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Presencia del mito en la sociedad actual (La tierra del faisán y del venado)

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Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo 
Raúl Martín Hernández Juárez 
Presencia del mito en la sociedad actual 
El ser humano, desde el principio de los tiempos, ha tenido la incógnita sobre el 
origen de su especie, siempre ha buscado una explicación para las cosas que 
suceden en la realidad. Ahí tiene su origen el mito, nace de cuando el ser humano, 
al no contar con explicaciones científicas como las tenemos ahora, creaba teorías 
sobre el origen del universo, de él mismo, de las plantas, de los animales, en fin, de 
todo lo que existiera en la tierra y fuera de ella; actualmente sabemos que la 
mayoría, si no es que todas esas explicaciones carecen de un fundamento científico, 
pero forman parte de la cultura de una sociedad, y como tal merecen ser estudiadas. 
En el presente trabajo se intentarán explicar los mitos a los que se hace 
referencia, cómo se han reflejado a lo largo del tiempo en diversos aspectos sociales 
y culturales, además de ver cómo se siguen reflejando constantemente en la 
literatura contemporánea, muy a pesar de la creencia de que el mito pueda estar 
perdiendo fuerza por el golpe científico e ideológico que se presenta en la sociedad 
moderna. Se hará referencia a varios cuentos sobre la creación de la tierra sagrada 
del Mayab, hoy territorio de Yucatán, historias incluidas en el libro La tierra del 
faisán y del venado de Antonio Mediz Bolio. 
En primer lugar debemos saber que el Mayab o tierra de los elegidos es el 
lugar precioso que decidió crear el señor Itzamná para que cualquiera que pasase 
por ahí, se quisiera quedar a vivir. El señor le entregó la tierra a los mayas y nombró 
tres animales principales para que habitaran esa hermosa tierra: el faisán dorado, 
el venado y la serpiente de cascabel. 
Sobre esta tierra se cuentan cientos de historias, una de ellas la tenemos en 
el cuento El caminante. La historia habla sobre una persona que se dirige a un 
destino cruzando por los hermosos caminos del Mayab, siempre camina callado y 
sólo contempla el paisaje, nunca se detiene ni por el más remoto ruido que se le 
presente. Al sentir el cansancio generado por la larga caminata, el caminante toma 
de un árbol una pequeña rama y con ella comienza a golpearse levemente las 
rodillas, hecho que le ayuda a mitigar el cansancio e incluso a recobrar la fuerza 
para seguir adelante hacia su destino. Él no se apresura, pues si lo hace llegará 
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más tarde puesto que tendrá que descansar por el esfuerzo ni pone atención en las 
cosas a su alrededor pues lo harían detenerse y no llegar a tiempo a su destino. La 
leyenda dice que al caer la noche se aparece volando el gran pájaro al que llaman 
pujuy, esa ave que es del color de la ceniza se acerca a los que pasan por ahí y con 
su estridente grito llega a asustarlos. 
 Pero ¿por qué aparece sólo de noche? Se cuenta que un día hubo en el 
Mayab un concurso para ver qué ave era la más bella y la ganadora sería la reina 
de todas las aves. Existían muchas aves, pero había una en especial tan bella y con 
un canto tan esplendoroso que impactaba por donde pasaba: el pujuy. Días antes 
del concurso el pujuy se encontró con el pavo real, ave bastante poco agraciada y 
con un plumaje nada atractivo; este último le pidió prestado su traje de plumas para 
el concurso haciéndole la promesa de que terminado el concurso le devolvería su 
traje y que si ganaba, él sería la mano derecha del pavo real en el reinado. Así se 
realizó el concurso y casi por obvias razones resultó ganador el pavo real, 
enfundado en el traje del pujuy. Pasados unos días el pujuy se enteró de que el 
pavo real había ganado y fue a pedir de regreso sus tan preciadas plumas, pero el 
rey de todas las aves no mantuvo su promesa y se echó a volar por los aires para 
que no le quitaran su plumaje, pero el creador de la tierra se enteró de la trampa 
hecha por el pavo real y fue tanto su enojo que, aunque lo dejó conservar el plumaje 
robado, le quitó su hermosa voz y la capacidad de volar, desde ese día sólo anda 
por tierra y cada que abre la boca emite un sonido espantoso, y el pobre pájaro 
pujuy, apenado por su apariencia, sólo sale en las noches y pregunta al que se le 
atraviesa -¿no has visto a ese impostor que se llevó mi traje? 
Por otro lado, existe una leyenda relacionada con los hombres de “corazón 
alegre”, aquellos que gustan de salir de fiesta, conocer los encantos de las mujeres, 
esos que no gustan de echar raíces en un campo, sino de andar como colibrí de flor 
en flor, esos que sueñan con la mujer más hermosa que se puedan encontrar por 
los caminos del Mayab. Y esa mujer existe, Xtabay se llama, y presente está en el 
cuento del mismo nombre. Esta es una hermosa dama, cuya hermosura es 
indescriptible y enamora a cualquiera que se le cruce. Nadie es su dueño pero ella 
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se vuelve dueña de todo aquel al que se le aparezca. Esto nos remonta a la historia 
de dos hermanas: Xtabay (la pecadora) y Utz Colel (mujer buena). La primera era 
despreciada por el pueblo debido a su fealdad física, sin embargo esto era todo lo 
contrario a nivel interno, era muy sensible y ayudaba al prójimo; en cambio, su 
hermana era muy bella por fuera y aparentaba ser justa y de buen corazón, por eso 
todos la apreciaban, pero era todo lo contrario, una mujer mala que guardaba rencor 
y envidia en su corazón. 
Un día los habitantes del pueblo notaron que Xtabay no salía de casa y fueron 
a revisarla y ¡oh sorpresa!, la encontraron muerta y parecía que ya habían pasado 
varios días, sin embargo, aun con el paso del tiempo, su cuerpo desprendía un olor 
tan hermoso como una flor, olor con el que todos quedaron sorprendidos, más su 
hermana que pensó que si ella desprendía un olor así siendo tan fea, el olor que 
emanaría de ella sería doblemente hermoso. Al día siguiente de su entierro, su 
tumba estaba llena de flores hermosas. Pasado un tiempo, también tuvo lugar la 
muerte de su hermana Utz Colel, ella creía que al ser todavía virgen alcanzaría más 
rápido la gracia de dios, cosa totalmente errónea, pues su interior envidioso y malo 
la hizo que despidiera un olor fétido y podrido, y que en su tumba todas las flores 
hermosas con las que había sido sepultada se marchitaran y brotara una flor bella, 
pero completamente sin olor y llena de espinas como había sido en vida: el cactus. 
Pero la historia no termina ahí, fue tanto el odio de Utz Colel por su hermana 
al ver las tumbas que invocó a los espíritus malos para que le permitieran regresar 
al mundo terrenal y tomar la forma de su hermana Xtabay, de esa manera, cada 
que cae la noche, sale, se posa sobre una ceiba y emana un olor que embruja a 
aquel hombre que, cegado por la búsqueda de una mujer, la sigue hasta el fin del 
mundo, y sí es el fin de su mundo, pues de ese hombre que desaparece cerca de 
la gran ceiba, nunca se vuelve a saber nada. 
Asimismo, existió en el Mayab una pequeña tortuga que andaba por la tierra 
y nadaba por el agua. Era un animal muy importante puesto que aunque se 
incendiara el monte y los demás animales murieran, ella sólo se encerraba en su 
caparazón y no sentía más que un poco de calor, y pasado el peligro salía de él y 
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seguía caminando. Se dice que el sol y la luna huyeron de la destrucción del mundo 
bajo el caparazón de una tortuga, por lo que no es de extrañarnos que en varios 
códices mayas se represente al dios sol llevando a cuestas un caparazón. Es tan 
importante la tortuga para la cultura maya que, incluso, imaginan que el mundo tiene 
forma de caparazón de tortuga. 
Este animal, dicen, predice las catástrofes, de modo que antes que sucedan 
se esconde bajo tierra y sólo saldrá cuando todo haya pasado. Y cuando su vidallega a su fin de manera natural se puede tomar su cuerpo para adornarlo con 
cuerdas y crear un bello sonido, asemejándose a la guitarra de nuestros tiempos, y 
si su muerte es provocada la persona será castigada pues se considera delito contra 
el dios del Mayab. 
Pero así como hay animales que siembran la vida como lo hizo la tortuga con 
el sol y la luna, también hay unos que hacen lo contrario, tal es el caso de la lechuza. 
La lechuza es un ave de vuelo sigiloso y hábitos nocturnos, con una mirada 
penetrante y ojos grandes, también se le ha relacionado con la sabiduría y la 
conocimiento. Debido a su comportamiento solitario se le ha relacionado con 
infinidad de leyendas, mitos y suposiciones, y al estar presente en un amplio 
territorio se le ha atribuido un significado distinto en base a la cultura que tenga 
cerca, incluso el simbolismo cristiano la ha considerado mensajera del diablo o ave 
de malagüero, por sus vuelos nocturnos y el posible temor a la luz del día. 
Reflexionando sobre el tema sabemos que, así como existe lo bueno, existe 
lo malo, para todo hay un contra, sin esto nadie podría saber qué es felicidad si no 
se conoce la tristeza. Así fue en el Mayab que existieron dos tipos de árboles, el 
chacáh y el chechem, formaban una dualidad: bien y mal; que como se ha visto en 
las culturas prehispánicas es una constante. Pero su nacimiento nos traslada a la 
historia de dos jóvenes muchachos: Kinch, el bondadoso y Tizic, el perverso. Estos 
dos se batieron a muerte por el amor de una mujer llamada Nicte-Há, teniendo un 
desenlace fatal; pero los dioses les concedieron la gracia de volver a la tierra para 
poder contemplar a su amada en forma de árboles, kinch sería el chacáh y Tizic el 
chechem, y así como fueron en vida humana, lo fueron en su vida silvestre, pues el 
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chechem es sumamente venenoso, causa quemaduras con tan sólo tocarlo e 
incluso si cometes el error de dormir junto a él te causa la muerte. Por eso siempre 
se van a ver estos dos árboles juntos, contemplando a su amada que fue convertida 
en una hermosa flor blanca. 
Todos en el Mayab tenían una función que cumplir, pero los dioses notaron 
que no había quien fuera el encargado de llevar sus pensamientos y deseos de un 
lugar a otro. Así decidieron crear una criatura que cumpliera esta función, pero al ya 
no haber maíz ni barro, tomaron una pequeña piedra de jade en la que tallaron una 
flecha y al soplar sobre ella nació esta ave, el colibrí. Es un ave frágil y ligera pero 
también puede representar fortaleza. Se puede acercar a las flores más delicadas 
sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y 
reflejaban todos los colores, esas plumas que tantos hombres habían querido 
arrebatar para hacerse más bellos, mismas que nos remiten al mito de la creación 
del dios Huitzilopochtli, en el que su madre Coatlicue vio una bola de plumas de 
colibrí y al tomarlas quedó preñada. Así, el colibrí es el ave de los mensajes, ya 
sean buenos o malos, todo depende del corazón de la persona, por eso cuando las 
personas del Mayab se encuentren con él, si tienen buenos deseos no deberán 
temerle, pues eso es lo que se les regresará, en cambio, si tienen malos deseos, 
deberán tener cuidado pues de algún modo el colibrí se los hará pagar. 
Pero dejemos a un lado a los animales y hagamos un énfasis en nuestras 
hermanas: las plantas del Mayab. Comenzaremos con una de ellas: el girasol. Tiene 
un color amarillo, despierta junto con el sol, sólo vive para seguirlo, lo busca tanto 
que ya hasta incluso parece que tiene una mirada propia en ese centro de su cuerpo 
que parece un ojo. Pero para poder entender el porqué de su movimiento tenemos 
que situarnos en pueblo en el que existían dos tribus, una comandada por un 
hombre llamado Pirayú y otra por uno llamado Mandió. Un día Mandió sugirió a 
Pirayú que unieran sus tribus a través del matrimonio y le pidió a su hija, este 
segundo le dijo que eso no iba a ser posible, no porque no quisiera ni tuviera algo 
en contra de Mandió, sino porque su hija ya había ofrecido su vida al dios sol, pues 
desde pequeña pasaba largas horas contemplándolo. Este hecho puso furioso a 
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Mandió, se fue muy enojado y juró que se vengaría por semejante desprecio. 
Pasaron unos días y había una tensa calma en la tribu de la joven, pues seguía 
latente la amenaza contra su pueblo; hasta que un día en que la chica había salido 
a contemplar el sol, notó que su pueblo estaba siendo atacado por aquel que juró 
vengarse, este la vio y estaba dispuesto a matarla, pero ella le suplicó a su dios sol 
que la salvara del peligro, entonces el dios arrojó un remolino de viento hacia la 
chica y de pronto al desvanecerse el remolino ya no había rastro de la chica, sólo 
una hermosa flor plantada en el campo: el girasol. Desde ese día, quedó en deuda 
con el sol y por eso es que lo sigue a todas partes. 
Otra flor que también existió en esta increíble tierra fue la campánula 
graciosa, que también llamaban xahíl. Se dice que esta flor podía revelar un secreto 
a aquel que se lo preguntara, se dice que cambiaba de color al mirarla con la piedra 
sagrada llamada saastún, podemos creer que lo utilizaban brujos para curar males 
del espíritu y que el color cambiaba en base al malestar o estado de ánimo de aquel 
que era mirado a través de la piedra. Pero también sabemos que de una especie de 
campánula nace el Xtabentún, ahora es una bebida típica fermentada y comercial 
en la zona de Yucatán, pero antes fue la flor que brotó de la tumba de Xtabay, y se 
sabe que su néctar tiene propiedades sicotrópicas, que pueden causar euforia y 
somnolencia, este último estado puede ser clave, pues se puede creer que nuestros 
antepasados buscaban esta planta para poder entrar en ese estado y de ese modo 
poder encontrar la respuesta a tantos problemas e incógnitas que tenían en su vida. 
Pero toda ciudad tiene su ciclo, y algunas del Mayab no fueron la excepción, 
así se nos cuenta la historia de Maní, en su cuento homónimo. Relato que nos 
remonta al presagio de los Chilam (adivinos mayas), en el que dijeron que un día 
llegarían unos hombres de otras tierras a gobernar su tierra sagrada. Así nos lo dice 
el cuento a través de la nostalgia con que cuenta la historia sobre la hija del Mayab, 
que puede representar a la mujer maya que durante el periodo de conquista, más 
ejemplificado en el fragmento “Olvida […] la noche suave del mes de Moan, cuando 
estabas con los cabellos olorosos y un hombre joven y osado tendió su lanza en la 
puerta de tu albergue y te beso la boca.”(Mediz, A. 1934, p. 120). Claramente nos 
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remonta al barbarismo y la rudeza con que llegaron los españoles. El cuento está 
contado en tono totalmente nostálgico, desde la pérdida de sus grandes guerreros, 
pasando por la derrota de las grandes ciudades y llegando hasta la caída del 
mismísimo dios Kukulkán; el cual, cuenta la leyenda ya no es una serpiente 
emplumada, sólo quedó una serpiente amarilla al cuidado de una señora de edad 
grande, ambos escondidos en un cenote del pequeño poblado de Maní, también se 
dice que cuando el agua de todo el mundo se acabe, sólo habrá agua en dicho 
cenote, pero no será fácil, pues el dios Kukulkán, en forma de serpiente, pedirá un 
pequeño de un año como tributo y a cambio entregará una cáscara de cocoyol, con 
la cual ya nunca se volverá a tener sed. 
Dicho sea de paso, la historia de la conquista está escrita con tinta de sangre 
y el mito de la mano de sangre es la viva imagen. Este es un mito del cual se 
desglosan muchas teorías, que si es de un príncipe que mató a su hermano y anda 
errante y triste, o que si fueron los guerreros quepasaban por ahí que plasmaron 
su mano llena de sangre de las batallas o de las heridas. Mano que quien la ve, 
queda plasmado como si algo o alguien le hablara, sólo es el efecto de la figura y la 
vibra en los templos, agregándole un poco de discurso histórico y mitológico. 
Los templos del Mayab están ahí para los visitantes, que entran y salen, quedan 
encantados o desencantados por lo que ven dentro de los templos, abriendo un 
discurso, controversia o debate sobre temas en particular o simplemente dan su 
punto de vista. El gran enigma se queda ahí, con preguntas vagas y divagadas por 
el tiempo: ¿Quién fue?, ¿Cuándo fue?, ¿por qué fue? Sigue quedando abierto algo: 
la duda. 
Pero toda historia tiene un fin, así como tuvo lugar la del Mayab y como no 
dudo que la nuestra algún día lo tenga. El faisán y el venado eran criaturas 
simbólicas del Mayab, el venado era su cuerpo y el faisán su espíritu, y la serpiente 
era aquella que daba la música al Mayab. Pero cuando estos tres sagrados 
animales se enteraron de lo que predijeron los chilam se pusieron muy tristes y ya 
no fueron lo que eran. El faisán dejó de volar para andar escondiéndose del paso 
de algún extraño por miedo a que lo vieran y lo mataran, el venado se puso tan triste 
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que lloró por muchos días la tristeza de perder su tierra, así al dejar de llorar le 
quedaron los ojos vidriosos como si siempre estuviera triste, y la serpiente a causa 
del enojo que le provocaba perder su tierra decidió dejar de crear música con su 
cascabel, en cambio comenzó a emitir un sonido intimidante para poder atacar a 
aquellos que se atrevían a pisar su tierra sagrada. Desafortunadamente, la tierra 
sagrada fue conquistada por los hombres venidos de lejos, pero dijo un brujo que 
aún queda una esperanza, pues, un día el faisán volará de nuevo por los aires, el 
venado cruzará de un sólo salto esta tierra y la serpiente emitirá su música de nuevo, 
al juntarse estas tres señales, los mayas sabrán que es tiempo de regresar a 
recuperar la tierra que les fue arrebatada. 
La presencia mitológica en nuestra literatura queda manifiesta en las hojas 
del libro del que se obtuvieron estos textos, pero no se limitan a este libro, cientos 
de libros están plagados de este tipo de historias, sal a cualquier pueblo y verás 
cómo te encontrarás con que la gente que habita ahí cuenta una diversidad de 
historias y leyendas. Y cómo el ser humano siempre está en busca de lo misterioso 
o desconocido y los mitos provocan sensaciones y emociones, por esa razón es 
que afirmamos que el mito está más vivo que lo que se puede creer, que te lo 
encuentras dejándote una moraleja como es el caso del pájaro pujy que pecó de 
ingenuo, o el caminante que sigue a la Xtabay, dejando seducir por las mieles del 
falso amor. Finalmente, con esto tenemos la tranquilidad de que el mito está lejos 
de desaparecer, al contrario, se sigue reproduciendo en cada rincón de nuestra 
sociedad, que siempre va a influir en nuestra manera de percibir una cultura y servirá 
como ejemplo claro de que el ser humano siempre ha buscado la respuesta a tantas 
preguntas que el universo le arroja.

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