Reseña Novecento

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Reseña. Novecento
Esta producción se sitúa en principios del siglo XX, en una hacienda ubicada en Italia, de la estirpe Berlinghieri, donde se mantiene como modo de producción el caciquismo explotador por parte de los patrones, que nos hace recordar la Edad Media. La trama gira tanto alrededor de la vida y problemáticas sociales, políticas, históricas que se van desarrollando en ese tiempo, así como la de dos pequeños que, por azares del destino, nacen el mismo día, pero con situaciones sociales completamente diferentes: uno es hijo del patrón, Alfredo, y otro es hijo de un campesino, Olmo. A pesar de las situaciones tan difíciles que los separan jerárquicamente, crece entre ellos dos una inocente amistad que los pondrá en apuros en más de una ocasión. 
	La historia narra cómo se llevaron a los niños de diversas fincas, entre ellos a Olmo, a luchar en la Primera Guerra Mundial, por lo que al terminar dicho conflicto, el joven regresa victorioso a su lugar de origen, pero únicamente a seguir trabajando el campo. Se gestan situaciones de inconformidad en el proletariado que llevan a huelgas comunes, levantamientos contra el poder caciquista del patrón, pero al verse muy mermados en armas es imposible hacer algo. Surgen en ese ambiente de revolución campesina organizaciones en contra de ellas, las de los más poderosos que veían en peligro su riqueza, formando posteriormente el régimen fascista de gobierno. En contra parte de ese grupo de ricos, también los campesinos se organizaron, Olmo entre ellos, más que como un simple grupo alborotador, como un conjunto bien organizado de idas bien definidas en favor del sector más pobre, formando parte fundamental de la creación del socialismo italiano. 
	Es una película de extensa duración, pero que vale la pena disfrutar, tanto en sus paisajes, como en sus actuaciones y la musicalidad de las escenas, con tramas paralelas a la central, pero que van entretejidas de manera muy cercana. La historia termina, en un juego del director, al principio de la películas, es decir, da continuidad a lo que había sido la primera escena, donde un pequeño niño captura a un señor, que después sabríamos que era Alfredo Berlinghieri, para someterlo a un juicio popular que convocó el mismo Olmo, en el que se le culpa por todas las mezquindades que dejó que sucedieran en contra de los campesinos, dando por juicio la muerte de la figura del “patrono”, pero sin asesinar a Alfredo, dando paso a un capítulo más de la historia de ese país. 
Raúl Martín Hernández Juárez		Secc. 02