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Dr. Fernando D. Saraví La vida intrauterina es la etapa vital donde el crecimiento y desarrollo del individuo son máximos. Desde luego, las cifras no reflejan los cambios cualitativos propios de la diferenciación progresiva: el desarrollo de tejidos, órganos y sistemas que alcanza un grado muy avanzado, aunque incompleto, en el recién nacido. Sin embargo, vale la pena notar que en los 9 meses de embarazo, el nuevo ser humano pasa de ser un organismo unicelular (el zigoto) a un organismo con un número de células en el orden de 1013. Su masa pasa de 3 μg (la masa del zigoto) a ~ 3800 g. De hecho, el crecimiento intrauterino es normalmente proporcional al cubo del tiempo transcurrido desde la fertilización, según la siguiente ecuación: Masan (g) = 0.0002 g/día3 . n días3 La ecuación predice que, en el término (n = 266 días), la masa del recién nacido será de 3764 g. El nuevo ser en desarrollo es absolutamente dependiente de su madre para obtener los nutrientes que necesita y eliminar sus desechos metabólicos. El extraordinario crecimiento intrauterino implica que las demandas nutricionales y energéticas del nuevo ser no pueden ser satisfechas por difusión más allá de las etapas más tempranas del desarrollo. La velocidad de difusión de los nutrientes y desechos se torna rápidamente insuficiente cuando el tamaño del embrión crece. De allí la necesidad biológica de que se desarrolle: 1. Un sistema circulatorio propio del nuevo ser para la distribución de nutrientes y la recolección de desechos metabólicos, y 2. Una interfase eficiente para el intercambio materno-fetal, dependiente de la circulación útero-placentaria. CIRCULACIÓN FETAL El aparato circulatorio comienza a desarrollarse en la tercera semana del embarazo y el corazón comienza a latir en la cuarta semana. Una vez establecida, la circulación fetal presenta diferencias morfológicas y funcionales importantes con la circulación propia de la vida extrauterina. En la Fig. 1 se presenta un esquema de la circulación fetal. Deben destacarse las siguientes características: 1. En la circulación postnatal, los ventrículos se encuentran dispuestos en serie, de modo que el caudal que expulsa el ventrículo derecho en la unidad de tiempo es igual al caudal que expulsa el ventrículo izquierdo (ver GASTO CARDÍACO). En la circulación fetal, el ventrículo izquierdo eyecta aproximadamente la mitad que el derecho. Por esta razón no puede determinarse un único gasto cardíaco igual para ambos ventrículos, sino un gasto cardíaco combinado (GCC), que es el caudal total expulsado por ambos ventrículos. 2. El GCC aumenta con el tiempo de gestación: es de 200 mL/min a las 20 semanas, de 650 mL/min a las 30 semanas y de 1400 mL/min a término (Fig. 2). En la Fig. 1 se muestra la distribución porcentual del GCC en la oveja. Del 21 % que llega a los troncos braquiocefálicos, un tercio va al cerebro. En el feto humano, el gasto cardíaco es de ~ 425 ml/min/kg y una proporción mayor (hasta 15 % del GCC) va al cerebro, que es mucho más grande que el de la oveja. Circulación fetal e intercambio materno-fetal Posgrado-00 Sello Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 2 3. La mayor parte de la sangre que circula por la aorta descendente no proviene del ventrículo izquierdo, sino del ventrículo derecho y la arteria pulmonar por vía del ducto arterioso. Los pulmones reciben solamente 7 % del GCC, ya que no contienen aire y el circuito pulmonar tiene una resistencia hemodinámica cerca de 8 veces mayor que el ducto arterioso. En el feto humano, los pulmones reciben 12 % del GCC y esta proporción aumenta en el tercer trimestre por reducción progresiva de la resistencia vascular pulmonar, 4. La mayor parte de la sangre que circula por la aorta descendente continúa por las arterias umbilicales hasta la placenta, la cual recibe ~ 33 % del GCC en el humano entre las semanas 20 y 32. Debido al territorio vascular adicional constituido por las arterias umbilicales, la microcirculación placentaria y la vena umbilical, proporcionalmente el feto tiene una volemia mayor que el adulto. En el adulto, en término medio la volemia es 8 % de la masa corporal, mientras que en el feto es en promedio 11 % de la masa corporal (80 mL de sangre/kg en el adulto versus 110 mL/kg en el feto). 5. Una fracción importante de la sangre oxigenada que proviene de la placenta no pasa por el hígado fetal, sino que ingresa directamente por el ducto venoso a la vena cava inferior. El ducto venoso tiene forma de trompeta, con una embocadura muy estrecha (el istmo, cuyo radio es de 0.25 mm hacia la semana 20 y de 1 mm en el tercer trimestre). En la vena umbilical, cuya presión media es de 5 mmHg, la sangre circula con una velocidad promedio de 16 cm/s, pero al atravesar el istmo alcanza una media de 70 cm/s. Por su elevada energía cinética (ver PRINCIPIOS DE HEMODINÁMICA), esta sangre oxigenada se mantiene en parte separada de la sangre relativamente desoxigenada que proviene del hígado. La proporción de sangre que cortocircuita el hígado tiende a decrecer de 30 % a las 20 semanas a 20 % a partir de la semana 30, lo que sugiere una importancia creciente del metabolismo hepático fetal al acercarse el término del embarazo. 6. En la unión de la vena cava inferior con la aurícula derecha hay una estructura membranosa semilunar que se extiende hasta el borde del agujero oval, llamada válvula de Eustaquio o válvula de la vena cava inferior. La válvula de Eustaquio permite direccionar el flujo de sangre oxigenada mayormente hacia el agujero oval, que desde luego está abierto. Dado que la presión de la aurícula derecha es en promedio 1 mmHg mayor que la presión de la aurícula izquierda, la sangre oxigenada pasa preferentemente hacia esta última y de allí al ventrículo izquierdo y la aorta (Fig. 3). La sangre desoxigenada que circula por la vena cava superior pasa preferencialmente al ventrículo derecho. 7. La disposición mencionada permite que el ventrículo izquierdo expulse sangre relativamente bien oxigenada a dos territorios circulatorios críticos, que son la circulación coronaria y cerebral. La sangre menos oxigenada que circula por la arteria pulmonar se mezcla con la sangre aórtica distalmente a la salida de los troncos braquiocefálicos. Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 3 En conclusión, la circulación fetal se caracteriza por tener un territorio vascular ausente en la vida extrauterina (la circulación placentaria) y por la presencia de tres importantes cortocircuitos: el ducto venoso, el agujero oval y el ducto arterioso. Se describe un camino izquierdo (en latín via sinistra) que lleva sangre mejor oxigenada: vena umbilical, aurícula derecha, foramen oval, aurícula y ventrículo izquierdos, aorta ascendente. El camino derecho (via dextra) es la que lleva preferencialmente la sangre de la vena cava superior y del territorio hepático por la vena cava inferior a la aurícula y el ventrículo derechos, la arteria pulmonar, los pulmones y el ducto arterioso. Función cardíaca Hasta el nacimiento, el miocardio crece principalmente por aumento del número de células. Posteriormente, el aumento de la masa cardíaca se debe a aumento del tamaño de los cardiomiocitos. El corazón fetal responde a la ley de Starling del corazón (ver EL CORAZÓN COMO BOMBA MECÁNICA). No obstante, ambos ventrículos trabajan próximos al máximo de sus respectivas curvas de función ventricular, por lo cual su capacidad de aumentar el volumen sistólico frente a un aumento de la presión de fin de diástole es limitada. Los cambios en el GCC se deben fundamentalmente a cambios en la frecuencia cardíaca. Por esta razón, la bradicardia fetal se asocia con una reducción importante del GCC. Presiones En la vida extrauterina, las presiones vasculares se miden con respecto a la presiónatmosférica. En el feto, las presiones se miden con respecto al líquido amniótico, que es su entorno inmediato. La presión normal del líquido amniótico depende del tiempo de la gestación. Tiene una media de 9 mmHg a las 10 semanas, pero desciende de manera gradual hasta 5 mmHg para las 30 semanas, a partir de lo cual se estabiliza. La presión arterial fetal es en general muy inferior a la del niño o el adulto. No obstante, tiende a aumentar con el progreso de la gestación. En término medio, la presión sistólica/diastólica es de 17/5 mmHg a las 17 semanas, de 35/10 mmHg a las 28 semanas y de 70/45 mmHg a término. No hay diferencias significativas en las presiones generadas por cada ventrículo. La presión en la vena umbilical también tiende a aumentar con el tiempo del embarazo. Es de 4.5 mmHg a las 18 semanas y alcanza 6.0 mmHg a término. Probablemente el incremento de las presiones vasculares fetales con el tiempo se debe al aumento progresivo del caudal sanguíneo placentario y del GCC. Regulación Aunque el sistema nervioso autónomo no completa su desarrollo hasta después del nacimiento, el músculo liso vascular fetal posee receptores para catecolaminas, que responden a la noradrenalina y adrenalina circulante. Otras sustancias vasoactivas, como prostaglandinas y óxido nítrico, contribuyen a la regulación. Adicionalmente, la presión arterial de oxígeno es un regulador importante de la circulación en el feto. El ducto venoso tiende a contraerse bajo la influencia tónica de catecolaminas circulantes, pero es relajado por prostaglandinas y óxido nítrico. La hipoxemia causa una importante vasodilatación. El ducto arterioso se mantiene abierto por la influencia tónica de prostaglandinas vasodilatadoras. También es relajado por el óxido nítrico. Una baja pO2 contribuye a mantenerlo abierto. Por el contrario, la hipoxemia mantiene elevada la resistencia vascular pulmonar, controlada principalmente por prostaglandina I2. En el tercer trimestre, la hiperoxigenación de la madre causa un aumento del caudal sanguíneo pulmonar y una reducción concomitante del caudal del ducto arterioso. CIRCULACIÓN PLACENTARIA La placenta constituye la interfase fundamental de intercambio de sustancias entre la madre y el Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 4 feto. La placenta tiene forma de disco aplanado (Fig. 4) y aumenta de tamaño con la edad gestacional. Alcanza a término tiene una masa de ~ 600 g (Fig. 5). La placenta humana es de tipo hemocorial, lo que significa que la sangre materna está en espacios lacunares, en contacto directo con el sincitiotrofoblasto que recubre las vellosidades coriónicas (Fig. 6).1 La estructura de las vellosidades coriónicas varía durante el curso del embarazo. La capa de citotrofoblasto es inicialmente cúbica y continua, pero luego se torna aplanada y discontinua (Fig. 7). Estos cambios se reflejan en la reducción progresiva de la distancia aparente de difusión con el progreso del embarazo (Fig. 8). La superficie de intercambio aumenta progresivamente y este aumento se acentúa hacia el final del embarazo, de modo que es de 5 m2 en la semana 36 pero alcanza 11 m2 a término. Caudal sanguineo umbilical El caudal sanguíneo placentario (umbilical) aumenta progresivamente con el avance de la gestación, aunque este aumento no es tan grande como el aumento de la masa fetal. Como consecuencia, expresado por kg de masa fetal, el caudal es mayor a las 25 semanas que a término. Esta falta de proporcionalidad es compensada por los cambios en la superficie de intercambio y el coeficiente de difusión que se producen en la placenta a medida que madura. La estimación del caudal sanguíneo umbilical parece en principio sencillo, ya que 1 La placenta de los roedores también es hemocorial. En los carnívoros hay una capa adicional de células endoteliales maternas (placenta endoteliocorial) y en los rumiantes se añade una tercera capa de epitelio endometrial (placenta epiteliocorial). todo el flujo que atraviesa las vellosidades retorna por un único vaso, la vena umbilical. A pesar de esto, hay estimaciones muy variables del caudal para tiempos de gestación similares. El consumo fetal de oxígeno es de ~ 7 mL/min/kg. Con un GCC de 450 mL/min/kg, si se conoce el contenido de oxígeno de la sangre que circula por las arterias umbilicales y la que circula por la vena umbilical, se puede estimar el caudal umbilical sobre la base del principio de Fick, como sigue (ver GASTO CARDÍACO): Donde QUmb es el caudal sanguíneo por la vena umbilical, VTotalO2 es el consumo total de oxígeno del feto, y ΔVUmbAUmbO2 es la diferencia entre el contenido de oxígeno en la vena umbilical y el contenido de oxígeno en las arterias umbilicales. El consumo de oxígeno total del feto es de ~ 7 mL/min/kg. El contenido de oxígeno de la sangre de la vena umbilical es de ~ 148 mL/L (pO2 = 35 mmHg; saturación ~ 80 %) y en la sangre de las arterias umbilicales de 90 mL/L (pO2 = 21 mmHg; saturación ~ 50 %), con una ΔVUmbAUmbO2 de 58 mL/L. Ese nivel de consumo exige un caudal de ~ 0.121 L/min/kg (121 mL/min/kg). Para un feto de término, de 3.5 kg, el caudal total es de: 2 2 OAV OVQ UmbUmb Total Umb Δ = min/422.0 /58 5.3.min//7 L LmL kgkgmL = Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 5 Este valor (422 mL/min) corresponde muy aproximadamente a 1/3 del GCC. Caudal sanguíneo placentario A diferencia del caudal sanguíneo umbilical, la irrigación de la placenta desde el lado materno depende de la contribución de dos arterias separadas y por tanto es más difícil de medir. En el embarazo avanzado, el aporte de la arteria uterina más próxima a la placenta es cerca del doble que la de la arteria más alejada. No hay datos sobre la posible contribución de las arterias ováricas (a través de anastomosis) al caudal sanguíneo placentario. De todos modos, teniendo en cuenta el consumo de oxígeno fetal sumado al de la placenta y el propio útero (endometrio y miometrio) y el contenido de oxígeno de la sangre arterial materna y la sangre venosa uterina, es posible estimar el caudal sanguíneo uterino. El contenido de oxígeno de la sangre materna depende en parte de la concentración de hemoglobina. La saturación arterial materna (respirando aire) es de 97 % y la saturación en las venas uterinas oscila normalmente entre 70 % y 80 %. En la Fig. 9 se ilustra el caudal sanguíneo uterino (por mL de consumo fetal de oxígeno) con diferentes saturaciones venosas para dos concentraciones de hemoglobina. Para un feto de término de 3.5 kg, concentración materna de hemoglobina de 12 g/dL y saturación venosa uterina de 75 %, el caudal sanguíneo uterino es de aproximadamente 1500 mL/min. Este valor es mayor que el calculado a partir de otro tipo de estimaciones, pero se corresponde mejor con todos los datos disponibles. Conversión de las arterias espirales Durante el embarazo, existen diversos cambios adaptativos en la circulación materna, que se detallan en ENDOCRINOLOGÍA DE LA GESTACIÓN Y ADAPTACIÓN FISIOLÓGICA AL EMBARAZO. Se recordará aquí que aumenta la volemia, disminuye la viscosidad de la sangre y aumenta el gasto cardíaco sin un aumento concomitante en la presión arterial. La falta de incremento de la presión arterial se debe en gran medida al desarrollo del lecho vascular Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 6 placentario, que está en paralelo con otros lechos sistémicos y por tanto reduce la resistencia periférica total. Existe otra adaptación crucial, que es la denominada conversión de las arterias espirales. En el útero no grávido, las arterias espirales constituyen un sistema de alta presión y bajo flujo. En el embarazo, es necesario que las arterias espirales se transformen en un sistema de baja presión y elevado flujo. Se requiereque la presión con la cual la sangre de las arterias espirales ingresa a los espacios intervellosos sea baja para evitar el daño estructural de las vellosidades coriónicas causado por la elevada presión y la alta velocidad de ingreso de la sangre y el colapso (por excesiva presión) de los capilares fetales. Por otra parte, el caudal debe ser elevado para satisfacer las demandas fetales en los dos últimos trimestres del embarazo. Durante el primer trimestre del embarazo, el embrión es nutrido principalmente por las secreciones de las glándulas endometriales y el caudal sanguíneo placentario es muy bajo. Esto se debe a que el trofoblasto extravelloso invade los orificios de las arterias espirales. Por otra parte, el trofoblasto también crece en el intersticio que rodea las citadas arterias. En la transición entre el primer trimestre y el segundo, los extremos distales de las arterias espirales pierden su músculo liso y su lámina elástica, adquiriendo aspecto de embudo con un diámetro 4 veces mayor que el de la misma arteria en el miometrio (Fig. 10). Se ha estimado que, en ausencia de conversión, la sangre ingresaría al espacio intervelloso con una presión de 70 mmHg y una velocidad de 2 m/s. Sin embargo, con la conversión la sangre ingresa al espacio intervelloso con una presión apenas superior a la de éste (10 mmHg) y una velocidad de 0.1 m/s (10 cm/s). La baja velocidad de ingreso (a pesar del elevado flujo) permite que la sangre transite por los espacios intervellosos de manera lenta, con un tiempo de tránsito estimado de 25 s, adecuado para el intercambio de sustancias entre la sangre materna y la sangre fetal. INTERCAMBIO MATERNO-FETAL Mecanismos de transferencia Los mecanismos de transferencia de sustancias a través de la placenta son cualitativamente similares a los que existen en otras interfases del organismo (ver MICROCIRCULACIÓN); entre paréntesis se indica la fuerza impulsora de cada proceso: Ultrafiltración (diferencia de presión) Difusión simple (diferencia de concentración) Difusión facilitada (diferencia de concentración) Transporte activo (consumo de ATP) Pinocitosis (mediada por receptores) Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 7 Transferencia de agua y solutos pequeños El agua es transferida en forma neta de la madre al feto principalmente por ultrafiltración. Las presiones oncóticas del plasma materno y fetal son iguales, pero existe una diferencia de presión hidrostática, que es mayor en el espacio intervelloso que en los capilares fetales. Se estima que, a lo largo del embarazo, se transfieren en forma neta 160 moles de agua (~ 2900 mL) de la madre al feto. Por transporte convectivo, juntamente con el agua también se transfieren solutos de bajo peso molecular. Transferencia de compuestos liposolubles La difusión simple es importante para la transferencia de diversos compuestos liposolubles de la madre al feto. Esto incluye el colesterol, los ácidos grasos y las vitaminas A, D, E y K. Las necesidades fetales de estos compuestos son elevadas, y cabe notar que la concentración de todos ellos (con excepción de la vitamina A) aumentan de manera progresiva en el plasma materno a medida que avanza el embarazo (Fig. 11). Estos aumentos son una adaptación metabólica que no depende de la dieta, ya que acontecen de manera similar en mujeres vegetarianas que en mujeres con dietas mixtas. Por otra parte, ciertos compuestos son transferidos en forma neta del feto a la madre para su eliminación: urea, bilirrubina no conjugada y ácidos biliares. Difusión facilitada Al igual que en la difusión simple, la difusión facilitada se produce a favor de un gradiente de concentración. La diferencia es que, en la difusión facilitada, existen moléculas transportadoras que aceleran el proceso. En general, estos transportadores poseen las siguientes características: Selectividad (incluye estereoselectividad para compuestos ópticamente activos) Competitividad Saturabilidad Cinética de Michaelis-Menten El ejemplo clásico de compuesto transportado por difusión facilitada es la glucosa. La glucemia materna media es de 80 mg/dL (4.4 mmol/L), mientras que en la sangre de las arterias umbilicales es de 65 mg/dL (3.6 mmol/L), de modo que existe una diferencia de concentración de 15 mg/dL (0.8 mmol/L) favorable a la transferencia de la madre al feto. El sistema posee una gran capacidad de transporte, ya que solamente se satura cuando la glucemia materna es de 360 mg/dL (20 mmol/L). Por esta razón, la hipergucemia materna resulta en un aumento del aporte de glucosa al feto. La hiperglucemia fetal estimula la secreción de insulina por el páncreas fetal. Dado que la insulina estimula el crecimiento fetal, los bebés nacidos de madres diabéticas cuya glucemia no está bien controlada son macrosómicos o grandes para la edad gestacional. De toda la glucosa que es extraida de la sangre materna, normalmete 70 % a 80 % es consumida por la propia placenta. Solamente 20 % a 30 % llega al feto por medio del transportador GLUT1. Aunque los ácidos y pigmentos biliares se transportan en parte por difusión, una fracción Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 8 puede ser eliminada hacia el líquido amniótico por el riñón fetal. Asimismo, en la placenta hay transportadores que facilitan su transferencia por difusión facilitada, para su posterior eliminación definitiva por los emuntorios maternos (Fig. 12). El colesterol, muy importante para procesos sintéticos durante el desarrollo intrauterino, se transporta en parte por difusión simple y es sintetizado por el organismo fetal. Adicionalmente, el trofoblasto posee receptores para lipoproteínas de baja densidad (LDLR) y de alta densidad (SR-B1) que captan colesterol del lado materno y transportadores (ABCG1 y ABCA1) que los transfieren al lado fetal. Transporte activo Se caracteriza porque puede producirse en contra de un gradiente electroquímico y está vinculado directamente (transporte activo primario) o indirectamente (transporte activo secundario) a la hidrólisis de ATP como fuente de energía. Entre las sustancias que se transfieren por transporte activo están el ácido ascórbico y las vitaminas del grupo B, el calcio, el hierro y el yodo. Los aminoácidos dependen de sistemas de transporte activo (secundario) para su transferencia de la madre al feto. Los aminoácidos ingresan al sincitiotrofoblasto en cotransporte con Na+, cuyo gradiente electro- químico en la membrana apical es mantenido por la Na,K-ATPasa de la membrana basolateral (Fig. 13). Cerca de 15 % de los aminoácidos incorporados son empleados para la síntesis de proteínas en la placenta y el resto es transferido hacia la sangre fetal. Pinocitosis Es un mecanismo importante para la transferencia de inmunoglobulina G materna al feto, que le proporciona a éste inmunidad pasiva. En condiciones patológicas, este mecanismo es responsable de la transferencia de anticuerpos antiRh que causa la eritroblastosis fetal. Transferencia de gases La transferencia placentaria de gases es muy limitada durante el primer trimestre del embarazo, debido a la obstrucción fisiológica de las arterias espirales por el trofoblasto. Posteriormente el caudal sanguíneo aumenta y la presión de oxígeno intervellosa se incrementa rápidamente al final del primer trimestre. Aunque posteriormente sufre una leve disminución progresiva, se mantiene bien por encima del valor inicial. Como en la interfase alveolar y en los tejidos, la transferencia de O2 y CO2 depende totalmente de la difusión de dichos gases por diferencias en su presión parcial. En cada minuto debe transferirse de la sangre materna a la fetal un volumen de oxígeno igual al que consume el feto (24.5 mL/min para un feto de 3.5 kg). Si el cociente respiratorio es de 0.94 (medido en ovejas), se debe eliminar 23 mL/min de dióxidode carbono. Según el modelo Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 9 más aceptado, en el espacio intervelloso se produce una mezcla más o menos uniforme de la sangre materna que ingresa. En la Fig. 14 A se indican los valores de pO2, saturación de la hemoglobina y pCO2 de la sangre materna y fetal. La concentración de hemoglobina del feto crece linealmente desde la semana 18 a la 40, de 11 g/dL a 15 g/dL. La concentración materna de hemoglobina es habitualmente próxima a 12 g/dL debido a la expansíón plasmática propia del embarazo. Considerando que cada gramo de hemoglobina puede ligar 1.36 mL de O2, la capacidad de transporte es de 163 mL de O2/L de sangre materna y de 204 mL de O2/L de sangre fetal. Además, la hemoglobina F (fetal) tiene mayor afinidad por el O2 que la hemoglobina A (materna), con valores de p50 de 21 mmHg y 26 mmHg, respectivamente (Fig. 14 B). A su paso por la placenta, la sangre materna cede oxígeno y su saturación disminuye de 97 % a un valor entre 70 % y 80 %. Por su parte, la sangre fetal se oxigena y la saturación de la hemoglobina aumenta de 50 % en la arteria umbilical a 80 % en la vena umbilical. La sangre oxigenada perfunde el hígado fetal, pero parte circula directamente a la vena cava inferior por el ducto venoso. Como se notó antes, esta sangre que no se desoxigena en el hígado pasa preferencialmente al lado izquierdo del corazón e irriga el propio miocardio y el cerebro. La saturación de oxígeno en diferentes sectores se indica en la Fig. 15. Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 10 La transferencia de dióxido de carbono desde la sangre fetal hacia la materna está coordinada con la transferencia de oxígeno en sentido opuesto. Por una parte, por el efecto Bohr, la disminución de pCO2 aumenta la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno en la sangre fetal, mientras que el aumento de pCO2 en la sangre materna facilita la liberación de oxígeno ligado a la hemoglobina. Por otra parte, por el efecto Haldane, la liberación de oxigeno desde la sangre materna facilita la incorporación de CO2 mientras que la incorporación de oxígeno a la sangre fetal facilita la liberación de CO2. Transferencia de calor El feto tiene un metabolismo energético muy activo. El calor producido por el metabolismo fetal debe ser transferido a la madre para que ésta lo disipe al ambiente. La producción fetal de calor es de 3 a 4 W/kg. Este valor es el triple que el de un adulto. Para un feto de 3.5 kg, corresponde a 10.5 a 14 W, o 9 a 12 kCal/h. Se estima que 15 % de la pérdida fetal de calor se produce por conducción hacia el líquido amniótico, mientras que 85 % tiene lugar en la placenta, por convección forzada (Fig. 16) La convección forzada, cuya fuente de energía son los corazones materno y fetal, permite una eficiente transferencia de calor desde la sangre fetal hacia la sangre materna. La transferencia neta de calor en forma espontánea solamente puede ocurrir desde un cuerpo con mayor temperatura hacia un cuerpo con menor temperatura. Por esta razón, la temperatura fetal es siempre mayor que la materna. La diferencia es habitualmente de 0.3 a 0.5 º C. La elevada tasa de multiplicación celular propia del desarrollo intrauterino plantea problemas especiales, ya que dicha multiplicación es muy sensible a la hipertermia. Adicionalmente, el tejido fetal que produce más calor es el sistema nervioso central (seguido por el hígado y el corazón). El sistema nervioso central es también el tejido más sensible a los efectos adversos de la hipertermia sobre el desarrollo. De experimentos en modelos animales, se sabe que una elevación de la temperatura materna de 2 ºC por tiempo prolongado afecta el desarrollo. Por otra parte, basta una hipertermia materna de 2.5 ºC durante 1 hora, o de 4.0 ºC durante 15 min, para afectar el desarrollo fetal. Por esta razón, la hipertermia materna debe ser prevenida y, en caso de desarrollarse, combatida enérgicamente. Esto es particularmente importante, porque durante la fiebre la temperatura fetal se eleva en la misma proporción que la temperatura materna (Fig. 17 A). En cambio, cuando la temperatura de la madre aumenta por una situación fisiológica, como el ejercicio físico, la brecha entre la temperatura fetal y la materna se reduce, de modo que limita el aumento de Intercambio materno-fetal Dr. Fernando D. Saraví 11 temperatura fetal (Fig. 17 B). En el caso inverso, de que la madre sea expuesta a un ambiente frío que reduzca su temperatura corporal, la temperatura fetal disminuye en menor proporción que la materna y por tanto se mantiene relativamente constante (Fig. 17 C). Transferencia de fármacos y tóxicos La placenta permite la transferencia de numerosos fármacos y sustancias tóxicas en particular los que son liposolubles (por ej., insecticidas organofosforados). Debe tenerse en cuenta que muchos fármacos relativamente inocuos para el organismo adulto – como por ejemplo el enalapril, el ácido valproico y el mebendazol – tienen efectos teratógenos. Los fármacos empleados en anestesia, como opioides, pueden causar depresión respiratoria perinatal. Existen muchos fármacos que están formalmente contraindicados en el embarazo porque se conocen sus efectos adversos para el embrión o el feto. Otros fármacos no deben administrarse salvo en caso de extrema necesidad porque aún se desconoce su seguridad. Como principio básico, durante el embarazo es importante restringir la administración de fármacos a aquellos que sean indispensables y que posean un adecuado perfil de seguridad. Programación fetal La adecuada nutrición del ser humano durante la vida intrauterina es, desde luego, esencial para su desarrollo normal. Diversas amenazas a este proceso normal, como desnutrición extrema de la madre, hipoxia, abuso de sustancias (incluidos el tabaco y el alcohol), toxinas ambientales e insuficiencia placentaria pueden provocar restricción del crecimiento intrauterino y generar riesgo de preclampsia, parto prematuro y recién nacidos de bajo peso y salud perinatal frágil. Adicionalmente, las consecuencias de las agresiones durante el desarrollo intrauterino pueden tener graves consecuencias en la vida adulta. El epidemiólogo inglés David Barker (1938-2013) observó en 1989 que los varones de menor peso al nacer y al año de vida tenían las tasas más altas de mortalidad por enfermedad coronaria. Barker acuñó la expresión “programación fetal” con referencia a la influencia duradera de las agresiones durante la vida intrauterina; la noción se conoce también como “hipótesis de Barker” y hoy es generalmente aceptada. En la Fig. 18 se presenta un esquema general de la hipótesis y los posibles mecanismos de programación fetal El principal corolario de la hipótesis de Barker es que una óptima atención prenatal no solamente influye favorablemente en la salud del neonato de manera inmediata, sino que tiene consecuencias favorables para toda su vida.
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