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Paralelismos ideológicos entre personajes de Pedro Páramo y Luvina. La obra de Juan Rulfo ha estado, y seguirá estando, sujeta a múltiples análisis e interpretaciones desde todas las miradas disciplinarias posibles. Mayormente los estudios a que ha sido sometida focalizan su interés en el aspecto estructural del discurso narrativo, en las innovaciones que implicó su obra para la época y cómo fue el faro que guio a una revaloración de la narrativa hispanoamericana, dándole un lugar equiparable a las letras de Europa, que siempre se han tenido, y probablemente se sigan teniendo, erróneamente como superiores. Pero esto no implica que los estudios hacia la obra de Rulfo hayan desdeñado el contenido temático ni mucho menos, pues son amplias las investigaciones que se han dado en este sentido, tomando en cuenta y ponderando la carga simbólica y mística de que está dotada su obra, principalmente configurándose en la atmósfera “fantasmal” de Pedro Páramo, la cual se presta a cientos de interpretaciones, por eso es que los estudios sobre esta obra siempre serán necesarios. El aspecto que se intentará abordar en este texto será un tanto distinto al que se trata en la obra de Rulfo ─ya sea en su novela o en sus cuentos─ y que no es muy comúnmente estudiada: la ideología. Cabe señalar que la carga ideológica que se habrá de buscar será aquella presente en los personajes a través de sus diálogos o de sus acciones, y no aquella postura del narrador ante cierto hecho político, social o de cualquier otra índole; se deberá ser muy cuidadoso en este hecho, pues es lógico que en el discurso de una obra literaria se vea manifestada cierta postura ideológica y esta suela confundirse con la de los personajes, ya que la línea que llega a separar una de otra es tan delgada que no se percibe a veces, y llega incluso a fundirse en una sola, como esa frontera invisible de muerto y vivos tan difícil, e incluso imposible, de detectar en Pedro Páramo. En primer lugar, y para poder hablar de la ideología en un texto, es necesario establecer qué es lo que conocemos por ideología; tomando en cuenta el postulado de Nicos Hadjinicolaou de ideología como “un conjunto de coherencia relativa de representaciones, valores y creencias” (Hadjininolau, N. 1979; p.11); siendo dicho conjunto “la expresión de los hombres con su mundo” (ib.; p.12), podemos decir que la ideología es aquella manera de pensar de los individuos en relación al contexto social en que se encuentran, las condiciones económicas a que están sujetos y que les sirve como principio ante una toma de decisión. Adicional a esto, es necesario complementar con el concepto que Terry Eagleton nos ofrece sobre dicho término; para ser más exactos este autor considera varios aspectos dentro de lo que podemos llamar ideológico, pero los que habremos de tomar en cuenta para nuestro estudio serán dos: a) “conjunto de ideas característico de un grupo o clase social” y b) “medio indispensable en que las personas expresan en su vida sus relaciones en una estructura social”(Eagleton, T. 2005; p. 19). Todo esto viene a reforzar los primeros términos utilizados, pues siguen un cierto hilo temático que da congruencia a nuestra definición, y justo eso será lo que deberá detectarse dentro del discurso que nos ofrece Juan Rulfo. Los textos a comparar desde esta perspectiva son dos: Pedro Páramo y Luvina; el primero ya mundialmente conocido nos otorga en la trama la historia de un hijo que, por una promesa a su madre, regresa en busca de su padre, al cual nunca conoció, dirigiéndose al pueblo del que ella era oriunda, y en el que se encuentra ante una serie de conflictos personales que desembocan en su misma muerte. Por otro lado tenemos a Luvina, cuento que nos muestra una visión parecida a la que se vive en el pueblo de Comala, donde suceden la trama de Pedro Páramo. Comenzaremos por mencionar que en la estructura de este cuento nos encontramos, primeramente, con una voz narradora, voz que nos va introduciendo en un paisaje del pueblo homónimo al título de cuento:“De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso” (Rulfo, J. 2011; p. 123); pero en la voz en que habremos de focalizar nuestra atención será en la del único personaje del cuento, pues aunque parezca un diálogo, ya que en teoría está externando su sentir hacia alguien más que se dirige a Luvina, sobre los momentos que pasó en dicho pueblo, momentos para nada gratos; en realidad lo que tenemos ante nuestros ojos es más bien un monólogo, ya que la voz del presunto interlocutor nunca se escucha, siempre es pasiva, y sólo se infiere a través del hilo conversacional que sugiere nuestro personaje. Del lado de Pedro Páramo, la atención estará centrada en el primer personaje que Juan Preciado, nuestro sujeto en busca de su padre, se encuentra en su llegada a Comala: Abundio, cuya participación, en lo que algunos críticos establecen como la primera parte de la novela, es un tanto corta, pero no por eso menos importante, pues es el que guía a Juan Preciado hacia el destino que lo ha de encontrar en Comala. Aquí es donde habremos de detenernos para hacer nuestra primera equiparación entre estos dos personajes, pues ambos funcionan como narradores descriptivos de los pueblos, el primero, cuyo nombre omite el escritor, habla de Luvina como un pueblo desahuciado, un lugar pedregoso, seco, con un aire asfixiante, donde apenas se deja caer la lluvia y castiga al pueblo, es tal la desolación de su discurso que lo describe como “el lugar donde anida la tristeza” (ib.; p. 125). Nuestro segundo personaje en cuestión también tiene una visión desoladora de las cosas, y no es gratuito ni exagerado, pues él mismo ha estado en Comala y ha visto cómo se fue deteriorando su belleza hasta quedar en un lugar deshabitado; cabe señalar que la perspectiva temporal que él logra tener se la otorga un recurso del autor: el hecho de que esté muerto; aunque a primera instancia no lo parece, esa es la característica principal de la obra: dotar de voz a los muertos, y es de ese modo que tiene una visión de Comala: la del pasado, donde él vivió, y la del presente, la que conocerá Juan Preciado. Tal descripción del pueblo es igual de estremecedora, pues basándose en el calor que hace lo equipara al infierno “aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del Infierno.” (ib.; p. 196). Si analizamos esta parte y sabiendo que la colección de cuentos de El llano en llamas─ donde viene el cuento─ fue publicada primero que la novela, nos encontramos ante un fenómeno muy curioso que suele darse en algunas ocasiones en ciertos autores, me refiero al hecho de que un cuento se sienta como una antesala de una novela, pues bien podríamos equiparar el ambiente presente en Luvina con el pueblo de Comala, ambos desoladores, y albergadores de desgracias; también nuestros personajes ya mencionados funcionando como el guía a dicho pueblo y, por último, a Juan Preciado en paralelo con el otro personaje al que sólo se hace alusión, que van, ilusamente, en busca de ese pueblo. Situación que también está presente con Carlos Fuentes, pero en diferentes circunstancias, pues, si prestamos atención, habremos de encontrar, si realizamos la lectura a conciencia, que hay ciertas características del misticismo que se potencializa en Aura, ya manifiestas en su cuento llamado Tlactocatzine, del jardín de Flandes. En seguida abordaremos un fragmento de la novela que nos permitirá establecer, en mayor o menor medida, un paralelismo más concreto entre un personaje y otro; nos remontamos al fragmento donde Juan entabla la conversación con Abundio, para hacerle saber sus intenciones sobre la búsqueda de su padre: ─ ¿Conoce usted a Pedro Páramo? ─le pregunté. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza. ─ ¿Quién es?─ volví a preguntar. ─ Un rencorvivo─ me contestó él.1 Centraremos nuestra atención en la proposición resaltada, pues a pesar de su corta extensión, la carga ideológica que presenta es sumamente densa, nos habla sobre el sentimiento que tiene Abundio hacia Pedro Páramo, un sentimiento de coraje, de rabia, de rencor hacia el que fue su padre y no lo reconoció, al que debía proporcionarle, por derecho, a él y a su madre, el sustento para poder vivir de manera digna; derecho que tampoco tuvo el coraje de exigir, nunca exigió eso a Pedro Páramo; se limitó a sobrellevar su cruz, hecho que muestra una postura completamente determinista, pues podemos inferir que él creía que ya todo le estaba dado, que nada podía hacer para mejorar su calidad de vida; pensamiento que, dado a la religiosidad de la época y de los pueblos, se refuerza en la idea de tener que aguantar todo porque ya está predeterminado por un ente superior: Dios. Esta estructura ideológica también la vemos presente en el personaje de Luvina, ya que después de la descripción que detalla sobre el pueblo, de su inmersión en la atmósfera de lugar, de las aventuras que tuvo que pasar con su familia para conseguir un techo y, si acaso, algo de comida, pasa a la narración fatalista sobre su estancia, menciona que ese lugar acabó con todo lo que fue él y que nada pudo hacer para que sucediera lo contrario, postura que se ve manifiesta en el siguiente fragmento de la obra: En esa época tenía yo mis fuerzas. Estaba cargado de ideas… Usted sabe que a todos nosotros nos infunden ideas. Y uno va con esa plasta encima para 1Rulfo, J. (2011) p. 196 plasmarla en todas partes. Pero en Luvina no cuajó eso(…) Y eso acaba con uno. Míreme a mí. Conmigo acabó. (ib.; p. 132). Por último, habrá que hacer un tanto explícita la postura que tienen hacia las estructuras de poder a que se ven sometidos, pues cada uno, en su respectivo contexto, tiene una postura en contra de los aparatos superiores que rigen su contexto social. El personaje de Luvina se nos hace ver un tanto incrédulo al tratar de convencer a la gente de que se vaya del pueblo, que salgan de esa miseria, que busquen ayuda del gobierno, que ellos sí les van a brindar apoyo, pero el pueblo le abre los ojos mostrándole la realidad social del Estado, llevándolo a tener la misma percepción del Gobierno: no buscan ayudar a la gente, únicamente buscan su enriquecimiento como clase dirigente y poderosa; lo que es equiparable a la figura de Pedro Páramo en la obra, ya que posee una gran cantidad de tierra, goza de una riqueza sin igual en la zona, tiene una cantidad muy holgada de trabajadores, una total enajenación del suelo productivo; situaciones a las que Abundio reacciona con desprecio controlado, pues en su diálogo “(…) pues eso es la Media Luna de punta a cabo. Como quien dice, toda la tierra que se puede abarcar con la mirada. Y es de él todo ese terrenal”podemos notar un completo rencor en su voz, aunque un tanto disfrazado; es notoria esa postura de sumisión que toma ante la figura de lo que podría equipararse en la Edad Media al señor feudal. Con base en estos planteamientos podemos notar un sutil paralelismo entre estas dos obras, desde los aspectos estructurales, hasta la temática, como si una estuviera dentro de la otra sin saber cuál es el punto de partida; hecho que desemboca en un actuar y pensar semejante por parte de los personajes analizados, lo que nos hace pensar que existen estructuras en el pensamiento del autor que hace que sus personajes encuentren cierta cabida en alguna otra parte de su obra. Por último, se logró verificar que la manera de pensar que el autor proporcionó a dichos seres, habitantes de su mundo ficticio, logra ser equivalente; de modo que ningún ser social, por creación literaria que sea, se escapa de estar inmerso en su universo en el que se ve sometido a múltiples situaciones que determinan, en cierta medida, su manera de pensar, es decir, su ideología. Bibliografía Hadjinicolaou, Nicos. (1979) Historia del arte y luchas de clases. México: Siglo XXI. Eagelton, Terry. (2005) Ideología. Una introducción. Barcelona: Paidós Rulfo, Juan. (2002) Pedro Páramo. Madrid. Cátedra. Rulfo, Juan (2011) El llano en llamas, Pedro Páramo y Castillo de Teayo. Barcelona: RM. Campbell, Ysla. (1991) “La ideología en ‘es que somos muy pobres’ de Juan Rulfo” en La Palabra y el Hombre. Vol. 78, p. 280-286. Consultado el 5 de diciembre de 2015. Disponible en http://cdigital.uv.mx/handle/123456789/1700 Pupo Walker, Enrique. (1969) “Personajes y ambiente en Pedro Páramo” en Cuadernos Americanos. Núm. 6; p. 194-204. Consultado el 4 de diciembre de 2015. Disponible en http://www.cialc.unam.mx/cuadernosprimera1.html http://cdigital.uv.mx/handle/123456789/1700 http://www.cialc.unam.mx/cuadernosprimera1.html
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