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Título: Trayectorias educacionales y laborales en jóvenes egresados de la escuela media Autores: Lic. Diana Aisenson, Lic. Fabian Monedero, Lic. Silvia Batlle, Lic. Leandro Legaspi, Lic. Gabriela Aisenson, Lic. Gladys Sarmiento, Lic. Marcela Vidondo, Lic. Daniel Nicotra, Lic. Luciana Toffanin, Lic. Melina Cataife, Lic. Fanny Kaliman. Institución: Cátedra de Orientación Vocacional y Ocupacional. Instituto de Investigaciones, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Independencia 3065. 3er.piso. E-mail: aisenson@psi.uba.ar Resumen En un contexto caracterizado por la mutabilidad, lo imprevisible y la falta de parámetros fijos sobre los cuales trazar proyectos personales, los jóvenes van construyendo sus distintos itinerarios de vida. Nuestra investigación tiene como objetivo el estudio de las transiciones y las trayectorias que construyen los jóvenes que egresan de la escuela media. A fin de realizar este objetivo, se llevó a cabo un seguimiento de un grupo de jóvenes, en dos etapas diferenciadas: una al año y otra a los dos años y medio de egresados. Las entrevistas en profundidad fueron el instrumento utilizado durante este seguimiento. Presentaremos algunos resultados referidos a las primeras experiencias que han tenido estos jóvenes en su inserción social, educativa y/o laboral, articulándolas con las intenciones de futuro que han expresado al inicio de la transición y con las distintas estrategias que han ido implementando para llevarlas a cabo. Estudiamos también los procesos de socialización en los cuales los jóvenes van construyendo su identidad. La hipótesis que se desprende de los resultados de nuestra investigación es que el reconocimiento de los jóvenes de sus recursos personales, la elaboración de estrategias y el apoyo familiar y social con el que pueden contar, resultan relevantes e inciden en los procesos de transición e itinerarios de vida que construyen. Palabras claves: Transición, Trayectoria, Orientación, Jóvenes, inserción laboral. mailto:aisenson@psi.uba.ar Career paths of young high-school graduates Summary In a context characterized by mutability, the impredictable and the lack of fixed parameters which help design their personal projects, young people build their own life’s paths. The goal of our research is the study of the transition and the construction of career paths of a group of young high school graduates. To fulfill this objective there has been a two step young people follow-up: one year, and two years and a half after school graduation. The tools that made this follow-up possible were the personal interviews. We’ll present some of the results related to their first experiences of social, educational and/or work integration articulating them with their intentions for the future expressed at the beginning of the transition, and with the different strategies implemented to follow them through. Also, we have studied the sociabilization process in which young people build their identities. We’ll present some of the results related to their first experiences of social, educational and/or work integration articulating them with their intentions for the future expressed at the beginning of the transition, and with the different strategies implemented to follow them through. Also, we have studied the sociabilization process in which young people build their identities. Our results allow to hypothesize that the young people’s self-recognition of their personal resources, the developing of strategies and the kind of family and social support that they receive are considered relevant and have an influence in the transitional processes and the life paths they may build. Key words: Transitions, Career’s paths, Guidance, Young people. Entry to the job placement 1. Introducción El Equipo de Investigaciones en Psicología de la Orientación, de la Cátedra de Orientación Vocacional y Ocupacional de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, desarrolla una línea de investigación que estudia los procesos psicológicos de formación y transformación de los proyectos y estrategias que desarrollan los jóvenes en sus transiciones, la construcción de sus trayectorias y de su propia identidad, y los recursos personales y sociales que se movilizan en dichas situaciones. En este trabajo enfocamos la transición e inserción educacional, laboral y social de un grupo de jóvenes egresados de dos escuelas medias públicas del Partido de Avellaneda, exponiendo algunos resultados de la investigación “Trayectorias educativas y laborales en jóvenes”1. El estudio de estas trayectorias nos permite tener una perspectiva dinámica de la elaboración de los proyectos personales educativos y/o laborales y de las distintas estrategias para llevarlos a cabo, como así también sobre los procesos de socialización en los cuales los jóvenes construyen su identidad. Existen estudios internacionales de trayectorias profesionales y educacionales que caracterizan la construcción de las mismas (Peiró, Hontangas y Salanova, 1990; Agulhon, 1990; Banks, 1992; Nicole-Drancourt, 1994; García Montalvo, Palafox, Peiró y Prieto, 1997; Martinelli, Simon-Zarca, Werquin, 1999; Mansuy y Thireau, 1999; Simon, 2000; García Montalvo y Peiró, 2000; Couppié y Mansuy, 2000; Bordigoni, 2001). En la Argentina existen algunas investigaciones sobre trayectorias de egresados de la escuela media (Batlle y Aisenson, 1998; Filmus, 2000; Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002), sobre trayectorias educacionales y su implicancia en la inserción social posterior (Jacinto, 1993, 1996; Macri, 2000; y Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002) y sobre expectativas de egresados respecto de su inserción futura (Filmus y Braslavsky, 1988; Llomovate, 1991; Aisenson, 1996, 1997) Para este estudio hemos realizado un seguimiento a una muestra de jóvenes que finalizaron hace dos años y medio la escuela media, con el fin de analizar cuál es su situación personal, social, laboral y/o educacional en la actualidad, apuntando a poder reconstruir la manera mediante la cual llegaron a la misma, articulándolo con las intenciones para el futuro que los jóvenes enunciaron al inicio de la transición –cuando se encontraban finalizando la escuela media- y con las estrategias que han ido implementando para llevarla a cabo. 1 Subvencionado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (UBACyT), Proyecto P42 de la 2. Contexto conceptual El estudio de las transiciones en el marco del ciclo de vida ha sido estudiado desde una perspectiva que integra la dimensión del sujeto inserto en un contexto complejo. A partir de los años ochenta, diferentes enfoques teóricos señalan la importancia de los contextos y las transiciones (Bronfenbrenner, 1987; Dubar, 2000; Guichard y Huteau, 2001). La idea fundamental que sostienen estos trabajos es que las trayectorias individuales son poco previsibles, dependiendo de las interacciones que los individuos desarrollan en los distintos contextos que frecuentan. Schlossberg define a la transición como “todo suceso o ausencia de un suceso previsto que tiene como consecuencia la transformación de las relaciones, las rutinas, las creencias y los roles del individuo” (Schlossberg, Waters y Goodman, 1995: 27). Dupuy (1998) pone el acento en los procesos psicológicos y sociales que se ponen en juego en estas transiciones. Para este autor, las transiciones son procesos que se desarrollan en el tiempo y tienen un movimiento, una dinámica progresiva y continua. El cambio tiende a ser abrupto, sustituyendo una cosa por otra. Los procesos externos tienden a caracterizar el cambio, y los procesos subjetivos son los que acompañan a las transiciones. “El conflicto es a la vez una de las fuentes y uno de los efectos cognitivo-afectivos delos cambios, y la transición es una fase en la que se despliegan procesos de elaboración psíquica de los conflictos” (op. cit. p. 50-51). En las situaciones de cambio se movilizan procesos afectivo-emocionales como la autoestima y el bienestar psicológico; procesos temporales como la expresión de expectativas e intenciones de futuro y procesos de significación como por ejemplo, los juicios atributivos. Las transiciones psicosociales pueden ser consideradas como momentos bisagra y de pasaje, que se caracterizan por transformaciones o por rupturas en los vínculos y en las representaciones de los individuos. Más o menos súbitas y durables, pueden introducir Programación Científica 2001-2002. bloqueos o crisis en su desarrollo, pero, conjuntamente también, suscitar motivos de descubrimiento de nuevas conductas, nuevos proyectos y valores. Las transiciones a lo largo de la vida son diversas y están mediatizadas y condicionadas por los contextos culturales, económicos, sociales y familiares. En la actualidad se han vuelto más complejas, con salidas inciertas, debido a los constantes cambios económicos, tecnológicos y socioculturales que atraviesan los sistemas sociales (Baubion-Broye y Hajjar, 1998: 17-43). Analizadas las transiciones en su desarrollo temporal, es posible observar distintas etapas, que describen el pasaje de un estado de preocupación relativo a la transición -en las que las representaciones del individuo tienen un rol esencial- a una integración de la transición en el curso de su vida (Schlossberg, Waters y Goodman, 1995). Estas etapas no son lineales, sino que permiten describir procesos en interacción, según los momentos de la transición. La transición es en sí misma un proceso en el cual se modifica el sujeto en interacción con el ambiente (Beauvois , Dubois y Doise, 1999). Las intenciones de futuro prefiguran la puesta en marcha de un proyecto y orientan las preferencias y las acciones, que se plasmarán en estrategias (Guichard, 1995). Los jóvenes que egresan de la escuela media anticipan la transición hacia el mundo adulto considerando dos actividades fundamentales en las que se socializarán y construirán su identidad personal y social: el estudio y el trabajo. Ambas actividades se constituyen en centrales y estructurantes de la transición. 3. Metodología Para el estudio de la transición y la construcción de trayectorias, se utilizó una aproximación cualitativa y se adoptó un enfoque basado en el estudio de casos (Forni, Gallart, Vasilachis, 1993), ). Este tipo de abordaje posibilita el estudio en profundidad, a fin de recuperar la perspectiva de los participantes y comprender los procesos y la significación de los mismos, en un marco de relaciones intersubjetivas y tomando en cuenta los contextos en los que éstos interactúan. Se realizó el seguimiento de un grupo de jóvenes que estaban finalizando la escuela media, a fin de indagar sus itinerarios y estrategias de inserción socio-educativo-laboral. El relevamiento de la información se planificó para ser implementado en tres tiempos diferenciados: en el primero (T1) se estudió la situación de los jóvenes en el momento en que finalizaban la escuela media, lo que representa el inicio de la transición. En el segundo momento (T2) se los entrevistó al año de haber egresado, con el objetivo de observar la transición en proceso, confrontando con la situación anterior y evaluando la trayectoria educativa y laboral en sus primeros desarrollos. En el tercer tiempo (T3), se entrevistó a estos mismos jóvenes a los dos años y medio de egresados, momento en el que es posible observar las inserciones que lograron hasta el momento y sus características, los entornos en los que los jóvenes participan, y la construcción de su identidad en los ámbitos educativos, laborales u otros. Para la muestra de entrevistados se tomó como base un relevamiento censal de la población de quinto año de dos escuelas medias públicas del Partido de Avellaneda de diferente nivel socioeconómico2, pertenecientes a los turnos mañana y tarde, en las que se aplicó una encuesta autoadministrada que comprendió un total de 270 jóvenes3 . Para la 2 Estas escuelas fueron seleccionadas intencionalmente a partir del conocimiento que la Cátedra de Orientación Vocacional y Ocupacional tiene de diferentes escuelas de la localidad en las que implementa programas de orientación. Para establecer esta diferenciación se tomó en cuenta la situación laboral y el nivel de estudio de ambos padres. Los padres de los alumnos de la escuela A tenían predominantemente empleos de baja calificación, en oposición a los de la escuela B que poseían ocupaciones de mayor calificación. En relación a la situación educativa, los padres de los alumnos de la escuela B, habían alcanzado un nivel de estudios superior respecto de los padres de la escuela A. Estas diferencias ponen de manifiesto la pertenencia a diferentes sectores socioeconómicos, siendo la Escuela B identificada por la asistencia de jóvenes de clase media y media media, y la Escuela A, por la de jóvenes de sectores populares. Datos ampliados en: Aisenson, D.; Monedero, F.; Batlle, S.; Legaspi, L.; Sarmiento, G.; Marano, C.; Vidondo, M.; Berstein, J.; Nicotra, D. (2002): "Jóvenes escolarizados. Proyectos y contextos", en D. Aisenson y Equipo de Investigaciones: Después de la escuela. Transición, construcción de proyectos, trayectorias e identidad de los jóvenes. Buenos Aires: Eudeba. 3 El análisis cuantitativo de los datos aportados por el cuestionario se puede ver en detalle en: Aisenson, D. y Equipo de Investigaciones (2002): Después de la escuela. Transición, construcción de proyectos, trayectorias e identidad de los jóvenes. Buenos Aires: Eudeba. selección de los casos se tuvo en cuenta la intención de futuro (estudiar, trabajar y estudiar o trabajar) expresada por los jóvenes en la encuesta. La recolección de datos se hizo mediante entrevistas individuales a 28 jóvenes de ambos sexos (16 mujeres y 12 varones), cuya media de edad era de 17 años; 16 jóvenes concurrían a la Escuela A (9 mujeres y 7 varones) y 12 a la Escuela B (5 mujeres y 7 varones). Las entrevistas fueron en profundidad (Taylor y Bogdan, 1986; Bertaux, 1980); semiestructuradas, no directivas, con el objetivo de recoger relatos biográficos de los sucesos de vida de los jóvenes (Demazière y Dubar, 1997). La guía de la entrevista, así como la grilla de análisis se construyeron a partir de hipótesis de la investigación. Nos interesó fundamentalmente estudiar: a)el modo en que los jóvenes reconocen e instrumentan los recursos personales y materiales con los que cuentan para encarar la transición; b) las estrategias que definen para afrontarla; c)el aporte concreto de apoyos familiares y sociales. Para su categorización, cada entrevista se distribuyó en una grilla, siguiendo los siguientes Ejes de análisis, en los T1,T2 y T3. T 1 T 2 T 3 E je s te m á ti c o s Representaciones de objetos sociales (estudio, trabajo, estudio y trabajo, otras). Proyecto futuro (intenciones y estrategias de estudio, trabajo, estudio y trabajo y otras) Identidad (representación de si mismo; intereses y actividades; apoyos) Transición. Significados de la transición en las esferas del estudio, trabajo, familia, social y personal Trayectorias (educativas, laborales, familiares, otras) Significado de la trayectorias en las esferas del estudio, trabajo, familia, social y personal. La categorización de los discursos reposa sobre la identificación de temas y el análisis temático. Se busca la relación entre las significaciones“manifiestas”, de orden lingüístico, de lo que el sujeto dice y el “sentido latente”, de orden subjetivo, de lo que puede decirse o no decirse en la situación de la entrevista (Demazière y Dubar, 1997). El tipo de análisis realizado fue interpretativo, utilizándose estrategias de categorización y de contextualización (Maxwell, 1996). A tal efecto se generaron categorías conceptuales, analizándose sus propiedades y estableciéndose relaciones e hipótesis dentro y entre las categorías, y se estudiaron en los relatos las interacciones en y con los contextos de pertenencia y de influencia (Bronfenbrenner, 1987). Se trabajó en dos niveles de análisis de los datos. En el primero se categorizó cada entrevista correspondiente a los tres tiempos (T1,T2,T3) según los ejes planteados. Se realizó un análisis intrasujeto que permitió el armado de tipologías sobre el posicionamiento de los jóvenes frente a la transición y a la inserción lograda en el estudio y en el trabajo; y un análisis intersujeto que permitió identificar tendencias para el grupo estudiado al interior de cada uno de los tres tiempos (T1,T2,T3). En el segundo nivel de análisis se realizó un análisis longitudinal en el que se compararon los tres tiempos en cada uno de los sujetos entrevistados y en el grupo total. A partir de los testimonios de los sujetos, se reconstruyeron las trayectorias laborales y educacionales del grupo de jóvenes entrevistado. Se compararon los resultados obtenidos en las tres entrevistas realizadas con los mismos sujetos. Se puso el énfasis en el estudio del tipo de trayectoria delineado por cada joven y la significación particular de la etapa de transición que tiene para cada entrevistado el pasaje de la escuela secundaria a un nuevo tipo de inserción en el estudio y el trabajo. 4. Resultados 4.1 El inicio de la transición: las intenciones de futuro y las inserciones posibles La transición que inician los jóvenes al finalizar la escuela secundaria es una fase significativa en el ciclo de vida. La finalización de la etapa educativa de la escuela media, anticipa en nuestra sociedad la expectativa de desempeño de roles diferentes, con su consecuente impacto en la identidad personal y social. El trabajo y/o los estudios superiores son ámbitos sociales relevantes a los cuales se intenta acceder en este trayecto, y alguno de ellos o ambos suelen aparecer en las metas de los jóvenes al inicio de la transición. Los proyectos e intenciones de futuro de los jóvenes que hemos estudiado los consideran como los principales estructuradores de su identidad. El análisis de las entrevistas de seguimiento, nos ha permitido caracterizar de qué modo se desarrollan los itinerarios particulares, considerando las variables personales y contextuales que intervienen en la definición del tipo de trayectorias. En las entrevistas realizadas cuando se encontraban finalizando la escolaridad media (T1), los jóvenes estudiados mayoritariamente tenían como intención de futuro la continuación de su formación en el nivel terciario. Esta intención estaba orientada por la representación de que dicha formación contribuye a una movilidad social ascendente, expresada como un vehículo que favorece mejores condiciones de vida, la posibilidad de acceso a trabajos que no demandan esfuerzo físico y a la posesión de bienes de consumo. Es importante destacar que las familias de origen sostienen esta representación. Muchas veces se trata de padres que no han alcanzado el nivel de escolaridad que sus hijos han logrado, y que se encuentran desarrollando trabajos precarios con alta carga horaria y esfuerzo físico, en ocasiones desempleados o subempleados, en las actuales condiciones restrictivas del contexto. En el seguimiento (T2) advertimos que la intención de estudio planteada en T1 en algunos casos se reformula, interviniendo variables personales, familiares y sociales. El capital social, cultural y ecológico (Bourdieu, 1998; Bronfenbrenner, 1987; Jacinto y Suárez, 1997) con el que cuentan los jóvenes interviene facilitando o dificultando sus oportunidades; ya que no todos poseen puntos de apoyo para enfrentar las situaciones que deben transitar. Como ya hemos destacado en otras investigaciones, el tipo de apoyo familiar y social con el que los jóvenes puedan contar resulta de vital importancia y tiene repercusión en los itinerarios de vida que construyen (Aisenson, 1996, 1997 y Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002). Sostener el rendimiento académico que demandan los estudios terciarios, especialmente los universitarios, reclama un conjunto de competencias transversales, que se expresan en actitudes y comportamientos requeridos por las diferentes formaciones: dedicar un tiempo continuo al estudio, sistematizar actividades, establecer rutinas, además de organizar y compatibilizar los tiempos que dedican al estudio con otras actividades (en la esfera familiar, social, laboral). Asimismo, cada carrera tiene exigencias especificas, que varían según las diversas disciplinas, culturas institucionales, enfoques y teorías predominantes, etc. Además, lograr una articulación entre el estudio y el trabajo tiene una importancia fundamental. La necesidad de los jóvenes de encontrar un trabajo que les permita sostener el proyecto de estudio, y a la vez las características que habitualmente tienen los trabajos a los que logran acceder - precariedad, bajos salarios, horarios rotativos y baja calificación - les impide, muchas veces, continuar su formación. Es así como la articulación de estudio y trabajo se complejiza en la actualidad. En las intenciones de futuro de los jóvenes queda expresada la idea de completar la formación con experiencias laborales afines al área de interés. La realidad del mercado de trabajo los condiciona a ampliar sus expectativas a actividades laborales que no tienen vinculación con la formación. La planificación de la carrera, intención de futuro que estructura un posicionamiento y una actitud frente al desarrollo por venir, queda supeditada a la intervención de una variable de fuerte peso como lo es el alto desempleo y las restricciones del mercado de trabajo juvenil. Lo antes descrito, en ocasiones genera rupturas, postergaciones y/o replanteos en el plan de carrera inicial. Otro tipo de inserción que ha surgido de nuestro estudio, se da en algunas jóvenes del sexo femenino, quienes centralizan su vida a partir de la organización hogareña, supeditando el resto de las actividades que realizan a ésta. Tienen poca vida social y poseen escasa valoración personal en otras esferas que no sea la familiar. 4.2 La transición escuela-estudios superiores: construcción de trayectorias educacionales La prosecución de estudios superiores ocupa un lugar destacado y valorado, tanto para los jóvenes que se encuentran estudiando, como para los que lo han abandonado y los que aún mantienen la intención de comenzarlo. En todos los casos, los jóvenes representan el estudio como una aspiración de logro personal y como un medio para una mejor inserción laboral. Aquellos jóvenes que continúan sus estudios en la universidad, consideran que pasar de la escuela a la universidad es un cambio muy grande, tanto en el plano académico como social y personal. Logran sostener y profundizar su interés por la carrera que realizan y por áreas afines vinculadas a la misma, si bien en grados diferentes. Estos jóvenes reconocen concientemente los cambios que han operado en esta transición, en la organización de sus tiempos, en las actividades que realizan y en el modo de afrontarlas. Manifiestan tener nuevos intereses y comienzan a diferenciarse de los pares del barrio o de la escuela secundaria que han tenido otras trayectorias. Asimismo, en algunos jóvenes aparece evidenciado el proceso que atraviesan cuando afirman cómo van redefiniendo sus valores, prioridadese intenciones de futuro a la luz de un proyecto de vida a mediano plazo, que estructura su vida cotidiana. Otros jóvenes expresan que los conocimientos y la visión que brinda la universidad los ha modificado en su identidad, y destacan tener una mirada de la realidad y de las situaciones del contexto más comprometida. Hemos identificado una serie de factores que favorecen o dificultan una buena inserción en el ámbito universitario: el tipo de representaciones previas sobre la Universidad; la experiencia escolar; el apoyo familiar; los proyectos personales; la influencia del grupo de pares; la centralidad del estudio respecto a otras actividades; la organización del tiempo para llevarlo adelante y el modo en que los jóvenes se posicionan activamente ante la transición. En cuanto a los jóvenes que han iniciado estudios o cursos cortos, algunos de los cuales continúan sistemáticamente y sin interrupciones, otorgan importancia a la idea de capacitarse, como una exigencia actual proveniente del contexto laboral, educativo, familiar y social, si bien manifiestan no tener una intención definida para esta formación. Pareciera faltar la articulación entre las experiencias educativas que realizan y un proyecto personal, salvo en el caso en que dicho proyecto estuviese ya muy definido previamente por el joven. 4.3. La transición escuela-trabajo: construcción de trayectorias laborales Con relación a la transición escuela-trabajo, resultados de nuestras investigaciones (Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002) señalan que un grupo significativo de jóvenes anticipan este pasaje cuando están finalizando la escuela media, ya que durante el desarrollo de sus estudios secundarios muchos realizan tareas laborales. Luego del egreso de la escuela media, el trabajo adquiere un peso distinto en los jóvenes, debido a que su obtención se torna muchas veces indispensable para la realización de proyectos educativos y personales. De acuerdo a los resultados que hemos obtenido, podríamos diferenciar las trayectorias, a un año de finalizado el ciclo secundario, distinguiéndose el recorrido de aquellos jóvenes que han logrado acceder a un trabajo del de aquellos otros que no han logrado insertarse en el mercado laboral. La experiencia de acceso a un trabajo aporta a los jóvenes un doble valor, en términos instrumentales y subjetivos. En lo instrumental, favorece el cumplimiento de metas asociadas a la ayuda en la economía familiar y la realización de actividades autónomas (estudio, salidas con pares, adquisición de bienes, etc.). En el nivel subjetivo, el correlato se da en el afianzamiento de la autoestima y la plasmación de la identidad en formación. Trabajar significa sentirse "útil", "un gasto menos", "un aporte"; permite ensayar nuevos roles, reubicarse en el escenario familiar desempeñando papeles de mayor autonomía, vincularse con otros actores sociales, contribuyendo al desarrollo personal en el marco de la transición adolescente. Estas significaciones trascienden el tipo de trabajo desempeñado. Hemos observado que los jóvenes, aún reconociendo la baja calificación de algunos trabajos realizados, rescatan el aporte en términos de experiencia y aprendizajes. Para aquellos jóvenes que se han insertado laboralmente, los trabajos que desarrollan tienen un significado instrumental y una centralidad relativa baja (Peiró, 1993; Quintanilla, 1987). En aquellos jóvenes que no han logrado una inserción laboral, hemos observado que las dificultades para obtener un empleo llevan a reconfigurar los proyectos enunciados antes de la transición, impactando negativamente en la construcción de su identidad. Los obstáculos encontrados en la búsqueda laboral repercuten en la representación de sí que estos jóvenes tienen. Asimismo, muchas veces deben posponer o suspender proyectos personales, así como proyectos de educativos, hasta conseguir un trabajo que les permita solventar los gastos. Sin embargo, es de destacar que la postergación de los proyectos educativos no significa adjudicarles un grado de importancia menor sino, por el contrario, siguen teniendo un lugar destacado dentro de los proyectos de futuro. Otro aspecto relevante de la transición de la escuela al trabajo es el de las estrategias de búsqueda laboral que implementan estos jóvenes, que nos permiten conocer las acciones efectivas que desarrollan en esta etapa. Tanto los que han podido insertarse en un trabajo, como los que aún no lo han logrado, diversifican y amplían sus estrategias, manifestando, en general, alto conocimiento del mercado laboral al que podrían tener acceso. Al igual que en la etapa anterior, cuando aún se encontraban en la escuela, la utilización de redes comunitarias, familiares y de conocidos, es la estrategia de inserción más efectiva. A un año de la salida de la escuela media, la búsqueda se amplía al circuito formal explorando en avisos clasificados de periódicos, agencias de empleo y presentación espontánea de currículum vitae. La posibilidad de desarrollar diversas estrategias da cuenta de un sujeto posicionado activamente en relación a su situación actual. 4.4 Las trayectorias educacionales y laborales y la construcción de identidades La formación que los jóvenes realizan en el nivel terciario -universitario o no universitario-, implica su participación en un ámbito complejo y exigente, en el que realizan experiencias y adquieren aprendizajes, en un espacio que les permite visualizar su crecimiento, lo que expresan en el reconocimiento de nuevos sentimientos de autonomía, independencia y confianza en sí mismos. Asimismo, pueden desarrollar aspectos personales relacionados con el gusto y el progreso personal. El “ser estudiante” es un rol y una función valorada tanto por los jóvenes como por la sociedad, lo que posibilita la construcción y el afianzamiento de la identidad de estudiante. El modo en que están estructuradas las carreras ofrece una perspectiva de futuro que tiene una meta definida en el tiempo. Se sabe que para ser profesional previamente hay que ser estudiante y atravesar por una serie de etapas. Podría suponerse que por su estructuración, su organización y su duración, el sistema de los estudios superiores permite visualizar en qué momento de la carrera cada uno se encuentra, definir proyectos a futuro y representarse con mayor claridad los recorridos realizados y las trayectorias que se construyen. A modo de hipótesis, podríamos plantear que la participación y socialización en el marco de la institución de formación superior favorece la forma identitaria (Dubar, 1992) de estudiante, a la vez que brinda una serie de representaciones, valores y significaciones que posibilitan entrenamiento y capacitación para el futuro desempeño del rol profesional. Asimismo, no sólo brinda una formación profesional e instrumental, sino personal, que incluye la trasmisión y entrenamiento en una cultura profesional. No se manifiesta esto tan claramente en aquellos jóvenes que por diversos motivos no pueden llevar adelante su intención de futuro de estudiar o de estudiar y trabajar conjuntamente. Algunos jóvenes planeaban (T1), una vez finalizada la escolaridad media, encontrar un trabajo que les permitiera concretar sus expectativas de hacerse cargo de sus gastos y/o solventar sus estudios superiores. El trabajo era imaginado como poco satisfactorio pero con cierta estabilidad. En contraste, la inserción laboral que logran se caracteriza por la inestabilidad de los puestos que desempeñan. Por otra parte, cuando surgen obstáculos para continuar los estudios superiores, -por dificultades de índole cognitiva que no posibilitan el rendimiento académico requerido, o en la adaptación a la institución educativa o de disponibilidad de tiempo para sus estudios- los jóvenes deciden realizar capacitaciones en cursos cortos. A modo de ejemplo, mencionamoscuando se presentan inconvenientes, por falta de recursos económicos, para el ingreso o la continuidad de los estudios; o ante la falta de tiempo si han conseguido un trabajo de tiempo completo. En aquellas situaciones en que los jóvenes entrevistados deben modificar los proyectos iniciales que consideraban conjuntamente el estudio y el trabajo, observamos que las actividades desarrolladas resultan poco articuladas con las intenciones de futuro expresadas en T1, ya sea de media o larga duración. En muchos casos estos jóvenes parten de una representación de sí empobrecida y cuentan con escasos apoyos familiares, sociales o comunitarios que los sostengan en este pasaje ayudándolos a encontrar alternativas. A modo de hipótesis puede pensarse que estos jóvenes no cuentan con los recursos personales ni con los apoyos que les permitan realizar las elaboraciones requeridas para reorganizar auténticamente sus proyectos, de manera tal que quedan “fijados” en los enunciados del inicio, vivenciando las actividades que realizan como algo que completa su tiempo mientras esperan lograr las metas iniciales, sin lograr integrarlas a un proyecto personal, verdaderamente sentido como propio. A su vez, el hecho de que los trabajos a los que los jóvenes pueden acceder se caracterizan por ser transitorios, contribuye a que no puedan planificar su futuro, generando en ellos una sensación de inestabilidad e inseguridad permanente, lo cual no favorece la posibilidad de pensar en un crecimiento progresivo. 4.5 Las transiciones y los apoyos: el sostén familiar y social Como ya hemos destacado en otros estudios ( Aisenson, 1996, 1997; Batlle y Aisenson, 1998; Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002), la importancia de los apoyos que reciben los jóvenes en transición estimula la confianza y valoración personal necesarias para ensayar e implementar estrategias diversas que posibiliten enfrentar mejor la compleja situación socio- económica-laboral actual. En el análisis de las entrevistas que indagan la trayectoria se verifica que los apoyos que continúan ocupando el lugar más significativo son los vinculados a la familia, a la que se agrega el apoyo de los pares, las parejas afectivas y en algunos casos instituciones intermedias de la sociedad. Algunos jóvenes relatan acciones concretas de apoyo (afectivo o material), que han realizado alguno de los miembros de la familia. El apoyo de la familia puede brindar a los jóvenes una situación de estabilidad en alguna de las esferas (personal, social, laboral, educativa, económica) (Veiel, 1985; Requena, 1991; Baubion-Broye A., Hajjar V.,1998; Guichard y Huteau, 2001; Vondracek, 1986). Creemos que esto les permite desarrollar sus experiencias de estudio y trabajo con mayor confianza en sus posibilidades personales. Esta estabilidad pareciera estar vinculada a familias que han podido elaborar los cambios que han ocurrido en la misma (por ejemplo frente a la separación de la pareja de padres o a la pérdida de trabajo de alguno o ambos de los padres, o enfermedades serias o muerte de alguno de los integrantes). Asimismo, los jóvenes reconocen cambios en los modos de vinculación al interior del núcleo familiar, que pueden pensarse como manifestaciones de crecimiento personal (Winnicott, 1967). Algunos señalan estos cambios (por ejemplo un joven manifiesta que en este momento su relación con su padre ha mejorado notablemente), a diferencia de otros que parecen tener mas dificultades para tramitarlos (por ejemplo una joven a la que sus abuelos restringen muchas de sus salidas). A partir de los resultados obtenidos podemos afirmar que las familias que reconocen los crecimientos que realizan los jóvenes les brindan una mayor autonomía y seguridad. Los otros apoyos significativos que aparecen en los relatos de las entrevistas corresponden a los amigos y las parejas afectivas. Cabe aclarar que las relaciones de pareja han ido adquiriendo un lugar más preponderante en la vida social y afectiva de estos jóvenes, en las sucesivas entrevistas. La temática de la pareja aparece mencionada no sólo por aquellos que efectivamente la tienen, sino como intención de futuro significativa. También se destaca la importancia de este tema, ya que para algunos jóvenes las separaciones de sus parejas, son significados como momentos de ruptura personal al interior de sus trayectorias. El apoyo que brinda la pareja, aparece vinculado a la posibilidad de compartir proyectos e intereses comunes. Por otra parte, los amigos continúan siendo apoyos importantes (Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002). Es de destacar cómo para algunos jóvenes que han logrado inserciones educativas exitosas, tanto en lo académico como en lo social, el grupo de pares de “la facultad” comienza a tener mayor relevancia. Los jóvenes distinguen entre el grupo de pertenencia correspondiente a la etapa escolar, con el cual se comparten afectos y una historia en común, y otro grupo (el de los estudios superiores) con el que comienzan a compartir sus intereses y proyectos personales, educativos y sociales actuales. Aquí se observa una diferencia con los jóvenes que se encuentran abocados en especial al trabajo o a la familia, donde la posibilidad de establecer nuevos vínculos con pares aparece restringida. Asimismo, podemos mencionar en algunos casos el apoyo brindado por otras instituciones, entre las cuales se mencionan las instituciones educativas y laborales y la Iglesia. Para algunos jóvenes, todas sus actividades de inserción social giran alrededor de dichas instituciones, por fuera de las cuales parecieran no haber otros ámbitos de participación social y comunitaria que resulten significativos. Las instituciones, mediadoras entre el joven y la sociedad, ante situaciones conflictivas y discordantes de la realidad, pueden brindar orientación, ayudando a superar crisis de sentido y de valores que orientan la acción y sustentan la identidad (Berger y Luckman, 1997). 5. Conclusiones La problemática de la orientación se sitúa en el punto de convergencia de una doble dinámica: el desarrollo personal del sujeto y la evolución del mundo socio-económico (Pelletier y Dumora, 1984). Desde el surgimiento de la orientación se han planteado sus posibilidades, pudiendo ser utilizada para transformar y ampliar posibilidades o para reproducir y seleccionar (Kann, 1988, Watts, Guichard, Plant y Rodríguez 1993). En el presente, ante la expansión de la pobreza y la relevancia que tiene la problemática de la diversidad en la educación y el trabajo, aumenta la importancia de que el orientador trabaje en y con las organizaciones sociales, buscando su transformación, para que puedan servir de sostén y apoyo a los sujetos, en las diversas transiciones que deben enfrentar (Aisenson, 1997; Aisenson y Equipo de Investigaciones, 2002). El estudio y el trabajo todavía siguen siendo, para los jóvenes entrevistados, espacios institucionales de inserción social que ofrecen marcos identificatorios socialmente reconocidos y subjetivamente significativos. Dichos espacios les permiten definirse a ellos mismos e identificar a los demás en determinados roles e interacciones sociales. (Dubar, 1992) Algunas de las conclusiones a que hemos arribado hacen referencia a la importancia de los factores personales, familiares y sociales en los procesos de transición de los jóvenes hacia el mundo adulto. La familia, la escuela, el grupo de pares, la comunidad más amplia son espacios en los que las transiciones se despliegan y a su vez contribuyen a la definición de la identidad personal y social. Proyectos, transiciones e inserciones son distintas aristas que conforman la identidad. La identidad se construye en un proceso dialéctico en el que factores psicológicos y contextuales interactúan. El estudio de seguimiento de la trayectoria nos permite indagarsobre las condiciones, características y continuidad de los proyectos pensados en el marco de la escuela media, comparados con los implementados luego del egreso de la misma. Este tipo de abordaje nos permite comprender cómo los jóvenes van afianzando o cambiando sus proyectos en un contexto social tan complejo como es el que existe en la Argentina en la actualidad. En este sentido, los Programas de Orientación Vocacional y Ocupacional, permiten acompañar a los jóvenes para que puedan construir un proyecto personal e implementar las estrategias necesarias para facilitar la construcción de trayectorias que favorezcan el desarrollo personal de los sujetos y su inserción socio-laboral. 6. Bibliografía Aisenson, D. y Equipo de Investigaciones(2002): Después de la escuela. Transición, construcción de proyectos, trayectorias e identidad de los jóvenes, Buenos Aires: Eudeba. Aisenson, D. (1997): “La orientación vocacional como dispositivo articulador entre educación, trabajo y salud. Programa de formación para orientadores de las escuelas primarias”, en Investigaciones en Psicología, Buenos Aires, Facultad de Psicología, UBA, Año 2 Nro 3., pp. 7-19. Aisenson, D. (1997): “La transition Ecole/Monde du travail. Programme de Formation et d’Orientation pour l’Insertion Professionnelle des Jeunes”, en Revista de Pedagogía. 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