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Dr. Fernando D. Saraví RESEÑA ANATÓMICA El aparato genital incluye los genitales externos e internos. A continuación se resume la anatomía e histología de los genitales femeninos. Las mamas se describen en PARTO Y LACTANCIA. Genitales externos En la mujer, los genitales externos son obviamente menos ostensibles que en el varón. En conjunto, los genitales externos femeninos se denominan vulva. La vulva comprende el monte de Venus, los labios mayores y menores, el glande del clítoris y el vestíbulo o introito, que es el orificio de entrada de la vagina (Fig. 1, A). El monte de Venus y los labios mayores o externos están cubiertos por piel vellosa y su prominencia se debe a la presencia de grasa subcutánea. Por dentro de los labios mayores se encuentran los labios menores o internos. Estos son dos pliegues de piel glabra que rodean la entrada de la vagina. Poseen abundantes glándulas sebáceas y sudoríparas. Su tamaño, pigmentación y grado de lisura varían considerablemente entre una mujer y otra. Por delante, los labios menores se fusionan para formar el prepucio o capuchón del clítoris, mientras que por detrás se fusionan como parte de la horquilla perineal. La horqui- lla está separada del orificio anal por el periné. La separa- ción de los labios menores permiten observar, de adelan- te hacia atrás, el glande del clítoris, el meato uretral y el introito. En el introi- to se observan los orificios de las glándulas de Skene y de Bartholin. Las glándulas de Skene (también llamadas vestibulares meno- res, periuretrales o parauretrales). Desembocan en el meato uretral. Estas glándulas parecen análogas a la próstata masculina y su secreción es estimulada por la excitación sexual. No obstante, el tamaño y la capacidad secretoria de estas glándulas es muy variable de mujer en mujer. Las glándulas de Bartholin (o vestibulares mayores) son glándulas mucosas pares cuyos ductos se abren en el tercio medio del vestíbulo, entre el himen y los labios menores. Son análogas a las glándulas bulbouretrales del varón. Su secreción aumenta con la excitación sexual, pero es de todos modos escasa y solamente proporciona lubricación del introito. El himen es una membrana cutáneo- mucosa vascularizada, de espesor y resistencia variables, que posee un orificio o varios (himen cribiforme). La ausencia de orificios no causa síntomas hasta que la mujer comienza a menstruar. Tradicionalmente se le atribuía gran importancia a la integridad del himen como evidencia de virginidad, pero hoy se sabe que hay hímenes lo suficientemente distensibles como para permitir el coito sin desgarrarse, y por otra parte, en otros casos el himen puede desgarrarse por actividades no relacionadas con el coito (por ej., deportivas). El clítoris es un órgano eréctil, análogo al pene, pero a diferencia de éste no cumple ninguna función directa en la micción ni la reproducción. Su única función conocida es promover la excitación sexual y hacer más placentero el coito. Consta de un glande (única porción visible), un tallo o cuerpo y dos cuerpos cavernosos de considerable extensión, momntados sobre la vagina, que terminan a Sistema reproductor femenino Posgrado-00 Sello Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 2 ambos lados en los llamados pilares del clítoris (Fig. 1, B). Muchas mujeres adultas desconocen la apariencia de su propia vulva (aunque es simple inspeccionarla con ayuda de un espejo). Otras están desconformes con su apariencia, quizá por influencia de modelos “ideales” propuestos por los medios. Los médicos deben saber que hay una gran variabilidad en el aspecto de la vulva de mujeres totalmente normales (Fig. 2 y Tabla 1). Genitales internos Comprenden la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. La vagina es un conducto músculo- membranoso que conecta la vulva con el cuello del útero (cérvix). Durante el coito, recibe el pene y la eyaculación. Durante la menstruación permite la evacuación del contenido uterino y durante el parto, la salida del bebé y de la placenta. La vagina transcurre en la línea media, por detrás de la uretra y la vejiga y por delante del recto, formando en la mujer de pie un ángulo de ~ 60º con la horizontal. Forma una cavidad virtual ya que, en ausencia de contenido, su pared anterior está en contacto con la posterior. Su longitud en reposo medida por medios mecánicos es de 9.6 cm (rango 6.5 a 12.5 cm). No obstante, la longitud media medida por resonancia magnética es de sólo 6.3 cm. Su ancho es máximo en el extremo proximal, decrece donde atraviesa el diafragma pélvico y es mínima en el introito (media 26.2 mm). Su superficie interna es de 87.5 cm2 (rango 66 a 107 cm2). Por encima del vestíbulo, la vagina está rodeada por los músculos del piso de la pelvis: elevadores del ano (iliocoxígeo, pubocoxígeo y puborrectal), bulboesponjosos y perineales transversos, superficiales y profundos. Aunque la vagina no posee esfínteres propiamente dichos, la contracción de los músculos de la pelvis limita la apertura de la vagina. La contracción rítmica de estos músculos durante el coito aumenta la excitación del varón. Por el contrario, la contractura involuntaria de esta musculatura (llamada vaginismo) durante el coito puede causar dolor a la mujer e imposibilidad de la penetración del pene. La superficie interna vaginal presenta dos crestas longitudinales (anterior y posterior) de tejido epitelial, de las cuales surgen pliegues transversales. La pared vaginal consta de cuatro capas, que desde el interior (luz) al exterior son: capa epitelial, capa subepitelial (lamina propria), capa muscular y capa adventicia. La capa adventicia está formada por tejido conectivo denso que se fusiona con las fascias circundantes. La capa muscular está formada por músculo liso. El músculo liso se clasifica en una capa interna circular y una capa externa longitudinal. Esta última es discontinua y está más desarrollada en la cresta anterior (ventral). El músculo llamado circular forma una red continua, espiralada o helicoidal, en torno de la vagina y se conecta con el músculo liso del cérvix (Fig. 3). Durante la excitación sexual, el tercio inferior de la vagina se contrae mientras que los dos tercios superiores se relajan. Durante el parto, el músculo liso se relaja en toda la extensión de la vagina. La lamina propria (a veces considerada como parte de la capa epitelial) contiene una rica red vascular, fibras nerviosas y células del sistema inmune. Los vasos subepiteliales cumplen funciones nutricias y además proporcionan fluido para la secreción que lubrica la vagina normalmente, cuya magnitud aumenta Tabla 1: Medidas de los genitales externos femeninos Variable Media [SD] (mm) Rango (mm) Largo del clítoris 19.1 [8.7] 5 a 35 Ancho del glande 5.5 [1.7] 3 a 10 Distancia clítoris-uretra 28.5 [7.1] 16 a 45 Largo labios mayores 93.0 [13.0] 70 a 120 Largo labios menores 60.6 [17.2] 20 a 100 Ancho labios menores 21.8 [9.4] 7 a 50 Largo periné 31.3 [8.5] 15 a 55 Lloyd J y col. Br J Obstet Gynaecol 112: 643-646, 2005. Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 3 notablemente durante la excitación sexual. La vagina carece de glándulas. La citada secreción es un transudado de plasma. El epitelio es pavimentoso y poliestratificado (Fig. 4). Consta de una capa cilíndrica simple basal donde se encuentran las células troncales. Hacia la luz, se encuentra una capa estratificadas de células poliédricas que recuerda el estrato espinoso de la epidermis. Más cerca de la superficie hay una tercera capa de células planas que acumulan glucógeno. Cuando estas células se descaman, el glucógeno es degradado a glucosa y luego a ácido láctico por lactobacilos o bacilos de Döderlein (las especies más frecuentes en la vagina humana son L. crispatus y L. jensenii). Esto genera un pH ácido en lavagina, que proporciona cierta protección contra bacterias patógenas y contra hongos oportunistas como Candida albicans. La acidez del medio vaginal depende además de la secreción activa de H+ por parte de las células epiteliales. El útero es un órgano muscular hueco, con forma de pera aplanada, cuya masa promedio es de 100 g. Su longitud es de 7.5 cm, su ancho de 4 cm y su espesor de 3 cm en término medio. Consta de un cuerpo, cuyo extremo superior ciego se denomina fundus, y un cuello o cérvix que conecta la cavidad uterina con la vagina. El límite entre el cuerpo y el cérvix se llama istmo uterino. En 50 % de las mujeres, el útero está inclinado hacia delante, apoyado sobre la vejiga (anteroflexión); en 25 % está inclinado hacia el recto (retroflexión) y en 25 % en una posición intermedia. En la mayoría de los casos de anteroflexión, el eje mayor del cuerpo del útero está inclinado hacia delante con respecto al eje mayor del cuello, condición llamada anteversoflexión. El cérvix posibilita el paso del esperma desde la vagina a la cavidad uterina luego del coito, la evacuación de restos endometriales durante la menstruación y la salida del feto durante el parto. Tiene una longitud media de 2.5 cm y su eje forma un ángulo de 90 a 115º con el eje de la vagina; como consecuencia, el fórnix o fondo de saco vaginal anterior es menos profundo (8 cm) que el posterior (11 cm). La pared del cérvix está formada principalmente por tejido conectivo denso, rico en elastina y colágeno, aunque 15 % de su volumen es músculo liso. El epitelio del cérvix es columnar simple en su porción uterina (endocérvix) y escamoso no keratinizado en su porción intravaginal (ectocérvix). El límite entre ambos epitelios se denomina unión escamocolumnar. El endocérvix posee glándulas secretoras de mucus. La actividad de dichas glándulas y la consistencia de la pared cervical están bajo control hormonal y cambian durante el ciclo ovárico. El cuerpo del útero tiene tres capas: el endometrio, el miometrio y el perimetrio (Fig. 5). El endometrio es una membrana epitelial abundante en glándulas, con una profusa red vascular, que luego de la concepción permite la implantación del embrión. Consta de dos capas: una basal permanente y una funcional que degenera y regenera cíclicamente. La capa Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 4 funcional se divide en un estrato compacto, próxima a la luz uterina, y un estrato esponjoso ubicado entre el compacto y la capa basal. El estado trófico de la capa funcional depende de los esteroides sexuales femeninos. De no producirse la fertilización, la capa funcional del endometrio se desprende periódicamente, produciendo el sangrado menstrual. El espesor del endometrio varía entre 2 y 12 mm, según el momento del ciclo ovárico. El miometrio está formado por tres capas de músculo liso de tipo unitario: una externa longitudinal, una interna circular, y una media cuyas fibras se disponen en “8”. Su espesor en reposo es de 1.9 cm (DE 0.4 cm). La contracción del miometrio aumenta la presión transmural del útero. El perimetrio es una capa serosa que corresponde al peritoneo en el fondo del útero y a tejido conectivo que rodea el útero formado el parametrio. Hay cuatro pares de ligamentos que sostienen al útero en la pelvis: ligamentos anchos, redondos, cardinales y úterosacros, además de las reflexiones del peritoneo (vésicouterina, rectovaginal y sacrogenital). Las trompas de Falopio, trompas del útero u oviductos, son dos tubos de 10 a 12 cm de longitud y 1 cm de diámetro, que nacen de la parte superior del cuerpo del útero y conectan la cavidad uterina con la cavidad abdominal. Se reconocen tres porciones: una más delgada llamada ístmica, que atraviesa la pared del útero, una intermedia llamada ampular (ampolla), y una región más distal al útero llamada pabellón o infundíbulo, que posee fimbrias que contactan el ovario. Las trompas poseen una capa externa serosa (mesosálpinx) del peritoneo parietal, que se pliega con el ligamento ancho; una capa intermedia muscular y están tapizadas con un epitelio simple que posee células secretoras (60 %) y células ciliadas (25 %). El resto está formado por células delgadas llamadas intercaladas o en clavija, que son posiblemente células secretoras inactivas. Las trompas proporcionan el ambiente fisicoquímico adecuado para la fertilización – que suele producirse en la ampolla – y permiten el transporte del huevo hacia la cavidad uterina. Los ovarios son órganos pares, intraperitoneales, en forma de almendra, cuyas dimensiones aproximadas son 4 x 3 x 2 cm, que se sitúan en el ángulo de la bifurcación de la arteria ilíaca primitiva (fosa ovárica). En cada lado, el polo superior de ovario está en contacto con la trompa, mientras que el polo inferior está orientado hacia el útero y unido a éste por el ligamento útero-ovárico. El borde anterior está unido al ligamento ancho por un meso en el cual transcurren los nervios y los vasos del ovario (Fig. 6). El ovario tiene la doble función de ser el órgano de la gametogénesis femenina y secretar hormonas esteroides sexuales, mayormente estrógenos y progesterona. El ovario consta de una médula y una corteza. La médula posee principalmente vasos sanguíneos y tejido conectivo. Los folículos, Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 5 fuente de ovocitos y lugar de la síntesis de esteroides gonadales, se encuentran en la corteza. Desde el nacimiento los ovarios contienen entre 1 y 2 millones de folículos primordiales, cada uno de los cuales contiene un ovocito rodeado de una monocapa de células escamosas y una membrana basal. Para el tiempo de la pubertad, el número de folículos primordiales se reduce a ~ 400 000. Cuando comienzan a producirse los ciclos femeninos, en cada ovario cierto número de folículos comienza a desarrollarse, aunque normalmente sólo uno de estos folículos libera un óvulo en cada ciclo. El resto de los folículos sufre involución (atresia). Las células del folículo que liberó el óvulo se transforman en el cuerpo lúteo que produce progesterona y estrógenos. Si se produce el embarazo, el cuerpo lúteo persiste y constituye la principal fuente de esteroides sexuales durante el primer trimestre del embarazo (luego esa función es asumida por la placenta). De no haber embarazo, el cuerpo lúteo involuciona y se transforma en un cuerpo blanco (albicans) inactivo. Irrigación sanguínea y linfática Las principales arterias que irrigan los genitales femeninos son las ilíacas internas o hipogástricas. La arteria hipogástrica se divide en un tronco anterior y otro posterior. Del tronco anterior provienen las arterias uterina, vaginal y pudenda interna. La arteria pudenda interna da como ramas las arterias hemorroidal inferior, perineal superficial y perineal profunda antes de terminar como la arteria cavernosa y la arteria dorsal del clítoris. Las arterias ováricas son ramas de la aorta. Además de irrigar los ovarios, se anastomosan con ramas ováricas de las arterias uterinas. El drenaje venoso corre en general paralelo a las arterias correspondientes. Los vasos linfáticos de los genitales internos se dirigen a los ganglios ilíacos internos y externos, comunes y periaórticos. Los genitales externos, el periné y el tercio inferior de la vagina drenan a los ganglios inguinales superficiales. Inervación somática y autonómica Los ovarios, el útero, la uretra, la vagina y el clítoris reciben fibras eferentes simpáticas y parasimpáticas (sacras y algunas vagales); Fig. 7 A. Durante la excitación sexual, la inervación autonómica produce vasodilatación del tejido eréctil del clítoris y congestión del tejido no eréctil, como el de los labios menores. De los genitales internos también provienen aferentes viscerales que viajan por las ramas simpáticas e ingresan a la médulapor las raíces posteriores T10 a T12, y parasimpáticas que ingresan por las raíces sacras. La inervación somática depende principalmente del nervio pudendo, cuyas ramas terminales son el nervio dorsal del clítoris, el nervio perineal y el nervio rectal inferior. Este último inerva la piel perianal, el esfínter externo del recto y la parte posterior del piso de la pelvis. El nervio perineal posee fibras motoras para los músculos del piso de la pelvis y el esfínter uretral externo y fibras sensitivas para los labios mayores y menores, la uretra distal, el introito y la piel del periné. La vagina carece de inervación somática en sus dos tercios superiores. Parte de los labios mayores son inervados por ramas de los nervios ilioinguinal, génitofemoral y cutáneo posterior de muslo (Fig. 7 B). HORMONAS OVÁRICAS Estrógenos. Los estrógenos naturales son estradiol, estriol y estrona. En la especie humana, el 17 β-estradiol es el estrógeno más potente y abundante. El estriol es producido en el hígado por metabolización de estradiol y estrona. También es producido durante el embarazo por el ovario y la placenta. La estrona es el estrógeno más débil; parte se produce en el ovario, pero la estrona plasmática proviene mayormente del Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 6 metabolismo periférico del estradiol o de la aromatización de la androstenediona. Luego de la menopausia, cuando el ovario cesa de funcionar, la estrona producida a partir de andrógenos suprarrenales se torna el principal estrógeno del plasma. Progestágenos. El principal es la progesterona. También se secreta 17- hidroxiprogesterona. Todas las células ováricas que sintetizan esteroides producen progestágenos, aunque durante la fase folicular del ciclo la síntesis de progesterona es limitada. En el embarazo, los progestágenos son producidos en gran cantidad por la placenta. Otras hormonas ováricas. El ovario sintetiza andrógenos (dihidroepiandosterona y androstenediona y escasa testosterona y dihidrotestosterona) que sirven como precursores de los estrógenos, aunque pequeñas cantidades alcanzan la circulación. En el ovario también se producen otras hormonas como inhibinas, relaxina, activinas, prostaglandinas, IGF-1 y otros factores de crecimiento, y diversas citokinas. Estas tres últimas categorías parecen tener función paracrina y autocrina. EL CICLO MENSTRUAL La característica funcional singular del aparato reproductivo femenino es su naturaleza cíclica, posibilitada por la diferenciación sexual del hipotálamo cuando no es expuesto a concentraciones elevadas de andrógenos durante la vida intrauterina. El ciclo femenino tiene la duración mediana de 28 ó 29 días. Convencionalmente, el inicio del ciclo se fija en el comienzo del sangrado menstrual (día 1). Desde el punto de vista de los cambios en el ovario, el ciclo se divide en una fase folicular (desde el comienzo del sangrado hasta la ovulación) y una fase lútea (desde la ovulación hasta el inicio del ciclo siguiente); Fig. 8. Las variaciones de la duración del ciclo se deben mayormente a la variabilidad de la fase folicular, ya que la fase lútea tiene una duración relativamente fija, de 14 días. El rango normal de duración del ciclo es de 21 a 35 días. Cuando los ciclos duran menos de 21 días, existe polimenorrea, mientras que si duran más de 35, la condición se llama oligomenorrea. La duración media del sangrado menstrual es de 5 días; se considera normal cuando dura entre 3 y 7 días. El volumen medio total del flujo es de 30 mL, con un rango normal entre 10 y 80 mL. Si el volumen es menor de 10 mL se considera que existe hipomenorrea, mientras que si es mayor de 80 mL hay hipermenorrea, Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 7 La ausencia de ciclos menstruales se denomina amenorrea. Si una mujer nunca ha tenido ciclos, se llama amenorrea primaria. Si ha comenzado sus ciclos, pero éstos se interrumpen durante 6 meses o más, la condición es de amenorrea secundaria (el embarazo causa una amenorrea fisiológica). Cambios cíclicos en el endometrio Desde el punto de vista de los fenómenos que suceden en el ovario, el ciclo se divide en una fase folicular y una fase lútea. La transición entre ambas fases es debida a la ovulación. Desde el punto de vista del endometrio, las fases correspondientes son la fase proliferativa y la fase secretora. La exposición sucesiva a estrógenos y progesterona son las señales endocrinas necesarias y suficientes para inducir los cambios cíclicos endometriales. El endometrio posee una capa basal, permanente, donde se encuentran las células progenitoras epiteliales, conectivas y vasculares que permiten su crecimiento y desarrollo durante cada ciclo. Esta capa tiene un espesor no mayor Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 8 de 2 mm y es la única remanente al final del sangrado menstrual. La reparación del epitelio de superficie es precoz, ya que acontece antes del final de la menstruación y antes de que se produzca un aumento en la producción folicular de estradiol. Es probable que la producción local de factor de crecimiento epitelial (EGF) sea responsable de esta regeneración precoz. El EGF también estimula la expresión de receptores estrogénicos alfa (ER α = ER 1). Hacia el día 5 en el endometrio, ya estimulado por los estrógenos, se aprecia actividad mitótica de las células epiteliales y del estroma. Ciertos factores de crecimiento producidos localmente, como factor de crecimiento transformante α (TGF α) y factores de crecimiento fibroblástico median algunos de los efectos proliferativos de los estrógenos. En la neoformación vascular es importante el factor de crecimiento vascular endotelial A (VEGF A), producido tanto por el epitelio como por el estroma durante la fase proliferativa y la angiopoyetina 2 producida por el endotelio. Antes de la ovulación, el endometrio alcanza un espesor de hasta 10 mm como resultado del desarrollo de las glándulas, el estroma y la neoformación vascular (Fig. 9). La actividad mitótica continúa, a un ritmo cada vez menor, hasta 3 días después de producida la ovulación, cuando es suprimida por efecto de la progesterona. Esta hormona bloquea el efecto proliferativo de los estrógenos porque reduce la expresión de los ER α en el endometrio. Además, la progesterona estimula la liberación de angiopoyetina 1 que frena la amgiogénesis y estabiliza los vasos ya formados. Al tiempo que cancela la proliferación, la progesterona induce la síntesis de glucógeno, que se acumula en vacuolas glandulares. La superficie media de las glándulas aumenta casi 50 %. La progesterona también causa una remodelación del estroma con aumento del tamaño de sus células y acumulación de colágeno tipo 4 y laminina, al tiempo que inhibe la expresión de ciertas metaloproteinasas capaces de degradar el estroma. Adicionalmente, la progesterona induce en el endometrio la síntesis de factor tisular y de inhibidor tisular del plasminógeno (PAI-1), de acciones procoagulante y antifibrinolítica, respectivamente (ver HEMOSTASIA). En el endometrio, el PAI-1 también cumple la función de limitar la invasión trofoblástica durante la implantación. En resumen, durante la fase secretoria el endometrio posee máxima capacidad procoagulante y antifibrinolítica. El efecto de la progesterona sobre el endometrio que ha proliferado bajo el efecto estrogénico es esencial para permitir la implantación del blastocisto cuando ha habido fecundación. Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 9 Si no hubo fecundación, la producción lútea de progesterona comienza a reducirse y tras 7 u 8 días de producida la ovulación el estroma se edematiza, debido a un incremento en la permeabilidad vascular. En los días inmediatamente anteriores a la menstruación, el endometrio es infiltrado progresivamentepor linfocitos NK, linfocitos T y macrófagos, que liberan citokinas como la interleukina 8. Además aumenta la expresión de ciclooxigenasa 2 (COX- 2). La menstruación se produce por una serie de acontecimientos interrelacionados. Además del edema y la infiltración del endometrio con células inmunes, la caída de la progesterona causa una severa vasoconstricción de las arterias espiraladas, que es mediada por prostaglandina F2α y quizá también por endotelinas y dura de 4 a 24 h. Esto causa una severa isquemia de la capa funcional del endometrio, causando daño en el epitelio y el estroma. Junto con la vasoconstricción, se produce expresión y activación de metaloproteinasas por parte del estroma, el epitelio y los leucocitos. Las metaloproteínas causan degradación de la matriz extracelular seguida de pérdida de la integridad estructural del tejido y de los vasos (Fig. 10). La vasoconstricción es seguida de una fase de vasodilatación que resulta en hemorragia. La hemorragia es facilitada por la menor expresión de factor tisular (causada por la ausencia de progesterona). De todos modos, la sangre finalmente coagula por activación de las plaquetas. La hemostasia en la capa basal, que no es afectada por la ausencia de progesterona, impide la pérdida continuada de sangre. Por otra parte, la sangre coagulada presente en la capa funcional sufre luego fibrinolisis por activación local del plasminógeno. Esta sangre junto con los restos de células y estroma es lo que constituye el flujo menstrual. No se coagula fuera del cuerpo pues ya ha sufrido coagulación y fibrinolisis dentro del útero. Otros cambios cíclicos Durante la fase folicular del ciclo, la permeabilidad de la vagina, su capacidad secretoria y la acidez de sus fluidos son mayores que durante la fase lútea. Por efecto de los estrógenos sobre la matriz extracelular del cuello del útero hace que la consistencia de éste al tacto sea mayor durante la fase folicular, comparable a la consistencia al tacto de la punta de la nariz. Por el contrario, durante la fase lútea el cuello, por efecto de la progesterona, se torna más blando (semejante a la consistencia de un labio). Durante la fase folicular y hasta la ovulación, los estrógenos causan que la secreción mucosa del endocérvix se torne progresivamente abundante, fluida y filante, lo que facilita el transporte de esperma hacia la cavidad uterina luego del coito. Por el contrario, por efecto de la progesterona, durante la fase lútea la secreción mucosa deviene más escasa y espesa, lo cual constituye un obstáculo para el paso de esperma (Fig. 11). El cambio en las características del mucus es un indicador de que se ha producido la ovulación. Otro indicador de que se ha producido la ovulación es un aumento de 0.5 ºC en la temperatura corporal basal que se produce en la fase lútea por un efecto de la progesterona sobre los centros termorreguladores del hipotálamo. Las mamas también sufren cambios cíclicos. En la fase folicular del ciclo, hay un estroma denso y escasa diferenciación entre células epiteliales y mioepiteliales, y ausencia de mitosis o actividad secretoria. Durante la fase lútea, se hace evidente la diferencia entre células epiteliales y mioepiteliales y son frecuentes las mitosis. Los ductos se dilatan por la actividad secretoria y las células acinares muestran vacuolas. Además hay congestión venosa. Antes de la menstruación aumenta la apoptosis. El volumen de las mamas también varía durante el ciclo, por cambios de ~ 30 % en el parénquima y el estroma asociado, sin cambios en el volumen de tejido adiposo. El volumen alcanza su máximo justo antes de la menstruación. Durante la fase folicular el volumen se reduce hasta alcanzar su mínimo a mitad del ciclo (días 11 a 20) y luego vuelve a aumentar. La fracción de agua en el parénquima también alcanza un mínimo (~ 70 %) a mitad del ciclo y es máxima hacia el final (~ 84 %). Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 10 La regulación hormonal del desarrollo mamario se trata en el capítulo sobre PARTO Y LACTANCIA. REGULACIÓN HORMONAL DE LA FUNCIÓN OVÁRICA Como se explica en FISIOLOGÍA DE LA PUBERTAD, el desarrollo puberal femenino concluye con un sistema neurohormonal maduro para regular la función hormonal y reproductiva de los ovarios. La función ovárica es regulada por las gonadotropinas hipofisiarias, hormona luteini- zante (LH) y estimulante de los folículos (FSH). A su vez, la liberación de las gonadotropinas depende de la secreción, en la eminencia media, de la gonadoliberina (GnRH); Fig. 12. Control hipotalámico de las células gonadotropas Las neuronas que secretan GnRH se distribuyen en el hipotálamo desde el área preóptica hasta los lados del tercer ventrículo. En el primate, las neuronas situadas en el hipotálamo mediobasal parecen las más importantes en la regulación de la secreción de gonadotropinas. La gonadoliberina es un decapéptido que se sintetiza como un precursor de 92 aminoácidos (preproGnRH). Luego una secuencia de señal de 23 aminoácidos es quitada, dejando la proGnRH. Los primeros diez aminoácidos de este precursor de 69 aminoácidos corresponden a la GnRH. El resto se disocia en tres aminoácidos (residuos 11-13) y un péptido asociado a GnRH o GAP (residuos 14-69). La GnRH es liberada junto con el GAP en la eminencia media. No es claro si el GAP liberado tiene una función fisiológica, aunque es posible que inhiba la secreción de prolactina. La vida media de la GnRH en circulación es de solamente 2 a 4 min. La liberación de GnRH se realiza de manera pulsátil, con picos cada 60 a 90 min. Esto causa la liberación cíclica de gonadotropinas en la adenohipófisis con igual frecuencia. La magnitud de los pulsos de LH causados por la liberación de gonadoliberina depende de la fase del ciclo. Al principio del ciclo, en la fase folicular temprana, la cantidad de LH liberada por cada pulso es pequeña, pero se acrecienta en la fase folicular tardía, cuando las células gonadotropas se tornan más sensibles a la GnRH. La pulsatilidad en la liberación de GnRH es causada por la liberación pulsátil del péptido kisspeptina por neuronas del núcleo arcuato, que estimulan las neuronas secretoras de gonadoliberina al activar el receptor GPR54 presente en abundancia en estas últimas. La liberación pulsátil de gonadoliberina es esencial para mantener la capacidad de respuesta de las células gonadotropas. De hecho, los pulsos de GnRH cada 60 a 90 min aumentan la expresión de receptores para la hormona y por tanto la sensibilidad de las células gonadotropas. Por el contrario, niveles elevados y sostenidos de GnRH desensibilizan a las células gonadotropas y por tanto reducen la liberación de gonadotropinas (este es el fundamento de empleo terapéutico de análogos de la GnRH como leuprolida [Lupron] para suprimir la secreción de Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 11 gonadotropinas). Además del ciclo pulsátil mencionado, existe un ritmo mensual, por el cual una liberación abundante de gonadoliberina hacia la mitad del ciclo es responsable, en parte, del pico de LH que causa la ovulación. En las células gonadotropas, la GnRH actúa sobre receptores acoplados a proteína G de tipo Gq, que activan la fosfolipasa C, la cual genera inositol 1,4,5-trifosfato (IP3) y diacilglicerol. El IP3 causa aumento de la concentración de Ca2+ en el citosol, lo cual estimula la exocitosis de gránulos que contienen las gonadotropinas. El diacilglicerol activa la proteína kinasa C, cuyo efecto sobre varios sustratos aumenta la transcripción génica y la síntesis y glicosilación de LH y FSH. No obstante, el efecto estimulante del diacilglicerol sobre la transcripción es modulado por los esteroides sexuales: durante la fase folicular del ciclo, los estrógenos facilitan la transcripción, mientras que durante la fase lútea la progesterona inhibela transcripción. Como se detallará luego, las hormonas peptídicas inhibina y activina también modulan la transcripción génica. La FSH y la LH son, al igual que la tirotropina y la gonadotropina coriónica humana, glicoproteínas que poseen una subunidad α (común a las cuatro) y una subunidad β específica de cada hormona. Aunque se sintetizan y liberan por las mismas células, las cantidades relativas de FSH y LH que se secretan varían con el ambiente hormonal preciso que baña las células gonadotropas. Control hipofisiario de la función ovárica Tanto la FSH como la LH actúan sobre las células de los folículos ováricos. Ambas gonadotropinas son necesarias para la maduración de los folículos, aunque la LH es más importante para inducir la ovulación y la formación del cuerpo lúteo. Los ovocitos se encuentran detenidos en la profase de su primera división meiótica, probablemente debido a la acción de factores inhibidores de la maduración. Los folículos que contienen estos ovocitos en reposo se denominan primordiales. En el folículo primordial, el ovocito está rodeado de una capa simple de células granulares, que al comenzar el desarrollo folicular se tornan cúbicas formando la capa granulosa de los folículos primarios. Simultáneamente el ovocito crece y forma en su derredor una cubierta de mucopolisacáridos llamada la zona pelúcida. Las células de la granulosa se multiplican hasta formar dos a cuatro capas en los folículos secundarios. En esta etapa, los folículos secretan factores químicos aún no identificados que reclutan células del estroma ovárico cortical. Estas células forman la teca o capa celular externa por fuera de la membrana basal. Ni las células de la teca inicial ni sus precursores mesenquimales son sensibles a las gonadotropinas. La granulosa comienza a producir líquido Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 12 que se acumula dentro del folículo formando el antro (etapa antral) que le proporciona al ovocito un microambiente rico en citokinas, factores de crecimiento, estrógenos y progesterona. La concentración de estas hormonas esteroides en el líquido antral es hasta 200 veces superior a la correspondiente concentración plasmática. En la etapa antral, se desarrollan vasos sanguíneos en la teca, por fuera de la membrana basal. La producción local de factor de crecimiento vascular endotelial (VEGF) tiene un papel importante en esta angiogénesis. El aporte sanguíneo es necesario para mantener la actividad metabólica de las células Las etapas iniciales del desarrollo folicular, hasta la etapa antral, se producen muy lentamente, son independientes de la presencia de gonadotropinas y se caracterizan por una alta tasa de detención del desarrollo e involución (atresia). En la etapa antral, los folículos se tornan capaces de responder a las gonadotropinas y dependen críticamente de éstas para su desarrollo posterior. Aún así, la mayoría de los folículos sufre atresia, mientras que unos pocos continúan su desarrollo. Posteriormente la mayor parte también sufrirá involución, y solamente un folículo dominante llegará a ovular. Se desconocen los mecanismos precisos de selección del folículo dominante, pero se sabe que éste posee mayor concentración de FSH en su líquido antral y mayor capacidad de sintetizar estrógenos. Se estima que, durante la vida reproductiva de una mujer normal, solamente 1 de cada mil de los folículos presentes en su nacimiento llegan a ovular (400 de 400 000). ESTEROIDOGÉNESIS EN LA FASE FOLICULAR Las células de la teca y de la granulosa se complementan para sintetizar estrógenos, pues ninguno de estos tipos celulares posee todo el aparato enzimático necesario para dicha síntesis en cantidad apreciable. Las células de la teca sintetizan andrógenos pero carecen de actividad de aromatasa para transformarlos en estrógenos. Como en el testículo humano, la via predominante de síntesis de androstenediona es la denominada Δ5 (ver APARATO REPRODUCTOR MASCULINO). Por su parte, en las células de la granulosa no poseen actividad de citocromo CPY17, que cumple las funciones de 17 α− hidroxilasa y 17,20-demolasa, necesarias para la síntesis de los andrógenos precursores del estradiol. Por tanto, los andrógenos, en particular androstenediona, son sintetizados por la teca y aromatizados a estrona y estradiol en la granulosa. Las células de la teca interna son funcionalmente análogas a las células intersticiales de Leydig del testículo y poseen receptores para LH. Las células de la granulosa son análogas a las células de Sértoli de los túbulos seminíferos y, como éstas, poseen receptores para FSH (cuando se aproxima la ovulación, expresan también receptores para LH). Ambas gonadotropinas actúan sobre receptores de membrana acoplados a proteína Gs, por lo cual incrementan la síntesis de cAMP en las células blancos. El cAMP activa la proteína kinasa A, que estimula las enzimas implicadas en la esteroidogénesis, incluyendo toda la vía esteroidogénica en la teca y la aromatasa necesaria para la síntesis de estrógeno en la granulosa. Además aumenta la expresión del receptor para lipoproteínas de baja densidad (LDL) que permite la incorporación de colesterol, y estimula la división celular (Fig. 13). La maduración y el crecimiento transforman al folículo secundario en un folículo de de Graaf, que hace protrusión en la superficie del ovario (Fig. 14). En el folículo de de Graaf, la granulosa forma una base para el ovocito, el cumulus oophorus, y lo rodea, separándolo del espacio antral, con una delgada capa de células llamada corona radiante. A todo esto, las células de la teca se diferencian en una capa interna y otra externa. Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 13 Retroalimentación ovárica Las gonadotropinas estimulan el desarrollo folicular y la secreción de hormonas ováricas. A su vez, la secreción de gonadoliberina y gonadotropinas es regulada por las hormonas ováricas. En esta retroalimentación no solamente intervienen las hormonas esteroides secretadas por el ovario (estrógenos y progesterona) sino también hormonas peptídicas llamadas inhibinas y activinas. Estas últimas hormonas, al igual que la hormona antimulleriana, pertenecen a la superfamilia del factor de crecimiento transformante β (TGF β). Ver APARATO SEXUAL MASCULINO para una descripción más detallada. Las inhibinas son sintetizadas por las células de la granulosa (y más tarde por el cuerpo lúteo) y su secreción es estimulada por la FSH y, cerca de la ovulación, por la LH. Probablemente los estrógenos también estimulan la secreción de inhibinas por un mecanismo autocrino o paracrino. La retroalimentación ovárica del eje hipotálamo-hipofisiario se distingue de otras retroalimentaciones hormonales en que puede ser tanto negativa como positiva según la fase del ciclo menstrual. Durante la mayor parte del ciclo, la retroalimentación por estrógenos y progesterona es negativa. A nivel hipotalámico, la inhibición estrogénica de la secreción de GnRH se ejerce sobre neuronas secretoras de kisspeptina del núcleo arcuato. Además, durante la fase lútea del ciclo los estrógenos y la progesterona reducen la respuesta de las células gonadotropas a la gonadoliberina. Las inhibinas reducen la síntesis y secreción de FSH por un efecto a nivel adenohipofisiario. Ya que la FSH es el estímulo primario para la secreción de inhibinas, se trata de una retroalimentación negativa. En particular, se considera importante el papel de la inhibina B para inhibir la secreción de FSH durante la fase lútea, cuando la concentración plasmática de inhibina B alcanza su máximo. La maduración de los folículos aumenta su capacidad de producción de estrógenos (y en menor medida de progesterona), de modo que hacia el día 12 del ciclo menstrual el nivel plasmático de estrógeno aumenta rápidamente. Cuandoalcanza cierto nivel sostenido por dos días, la retroalimentación sobre el hipotálamo y la adenohipófisis se torna positiva. A nivel hipotalámico, esto se debe a la estimulación de neuronas secretoras de kisspeptina del núcleo anteroventral paraventricular (AVPV) que estimulan la secreción de GnRH. En la adenohipófisis, los niveles altos de estrógeno aumentan la sensibilidad de las células gonadotropas a la GnRH. Una vez que estas células están estimuladas, el aumento de progesterona que se produce en la fase folicular tardía contribuye a la retroalimentación positiva, al igual que niveles crecientes de activinas. OVULACIÓN Y FORMACIÓN DEL CUERPO LÚTEO El efecto de esta retroalimentación positiva es producir una liberación abundante de LH, que alcanza un máximo (pico) en 12 h y persiste por 48 h (la liberación de FSH también aumenta simultáneamente pero en menor medida). Este pico aumenta tres veces o más la concentración plasmática de LH. De 9 a 12 horas después del pico de LH se produce la ovulación y, posteriormente, la formación del cuerpo lúteo. La LH estimula al ovocito para completar la primera división meiótica; la segunda división meiótica no ocurrirá sino hasta después que el óvulo sea fecundado. En esta etapa el diámetro puede alcanzar 1 cm. Tras el pico de LH y antes de la ovulación, aumenta muy precozmente (~ 30 min) la concentración plasmática de progesterona, lo cual marca el comienzo de la luteinización de las células granulosas y de la teca y sugiere que las enzimas necesarias para la síntesis de progesterona ya están presentes en el folículo de de Graaf. En la luteinización se produce en el folículo un aumento de la expresión de receptores para LH y progesterona y de la fijación de factores activadores de la transcripción de enzimas que participan en la síntesis de progesterona, en la maduración del ovocito y en la ruptura del folículo. En el folículo de de Graaf, por efecto del estradiol las células de la granulosa expresan receptores para progesterona. El aumento de la producción de esta hormona estimulado por la LH aumenta la expresión de las moléculas que conducirán a la rotura del folículo. La pared folicular se adelgaza y debilita porque la LH y prostaglandinas producidas localmente reducen el flujo sanguíneo y estimulan la liberación de la enzima activadora del plasminógeno de las células de la granulosa hacia el antro, con lo cual se produce allí plasmina. La LH y la progesterona estimulan la secreción de colagenasa. La plasmina y la Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 14 colagenasa son enzimas proteolíticas que digieren la adelgazada pared folicular y permiten la liberación del óvulo con su zona pelúcida y la corona radiada (ovulación). Tras la ovulación, las granulosa y la teca forman el cuerpo lúteo (amarillo), que puede alcanzar 3 cm de diámetro. El cuerpo lúteo es una glándula endocrina transitoria, que produce gran cantidad de progesterona y, en los primates, también cantidades menores de estrógenos y andrógenos. La actividad endocrina del cuerpo lúteo posibilita la receptividad endometrial para la implantación en caso de producirse la fertilización. Es indispensable para la continuación del embarazo durante el primer trimestre del mismo, ya que es la fuente principal de progesterona en el primer trimestre de la gestación (función luego dependiente de la placenta). ESTEROIDOGÉNESIS EN LA FASE LÚTEA El cuerpo lúteo está formado por células esteroidogénicas y no esteroidogénicas. Las primeras son de dos tipos: pequeñas (diámetro de 12 a 20 μm) y grandes. Se cree que las pequeñas derivan de la teca interna. Son las que producen 17α-hidroxi-progesterona y andrógenos, y son responsables por ~ 20 % de la producción lútea de progesterona. Las células grandes derivan de la granulosa, sintetizan ~ 80 % de la progesterona y, como poseen aromatasa, también sintetizan estrona y estradiol a partir de los andrógenos provistos por las células pequeñas (Fig. 15). Las células no esteroidogénicas (70 % del total) son células vasculares, conectivas e inmunes. La vascularización del cuerpo lúteo es importante para preservar su función. Las células grandes sintetizan VEGF y su liberación es estimulada por la LH y la gonadotropina coriónica humana (hCG). Mantener una alta tasa de síntesis de progesterona exige la presencia de su precursor, el colesterol. Las células lúteas contienen colesterol esterificado pero la mayor parte del colesterol para la síntesis de progesterona proviene de lipoproteínas de baja densidad incorporadas por endocitosis mediada por receptor (las lipoproteínas de alta densidad también contribuyen a través del receptor Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 15 recolector B1). Sin embargo, el paso limitante para la síntesis de progesterona es la transferencia de colesterol libre hacia la matriz mitocondrial, que depende de la proteína esteroidogénica agudamente regulada (StAR). Tanto la LH como la hCG aumentan la expresión de StAR en ambos tipos de células esteroidogénicas del cuerpo lúteo. Luteólisis De no producirse la fertilización, el cuerpo lúteo sufre una regresión funcional – caracterizada por la disminución de la síntesis de progesterona – y estructural, con muerte celular por apoptosis, autofagia y necrosis. Este fenómeno se produce sin reducción en la amplitud de los pulsos de LH ni alteraciones en el receptor de LH. Diversas moléculas, como interleukina-1, endotelina, prostaglandina F2α y TNF−α, se han relacionado con la luteólisis, pero el mecanismo preciso es incierto. Un factor que puede contribuir es una reducción del flujo sanguíneo. Síndrome de tensión premenstrual Entre 12 y 30 % de las mujeres en edad reproductiva experimentan un conjunto de síntomas desde varios días antes de la menstruación, que ceden con el comienzo del flujo menstrual (Fig. 16). Una de cada 20 mujeres experimenta una forma severa del síndrome que se denomina trastorno disfórico premenstrual, donde son prominentes los síntomas depresivos. La causa precisa se desconoce, aunque se postulan varias explicaciones que no se excluyen mutuamente, tales como una respuesta exagerada a los cambios hormonales, deficiencia de serotonina, de calcio y magnesio, hipoprolactinemia y alteraciones en las endorfinas o el GABA. El síndrome de tensión premenstrual no debe confundirse con los dolores sordos o cólicos debidos a contracciones uterinas que se producen durante los días de sangrado menstrual. Contracepción hormonal La administración de hormonas sexuales en ciertos regímenes determinados se emplea como método contraceptivo o anticonceptivo, para prevenir embarazos no deseados. La modalidad más difundida es la administración de una combinación de bajas dosis (20 a 30 μg diarios) del estrógeno semisintético etinilestradiol con un progestágeno como levonogestrel o noretindrona, en ciclos de 21 días. Los contraceptivos combinados ejercen su efecto principalmente por supresión del pico preovulatorio de LH, lo cual impide la ovulación. Al concluir la administración, se produce cada mes un sangrado menstrual. La eficacia de los contraceptivos combinados es muy alta. Su principal efecto adverso es el aumento de riesgo de trombosis venosa profunda. La mayor parte de los casos de tromboembolismo se producen en mujeres mayores de 35 años que fuman. Otra modalidad combinada más reciente e igualmente eficaz es la administración continua de 20 μg de etinilestradiol y 90 μg de levonorgestrel (Seasonique ®) por intervalos de 3 a 12 meses. En este caso, el sangrado no se produce hasta unos días después de finalizada la administración. En mujeres en las que está contraindicada la administración de estrógenos se utilizan preparados que solamente contienen Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 16 progestágenos por vía oral(“minipíldora”), por inyección trimestral o implante que se coloca cada 12 meses. Son algo menos eficaces que los contraceptivos combinados. Los preparados de progestágenos inhiben la ovulación en 70 % de los ciclos, pero el espesamiento del moco cervical causado por los progestágenos contribuye a la contracepción. No obstante, la administración de progestágenos en estos regímenes también torna al endometrio inadecuado para la implantación, por lo cual parte de su eficacia se debe a abortos precoces (falta de implantación del blastocisto). La llamada “píldora del día después” o contracepción de emergencia se usa para impedir el embarazo cuando no se tomaron medidas contraceptivas antes del coito. Aunque también emplea un progestágeno (levonorgestrel), su mecanismo de acción es diferente que el de los contraceptivos regulares con sólo progestágenos. En dosis de 1.5 mg, el levonorgestrel inhibe la ovulación. Si la ovulación ya se ha producido, la contracepción de emergencia con levonorgestrel no es eficaz. TRANSPORTE Y METABOLISMO DEL ESTRÓGENO Y LA PROGESTERONA Solamente 20 % del estrógeno plasmático se halla libre. El 60 % se une a la globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG) y el 20 % a la albúmina. Las concentraciones de 17β-estradiol en la mujer adulta premenopáusica varían con el momento del ciclo menstrual. En la Tabla 2 se indican los rangos normales. En la mujer posmenopáusica, la concentración sérica de 17β-estradiol no debe ser superior a 130 pmol/L (35 pg/mL). La progesterona se une a la albúmina y a la transcortina (GBG) con escasa afinidad, por lo que su vida media es breve (5 min). La fracción libre de progesterona en plasma es de ~ 2 %. La concentración plasmática de progesterona es normalmente menor de 5 nmol/L (1.5 ng/mL) durante la fase folicular, pero aumenta hasta un máximo de 40 a 50 nmol/L (12 a 16 ng/mL) durante la fase lútea. Los estrógenos y la progesterona son transformados en el hígado a derivados con menor actividad biológica, conjugados con glucuronato o sulfato, y excretados por riñón. Ambas hormonas poseen vidas medias del orden de minutos, aunque la tasa de metabolización puede variar con el momento del ciclo menstrual y después del climaterio. RECEPTORES DE ESTRÓGENO Como otras hormonas esteroides, los estrógenos y la progesterona actúan sobre receptores presentes en el núcleo. La unión del esteroide con el receptor desplaza a la proteína de golpe de calor (HSP) que está ligada a éste. Dos complejos hormona-receptor se dimerizan y se unen a elementos de respuesta a hormonas en el ADN, mediante lo cual aumentan o disminuyen la transcripción de los genes específicos que codifican las proteínas que median los efectos típicos de estas hormonas. Existen al menos 240 genes capaces de responder a los estrógenos. No obstante, el mecanismo de acción de los estrógenos y sus receptores es más complejo que el modelo clásico que se acaba de describir. En primer lugar, se han caracterizado dos tipos diferentes de receptor para estrógeno (ER), llamados α y β. El ER α es codificado por un gen del cromosoma 6q24-q27 (ESR1), mientras que el ER β se localiza en el cromosoma 14q21q22 (ESR2). Ambos receptores son proteínas con cinco dominios denominados A, B, C, D y E (Fig. 00). Los dominios A y B poseen una función de activación de la transcripción independiente de ligando llamada AF-1. La región C posee “dedos de zinc” y es fundamental para la unión al ADN. La región D es una especie de bisagra o nexo, mientras que la región E es la que reconoce ligandos agonistas y antagonistas y se liga a ellos. También posee una función activadora de la transcripción (AF-2) pero que sí depende de ligando. Los dominios C y E son los que se ligan a la HSP de 90 kDa. Ambos tipos de ER se asemejan mucho en la porción de la molécula que se liga al ADN (dominio C), pero difieren considerablemente en el resto de la molécula, en especial en la porción donde se ligan los esteroides (dominio E). Por esta razón, los estrógenos y diversos fármacos que se unen a ER lo hacen con diferente afinidad para cada subtipo. Asimismo, la distribución tisular de los subtipos es diferente. En el endometrio y el estroma ovárico normales, y en las células mamarias cancerosas predominan los ER α. En las células de la granulosa del folículo ovárico (y Tabla 2: Rangos normales de 17β-estradiol sérico en mujeres adultas premenopáusicas Fase pmol/L pg/mL Folicular (día 5) 110 a 120 30 a 60 Preovulatoria 400 a 1500 110 a 140 Lútea 70 a 600 20 a 160 Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 17 en las espermátides y la próstata en el varón) predomina el tipo β. También presentan ER β tejidos no genitales, como el riñón, la mucosa intestinal, el pulmón, la médula ósea, el hueso, las células endoteliales, el cerebro. Sin embargo, en un mismo tejido puede haber ambos tipos de receptores expresados en grado variable, lo cual ha demostrado ser importante en la acción de los moduladores selectivos del receptor estrogénico (SERM, del inglés Selective Estrogen Receptor Modulator) como el tamoxifeno y el raloxifeno; ver más abajo. Los ER actúan como dímeros, que pueden ser homólogos (dos unidades α o dos β) o heterólogos (un monómero α y otro β). El ER α funciona generalmente como un activador de la transcripción génica, mientras que el ER β puede funcionar como activador o como inhibidor. Los estrógenos y sus receptores pueden producir sus efectos de cuatro modos diferentes: 1) Mecanismo clásico dependiente del ligando. Es el que se describió más arriba; de todos modos el fenómeno es sumamente complejo pues depende no solamente del complejo hormona-receptor, sino de numerosos factores y cofactores que facilitan o inhiben la transcripción del ADN, de los cuales hasta la fecha se han descrito 15. 2) Activación del receptor de estrógeno independiente del ligando. Los ER pueden ser modulados por péptidos como el factor de crecimiento epidérmico y el IGF-1 en ausencia de estrógenos. La proteína kinasa A (dependiente de cAMP) también modula la actividad del receptor, como también otras kinasas, entre ellas la activada por agentes que estimulan la mitosis (MAPK, del inglés Mitogen-Activated Protein Kinase). 3) Acciones genómicas independientes del elemento de respuesta al ER. Se ha hallado que el estradiol unido al ER puede regular genes que carecen de los elementos de respuesta clásicos; el efecto puede ocurrir incluso sin que el complejo estrógeno-ER se ligue al ADN. 4) Efectos no genómicos de los estrógenos. Todas las interacciones previas ocurren en el núcleo y se relacionan con la regulación de la transcripción del ADN. No obstante, también se han descrito efectos rápidos de los estrógenos sobre la mama, el hueso, los vasos sanguíneos y el sistema nervioso que son Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 18 mediados por ER situados en la membrana plasmática y acoplados mediante proteínas G a tirosina kinasas. Es posible que los ER de superficie sean diferentes de los intranucleares ya descriptos. EFECTOS DE LOS ESTRÓGENOS (Fig. 18) Tracto genital. En la pubertad, el estradiol estimula el crecimiento y desarrollo del útero, las trompas, la vagina, los genitales externos y las mamas; en estas últimas, especialmente del sistema ductal. Producen proliferación del endometrio e inducen la aparición de receptores para progesterona. Aumentan la excitabilidad del miometrio y su respuesta a la oxitocina. Estimulan la secreción de moco cervical fluido. Tejido adiposo. Los estrógenos producen la deposición de grasa subcutánea, especialmente en las caderas, muslos y mamas, que le da al cuerpo femenino su forma suave y redondeada. La mayor proporción de grasa en la mitad inferior del cuerpo se asocia con un metabolismo lipídico más favorable y de menor riesgo cardiovascular.Sistema osteoarticular. Estimulan el crecimiento óseo pero también el cierre de las epífisis, lo cual impide el ulterior crecimiento en longitud; la talla final tiende a ser menor cuanto antes se produce la maduración sexual. El efecto de los estrógenos sobre el trofismo óseo es muy importante, como es evidente de la pérdida acelerada de masa ósea que sigue a la pérdida de la función endocrina ovárica en la menopausia (véase FISIOLOGÍA DEL HUESO Y RECAMBIO DE CALCIO Y FÓSFORO). En tiempo reciente se ha demostrado que los estrógenos también protegen los músculos y las articulaciones, atenuando los efectos degenerativos de la artrosis. Piel. Los estrógenos aumentan la hidratación de la piel, la cantidad de colágeno y probablemente de la elastina, aumentan el espesor de la piel y mejoran el flujo sanguíneo. Luego de heridas, aceleran la cicatrización y mejoran el resultado final. Además – al contrario que los andrógenos – inhiben la secreción de las glándulas sebáceas y por tanto protege del acné (esta enfermedad en mujeres púberes y adolescentes se debe a los andrógenos y la progesterona). Los efectos sobre la piel parecen mediados principalmente por receptores estrogénicos β. Aparato cardiovascular. Se han hallado ER en los vasos coronarios y en el endotelio. Los estrógenos poseen un efecto protector cardiovascular, al menos en parte mediado por una acción no genómica que activa la sintasa del óxido nítrico, un importante vasodilatador (véase Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 19 FUNCIÓN ENDOTELIAL). Asimismo aumentan la liberación de otro vasodilatador, la prostaciclina, y disminuyen el tono vasoconstrictor. Experimentalmente reducen la progresión de la aterosclerosis en animales ovariectomizados e, in vitro, inhiben la apoptosis de células endoteliales. Hígado. Los estrógenos favorecen la síntesis hepática de diversas proteínas transportadoras de hormonas, como la transcortina, la globulina transportadora de tiroxina y la SHBG. Este hecho debe tenerse en cuenta al interpretar los resultados de determinaciones de, por ejemplo, cortisol o tiroxina totales, en pacientes con elevado nivel de estrógenos. También en el hígado, los estrógenos pueden estimular la síntesis de factores de la coagulación, lo cual aumenta el riesgo de trombosis. Además modifican el metabolismo de los lípidos, como se explica luego. Sistema renina-angiotensina. Los estrógenos promueven la retención hidrosalina porque son estimulantes de la secreción de angiotensinógeno, la proteína hepática que es sustrato de la renina. . La administración de estrógenos se asocia con aumento del nivel de angiotensina y aldosterona, cuyo efecto promueve la retención de sodio y secundariamente de agua. Otros efectos metabólicos. Entre las acciones metabólicas de los estrógenos, cabe destacar que tienden a disminuir el colesterol de baja densidad al tiempo que incrementan el de alta densidad (HDL). Esto se debe en parte a la inducción de un aumento en el número de receptores para lipoproteínas de baja densidad (LDL-R). Sin embargo, los estrógenos aumentan la excreción biliar de colesterol y con ello la probabilidad de litiasis biliar. Pueden antagonizar la acción de la insulina y reducir la tolerancia a la glucosa. Sistema nervioso. En animales hembras, los estrógenos inducen comportamiento típico de estro o predisposición al apareamiento. En la mujer, pueden aumentar el deseo sexual como también lo hacen los andrógenos (es posible que este efecto de los andrógenos requiera su transformación previa en estrógenos por una aromatasa del sistema nervioso). Existe evidencia de que los estrógenos tienen propiedades neuroprotectoras, ya que favorecen la remodelación sináptica, activan las células gliales y aumentan la sensibilidad a ciertos neurotransmisores. Es probable que tengan un papel en mantener la memoria y otras funciones intelectuales superiores. Sin embargo, no se ha demostrado un efecto benéfico de los estrógenos sobre la enfermedad de Alzheimer ya establecida. Carcinogénesis. Los estrógenos promueven el cáncer de endometrio y posiblemente el de mama. Muchos tumores mamarios dependen de estrógenos para su proliferación. A la inversa, el tratamiento estrogénico reduce la probabilidad de cáncer de colon. RECEPTORES DE PROGESTERONA Existen dos receptores intracelulares para progesterona, llamados A y B. A diferencia de los receptores estrogénicos, ambos receptores de progesterona son codificados por un mismo gen, localizado en 11q22. La diferencia es que el receptor A no posee los primeros 164 aminoácidos presentes en el receptor B, y en consecuencia, carece del dominio de activación de la transcripción 3 (AF-3) (Fig. 19). Se ha informado sobre literalmente cientos de reguladores de la función del receptor para progesterona. Entre los más importantes están los llamados SRC (Steroid Receptor Coactivator) 1 a 3 y CBP/p300. En el ser humano, la mayoría de las células que poseen receptores de progesterona expresan ambos tipos, A y B. Experimentos en animales indican que el receptor A es más importante para los efectos de la progesterona sobre el tracto reproductivo, mientras que el receptor B es más importante para los efectos sobre la mama. Como en el caso de los estrógenos, la progesterona también tiene efectos mediados por receptores de membrana. Algunos de estos efectos son no genómicos (por ej., cambios en la concentración intracelular de Ca2+) y otros involucran cambios en la transcripción mediados por kinasas como MAPK. Los receptores de membrana se conocen como PAQR (Progesterone and AdipoQ Receptors). Están relacionados con los receptores para adiponectina. A pesar de poseer 7 dominios transmembrana, pertenecen a una familia diferente que la de los receptores acoplados a proteína G (GPCR). La activación de estos receptores probablemente involucra varias vías de señalización que aún no se comprenden bien. ACCIONES DE LOS PROGESTÁGENOS Tracto genital. Los progestágenos poseen funciones que preparan al tracto reproductivo femenino para iniciar y sostener la gestación. Participan en producir la ovulación y estimulan la capacidad secretoria del endometrio que ha Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 20 proliferado bajo la acción de los estrógenos. Estimulan la secreción de un moco cervical viscoso que ocluye el orificio cervical y dificulta el paso de espermatozoides. Producen hiperpolarización del músculo liso uterino (miometrio) y reducen su excitabilidad y respuesta a la oxitocina. La progesterona actúa de manera sinérgica con los estrógenos en el desarrollo mamario, estimulando especialmente de alvéolos y lóbulos glandulares. Sistema nervioso. La progesterona aumenta el punto de regulación de la temperatura corporal, lo cual hace que, en la fase lútea del ciclo, la temperatura corporal aumente aprox. 0.5 ºC (este aumento de temperatura se puede emplear para monitorear la ovulación). También aumenta la respuesta ventilatoria al CO2, lo cual tiene a reducir levemente la PCO2 alveolar y arterial. La progesterona tiene además notables efectos neuroprotectores en diversos modelos experimentales. Posee un efecto ansiolítico y antiepiléptico,1 reduce la inflamación causada por la isquemia cerebral, aumenta la mielinización, reduce la activación glial y protege 1 Los estudios clínicos muestran que en ~ 60% de los casos, la epilepsia mejora durante el embarazo, cuando las concentraciones plasmáticas de progesterona alcanzan valores hasta 10 veces mayores (cerca del término) que durante la fase lútea del ciclo menstrual. la barrera remato- encefálica. Parte del efecto neuroprotector se debe a la activación de receptores clásicos y parte a receptores de membrana. En el sistema nervioso, la progesterona esmetabolizada, por acción secuencial de la 5α-reductasa y la 3α- hidroxiesteroide dehidrogenasa, a alopregnanolona, denominada un neuroesteroide (Fig. 00). La alopregnanolona modula positivamente receptores GABAA y negativamente receptores para glutamato NMDA. El efecto sobre los receptores GABAA promueve la inhibición y reduce la probabilidad de convulsiones, mientras que el efecto sobre receptores NMDA puede atenuar la excitotoxicidad causada por glutamato. Inmunidad. La progesterona inhibe, mediante el receptor A y receptores de membrana, la diferenciación de linfocitos en el timo. Este efecto se considera importante en el embarazo para la tolerancia inmunológica a los antígenos paternos del embrión y el feto. Hueso. Aunque los efectos de la progesterona sobre el hueso han sido menos estudiados que los de los estrógenos, es posible que tenga un efecto beneficioso. En los bebés prematuros, el desarrollo óseo está retardado y tal defecto no se corrige por administración de estradiol, pero sí cuando se administra estradiol y progesterona durante 6 semanas para simular la exposición a dichas hormonas que el bebé prematuro hubiera tenido de haber continuado en el útero hasta el término normal. Natriuresis. La progesterona posee una acción antimineralocorticoide pues se comporta como un antagonista del receptor de la aldosterona, por lo que, al contrario que los estrógenos, favorece la natriuresis. Muchos progestágenos semisintéticos que se emplean en terapéutica carecen de esta acción natriurética, hecho importante cuando se los emplea combinados con los estrógenos. Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 21 MENOPAUSIA A diferencia de lo que ocurre en el varón normal, en el cual la función reproductiva declina con la edad pero puede conservarse hasta edades avanzadas, en la mujer la capacidad reproductiva y la función hormonal del ovario cesa por completo entre los 45 y 55 años. Dado que la expectativa de vida de una mujer es actualmente de ~ 80 años, esto significa que este período constituye 25 % a 35 % de su vida. La palabra menopausia puede emplearse como sinónimo de climaterio femenino (cese de la función reproductiva) o con referencia a la última menstruación de una mujer. En este último caso, en la práctica se considera que se ha producido la menopausia cuando transcurren 12 meses sin ciclos menstruales (en ausencia de embarazo). Sin embargo, desde años antes de que se produzca la última menstruación, hay una declinación gradual en la función ovárica, que habitualmente comienza después de los 35 años (Fig. 20). Esta fase se conoce como transición menopáusica. La transición menopáusica es asintomática en 15 % de las mujeres. En el resto, la menopausia se asocia con uno o más síntomas, muchos de los cuales (aunque no todos) tienen clara relación con la deficiencia de estrógenos (Fig. 21). Los síntomas pueden tratarse con estrógenos. Dado que, por su efecto proliferativo, los estrógenos aumentan el riesgo de cáncer de endometrio, deben acompañarse de un progestágeno en mujeres que no han sido histerectomizadas; no obstante, la asociación de estrógeno y progestágeno causa un leve pero definido aumento en el riesgo de cáncer de mama. Por otra parte, los estrógenos reducen el riesgo de cáncer de colon. Como puede apreciarse, la terapia hormonal de la menopausia (THM) es un tema complejo. En general se desaconseja la THM como medida preventiva. Según un consenso reciente de varias sociedades científicas, en general las pacientes en las que la relación entre beneficio y riesgo es más elevada, y por tanto aquellas en las que la THM es más apropiada, son aquellas que son menores Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 22 de 60 años o con menos de 10 años desde la menopausia.2 En este grupo de mujeres, la THM es adecuada para tratar los síntomas vasomotores y la osteoporosis. Además, en las mujeres histerectomizadas del mismo grupo, la MHT con estrógeno solo puede reducir el riesgo coronario y la mortalidad por todas las causas. En mujeres donde el principal problema se relaciona con la atrofia vaginal o dispareunia, el tratamiento local con estrógenos en baja dosis es una opción eficaz y segura. FUNCIÓN SEXUAL FEMENINA La respuesta sexual comienza con un proceso de atracción, en el cual los estímulos apropiados pueden ser múltiples y son muy variables según los individuos: psicológicos, visuales, tactiles, olfativos y auditivos. La juventud y el aspecto saludable son poderosos atractivos en todas las culturas. El varón es más predeciblemente excitado que la mujer por estímulos visuales explícitos. En la mujer influye más lo afectivo emocional y los vínculos personales. No obstante, hay considerable superposición en ambos sexos. A la fase de atracción le siguen las de excitación, meseta, orgasmo y resolución (Fig. 22). Las vías aferentes somáticas que conducen a la excitación son principalmente las vías espinotalámica y espinorreticular. Durante una relación sexual, hay activación de la región de la corteza somestésica correspondiente al nervio pudendo. Adicionalmente hay activación de núcleos subcorticales, en particular en el hipotálamo (áreas preóptica medial, núcleo ventromedial y núcleo paraventricular), conectado con el sistema límbico. El núcleo 2 Global consensus statement on menopausal hormone therapy. Climacteric 16: 203-204, 2013. paragigantocelular del tallo cerebral recibe información aferente del clítoris y sus eferencias serotonérgicas se proyectan a interneuronas y moto- neuronas de la médula lumbosacra. El substrato neurofisiológico del orgasmo involucra una red que comprende la ínsula, el putamen, las corteza parietal y prefrontal, el núcleo accumbens, la región septal y el cerebelo. En la mujer, la intensidad del orgasmo tiene una alta correlación con la activación de la parte anterior del lóbulo de la ínsula del hemisferio izquierdo (Fig. 23). El neurotransmisor más importante en causar la sensación placentera del orgasmo es la dopamina. La respuesta sexual femenina facilita la fertilización. Durante el coito la parte superior de la vagina se dilata y sirve de receptáculo. El cuello uterino se abre, facilitando el avance de los espermatozoides. El útero se contrae, favoreciendo el transporte de espermatozoides Sistema reproductor femenino Dr. Fernando D. Saraví 23 hacia la trompa, donde ocurre la fertilización. Fase de excitación Se caracteriza por sensaciones de calidez y aumento de la tensión sexual. La respiración se hace más profunda. Aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Hay congestión de las mamas y erección de los pezones. Se congestiona el tejido genital no eréctil (labios menores e introito) y del tejido eréctil periuretral y del clítoris, cuyo volumen y consistencia aumenta notablemente (Fig. 24). Aumenta la secreción de las glándulas de Bartholin y comienza la transudacion que lubrica la vagina. Fase de meseta Durante esta fase se acentúan los cambios ya descriptos y crece la tensión sexual. En algunas mujeres hay vasodilatación en las mamas y el cuello (eritema sexual). En los genitales se produce angulación del útero que aumenta el fondo de saco posterior. Se dilatan los 2/3 superiores de la vagina, mientras que se mantiene congestionado el 1/3 inferior, donde se percibe con mayor intensidad la penetración. Aumenta la transudación vaginal. Orgasmo El clímax sexual u orgasmo puede ser provocado en la mujer por estimulación de los genitales y también de otras zonas erógenas, en particular las mamas. En la región genital, el clítoris y el tercio inicial de la vagina son las áreas que proporcionan respuestas más intensas y con menor umbral. Se discute la existencia de un área erógenaen la cara anterior de la vagina llamada “punto G”; hay mucha evidencia anecdótica pero es escasa la evidencia científica de su existencia.3 El orgasmo es una experiencia subjetiva de intenso placer, debido a la reacción del sistema nervioso central a la estimulación erótica. 3 La zona en cuestión fue descrita por Ernst Gräfenberg en 1950 y por esta razón más tarde llamada punto “G”. El orgasmo se manifiesta por contracciones rítmicas de la musculatura somática, en particular de los músculos perineales. La liberación de serotonina causa en la mujer contracciones uterinas. Puede haber vocalizaciones (emisión de sonidos inteligibles o gemidos). Inmediatamente después se produce una liberación de la tensión sexual (línea azul en la Fig. 22). Cierta proporción (~ 15 %) de mujeres, quienes por lo demás tienen relaciones sexuales subjetivamente satisfactorias, no experimentan orgasmo sino que pasan de la fase de meseta a la fase de resolución (línea roja en la Fig. 22). Como contrapartida, de 15 a 40 % de las mujeres pueden experimentar dos o más orgasmos durante una misma fase de meseta (línea amarilla en la Fig. 22). Resolución La fase de resolución se caracteriza por un retorno de las variables fisiológicas (ventilación, estado vasomotor, pulso y presión arterial) al estado previo a la excitación. Se acompaña de una vivencia de bienestar y satisfacción personal. Una diferencia importante entre el varón y la mujer es que en ésta no hay período refractario; por el contrario, en la mayoría de las mujeres es posible iniciar de inmediato un nuevo ciclo de respuesta.
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