidos 
por bonos en pesos, con lo que se reducía la vulnerabilidad de las finanzas a los eventos 
externos. 
la austeridad del gobierno se reflejó una profundización de las políticas impositivas y de 
reducción del gasto. El impuesto al ingreso fue simplificado, y su implementación mejorada, de 
manera que aumentó su contribución al tesoro nacional. El reordenamiento presupuestario 
permitió,reavivar la inversión pública que tanto había menguado Durante los años de duro 
ajuste. En el quinquenio 1935-39 , las inversiones del estado representaron el 6% del producto 
bruto, contra el 3,7 porciento en 1930-34. uno de los principales destinos del embarazo en 
público de esos años fue el desarrollo de la red vial. 
La creación del banco Central 
las entradas y salidas esporádicas de la Argentina el patrón oro habían impedido la 
institucionalización de un régimen monetario ordenado durante los periodos de 
inconvertibilidad. 
Mientras el patrón oro funcionará, como entre 1899 y 1914, el mecanismo de creación de 
dinero era simple: se entregaban pesos contra oro en las ventanillas de la caja de conversión. 
Pero cuando se desligaba la cantidad de dinero de las entradas y salidas de oro, como entre 
1914 y 1927, y de nuevo partir de 1929, la política monetaria era errática e imprevisible. 
El propio yrigoyen había mencionado, el 1917, la necesidad de regular las operaciones 
bancarias. La nueva y definitiva salida de la convertibilidad en 1929 había reanimado los 
estudios para establecer una autoridad monetaria general, y el 1939 se invitó a Otto niemeyer 
para analizar la situación Argentina. El proyecto de niemeyer, presentado 1933, contemplaba 
la creación de un banco que emitiera los billetes, regular el crédito y las reservas bancarias, 
mantuviera la estabilidad del peso, actuará como agente financiero y decidiera la aprobación 
de empréstitos. Dicho banco sería una sociedad anónima, administrada por particulares. 
El 1933, opinión del congreso una serie de leyes por las que se creaba al banco Central de la 
República Argentina. Pinedo contemplaba un mayor control sobre los bancos, preveía la 
absorción de fondos en tiempos de plétora monetaria, restringía el monto de divisas cón la 
que el banco podía contar como reserva y era más liberal a la hora de regular el otorgamiento 
de redescuentos. 
En1935 El congreso nacional sancionó finalmente la ley de creación del banco Central. Los 
objetivos eran: concentrar reservas para moderar las consecuencias de las fluctuaciones de las 
exportaciones y de las inversiones de capitales extranjeros sobre la moneda, el crédito y las 
actividades comerciales, regular la cantidad de crédito y los medios de pago, promover la 
liquidez y el buen funcionamiento del créditobancario y controlar a los bancos, actuar como 
agente financiero y aconsejar al gobierno en la emisión de empréstitos. 
Niemeyer se manifestaba que el volumen de la moneda y de crédito de vigilarse de los 
vaivenes de la balanza de pagos. 
Nuevas turbulencias: los ciclos en 1934-1939 
Ya partir de 1934, los términos de intercambio argentinos iniciaron una recuperación, y los 
capitales extranjeros volvieron a entrar al país. La producción haya vuelto a crecer desde 1933, 
y en 1935 ya se había superado el nivel previo a la crisis. El déficit de la balanza de pagos, y la 
consecuente caída de las reservas internacionales argentinas, se revirtió también hacía 1935. 
A través de diversos mecanismos, se puso en marcha una política de esterilización,por la cual 
el impacto monetario de superávit en los pagos con el extranjero se moderaba. El banco 
Central vende bonos del gobierno a los bancos quitándoles así parte del efectivo que había 
resultado de la entrada de divisas, coloque los bancos perdieron poco de capacidad para 
prestar. 
La recuperación de 1934-1937 se tuvo con el advenimiento de una nueva recesión mundial. A 
la crisis de Estados Unidos se sumaron cosechas pobres y una nueva baja los precios. las 
exportaciones argentinas cayeron una vez más y el peso comenzó a depreciarse en el mercado. 
Banco de la nación Argentina, inició una política liberal de préstamos, incentivando por una ley 
de crédito agrarios dictada por el congreso. Las autoridades monetarias reconocían que estas 
acciones compensadoras ayudaban a amortiguar la recesión. Pero temían resultados 
contraproducentes: la expansión crediticia alimentaba la demanda y demoraba la necesaria 
reducción de las importaciones. Había que buscar alguna forma de reconciliar los dos 
objetivos, el equilibrio de la balanza de pagos y el sostenimiento del nivel de actividad interna. 
Con ese doble propósito, se reforzó en 1938 el control de cambios. la idea era que el poder de 
compra creado por la inyección crediticia se desviaría hacia la demanda por bienes 
nacionales.las esperanzas de recuperación se dieron paso a nuevas preocupaciones cuando se 
hizo evidente que uropa marchaba hacia la guerra. 
La Argentina industrial 
En febrero de 1936, un artículo sorprendía de qué, pese a su falta de carbón y hierro, la 
argentina se había convertido en el segundo país más industrializado de Sudamérica. Este 
desarrollo industrial no se limitaba a los frigoríficos, molinos, bodegas. había florecido en la 
Argentina industrias manufactureras para satisfacer el consumo interno, entre ellas las textiles, 
metalúrgicas, manufacturas de vidrio, papel, caucho. En los años 20, la industria pudo hacer 
pocos progresos pero la crisis de los años 30 creo nuevas condiciones: la depreciación del peso 
y las nuevas tarifas trajeron un renacimiento industrial que encontró luego protección en el 
control de cambios. 
El derrumbe del comercio exterior fue la principal responsable del desarrollo industrial en los 
años 30. Las políticas del gobierno, garantizaron que la crisis de las exportaciones se tradujera 
en una caída no menor de las importaciones. Esa restricción de la competencia externa en los 
productos manufacturados género lo que se llamaría “industrialización por sustitución de 
importaciones”. Se proyectaba, la disminución de otras importaciones que también serían 
reemplazadas por “el similar nacional”. 
Las exportaciones no tradicionales fueron alentadas por el sistema cambiario. En 1941,este 
impulso fue institucionalizado con la creación de la corporación para la promoción del 
intercambio. El crecimiento industrial fue causa y consecuencia de un acentuado proceso de 
urbanización. La crisis del sector agropecuario expulsó trabajadores rurales a las ciudades. 
Hubo, en los años 30, un ambiente evidentemente favorable para el emprendimiento de 
actividades industriales. 
¿Una década de innovadores? 
Cuanto más altas las tarifas al comercio, cuanto más depreciado el peso, y cuánto más estricto 
el control de cambios, menos atractiva se hacía la importación de mercaderías y más rentable 
su sustitución por producción nacional. 
El objetivo explícito del control de cambios fue el racionamiento de las importaciones, para 
detener el déficit de la balanza de pagos. Además, las divisas obtenidas por las exportaciones 
no tradicionales tenían acceso al mercado libre de cambios, de esta manera recibían un 
estímulo adicional. 
El partido socialista seguía manteniendo una firme posición en favor del libre comercio, al 
considerar que permitía a la clase trabajadora acceder a bienes más baratos. 
El presidente justo enfatizó que la agricultura era indudablemente la principal fuente de 
riqueza del país y que el gobierno había renunciado a la idea de que podía ser autosuficiente. 
Federico Pinedo advierte la idea de que la industria era sólo un buen reemplazo transitorio del 
sistema basado en el comercio exterior. 
La mejor prueba de que desde el gobierno no se buscó alterar la tradicional estructura agraria 
del país fue, la firma del tratado Roca-Runciman. El bilateralismo había reemplazado a la 
apertura multilateral como forma de sostener el comercio exterior. A pesar de este clima 
hostil, la Argentina hizo todo lo que pudo para parecerse al país agroexportador de otras 
épocas. Intento reavivar, las posibilidades de vender sus productos en el extranjero. 
La leve tendencia creciente de las tarifas resultó de medidas fiscales que buscaban compensar 
la caída de la recaudación de la aduana provocada por la disminución de las importaciones. 
Las decisiones sobre política cambiaria, estuvieron motivadas por el temor a una balanza de 
pagos desequilibrada o a un peso excesivamente depreciado. 
Durante los peores años de la depresión, el gobierno gastó más de lo que recaudó. el déficit 
fiscal de los tempranos años 30 era considerado parcial culpable del caos económico y de la 
falta de confianza. 
La ejecución de un vasto programa de rutas y caminos, lo mismo que el aumento del empleo 
estatal, son dos evidencias de que el gasto público aumento en importancia como estimulante 
de la economía. A partir de 1937, el gobierno norteamericano ya había hecho suyas la 
prescripcion keynesiana de combatir la recesión con gasto público. Y el estado brasileño, 
también parece haberse movido hacia una política contracíclica. La Argentina, en cambio, era 
descripta en 1938 como el único país que seguía adhiriéndose a los principios clásicos de las 
finanzas. 
El abandono de la convertibilidad y la posterior creación del banco Central dotaron al país de 
instrumentos que le permitían seguir políticas más autárquicas y antideflacionarias. 
El control de cambios, el Banco Central, las juntas reguladoras y el impuesto al ingreso fueron 
todas creaciones de esos años. aún cuando el uso de esos instrumentos tuvo objetivos 
bastante limitados durante la década del 30, representaron una herencia poderosa para los 
diseñadores de la política económica de administraciones posteriores. 
La guerra y el plan Pinedo de 1940 
El final de la década del 30 fue muy convulsionado en la Argentina, donde se desató la guerra 
en septiembre de 1939. 
Las dificultades que debió enfrentar Pinedo no eran menores que las de 7 años antes. Las 
exportaciones se habían comenzado a acusar el impacto del conflicto. 
El principal problema era, la crisis del comercio exterior. Las desesperadas previsiones de 1940 
instaban al gobierno actuar con rapidez para prevenir un nuevo desmoronamiento productivo. 
El plan recomendaba la profundización de medidas de corto plazo ya conocidas, la compra de 
cosechas invendibles y una mayor restricción de las importaciones. La ejecución de un vasto 
programa de construcciones populares se proponía como forma de alentar la ocupación. 
Se pedían facultades más amplias para el banco Central, de modo que pudiera regular con 
mayor discreción el crédito.En cuanto la política fiscal, se reconocía el principio “primero la 
economía, después las finanzas públicas”. 
Se esperaba también, que el poder de compra generado por las medidas de apoyo a la 
construcción lograría “mantener y desarrollar la demanda de los artículos industriales”. 
Durante la guerra Argentina pudo mantener sus mercados tradicionales de exportación, 
cobrando sus ventas a Inglaterra en libras bloqueadas que podían usarse sólo para compras en 
el imperio británico. 
Independientemente de su fracaso político y del error en el pronóstico, el plan Pinedo mostró 
que los conductores de la economía Argentina no habían sido sordos a la convulsión en el 
mundo de las ideas económicas. 
A principios de los años 40, casi todos reconocían la necesidad de una mayor incumbencia del 
estado en los asuntos económicos. 
 
 
 
 
CAPÍTULO 1. LA ECONOMÍA. JUAN CARLOS KOROL 
 
 Hubo un crecimiento económico por exportaciones de productos agropecuarios al 
mercado mundial; pero a partir de la crisis de 1929 dejan de ser el impulsor de ese 
crecimiento. 
 La Argentina pasa de una economía abierta a los mercados mundiales a una 
economía basada en un creciente proyecto autárquico volcado hacia dentro. 
 Se transforma de agroexportadora a un país donde la industria es el principal motor 
de la economía. 
 
CRISIS Y DEPRESIÓN 
 
 La Crisis de 1929, crack de la Bolsa de Nueva York, causó una disminución del 
comercio mundial y alta desocupación. Cada estado perjudicado debía adoptar una 
política 
específica. 
 En Argentina caen los valores de las exportaciones de carne y cereales, más las 
dificultades para obtener capitales y divisas para el pago de las importaciones. 
 El gobierno busca fuentes de financiamiento no ligadas al comercio exterior, se crea 
el Banco Central, se disminuyen importaciones, y se trata de cuidar la relación con el 
mercado británico para nuestras exportaciones. 
 1932 – Pleno momento de la Depresión. Sumado el alto desempleo. 
 
EL SECTOR EXTERNO Y LOS CAMBIOS EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL. 
 
 Existía una estrecha relación con Gran Bretaña, gran cantidad de los capitales 
invertidos en el país, provenían de Inglaterra; a cambio de exportación de cereales y 
carnes; sobretodo carne enfriada. 
 De Inglaterra provenían los capitales, productos manufacturados y el carbón de 
piedra para los ferrocarriles. 
 Desde la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña va perdiendo el lugar que ocupaba 
en el mundo. Sus productos pierden competitividad con los norteamericanos, desde 
los automóviles hasta la maquinaria agrícola se adaptaban a las necesidades de 
Argentina. Pero la producción agrícola competía con la argentina. 
 El país debía obtener divisas para poder pagar los productos norteamericanos. La 
convertibilidad de esas libras, obtenidas de las exportaciones, en dólares resultaba 
esencial para mantener el esquema de comercio triangular. 
 Desde los Estados Unidos llegan capitales para la instalación de industrias que 
puedan competir en el mercado interno. 
 Inglaterra debía aumentar sus exportaciones a la Argentina y mantener el envío de 
las ganancias de sus empresas. Además debía negociar con los dominios de la corona, 
cuyos productos competían con los argentinos por el mercado británico. 
1928 – Las exportaciones declinan y el capital sale del país. Aumentan los gastos del 
Estado y caen las tasas de interés. 
1929 – El gobierno de Yrigoyen interrumpe la convertibilidad y a fin de este año llega 
una delegación británica para consolidar las relaciones, donde Argentina se 
comprometía a comprar en el mercado inglés durante dos años, los materiales e 
insumos necesarios para los ferrocarriles; mientras que Gran Bretaña seguía 
adquiriendo los embarques de carne que la Argentina exportaba. 
1932 – La amenaza de Inglaterra de recurrir a los productos de sus dominios, pone en 
peligro las exportaciones argentinas. 
 Argentina busca el medio para mantener la relación comercial con Inglaterra y se 
envía una comisión al frente del vicepresidente Julio A. Roca. Se concluye con el 
Tratado Roca – Runciman, donde Gran Bretaña se comprometía a permitir la misma 
cantidad de carne. 
 El pacto tuvo vigencia por tres años y se prorrogaron por uno nuevo: Edén – 
Malbrán. La exportaciones se mantuvieron. 
 Los acuerdos permitían a Argentina seguir accediendo al mercado británico a cambio 
de concesiones. 
 1940 - Aparece el Plan Pinedo, un plan de reactivación económica; presentado por 
Federico Pinedo que no llego a aprobarse y suponía una visión crítica de la posición de 
la Argentina en el mundo. 
 La Argentina siguió exportando durante la Segunda Guerra Mundial. 
 
LAS RESPUESTAS A LA CRISIS 
 
 La primera respuesta por parte del gobierno de Uriburu consistió en afirmar la 
vigencia de políticas ortodoxas, equilibrando el presupuesto del Estado y manteniendo 
el pago de la deuda pública. Se redujeron los gastos del estado, disminuyendo los 
salarios de los empleados públicos, restringiendo el gasto en obras públicas y se trató 
de incrementar los ingresos a través de nuevos impuestos internos y de aumentos en 
los aranceles a las importaciones. 
 El problema más serio era la deuda pública, compuesta por una deuda flotante con 
vencimiento a corto plazo y una deuda externa en libras. En el contexto de la crisis 
varios países latinoamericanos decidieron suspender los pagos pero la Argentina los 
mantuvo, permitiendo al gobierno, conservando la credibilidad; establecer empréstito 
patriótico con bonos en el mercado local. 
 El gobierno de Uriburu mantuvo la inconvertibilidad del peso y en 1931 estableció el 
control de cambios intentando mantener el valor de la moneda permitiendo la salida 
de oro. 
 Se logró mejorar las cuentas públicas y una parte de la deuda externa pasara a pesos. 
1937 - Una nueva recesión donde disminuyen las exportaciones. 
 La respuesta del gobierno combinó una devaluación del peso con la ampliación del 
crédito. 
 Pinedo propuso su plan. 
 
Luego de la fundación del Banco Central, luego de la ya iniciada la restructuración de la 
deuda pública, tanto interna como externa. 
El esquema se sostenía en el cambio de bonos a corto plazo por bonos que requerían 
un pago anual menor. Esto permitía disminuir los costos anuales para el Estado, y 
conto con la aceptación de los Acreedores. 
Las medidas mas innovadoras, fue el control de cambios y la devaluación del peso en 
1933, y reiterada en 1938, al mismo tiempo que se introducía un sistema de 
restricciones a la importación que buscaba evitar que un exceso de demanda siguiera 
presionando sobre su valor. 
El control de cambios le daba al gobierno herramientas que le permitía establecer 
quienes tenían prioridades para acceder a las divisas mas baratas del mercado oficial. 
Si bien implicaba la creación de un mercado oficial, donde las divisas obtenidas de las 
exportaciones se vendían al gobierno y este las revendía a empresas favorecidas, que 
contaban con un permiso previo de importación a un precio más alto. 
A aquellos importadores que no podían acceder al mercado oficial, debían comprar las 
divisas en el mercado libre, lo que significaba un sobre precio del 20%. 
El gobierno podía intervenir vendiendo divisas de un mercado a otro, lo que le 
proporcionaba una fuente importante de ingresos, con la posibilidad de incidir 
vendiendo dividas de un mercado al otro. 
Una de las consecuencias del tratado Roca- Runciman consistía en, principalmente en 
las prioridades que se les otorgaba a las empresas británicas. Pero también funcionaba 
para restringir importaciones e impulsar la producción local de productos antes 
adquiridos en el exterior. 
Las ganancias que el gobierno podía obtener por las diferencias entre los precios de 
compra y venta de las divisas sirvieron, para permitirle al ministro Pinedo establecer 
un precio para el trigo, maíz y lino (entre 1933-1936) 
Estas medidas intentabanproteger la producción agrícola y se combinaban con el 
convenio con Gran Bretaña para asegurar el mercado de carnes. 
Dicho pacto estableció también, las bases para empréstitos que permitieron 
desbloquear los fondos que las empresas extranjeras habían acumulado en 1931 y 
1933. 
El gobierno, a través de estas medidas, logro mejorar las cuentas públicas y consiguió 
que parte de la deuda externa fuera repartida y pasara a estar denominada en pesos. 
A partir de que las cuentas públicas habían contribuido un cambio favorable, las 
exportaciones comenzaron una tendencia ascendente y mejoren los precios. 
En 1937, Argentina sufrió una de sus tantas recesiones, que tuvo lugar a poner 
temerosos a todos recreando situaciones similares a la crisis de 1929, las 
exportaciones disminuyeron y volvieron los problemas con el balance de pagos. El 
gobierno como respuesta combino una devaluación del peso con la ampliación del 
crédito, y con la extensión del requisito previo para las importaciones pagadas con 
divisas obtenidas. Se buscaba equilibrar la balanza de pagos y mantener la actividad 
interna. 
Una revisión de las políticas económicas durante la depresión estaría incompleta sin 
una referencia al clima de corrupción que envolvía al gobierno, y que impulsaba su 
descredito como el aliento a las posiciones nacionalistas. 
La guerra 
En 1939 estallo la guerra en Europa, y entre esa fecha y 1945, el mundo asistiría a sus 
horrores. 
Los efectos de la guerra fueron en la Argentina menos adversos que lo esperado. La 
economía del país creció y hacia el fin del conflicto, la Argentina contaba con un 
importante saldo de libras a su favor acumuladas en Londres, en consecuencia, del 
resultado del comercio con Inglaterra. 
Las exportaciones estaban basadas en el desarrollo industrial. Esta había crecido bajo 
el impulso de la economía exportadora, estaba ligada a la elaboración de productos 
agropecuarios de exportación, los frigoríficos y molinos eran gran ejemplo de ellos. 
Gracias a dichas exportaciones, se había desarrollado un mercado interno, cuya 
existencia alentó el crecimiento de las industrias dedicadas a producir bienes para 
satisfacerlo. 
Las necesidades de financiamiento del Estado se satisfacían con los gravámenes 
aplicados al comercio exterior, en particular a las importaciones. El impacto de estos 
gravámenes en el crecimiento industrial es difícil de estimar dada la compleja 
estructura impositiva. 
El aumento de los aranceles y el sistema de control de cambios, combinado 
posteriormente con el requerimiento de permisos de importación, son parte de la 
explicación industrial de la década del ’30.- 
Al final del periodo entre tuvo lugar al mayor crecimiento de la producción industrial, 
esto permitió el acceder a mercados externos, especialmente en Latinoamérica. 
La guerra al impedir la importación de los productos que la argentina adquiría, reforzo 
las políticas que tendieron a reducir las importaciones durante los años ’30, hacia el fin 
de la década el PBI ya superaba ya la del sector agropecuario 
Un balance 
La Argentina se recuperó de la depresión relativamente rápido y comenzó durante la 
crisis. 
El inicio y la recuperación del proceso de industrialización por sustitución de 
importaciones parecen indicar que la respuesta es afirmativa. 
La “nueva fórmula”, partía de la constatación de las adversas condiciones provocadas 
por la crisis y por la política de preferencias imperiales británicas. 
El registro del conflicto entre los intereses norteamericanos y británicos por imponerse 
en la Argentina y de la existencia de una base industrial ligada en parte a los intereses 
norteamericanos. 
Estas eran las condiciones que contenía medidas estructurales y medidas anticíclicas. 
Algunas pretendían mantener el vinculo con Gran Bretaña, especialmente en el 
mercado de las carnes. En cuanto a las anticíclicas pretendían usar el control de 
cambios para desarrollar una política de apoyo a la industria, que no era presentada 
como tal. 
Estas acciones debían tender a la disminución del desempleo y reactivar la economía, 
pero también convenian atraer capital extranjero al sector industrial. 
Desde el Banco Central la estrategia propuesta habría sido diferente, aunque no 
completamente contradictoria. Se trataba de apoyar a las industrias ya instaladas en el 
país, muchas de las cuales utilizaban insumos que era necesario importar y están 
controladas por capital extranjero. 
Las necesidades de obtener capitales que impulsaran la industrialización frente al 
deterioro de los mercados de los productos tradicionales de exportación eran las 
razones que primaban. 
Luego del golpe de 1943, y el surgimiento de Juan Domingo Perón, que habría 
impuesto una estrategia diferente, como de asegurar el pleno empleo y el 
mejoramiento de los salarios reales. 
Se apoyaría en la industria existente, así como el desarrollo del mercado interno y la 
industrialización por sustitución de importaciones. A estos objetivos se sumo el del 
Ejercito, la meta era construir una industria pesada que permitiera cubrir las 
necesidades de armamento de las Fuerzas Armadas, y asegurada la defensa nacional. 
Los dirigentes argentinos, conocían perfectamente las consecuencias indirectas de sus 
decisiones. 
La recuperación económica se inicio en 1934, como consecuencia de un aumento de 
las exportaciones y de un mejoramiento de los términos del intercambio. 
Al iniciarse la crisis, las políticas de los gobiernos parecían diseñadas para la coyuntura: 
el equilibrio del presupuesto, el servicio de la deuda externa y el privilegio a la defensa 
del mercado de carnes. Las mismas no estaban inspiradas en principios Keynesianos de 
aumento del gasto publico como herramienta para disminuir la desocupación, solo a 
fines de década estos postulados comenzarían a ser aceptados como pensamiento 
oficial 
Las perspectivas a largo plazo no parecían ser preocupaciones centrales de los 
funcionarios. 
El escenario internaciones, sacudido por la depresión primero y la guerra después, la 
competencia entre Inglaterra y Estados Unidos por el mercado local, el alineamiento 
interno de las fuerzas políticas, las ideas prevalecientes sobre política económica en el 
momento que se desato la crisis y el clima de corrupción e ilegitimidad que rodearon a 
los gobiernos del periodo parecen elementos suficientes para explicar las medidas 
tomadas desde el estado. 
 
Contexto 
El periodo entreguerras coincidió con una desaceleración del crecimiento que la 
economía argentina había tenido desde el último cuarto del siglo XIX y, por otro 
lado, con una diversificación de las fuentes más dinámicas de ese crecimiento: 
Casi todos los sectores más dinámicos no eran ya los tradicionales, sino aquellos 
con mayor orientación al mercado interno y requerían casi invariablemente 
alguna forma de intervención estatal. 
Se había producido también una significativa expansión de los intereses 
norteamericanos en el país bajo la forma de préstamos al gobierno, desarrollo 
del transporte automotor, frigoríficos, petróleo y nuevas industrias 
manufactureras. Sin embargo esta expansión encontraba límites políticos. 
El estallido de la segunda guerra mundial significo un golpe para quienes 
pensaban que podría volverse a la expansión conjunta del comercio exterior y el 
desarrollo, que se había interrumpido desde la crisis de 1930. En cambio se vio 
beneficiado el desarrollo del mercado interno, la industrialización y las 
economías del interior, ya que la conmoción exterior obligo a un mayor cierre 
de la economía. 
Los principales temas de discusión hasta la segunda guerra, y durante ella 
también, fueron: 
1. Las relaciones económicas triangulares de la Argentina con Gran Bretaña 
y los 
Estados Unidos. 2. El grado de apertura de la economía al comercio exterior 
y el desarrollo del 
mercado interno. 3. El papel de la industria manufactureray las formas 
que debían adoptar su 
desarrollo 4. Las economías del interior. 5. La intervención del estado 
en la economía para resolver estos y otros 
problemas (tema de discusión 
central). 
Es decir, lo que estaba en discusión en Argentina era la propia estrategia de 
desarrollo económico vigente en la Argentina. 
El Plan Pinedo de 1940 y sus circunstancias: la estrategia de 
lo que no fue 
1. La coyuntura de 1940 y la propuesta del plan: ¿reactivación 
cíclica o cambio de rumbo? 
En Noviembre de 1940 el Poder Ejecutivo (PEN) envió a la cámara de senadores 
un programa de reactivación económica firmado por el vicepresidente de la 
Nación en ejercicio de la presidencia, Ramon Catillo, y sus ministros de 
agricultura, Amadeo y Videla, y de hacienda Pinedo (este último fue quien 
preparo el programa). 
Este plan, que nunca antes había sido ejecutado, se origina en una situación de 
emergencia: La segunda Guerra y sus consecuencias sobre la economía 
argentina. El programa sale a dar respuestas inmediatas a los problemas que 
tal situación planteaba en el sector externo, en el nivel de actividad económica, 
en el marco institucional de la economía (el grado de intervención estatal) y en 
el nivel de precios. En este sentido se trata de un programa de corto plazo. 
Sin embargo, sus autores también aprovechan la situación para dictar o 
anunciar medidas y cambios institucionales más ambiciosos, que afectaran más 
duraderamente a la economía. 
Diagnostico de los problemas económicos argentinos que 
postulaban sus autores para entender el programa: 
A. Los problemas del sector externo 1. La crisis de las exportaciones agrarias 
y las posibilidades de las exportaciones nuevas. A corto plazo, como 
consecuencia de la guerra, el problema fundamental de la economía es el de 
los “excedentes invendibles de productos agrarios”. En cambio, es posible 
iniciar la exportación de artículos de artículos nuevos, de origen industrial. A 
largo plazo no se descarta que pueda volver la normalidad. 2. El comercio 
exterior del país ha quedado dividido en tres compartimentos 
virtualmente 
estancos. 
2.1 En el área de la libra esterlina se acumulan saldos favorables 
inconvertibles en divisas libres, los saldos tienden a crecer porque 
Inglaterra ya no puede proveer muchas importaciones antes 
habituales. Estos saldos pueden llegar a crear problemas de 
consideración en el futuro. 2.2 En el área del dólar se registra un 
déficit creciente, agravada por el desvío de importaciones hacia los 
Estados Unidos y por la ruptura del “esquema triangular”, que 
permitía anteriormente financiar los déficit con Estados Unidos 
mediante los superávit con Gran Bretaña. La tendencia al déficit 
con el “área al dólar” será creciente. Por lo demás, “el gran 
mercado de Estados Unidos” ofrece enormes posibilidades. 2.3 En 
el comercio con los restantes países de América continua el 
superávit tradicional. 3. Es Indispensable controlar las importaciones 
y las posibilidades de conseguir 
créditos en el exterior son muy 
escasas. 
B. La amenaza de una depresión y las perspectivas de desarrollo de la 
economía A corto plazo es previsible un proceso de depresión de 
la economía nacional. Era indispensable agregar otros estímulos 
para que el movimiento económico conduzca a un alto grado de 
ocupación, el que 
era considerado mas eficaz era el de la industria de la 
construcción. Sin embargo la compra de cosechas por el Estado, la 
industria de la construcción junto al cierre parcial de las 
importaciones no resultaría suficiente para reactivar la economía. 
De aquí surgirá la preocupación por compatibilizar el desarrollo 
industrial con un grado importante de apertura de la economía al 
comercio exterior. El desarrollo industrial sin embargo, no se 
alcanzó espontáneamente porque debía resolverse el problema 
permanente de financiación de la industria además de dar 
garantías de estabilidad industrial para después de la guerra. 
C. El papel del Estado. Aunque el programa afirma que “hay 
circunscribirla intervención del Estado... ya muy amplia” también 
afirma que “es indispensable que el Estado cree las condiciones 
favorables y ofrezca el incentivo necesario a fin de que esas 
actividades (privadas) adquieran todo el impulso de que son capaces 
para combatir eficazmente la depresión que comienza. La función del 
Estado es “establecer orientaciones generales de política económica o 
social que son, desde luego, de su exclusivo resorte” D. El nivel general 
de precios. El programa se presenta como una alternativa de 
reactivación no inflacionaria. Según sus autores esto es así por basarse 
en la movilización de recursos ociosos depositados en los bancos (no 
en la impresión de dinero) y, dado el control de cambios, por impedir 
el desvió de demanda adicional hasta las importaciones. De cualquier 
modo se afirma categóricamente que el problema mas grave es la 
amenaza de depresión, no la inflación, y que primero deben resolverse 
los problemas económicos y después los desequilibrios de las finanzas 
públicas. 
2. El proyecto de ley de financiación: La búsqueda de un mercado 
de 
capitales de largo plazo y una reforma financiera 
inapropiada. (Medidas propuestas en el programa 
económico) 
El articulo 1 del proyecto autorizaba al Banco Central a “organizar un 
sistema de financiación de emergencia de la actividad económica interna, 
a plazos intermedios y largos”. El proyecto involucraba una amplia reforma 
financiera con dos objetivos: otorgar más instrumentos al Banco Central 
para el manejo de la política monetaria y, por otro lado, facilitar la creación 
de un mercado de capitales de largo plazo. 
Se trataba de medidas que tenían como objetivo la macroeconomía de corto plazo, 
pero que implicaban a la vez cambios institucionales duraderos, 
difícilmente reversibles, en cuando al papel del Banco Central. Otras 
medidas propuestas en el proyecto de ley de financiación, basándose en 
el diagnostico de escasez de financiación a mediano y largo plazo para las 
actividades urbanas que lo requerían, el Estado asumía ahora el papel de 
promotor y garante de tal financiamiento. El Estado argentino avanzaba así 
a un paso más en la dirección de una política “desarrollista keynesiana” que 
consistía en alentar modificaciones de la estructura productiva (proyectos 
largos) para capear situaciones de desempleo cíclico actual o potencial. 
Ahora, suponiendo que existiría demanda suficiente, el proyecto de ley proponía la 
creación de un organismo de financiación del banco central, con 
atribuciones para convertir depósitos de corto plazo radicados en los 
bancos en préstamos a quince años para las industrias y a veinticinco años 
para la construcción. El proyecto de ley establecía un periodo de 
emergencia: hasta un año después de terminada la guerra, pero nunca 
mas de cinco años. La financiación de la compra de cosechas y el 
mecanismo de conversión de depósitos cortos en préstamos largos solo 
serian validos en dicho periodo. Los préstamos no los realizaba 
directamente el organismo de financiación del banco central, sino los 
bancos, sociedades financieras y otros entes autorizados. Por ultimo el 
proyecto agregaba en el célebre artículo 10 otra forma de intervención 
estatal: autorizar al gobierno para garantizar los créditos bancarios de 
promoción de exportaciones y facultar al PEN para recibir títulos de la 
deuda argentina o acciones de empresas de servicios públicos en pago o 
garantía de las exportaciones. 
3. La estrategia que no fue: industrialización exportadora y 
especializada en materias primas nacionales y acercamiento a 
Estados Unidos. 
Las herramientas de coyuntura del Plan no se limitaban a las incluidas en 
el proyecto de ley de financiación. Incluían también el control selectivo de 
las importaciones provenientes de la zona de divisas libres mediante 
mecanismos combinadosde prohibiciones, cuotas y licitaciones del 
cambio oficial disponible. Se otorgaba gran importancia al aliciente que 
estas medidas significarían para el desarrollo industrial mediante la 
sustitución “con recursos propios del país, aunque sea de manera 
precaria, de lo que no se puede seguir trayendo del extranjero. Ello no 
significa, desde luego, que toda industria deba ser fomentada. Debemos 
precavernos del error de promover aquellas producciones que tiendan a 
disminuir las importaciones de los países que sigan comprando nuestros 
productos en la medida suficiente para permitirnos pagar esas 
importaciones. De lo contrario, crearemos nuevos obstáculos a las 
exportaciones: hay que importar mientras se pueda seguir exportando” 
Para contrarrestar los efectos indeseados de la “industrialización 
keynesiana” el Plan proponía su propio antídoto: un desarrollo industrial 
exportador y especializado en las materias primas nacionales. Se preveían 
para ello las siguientes medidas: 
a. Promoción del intercambio con los países vecinos. b. Incentivos 
cambiarios a las exportaciones industriales, particularmente a las 
destinas a los Estados Unidos. c. Generalización del régimen de draw-back d. 
Estímulos especiales a las industrias elaboradas de materias primas 
nacionales, a través de las facilidades financieras. e. Se agregaban 
iniciativas tendientes a evitar la “protección al revés”. 
En un contexto de escasez de divisas convertibles en bienes 
demandados, el incremento de las exportaciones industriales 
contribuiría también a limitar el alcance del desarrollo de las industrias. 
El deseo de incrementar el intercambio con dicho país, en efecto, 
respondía a motivos más profundos, era una estrategia de largo plazo, 
coincidente con la ascendente hegemonía de ese país en el mundo y 
con la estrategia de las inversiones norteamericanas en el extranjero. 
Pinedo percibía claramente que su estrategia de desarrollo no seria 
factible en la posguerra sin el decidido concurso de los Estados 
Unidos, porque este país se convertiría en líder indiscutido del mundo 
capitalista. La expresión de Pinedo en el plan de 1940 constituye el 
primer reconocimiento oficial del predominio mundial de Estados 
Unidos y de la necesidad de la Argentina de acercarse 
económicamente a ese país. Por ello es que en la propuesta pinedista 
la reconversión industrial, el acercamiento a los estados unidos y la 
lucha por evitar el cierre de la economía constituyen elementos 
inseparables. Una industrialización especializada y exportadora era 
imprescindible para romper el “esquema triangular” Argentina-Gran 
Bretaña-Estados Unidos. 
4. EL NUCLEO GERMINAL DE LA NUEVA ESTRATEGIA ECONOMICA, 
LA CORPORACION PARA LA PROMOCION DEL INTERCAMBIO (CPI) Y 
LA ARMOUR FOUNDATION. 
La medida de pinedo que se llevó a la práctica inmediatamente, fue la 
fijación de normas cambiarias para promover la exportación de artículos 
nuevos, y las adoptadas simultáneamente para liberar algunas 
importaciones hasta entonces restringidas. Se trataba de vender las divisas 
provenientes de la exportación de artículos nuevos a quienes desearan 
importar productos sujetos a restricciones, de este modo, a la vez que se 
promovían las exportaciones de origen industrial, se facilitaba el 
incremento de las compras a los EE.UU., país del que provenían la mayor 
parte de las importaciones restringidas. 
5. La discusión y la derrota del plan: una aleccionadora victoria de 
la política sobre la economía 
La propuesta de Pinedo fue muy discutida. Entre las entidades 
empresariales las posiciones fueron muy diversas: la unión industrial 
argentina (UIA) manifestó su cálido apoyo; la sociedad rural Argentina y la 
bolsa de comercio apoyaron el plan con más reservas. La confederación 
de asociaciones rurales de buenos aires y la pampa (CARBAP) y la 
confederación de asociaciones rurales del centro y litoral oeste (CARCLO), 
se opusieron tenazmente a todo lo que fuera la compra de cosechas; por 
último, la federación de entidades defensoras del comercio y la industria 
expresaba el temor de que todo el plan Pinedo terminara favoreciendo 
solo a los agrarios y reclamaba el desarrollo del mercado interno. En el 
senado, donde el oficialismo tenía mayoría, el plan fue aprobado con la 
sola oposición de los 3 representantes radicales. Los legisladores de la 
concordancia, no se mostraron apasionados con el programa y 
precedieron a aprobarlo previa eliminación de sus aspectos más 
industrialistas. El socialismo adopto su tradicional actitud al 
“emisionismo” y al “proteccionismo espurio”. En la cámara de diputados, 
controlada por el radicalismo, el plan no llego a tratarse por la negativa 
del sector a considerar proyecto alguno del PEN. La UCR se movilizo 
intensamente en el estudio del plan. Al impulso de la necesidad de hacer 
oposición y criticar a la “oligarquía financiera” el discurso radical adopto 
predominadamente un matiz antiintervencionista y antiiindustrial. La UCR 
debía ser el partido más problematizado frente a la cuestión que se 
discutía, porque era también aquel cuyas bases eran más heterogéneas y 
porque tal diversificación se había acentuado en los últimos años con los 
cambios económicos y sociales acontecidos. Esta ambigüedad de la UCR 
se pone claramente de manifiesto pocos meses después, en mayo de 
1941, cuando algunos diputados radicales, que se habían negado a 
considerar siquiera el plan Pinedo, presentan un proyecto de crédito 
industrial muy similar. En convergencia con un proyecto parecido 
presentado por el PEN en 1941 la cámara de diputados aprobó el sistema 
de crédito industrial. Es fundamental tener en cuenta el contexto político 
en el que se discutió el plan pinedo. Pinedo advirtió, lógicamente, los 
motivos de índole política que dificultaban su gestión y decisión 
entrevistarse con Alvear para alcanzar un acuerdo político con el 
radicalismo. Tanto los sectores predominantes de la coalición gobernante, 
como algunos grupos intransigentes del radicalismo se opusieron 
tenazmente al acuerdo. Los conservadores vieron coronada su empresa 
con la renuncia de Pinedo. En lo interno, la preocupación dominante era 
la lucha por el poder político inmediato. Los argumentos económicos se 
usaban como armas parar esa lucha, con gran intercambiabilidad de ellos 
entre los diferentes partidos. 
6. El éxito imprevisto de las exportaciones industriales, la 
reorientación del comercio exterior hacia América y la discusión 
sobre la viabilidad del Plan. Las especiales circunstancias económicas 
creadas por la guerra permitieron que la estrategia pinedista de 
exportaciones industriales y diversificación de mercados alcanzara éxitos tan 
rápidos como espontáneos e inesperados (en productos manufacturados no 
tradicionales, industrias de alimentos y bebidas, la industria química y textil). 
La participación de las exportaciones industriales alcanzada en 1943 fue 
escasamente superada en la historia económica argentina posterior. A partir 
de 1944 las exportaciones industriales cayeron también en valor absoluto a 
partir de dicho año, antes de que finalizara la guerra y se restableciera el 
funcionamiento normal de los mercados. El aspecto “exportacioncita” de la 
estrategia Pinedo resulto factible durante los años de la segunda guerra. El 
mismo éxito también se alcanzó en cuanto al acercamiento comercial a los 
países de América. Aun así un acuerdo amplio con los estados unidos era una 
condición necesaria para el éxito del programa, el cual no fue fácilmente 
llevado a la práctica debido a las fuertes presiones ejercidas por Gran 
Bretaña, en convergencia con buena parte de los ganaderos locales, cuyo 
objetivo común era el de permitir la continuidad de los abastecimientos de 
carne al Reino Unido. Para los intereses estratégicos del Reino Unido el 
peligro que entrañaban los objetivos de largo plazo del Plan era mucho mayorque las ventajas que podrían obtener. En la Argentina los partidos políticos 
mayoritariamente proaliados en 1945 –radicales, socialistas, y algunas 
facciones del conservadorismo- rechazaron el plan proaliado de 1940, que era 
el de Pinedo, o bien lo apoyaron condicionalmente. 
Entre el plan Pinedo y el Peronismo: La gran discusión sobre estrategias industriales y 
la marcha hacia el mercadointernismo. 
Durante los años entre el Plan Pinedo y el triunfo del Peronismo el punto central de las 
discusiones, sobre el destino de la economía argentina, fue el porvenir de la industria 
Argentina. Las consecuencias económicas y políticas de la segunda guerra mundial 
consolidaron el hegemonía del industrialismo y otorgaron mayor importancia a las 
ideas mercadointernistas. Entre los actores principales de esos debates tenemos a los 
empresarios industriales, los militares y el estado. 1. Los empresarios industriales y su 
diferenciación 
 
Durante la década del 30 la UIA llevo adelante una política institucional “universalista” 
tendiente a promover todas las ramas industriales existentes. Su posición también fue 
marcadamente proteccionista y de defensa de las llamadas “industrias artificiales”. 
Esto no significa que en la UIA estuvieran representados por igual todos los 
empresarios industriales. Prevalecian las empresas mas establecidas, las que menos 
necesitaban de la activa protección del gobierno y las que resultarían menos 
beneficiadas por la aplicación de políticas redistributivas. Por otro lado, se 
encontraban menos representados los industriales mas recientes o marginales, 
pequeños y medianos, y algunos grandes de capital nacional. Lo mismo ocurría con los 
industriales del interior. 
 
La posición de la UIA en el debate industrial empezó a modificarse a medida que se 
hizo patente la posibilidad exportadora de la industria. Sin desdecirse de su defensa 
“bonapartista” y proteccionista de toda la manufactura establecida, empezaron ser 
mucho mas frecuentes sus manifestaciones de apoyo a las medidas estatales de 
promoción de las exportaciones industriales. La institución expreso entonces que la 
industria argentina debe ser exportadora para mejorar sus costos con una producción 
intensiva e ilimitada. En un principio el mercado interno y las exportaciones no se 
vieron como proyectos rivales, sin embargo, cuando aparecieron en el gobierno 
revolucionario (en 1944) los primeros síntomas de restricciones comerciales y 
cambiaras a las exportaciones, la UIA se mostro seriamente preocupada. Y cuando el 
gobierno comience a convertirse en peronista, y los efectos de la política social a 
afectar negativamente la competividad de las exportaciones argentinas, esta actitud se 
convertirá en desesperación. Ante el hecho consumado la situación fue percibida 
como el fracaso de todo un programa, en términos de “perdida de oportunidades para 
el desarrollo de la industria argentina como quizás nunca se vuelvan a presentar a la 
nación” La UIA consideraba importante pero no excluyente, la estrategia exportadora. 
Esta importancia residia en la posibilidad que brindaba dicha estrategia para expandir 
el mercado sin necesidad de recurrir a aumentos salariales 
importantes y para acceder a una fuente autónoma de provision de las divisas que 
resultarían necesarias para el reequipamiento industrial en la posguerra. 
 
 
La presencia de industriales que expresaran posiciones políticas o corporativas 
diferentes de la UIA y con un sentido decididamente mercadointernista, era muy 
escasa. La principal división explicita de los industriales se produjo dentro de la propia 
UIA a lo largo de 1945, y a partir de la oposición de buena parte de sus miembros a la 
política de Peron. Es decir que la división de los industriales se expreso a partir de la 
diferencia en los puntos de vista de dos fracciones respecto de la conveniencia o 
inconveniencia de adecuarse a la política propuesta desde el Estado, mas que a partir 
de n programa o una estrategia alternativa claramente expuesta. Entonces, por 
aquellos años se constituyeron dos bloques de empresarios industriales con programas 
alternativos, uno, representado por la UIA, que se vuelca hacia posiciones 
exportacionistas y que empieza a despreciar el mercado interno, integrado 
principalmente por las empresas del establishment (grandes, extranjeras, nacionales 
tradicionales o pertenecientes a grupos económicos), el otro, sin representación 
gremial clara, proclive al desarrollo del mercado interno y conformado por pequeños 
medianos y algunos grandes industriales nacionales. Las posibilidades de crecimiento 
de los industriales mercadointernistas dependían de una expansión del mercado 
interno basada en la incorporación de mano de obra y en los aumentos salariales. La 
UIA no pudo evitar que la fracción de industriales menos concentrados, mas vinculados 
al mercado interno o residentes en el interior miraran con simpatía y hasta con 
militancia la propuesta mercadointernista del peronismo en gestión. 
 
2. La estrategia militar 
 
La segunda guerra llevo al primer plano de la discusión a un nuevo interlocutor: Las 
fuerzas armadas y fundamentalmente, el ejercito. La creciente intervención de los 
militares aportaron nuevas facetas a la polémica: 1) Una redifinicion de las “industrias 
naturales”, que incluia entre ellas a las que elaboraban materias minerales y no solo a 
las agropecuarias. 2) Una afirmación de la necesidad de un mayor control nacional o 
estatal de la economía, inspirada en una ideología nacionalista que 3) también incluia 
un concepto del orden social cuya efectivacion requeria mejoras del nivel de vida de 
los trabajadores 
En materia industrial la principal expresión de esta concepción fue la creación de la 
Direccion General de Fabricaciones Militares que se concreto por ley en 1941. Entre 
sus objetivos principales figuraban la “organización del país para la defensa en el 
aspecto industrial”, el completamiento de las fabricas militares y la creación de otras 
nuevas, y la producción de las materias primas 
fundamentales para las necesidades militares. Estas concepciones y objetivos no 
limitaban la autarquía a la fabricación de bienes estratégicos sino que la extendían al 
conjunto de la actividad industrial. Mediante la simple reinterpretación del concepto 
de “materias primas nacionales” los militares cuestionaban la estrategia de 
industrialización pinedista. 
Las concepciones nacionalistas intervencionistas de Estado y distribucionistas, 
entretanto, se desarrollaban en el Ejercito con tanta o mayor fuerza y rapidez. 
Uno de los programas típicos de estas conspiraciones, frecuentemente asociadas 
también a sectores del radicalismo, incluia: la intervención de todas las empresas 
económicas fundamentales, la nacionalización del Banco Central y de los transportes, 
la reducción de las tasas de interés y la moratoria de deudas, el salario familiar, la 
organización de corporaciones y la industrialización de todos los productos básicos. 
Estas ideas sociales, nacionalistas e intervencionistas de Estado, que iban ganando 
cada vez mas adeptos militares, habrían de tener mucha mayor gravitación que la 
propia concepción autarquizante, estuviera esta limitada, o no, a las industrias belicas 
y cualquiera fuera la definición de “materias primas nacionales”. 
 
3. La política del Estado y la polémica industrial antes del triunfo definitivo del 
mercadointernismo 
 
La política de promoción de la industria no desaparecio con el fracaso del plan Pinedo. 
Entre 1940 y 1943 se adoptaron un sinnúmero de medidas industrialistas, algunas de 
las cuales estaban inspiradas en el plan pinedo, mientras otras iniciaban una marcha 
hacia el mercadointernismo. A las ya comentadas disposiciones cambiarias de 
promoción de las exportaciones industriales y a la creación de la corporación para la 
promoción del intercambiodeben agregarse: la fundación de un comité de 
exportación y estimulo industrial y comercial (1940), la creación de la flota mercante 
del estado (1941), la ley de fabricaciones militares (1944) y finalmente la insistencia del 
PEN en un proyecto de crédito industrial que se legalizo en 1943. La creciente 
preponderancia de las ideas industriales se encarnaron también en el presidente 
Castillo: “Mi gran aspiración aparte de mantener la posición internacional del país, es 
la de iniciar antes de la expiración de mi mandato la explotación minera en gran escala 
y el fomento de las industrias extractivas”. Las ideas de Castillo eran idénticas a las 
utilizadas por los militares para cuestionar una estrategia de tipo pinedista. Los 
proyectos que culminaron en la creación de un sistema de crédito industrial en 1943 
(posteriormente transformado en 1944 en el banco de crédito industrial) recogían las 
ideas financieras del Plan de 1940, pero las aplicaban a un objetivo diferente: el 
proyecto de 1941 se referia a la implantación de nuevas industrias y mantenía 
la preferencia a las materias primas nacionales. Al modificarlo, la comisión de 
presupuesto y hacienda de diputados decidio otorgar preeminencia a la implantación y 
el desenvolvimiento de las industrias que extrajeran o manufacturaran materias 
primas nacionales, pero haciendo también mención de la prioridad que debía 
otorgarse a las firmas argentinas y a las orientadas al mercado interno: era la primera 
aparición oficial del mercadointernismo industrial. Las políticas finalmente adoptadas, 
recién concretadas a partir de 1943, mostraron desde un comienzo los cambios 
ocurridos en el control del Estado. Ya en el sistema de crédito industrial anunciado en 
1943 se enfatizaba la necesidad de sustituir importaciones, sin hacer referencia alguna 
a las exportaciones industriales o a las industrias artificiales. En el decreto de 1944 
sobre fomento y defensa de la industria nacional se defendían como industrias de 
interés nacional: 1) Las que emplearan materias primas nacionales y estuviesen 
orientadas al mercado interno 2) Las que empleando total o parcialmente materias 
primas importadas, produjesen artículos de primera necesidad o de interés para la 
defensa nacional. 
Los mismos criterios adopto para su política crediticia el Banco de Credito Industrial, 
creado en 1944. 
 
LA ESTRATEGIA MERCADOINTERNISTA DEL PERONISMO: LA POSICION 
INTERNACIONAL DE LA ARGENTINA, LA POLITICA SOCIAL Y UN LARGO ADIOS A LAS 
EXPORTACIONES INDUSTRIALES 
 
La conformación de la economía política del peronismo marco el fin de una etapa 
importante en la discusión de las estrategias industriales. La industrialización argentina 
entre 1946 y 1955 continuo desarrollándose dentro de la normalidad que podía 
esperarse de la primera etapa de la sustitución de importaciones, dejando de lado el 
camino exportador abierto por la segunda guerra mundial. 
La economía política del peronismo se edifico sobre la base de criterios distintos a los 
de una estrategia razonada de industrialización. Esos criterios fueron: 
1) Una nueva concepción del Estado y de su papel en la economía 2) Las políticas 
sociales y de ingresos que el peronismo llevo a cabo con el objeto de aumentar el 
ingreso real de los asalariados 
3) Los objetivos de independencia económica y soberanía política que, tal como fueron 
definidos por el peronismo, llevaron a la necesidad de cerrar la economía para 
independizarla cuanto fuera posible de los vaivenes del intercambio externo, tanto por 
el lado de las exportaciones como por el de las importaciones. 
 
En términos de la doctrina peronista se trataba de alcanzar mediante un Nuevo estado 
la felicidad del pueblo y la justicia social (económicamente, el consumo presente y la 
distribución del ingreso) y la grandeza de la Nacion, que en aquel momento fue 
identificada con ciertas formas particulares de la soberanía política y de la 
independencia económica. 
 
1. El consejo Nacional de Posguerra (CNP) y la nueva concepción sobre el papel del 
Estado. 
 
La intervención del Estado en la sociedad y en la economía adquiere una significación 
nueva con el advenimiento del peronismo expresada en los documentos del Consejo 
Nacional de Posguerra, y de modo especial,, en el Ordenamiento económico-social 
(CNP 1945). Este documento expresa opiniones militares acerca de la necesidad de 
reordenar la economía y la sociedad argentina como las primeras manifestaciones de 
lo que habría de ser la peculiar configuración de poder del Estado popular peronista. 
 
Objetivos: El fin primordial del nuevo ordenamiento económico-social era “asegurar la 
satisfacción de todas las necesidades de los habitantes del país, sin tolerar el injusto 
acaparamiento en manos de unos pocos”. A tal fin, los objetivos primordiales que se 
proponían para la coyuntura eran la “plena ocupación y un sistema completo de 
seguridad social”. Se procuraba “conciliar la economía libre con un sistema mas 
humano que el juego férreo de la oferta y la demanda, y mantener el papel del Estado 
como fiel de la balanza Capitaltrabajo”. Este papel arbitral se concretaba en amplias 
facultades para el control de precios y el ajuste de los salarios al costo de vida. Hay 
que aclarar que ya con anterioridad a la revolución de 1943 el Estado había intervenido 
crecientemente en la economía, intervención que se acentuo desde el comienzo de la 
segunda guerra. Esta creciente intervención ya había producido en 1942 fuertes 
reacciones negativas de las asociaciones empresariales tradicionales. La posición del 
ministro de Hacienda Carlos Acevedo era un fiel reflejo de las preocupaciones de la 
elite política: “desde hace dos años el Estado en la Argentina no ha hecho mas que 
intervenir en forma cuantiosa para ayudar a la industria, al comercio y a la producción 
agropecuaria”. Sin embargo, el clima era el mas adecuado para el florecimiento de 
una nueva concepción sobre el papel del Estado. Todo jugaba a su favor: las ideas 
vigentes 
en casi todo el mundo, las incertidumbres creadas por la Gran Crisis y por la guerra, la 
atracción de compensar las medidas intervencionistas proempresariales con medidas 
favorables a los asalariados y, por esta via, la tentación de proponer una estrategia 
unificadora de tantos intereses encontrados. 
 
 
2. La evolución de las ideas de Peron sobre la industria. 
La posición de Peron sobre el desarrollo industrial se ubicaba en una suerte de termino 
medio entre las de ideas de sus compañeros mas autarquizantes y las del pinedismo. 
Aunque consideraba que la defensa nacional requeria una industria pesada propia 
también pensaba que se debía evitar en lo posible la creación o sostenimiento de 
industrias artificiales, cuya vida económica depende de algún tipo de protección que 
directa o indirectamente siempre representa un gasto. Peron agregaba que el Estado 
debía determinar cuales eran las actividades ya consolidadas, cuales las que requerían 
un apoyo para lograr solidez por la vital importancia que tenían para el país y cuales ya 
habían cumplido su objetivo de suplir la carestía de los tiempos de guerra pero cuyo 
mantenimiento en época de normalidad representaría una carga económica que no 
tenia motivos razonables para mantener. El consejo Nacional de Posguerra afirmaba la 
necesidad de suprimir aquellas actividades económicas que, terminada la guerra, 
carezcan de razón de existir y cedan terreno ante una competencia foránea superior. 
Peron redondeaba su pensamiento con una frase pinedista: “debemos andar al 
compas de los tiempos modernos y crear industrias fundadas en materias primas del 
país”. 
En cuanto al papel otorgado a las exportaciones industriales: aunque Perón menciona 
su éxito durante la guerra, no parece concederle demasiada importancia. 
Con respecto a las relaciones internacionales de la Argentina

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