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Cambiar de sueño

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Cambiar de sueño
Publicado en 22/01/2021
La tarea consiste en “cambiar el sueño” de nuestro mundo moderno. Los ancianos y chamanes de los pueblos indígenas nos dicen que el mundo es tal como lo soñamos y que el sueño que tuvimos en el mundo moderno es un sueño de “más”, -más industrias, más empresas, más autopistas, más casas, más dinero, más autos, más de todo. Ellos señalan que ese sueño se está volviendo ahora una pesadilla, expandiéndose como ondas por toda la tierra y causando estragos.
El mensaje es “Cambiar el sueño”. No podemos cambiar nuestras acciones cotidianas porque en sus raíces se encuentra el sueño que tenemos respecto a nuestro futuro y actuamos consecuentemente con él. En el lapso de una generación el sueño puede cambiarse y ahora es el momento para empezar a hacer el trabajo que cambiará el sueño. Tenemos que volver a soñar, aprender a cuestionar el sueño cultural de “más” y empezar a crear un sueño y un futuro que sea consecuente con nuestra reverencia, respeto y afirmación de la vida. Ver un mundo totalmente suficiente para todos, animado por el espíritu, inteligente, místico, sensible y creativo, continuamente generándose y regenerándose en armonía con la gran diversidad de recursos que colaboran y se sostienen mutuamente para atravesar el misterio de la vida.
Cada uno de nosotros tiene el don perfecto para aportar al mundo y si cada uno de nosotros es liberado para dar ese don que únicamente nosotros podemos dar, el mundo estará en total armonía. (Buckminster Fuller)
Estamos aquí para cumplir un propósito y a nosotros nos corresponde descubrir cuál es. Resulta indispensable tener la capacidad de expresar nuestro propósito en los términos más simples.
La única manera de romper la hipnosis del condicionamiento social consiste en cuestionar lo que se da por sentado, lo que la gente asume como verdadero.
Pensamos que vivimos en el mundo. Pensamos que vivimos una serie de circunstancias, pero no es así. Vivimos en nuestra conversación sobre el mundo y sobre las circunstancias. Cuando estamos en una conversación sobre miedo y terror, sobre venganza y enojo y retribución, celos y envidia y comparación, ese es el mundo en el que habitamos. Si estamos en una conversación sobre posibilidades, gratitud y valoración por lo que tenemos delante, ese es entonces el mundo que habitamos. Las palabras no son simplemente la expresión de nuestros pensamientos; las palabras que decimos crean nuestros pensamientos y nuestra experiencia y aun nuestro mundo.
Podemos observarnos y escuchar cómo formulamos nuestras conversaciones y decisiones sobre el dinero, preguntarnos quién queremos ser en este momento con nuestro dinero; quién necesitamos ser para el mayor bien de la mayoría de las personas.
Los tiempos exigen conversaciones honestas y que nos auto examinemos para ver los verdaderos costos de nuestra manera de consumir, de nuestras creencias a partir de las cuales se generan frases y construcciones que hemos aceptado por años sin siquiera pensarlas.
Podemos reescribir nuestras frases y modificar conscientemente nuestras respuestas:
El dinero es como el agua. Puede ser un vehículo para el compromiso, una divisa de amor.
El dinero que se mueve en la dirección de nuestros más elevados compromisos nos nutre a nosotros mismos y a nuestro mundo.
Lo que valoras toma valor.
Cuando haces una diferencia con tu dinero, lo que tienes se expande.
La colaboración crea prosperidad.
La verdadera abundancia fluye desde lo suficiente; nunca desde el exceso.
El dinero lleva nuestra intención. Si lo usamos con integridad entonces proyecta integridad.
Conocer el flujo –asumir la responsabilidad por el modo en que nuestro dinero se mueve en el mundo.
Permite que tu espíritu le dé forma a tu dinero y que tu dinero sea expresión de tu alma.
Da acceso a tus activos – no sólo dinero sino también tu propio carácter y capacidades, tus relaciones y otros recursos no monetarios.
Recibir es tan necesario como dar. Recibir con elegancia es una de las formas de la dignidad de dar. Quienes no saben recibir, en realidad son incapaces de dar. Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de energía del universo. No sólo cosas materiales. Recibir con elegancia un cumplido, una manifestación de admiración o de respeto, también indica la capacidad de ofrecerlos a los demás. Y la falta de respeto, de cortesía, de buenos modales o de admiración, genera un estado de pobreza, al margen de la cantidad de dinero que uno tenga en el banco.
El dinero tiene que fluir: para prestar servicio hay que hacerlo circular. Acumularlo y aferrarse a él enturbia la vida. Para que crezca hay que ponerlo en circulación pues, de lo contrario, se bloquea y causa daño.

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