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Injuria UP 2 Cátedra de Psiquiatría Relación entre la cultura y el modo de sufrimiento psíquico El ser humano se conforma a partir de la relación al otro. En definitiva, el llamado sujeto, si bien a veces se estudia aislado al confundirlo con el individuo, jamás puede estarlo, salvo cuando graves patologías lo acosan. El rumbo que la cultura adquiere tiene efectos directos sobre la constitución subjetiva. La cultura se inscribe en el sujeto a través de los grupos y las instituciones, se transmite a través de ellos. Entonces no encontramos con fenómenos que posibilitan y promueven determinadas formas de la subjetividad. Estas determinaciones actúan produciendo las diversas maneras en las que los sujetos hacen con la existencia. Y son estas maneras las que resultan expresadas en los fenómenos con lo que se expresa el “malestar de vivir”. Se llama trastornos psicosociales a aquellos fenómenos que pueden ponerse en relación evidente con las condiciones subjetivas de una época, y que muestran como la cultura y la subjetividad se conforman dialécticamente, dando cuenta que vivir no es natural, que la existencia le cuesta al ser humano el precio del malestar. Algunos autores han llamado posmodernidad a la nueva era que el mundo occidental está transitando. El termino posmoderno señalaría así, el agotamiento de los grandes enunciados de la modernidad que postularon un devenir emancipador para las sociedades y la búsqueda racional de la verdad a la par que propusieron la idea de un progreso garantizado por un desarrollo científico. La posmodernidad es una mutación sociológica global que gira en torno de un gran organizador: el consumo, que absorbe a los individuos en la carrera por la vida en una fase fría de la evolución capitalista. El consumo sienta las bases para una cultura adictiva en la cual todo parece posible de obtener. La familia en estos tiempos parece caracterizarse por su falta de respuestas, por la dificultad de los padres para orientar a sus hijos cuando las propias creencias entraron en crisis y la historia perdió el sentido que obtenía de la idea de progreso hacia un mundo mejor. Por otra parte, el crecimiento unificante del neoliberalismo conservador, determina la inexistencia de un estado protector e intensifica a ultranza las modalidades extremas de violencia social, que implican el desamparo a la vez físico y psíquico. Los niños parecen perder hoy un derecho, el de ser cuidados como niños.
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