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Materia:
HISTORIOGRAFIA DEL DISCURSO MUNDIAL 
Actividad de aprendizaje sumativa:
INVESTIGACIÓN
Alumna: Tamara Vargas Coronado
Matricula: 132271 
Grupo: LL55
Maestra:  Berenice Zavala Salazar
Ciudad y fecha: Cloete, Sabinas, Coahuila 30/08/2020 
HISTORIOGRAFIA CONTEMPORANEA
LA MEMORIA 
El motivo de esta investigación, específicamente sobre este tema es porque la memoria se ha llegado a volver algo muy importante hoy en día, ya que realizamos diversas celebraciones o eventos que estén relacionados con la memoria, por ejemplo, el realizar conmemoraciones, celebraciones, etc. Hacemos uso de la memoria, por ejemplo, en una misa católica se hace la conmemoración de la última cena, y es un evento que se ha hecho desde hace mucho tiempo atrás, o al hacer una conmemoración se hace para recordar el trabajo de una persona o para recordar algún evento importante y así no olvidar su significado, la memoria hoy en día se ha vuelto algo omnipresente. La memoria tiene un valor muy importante ya que sin ella no habría historia, ya que todo lo que hoy llamamos memoria, no es entonces memoria, sino historia. Todo lo que llamamos llamarada de memoria es la culminación de su desaparición en el fuego de la historia. La necesidad de memoria es la necesidad de historia y sin ella no habría pasado ni presente y, por consiguiente, no habría futuro. El objetivo de esta investigación es para ampliar el conocimiento sobre el concepto de memoria y como ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, también se verá las diferentes teorías de algunos pensadores sobre este concepto y se verá su percepción. 
Para comenzar hay que definir lo que es la memoria actualmente antes de ver otras ideas de memoria, la memoria es la capacidad del cerebro de retener la información y recuperarlos voluntariamente, la memoria nos permite recordar hechos ideas, sensaciones, relaciones entre conceptos y todo tipo de estímulos que ocurrieron en el pasado. La memoria es un dominio cognitivo que hace humanos, al hombre y a la mujer, en la medida en que se les permite acumular un conocimiento acerca del mundo, acerca de si mismos y acerca de toda la tradición cultural que a lo largo del proceso histórico social ha construido arduamente la humanidad. Las actuales concepciones sobre el proceso de la memoria proponen dos tipos de memoria: 
· Memoria Explícita: Este tipo de memoria no es pasiva frente a lo percibido en el pasado, sino que más bien es un proceso activo que conlleva a la reorganización y reconstrucción de la experiencia inicial. Las evocaciones de los eventos pasados implican creatividad y síntesis cognitiva. Es decir, que la precepción sensorial no es en sí misma un registro fiel del mundo exterior. Es un proceso en el cual el individuo interpreta el ambiente externo, no solo desde el punto de vista de una posición en el espacio, sino también desde el punto de vista de una posición específica de su propia historia 
· Memoria Implícita: Este tipo de memoria es de carácter automático o reflejo y su formación y evocación no dependen por completo de la conciencia o de los procesos cognitivos. Este tipo de memoria se acumula lentamente mediante la repetición a lo largo de muchos ensayos, se manifiesta básicamente por un aumento de rendimiento y normalmente no puede expresarse en palabras, por ejemplo, habilidades perceptivas y motoras, así como el aprendizaje de ciertos tipos de procedimientos y reglas, tales como los de la gramatica. 
Sabiendo el significado de memoria y los tipos de memoria que hay, podemos empezar a analizar diferentes perspectivas del concepto de memoria.
· GRIEGOS:
Para el pensamiento griego, las creencias populares sobre la memoria se emparentaban con las ideas de la inmortalidad del alma, cuando se afirmaba que el alma al desprenderse del cuerpo esta propensa al olvido. Cuando esto sucede, el alma se encuentra vagando sola por los reinos del Hades sin los órganos de los sentidos y esto aterroriza al mundo griego porque se aproxima a la idea del olvido absoluto. Entonces en este contexto construido en el siglo V a C, tiene un gran impacto en la actualidad, pues, aunque hoy en día las personas parecen estar más conectadas y comunicadas, lo cierto es que en la práctica de sus relaciones son mediadas por la inmediatez y su fragilidad las hace propensas a ser fácilmente echadas al olvido. La única esperanza que queda es poder beber de la fuente de Mnemosina, la memoria, quien tiene un lugar especial en la mansión de Hades,
pues a su izquierda, se encuentra una fuente, y junto a ella un blanco
ciprés. Según la tradición, es mejor no acercarse ni lo más mínimo a esta
fuente. Sin embargo, en otro lugar más especial se encuentra el manantial
del cual brota agua fresca perteneciente a Mnemosine. Delante de ella
hay guardias custodiándola y que sólo se logran movilizar con palabras
oraculares, tales como: “Soy hija de la tierra y del cielo estrellado, y mi
estirpe es celeste; pero eso ya lo sabéis vosotros. Vengo muerta de sed;
dadme inmediatamente del agua fresca que brota de Mnemosine. Ellos te
darán de beber de la fuente divina, y después reinarás junto a los demás
héroes”. La memoria se constituye en un sello del alma que permite mantener vivo lo ya ocurrido y para ello si es importante recurrir a la única fuente que puede mantener viva la tradición: Mnemosine. 
· ARISTOTELES:
Para Aristóteles la memoria ¨Es cosa de lo ya ocurrido¨, lo cual implica que la memoria no es ni una sensación ni un juicio, sino es un estado de afección de uno de los dos cuando ha pasado el tiempo. Es como si los sentidos dejaran una huella en el alma y la memoria se encargará de evocarlos una vez pasada la sensación. 
Aristóteles piensa que, si con la memoria se contempla el pasado, con la reminiscencia ocurre una asociación de ideas donde ¨los procesos se siguen unos a otros por la costumbre en un orden determinado y, por lo tanto, cuando se quiere rememorar, se hará de esta forma: se buscará un punto de partida del proceso, tras el cual estará el que uno busca¨. Para Aristóteles la memoria corresponde a la acción de recordar; su objeto son los recuerdos; también determina que lo recordable no es lo venidero, de lo cual solo se tiene expectativa, ni tampoco lo presente, pues de ello solo hay percepción; sino que es lo ya ocurrido, las sensaciones que se producen en un momento anterior y perduran guardadas como una impresión en el presente. Por eso, “la memoria pertenece a la parte del alma llamada imaginación¨. Mientras que la reminiscencia se identifica con la acción de rememorar que se identifica con una forma del logos, identificada con el movimiento
y la búsqueda. Así, la reminiscencia se determina por la capacidad
de rememorar, la cual permite reconstruir y reelaborar el pasado a través
de la asociación de ideas. Ésta es una capacidad activa, por eso al hablar del recuerdo activo, se está hablando de hacer reminiscencia.
 
· PLATON:
La memoria en el sentido platónico hace referencia a la retención de las percepciones y las impresiones y con ello a la evocación de los contenidos pasados, a la facultad del recordar sensible. En tanto que el recuerdo o reminiscencia, es entendido como un acto por medio del cual, el alma ve en lo sensible lo inteligible; Platón en Menón, cita el ejemplo de un esclavo, quien sin conocimientos de geometría responde con opiniones verdaderas al interrogatorio de carácter mayéutico implantado por Sócrates. El esclavo al ser sometido al interrogatorio descubre por sí mismo el conocimiento que hay en él, es decir, reconoce la verdad a través de la reminiscencia. Platón elaboró la idea de que la ausencia era un obstáculo, pero también una oportunidad. Es decir, contenía una potencialidad en la que la ausencia se convertía en enfermedad y al mismo tiempo en remedio, la no presencia permitía un simulacro de algo, una representación de lo que una vez fue esa presencia. La operación no está libre de la paradoja: mientras la representación fortalece a la memoria como algo en la cual esta se apoya se convierteen una especie de testigo de lo que alguna vez fue, al mismo tiempo la debilita. Para Platón la representación es copia fiel de la verdad, pero también simulacro que debilita la memoria y en donde solo se limita a sí mismo. Platón distingue la memoria (que es la facultad del recordar sensible) del recuerdo, o reminiscencia, que sería el acto por medio del cual el alma ve en lo sensible lo inteligible, de acuerdo con los arquetipos contemplados cuando estaba desprendida del cuerpo. La ciencia no es otra cosa que una reminiscencia, y saber es recordar, por lo que el recuerdo supone un conocimiento anterior. La memoria demostraría que el alma ha existido anteriormente, porque es capaz de acordarse de cosas que no ha podido conocer en esta vida: el alma tiene idea del bien, de lo justo, de lo santo y de la esencia de todas las cosas, y lo sabe porque lo recuerda.
· SANAGUSTIN:
San Agustín habla sobre los campos y anchurosos palacios de la memoria, en los cuales se hallan tesoros de innumerables imágenes de toda clase de objetos que entraron por los sentidos. Ahí esta guardado todo lo que pensamos, ya añadiendo, quitando o de cualquier modo variando las cosas que el sentido percibió y cualquier otra cosa que haya sido ahí depositada y que aún no esté absorbida y sepultada en el olvido. El alma y la memoria son una misma y en ella están los conocimientos de las artes y las ciencias, las imágenes de los objetos que entraron por los sentidos, los conceptos matemáticos, la idea de la felicidad y Dios.
La perspectiva moral de San Agustín buscaba comprender y alcanzar la eternidad desde el alma a través de la iluminación, se logra solamente a través de un tiempo: el presente. Pasado y futuro conviven en ese tiempo y estos, a su vez, anidan en el alma. Aquí la influencia aristotélica es significativa, solo podemos conectaros con el todo si el hombre es capaz de mirar hacia adentro, reconocer quien es uno, para después confesarse. A través de este acto, la confesión, uno entra en contacto con Dios. Por ello es en la memoria donde Dios es buscado en primer lugar. A pesar de que la búsqueda de Dios denote altura. Altura y profundidad se meditan en lo interior. 
Ahora al conocer diferentes posturas de unos cuantos pensadores, es momento de preguntarnos cual es la relación de la memoria con la historiografía. 
Para poder relacionar lo que es la memoria con la historiografía hay que comprender lo que es el concepto de memoria colectiva.
La memoria colectiva de cada individuo está inscrita en marcos de referencias colectivos de los cuales el principal es el lenguaje. Tanto la memoria individual como la memoria de los grupos conservan el pasado a través de los procesos de selección e interpretación: la memoria es por ello reconstrucción. La memoria colectiva cumple una función para la identidad de un grupo social, tanto en el sentido que favorece su integración, como en que representa la proyección en el pasado de los intereses vinculados a esta identidad. Es el conjunto de las representaciones del pasado que un grupo produce, conserva, elabora y transmite a través de la interacción entre sus miembros. La memoria colectiva se refiere a que los recuerdos de objetos o eventos difundidos en el panorama social al que muchas personas han sido expuestas contemporáneamente, es de suma importancia y además constituye una de las bases de la formación de los grupos generacionales. Lo que hace una memoria propiamente colectiva no es tanto el carácter común de sus contenidos, sino mas bien es el hecho de que estos sean elaborados en común, es decir, que sean el producto de una interacción social. 
Para poder comprender la relación entre memoria e historia, hay que hablar un poco sobre la historia.
Empecemos definiendo lo que es la HISTORIA, la historia puede concebirse como un relato, una elaboración, una escritura del pasado, de acuerdo con las reglas de producción de conocimiento científico por los que se rigen los historiadores. Al tratar sobre el pasado la historia se nutre de la memoria, pero también se emancipa de ella al convertirla en uno de sus objetos de estudio. Como la memoria atrapa la singularidad de la experiencia vivida en un hecho ocurrido en el pasado, la historia inscribe esa singularidad en un proceso histórico global para intentar establecer sus causas, consecuencias y así explicar la dinámica del cambio ocurrido con el paso del tiempo. Es entonces es cuando aparece la función critica que la historia ejerce sobre la memoria. La tarea del historiador es inscribir la memoria en un contexto histórico mas amplio que permita entender lo ocurrido en el pasado y también comprender cómo y por qué un hecho se convierte en significativo y pasa a ser recordado por la sociedad, o por una parte de ella. En este marco la memoria llega a convertirse en parte del objeto de estudio de la historia.
Los relatos historiográficos surgen de las inquietudes y demandas que el presente le hace al historiador, que están relacionadas con las características de la sociedad en la que este vive, con sus problemas, sus valores, sus inquietudes, e intereses y también con su memoria. Pero no existe una única memoria en la sociedad, se puede hablar de memorias oficiales y de memorias ocultas o prohibidas, memorias fuertes y débiles y de memorias en conflicto. Cuanto más fuerte sea una memoria mejor podrá ser su relación con la escritura de la historia y así tendrá más posibilidades de ayudar a la construcción del relato historiográfico, o por el contrario se puede dar el caso que la historiografía sea crítica de la memoria y la combata para que pierda legitimidad. La historia y la memoria por cuestiones políticas, ideológicas étnicas y culturales pueden tener una relación de complementariedad o de competencia en la búsqueda de legitimar a un grupo o una situación determinada. En una sociedad puede haber distintas memorias, que a su vez alimenten a diversos relatos historiográficos y estos no solo compiten entre sí sino también con las memorias que alimentan a sus rivales.
Ahora bien, ya entendido lo que es la memoria y lo que es la historia, ya se puede empezar a ver lo que es su relación. 
De las muchas posibilidades que ofrece el estudio de esta relación, he optado por recoger, exclusivamente, un par de enfoques recientes que sirven para ilustrarla. Se trata de un trabajo de Jean Pierre Rioux sobre la memoria colectiva (Rioux y Sirinelli, 1997), y otro de Dominick La Capra sobre la historia de la experiencia (La Capra, 2004). 
Por un lado, la historia y la historiografía cultural francesa, heredera de la tradición de los Annales, en el campo de las mentalidades; por el otro, la reciente historiografía anglosajona, muy ligada a los debates del “giro lingüístico” y ahora asociada a un nuevo giro hacia la “experiencia”, que centra en la memoria intelectual y también afectiva una nueva fuente para entender el pasado. Antes de comentar las aportaciones de este par de historiadores, volveré a la muy conocida obra de Jacques Le Goff que de forma pionera se refirió a los asuntos relacionados con la historia y la memoria. (Le Goff, 1988).
Le Goff establece la necesidad de distinguir entre la historia vivida y la disciplina (o la ciencia) por medio de la cual los historiadores se apropian de esa historia vivida por los hombres para poder pensarla y explicarla. Los historiadores, continúa este autor, hacen inevitablemente un arreglo del pasado, lo “ponen en orden”, recuperando fuentes y testimonios que organizan para hacer inteligible ese pasado. Esta es una tarea que realizan echando mano de las técnicas y métodos que están a su alcance en un determinado contexto, y a la luz de las condiciones sociales, políticas e ideológicas de su época. Los resultados de su trabajo llevan, en consecuencia, el sello del momento en que fueron escritos, y por esta razón, sus resultados serán juzgados por la historiografía posterior que se ocupará de recuperar sus aportes y desechar aquello que las nuevas investigaciones hayan superado. Desde esta perspectiva, seentiende que el conocimiento histórico avanza conforme avanza la historia, y es posible esperar que la producción de conocimiento en este campo sea cada vez más rica.
La relación entre historia y memoria es sustitucional y relacional, esto implica que en cada contexto esa relación puede variar de acuerdo con la influencia que diversos factores ejerzan sobre dicha relación, lo que le da al pasado la posibilidad de ser reinterpretado desde nuevas categorías conceptuales. En la medida que esa relación se modifique también cambiará la interpretación del pasado lo cual dará lugar al surgimiento de nuevos relatos historiográficos. 
Si la memoria es cambiante porque puede ser reinterpretada, es interesante ver como esas reinterpretaciones influyen en la reescritura de la historia. La memoria esta basada en la tradición, sobre orígenes y los héroes, que no se ajusta a los hechos históricos, pero que tiene valor en la medida que genera una perspectiva sobre el pasado y también una proyección hacia el futuro. 
La historia y la memoria mantienen una relación suplementaria de mutua interacción cuestionadora que nunca alcanza una clausura definitiva. Esta relación está dada porque La historia puede no capturar nunca algunos elementos de la memoria: el sentimiento de una experiencia, la intensidad de la alegría o del sufrimiento, la cualidad de lo que sucede. Pero la historia contiene elementos que no se agotan con la memoria, como los factores demográficos, ecológicos y económicos. La historia pone a prueba la memoria e idealmente lleva al surgimiento de una memoria más exacta y una evaluación más clara de lo que es o no fáctico en la rememoración. La relación entre historia y memoria es compleja, no son idénticas, ni tampoco opuestas, mantienen una relación de necesidad y complementariedad en la que ninguna puede prescindir de la otra, más aún si se tratan temas vinculados con el pasado reciente que todavía no ha sido cerrado.
Para Le Goff, la memoria es la materia prima de los historiadores. La memoria colectiva por ser una memoria no consciente resulta el lugar en el que mejor se manifiestan los sentimientos religiosos, de identidad, de júbilo o de tristeza de la gente. La memoria colectiva se expresa y se recrea a partir de las creencias, los mitos, los ritos y los actos litúrgicos celebrados por un determinado grupo que los transmite de generación en generación. El tiempo dilatado de la memoria colectiva es responsable de ajustes y modificaciones en aquello que se transmite. Los vehículos que conservan y expresan la memoria, en cambio, pueden modificarse drásticamente en cada época si las formas y las técnicas se modifican. Con el paso del tiempo, la memoria colectiva de los hombres ha experimentado transformaciones extraordinarias. Piénsese, por ejemplo, en el paso de la memoria oral a la memoria escrita: lo que algunos autores han llamado “la domesticación del pensamiento salvaje”. La aparición de la imprenta, el invento de la fotografía y la cibernética han afectado profundamente los mecanismos por medio de los cuales se guarda la memoria. A su vez, el contenido y el sentido de la memoria se modifican con el tiempo.
Hay quienes sostienen que, aunque a últimas fechas haya habido una expansión extraordinaria de los medios para almacenar la memoria, la memoria colectiva se ha dislocado y, aunque para algunos esto podría parecer una paradoja, estaríamos viviendo bajo la amenaza de perder la memoria. A ello volveremos un poco más adelante. A lo largo de la historia, uno de los lugares privilegiados para la memoria ha sido el espacio religioso. La liturgia, el ceremonial y la experiencia religiosa no sólo reúnen sino recrean la memoria colectiva de los fieles de una determinada fe. La liturgia católica es toda una rememoración: de la historia, de los vivos, de los muertos, de los santos. 
El ceremonial cristiano se construye a partir de la necesidad de reproducir ciertos pasajes de la historia y del mito para recordarlos. La misa es conmemoración que recrea el sentido y la palabra de Dios. Heredera del judaísmo, la religión católica está anclada en el pasado. Por eso, entre los peores castigos está el olvido. Los excomulgados por la Iglesia se perderán del privilegio de ver a Dios, pero además quedan condenados al olvido de los hombres. Las reliquias del pasado, en cambio, son objeto de fe y se veneran; la cristiandad ha erigido iglesias y catedrales para guardarlas y a ellas acuden los peregrinos de todos los tiempos. 
La herencia judeocristiana pasa de Europa a América y con ello las formas de transmisión de la memoria forman el legado de la tradición. Jacques Le Goff recuerda cómo con el advenimiento de la modernidad, del Renacimiento en adelante, la memoria, como mnemotecnia o como representación colectiva, pierde importancia en función del pensamiento racional. Durante la Edad Media las escuelas obligaban a los alumnos a memorizar los grandes textos, esto todavía fue cierto para los seminarios y la enseñanza religiosa. Sin embargo, conforme el pensamiento científico se impuso, el razonamiento y los métodos experimentales adquirieron primacía sobre la memoria (Le Goff, 1986, p. 145). Es interesante que hacia fines del siglo XVII y conforme el ceremonial barroco iba siendo reemplazado por expresiones más discretas, desaparecieron los ritos fúnebres, los epitafios y los testamentos de gran pompa como si fueran la imagen de una actitud colectiva que languidecía al término del llamado “Gran Siglo”. Un nuevo sentimiento colectivo hacia la memoria resurge con la Revolución Francesa. Esto es lo que plantea Mona Ozuf en sus estudios sobre la fiesta en tiempos de la Revolución. Con la Revolución, dice Ozuf, la memoria “se expande” nuevamente. La “panteonización” recupera el culto a los muertos, a los héroes, los nuevos “santos” revolucionarios. 
Conmemorar es parte del programa revolucionario, comenta. Y la fiesta patriótica es el lugar de la conmemoración. El ritual anónimo tantas veces repetido, no siempre de manera consciente, cohesiona y expresa un mundo de afectos y creencias que la mayor parte de la gente guarda. En cada fiesta se renueva un pasado mítico que de alguna manera es también una promesa. La memoria colectiva sacraliza y rechaza toda discontinuidad y toda cronología: es enteramente reacia a los métodos de la historia. Sin embargo, a través suyo, los grupos y las sociedades van transmitiendo creencias, identidades, saberes y valores, éstos se extienden en la continuidad de un tiempo largo y difuso cuyas raíces se pierden en un pasado difícil de precisar.
CONCLUSION 
Para concluir con lo investigado se puede llegar a sostener que la relación entre lo que es la memoria y la historia es que ambos conceptos se enfocan y se refieren al pasado de los seres humanos. Estos dos conceptos se conforman a partir de hechos ocurridos en el pasado, los cuales son evocados en el presente como es el caso de la memoria y son analizados e interrogados como lo es en el caso de la historia, en ambos casos el presente esta en dialogo con el pasado y se interpretan mutuamente a partir de una relación de interdependencia que se establece entre estos. La memoria, tanto individual como colectiva, alimenta a la historia, le ofrece datos acerca de la subjetividad de los actores, sobre sus experiencias vividas, le brinda información sobre lo que representan los hechos para aquellos que los protagonizaron y también sobre las marcas que el pasado dejó en sus vidas. Aporta información que sería muy difícil obtener mediante la utilización de otro tipo de fuentes. Y como ya se mencionó al principio de esta investigación sin memoria no hay historia y sin ella no hay pasado, ni presente y tampoco hay futuro. 
BIBLIOGRAFIA: 
· Unidad 2. Teorías de la Memoria\LA MEMORIA un acercamiento entre Aristoteles y la neurociencia.pdf
· file:///C:/Users/tamar/Downloads/Dialnet-LaMemoriaComoEnteReguladorDelComportamientoHumano-5894392.pdf
· file:///C:/Users/tamar/Downloads/43597-1-153139-1-10-20161018%20(1).pdf
· Unidad 2. Teorías dela Memoria\La memoria, caja negra de la comunicación.pdf
· Unidad 1. Memoria e Historia\Entre memoria e Historia 'La problematica de los lugares'.pdf
· Unidad 1. Memoria e Historia\El papel de la imaginacion en La Memoria, La Historia, El Olvido de Pul Ricoeur.pdf
· Unidad 1. Memoria e Historia\Las formas de la memoria en la Hisoriografia Griega del siglo III romano.pdf
· Unidad 1. Memoria e Historia\Materia_y_memoria_por_Henri_Bergson_1896.pdf
· https://www.redalyc.org/pdf/589/58922941007.pdf
· http://ignorantisimo.free.fr/CELA/docs/Ana%20Carolina%20Ibarra%20-%20ENTRE%20LA%20HISTORIA%20Y%20LA%20MEMORIA.pdf
· https://www.ungs.edu.ar/wp-content/uploads/2014/02/10-PONENCIA-CARNOVALE.pdf
· https://www.comisionporlamemoria.org/archivos/jovenesymemoria/bibliografia_web/historia/Jedlowski.pdf
· Le Goff , Jacques, Histoire et Mèmoire, Paris, Gallimard, 1988 (Folios)
· Ozuf, Mona, “La Fête”, en Jacques Le Goff et Pierre Nora, Faire de l’Histoire, II Nouveaux objets, Paris, Gallimard, 1975

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